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519 revista española de pedagogía año LXV, n.º 238, septiembre-diciembre 2007, 519-544 El De modo dicendi et meditandi de Hugo de San Víctor. Una lectio sobre la pedagogía del siglo XII por Javier VERGARA CIORDIA Universidad Nacional de Educación a Distancia Cuando en el siglo XIX la Patrología latina de Migne sacaba a la luz una nue- va clasificación de las obras de Hugo de San Víctor aparecía un De modo dicendi et meditandi prácticamente desconocido hasta entonces. Su sugerente título, car- gado de expectativas pedagógicas, invi- taba a leer con curiosidad exigente una obra que quizá podría aportar nuevos da- tos sobre la figura y la obra hugoniana. Su fácil y pronta lectura llevó, sin em- bargo, a dos conclusiones inmediatas, car- gadas de una cierta decepción pedagógica: se trataba de un texto que no aportaba originalidad o novedad alguna, todo su contenido eran máximas o citas repeti- das por Hugo de San Víctor en otros tan- tos tratados pedagógicos; en segundo lugar, no debíamos estar tanto ante una obra nueva como ante un resumen, clase práctica o conclusiones —no necesaria- mente elaboradas materialmente por el propio Hugo— sobre un tema recurrente y manido en el siglo XII: discriminar las diferencias y matices entre pensar, me- ditar y contemplar. Confirmar estas conclusiones es el ob- jeto de esta investigación, que presenta cinco partes diferenciadas: en primer lu- gar se trata de constatar cómo en las di- ferentes clasificaciones que se han hecho de la obra hugoniana no se ha creído per- tinente incluir la identidad de la obra que presentamos; en segundo lugar se in- tenta confirmar que no se trata tanto de un título original con entidad propia como de una lectio típica de la época; en tercer lugar se expone la estructura, contenidos y finalidad de un texto típicamente esco- lástico, que ha hecho del misticismo ra- cionalista y de su didáctica su principal razón de ser; el cuarto punto aborda la falta de absoluta originalidad del De modo dicendi et meditandi, mostrando los lugares paralelos de donde han sido co- piadas sus sentencias; por último, se tra- ta de presentar, por primera vez, a los lectores de lengua castellana la traduc- ción bilingüe latín-castellano de este opúsculo, en un intento por acercar un mayor conocimiento del que pasa por ser

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El De modo dicendi et meditandide Hugo de San Víctor. Una lectiosobre la pedagogía del siglo XII

por Javier VERGARA CIORDIAUniversidad Nacional de Educación a Distancia

Cuando en el siglo XIX la Patrologíalatina de Migne sacaba a la luz una nue-va clasificación de las obras de Hugo deSan Víctor aparecía un De modo dicendiet meditandi prácticamente desconocidohasta entonces. Su sugerente título, car-gado de expectativas pedagógicas, invi-taba a leer con curiosidad exigente unaobra que quizá podría aportar nuevos da-tos sobre la figura y la obra hugoniana.Su fácil y pronta lectura llevó, sin em-bargo, a dos conclusiones inmediatas, car-gadas de una cierta decepción pedagógica:se trataba de un texto que no aportabaoriginalidad o novedad alguna, todo sucontenido eran máximas o citas repeti-das por Hugo de San Víctor en otros tan-tos tratados pedagógicos; en segundolugar, no debíamos estar tanto ante unaobra nueva como ante un resumen, clasepráctica o conclusiones —no necesaria-mente elaboradas materialmente por elpropio Hugo— sobre un tema recurrentey manido en el siglo XII: discriminar lasdiferencias y matices entre pensar, me-ditar y contemplar.

Confirmar estas conclusiones es el ob-jeto de esta investigación, que presentacinco partes diferenciadas: en primer lu-gar se trata de constatar cómo en las di-ferentes clasificaciones que se han hechode la obra hugoniana no se ha creído per-tinente incluir la identidad de la obraque presentamos; en segundo lugar se in-tenta confirmar que no se trata tanto deun título original con entidad propia comode una lectio típica de la época; en tercerlugar se expone la estructura, contenidosy finalidad de un texto típicamente esco-lástico, que ha hecho del misticismo ra-cionalista y de su didáctica su principalrazón de ser; el cuarto punto aborda lafalta de absoluta originalidad del Demodo dicendi et meditandi, mostrando loslugares paralelos de donde han sido co-piadas sus sentencias; por último, se tra-ta de presentar, por primera vez, a loslectores de lengua castellana la traduc-ción bilingüe latín-castellano de esteopúsculo, en un intento por acercar unmayor conocimiento del que pasa por ser

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uno de los pedagogos más reputados yrepresentativos del mundo medieval.

1. El De modo dicendi et meditandien las obras de Hugo de San Víctor

Uno de los problemas bastante habi-tuales que tenemos con los autores me-dievales prolíficos es fijar con exactitudla datación y el número exacto de susobras. Hans Voorbij, al tratar este tema,apuntó que el problema tenía mucho quever con la peculiar producción literariade la escolástica, especialmente la de lossiglos XI y XII. Una época donde la fide-lidad a la historia y a sus textos hacíaque las producciones literarias no sólofuesen recopilaciones de trabajos publi-cados con anterioridad, sino tambiéncompilaciones extraídas de sentencias deflorilegios, cuando no reediciones conadicciones significativas. Circunstanciaque en ocasiones suponía que no se su-piese con precisión cuál era el autor deuna publicación, si estábamos ante unaobra con entidad propia o si se tratabade una parte más o menos retocada deun resumen o trabajo ya publicado [1].

El caso de Hugo de San Víctor es unejemplo paradigmático. Buscar en las cla-sificaciones de sus obras una mínima re-ferencia al De modo dicendi et meditandiparece una causa perdida. Una revisiónde sus manuscritos así lo confirma. En elIndiculum Merton College, número 49,que pasa por ser el primer repertorio deobras victorinas, elaborado por el abadGuilduino, poco después de la muerte deHugo, no hay referencia alguna a nues-tra obra [2]. Tampoco la hay en otros ma-nuscritos que recogen su opera omnia yque la historiografía ha considerado igual-

mente fiables: Paris, BN lat. 14506; Va-ticano, BAV, Reg. Lat. 167; Metz, BM1230; Brugge Stadsbibl. 153; Mazarine717 [3]. Si repasamos los títulos recogi-dos en las ediciones impresas de París,1518 y 1526; Venecia, 1588; Maguncia yColonia, 1617; y Rouen, 1648, el resulta-do vuelve a ser el mismo. Únicamente enla Patrología latina de Migne, que puedeconsiderarse el último referente comple-to de las obras de nuestro polígrafo, serecoge en su número 176, sección dogmá-tica, cols. 877-880, el De modo dicendi etmeditandi.

La pregunta que cabe formularse espor qué Migne recoge este título. Senci-llamente porque existían manuscritos yalguna publicación aislada de ese opús-culo que él y sus colaboradores conocíany consideraron oportuno publicar, en unintento por conservar y difundirunitariamente el mayor número posiblede trabajos de nuestro Victorino, aunqueseñalen que se trata de una autoría in-cierta. En concreto, la publicación que co-nocían data de 1717. Está en el volumenquinto, del Thesaurus novus anecdo-torum, de Edmundo Martene, columnas887-890, donde aparece impreso el Demodo dicendi et meditandi. En la mismase hace una admonitio en la que se diceexpresamente que dicha publicación estáextraída de un manuscrito, redactadohace más de cuatrocientos años y conser-vado en el Monasterio de S. AudöeniRothomagensis, atribuido por una cues-tión de estilo a Hugo Parisiensis [4].

La pregunta que cabe formularse es¿por qué otros autores no se hicieron ecode esta publicación? Sencillamente por-que bien no la conocían o si la conocieron

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no consideraron pertinente publicar unosbreves apuntes o resumen de un temaque ya se trataba con entidad y exten-sión en una de las obras cumbres de Hugode San Víctor: el Didascalicon de studiolegendi. Esta es quizá la razón por la quecomentadores tan insignes de la obrahugoniana como Patrice Sicard,Dominique Poirel, Roger Baron, R. Goy yVan den Eynde [5] no se hacen eco enningún momento del De modo Dicendi etmeditandi. Incluso Monseñor FabioHugonio, que en la propia Patrología la-tina comenta las obras impresas y no im-presas de Hugo, ignora por completonuestra obra [6].

2. La didáctica docente en laescolástica medieval

Todas estas cuestiones nos sugierenuna duda difícil de resolver: no sabemoscon seguridad si fue Hugo de San Víctorel que elaboró materialmente el De mododicendi o meditandi o si fue otra personala encargada de recopilar los textos quecontiene. En cualquier caso sí podemosconfirmar que se trata de un típico mate-rial pedagógico de los siglos XII o XIII.En concreto, de una lectio utilizada paratransmitir quintaesenciado el pensamien-to pedagógico de un autor. En este casolas tesis de Hugo de San Víctor sobre lastres operaciones superiores del alma: pen-sar, meditar y contemplar, recogidas so-bre todo en el Didascalicon de studiolegendi.

Para confirmar este argumento con-viene reparar, aunque sea brevemente,en los tres métodos de enseñanza-apren-dizaje que coexistieron en la escolástica

medieval: la lectio, la quaestio y ladisputatio [7]. Por orden de aparicióndebe reseñarse en primer lugar la vir-tualidad de la lectio. Un sistema de en-señanza-aprendizaje que marcó ensolitario la docencia medieval entre lossiglos VI a XII. Su virtualidad descansa-ba en la lectura literal y posterior co-mentario e interpretación de sentenciasextraídas habitualmente de la Biblia, delos autores patrísticos, de las artes libe-rales y de sus compendios o florilegios.Constaba habitualmente de cuatro par-tes: una pequeña introducción y tres eta-pas: la littera, el sensus, y la sententia.La introducción servía para presentar alautor, contextualizarlo y explicar su in-tención. A continuación venían las tresetapas de la explicación o expositio: lalittera, que era la lectura y explicaciónde unas frases o palabras contenidas enlos textos, no en balde al profesor se ledesignaba habitualmente con el términolector; el sensus consistía en el análisis ointerpretación que se desprende de lasimple interpretación de la littera; y porúltimo venía la sententia, que represen-taba la interpretación más profunda delpensamiento del autor y del contenidodoctrinal del texto [8]. En ocasiones —yno era poco frecuente— el sensus y lasententia, solían reforzarse con glosas,que eran comentarios sintetizados deotros autores que servían para reforzar eilustrar las partes de la lectio.

El segundo de los métodos didácticosfue la quaestio. Desde un punto de vistametodológico representaba toda una no-vedad. Era la traducción de una necesi-dad psicológica orientada a afirmar laautonomía del pensamiento. El hombre

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del siglo XII también quería hacerse ma-yor, dejar su huella personal en la cons-trucción de la historia. Propósito quetiene su punto de partida entre 1122 y1126, años en que Abelardo escribe laprimera edición del Sic et non. Obra enla que presenta una especie de duda me-tódica que le llevará a afirmar: «porquedudando venimos a la búsqueda y bus-cando percibimos la verdad» [9]. Tesis quellevará a otros autores de la época comoGilberto Porreta, Roberto Melum, Simónde Tournai, Alano de Lille, etc. a plan-tear un nuevo método de enseñanza-aprendizaje, conocido como quaestio, querepresentará en cierto modo el nacimien-to de la dialéctica moderna.

El nuevo método era un sistema re-glado de enseñanza-aprendizaje que exi-gía cuatro condiciones: el texto o tesis deuna o varias autoridades afirmando ar-gumentos de verdad; a continuación ar-gumentos verosímiles, propuestos por elmaestro o estudiantes, que encerrabancontradicciones o insuficiencias de las te-sis [10]; en tercer lugar, un maestro que,conociendo el problema, situaba la con-troversia o duda en un acto de enseñan-za-aprendizaje; por último, un dictameno juicio final que, gracias al dominio yuso correcto de la lógica o dialéctica, su-peraba el problema [11]. Se trataba endefinitiva de acompañar las verdades ycontradicciones de los textos, de pulirlosy superarlos con una nueva autoridad: ladel maestro. Un logro que permitió per-sonalizar el pensamiento por escuelas,avanzar el conocimiento y llevar la vir-tualidad de la razón y de la conciencia aposiciones de autonomía desconocidashasta entonces.

El tercero de los métodos se concretóen la disputatio. Se trataba de una evo-lución de los métodos anteriores, de unaforma distinta y particular de enfocar losproblemas del saber a través de una dia-léctica demostrativa que contenía tantoa la lectio como a la quaestio. Mientrasque ambos métodos aspiraban a repro-ducir el pasado, cuando no a discrimi-nar, pulir o dilucidar la insuficiencia ocontradicciones de los textos, la disputatiose separaba de los textos, salía de su mar-co referencial y sometía a discusión y de-bate lo que había sido dilucidado por laautoridad del maestro [12]. Esto es lo quese llamó quaestio disputata. Un métodoque nació a finales del siglo XII con lapublicación de las Disputationes de Simónde Tournai (c. 1201), y que alcanzó sumayor esplendor a lo largo de los siglosXIII y XIV.

3. Estructura, contenido y finalidaddel texto

De estos tres métodos que acabamosde exponer está claro que el que más seasemeja a la naturaleza de lo que es elDe modo dicendi et meditandi es la lectio.Su autor —bien sea Hugo u otro maestrode finales del siglo XII o principios delXIII— pretendió exponer toda una teoríasistemática sobre la naturaleza del pro-ceso de enseñanza-aprendizaje, reparti-da en una docena de textos extraídos dela Doctrina cristiana de San Agustín yde dos obras de Hugo de San Víctor: ellibro tercero del Didascalicon y Homiliaein ecclesiasten. Su temática gira en tornoa doce puntos:

1.º La humildad como condición delaprendizaje

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2.º Requisitos del aprendizaje: na-turaleza, hábito, disciplina

3.º Inteligencia y memoria como exi-gencias de la docencia

4.º Diferencias entre inteligencia ymemoria

5.º Qué es la meditación6.º Objeto de la meditación: las cos-

tumbres, Dios y lo divino7.º Confianza en la memoria8.º Visiones del alma racional: pen-

sar, meditar y contemplar9.º Contemplar lo humano y lo di-

vino10.º En qué consiste la enseñanza11.º Clases de vanidades12.º Defensa de la elocuencia

Que el lector no avezado aspire a en-tender con la lectura de estos doce temasla teoría pedagógica de Hugo de SanVíctor y además hacerlo en toda su ex-tensión es una empresa baldía. Hay quetener presente que la lectio no pasaba deser más allá de unos apuntes docentes,era un guión de clase. Algo que alcanza-ba pleno sentido cuando era explicado einterpretado por el maestro a la luz deun contexto más amplio. Un contexto que,en el caso que nos ocupa, es la teoríapedagógica sostenida por la Escuela deSan Víctor, y quintaesenciada de formamagistral en las tres partes en que pue-de dividirse el De modo dicendi etmeditandi: requisitos del aprendizaje, na-turaleza y técnicas docentes.

a) Requisitos del aprendizajeEste apartado venía definido por los

cuatro primeros textos más el séptimodel De modo dicendi et meditandi. En

ellos se parte de un concepto de educa-ción que si bien no se refleja de formaexpresa en los textos hugonianos está la-tiendo a lo largo de toda la lectio. Se tra-ta de un concepto determinado por tresmomentos que marcan la historia del de-venir humano: creación, caída y restau-ración. A los escolásticos, les interesóespecialmente el momento último: la res-tauración de la imagen divina en el hom-bre, deteriorada por el pecado original, yrecuperada por la virtualidad de la gra-cia y el poder restaurador de los saberesteóricos, prácticos y mecánicos [13]. Unproceso largo y difícil en el que el hom-bre debía vencer a tres de sus mayoresenemigos: en primer lugar a la ignoran-cia, causante de la desfiguración de laimagen de Dios en el hombre, que se des-truirá con la adquisición de la sabiduríaa través de la inteligencia, la meditacióny la contemplación; en segundo lugar, ala concupiscencia, que instaura el des-equilibrio entre el hombre y Dios y quesería combatida por la virtud y cienciamoral; por último, a la falta de fortalezao debilidad, que rompe la armonía delhombre, y se doblegaría con el recto usode todo lo concerniente a las artes mecá-nicas.

La restauración de este proceso ad-quiría pleno sentido cuando se enmar-caba en las pautas secuenciales de lateoría pedagógica expuestas en el Demodo dicendi et meditandi. El punto departida de este deseo es precisamente lahumildad o anhelo por conocer la ver-dad. Un desideratum —punto 1.º— queconvierte al entendimiento en el ornatomás bello del alma. El hombre, aunquese autoconquista, madura y se adquiere

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a sí mismo con la educación moral y elpoder de la gracia, se actualiza y se res-taura con la fuerza del entendimiento[homo in quantum homo solus estintellectus]. Con él se captan las esenciasde las cosas, se trasciende la materiali-dad de lo creado y se accede a la meta yrazón última de la existencia: la búsque-da de la verdad o sabiduría.

El proceso no resulta empresa fácil.Exige tres condiciones de todo punto in-soslayables —punto 2.º—: disposición na-tural, ejercicio y disciplina. La disposiciónnatural hace referencia a la capacidadde cada ser humano para discriminar yretener por la fuerza del entendimientoy de la memoria la información sobre larealidad. Entendimiento y memoria sondos facultades superiores del alma hu-mana que van indefectiblemente unidaspero con objetos y funciones diferentes.Mientras que el entendimiento se justifi-caba por sí mismo, por tener como fin labúsqueda de la verdad o sabiduría, la me-moria tenía una consideración instrumen-tal: estaba en función del intelecto; porsí misma carecía de sentido, su fin noera otro que ayudar a la comprensión yretención de la verdad. Hugo de SanVíctor se recreó ampliamente en esta ideay con cierto laconismo sostuvo:

«A la naturaleza pertenecen el en-tendimiento y la memoria. Ambos seasocian en todo estudio de tal maneraque uno de nada sirve si falta el otro(...). El entendimiento encuentra la sa-biduría y la memoria la guarda. Lamemoria es la fuerza retentiva de loque se ha captado por los sentidos opor las ideas» [14].

Este texto, ratificado en los puntostres y cuatro del De modo dicendi etmeditandi, confirmaba un principio ge-neral de la escolástica: la memoria noconstituía un fin en sí mismo, aunquesin ella no era posible el saber. Las re-flexiones sobre este tema —en una cul-tura donde el libro era un bien escaso yde difícil adquisición— fueron habitua-les, y todas desembocaban en una ideacomún: aprender era captar la realidad,comprenderla e integrarla en el ser; perosólo se aprende no cuando se descubre laverdad, sino cuando ésta se tiene y serumia por la acción retentiva y compren-siva de la memoria y de su hábito.

Memorizar, en cualquier caso, no eratarea fácil; en cierto modo era la acciónmás costosa del aprendizaje. Sustituíaal libro o a los bancos de informaciónmodernos. Los escolásticos del siglo doce—y no digamos del XIII— para facilitarla tarea escribieron sendos tratados so-bre el arte de memorizar. El propio Hugopublicó en 1131 su De tribus maximiscircumstantiis gestorum [De las tres cir-cunstancias más importantes de las gestashistóricas], y uno de sus principales dis-cípulos, Ricardo de San Víctor, a finalesdel siglo XII, publicaba el Liberexcerptionum o Libro de los resúmenes.En esta tesitura nada tiene de extrañoque el punto siete del De modo dicendi etmeditandi abordara la didáctica de lamemoria, resumiendo otro texto delDidascalicon hugoniano donde se afir-maba:

«Todo tratado tiene algún princi-pio en el que se fundamenta toda laverdad del tema y la fuerza de la ex-

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posición, y a él se refiere todo lo de-más. Buscar esto y considerarlo es loque llamamos retener en la memoria.La fuente es por cierto una sola, y deella nacen muchos riachuelos; no esnecesario seguir los recovecos y vuel-tas del río: si tienes la fuente, lo tie-nes todo. He dicho esto porque lamemoria del hombre es limitada ygoza con la brevedad; y si se divide enmuchos puntos de atención, pierdeprecisión en cada uno de ellos» [15].

La segunda de las condiciones quevertebraban un aprendizaje eficaz pasa-ba indefectiblemente por el tema del ejer-cicio y del hábito. Un tema al que nuestroautor apenas dedicó una pequeña alusiónen el texto cuarto del De modo dicendi etmeditandi, aunque no tanto porque nofuese un tema clave sino porque en cier-to modo se consideraba obvio y hasta cier-to punto ocioso. Para los escolásticos, lapráctica es maestra de todas las cosas.Su virtualidad reside en asegurar el ethoso fuerza del alma, en consolidar y arrai-gar sus principios operativos, en hacer-los costumbre, en definitiva enconvertirlos en hábito. Una forma de se-gunda naturaleza o disposición naturalactualizada que, mecánicamente y de for-ma casi irreversible, conduce el alma asu fin. Los victorinos y la mayor parte delos escolásticos serán implacables conesta idea. Por eso todos suscribirían untexto de uno de sus coetáneos más repre-sentativos: el Pseudo-Boecio que, en suDe disciplina scholarium, escribía a fi-nales del siglo XII: «esfuércese el escolarpor grabar en su mente, en cuanto seacapaz, la constancia de la asiduidad, pues¿qué hay más brillante que la constan-

cia? ¿qué más nefasto que la inconstan-cia? La primera crea, la segunda destru-ye; la primera progresa, la segundaretrocede; la primera recoge, la segundadispersa lo recogido» [16].

El tercero de los requisitos que cerra-ba un aprendizaje óptimo se refería a lavirtualidad de la disciplina. El autor delDe modo dicendi et meditandi era muyconsciente que el puro hecho de conocerno doblegaba necesariamente la volun-tad y la remitía al bien. El entendimien-to necesitaba una condición previa quelos escolásticos sustanciaron en la vir-tualidad de la educación moral [educatio].Concepto que entendieron como la adqui-sición cuidada de costumbres para regirordenadamente las facultades del alma yconducir sus afectos y emociones a lapráctica de la virtud. Con este tema, seadentraban en una de las cuestiones demayor calado y trascendencia de toda lapedagogía medieval: el control o dominiode las pasiones y afectos del alma. Setrataba de roturar y allanar el caminodel aprendizaje, de facilitar el ejercicioal entendimiento y memoria y, muy espe-cialmente, de fortalecer la voluntad parasujetar y corregir lo que los estoicos ro-manos denominaron con acierto el natu-ral indómito del alma. Cuando así se hahecho y la disciplina se ha incorporadopor el ejercicio y hábito virtuoso a lanatura, el alma se muestra expectante,está en estado de vigilia y pronta paraobrar y aprender. La disciplina así consi-derada se presentaba para los medieva-les como una necesidad convertida envirtud y orientada a formar el carácter yallanar el camino de la sabiduría. Unaposibilidad que debía comenzar en la in-

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fancia, intensificarse en la adolescenciay practicarse asidua y constantemente alo largo de toda la vida para afrontaralgo que en el plano práctico era y esinevitable: la imperfección.

b) Naturaleza del aprendizaje intelectualLa segunda parte del De modo dicendi

et meditandi se refiere a la naturalezadel aprendizaje intelectual. Un tema quenuestro Victorino trató en los puntos cin-co, seis, ocho y nueve de su obra. Paraun escolástico esta fase debe plantearsetras el paso de la infancia y la adolescen-cia, una vez que el ejercicio y la discipli-na han templado y dirigido con éxito losprimeros envites del natural indómito delalma. Es entonces cuando el razonamien-to, fortalecido frente al envite de las pa-siones irascibles y concupiscibles, está endisposición de realizar, jerárquica ysecuencialmente —punto octavo—, tresde sus principales visiones: pensamien-to, meditación y contemplación.

Hugo de San Víctor llama pensamien-to a la responsabilidad del llamado inte-lecto paciente. Se trata de aquella partedel alma que se limita a recibir imáge-nes o impresiones de la realidad externao de la memoria interior de una formapasiva. El punto octavo, extraído de unade las obras tardías de Hugo: Homiliaein ecclesiasten, refleja fielmente esta ideaal afirmar: «Pensamiento se da cuandola mente es tocada transitoriamente porla noción de las cosas, cuando la propiacosa se presenta en su imagen súbita-mente al espíritu, ya sea entrando por elsentido, ya surgiendo de la memoria» [17].

A partir de aquí comienza la fase delintelecto agente al entrar en escena la

meditación. Una actividad perfectiva delentendimiento —punto cinco—, que Hugodefine como «el pensamiento frecuentecon un propósito, que investiga con saga-cidad la causa, el origen, la forma y lautilidad de cualquier cosa» [18]. Esta ta-rea toma su principio en la lección, perono se construye con sus reglas o precep-tos, pues se deleita en discurrir por unespacio abierto, sin repetir con perífrasiso circunloquios, las ideas de la lectio. Setrata en definitiva de afirmar la autono-mía del maestro y del discente, de supe-rar el texto y de avanzar el conoci-miento, meditando especialmente sobrela historia, la forma, el sentido y la tras-cendencia oculta de tres objetos: las cos-tumbres, los mandatos de Dios y las obrasdivinas (punto seis). Aunque matiza quesobre las costumbres o cosas de los hom-bres meditarán los principiantes, mien-tras que la meditación de las obrasdivinas es propio de los perfectos o avan-zados (punto nueve).

El culmen o cenit del aprendizaje in-telectual es la contemplación. Actividadque Hugo define como «la miradaindagadora y libre del espíritu para pe-netrar en cosas muy diseminadas» [19].Es el grado más alto del pensamiento, nonecesita mediaciones; es la afirmación delespíritu pensador, de su dominio y de suautonomía. Se diferencia de la medita-ción en dos cosas fundamentales: por suobjeto y por su extensión. Mientras quela meditación versa sobre cosas ocultas anuestra inteligencia, aquello que se debedesentrañar, la contemplación trata so-bre lo que le parece manifiesto y objeti-vo. En segundo lugar mientras que la

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meditación siempre se ocupa en indagaruna sola cosa, la contemplación ve y re-laciona muchas cosas, incluso la totali-dad. Por eso —en el punto octavo—concluye Hugo: «la contemplación es lavivacidad de la inteligencia que, tenien-do todas las cosas a la vista, las abarcaen visión clara y así de alguna manera loque la meditación busca lo posee la con-templación».

c) Técnicas del aprendizajeLa última parte que cierra el De modo

dicendi et meditandi está referida a losfines y a las técnicas docentes. Es la máscorta de las tres y abarca los puntos diez,once y doce. El punto diez es una apues-ta firme de Hugo de San Víctor sobre lavirtualidad de la lectio y su recreaciónsobre los ya comentados littera, sensus ysententia. En el punto once hace una crí-tica indirecta no tanto a la causa eficien-te que mueve todo aprendizaje: lacuriositas, como a que siempre estéinficionada de vanidad. Una circunstan-cia que remite o disminuye en extremo—y aquí está el auténtico y mejor Hugo—cuando el objeto del aprendizaje es el bienmoral y el conocimiento divino. Bienesque se quieren por sí mismos y que sonpropios del estado más perfecto de todos:el eclesiástico.

Hugo concluye su De modo dicendi etmeditandi con un punto doce, que puedeconsiderarse resumen y corolario de todasu obra y de buena parte de la pedagogíamedieval. En él, con el apoyo del libro IVde la Doctrina christiana de San Agustíny de algunas glosas veterotestamentarias,nuestro pedagogo mezclará las formas y

el fin de la enseñanza. Sobre lo primerode los aspectos, mostrará una clara y pa-tente elasticidad didáctica, afirmando:

«Si han de ser enseñados los queoyen hay que hacerlo con narraciones,pero, si necesitan que el asunto delque se trata quede claro… Para quelas cosas dudosas se conviertan enciertas, hay que razonar con la pre-sentación de testimonios».

Respecto de la enseñanza, concluyeque todo el que habla debe buscar sobre-manera: enseñar, agradar y convencer;pero, de todo ello, lo verdaderamente im-portante, lo fundamental, es el convenci-miento. Sin ello no sirve el deleite, sinello no hay enseñanza, no hay aprendi-zaje, hasta el punto de afirmar:

«Quien quiere enseñar cuando ha-bla, mientras no es entendido, no debeconsiderar que ha dicho lo que quierea quien quiere enseñar, porque, aun-que dijo lo que él entiende, no se hade considerar que lo ha dicho a quienno lo haya entendido. Pero, si ha sidoentendido, de cualquier modo que lohaya dicho, lo ha dicho» [20].

4. Lugares paralelos del De mododicendi et meditandi

Una vez llegados a este punto habíaque plantearse la cuestión más ardua ydifícil de esta investigación: probar real-mente que el De modo dicendi etmeditandi no es tanto una obra con enti-dad propia como una simple lectio del si-glo XIII, construida sobre textos de obrasya publicadas. Buscar esos textos parale-los era la única forma de probarlo.

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Se contaba de inicio con una ventajaimportante: lo tratado en el De mododicendi et meditandi eran temas centra-les de la pedagogía medieval y conocía-mos que buena parte de sus cuestionesya habían sido abordadas sistemáti-camente por Hugo de San Víctor en suDidascalicon de studio legendi.

Esta obra fue la primera que se exa-minó y pronto descubrimos que su librotercero había servido para componer másde un 85 por cien del De modo dicendi etmeditandi. El problema se planteaba conel resto de los textos. Su temática habíasido tratada en otras obras hugonianas,especialmente en el De sacramentis, enel De meditatione, en De vanitate mundiy en la ya citada De tribus maximiscircumstantiis gestorum, pero curiosa-mente, aunque sí se encontraron ideasparalelas, no se pudo encontrar sus co-rrespondencias literales.

Una nueva revisión nos llevó a lasobras tardías y menos conocidas de Hugo.Allí sí que se pudo encontrar casi todaslas piezas que faltaban para componer elpuzzle del De modo dicendi et meditandi.En concreto, se trataba de Homiliae inecclesiasten, también conocida como InSalomonis ecclesiasten, que contenía lostextos ocho, nueve y once referidos a lasoperaciones intelectuales, y que en con-junto venían a suponer el catorce por ciendel De modo dicendi et meditandi.

Faltaba todavía el uno por cien res-tante. Se trataba de buscar el paralelocorrespondiente al texto doce. Un textomuy conocido del libro IV de la Doctrinachristiana de San Agustín, que cita el

autor de la lectio pero que no tiene para-lelo en las obras de Hugo de San Víctor.Un paralelo que sin embargo es citadocon igual sentido en el siglo XIII por To-más de Aquino en la Summa Teologicae,IIª, quaestio XVII.

Circunstancia clave y fundamentalque nos lleva a concluir definitivamenteque el De modo dicendi et meditandi noes tanto una construcción material deHugo de San Víctor como una lectio cons-truida en el siglo XIII sobre la base dedos de sus obras pedagógicas más impor-tantes: el Didascalicon de Studio legendiy Homiliae in ecclesiasten. Idea que a suvez coincide con la admonitio recogida acomienzos del siglo XVIII en un manus-crito del monasterio de S. AudöeniRothomagensis, donde se dice expresa-mente que el De modo dicendi etmeditandi había sido redactado con tex-tos y estilo de Hugo de San Víctor hacíacuatrocientos años, es decir en el sigloXIII.

Véase a continuación los paralelismosde nuestro De modo dicendi et meditandicon las obras señaladas:

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DE MODO DICENDI ETMEDITANDI (PL 176, 877-880)

Apartado 1.º: Humilitas disceri volentinecessaria.—[877 A-B]

Principium discendi humilitas est,cujus cum multa sunt documenta, haectria praecipue ad lectorem pertinent.Primum ut nullam scripturam vilemteneat. Secundum ut a nemine discereerubescat. Tertium ut cum scientiamadeptus fuerit, caeteros non spernat.Multos hoc decepit quod ante tempussapientes videri volunt, et ideo ab aliisquod nesciunt discere erubescunt. Tu vero,fili, ab omnibus libenter disce quod nescis.Sapientior omnibus eris, si ab omnibusdiscere volueris. Qui ab omnibusaccipiunt, omnibus ditiores sunt. Nullamdenique scientiam vilem teneas, quiaomnis scientia bona est. Nullam, si vacat,Scripturam vel saltem legem contemnas.Si nihil lucraris, nec perdis aliquid.Apostolus enim ait: Omnia legentes, quaebona sunt tenentes (I Thess. V). Bonuslector humilis debet esse et mansuetus, acuris saecularibus et voluptatum illecebrisprorsus alienus, et sedulus ut ab omnibuslibenter discat. Numquam de scientia suapraesumat, non videri doctus, sed essequaerat, dicta sapientum quaerat, etsemper coram oculis mentis quasispeculum vultus sui tenere ardenterstudeat.

DIDASCALICON, LIBRO III, (PL176, 766-778)

Capítulo XIV: 1. De humilitate[773CD-774D]

Principium autem disciplinae humilitasest, cujus cum multa sunt documenta, haectria praecipue ad lectorem pertinent.Primum ut nullam scientiam, nullamscripturam vilem teneat; secundum ut anemine discere erubescat; tertium, cumscientiam adeptus fuerit, caeteros noncontemnat. Multos hoc decepit, quod antetempus sapientes videri volunt. Hincnamque in quedam elationis tumoremprorumpunt, ut iam et simulare incipiantquod non sunt et quod sunt erubescere;eoque longius a sapintia recedunt quo nonesse sapientes, sed putari volunt (…).[774D] Bonus lector humilis debet esseet mansuetus, a curis inanibus etvoluptatum illecebris prorsus alienusdiligens, et sedulus, ut ab omnibus libenterdiscat, numquam de scientia suapraesumat, perversi dogmatis auctoresquasi venena fuguiat, diu rem pertractareantequam iudicet discat, non videri doctus,sed esse quaerat, dicta sapientum intellectadiligat et ea semper coram oculis quasispeculum vultus sui tenere studeat.

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Apartado 2.º: Studendi tria necesaria.[777 B]

Tria sunt studentibus necessaria,natura, exercitium, disciplina. In naturaconsideratur ut facile audita percipiat, etpercepta firmiter retineat. In exercitio, utlabore et sedulitate naturalem sensumexcolat. In disciplina, ut laudabilitervivens mores cum scientia componat.

DIDASCALICON, LIBRO III,(PL 176, 778-778)

Capítulo VII: Quid sit necessariumstudentibus

[770 C]

Tria sunt studentibus necesaria: natura,exercitium, disciplina. In natura conside-ratur ut facile audita percipiat, et perceptafirmiter temeat. In exercitio, ut labore etsedulitate naturalem sensum excolat. Indisciplina, ut laudabiliter vivens, morescum scientia componat.

DE MODO DICENDI ETMEDITANDI (PL 176, 877-880)

Apartado 3.º: Ingenio et memoriapolleat.

[877 C

Qui doctrinae operam dant, ingeniosimul et memoria pollere debent. Quaeduo in omni studio ita sibi cohaerent, utsi alterum desit, neminem alterum adperfectionem ducere possit, sicut nullaprodesse possunt lucra, ubi deest custo-dia; et incassum receptacula munit, quiquod recondat non habuit.

DIDASCALICON, LIBRO III,(PL 176, 776-778)

Capítulo VIII: De ingenio et memoria,quae duo pertinet ad naturam

[771 B-C]

Qui doctrinae operam dant, ingeniosimul et memoria pollere debent, quae duoin omni studio et disciplina ita sibicohaerent, ut si desit alterum, neminemalterum ad perfectum ducere possit, sicutnulla prodesse possunt lucra, ubi deestcustodia; et incassum receptacula munit,qui quod recondat non habuerit.

DE MODO DICENDI ETMEDITANDI (PL 176, 877-880)

Apartado 4.º: Ingenium

[877 C-D]

Ingenium est vis quaedam naturaliteranimo insita per se valens. Memoria estrerum et verborum et sententiarum acsensuum firmissima animi vel mentisperceptio. Ingenium invenit, memoriacustodit. Ingenium a natura proficiscitur,usu juvatur, immoderato labore retunditur,et temperato acuitur exercitio. Memoriaper exercitium retinendi et assiduemeditandi maxime juvatur et viget. Duo

DIDASCALICON, LIBRO III,(PL 176, 776-778)

Capítulo VIII: De ingenio et memoria,quae duo pertinet ad naturam

[771 C]

Ingenium est vis quaedam naturaliteranimo insita per se valens. Ingenium anatura proficiscitur, usu iuvatur,immoderato labore retunditur, ettemperato acuitur exercitio. Unde satiseleganter a quodam dictum est: «Volotandem tibi parcas, labor est in chartis,curre per aera» (…) Duo sunt quaeingenium exercent: lectio et meditatio.Lectio est, cum ex his quae scripta sunt,

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sunt quae ingenium exercent, lectio etmeditatio. Lectio est cum ex his quaescrpita sunt, regulis et praeceptisinformamur. Item lectio est per subjectamsensus investigatio. Trimodum est genuslectionis, docentis, discentis, vel per seinspicientis. Dicimus enim, lego librumilli, et lego librum ab illo, et lego librum.

regulis et praeceptis informamur. Itemlectio est per subjectam sensusinvestigatio. Trimodum est lectionisgenus, docentis, discentis, vel per seinspicientis. Dicimus enim, lego librumilli, et lego librum ab illo, et lego librum.

DE MODO DICENDI ETMEDITANDI (PL 176, 877-880)

Apartado 5.º De meditatione[878 B]

Meditatio est frequens cogitatio cumconsilio, quae causam et originem,modum et utilitatem uniuscujusque reiprudenter investigat. Meditatio principiumsumit a lectione, nullis tamen struiturregulis aut praeceptis lectionis. Delectaturenim quodam aperto discurrere spatio, ubiliberam contemplandae veritati aciemaffigat; et nunc has, nunc illas rerum cau-sas perstringere, nunc autem profundaquaeque penetrare, nihil anceps, nihilobscurum relinquere. Principium ergodoctrinae est in lectione, consummatio inmeditatione. Quam si quis familiariusamare didicerit, eique saepius vacarevoluerit, jucundam valde reddit vitam, etmaximam in tribulatione praestatconsolationem. Ea enim maxime est quaeanimam a terrenorum actuum strepitusegregat, et in hac vita etiam aeternaequietis dulcedine, quodammodopraegustare facit. Cumque jam per ea quaefacta sunt, eum qui fecit quaerere didiceritet intelligere, tunc animam pariter etscientia erudit et laetitia profundit: undefit ut maximum in meditatione sitoblectamentum.

DIDASCALICON, LIBRO III,(PL 176, 766-778)

Capítulo XI: De meditatione[772 B-C]

Meditatio est cogitatio frequens cumconsilio, quae causam et originem,modum et utilitatem uniuscujusque reiprudenter investigat. Meditatio principiumsumit a lectione; nullis tamen stringiturregulis aut praeceptis lectionis. Delectaturenim quodam apto decurrere spatio, ubiliberam contemplandae veritati aciemaffigat; et nunc has, nunc illas rerum cau-sas perstringere; nunc autem profundaquaeque penetrare, nihil anceps, nihilobscurum relinquere. Principium ergodoctrinae est in lectione, consummatio inmeditatione. Quam si quis familiariusamare didicerit, eique saepius vacarevoluerit, jucundam valde reddit vitam, etmaximam in tribulatione praestatconsolationem. Ea enim maxima est, quaeanimam a terrenorum actuum strepitusegregat, et in hac vita etiam aeternaequietis dulcedine, quodammodopraegustare facit. Cumque jam per ea quaefacta sunt, eum qui fecit omnia quaereredidicerit et intelligere: tunc animampariter et scientia erudit et laetitiaprofundit, unde fit ut maximum sit inmeditatione sit oblectamentum.

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Apartado 6: Meditationis tria genera[878 B-C]

Tria sunt genera meditationis. Unumconstat in circumspectione morum, aliudin scrutatione mandatorum, tertium ininvestigatione divinorum operum. Moressunt in vitiis et virtutibus. Mandatumdivinum aliud praecipiens, aliudpromittens, aliud terrens. Opus dei est etquod creat potentia, et quod moderatursapientia, et quod cooperatur gratia. Quaeomnia quanta sint admiratione digna tan-to magis quisque novit, quanto attentiusDei mirabilia meditari consuevit.

DIDASCALICON, LIBRO III,(PL 176, 766-778)

Capítulo XI: De meditatione[772-C-D]

Tria sunt genera meditationis. Unumconstat in circumspectione morum, aliudin scrutatione mandatorum, tertium ininvestigatione divinorum operum. Moressunt in vitiis et virtutibus. Mandatumdivinum, aliud praecipiens, aliudpromittens, aliud terrens. Opus Dei est,et quod creat potentia, et quod moderatursapientia, et quod cooperatur gratia. Quaeomnia quanta sint admiratione digna, tantomagis quisque novit, quanto attentius Deimirabilia meditari consuevit.

DE MODO DICENDI ETMEDITANDI (PL 176, 877-880)

Apartado 7: Memoria commendadaquae sumus edocti.

[878 C-D]

Memoria colligendo custodit ea quaeingenium investigat et invenit. Oportetenim ut quae discendo divisimus,commendanda memoriae colligamus.Colligere est ea de quibus prolixius velscriptum vel disputatum est ad brevemquandam et compendiosam summamredigere, quae a majoribus epilogus, idest brevis recapitulatio supradictorumapellata est. Memoria enim hominisbrevitate gaudet, et si in multa dividiturfit minor singulis. Debemus ergo in omnistudio vel doctrina breve aliquid et certumcolligere, quod in arcula memoriaerecondatur, unde postmodum cum resexigit aliqua deriventur. Haec etiam saepereplicare et de ventre memoriae adpalatum revocare necesse est, ne longaintermissione obsoleat.

DIDASCALICON, LIBRO III,(PL 176, 766-778)

Capítulo XII: De memoria[772 D; 773 A-B]

De memoria hoc máxime in praesentipraetermittendum non esse existimo, quodsicut ingenium dividendo investigat etinvenit, ita memoria colligendo custodit.Opertet ergo ut, quae discendo divisimuscommendando memoriae colligamus.Colligere est ea de quibus prolixius velscriptum vel disputatum est ad brevemquandam et compendiosam summamredigere, quae a majoribus epilogus, idest brevis recapitulatio supradictorumapellata est…. Hoc idcirco dico quoniammemoria hominis hebes est, et brevitategaudet, et si in multa dividitur, fit minorsingulis. Debemus ergo in omni doctrinabreve aliquid et certum colligere, quod inarcula memoriae recondatur, undepostmodum cum res exigit aliquaderiventur. Hoc etiam saepe replicare etde ventre memoriae ad palatum revocarenecesse est, ne longa intermissioneobsolescat.

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Apartado 8: Animae ratinali tres visio-nes. Meditationis et contemplationisdiscrimen

[878 A; 879 A]

Tres sunt animae rationalis visiones.Cogitatio est cum mens notione rerumtransitorie tangitur, cum ipsa res sua ima-gine animo subito praesentatur, vel persensum ingrediens, vel a memoriaexsurgens. Meditatio est assidua ac sagaxretractatio cogitationis, aliquid obscurumexplicare nitens, vel scrutans penetrareoccultum. Contemplatio est perspicax etliber animi intuitus in res perspiciendasusquequaque diffusas. Inter meditationemet contemplationem hoc interesse videtur,quod meditatio semper est de rebus anostra intelligentia occultis; contemplatiovero de rebus vel secundum suam naturamvel secundum capacitatem nostrammanifestis; et quod meditatio semper circaunum aliquid rimandum occupatur;contemplatio autem ad multa vel etiamad universa comprehendenda diffunditur.Meditatio itaque est vis quaedam mentiscuriosa ac sagax obscura investigare etperplexa evolvere. Contemplatio estvivacitas illa intelligentiae, quae cunctain palam habens manifesta visionecomprehendit, et ita quodammodo id quodmeditatio quaerit, contemplatio possidet.

«HOMILIAE IN ECCLESIASTEN»PL 175 (113-256)

Homilia Prima:[116D-117 A-B]

Tres sunt animae rationalis visiones,cogitatio, meditatio, contemplatio.Cogitatio est, cum mens notione rerumtransitorie tangitur cum ipsa res, sua ima-gine animo subito praesentatur, vel persensum ingrediens, vel a memoriaexsurgens. Meditatio est assidua et sagaxretractatio cogitationis, aliquid, vel†[0117A] involutum explicare nitens, velscrutans penetrare occultum. Contem-platio est perspicax, et liber animicontuitus in res perspiciendasusquequaque diffusus. Inter meditationemet contemplationem hoc interesse videtur.Quod meditatio semper est de rebus abintelligentia nostra occultis. Contemplatiovero de rebus, vel secundum suamnaturam, vel secundum capacitatemnostram manifestis. Et quod meditatiosemper circa unum aliquid rimandumoccupatur; contemplatio ad multa, veletiam ad universa comprehendendadiffunditur. Meditatio itaque est quaedamvis mentis curiosa; et sagax nitens obscu-ra investigare, et perplexa evolvere.Contemplatio est vivacitas illa intelligen-tiae quae cuncta in palam habens,manifesta visione comprehendit. Et itaquodammodo id quod meditatio quaerit,contemplatio possidet.

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Apartado 9: Contemplationi duo ge-nera

[879 B-C]

Contemplationis autem duo generasunt, unum quod et primum est etincipientium in creaturarum consi-deratione, aliud quod ultimum etperfectorum est in contemplationeCreatoris. In Proverbiis Salomon quasimeditando incessit, in Eclesiaste adprimum gradum contemplationis ascendit,in Canticis canticorum ad supremum setranstulit. Ut igitur tria his propriisvocabuilis distinguamus, prima estmeditatio, secunda est speculatio, tertiaest contemplatio. In meditatione mentempia devotione succensam pertubatiocarnalium passionum importuneexsurgens obnubilat: in speculationenovitas insolitae visionis in admirationesublevat; in contemplatione miraedulcedinis gustus totam in gaudium etjucunditatem commutat. Igitur inmeditatione est sollicitudo, in speculationeadmiratio, in contemplatione dulcedo

«HOMILIAE IN ECCLESIASTEN»PL 175 (113-256)

Homilia Prima:

[117 B]

Contemplationis autem duo sunt ge-nera: unum quod et prius est, etincipientium: in creaturarum consi-deratione; alterum quod posterius, etperfectorum est: in contemplationeCreatoris. In Proverbiis Salomon quasimeditando incessit. In Ecclesiaste adprimum gradum contemplationis ascendit.In Canticis canticorum ad supremum setranstulit. In meditatione quasi quaedamlucta est ignorantiae cum scientia, etlumen veritatis quodammodo in mediacaligine erroris emicat, velut ignis in lignoviridi primo quidem difficile apprehendit,sed cum flatu vehementiori excitatusfuerit, et acrius in subjectam materiamexardescere coeperit, tunc magnosquosdam fumosae caliginis globos[0117C]

DE MODO DICENDI ETMEDITANDI (PL 176, 877-880)

Apartado 10: Tria in expositione[879 D]

Expositio tria continet, litteram,sensum, sententiam. Littera est congruaordinatio dictionum, quam etiamconstructionem vocamus. Sensus estfacilis quaedam et apta figuratio, quamlittera prima fronte praefert. Sententia estprofundior intelligentia, quae nisiexpositione vel interpretatione noninvenitur. In his ordo ut primum littera,deinde sensus, postea sententia requiratur:quo facto, perfecta est expositio

DIDASCALICON, LIBRO III,(PL 176, 766-778)

Capítulo IX: De ordine legendi[771 D-772 A]

Expositio tria continet: litteram,sensum, sententiam. Littera est congruaordinatio dictionum, quam etiamconstructionem vocamus. Sensus estfacilis quaedam et aperta significatio,quam littera prima fronte praefert.Sententia est profundior intelligentia, quaenisi expositione vel interpretatione noninvenitur. In his ordo est, ut primumlittera, deinde sensus, deinde sententiainquiratur: Quo facto, perfecta est expositio.

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DE MODO DICENDI ETMEDITANDI (PL 176, 877-880)

Apartado 11.º Vanitatum tria genera[879 D]

Tria sunt genera vanitatum, prima estvanitas mutabilitatis quae omnibus rebuscaducis inest conditionem. Secunda estvanitas curiositatis vel cupiditatis, quaementibus hominum inest per rerumtransientium et vanarum inordinatamdilectionem. Tertia est vanitas mortalitatis,quae corporibus humanis inest perpoenalitatem.

«HOMILIAE IN ECCLESIASTEN»PL 175 (113-256)

Homilia Prima:[118 D]

Tria igitur sunt genera vanitatum, quasliber iste specialiter prosequitur, in quibusomnem vanitatem complectitur: et omnia,quae sub sole fiunt, his [0119A] subjaceretestatur. Prima est vanitas mutabilitatis,quae omnibus rebus caducis inest perconditionem. Secunda est vanitascuriositatis sive cupiditatis, quae mentibushominum inest per rerum transeuntium etvanarum inordinatam dilectionem. Tertiaest vanitas mortalitatis quae corporibushumanis inest per poenalitatem.

DE MODO DICENDI ETMEDITANDI (PL 176, 877-880)

Apartado 12º:. Eloquentiae munia.[880 B-C]

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PARALELO

Se trata de un texto del De DoctrinaCristiana, Lib. IV, cap. 14, de SanAgustín, que no se ha encontrado su pa-ralelo en las obras de Hugo.

5. TRADUCCIÓN BILINGÜE LATÍN-CASTELLANO DE LA LECTIO

HUGO DE SAN VÍCTORSOBRE EL MODO DE DECIR

Y DE MEDITAR1. La humildad es necesaria a quien

quiere aprender

El principio del aprendizaje es la hu-mildad, de la que, aunque hay muchasenseñanzas, estas tres se refieran princi-palmente al lector. Primera, que no tenganinguna ciencia ni ningún escrito comodespreciable; segunda, que no se aver-güence de aprender de nadie, tercera, que,cuando haya adquirido la ciencia, no des-precie a los demás. A muchos los engañóel hecho de que quieren aparecer sabiosantes de tiempo y por eso se avergüenzande aprender de los demás lo que no sa-ben. Pero tú, hijo, aprende con gusto lo

HUGO PARISIENSISDE MODO DICENDI ET

MEDITANDI1. Humilitas disceri volenti neces-

saria.

Principium discendi humilitas est,cujus cum multa sunt documenta, haectria praecipue ad lectorem pertinent.Primum ut nullam scripturam vilemteneat. Secundum ut a nemine discereerubescat. Tertium ut cum scientiamadeptus fuerit, caeteros non spernat.Multos hoc decepit quod ante tempussapientes videri volunt, et ideo ab aliisquod nesciunt discere erubescunt. Tu vero,fili, ab omnibus libenter disce quod nescis.Sapientior omnibus eris, si ab omnibusdiscere volueris. Qui ab omnibus

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que no sabes de todos. Serás más sabioque todos si quieres aprender de todos.Los que reciben de todos son más ricosque todos. En definitiva, no tengas comodespreciable ninguna ciencia porque to-das son buenas. Si tienes tiempo libre, nodesprecies ningún escrito o, al menos, nin-guna ley. Si no ganas nada, tampoco pier-des nada, pues dice el apóstol: Probadlotodo y quedaos con lo bueno (I Thess, 5).El buen lector debe ser humilde y manso,ajeno por completo a las preocupacionesdel mundo y a las seducciones de los pla-ceres, y diligente para que aprenda de to-dos con gusto. No presuma nunca de susconocimientos, no busque parecer sabiosino serlo, busque los dichos de los sa-bios y trate de tenerlos siempre con ardorante los ojos de su mente como si fueranel espejo de su rostro.

accipiunt, omnibus ditiores sunt. Nullamdenique scientiam vilem teneas, quiaomnis scientia bona est. Nullam, si vacat,Scripturam vel saltem legem contemnas.Si nihil lucraris, nec perdis aliquid.Apostolus enim ait: Omnia legentes, quaebona sunt tenentes (I Thess. V). Bonuslector humilis debet esse et mansuetus, acuris saecularibus et voluptatum illecebrisprorsus alienus, et sedulus ut ab omnibuslibenter discat. Numquam de scientia suapraesumat, non videri doctus, sed essequaerat, dicta sapientum quaerat, etsemper coram oculis mentis quasispeculum vultus sui tenere ardenterstudeat.

2. Tres cosas necesarias para estudiar

Tres cosas son necesarias a los queestudian: naturaleza, ejercicio y discipli-na. En la naturaleza se considera que per-ciba con facilidad lo que se oye y queretenga con firmeza lo percibido. En elejercicio se considera que cultive con es-mero los sentidos naturales con el trabajoy la diligencia. En la disciplina se consi-dera que, viviendo plausiblemente, com-pagine las costumbres con los conoci-mientos.

2. Studendi tria necessaria

Tria sunt studentibus necessaria,natura,exercitium, disciplina. In naturaconsideratur ut facile audita percipiat, etpercepta firmiter retineat. In exercitio, utlabore et sedulitate naturalem sensumexcolat. In disciplina, ut laudabilitervivens mores cum scientia componat.

3. Que tengan inteligencia y memoria

Los que se dedican a la enseñanza de-ben disfrutar al mismo tiempo de inteli-gencia y de memoria. Las dos seentrelazan en todo estudio de tal formaque una de las dos sola no puede llevar anadie a la perfección, como no puede apro-vechar ninguna ganancia si no se guarda,y en vano protege un edificio quien notiene nada que guardar.

3. Ingenio et memoria polleat

Qui doctrinae operam dant, ingeniosimul et memoria pollere debent. Quaeduo in omni studio ita sibi cohaerent, utsi alterum desit, neminem alterum adperfectionem ducere possit, sicut nullaprodesse possunt lucra, ubi deest custo-dia; et incassum receptacula munit, quiquod recondat non habuit

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4. Sobre la Inteligencia

La inteligencia es una fuerza situadade forma natural en el espíritu y que tie-ne fuerza por sí misma. La memoria es lacaptación firmísima hecha por el espírituo la mente de los contenidos, de las pala-bras, de los pensamientos y de las sensa-ciones. La inteligencia descubre, lamemoria guarda. La inteligencia parte dela naturaleza, se ve ayudada con la prác-tica, se embota con el esfuerzo desmesu-rado y se agudiza con el ejerciciomoderado. La memoria es ayudada enor-memente y adquiere fuerza con el ejerci-cio de retención y de meditaciónconstante. Dos son las cosas que ejerci-tan la inteligencia: la lección y la medita-ción. La lección se da cuando por mediode reglas y preceptos somos instruidos apartir de los escritos. Asimismo lecciónes la investigación de los sentidos por me-dio de..…Hay una triple lección: del queenseña, del que aprende y del que apren-de por sí mismo. Decimos, en efecto: leleo un libro, leo un libro por su consejo yleo un libro.

4. De Ingenium

Ingenium est vis quaedam naturaliteranimo insita per se valens. Memoria estrerum et verborum et sententiarum acsensuum firmissima animi vel mentisperceptio. Ingenium invenit, memoriacustodit. Ingenium a natura proficiscitur,usu juvatur, immoderato labore retunditur,et temperato acuitur exercitio. Memoriaper exercitium retinendi et assiduemeditandi maxime juvatur et viget. Duosunt quae ingenium exercent, lectio etmeditatio. Lectio est cum ex his quaescrpita sunt, regulis et praeceptisinformamur. Item lectio est per subjectamsensus investigatio. Trimodum est genuslectionis, docentis, discentis, vel per seinspicientis. Dicimus enim, lego librumilli, et lego librum ab illo, et lego librum.

5. Sobre la meditación

Meditación es el pensamiento frecuen-te con un propósito, que investiga consagacidad la causa, el origen, la forma yla utilidad de cualquier cosa. La medita-ción toma su principio en la lección, perono se construye con la reglas o preceptosde la lección, pues se deleita en discurrirpor un espacio abierto, en el que sujete laagudeza libre para contemplar la verdad,en tocar ahora unas causas de la cosas ydespués otras, luego en penetrar en pro-fundidad sin dejar nada dudoso u oscuro.Así, pues, el principio de la enseñanzaestá en la lección y su perfección en lameditación. Si uno aprende a amarla confamiliaridad y quiere dedicarse a ella con

5. De meditatione

Meditatio est frequens cogitatio cumconsilio, quae causam et originem,modum et utilitatem uniuscujusque reiprudenter investigat. Meditatio principiumsumit a lectione, nullis tamen struiturregulis aut praeceptis lectionis. Delectaturenim quodam aperto discurrere spatio, ubiliberam contemplandae veritati aciemaffigat; et nunc has, nunc illas rerum cau-sas perstringere, nunc autem profundaquaeque penetrare, nihil anceps, nihilobscurum relinquere. Principium ergodoctrinae est in lectione, consummatio inmeditatione. Quam si quis familiariusamare didicerit, eique saepius vacarevoluerit, jucundam valde reddit vitam, et

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bastante frecuencia, vuelve su vida muyagradable y le otorga un enorme consue-lo en la tribulación. Ella es, en efecto, laque en grado máximo separa al alma delestrépito de los hechos terrenales e inclu-so hace de algún modo pregustar en estavida la dulzura del eterno descanso. Y,así como ha aprendido a buscar y a en-tender por las cosas que fueron hechas alque las hizo, de la misma forma instruyeal alma con la ciencia y la libera con ale-gría, de lo que resulta que el máximo pla-cer está en la meditación.

maximam in tribulatione praestatconsolationem. Ea enim maxime est quaeanimam a terrenorum actuum strepitusegregat, et in hac vita etiam aeternaequietis dulcedine, quodammodo praegus-tare facit. Cumque jam per ea quae factasunt, eum qui fecit quaerere didicerit etintelligere, tunc animam pariter et scientiaerudit et laetitia profundit: unde fit utmaximum in meditatione sit oblecta-mentum.

6. Tres clases de meditación

Tres son las clases de meditación. Unaconsiste en el examen de las costumbres,otra en el examen de los mandatos deDios y la tercera en la investigación delas obras divinas. Las costumbres se ma-nifiestan en los vicios y en las virtudes.De los mandatos divinos unos sonprescriptivos, otros prometedores y otrosterroríficos. Obra de Dios es lo que creasu poder, modera su sabiduría y cooperacon la gracia. Cuán dignas de admiraciónson todas estas cosas tanto más lo conoceuno cuanto más atentamente suele medi-tar las maravillas de Dios.

6. Meditationis tria genera

Tria sunt genera meditationis. Unumconstat in circumspectione morum, aliudin scrutatione mandatorum, tertium ininvestigatione divinorum operum. Moressunt in vitiis et virtutibus. Mandatumdivinum aliud praecipiens, aliudpromittens, aliud terrens. Opus dei est etquod creat potentia, et quod moderatursapientia, et quod cooperatur gratia. Quaeomnia quanta sint admiratione digna tan-to magis quisque novit, quanto attentiusDei mirabilia meditari consuevit.

7. Hay que confiar a la memoria loque hemos aprendido

La memoria, recogiendo, guarda lo quela inteligencia investiga y descubre. Espreciso que lo que hemos dividido en elaprendizaje lo reunamos y lo confiemosa la memoria. Colligere es reunir en unbreve y compendioso resumen aquello delo que hemos escrito o disputado con ma-yor amplitud; lo que fue llamado por losantiguos epílogo, esto es, breve recapitu-lación de lo dicho antes. La memoria delhombre goza de pequeñez y, si se divideen muchas cosas, disminuye en cada una.

7. Memoria commendanda quaesumus edocti

Memoria colligendo custodit ea quaeingenium investigat et invenit. Oportetenim ut quae discendo divisimus,commendanda memoriae colligamus.Colligere est ea de quibus prolixius velscriptum vel disputatum est ad brevemquandam et compendiosam summamredigere, quae a majoribus epilogus, idest brevis recapitulatio supradictorumapellata est. Memoria enim hominisbrevitate gaudet, et si in multa dividiturfit minor singulis. Debemus ergo in omni

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Así, pues, en todo estudio o enseñanzadebemos recoger algo breve y seguro, quepueda ser guardado en la pequeña arcade la memoria, de la que después, cuan-do la ocasión lo exige, se derive algo. Esnecesario también repasarlo con frecuen-cia y volverlo a llamar desde el vientrede la memoria al paladar, a fin de que nose debilite con un largo intervalo.

studio vel doctrina breve aliquid et certumcolligere, quod in arcula memoriaerecondatur, unde postmodum cum resexigit aliqua deriventur. Haec etiam saepereplicare et de ventre memoriae adpalatum revocare necesse est, ne longaintermissione obsoleat.

8. Tres visiones del alma racional. Di-ferencia entre meditación y contem-plación

Tres son las visiones del alma racio-nal: pensamiento, meditación y contem-plación. Pensamiento se da cuando lamente es tocada transitoriamente por lanoción de las cosas, cuando la propia cosase presenta en su imagen súbitamente alespíritu, ya sea entrando por el sentido,ya surgiendo de la memoria. Meditaciónes el repaso asiduo y penetrante del pen-samiento, esforzándose en explicar algooscuro o tratando de penetrar en algo ocul-to. Contemplación es la miradaindagadora y libre del espíritu para pene-trar en cosas muy diseminadas. Entre lameditación y la contemplación parece quehay esta diferencia, que la meditaciónsiempre versa sobre cosas ocultas a nues-tra inteligencia, mientras la contempla-ción trata sobre cosas manifiestas bien deacuerdo con su naturaleza bien de acuer-do con nuestra capacidad; también se di-ferencian en que la meditación siemprese ocupa en indagar una sola cosa, mien-tras la contemplación se extiende paracomprender muchas o incluso la totali-dad. Por tanto la meditación es una fuer-za de la mente deseosa de saber ypenetrante para investigar lo oscuro y ex-plicar lo intrincado. Contemplación es lavivacidad de la inteligencia que, teniendotodas las cosas a la vista, las abarca en

8. Animae ratinali tres visiones.Meditationis et contemplationisdiscremen

Tres sunt animae rationalis visiones.Cogitatio est cum mens notione rerumtransitorie tangitur, cum ipsa res sua ima-gine animo subito praesentatur, vel persensum ingrediens, vel a memoriaexsurgens. Meditatio est assidua ac sagaxretractatio cogitationis, aliquid obscurumexplicare nitens, vel scrutans penetrareoccultum. Contemplatio est perspicax etliber animi intuitus in res perspiciendasusquequaque diffusas. Inter meditationemet contemplationem hoc interesse videtur,quod meditatio semper est de rebus anostra intelligentia occultis; contemplatiovero de rebus vel secundum suam naturamvel secundum capacitatem nostrammanifestis; et quod meditatio semper circaunum aliquid rimandum occupatur;contemplatio autem ad multa vel etiamad universa comprehendenda diffunditur.Meditatio itaque est vis quaedam mentiscuriosa ac sagax obscura investigare etperplexa evolvere. Contemplatio estvivacitas illa intelligentiae, quae cunctain palam habens manifesta visionecomprehendit, et ita quodammodo id quodmeditatio quaerit, contemplatio possidet.

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visión clara y así de alguna manera loque la meditación busca lo posee la con-templación.9. Dos clases de contemplación

Hay dos clases de contemplación, una,que es la primera y propia de los queempiezan, consiste en la consideración delas criaturas, la segunda y última, propiade los perfectos, consiste en la contem-plación del Creador. En los ProverbiosSalomón avanza como meditando, en elEclesiastés asciende al primer grado dela contemplación y en el Cantar de losCantares«se traslada a lo más elevado.Así, pues, para distinguir estos tres gra-dos con su palabra propia: el primero esla meditación, el segundo la observacióny el tercero la contemplación. En la me-ditación la perturbación de las pasionescarnales, surgiendo inoportunamente,obnubila la mente encendida por una pia-dosa devoción, en la observación la no-vedad de la visión insólita la eleva a laadmiración, en la contemplación el gustode la maravillosa dulzura la transformapor completo en gozo y alegría. Así, pues,en la meditación hay preocupación, en laobservación admiración, en la contempla-ción dulzura.

9. Contemplationis duo genera

Contemplationis autem duo generasunt, unum quod et primum est etincipientium in creaturarumconsideratione, aliud quod ultimum etperfectorum est in contemplationeCreatoris. In Proverbiis Salomon quasimeditando incessit, in Eclesiaste adprimum gradum contemplationis ascendit,in Canticis canticorum ad supremum setranstulit. Ut igitur tria his propriisvocabuilis distinguamus, prima estmeditatio, secunda est speculatio, tertiaest contemplatio. In meditatione mentempia devotione succensam pertubatiocarnalium passionum importuneexsurgens obnubilat: in speculationenovitas insolitae visionis in admirationesublevat; in contemplatione miraedulcedinis gustus totam in gaudium etjucunditatem commutat. Igitur inmeditatione est sollicitudo, in speculationeadmiratio, in contemplatione dulcedo.

10. Tres cosas en la exposición

La exposición contiene tres cosas: laletra, el sentido y el significado. La letraes la adecuada ordenación de las pala-bras, que llamamos también construcción.El sentido es la configuración fácil y ade-cuada, que ofrece la letra a primera vista.El significado es la intelección más pro-funda, que no se encuentra más que en laexposición o interpretación. En ellas elorden exige que primero sea necesaria laletra, después el sentido y finalmente elsignificado. Hecho esto, la exposición esperfecta.

10. Tria in expositione

Expositio tria continet, litteram,sensum, sententiam. Littera est congruaordinatio dictionum, quam etiamconstructionem vocamus. Sensus estfacilis quaedam et apta figuratio, quamlittera prima fronte praefert. Sententia estprofundior intelligentia, quae nisiexpositione vel interpretatione noninvenitur. In his ordo ut primum littera,deinde sensus, postea sententia requiratur:quo facto, perfecta est expositio

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11. Tres clases de vanidades

Tres son las clases de vanidades: laprimera es la vanidad de la mutabilidad,que está en todas las cosas caducas porsu condición; la segunda es la vanidad dela curiosidad o del apetito, que está enlas mentes humanas por el amor desorde-nado de las cosas pasajeras y vanas; latercera es la vanidad de la mortalidad,que está en los cuerpos humanos por uncastigo.

11. Vanitatum tria genera

Tria sunt genera vanitatum, prima estvanitas mutabilitatis quae omnibus rebuscaducis inest conditionem. Secunda estvanitas curiositatis vel cupiditatis, quaementibus hominum inest per rerumtransientium et vanarum inordinatamdilectionem. Tertia est vanitas mortalitatis,quae corporibus humanis inest perpoenalitatem.

12. Defensa de la elocuencia

Dijo un elocuente, y dijo verdad, queel elocuente debe hablar de tal forma queenseñe, que agrade y que convenza (S.Agustín, De doctrina Christiana, IV, cap.14). Al final añadió: enseñar es necesa-rio, agradar es dulce, convencer es la vic-toria. De estas tres cosas la primera, estoes, la necesidad de enseñar está estable-cida en las cosas que decimos y las otrasdos en el modo como las decimos. Así,pues, el que se esfuerza en persuadir, me-diante la palabra, de los que es bueno, noha de despreciar nada, esto es, enseñar,agradar y convencer; hable y actúe de for-ma que sea oído con inteligencia, con gus-to, con obediencia. Cuando se hace estode forma adecuada y conveniente con ra-zón puede ser llamado elocuente aunqueno le siga el asentimiento del oyente. Conestas tres cosas, esto es, enseñar, agradary convencer, parece que quiso que se re-lacionaran otras tres el mismo autor de laelocuencia romana cuando de forma pa-recida dice: será elocuente el que puedadecir las cosas pequeñas humildemente,las medianas moderadamente y las gran-des con grandeza. Aprenda todas las co-sas que han de ser enseñadas quien quiereconocer y enseñar, y adquiera la facultadde decir como conviene en calidad dehombre eclesiástico. Quien quiere ense-

12. Eloquentiae munia

Dixit quidam eloquens et verum dixit,ita dicere debere eloquentem, ut doceat,ut delectet, ut flectat (S. August. Lib. IVDe doct. Christ., cap. 14). Demum addidit:Docere necessitatis est, delectaresuavitatis, flectere victoriae. Horum triumquod primo loco positum est, hoc estdocendi necessitas in rebus est constitutaquas dicimus, reliqua duo in modo quodicimus. Qui ergo dicendo nititurpersuadere quod bonum est, nihil horumspernens, ut scilicet doceat, ut delectet, utflectat; oret atque agat ut intelligenter, utlibenter, ut obedienter audiatur. Quod cumapte et convenienter fit non immeritoeloquens dici potest, etsi non eum sequaturauditoris assensus. Ad haec tria, id est utdoceat, ut delectet, ut flectat, etiam triailla videtur pertinere voluisse idem ipseRomani auctor eloquii, cum itidem dicit:Is igitur erit eloquens, qui poterit parvasubmisse, modica temperate, magnagranditer dicere. Discat quidem omniaquae docenda sunt qui et nosse vult, etdocere, facultatemque dicendi ut decetvirum ecclesiasticum comparet. Qui verodicit cum docere vult, quandiu nonintelligitur; nondum se existimet dixissequod vult, ei quem vult docere; quia, etsidixit quod ipse intelligit, nondum ipsidixisse putandus est a quo intellectus non

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ñar cuando habla, mientras no es enten-dido, no debe considerar que ha dicho loque quiere a quien quiere enseñar, por-que, aunque dijo lo que él entiende, no seha de considerar que lo ha dicho a quienno lo haya entendido. Pero, si ha sidoentendido, de cualquier modo que lo hayadicho, lo ha dicho. Así pues, debe ense-ñar las Sagradas Escrituras y defender lafe verdadera, combatir el error y enseñarel bien, y mediante el sermón reconciliara los apartados, levantar a los remisos,inculcar a los ignorantes qué es lo que sehace, qué deben esperar. Cuando los en-cuentre benévolos, atentos y dóciles oconsiga él que estén así, lo demás ha deser hecho según exige la ocasión. Si hande ser enseñados los que oyen hay quehacerlo con narraciones, pero, si necesi-tan que el asunto del que se trata quedeclaro.…Para que las cosas dudosas se con-viertan en ciertas, hay que razonar con lapresentación de testimonios.

est. Si vero intellectus est, quocunquemodo dixerit, dixit. Divinarum igitur debetScripturarum doctor et defensor rectaefidei, et debellator erroris, et bona docere,atque in hoc opere sermonis conciliareaversos, remissos erigere, nescientibusquid agitur, quid exspectare debeantintimare. Ubi autem benivolos, intentos,dociles aut invenerit, aut ipse fecerit,caetera peragenda sunt, sicut causapostulat. Si docendi sunt qui audiunt,narratione faciendum est; si tamenindigeat ut res de qua agitur innotescat.Ut autem quae dubia sunt certa fiant;documentis adhibitis ratiocinandum est.

Dirección del autor: Javier Vergara Ciordia, Departamen-to de Historia de la Educación. Universidad Nacionalde Educación a Distancia, c/ Senda del Rey 7, 28040MADRID. E-mail: [email protected]

Fecha de recepción de la versión definitiva de este artícu-lo: 1.X. 2007

Notas[1] VOORBIJ, Hans (1991) Het Speculum historiale van

Vincent van Beauvais. Een studie van zi jnontstaansgeschiedenis (Groningen, GroningenUniversity).

[2] GHELLINCK, James (1910) La Table des matières dela première edition des oeuvres de Hughes de St.-Victor, Recherches des sciences religieuse I.

[3] POIREL, Dominique (1998) Hugues de Saint Víctor. Coll.Initiations au Moyen Âge (París, Les éditions du cerf).

[4] MARTENE, Edmundo (1717) Thesaurus novusanecdotorum. Tomus quintus. Complectens SS.Patrum, aliorumque Auctorum Ecclesiasticorum

omnium fere saeculorum, a quarto ad decimum-quartum, opuscula. Prodit nunc primum studio & ope-ra Domni Edmundi Martene & Domni Ursini Durand.(Lutetiae Parisiniorum, Sumptibus Florentini Delaulne,Hilarii Foucault). Esta obra fue reimpresa en 1968, enNew York, por Burt Franklin. La admonitio dice tex-tualmente: Hunc libellus exhibuit nobis ms. codexmonasterii S. Audoëni Rothomagensis ante annosquadrigentos exaretus, atque ita inscriptus HugoParisiensis de modo dicendi & meditandi. StylusVictorimun Hugonem omnino repraesentat, quem, licetnatione Yprensis existimetur, ideo Parisiemsem fuissedictum credimus…».

[5] Todos estos autores han sometido la obra de Hugode San Víctor y su clasificación a un profundo estu-dio. Sumando todas sus clasificaciones puede decir-se que se recoge la práctica totalidad de la obrahugoniana a excepción de nuestro De modo dicendiet meditandi. BARON, Roger (1959) Hugues de Saint-Victor. Contribution à un nouvel examen de son œuvre,Traditio 15; VAN DEN EYNDE, Dirk (1960) Essai surla succession et la date des écrits de Hugues deSaint-Victor, Spicilegium Pontifici Athaenei Antoniani,13, Rome; GOY, Ron (1976) Die Überlieferung der

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Werke Hugos von St. Viktor. Ein Beitrag zurKommunikationsgescichte des Mittelaltres, Stuttgart,en POIREL, Dominique (1998) Hugues de Saint Víctor.Coll. Initiations au Moyen Âge (Paris, Les éditions duCerf), 37-47; SICARD, Patrice (1991) Hugues de Saint-Victor et son École (Brepols).

[6] HUGONIO, Fabiano (1854) Etude critique des oeuvresde Huges de Saint-Victor, MIGNE, Patrología latina,175, XCIX-CXV.

[7] Cfr. VERGARA CIORDIA, Javier (2003) La didácticabajomedieval: una apuesta por la pedagogía activa,revista española de pedagogía, 226, pp. 511-526.

[8] Una de las mejores definiciones de este proceso laofrece Hugo de San Víctor cuando en su Didascaliconafirma: «Expositio tria continet: litteram, sensum,sententiam…Litera est congrua ordinatio dictionumquam etiam constructionem vocamus…Sensus estfacilis quaedam et aperta significatio quam littera pri-ma fronte…Sententia est profundior intelligentia quaenisi expositione vel interpretatione non invenitur»Didascalicon, lib. III, C. 9, [PL. t.176, 771 D, 772.].

[9] ABELARDO, Pedro Sic et non [PL. t.158, 1349].

[10] Las exigencias formales de la quaestio fueron amplia-mente tratadas por Gilberto Porreta (c.1075-1154).En De trinitate sostiene: «De la afirmación y de sunegación contradictoria se deriva la quaestio. Sin em-bargo no toda contradicción es cuestión. Por ejem-plo, cuando una parte de la contradicción parece serverdadera y la otra no parece tener viso alguno deverdad, entonces no hay cuestión. Tampoco existecuando ninguna de las dos partes tiene argumentosde verdad y falsedad. En cambio, cuando una y otraparte de la contraditio parece tener visos de verdadentonces hay quaestio» [PL. t.64, 1258 D.].

[11] Desde el punto de vista didáctico las dos etapas másimportantes de la quaestio o discusión eran la deno-minada quaestio informis y la quaestio formata. Laprimera era simplemente el reconocimiento de la duday contradicción de los argumentos. La segunda era laculminación del proceso. Consistía en primer lugar enreconocer las partes de verdad que tienen lo argu-mentos en contradicción y en superar esta mediantesilogismos, demostraciones y objeciones que permi-tan superar el problema concluyendo con una afirma-ción o verdad.

[12] Abelardo reflexionó sobre la didáctica de la disputaafirmando que consistía en un método pedagógico dedos fases: conversación y disputa por demostración.Abelardo, Teología cristiana, III, [PL. t. 178, 1217]

«Aliud quippe est conferendo veritatem inquirere, aliuddisputando contendere ad ostensionem» (Una cosaes mostrar la verdad conversando, otra cosa distintaes polemizar disputando para mostrarla).

[13] Sobre la restauración espiritual del hombre dirá Hugoque se opera por la enseñanza de la ciencia: «Etquoniam ipsa restitutio sive restauratio per doctrinamefficitur, atque perficitur» [PL. 176, VI, 14.]. La mis-ma idea sostiene uno de sus principales discípulos,Ricardo de San Víctor, en el Liber excerptionum I, I, 2a 5.

[14] HUGO DE SAN VÍCTOR, Didascalicon, PL. 176, III, 12.

[15] HUGO DE SAN VÍCTOR, Didascalicon, PL. 176, III, 12.

[16] PSEUDO-BOECIO, De disciplina scholarium, PL. 64,1234b.

[17] HUGO DE SAN VÍCTOR, Homiliae in ecclesiasten, PL.175, 116 d.

[18] HUGO DE SAN VÍCTOR, Didascalicon, PL. 176, III, 781.

[19] HUGO DE SAN VÍCTOR, Homiliae in ecclesiasten, PL.175, 117 d.

[20] HUGO DE SAN VÍCTOR, De modo dicendi et meditandi,PL. 176, 880. San Agustín, Dotr. Chris. Lib. IV, cap.14.

Resumen:El De modo dicendi et meditandi deHugo de San Víctor. Una lectio sobrela pedagogía del siglo XII

Este artículo analiza en cinco partesuna obra atribuida a Hugo de San Víctor:De modo dicendi et meditandi, cuandoen realidad se trata de una lectio o clasedel siglo XIII sobre la educación en laEdad Media. La primera parte analizasu inclusión en la clasificación de lasobras de Hugo de San Víctor; la segundaparte estudia qué es una lectio en el mun-do medieval; la tercera aborda el estudiode su estructura y contenidos, la cuartaparte analiza sus textos paralelos en otras

Page 26: El De modo dicendi et meditandi de Hugo de San Víctor ... · 519 revista española de pedagogía año LXV, n.º 238, septiembre-diciembre 2007, 519-544 El De modo dicendi et meditandi

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Javier VERGARA CIORDIA

obras; la investigación se cierra con unatraducción bilingüe de la obra.

Descriptores: lectio, Hugo de San Víctor,pensar, meditar, contemplar, selección detextos.

Summary:The De modo dicendi et meditandi ofHugh of St Victor. A lectio about thepedagogy of the XII century

This article analyzes in five parts awork of Hugh of St. Victor: De mododicendi et meditandi. The first part treatsthe inclusion of the work in Hugo’sliterary context; the second part studiesthe didactics in the Middle Age; the thirdpart analyzes the structure and contentsof the work, the fourth part studies theirparallel texts in other books; the last partis a bilingual translation latin-spanish ofthe work.

Key Words: lectio, Hugh of St. Victor, tothink, to meditate, to contemplate,selection of texts.