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30 de septiembre del 2003 Edward Said no está solo Néstor Kohan Rebelión A propósito de La pluma y la espada de Edward Said Conversaciones con David Barsamian (México, SIGLO XXI, 2001) (*) Medio Oriente arde, quema, lastima. La violencia parece no tener fin. Los dirigentes del Estado de Israel están dispuestos a quebrar con mano militar e "interrogatorios fuertes" (tortura legal) la resistencia palestina. Cuentan en su favor con la opinión pública de Estados Unidos. En este último país casi nadie cuestiona el belicismo de los dirigentes israelíes, exceptuando a unos pocos disidentes como Noam Chomsky o James Petras. Junto a ellos se encuentra Edward Said, quien constituye hoy el principal intelectual que defiende en Occidente la causa palestina. Si fuera simplemente un palestino exiliado nadie lo escucharía. Pero Said es uno de los críticos culturales más audaces de la academia norteamericana. Especialista en la novela europea del siglo XIX, es autor de numerosos ensayos, entre los que se destacan: Joseph Conrad and the Fiction of Autobiography (1966); Beginnings: Intention and Method (1975); Orientalismo (1978); La cuestión de Palestina (1979); Covering Islam (1981); Cultura e imperialismo (1993); La política de la desposesión: La lucha por la autodeterminación palestina (1994); Representations of the intellectual(1994) y su libro de memorias Fuera de lugar (1999). Hijo de un comerciante palestino nacionalizado norteamericano y de una libanesa, Said nació en Jerusalén en 1935. Pasó su infancia en El Cairo y en el Líbano (él es cristiano). Más tarde, viajó a Estados Unidos y se nacionalizó. Allí estudió en Massachusetts (desde 1951), en Princeton (1960) y en Harvard (1964), hasta que logró la cátedra de Literatura comparada en la Universidad de Columbia. Entonces se radicó en Nueva York. Es uno de los dos millones y medio de palestinos exiliados. En La pluma y la espada se reúnen una serie de entrevistas realizadas por David Barsamian. Fueron grabadas en Nueva York y emitidas al aire por Radio Alternativa. En ellas Edward Said pasa revista a sus dos libros más influyentes: Orientalismo y Cultura e imperialismo. En el primero cuestiona la construcción occidental de un Oriente "monstruoso" que legitimó ideológicamente la intervención imperial en el mundo islámico desde 1800 hasta nuestros

Edward Said no está solo

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30 de septiembre del 2003

30 de septiembre del 2003

Edward Said no est solo Nstor Kohan Rebelin

A propsito de La pluma y la espada de Edward SaidConversaciones con David Barsamian (Mxico, SIGLO XXI, 2001) (*)

Medio Oriente arde, quema, lastima. La violencia parece no tener fin. Los dirigentes del Estado de Israel estn dispuestos a quebrar con mano militar e "interrogatorios fuertes" (tortura legal) la resistencia palestina. Cuentan en su favor con la opinin pblica de Estados Unidos.

En este ltimo pas casi nadie cuestiona el belicismo de los dirigentes israeles, exceptuando a unos pocos disidentes como Noam Chomsky o James Petras. Junto a ellos se encuentra Edward Said, quien constituye hoy el principal intelectual que defiende en Occidente la causa palestina.

Si fuera simplemente un palestino exiliado nadie lo escuchara. Pero Said es uno de los crticos culturales ms audaces de la academia norteamericana. Especialista en la novela europea del siglo XIX, es autor de numerosos ensayos, entre los que se destacan:

Joseph Conrad and the Fiction of Autobiography (1966); Beginnings: Intention and Method (1975); Orientalismo (1978); La cuestin de Palestina (1979); Covering Islam (1981); Cultura e imperialismo (1993); La poltica de la desposesin: La lucha por la autodeterminacin palestina (1994); Representations of the intellectual(1994) y su libro de memorias Fuera de lugar (1999).

Hijo de un comerciante palestino nacionalizado norteamericano y de una libanesa, Said naci en Jerusaln en 1935. Pas su infancia en El Cairo y en el Lbano (l es cristiano).

Ms tarde, viaj a Estados Unidos y se nacionaliz. All estudi en Massachusetts (desde 1951), en Princeton (1960) y en Harvard (1964), hasta que logr la ctedra de Literatura comparada en la Universidad de Columbia. Entonces se radic en Nueva York. Es uno de los dos millones y medio de palestinos exiliados.

En La pluma y la espada se renen una serie de entrevistas realizadas por David Barsamian. Fueron grabadas en Nueva York y emitidas al aire por Radio Alternativa.

En ellas Edward Said pasa revista a sus dos libros ms influyentes: Orientalismo y Cultura e imperialismo. En el primero cuestiona la construccin occidental de un Oriente "monstruoso" que legitim ideolgicamente la intervencin imperial en el mundo islmico desde 1800 hasta nuestros das. El segundo intenta una aguda relectura de Jane Austen, Dickens, R.Kipling, T.S.Elliot, Joseph Conrad y A.Camus, entre otros. En Cultura e imperialismo tambin analiz "la cultura de la resistencia antimperialista de poetas, escritores, militantes y tericos del Caribe, Amrica latina, frica y Asia", ausente en Orientalismo. Su conclusin subraya que Estados Unidos, "pas provinciano por su educacin", es heredero de los antiguos imperios ingleses y franceses, por eso el imperialismo sigue vigente hoy en da, aunque muchos intelectuales hayan dejado de utilizar la categora.

La mayor parte de La pluma y la espada, aunque no abandona la crtica cultural, est volcada al conflicto rabe-israel. All se destaca la lcida prdica de Said por sobre muchas impugnaciones actuales de la poltica de Israel que bajo el ropaje de una crtica geopoltica ocultan un antisemitismo escasamente disimulado. Incluso entre las filas "progresistas"...

No es sa la posicin de Said. En La Pluma y la espada no slo impugna al sionismo como "ideologa excluyente" sino que tambin seala las fuertes limitaciones de "todo nacionalismo irracional" (incluidas las bombas suicidas) de muchos pases rabes en los cuales "desde 1950 reina la degradacin, la corrupcin, la oligarqua, la dependencia y la tirana".

La voz crtica de Edward Said sobre Medio Oriente no es una excepcin del mundo rabe. En la intelectualidad juda mundial siempre han existido voces que rechazan el chantaje de los dirigentes sionistas y se oponen a la ocupacin militar de territorios palestinos.

Por ejemplo, comentando en 1967 la guerra rabe-israel, el escritor judo Isaac Deutscher ya haba alertado contra "un punto de vista abstractamente internacionalista" que condenara en trminos idnticos al nacionalismo rabe y al nacionalismo judo. Ya por entonces, Deutscher sealaba que "todos los gobiernos de Israel estuvieron siempre aliados de Estados Unidos y del lado del anticomunismo, por eso cumplieron el papel de punta de lanza de los viejos imperialistas europeos en Medio Oriente".

Afortunadamente, la herencia de Deutscher no qued vacante. Recientemente cincuenta intelectuales judos, entre los que se destacan Daniel Bensad, Suzanne de Brunhoff, Janette Habel y Michael Lwy, renovaron esa posicin crtica publicando un manifiesto en Le Monde donde cuestionan a los dirigentes del Estado de Israel por "pretender hablar en el nombre de todos los judos del mundo, apropindose de la memoria comn, erigindose en representantes de todas las vctimas del pasado, arrogndose el derecho de hablar, a nuestro pesar, en nuestro nombre".

En ese sentido no se debera olvidar que, en el caso argentino, aunque se autopostulaba como "el representante" de todos los judos del mundo, el Estado de Israel mir para el costado cuando, en 1976, la dictadura militar se ensa con los 1.500 desaparecidos judos (segn estimaciones de organismos de derechos humanos) de los 30.000 que secuestr. Es ms: el personal de la embajada israel de aquella poca en Argentina no slo le "sugiri" a Jacobo Timerman [periodista argentino secuestrado y torturado en los tiempos de la dictadura militar] que no denunciara internacionalmente sus torturas sino que adems Israel continu vendindole armas a su aliado, el general Videla, como si nada sucediera. Lo mismo hizo con Pinochet en Chile y Somoza en Nicaragua, mientras votaba en Naciones Unidas junto al gobierno racista de Sudfrica.

Quizs por ello estos intelectuales judos agregan en su manifiesto sobre Israel que "la escalada de violencia se ha cometido por los dos bandos. Pero la responsabilidad poltica no es compartida. El Estado de Israel dispone de un territorio y un ejrcito. Los palestinos de los territorios ocupados y de los campos de refugiados estn condenados a vivir bajo su tutela, con una economa mutilada y dependiente, en una sociedad deformada, en un territorio en llamas". El documento judo termina con un llamado:

"Sostenedores de la fraternidad judeo-rabe, pedimos el inicio de un nuevo proceso de paz que pase necesariamente por la aplicacin de las resoluciones de la ONU, por el reconocimiento del estado palestino soberano y por el retorno de los palestinos a su tierra".

Tanto la antigua posicin de Deutscher como este nuevo pronunciamiento permiten comprender que, pese a toda la propaganda belicista y xenofbica, el pueblo judo y el pueblo palestino son dos pueblos hermanos.

Efectivamente, Edward Said no est solo. Por eso su ltimo libro resulta fundamental. Debera ser libro de cabecera no slo para los simpatizantes de la causa palestina y los amantes de paz sino principalmente para todos los judos antimperialistas y antifascistas del mundo que no aceptan el belicismo derechista, la poltica de segregacin racial ni la estrechez del fundamentalismo. Vengan de donde vengan.

(*) El siguiente texto fue publicado con otro ttulo en el suplemento de cultura del diario Clarn (de Argentina) en septiembre del ao 2001, en oportunidad de la aparicin en espaol de las entrevistas a Edward Said realizadas por David Barsamian [publicadas en ingls en 1994].

El lugar sin lmitesFuera de Lugar, las memorias de Edward Said, que Grijalbo acaba de distribuir, permiten comprender las tensiones que llevaron a uno de los ms lcidos intelectuales de las ltimas dcadas a definir su campo de intervencin y su punto de vista, sobre todo en lo que se refiere a las difciles relaciones entre identidades culturales, imperialismo y guerra.PorArielSchettini Ultimamente, el nombre de Edward Said se ha vuelto ineludible para discutir las relaciones entre Oriente y Occidente. Sobre todo despus de los atentados a las torres de Nueva York y al Pentgono, no ha cesado de escribir artculos y aceptar entrevistas en las que trata de aclarar el que, desde la perspectiva de los occidentales, parece ser el enmaraado mundo del Islam, su religin y su cultura. Que Said sea un punto de referencia es casi una paradoja, puesto que l mismo se haba burlado de las interpretaciones y traducciones que el mundo oriental (esa invencin) haba sufrido por parte de los occidentales (que, en realidad, no existen). Hasta el punto que, de acuerdo con su libro Orientalismo, el mero concepto de Oriente y Occidente no es ms que un efecto de la colonizacin, el prejuicio y la ignorancia que provoca que se puedan unir bajo la misma palabra cosas tan dispares como la cultura de Japn con la de la India o la de los turcos de un lado y los ingleses, ecuatorianos y griegos del otro. La sola mencin de la palabra Oriente nos permite descubrir hasta qu punto es ideolgica (es decir verdadera y falsa simultneamente) la versin que tenemos de las culturas extranjeras.Pero la carrera de Said comenz mucho antes como crtico literario y terico de la literatura. Mientras escriba sus textos sobre las culturas de Oriente pensadas desde Occidente, tambin elabor formas de trabajar sobre textos literarios que le permitan elaborar nuevos modelos de anlisis.En su libro El mundo, el texto y el crtico, Said propuso anlisis de los textos de Swift y Conrad en los que postulaba la mirada del extranjero como parte fundamental de la construccin de la identidad a la vez que atacaba el excesivo formalismo al que estaban atadas las lecturas literarias de la academia por entonces (los aos ochenta).Es posible que su libro Cultura e Imperialismo sea su texto fundamental, ineludible para pensar los efectos culturales de los procesos de colonizacin y descolonizacin en los siglos XIX y XX. Pero tambin es un libro bsico para analizar los nuevos modos de pensar el trmino cultura en los ltimos aos. All se pueden encontrar los nuevos significados de palabras tan comunes y al mismo tiempo tan errticas como tradicin, historia, identidad, etc. Es en ese mismo libro donde Said elabora aportes fundamentales para construir un nuevo modo de pensar la cultura que pueda ser al mismo tiempo discutido, refutado, repensado y sobre todo que no cargue con la rigidez marmrea que la palabra vena soportando hasta hace tiempo. Para ello no slo lleva a cabo brillantes anlisis de textos sino tambin de constelaciones polticas o piezas de pera, porque la msica es otro de sus intereses artsticos.En otro aspecto de su vida intelectual, se lo conoce como uno de los pocos intelectuales acadmicos norteamericanos que critica abiertamente los abusos del estado de Israel hacia los palestinos, la connivencia de los Estados Unidos en la ocupacin israelita de los territorios palestinos y que, al mismo tiempo, reconoce la necesidad de transformacin de los estados rabes para zanjar la guerra que lleva casi medio siglo en Oriente Medio. Said escribi, entre otros libros dedicados exclusivamente al conflicto rabe-israel, Representaciones de los intelectuales (1994) donde investiga y reflexiona sobre el papel de los faros de Occidente (Sartre, Virginia Wolf, Wilde, Fanon o Malcolm X) en la constitucin de las naciones durante el siglo XX.Su ltimo libro traducido al espaol son estas memorias, Fuera de lugar, donde todo ese volumen de intereses confluye en su propia vida.El libro, como casi todas las memorias, fue motivado por la inminencia de la muerte. A principios de los aos noventa Said comenz a luchar contra una leucemia que entonces le diagnosticaron y esa enfermedad lo llev a buscar el origen de sus intereses como intelectual y poltico. El libro exhibe, de algn modo, las razones de la diversidad de sus conocimientos, tanto como la necesidad que tuvo de generar nuevos conceptos de cultura que se adecuaran a su propio devenir. Said es un rabe, hijo de un americano de origen palestino y una mujer palestina, ambos protestantes, que naci en Jerusaln, pero se educ en El Cairo en colegios ingleses destinados a la burguesa, que finalmente emigr a los Estados Unidos, para estudiar en Princeton y Harvard.Esa mezcla de orgenes, etnias, religiones y ciudades en las que vivi le dio el marco fundamental para que su vida estuviera plagada de preguntas conflictivas en relacin con su propia identidad. El ttulo del libro hace referencia a la incomodidad pertinaz de la definicin de s mismo y a las artimaas para zanjarla. La mezcla no es todo (y el hibridismo tampoco). Con ms de sesenta aos de edad, Said particip como testigo de los momentos ms graves de la ocupacin de los territorios palestinos. l y su familia vivieron el destierro; l particip de los grupos de ayuda de las familias exiliadas y finalmente colabor y colabora en las discusiones que tratan de buscar salidas a la vida desolada de los palestinos.Que un hombre como l se haya dedicado despus a pensar las relaciones entre el territorio, el pensamiento, los esquemas simblicos de apropiacin de tradiciones y los procesos de colonizacin, a la luz de este libro, aparece como una simple necesidad de supervivencia. Tampoco es extrao que a partir del planteo especfico del drama de la cultura de los palestinos se haya convertido en un intelectual global que puede echar luz sobre todos los fenmenos de la resistencia poltica en el mundo. Porque, proviniendo de la rica burguesa de los pases rabes, no se conform con explicar los fenmenos de imperialismo en trminos de mera transculturacin o de prdida de la identidad (como sera el caso paradigmtico de Arguedas en la Latinoamrica de los aos sesenta). Le fue necesario conciliar un modo de pensar que, al mismo tiempo que impugnara los avasallamientos culturales del imperio, rescatara las formas del progreso y modernizacin al que se somete a los pueblos para remodelar totalmente la cultura en sus expectativas, sus propsitos y el planteo de sus conflictos.El estilo de pensamiento de Said naci, como dice efectivamente en Fuera de lugar, de un sufrimiento personal, es verdad. Su valor consiste en que pudo darle a ese sufrimiento el lugar de un conflicto poltico y cultural. Y acaso sa sea su aporte mayor: hacer de cada conflicto un problema exterior y social. All reside el encanto de leer sus memorias, ver el origen y el efecto ntimo de una cultura y su modo de lidiar con ella. Cultura e imperialismo

Said, Edward W.Asociado a: Diversidad cultural y medios de comunicacin

Editorial Anagrama (1996)Col. Argumentos, 187Trad. Nora Castelli546 p. ISBN: 84-339-0537-6

Descripcin del libro:Tres aos despus de la publicacin de Orientalismo (1975), Edward W. Said emprendi la tarea de dar forma a un conjunto de ideas que haban quedado sin expresar y que daran pie a una serie de conferencias que pronunci en distintas universidades europeas y norteamericanas (19851988). En Cultura e Imperialismo (1993), el soberbio resultado de aquella larga elaboracin, Said aborda la relacin que el mundo de las metrpolis occidentales mantuvo con sus territorios de ultramar durante los siglos XIX y XX, centrndose de manera exhaustiva en aquellos textos literarios europeos que hablan de frica e Irlanda, del Lejano Oriente y de Australia, de Amrica del Sur y el Caribe, y en aquellos otros que fueron escritos como actos individuales y colectivos de un movimiento de resistencia contra la dominacin imperial y que culminara, tras la II Guerra Mundial, en el proceso de descolonizacin. El esquema general y planetario de la cultura imperial y la experiencia histrica de la resistencia contra el imperio, son los dos ejes que articulan y dan forma al libro.

Cultura e imperialismo se abre con un fragmento de El corazn de las tinieblas donde Joseph Conrad pone en boca de Marlow esta reflexin: La conquista de la tierra, que sobre todo supone quitrsela a aquellos que tienen una complexin ligeramente distinta de la nuestra [] no es algo agradable si se la observa de cerca. Sola la idea la redime. La idea que subyace a ella, no una pretensin sentimental sino una idea; y una creencia generosa en esa idea: algo en lo cual basarse, ante lo cual prosternarse, por lo cual sacrificarse. Mucha de la retrica del nuevo orden mundial que viene siendo proclamada por el gobierno norteamericano tras finalizar la guerra fra, con su repetitivo autobombo, hubiera podido ser suscrita por este personaje de Conrad. En el imperialismo, la batalla principal es por la tierra; pero cuando toca preguntarse por quin la posea antes, quien la recuper y quin ahora planifica su futuro, resulta que todos estos asuntos haban sido reflejados, discutidos y, a veces, por algn tiempo, decididos en los relatos []. Las naciones mismas son narraciones. El poder para narrar o para impedir que otro relatos se formen y emerjan en su lugar [] constituye uno de los principales vnculos entre cultura e imperialismo. Tambin fueron los grandes relatos de emancipacin e ilustracin los que movilizaron a los pueblos en el mundo colonial para alzarse contra la sujecin del imperio y desprenderse de ella. Said deslinda claramente los dos conceptos de cultura a que alude. Por un lado, la cultura como todas aquellas prcticas que como las artes de la descripcin, la comunicacin y la representacin [] poseen relativa autonoma dentro de las esferas de lo econmico, lo social y lo poltico, que existen, las ms de las veces, en forma esttica. Por otro, un concepto de cultura que, al incluir imperceptiblemente un elemento de refinada elevacin, se erige en el archivo de lo mejor que cada sociedad ha conocido y pensado e intenta paliar los estragos de la moderna existencia urbana, mercantil y brutalizadora. En este sentido, la cultura es un teatro de confrontacin entre distintas causas polticas e ideolgicas. Lo difcil en este concepto de cultura es ver lo propio no como algo trascendente, sino vinculado con lo cotidiano: poner en relacin obras como Grandes esperanzas de Charles Dickens, El corazn de las tinieblas y Nostromo de Joseph Conrad, Kim o El libro de la selva de Kipling, por citar slo algunas, con la dominacin imperial y toda su fenomenologa de abyeccin. Si analiza novelas y otros libros en Cultura e imperialismo es porque: me parecen estimables y admirables obras de arte de las [] disfrutamos y extraemos conocimiento. Despus, el desafo consiste en conectarlas [] tambin con el proceso imperial del cual forman parte manifiesta [].

La pluma es ms poderosa que la espada y Said muestra cmo la ndole de uno de los instrumentos ms efectivos utilizados por el imperialismo occidental para dominar a otras culturas fue literaria no menos que econmica o poltica. Desde la poca de Conrad y Dickens, parafrasendole, el mundo se ha transformado de una manera que muchas veces ha sorprendido y alarmado a los habitantes de las metrpolis, que entonces se enfrentan con [] un impresionante desfile de nuevas y potentes voces, que exigen que sus relatos sean escuchados. La tesis de Said es que esas voces hace tiempo que estn all, gracias al proceso globalizador puesto en marcha por el imperialismo moderno, que si desdeamos la experiencia cruzada de occidentales y orientales, y la interdependencias de los terrenos culturales en los cuales el colonizador y el colonizado luchan unos con otros a travs de sus proyecciones, sus geografas rivales, sus relatos y sus historias no llegaremos a entender lo que en esencia ha ocurrido durante el ltimo siglo. La cultura del imperialismo no era invisible, ni ocultaba sus afinidades e interese mundanos [], por eso la tarea consiste en describirla en lo que tiene de comn para indios y britnicos, argelinos y franceses occidentales y africanos, asiticos, latinoamericanos y australianos, a pesar de la sangre derramada, del horror y del amargo resentimiento [].

[] Este es un libro acerca del pasado y del presente, acerca de nosotros y de ellos []. A lo largo del intercambio entre los europeos y sus otros, que empez de modo sistemtico hace medio milenio, la nica idea que apenas si ha variado es que existe un nosotros y un ellos, cada uno asentado, claro, evidente por s mismo e irrebatible.

Y enlazando con Orientalismo, concluye esta divisin se remonta al pensamiento griego sobre los brbaros, pero fuese quien fuese el iniciador de la reflexin acerca de la identidad, durante el siglo XIX sta se convirti en el sello de las culturas imperialistas y tambin en el de las que trataba de resistir los asedios de Europa. Somos an herederos de ese estilo que define a cada cual por su nacin, que a su vez extrae su autoridad de una tradicin supuestamente continua. Obra de un escritor en el exilio, Cultura e imperialismo es una leccin magistral de ciencia poltica.

Biografa del autor:Edward W. Said (Jerusaln, 1936Nueva York, 2003) hijo de una familia palestina en su adolescencia se exili en Egipto y ms tarde march a Estados Unidos. Estudi en Princeton y Harvard. Fue profesor de ingls y literatura comparada en la Universidad de Columbia e imparti docencia en ms de centenar y medio de universidades norteamericanas y europeas. Escritor prolijo, public de manera regular en Le Monde diplomatique, The Guardian y en Al-Hayat. Miembro de Consejo Nacional Palestino, y decidido partidario de la autodeterminacin del pueblo palestino, fue un negociador en la sombra del conflicto de Oriente Medio. Se opuso a los acuerdos de Oslo y al poder de Y. Arafat, que prohibi la circulacin de sus libros en el territorio de Palestina. Entre sus obras destacan Orientalismo (1975); La cuestin palestina (1979); Cultura e imperialismo (1993); The Pen and the Sword (1994); Representaciones del intelectual (1994); The Politics of Dispossession (1994); Fuera de Lugar (1999) y Reflections on Exile (2000) .