El Ayuno - Tesis Doctoral

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  • 7/29/2019 El Ayuno - Tesis Doctoral

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    UNIVERSIDAD DE NAVARRA

    FACULTAD DE TEOLOGA

    Miguel-Antonio IBEZ RAMOS O.S.B.

    EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTO, A LA LUZDE LA TRADICIN VETEROTESTAMENTARIA YLOS APCRIFOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

    Extracto de la Tesis Doctoral presentada en la

    Facultad de Teologa de la Universidad de Navarra

    PAMPLONA

    2002

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    Ad normam Statutorum Facultatis Theologiae Universitatis Navarrensis,

    perlegimus et adprobavimus

    Pampilonae, die 18 mensis octobris anni 2001

    Dr. Gundisalvus ARANDA Dr. Vicentius BALAGUER

    Coram tribunali, die 29 mensis septembris anni 2000, hancdissertationem ad Lauream Candidatus palam defendit

    Secretarius FacultatisEduardus FLANDES

    Excerpta e Dissertationibus in Sacra Theologia

    Vol. XLI, n. 1

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    PRESENTACIN

    Queremos presentar en este excerptum lo que a nuestro juicioconstituye el ncleo esencial de la investigacin que tuvo por objetola tesis doctoral tituladaEl ayuno en el Nuevo Testamento, a la luz dela tradicin veterotestamentaria y de los apcrifos del Antiguo Testamen-to. La finalidad de nuestro trabajo es hacer una aproximacin lo mscompleta posible al concepto de ayuno, y a su sentido especfico yoriginal en el Nuevo Testamento, a la luz del Antiguo Testamento y

    de la aportacin de la literatura apcrifa del Antiguo Testamento, es-pecialmente de la apocalptica.El ayuno ha sido una prctica asctico-penitencial constante tanto

    en la tradicin juda como en la tradicin cristiana hasta nuestrosdas. La importancia de esta prctica no slo ha quedado reflejada ennumerosos textos antiguos como puede ser el caso de Tertuliano consu tratado sobre el ayuno, o la Regla de S. Benito en el captulo 41,sino que ha sido objeto, junto con la reflexin sobre otras prcticaspenitenciales, de la no tan lejana encclica de Pablo VI Poenitemini.

    Sin embargo hemos podido observar que en los ltimos tiempos,especialmente en los dos ltimos decenios, el tema del ayuno ha sidofruto de una controversia dentro del pensamiento teolgico catlico-protestante, como consecuencia de la interpretacin que en su artcu-lo sobre el ayuno daba J. Behm en el Diccionario teolgico del NuevoTestamento(ThWNT)1.

    En este artculo, el carcter puramente penitencial con el que sehaba aceptado esta prctica en el seno de la Iglesia Catlica, se vea

    seriamente criticado, tras la exhaustiva argumentacin bblica de esteautor. La conclusin a la que llega J. Behm no es otra que reducir estaprctica espiritual con tantas resonancias, incluso litrgicas, a una

    1. Cf. J. BEHM, n h s t i s , en Grande Lessico del N.T., VII, G. KITTEL (dir.), Brescia 1965,cols. 973-992.

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    mera tendencia rejudaizante de algunas primitivas comunidades, y

    por tanto, renunciar irremediablemente a un verdadero sentido cris-tiano del ayuno.Como consecuencia, directa o no, de este trabajo, podemos obser-

    var que en el mbito catlico ha habido una progresiva desaparicindel estudio de este concepto; limitndose, unos autores, a meras repe-ticiones de esquemas antiguos, y otros, como hemos podido observaren algunos diccionarios de teologa recientemente publicados, a su-primir la voz ayuno directamente.

    A fin de dar una repuesta a esta cuestin abierta dentro de la teolo-ga bblica, nos propusimos adentrarnos en el estudio del ayuno si-guiendo el mismo proceso que propone J. Behm en su artculo, es de-cir: Antiguo Testamento, literatura apcrifa del Antiguo Testamento,y Nuevo Testamento.

    Ahora bien, en estos ltimos aos, la exgesis bblica se ha enri-quecido notablemente con las aportaciones que han hecho las cien-cias del lenguaje, tanto en el mbito de la narratologa como en el dela ciencia del texto y la hermenutica. Para aprovechar estos resulta-

    dos, ha sido preciso seleccionar una serie de instrumentos lingsticosas como su sistema de aplicacin a los diferentes textos que nos ha-blan del ayuno. El mtodo que hemos seguido es una seleccin deprincipios de anlisis en base a las aportaciones de la lingstica es-tructural, especialmente en los campos de la semntica y la pragmti-ca del texto.

    As pues, visto el mbito en el que se ha desarrollado nuestro tra-bajo, presentamos a continuacin la tercera y ltima parte del mismo,

    en la que se recogen sucintamente los diferentes sentidos del ayuno alo largo de la tradicin veterotestamentaria, estudiada en la segundaparte de la tesis, incluidos los apcrifos, para desde ah, analizar demodo comparativo, los textos del Nuevo Testamento que hablan delayuno y as poder resaltar la novedad de sentido que surge en el estu-dio intertextual.

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    NDICE DE LA TESIS

    TABLA DE SIGLAS Y ABREVIATURAS ........................................ 7

    INTRODUCCIN GENERAL ...................................................... 13

    PARTE IEL MTODO

    CAPTULO 1LA APORTACIN LINGSTICA

    INTRODUCCIN ................................................................................. 211.1. SEMNTICA Y PRAGMTICA DEL TEXTO ........................................ 251.2. EL TEXTO COMO ESTRUCTURA .................................................... 28

    A) Campos semnticos. Campo conceptual .............................. 29B) Relaciones de oposicin y contraste ...................................... 31C) Hiponimia y jerarqua del vocabulario ................................. 33

    1.3. UNIDADES SMICAS ..................................................................... 331.4. TEXTO Y CONTEXTO ................................................................... 35A) Contexto y sentido del texto ................................................. 36B) Lo implcito y lo explcito en el texto ................................... 39

    1.5. PRAGMTICA DEL TEXTO ............................................................. 41

    CAPTULO 2ANLISIS DE TRMINOS

    INTRODUCCIN ................................................................................. 452.1. ANLISIS LEXICOGRFICO ............................................................ 462.2. ANLISIS COMPONENCIAL ........................................................... 552.3. CONCLUSIONES .......................................................................... 63

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    PARTE II

    AYUNO Y ACTITUDES PENITENCIALESEN EL JUDASMO ANTES DE CRISTO

    CAPTULO 3MOTIVACIONES PENITENCIALESEN EL ANTIGUO TESTAMENTO

    INTRODUCCIN ................................................................................. 693.1. PECADO-CONVERSIN-PENITENCIA ............................................. 703.2. AYUNO Y SUFRIMIENTOS DEBIDOS AL PECADO .............................. 78

    3.2.1. Motivaciones generales de la liturgia penitencial .............. 783.2.2. Desarrollo de la relacin: pecado-sufrimiento-ayuno ....... 95

    A) Penitencia y luto ......................................................... 96B) Penitencia y pecado personal ...................................... 102

    3.3. VERDADERA PENITENCIA. LA CRTICA DE LOS PROFETAS .............. 1153.4. PENITENCIA DEL JUSTO ............................................................... 1233.5. PENITENCIA Y ORACIN .............................................................. 1283.6. PENITENCIA Y SANTIDAD ............................................................. 133CONCLUSIN ..................................................................................... 135

    CAPTULO 4AYUNO EN LOS APCRIFOSDEL ANTIGUO TESTAMENTO

    INTRODUCCIN ................................................................................. 137A) Un nuevo contexto ............................................................... 138B) Lneas temticas ................................................................... 140

    C) Literatura apocalptica .......................................................... 141D) Literatura mstica ................................................................. 151E) Los Apcrifos y el Nuevo Testamento .................................. 155

    4.1. PENITENCIA EN RELACIN AL PECADO ......................................... 1574.1.1. Penitencia y consecuencias del pecado ............................. 1574.1.2. Penitencia y pureza de corazn ........................................ 168

    4.2. AYUNO Y REVELACIN, O APERTURA A LA NUEVA CREACIN ......... 1784.2.1. Penitencia y Nueva Creacin ........................................... 1794.2.2. Ayuno y disposicin a la revelacin ................................. 192

    4.3. CONCLUSIN

    .............................................................................. 201

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    PARTE III

    EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTOINTRODUCCIN ................................................................................. 207

    CAPTULO 5EL AYUNO EN LOS TEXTOS PAULINOS

    INTRODUCCIN ................................................................................. 2215.1. LOS TEXTOS ................................................................................ 2225.2. LA REDACCIN ........................................................................... 2265.3. CONTEXTO REMOTO ................................................................... 2275.4. ANLISIS DE LOS TEXTOS ............................................................. 232

    5.4.1. La estructura literaria ....................................................... 2325.4.2. Relaciones de coherencia ................................................. 2375.4.3. Consecuencias semnticas y pragmticas ......................... 238

    5.5. CONTEXTO LITERARIO (APCRIFOS DELA.T.) ............................. 2405.6. CONCLUSIONES .......................................................................... 248

    CAPTULO 6EL AYUNO EN LOS EVANGELIOS

    INTRODUCCIN ................................................................................. 2516.1. LOS TEXTOS ................................................................................ 254

    6.1.1. Textos que pertenecen a varias tradiciones ....................... 254A) Pregunta sobre el ayuno .............................................. 254B) Ayuno de Jess en el desierto ...................................... 255C) Ayuno y el demonio ................................................... 255

    6.1.2. Textos que pertenecen a una tradicin ............................. 255A) Intencin del ayuno ................................................... 255B) Oracin del fariseo ..................................................... 256

    6.2. EL PROBLEMA SINPTICO EN MT 9, 14Y PARALELOS ................... 2566.2.1. Anlisis de las formas literarias ......................................... 2566.2.2. La estructura de la redaccin ........................................... 2586.2.3. El proceso de la redaccin ................................................ 262

    6.3. ANLISIS DEL TEXTO ................................................................... 2676.3.1. El marco y las circunstancias ............................................ 2706.3.2. Justificacin ..................................................................... 2746.3.3. Legitimidad-conclusin ................................................... 283

    6.4. ANLISIS DE OTROS TEXTOS DEL N.T. ......................................... 2866.4.1. Contexto literario de Mt 6, 16-18 ................................... 2886.4.2. Anlisis del texto .............................................................. 290

    NDICE DE LA TESIS 15

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    6.4.3. Dimensin sacramental del ayuno ................................... 295

    6.4.4. Definicin de la superestructura ...................................... 2986.5. EL AYUNO Y EL DEMONIO ............................................................ 3096.5.1. El ayuno de Jess en el desierto ....................................... 3106.5.2. Ayuno y oracin contra el demonio ................................. 317

    CONCLUSIN ............................................................................... 321

    BIBLIOGRAFA .............................................................................. 327

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    BIBLIOGRAFA DE LA TESIS 23

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    EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTO, A LA LUZ

    DE LA TRADICIN VETEROTESTAMENTARIA YLOS APCRIFOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO

    INTRODUCCIN

    A lo largo del A.T. las actitudes penitenciales tenan siempre unarelacin directa a una desgracia, que despus se entendi como unaconsecuencia del pecado, ya fuera personal, o colectivo. De modo quelo que en un primer momento surge como una expresin natural detristeza (con los semas de espontaneidad, en el marco de un acto de

    comunicacin) se convierte, luego, en un autocastigo con valor re-dentor que refuerza la splica por el perdn de los pecados o inclusodispone a una revelacin o relacin trascendental con Dios (con elsema aadido de intencionalidad)1. Esta ampliacin de sentido reflejala capacidad dinmica del sentido de una palabra en relacin funda-mentalmente al contexto en el que aparece, de modo que, en la medi-da que este vara los elementos que lo integran, van adoptndose nue-vos significados gracias a las nuevas relaciones lingsticas que surgen.

    El texto, por su misma esencia, se convierte en un elemento genera-dor de significados, y se convierte, a su vez, en un ncleo de relacionescon otros textos (intertextualidad), conceptos ambos, de suma impor-tancia en nuestro trabajo, y en general, para el estudio de la Bibliacomo texto escrito. Sin embargo, esta productividad no es algo plural einfinitamente diferenciado, sino que existen unos substratos comunesde sentido, que en contacto con nuevos contextos se enriquecen ycomplementan. El texto se convierte en un lugar semntico, en dondela generacin del sentido tiene unas condiciones bsicas que excluyen

    otras posibilidades. Es precisamente el estudio de estas condiciones loque nos permite percibir el proceso generador antes mencionado.Basndonos en estos conceptos, y siguiendo las posibles interrela-

    ciones entre los textos ya estudiados diacrnicamente, podemos ha-cer, a modo de sntesis del proceso semntico de ampliacin de senti-do del concepto ayuno, el siguiente cuadro sinptico:

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    En este cuadro se puede ver, que si bien el ncleo smico (N.S.) co-rrespondiente al hecho (H) del ayuno ha permanecido invariable (nega-cin de alimento), tanto las determinaciones del ncleo (D) como lasmotivaciones que constituyen los semas contextuales (M), se han idomodificando, y con ello se ha ido ampliando el sentido. Hablamos deampliacin del sentido y no de evolucin, puesto que en el estudio dia-crnico de los contextos podemos observar que no desaparecen los usosy sentidos anteriores, sino que permanecen conviviendo con los otros

    usos hasta el N.T., de modo que el sentido preciso del ayuno en un tex-to slo puede conocerse en funcin del contexto en el que aparece.Ahora bien, una vez que nos situamos en el tercer nivel, el ms

    rico semnticamente2, nos encontramos con una variacin que nosmarca la pauta para comprender el sentido que se va a desarrollar enel N.T.3. Y es que el pueblo de Israel asocia la intervencin de Dios,que es siempre una intervencin salvadora, a un cierto grado de sufri-miento voluntariamente aceptado y expresado en actitudes peniten-ciales: ayuno principalmente. De modo que el ayuno se convierte enun medio de purificacin y disposicin para la revelacin divina, ymedio eficaz para evitar todo mal y pecado.

    Las actitudes penitenciales, y en concreto el ayuno, haban llegadoa formar parte de la vida cotidiana juda4, hasta tal punto que se con-sideraba un signo evidente del cumplimiento estricto de la ley y, porlo mismo, signo evidente de ser un judo piadoso5. As lo refleja demodo especialmente significativo el siguiente texto de los Salmos deSalomn (SalSa 3, 7-8):

    El justo vigila siempre su casa para erradicar la injusticia que brot de sucada. Expa su ignorancia con el ayuno y la humildad de su espritu; enton-ces el Seor justificar al varn justo y a su casa.

    Recordemos que este texto recoge una tradicin de las plegarias si-nagogales del s. I a.C. y por lo mismo es muy cercano ideolgicamen-

    26 MIGUEL-ANTONIO IBEZ RAMOS

    H = AYUNO

    N.S. Rel. D. M.

    1. Negacin de Causal Desgracia Lutoalimento espontneo

    2. Negacin de Intencional Desgracia, Pecado Arrepentimietoalimento voluntario

    3. Negacin de Intencional Desgracia, Pecado, Splica penitencialalimento voluntario Intervencin divina

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    te al ambiente fariseo que aparece en el N.T. cuyo trasfondo es la in-

    sistencia en el cumplimiento de la ley frente a los judos helenizadosde su tiempo6. El tema central de este salmo (como tambin del 6,10, 13, 14, 15, 18) es la justicia divina, que segn Schpphaus7, seconsidera como el resumen fundamental del ideario sobre Dios de ungrupo de israelitas. Los piadosos esperan de Dios la salvacin, laproteccin ante la angustia, la correccin de sus pecados, el envo delMesas con la reunin escatolgica del pueblo desperdigado.

    Ahora bien, el concepto de justicia, visto desde el plano humano,

    equivale a la confianza en la misericordia y la tolerancia divinas mani-festadas en la continua correccin, y cuyo punto de referencia ms in-mediato es la observancia de la Ley8. De la misma manera podemosentender la alusin al ayuno que hace el evangelista S. Lucas cuandonos presenta la figura de la profetisa Ana como modelo de religiosi-dad y de piedad judas: No se apartaba del Templo, sirviendo a Dios enayunos y oraciones(Lc 2, 37b).

    Hasta tal punto estaba presente este tema del ayuno en el ambien-te judo del siglo I que J. Behm llega a decir lo siguiente: La prcticay el prestigio del ayuno arraig tanto en el judasmo que en el tiempodel N.T. eso era para los extranjeros un signo distintivo de los judos;Cf. Tac. Hist. 5, 4 Longam olim famem creberis adhuc ieiuniis fatentur(durante la permanencia en el desierto); Suet., Aug.Caes. 76, 3: NeIudaeus quidem tam diligenter sabbatis ieiunium servat quam ego hodieservavi9.

    As pues, entre las costumbres que distinguan a los judos de losdems pueblos del entorno del imperio romano, el ayuno era una de

    las ms caractersticas. Y no es de extraar puesto que la literatura apo-calptica, centrada fundamentalmente en la intervencin inmediata deDios, fue especialmente insistente en el tema del ayuno como disposi-cin y purificacin. Hasta tal punto que se le considera como uno delos elementos de la creacin primitiva (Cf. Ap.El 1, 15-22). Retome-mos brevemente este texto para ver las conexiones con el N.T. y as ser-virnos de puente con los textos que analizaremos a continuacin:

    Recuerda que en el tiempo en el que fueron creados los cielos, el Seorcre el ayuno para beneficio del hombre y a causa de las pasiones y deseos queluchan contra ti, de modo que el maligno no te inflame. Pero ste es el ayunopuro que yo he creado, dice el Seor. El que ayuna continuamente no pecaraun cuando dentro de l haya lucha y envidia. Que el hombre puro ayune.Pues cada vez que el que ha ayunado no es puro ha disgustado a Dios y a losngeles. Y ha afligido su alma recogiendo contra l la ira del da del Juicio.

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    Pero el ayuno que yo he creado es puro.

    Con puro corazn y puras manoslibera del pecado,cura enfermedades,expulsa demonios,es como una fragancia ante el trono de Dios,eficaz para liberar del pecado,y medio para una pura oracin10.

    Aunque tendremos que volver ms adelante sobre este texto quere-

    mos dejar constancia de algunos aspectos que nos ayudarn a enten-der mejor el tema en el N.T.:1. Importancia de esta actitud al asociarla al momento de la creacin

    como recurso dado al hombre para luchar contra el mal. Este tema deasociar al momento creador los aspectos ms importantes de la vida y pie-dad judas es una tendencia caracterstica de la apocalptica, as ocurre conla Sabidura o la Ley y en el N.T. con la persona de Cristo como Verbo11.

    2. La insistencia en el ayuno puro, en contra del que slo reflejauna prctica exterior. Este tema presente en los profetas del postexilio

    tambin lo encontramos en el N.T. en boca de Jess. Con ello vemosque junto a la prctica material es necesaria una actitud que tiene quever mucho con el sentido de la misma, tema central de nuestro trabajo.

    3. La asociacin del ayuno a la oracin para luchar contra el mal(pecado, enfermedad, demonio, etc.) tambin aparece en el ambientedel N.T., as como en otros textos apocalpticos, como hemos visto enSalSa 3, 7-8, en relacin sobre todo a la nueva creacin, o a la recupe-racin del estado original del hombre.

    As pues, teniendo presente este trasfondo cultural en el que vivieroninmersos los primeros cristianos no es de extraar que el tema del ayunose viera incluido tambin en la polmica general de la ley, entendiendoque el ayuno era una prctica ms de la misma. Esta polmica determinano slo los escritos paulinos, sino la problemtica religiosa fundamentaldel siglo primero, como lo refleja el concilio de Jerusaln (Cf. Hech 15,5.29). Esto explicara, en cierto modo, que frente a la abundancia de tex-tos de mbito judo referentes al ayuno, la presencia de estos textos en losescritos del Nuevo Testamento no sea tan prolfica.

    A la hora de estudiar los textos del N.T. que hablan del ayuno cree-mos conveniente hacer dos grandes apartados que se correspondencon los momentos de redaccin ms importantes. En primer lugar lostextos paulinos, los ms antiguos, y en segundo lugar los evangelios,viendo en cada uno de estos dos momentos redaccionales la problem-tica anteriormente descrita y plantendonos en profundidad el aspecto

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    diferenciador que adoptaron las comunidades cristianas primitivas res-

    pecto a una prctica religiosa tan importante. J. Behm parte de que laconversin era una renovacin de toda la persona, como una nuevacreacin fruto de la gracia, y, por lo mismo, la prctica penitencial pos-terior al bautismo careca de todo sentido cristiano, negando la posibi-lidad a una segunda penitencia, y considerando esta realidad comomera rejudaizacin de las primeras comunidades especialmente las dembito palestinense12. A nuestro entender esto es simplificar y reducirel sentido del ayuno al mbito exclusivo de la conversin, sin admitir

    otras motivaciones, como las que aparecen en el ambiente apocalpticotan cercano al N. T. e incluso en el propio N.T.Por otro lado el papa Pablo VI nos recuerda el valor de la peniten-

    cia e incluso la necesidad de que sea corporal13. Es evidente que tantaescasa presencia de este tema en el N.T. as como la dificultad de lostextos que lo tratan hacen complicado encontrar un sentido nuevo ala penitencia cristiana, por eso intentaremos analizarlos con detalle ala luz que nos aporta el estudio previo del contexto.

    A nuestro juicio la dificultad estriba en que tanto para S. Pablo

    como para los redactores de los evangelios el ayuno pertenece a lasprcticas derivadas de la ley, y por tanto recibe el mismo tratamientoque ellas. En sntesis podemos decir que no debemos perder de vistaque estas prcticas se consideran despojadas de su accin salvfica yque su funcin piadoso-religiosa slo tiene sentido en referencia al he-cho salvfico por excelencia que para un cristiano es la muerte y resu-rreccin de Cristo. Esto implica la muerte a las obras de este mundoentendiendo por ello todo intento de buscar la salvacin en la seguri-

    dad que se deriva del cumplimiento de unas prcticas determinadas.Sin embargo los primeros cristianos siguen practicando la oracin,la reunin sinagogal, o el ayuno, por decir algunas prcticas judas.

    Ahora bien, el enfoque que hemos querido dar a nuestro trabajo pre-tende determinar, a travs del estudio de los textos, la novedad de sen-tido que en concreto toma, el ayuno, a partir del acontecimiento sal-vfico definitivo. Desde el punto de vista metodolgico trataremos deanalizar las nuevas relaciones semnticas contextuales que aparecen endichos textos y las consecuencias derivadas de ellas.

    1. EL AYUNO EN LOS TEXTOS PAULINOS

    Despus de lo que hemos visto en la introduccin general en rela-cin a la importancia que el ayuno como actitud religiosa tena den-

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    tro del contexto cultural del N.T., no deja de sorprendernos, y as lo

    hace notar especialmente J. Behm, que en todos los escritos paulinosslo haya dos referencias explcitas al mismo, sin contar la variante14

    de 1 Co 7, 5 que parece ser un aadido. Estos dos textos son: 2 Co 6,5 y 2 Co 11, 27. Adems los dos textos son paralelos y reproducen elmismo argumento en dos lugares diferentes de la carta. La variante ala que hemos hecho referencia, aunque no est suficientemente atesti-guada, sin embargo es significativa por la relacin que muestra entreel ayuno y la oracin, a la que hemos aludido en otras ocasiones15.

    Es evidente que, al tratarse de los primeros escritos cristianos, lavaloracin de este dato es especialmente relevante. Ahora bien, la im-portancia que estos textos tienen y que se podr constatar al final deeste captulo, nos permite vislumbrar un enriquecimiento semnticodel concepto desde la experiencia cristiana y, con ayuda de la lings-tica contextual intentaremos ver las implicaciones semnticas que sederivan de los mismos, as como los matices de novedad, que nos per-mitan hablar del ayuno como una actitud cristiana, en contraste conel contexto judo reflejado principalmente en los apcrifos del A.T.

    Pasemos, pues, al estudio de los textos en S. Pablo.

    1.1. LOS TEXTOS

    Los dos textos en los que S.Pablo habla explcitamente del ayunoson los siguientes:

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    Texto 12 Co 6, 1-7.

    Siendo colaboradores os exhortamos a no echar ensaco roto la Gracia de Dios. Porque dice: En tiem-po propicio te escuch y en el da de la salvacin teayud. Ahora es el tiempo propicio, ahora es el dade la salvacin.

    En nada damos ocasin alguna de tropiezo, paraque no se haga mofa del ministerio, antes bien,nos recomendamos en todo momento comoministros de Dios con mucha constancia en

    Tribulaciones, necesidades, angustias;

    en azotes, crceles, sediciones;

    en fatigas, desvelos, ayunos.

    En pureza, ciencia, paciencia, bondad; en Espri-tu Santo, en caridad sincera, en palabras de ver-dad, en el poder de Dios, mediante las armas dela justicia, las de la derecha y las de la izquierda.

    Texto 22 Co 11, 23-25 a. 26-27.

    Ministros de Cristo? Digo una locura:

    Yo ms que ellos!

    Ms en trabajos, ms en crceles, muchsimoms en azotes, en peligros de muerte muchas ve-ces. Cinco veces recib de los judos cuarentaazotes menos uno, tres veces fui azotado con va-

    ras (...) Viajes frecuentes, peligros de ros, peli-gros de salteadores, peligros de los de mi raza,peligros de los gentiles.

    Trabajo y fatiga, noches sin dormir muchas veces

    hambre y sed, muchos ayunos

    fro y desnudez

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    A la vista de estos dos pasajes, los cuales segn la edicin de Nestle-

    Aland no presentan dificultades de crtica textual16, el primer aspectoal que nos enfrentamos es, precisamente, determinar en qu sentido lautilizacin de la palabran h s t i s se corresponde realmente con el ayunocomo actitud de negacin de alimento por motivos religiosos. Es evi-dente que los contextos no facilitan demasiado esta precisin y por esoSenn Vidal, por ejemplo, da por sentado que se trata, no tanto deayunos, cuanto de abstinencia involuntaria por dificultades exterio-res17. Nuestro punto de vista al respecto es diferente.

    En primer lugar, tenemos el peso especfico de la utilizacin deesta palabra griega, la cual, est suficientemente atestiguada en elN.T., as como en la traduccin de los LXX en relacin al ayunocomo acto religioso18, en contraposicin al concepto a js i t i va ~ , utiliza-do solamente en Hch 27, 21.33.

    El segundo aspecto que nos parece importante recalcar, en lo referen-te al uso que hace S. Pablo del trmino ayuno, es precisamente el textode 2 Co 11, 27, donde nosotros entendemos una contraposicin entre elhambre y la sed (e jn l i m w / k a i ; d i vy e i ) y los mltiples ayunos (e jn n h s -t e i va i ~ p o l l a vk i ~ ). Esta contraposicin en una lista de dificultades aadi-das al ministerio, no est a nuestro juicio, basada en la identidad de lostrminos, sino ms bien en la correlacin como veremos ms adelante.

    Dicho esto, sin embargo, estamos de acuerdo con F.S. Rothembergen que este dato no se puede referir ms all de la persona de Pablo, ypor tanto, no refleja una actitud de las comunidades helensticas deesta poca, dado que los textos reflejan elementos autobiogrficos delapstol, y no tanto una doctrina especfica19. Otro aspecto importan-

    te a recalcar a este respecto, como bien hace P. Deseille20

    es el relativoa la libertad frente a la ley y sus prcticas, puesto de manifiesto por S.Pablo. De esta manera, segn este autor se justificara la difusa alusinal ayuno en los textos paulinos para, de este modo, evitar identificarlocon la prctica legal juda. As pues, intentemos ahora ver si el estudiode los contextos nos ayudan a precisar y a confirmar nuestra hiptesis.

    1.2. LA REDACCIN

    La autenticidad de 2 Co es hoy da indiscutible en trminos gene-rales con la pequea excepcin de 6, 14-7, 121, y a pesar de los inten-tos por parte de autores como Allo, Hughes, Lietzmann y otros quehan pretendido defender la unidad e integridad del escrito, la mayorade los comentaristas ven en esta carta una coleccin de escritos dife-

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    rentes. As, por ejemplo, en el anlisis de la redaccin de 2 Co que

    hace J. M. OConnor cita entre otros a Bornkamm, el cual llega a re-conocer hasta cinco cartas diferentes22. Sin pretender entrar en estacontroversia que escapa a nuestro objetivo, aceptaremos, sin embargo,la distribucin que hace Senn Vidal en cuatro cartas a la comunidadde Corinto de las cuales la que en el texto cannico corresponde a2 Co equivaldra a las cartas C (2 Co 2, 14-7, 4) y D (2 Co 10, 1-13,13) de la edicin de dicho autor23. Teniendo en cuenta, por otra par-te, que esta distribucin coincide bsicamente con la que hace J. M.

    OConnor

    24

    , entendemos que es una hiptesis aceptable basar la re-daccin definitiva de S. Pablo en el marco de esta estructura. Partien-do de aqu, veamos el trasfondo en el que aparece nuestro texto.

    1.3. CONTEXTO REMOTO

    La comunidad de Corinto viva, ya, una problemtica de divisininterna respecto al hecho misionero como lo refleja 1Co 1, 10-4, 21.

    De modo que la presencia de unos misioneros opositores no hacesino acrecentar la problemtica ya existente25. Este hecho suscita la in-tervencin de S. Pablo para defender el verdadero ministerio apostli-co por una parte; y reivindicar su propia dignidad de ministro, porotra, rechazando las acusaciones vertidas sobre su persona.

    Dentro de este contexto en el que el apstol enuncia sus ms pro-fundas reflexiones doctrinales justamente en el corazn mismo de ladefensa y la apologa de su ministerio26, nos encontramos con unadificultad que conviene poner de relieve, en relacin al uso que haceS. Pablo de la primera persona en este escrito.

    En todos los textos que aparece el yo es clara la alusin autobio-grfica, sin embargo en este texto el uso de ese yo es muy limitado(no ms de doce veces en toda la carta. Cf. a modo de ejemplo algunosde los siguientes: 1, 12-2, 13; 6, 13; 7, 8-16.), en cambio en la mayo-ra de los pasajes cuyo trasfondo es autobiogrfico utiliza el plural no-sotros. Esto puede significar dos cosas, o bien, una alusin a sus cola-boradores con los que comparte una misma experiencia del verdadero

    ministerio (cosa que no encajara con las alusiones directas a su perso-na), o bien, como creemos que es nuestro caso, usando una especie deplural mayesttico, que se pone de manifiesto en la utilizacin conjun-ta de las dos formas (as tambin en 2 Co 1, 8). De esta manera vemosreflejada la importancia que el apstol otorga a estos escritos en defen-sa de su ministerio. Pero cules eran las objeciones ante las que S. Pa-

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    blo reacciona de forma tan contundente?; y por otro lado, cules eran

    los argumentos en los que el apstol basa su defensa?Como bien dice Senn Vidal para estos misioneros el emisarioes alguien al estilo de un hombre divino: persona carismtica (dotadade la fuerza del Espritu), con un hablar poderoso y lleno de esplendor (suhabilidad retrica era demostracin de su ser portavoz de la palabra divi-na), con un conocimiento profundo de los misterios divinos (la reflexinsapiencial, tomada de la tradicin del judasmo helenista, serva comoconfirmacin de ello), con signos especiales que demostraban su poten-

    cia (xtasis, visiones, actuaciones portentosas, curaciones)

    27

    . Frente a esto,S. Pablo cifra sus reflexiones sobre el ministerio, tomando como pun-to de partida su propia debilidad28.

    Veamos cules son, para S. Pablo, las caractersticas del ministro.Durante la primera parte de la carta (Corintios C), S. Pablo, frente a losque trafican con la palabra de Dios l se define como el buen olor deCristo. Esta definicin es esencial para entender el argumento delapstol, el cual centra su ministerio en la reproduccin viva de Cristo.

    As, la autoridad de Moiss expresada en las cartas de recomendacin

    (2Co 3, 1ss) es sustituida por la carta que Cristo mismo redact. Deeste modo, S. Pablo remite a la realidad salvadora de Cristo como nicofundamento del ministerio de la Nueva Alianza. Es por esto por lo quesurge la paradoja entre el ministro y la fuerza del ministerio:

    EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTO 33

    2 Co 4, 7.11

    Ministerio Ministro

    Tesoro Vasija de barro (debilidad)

    Manifestacin vida de Cristo Muerte de Cristo en el cuerpo

    En este texto, vemos como S. Pablo entiende que las tribulaciones,dolores y sufrimientos, as como la debilidad, son vividas como lamuerte de Cristo que lleva en su cuerpo29 (p a v n t o t e t h ;n n e v k r w s i nt o u jI h s o u e jn t w / s w vm a t i p e r i f e vr o n t e ~ , i {n a k a i ; h J z w h ; t o u jI h s o u `e jn t w / s w vm a t i h Jm w n f a n e r w q h /). Y esta muerte es la manifestacin dela vida y de la gracia y de la accin del Espritu (2 Co 12, 9)30.

    Junto al argumento cristolgico existe un segundo punto de apoyofundamental para entender nuestros textos, y es el trasfondo apoca-lptico basado en la resurreccin de Cristo. Por eso no nos acobarda-mos; y, aunque nuestro ser humano externo se va corrompiendo,nuestro ser autntico interno, en cambio, se va renovando (a j n a k a i -n o u t a i ) da a da (2 Co 4, 16). La oposicin muerte-vidaque hemos

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    visto anteriormente en el argumento cristolgico es leda por S.Pablo

    desde la categora apocalptica de nueva creacin31, a la que dedicagran parte del captulo quinto de la carta, llegando a la siguiente afir-macin: Quien est en Cristo es una nueva criatura: la realidad vieja

    ya pas, ha surgido la realidad nueva!(2 Co 5, 17)32. Es este doblecontexto teolgico en el que se inscriben nuestros textos, y deberemostenerlo presente en nuestro anlisis posterior.

    1.4. A NLISIS DE LOS TEXTOS33

    1.4.1. La estructura literaria34

    El primer aspecto que llama la atencin de estos textos, en compa-racin a los del A.T. que nos hablan del ayuno, es su estructura litera-ria. Si bien, en el A.T. los textos tenan todos un carcter descriptivode la accin de ayunar, dentro de un contexto puramente narrativo, ya partir de ah surgen las relaciones del hecho-ayuno con otras entida-des y condiciones o circunstancias, en estos textos nos encontramos

    con una estructuraargumentativa35

    . En ella, el hecho-ayuno formaparte de una enumeracin que atestigua el valor (veracidad) del mi-nisterio del Apstol en funcin de una relacin causa(ministerio au-tntico)-efecto(constancia en tribulaciones, ayunos, etc.), de donde,en ambos textos, adems de las posibles ampliaciones de sentido quepueden rodear al hecho del ayuno, ste tiene una funcin pragmticaque conviene poner de relieve, y es dar un testimonio de autenticidaden el ministerio a travs del hecho-ayuno en el mismo acto de habla36.Pasemos, pues, ahora a ver qu nuevas relaciones contextuales surgen,y sus implicaciones semnticas.

    La estructura de nuestro texto A se podra dividir en los siguientesapartados:

    1. (vv. 1-2): Punto de partida. Constituye el marco referencial de laargumentacin, y enlaza con el contexto remoto anteriormente analiza-do: el hecho salvfico central es la muerte de Cristo (2Co 5, 21) el cual serepresenta en el ministro y con el que comienza una nueva era (dimen-sin apocalptica)37.

    2. (v. 3): Este versculo constituye la conclusinde la argumentacin.El ministerio engloba toda la realidad del ministro. (C1. En todo nos re-comendamos como ministro...) y (C2.para que no se haga mofa del ministe-rio... no damos ocasin de escndalo).

    3. (vv. 4-7):Justificacindel argumento. En efecto, el ayuno, dentro dela estructura argumentativa que nos ocupa, pertenece al apartado de la jus-tificacin, formando parte de un subgnero literario muy utilizado por S.

    34 MIGUEL-ANTONIO IBEZ RAMOS

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    Pablo38, que es la enumeracin. En ella se pone de relieve claramente el

    sentido en el que el apstol utiliza un concepto determinado en relacin aotros similares, dando mayor fuerza al argumento. En las enumeracionesdentro de la literatura bblica podemos encontrar frecuentemente la utili-zacin de estructuras muy estudiadas incluso mediante nmeros simbli-cos (5, 7, 12, etc.). En el caso que nos ocupa lo ms interesante es la dispo-sicin de los elementos que atestiguan el ministerio. El apstol los agrupaen dos bloques claramente distintos: el primero representa las tribulacionesen nmero de ocho y todas ellas hacen referencia a un sujeto paciente quelas soporta, caracterizndose por un claro matiz negativo que implica un

    sufrimiento. El segundo bloque, simtrico al primero, representa la graciade Dios, el don de Dios. Tambin en un nmero de ocho manifestaciones,quedando el ayuno como concepto bisagra entre los dos bloques. As pues,la justificacin dentro de nuestra estructura argumentativa se compone dedos partes claramente diferenciadas, y que el apstol condensa en el ltimoversculo (las de la derecha y las de la izquierda. Cf. v.7).Si observamos el primer bloque, podemos notar una clara agrupa-

    cin y diferenciacin dentro de los sufrimientos que expresa. As, lastres primeras situaciones negativas son de carcter general:

    Tribulaciones(e j n q l i v y e s i n ); necesidades(e j n a j n a v g k a i ~ ); angustias(e jn s t e n o c w r i va i ~ ). Pueden referirse a cualquier cosa que altere el esta-do de nimo y provoque un sufrimiento.

    Las tres segundas se refieren a sufrimientos claramente infringidospor los hombres, y que en el texto B explicar con muchos ms matices:azotes, crceles, sediciones(e jn p l h g a i ~ , e jn f u l a k a i ~ , e jn a jk a t a s t a s i va i ~ ).

    Por ltimo, lasfatigas y desvelos(en k o vp o i ~ , e j n a jg r u p n i va i ~ ), refle-jan los sufrimientos subjetivos e ntimos del ministro. Hemos dejado

    el ayuno aparte como un concepto puente entre los dos bloques noslo para mantener la estructura de 8 tribulaciones y 8 manifestacio-nes del espritu, o de modo meramente arbitrario, sino porque cree-mos que este concepto participa un poco de los dos elementos y deah la importancia del mismo como veremos a continuacin.

    EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTO 35

    Ministeriomuerte manifestacin del E.S.

    tribulaciones pureza necesidades ciencia angustias paciencia

    azotes bondadcrceles Espritu Santo

    sediciones caridad sincera fatigas palabras de verdad

    desvelos poder de Diosayunos

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    Llegados a este punto, la pregunta que necesariamente surge es la

    siguiente. En qu sentido estas dos enumeraciones de realidades po-sitivas y negativas validan el ministerio apostlico? O, dicho de otromodo, cules son las relaciones de coherencia de este texto?

    1.4.2. Relaciones de coherencia

    La coherencia en una estructura argumentativa se basa en la rela-cin causa-efecto39 que hemos descrito anteriormente, y que en el

    caso de nuestro texto A, viene introducida por la conectiva no... sinoque (a l l a ). Esto implica que los dos bloques de justificaciones (tan-to las positivas como las negativas), tienen como referente actancial elmismo sujeto: Pablo, en su calidad de ministro. Ahora bien, lo queimplcitamente40 est subyaciendo en nuestro texto, es el conceptoque tiene Pablo de ministro, es decir, quien experimenta la muerte deCristo en el cuerpo (2 Co 4, 11). Lo cual explica el recurso al argu-mento expuesto anteriormente. Esta muerte, a la vez, es la manifesta-cin de la Gracia y de la accin del Espritu (2 Co 12, 9)41.

    As pues, la fuerza del argumento de Pablo se basa en la relacin deidentificacin semntica de cada uno de los bloques de justificacinrespecto a la esencia del ministerio, esto es, la representacin de lamuerte y resurreccin de Cristo en la persona del ministro. Podra-mos decir que la manifestacin de la gracia y de las obras del Esprituest condicionada y en cierto sentido verificada por la paciencia yconstancia en las tribulaciones y dificultades. Si invirtiramos el argu-mento, diramos que aquellos que se llaman a s mismos ministros, y

    slo se fijan en las manifestaciones extraordinarias, no representan elaspecto salvfico fundamental, es decir, la muerte de Cristo, y por tan-to su ministerio no es verdadero. Al incluir S. Pablo el ayuno dentrode este listado, revalida la tradicin de los grandes personajes del A.T.cuyos ayunos tenan un sentido especial en funcin de su ministerio,pero eso lo veremos en la ltima parte, con los matices especficos dela apocalptica.

    1.4.3. Consecuencias semnticas y pragmticas

    Como veamos en el esquema anterior, el ayuno no puede definir-se de modo estricto como una tribulacin ms, dado que, como no-sotros pensamos, se trata de una actitud voluntaria, siendo esta notasemntica imprescindible para la definicin del concepto. Sin embar-

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    go, a la luz de la literatura apocalptica que veremos ms adelante, esta

    situacin del ayuno entre las manifestaciones del Espritu, y las tribu-laciones presentes, encaja perfectamente como acto voluntario de par-te del ministro, al hacer presente en su vida el hecho salvfico por ex-celencia que es la muerte y la resurreccin de Cristo.

    El ayuno ya no es una actitud de autocastigo para evitar las tribu-laciones, sino que todo sufrimiento prefigura la muerte de Cristo enel ministro. Por eso el propio ministro se sirve del ayuno para hacerpresente de modo continuo esa muerte salvfica y as se introduce en

    el mbito de la vida de Dios manifestada en la resurreccin. Tanto esas, que en el Texto B, S. Pablo matiza su afirmacin con la expresinYo soy ms ministro que ellos porque he sufrido ms que ellos (2 Co11, 23). As pues, nos acercamos a un momento de transformacindel significado que va ms all del lexema mismo y sus notas de signi-ficacin, y entra en el campo del smbolo42, pues si el comer significamantenerse en la vida temporal, el ayuno, como concepto contra-puesto, significa experimentar la no vida, por tanto la muerte. Ahorabien, como el propio S. Pablo dice, si todo termina en la muerte, la fe

    no tiene sentido (vana es nuestra fe, cf. 1Co 15, 12). Todo smbolo ad-quiere una nota semntica de representatividad43, que enlaza con larealidad simbolizada, y esto, no de modo arbitrario, como es el casodel signo lingstico, sino de modo espontneo, en base a las relacio-nes en el contexto en el que se produce la simbolizacin.

    La fuerza de la argumentacin seguida por S. Pablo es tal, que des-de el punto de vista pragmtico, la veracidad del ministerio, y portanto la posibilidad de hablar del mismo44 queda vinculada a la expe-

    riencia de muerte y resurreccin vivida por el ministro, entre otras co-sas, por el ayuno. De este modo el ministro se identifica con Cristoque pas por la muerte a la resurreccin. Y no slo con Cristo, sinocon todos aquellos personajes cuyo ministerio era ser cauce de la ac-cin salvfica de Dios, y que se han introducido en el mbito de la di-vinidad por medio del ayuno. Veamos algunos de estos casos reflejadosen los apcrifos del A.T. a fin de ilustrar las semejanzas y diferenciascon el contexto religioso en el que escribe el apstol.

    1.5. CONTEXTO LITERARIO (APCRIFOS DELA.T.)

    En primer lugar conviene que sinteticemos cules son las notasque caracterizan nuestro texto desde el punto de vista de la estructuraformal:

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    1. S. Pablo vincula el ayuno con el ministro, es decir con la perso-

    na que hace de intermediario entre Dios y el resto del pueblo.Esto es, una persona con una vocacin especfica llamada a sercauce de salvacin.

    2. S. Pablo presenta un contexto de tribulaciones vinculadas alejercicio de ese ministerio: tribulaciones propias de un contextoapocalptico que tiene en el trasfondo la nueva creacin por par-te de Dios, y que ha comenzado en la resurreccin de Cristo.

    Con estos dos presupuestos veamos ahora algunos textos que nos

    ayuden a entender el sentido del ayuno para los judos, dentro de uncontexto semejante al de S. Pablo.En primer lugar presentamos un texto en el que se pone de relieve

    el ayuno como actitud propia del ministro como preparacin y dispo-sicin a su ministerio. Se trata del tercer libro de Esdras, el cual a pesarde la polmica sobre su inclusin o no en los apcrifos (Charlesworthno lo incluye)45, sin embargo, dada su cercana al A.T. podemos utili-zarlo como texto puente, puesto que su redaccin se tiende a fechar entorno al s. I a.C.46. El tema del libro es el mismo que el ciclo cannico

    Esdras-Nehemas de la Biblia con algunos matices diferentes de re-daccin, y nuestro texto corresponde al final del mismo (quizs inaca-bado). El contexto es el tema central del ciclo citado: los matrimoniosmixtos y la necesidad de despedir a las mujeres extranjeras:

    Se levant Esdras y se traslad del patio del santuario a la cmara sacer-dotal de Jonatn el de Elisabo. Pas la noche all sin probar pan ni beberagua dolindose por las grandes iniquidades del pueblo. Hubo una proclamaen toda Judea y Jerusaln de que todos los deportados se congregasen en Jeru-

    saln (...) Esdras se levant y les dijo: Vosotros habis practicado la iniqui-dad y os habis casado con mujeres extranjeras para aumentar los pecados deIsrael. Pero ahora reconoced y dad gloria al Seor, Dios de nuestros padres(3 Esd. IX, 1-4.7-8).

    En este texto podemos observar que el sujeto de la accin (Esdras)tiene que proclamar un mensaje de salvacin para su pueblo, y asumeen su persona el dolor por las iniquidades del pueblo, haciendo delayuno por una parte un sufrimiento vicario, y por otra una disposi-

    cin a la misin que va a realizar. As pues, ayuno y ministerio de sal-vacin estn ntimamente unidos. Esta idea del sufrimiento vicarioest presente en los apcrifos47, fundamentalmente en los apocalipsisde Esdras y de Baruc bajo el aspecto del sufrimiento del justo, si-guiendo as el tema iniciado por los Cantos del Siervo de Isaas. Esevidente que es en este contexto donde mejor se puede entender el ar-

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    gumento de S. Pablo, si bien hay una nota diferenciadora important-

    sima, que es la idea de que el nico sufrimiento vicario y redentor esel de la cruz de Cristo y el ministro reproduce ese sufrimiento en suvida. Una vez ms, volvemos al tema del smbolo antes enunciado.

    El segundo aspecto que refleja el texto y al que aludamos arriba, esel de la disposicin a la misin. En el argumento de S. Pablo que he-mos estudiado quedaba de manifiesto que un ministro era verdadero,entre otras cosas, por su constancia en los ayunos. Por la relacin con-textual entre ayuno, de una parte, y significado del ministerio, de

    otra; veamos que exista un trasfondo implcito de alusin a la muer-te de Cristo, y por tanto, entendemos que esta relacin va en la lneade la eficacia del ministerio (la accin salvfica de Dios pasa por el mi-nistro). Ahora, sin embargo, este contexto literario que estamos anali-zando, nos aporta un nuevo dato al que S. Pablo no alude directa-mente, pero que podemos intuir en el relato de Hch 13, 2 14, 23, yes el de la disposicin subjetiva del ministro ante la misin. El ayunocomo purificador, como puerta a la trascendencia, y modo de vislum-brar la voluntad de Dios48. Y en esta lnea los apcrifos nos aportan

    mucha luz. Veamos algunos textos que nos muestran este tema. Co-menzaremos haciendo una seleccin del Apocalipsis Siraco de Baruc,esta obra, a nuestro juicio, trata de lleno el tema que nos ocupa:

    Yo me fui (Baruc) y tom conmigo a Jeremas, Addo, Serayas, Yabesh, yGodolas, as como a todos los dignatarios del pueblo. Les conduje al torrenteCedrn y les recit todo lo que me haba sido dicho. Ellos elevaron la voz ytodos lloraron. Y nosotros permanecimos en aquel lugar y ayunamos hasta latarde(ApSirBar V, 5-7)49

    Entonces, yo, Baruc volv, al igual que Jeremas cuyo corazn haba sidoencontrado puro de todo pecado, y no haba sido hecho prisionero cuando setom la ciudad. Entonces nosotros rasgamos nuestros vestidos, lloramos, hici-mos duelo y ayuno durante siete das. Siete das despus la palabra de Diosme fue dirigida en estos trminos...(ApSirBar IX, 1-X, 1)50

    Conserva en tu corazn todo lo que te ordene y escndelo en lo ms pro-fundo de tu espritu. Entonces yo te revelar mi juicio todopoderoso, y misvas impenetrables. Ve, pues, y santifcate durante siete das. No comas pan,ni bebas agua ni hables con nadie, y despus de este tiempo vuelve a este lu-gar y yo me aparecer a ti. (ApSirBar XX, 3-6)51.

    Dej este lugar y fui a sentarme junto al torrente Cedrn, en una grutasubterrnea, all me santifiqu: no coma pan pero no tena hambre; no be-ba agua y en cambio no tena sed; permanec hasta el sptimo da como elSeor me haba mandado. (...) A la puesta del sol, mi alma se llen de pen-samientos y or as al Seor...(ApSirBar XXI, 1-3)52

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    La destruccin del Templo de Jerusaln en el ao 70 por las tropas

    romanas suscita entre los judos piadosos numerosos interrogantes so-bre las promesas divinas, el origen de los males, o el futuro del pue-blo53. Como un intento de respuesta a esta situacin de incertidum-bre aparece esta obra pseudoepigrfica contempornea del N.T. Sinmenospreciar el importantsimo valor de la misma en temas como elorigen del mal o las reflexiones sobre la Alianza, los puntos de vistaque a nosotros nos interesan especialmente son los siguientes:

    Por una parte el ministerio proftico y sus actitudes penitenciales,

    y por otra, el carcter apocalptico de la obra en relacin a la interven-cin de Dios, y a los sufrimientos y tribulaciones que la acompaan.El primer texto que hemos presentado, tiene como trasfondo esa

    responsabilidad vicaria de la que hemos hablado anteriormente. Ba-ruc se siente responsable de la cada de Sin54, y asume el pecado delpueblo, sin embargo, la voz de Dios le anuncia el juicio inevitable, ladestruccin de Jerusaln. Ante esta realidad apocalptica, se renenlos personajes ms representativos (incluso los dignatarios del pueblo)para ayunar. Este ayuno no evita la catstrofe, sino que dispone a la

    intervencin apocalptica de Dios. En el fondo de todos los textosque hemos visto referentes a Baruc existe una nica finalidad: com-prenderel designio de Dios, abrirse a su revelacin, y en cierto modo,clarificar el ministerio del profeta. El ayuno no aparece tanto comoun autocastigo por el pecado pues se insiste en la pureza de los que lopractican (Jeremas cuyo corazn haba sido encontrado puro de todo pe-cado), cuanto una puerta a la revelacin, a la recepcin de la palabrade Dios. Quiero insistir un poco ms en el ltimo texto que hemos

    escrito y que clarifica lo que acabamos de decir. Si leemos los textosseleccionados por el orden establecido, nos damos cuenta que el temade la trascendencia se va definiendo paulatinamente.

    En el primero hay una respuesta de ayuno ante el mensaje destruc-tor de Dios anunciado por Baruc.

    En el segundo hay una actitud penitencial que dispone a la mani-festacin de la palabra de Dios.

    En el tercero, hay una revelacin ntima y personal de Dios al pro-feta, no ya para que lo anuncie, sino para que lo guarde en su interior,

    a la vez que se matiza la penitencia usando el verbo santificarse conel ayuno (matiz claramente de purificacin en sentido bblico).El cuarto texto aporta un matiz nuevo que nos puede ayudar a en-

    tender la situacin de concepto bisagra en la que hemos colocado alayuno al explicar el texto de 2 Co 6, 1-7, porque adems de la utiliza-cin nuevamente del verbo santificarse, desaparecen los efectos do-

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    lorosos y naturales del ayuno55 (hambre y sed), y se pone de manifies-

    to la proyeccin hacia la trascendencia.De este modo en el judasmo contemporneo al N.T. el ayuno no

    slo tiene el matiz penitencial de tribulacin y dolor ante el pecado,sino de puerta a una dimensin de manifestacin divina que coincidi-ra con las manifestaciones del Espritu a las que alude la segunda par-te del texto de 2Co 6, 1-7. Hasta qu punto esta relacin era evidenteen el judasmo de esta poca lo pone de manifiesto el siguiente textocon el que queremos concluir este apartado:

    Estos son los signos de los cuales me est permitido hablarte; pero si toda-va rezase y llorase como ahora, y ayunase durante siete das oira de nuevocosas ms grandes(4 Esd V, 13)56.

    Esta obra, si bien se ha conservado en la Vulgata con una intro-duccin y un final totalmente cristianos, tiene un ncleo claramenteapcrifo que se sita en la misma lnea del ApSirBar citado anterior-mente. Se trata de un apocalipsis en toda regla. Esdras, tras la ruina de

    Jerusaln tiene tres amplios dilogos con el Seor o su ngel seguidosde visiones o revelaciones y precedidos de oraciones y ayunos (5, 20;6, 35)57. El objeto de traer este texto a colacin no es otro que reforzarla relacin existente entre la revelacin o manifestacin de Dios a suelegido y la actitud penitencial.

    El ayuno no slo hace posible la revelacin de Dios sino que encierto modo la est condicionando. Por eso entendemos que paraS. Pablo, a la luz de este contexto, el ayuno sea uno de los elementosimprescindibles para desarrollar bien el ministerio, no slo como re-produccin de la muerte de Cristo, sino tambin de la resurreccin,en tanto que en el cristiano, la dimensin trascendente (nueva crea-cin) ha sido inaugurada por medio de la resurreccin.

    1.6. CONCLUSIONES

    A la luz de lo que acabamos de ver en las pginas precedentes vol-

    vemos ahora sobre la cuestin que plantebamos al principio. Reflejaesta prctica penitencial, dentro de la Iglesia primitiva, un proceso derejudaizacin entendida como una vuelta a las prcticas derivadas dela Ley? Nosotros creemos que no. En primer lugar porque el centrodel argumento paulino est en el hecho salvfico definitivo: que es lamuerte y resurreccin de Cristo, y esta realidad, otorga al cristiano

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    una libertad ante las prcticas del A.T., libertad tambin para utilizar-

    las y modificar su sentido cambiando su motivacin. Y este es el pun-to que consideramos ms importante.La mayora de los autores clsicos sobre teologa del N.T., entien-

    den este texto desde el punto de vista de la ascesis paulina58, sin em-bargo para nosotros el tema va mucho ms all. El ayuno tiene rela-cin con la esencia misma del ministerio, y por lo mismo, de la vidacristiana. Para nosotros hablar de rejudaizacin sera entender el he-cho del ayuno despojado de sus motivaciones (clasemas contextuales)

    y, por lo mismo, hacer una simplificacin. Porque, si bien es verdadque el hecho como tal es el mismo, este hecho situado en el mbito dela comunicacin se enriquece semnticamente en funcin de sus mo-tivaciones, que son las que permiten que un hecho (no slo un con-cepto) se convierta en vehculo de comunicacin. Esto que acabamosde enunciar es muy importante dentro del estudio de la Biblia, ya queno es fundamentalmente un libro de ideas sino de hechos histricoscargados de significado59.

    El ayuno, para S. Pablo, es un modo de hacer presente la muerte y laresurreccin de Cristo en el ministro, y no como una mera ascesis deimitacin del maestro, sino como una presencializacin del hecho salv-fico, la cual otorga eficacia y veracidad al ministerio que desempea elapstol. Y a diferencia de los fariseos que se sienten orgullosos y segurosen sus prcticas, el apstol considera tanto los sufrimientos como elayuno como una gracia y no un fruto de su buen hacer como ministro.

    Visto esto, pasemos ahora al estudio de otros textos del N.T. parapoder as contrastar la postura de S.Pablo con otros mbitos del cris-

    tianismo primitivo.

    2. AYUNO EN LOS EVANGELIOS

    INTRODUCCIN

    Como hemos podido comprobar en el captulo anterior, S. Pablo

    nos da una visin del ayuno que se diferencia notablemente de la delA.T. al haber introducido un elemento completamente nuevo aplica-do a la espiritualidad del cristiano y, en concreto del ministro, esto es,la vinculacin de las tribulaciones, tanto involuntarias como volunta-rias, a la muerte de Cristo a modo de lo que podramos llamar viven-cia sacramental de la misma.

    42 MIGUEL-ANTONIO IBEZ RAMOS

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    Es evidente, que esto tiene unas resonancias remotas en el Mesas

    doliente de Isaas, en lo referente al sufrimiento vicario, pero el aspec-to universal del mismo, es decir, la capacidad que todo creyente tienede unirse a ese sufrimiento salvador, o mejor, de hacer de su sufri-miento personal un elemento transformador y purificador, eso slo esposible bajo dos presupuestos.

    Primero: la visin globalizadora que aport la apocalptica, consi-derando que el sufrimiento de los justos en el en presente dar pasoal en definitivo, donde todo sufrimiento ser eliminado60. As pues,

    la apocalptica hace una llamada a la actitud personal frente al aconte-cimiento que se avecina, y en donde slo importa la responsabilidadindividual, al margen de pertenencia, o no, al pueblo de Israel. Estauniversalidad de mensaje es la que justifica la actitud y la misin delos personajes que protagonizan los apcrifos, los cuales ayunan paraadentrarse en la revelacin que les acerca al en definitivo, y les moti-va en su ministerio de comunicrselo a los dems.

    Segundo: la visin paulina del cuerpo mstico. Esta visin superael individualismo apocalptico y el pesimismo subyacente, al conside-

    rar que el en futuro ya est presente en este mundo por la resurrec-cin de Cristo, de modo que toda forma de sufrimiento o de muerteda paso a la resurreccin. De esta manera todo cristiano lleva en sucuerpo la muerte de Cristo.

    La cuestin que ahora se nos plantea es ms compleja, se trata dever en qu lnea se sita Jess frente al ayuno, contando con la nicafuente que poseemos: los evangelios. En esta, como en las demscuestiones acerca de Jess, nos encontramos con una dificultad que

    no podemos eludir, y es la mediacin de los evangelistas y de la teolo-ga de las comunidades primitivas que subyace a cada uno de los es-critos evanglicos, y que nace de la vivencia postpascual.

    Teniendo en cuenta esta dificultad, y sin pretender desvincular elJess histrico de la interpretacin posterior dada por la comunidadcreyente61, nos acercaremos a los textos para, en funcin de sus seme-

    janzas o diferencias, precisar la visin que los evangelistas nos dan delayuno. Considerando la doctrina y prctica del mismo hecha por Je-ss, no como algo aislado, sino como una continuidad de vivencia

    que permaneca entre las comunidades de Mateo, Marcos o de Lucas,y ayudndonos del ambiente literario que les rodea, intentaremosprecisar en la medida de lo posible con ayuda de la crtica literaria quaspectos de estas tradiciones pertenecen a la vivencia prepascual parapoder as acercarnos al pensamiento de Jess. Comencemos por verlos textos que nos hablan del ayuno en los evangelios.

    EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTO 43

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    2.1. LOS TEXTOS

    Dado que estamos tratando de la tradicin sinptica, el criterioque hemos elegido para presentar y analizar los textos subsiguientesha sido comenzar con aquellos textos de triple tradicin, para termi-nar con los que estn atestiguados por un solo evangelista, de modoque al hacer un estudio comparativo podamos acercarnos mejor a lasfuentes, y por tanto al pensamiento de Jess.

    2.1.1. Textos que pertenecen a varias tradiciones:A) Pregunta sobre el ayuno. Texto 1

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    Mc 2, 18-2018Los discpulos de Juany los Fariseos pasabanun da de ayuno. Llegany le dicen: Porqu losdiscpulos de Juan y los

    fariseos ayunan y encambio los tuyos noayunan? 19Jess les dijo:Pueden ayunar los in-vitados a bodas mientrasel esposo est con ellos?Mientras tienen consigoal esposo no pueden ayu-nar, 20pero vendrn dasen que les arrebatarn alesposo y entonces ayuna-rn, en el da aquel.

    Mt 9, 14-1514Entonces se le acerca-ron los discpulos de

    Juan diciendo: Porqunosotros y los fariseosayunamos mucho y tus

    discpulos no ayunan?15Les dijo Jess: Acasopueden los compaerosdel esposo afligirse mien-tras est con ellos el es-poso? Pero vendrn dasen que les ser arrebatadoel esposo y ayunarn.

    Lc 5, 33-3533Ellos le dijeron enton-ces: Los discpulos de

    Juan y los de los fariseosayunan con frecuencia yhacen oraciones tus disc-

    pulos comen y beben.34Y Jess les contestAcaso podis hacer ayu-nar a los convidados a laboda mientras el esposoest con ellos? 35Das lle-garn en que el esposoles ser quitado: enton-ces ayunarn.

    Lc 2, 18-20Jess lleno de EsprituSanto, regres del Jordn

    y fue conducido al desier-to bajo el influjo del Esp-ritu, 2donde durante cua-renta das fue tentado porel diablo. No comi nadadurante aquellos das y,acabados, tuvo hambre.

    Mt 4, 1-21Luego Jess fue condu-cido por el Espritu al de-

    sierto par ser tentado porel diablo. 2Y despus dehaber ayunado cuarentadas y cuarenta nochestuvo hambre.

    B) Ayuno de Jess en el desierto. Texto 2

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    C) Ayuno y el demonio. Texto 3

    EL AYUNO EN EL NUEVO TESTAMENTO 45

    Mc 9, 29Y l les dijo: A esta razaslo se la puede expulsarcon la oracin y el ayuno.

    Mt 17, 21Mas esta clase de demo-nio slo puede ser expul-sada por la oracin y elayuno.

    Mc 6, 16-18Cuando ayunis, no estis tristes como los hipcritasque se desfiguran el rostro para hacer ver a la genteque ayunan, en verdad os digo que ya recibieron su re-compensa. T, en cambio cuando ayunes, ngete lacabeza, y lvate la cara para que los hombres no se dencuenta que ayunas sino tu Padre que est en lo secreto,y tu Padre que ve en lo secreto te recompensar.

    Lc 18, 12El fariseo de pie haca en su interior esta oracin: OhDios, Te doy gracias porque no soy como el resto de loshombres: ladrones, injustos, adlteros, ni como ese pu-

    blicano. Yo ayuno dos veces por semana y pago los diez-mos de todo lo que poseo.

    2.1.2. Textos que pertenecen a una tradicin

    A) Intencin del ayuno

    B) Oracin del fariseo

    2.2. EL PROBLEMA SINPTICO EN EL TEXTO 1

    2.2.1. Anlisis de las formas literarias

    Desde el punto de vista de la historia de las formas, nuestro textocontiene un apotegmaque podramos situar en una controversia so-bre el ayuno. En trminos generales, podemos decir que estas con-troversias intentan identificar a los seguidores de Jess frente a otros

    judos, y se manifiesta en diferentes aspectos: una mayor liberalidad

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    en la mesa comn (Mc 2, 15 ss), en lo referente al ayuno (2, 18) y

    en la observancia del sbado (2, 23)62. As pues nos encontramoscon un contexto similar al ya estudiado de 2 Co, es decir, una con-frontacin en lo relativo a las prcticas religiosas que se plantea des-de el punto de vista de la autenticidad y particularidad del mensajecristiano.

    Esta confrontacin tiene su origen en el propio mensaje de Jess,y es hasta tal punto significativa, que poco a poco se ir convirtiendoen una hostilidad creciente que culminar en su muerte (Cf. Mc 3, 6

    donde nada ms salir de la sinagoga los herodianos y los fariseos pla-neaban la muerte de Jess). De ah que no sea extraa la conexinque en nuestro texto aparece entre el tema del ayuno y la muerte de

    Jess63.En este grupo de apotegmas cabe sealar como bien hace Theis-

    sen dos argumentos que ayudan a ubicar al grupo frente a sus opo-nentes. En primer lugar el argumento teocntrico, que consiste enapelar a elementos comunes con otros judos para diferenciarse delos paganos64. El segundo es el argumento cristolgico, lo utilizan

    aquellos apotegmas que recalcan la autoridad de Jess como ele-mento central del mismo: los amigos del novio no ayunan mien-tras el novio est con ellos. Esto significa que la figura de Jess esargumento suficiente para modificar una norma. A este grupo per-tenece nuestro texto y esto nos indica la conciencia que ya tenanlos primeros cristianos frente a los judos. Cabe, pues, por tantopensar que la redaccin de estos apotegmas va orientada a matizarlas diferentes posturas dentro de la propia comunidad respecto al

    ayuno, para ir precisando cul es la propiamente cristiana, y esto es-pecialmente en lo referente a las prcticas bautismales, en donde elayuno adquiere una doble dimensin: por una parte es una predis-posicin a un encuentro con el misterio de la muerte y la resurrec-cin de Cristo, y por otra, se convierte en un arma eficaz de luchacontra el mal65.

    De lo dicho hasta ahora podemos deducir, por tanto, que por eltestimonio general de los textos, as como por lo que nos refleja la tra-dicin, los primeros cristianos no eluden el ayuno como prctica reli-

    giosa en sus comunidades, sino que est presente con una clara refe-rencia a Cristo. Pero pasemos a ver cul ha sido el proceso redaccionalde nuestro texto y su composicin sinptica, a fin de precisar lo msposible qu elementos pertenecen a la propia historia de Jess, y cules la interpretacin posterior dada por las comunidades de los evange-listas.

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    2.2.2. La estructura de la redaccin

    Al comparar las tres redacciones de los evangelistas sinpticos, nosencontramos con un ncleo comn que se puede esquematizar encuatro partes que seran las siguientes:

    1. Introduccin (I). Consiste en una presentacin muy breve de tiponarrativo que nos sita de cara a lo que viene a continuacin.

    2. Pregunta que origina la controversia (II).3. Respuesta de Jess (III).4. Argumento que justifica la respuesta (IV).Esquemticamente tendramos lo siguiente:

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    Marcos

    Los discpulos de Juan ylos fariseos estaban ayu-nandoVienen y le dicen

    Por qu los disc. deJuan y los fariseosAyunanY tus discpulos no ayu-nan?

    Pueden los convidadosa la boda ayunar mien-tras est con ellos el es-poso? Mientras est...

    (redundancia) no pue-den ayunar

    Vendr tiempo en elque se les quite al esposoy entonces en ese tiem-po ayunarn

    Mateo

    Los discpulos de Juan

    Se acercan y le dicen

    Por qu nosotros y losfariseos

    AyunamosY tus discpulos no ayu-nan?

    Pueden los convidadosa la boda estar tristesmientras el esposo estcon ellos?

    Vendr tiempo en elque les arrebaten al es-poso entonces ayunarn

    Lucas

    Ellos

    Le dijeron

    Los discpulos de Juanayunan igual que los fa-riseos

    Y tus discpulos comeny beben

    Podis obligar a queayunen a los invitados albanquete mientras el es-poso est con ellos?

    Ya vendr tiempo enque se les quite al esposoy entonces en ese tiem-po ayunarn

    III

    III

    III

    IV

    Como se puede apreciar en el estudio esquematizado del texto nosenfrentamos de lleno al problema sinptico. Teniendo en cuenta laenorme dificultad para precisar con certeza el tema de las fuentes y lainterdependencia redaccional de los evangelistas, nos moveremossiempre en el terreno de la hiptesis remitiendo a los autores que mslo han estudiado. De todas maneras, a la luz de la estructura se puede

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    ver que no es fcil explicar nuestro pasaje como hace Th. Schfer66

    desde una nica forma de un original de Marcos, dado que hay ele-mentos coincidentes de Mt y Lc que modifican a Mc y parecen pos-tular una segunda fuente comn. La mayora de los autores67 se incli-na a reconocer la dependencia del Mt actual respecto a Mc, sinembargo, Vaganay aboga por una dependencia comn de ambosevangelios respecto al llamado Mg, o Mateo semtico primitivo. Siaceptamos esta hiptesis, los materiales que se renen en nuestro tex-to podran organizarse segn el siguiente diagrama:

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    Q

    Otras trad.

    Mc

    Lc Mt

    Mg

    Fuentes primitivas

    Teniendo en cuenta esta compleja estructura en cuanto a la orga-nizacin de los materiales de cara a una ulterior redaccin, pasemosahora a describir cul pudo ser el proceso seguido por los evangelistasa fin de intentar analizar por una parte, lo que pertenece al momentohistrico de Jess, y despus, la ulterior interpretacin dada por la co-

    munidad, con la consiguiente valoracin del hecho.

    2.2.3. El proceso de la redaccin

    En el proceso de la redaccin, K.Th. Schfer68 parte de la premisaque de Mc es el texto original del que Mt y Lc son dos relecturas in-dependientes; en sntesis sus argumentos son los siguientes:

    1. El texto de Mc resulta el ms largo de los tres y, sin embargo, esto

    no implica mayor perfeccin de estilo, ni mayor claridad en el contenido.2. Varias partes del texto de Mc han sido mejoradas tanto en suestilo como en el contexto redaccional, as, por ejemplo, en la escenade Mc falta un encuadre espacio-temporal, que est presente en Mt alutilizar el adverbio t /o vt e y en Lc 5, 33, con relacin al contexto con lacomida en casa del publicano.

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    3. En Mc 2, 18a la alusin a los interlocutores no est del todo

    clara: la expresin con imperfecto perifrstico (K a i ; h \s a n o i J m a q h t a i ;j I w a v n n o u k a i ; o i J F a r i s a i ` o i n h s t e u v o n t e ~ ) estaban de ayuno, au-menta el sentido de imprecisin69, no dejando clara la relacin entrelos que ayunan y los que preguntan. Este ayuno no se refiere al da dela expiacin, que como ya vimos era el da oficial de ayuno, sino pro-bablemente a uno de los ayunos de tipo piadoso. De la misma mane-ra no queda claro el sujeto que realiza la pregunta. El plural e [r c o n t a ies probablemente impersonal (as lo leen Turner, Lagrange, Kloster-

    mann entre otros)

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    Mt, en cambio, precisa el sujeto de la pregunta(los discpulos de Juan), aclarando as la situacin. Mientras que Lc selimita a mantener la imprecisin de los sujetos poniendo todo en ter-cera persona71.

    4. Mc, responde a la pregunta en 2, 19b de modo redundante(podra ser un semitismo72, o como opina C.S. Mann, un aadido dela comunidad de Mc para hacer hincapi en el conocimiento que Je-ss tena acerca del fin del mundo que estaba por venir73, o simple-mente, un giro muy frecuente en los evangelios como opina Wellhau-

    sen74. En cualquier caso Mt, y Lc evitan la redundancia y dejan lapregunta de modo retrico y