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V VE EN NE EZ ZU UE EL L A A UNA VICTORIA DE LAS MASAS Por Luis Oviedo AÑO I / NÚMERO 1 / $2.- [email protected] SEPTIEMBRE DE 2004 E EL L O OB BR R E ER R O O I IN NT TE ER R N NA AC C I IO ON NA AL L C C O O O O R R D D I I N N A A D D O O R R A A P P O O R R L L A A R R E E F F U U N N D D A A C C I I Ó Ó N N D D E E L L A A I I V V ª ª I I N N T T E E R R N N A A C C I I O O N N A A L L g g Por Luis Oviedo L L a batalla por Najaf llegó a su fin. Aunque los bombardeos fueron brutales e indiscrimi- nados, las milicias que enfrenta- ban a las tropas de ocupación sólo aceptaron retirarse como resultado de un acuerdo político entre su je- fe, Al Sadr, y el ayatollah Sistani, la máxima autoridad religiosa shií- ta de Irak. El acuerdo estableció el cese del fuego y el retiro de la ciu- dad santa, tanto de las milicias co- mo de las tropas norteamericanas. Las milicias se retiraron con sus armas y Al Sadr quedó en libertad. El gobierno provisional títere, que no participó directamente en la ne- gociación, se hará cargo de las in- demnizaciones a las víctimas y su policía tomará el control de la ciu- dad. El resultado del acuerdo es contradictorio pero está conforme a la política de fortalecer a las fuer- zas represivas del gobierno títere. La dirección shiíta encabezaba por Sistani apoya la “institucionaliza- ción” de la ocupación. Sistani, sos- tiene la prensa británica, era “la última alternativa” para un acuer- do negociado en Najaf (Financial Times, 26/8). Luego del acuerdo de Najaf, la máxima asamblea de las autorida- des religiosas shiítas, reunida in- mediatamente después, resolvió repudiar la “lucha armada”. Como consecuencia, también cedió la lucha iniciada en la llama- da “Ciudad Sadr”, la gigantesca vi- lla miseria de Bagdad en la que vi- ven dos millones de iraquíes en condiciones de hacinamiento, mi- seria, desesperanza y rebelión sólo comparables con las de la Franja de Gaza. El fin de semana anterior al acuerdo entre Al Sadr y Sistani se habían registrado allí violentos en- frentamientos entre milicianos y tropas de ocupación. Durante los combates, certificaba el Financial Times (29/8), “Ciudad Sadr estaba efectivamente fuera del control de las tropas norteamericanas y de las del gobierno interino”. Gracias al acuerdo entre Sista- ni y Al Sadr, la rebelión fue tem- poralmente desactivada. Pero los ocupantes son incapaces de con- trolar efectivamente el territorio del país (“Estados Unidos sólo con- trola efectivamente una parte de Bagdad”, informaba a principios de agosto el periodista Robert Fisk). Como consecuencia de “los ataques casi diarios a los oleoduc- tos y estaciones de bombeo” (Fi- nancial Times, 31/8), las exporta- ciones de petróleo cayeron de 1,8 millones de barriles diarios en el pasado mes de marzo a apenas un millón diario en agosto. Por eso nadie se hace ilusiones acerca de la duración de la tregua. “Más que un acuerdo duradero es una tregua débil y tambaleante”, afirma el periodista David Rieff (Financial Times, 30/8). La razón, explica, es la situación sin salida que enfrentan las masas iraquíes bajo la ocupación: “el 80% de la ju- ventud, dice Rieff, está desocupada y es entre estos jóvenes donde Sadr tiene sus más firmes partidarios”. Crisis política La rebelión y la batalla de Na- jaf dividieron al gobierno títere. El primer ministro Allawi y los re- presentantes de los partidos kur- dos eran partidarios del aplasta- miento militar. Lo mismo recla- maba una parte de la jerarquía shiíta: la ausencia de Sistani de Najaf y su silencio durante las tres semanas de bombardeos fue inter- pretada como una “carta blanca” a la represión (Financial Times, 26/8). Los partidos shiítas repre- sentados en el gobierno provisio- nal, sin embargo, reclamaban una “salida negociada”. La crisis del gobierno títere era, reflejo de la crisis política de su mandante. La batalla de Najaf volvió a poner en evidencia una fractura existente entre el mando militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas- tamiento militar de la rebelión. Bush, por el contrario, favoreció la tregua para presentarse con un “éxito” frente a la convención re- publicana reunida en Nueva York. Bush se opone a ampliar el núme- ro de las tropas ocupantes, pues prioriza, en el presupuesto militar, el programa de grandes contratos para la “guerra tecnológica” (la misma que mostró sus limitacio- nes en la ocupación de Irak y que, según acusan los generales, puso al ejército en tensión por falta de hombres y de balas). La decepción del generalato con la tregua aceptada por Bush fue expuesta por uno de los habi- tuales voceros oficiosos del Pentá- gono, el derechista Daniel Pipes, que la calificó como “una desgra- cia” y acusó a Bush de “falta de convicción”. La tregua también fue criticada por Kerry y los demócratas (doce al- tos generales y almirantes forman parte del equipo de Kerry). Uno de ellos, Wesley Clark, ex comandan- te de la OTAN, criticó la tregua en Najaf y el conjunto del programa militar de Bush, que incluye el re- tiro de 70.000 soldados de Europa y Asia, como “un error estratégico”. Kerry, por su parte, denunció que el plan de Bush “perjudicará la segu- ridad de Estados Unidos y la gue- rra contra el terrorismo”. Kerry anunció que no se reti- rará de Irak y plantea “aumentar las filas del ejército en 40.000 sol- dados” y “duplicar las fuerzas es- peciales” para poder “afrontar las crecientes misiones en el exterior” (Página/12, 18/8). Pero, a diferen- cia de Bush, plantea “cooperar más a fondo con los aliados, sobre todo los de la Otan, para reducir el es- fuerzo político y militar de Was- hington en Irak” (ídem). La caldera de Medio Oriente “Por primera vez desde la caí- da de Saddam, la partición de Irak aparece como una posibilidad real” (Financial Times, 19/8). Las ten- dencias centrífugas son manifies- tas. Irán, sostienen algunos obser- vadores, daría un silencioso res- paldo a la rebelión shiíta como una manera de “mantener ocupados” a los generales norteamericanos; Turquía respalda los reclamos de la minoría turcómana en el norte del país; importantes sectores del régimen saudita respaldarían la rebelión sunita para evitar el sur- gimiento de un “Irak shiíta”. Todas estas intervenciones pa- lidecen, sin embargo, frente a la que estaría desarrollando el Esta- do sionista en respaldo de los kur- dos. Según Seymour Hersh, el pe- riodista que denunció las torturas en la prisión de Abu Grahib, Isra- el habría instalado bases de espio- naje e infiltración en territorio kurdo, con el objetivo de espiar (e incluso intervenir) contra Irán y los shiítas iraquíes. El mismo Hersh informa que los sionistas impulsarían firmemente la parti- ción de Irak. La intervención israelí en apo- yo de los kurdos desestabiliza Irak y todo el Medio Oriente: amenaza romper uno de los más importantes puntos de apoyo del imperialismo en la región: el acuerdo militar exis- tente entre Turuía e Israel. Turquía está enfrentada con su propia mi- noría kurda y es enemiga mortal del nacimiento de una “república kurda” en el norte de Irak. Crisis mundial Lo que potencia el empantana- miento de la ocupación norteame- ricana de Irak son las contradic- ciones insuperables de la crisis mundial. Estados Unidos invadió Irak para monopolizar el petróleo del Golfo, forzar la privatización de los yacimientos en toda la región, “re- diseñar el mapa” de Medio Orien- te (es decir, “resolver la cuestión palestina” e imponer regímenes adictos en Siria, Irán y Arabia Sau- dita) y, finalmente, subordinar por esta vía a sus rivales europeos. El aumento del precio del pe- tróleo pone en evidencia el fracaso de estos objetivos. Pero mientras Estados Unidos no se disponga a compartir con el capital europeo esos negocios petroleros, no habrá acuerdo político en las Naciones Unidas ni, mucho menos, habrá tropas francesas o alemanas en Irak; “la división transatlántica –entre Europa y Estados Unidos– es más aguda que nunca” (Finan- cial Times, 8/8). g g Por Franco Grisolía D D el 20 al 22 de abril pasa- dos, en Buenos Aires, los representantes de nueve organizaciones trotskistas dieron vida a la Coordinadora por la Re- fundación de la IV Internacional (CRCI), organización internacio- nal centralista democrática, que lleva a una primera conclusión el trabajo internacional desarrolla- do –a partir de 1997– por el Mo- vimiento por la Refundación de la IV Internacional (MRCI), del cual formaba parte nuestra Asociación Marxista Revolucionaria Proget- to Comunista. Además de nuestra organiza- ción, participaron en el Congreso de fundación de la CRCI el Parti- do Obrero (Argentina), el Partido de la Causa Operaria (Brasil), el Partido Revolucionario de los Trabajadores (Grecia), el Partido de los Trabajadores (Uruguay), el grupo de militantes de la Oposi- ción Trotskista Internacional (Estados Unidos), la Liga Mar- xista de los Trabajadores (Fin- landia), la Liga Obrera Socialista (Palestina) y la Oposición Trots- kista (Bolivia). Por motivos técni- cos no pudo estar presente la sec- ción turca del MRCI, la Liga Mar- xista de los Trabajadores. También estaban presentes, con voto consultivo, los represen- tantes de dos grupos simpatizan- tes (la Liga Marxista Revolucio- naria, de Turquía, y Workers Ac- tion, de los Estados Unidos) y dos pequeños núcleos del MRCI (Di- namarca y Venezuela). También estuvieron ausentes por razones técnicas los núcleos de Gran Bre- taña, India, Alemania y Holanda. De conjunto, constituye una corriente organizada de varios miles de militantes. Su número se ha multiplicado por cuatro res- pecto de 1997 y nuestra CRCI constituye hoy la mayor de las or- ganizaciones que se reclaman de la IV Internacional, con excepción del ultra-revisionista “Secretaria- do Unificado de la IV Internacio- nal”. Desde que existe, el movi- miento marxista ha sido “interna- cionalista” no sólo en el programa sino también internacional en su organización, desde la Liga de los Comunistas a las cuatro Interna- cionales que se han sucedido en su historia. El problema que la van- guardia revolucionaria vive dra- máticamente hoy es la ausencia de una Internacional consolidada. Esto porque en los años ’50 la IV Internacional, ya una organiza- ción de vanguardia que no logró consolidar una base de masas, en- tró en crisis. Esto a causa del giro revisionista de la mayoría de su grupo dirigente. Giro que implica- ba la liquidación de la perspectiva de construir verdaderos partidos marxistas revolucionarios, en nombre de la transformación de la IV Internacional en una suerte de grupo de presión hacia los diri- gentes “más radicales” de los par- tidos de masas. La crisis provoca- da por este giro (que implicaba también el abandono progresivo de los puntos fundamentales del programa trotskista) se hizo sen- tir incluso en el ámbito de los sec- tores que se opusieron al revisio- nismo. Así, la IV Internacional fue dislocada y dividida y no pudo ju- gar en las décadas siguientes el rol que le habría sido propio. Es difí- cil decir si una Internacional uni- da y afirmada en una política con- secuente habría podido permitir una victoria revolucionaria en una o más situaciones particulares. Pero, al mismo tiempo, es absolu- tamente probable que, fortalecida en la intervención consecuente en la lucha de clases, la IV Interna- cional habría podido aparecer –frente a la quiebra del stalinismo y la crisis de todas las viejas di- recciones– ante una amplia van- guardia del proletariado y de las masas oprimidas, tanto en Occi- dente como en Oriente, en los pa- íses oprimidos y en los países im- perialistas, como el punto de refe- rencia para combatir la barbarie capitalista y desarrollar la revolu- ción socialista. Naturalmente, somos bien conscientes de nuestras limitacio- nes. En relación con los desafíos de la lucha de clases, somos una organización muy pequeña. La multiplicación cuantitativa y el desarrollo cualitativo de nuestras fuerzas en países con situaciones diversas como Argentina, Brasil, Uruguay e Italia, representan la expresión, a nuestro entender, de nuestra intervención globalmente correcta en la lucha de clases. Es- to puede ser especialmente su- brayado en referencia a los acon- tecimientos revolucionarios que han tenido lugar en Argentina y al papel de vanguardia, en parti- cular en el movimiento piquetero, que ha jugado el Partido Obrero, pero vale también para las otras situaciones. Sin embargo, com- prendemos que la extensión a es- cala mundial de nuestra organi- zación es todavía limitada, estan- do la CRCI ausente en lo sustan- cial en regiones importantes del planeta y también de otros países importantes para la lucha de cla- ses, y también por la presencia de sectores de vanguardia con in- fluencia significativa que se re- claman trotskistas, contradicto- riamente a su política concreta (como Francia). Por consiguiente, nos esperan desafíos todavía muy pesados de construcción y de rea- grupamiento revolucionario. Pe- ro, a pesar de esto, nuestro desa- rrollo y la transformación del MR- CI en organización centralista de- mocrática representan un paso adelante significativo en la lucha por la refundación de la IV Inter- nacional. La seriedad de nuestro método se evidencia también en el hecho de que nuestra organiza- ción representa el primer reagru- pamiento revolucionario trotskis- ta serio y significativo desde la cri- sis de la Internacional en los años ’50. En efecto, nuestra corriente es el producto del reagrupamien- to de tres experiencias diferentes. La del Partido Obrero de Argenti- na y de las otras organizaciones latinoamericanas ligadas a él; la de la Oposición Trotskista Inter- nacional, y la del Partido Revolu- cionario de los Trabajadores de Grecia. Y el método trotskista del reagrupamiento sobre la base de los principios es lo que ha permi- tido realizar esta unión. En particular, se ha realizado sobre la base de cuatro puntos pro- gramáticos centrales, señalados en la primera conferencia de nues- tro movimiento, realizada en Gé- nova en 1997, que reproducimos aquí: “Los cambios que se desarro- llan en la situación internacio- nal, especialmente la profundi- zación de la crisis económica del capitalismo mundial y los levan- tamientos populares en diversas partes del globo, obligan a todas las organizaciones que se reivin- dican trotskistas a plantear la re- fundación de la IV Internacional, para ofrecer a la vanguardia de los trabajadores de todo el mun- do una orientación y una organi- zación marxistas revoluciona- rias. “El Secretariado Unificado de la IV Internacional (SU), que se reivindica como la continuidad de la IV Internacional, no es la IV In- ternacional ni puede ser reforma- do para serlo. La refundación de la IV Internacional requiere la derrota política del SU. “En nuestra opinión, las bases de discusión para refundar la IV Internacional deben incluir: “–La actualidad de la lucha por la revolución socialista mundial y la dictadura del proletariado. “–La reafirmación de la caracteri- zación de la IV Internacional de los Frentes Populares como un bloque con la burguesía ‘democrá- tica’, que condena al partido del proletariado a ser un apéndice del capital. “–La necesidad de la revolución so- cial y política en la antigua Unión Soviética, el Este europeo, China, Indochina, Corea del Norte y Cu- ba. “–La elaboración de una estrate- gia anticapitalista basada en el método y en las reivindicaciones de transición.” Estas son las bases sobre cu- yo anclaje queremos avanzar en la lucha por la refundación de la IV Internacional. En un cuadro mundial en el cual es todavía más evidente la necesidad de la abolición del estado de cosas pre- sente y el carácter traidor de las direcciones, en crisis, del movi- miento de las masas e incluso de los sectores más abiertamente revisionistas del trotskismo. So- bre estas bases continuaremos interviniendo en la lucha de cla- ses y buscando el reagrupamien- to revolucionario con los sectores de la vanguardia del movimien- to obrero, apreciándolos no sólo por sus afirmaciones abstractas sino también en su acción con- creta. Porque la organización inter- nacional que hemos fundado no es un club de discusión, una secta o un cuadro de testimonio, aunque fuera “principista”. Es, por el con- trario, una organización de lucha, para la cual la batalla por la re- fundación de la Internacional se confunde con la lucha por la revo- lución proletaria. En efecto, para nosotros sigue siendo totalmente válido aquello que Marx y Engels señalaron en el Manifiesto Comunista, hace más de ciento cincuenta años: “El objetivo inmediato de los comu- nistas es (...) la formación del pro- letariado en clase, el derroca- miento de la dominación de la burguesía, la conquista del poder político por el proletariado”. Considerando esto, el paso adelante hacia la refundación de la IV Internacional que se dio en Buenos Aires con la constitución de la CRCI es también un paso adelante, todavía modesto pero real, hacia la revolución socialis- ta mundial. Por qué refundar la IV internacional El congreso en Buenos Aires Irak P Po o r r l l a a d de e r r r r o ot t a a d de e l l i i m mp p e e r ri i a a l l i i s sm m o o y ya a n n q q u ui i PÁGINA 2 PÁGINA 7 E EU UR R O OP PA A EN LA BALANZA Por Pablo Heller PÁGINA 4 I I T T A AL LI IA A LA CRISIS ITALIANA Por Marco Ferrando PÁGINAS 4 Y 5 A AR RG GE EN NT TI IN NA A PIQUETEROS OCUPAN LAS PETROLERAS Por Christian Rath PÁGINA 3 U UR RU UG GU UA AY Y EL PT ES EL ÚNICO PARTIDO DE IZQUIERDA

EEL OOBRERO IINTERNACIONAL - En Defensa del Marxismo · militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión. Bush,

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Page 1: EEL OOBRERO IINTERNACIONAL - En Defensa del Marxismo · militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión. Bush,

VVEENNEEZZUUEELLAA

UNA VICTORIADE LAS MASASPor Luis Oviedo

AÑO I / NÚMERO 1 / $2.- [email protected] DE 2004

EELL OOBBRREERROO IINNTTEERRNNAACCIIOONNAALLCC OO OO RR DD II NN AA DD OO RR AA PP OO RR LL AA RR EE FF UU NN DD AA CC II ÓÓ NN DD EE LL AA II VV ªª II NN TT EE RR NN AA CC II OO NN AA LL

gg Por Luis Oviedo

LL a batalla por Najaf llegó a sufin. Aunque los bombardeosfueron brutales e indiscrimi-

nados, las milicias que enfrenta-ban a las tropas de ocupación sóloaceptaron retirarse como resultadode un acuerdo político entre su je-fe, Al Sadr, y el ayatollah Sistani,la máxima autoridad religiosa shií-ta de Irak. El acuerdo estableció elcese del fuego y el retiro de la ciu-dad santa, tanto de las milicias co-mo de las tropas norteamericanas.Las milicias se retiraron con susarmas y Al Sadr quedó en libertad.El gobierno provisional títere, queno participó directamente en la ne-gociación, se hará cargo de las in-demnizaciones a las víctimas y supolicía tomará el control de la ciu-dad.

El resultado del acuerdo escontradictorio pero está conformea la política de fortalecer a las fuer-zas represivas del gobierno títere.La dirección shiíta encabezaba porSistani apoya la “institucionaliza-ción” de la ocupación. Sistani, sos-tiene la prensa británica, era “laúltima alternativa” para un acuer-do negociado en Najaf (FinancialTimes, 26/8).

Luego del acuerdo de Najaf, lamáxima asamblea de las autorida-des religiosas shiítas, reunida in-mediatamente después, resolviórepudiar la “lucha armada”.

Como consecuencia, tambiéncedió la lucha iniciada en la llama-da “Ciudad Sadr”, la gigantesca vi-lla miseria de Bagdad en la que vi-ven dos millones de iraquíes encondiciones de hacinamiento, mi-seria, desesperanza y rebelión sólocomparables con las de la Franja deGaza. El fin de semana anterior alacuerdo entre Al Sadr y Sistani sehabían registrado allí violentos en-frentamientos entre milicianos ytropas de ocupación. Durante loscombates, certificaba el FinancialTimes (29/8), “Ciudad Sadr estabaefectivamente fuera del control delas tropas norteamericanas y de lasdel gobierno interino”.

Gracias al acuerdo entre Sista-ni y Al Sadr, la rebelión fue tem-poralmente desactivada. Pero losocupantes son incapaces de con-trolar efectivamente el territoriodel país (“Estados Unidos sólo con-trola efectivamente una parte deBagdad”, informaba a principiosde agosto el periodista RobertFisk). Como consecuencia de “losataques casi diarios a los oleoduc-tos y estaciones de bombeo” (Fi-nancial Times, 31/8), las exporta-ciones de petróleo cayeron de 1,8millones de barriles diarios en elpasado mes de marzo a apenas unmillón diario en agosto.

Por eso nadie se hace ilusionesacerca de la duración de la tregua.“Más que un acuerdo duradero esuna tregua débil y tambaleante”,afirma el periodista David Rieff(Financial Times, 30/8). La razón,explica, es la situación sin salidaque enfrentan las masas iraquíesbajo la ocupación: “el 80% de la ju-ventud, dice Rieff, está desocupaday es entre estos jóvenes donde Sadrtiene sus más firmes partidarios”.

Crisis política

La rebelión y la batalla de Na-jaf dividieron al gobierno títere. Elprimer ministro Allawi y los re-presentantes de los partidos kur-dos eran partidarios del aplasta-miento militar. Lo mismo recla-maba una parte de la jerarquíashiíta: la ausencia de Sistani deNajaf y su silencio durante las tressemanas de bombardeos fue inter-pretada como una “carta blanca” ala represión (Financial Times,26/8). Los partidos shiítas repre-sentados en el gobierno provisio-

nal, sin embargo, reclamaban una“salida negociada”.

La crisis del gobierno títereera, reflejo de la crisis política desu mandante. La batalla de Najafvolvió a poner en evidencia unafractura existente entre el mandomilitar y la Casa Blanca.

El generalato del Pentágonoimpulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión.Bush, por el contrario, favoreció latregua para presentarse con un“éxito” frente a la convención re-publicana reunida en Nueva York.Bush se opone a ampliar el núme-ro de las tropas ocupantes, puesprioriza, en el presupuesto militar,el programa de grandes contratospara la “guerra tecnológica” (lamisma que mostró sus limitacio-nes en la ocupación de Irak y que,según acusan los generales, pusoal ejército en tensión por falta dehombres y de balas).

La decepción del generalatocon la tregua aceptada por Bushfue expuesta por uno de los habi-tuales voceros oficiosos del Pentá-gono, el derechista Daniel Pipes,que la calificó como “una desgra-cia” y acusó a Bush de “falta deconvicción”.

La tregua también fue criticadapor Kerry y los demócratas (doce al-tos generales y almirantes formanparte del equipo de Kerry). Uno deellos, Wesley Clark, ex comandan-te de la OTAN, criticó la tregua enNajaf y el conjunto del programamilitar de Bush, que incluye el re-tiro de 70.000 soldados de Europay Asia, como “un error estratégico”.Kerry, por su parte, denunció que elplan de Bush “perjudicará la segu-ridad de Estados Unidos y la gue-rra contra el terrorismo”.

Kerry anunció que no se reti-rará de Irak y plantea “aumentarlas filas del ejército en 40.000 sol-dados” y “duplicar las fuerzas es-peciales” para poder “afrontar lascrecientes misiones en el exterior”(Página/12, 18/8). Pero, a diferen-cia de Bush, plantea “cooperar mása fondo con los aliados, sobre todolos de la Otan, para reducir el es-fuerzo político y militar de Was-hington en Irak” (ídem).

La caldera de Medio Oriente

“Por primera vez desde la caí-da de Saddam, la partición de Irakaparece como una posibilidad real”(Financial Times, 19/8). Las ten-dencias centrífugas son manifies-tas. Irán, sostienen algunos obser-vadores, daría un silencioso res-paldo a la rebelión shiíta como unamanera de “mantener ocupados” alos generales norteamericanos;Turquía respalda los reclamos dela minoría turcómana en el nortedel país; importantes sectores delrégimen saudita respaldarían larebelión sunita para evitar el sur-gimiento de un “Irak shiíta”.

Todas estas intervenciones pa-lidecen, sin embargo, frente a laque estaría desarrollando el Esta-do sionista en respaldo de los kur-dos. Según Seymour Hersh, el pe-riodista que denunció las torturasen la prisión de Abu Grahib, Isra-el habría instalado bases de espio-naje e infiltración en territoriokurdo, con el objetivo de espiar (eincluso intervenir) contra Irán ylos shiítas iraquíes. El mismoHersh informa que los sionistasimpulsarían firmemente la parti-ción de Irak.

La intervención israelí en apo-yo de los kurdos desestabiliza Iraky todo el Medio Oriente: amenazaromper uno de los más importantespuntos de apoyo del imperialismoen la región: el acuerdo militar exis-tente entre Turuía e Israel. Turquíaestá enfrentada con su propia mi-noría kurda y es enemiga mortaldel nacimiento de una “repúblicakurda” en el norte de Irak.

Crisis mundial

Lo que potencia el empantana-miento de la ocupación norteame-ricana de Irak son las contradic-ciones insuperables de la crisismundial.

Estados Unidos invadió Irakpara monopolizar el petróleo delGolfo, forzar la privatización de los

yacimientos en toda la región, “re-diseñar el mapa” de Medio Orien-te (es decir, “resolver la cuestiónpalestina” e imponer regímenesadictos en Siria, Irán y Arabia Sau-dita) y, finalmente, subordinar poresta vía a sus rivales europeos.

El aumento del precio del pe-tróleo pone en evidencia el fracasode estos objetivos. Pero mientras

Estados Unidos no se disponga acompartir con el capital europeoesos negocios petroleros, no habráacuerdo político en las NacionesUnidas ni, mucho menos, habrátropas francesas o alemanas enIrak; “la división transatlántica–entre Europa y Estados Unidos–es más aguda que nunca” (Finan-cial Times, 8/8).

gg Por Franco Grisolía

DD el 20 al 22 de abril pasa-dos, en Buenos Aires, losrepresentantes de nueve

organizaciones trotskistas dieronvida a la Coordinadora por la Re-fundación de la IV Internacional(CRCI), organización internacio-nal centralista democrática, quelleva a una primera conclusión eltrabajo internacional desarrolla-do –a partir de 1997– por el Mo-vimiento por la Refundación de laIV Internacional (MRCI), del cualformaba parte nuestra AsociaciónMarxista Revolucionaria Proget-to Comunista.

Además de nuestra organiza-ción, participaron en el Congresode fundación de la CRCI el Parti-do Obrero (Argentina), el Partidode la Causa Operaria (Brasil), elPartido Revolucionario de losTrabajadores (Grecia), el Partidode los Trabajadores (Uruguay), elgrupo de militantes de la Oposi-ción Trotskista Internacional(Estados Unidos), la Liga Mar-xista de los Trabajadores (Fin-landia), la Liga Obrera Socialista(Palestina) y la Oposición Trots-kista (Bolivia). Por motivos técni-cos no pudo estar presente la sec-ción turca del MRCI, la Liga Mar-xista de los Trabajadores.

También estaban presentes,con voto consultivo, los represen-tantes de dos grupos simpatizan-tes (la Liga Marxista Revolucio-naria, de Turquía, y Workers Ac-tion, de los Estados Unidos) y dospequeños núcleos del MRCI (Di-namarca y Venezuela). Tambiénestuvieron ausentes por razonestécnicas los núcleos de Gran Bre-taña, India, Alemania y Holanda.

De conjunto, constituye unacorriente organizada de variosmiles de militantes. Su número seha multiplicado por cuatro res-pecto de 1997 y nuestra CRCIconstituye hoy la mayor de las or-ganizaciones que se reclaman dela IV Internacional, con excepcióndel ultra-revisionista “Secretaria-do Unificado de la IV Internacio-nal”.

Desde que existe, el movi-miento marxista ha sido “interna-cionalista” no sólo en el programasino también internacional en suorganización, desde la Liga de losComunistas a las cuatro Interna-cionales que se han sucedido en suhistoria. El problema que la van-guardia revolucionaria vive dra-máticamente hoy es la ausencia deuna Internacional consolidada.Esto porque en los años ’50 la IVInternacional, ya una organiza-ción de vanguardia que no logróconsolidar una base de masas, en-tró en crisis. Esto a causa del girorevisionista de la mayoría de sugrupo dirigente. Giro que implica-ba la liquidación de la perspectivade construir verdaderos partidosmarxistas revolucionarios, ennombre de la transformación de laIV Internacional en una suerte degrupo de presión hacia los diri-gentes “más radicales” de los par-tidos de masas. La crisis provoca-da por este giro (que implicabatambién el abandono progresivode los puntos fundamentales delprograma trotskista) se hizo sen-tir incluso en el ámbito de los sec-tores que se opusieron al revisio-nismo. Así, la IV Internacional fuedislocada y dividida y no pudo ju-gar en las décadas siguientes el rol

que le habría sido propio. Es difí-cil decir si una Internacional uni-da y afirmada en una política con-secuente habría podido permitiruna victoria revolucionaria en unao más situaciones particulares.Pero, al mismo tiempo, es absolu-tamente probable que, fortalecidaen la intervención consecuente enla lucha de clases, la IV Interna-cional habría podido aparecer–frente a la quiebra del stalinismoy la crisis de todas las viejas di-recciones– ante una amplia van-guardia del proletariado y de lasmasas oprimidas, tanto en Occi-dente como en Oriente, en los pa-íses oprimidos y en los países im-perialistas, como el punto de refe-rencia para combatir la barbariecapitalista y desarrollar la revolu-ción socialista.

Naturalmente, somos bienconscientes de nuestras limitacio-nes. En relación con los desafíosde la lucha de clases, somos unaorganización muy pequeña. Lamultiplicación cuantitativa y eldesarrollo cualitativo de nuestrasfuerzas en países con situacionesdiversas como Argentina, Brasil,Uruguay e Italia, representan laexpresión, a nuestro entender, denuestra intervención globalmentecorrecta en la lucha de clases. Es-to puede ser especialmente su-brayado en referencia a los acon-tecimientos revolucionarios quehan tenido lugar en Argentina yal papel de vanguardia, en parti-cular en el movimiento piquetero,que ha jugado el Partido Obrero,pero vale también para las otrassituaciones. Sin embargo, com-prendemos que la extensión a es-cala mundial de nuestra organi-zación es todavía limitada, estan-do la CRCI ausente en lo sustan-cial en regiones importantes delplaneta y también de otros paísesimportantes para la lucha de cla-ses, y también por la presencia desectores de vanguardia con in-fluencia significativa que se re-claman trotskistas, contradicto-riamente a su política concreta(como Francia). Por consiguiente,nos esperan desafíos todavía muypesados de construcción y de rea-grupamiento revolucionario. Pe-ro, a pesar de esto, nuestro desa-rrollo y la transformación del MR-CI en organización centralista de-mocrática representan un pasoadelante significativo en la luchapor la refundación de la IV Inter-nacional. La seriedad de nuestrométodo se evidencia también en elhecho de que nuestra organiza-ción representa el primer reagru-pamiento revolucionario trotskis-ta serio y significativo desde la cri-sis de la Internacional en los años’50. En efecto, nuestra corrientees el producto del reagrupamien-to de tres experiencias diferentes.La del Partido Obrero de Argenti-na y de las otras organizacioneslatinoamericanas ligadas a él; lade la Oposición Trotskista Inter-nacional, y la del Partido Revolu-cionario de los Trabajadores deGrecia. Y el método trotskista delreagrupamiento sobre la base delos principios es lo que ha permi-tido realizar esta unión.

En particular, se ha realizadosobre la base de cuatro puntos pro-gramáticos centrales, señaladosen la primera conferencia de nues-tro movimiento, realizada en Gé-nova en 1997, que reproducimosaquí:

“Los cambios que se desarro-

llan en la situación internacio-nal, especialmente la profundi-zación de la crisis económica delcapitalismo mundial y los levan-tamientos populares en diversaspartes del globo, obligan a todaslas organizaciones que se reivin-dican trotskistas a plantear la re-fundación de la IV Internacional,para ofrecer a la vanguardia delos trabajadores de todo el mun-do una orientación y una organi-zación marxistas revoluciona-rias.

“El Secretariado Unificado dela IV Internacional (SU), que sereivindica como la continuidad dela IV Internacional, no es la IV In-ternacional ni puede ser reforma-do para serlo. La refundación dela IV Internacional requiere laderrota política del SU.

“En nuestra opinión, las basesde discusión para refundar la IVInternacional deben incluir: “–La actualidad de la lucha por larevolución socialista mundial y ladictadura del proletariado.“–La reafirmación de la caracteri-zación de la IV Internacional delos Frentes Populares como unbloque con la burguesía ‘democrá-tica’, que condena al partido delproletariado a ser un apéndice delcapital.“–La necesidad de la revolución so-cial y política en la antigua UniónSoviética, el Este europeo, China,Indochina, Corea del Norte y Cu-ba.“–La elaboración de una estrate-gia anticapitalista basada en elmétodo y en las reivindicacionesde transición.”

Estas son las bases sobre cu-yo anclaje queremos avanzar enla lucha por la refundación de laIV Internacional. En un cuadromundial en el cual es todavíamás evidente la necesidad de laabolición del estado de cosas pre-sente y el carácter traidor de lasdirecciones, en crisis, del movi-miento de las masas e incluso delos sectores más abiertamenterevisionistas del trotskismo. So-bre estas bases continuaremosinterviniendo en la lucha de cla-ses y buscando el reagrupamien-to revolucionario con los sectoresde la vanguardia del movimien-to obrero, apreciándolos no sólopor sus afirmaciones abstractassino también en su acción con-creta.

Porque la organización inter-nacional que hemos fundado no esun club de discusión, una secta oun cuadro de testimonio, aunquefuera “principista”. Es, por el con-trario, una organización de lucha,para la cual la batalla por la re-fundación de la Internacional seconfunde con la lucha por la revo-lución proletaria.

En efecto, para nosotros siguesiendo totalmente válido aquelloque Marx y Engels señalaron enel Manifiesto Comunista, hacemás de ciento cincuenta años: “Elobjetivo inmediato de los comu-nistas es (...) la formación del pro-letariado en clase, el derroca-miento de la dominación de laburguesía, la conquista del poderpolítico por el proletariado”.

Considerando esto, el pasoadelante hacia la refundación dela IV Internacional que se dio enBuenos Aires con la constituciónde la CRCI es también un pasoadelante, todavía modesto peroreal, hacia la revolución socialis-ta mundial.

Por qué refundarla IV internacionalEl congreso en Buenos Aires

Irak

PPoorr llaa ddeerrrroottaa ddeell iimmppeerriiaalliissmmooyyaannqquuii

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EEUURROOPPAA

EN LA BALANZAPor Pablo Heller

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IITTAALLIIAA

LA CRISIS ITALIANAPor Marco Ferrando

PÁGINAS 4 Y 5

AARRGGEENNTTIINNAA

PIQUETEROS OCUPANLAS PETROLERASPor Christian Rath

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UURRUUGGUUAAYY

EL PT ES ELÚNICO PARTIDODE IZQUIERDA

Page 2: EEL OOBRERO IINTERNACIONAL - En Defensa del Marxismo · militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión. Bush,

PPáággiinnaa 22 SSeeppttiieemmbbrree 22000044 // NNúúmmeerroo 11 // EELL OOBB RREERROO IINNTTEERRNNAACC IIOONNAA LL

AA yer, finalmente, la Con-vención del Partido de losTrabajadores (PT) alcanzó

el número requerido y proclamóa María Luisa Suárez como can-didata a la Vicepresidencia de laRepública y compañera de fór-mula del dirigente bancario Ra-fael Fernández. Poco antes deser ungida por la Convención,reunida en el Club Colón, dialo-gó con La República sobre susconvicciones políticas, el papelde la mujer, el movimiento de losdesocupados, el PIT-CNT, el ac-tual gobierno, el sistema políticoy la izquierda.

–¿Cuáles son las formas que tie-ne la Unión de Trabajadores De-socupados (UTD) de reivindicarsus reclamos? ¿Qué opinión lemerece el actual gobierno? ¿Cuáles la función del PT en nuestrasociedad?–Mediante la lucha, cortes deruta, reclamando trabajo, ocu-pando, como ya lo hemos hecho,en el Ministerio de Trabajo, sehan conseguido logros impor-tantísimos, porque este gobier-no ha sido hambreador y nos hallevado a esta situación de po-breza y de miseria, que sólo nosdeja como opción tomar estasmedidas. Con relación a la fun-ción del PT y de la UTD, busca-mos la unión de la clase obrera,ya que está terriblemente divi-dida. Ese es nuestro objetivo,unir a obreros ocupados y deso-cupados, para llevar a cabo unalucha en conjunto, por las dife-rentes reivindicaciones, que aesta altura toda la población yaconoce.

El PT es un partido de traba-jadores, que lucha y representa,pura y exclusivamente, a la cla-se obrera. Es el único partido deizquierda.

En cuanto a la UTD, es unmovimiento de desocupados,donde también hay subocupa-dos, que reclaman, permanente-mente, parte de lo que el gobier-no y este sistema nos han roba-do. –¿Cómo ve la participación de lamujer en política, en la UTD y enel PT? –Es importantísima la partici-

pación de la mujer dentro de laUTD, ya que se destaca en lamayoría del movimiento pique-tero y de las ollas populares.Dentro del PT hay, como en to-dos los partidos, mujeres y hom-bres, pero la mujer tiene un rolimportante. En nuestro partido,se ve la igualdad en todo senti-do, no como en otros. Lo que no-sotros vamos a refutar siemprees lo que el capitalismo nos im-pone, y para eso hay cinco pala-bras que nos marcan como mo-vimiento y que las mujeres hanadoptado, ya que las sufrimos adiario, que son: oligarquía, ca-

pitalismo, imperialismo, bur-guesía y burocracia. Esas pala-bras son, justamente, contra loque nosotros luchamos. No ad-mitimos que nadie venga a de-cirnos qué hacer con nuestro pa-ís. –¿Qué opinión le merecen las po-líticas que ha llevado adelante elPIT-CNT?–El PIT-CNT ha tenido como po-lítica la división de la clase obre-ra. El permanente deseo de es-trangulación de luchas y suenorme burocracia. Nosotrosnunca iríamos a almorzar conlos “yanquis”, ni a pedir permi-so para ver qué hacemos con lossindicatos, eso lo resolvemos no-sotros, con la clase obrera. ElPIT-CNT, mal llamado ‘el defen-sor de la clase obrera’, cuando laUTD presentó un proyecto fren-te al Ministerio de Trabajo –quesabemos no es suficiente, por-que no queremos paliativos,queremos salarios dignos o unsubsidio para los desocupados–,estaba aprobado por el ministro,y el PIT-CNT frente a la Junaevotó en contra de la clase traba-jadora. Esa es la política que no-sotros no queremos.–¿Qué opina de los partidos tra-dicionales y del EP-FA-NM, conrelación a las elecciones y suspropuestas?–Nosotros no estamos dentrodel FA, y mucha gente nos pre-gunta por qué. No pertenecemosporque no estamos de acuerdocon las políticas que planteósiempre, está planteando yplantea a futuro, porque son pa-

liativas y no definitivas. No que-remos pagar la deuda externacon el hambre de la gente. Re-pudiamos que se proclame, des-de la Casa Blanca, el nombre deun futuro ministro de un parti-do al que los dirigentes del PIT-CNT pretenden presentar comodefensor de la clase obrera. ElPT se ha dado cuenta de todo es-to y está dispuesto a abrir unfrente de trabajadores; a las or-ganizaciones que en este mo-mento quieran abrirse o esténindecisas o quieran formar porsí mismas un partido, las invi-tamos a integrarlo.

–Dentro de los discursos de lospartidos que pueden llegar a sergobierno el año que viene, ¿ve al-guna propuesta que conduzca auna solución de los problemasque usted plantea que tiene laclase obrera?–Si hubiera voluntad política losrecursos aparecerían, pero lassoluciones a nuestros problemashan aparecido por iniciativas dela misma UTD, por la moviliza-ción de la gente en la calle, y esagente en la calle es la que va amover montañas. Hemos sido laúnica organización que ha logra-do que el Inda (Instituto Nacio-nal de Alimentación) diera parti-das de alimentos cada 15 días yuna partida doble de alimentosuna vez por mes. Además, lasollas de la UTD no son asisten-cialistas, son de lucha. La genteestá muy consciente de que si nolucha no tiene nada.

“La República” en la red (29/8)

gg Por Rafael Fernández

LL as encuestadoras coinci-den en que el Frente Am-plio tendrá una amplia

mayoría en las elecciones de oc-tubre próximo, y que probable-mente triunfará con mayoría ab-soluta, o sea, sin necesidad desegunda vuelta.

Los partidos tradicionales dela burguesía (“blancos” y “colora-dos”), que han gobernado pormás de un siglo y medio, no reú-nen entre ambos el 40%; el Par-tido Colorado del presidente Bat-lle está al borde de la extinción(menos del 10%).

Las elecciones expresarán laprofunda descomposición del ré-gimen político; Uruguay partici-pa plenamente de la tendenciaque recorre a América Latina, debancarrotas económicas, crisispolíticas, emergencia de gobier-nos capitalistas de centroiz-quierda y agudización de la lu-cha de las masas. Las semejan-zas con el proceso de disgrega-ción de los regímenes y partidosburgueses venezolanos, argenti-nos, bolivianos o brasileños, noson por lo tanto casuales: refle-jan un período en desarrollo a es-cala de todo el continente.

Debacle económica

Durante 2002, el derrumbede la “plaza financiera” urugua-ya provocó la fuga de casi el 50%de los depósitos de la banca, una“corrida” que condujo a la quie-bra de los principales bancos; lamoneda se devaluó un 65%,mientras la deuda externa au-mentó en 3.000 millones de dó-lares y el producto bruto cayó ala mitad. Actualmente, la deudapública de Uruguay equivale al110% del PBI.

El gobierno pretende que “lacrisis quedó atrás”. Pero el au-mento de las exportaciones –ba-sado en la superexplotación dela clase obrera (rebaja salarial,impuestazos sobre sueldos y ju-bilaciones, etc.)– es precario. Lasupuesta mejora económica secontradice con el incrementodel endeudamiento estatal (enlo que va del año la deuda ex-terna aumentó en 600 millonesde dólares; el déficit público en2003 llegó al 10% del PBI). Porotra parte, la crisis bancaria noestá cerrada, sino apenas “dife-rida”.

Los vencimientos de la deu-da en los próximos cinco años su-peran los 6.000 millones de dó-lares: más de la mitad del PBIanual. Si a esto se suma la obli-gación de devolver los depósitosa los ahorristas estafados, que-da claro que lo peor de la crisisestá por venir.

El Frente Amplio

El FA nació en 1971 comouna alianza de los partidos obre-ros (PC, PS) con la DemocraciaCristiana, grupos que rompíancon los partidos tradicionales, yun sector nacionalista del Ejér-cito. Fue un instrumento que su-bordinó el movimiento obrero alEstado capitalista –y no sólo ba-jo su forma “democrática”, comoquedó demostrado cuando unsector del FA buscó una conver-gencia con un sector supuesta-mente “antiimperialista” de lasFuerzas Armadas, conduciendoa la derrota a la heroica huelgageneral de 15 días contra el gol-pe de Estado de junio de 1973.

Tras 12 años de dictaduramilitar, el Frente Amplio parti-cipó en 1984 de la negociacióncon el régimen militar –junto alos partidos burgueses– que con-dujo al “Pacto del Club Naval”.La “democracia” parida en eseacuerdo favoreció a los gobiernosproimperialistas de colorados yblancos, y la integración de lossindicatos al Estado.

La bancarrota del naciona-lismo burgués latinoamericanoy el derrumbe de la burocraciaestalinista aceleraron la evolu-ción del Frente Amplio hacia lasposiciones del imperialismo: de-fensa de las privatizaciones y dela “flexibilidad” laboral, apoyo ala “integración” dominada porlos monopolios internacionales(Mercosur), defensa de la “plazafinanciera”. Esta política se ex-presó durante casi 15 años par-ticularmente en el gobiernofrenteamplista en la Alcaldía deMontevideo.

Durante 2002, cuando Batlleestuvo a punto de renunciar a lapresidencia ante la debacle eco-nómica y la tendencia de las ma-sas a la huelga general, el can-didato presidencial del FrenteAmplio se comprometió pública-mente a “ayudar a Batlle a lle-gar al 2005”. El FA se ha venidoampliando hacia su derecha, conblancos y colorados, incluso des-pués de la formación del FA-En-cuentro Progresista.

Lulismo a la uruguaya

Según el candidato del FA-EP, Tabaré Vázquez, “En Uru-guay estamos mucho más próxi-mos de Brasil y Chile. Nos sen-timos más identificados con es-tos dos gobiernos” (El Observa-dor, 4/8). Lo subrayó cuando “to-mó distancia del presidente ve-nezolano Hugo Chávez”.

Es que mientras el chavismoestá obligado a movilizar a lasmasas (y al mismo tiempo in-tentar regimentarlas), el FrenteAmplio de Uruguay está dedica-do sistemáticamente a desmora-lizar a su propia base electoral.

Tabaré Vázquez llegó a en-trevistarse con Enrique Iglesias,presidente del Banco Interame-ricano de Desarrollo (BID), paraproponerle que sea el futuro mi-nistro de Economía. Ante la ne-gativa del banquero, Vázquezdesignó al senador del ala dere-cha del FA Danilo Astori, uno delos redactores de la ley de priva-tización de la petrolera estatal,impulsada por el gobierno deBatlle. Los trabajadores petrole-ros, junto al activismo sindical yde izquierda, debieron reunircientos de miles de firmas parasometer a plebiscito y finalmen-te derogar (con el 62% de los vo-tos) una ley que habían apoyadotres senadores del Frente Am-plio.

Astori y Vázquez se pronun-ciaron por mantener la jubilaciónprivada, así como el secreto ban-cario, y eliminar el monopolio quemantienen algunas empresas es-tatales –las que serán “asocia-das” con capitales privados. Almismo tiempo, Astori ha anun-ciado que eliminará las limita-ciones legales al despido de fun-cionarios públicos y que reforma-rá el seguro de desempleo paraexigir una contraprestación detrabajo, una “reforma laboral”que los colorados han anunciadolargamente y no han logrado con-cretar.

La “izquierda radical”

El “ala radical” del FrenteAmplio-Encuentro Progresista,en la cual militan los grupos vin-culados al “Secretariado Unifi-cado” (PST, Corriente de Iz-quierda), difícilmente alcanzará(con suerte) un 3% de los votosde todo el FA-EP. Es probableque ni siquiera llegue a ser ex-pulsada al estilo de Heloísa He-lena de Brasil (SU), ya que difí-cilmente conquistará represen-tación parlamentaria. Tras 33años de vegetación dentro delfrente popular, el PST –“secciónuruguaya del Secretariado Uni-ficado”– obtuvo 387 votos en las“elecciones internas” del 27 dejunio pasado (el 0,08% de los vo-tos del FA).

La Corriente de Izquierda(CI) ha propuesto a todos estosgrupos conformar un bloque en“defensa de los principios funda-cionales del Frente Amplio”. Di-ce el llamamiento que “es abso-lutamente imprescindible lograrque el Frente Amplio acceda alGobierno, como único medio desalvación nacional”, y que “apa-rece como evidente que en formaaislada, cada grupo es impoten-te más allá del cumplimiento desu deber esclarecedor, para inci-dir y pesar en las definicionespolíticas frentistas, en las direc-ciones que consideramos conve-niente para el país y para el pro-pio triunfo del FA en las cerca-nas elecciones de octubre”. La“impotencia” de “cada grupo” yde todo el “bloque” surge, preci-samente, de considerar que ungobierno capitalista y fondomo-netarista pueda ser el “único me-dio de salvación nacional”. No escasual, entonces, que los inte-grantes del ala “radical” sean losmás desmoralizados de toda ladesmoralizada base militantedel Frente Amplio.

La política del PT de Uruguay

El Partido de los Trabajado-res es el único que se ha prepa-rado sistemáticamente para laetapa política que se abre. Des-de su fundación ha caracteriza-do al FA como un recurso de laburguesía para estrangular latendencia de las masas a una ac-ción independiente.

En los años 2001-2003, el PTno sólo denunció permanente-mente la política de la dirección“lulista” del Frente Amplio. Im-pulsó una campaña hacia las ba-ses obreras que votan al FA, conconsignas transicionales como“Fuera Batlle y el FMI; que go-bierne una Asamblea constitu-yente soberana para declarar elno pago de la deuda externa, elsalario mínimo vital y móvil, laconfiscación de la banca bajo con-trol obrero, y el subsidio estatal atodos los desocupados”. El PT esel único partido que ha impulsa-do sistemáticamente la organiza-ción reivindicativa y piquetera delos desocupados, mientras que elFA-EP y su burocracia sindicalrepudiaron expresamente cual-quier posibilidad de lucha por elpan y el trabajo.

El FA-EP encauza el voto po-pular porque ha tenido éxito endominar las tentativas de rebe-lión que se manifestaron en lasmasas desde la huelga generaldel 73’; la formación de una cen-tral antiburocrática (PIT) en1984-85; la huelga de la cons-trucción (con los “fogones” y pi-quetes), en 1992; o recientemen-te, la gran huelga municipal deMontevideo. En este cuadro, in-tervenimos en las elecciones pa-ra plantear la necesidad políticade un reagrupamiento obrero ysocialista. El PT de Uruguay lla-mó a constituir un “Frente deTrabajadores y de la IzquierdaClasista” y ha presentado candi-datos obreros y socialistas enoposición a los candidatos bur-gueses y pequeño burgueses so-metidos al imperialismo.

El PT denuncia al futuro go-bierno centroizquierdista comoun gobierno de capitalistas ybanqueros. Interviene en laselecciones preparando el futuroperíodo de luchas, en el que ten-deremos un puente hacia la ba-se obrera del FA, impulsandoconsignas como la expulsión delFMI y el no pago de la deuda ex-terna, la nacionalización de labanca bajo control obrero, fueralos ministros capitalistas, por launidad socialista de AméricaLatina. Por esta vía, ayudare-mos a la clase obrera a superara su actual dirección pequeño-burguesa y proimperialista yconstruir un partido obrero re-volucionario.

La candidata del PT, María Luisa Suárez, en la edición digital de La República.

Entrevista: María Luisa Suarez (candidata del PT)

““EEll PPTT eess eell úúnniiccoo ppaarrttiiddoo ddee iizzqquuiieerrddaa””

Uruguay

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Page 3: EEL OOBRERO IINTERNACIONAL - En Defensa del Marxismo · militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión. Bush,

EELL OOBBRR EERROO IINNTTEERRNNAACCIIOONNAALL // NNúúmmeerroo 11 // SSeeppttiieemmbbrree 22000044 PPáággiinnaa 33

gg Por Christian Rath

TT ras dos días de ocupación deTermap (playa de tanques dela terminal marítima petrole-

ra en Caleta Olivia de Repsol, Vin-tage Oil y Panamerican), los desocu-pados arrancaron 250 puestos detrabajo en un plan de obras públicasde la Intendencia, con trabajo ase-gurado por tres años bajo conveniode la Uocra y discusión en 90 días so-bre posibilidades de ingreso a la in-dustria petrolera. Los desocupadosdecidieron ocupar Termap (dondetrataron de rechazarlos arrojándolesagua con mangueras de alta pre-sión), luego de fracasar en la ocupa-ción de la Intendencia de la locali-dad, a donde habían ido a pedir pues-tos genuinos de trabajo con un míni-mo de 700 pesos. Luego de perma-necer allí ocho días con sus noches,los trabajadores resolvieron enasamblea cambiar el destinatario desus reclamos. “(Lo) que estábamospidiendo pacíficamente en el Muni-cipio (se lo pedimos) a las empresaspetroleras, ya que está visto que sonlas que presionan al gobierno” (Cró-nica, Comodoro Rivadavia, 27/8).

Es la segunda toma de la playa detanques de Termap en el mes de agos-to, luego de la conquista de 115 pues-tos de trabajo obtenidos con la largaocupación al inicio del mes, ocupaciónque profundizó un ascenso obrero enel Sur patagónico que viene desde losinicios del año, con la huelga docenteliderada por Adosac y la primera ocu-pación victoriosa de Termap. Un an-tecedente por el cual 51 compañerosestán cobrando hasta ahora salariosde petroleros (1.200 pesos).

Desencanto político

La tercera victoria obtenida enTermap en el año no es producto dela audacia de un grupo de desocupa-dos. Corona un tenaz proceso de mo-vilización y puede estar indicando unprincipio de vuelco político. Despuésdel feriado largo de agosto, cerca de300 compañeros de planes Jefes y Je-fas, y provinciales y municipales–Prenos– (utilizados como mano deobra barata en reparticiones públi-cas) se convocaron en asamblea en laplaza y elaboraron un petitorio re-

clamando a la comuna el empleo ypase a planta permanente con un sa-lario mínimo de 700 pesos, en cua-renta y ocho horas. Vencido ese pla-zo, una marcha de 500 compañeros(120 desocupados) conmovió la ciu-dad. La reacción del Municipio fue lade siempre: compromiso de entregarbolsones, pagar el gas o la luz, aten-der problemas de salud.

Los manifestantes, en asamblea,decidieron entonces acampar frenteal Municipio. El intendente y todo sugabinete quedó dentro del edificio,con todas las entradas bloqueadas.Una columna de 100 “patovicas”, di-rigida por una concejala del PJ (La-vado) y un ex candidato a intenden-te del Partido Socialista (Di Tulio),se movilizó para “rescatar” al inten-dente y “defender” las institucionesy la democracia, y tuvo su respuestaen la ruidosa movilización de Adosacen solidaridad con los desocupadosen lucha. Todo esto precedió a la de-cisión de ocupar Termap y replante-ar los reclamos ante las petroleras.

En Caleta Olivia Kirchner ganócon el 80% de los votos. La mayoríade los que bloquearon el Municipiovotaron por el Presidente, y algunosmilitaron en distintas unidades bá-sicas. Los planes Preno fueron elgran invento del entonces goberna-dor frente a la desocupación genera-da por la privatización de YPF. Unfraude laboral que convirtió a loscompañeros en rehenes de los pun-teros, con salarios miserables de 150,200 ó 300 pesos, cumpliendo jorna-das de hasta 7 horas de trabajo lim-piando escuelas, hospitales y come-dores. La desilusión se convierte enbronca, y la bronca en movilización.

La renta petrolera

A 40 kilómetros de Caleta Oliviaestá Pico Truncado, otra ciudad pe-trolera, de la que es oriundo el go-bernador Acevedo. Allí, desde el 20de agosto, cerca de cien desocupadosmontaron un piquete sobre la ruta,impidiendo el acceso de camionetas,camiones o colectivos que transpor-tan personal o equipos al yacimien-to. Exigieron trabajo genuino bajoconvenio colectivo petrolero. Otroscuatrocientos entregaron un petito-rio con el mismo reclamo. Al no tener

respuesta en 72 horas, tomaron laplanta deshidratadora de Repsol enla localidad y arrancaron la victoria:420 contratos con la comuna por 700pesos que serán pagados por el sec-tor petrolero mientras se busca su in-serción en la industria.

A ochenta kilómetros de Caleta,en otra dirección, está Comodoro Ri-vadavia. Allí, el 23 de agosto comen-zaba la primera jornada de trabajopara los compañeros desocupadosdel Polo Obrero que arrancaron consu movilización a la Intendencia 65empleos por cuatro meses a 750 pe-sos y la promesa de interceder, lue-go, por trabajo genuino.

“La referencia insoslayable pa-rece ser el reciente reclamo de deso-cupados en la toma de la planta Ter-map, que obtuvieron subsidios de esemonto por dos meses, con inserciónlaboral posterior, previa capacita-ción” (Crónica, Comodoro Rivadavia,23/8).

La referencia “insoslayable” es,también, la industria petrolera. Losreclamos por empleo genuino van di-rigidos a Repsol, Vintage y Paname-rican, las beneficiarias en el Sur pa-tagónico de una renta de 6.000 mi-llones de dólares a escala de toda laArgentina que el Estado (con Menemen la nación y Kirchner en la pro-vincia) literalmente cedió a las pri-vadas. El contraste en el Sur entrebolsones de pobreza y empresas queestán obteniendo los beneficios másaltos de la década a través de una fe-roz explotación de la mano de obra(el índice de obreros ocupados por laindustria petrolera no tuvo variaciónsignificativa en los últimos tresaños), es brutal. El salario promediodel trabajador argentino en dólares,que es como se mide el ingreso de laspetroleras, es entre cinco y diez ve-ces inferior al europeo o norteameri-cano. La jornada “normal” de 12 ho-ras ha comenzado a acortarse tenue-mente, fruto de la resistencia obre-ra, pero existe el recurso de las ter-cerizadas. Oscar Vicente, “capo” dePetrobrás, por estas mismas horas,denunció las acciones piqueteras yplanteó la necesidad de terminar concualquier concepto de “igual salariopor igual trabajo” yendo al convenio“empresa por empresa”.

Construir una alternativa obrera y socialista

En el Sur se libra una lucha rei-vindicativa y política que vale parael conjunto de la clase obrera. Lostrabajadores desocupados enfrentanal mismo tiempo la desocupación y lasuperexplotación. Cada obrero queentra a la industria petrolera es afuerza de piquetes y movilizaciones–dos mil puestos de trabajo en dosaños que, de otro modo, no se habrí-an obtenido jamás–.

Pero el Sur deja otra enseñanza.Los desocupados abrieron camino

ocupando Termap, pero también mar-charon a las intendencias, a las sedesdel poder político. Los diarios no handado destaque al pronunciamiento deun grupo de vecinos de Caleta Oliviaque, primero, “ratifican el reconoci-miento a las actuales autoridadesmunicipales”, pero, luego, exigen “encarácter prioritario las jornadas deocho horas, la puesta en marcha de lafábrica de hormigón, la producción deladrillos anunciada, que la Municipa-

lidad tenga participación directa en elmuelle pesquero”. Además, que “secree la escuela de arte y oficios” (Cró-nica, Comodoro Rivadavia, 24/8).¿Qué tal?

A través del piquete, la asambleapopular y la coordinación de lucha sepuede convertir cada lucha en victo-ria. Aquí está inscripta la alternati-va obrera y socialista frente a la in-capacidad de la ‘burguesía nacional’.

(Informes de Omar Latini y Norma Villamayor)

gg Por Luis Oviedo

El tiro por la culata

AA unque con las nuevas san-ciones Bush busca asegu-rarse el voto de los cubanos

exiliados en Miami, las medidasdespertaron una rebelión en sucontra entre los exiliados, que lascalifican como “un ataque a la fa-milia”. La Iglesia (en Miami y enCuba), la mayoría de las organiza-ciones de exiliados y los opositoresdentro de Cuba salieron a pedir suderogación.

“Hay ira contra Bush en la ciu-dad” (Miami Herald, 22/6). Segúnel mismo diario, existe la posibili-dad, catastrófica para el presiden-te, de que los exiliados que hastaahora no se habían registrado pa-ra votar lo hagan “en masa” contraél.

Tampoco es clara la efectividadde las medidas dictadas por Bush.En la actualidad casi todas esas re-mesas (95%) llegan a Cuba por fue-ra de los circuitos bancarios (El Pa-ís, 3/7). Lo más probable es que suimpacto sea temporalmente limi-tado, hasta tanto se armen las re-des que permitan “triangular” lasremesas hacia terceros países y deallí hacia Cuba. Un armado que,

según el diario madrileño, “Bushno podrá controlar”.

Golpe a las masas

El gobierno cubano respondió aestas medidas con un aumento del15% de los precios en las llamadas“tiendas del Estado”, a las que re-curren los cubanos cuando se aca-ba la ración de la “libreta”. En lastiendas, los precios ya eran prohi-bitivos para la mayoría de los cu-banos antes del aumento.

El incremento de los preciosentró en vigencia de inmediato,mucho antes de que se hicieransentir los efectos de las medidas deBush. Provocará una restriccióndel consumo, que irá más allá delque impondrían, por sí mismas, lasmedidas de Bush. Algunos cuba-nos de la calle resumen así la si-tuación: “menos dólares para com-prar alimentos más caros” (El Pa-ís, 22/6). No se trataría, por lo tan-to, de una “contramedida”, sino deun “ajuste” para equilibrar el pre-supuesto del Estado. Son muchoslos que sostienen, dentro y fuera deCuba, que las medidas de Bush sir-vieron al gobierno cubano comouna excusa para aumentar los pre-cios de los productos de primeranecesidad.

Diferenciación social

El aumento de los productos deprimera necesidad agravará la di-ferenciación social existente en laisla, que se viene acentuando des-de la instauración del “período es-pecial” en 1993.

“Existe una población en si-tuación precaria cuya salud estáamenazada. Algunas categoríassociales –las mujeres solas con hi-jos, los ancianos– sufren penuriaalimentaria (...). Según la econo-mista cubana Angela Ferriol, enlas ciudades, la población en con-diciones de pobreza ronda el 20%(...). Las desigualdades regionalestambién se agravaron: en la regiónoriental de la isla la población vul-nerable se calcula en el 22% y al-gunas municipalidades atraviesanuna situación difícil” (Janette Ha-bel, en Le Monde Dipló, junio de2004).

“La socióloga cubana MayraEpina destaca tres factores queagravan las desigualdades y el au-mento de la pobreza: la crecientediferencia entre los ingresos, la te-rritorialización de las desigualda-des y la nueva jerarquía social vin-culada con la riqueza material quesimboliza el éxito” (ídem).

Según los propios investigado-res cubanos, la diferenciación so-

cial provocada en estos diez añostiende a consolidarse: “Además delenriquecimiento de los pequeñoscampesinos privados, de los traba-jadores independientes, de los due-ños de los ‘paladares’ (restauran-tes privados) y de los beneficiariosdel turismo, la investigadora Jua-na Conejero evoca ‘las transforma-ciones en la estructura de clase’ y‘la posibilidad de que nazca unanueva clase social de empresariosasociada al sector de las inversio-nes extranjeras’...” (ídem). Son losque otro investigador cubano, Ha-roldo Villa, define como “camara-das inversores”.

Los beneficiarios de la diferen-ciación social son funcionarios delEstado, militares, y los sectores so-ciales ligados a ellos; cuentan conla protección del aparato del Esta-do (y del PC y de las Fuerzas Ar-madas). Es dentro del aparato delpropio Estado donde anida la prin-cipal tendencia de la restauracióncapitalista.

Restauración

Los síntomas del crecimientode las tendencias restauracionis-tas son evidentes.

Es llamativo el sistemático elo-gio a China en el diario oficial,Granma. Estas alabanzas han con-

tinuado incluso después de queChina estableció el derecho consti-tucional de propiedad privada delos medios de producción.

El Ejército cubano juega, deuna manera creciente, un papelclave en la economía y en la direc-ción política del país. Las FAR di-rigen la agricultura, la industria,el transporte, las comunicacionesy la electrónica. Y, desde el año pa-sado, el turismo. Aunque el Ejérci-to, que acumuló tanto poder eco-nómico y político, es una estructu-ra del Estado, sus propiedades noson de éste; opera como una enti-dad separada, lo que significa quetiene sus propios intereses socia-les. Particularmente en China, laintervención “empresaria” delEjército fue uno de los motores de-cisivos en el proceso de restaura-ción.

El Ejército fue puesto a la ca-beza de la “lucha contra la corrup-ción”, que constituye así una nuevavuelta de tuerca de la militariza-ción de la sociedad cubana. Los ofi-ciales que van a llevar adelante es-ta “lucha”, “recibieron una forma-ción económica y comercial inspira-da en normas de gestión capitalis-ta (...). Esos militares fueron los quediseñaron las reformas mercantilesy el ‘perfeccionamiento’ de las em-presas estatales, reestructuraciónque apunta a aumentar su rentabi-lidad y eficacia otorgándoles mayorautonomía” (ídem).

Pero es precisamente esa “au-tonomía”, junto con la penuria y ladualidad monetaria (legalidad deldólar), lo que –según Janette Ha-bel– promueve la corrupción, quees una forma de acumulación pri-vada y la primera etapa de cual-quier restauración de la propiedadprivada capitalista. El oligarca ru-so Berezhorsky lo sintetizó de estamanera: primero se privatizan losbeneficios, luego se privatiza lapropiedad, al final se privatiza ladeuda pública. Habel dice que esta

acumulación “puede hacer prospe-rar una base social mucho más te-mible para el régimen que todos losgrupos disidentes” (ídem). Pero nopara el régimen sino para la revo-lución y sus conquistas; una partedel régimen impulsa la restaura-ción. Es decir que el régimen se en-cuentra en disgregación.

Los reclamos de modificar elrégimen para abrir paso a la pro-piedad privada, ya han comenza-do. Pedro Monreal y Julio Carran-za, dos economistas “heterodoxos”del PC, que “critican la ‘ambiva-lencia’, por no decir la incoheren-cia, de las posiciones oficiales fun-dadas en la posibilidad de ‘una co-existencia estable entre diferentesalternativas’, consideran poco pro-bable una reorientación exitosa dela estructura económica sin trans-formaciones significativas de lasinstituciones económicas y de larelación de propiedad...” (ídem). Elreclamo de la “alteración de la re-lación de propiedad” ya tiene susvoceros públicos en el propio senodel aparato del Estado.

Dentro del propio aparato es-tatal –insiste la castrista Habel–existe “una izquierda reformistaque pone el acento en el desarrolloeconómico en el seno de un pro-grama policlasista”. ArmandoChaucenaga, de la Universidad deLa Habana, reclama que esta ‘iz-quierda’ defensora de la propiedadprivada (“policlasismo”), una susfuerzas a la “izquierda épica, in-ternacionalista y antimercado” pa-ra enfrentar lo que califica “el as-censo conservador en el aparatodel Estado” (ídem).

Para favorecer la “democra-cia”, Habel propugna que la iz-quierda “internacionalista” se unaa la “restauracionista”. De nuevo,la consigna de la democracia for-mal, no la de la democracia obreray la dictadura del proletariado, sir-ve de pantalla para la restauracióndel capital.

Como parte de su campaña electoral de corte terrorista, Bush decretó la restricción de los viajes a la isla de los cubanosexiliados en Estados Unidos y la reducción de las remesas que pueden enviar a sus familiares. Las remesas provenientesde las familias cubanas en el exterior superan los 1.200 millones de dólares anuales y son la principal fuente de dólaresde Cuba.

AAddóónnddee vvaa CCuubbaa

EE l juez ha denegado la ex-carcelación a nueve traba-jadores de Caleta Olivia

acusándolos de privación ilegíti-ma de la libertad, daños, usurpa-ción, impedimento de actos fun-cionales y entorpecimiento de ex-plotación económica por su pre-sunta participación dirigente enla movilización a la Intendenciade Caleta Olivia y la ocupación dela playa de tanques de Termap, ac-ciones en reclamo de puestos detrabajo.

La Gendarmería ha apostadoun cordón de seguridad dentro yfuera de la terminal petrolera (con-trolada por Repsol, Vintage y Pa-namerican). Caleta Olivia, el cen-tro de la rebelión obrera de la pro-vincia por puestos de trabajo, ha si-do convertida en objetivo militar. Entre los detenidos se encuentranMarcela Constancio y LeonardoRodríguez, militantes del FUT-Partido Obrero, junto a Jorge Man-silla, Héctor Iglesias, Luis Carrizo,Omar Roldán, Selva Sánchez y El-sa Orozco. Mauricio Penancho, quecompleta la lista, ha comenzadouna huelga de hambre el pasadodomingo.

La orden de las petroleras

En la noche del viernes últimose produjo una verdadera cacería,con la Gendarmería y la Policía dela provincia allanando viviendas ygolpeando a mansalva a poblado-

res marcados en una lista de másde setenta trabajadores supuesta-mente involucrados en las ocupa-ciones de la terminal petrolera des-de inicios del año. En esta primera‘razzia’ fueron detenidos Norma Vi-llamayor, dirigente del PO y del Po-lo Obrero (ferozmente golpeada), yCristian Ruiz, protagonista de laanteúltima ocupación de Termap,luego liberados.

La orden ha sido dada por laspetroleras y ejecutada por el go-bierno kirchnerista (Acevedo) enfunción del propósito de quebrar lasucesión de movilizaciones obrerasvictoriosas (Caleta Olivia, PicoTruncado, Comodoro, de vuelta Ca-leta) que han conmovido a la pro-vincia y arrancado más de 2.000puestos de trabajo en dos años.

La rebelión y su contagio

El gobierno de Acevedo ha mos-trado su verdadera naturalezafrente al vuelco obrero que se vie-ne planteando desde el mismo as-censo del gobierno K pero que co-bró fuerza en los inicios del año conla huelga docente y la primera ocu-pación de Termap y dio un salto conla rebelión obrera frente a la ma-sacre de Río Turbio y el desplaza-miento por colaboracionista e inep-ta de la dirección de la CTA de lazona. Se trata de un vuelco políti-co, en la provincia que depositóenormes expectativas en la gestiónK (en Caleta Olivia el 80% votó asu favor en las presidenciales), que

sabe de los enormes beneficios delos pulpos petroleros y mineros alos que se les han entregado lite-ralmente todos los recursos, y queen casi un año y medio de gobier-no no ha visto resolver uno solo delos problemas fundamentales delas masas.

Perfidia

El mismo día en que el juez re-chazaba el pedido de excarcelaciónde los nueve compañeros, plante-ando que la “pena máxima en abs-tracto llega a los 16 años de pri-sión” y que, por lo tanto, “una even-tual condena sería superior a lostres años” (Crónica, Comodoro Ri-vadavia, 7/9), el gobierno pagaba(en una operación sincronizada)los 400 pesos comprometidos pormes a cada uno de los 200 trabaja-dores que habían participado de laúltima ocupación de Termap.

Se trata de un intento pérfidode dividir nuestras filas.

Adosac, la Lista Negra de ATEy el FUT-PO se han pronunciado ymovilizado el 6 de septiembre enCaleta y Río Gallegos. Han llama-do a ganar las calles de nuevo elmiércoles 8, en toda la provincia,por la libertad y el desprocesa-miento de todos los compañeros.

El PO plantea:• Libertad y nulidad de los proce-sos a los luchadores.• Juicio y castigo.• Comando único de movilización.• Plan de lucha.

Christian Rath

KKiirrcchhnneerr qquuiieerree ccoonnvveerrttiirr aa llaa PPaattaaggoonniiaa RReebbeellddee eenn llaa PPaattaaggoonniiaa TTrráággiiccaaLiberar a los presos de Santa Cruz es una cuestión de Estado para la clase obrera“La eventual condena sería superior a tres años de prisión” (juez Bailaque, Caleta Olivia).

Argentina

PPiiqquueetteerrooss ooccuuppaannllaass ppeettrroolleerraassDos mil puestos de trabajo

Page 4: EEL OOBRERO IINTERNACIONAL - En Defensa del Marxismo · militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión. Bush,

EELL OOBBRREERROO IINNTTEE RRNNAACCIIOONNAALL // NNúmero 1 / Septiembre 2004PPáággiinnaa 44

gg Por Marco Ferrando

LL a crisis virtual del gobierno deBerlusconi refleja, en su indu-dable especificidad nacional,

la crisis general de la política domi-nante en Europa, sobre el fondo delestancamiento económico, del reto-me de la lucha de clases, de las mo-vilizaciones contra la guerra.

Crisis capitalista y crisis del “berlusconismo”

El gobierno de Berlusconi, cons-tituido en el 2001 bajo la onda deldesastre de la larga experiencia delcentroizquierda, se ha fundado so-bre un bloque social heterogéneo ycontradictorio: de un lado la peque-ña y mediana empresa, industrial ycomercial, del norte de Italia, ver-dadera base material de Forza Ita-lia, partido del primer ministro; delotro lado, un amplio sector de la pe-queña burguesía meridional, de ju-bilados pobres, de empleados públi-cos estatales y paraestatales, parti-cularmente concentrados en el surde Italia y ampliamente representa-dos en AN y UDC.

El proyecto de Berlusconi eraconsolidar un eje privilegiado con laLiga (determinante en los colegioselectorales del norte) gracias a unaamplia satisfacción de los reclamosliberales, antisindicales y “federalis-tas” de la pequeña y mediana em-presa septentrional; y al mismotiempo, de salvaguardar la hegemo-nía sobre amplios estratos del pue-blo meridional y de los jubilados gra-cias a la dádiva de concesiones po-pulistas (aumento de las jubilacio-nes mínimas, etcétera).

Pero la crisis capitalista italianay europea ha reducido verticalmen-te el espacio de maniobra del go-bierno en cuanto a la distribución delos recursos. Berlusconi había profe-tizado públicamente un aumentoanual del 3 al 4% del PBI durantecinco años consecutivos. El estanca-miento europeo, por el contrario, leha reservado a Italia un crecimien-to muy poco superior a cero. En es-te cuadro, la mediación interna enun bloque social tan contradictoriose ha hecho, día tras día, más difícil.Los contrastes políticos entre la Li-

ga, por una parte, y la AN y UDC,por el otro, se han profundizado pro-gresivamente. El intento de Berlus-coni de contornear la parálisis de lacoalición con la acentuación de posespopulistas y “bonapartistas” en unarelación directa con el “pueblo elec-tor” se enfrentaba con la imposibili-dad material de hacer frente a laspromesas realizadas. Y por lo tantoagravaba el desgaste de la imagende Berlusconi.

El ascenso de la lucha

Pero, por sobre todo, el gobiernoencontraba dificultades crecientesen el plano de la lucha de clases.

A partir de la segunda mitad del2001, Italia fue atravesada por unaconsistente reanudación de las mo-vilizaciones de masas. Una movili-zación de composición diversa mar-cada por sujetos diversos, pero tam-bién con una dinámica de influen-ciamiento recíproco y propagación:un movimiento antiglobalización deuna amplitud única en Europa, apartir de la gran manifestación deGénova del 2001; un movimiento dela clase obrera fuertemente caracte-rizado por la aparición sobre el te-rreno de una joven generación detrabajadores capaz de imponentesdemostraciones callejeras (febrerode 2002), entre las mayores de laposguerra; un movimiento contra laguerra de Irak de grandes propor-ciones que en los hechos envolvía aamplios sectores de la clase obrera,de la juventud, y que de algún modoencontraba el sentimiento favorablede la mayoría de la opinión pública.Estos distintos movimientos se ca-racterizaban progresivamente porun sentimiento común: la aversiónal gobierno Berlusconi, el reclamo desu caída. La burocracia sindical y elconjunto de la izquierda italiana,ambos subordinados al centro libe-ral del Olivo (Prodi-D’Alema), hanprivado conscientemente a esta olade movilizaciones de una plataformareivindicativa unificadora y de undesenlace radical, evitando cuidado-samente una verdadera prueba defuerza con el propio gobierno en elmomento de su impopularidad cre-ciente.

Pero, ciertamente, estas movili-zaciones han concurrido a reforzarun clima social hostil al gobierno. En

este cuadro y bajo el peso de la cri-sis económica, el llamado “Pacto porItalia” firmado por Berlusconi conlos sectores más moderados de la bu-rocracia sindical (CSIL y UIL) con elobjeto de marginalizar y aislar a laCGIL, entraba rápidamente en cri-sis. La ruptura de hecho entre Ber-lusconi y la CSIL y el fracaso de lalínea de hundimiento anti-CGILconcurrían a su vez a ampliar el es-pacio de iniciativa y movilización designificativos sectores de la clase, fa-voreciendo la radicalización: la vic-toria obrera en la Fiat de Melfi des-pués de veinte días de huelga inde-finida ha representado, al respecto,un ejemplo central.

La clase dominante apunta al Olivo

Este desarrollo de la moviliza-ción social incidió progresivamenteen el distanciamiento progresivo delas clases dominantes frente al go-

bierno de Berlusconi. Las grandesempresas y los grandes bancos ita-lianos ya no se identificaban más enel recién llegado Berlusconi y en susnegocios privados. Pero, inicialmen-te, la promesa de una estabilidad po-lítica duradera los había orientadohacia un compromiso con Berlusco-ni en una lógica de control y super-visión de su conducta: la insercióndel ministro Ruggero, hombre de laFiat, en el Ministerio del Exteriorrespondía exactamente a este fin. Supapel era el de representar al grancapital dentro de una coalición quele era largamente extraña, y al mis-

mo tiempo, garantizar la credibili-dad europeísta del gobierno ante elcapital financiero y las institucionesde la UE. Este compromiso, sin em-bargo, tuvo una vida breve. El ejecentral entre la Liga y Berlusconi enla coalición de gobierno, junto a laspresiones antieuropeístas que se de-rivaban, marginaron al hombre de laFiat forzándolo a renunciar. A suvez, la ruptura del compromiso en-tre Berlusconi y la Fiat fue el iniciode un proceso más vasto de reubica-ción política de los poderes fuertesque hoy llega a su conclusión. Lagran empresa, bajo la guía de laFiat, ha reconquistado la hegemoníaen la Confindustria, sustrayéndola ala precedente gestión de un clan depequeños industriales filo-berlusco-nianos (D’Amato) e imponiendo unrepresentante directo (Luca di Mon-tezemolo). Bankitalia y el conjuntode los grandes bancos del norte y delcentro de Italia (Banca Intesa, Uni-credito, San Paolo, Monte dei Pas-

chi…) han acentuado su propiaorientación anti-berlusconiana y re-compuesto una alianza con las gran-des empresas industriales, empuja-dos de un lado por su directa impli-cación en la crisis empresarial de laFiat y, del otro, por el común recha-zo de la pose populista de Berlusco-ni a favor de los ahorristas en oca-sión de la quiebra de Parmalat y Ci-rio. La Confcommercio, inicialmentegran sostenedora del gobierno, criti-ca a Berlusconi por la fracasada re-ducción fiscal prometida y, conse-cuentemente, por “la crisis del con-sumo”. El conjunto de estas fuerzas

se mueven hoy en dirección al Olivoy su alternancia de gobierno, a laque le reclaman: a) una política dic-tada por los intereses generales delimperialismo italiano, a partir de unfuerte relanzamiento del sostén eco-nómico a las grandes empresas fi-nanciado con un “nuevo rigor pre-puestario”; b) una política exteriormarcada por la prioridad de la inte-gración europea y, en ella, de una ló-gica de competencia-cogestión con elimperialismo norteamericano; c) larecomposición de la concertación conla CGIL sobre el plano sindical paraapagar la mecha de las luchas y fa-vorecer el retorno de la paz social.

La elección de Romano Prodi co-mo líder de un futuro gobierno delOlivo es la elección del principal ga-rante de la gran industria y de labanca ante el capital italiano y eu-ropeo.

Las contradicciones de la alternancia olivista

Este diseño de alternancia im-pulsado por el gran capital encierrafuertes contradicciones. La apuestade clase de la gran burguesía en unaperspectiva de gobierno Prodi estámotivada por cuestiones exactamen-te opuestas a las razones de fondoque han marcado por tres años a lamovilización popular contra Berlus-coni.

En el plano económico-social, elimperialismo italiano tiene la exi-gencia central de remontar la cues-ta de una declinación de competiti-vidad en el mercado mundial ensectores decisivos. Este es el recla-mo dominante y obsesivo de la granprensa burguesa hoy en Italia. Yesta es la razón de la crítica abier-ta de los grandes burgueses a Ber-lusconi por su campaña demagógi-co-electoralista de reducción de losimpuestos, en nombre del reclamoalternativo de expansión de la in-

versión pública en investigacióntecnológica, sostén a las exporta-ciones y desarrollo de la producti-vidad. Pero este programa granburgués se enfrenta con un nivelexcepcional, sin variación en loshechos, de endeudamiento público,y con una crisis presupuestaria es-tatal agravada en estos años polí-tica berlusconiana. Esto significaque su realización exige un costosocial ulterior, relevante para lostrabajadores y las masas popula-res, ya gravadas por décadas de sa-crificios; y, además, en la fase deldespertar de sus luchas y movili-zaciones. A los trabajadores que semovilizaron contra la reforma jubi-latoria de Berlusconi o en defensade la salud pública, se les deberáexigir no sólo la salvaguardia deaquella “reforma” sino también,probablemente, un nuevo sacrificioen jubilaciones y salud. A los tra-bajadores y a los jóvenes que se mo-vilizaron contra la llamada “ley30”, fuente de precarización salva-je, se les deberá exigir no sólo pre-servar la sustancia de esa ley, ennombre de la exigencia primaria dela competitividad, sino sufrir el de-terioro del propio contrato nacionalde trabajo, a favor de la flexibilidadcontractual. No por casualidad yahoy dirigentes de primer plano delcentro del Olivo preanuncian estasopciones futuras. Y ya hoy esteanuncio suscita escándalo en elpueblo de izquierda y un abierto re-chazo en la base militante de suspartidos y de la CGIL. Exigir a lostrabajadores que hagan de coneji-llos a una alternancia patronal en-derezada contra ellos no será unatarea fácil ni para los liberales nipara las direcciones burocráticasdel movimiento obrero.

Lo mismo sobre la política exte-rior. El imperialismo italiano, en laúltima década, ha reforzado su ex-posición económica y militar tanto en

los Balcanes como en Medio Oriente.Tanto más, cuanto que en el cuadrode su crisis de competitividad sobreel mercado mundial exige consolidaresta presencia exterior como un pre-cioso factor de contrapeso, capaz dereforzar su papel de negociación enla propia Unión Europea y, a travésde la UE, frente al imperialismo nor-teamericano. Por esto, el gran capi-tal italiano reivindica una gestiónmultilateral de la política interna-cional y de la crisis iraquí, como me-jor escudo protector de sus propiasinversiones e intereses (Ente Nazio-nali di Idrocarburi, ENI). Paralela-mente, apunta a un reforzamientoestratégico de la propia presencia enla industria aeroespacial y en su pro-ceso de concentración internacional(punto de fuerza del polo imperialis-ta de la UE) junto a un neto incre-mento de los gastos militares, ligado,por otra parte, a la establecida pro-fesionalización del ejército. No pornada el programa de Romano Prodiprevé explícitamente un aumentodel presupuesto militar italiano,dentro de la reivindicación de la “po-tencia europea”.

Pero la realización de este pro-grama implica no sólo la paralela re-ducción posterior de los gastos socia-les como fuente de autofinancia-miento, sino también un abierto de-safío al sentido común de vastos sec-tores de trabajadores y de jóvenesque se movilizaron en estos años con-tra el militarismo italiano y contra laelección neocolonial de Berlusconi.

No será fácil exigir a un movi-miento marcado por una sensibili-dad pacifista, incluso elemental, quesostenga un gobierno del Olivo quemantenga y financie fuerzas milita-res de ocupación en Irak, en Afga-nistán y en los Balcanes, incluso enconexión con una victoria de Kerryen los Estados Unidos.

Independencia de clase y alternativa socialista

Por esto, la consigna de la inde-pendencia de clase del movimientoobrero, de los movimientos de luchade estos años respecto del centro li-beral del Olivo, es más actual quenunca.

La ruptura con el centro del Oli-vo no sólo es necesaria para liberarla más amplia y radical movilizacióncontra Berlusconi y producir su caí-da. Es necesaria para defender laautonomía de la clase obrera con re-lación al imperialismo italiano y ca-da uno de sus gobiernos, en funciónde una perspectiva alternativa anti-capitalista y de clase.

Esta perspectiva tiene, más quenunca, una validez europea. El ob-jetivo de una “Europa social y depaz” en el ámbito capitalista –tancaro al “Partido de la Izquierda Eu-ropea”– es desmentido, día trasdía, por la experiencia de los he-chos. En todas partes los gobiernosburgueses de centroderecha o decentroizquierda gestionan la políti-ca de ataque a las condiciones obre-ras y populares dentro de la morsade la crisis capitalista continental.

En todas partes, bajo gobiernosde cualquier color, se amplían losgastos militares, se profesionalizanlos ejércitos, maduran nuevas ambi-ciones imperialistas.

En todas partes se profundiza lacrisis de consenso de la clase domi-nante europea liberando una reanu-dación de luchas y movilizaciones, dedinámica desigual y contradictoria,pero marcado por una nueva poten-cialidad.

Sólo una perspectiva anticapita-lista y socialista por el poder de lostrabajadores y las trabajadoras pue-de dar una respuesta coherente a es-ta potencialidad radical.

Por esto, Progetto Comunistadesarrolla la campaña por un poloautónomo no sólo en el PRC sinotambién en todos los movimientosde lucha y en sus organizacionesde masas, como bandera de rea-grupamiento de una vanguardiaobrera y juvenil que no acepta su-bordinarse a los industriales ybanqueros olivistas y a sus intere-ses coloniales.

LLaa ccrriissiiss iittaalliiaanagg Por Pablo Heller

EE l secretariado de la Coordi-nadora por la Refundación dela IV Internacional, reunido

en Roma entre el 22 y el 24 de juliode 2004, abordó, entre sus puntosprincipales, la crisis en Europa. Co-mo resultado de esa discusión, seaprobó una declaración política. Sedesprende de ella que Europa en-frenta una crisis de poder. La acu-mulación de contradicciones estádesarrollando condiciones que po-nen a la orden del día la cuestión deuna salida política de conjunto fren-te a la impasse capitalista.

Los imperialistas europeos cele-braron la extensión de la Unión Eu-ropea a 25 miembros, el 1o°de Mayode 2004, como un hito en la inte-gración del continente y como un gi-gantesco paso adelante para mejo-rar en su competencia con los impe-rialismos norteamericano y japo-nés. Pero, muy rápidamente, la eu-foria se ha evaporado, en particulardespués de las elecciones europeasde junio del 2004. Con una absten-ción sin precedentes y el repudio delos votantes a todos los gobiernoseuropeos, seguido por la disputaacerca de la Constitución europea,ha emergido una amarga verdad:Europa se ha convertido en un es-labón débil de la crisis capitalistamundial. Internamente dividida,con todas sus estructuras económi-cas y sociales históricamente desac-tualizadas y su sistema político de-sacreditado, es vulnerable a las pre-siones del capital norteamericano.En particular se encuentra profun-damente afectada por las implica-ciones de la guerra de Irak y em-pantanamiento de la invasión y dela ocupación del país.

En este marco, no debe sorpren-der que las elecciones europeas sehayan transformado en un elemen-to adicional de crisis política. Nadiese salvó de la abstención y el “casti-go” (así cayeron los votos del SPDen Alemania y Forza Italia de Ber-lusconi, aunque sus socios –los Ver-des en Alemania, Chirac en Fran-cia, los otros partidos de la derechaen Italia– mantengan sus posicio-nes o incluso avancen). La excep-ción a la última regla han sido Gre-cia y España, que vienen de un cam-bio de gobierno reciente; en lo quese refiere al caso español, ha sidodeterminante el retiro de las tropasde Irak.

Los gobiernos pagaron la insa-tisfacción de las masas por el fraca-so de sus políticas sociales de ata-que a las conquistas de los trabaja-dores y de apoyo a la guerra, o seaque no dieron el resultado reactiva-dor de la economía que desconta-ban.

En las últimas décadas, la crisisdel capital ha empujado a las na-ciones imperialistas del Viejo Con-tinente a un constante ataque al sa-lario, directo e indirecto, y a lasotras conquistas del proletariado.Esta ofensiva ha sido llevada ade-lante por todos los gobiernos, tantode derecha como de centroizquierda

o de “izquierda plural”. A pesar delos éxitos de estos ataques, no obs-tante la resistencia obrera, este ci-clo está lejos de haberse cerrado;porque no ha permitido al capitalis-mo europeo recuperar su vitalidady menos aun recomponer las expec-tativas en cuanto a los niveles derentabilidad empresaria. De mane-ra que no es exagerado pronosticarnuevos y más fuertes ataques.

Las elecciones europeas hanpuesto de relieve, asimismo, laenorme fractura que existe entre lospropios capitalistas europeos.

El conflicto sobre la Constitu-ción europea está relacionado tantocon los intereses capitalistas nacio-nales antagónicos como con el con-flicto entre las fracciones pro-norte-americanas y anti-norteamericanasentre las clases dominantes. Los re-gímenes restauracionistas de Euro-pa central y oriental, en tanto queesos países son cruciales en el con-flicto entre los imperialismos norte-americano y europeo para controlarel ex espacio soviético, funcionan enlos hechos como una quintacolumnapro-norteamericana. El resultadode estas divisiones es la tendencia ala parálisis de las instituciones dela Unión Europea y la incapacidadpara elaborar una política exteriorcomún o para desarrollar la “Inicia-tiva Europea de Defensa” más alládel cuadro impuesto por la Otan.

Los más importantes factoresde división son económicos: la via-bilidad del Pacto de Estabilidad es-tá cuestionada. Varios países, par-ticularmente los del “núcleo duro”de la Unión Europea –Alemania,Francia y Holanda–, tuvieron défi-cits en el 2003 que han excedidopor lejos los límites establecidos enel Pacto. La deuda italiana (106%del PBI) fue, incluso, degradadapor la calificadora Moody’s, algoque se creía erradicado con el esta-blecimiento del euro. También lacuestión de las llamadas “reformasestructurales”, necesarias deacuerdo al capital europeo paravolverse más competitivo frente alos Estados Unidos –flexibilizaciónlaboral, privatizaciones, nuevas le-gislaciones impositivas y jubilato-rias–, divide a los círculos domi-nantes. Algunas secciones de laburguesía quieren pasar directa-mente a una ofensiva contra el mo-vimiento sindical y sus conquistassociales; otras están promoviendoun curso más cauto, asustados porla posibilidad de levantamientossociales (como ya se han visto du-rante la última década, en los mo-vimientos de huelgas de masas endefensa de los derechos jubilatoriosen Italia, Francia y Grecia).

Este escenario de ofensiva an-tipopular; de apoyo e involucra-miento de los gobiernos de turnocon la guerra tanto dentro comofuera de las fronteras de Europa;de crisis económicas, sociales y po-líticas crecientes, pone sobre el ta-pete la lucha por una salida de con-junto: la expulsión de los gobiernosburgueses de todos los colores res-ponsables de esta situación y la

cuestión del carácter de clase de laalternativa que debe reemplazar-los. El punto de partida para avan-zar en la unión y reorganización deEuropa sobre nuevas bases socia-les, es un gobierno de trabajadores.La lucha por el gobierno de traba-jadores va unida a un programa dereivindicaciones transitorias anti-capitalistas: el control obrero y elreparto de horas de trabajo; la di-solución del ejército burgués y delos otros cuerpos represivos del Es-tado; la expropiación sin indemni-zación de las grandes fábricas, ban-cos y grupos económicos capitalis-tas. Se plantea que las organiza-ciones obreras tradicionales rom-pan con la burguesía, y se planteala cuestión del poder. En Italia, es-te reclamo tiene actualidad entrelos sindicatos en lucha y los movi-mientos contra la guerra.

La orientación de izquierda tra-dicional, mientras tanto, va a la de-recha. Respecto de la izquierdatrotskista, el ejemplo más elocuen-te fue en Francia, en oportunidad dela gran movilización de mayo-juniode 2003 contra la reforma previsio-nal del gobierno Raffarin, con la au-sencia de un planteo de caída del go-bierno y una perspectiva de poderde los trabajadores. Lo mismo ocu-rrió en la crisis semirrevolucionariade abril de 2002, cuando Le Pen ob-tuvo el segundo lugar electoral. Unode los países en los que se concen-tra la crisis es Italia, donde las se-ñales de agotamiento y tendencia alcolapso capitalista fueron reveladaspor los casos de Fiat, Parmalat y Ci-rio (y la vulnerabilidad del conjun-to de los bancos que las financian).Es muy posible que el gobierno deSilvio Berlusconi caiga antes de laselecciones del 2006 y que sea susti-tuido por un gobierno de centroiz-quierda, que incluya al Partido dela Refundación Comunista. El cen-troizquierda goza hoy del apoyo dela confederación de industriales yde todas las burocracias sindicales.Las grandes patronales y las gran-des finanzas le asignan la tarea dereequilibrar la situación a favor delos intereses de conjunto del capital.

La lucha del proletariado italia-no ha conocido en los últimos mesesimportantes desarrollos. Los traba-jadores del transporte, así como losmetalúrgicos, han llevado adelantebatallas radicales. Todo esto ha cul-minado en la espléndida huelga in-definida (extraña desde hace déca-das a las tradiciones de lucha en Ita-lia) de 21 días de los trabajadores dela planta de Fiat en Melfi. En Ale-mania, centenares de miles de per-sonas se movilizan todos los lunescontra la reforma del seguro por de-socupación.

Se trata de partir de estas for-mas de lucha para señalar la ne-cesidad de unificar las diferentesluchas y las diferentes reivindica-ciones mediante la huelga generalindefinida en torno a una plata-forma que contenga las reivindica-ciones principales de las masas: larecuperación salarial, la reducciónde la jornada laboral, la aboliciónde la flexibilidad, el pase a plantapermanente de todos los trabaja-dores precarios, un salario socialdigno para todos los desocupados,la defensa y el mejoramiento del“estado social” y de las jubilacio-nes, y que reivindique claramentecomo su objetivo político la expul-sión de los gobiernos de turno y elgobierno de las organizaciones detrabajadores y de lucha antiimpe-rialista.

EEuurrooppaa eenn llaa bbaallaannzzaa

gg Por Franco Grisolía

EE n abril de este año los traba-jadores de una de las fábricasmás importantes del grupo

automovilístico Fiat (la de Melfi, enel sur de Italia, “vidriera” de la fle-xibilidad, disciplina y bajos salarios)ingresaban en una lucha para equi-parar sus condiciones salariales ynormativas a las de los otros esta-blecimientos de la Fiat, y con unahuelga extendida de 21 días logra-ron obtener una victoria sustancial.La importancia de esta lucha se pue-de entender si se toma en cuentaque en Italia la forma de lucha de lahuelga prolongada se había dejadode lado desde casi medio siglo atrás.Fue, justamente, entre fines de losaños ‘50 y el comienzo de los años‘60 que la burocracia sindical, in-cluyendo a su componente de “iz-quierda”, elaboró una estrategia ba-sada en el concepto de las “huelgasarticuladas”, como el único instru-mento de lucha sindical. Incluso enel período de crisis social y políticadel 1968-76, que se desarrolló hastala existencia de una situación pre-revolucionaria, las grandes luchaspor los convenios se basaban en con-flictos largos, articulados sobre labase de 20 horas de huelga al mes,acompañados en algunos momentosde huelgas generales de 24 horas,imponentes, pero siempre como ex-presión de una política de presión yno de confrontación.

Sólo nosotros, trotskistas conse-cuentes –en la época una pequeñaminoría–, señalamos la necesidad dedesarrollar formas de lucha unita-rias y a ultranza. Esto sin negar lavalidez del uso de luchas articuladas,en particular bajo las formas radica-lizadas que asumían en la época, lo-grando por momentos verdaderos

descalabros de la producción e im-portantes conquistas económicas porparte de los trabajadores, a pesar dela política de contención de la buro-cracia sindical y la “izquierda”. De-mostrábamos, de todas formas, cómoeste tipo de luchas limitaban el valory el impacto político de la moviliza-ción de la clase. En todo caso podíanalcanzar resultados positivos gene-rales en el terreno reivindicativo, entanto existían en la época los márge-nes económicos para el capital comopara permitirle, bajo la presión de lalucha, dar concesiones a la claseobrera. El desarrollo de la crisis eco-nómica y social del capitalismo a me-diados de los años ‘70 no sólo ha re-ducido ese margen sino que ha con-ducido al capital y a sus diversos go-biernos (en Italia, predominante-mente de centroizquierda) a desa-rrollar contraofensivas contra lasmasas que recuperaron largamentelas concesiones de las décadas de laposguerra. Por esto la necesidad deluchas unitarias y a ultranza paraderrotar la ofensiva patronal se hahecho cada vez más evidente.

Todavía hoy los únicos que se-ñalan la necesidad de tales formasde lucha han sido los compañeros deProgetto Comunista, contra todaslas otras fuerzas y corrientes de laizquierda política y sindical. Ha si-do la vanguardia de la clase la quemaduró la necesidad de trascenderlas viejas y tradicionales formas delucha. Es cierto que en la lucha dela Fiat de Melfi ha habido una pre-sencia significativa de nuestra co-rriente política (el círculo de fábricadel Partido de la Refundación Co-munista, del que formamos parte, yque posee varios delegados sindica-les en la CGIL, votó por mayoríanuestras tesis en el pasado congre-so del partido y su secretario es mi-

litante de nuestra organización), pe-ro sería una operación incorrectaatribuir a nuestra influencia, porsupuesto positiva, la opción de mi-les de trabajadores. Opción que seencuadra en una situación más am-plia, en la que la temática de la lu-cha a ultranza había ya emergido –afines del 2003– en la lucha de lostrabajadores del transporte urbano,que en forma independiente de cual-quier organización sindical se lan-zaron a la lucha contra un conveniobasura. También en este caso nues-tra intervención había alcanzado al-gunos éxitos parciales en situacio-nes importantes (Venecia, Génova),aunque la dispersión de las catego-rías en las diversas ciudades y losdiferentes niveles de movilizaciónentre ellas no permitieron que la hi-pótesis de la huelga prolongada sedesarrollara realmente, y las movi-lizaciones se cerraron con una de-rrota parcial. Derrota que de todasformas no ha impedido que la luchade los trabajadores del transportelocal se muestre como un ejemplopara amplios sectores de la clase yponga a la orden del día formas delucha radicales.

Estas formas, en otros térmi-nos, se expresaron a lo largo de losúltimos dos años en las luchas de lacategoría más importante de la in-dustria, la metalmecánica. Aquí lapatronal renovó el convenio laboralcerrando un acuerdo basura con dosde las tres principales confedera-ciones sindicales italianas, la CISL(católica) y la UIL (con un lejanoorigen socialdemócrata de derecha),que la Fiom, el sindicato metalme-cánico de la CGIL, dirigido por unsector de la “izquierda” sindical, re-chazó firmar. Si bien la Fiom re-presenta la mayoría absoluta de lostrabajadores del sector (en Italia

existe la pluralidad de organizacio-nes sindicales en cada lugar de tra-bajo, con libre adhesión), el conve-nio basura fue homologado, inclusoporque la CSIL y la UIL han recha-zado cualquier tipo de referendo en-tre los trabajadores. La respuestamás adecuada habría debido ser lacontinuidad de la lucha general porotro convenio. Se trataba, sin du-das, de un camino difícil, debido elnivel desigual de combatitividad dela clase, pero debió haberse inten-tado. Demasiado “nuevo” y radicalpara una burocracia, aunque sea de“izquierda”.

Así, la Fiom ha desarrollado, apartir de su fuerza puntual en fá-bricas medianas y grandes, luchasreivindicativas para obtener “pre-convenios”, es decir acuerdos porempresa que “anticipan” un hipo-tético futuro convenio nacional (enrealidad, reivindicando la propues-ta de convenio de la Fiom). Con unalucha parcializada, pero coordina-da y muy radicalizada, que recordólas formas de lucha de los años ‘70(duros piquetes, bloqueo de merca-derías, etc.), se alcanzaron cente-nares de acuerdos positivos, en uncuadro que ha hecho hablar no só-lo al gobierno, sino también a laCISL y a exponentes liberales delOlivo, de una emergencia de “ordenpúblico”. (Señalamos que la empre-

sa más grande en la que se alcanzóel preconvenio es la Fincantieri,grupo navalmecánico con cerca de10.000 trabajadores, en la quenuestra organización tiene unapresencia significativa, en particu-lar en la planta de Génova; el asun-to es tanto más importante porcuanto se trata de un grupo queaún cuenta con participación delEstado, en donde por lo tanto la lu-cha ha doblegado a los represen-tantes del gobierno.)

Los acontecimientos significati-vos que se operaron en el terreno dela lucha obrera no ocurrieron en uncuadro de aislamiento social; al con-trario. En el mismo momento que sedesarrollaban la luchas de Melfi, deltransporte local y de los metalmecá-nicos de la Fiom, movilizaciones im-portantes emergían alrededor deotras cuestiones, desde la lucha con-tra la guerra imperialista en Irak,hasta aquellas en el terreno ambien-tal con cortes masivos de rutas y ví-as. En particular, pocos meses antesde la lucha de Melfi, la región en laque se encuentra, Basilicata, habíasido sacudida por una lucha de ma-sas triunfante contra la creación, enla localidad de Scanzano, de un de-pósito nacional de basura radiactiva,con la movilización de centenares demiles de personas en manifestacionesy cortes de rutas. Por supuesto, estalucha, en la que participaron muchostrabajadores de Melfi, influyó en eldesarrollo de su radicalización. Seprocesa una interacción positiva en-tre sectores y luchas diversas.

Aunque con muchas contradic-ciones (en la mayoría de las catego-rías de trabajo las burocracias sin-

dicales firmaron, unitariamente,convenios basura sin que se mani-festaran reacciones significativas delos trabajadores), el proceso de ra-dicalización del conflicto social enItalia avanza.

El problema es darle una pers-pectiva general y unificadora. Es labatalla que efectivamente llevamosadelante, solos, como AMR ProyectoComunista. Esto es, alrededor de lareivindicación de la huelga generalprolongada sobre un programa queincluya la recomposición salarial, lareducción de la jornada laboral, laabolición de la flexibilidad, la incor-poración a planta permanente de lostrabajadores precarizados con ple-nos derechos laborales, un salariosocial digno para todos los desocu-pados, la defensa del “Estado social”,y que concluya con la consigna de laexpulsión del gobierno antiobrero yantipopular de Berlusconi.

Las condiciones objetivas y depotencial disponibilidad de las ma-sas para tal perspectiva están pre-sentes, lo que falta es una direcciónconsciente, suficientemente fuertepara desarrollar una acción capazde lograr la realización concreta deesta perspectiva.

El problema de la construccióndel partido revolucionario y de laconquista de una hegemonía sobrelos sectores de masas sigue siendola cuestión central. La actual bata-lla de la sección italiana de la Coor-dinadora por la Refundación de laIV Internacional va en el sentido dela lucha por la huelga general pro-longada y por la independencia declase respecto del centroizquierdaburgués.

LLaass lluucchhaass eenn IIttaalia

Page 5: EEL OOBRERO IINTERNACIONAL - En Defensa del Marxismo · militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión. Bush,

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mo tiempo, garantizar la credibili-dad europeísta del gobierno ante elcapital financiero y las institucionesde la UE. Este compromiso, sin em-bargo, tuvo una vida breve. El ejecentral entre la Liga y Berlusconi enla coalición de gobierno, junto a laspresiones antieuropeístas que se de-rivaban, marginaron al hombre de laFiat forzándolo a renunciar. A suvez, la ruptura del compromiso en-tre Berlusconi y la Fiat fue el iniciode un proceso más vasto de reubica-ción política de los poderes fuertesque hoy llega a su conclusión. Lagran empresa, bajo la guía de laFiat, ha reconquistado la hegemoníaen la Confindustria, sustrayéndola ala precedente gestión de un clan depequeños industriales filo-berlusco-nianos (D’Amato) e imponiendo unrepresentante directo (Luca di Mon-tezemolo). Bankitalia y el conjuntode los grandes bancos del norte y delcentro de Italia (Banca Intesa, Uni-credito, San Paolo, Monte dei Pas-

chi…) han acentuado su propiaorientación anti-berlusconiana y re-compuesto una alianza con las gran-des empresas industriales, empuja-dos de un lado por su directa impli-cación en la crisis empresarial de laFiat y, del otro, por el común recha-zo de la pose populista de Berlusco-ni a favor de los ahorristas en oca-sión de la quiebra de Parmalat y Ci-rio. La Confcommercio, inicialmentegran sostenedora del gobierno, criti-ca a Berlusconi por la fracasada re-ducción fiscal prometida y, conse-cuentemente, por “la crisis del con-sumo”. El conjunto de estas fuerzas

se mueven hoy en dirección al Olivoy su alternancia de gobierno, a laque le reclaman: a) una política dic-tada por los intereses generales delimperialismo italiano, a partir de unfuerte relanzamiento del sostén eco-nómico a las grandes empresas fi-nanciado con un “nuevo rigor pre-puestario”; b) una política exteriormarcada por la prioridad de la inte-gración europea y, en ella, de una ló-gica de competencia-cogestión con elimperialismo norteamericano; c) larecomposición de la concertación conla CGIL sobre el plano sindical paraapagar la mecha de las luchas y fa-vorecer el retorno de la paz social.

La elección de Romano Prodi co-mo líder de un futuro gobierno delOlivo es la elección del principal ga-rante de la gran industria y de labanca ante el capital italiano y eu-ropeo.

Las contradicciones de la alternancia olivista

Este diseño de alternancia im-pulsado por el gran capital encierrafuertes contradicciones. La apuestade clase de la gran burguesía en unaperspectiva de gobierno Prodi estámotivada por cuestiones exactamen-te opuestas a las razones de fondoque han marcado por tres años a lamovilización popular contra Berlus-coni.

En el plano económico-social, elimperialismo italiano tiene la exi-gencia central de remontar la cues-ta de una declinación de competiti-vidad en el mercado mundial ensectores decisivos. Este es el recla-mo dominante y obsesivo de la granprensa burguesa hoy en Italia. Yesta es la razón de la crítica abier-ta de los grandes burgueses a Ber-lusconi por su campaña demagógi-co-electoralista de reducción de losimpuestos, en nombre del reclamoalternativo de expansión de la in-

versión pública en investigacióntecnológica, sostén a las exporta-ciones y desarrollo de la producti-vidad. Pero este programa granburgués se enfrenta con un nivelexcepcional, sin variación en loshechos, de endeudamiento público,y con una crisis presupuestaria es-tatal agravada en estos años polí-tica berlusconiana. Esto significaque su realización exige un costosocial ulterior, relevante para lostrabajadores y las masas popula-res, ya gravadas por décadas de sa-crificios; y, además, en la fase deldespertar de sus luchas y movili-zaciones. A los trabajadores que semovilizaron contra la reforma jubi-latoria de Berlusconi o en defensade la salud pública, se les deberáexigir no sólo la salvaguardia deaquella “reforma” sino también,probablemente, un nuevo sacrificioen jubilaciones y salud. A los tra-bajadores y a los jóvenes que se mo-vilizaron contra la llamada “ley30”, fuente de precarización salva-je, se les deberá exigir no sólo pre-servar la sustancia de esa ley, ennombre de la exigencia primaria dela competitividad, sino sufrir el de-terioro del propio contrato nacionalde trabajo, a favor de la flexibilidadcontractual. No por casualidad yahoy dirigentes de primer plano delcentro del Olivo preanuncian estasopciones futuras. Y ya hoy esteanuncio suscita escándalo en elpueblo de izquierda y un abierto re-chazo en la base militante de suspartidos y de la CGIL. Exigir a lostrabajadores que hagan de coneji-llos a una alternancia patronal en-derezada contra ellos no será unatarea fácil ni para los liberales nipara las direcciones burocráticasdel movimiento obrero.

Lo mismo sobre la política exte-rior. El imperialismo italiano, en laúltima década, ha reforzado su ex-posición económica y militar tanto en

los Balcanes como en Medio Oriente.Tanto más, cuanto que en el cuadrode su crisis de competitividad sobreel mercado mundial exige consolidaresta presencia exterior como un pre-cioso factor de contrapeso, capaz dereforzar su papel de negociación enla propia Unión Europea y, a travésde la UE, frente al imperialismo nor-teamericano. Por esto, el gran capi-tal italiano reivindica una gestiónmultilateral de la política interna-cional y de la crisis iraquí, como me-jor escudo protector de sus propiasinversiones e intereses (Ente Nazio-nali di Idrocarburi, ENI). Paralela-mente, apunta a un reforzamientoestratégico de la propia presencia enla industria aeroespacial y en su pro-ceso de concentración internacional(punto de fuerza del polo imperialis-ta de la UE) junto a un neto incre-mento de los gastos militares, ligado,por otra parte, a la establecida pro-fesionalización del ejército. No pornada el programa de Romano Prodiprevé explícitamente un aumentodel presupuesto militar italiano,dentro de la reivindicación de la “po-tencia europea”.

Pero la realización de este pro-grama implica no sólo la paralela re-ducción posterior de los gastos socia-les como fuente de autofinancia-miento, sino también un abierto de-safío al sentido común de vastos sec-tores de trabajadores y de jóvenesque se movilizaron en estos años con-tra el militarismo italiano y contra laelección neocolonial de Berlusconi.

No será fácil exigir a un movi-miento marcado por una sensibili-dad pacifista, incluso elemental, quesostenga un gobierno del Olivo quemantenga y financie fuerzas milita-res de ocupación en Irak, en Afga-nistán y en los Balcanes, incluso enconexión con una victoria de Kerryen los Estados Unidos.

Independencia de clase y alternativa socialista

Por esto, la consigna de la inde-pendencia de clase del movimientoobrero, de los movimientos de luchade estos años respecto del centro li-beral del Olivo, es más actual quenunca.

La ruptura con el centro del Oli-vo no sólo es necesaria para liberarla más amplia y radical movilizacióncontra Berlusconi y producir su caí-da. Es necesaria para defender laautonomía de la clase obrera con re-lación al imperialismo italiano y ca-da uno de sus gobiernos, en funciónde una perspectiva alternativa anti-capitalista y de clase.

Esta perspectiva tiene, más quenunca, una validez europea. El ob-jetivo de una “Europa social y depaz” en el ámbito capitalista –tancaro al “Partido de la Izquierda Eu-ropea”– es desmentido, día trasdía, por la experiencia de los he-chos. En todas partes los gobiernosburgueses de centroderecha o decentroizquierda gestionan la políti-ca de ataque a las condiciones obre-ras y populares dentro de la morsade la crisis capitalista continental.

En todas partes, bajo gobiernosde cualquier color, se amplían losgastos militares, se profesionalizanlos ejércitos, maduran nuevas ambi-ciones imperialistas.

En todas partes se profundiza lacrisis de consenso de la clase domi-nante europea liberando una reanu-dación de luchas y movilizaciones, dedinámica desigual y contradictoria,pero marcado por una nueva poten-cialidad.

Sólo una perspectiva anticapita-lista y socialista por el poder de lostrabajadores y las trabajadoras pue-de dar una respuesta coherente a es-ta potencialidad radical.

Por esto, Progetto Comunistadesarrolla la campaña por un poloautónomo no sólo en el PRC sinotambién en todos los movimientosde lucha y en sus organizacionesde masas, como bandera de rea-grupamiento de una vanguardiaobrera y juvenil que no acepta su-bordinarse a los industriales ybanqueros olivistas y a sus intere-ses coloniales.

aliiaannaa

gg Por Savas Michael-Matsas

DD espués de dos derrotaselectorales sucesivas, enlas elecciones regionales y

en las europeas de marzo y juniodel 2004, respectivamente, la Li-ga Comunista Revolucionaria, lasección francesa de lo que se co-noce como “Secretariado Unifica-do de la IV Internacional” (US-FI), realiza, según parece, unagudo giro hacia la derecha:abandonando su duradera alian-za, desde 1999, con la otra orga-nización trotskista francesa, Lut-te Ouvrière (Lucha Obrera), laLCR comenzó a renovar sus lazoscon sus viejos aliados en el Par-tido Comunista Francés (PCF) yen los Verdes (Verts) ¡sin negar laposibilidad de “compartir respon-sabilidades” en la gestión de unfuturo gobierno de la izquierda!

En el pasado mes de junio, in-mediatamente después de la dra-mática caída desde los tremen-dos 2.840.607 votos, combinadocon Lutte Ouvrière, en la prime-ra vuelta de las elecciones presi-denciales del 2002, a los 440.134votos para los candidatos de lasdos organizaciones en las euro-elecciones del 2004, diversas fi-guras públicas de la LCR salie-ron públicamente en apoyo de lanueva orientación. Charles Agui-ton, el principal lazo de conexiónentre la LCR y los movimientossociales, particularmente el mo-vimiento “anti global”, declaró:“No deberíamos aparecer más co-mo una fuerza de protesta; másbien deberíamos igualmente pre-sentar una alternativa creíble”.Para dejar en claro lo que decía,agregó: “¿Por qué no participaren una experiencia de gestión co-mún?” (Liberation, 20/6). Sa-muel Joshua, miembro de la di-rección nacional y ex consejeromunicipal en Marsella, es de lamisma opinión: “¿Por qué no?”,dijo aprobadoramente cuando selo preguntaron. Otros dirigentesde la LCR, como Francois Saba-do, por el contrario, se apresura-ron a rechazar esta perspectivacalificándola como una partici-pación en un gobierno de colabo-ración de clases.

Sabado, junto con Alain Kri-vine, fue uno de los arquitectosdel bloque electoral con la LO,ahora bajo fuego dentro de la ma-yoría de la dirección de la LCR.

Otro bien conocido dirigentede la LCR, Daniel Bensaid, apo-ya la idea de compartir “la expe-riencia de una gestión común”con los partidos de la izquierdaoficial, pero encuentra que “elproblema es el hegemonismo delPartido Socialista” (Liberation,20/6).

Sin embargo, Bensaid firmóun artículo junto con Joshua, endefensa de la perspectiva “parti-cipacionista” (ver “Salir de lascontradicciones sobre Europa”,Liberation, 8/7). Respondiendo alos comentaristas que vieron enel análisis de la LCR sobre los de-sastrosos resultados de su orga-nización en las elecciones euro-peas de junio de 2004 “un girohistórico hacia la aceptación deresponsabilidades instituciona-les”, Bensaid y Joshua reclaman

que no hay nada nuevo en su po-sición en ese punto y que la LCRsiempre promovió “un resultadopolítico para las luchas, inclu-yendo (una salida) en términosde gobierno (…) En el actual es-tado de cosas, esta fórmula siguesiendo algebraica” (Liberation,ídem).

De hecho, la especificación“aritmética” de la “fórmula alge-braica” de la LCR no es difícil deencontrar. Bensaid y Joshua pre-sentan el esbozo general para unacuerdo programático de ‘gestióncomún’ “sobre un mandato preci-so por un cambio radical de polí-tica: una defensa activa del em-pleo y los servicios públicos, unalucha para prohibir los despidos,por la igualdad de derechos; unarefundación social y democráticatanto en Europa como en Fran-cia (poniendo en cuestión los fun-damentos de la 5a República);una oposición decisiva al nuevomilitarismo imperialista y a lasexpediciones de guerra neocolo-nial” (Liberation, ídem). El “con-tenido aritmético” será concreti-zado aún más en un Manifiestoque la LCR está preparando pa-ra presentar a la discusión pú-blica en la izquierda a comienzosde 2005.

Ya el esbozo presentado porBensaid y Joshua es muy clarorespecto de la dirección a seguir:en ningún punto este programacuasi keynesiano, pacifista y alviejo estilo socialdemócrata desa-fía el carácter de clase y la basecapitalista de la Unión Europeaimperialista y de la Francia im-perialista. No constituiría ungran problema hacer aceptable ala LCR como valioso flanco de ex-trema izquierda de la nueva con-figuración de centroizquierda o“izquierda plural” burguesa, par-ticularmente en la medida en quela crisis de la centroderecha ac-tualmente en el poder en Franciase está profundizando y la clasedominante necesita buscar alter-nativas, incluso de corto plazo.

Ahora resulta claro lo que re-almente significan los cambiosen los Estatutos de la LCR, en suúltimo Congreso. El repudioabierto de la dictadura del prole-tariado, lejos de ser un “ajuste”abstracto y un punto teórico dedisputa doctrinaria, defendidopor “dogmáticos” como los trots-kistas de la CRCI, fue la prepa-ración consciente de una acomo-dación estratégica al orden bur-gués en su actual etapa de crisis.

Los compañeros de ideas de laLCR en Brasil, de DemocraciaSocialista, sección del Secreta-riado Unificado, ya tienen pues-tos ministeriales en el gobiernode Lula y comparten la “expe-riencia de gestión común” delproblema agrario, atacando alMovimiento de los Sin Tierra ycompartiendo “responsabilida-des institucionales” en los acuer-dos del gobierno del PT con elFMI y el imperialismo.

En la medida en que la crisisse profundiza en Europa y enFrancia, la “vía brasileña” de latraición aparece más y más pro-metedora para una “extrema iz-quierda” políticamente en banca-rrota.

existe la pluralidad de organizacio-nes sindicales en cada lugar de tra-bajo, con libre adhesión), el conve-nio basura fue homologado, inclusoporque la CSIL y la UIL han recha-zado cualquier tipo de referendo en-tre los trabajadores. La respuestamás adecuada habría debido ser lacontinuidad de la lucha general porotro convenio. Se trataba, sin du-das, de un camino difícil, debido elnivel desigual de combatitividad dela clase, pero debió haberse inten-tado. Demasiado “nuevo” y radicalpara una burocracia, aunque sea de“izquierda”.

Así, la Fiom ha desarrollado, apartir de su fuerza puntual en fá-bricas medianas y grandes, luchasreivindicativas para obtener “pre-convenios”, es decir acuerdos porempresa que “anticipan” un hipo-tético futuro convenio nacional (enrealidad, reivindicando la propues-ta de convenio de la Fiom). Con unalucha parcializada, pero coordina-da y muy radicalizada, que recordólas formas de lucha de los años ‘70(duros piquetes, bloqueo de merca-derías, etc.), se alcanzaron cente-nares de acuerdos positivos, en uncuadro que ha hecho hablar no só-lo al gobierno, sino también a laCISL y a exponentes liberales delOlivo, de una emergencia de “ordenpúblico”. (Señalamos que la empre-

sa más grande en la que se alcanzóel preconvenio es la Fincantieri,grupo navalmecánico con cerca de10.000 trabajadores, en la quenuestra organización tiene unapresencia significativa, en particu-lar en la planta de Génova; el asun-to es tanto más importante porcuanto se trata de un grupo queaún cuenta con participación delEstado, en donde por lo tanto la lu-cha ha doblegado a los represen-tantes del gobierno.)

Los acontecimientos significati-vos que se operaron en el terreno dela lucha obrera no ocurrieron en uncuadro de aislamiento social; al con-trario. En el mismo momento que sedesarrollaban la luchas de Melfi, deltransporte local y de los metalmecá-nicos de la Fiom, movilizaciones im-portantes emergían alrededor deotras cuestiones, desde la lucha con-tra la guerra imperialista en Irak,hasta aquellas en el terreno ambien-tal con cortes masivos de rutas y ví-as. En particular, pocos meses antesde la lucha de Melfi, la región en laque se encuentra, Basilicata, habíasido sacudida por una lucha de ma-sas triunfante contra la creación, enla localidad de Scanzano, de un de-pósito nacional de basura radiactiva,con la movilización de centenares demiles de personas en manifestacionesy cortes de rutas. Por supuesto, estalucha, en la que participaron muchostrabajadores de Melfi, influyó en eldesarrollo de su radicalización. Seprocesa una interacción positiva en-tre sectores y luchas diversas.

Aunque con muchas contradic-ciones (en la mayoría de las catego-rías de trabajo las burocracias sin-

dicales firmaron, unitariamente,convenios basura sin que se mani-festaran reacciones significativas delos trabajadores), el proceso de ra-dicalización del conflicto social enItalia avanza.

El problema es darle una pers-pectiva general y unificadora. Es labatalla que efectivamente llevamosadelante, solos, como AMR ProyectoComunista. Esto es, alrededor de lareivindicación de la huelga generalprolongada sobre un programa queincluya la recomposición salarial, lareducción de la jornada laboral, laabolición de la flexibilidad, la incor-poración a planta permanente de lostrabajadores precarizados con ple-nos derechos laborales, un salariosocial digno para todos los desocu-pados, la defensa del “Estado social”,y que concluya con la consigna de laexpulsión del gobierno antiobrero yantipopular de Berlusconi.

Las condiciones objetivas y depotencial disponibilidad de las ma-sas para tal perspectiva están pre-sentes, lo que falta es una direcciónconsciente, suficientemente fuertepara desarrollar una acción capazde lograr la realización concreta deesta perspectiva.

El problema de la construccióndel partido revolucionario y de laconquista de una hegemonía sobrelos sectores de masas sigue siendola cuestión central. La actual bata-lla de la sección italiana de la Coor-dinadora por la Refundación de laIV Internacional va en el sentido dela lucha por la huelga general pro-longada y por la independencia declase respecto del centroizquierdaburgués.

Ittaalliiaa

FFrraanncciiaa:: LLaa LLCCRR ggiirraa aa llaa ddeerreecchhaa ddeessppuuééss ddee llaass eelleecccciioonneess

AAssssoocciiaazziioonnee MMaarrxxiissttaa RRiivvoolluuzziioonnaarriiaa

PPRROOGGEETTTTOO CCOOMMUUNNIISSTTAASinistra del Partito della Rifondazione Comunista

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PPáággiinnaa 66 SSeeppttiieemmbbrree 22000044 // NNúúmmeerroo 11 // EELL OOBB RREERROO IINNTTEERRNNAACC IIOONNAA LL

gg Por Hernán Kurfist

EE ra el 21 de agosto de 1964cuando, en Yalta, PalmiroTogliatti, alias Ercole Er-

coli, “Alfredo-Madrid-Contreras”(seudónimos usados en España),Mario Correnti (en la Italia deBadoglio), daba el adiós a unaexistencia perpetuada a travésde crímenes contra compañerosy trabajadores y al servicio de untrabajo sistemático en nombrede la contrarrevolución.

“Payaso bueno para todos losusos” (la célebre expresión per-tenece al compañero Tresso, ase-sinado en Francia por orden deCerreti en complicidad con losque estaban por encima de él) haencarnado, mejor que otros, pe-ro también como la mayoría delos que tomaron el timón del par-tido después de él, aquella codi-cia de molde bonapartista a laque no le faltará cierto crescen-do de sobrevoltaje oportunista,volteretas y abrazos políticos le-tales.

Togliatti estuvo con Bordigaen los años de Bordiga, conGramsci en los años de Grams-ci, fue colaborador fiel de Buja-rin hasta el VI Congreso de laInternacional Comunista, cuan-do sorprendió al entonces jefe dela Komintern (al cual había uti-lizado poco tiempo antes –conéxito– para destituir a Zinoviev)arribando a las costas de Staliny recogiendo esa pesada facturabajo la sigla del “tercer período”(fórmula de Stalin-Thaelmannsaturada de aventurerismo ycondimentada con la otra abe-rración del “socialfascismo”).

Bujarin, explicará Victor Ser-ge en 1933, contaba en el Comi-té Ejecutivo de la InternacionalComunista con una mayoríacombatida, débil, pero graníticaen los números. “¿Cómo ha podi-do ocurrir la conquista de la Ko-mintern por Stalin? Bujarin fuetraicionado. Por Ercoli.”

Al margen de este “acciden-te”, Togliatti escribe: “Bujarin te-nía el carácter de un profesorci-to presuntuoso e intrigante. Ha-bía en él, como en los otros, lamadera de la doblez y del trai-dor” (viene a la mente el cojo queacusa al otro de claudicación).

A partir de este episodio, To-gliatti llevará puesta, sin aban-donarla jamás, la divisa de Sta-

lin: una nueva divisa que untarácon sangre de los trabajadores yadornará con los méritos que sele reconocen a los reformistas dehoy y de aquella burguesía ita-liana a la que pacientementearrastró fuera del pantano de laposguerra. A pagar el costo de es-te, su nuevo curso personal, se-rán sobre todo “los tres”, Blasco,Leonetti y Ravazzoli (los cualesadherirán sucesivamente a laOposición de Izquierda Interna-cional), pero es claro que no se-rán los únicos obstáculos remo-vidos brutalmente y con el armade la mentira en el camino deldefinitivo ascenso al poder de To-gliatti.

Gramsci, por su parte, nadapudo hacer en una fase nodal dela lucha a la nueva necesidadstaliniana-toglattiana. Recluidoen prisión por los fascistas y porel grupo dirigente del PCI (se re-cuerda el episodio de la carta quele fue enviada por Grieco, comotantos otros acontecimientos se-ñalados profusamente en el re-ciente período), en los últimosaños se ha hecho luz sobre el ori-gen de su aislamiento, que seacentuó en un momento de bata-lla campal contra la nueva polí-tica de los sepultureros de la re-volución. El juez instructor, porejemplo, glosará en el proceso delcompañero sardo: “HonorableGramsci, usted tiene amigos queciertamente desean que perma-nezca un tiempo en la cárcel”; yel propio Stalin denunciará –ins-trumentalmente– su encarcela-miento prolongado, atribuyéndo-le la culpa a Togliatti, apenas re-gresado de la correría española(Ercoli supo, sin embargo, esqui-var el riesgo de transformarse enel único chivo expiatorio de estay otras responsabilidades, dandonuevas garantías de confiabili-dad a Stalin).

Togliatti no tuvo remordi-miento, a pesar de todo, en hacerde Gramsci un héroe, una ima-gen mítica que invitara a todos ainspirarse. Pero indudablemen-te no era esta una novedad en lahistoria de los traidores y de lastraiciones del marxismo.

Ya Lenin escribía claramenteen El Estado y la Revolución, re-firiéndose a los revolucionarios:“Después de muertos se intentaconvertirlos en íconos, de canoni-zarlos, por así decir, de ceñir deuna cierta aureola de gloria su

nombre, una ‘consolación’ y una‘mistificación’ de las clases opri-midas, mientras se vacía de con-tenido su doctrina revolucionaria,se embota su filo, se la envilece”.

A los fascistas, que dejaronmorir de tisis a Gramsci, To-gliatti había tenido la manera depresentar un llamamiento afligi-do en 1936, desde las columnasde Estado Obrero!:“Démonos la mano, hijos de lanación italiana.Démonos la mano, fascistas y co-munistas, católicos y socialistas,hombres de todas las opiniones”,¡indicando también como basedel recorrido político común elprograma santosepulcrista delos fasci de combate mussolinia-nos! Y no rehuyó declararse sa-tisfecho –escribiendo de propiamano, el 25 de agosto, un comu-nicado de aprobación, en nombredel PCI, sobre el nuevo acuerdoalcanzado– por el nuevo pactoHitler-Stalin del 23 de agosto de1939, concretado con el acuerdoRibentropp-Molotov que sancio-nó la no agresión entre nazis ysoviéticos y con la cual se proce-día a la partición de Polonia.

A Hitler, personalmente,Stalin entregó miles y miles decomunistas alemanes y austría-cos refugiados en la URSS,mientras Ercoli, que ya habíaestado entre los demiurgos delos sanguinarios procesos deMoscú, en su carácter de secre-tario de la Komintern, se habíadedicado primero a la elimina-ción de diversos dirigentes delKPD –Partido Comunista deAlemania– (se piensa en Eber-lein, Neumann, Remmele, Kie-penger), después a la de algunosjefes del partido húngaro, comoBela Kun, y del conjunto delgrupo del Partido ComunistaPolaco (lo ha contado RenatoMieli, ex dirigente de la secciónexterior del PCI, en su libro To-gliatti 1937).

Desde ese entonces, en Espa-ña (seguimos en 1937), Togliattiserá comisario político del Parti-do Comunista local bajo el man-dato de Stalin. Trotsky, en lasLecciones de España, evidenciala necesidad de parte del oportu-nismo termidoriano de contarcon comisarios, células, hombressin escrúpulos dispuestos a de-fender la propiedad burguesa y asofocar la revolución en la tierraespañola, para garantizar por es-

ta vía un pasaje progresivo delpoder hacia Franco.

Togliatti es el hombre indica-do para llevar adelante esta ta-rea. Llevarán su firma la repre-sión de los anarquistas en Bar-celona y en Bilbao, la liquidacióndel POUM, el asesinato de An-drés Nin y Camilo Berneri.

Arrestado en Francia al co-mienzo de la guerra, tendrá la“suerte” de evadirse de la cárcely de instalarse rápidamente enun refugio parisino, gracias a lasingentes sumas de dinero gasta-das por la Komintern.

Volverá a Italia en 1944, ba-jo consejo y observación de la bu-rocracia moscovita, dando vidaal “viraje de Palermo”, primeraetapa de la “vía italiana al socia-lismo” lanzada en el VIII Con-greso del PCI. Hay quienes hanvisto en estos últimos pasajeshistóricos un alejamiento de To-gliatti respecto de Stalin, cuan-do no el yin y el yan que permi-tirían luego al PCI mantener demanera durable “otra” ruta res-pecto de los académicos rusos.¡Nada más falso!

Casi religiosamente, el PCI,que también veía en la Italia dela posguerra un suculento boca-do para la satisfacción de suspropios apetitos nacionales, se-guía a la letra las disposicionesde Stalin.

Incluso antes de que la Ko-mintern fuese disuelta (1943),Stalin y Dimitrov, intentandoconsolidar la posición de los co-munistas al interior de los apara-tos imperialistas europeos, inten-tando alejar los reflectores de Eu-ropa y del mundo sobre las ten-siones en Rusia, escribían: “Esnecesario transformar a los par-tidos comunistas en totalmenteautónomos y no secciones de la In-ternacional Comunista. Debentransformarse en partidos comu-nistas nacionales con diversas de-nominaciones. El nombre no esimportante… deben basarse enun análisis marxista, pero no conla mirada vuelta hacia Moscú:que resuelvan autónomamentelas tareas concretas” (Stalin, 20de abril de 1941).

“Es necesario desarrollar laidea de un sano nacionalismo: ensu fase actual es necesario quelos partidos comunistas se desa-rrollen como partidos nacionalesautónomos” (Dimitrov, 12 mayode 1941).

Estas, pues, son las chispas,incluso de fuegos de artificio pós-tumos que desembocaron en elcompromiso histórico y en el eu-rocomunismo de berlinguerianamemoria.

Togliatti se convertirá, mien-tras tanto, en ministro sin carte-ra con Badoglio y bajo el primergobierno de Bonomi; en seguida,en ministro de Justicia con Parriy De Gasperi. Su servicio a la bur-guesía (como libretista para loscomunistas actores de un pacto degobierno con los poderes fuertes)es magistral: la correspondenciaChurchill-Mussolini, sustraída alDuce por los guerrilleros y desco-nocida en Italia, alcanzará GranBretaña sin retornar jamás anuestro país; la amnistía a los fas-cistas y el ocultamiento del elen-co de los colaboradores de la Ovv-ra (servicio secreto) serán otrosdos productos ejemplares de suoscura actividad de gobierno (elfascista Marchesi, además, seconvertirá en su precioso colabo-rador); el código Rocco permane-cerá como una bisagra de la nue-va organización judicial.

Togliatti participa activa-mente en la redacción de la Cons-titución italiana, sólido himno ala propiedad privada, votando afavor del artículo 7, fruto de losPactos Lateranenses estableci-dos entre Mussolini y Pío XI (vo-to acompañado de la infaustaprevisión: “¡Este voto asegura unpuesto en el gobierno por los pró-ximos veinte años!”).

Muerto Stalin en 1953(“nuestro mayor amigo”, escribi-rá Berlinguer, secretario de laFGCI, designado como jefe de laFederación Mundial de la Ju-ventud Democrática por Stalin),Togliatti, “el hombre que, en laescuela de Stalin, más ha hechopor la liberación nacional y socialde nuestro país” (así rezaba el co-municado del PCI del 7 de mar-zo), se opondrá hasta el día de sucolapso cerebral a cualquier in-tento, por tímido y engañoso quefuere, de poner en discusión el“culto a la personalidad” y suscriminales consecuencias. Losgritos de indignación, el inter-medio político que se abrirá conKruschov, que no le impediránsostenerlo en la represión de lalucha húngara (“un golpe fascis-ta y reaccionario”, para L’Unitá)y en el ahorcamiento de Nagy,son un testimonio vivo.

En los siguientes términoscomentó en Rusia el informe alXX Congreso (cuyos contenidosanti-stalinistas serán luego de-nunciados como “inexistentes,voces cautivas de la prensa reac-cionaria”) incluso un hombre co-mo Ingrao (que aún no se habíapasado a la no violencia), recla-mado por Scoccimarro, Bufaliniy Cacciapuoti, deseosos de unaclarificación en la materia: “Nohay nada. Trapos sucios, habla-durías”, y una vez en Italia agre-gó: “La línea del Partido fue jus-ta antes de la guerra, en la gue-rra, después de la guerra”. En1958, tomando el verdadero ner-vio de la “nueva fase”, replicó:“La desestalinización es una deesas palabras que sirven parainstruir a los tontos. Es decir, pa-ra crear nociones que no se co-rresponden en nada con la reali-dad”.

Esta, en extrema síntesis, esla historia de la vida y de los ho-rrores de Ercoli; la historia ab-yecta es todavía más densa enpáginas oscuras respecto de lascuales apenas se ha escrito. Pe-ro no iremos más allá en las in-ferencias, ni a desenterrar otrosacontecimientos desagradablespara el movimiento obrero: el“Maestro” está muerto, así comoestán muriendo tantas falsasconvicciones construidas sobresu persona. Si hay algo que to-davía debe ser enterrado es el to-gliattismo, junto con sus sedi-mentaciones cotidianas.

Retomando las que fueron lascoordinadas dictadas en su tiem-po por Togliatti (el poder es todo,el cambio no es nada, podríamosdecir parafraseando a Berns-tein), el Partido de la Refunda-ción Comunista se apresta a go-bernar con los representantes dela burguesía, sometiendo los in-tereses de los trabajadores, la po-tencialidad de la lucha de los mo-vimientos de masas y de las nue-vas generaciones a favor del Oli-vo, los Prodi, los D’Alema y losMontezemolo.

¡Si queremos terminar conTogliatti y el stalinismo, es conesta tradición y aproximación alos hechos, con estos viejos ynuevos compromisos, por diná-micos que sean, que nosotros,afiliados del PRC, militantes delos movimientos y partidarios deun “otro mundo”, debemos sal-dar cuentas!

gg Por Pablo Rieznik

¿¿CC ómo caracterizar la pu-blicitada victoria de Me-sa en el referendo del pa-

sado 18 de julio, con el 80% de losvotos por el “sí” a la propuestaoficial? Es cierto que si se sumanlos votos negativos, blancos y nu-los más la abstención, ese 80%queda reducido a menos de 30%del padrón electoral. No es me-nos cierto que para obtener eseresultado hay que contabilizarademás el fraude. “No hubo nin-gún control ni verificación de losresultados librados a la suerte ydecisión de los jurados (presi-dentes de mesa) (...) los votoscruzados (voto diferente en cadauna de las respuestas) y la pala-bra ‘nacionalización’ no fueronregistrados; muchos nulos se ha-bilitaron para el sí” (La Jornada,19/7). De todos modos, hay queregistrar que las acciones de boi-cot convocadas por la COB, porla Central campesina de FelipeQuispe o por las Juntas Vecina-les del Alto se disolvieron sin pe-na ni gloria. Algunos de sus diri-gentes más relevantes, como Ro-berto de la Cruz, de la COB de El

Alto, concurrieron a votar.El referendo coronó un enor-

me operativo dirigido a contenery encuadrar el levantamiento po-pular y la huelga general que cul-minaron con la salida del presi-dente Sánchez de Losada en2003. Es con este objetivo queasumió entonces a las apuradasel entonces vicepresidente Mesa,con el apoyo del imperialismo y laintervención directa de los go-biernos argentino y brasileño. Poreso mismo el significado de la pre-gunta clave del referendo sobre lanecesidad de “recuperar” el con-trol “nacional” del combustible lodejó perfectamente claro Mesaante los petroleros de Santa Cruz:“La visión de la nacionalizaciónentendida como expropiación oconfiscación de la propiedad delas empresas no va; quien res-ponda ‘sí’ a la primera preguntadel referéndum sabe que no ire-mos a la nacionalización. Esto esclaro e inequívoco” (Econoticias,9/7).

A favor del referendo para“legitimar” al gobierno se armóun enorme frente político, desdeel MAS de Evo Morales hasta elDepartamento de Estado yan-

qui. Las centrales empresariasde La Paz, Cochabamba y SantaCruz llamaron al pueblo a votar.También la Iglesia Católica, lamayoría de la prensa y, claro, lospartidos oficiales. El papel cen-tral en este operativo internacio-nal, sin embargo, lo jugaron dosgobiernos vecinos. Kirchner, porpedido directo de Bush (según eldiario La Nación, por solicitud delas petroleras Repsol y Techint),acordó la compra del gas bolivia-no que, triangulación mediante,llega a Chile. Esa compra, segúnlos diarios bolivianos, fue “unsalvavidas” para Mesa.

Lula, para impulsar el “éxito”del referendo, “condonó” a Boli-via una deuda de 52 millones dedólares, prometió créditos por600 millones y viajó a la fronte-ra para promocionar un futuro“polo petroquímico” en el que,además de Petrobras, participa-rían varias empresas privadas.En el acto, Lula no se privó derespaldar el referendo. Petro-bras es, después de Repsol, unode los principales beneficiariosde la entrega del gas y el petró-leo bolivianos. Controla la sextaparte de todas las reservas de

gas y petróleo, y recibió mega-campos gasíferos como el de SanAlberto, con una rebaja tributa-ria del 32%.

El resultado electoral del 18de julio tradujo también los pro-blemas políticos que afectaron alcampo de organizaciones opues-tas al gobierno y que proclama-ron el boicot al referendo. Algoque puso de relieve la “Declara-ción del Encuentro de Movi-mientos Sociales” realizado enCochabamba el 28 de mayo, quecaracterizó al referendo como“una demanda de la sociedad ci-vil y una conquista social im-puesta por los movimientos so-ciales en octubre de 2002” (Eco-noticias, 30/5). El Encuentroplanteó la “nacionalización”, en-tendida como “la anulación, re-solución o conversión de todos loscontratos suscriptos con las em-presas privadas” (ídem). Es decirque admitía nuevos contratos in-cluso antes de anular los exis-tentes. Un planteo que mostróque una parte de la oposición es-tuvo buscando un arreglo con elgobierno, presionando “el cambiode las preguntas” y convirtiendoel boicot en una suerte de recur-

so discursivo derrotista. La COB no planteó el boicot

a las elecciones en el terreno dela organización práctica y comoparte de un programa obrerocontra el gobierno de Mesa. Loscompañeros de la sección boli-viana de la Coordinadora por laRefundación de la IV Internacio-nal informan que la COB inter-pretaba como boicot todo recha-zo al referendo, sea éste con laabstención o el votar nulo o blan-co (del mismo modo que el PORlorista). Días antes del referen-do, los sindicatos que apoyan a laCOB estaban cerrados y no se sa-bía el paradero de sus dirigentes.El propio Solares –su máximo di-rigente– se tomó vacaciones.

De conjunto, Mesa ha logrado

evitar un colapso. Su autoridadpara cerrar la crisis deberá serverificada en los próximos acon-tecimientos.. Los medios yaanuncian que se avecinan gravesconflictos en el Parlamento,cuando Mesa intente convertir enuna nueva ley los resultados delreferendo. El propio triunfo delfrente patronal replanteará con-fictos entre las petroleras, el go-bierno y los componentes hetero-géneos del frente que los sostie-ne. Pero, por sobre todo, para con-tinuar con su política de entrega,Mesa deberá enfrentarse a los ex-plotados. Las consecuencias de larebelión obrera y campesina deoctubre pasado plantean unanueva etapa de la lucha de clasesque no ha sido cerrada.

La etapa abierta por la rebelión de octubre de 2003 no está cerrada

BBoolliivviiaa,, ddeessppuuééss ddeell rreeffeerreennddoo

TToogglliiaattttii yy ttoogglliiaattttiissmmooAniversario de lágrimas y colaboracionismo

Page 7: EEL OOBRERO IINTERNACIONAL - En Defensa del Marxismo · militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión. Bush,

gg Por el Consejo Editorialdel Partido Causa Operaria

EE l día 19 de enero de este añose realizó en Río de Janeiro,una reunión que definió, por

primera vez, alguna cosa clara so-bre el nuevo partido (PSOL).

En esta reunión, los parlamen-tarios excluidos del PT, HeloísaHelena, João Batista (“Babá”), Lu-ciana Genro y Joao Fontes, junta-mente con otras personalidadespetistas, tomaron la decisión deencaminar la construcción de unnuevo partido y publicaron una de-claración de principios.

El primer hecho, que sirve comobase para una caracterización obje-tiva del llamado nuevo partido, esque el partido nace dividido en dos.De un lado, está el PSTU, que ale-ga haber sido excluido de las discu-siones que dieron origen a la decla-ración publicada después de la reu-nión y, por otro lado, los parlamen-tarios salidos del PT y otros grupospolíticos, algunos de los cuales, co-mo uno recién surgido, “Socialismoe Liberdade”, rompieron reciente-mente con el propio PSTU.

El propio PSTU había introdu-cido el método de las exclusionesen la formación del “nuevo parti-do”, como cuando años atrás, en lacreación del propio PSTU, variosgrupos fueron excluidos.

Esta ruptura, particularmentepor su forma, comienza como unaburocracia que toma decisiones ennombre de las personas que irán aformar el movimiento.

Una de sus definiciones estra-tégicas es la siguiente: “(…) tene-mos el derecho –para no decir laobligación– de construir una alter-nativa partidaria, capaz de ocuparel espacio abandonado” (itálicas

nuestras). Esta formulación dejaclaro que pretende recomponer elPT de 2001 en oposición al PT queganó las elecciones del 2002.

Para el nuevo partido, la tareaes defender el PT que participó enlas elecciones, pero no el PT quegobierna. “No aceptan, dice, queesa victoria se transforme en unepisodio más de frustración delpueblo brasileño” (íbidem). ¡La“victoria” es la elección de Lulajuntamente con el Partido Liberal,apoyado por toda la burguesía, enparticular los grandes bancos na-cionales e internacionales!

El programa que presentanconfirma cabalmente esta idea.Aparte de una u otra frase pura-mente decorativa sobre la “inde-pendencia de los trabajadores an-te la burguesía”, el programa es-bozado en el documento es el mis-mo programa vacío de contenidoque caracterizó al PT: “contra elmodelo neoliberal y el gobiernoque lo aplica”, “defensa de las rei-vindicaciones y las banderas de laclase trabajadora”, “profundo res-peto a las minorías y al derecho deopinión”, “justicia social”, etcétera.

Lo más característico del rum-bo asumido por el nuevo partido essu estrategia política, que proponela “absoluta incompatibilidad (…)de la radicalización del proceso de-mocrático (…) con el capitalismo” yla lucha por un “socialismo con de-mocracia”. Así, el socialismo ven-dría como el resultado de la expan-sión (radicalización) de la “demo-cracia”. La lucha por el socialismosería, por lo tanto, la defensa y laprofundización de la democraciaburguesa, o sea del Estado capita-lista y del régimen político burgués.

De allí que no sea de extrañarque el documento siquiera haga

mención a la lucha por un gobier-no obrero, o sea, la dictadura delproletariado y la revolución socia-lista. El “socialismo con libertad”es una propuesta que ya se tornótradicional y sirve para oponer lademocracia burguesa a la luchaefectiva y revolucionaria por el po-der de la clase obrera. Opone la de-mocracia abstracta a la lucha re-volucionaria de la clase obrera,que termina, como siempre ocu-rrió, oponiendo la democracia bur-guesa y capitalista a la lucha so-cialista de los obreros.

Dice explícitamente el texto:“no existe transición para un mo-delo democratizante cuando la di-námica aplicada se fundamenta enparadigmas de un monetarismoortodoxo y conservador” (íbidem).La crítica al capitalismo es susti-tuida por la denuncia del moneta-rismo, con lo cual la “radicaliza-ción de la democracia” es postula-da como la superestructura de uncapitalismo no gobernado por elmonetarismo (sea lo que fuere queesto signifique). No es casual queel documento critique a numerosospartidos, pero no al PDT, partidoburgués (del fallecido caudillo na-cionalista Brizzola), que segura-mente será incluido en las alian-zas del nuevo partido “contra elmodelo neoliberal” y en la luchapor el “socialismo con democracia(¿o libertad?)”.

No es casual que apoyen el“nuevo partido” personalidadescuyos nombres valen más que milprogramas, como Carlos NelsonCoutinho y Leandro Konder, loscuales estuvieron siempre, desdeun punto de vista ideológico, en laextrema derecha de toda la iz-quierda nacional, desde que salie-ron del ultra-oportunista PCB enla década del ’70, donde formabanel ala llamada “eurocomunista”.

Esta concepción queda absolu-tamente clara cuado dicen que “cre-emos en la lucha de la clase traba-jadora como un instrumento privi-legiado” (íbidem). No se trata, en-tonces, de la lucha de clases, sino de“un instrumento” para una política.No hay distinción alguna entre esteplanteo y la política de “moviliza-

ción del pueblo” propio del naciona-lismo y de los partidos pequeño-bur-gueses democráticos como “instru-mento” de una política burguesa.

El documento termina con eldeseo de que el nuevo partido que-

de “libre de cualquier doctrinaris-mo y espíritu de secta”, lo que sue-na extraño cuando el punto de par-tida es la exclusión de los disiden-tes de opinión.

Es necesario en Brasil un pro-

grama socialista y revolucionario,cuyo principio fundamental debeser la expropiación de la burguesíay la forma política necesaria pararealizar esta transformación histó-rica: la dictadura del proletariado.

EELL OOBBRR EERROO IINNTTEERRNNAACCIIOONNAALL // NNúúmmeerroo 11 // SSeeppttiieemmbbrree 22000044 PPáággiinnaa 77

gg Por Marcelo Ramal

EE l referendo del 15 de agostopasado en Venezuela fuetestimonio de una moviliza-

ción de masas extraordinaria. Lainédita afluencia de votantes (92%del padrón) expresó la inscripciónmasiva en los registros electoralesde las franjas más explotadas de lapoblación.

El aluvión de votos de los ex-plotados ahogó en el nido la tenta-tiva de cuestionar la transparen-cia y validez del comicio, algo quehabría provocado un levantamien-to popular.

Desmoralización, viraje

Las evidencias de una victoriaclara de Chávez ya estaban pre-sentes varias semanas antes de loscomicios. Aunque el reconocimien-to, por parte del gobierno, de lasfirmas reunidas por los gorilasabrieron una peligrosa crisis en elchavismo, el proceso de obtenciónde esas firmas había sido real-mente penoso para la oposición.Una evidencia de esto saltó, en de-finitiva, en los comicios del 15 deagosto, donde la oposición obtuvoapenas doscientos mil votos másque las firmas recogidas. La des-moralización de la oposición gorilase expresó en medio de la propiacampaña electoral, cuando secto-res de la burguesía y del propio

movimiento “escuálido” se retira-ron de la coalición opositora (porejemplo, Fedecámaras).

Este desbarranque gorila seprodujo en el marco de un virajedel imperialismo respecto del pro-ceso político en Venezuela. Ya conalgunas semanas de antelación alcomicio, los voceros de los mono-polios petroleros internacionalesabogaban por una victoria clara deChávez, la cual, decían, “pondríafin a la inestabilidad política enVenezuela”. El giro del imperialis-mo no se explica solamente por eltemor que inspiraba la moviliza-ción popular en apoyo de Chávez,sino tambíen por la propia impas-se de su política mundial. Mien-tras se desarrollaba la crisis ve-nezolana, se venía abajo un vastooperativo dirigido a inundar almundo de petróleo y derrumbar suprecio, mediante la presión paraque las naciones productoras pri-vatizaran sus reservas y empresaspetroleras y desregularan la in-versión extranjera. El empanta-namiento de la escalada imperia-lista en Irak y la crisis desatadaen las filas de los gerentes restau-racionistas rusos en torno de la pe-trolera Yukos fueron la expresiónmás manifiesta de este fracaso delimperialismo.

Nacionalismo petrolero

El nacionalismo de Chávez tie-

ne como eje una redistribución dela renta petrolera que era evadidapor PDVSA a cuentas bancarias enel exterior en beneficio del Tesorovenezolano. Chávez ha frenado elvaciamiento de la empresa estatalde petróleo (PDVSA) (también in-terrumpió su política de endeuda-miento contra las reservas petro-leras). Pero, en particular, en losúltimos meses, reforzó lo que se co-noce como la “apertura petrolera”,o sea las asociaciones y contratoscon los pulpos del sector (tanto enextracción como refinación). Enmedio del proceso electoral, el cha-vismo cerró importantes acuerdospara la exploración y extracción depetróleo y gas, entre ellos, conChevron Texaco para procesar elcrudo de la franja del Orinoco. Eleje “programático” de la campañaelectoral de los escuálidos fue, porel contrario, la privatización pe-trolera (completa libertad de ac-ción para PDVSA y retornó a las‘escuálidas’ regalías anteriores aChávez).

La posibilidad de esta políticade asociaciones de contratos está,sin embargo, fuertemente atada ala persistencia de precios altos enel mercado internacional. Pero in-cluso un mercado alcista puedeproducir contradicciones, como unalza de las tasas de interés y unarecesión mundial. La crisis mun-dial condiciona la política de na-cionalismo petrolero fiscal.

La política chavista no plan-tea una reorganización del paíssobre nuevas bases sociales, sinoun reparto capitalista diferente (yobjetivamente transitorio) de di-cha renta. Es significativo en es-te sentido que, al calor de la “aper-tura petrolera”, esté abogando porla subordinación de PVDSA alConsejo de Seguridad nacional.

Revolución latinoamericana

La derrota del gorilismo ‘es-cuálido’ forma parte de un períodoque arranca del caracazo de 1989,el cual se manifiesta en toda Amé-rica Latina.

El chavismo, al igual queKirchner, Lula o el ecuatorianoGutiérrez, emergen en un cuadrode desplome de los partidos tradi-cionales, bancarrota imperialista ylevantamientos populares son laobligada manifiestación de uncambio de parte de la burguesíanacional (e incluso el imperialis-mo) ante la catástrofe. El parale-lismo de clase no obsta, sin em-bargo, para trazar una diferenciaimportante de grado entre el pro-ceso chavista y el resto.

Chávez emergió como líder po-pular al frente de la insurrecciónpopular de 1992. Desde entonces,los “piqueteros” venezolanos –lasfranjas más activas y explotadasde la clase obrera de ese país–constituyen su base de apoyo, a laque recurre en sus choques con elimperialismo, dentro de los límitesque le impone su condición de de-fensor del Estado capitalista. Elnacionalismo de Kirchner opera,en cambio, dentro de su necesidadde maniobrar frente al pueblo queprotagonizó el Argentinazo. Por lodemás, a Kirchner lo caracteriza el

ataque político e incluso represivocontra el movimiento piquetero.La misma impostura aparece en elparangón que los izquierdistaspretenden trazar entre Chávez yLula. Los Lula y los Kirchner si-guen una política de contención delproceso venezolano, con los méto-dos de la llamada “diplomacia con-tinental”. Este es el papel que ju-garon Kirchner y Lula en Bolivia,a favor del salvataje de Mesa, o enHaití, concurriendo con el envío detropas.

Organizar a la vanguardia obrera

La victoria electoral ha que-brado a la oposición gorila y dadoa Chávez una mayor capacidad dearbitraje entre las masas y el im-perialismo. Pero este resultado hatrasladado el eje de la crisis polí-tica del país al interior del propiochavismo. Estos síntomas de cri-sis ya se habían expresado du-rante la propia campaña del refe-rendo, cuando el comando electo-ral oficialista debió ser disuelto enmedio de acusaciones de pasivi-dad frente a la campaña de la de-recha y, en particular, por haberreconocido como válidas las fir-mas que la oposición no había lo-grado reunir.

La situación que emerge del re-ferendo es de desintegración de laderecha proimperialista y de me-jores condiciones para una ofensi-va popular. Estas condiciones de-safían aún más la responsabilidadpolítica del clasismo obrero, quetiene una imporetante presenciaen Venezuela, por ejemplo, en Va-lencia y en Puerto La Cruz y tam-bién en el Estado de Bolívar y Ca-racas: ocupar las empresas que sa-

botean la economía y despiden tra-bajadores, para ponerlas a funcio-nar bajo control obrero: establecerel control obrero de PDVSA; recla-mar la constitución de un ConsejoEconómico con mayoría obrera,responsable ante un congreso debases de todos los trabajadores yexplotados del país. La lucha poresta perspectiva exige de una deli-mitación implacable del chavismoy de sus límites insuperables, pa-ra que las masas venezolanas noculminen esta extraordinaria ex-periencia política atrapadas enotro fracaso del nacionalismo bur-gués. A la política del seguidismoa Chávez, le oponemos la cons-trucción de un partido obrero in-dependiente de la burguesía, queluche por la Unidad Socialista deAmérica Latina.

El objetivo estratégico esemancipar a las masas y al proce-so político mismo de la direccióndel chavismo, lo cual comporta unaestrategia política definida. Es ne-cesario partir de que los problemasde la lucha de clases en Venezuelay las necesidades de las masas su-peran incluso los objetivos chavis-tas más radicales, como sería el deponer en marcha (¡de una vez!) lareforma agraria con el latifundioocioso. En Venezuela está en desa-rrollo una enorme lucha por el con-trol de los lugares de trabajo (des-pidos, flexibilidad, lock-out), queplantea objetivamente el control yla gestión obreras –anatemas parael nacionalismo burgués.

Se desprende, entonces, la ne-cesidad de delimitarse del chavis-mo, señalar sus límites de clase yelaborar un programa de transi-ción que encarne los problemas delas masas y las movilice a la revo-lución social.

“Socialismo e Liberdade” en Brasil

¿¿AAddóónnddee vvaa eell ““nnuueevvoo ppaarrttiiddoo””??

28 de agosto de 2004

EE l último viernes la Audito-ría Agraria divulgó un nue-vo récord de ocupaciones de

tierra, preocupando al gobiernocon los conflictos en el campo en-tre trabajadores rurales y latifun-distas. Ante esta situación, el go-bierno anunció que promoverá un“desarme general” en el campo apartir del 2005.

El Auditor Agrario nacional,Gercino José da Silva Filho, in-formó que el armamento en elcampo es el principal motivo deconflictos y muertes, declarandoque “la situación preocupa mu-chísimo al gobierno federal”.

Los primeros estados que se-rán desarmados serán Pará, Ma-to Grosso, Rondonia, Bahia y Pa-raná. Antes de fin de año, serálanzado por decreto presidencialel “Plan Nacional de Combate a laViolencia en el Campo”.

Uno de los últimos conflictosregistrados sucedió el martes pa-sado, en Camaçari, Bahia, dondeun enfrentamiento entre mato-nes contratados por los latifun-

distas de la hacienda Monte Cris-to y los sin tierra, dejó 60 heridosy 72 miembros de la seguridadpresos, aunque liberados un díadespués.

El delegado Tadeu Caldas Via-na Braga, que investiga este caso,es pariente de los latifundistasque tuvieron ocupadas sus tie-rras. Para él, la represión fue ab-solutamente necesaria pues seusó la “fuerza indispensable” pa-ra intentar expulsar a los 350 tra-bajadores que necesitaban la tie-rra para sobrevivir.

Además de eso, el delegado de-claró también que apenas ejercióla ley civil que autoriza a un pro-pietario de tierras a defender lapropiedad privada con el uso detoda la brutalidad de la que dis-pone.

La Auditoría Agraria nacionaldivulgó también que el número deocupaciones entre los meses deenero y julio de este año aumentóen 60%, comparado con el año pa-sado, siendo que en 2003 se regis-traron 160 ocupaciones y este año255. Sólo en el mes de abril hubo109 ocupaciones.

Apenas en los primeros sietemeses del año, las 255 ocupacio-nes superaron el total de las ocu-paciones registradas en los añosde 2000, 2001, 2002 y 2003, quefueron 236, 158, 103 y 222 res-pectivamente.

Con respecto al número demuertes en el campo, en 2003 fue-ron registrados 42 casos de asesi-nato, mientras que hasta este se-mestre se habían contabilizadosólo seis casos.

En realidad, el número demuertes en el campo es más bajoeste año, pues tiende a cerrar conun número inferior al del año pa-sado, se da por el hecho de la con-tradicción fundamental de intere-ses representados por el gobiernoLula, completamente presionadopor los trabajadores y por losgrandes hacendados, empresariosy banqueros.

La promesa de reforma agra-ria no pasa de una demagogia pa-ra disfrazar los verdaderos inte-reses de la burguesía detrás delgobierno del PT, que se preocupasolamente por el desarme de lostrabajadores rurales y la protec-ción de los hacendados, que ten-drán el derecho a defender la pro-piedad privada garantizada por elgobierno de frente popular con susarmas y todo tipo de represióncontra los trabajadores.

Gobierno de latifundistas

LLuullaa yy eell PPTT qquuiieerreenn ddeessaarrmmaarr aa llooss ttrraabbaajjaaddoorreessrruurraalleess ppaarraa ddeeffeennddeerr llaa pprrooppiieeddaadd pprriivvaaddaaLos trabajadores del campo dependen solamente de la tierrapara obtener sus medios de subsistencia; sin embargo, el gobierno Lula, al mando de los grandes latifundistas, no permitirá que estos trabajadores defiendan su único mediode subsistencia.

VVeenneezzuueellaa,, uunnaa vviiccttoorriiaa ddee llaass mmaassaassVVeenneezzuueellaa,, uunnaa vviiccttoorriiaa ddee llaass mmaassaass

Page 8: EEL OOBRERO IINTERNACIONAL - En Defensa del Marxismo · militar y la Casa Blanca. El generalato del Pentágono impulsaba, como Alawi, el aplas-tamiento militar de la rebelión. Bush,

gg Por Savas Michael-Matsas

11.. La dramática afirmación formuladapor Walter Benjamin en sus Theseson the Concept of History (Tesis so-

bre el concepto de la historia) de 1940, du-rante las horas más oscuras del siglo XX,es ahora, luego del 11/9, más actual quenunca: el “Estado de emergencia” –la sus-pensión temporaria de la ley dentro del pro-pio orden judicial– se ha hecho más la re-gla que la excepción, una emergencia.

Como la “guerra contra el terrorismo”lanzada por el gobierno de Bush y su “Co-alición de voluntarios” no conoce límites enel tiempo ni en el espacio y se vuelve per-manente, lo mismo ocurre con la dimensióninterna de esa guerra: las medidas de se-guridad de emergencia toman la forma deuna paranoia permanente del Estado y unapesadilla permanente para sus ciudadanosy viajeros en los propios Estados Unidos yen la Unión Europea. Este ataque siste-mático contra los derechos civiles y contralos derechos democráticos es incesante ycreciente: La Ley Patriótica II sigue a laLey Patriótica I en los EE.UU.; la nueva le-gislación antiterrorista más draconiana si-gue a la anterior en Gran Bretaña y en to-dos los países de la UE; la UE ha firmadoen junio de 2003 un tratado de extradicióncon los EE.UU. –donde está vigente la pe-na de muerte, en contraste con Europa– detodos los sospechosos, juzgados, sentencia-dos o aun encontrados inocentes por delitoscontra los intereses de los EE.UU.; en Gre-cia (…) (en) el juicio por un tribunal espe-cial, bajo una ley de emergencia, de los acu-sados de ser “terroristas” del grupo “17 deNoviembre” (…) La presidenta del juzgado,Brilli, ha dicho (provocando un alboroto yel retiro en masa de todos los abogados dela defensa) que “la ley contra el terrorismopuede ir más allá de los límites de la Cons-titución” –¡la ley suprema de la nación!–. Elfiscal Lambrou formuló un planteo similar:“Debido a la situación de emergencia, la bri-gada antiterrorista y la policía pueden ac-tuar más allá de los límites de la ley”.

Esta es la definición exacta del estadode emergencia ofrecida por Carl Schmitt, elfilósofo jurídico conservador de la contra-rrevolución católica y más tarde del nazis-mo: la suspensión de la ley por la ley.

El campo de concentración y centro detorturas de Guantánamo es emblemáticopara el estado de emergencia de nuevo es-tilo que emerge en la primera parte del si-glo XXI como modo permanente de gobier-no en los principales países capitalistas.Como se reconoce abiertamente, Guantá-namo es realmente un “agujero negro” le-gal, una zona de anomía, un área fuera dela ley y fuera de la jurisdicción de los tri-bunales de los EE.UU. (o de la ley interna-cional), donde no se cumple ninguna dispo-sición legal del sistema jurídico y del ordenconstitucional norteamericano y los “dete-nidos” no son considerados ni como prisio-neros de guerra ni siquiera como crimina-les comunes; están encarcelados indefini-damente, interrogados diariamente, tortu-rados indefinidamente. (…)

¿Quién decide el estado de emergencia?Según el planteo famoso de Schmitt, el so-berano lo decide. Hoy esto significa, ante to-do, la soberanía imperial de los EstadosUnidos de América. (…) Aparentemente lasantidad e inviolabilidad de los principiosde la soberanía nacional no se aplican a losotros Estados-nación, particularmente enlas naciones oprimidas, si “están involu-crados los intereses vitales de los EE.UU.”.William Cohen, ex secretario de Defensadel gobierno de Clinton, había presentadouna lista con los intereses vitales que podí-an hacer necesaria la intervención de losEE.UU. en el extranjero: “Garantizar acce-so irrestricto a los mercados, suministrosde energía y recursos estratégicos claves” ytodo lo que se determine como de interés vi-tal “según jurisdicción doméstica”. (…)

En general, una nueva sub-categoría deEstados-nación ha sido descubierta por losgobiernos norteamericanos: los Estados fue-ra de la ley, o Estados rebeldes, o Estadosparias, cuya soberanía es irrelevante. Y¿cuáles son los Estados rebeldes? Robert S.Litwak, del Centro Woodrow Wilson y exmiembro del Consejo de Seguridad Nacionalde Clinton, dio una definición precisa: “UnEstado rebelde es aquél que es señalado co-mo tal por los Estados Unidos” (R.S. Litwak,Rogue States and U.S. Foreign Policy, JohnHopkins University Press, 2000).

Esto es el eco de la definición de sobe-ranía de Schmitt con relación al estado deemergencia. No expresa solamente la arbi-trariedad de un Estado nacional imperia-lista (…) es el principio de soberanía na-cional como tal el que está en crisis. El jefedel Comando Central de los EE.UU., gene-ral John Abizaid, luego de la experiencia deIrak, consciente o inconscientemente ha re-conocido que “la amenaza terrorista no co-noce fronteras, y cuando nosotros operamossolamente en base al Estado-nación no se-

remos capaces de llegar al corazón del pro-blema terrorista, que es trasnacional”(Stratfor, Geopolitical Diary, 17/2).

22.. El ‘estado de emergencia’ perma-nente conectado con la ‘guerra con-tra el terrorismo’ no es una inte-

rrupción temporaria de las condiciones nor-males ni un conjunto de medidas de segu-ridad vinculadas a los riesgos conjeturadosde seguridad que enfrenta el Estado-na-ción, particularmente en Occidente; es unamanifestación de la época de declinaciónhistórica del Estado-nación y del propio sis-tema capitalista.

Responsable por eso no es ni lo que ac-tualmente está de moda llamar “globaliza-ción” ni el “Imperio” pos-imperialista deTony Negri, que proclama que el Estado-na-ción ya ha desaparecido. La internacionali-zación de la vida económica bajo el capita-lismo tiene una larga historia, y una prime-ra fase de globalización se completó a finesdel siglo XIX y principios del siglo XX, cuan-do se originó la crisis del Estado-nación.

Es digno de atención que debates ideo-lógicos cruciales, después del colapso de laUnión Soviética y del fin de la Guerra Fría–sobre la globalización y el Estado-nación,sobre democracia y derechos humanos, so-bre el estado de emergencia– surgieron porprimera vez con la Primera Guerra Mun-dial y la Revolución de Octubre de 1917 yla erupción violenta de una época de gue-rras, revoluciones y contrarrevolucionesque englobaron a Europa –Alemania enparticular–, y al mundo entero.

Lenin había subrayado que el imperia-lismo no era simplemente una política bru-tal de expansión, anexiones y colonización,sino una época histórica específica del de-sarrollo económico social, “el estadio supe-rior y último del capitalismo”, según su fa-mosa definición; la época de la declinacióncapitalista y la transición mundial al co-munismo. Trotsky basó su reelaboración dela teoría de la revolución permanente pre-cisamente en el cambio de la naturaleza his-tórica de la época, en el establecimiento delcarácter mundial de la división del trabajo,de las fuerzas productivas modernas, en laaparición de una economía y mercado mun-diales y, consecuentemente, de la política ycultura mundiales, chocando ahora con elmarco demasiado estrecho del Estado-na-ción, que inicialmente había dado un im-pulso poderoso al desarrollo del capitalismo.“El imperialismo”, dice el Manifiesto del Se-gundo Congreso de la Internacional Comu-nista, escrito por Trotsky, “consiste en la su-peración de los marcos nacionales, aun losde los principales Estados”(1).

El Estado-nación no fue abolido enton-ces ni tampoco en la segunda fase de la glo-balización, con la expansión de capital du-rante el auge prolongado posterior a la Se-gunda Guerra Mundial, ni durante la glo-balización del capital financiero de las últi-mas dos décadas del siglo XX, una tercerafase en la misma época de declinación ca-pitalista, que ha surgido del colapso de laexpansión de posguerra y la erupción de lacrisis mundial de sobreproducción de capi-tal desde comienzos de los años ‘70 en ade-lante. Pero definitivamente, la crisis del Es-tado-nación se ha profundizado inconmen-surablemente. (…) El Estado-nación estáconectado insolublemente con el capital yno puede ser abolido sin la abolición del ca-pitalismo a escala mundial.

Marx, analizando las compañías por ac-ciones y las formas emergentes del capitalfinanciero, en el tomo III de El Capital, ha-bla sobre “la abolición de la propiedad ca-pitalista dentro del sistema de la propiedadcapitalista”. De la misma manera, podemosdecir que bajo la globalización existe unaabolición del Estado-nación dentro del sis-tema de los Estado-nación burgueses.Cuanto más aguda se torna esta contradic-ción, más profunda se vuelve también la de-clinación del sistema y con ello la decaden-cia de la democracia parlamentaria bur-guesa, atada desde sus comienzos al marconacional (...)

33.. El primer enfrentamiento teóricoimportante sobre la cuestión del es-tado de emergencia en nuestra épo-

ca tuvo lugar precisamente en el período dela primera posguerra y de las secuelas dela Revolución de Octubre, durante la agi-tación social en Alemania. Es el enfrenta-miento entre dos de los representantes másconscientes de los campos opuestos de la re-volución y de la contrarrevolución: WalterBenjamin y el contrarrevolucionario CarlSchmitt, quien se convirtió más tarde en elfilósofo jurídico del régimen nazi. GiorgioAgamben, en un perspicaz libro de recien-te publicación(2), demostró la vigencia de la“batalla de gigantes sobre la Esencia”, co-mo la llama utilizando la expresión de Pla-tón en el Sofista, sobre la batalla entre elmaterialismo y el idealismo.

Tanto Benjamin como Schmitt entien-den el estado de emergencia como la sus-pensión de la ley por la ley, la emergencia

de una zona más allá de la ley dentro delorden jurídico. Las diferencias, a partir deeste punto, son irreconciliables. Schmitt in-tenta asegurar la conexión entre la violen-cia de esta anomía y el orden jurídico, for-taleciendo el poder del Estado soberano,mientras Benjamin se esfuerza para rom-perla para ir más allá de la ley, a través dela violencia revolucionaria “pura”, hastallegar a un reino de justicia, donde el pro-pio poder del Estado será abolido(3).

Para Schmitt, el soberano es el poderque decide el estado de emergencia. ParaBenjamin, existe una fractura interna en-tre la decisión y su realización en la propiainstancia de la soberanía, que produce unacrisis. Para Schmitt la conexión entre el or-den jurídico y el área de su suspensión enun estado de emergencia está claramentedefinida por la ley y conduce a una restau-ración milagrosa del sistema a su situaciónprevia a la crisis. Para Benjamin, existeuna falta de determinación creciente entrela ley y el estado anómalo, que sumerge alsistema entero en una catástrofe histórica.Para Schmitt, un estado de emergencia nopuede ser otra cosa que transitorio. ParaBenjamin, en nuestra época se convierte enla regla.

Agamben ha demostrado en su libro có-mo el estado de emergencia se ha desarro-llado histórica y legalmente desde el perío-do posterior a la Revolución Francesa has-ta el siglo XX, y desde las experiencias trá-gicas de Alemania bajo la Constitución de-mocrática de Weimar, el nazismo y Ausch-witz, hasta los Estados Unidos de GeorgeW. Bush, la Ley Patriótica y Guantánamo.La transición del estado de emergencia talcomo fue definido inicialmente en la Fran-cia posrevolucionaria –una suspensión pro-visoria de la ley para enfrentar un enemi-go interno o externo– hasta su uso en la épo-ca imperialista y particularmente hoy co-mo un modo permanente de gobierno, latransición de una excepción a una regla, co-mo lo expresaba Benjamin, marca la tran-sición de un capitalismo ascendente a uncapitalismo en declinación.

Sólo una clase dominante en decaden-cia puede estar en un estado de emergen-cia permanente, en alerta contra la ame-naza permanente de su ruina. Para citar aBenjamín: “La noción de guerra de clasespuede ser engañosa. No se refiere a unaprueba de fuerza para decidir ‘¿quién ga-nará, quién será derrotado?’. O a una luchacuyo desenlace es bueno para el vencedor ymalo para el vencido. Pensar de esta ma-nera es romantizar y ocultar los hechos. Pormás que la burguesía gane o pierda la lu-cha, sigue condenada debido a las contra-dicciones internas que en el curso del de-sarrollo se tornarán fatales. La única pre-gunta es si su caída se dará por sí misma oa través del proletariado. La continuidad oel fin de tres mil años de desarrollo cultu-ral será decidida por esta respuesta”(4).

La comprensión del estado de emer-gencia como regla en nuestra época puedeconducir, ciertamente, a otro concepto no li-neal de la Historia, lejos del gradualismodel reformismo en bancarrota y del feti-chismo del llamado ‘proceso democrático’–un fetichismo que se vuelve más fuerte ymás engañoso en la medida en que la pro-pia democracia parlamentaria degenera ydeclina–.

44.. La decadencia de la democracia bur-guesa se ha profundizado desde laPrimera Guerra Mundial en ade-

lante.Hannah Arendt, en un capítulo de su li-

bro sobre el Imperialismo con el pertinen-te título “La declinación del Estado-nacióny el fin de los derechos humanos”, demues-tra claramente la conexión entre esta de-cadencia del Estado-nación y la crisis radi-cal del concepto de los derechos humanos,con la emergencia, en las secuelas de la gue-rra imperialista, del nuevo fenómeno ma-sivo de los refugiados, de los expatriados yde poblaciones brutalmente desplazadas.

Carlos Marx, bastante tempranamen-te, había lanzado una crítica devastadorade la Déclaration des droits de l’homme etdu citoyen de la Revolución Francesa, conla separación alienadora y alienante entreun ser humano abstracto y el “ciudadano”,el individuo privado burgués. Arendt con-firma esta crítica al hacer la afirmación pre-cisa y crucial en su análisis de las olas ma-sivas de refugiados en la época imperialis-ta: “La concepción de los derechos humanosbasada en la supuesta existencia de un serhumano en sí fue diezmada cuando los quela proclamaban estuvieron enfrentados porprimera vez con seres humanos que real-mente habían perdido toda otra calidad yrelación específica, aparte del puro hechode ser humanos”.

La separación violenta entre nacionali-dad y ciudadanía en la era imperialista, laaparición de masas de gente desposeída, ra-dicada en los países metropolitanos comopoblaciones sin derechos ciudadanos, reve-ló al ser humano de la Declaration como

una abstracción vaciada de todas las po-tencialidades que constituyen el ser huma-no como ser especie (Gattungswesen, en elsentido del concepto que Marx desarrolló deFeuerbach). La transición de la RevoluciónFrancesa al imperialismo marca el ascensoy caída de la Declaración de los Derechosdel Hombre y del Ciudadano.

El escándalo y la crisis de los principiosfundamentales de la democracia burguesaen las secuelas de la Primera Guerra Mun-dial no evitó pero puso de relieve el conte-nido de la paradoja de la Carta de la ONUposterior a la Segunda Guerra Mundial,que ahora se llama ‘Declaración Universalde los Derechos del Hombre’; después de larevelación del ser humano como una abs-tracción vacía, ahora, aparentemente, tam-bién ha desaparecido el ciudadano, proba-blemente en el proverbial basurero de laHistoria...

La ONU, de hecho, fue establecida comoun instrumento de las relaciones interna-cionales de las grandes potencias que emer-gieron victoriosas de la guerra, para vigilarla aplicación de los Acuerdos de Yalta entreWashington, Londres y el Kremlin, para ladivisión del mundo que evitara la prolifera-ción de rebeliones y revoluciones sociales,particularmente en los estratégicos neurál-gicos centros metropolitanos del capital enEuropa occidental y América del Norte. ElAcuerdo de Bretton Woods, sobre el cual sebasó la reconstrucción de la posguerra y laexpansión del capitalismo, y los Acuerdos deYalta entre Occidente y la Unión Soviéticaquedaron como los dos pilares de la re-es-tabilización de la posguerra, “la contenciónde la amenaza comunista a los países occi-dentales” y la Guerra Fría.

La Carta de la ONU sobre los derechoshumanos universales representó el consen-so de los vencedores tras la derrota del fas-cismo. Al mismo tiempo, fue la expresión dela nueva relación de fuerzas de clase en laEuropa y América de la posguerra, con laemergencia de una clase obrera que exigíay ganaba conquistas sociales sustanciales,así como una parte ideológica en el apara-to de control social. Ningún retorno al fas-cismo de los ‘30 podía ser posible, y el con-trol del capital tenía que basarse en todaslas ficciones de la democracia formal, in-cluyendo los derechos universales ficticiosde seres humanos abstractos. El anticomu-nismo, la explotación cínica de los crímenesde Stalin y la Guerra Fría constituyeron lamateria prima básica para esta construc-ción ideológica de control.

Con el colapso del marco de Breton Wo-ods en 1971 y la trasformación de la ex-pansión prolongada de la posguerra en unacrisis mundial prolongada de sobreacumu-lación de capital, y, además, con el colapsoen 1989-91 del segundo pilar del orden so-cial de la posguerra, de la división de Eu-ropa y del mundo establecida en Yalta, delfin de la Guerra Fría, el colapso del estali-nismo y la implosión de la Unión Soviética,la Carta de la ONU de los derechos huma-nos sufrió un destino peor que el de la De-claración de 1789: se convirtió en la bande-ra manchada de sangre en las intervencio-nes imperialistas y las guerras, en los ‘90,en los Balcanes y el Medio Oriente. (…)

55.. (…) EE.UU., como había pronostica-do Trotsky en los ‘20, no puede re-gular sus contradicciones internas

sin la mediación del equilibrio mundial. Asíacumula en sus cimientos el poder explosi-vo de las contradicciones mundiales. Elequilibrio mundial de la segunda posguerra,cuando EE.UU. emergió como el elementohegemónico indisputable de Occidente, hacolapsado irrevocablemente y la globaliza-ción financiera no sólo no produjo ningúnequilibrio nuevo sino que ha globalizado to-das las contradicciones a un punto de ex-plosión. Los déficit sin fondo de la economíade EE.UU. manifiestan su gigantesca exis-tencia parasitaria sobre una economía mun-dial en agonía, conduciéndola al abismo.

La reorganización de un mundo radi-calmente modificado sobre las antiguas ba-ses sociales de un sistema social decadentecon su centro en una potencia imperial de-clinante, con signos crecientes de una cri-sis de sobre-expansión, es la distópica ta-rea ultra-reaccionaria que los neoconserva-dores al mando en Washington colocan so-bre los hombros de los Estados Unidos pa-ra el nuevo siglo.

Pero la soberanía imperial tiene que en-frentar tanto el antagonismo de la compe-tencia de los centros imperialistas, la UE yJapón, y los desafíos de las rebeliones de susvíctimas, las masas oprimidas en todo elmundo; como también desafíos en casa. Pa-ra expresarlo en el lenguaje de Benjamin, lasoberanía imperial está fracturada interna-mente, y esa fractura abre una brecha en-tre decisión y realización. Esta fractura in-terna no es ni originaria ni primordialmen-te la bien conocida escisión entre las élitesque compiten en los círculos dominantes yque manifiestan divisiones dentro de la cla-se capitalista y la existencia de distintos lob-

bies de grupos de intereses capitalistas quecompiten entre sí. Estas brechas existen porcierto, y se profundizan, pero no en el vacío;las determinan las relaciones antagónicasentre trabajo y capital.

A pesar de varios reveses, la clase obre-ra y otros estratos explotados no han vuel-to a las condiciones de derrotas aplastantescomo en los años ‘30. El ascenso de la ul-traderecha en algunos países europeos estávinculado definitivamente a las reaccionesnacionalistas y racistas contra los inmi-grantes, frente a la crisis y los efectos de laglobalización del capital, y es un indicio dela decadencia del sistema parlamentarioburgués existente; pero no es capaz de ha-cer resurgir las condiciones sociales y ma-teriales de los ‘30, la masiva base pequeño-burguesa de los movimientos fascistas y elretorno al Estado-nación como fortaleza quelo proteja de la crisis global. La clase domi-nante está obligada, por ahora, a organizarsus ataques tanto en el extranjero como ensu casa, en nombre de la democracia.

La reorganización del mundo en la posGuerra Fría, que incluye la tremenda tareade completar la restauración capitalista yla reintegración del ex bloque soviético y deChina en el mercado mundial capitalista,requiere de la transformación radical de lasrelaciones políticas y sociales en los princi-pales países capitalistas. La creciente ten-sión entre esta necesidad y la referenciaaún obligatoria al marco democrático al-canza su clímax, produciendo “agujeros ne-gros”, zonas de ausencia de normas dentrodel orden jurídico-democrático existente,una especie de implosión de la democraciaparlamentaria burguesa llamada ‘estadode emergencia’.

El estado de emergencia intenta ga-rantizar la conexión entre la violencia ins-titucional y extra-institucional con el ordendemocrático constitucional contra la rebe-lión de las masas desposeídas y su violen-cia revolucionaria, lo que un neo-conserva-dor como Robert Kaplan llama “la próximaanarquía”.

No es accidental que en América Lati-na, tanto la rebelión de 2001 en Argentina–el Argentinazo–, como los acontecimientosrevolucionarios de octubre de 2003 en Boli-via, surgieran para enfrentar un estado deemergencia declarado, mientras la princi-pal línea contrarrevolucionaria de la clasedominante y del imperialismo para recha-zar una revolución social fue el llamado aasegurar la continuidad del orden demo-crático constitucional. De una forma espe-cífica, condensada, puede extraerse de aquíun modelo más universal.

La decadente democracia contemporá-nea, para utilizar la precisa definición da-da por un antiguo aristócrata pero profun-do dialéctico como Platón en Menexenus, serevela como la regla por parte de una éliteautoritaria aprobada por una multitud–más exactamente, en nuestros días, poruna multitud desmovilizada, atomizada–.Bajo un estado de emergencia permanente,la conexión y la línea divisoria entre estademocracia y la ausencia de normas se des-dibuja cada vez, mientras todo el sistema,como lo había previsto Benjamin, se su-merge en una catástrofe histórica.

La única salida es la movilización de lasmasas desposeídas con el proletariado a lacabeza como una clase universal para sí,para romper esa conexión junto con la sa-crosanta ‘continuidad del orden democráti-co constitucional’ y establecer lo que Marxllamó en forma apropiada la dictadura delproletariado: la toma del poder por la claseobrera, el hacer pedazos al Estado y la tras-formación revolucionaria de todas las rela-ciones, iniciando la transición al comunis-mo, al reino de la libertad, de una justiciaglobal que va más allá de la ley, aboliendola ley que impone y preserva la violencia“mítica” de la prehistoria humana, de la so-ciedad dividida en clases.

La alternativa entre socialismo y bar-barie hoy se transformó en la barbarie deun Estado de emergencia permanente de-clarado por el imperialismo y el Estado ca-pitalista, o la dictadura del proletariado yla revolución permanente.

Atenas, 24 de febrero de 2004

* Trabajo presentando a la Conferencia “Crítica” 2004, London School of Economics,

28 febrero de 2004

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Notas

1. Ver The First Five Years of theCommunist International (Los PrimerosCinco Años de la Internacional Comu-nista), New Park Publications (1973, p.133).

2. Stato di Eccezione, Bollati Boring-hieri, 2003.

3. Ver Walter Benjamin, Zur Kritikder Gewalt.

4. One Way Street, Pág. 80.