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El álbum de mi tía tatarabuela – Leticia Perinat 1
Publicado en Página weblog Grafocreatividad. Universidad Autónoma Barcelona – Máster en Grafoanálisis Europeo http://literariamentegrafologico.blogspot.com.es/2012/01/ el-album-de-mi-tia-tatarabuela-m-de-los.html
El álbum de mi tía tatarabuela María de los Dolores Perinat y Ochoa de Pacheco (2012)
Leticia Perinat Psicóloga. Criminóloga. Grafoanalista. Perito Calígrafo Judicial.
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El álbum de mi tía tatarabuela María de los Dolores Perinat y Ochoa de Pacheco (2012)
Leticia Perinat
Conocí a Juan Antonio Yeves, hace ya veinte años, cuando nos visitó con el expreso
deseo de contemplar el cuadro de “la tía Lola”. Ya en aquellos tiempos, mi ahora buen
amigo, trabajaba en la Fundación Lázaro Galdiano, al frente de su rica Biblioteca,
plena de volúmenes y manuscritos que el afamado editor y coleccionista que da
nombre a la Fundación había atesorado a lo largo de su vida.
A través de nuestro imprevisto pero bienvenido invitado supimos que entre los objetos
de la Fundación figuraban dos interesantes piezas que habían pertenecido a mi
familia. La primera, un libro sobre El arte de esgrimir florete y sable (IB.15139), de
Juan Nicolás Perinat –hijo del Marqués de Saint Harein– quien se trasladó en el S.
XVIII desde París a Cádiz como Maestro de Esgrima de la Real Academia de
Caballeros Guardias Marinas. De este francés de origen, establecido en la península,
parte mi árbol genealógico, siendo la mía la séptima generación de los Perinat nacidos
en España. La segunda pieza a la que se refería Yeves era el álbum (IB.15388) de
María de los Dolores Perinat y Ochoa, mi tía tatarabuela y biznieta del anterior,
retratada en el lienzo que venía a conocer.
Más tarde el Dr. Yeves (1994, p.386) escribiría del cuadro:
El espléndido retrato pintado al óleo (...) está firmado por Madrazo en 1847 (...). La
imagen de tres cuartos (...) es la de una mujer en plena madurez –contaba con 34
años– y de gran belleza (...) un rostro de tez clara y expresión sostenida y llena de
encanto. El peinado es propio de la época isabelina (...). El traje, de brocado de seda
con fondo blanco, presenta un amplio escote que deja los hombros al descubierto y
lleva cuerpo ajustado, volante de encaje y un llamativo adorno de rosas prendido en
el pecho (...). Sin duda es una obra de gran mérito artístico, que podemos situar entre
las más logradas de la producción de este pintor (...); en el cuadro queda expuesto su
acreditado oficio y además destaca la singular belleza de la retratada.
Federico de Madrazo, pintor en la Corte de las personalidades notables y aristócratas
de la época, retrató a Dolores Perinat cuando estaba su esposo, Joaquín Francisco
Pacheco, al frente de la Presidencia del Gobierno. El retrato fue un obsequio del
propio pintor al matrimonio, con motivo de la amistad personal que les unía.
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Pero volvamos al álbum de María de los Dolores, objeto de este artículo, para hacer
referencia a una particular costumbre nacida en el S. XIX, la de coleccionar recuerdos
manuscritos de amigos y conocidos ilustres. En efecto, estos álbumes personales eran
libros inicialmente en blanco, cuyas páginas se iban poblando de poemas, frases
laudatorias, piezas musicales, dibujos, notas y otros apuntes gráficos, estampados por
sus autores como cortés dedicatoria al propietario del álbum.
Esta práctica social, iniciada por las damas de la alta sociedad –si bien posteriormente
también fue desarrollada por algunos varones-, daba cuenta de prestigio y distinción,
pues la colección artística recogida en el álbum testimoniaba la relevancia de las
relaciones y amistades frecuentadas por su dueña.
El atractivo de estos volúmenes, compuestos de textos e ilustraciones de la más
diversa índole, está en función del valor de sus piezas y del peso de sus firmas, no
siendo extraña la convivencia de obras de distinto mérito, pues coexisten en ocasiones
torpes dibujos o pedantes poemas junto a tesoros literarios y maravillas pictóricas.
Los expertos coinciden en que el álbum de mi tía tatarabuela sobresale entre los
conservados en la actualidad. Iniciado en 1838, recoge las aportaciones de sus
amistades, cuyos nombres, tal como expresa Yeves en un estudio reciente: “están
entre las máximas figuras del periodo romántico”. De hecho, once de las
personalidades que colaboran en el álbum están representados en el famoso cuadro
de Esquivel, Los poetas contemporáneos: Una lectura de Zorrilla en el estudio del
pintor, que refleja fielmente el ambiente cultural del reinado de Isabel II.
Refiriéndose a los motivos pictóricos contenidos en estos álbumes, el catedrático de
Historia del Arte, Romero Tobar (2000, p.337), dice:
La calidad del resultado depende de la mano del artista y también de la importancia
que pudiera concederse al conjunto en el que la obra de homenaje iba a incorporarse.
El álbum que los padres de Dolores Perinat inician en Sevilla como regalo a la futura
señora de Pacheco debió de suscitar un cuidado especial en los pintores, puesto que
no solo colaboró un nutrido grupo sino que además la calidad de las piezas es muy
notable.
Así, el álbum de la “tía Lola” se fue enriqueciendo en Sevilla, Madrid, París y Roma,
ciudades en las que residió acompañando a su esposo, Joaquín Francisco Pacheco,
jurisconsulto, literato, político y diplomático renombrado, que desempeñó actividades y
cargos de relieve.
El álbum de mi tía tatarabuela – Leticia Perinat 4
Al poco tiempo de conocer a Juan Antonio, le devolví su visita. Me esperaba en el
Museo Lázaro Galdiano para enseñarme personalmente el álbum. El palacio, de estilo
neorrenacentista, que fuera residencia de José Lázaro y que ahora alberga los fondos
de su rica colección, se halla rodeado de un bello jardín, remanso de paz en pleno
centro de Madrid.
Recuerdo pasar muy despacio las páginas de aquel álbum que tantas veces fuera
abrazado por Dolores, y asido por la mano de aquellos pintores, políticos, músicos,
académicos, poetas y literatos, que sobre él estamparon sus creaciones.
La encuadernación lujosa del libro encierra cincuenta y nueve obsequios de arte y
sentimiento. La sucesión de delicados dibujos, pentagramas musicales y poemas
manuscritos, rubricados por los notables de la época, absorbían mi mirada.
Me llamaron la atención, de entre los dibujos, dos escenas costumbristas a lápiz de
José Bécquer, un ramo floral a la acuarela de Sinibaldo de Mas y una exquisita
Sagrada Familia a tinta china de Vincenzo Morani. Observé la danza de notas
musicales que a ella destinaron Santiago Masarnau, Tomás Genovés, Antoine de
Kontski. Y me enternecieron las composiciones poéticas (octavas, sonetos, romances
y redondillas) que figuras de la talla de Salvador Bermúdez de Castro, José Fernández
de la Vega, Manuel Bretón de los Herreros, Antonio Gil de Zárate y Patricio de la
Escosura, entre otros, le dedicaron, ensalzando con frecuencia su encanto, con grafías
de tinta salpicadas de puño y letra que aluden a esta mujer gaditana como “bellísima
Dolores”, “ninfa hechicera”, “hermosa amiga mía” o “angélica beldad”.
A través de ese tropel de imágenes y escrituras me llegaba la sensibilidad y el palpitar
de sus autores.
La frase firmada por Victor Hugo, Rêver, c`est le bonheur, attendre, c`est la vie,
estampada con letra ágil, inclinada y extendida, cierra el álbum.
El temprano fallecimiento de su dueña –a los cuarenta y dos años– detuvo la colección
de tributos de sus amistades, artistas e intelectuales. Faltan además algunas hojas
cuyo paradero se desconoce.
Siendo de la Real Orden de Damas Nobles de la Reina María Luisa, se comunicó su
muerte a S. M. Isabel II e Infantas. María de los Dolores descansa en el cementerio de
Père Lachaise, de París, acompañada, como acostumbró en vida, de relevantes
personalidades.
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Pacheco legó el retrato de Dolores a su hermana Emilia Perinat, y de ella, ha llegado
hasta nosotros. Probablemente, el álbum fuera adquirido por José Lázaro Galdiano,
gran apasionado de los autógrafos, a través de algún librero o de los herederos de la
viuda de Pacheco, su segunda esposa, quien, como Dolores, murió sin descendencia.
He vuelto varias veces a la Fundación. En verano de dos mil diez, asistí a la
exposición que organizó Juan Antonio Yeves sobre álbumes del siglo XIX para dar a
conocer estas colecciones románticas, a las que el malogrado Larra se refiriese como
templos de trofeos y repertorios de vanidad. El público pudo así acercarse por primera
vez a este reservorio de material autógrafo, entre otros muchos de los que habitan la
Biblioteca Lázaro Galdiano, al alcance sólo de estudiosos e investigadores.
En ésta última visita, Juan Antonio me regaló un álbum en blanco. Le había
comentado en varias ocasiones mi interés por continuar esta costumbre decimonónica.
Con su obsequio, un delicado volumen con cubiertas de seda, me animaba a cosechar
los testimonios manuscritos de mis amistades, para que, burlando la era tecnológica,
tomara el testigo de mi tía Dolores, casi dos centurias después, en los albores del siglo
XXI, contribuyendo a perpetuar estas singulares compilaciones de material cultural y
grafológico, hervideros de arte y humanidad.
◊♦◊
Mi agradecimiento al Dr. Juan Antonio Yeves Andrés, alma máter de este escrito, cuya
información procede de sus minuciosos estudios y gratas conversaciones.
◊♦◊
Bibliografía
Romero Tobar, Leonardo. (2000). “Dibujos y pinturas en álbumes del siglo XIX: una variedad del ut pictura poesis”. Príncipe de Viana, año LXI, anejo 18: 331-342. Yeves Andrés, Juan Antonio. (1994). “María de los Dolores Perinat y Ochoa de Pacheco. Su retrato por Federico de Madrazo y el álbum de sus amigos”. Boletín de la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, 78: 371-423. Yeves Andrés, Juan Antonio. (2010). El álbum de los amigos: templo de trofeos y repertorio de vanidad. Madrid: Fundación Lázaro Galdiano.
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Álbum de María de los Dolores Perinat y Ochoa de Pacheco (IB.15388) Biblioteca Fundación Lázaro Galdiano
Selección de piezas pictóricas, poéticas y musicale s
Flores de Filipinas. Manila 1848. Sinibaldo de Mas.
“A Dolores”.1839. Salvador Bermúdez de Castro. Un fragmento de los versos.
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Álbum de María de los Dolores Perinat y Ochoa de Pacheco (IB.15388). Biblioteca Fundación Lázaro Galdiano
Composición musical para canto y piano. Paris 1841. Francisco Frontera de Valldemosa.
Composición musical. Santiago de Masarnau.
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Álbum de María de los Dolores Perinat y Ochoa de Pacheco (IB.15388). Biblioteca Fundación Lázaro Galdiano
Madrid 1840. Antonio Gil de Zarate. Extracto de la composición y firma.
Octavas (Fragmento) Paris 1841. Patricio de la Escosura.
El álbum de mi tía tatarabuela – Leticia Perinat 9
Álbum de María de los Dolores Perinat y Ochoa de Pacheco (IB.15388). Biblioteca Fundación Lázaro Galdiano
Sagrada Familia en su descanso en la huida a Egipto. Roma 1847. Vincenzo Morani Calabrese.
Dama y caballero conversando en la calle. Sevilla 1839. José Bécquer.
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Álbum de María de los Dolores Perinat y Ochoa de Pacheco (IB.15388). Biblioteca Fundación Lázaro Galdiano
La imágenes se publican cedidas por la Fundación Lá zaro Galdiano y con su expresa autorización
Rêver, c`est le bonheur, attendre, c`est la vie. Victor Hugo.
Madrid 1843. Manuel Josef Quintana.