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Dolor crónico. Evaluación clínica A Castro-Méndez*, M Castro-Bande** y J Martínez-Salgado*** *Jefe de Servicio; **Médico Residente; ***Médico Adjunto Servicio de Anestesia, Reanimación y Dolor. "Cristal Piñor" Hospitais. Orense. [Revista El Dolor, Año 6, N° 25 (Junio de 1998), 9-17] la hora de valorar el do- lor crónico en la clínica debemos tener presente que el dolor es una experiencia subjetiva influenciada por aprendizaje cultural, actitud ante la situación, atención y otras variables psicológicas. Los abordajes para medir el dolor incluyen escalas verbales subjetivas, escalas de observación de las conductas y respuestas fisiológicas. La naturaleza compleja de la experiencia dolorosa sugiere que las mediciones de estos campos pueden no mostrar siempre una elevada concordancia. Como el dolor es subjetivo, lo que el paciente refiere es la medida más válida de la experiencia dolorosa. Las escalas analógicas vi- suales (VAS) y el McGill Pain Questionnaire (MPQ) son proba- blemente los instrumentos de valoración subjetiva del dolor más usados tanto en la clínica como en laboratorios de investi- gación. El MPQ ha sido diseñado para valorar la naturaleza multi- dimensional del dolor y ha de- mostrado ser válido, fiable y consistente. El SF-MPQ está dis- ponible para usar en medios de investigación específicos cuan- do el tiempo para obtener la in- formación de los pacientes es limitada. Los abordajes conduc- tuales de la medición del dolor también proporcionan datos úti- les, aunque están poco valida- dos en dolor crónico. Los test más empleados para valorar la esfera psíquica del pa- ciente son el MMPI y el Inventa- rio de la Depresión de Beck. El desarrollo futuro y el refinamien- to de las técnicas de medición llevará de forma progresiva a conseguir instrumentos de medi- da con mayor poder predictivo. Palabras clave: Medición del dolor. Evaluación del dolor. Pro- piedades psicométricas. Instru- mentos de medición del dolor. 1. INTRODUCCIÓN A) Medición y evaluación del dolor La distinción entre medición y evaluación en la investigación del dolor no ha sido siempre es- tablecida con claridad. La medi-

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Dolor crónico. Evaluación clínica

A Castro-Méndez*, M Castro-Bande** y J Martínez-Salgado***

*Jefe de Servicio; **Médico Residente; ***Médico Adjunto Servicio de Anestesia, Reanimación y Dolor. "Cristal Piñor" Hospitais. Orense. [Revista El Dolor, Año 6, N° 25 (Junio de 1998), 9-17]

la hora de valorar el do-lor crónico en la clínica debemos tener presente que el dolor es una experiencia subjetiva

influenciada por aprendizaje cultural, actitud ante la situación, atención y otras variables psicológicas. Los abordajes para medir el dolor incluyen escalas verbales subjetivas, escalas de observación de las conductas y respuestas fisiológicas. La naturaleza compleja de la experiencia dolorosa sugiere que las mediciones de estos campos pueden no mostrar siempre una elevada concordancia. Como el dolor es subjetivo, lo que el paciente refiere es la medida más válida de la experiencia dolorosa.

Las escalas analógicas vi-suales (VAS) y el McGill Pain Questionnaire (MPQ) son proba-blemente los instrumentos de valoración subjetiva del dolor más usados tanto en la clínica como en laboratorios de investi-gación. El MPQ ha sido diseñado para valorar la naturaleza multi-dimensional del dolor y ha de-mostrado ser válido, fiable y consistente. El SF-MPQ está dis-

ponible para usar en medios de investigación específicos cuan-do el tiempo para obtener la in-formación de los pacientes es limitada. Los abordajes conduc-tuales de la medición del dolor también proporcionan datos úti-les, aunque están poco valida-dos en dolor crónico.

Los test más empleados para valorar la esfera psíquica del pa-ciente son el MMPI y el Inventa-rio de la Depresión de Beck. El desarrollo futuro y el refinamien-to de las técnicas de medición llevará de forma progresiva a conseguir instrumentos de medi-da con mayor poder predictivo.

Palabras clave: Medición del dolor. Evaluación del dolor. Pro-piedades psicométricas. Instru-mentos de medición del dolor.

1. INTRODUCCIÓN

A) Medición y evaluación del dolor

La distinción entre medición y evaluación en la investigación del dolor no ha sido siempre es-tablecida con claridad. La medi-

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ción se refiere a la aplicación de alguna medida a un aspecto es-pecífico, generalmente la inten-sidad del dolor. La evaluación es una tentativa mucho mayor que abarca la medición de la interac-ción de diferentes factores. La medición es cómo usar una re-gla o una escala para determinar la altura o el peso de algo, mien-tras que con la evaluación se es-tá decidiendo si es el peso, la talla, el volumen, la densidad o la tensión lo que es importante para medir.

La valoración del dolor no puede limitarse, como en el pa-sado, a la medición de su inten-sidad. El término dolor se refiere a un sinfín de cualidades que son categorizadas bajo una eti-queta lingüística, pero que no pueden ser reducidas a una sim-ple sensación que varía única-mente en intensidad1. El estudio científico del dolor, así como cualquier aproximación terapéu-tica, requieren la cuantificación del mismo en sus tres dimensio-nes: sensitiva, afectiva y evalua-tiva2.

La constatación del dolor co-mo una experiencia multidimen-sional conlleva una serie de consecuencias que justifican lo difícil que resulta determinar con precisión el grado de dolor.

Se han ensayado diversas es-trategias para valorar el dolor de la manera más fidedigna posible. Los instrumentos para la evalua-ción clínica del dolor pueden clasificarse en cuatro grandes ca-tegorías: escalas analógicas vi-suales, test multidimensionales, abordajes conductuales y medi-das fisiológicas3.

Antes de profundizar en cada uno de ellos conviene mencio-nar las características esenciales que deben cumplir los instru-mentos de medida en la investi-gación del dolor.

B) Principios psicométrícos

Los procedimientos para la me-dición del dolor son múltiples e

incluyen la práctica totalidad de las técnicas de evaluación psico-lógica disponibles. Todas ellas deben compartir dos caracterís-ticas esenciales: la fiabilidad y la validez4.

1. La fiabilidad La fiabilidad hace referencia al estudio del error de medida. Siempre que se utiliza un instru-mento de medida debe conside-rarse hasta qué punto los resultados obtenidos indican la posición del individuo respecto al comportamiento estudiado o si, por el contrario, son debidos a errores de medición5.

El estudio de la fiabilidad im-plica responder a preguntas tales corno hasta qué punto se-ría generalizable si utilizáramos otro que pretendiera medir lo mismo, si empleáramos otro evaluador o si efectuásemos dis-tintas evaluaciones del mismo sujeto. Los tipos de fiabilidad más comúnmente considerados son la fiabilidad de consistencia interna, la fiabilidad interjueces y la fiabilidad test-retest o de constancia temporal.

La fiabilidad de consistencia interna, habitualmente calculada mediante el coeficiente alfa de Cronbach6, informa acerca de la homogeneidad de los diversos elementos que componen una medida.

Un instrumento de evaluación tiene una buena fiabilidad inter-jueces, u objetividad, cuando di-versos observadores asignan la misma puntuación a una ejecu-ción determinada. Se obtiene mediante el cálculo de coeficien-tes de correlación entre las pun-tuaciones dadas por los distintos evaluadores. Existe mayor objeti-vidad a medida que los coeficien-tes de correlación se aproximan a 1. Do se informa del error de me-dida atribuible a las diferencias entre evaluadores.

La fiabilidad test-retest infor-ma sobre la constancia temporal de un instrumento de evalua-ción. No se informa del error de

medida atribuible al paso del tiempo.

2. La validez La validez informa de hasta qué punto un instrumento sirve para conseguir el objetivo que se pretende con su aplicación. Los estudios de validez se basan ge-neralmente en el cálculo de re-laciones entre los resultados de la prueba y otros hechos obser-vables de manera independien-te, que están relacionados con la conducta que se está consi-derando.

Tradicionalmente se conside-ran tres tipos de validez: la vali-dez de contenido, la validez empírica y la validez de cons-tructo.

El estudio de la validez de contenido consiste en el examen sistemático del contenido de la prueba, con el fin de determinar si ésta incluye una muestra re-presentativa de las conductas que se pretende evaluar.

La validez empírica consiste en la comparación de los resul-tados de un test con un criterio externo, es decir, con una medi-da directa de lo que el test pre-tende evaluar. Indica la eficacia del mismo en la predicción en la conducta de un individuo en situaciones específicas.

Para el estudio de la validez de constructo se parte de un mo-delo teórico acerca de cómo se ha de comportar un instrumento de medida. A partir de ese mis-mo se formulan hipótesis con-trastables sobre los resultados esperables, y se comprueba el cumplimiento de dichas hipó-tesis.

Además las medidas han de ser útiles, estas son fáciles de usar y además, de ser versátiles. Una medida que requiera un ob-servador entrenado es menos útil que otra igualmente fiable y válida que puede ser realizada por cualquiera en pocos segun-dos. La medida versátil tiene la ventaja de que puede ser usada en situaciones variadas (ejem-

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pío: a lo largo de amplios rangos de edad o en dolor agudo o cró-nico). Mientras que la utilidad y la versatilidad son deseables, la fiabilidad y la validez son prerre-quisitos para poder utilizar una medida.

2. ESTRATEGIAS DE MEDICIÓN DEL DOLOR

A) Escalas analógicas visuales (VAS)

Hasta recientemente, los méto-dos que se emplearon para la medición del dolor consideraban éste como si fuera una cualidad sencilla que variaba sólo en in-tensidad7. Estos métodos incluye-ron el uso de escalas verbales de medida (VRS) (ejemplo: leve, mo-derado, severo); escalas numéri-cas (1-100) y las VAS8- 9. Estos métodos han sido usados con to-tal efectividad en la clínica y pro-porcionan información valiosa sobre el dolor y la analgesia.

La VAS proporciona una medi-ción simple, eficiente y mínima-mente intrusiva de la intensidad del dolor, que ha sido amplia-mente utilizada en la clínica y en los laboratorios de investigación cuando se necesita un índice rá-pido del dolor y al que se le pue-

No dolor

de asignar un valor numérico. La VAS más común consiste en una línea horizontal de 10 cm10 o ver-tical '' con los dos extremos rotu-lados con "no dolor" y "peor dolor posible" (o descripciones equivalentes) (Figura 1). Al pa-ciente se le pide que coloque una marca en la línea de 10 cm, que se corresponda con el nivel de intensidad de dolor que sienta en ese momento. La distancia en cm desde el extremo bajo de la VAS a la marca del paciente se usa como un índice numérico de la severidad del dolor.

La VAS puede proporcionar diferencias porcentuales entre medidas obtenidas al evaluar al paciente en varias ocasiones o entre pacientes. Otras ventajas de la VAS incluyen: a) es fácil de administrar y puntuar12, b) el médico no necesita entrometer-se en la puntuación, y c) el pa-ciente lo entiende fácilmente por su simplicidad conceptual.

La desventaja mayor de la VAS es que considera el dolor como un experiencia unidimensional.

B) Los tests multidimensionales

Los tests multidimensionales exi-gen lápiz y papel para su realiza-ción: son técnicas de medición

compleja. Consideran el dolor de modo multidimensional, midien-do no sólo la intensidad de la res-puesta, sino también la cualidad del dolor y los efectos que produ-ce sobre otras variables psicológi-cas y sociales.

1. El McGíll Pain Questionnaíre (MPQ) El cuestionario del dolor de Mc-Qill es, con toda probabilidad, e¡ instrumento estandarizado de es-tas características que goza de una mayor difusión. Ha sido de-sarrollado y descrito por Melzack y Torgerson en 197113. El cues-tionario consta de veinte sub-clases de palabras que eran agrupadas a su vez en cuatro cla-ses que representan las cualida-des del dolor. Las subclases 1 a 10 proporcionan información so bre la dimensión sensorial (loca- lización, aspectos temporales, táctiles y térmicos), las subclases 11 a 15 incluyen adjetivos que informan sobre la dimensión afectiva (tensión emocional, sig nos vegetativos, miedo), la sub clase 16 consta de descriptores que informan sobre la dimensión evaluativa (intensidad) y la 1 7 a 20 es un grupo de subclases mis celáneas que incluyen palabras claves que permiten describir al gunos tipos de dolor. Además de la lista de descriptores verbales14

del dolor, el cuestionario contie ne esquemas del cuerpo para mostrar la distribución espacial del dolor y descriptores de la in tensidad del dolor en su conjunto (PPI). El PPI (Present Pain Inten- sity) se registra con un número desde O a 5, en el que cada nú mero está asociado con las si guientes palabras: O, no dolor; 1, ligero; 2, molesto; 3, angustioso; 4, horrible; 5, atroz.

El paciente elegirá aquellas palabras que mejor describan sus sentimientos y sensaciones en aquel momento. La puntuación del MPQ se hace en base a tres índices: a) PRI (Pain Rating Index) o índice de valoración del dolor,

FIGURA 1. ESCALAS ANALÓGICO VISUALES

Peor dolor posible

No dolor

Peor dolor posible

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basado en el rango de valo-res de las palabras. Las pala-bras de cada subclase están ordenadas de menor a mayor intensidad, comenzando por el valor 1. La suma del rango de valor de las palabras elegi-das por el paciente nos da una puntuación para cada di-mensión y la puntuación total de todas las dimensiones.

b) El número de palabras elegi do.

c) El PP1 (Present Pain Index) o índice de intensidad del dolor que viene dado por la combi nación número-palabra elegi do como el indicador de la intensidad del dolor en su conjunto.

El MPQ cumple todos los re-quisitos exigibles a una herra-mienta de medición15. Desde su introducción en Canadá, el MPQ ha sido utilizado en más de cien estudios de dolor agudo, crónico y dolor experimental. Ha sido traducido a varios idiomas y tam-bién ha sido adaptado a otros ámbitos culturales3.

Entre dichas adaptaciones ca-be destacar la desarrollada en la población española denominada McGill Pain Questionnaire-Spa-nish Versión o MPQ-SV16. Los es-tudios preliminares de validez de la misma muestran unas bue-nas cualidades psicométricas en dicha versión; el test consta de 65 descriptores agrupados en 19, subclases de las cuales 15 recogen aspectos sensoriales, 3 emocionales y 1 valorativos (Ta-bla 1). Al paciente se le pide que elija una sola palabra de aque-llas subclases que describan su dolor. Además elegirá un des-criptor de la categoría evaluativa cuyo número asignado es un ín-dice de la intensidad del dolor. El MPQ-SV proporciona otros ín-dices, uno para cada categoría que se obtiene sumando los ran-gos asignados a las palabras ele-gidas en esa categoría, otro índice global de todas las cate-

gorías y otro que es el número de palabras elegidas.

El MPQ posee capacidad dis-criminativa, ésto es, puede ser de ayuda para establecer el diag-nóstico diferencial entre varios síndromes dolorosos17.

2. La forma simple del MPQ (The short-form McGill Pain Questionnaire) (Sr-MPQ) La forma simple del cuestionario de McQill del dolor18 ha sido de-sarrollada para utilizar cuando se dispone de poco tiempo para encuestar a los pacientes y cuando se desea más informa-ción que la que se obtiene por medidas de intensidad tales co-mo la VAS o el PPL El SF-MPQ consta de 15 palabras represen-tativas de la forma completa del MPQ, 11 de la dimensión senso-rial y 4 de la afectiva. Además incluye una VAS y el PPI para proporcionar índices de intensi-dad del dolor en su conjunto. Cada uno de los 15 descriptores es puntuado por el paciente en una escala de intensidad de O, no presente; 1, ligero; 2, mode-rado y 3, severo.

La validez del SF-MPQ fue de-mostrada recientemente en es-tudios con pacientes de dolor crónico debido a cáncer19. El SF-MPQ tiene un alto grado de corre-lación con la versión completa del MPQ (LF-MPQ), y además pa-rece tener también capacidad dis-criminativa.

3. Otros cuestionarios m unidimensionales Existen otros muchos cuestiona-rios del dolor que han sido idea-dos para medir su magnitud y sus efectos sobre las funciones psico-sociales. Estos cuestionarios no sólo proporcionan información sobre la intensidad del dolor, sino que también valoran el nivel de actividad, la percepción del dolor y ciertas dimensiones personales como el dominio sobre el dolor. Entre los frecuentemente usados se incluyen el Psychosocial Pain

Inventory20, el Dartmouth Pain Questionnaire21 que complementa el McQill con dos valoraciones adicionales: el índice de autoesti-mación de la percepción doloro-sa y el funcionalismo o actividad que desarrolla el paciente a pe-sar de su dolor, el Coping Strate-gies Questionnaire22, el McQill Comprehensive Pain Question-naire23 y el West Mave-Yale Multi-dimensional Pain Inventory24 que consta de 52 ítems divididos en tres secciones. La primera evalúa la intensidad del dolor, interfe-rencia con la vida habitual de los pacientes, insatisfacción con el funcionamiento actual, necesi-dad de ayuda de otros indivi-duos, perfección de control y estado de humor negativos; la segunda sección evalúa las per-cepciones de los pacientes acer-ca de las respuestas de las personas significativas en sus vi-das; la tercera mide la implica-ción de los pacientes en cada una de treinta actividades dia-rias.

C) Abordajes conductuales

La investigación en el desarrollo de medidas conductuales del do-lor ha producido un amplio baga-je de técnicas de observación sofisticadas y escalas de medi-ción diseñadas para valorar con-ductas objetivas que acompañan la experiencia dolorosa25. Hay conductas tales como determi-nados llantos, quejidos, expre-siones faciales y movimientos corporales que se asocian típica-mente con el dolor. Estas técni-cas han demostrado elevada fiabilidad y validez y son espe-cialmente útiles para medir el do-lor en niños que todavía no hablan26, adultos que tienen limi-taciones en el lenguaje27, o cuando la confusión mental limita la capacidad del paciente para co-municarse28. Además, cuando se administra conjuntamente con una medida subjetiva del dolor, proporciona una información

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Categoría sensitiva Categoría emocional Categoría evaluativa

Temporal I 1) A golpes 2) Continuo Temporal II

1) Periódico 2) Repetitivo 3) Insistente 4) Interminable Localizador! I

1) Impreciso 2) Bien delimitado 3) Extenso Localización II 1) Repartido

(en una zona) 2) Propagado

(a otras partes) Punción 1) Como un pinchazo 2) Como agujas 3) Como un clavo 4) Punzante 5) Perforante Incisión

1) Como si cortara 2) Como cuchillada Constricción

1) Como un pellizco 2) Como si apretara 3) Como agarrotado 4) Opresivo 5) Como si exprimiera Tracción

1) Tirantez 2) Como un tirón 3) Como si estirara 4) Como si arrancara 5) Como si desgarrara

Térmicos I 1) Calor 2) Como si quemara 3) Abrasador 4) Como un hierro candente Térmicos II

1) Frialdad 2) Helado Sensibilidad táctil

1) Como si rozara 2) Como un hormigueo 3) Como si arañara 4) Como si raspara 5) Como un escozor 6) Como un picor Consistencia/Matidez 1) Pesadez Miscelánea sensorial I

1) Como hinchado 2) Como un peso 3) Como un flato 4) Como espasmos Miscelánea sensorial II

1) Como latidos 2) Concentrado 3) Como si pasara corriente 4) Calambrazos Miscelánea sensorial III

1) Seco 2) Martillazos 3) Agudo 4) Como si fuera a explotar

Tensión emocional 1) Fastidioso 2) Preocupante 3) Angustiante 4) Exasperante 5) Que amarga la vida Signos vegetativos 1) nauseante Miedo 1) Que asusta 2) Temible 3) Aterrador

1) Débil 2) Soportable 3) Intenso 4) Terriblemente molesto

más completa de la experiencia dolorosa.

1. Las medidas conductuales en pacientes pediátricos Algunos de los trabajos más interesantes en la medición de la conducta han sido realizados

con neonatos. El Sistema de Co-dificación de Movimientos Facia-les del Neonato29 que consiste en 10 movimientos faciales, que codificadores entrenados debe-rían identificar revisando videos. Los movimientos faciales obser-vados como respuesta al pin-

chazo del talón con una lanceta ("dolor facial") fueron: fruncir el ceño, apretar los párpados, arru-gar el surco nasolabial, abrir los labios, echar la lengua, estirar la boca y temblor del mentón. La expresión facial, conjuntamente con un llanto inicial de larga

TABLA 1. DESCRIPTORES DE LA VERSIÓN ESPAÑOLA DEL MPQ

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duración seguido de llanto de corta latencia es la respuesta más típica, pero no uniforme a un estímulo punzante breve.

Las expresiones faciales son interesantes porque no necesi-tan aprendizaje y pueden repre-sentar la respuesta innata del niño al dolor. Tienen el proble-ma de que se precisa un vídeo para realizarla, por lo que no son útiles para la clínica.

Los movimientos corporales groseros también pueden ser úti-les para valorar el dolor. Estos in-cluyen: movimientos difusos generales en recién nacidos, reti-rada del miembro afectado en ni-ños de seis meses y localización del dolor en niños de doce me-ses. La Escala de Puntuación de la Conducta Dolorosa en niños30

valora las expresiones corporales (rigidez y estiramiento), así como vocalizaciones y expresiones fa-ciales en recién nacidos y lactan-tes.

La Escala de Medición de Con-ductas de Actuación31 y la Escala de Observación de la Conducta Estresante32 fueron desarrolladas para medir, en pacientes oncoló-gicos pediátricos, el distrés debi-do a aspiración de médula ósea y punción lumbar. Las conductas incluyen: llanto, gritos, limitacio-nes físicas, resistencia verbal, pe-ticiones para soporte emocional, rigidez muscular, expresiones verbales de dolor, brazaleo, con-ducta nerviosa y expresiones de amenaza.

El llanto debido al dolor no tiene propiedades psicoacústi-cas diferenciales29-33-34.

Las medidas conductuales del dolor crónico están menos desa-rrolladas y parece que las escalas para medir el dolor agudo no pueden ser válidas para el dolor crónico. Todas han sido valida-das para el dolor agudo en el período postoperatorio inmedia-to. La Escala de Dolor del Hospi-tal Infantil de Ontario Oriental (CHEOPS)35 ha sido desarrollada para medir el dolor postoperato-

rio en la sala de recuperación postanestésica. Consta de seis conductas (llanto, expresión fa-cial, expresiones verbales, posi-ciones del torso y posiciones de manos y piernas). Se ha demos-trado que la CHEOPS es insensi-ble para medir el dolor fuera de la situación postoperatoria inme-diata36.

La Escala Objetiva de Dolor37

tiene cinco áreas de observación que incluyen: la presión arterial, el llanto, los movimientos y la evaluación verbal. Tienen una ele-vada correlación con el CHEOPS.

La Escala de Dolor Postopera-torio de Preescolares38 incluye siete ítems: de expresión oral del dolor, de expresión facial y de ex-presión dolorosa corporal. Tiene una buena fiabilidad y validez, pe-ro no se ha validado fuera del pe-ríodo postoperatorio inmediato.

Hay pocos trabajos sobre do-lor crónico. QauvainPiquard et al39 desarrollaron una escala de medición conductual de 15 íte-mes para pacientes pediátricos entre dos y seis años con cáncer. Esta escala consta de tres subcla-ses: a) conductas dolorosas tales como protección del área afecta-da, b) alteraciones psicomotoras tales como lentitud y retirada, y c) conductas ansiosas tales como nerviosismo e irritabilidad.

D) Medidas fisiológicas

Existen cambios fisiológicos pro-fundos acompañando la expe-riencia dolorosa, especialmente cuando se trata de un dolor agu-do40. La correlación entre los cambios fisiológicos y el dolor puede ser útil para dilucidar los mecanismos que subyacen a la experiencia dolorosa y así pue-den proporcionar claves para nuevos tratamientos41. Los cam-bios fisiológicos asociados con la experiencia dolorosa que se miden habitualmente incluyen: frecuencia cardíaca, tensión ar-terial, actividad electrodérmica, electromiograma y potenciales

evocados corticales. A pesar de que existe una gran correlación entre los cambios observados en estos parámetros y el inicio del dolor, éstos sufren adapta-ción y la correlación ya no se mantiene aunque persista el do-lor42. Además, estas respuestas no son específicas de la expe-riencia dolorosa "per se", pues ocurren bajo condiciones de ex-citación general y estrés. Los es-tudios que han examinado la respuesta endocrino-metabólica a la incisión quirúrgica indican que es posible disociar, bajo ciertas condiciones, diferentes aspectos de la respuesta al es-trés y al dolor43. La anestesia general elimina solamente la respuesta consciente del dolor debido a incisión quirúrgica, sin alterar la elevación rápida de cortisol en plasma44. Estos estu-dios indican que aunque existen muchos eventos fisiológicos que concurren con la experien-cia dolorosa, parecen ser res-puestas generales al estrés y no únicamente al dolor.

3. LA EVALUACIÓN DE LA ESFERA PSÍQUICA

La valoración de las influencias psicológicas es una parte impor-tante de la evaluación inicial del paciente con dolor. En los pa-cientes se deben valorar simul-táneamente factores físicos, psicológicos y ambientales45. El objetivo de la valoración del dolor es determinar en qué me-dida los factores afectivos, cognitivos y conductuales con-tribuyen a la percepción y regis-tro del dolor46. Algunos de los síntomas psicológicos observa-dos son secundarios al dolor, mientras que otros podrían exis-tir antes de aparecer el dolor. Con independencia del orden cronológico, si no se identifican y tratan los factores psicológi-cos es probable que se produz-ca un efecto adverso sobre la

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respuesta del paciente al trata-miento.

Pruebas psicométrícas

Para evaluar a los pacientes con dolor se emplean varias medi-ciones a través de pruebas psi-cológicas objetivas. Entre ellas se encuentra pruebas complejas e inventarios breves.

A) Pruebas psicométrícas complejas

El Inventario Multifásico de la Personalidad de Minnesota (MM-PI)47 sigue siendo utilizado ac-tualmente por psicólogos que trabajan con pacientes con do-lor. Se ha observado que el MMPI es útil para valorar los trastor-nos emocionales que aparecen ligados secundariamente al do-lor, o los factores preexistentes de la personalidad que teórica-mente podrían afectar de mane-ra adversa la respuesta de los pacientes al tratamiento. Se ha comunicado que el MMPI es me-nos útil para diferenciar entre dolor funcional/psicógeno y el orgánico48. La desventaja de la aplicación del MMPI es la dura-ción de la prueba. Por otra par-te, muchos pacientes se ponen a la defensiva al responder a las preguntas a la vez que tienden a creer que se implica en ellas la naturaleza inorgánica del dolor.

El Symptom Checklist-9049 es una lista de problemas con res-puesta que permite al sujeto ex-plorado graduar los síntomas de malestar físico o emocional so-bre una escala de cinco puntos. Se necesita menos tiempo que el MMPI para rellenarlo.

El Millón Behavioral Health In-ventory50 consta de 150 respues-tas verdadero-falso que miden los tipos de personalidad y las actitudes relevantes para dolen-cias específicas. Así mismo, con-tiene un índice pronóstico que

TABLA 2. ESCALA DE DEPRESIÓN Y ANSIEDAD (GOLDBERG, 1988).

Escala de ansiedad (Contar 1 punto por cada respuesta positiva). 1. ¿Se siente usted tenso/a, nervioso/a? 2. ¿Está usted inquieto? 3. ¿Está usted irritable? 4. ¿Le cuesta relajarse?

En caso de existir dos respuestas positivas a las preguntas arriba ex-puestas, ejectuar las siguientes preguntas:

5. ¿Duerme usted mal? 6. ¿Tiene usted dolor de cabeza, dolores cervicales? 7. ¿Tiene usted alguna de las siguientes manifestaciones: temblores,

hormigueos, sensación de desequilibrio, sudores, necesidad de ori nar frecuentemente, diarreas?

8. ¿Está usted inquieto/a por su salud? 9. ¿Le cuesta conciliar el sueño?

Escala de depresión (Contar 1 punto por respuesta positiva)

1. ¿Encuentra usted que le falta energía? 2. ¿Tiene usted poco interés por hacer las cosas? 3. ¿Ha perdido confianza en sí mismo? 4. ¿Ha perdido usted la esperanza en que mejore su situación?

En caso de respuesta positiva a una de estas preguntas, continuar: 5. ¿Le cuesta concentrarse? 6. ¿Ma perdido el apetito? 7. ¿Se despierta demasiado pronto por la mañana? 8. ¿Se encuentra usted fatigado? 9. ¿Es por la mañana cuando se encuentra peor?

del Estado de Ansiedad de Spiel-berger52, y la Escala de Depresión y Ansiedad de Qoldberg53 (Tabla II). La Escala de Qoldberg es útil para valorar la depresión y la ansiedad en la clínica. Los pacientes que obtengan una pun-tuación de 5 en la Escala de Ansiedad y un 2 en la Escala de Depresión tienen un 50% de posibilidades de presentar un transtorno clínicamente significativo. Por encima de estas puntuaciones, esta posibilidad aumenta notablemente. Una ventaja de utilizar estas escalas

es el breve tiempo que

intenta predecir la propia res-puesta al tratamiento del dolor.

B) Pruebas psicométrícas breves

Se dispone de varias mediciones que se pueden aplicar rápida-mente a la población con dolor con el objeto de valorar estados afectivos negativos (p. ej.: an-siedad y depresión) que posi-blemente pueden incidir desfavo-rablemente en la respuesta del paciente al tratamiento. Incluyen entre otros: el Inventario de la Depresión de Beck51, la Escala

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se emplea para su aplicación, puntuación e interpretación. Sin embargo, sólo miden la presen-cia o ausencia de síntomas, en lugar de proporcionar una valo-ración más gradual del equilibrio psicológico del paciente.

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