Upload
others
View
14
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
Antonio Ortuño La vaga ambición V Premio Ribera del Duero
Editorial Páginas de Espuma 91 522 72 51 || [email protected] Información: www.paginasdeespuma.com
2
Antonio Ortuño, V Premio Ribera del Duero
El jurado otorgó por mayoría el Premio al libro La vaga ambición del que es autor el escritor mexicano. Valoró el gran dominio que demuestra para desarrollar un tema común a todos los relatos, que es la naturaleza de la escritura. Destacó también la capacidad humorística que no va en detrimento de la emoción, logrando la hazaña de divertir y conmover al lector. El jurado de esta quinta, compuesto por Almudena Grandes, Juan Bonilla y Sara Mesa edición del certamen se reunió para consensuar el ganador del que es, en la actualidad, el premio más importante del mundo en su categoría. La organización del certamen literario desvela hoy el nombre de los componentes del jurado, escritores de reconocido prestigio internacional, con una prolífica y aclamada trayectoria literaria y estrechamente vinculados al relato. Las obras finalistas, seleccionadas entre las ochocientos cuarenta y cinco que para esta convocatoria presentaron escritores de treinta y seis países, fueron junto al ganador Los terneros de Rodrigo Blanco Calderón; Las cien lunas de Babel de Jesús Ferrero, La isla de los conejos, de Elvira Navarro y Lo que está y no se usa nos fulminará de Patricio Pron. El Premio Ribera del Duero se ha convertido con sólo cinco ediciones en el más importante de cuantos se dedican al género del cuento en todo el mundo, y una cita obligada para los autores de la narrativa breve en español. Lo confirman las cifras de participación en la quinta edición del certamen que convoca la Denominación de
3
Origen, en colaboración con la editorial Páginas de Espuma: ochocientos cuarenta y cinco escritores de treinta y seis países han presentado sus obras, libros de cuentos inéditos en castellano, al Ribera del Duero. La relevancia y prestigio del Premio Ribera del Duero es tan que año tras año, edición tras edición, no ha dejado de crecer el número de obras presentadas a concurso desde el exterior, especialmente desde países americanos. Más del cincuenta por ciento de los relatos inéditos recibidos llegan desde países extranjeros, lo que confirma la relevancia y prestigio adquiridos por el Premio Ribera del Duero, el galardón literario en lengua española que registra mayor participación en el panorama internacional. En esta edición es importante el incremento de la participación de autores de Argentina, como también la buena acogida que el certamen ha tenido en Colombia, México, Cuba, Perú o Estados Unidos. El V Premio Ribera del Duero reúne además a escritores de países en los que el español no es su lengua materna, cómo Sudáfrica, Mongolia, Lesoto, Israel o Canadá. Como en anteriores convocatorias, casi el noventa por ciento de los autores que han presentado sus obras a concurso en este V Premio Ribera del Duero las han enviado por correo electrónico. Destaca también el ligero incremento del número de escritoras participantes.
La vaga ambición La vaga ambición –título que mereció el V Premio Ribera del Duero– propone la escritura como un método de resistencia y, a la vez, como una festiva elegía; Antonio Ortuño despoja de languidez a la autoficción literaria y la hace hervir de tragedia, ironía y vitalidad. El protagonista de estos cuentos entretejidos –un escritor cuarentón, Arturo Murray– lucha y sobrevive entre la catástrofe familiar del pasado y un presente grotesco, construido con malas reseñas, entrevistas vacías, presentaciones a medio llenar, una cuenta bancaria en números cada vez más rojos... Sin embargo, a lo largo de los seis cuentos de este libro, como un Falstaff armado con sarcasmo y honda convicción dramática, Murray invoca en su defensa un ejército de memorias heroicas, una mordacidad punzante y una profunda conmoción ante la pérdida. Y, por encima de todo, la sombra de una madre que se desvanece y su convicción kamikaze de escribir, escribir siempre y a cualquier coste. El jurado, del que formaron parte los escritores Sara Mesa, Juan Bonilla y presidido por Almudena Grandes, valoró el gran dominio demostrado para desarrollar un tema común a todos los relatos, que es la naturaleza de la escritura, y la capacidad humorística que no va en detrimento de la emoción, logrando la hazaña de divertir y conmover al lector.
4
Biografía
© ÁlvaroMoreno
Antonio Ortuño nació en Zapopan, Jalisco (México), en 1976. Ha publicado tres libros de relatos, El jardín japonés (2007), La señora Rojo (2010) y la antología personal Agua corriente (2015). También las novelas El buscador de cabezas (2006), Recursos humanos (2007), Ánima (2011), La fila india (2013), Blackboy (2014, con el seudónimo «A. del Val»), Méjico (2015) y El rastro (2016). Fue ganador del Premio de la Fundación Cuatrogatos, de Miami, al mejor libro juvenil por El rastro (2017) y finalista del premio Herralde de novela (Barcelona, 2007) por Recursos humanos. La revista británica Granta lo eligió como el único mexicano en su selección de mejores escritores jóvenes en español (2010). La revista GQ lo premió como «Escritor del año» en 2011. Ha sido traducido a diez idiomas.
La vaga ambición vista por su autor Sinopsis personal Veo La vaga ambición como el resultado de un juego: armar una colección de relatos que pudiera ser leída como un conjunto, relatos dotados con una serie de lazos que enriquecen su lectura individual. Los motivos de los cuentos son, en buena medida, autobiográficos, pero con esos materiales se crea ficción.
5
El narrador de todos (incluido un cuento “Provocación repugnante”, en que no aparece y que debe leerse, de hecho, como un texto suyo, relevante como parte de su trayectoria vital) es un escritor, Arturo Murray, casado, con hijas, un poco venido a más, medio conocido y que va llegando a los cuarenta. Revisa momentos de su pasado y presente desde una óptica un poco amarga y otro poco satírica y aborda la escritura desde una óptica descarnada: la de quien, para escribir, sobrevivió al naufragio personal, familiar y laboral, transitó por burlas, miserias, humillaciones y pequeños triunfos y se resignó a un mundo de talleres, entrevistas, contratos, relaciones públicas, envidias, rencores, presentaciones a medio llenar y toda esa broza que todos padecemos y de la que rara vez se escribe. Me agrada relacionar el tono de Murray con los de ciertos alter‐ego literarios, como los de Updike (Henry Bech) y Roth (Nathan Zuckerman) y, a la vez, a ciertos juegos de ficción autobiográfica de Gerald Durrell, Jorge Ibargüengoitia, Mijaíl Bulgakov, Ana García Bergua o Evelyn Waugh. Entrevista De La vaga ambición ha destacado el jurado ese tema común a los seis relatos que es “la naturaleza de la escritura”. Sin embargo, no es solo eso, sino un libro mucho más personal y también está atravesado por el relato biográfico, la presencia de la madre y la estructura familiar, la formación… ¿Es el más personal de sus libros? El más personal de lejos. Aunque no se trata de un asunto confesional, sino de un juego con las posibilidades para fabular que da la experiencia. Aprovecho episodios de mi vida (torcidos y pasados por el molino del lenguaje y la narración) para especular, con ellos como pie, sobre lo que me interesa: el horror, el ridículo y la belleza de existir y cómo llega todo eso a la escritura. En general, abomino de los textos protagonizados por escritores y rezumados de referencias literarias y tampoco soy afecto a presentar a un escritor como un ser hipersensible y de (sospechosa) sabiduría (así sea la sabiduría de un iluminado que no se lava los dientes, lo mismo da). Así que directamente hice algo distinto. El personaje que narra estos relatos es un escritor que sobrevive en las zonas prosaicas y vulgares del oficio pero que vislumbra más allá de ese horizonte plano. Independientemente de los temas y las situaciones que se plantean en los cuentos, el equilibrio entre humor y emoción es una constante y un rasgo muy destacable de su escritura. Un estilo que podríamos tratar de tragicómico que es capaz de deslizarse del humor casi sarcástico a un tratamiento muy directo de las emociones humanas. ¿Cuánto de premeditado –o de complicado– es ese equilibrio y cuánto de importante es para usted? Esa, digamos, textura de los relatos fue absolutamente deliberada. Si mi reparo ante tantos textos dominados por recursos que asociamos a la autoficción y la
6
metaliteratura es que pueden matar de tedio y parar, no pocas veces, en exhibicionismo o pedantería, pues hay que intentar algo diferente. Es posible una épica de lo pequeño y lo íntimo tan aguda y emocionante como la de los grandes relatos heroicos. Joyce dejó claro que cualquier oficinista es Aquiles. Les doy la razón a los que arguyen que la narrativa es acción, dinámica, conducción del tiempo. Pero también a los que defienden que es, antes que nada, lenguaje. Son un poco el whisky y el agua y uno dosifica según lo que intenta. Ganar el Premio Ribera del Duero es, desde luego, un punto de inflexión en la carrera de un escritor, pero ¿lo ha sido también este libro? ¿La vaga ambición es un libro destacado, diferente respecto a su producción anterior? ¿Ha habido un intento de hacer algo distinto respecto a sus libros anteriores, sean novelas o libros de cuentos? Este libro es una singularidad en mi escritura. Mucho de lo que he publicado antes se interesa centralmente por lo político y lo social, y en específico por los conflictos de poder (que puede ser laboral, político, criminal, cultural). Esto libro tiene una perspectiva más lejana de esos asuntos, otros ejes. Confieso que los narradores que persisten en el mismo tipo preciso de libros tienden a aburrirme. Si alguien escribe cincuenta novelas policiales, por ejemplo, o cincuenta mamotretos herméticos, tengo la impresión de que habría bastado con dos o tres y a otra cosa. No creo que haya que reinventarse de pies a cabeza cada vez pero sí, al menos, intentar otros trucos. ¿Cómo espera que sea la recepción de este libro? El premio tiene un marcado carácter internacional, se publicarán ediciones en España, en México… ¿La lectura de este libro puede ser distinta según se esté en una orilla o en otra? ¿Ha tenido esa sensación con sus libros anteriores? No tengo idea de cómo pueda ser leído. Veo a los lectores como algo cercano a amigos desconocidos. De entrada, que alguien lea en vez de echarse a ver Netflix me da suficiente alegría. Supongo que algunas palabras o construcciones pueden resultar exóticas para los lectores que no sean mexicanos pero he tenido lecturas muy generosas en España y América del Sur... Parte de la gracia de leer es encontrarse con esas discrepancias, que pueden ser, al final, muy sustanciosas. Dado que en muchos momentos del libro se habla de la escritura, a lo largo de él aparecen ciertos “manifiestos de la escritura”, una suerte de poética que no sabemos si es real o parte de la ficción. ¿Coinciden lo que expresan sus narradores con lo que piensa Ortuño sobre la escritura? Tenía plena convicción cuando lo escribí, sí. Pero no se trata de un ideario articulado sino de ciertos enfoques casi más emocionales que teóricos. A lo mejor en cinco años pienso algo muy diferente.