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    Se est solo en una casa. Y no fuera, sino den...tro. En el jardn hay paJaros, gatos. Pero, tambin,.-n una ocasin, una ardilla, un hurn. En un jar-dn no se est solo. Pero, ~n una casa, se est tann . ,j~ solo ue a veces se est perdido. Ahora s que he

    ~ ~ '\ .. LJestado diez aos en la casa.~ Y para escribirJ .P le hv fV- ..bros que me han permitido saber, a m y a los>'-'\ dems, que era la escritora que soy., Cmo ocu-J cri? Y, cmo explicarlo? Slo puedo decir queesa especie de soledad de Neauphle hice y < ? } fuehecha por m. Para m. Y que slo estoy sola enesa casa. Para escribir. Para escribir no como lo ha-ba hecho hasta entonces. ~ino para escribir librosgue yo an desconoca y que nadie haba planeadonunca, All escrib E l a rr e.b a to de Da l v : Stein y E lvicecJns~l..;Luego, despus de stos, otros. Com-rprend que o era una persona sola con mi e S c i j :tura, sola muy lt

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    escribiendo ni, simplemente, el tiempo. Contaba eltiempo que pasaba esperando a Robert Antelme ya Marie-Louise, su joven hermana. Despus, ya nocontaba nada.

    Escrib El arrebato de Lol V. Stein y El vicecn-sut arriba, en mi habitacin, la de los armarios azu-les, iayl, ahora destruidos por los jvenes albailes.A veces, tambin escriba aqu, en esta mesa delsaln.

    He conservado esa soledad de los primeros li-bros. La he llevado 'conmigo .Siempre be l1evadomi scritura conmigo, dondequiera que baya ido.A Pars. A Trouville. O a Nueva York. En Trou-ville fij en locura el devenir de Lola Valrie Stein.Tambin en Trouville, el nombre de Yann AndraSteiner se me apareci con inolvidable evidencia.Hace un ao.La soledad de la escritura es una soledad sin laque el escribir no se produce, o se fragmenta exan-ge de buscar qu seguir escribIendo. Se desanih~tor deja de reconocerlo. Y, ante todo, nuncadebe dictarse a secretaria alguna, por hbil que sea,y, en esta fase, ~a hay que d~a lee~ escri~

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    Alrededor de la persona que escribe libro:.g.fsiempre debe haber una separacin de los demS.Es una soledad. Es la soledad del autor, la del es-cribir. Para empezar, uno se pregunta qu es esesilencio que lo rodea. Y prcticamente a cada pasoque se da en una casa y a todas horas del da, bajotodas las luces, ya sean del exterior o de las lm-paras encendidas durante el da. Esta soledad realdel cuerpo se convierte en la, inviolable, del escri-bir. Nunca hablaba de eso a nadie. En aquel pe-riodo de mi primera soledad ya haba descubierto..~ue 1 0 que yo tena que hacer era escribir. Ray-rnond Queneau me 1 0 haba confirmado. El nicoprincipio de Raymond Queneau era ste: Escribeno hagas nada ms.

    Escribir: es lo nico que llenaba mi vida y la 1 fhechizaba. Lo he hecho. La escritura nunca me ha~abandonado. -------_ ._ ---Mi habitacin no es una cama, ni aqu, ni enPars, ni en Trouville. Es una ventana determi-nada, una mesa determinada,. ritos de tinta ne ra,huellas de tinta negra inencontrables es una silladeterminada. Y determinados ritos a los que siem-- , ' ,pre vuelvo, a dondequiera que vaya, dondequieraque est, incluso en los lugares donde no escribo,:

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    como por ejemplo las habitaciones del hotel, el ritode tener siempre whisky en.mi maleta en caso de 'insomnios o de sbitas desesperaciones. Duranteaquel periodo tuve amantes. Rara vez he estadoabsolutamente sin amantes. Seacostumbraban a lasoledad de Neauph1e. Y segn su encanto a vecesesta soledad les permita que, a su vez, escribieranlibros. Raramente daba a leer mis libros a esos a-mantes. Las mujeres no deben hacer leer a susamantes los libros que escriben. Cuando termi-naba un captulo, 10 esconda. En 10 que a m res-pecta, es tan verdad quegne pregunto qu pasa enotras partes y tambin cuando se es una mujer yse tiene un marido o un amante. (En tal caso,~~n hay que esconder a los amantes. el amor del_maridO. El mo nunca ha sido sustituido. Lo s,todos los das de mi vida.

    Esta casa, esta casa es el lugar de la soledad,sin embargo da a una calle, a una plaza, a un es-tanque muy antiguo, al grupo escolar del pueblo.Cuando el estanque est helado, hay nios quevienen a patinar y me impiden trabajar. Les dejohacer. Los vigilo. Todas las mujeres que han te-nido hijos vigilan a esos nios, desobedientes, lo-cos, como todos los nios. Pero, qu miedo, cadavez, el peor de los miedos. Y qu amor.

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    - -ba, era necesario evitar hablar de libros. Una mu-jer que escribe: los hombres no lo soportan. Escruel, para un hombre. Es dificil para todos. Salvopara Robert A.

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    Sin embargo, en Trouville haba la playa, elmar, la inmensidad de los cielos, de las arenas. yera eso, ah, la soledad. En Trouville mir el marhasta la nada. Trouville es una soledad de mi vidaentera. Conservo esa soedac; ah est, inexpug-nable, a mi alrededor. A veces cierro las puertas,desconecto el telfono, desconecto mi voz, noquiero nada ms. ,. PUedo decir lo Que quiero, nunca deSCUbrir_i rpor qu se escribe ni cmo no se escribe.

    A veces, cuando estoy sola aqu, en Neauphle,identifico objetos como un radiador. Recuerdo quehaba una gran tabla sobre el radiador y que confrecuencia me sentaba all, encima de la tabla, paraver pasar los autos.Aqu, cuando estoy sola, no toco el piano. Notoco mal, pero toco muy poco porque creo quecuando estoy sola, cuando no hay nadie ms en lacasa, no puedo tocar. Es muy dificil ,soportarlo.Porque de repente parece tener un sentido. y slola escritura tiene un sentido en determinados casospersonal~ manejo, luego la practico. En cam-bio, el piano es un objeto lejano, ms inaccesible,

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    y, para m, sigue sindolo. Creo que si hubiera to-cado el piano profesionalmente, no habra escritolibros. Pero no estoy segura. Tambin creo que esfalso. Creo que habra escrito libros en cualquiercaso, incluso paralelamente a la msica. Libros ile-

    ogibles, pero totales. Tan leJOSde cualquier hablacomo 10 desconocido de un amor sin objeto. Comoel de Cristo o el de l.S. Bach: ambos de una equi-valencia vertiginosa.

    ,La soledad, la soledad tambin significa: oEI.muerte, o el libro. Pero, ante todo, significa el al-o cohol. Whisky, .eso significa. Hasta ahora nunca hepodido, pero nunca, de verdad, o en tal caso de-bera remontarme lejos... nunca he podido empe-*,zar un libro sin terminado. Nunca he hecho unlibro que no fuera ya una raznde ser mientras seescriba, yeso, sea el libro que sea. Y en todas par-tes. En todas las estaciones. Descubr esta pasinaqu en lasYvelines, en esta casa. Por fin tena unacasa donde esconderme para escribir libros. Queravivir en esta casa. Para hacer qu? Empez as,.como una broma. Quizs escribir, me dije, podra.Ya haba empezado libros que haba abandonado.Haba' olvidado incluso los ttulos. El viceconsulno. Nunca lo abandon, pienso en l a menudo.

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    En Lol V. Stein ya no pienso. Nadie puede conocera L.V.S., ni usted ni yo. Y hasta 10 que Lacan dijoal respecto, nunca 10 comprend por completo. La-can me dej estu~efacta. Y su frase:.No debe de\ fsaber que ha escnto 10 que ha eSCrIto. ue seperdera. slgn' Icara la catstrofe. Para m, esafraSe se convirti en una especie de identidadesencial, de un derecho a decir absolutamenteignorado por las mujeres.

    Hallarse en un agujero, en el fondo de un agu- . .jero, en una soledad casi total y descubrir que slo~' la escritura te salvar. ~o tener ningn argument~-I J--para el libro, ninguna idea de libro e_sencontrarse, rvolver a encontrarse, delante de un libro. Una in-mensidad vaca. Un libro posible. Deian~ de nada.-Delante de algo as como una escritura viva y des-nuda, como terrible, terrible de superar. Creo quela persona que escribe no tiene idea respecto al li-bro, que tiene las manos vacas, la cabeza vaca, yque, de esa aventura del libro, slo conoce la es-critura seca y desnuda, sin futuro, sin eco, lejana,con sus reglas de oro, elementales: la ortografa, elsentido.

    El vicecnsul es un libro que se grit sin voz portodas partes. Esta expresin no me gusta perocuando releo el libro veo eso, veo algo as. Es ver-

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    dad, el vicecnsul aullaba cada da... pero desde unlugar secreto para m. Como se reza, cada da, l,el vicecnsul, aullaba. Es cierto, gritaba fuerte y enlas noches de Lahore disparaba sobre los jardinesde.Shalimar para matar. No importa a quin, slomatar. Mataba por matar. Puesto que no importaa quin, era a la India entera en estado dedescom-posicin. Aullaba en su casa, en la Residencia, ycuando estaba solo en la noche oscura de la Cal-cuta desierta. Est loco, el vicecnsul est loco deinteligencia. Mata a Lahore todas las noches.Nunca lo he encontrado, slo lo he encontradoen el actor que lo interpret, mi amigo, el genialMichael Lonsdale, incluso en sus otros papeles,para m, sigue siendo el vicecnsul de Francia enLahore. Es mi amigo, mi hermano ..El vicecnsul es aquel en quien creo. El gritodel vicecnsul, la nica poltica, tambin se haodo, aqu, en Neauphle-le-Chateau. Aqu la ha lla-mado, a ella, aqu, s. Ella, A.-M.S. Anna-MariaGuardi. Ella era Delphine Seyrig. y todo el per-sonal de la pelcula lloraba. Eran lgrimas libres,sin nocin de su sentido, inevitables, las verdade-ras lgrimas, las de quienes viven en la miseria.

    .En la vida llega un momento, y creo que esfa ,alque no se puede escapar, en Que todo se_~ -one en duda: el matrimonio, los amigos, sobrtL. .----- - - 23

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    todo los amigos de la pareja, El hijo, no. El hijo ~nunca se pone en duda. X esa duda crece alrede-dor de uno. Esa duda est sola, es la de la soledad..Ha nacido de ella, de la soledad. Ya podemosnombrar la palabra. Creo que mucha gente no po~dra soportar lo que digo, huiran. De ah quiz queno todo hombre sea un escritor. S. Eso es, sa esl a diferencia. Esa es la verdad. No hay otra. Laduda, la duda es escribir. Por tanto, es el escritor,tambin. Y con el escritor todo el mundo escribe.Siempre se ha sabido.

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    ~reo, tambin, que sin esa duda primera delgesto hacia la escritura no hay soledad. Nadie ha~ escrito nunca a do. Se ha podido cantar a do,tambin componer msica, y jugar a tenis; pero es-cribir, no. Nunca. Enseguida escrib libros llama-dos polticos. El primero fue Abahn Sabana David,uno de mis predilectos. Creo que el hecho de queun libro sea ms o menos dificil de llevar que lavida cotidiana, es un detalle. La dificultad existe,simplemente. Un libro es dificil dellevar hacia elA JJJlector, en la direccin de su lectura. Si no hubiera ~.,escrito me habra convertido en una incurable d~alcohol. Es un estado prctico: estar perdido. sinpoder escribir ms ... Es ah dond~' se bebe. Ya gue '\uno est perdido y ya no tiene nada que escribir, ' i . .que perder, uno escribe. Mientras el libro est ahy grita que exige ser terminado, uno escribe. Uno

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    est obligado a mantener el tipo. Es imposible sol-tar un libro para siempre antes de que est com-pletamente escrito; es decir: solo y libre de ti, que10 has escrito. Es tan insoportable como un cri-men. No creo a la gente que dice: He roto mimanuscrito, 10 he tirado. No lo creo. O bien loque estaba escrito no exista para los dems, o noera un libro. Y uno siempre sabe lo que no es Unlibro. Lo que nunca ser un libro, no, no lo sabe.Nunca.

    Cuando me acostaba, me tapaba la cara. Tena * . . . . . . . ,miedo de m. No s cmo no s por qu. Y 'por~so beba alcohol antes de dormir. Para olvidarme,a m. Enseguida pasa a la sangre, Y luego unoduerme. La soledad alcohlica es angustiosa. Elcorazn, s. De repente late muy deprisa.Cuando yo escriba en la casa todo escrib La, -= 'escritura estaba en todas partes. Y cuando vea alos amigos, a veces no acertaba a reconocerlos.Hubo varios aos as, dificiles, para m, s, diezaos quiz, quiz dur diez aos. Y cuando ami-gos incluso muy queridos acudan a visitarme,tambin era terrible. Los amigos nada saban dem: me apreciaban y acudan por gentileza cre-yendo que hacan bien. Y lo ms extrao era queno me importaba.

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    , . : : Eso hace salvaje la escritura. Se acerca a un sal-vajismo anterior a la vida. Y siempre lo reconoce-mos, es el de los bosques, tan antiguo como eltiempo. El del miedo a todo, distinto e inseparablede la vida misma. Uno se encarniza. ~o se puedeescribir sin la fuerza del cuerpo. Para abordar la- + escritura hay que ser ms fuerte que uno mism0

    1hay que ser ms fuerte que 10 que se escribe. Es3lgo curioso, s. No es slo la escritura, 10escrito,tambin los gritos de las bestias de la noche, losde todos, los vuestros y los mos, los de los perros.Es la vulgaridad masificada, desesperante, de la so-ciedad. El dolor; tambin es Cristo y Moiss y losfaraones y todos los judos, y todos los nios ju-dos, y tambin 10 ms violento de la felicidad.Siempre, eso creo.

    Compr esta casa de Neauphle-le-Chateau conlos derechos cinematogrficos de mi libro Un diquecontra el Pacfico. Me perteneca, estaba a mi nom-*bre ..~sa comp~a precedi a la locura de la escri-tura. Esa especie de volcn. Creo que esta casa haservdo de mucho. La casa me consolaba de todas.mis penas de infan~ia. .En cuanto la compr, en- 6: . J~~,~

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    seguida supe que haba hecho algo importante,para m, y definitivo. Algo para m sola y para mihijo, por primera vez en mi vida. Y me ocupaba * de ella. Y la limpiaba. Me ocup mucho. Des-pus, una vez embarcada en mis libros, me ocupmenos.La escritura va muy lejos... Hasta que uno laremata. A veces es imposible. De repente todo eabra un sentido relacionado con la escntura: es paralenloquecer. Dejamos de conocer a la gente que co-nocemos y creemos haber esperado a quienes noconocemos. Sin duda se trataba simplemente de.- '- 1que ya estaba cansada de vivir, un poco ms can-sada que los dems. Era un estado de dolor sihsufrimiento. No intentaba protegerme de los de-ms, en especial de quienes me conocan. No eratriste. .sra, desesE.erado. Estaba embarcada en eltrabajo ms dificil de mi vida: mi amante de La-hore, escribir su vida. Escribir El vicecnsul . Debde emplear tres aos en escribir aquel libro. Nopoda hablar de l porque la menor intrusin en el

    libro, la menor opinin objetiva habra borradotodo de ese libro. Otra escritura, corregida, habradestruido la escritura del libro y mi propio cono-cimiento del libro. Esa ilusin que tenemos -y quees justa- de ser la nica persona que ha escrito10 que hemos escrito, sea nulo o maravilloso. Ycuando lea crticas, la mayor parte de las veces,era sensible al hecho de que dijeran que no se pa-27

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    .~:=~~~: ...... -reca a nada. Es decir, que remita a la soledad ini- .cial del autor.

    Crea haber comprado esta casa aqu enNeauphle tambin para mis. amigos, para recibir-les, pero me equivocaba. La haba comprado param. No lo he sabido y no 10 he dicho hasta ahora.Algunas tardes haba muchos amigos, los Galli-mard venan a menudo, y sus mujeres y amigos.Haba muchos Gallimard, quiz quince, a veces.Les peda que llegaran un poco antes para colocarlas mesas en una sola estancia para estar juntos.Esas veladas a las que me refiero eran dichosas paratodos. Las ms dichosas. Robert Antelme siem-pre estaba, y Dionys Mascolo y sus amigos. Y tam-bin mis amantes, sobre todo Grard Jarlot, queera la seduccin personificada, y que tambin sehaba convertido en amigo de los Gallimard.

    Cuando haba gente estaba menos sola y a lavez ms abandonada. Para abordar esa soledad,hay que referirse a la noche. Imaginar a Duras, porla noche, en su cama, durmiendo sola en una casade cuatrocientos metros cuadrados. Cuando ibahasta el final de la casa, all abajo, hacia la casita,el espacio me daba miedo, como si fuera unatrampa. Puedo decir que tena miedo cada atar-decer. Y sin embargo nunca hice un gesto para que

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    alguien se instalara ..: ivir all. A veces sala tarde,al anochecer. Eran recorridos que me encantaban,con gente del pueblo, amigos, habitantes de Neau-phle. Bebamos. Hablbamos, mucho. lbamosa una especie de cafetera grande como unpue-blo de varias hectreas. A las tres de la madruga-da estaba atestado. Recuerdo el nombre: Parly n .Lugares donde tambin nos perdamos. Los ca-mareros vigilaban como poUs aquella especie deinmenso territorio de nuestra soledad.

    Esta casa no es una casa de campo. No pode-mos darle ese nombre. Al principiOera una granja,con el estanque, Y luego fue la casa de campo deun notario, el gran Notariado parisiense.Cuando me abrieron la puerta de entrada, vi eljardn. Unos segundos. Dije que s, que compra-ba la casa desde la entrada apenas franqueada. Lacompr sobre la marcha. La pagu del mismomodo, en metlico.Ahora se ha convertido en una casa para todoel ao. y tambin se la he 'dado a mi hijo. Es delos dos. Ahora creo que l est tan ligado a la casacomo yo. En esta casa ha guardado todo 10 mo.

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    - * Aqu a~ p~edo est~r sola. Tengo. m.i mesa, mi ~:cama, rm telefono, ~s cuadros y ffilS libros. Y los , t , t , 'guiones de mIS pehculas. y cuando voy a la casa, ,(mi hijo est feliz. Esa felicidad, la de mi hijo, es 1 : , . 'ahora la ma. ~ilIrUn escritor es algo ...xtrao.Es una contradic-j3n y tambin u~ sinsentido. Escribir ta~bin es fno hablar. Es callarse. Es aullar sin ruido. Un es--ritor ,es algo que descansa, con frecuencia, escu-cha mucho. No habla mucho porque es imposiblehablar a alguien de un libro que se ha escrito ysobre todo de un libro que se est escribiendo. Esimposible. Es 10 contrario del cine, lo contrario delteatro y otros espectculos. Es 10 contrario de to-

    das las lecturas. Es lo ms dificil. Es lo peor. Por-~ ~ue un libro es 10 desconocido, es la noche, es ce- * rado, eso es. Ellibro avanza, crece, avanza en lasdirecciones que creamos haber explorado, avanzahacia su propio destino y el de su autor, anona-dado por su publicacin: su separacin, la separa-cin del libro soado, corno el ltimo hijo, siem-pre el ms amado.-'~'~.;,;) 30~

    Un libro abierto tambin es la noche.' * Estas palabras que acabo de pronunciar me ha-cen llorar, no s por qu.Escribir a pesar de todo pese a la desespera- t fcin. No: con la desesperacin. Qu desesperacin,no s su nombre. Escribir junto a lo que precedeal escrito es siempre estropearlo. Y sin embar-

    go hay que aceptarlo: estropear el fallo es volversobre otro libro, un posible otro de ese mismolibro.~Ese extravo de uno mismo por la casa no esnada voluntario. No deca: Estoy encerrada aqutodos los das del ao. No 10 estaba, decirlo hu-biera sido falso. Iba a hacer compras, iba al c~~1- r :~ al mismo ti~mpo, estaba~ El pueblo y l~casa es 10 mismo. Y la mesa frente al estanque. Yla tinta negra. Y el papel blanco es 10 mismo. Y enlo que a los libros se refiere, no, de pronto, nuncaes lo mismo.

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    i En el libro hay eso: la soledad es la del mundoentero. Est por todas partes. Lo ha invadido todo.Sigo cr~endo en esta invasin. Como todo elmundo [.La soledad es eso sin lo que nada se hace.Eso sin 'fa q u e ya no se mIra nada. Es un modo, de'pensar, de razonar, pero slo con el pensamientocotidiano] Tambin eso est presente en la funci~de la escritura y ante todo quiz decirse que no esnecesario matarse todos los das desde el mo-mento en que todos los das podemos matamos,Eso es la escntura del lIbro, no es la soledad. Ha-blo de la soledad per.Qno estaba sola, ya que tenaese trabajo que sacar adelante, hasta la luz, ese tra-bajo de condenados: escribir El vicecnsul. Fue es-crito y traducido a todas las lenguas del mundo en-tero, y est guardado. Y en ese libro el vicecnsuldispara contra la lepra, contra los leprosos, los mi-serables, contra los perros y luego dispara contralos Blancos, los gobernadores blancos. Mataba to-do excepto a ella, la que se ahog en el Delta unamaana de un da determinado, Lola Valrie Stein,esa Reina de mi infancia y de S. Thala, esa mujerdel gobernador de Vinh Long.

    Ese libro fue el primer libro de mi vida. Trans-curra en Lahore, y tambin all, en Carnboya enlas plantaciones, transcurra por todas partes.@, vi-cecnsul empieza con la nia de quince aos queest embarazada, la pequea annamita que ha sido34

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    , .. ,,;

    arrojada de la casa materna Y que da vueltas porese macizo de mrmol azul de pursa~ Ya no scmo sigue. Recuerdo que me cost mucho en-contrar ese lugar, esa montaa de Pursat d~)fide~ nunca habla estado. El mapa estaba a\l, encima demi mesa de trabajo y segu las sendas de los men-digos Y de los nios con las piernas rotas, ya sinmirada, por sus madres, Y que coman basuras. Eraun libro muy dificil de escribir. (Bo haba plan po-sible para expresar la amplitud de la desdicha por-que ya no haba nada de los elementos visibles quela haban provocada. Slo exista el Hambre y el

    Dolor)No haba encadenamiento entre los aconteci-mientos de carcter salvaje, ya que nunca habaprogramacin.tlunca la hubo en~ Nunca.Ni en mi vida ni en mis li ni una sola veZ.- . . . . . . . scriba todas las maanas. Pero sin horario al-~o. ~ExcePto en lo que se refiere a la co-cina. Saba cundo haba que ir para que tal cosa

    hirviera o tal otra no se quemara. En 10 que se re-fiere a los libros, tambin lo saba. Lo juro. Todo,lo juro. ti::uncahe mentido en un libro. Ni tam- Ipoco en mi vida. .2 ceptoa los hom~Nunc,g 1 \ YesO se debe a que mi madre me ifundi miedocon esa de que la falsedad mataba a los niosmentirosos. 35

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    Creo que lo que reprocho a los libros, en ge-neral, es eso: .que no son libres. Se ve a travs dela escritura: estn fabricados, estn organizados,reglamentados, dirase que conformes. Una fun-cin de revisin que el escritor desempea c~n fre-cuencia consigo mismo. El escritor, entonces, seconvierte en su propio polica. Entiendo, por tal,la bsqueda de la forma correcta, es decir, de laforma ms habitual, la ms clara y la ms inofen-siva. Sigue habiendo generaciones muertas quehacen libros pudibundos. Incluso jvenes: librosencantadores, sin poso alguno, sin noche. Si t silen-- -cio. Dicho de otro modo: sin autntico autor. L -- -bros de un da, de entretenimiento, de viaje. Perono/[ibros que se incrust~ en el pensamiento y quehablen del duelo profundo de toda vida, el lugarcomn de todo pensamiento]

    No s qu es un libro. Nadie lo sabe. Perocuando hay uno, lo sabemos. [ cuando no haynada, 10 sabemos como sabemos que existimos, nomuertos todava]

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    Cad libro como cada escritor tiene un pasajedifcil, insoslayable. Y debe optar por ejar esteerror en el libro para que siga siendo un verdaderolibro, no una falsedad. La soledad no s en qu seconvierte luego. An no puedo decido. Creo queesa soledad se toma trivial, a la larga se convierteen algo vulgar, y que es un gran acierto.

    Cuando habl por primera vez de ese amorentre Anne-Marie Stretter, la embajadora deFrancia en Lahore, y el vicecnsul, tuve la sen-sacin de haber destruido el libro, de haberlo ex-puesto al desnudo. Pero no, no slo resisti, sinoqUe

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    i~.-.',., f1as grandes lecturas de mi vida, as lo masson las escritas por hombres. Michelet. ichelet yms Michelet, hasta las lgrimas] Lo textos ,pol-ticos tambin, pero menos, Saint-Just, Stendhal, y

    curiosamente, Balzac no. & ' 1 texto de los textos esel Antiguo Testamento]~o s cmo me sal de lo que podramos lla-mar unaomo si dijramos crisis de, nervioso crisis de embotamiento mental, de degradacin,como sera un sueo artificial. La soledad, tambinera eso. Una especie de escritura. y leer era escri-t ~bir]

    ~ . :: : :

    ;.

    ~gunos escritores estn asustados. Tienenmiedo de escribir. Lo que ha ocurrido en mi caso,quizs haya sido que nunca he tenido miedo de. ese miedo. He hecho libros incomprensibles y han'sido ledos] Hay uno que he ledo recientemente,que no haba reledo desde hace treinta aos, y queme parece magnfico. Se titula La vida tranquila.Lo haba olvidado por completo, excepto la ltimafrase: Nadie haba visto al hombre ahogarse, ex-cepto yo. Es un libro hecho de un tirn, en lanea trivial y muy lbrega de un asesinato. En eselibro se puede ir ms all del mismo libro, del ase-sinato del libro.le va no se sabe adnde, hacia laadoracin de la hermana seguramente, la historia

    - ' 38~p~ \.,.)

    r

    de amor de la hermana y del hermano, otra vez,s, la de la eternidad de un amor deslumbrante,desconsiderado, castigad~

    Nosotros, los del 68, somos enfermos de la es-p'eranza; la esperanza es lo que se confia a las fun-ciones del proletariado. Y a nosotros, ninguna ley,nada, ni nadie ni nada, nos curar de esa espe-ranza. Quisiera volver a afiliarme al PC, Pero, almismo tiempo, s que no ser necesario. Tambinquisiera dirigirme a la derecha e insultarla con to- ,das mis fuerzas. El insulto, el insulto es tan fuertecomo la escritura. Es una escritura, pero dirigida.He insultado a gente en mis artculos y produce .tanta(SatlsfaccO)como escribir un buen poema .----.Hago una diferencia radical entre un hombre deizquierdas y un hombre de derechas. En la iz-quierda, estaba Brgovoy, a quien nadie susti-tuir. El Brgovoy nmero uno es Mitterrand,que tampoco se parece a nadie.

    Yo me parezco a todo el mundo. Creo quenuncanadie se ha vuelto hacia m por la calle. Soy. - - -la banalidad. El triunfo de la banalidad. Como esavieja dama del libro: Le Camion.39

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    Viviendo aS, como le digo que viva, en esasoledad, a la larga hay peligros a lo s que uno se----- expone. Es inevitable. ~n cuanto el ser humano_/ '~est solo cae en la sinrazn. Lo creo: creo que la persona entre ada a si misma est ya atacada orla locura porque en el brote de un del irio personalnada la detiene.-------Nunca se est solo. Nunca se est solo fsica ..

    mente. En ninguna parte. Siempre se est en al-guna parte. Se oyen ruidos en la cocina, los de latele, o de la radio, en los apartamentos vecinos, yen todo el inmueble. Sobre todo cuando nunca seha pedido silencio como siempre he hecho yo.

    lL ,; . i

    Me gustara contar la historia que cont porprimera vez a Michelle Porte, que haba roda-do una pelcula sobre m. En aquel momento dela historia, me encontraba en lo que se llamaba ladespensa en la casita con la que comunicaba la40~,'; : ; ;

    ~~~

    casa. Estaba sola. Esperaba a Michelle Porte en lamencionada despensa. Con frecuencia me quedoas, sola, en esos lugares tranquilos y vacos. Muchorato. Y fue en aquel silencio, aquel da, cuando derepente, en la pared, muy cerca de m, vi y o losltimos minutos de la vida de una mosca comn.Me sent en el suelo para no asustarla. Mequed quieta.Estaba sola con ella en toda la extensin de lacasa. Nunca hasta entonces haba pensado en lasmoscas, excepto para maldecirlas, seguramente.Como usted. Fui educada como usted en el horrorhacia esa calamidad universal, que produca lapeste y el clera.Me acerqu para verla morir.La mosca quera escapar del muro en el quecorra el riesgo de quedar prisionera de la arena ydel cemento que se depositaban en dicha pareddebido a la humedad del jardn. Observ cmomora una mosca semejante. Fue largo. Se debatacontra la muerte. Dur entre diez y quince minu-tos y luego se acab. La vida debi acabar. Mequed para seguir mirando. La mosca qued con-tra la pared como la haba visto, como pegada a .ella.

    Me equivocaba: la mosca segua viva.

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    Segu all mirndola, con la esperanza de quevolviera a esperar, a vivir. La muerte de una mosca: es la muerte, Es lamuerte en marcha hacia un determinado' fin delmundo, que alarga el instante del sueo postrero.Vemos morir a un perro, vemos morir a un caba-llo, y decimos algo, por ejemplo, pobre animal...Pero por el hecho de que muera una mosca, nodecimos nada, no damos constancia, nada.Ahora est escrito. Es esa clase de derrape quiz-no me gusta esa palabra, muy confusa- en el quecorremos el riesgo de incurrir. No es grave, pero esun hecho en smismo, total, de un sentido enorme:de un sentido inaccesible y de una amplitud sin l-mites. Pens en los judos. Odi a Alemania comodurante los primeros das de la guerra, con todo micuerpo, con todas mis fuerzas. Igual que durante laguerra, a cada alemn por la calle, pensaba en sumuerte a m debida, por m ideada, perfeccionada,en esa dicha colosal de un cuerpo alemn muertode una muerte a m debida.

    Mi presencia haca ms atroz esa muerte. Losaba y me qued. Para ver. Ver cmo esa 'muerteinvadira progresivamente a la mosca. y tambinpara intentar ver de dnde surga esa muerte. Delexterior o del espesor de la pared, o del suelo. Dequ noche llegaba, de la tierra o del cielo, de losbosques cercanos, o de una nada an innombra-ble, quiz muy prxima, quiz de m, que inten-taba seguir los recorridos de la mosca a punto depasar a la eternidad.Y 'a no s el final. Seguramente la mosca, al fi-nal de sus fuerzas, cay. Las patas se despegaronde la pared. Y cay de la pared. No s nada ms,salvo que me fui de all. Me dije: Te ests vol-viendo loca. y me fui de all.Cuando Michelle Porte lleg, le ense el lugary le dije que una mosca haba muerto all a las tresveinte. Michelle Porte se ri mucho. Tuvo unataque de risa. Tena razn. Sonre para zanjar lahistoria. Pero no: sigui riendo. y yo, cuandola cuento ahora, as, de acuerdo con la verdad, conmi verdad, es lo que acabo de decir, lo que haocurrido entre la mosca y yo y que no da risa .

    Est bien que el escribir lleve a esto, a aquellamosca, agnica, quiero decir: escribir el espanto deescribir. La hora exacta de la muerte, consignada,la haca ya inaccesible. Le daba una importancia deorden general, digamos un lugar concreto en elmapa general de la vida sobre la tierra.Esa precisin de la hora en que haba muerto42

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    [w ~ f. ':, .~. haca que la mosca hubiera tenido funerales secre-tos. Veinte aos despus de su muerte, ah est laprueba, an hablamos de ella.

    Nunca haba contado la muerte de esa mosca,su duracin, su lentitud, su miedo atroz, su ver-dad.La precisin de la hora de la muerte remite ala coexistencia con el hombre, con los pueblos co-lonizados, con la fabulosa masa de desconocidosdel mundo, la gente sola, la de la soledad univer-

    sal. La vida est en todas partes. Desde la bacteriaal elefante. Desde la tierra a los cielos divinos o yamuertos.No haba organizado nada alrededor de lamuerte de la mosca. Las paredes blancas, lisas, sumortaja, estaban ya all y contribuyeron a que sumuerte se convirtiera en un acontecimiento p-blico, natural e inevitable. Era evidente que aque-

    lla mosca se encontraba al final de su vida. No po-da resistirme a veda morir. Ya no se mova. Esotambin contaba, y tambin saber que no se puedecontar que esa mosca haya existido.Hace veinte aos de eso. Nunca haba contadoesa historia como acabo de hacerlo, ni siquiera aMichelle Porte. Lo que an saba -10 que vea- esque la mosca ya saba que aquel hielo que la atra-.1

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    J

    vesaba era la muerte. Eso era 10ms espantoso. Loms inesperado. Ella saba. y aceptaba.

    Una casa sola no existe as como as. A su al..rededor se necesita tiempo, gente, historias, hi-tos, cosas como el matrimonio o la muerte deaquella mosca, la muerte, la muerte banal: la de launidad Y a la vez la del nmero, la muerte plane-taria, proletaria. La de las guerras, esas montaflasde guerras de la Tierra.

    Aquel da. El mencionado, el de la cita con miamigaMichelle porte, a quien slo yo vi, aquel dasin hora exacta, muri una mosca.

    De repente el momento en que la miraba eranlas tres veinte de la tarde y pico: el rumor de loslitros ces.

    La mosca haba muerto.Aquella reina. Negra y azul.Aquella, la que yo haba visto, haba muerto.Lentamente. Se haba debatido hasta el ltimo es-tremecimiento. y despus cedi. Quiz dur entrecinco Y ocho minutos. Haba sido largo. Fue uninstante de absoluto pavor. y fue la marcha de la

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    f'' , ' t i[ 1. ,1~'- -

    ))

    -muerte hacia otros cielos, otros planetas, otros lu-gares.

    Quera huir y al mismo tiempo me deca quedeba mirar hacia aquel ruido en el suelo, para, apesar de todo, haber odo, una vez, ese ruido dellamarada de lea hmeda de la muerte de unamosca comn.S. Eso es, esa muerte de la mosca se convirti\en ese desplazamiento de la literatura. Se escribesin saberlo. Se escribe 2ara mirar morir una mosca.Tenemos derecho a hacerlo., - - - - - -A Michelle Porte le dio un ataque de risacuando dije a qu horahaba muerto la mosca. Yahora pienso si no sera yo quien contara esamuerte de modo risible. En aquel momento care-ca de medios para expresarlo porque miraba aque-lla muerte, la agona de aquella mosca negra y azul.La soledad siempre est acompaada por la lo-cura. Lo s. La locura no se ve. A veces slo se lapresiente. No creo que pueda ser de otro modo.Cuando se extrae todo de uno mismo, todo un li-bro, 'forzosamente se est en el particular estadode cierta soledad que no se puede compartir con

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    tic l1~:~ nadie. No se puede hacer compartir nada. Uno-debe leer solo el libro que uno ha escrito, enclaus-trado en el libro. Evidentemente eso tiene un as-pecto religioso pero no lo experimenta uno en elacto, puede pensarlo despus (como lo pienso eneste momento) con motivo de algo que podra serla vida, por ejemplo, o la solucin a la vida del li-bro, de la palabra, de gritos, de aullidos sordos, si-lenciosamente terribles de todos los pueblos del

    mundo.Todo escribe a nuestro alrededor, esa es lo q u - : }ha~ llegar-: perdbir; todo escribe, 'la mosca, ~ ~ p, ;mosca escnbe, en las paredes, la mosca escribimucho a la luz de la sala, reflejada por el estanque.La, escritura de la mosca podra llenar una pginaentera. Entonces sera una escritura. Desde el mo-mento en que podra ser una' escritura, ya lo es.Un da, quizs, a lo largo de los siglos venideros,se leera esa escritura, tambin sera descifrada, Ytraducida. y la inmensidad de un poema legible se

    desplegara en el cielo.

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    t,J -~.i-

    Pero, pese a todo, en algn lugar del mundo seescriben libros. Todo elmundo los escribe. Lo creo.Estoy segura de que as es. Que para Blanchot, porejemplo, as es. La locura da vueltas a su alrededor.La locura tambin es la muerte. Para Bataille, no.4 7

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    ,.)

    - - - - - --oPor qu estaba Bataille fuera del alcance del pen-samiento libre, loco? No sabra decirlo.

    Quisiera seguir hablando un poco ms acercade la historia de la mosca.An la veo, a la mosca, a aquella mosca, en lapared blanca, an la veo morir. Primero a la luzsolar, y luego a la luz reflejada y OScumdel sueloenlosado.Tambin se puede no escribir, olvidar a unamosca. Slo mirarla. Ver cmo se debata a su vez,de un modo terrible y contabilizado en un cielodesconocido y de nada.

    Ya est, eso es todo.

    Hablar de nada.De nada.Todas las casas de Neauph1e estn habitadas:

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    en invierno algunas, ms o menos, pero, con todo,estn habitadas. No se reservan para el verano,como suele hacerse. Todo el ao estn; abiertas,habitadas.En la casa de Neauphle-le-Chteau lo que im-porta son las ventanas sobre eljardn y la carreterade Pars delante de la casa. La carretera por la quepasan las mujeres de mis libros.

    He dormido mucho ah, en esta estancia quese ha convertido en saln. Durante mucho tiempocre que un dormitorio era algo convencional. Altrabajar en l es cuando se me ha hecho tan indis-pensable como las otras habitaciones, como las,vacas, de arriba. El espejo del saln perteneci alos propietarios que me precedieron. Me lo deja-ron. El piano 1 0 compr inmediatamente despusde la casa, casi al mismo precio.A lo largo de la casa, hace slo cien aos, haba

    un camino pata que el ganado fuera a beber al es-tanque. Ahora el estanque est en mi jardn. Y elganado ya ha dejado de existir. La leche fresca Jela maana, igual, se acab en el pueblo. Desdehace cien aos.

    Realmente al rodar aqu una pelcula es cuando4 9

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    . . . - :(. ,,-'l.... . .. ; , . .1i).. .,

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    . . . , - - - - -la casa aparece como la otra casa, la que fue unavez para otra gente antes de nosotros. En su sole-dad, su gracia, se muestra de repente como otracasa que siguiera perteneciendo a otra gente.tc~osi algo tan monstruoso como el desposeimientode esta casa pudiera enfocarse.

    El lugar donde se pone las frutas, las legum-bres, la mantequilla salada para mantenerlas fres-cas en el interior. .. Haba una habitacin as... os-cura y fresca ... creo que es eso, una despensa, s,eso es. Esa es la palabra. Para las reservas de gue-rra, para protegerlas.

    Las primeras plantas que hubo aqu son las queestn en el bocal de las ventanas de la entrada. Elgeranio rosa procedente del sur de Espaa. Fra-gante, como Oriente.Las flores nunca se tiran en esta casa. Es unacostumbre, no es una consigna. Nunca, ni siquieramuertas; se las deja ah. Hay ptalos de rosa queestn ah desde hace cuarenta aos en un bocal,Siguen siendo muy rosas. Secas y Rosas.

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    El problema, durante todo el ao, es el creps-culo. En verano y en invierno.

    Hay el primer crepsculo, el de1,verano, y nohace falta encender la luz en el interior.

    y luego hay el verdadero, el crepsculo de in-vierno. A veces, cerramos los postigos para novedo. Tambin estn las sillas, las guardamospara el verano. La terraza, all es donde pasamostodos los veranos. Que 10 digan mis amigos quevienen a pasar el da. Frecuentemente para eso,hablar.

    Es triste cada vez, pero no trgico: el invierno,la vida, la injusticia. El horror absoluto una ma-ana determinada.Es slo eso, triste. No nos acostumbramoS conel tiempo.

    Lo ms duro, en esta casa, es el miedo por losrboles. Siempre. y cada vez. Cada vez que hayuna tormenta, y aqu las hay, y muchas, estamoscon lo de los rboles, tenemos miedo por esos r-boles. De repente1 ya no s su nombre .

    La hora del crepsculo al atardecer; es la hora5

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    pieza a aposentarse. Cuando fuera cesa el trabajo.Queda ese lujo nuestro, que nos pertenece, de po-der escribirlo por la noche. Podemos escribir acualquier hora. No sufrimos sanciones de reglas,horarios, jefes, armas, multas, insultos, polis, jefesy ms jefes. Y las gallinas cluecas de fascismos fu-turos.

    La lucha del vicecnsul es una lucha a la vezingenua y revolucionaria.Es la mayor injusticia del tiempo, de todos lostiempos: y si uno no llora por eso una sola vez ensu vida no llora por nada. Y no llorar nunca es novivir.Llorar, es necesario que eso tambin suceda.~ V:l~~,,,>:

    l' o 'Aunque llorar sea intil, creo que, con todo, esu ,ecesario llorar. Porque la desesperacin es tangi-ble. Permanece. El recuerdo de la desesperacin,permanece. A veces mata. 'Escribir.No puedo.

    ~A

    ' 1 '',4: J. ~- - - - , - -

    Nadie puede.Hay que decirlo: no se puede.y se escribe.

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    IIt

    LodescQn.,ocid:@> lU&'Mn.o,.ney.,.,,~.n mismo: e~gj.~ eso es lo que se consigue. Eso o nada. '- ,

    Se puede hablar de un mal del escribir.--No es sencillo 10 que intento decir, pero creoque es algo en lo que podemos coincidir, camara-

    das de todo el mundo.Hay una locura de escribir que existe e n smisma, una locura de escribir furiosa, pero no seest loco debido a esa locura de escribir. Al con-

    trario.

    II

    -:1 , 1

    ~;;',~. : :~

    ; La escritura es 10 desconocido. Antes de escri-\ bir no sabemos nada de 10 que vamos a escribir:\ y con total lucidez. ' ,. .., Es lo desconocido de s, de su ca~~~'~~'icuerpo. Escribir no es ni siquiera una.:I~f .una especie de facultad que se P Q s e ~ ~ ~ : '

    persona, paralelamente a ella, cte,;~~:if~.v~;.,.H_.~ .... .... .~ ' ~~;'J,. ~es :.~

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    . . . . . . - - - - \ ;, f .~ : ,~:1 .

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    ;- - -que aparece y avanza, invisible, dotada de pensa-miento, de clera, y que a veces, por propio que-hacer, est en peligro de perder la vida.

    Si se supiera algo de lo que se va a escribir,antes de hacerlo, antes de escribir, nunca se escri-bira. No valdra la pena.Escribir es intentar saber qu escribiramos ;)\ ~scribisemos +slo lo sabemos despus- antes, \\. es la cuestin ms peligrosa que podemos plan-

    \.tearnos. Pero tambin es la ms habitual. ~I\- , - ,:.r~ i&-..}scritura:la escritura llega como el viento,t'est desnuda, es la tinta, es lo escrito, y pasa como1ada pasa en la vida, nada, excepto eso, la vida. ~

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    ~ft:~,;,i ,~'1 ~.~~~~:L~.~:Ii'ia- ,-l E , ; ' ;. - : .-- ;m : ;

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