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7/23/2019 Drechos Humanos Sociedad Civil Oscar Correa
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ESTADO SOCIEDAD CIVIL Y DERECHOS HUMANOS
scar CORREAS
SUMARIO:
1
Soberana
y
ciudadana;
11
Hambre
y
ciudadano;
IlI.
Ciudada-
na y derechos humanos
IV
os derechos hum nos entre estado y
sociedad
i v i l ~ V Subversin derechos humanosy ciudadana alternativos.
1
SOBERANIA y
CIUDADANIA
Nuestra idea de ciudadana es tributaria de la de soberana. As como la idea
que de s mismo se hace el hombre de
l
polis
est detenninada por su idea de
polis la idea del hombre moderno sobre s mismo en tanto parte de un grupo
est detenninada por la idea que se hace de ese grupo al que llama Estado. En
tanto ser incluido en un Estado el hombre moderno
se
piensa como ciudadano.
El concepto de
soberana
t l vez
se
entiende mejor en francs La
souverani-
t aparece por oposicin a la souzeranit. Esta ltima palabra curiosamente
n
tiene traduccin al espafiol o al portugus
n
es utilizada con frecuencia en los
textos de teoria poltica.
Souzeranit
designa en el mundo feudal que habla
francs el estado de sujecin en que se
encuentra un individuo respecto de
otm; por ejemplo la relacin entre un seor y otm que por ser
souzerain
es
superior al primero. Tambin
l
relacin entre seores y sielVos. Y es posible
que un seor sea souzerain respecto
de
algunos
pero
a la vez tenga un souze-
rain
al que se encuentra sujeto. La
red
de souzeralas era todo lo complicada
que es fcil de imaginar.
El concepto de soberana en ese contexto se utiliza para referir la pretensin
de un seor de subsumir bajo su souzerana a todas las dems. Frente a la so
berala del seor principal el rey deban caducar todas las otras. Es decir el
rey no reconoce otro poder por encima del suyo y so
lo
hace soberaoo.
Ahora bien caducando todas las souzeranas en un proceso largo lento
y
violento la situacin del resto de los individuos es la de
sbditos o,
posterior-
Instituto de Investigaciones Jwdicas. Universidad Nacional Autnoma de Mxico.
www.juridicas.unam.mx
Esta obra forma parte del acervo de la Biblioteca Jurdica Virtual del Instituto de Investigaciones Jurdicas de la UNAM
www.bibliojuridica.org
DR , 1994 Instituto de Investigaciones Jurdicas
http://www.bibliojuridica.org/http://www.juridicas.unam.mx/7/23/2019 Drechos Humanos Sociedad Civil Oscar Correa
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mente la de ciudadanos. El Estado moderno es en este punto el heredero de
la situacin del rey frente a todos los seores y dems habitantes del reino.
El contexto del proceso de expropiacin de poder de todos los seores por
parte del reyes el de la difnsin de la circulacin mercantil simple primero y
la produccin capitalista de mercancas despus. Aunque bien pudiera decirne
que el contexto fue el proceso
de
expropiacin de poder uentras que el pro
ceso principal fue el desarrollo del capitalismo en cuyo contexto sucedi el pro
ceso poltico.
a
circulacin mercantil como ha sido destacado por Marx pero no sola
mente por l produce o necesita la aparicin de un nuevo personaje inexistente
en el contexto de las relaciones de souzeranit: el portador de mercancas cuyo
nico rasgo social importante es el de conductor encannador de los valores al
mercado. Lo nico que las mercancas necesitan de los hombres es el ser con
ducidas al lugar donde hablen por ellas. Ningn rasgo propiamente humano ni
ninguna actividad
de
las que diferencia al hombre del
animal
como el arte o la
risa son necesarios. Ninguna necesidad humana es ms importante que otra;
mientras
circulen
las
mercancas tienen una lamentable
inconscienci
de su
di-
versidad: cocodrilos de plstico son tan tiles como el
p n
o la leche de los ni
os.
Por su parte la conciencia del individuo que habita en la sociedad mercantil
requiere ser construida de modo que cumpla el papel o rol que se espera de l:
que se enfrente a todos los dems portadores de mercancas defienda el valor
de la que conduce en el cambio con las otras. Esto en un mundo en un modelo
en que no se considere la produccin de esas mercancas. En el capitalismo
real los conductores de mercancas mantienen la misma indiferenciacin huma
na pero con una clara diversidad respecto de la cantidad de valor que cada uno
lleva al mercado. Los que gracias a la rapia la explotacin del trabajo ajeno
y la apropiacin de valores sociales obtenida por la vla de la corrupcin estatal
conducen grandes valores se enfrentan primero entre s y luego con los candi
datos a la explotacin que son los que conducen la maravillosa y nica mer
canca que poseen que es su foerza e trabajo. En este contexto igual que en
el modelo simple la conciencia de los individuos tambin debe ser cons-truida
de modo que cada individuo se enfrenta con todos los dems p r defender el
valor de sus mercancias; se trata del nimo de lucro esto es la actitud de actuar
para obtener la mayor cantidad de valor a cambio del valor que entrega a costa
de cualquier cosa excepto claro est de recibir un valor menor que el que en
trega.
Me interesa recordar esta cuestin de la que tantos quieren olvidaISe porque
me interesa rescatar
la
idea de Marx sobre el ciudadano egosta. Como se recor
dar Marx critic los droits e l homme como los del protagonista de una so
ciedad donde como lo nico que importa es la
ganancia
el
hombre es un ser
egoista solo frente a los dems sin solidaridades grupales; el derecho que en-
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tonces era slo
el
que hoy llamamos
civil,
en esa sociedad tiene como frnalidad
garantizar frente al soberano la libertad necesaria para cambiar.
La critica de Marx a la sociedad burguesa comprende
no
puede ser de otra
manera la critica del derecho que
le
pennite reproducirse. Ello
le
vali la con
tracritica de los apologetas de la sociedad capitalista que no poda ser de otra
manera son apologetas del derecho burgus bajo
la
forma de defensores de los
que hoy llamamos derechos humanos. La defensa
de
la sociedad capitalista se
desarrolla hoy entre muchos otros campos de batalla ideolgica en el
de
la de
fensa de estos derechos humanos. Mezclados con los luchadores sociales a los
que nunca acompaan en el peligro y el combate contra la polica y los verda
deros violadores que son los capitalistas los nuevos defensores del hombre en
abstracto se lanzan contra la concepcin marxiana de los
droits de 1 homme
ta
chndola de totalitaria y contra Marx acusndolo de insensibilidad ante las vio
laciones del cuerpo y de la mente de los hombres. Detrs de esta acusacin est
una confusin cuya ignorancia esconde n el fondo una defensa del ca-pitalis
mo y su democracia. Esta confusin es la que se encuentra en la idea de ciu
dadania.
11
HOMBRE CIUDADANO
El discurso politico de la modemidad confunde al hombre con el ciudadano.
El mismo uso de
las
palabras pennite o sugiere
la
confusin. Por la misma in
dferenciacin o alternatividad en el uso de los signos se logra el efecto ideol
gico de confundir las dferentes ideas involucradas en el sentido
de
esos signos.
Es decir un signo en este caso hombre puede denotar varias ideas analtica
mente separables; mientras otro signo en este caso ciudadano puede denotar
varias ideas alguna de las cuales son las mismas que denota el otro signo en
este caso hombre. La utilizacin indistinta de ambos signos en contextos simi
lares pero para referir objetos diversos pennite frnalmente atribuir a esos refe
rentes dstintos calidades de las que analticamente carecen.
En el caso que nos ocupa los signos droils
e
1 homme y droils u ciloyen,
tienen sentidos que se confunden. En la idea de ciloyen se incluye desde luego
la de hombre puesto que slo seres humanos pueden ser ciudadanos; y se supo
ne que salvo excepciones todos los seres humanos que habitan en el mbito de
la soberana de un Estado son ciudadanos del mismo. Es decir no hay hombres
o mujeres que no sean ciudadanos
al
menos hoy Por su parte el signo hombre
comprendiendo a las mujeres tampoco deja fuera de su referencia a ningn ser
con rasgos de humanidad como dicen algunos cdigos civiles para definir a las
personas fisicas. Pero el signo hombre quiere decir otras cosas; es en realidad el
discurso jurdico el que le atribuye ser ciudadano; pero el hombre
no
es ciuda
dano en s mismo; lo es solamente en relacin con el Estado slo con el Es-
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tado moderno. Hombre en realidad designa a los individuos hombres y mujeres;
a los de carne y hueso a los que
h o
sobrevivido muchas fonnas sociales. Y
all est la confusin: los derechos humanos los droit e I homme, son los que
el Estado atribuye a los individuos hombres o mujeres para convertirlos
en
ciudadanos,
es decir en
sbditos.
La confusin entre ciudadana y humanidad
contribuye a construir la conciencia del hombre dominado como conciencia del
ciudadano.
El jusnaturalsmo original el que aparece al mismo tiempo en que el Estado
moderno comienza a surgir como soberano de entre las redes de la souzeranit,
constituye en este respecto la teorla fundadora de la confusin entre hombre y
ciudadano. Poco ms o menos para el jusnaturalsmo el hombre por ser hom
bre es ciudadano puesto que tiene inscritos en s por la naturaleza los derechos
que el soberano no puede negarle:
l
vida la libertad y desde luego la
propie-
dad.
Que mientras el ciudadano goza de estos derechos el hombre se muera
de
hambre no tiene mayor importancia. Mientras el soberano le asegure el derecho
a comprar lo que necesita para
no
morirse de hambre el jusnatura-lista el
buen
burgus puede dormir tranquilo con su teora bajo la almohada: la cuestin de
si tiene o
no
tiene para comprar es otra cuestin.
nI CIUD D N y DERECHOS HUMANOS
El discurso del derecho moderno que es el discurso poltico
por
excelencia
de
la
modernidad est construido sobre
la
idea de ciudadata. El ciudadano es
titular de derechos. O mejor ciudadano
consiste
en ser titular
de
derechos.
Pero qu son los derechos que el discurso jurdico ha llamado subjetivos?
En
realidad como bien dice Kelsen el derecho subjetivo no es una categorla nece
saria para describir el orden jurdico de ningn pas. Se
trata
en realidad
de
una
maniobra discursiva;
una
tcnica
de uso del lenguaje; rnalmente
una cons-
truccin
o
ficcin.
Tan es una ficcin el Estado como
la Grundnorm,
como los
funcionarios pblicos como el mismisimo ciudadano. Los nicos que no son
ficcin son los grandes ausentes del discurso
de
la modernidad: los hombres y
las
mujeres,
los de carne y hueso.
Lo que existe es s un discurso el derecho, que pone las cosas como si el
autor del libreto el que toma las decisiones sociales fuese el hombre. Pero en
realidad el hombre el de carne y hueso es slo eso: un protagonista que
juega
un rol que no
ha
escrito. La libertad del hombre al elegir usar o no los dere
chos subjetivos es
tan
amplia como la del actor que elije decir la p rte que le
toca: desde luego puede elegir
no
decirla
Lo que el discurso de la modernidad ha construido con los derechos subje
tivos es precisamente la ciudadana. Ha construido la ideologa del dominado
como siendo la de un ciudadano que acta con toda libertad para defender su
vida y
su
propiedad. Slo que t l defensa debe hacerse ante un funcionario p-
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ESTADO
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CIVIL
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blico y jams frente a su compaero de sociedad civil. Es decir, el hombre se
ve reducido a la calidad de ciudadano, en manos de los funcionarios encrugados
de protegerlo o no protegerlo, segn
lo
estimen o
no
legal, obligado a bacer ci
t r
al otro en calidad
de
conciudadano y jams
de
hombre.
Esto es
lo
que las mercancas necesitan y
lo
que les conviene a los porta
dores de grandes cantidades de valor: hombres aislados, ideolgica y juridica
mente. Ideolgicamente construidos como sujetos .de derechos, con libertad para
ejercerlos ante los funcionarios; juridicamente sujetos a la fuerza de los podero
sos para cuando reaparezca el hombre detrs del ciudadano.
IV.
Los DERECHOS HUMANOS ENTRE ESTADO y SOCIEDAD CIVIL
El discurso juridico moderno, produciendo
la
escisin-confusin entre hom
bre
y
ciudadano, ba conseguido que los individuos reales, los hombres
y
las
mujeres, se relacionen econmicamente con sus compaeros de sociedad civil
pero juridicamente con los funcionarios estatales. El intercambio
de
valores
equivalentes sucede entre los portadores
de
mercancas a que
bao
sido reduci
dos los hombres
y
las mujeres por el capitalismo; pero los conflictos se resuel
ven en otro espacio, el pblico, el de los funcionarios pblicos. De modo que
cuando un portador de mercancas quiere reclamar a otro por la inequivalencia
en el intercambio -ncumplimiento-, por ejemplo, debe hacerlo en tanto cuda
dano como titular.de derechos que algn funcionario reconocer o no. Mientras
tanto los hombres
y
las mujeres, que ya han sido expropiados de su calidad hu
mana para ser construidos como ciudadanos,
bao
sido tambin expropiados de
la posibilidad de relacionarse entre s como tales para verse obligados a relacio
narse como conciudadanos por la mediacin de los funcionarios estatales.
Esta situacin es, como puede imaginarse, todo lo conveniente que podria
serlo para los capitalistas y dems poderosos
de
l sociedad civil. El hombre
obrero, el de carne y hueso, gracias a que la modernidad le ba concedido los
derechos humanos, puede elegir entre dirigirse o no a los funcionarios estatales
para que lo protejan o no frente al otro, tambin de carne y hueso, compaero
capitalista de sociedad civil, que
no
ser molestado como hombre
y
cuando mu
cho concurrir
al
tribunal representado por un hbil abogado apoyado con bue
nos honorarios
y
llegado el caso, con buenos fondos para comprar lo que o a
quien necesite. Con razn se dice que el Estado media la sociedad civil
...
En nuestros das latinoamericanos la situacin
se
ha complicado an ms.
Resulta que el hombre se ve obligado a recurrir al Estado, primero para que
l
reconozca sus derechos humanos
y
luego para que
le
otorgue los beneficios re
conocidos. Son dos peleas las que debe dar: primero para conseguir que la
constitucin reconozca
l
derecho a
la
vivienda, la
salud
y
la
educacin; pero
despus para tener la casa, los hospitales y las escuelas.
Todo
suponiendo,
lo
que s gratuito, que tiene solucionado
l
problema
de
la comida . Bien; pero
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porqu no dispone de todo eso? Por la simple tazn de que para que existan
esos satisfactores es necesario destirnr esfuerzo social
p r
construirlos, mien
tras que casi todo el fruto de ese esfuerzo social es gozado por un pequello
gru-
po de compaeros de sociedad civil en forma de mansiones, yates, safaris,
vacaciones, caviar y champagne.
Pero esto siempre ha sido as en el capitalismo. Cual es la diferencia con el
proceso actual? Que el Estado
se
haba reselVado, va empresas estatales e im
puestos, la posibilidad de producir algunos de los satisfactores que reconoce
como derechos humanos: alimento, vivienda, salud, educacin. Pero ahora re
sulta que los capitalistas se h n apoderado incluso hasta de esos magros fondos
de que dispoma el Estado populista y medio redistribuidor. Los Estados latinoa
mericanos
h n
sido vaciados de casi todo su capital, excepto, por cierto, de los
emprendimientos
no
rentables. De modo que las nicas posibilidades de sa-tis
facer esas necesidades para la mayor parte de l poblacin se
h n
esfumado ale
gremente en los ms alegres holsillos de los que, desde antes, detentaban el
90% del fruto del trabllio colectivo.
Pero la situacin del hombre
no
ha cambiado: sigue siendo ciudadano y por
tanto expropiado de la posibilidad
de actuar como hombre y obligado a actuar
como sujeto de derechos que slo puede reclamarle a Estados que han devem
do insolventes
a
trampa de la
ciud d n
se ha cerrado: el hombre, el pobre,
por supuesto, que constituye la mayor parte, est ligado al Estado mientras que
es explotado por la sociedad civil. Y merced a que es ciudadano est expropia
do
de la posibilidad
de
exigir a la sociedad civil y obligado a golpear las arcas
vacas del Estado.
V. SUBVERSIN, DERECHOS HUMANOS Y CIUDADANA ALTERNATIVOS
La subversin de este orden injusto es un imperativo tico.
a
crtica de los
derechos humanos propios del individuo egosta de la sociedad civil capitalista
tambin lo es Un otro concepto, alternativo, de ciudadana, se impone como
necesidad para una poltica libertara y socialista. Si
la
ciudadania burguesa
expropia con la calidad de hombre la posibilidad de dirigirse a la sociedad civil,
a los amos de sta, la ciudadarua alternativa debe
dar
derecho a lo contrario: a
dirigirse a los detentadores de esa riqueza que le
h n
expropiado al esfuerzo co
lectivo.
DR , 1994 Instituto de Investigaciones Jurdicas