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EL ACTOR, EL CHAMAN Y LOS "OTROS" (Notas para una Antropología de la Actuación) Actuación cotidiana y extracotidiana Mas de una vez escuche decir a gente joven de teatro cosas tales como: "hay que volver a la flesta”, "hicimos un trabajo que tiene onda de ritual"; "queremos hacer algo que tenga mucho juego"; "la obra que puso fulano es muy teatral". Pero también escuché en otras partes y dicho por otro tipo de gente.. "mengano no desempeña bien su rol" "el papel que hizo dejó muy mal parada a la institución o trabajo en teatro de “ventas". Lo que me surge frente a conceptos como éstos es reflexionar acerca de la actuación humana en general, en todas las esferas de la vida social. Y para ello es preciso comprender las pautas que conecten entre sí al rito, al teatro, al juego, al proceso de creación artística y a la fiesta, por un lado y a todos éstos con el accionar cotidiano. Con el set de roles y personajes sociales que jugamos diariamente en distintos contextos (la familia, la oficina, el trabajo, la escuela, etc.). Esto implica instalarse en un ámbito que denomino Antropología de la Actuación y que observa, explora y se pregunta por el ser humano y el sentido y calidad energética que le otorga a sus distintas formas de accionar en el mundo y por las relaciones y conversiones entre los distintos tipos de actuación. Desde este punto de vista lo primero a considerar es el hecho que toda actividad humana es culturalmente "culpable". Consciente o inconscientemente somos creadores, transmisores y actores de determinados argumentos culturales. Por supuesto esos argumentos son relativos e históricos pero adquieren tal poder, "naturalidad" y "autonomía" que terminan fijando por largos lapsos de tiempo la buena forma de actuar en los distintos momentos y circunstancias de la vida. La buena forma de ser padre y madre, guerrero, carpintero, artista, cocinero, cazador, chamán e incluso actor teatral. A pesar de ser construcciones históricas los argumentos de los distintos pueblos presentan coincidencias que dan que pensar. En lo que se refiere al tema de la actuación y dejando de lado lo que podríamos llamar el grado cero de la actuación (lo puramente instintivo y reflejo propio del mundo orgánico) una constante que aparece en los argumentos culturales de todos los pueblos del mundo es la discriminación entre dos maneras de actuar e instalarse en el espacio y el tiempo: una manera cotidiana y otra extracotidiana la que, en otros tiempos, se manifestaba bajo el signo de lo sagrado y lo profano.

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EL ACTOR, EL CHAMAN Y LOS "OTROS"(Notas para una Antropologa de la Actuacin)Actuacin cotidiana y extracotidianaMas de una vez escuche decir a gente joven de teatro cosas tales como: "hay que volver a laflesta, "hicimos un trabajo que tiene onda deritual"; "queremos hacer algo que tenga muchojuego"; "la obra que puso fulano es muy teatral".Pero tambin escuch en otras partes y dicho por otro tipo de gente.. "mengano no desempea bien su rol" "elpapelque hizo dej muy mal parada a la institucin o trabajo enteatrode ventas".Lo que me surge frente a conceptos como stos es reflexionar acerca de la actuacin humana en general, en todas las esferas de la vida social. Y para ello es preciso comprender las pautas que conecten entre s al rito, al teatro, al juego, al proceso de creacin artstica y a la fiesta, por un lado y a todos stos con el accionar cotidiano. Con el set de roles y personajes sociales que jugamos diariamente en distintos contextos (la familia, la oficina, el trabajo, la escuela, etc.). Esto implica instalarse en un mbito que denominoAntropologa de la Actuacin y que observa, explora y se pregunta por el ser humano y el sentido y calidad energtica que le otorga a sus distintas formas de accionar en el mundo y por las relaciones y conversiones entre los distintos tipos de actuacin.Desde este punto de vista lo primero a considerar es el hecho que toda actividad humana es culturalmente "culpable". Consciente o inconscientemente somos creadores, transmisores yactoresde determinadosargumentos culturales.Por supuesto esos argumentos son relativos e histricos pero adquieren tal poder, "naturalidad" y "autonoma" que terminan fijando por largos lapsos de tiempola buena forma de actuaren los distintos momentos y circunstancias de la vida. La buena forma de ser padre y madre, guerrero, carpintero, artista, cocinero, cazador, chamn e incluso actor teatral.A pesar de ser construcciones histricas los argumentos de los distintos pueblos presentan coincidencias que dan que pensar. En lo que se refiere al tema de la actuacin y dejando de lado lo que podramos llamarel grado cero de la actuacin(lo puramente instintivo y reflejo propio del mundo orgnico) una constante que aparece en los argumentos culturales de todos los pueblos del mundo es la discriminacin entre dos maneras de actuar e instalarse en el espacio y el tiempo: una manera cotidiana y otra extracotidiana la que, en otros tiempos, se manifestaba bajo el signo de lo sagrado y lo profano.En cada una de ellas se da un uso distinto de los elementos o recursos culturales: materiales, corporales, de organizacin, de conocimiento, simblicos y emotivos.Laactuacin cotidianatiene que ver con actividades relacionadas con lo diario y habitual. Con el resolver, por medio del trabajo fsico concreto, las necesidades bsicas del ser humano (alimentacin, abrigo, reproduccin, etc.) Presenta, como bien lo vi Eugenio Barba, un uso determinado de las tcnicas corporales que en nuestra sociedad se manifiesta en el hecho de poner en juego el mnimo gasto de energa para la obtencin del mximo resultado econmico o utilitario.Pero, adems, tiene que ver con las distintas prescripciones que regulan la emocin ("los hombres no lloran"), el uso del lenguaje ("habl bien") y los cdigos comunicacionales y expresivos que varan segn los distintos contextos y circunstancias.En nuestro tipo de sociedad el espacio cotidiano tiende a estar asociado a un tiempo lineal y acumulativo. La repeticin de ciertas acciones y situaciones desembocan por lo general en una atmsfera de rutina, enajenacin y cristalizacin de roles lo que significa actuar poniendo en prctica una gama reducida de personajes y estrategias sociales posibles.Sintetizando podemos decir que el espacio-tiempo de la actuacin cotidiana se relaciona con la conciencia limitada del mundo del ego, con el campo de la personalidad (la mscara social), con las imposiciones de la cultura hegemnica y por aquellas posturas corporales determinadas por los oficios, las profesiones, las modas, la bsqueda de prestigio social.Laactuacin extracotidianatiene que ver con el hecho de transitar otra medida cultural, otro estado de conciencia y otra corporalidad.Por lo tanto implica unarupturacon aquello que convencionalmente llamamos lo habitual.Cuando una persona o grupo humano se instala, por medio de distintastcnicas de conversin energticaen el espacio-tiempo extracotidiano se satisfacen necesidades de otro tipo: expresivas, de liberacin, de expansin y energetizacin.Se accede a unaotra zona. A unterritorio transpersonalen donde se palpa el otro lado de la realidad habitual y en el cual el actor teatral, el artista en proceso de gestar, el soador, el poeta, se vuelven parientes del chamn, del mago y afines.Se accede al manantial de sentido, a lo gentico (en el sentido de generador), a la matriz desde la cual opera la inspiracin, la imaginacin creadora, las ideas fundantes, los sueos. Se penetra en el sitio en que se conectan lo ldico, lo teatral, lo ritual, lo festivo antes de su diferenciacin histrico y cultural.Una zona real pero distinta porque tiene otra energa, otros colores, otras vibraciones y sonidos. La dimensin de los smbolos...En lo que se refiere a las tcnicas corporales suele usarse un mximo de energa e incluso el derroche, para resultados que nuestra sociedad suele considerar como antieconmicos e intiles.El espacio extracotidiano suele asociarse a la idea del tiempo cclico o mtico, con el Gran Tiempo de los orgenes siempre cargados de sentido y, en las distintas culturas, de una profunda sacralidad. La dimensin de los smbolos...Como actitud o intencionalidad subyacente en distintos tipos de acciones tanto artsticas como sociales y polticas en esa otra zona se suele dar la bsqueda de lo Absoluto, de lo posible e incluso de la Utopa, en tanto zona de encuentro entre el mito y la historia.Rupturas y umbralesEs preciso destacar que, desde el punto de vista estructural, ambos tipos de espacio-tiempo y sus respectivas formas de actuacin operan como opuestos complementarios. Como dos aspectos y lneas de accin que dentro de un mismo espacio - tiempo cultural juegan una relacin figura / fondo.Cuando lo cotidiano es figura transitamos y actuamos en esa "banda" siguiendo determinadas reglas de juego y pulsando los personajes sociales adecuados en el espacio y el tiempo oportuno. Pero lo extracotidiano est presente como fondo y disponibilidad. Como potencia que se vuelve acto si cambiamos el punto de apoyo psicofsico y mudamos de sitio la conciencia.Pero tambin a la inversa. Al transitar lo extracotidiano lo cotidiano es lo que suele operar como fondo (y potencia).En todos los ritos de fertilidad e incluso en fiestas orgisticas como las dionisacas lo cotidiano est "representando su ausencia" en tanto todo lo que se realiza en el plano simblico, propio de lo extracotidiano, tiene como destino final la abundancia en lo domstico. Todo ritual, en tanto acto eficaz, siempre apunta a garantizar la supervivencia y continuidad existencial del grupo.El pasaje de un tipo de actuacin a otro implica ruptura pero al mismo tiempo la existencia de puentes o umbrales que unen y separan las orillas. Esas dos formas de ser y estar en el mundo que encierran distintas vivencias de lo corporal, lo espacial y lo temporal.Es importante reiterar que ambas modalidades se necesitan mutuamente y que el buen desarrollo de las mismas apuntala la integralidad de lo humano.Como bien dice Joseph Piepper refirindose a ese gran acontecimiento extracotidiano que es la fiesta:Es de suponer que Slo un trabajo lleno de sentido puede ser suelo sobre el que prospere la fiesta. Quizs ambas cosas, trabajar y celebrar viven de la misma raz de manera que si la una se apaga, la otra se seca.PConversin energtica y ritos de pasoA esta altura se impone introducir la metfora delviaje y el mapa de los ritos de pasajeque ordenan rtmica y simblicamente la vida cultural.Todo rito de pasaje tiene por objetivo dar contencin simblica al paso de un estado social (o biolgico) a otro (nacimiento, bautismo, paso a la adolescencia o directamente a la adultez, casamiento, muerte). A travs de los mismos no slo sedramatizasocialmente dicho proceso transformatorio sino que se lo pretendedesplegarexpresivamente dentro de ciertos lmites.En este tipo de ritos, que implican una transformacin existencial y que desde lo simblico se asocian a momentos de muerte y resurreccin, se suceden tres pasos o fases fundamentales estudiados por primera vez por Arnold Van Gennep y profundizadas luego por Victor Turner: Fase I:Separacin (ritos peliminares). Se desune al individuo de su anterior situacin social (situacin A), de su familia, de su cotidianidad, de la aldea y se le imponen reglas de comportamiento que incluyentcnicas de conversin energtica(aislamiento, ayuno, uso de alucingenos). Fase II:Limen o mrgen (ritos liminares). Por un espacio de tiempo en esta fase no se es ni A ni B (el prximo estado). Se est en la ambigedad y al mrgen de lo cotidiano y habitual. Pero es a travs del trnsito por esta liminalidad que seperpetra(palabra clave), se consuma lainiciacin o el cambiopropiamente dicho y, en consecuencia, el pasaje de un estado a otro. Son muchas las pruebas que se deben pasar para llegar a la transformacin. Esta se suele reforzar con la aplicacin de ciertas heridas simblicas (circuncisin, pulido de dientes, tatuajes, etc.) algunas muy dolorosas aunque en dicho contexto tambin se suelen transmitir mitos y pautas rituales fundamentales muchas de las cuales encierran las claves de la buena forma de actuar el nuevo estado social o personaje. Fase III:Reintegracin o incorporacin (ritos postliminares).Se produce la reincorporacin, la vuelta a la comunidad y a la aldea con su estado recin adquirido).Simblicamente este tipo de rituales pueden considerarse como un viaje en el cual una persona muere y renace transfigurada. En el esquema citado las fases I y III pueden considerarse comoumbralesque hay que cruzar sacralizando en el viaje de ida y desacralizando en el viaje de vuelta.La fase II tiene que ver con lo que hemos llamadola otra zonala que essentida y vividacomo fuera del espacio y el tiempo habitual. Se trata de un estado marginal en donde, para muchas culturas, vibra la plenitud de lo eterno. En los ritos y fiestas de las llamadas comunidades etnogrficas y tradicionales el regreso a lo cotidiano se hace con todo loganadoo aprehendido en lo extracotidiano. En la escala de lo personal esto queda bien claro en "la vuelta del iniciado".El actor, el chamn y los "otros"En Occidente sonla actuacinyla creacin teatrallas que han heredado y actualizado las tcnicas de conversin y transformacin.Cada espectculo, por mas realista que sea, no slo busca transportarnos a la extracotidianidad generando un espacio y un tiempo calificado en el cual "todo es distinto" y convencionalmente "cierto" o por lo menos shockeante sino que tambin repite en s mismo y estructuralmente el esquema de los ritos de pasaje. Pero, si tomamos como referencia las siete fases de laperformancesegn Richard Schechner algo anlogo puede manifestarse con distintos grados de intensidad en otras fases como el entrenamiento, el ensayo y el taller (lo pedaggico). Con relacin a laperformancepropiamente dicha lo que Schechner llama precalentamiento y enfriamiento pueden asociarse con las fase I y III respectivamente aunque para este investigador el momento transformatorio del actor, la fase liminar, se da en el proceso de ir construyendo la obra al margen del espectador por lo que la reintegracin a la comunidad se da cuando se presenta el espectculo y el actor se muestra como otro y ya transformado, ya asumiento otros cuerpos y otras identidades.Como ya dijimos en cada funcin el actor se separa de lo cotidiano, despliega su viaje calificando el espacio y el tiempo incluyendo al espectador y regresa trayendo y dejando en si mismo y en los dems un plus de significacin y distintos tipos de resonancias y consecuencias (otra de las fases de las que habla Schechner).Y es desde este punto de vista que es vlido emparentar al actor con el chaman, el mago, determinados sacerdotes, terapeutas y calificarlos comoexpertos en extracotdianidadaunque sus intencionalidades u objetivos varen.Aunque en muchos casos el trance y el xtasis sean la transportacin a lo extracotidiano en ritos y fiestas mientras el actor guarda un lmite consciente que lo ancla, apolineamente, en la convencin de la actuacin.En la sociedad actual el pasaje de lo cotidiano a lo extracotidiano (o por lo menos las rupturas) pasan entre otros, por tres tipos principales dedistanciamientoque simplemente enunciamos: elcritico(racional); elmeditativo(activo o pasivo) y elsensorialysensible(artstico, potico, creativo).Todos implican una forma de des-identificacin y des-cotidianizacin (dejamos de lado la reflexin sobre distintas formas de distanciamiento dentro del distanciamiento, tipo la propuesta brechtiana).J. Grotowski afirma que lo que sigue fascinando al pblico es la capacidad del actor de transformarse en distintos tipos de caracteres.Tal fascinacin es real y viene de muy lejos. Lametamorfosis, la necesidad de transformacin y la atraccin por ser o poder ser tambin un otro es vieja como el mundo. Y su suelo es la otra zona, ese territorio transpersonal y arquetpico descripto en infinidad de mitos de origen, tradiciones orales, sueos, obras de arte y libros sagrados.Fascinacin que disfrutamos y vivimos an en algunos momentos (ldicos, amorosos, teraputicos), en experiencias de distinto tipo (religiosas, eventos artsticos), en algunas fiestas potentes (no necesariamente de disfraces) y en ciertos carnavales urbanos (murgas y comparsas) y rurales (Quebrada de Humahuaca, Valles Calchaques, etc.) que siguen manteniendo vivo el fuego de lo dionisaco (el Pujllay en el noroeste argentino).Fascinacin que sigue alimentando lo real maravilloso de la imaginera popular y que puede ser trasladada y promovida en distintos contextos si asumimos una actitud en ese sentido.En el ttulo y en el subttulo de esta parte de la nota aparece la palabra ''otros.Con ella me refiero a los distintos "Yoes" que somos y podemos ser sin dejar de ser nosotros mismos si estamos conectados con nuestro yo ms profundo y esencial del cual hablan numerosas escuelas y tradiciones.Y es sobre la autoexploracin, autoconocimiento y autoexpresin de esos distintos Yoes y sobre lastcnicas y recursos para entrar y salirque busca trabajar la Antropologa de la Actuacin Cultural, Cotidiana y Extracotidiana.Y, fundamentalmente, sobreel uso consciente del recurso de la extracotidianidada partir del desarrollo de un observador otestigo internoque da la seal para el pasaje de trminos de un orden cultural a otro a partir del uso de tcnicas de conversin energtica y en funcin de ir acompaandoel suceder. Todo sto implicaun entrenamiento psicofisicopor un lado y un conocimiento antropolgico(sentido y calidad energtica de la actuacin)de las dos zonas opuestas y complementarias: Lacotidianatomando contacto con nuestras formas de relacionarnos y actuar frente a la naturaleza, los otros y lo desconocido. Desde el punto de vista de la actuacin implica un reconocimiento delargumento cultural propio,de los personajes que "soy", de las posturas corporales habituales (engrama), actitudes y decisiones. Y, fundamentalmente, un trabajo de reconocimiento denuestra mecanicidad(mecanismos culturales), denuestra otredad(deseada, temida, imaginada, posible) y nuestra mismdad (porque a pesar de ser "muchos", en un punto soy siempre el mismo). Laextracotidiana.Indudablemente lo que presentamos como separado est unido y la trampa (o el juego) es queslo a partir de transitar lo exracotidiano puedo observar y conocer lo cotidiano.Todos los puntos mencionados pasan a ser vivencia (experiencia ms comprensin) por un espacio de tiempo por el cualse atraviesa fsica, emocional y mentalmente otra medida cultural.El viaje por esta zona puede tener distintas finalidades (personales, artsticas, teraputicas, teatrales) pero, desde nuestra propuesta, siempreen funcin de ampliar el potencial de actuar en general y de ir accediendo a nuestra propia integridad.El entrenamiento, en tanto prctica concreta, aparece como la llave maestra de esta propuesta dado que es slo a partir del mismo que uno se ejercita en la conversin energtica (los viajes de ida y vuelta), se ampla psicofsicamente, se pueden experimentar nuevas estrategias y, siempre a posteriori, reflexionar activamente sobre los hechos.Las experiencias que realic en distintos contextos y con distinto tipo de gente, en algunos casos solo (Antropologa de lo Cotidiano) y en otros junto a Arturo Sala (Antropologa Vivencial) y a Daniel Viola (Antropologa Teatral) me han llenado de satisfaccin y de preguntas.Siempre, al volver, qued enriquecido y siempre tambin ms ac de un nuevoumbral.