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El Manuscrito Babilonico - Vicente Rubio Fernandez

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Manuscrito de babilonia

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  • El

    Manuscrito Babilnico

    Vicente Rubio Fernndez

    Primera Edicin, Junio 2009

  • La luz entraba limpia en el interior de aquella magnfica edificacin.Preparada y concebida para tal fin, la luz artificial se usaba como mediaauxiliar y todos los presentes lo agradecan. A pesar de la cantidad depersonas que se encontraban, el silencio reinaba en toda la zona.

    -Lo has visto?

    -El qu?

    -Mira.

    -No lo veo.

    -Aqu dijo con impaciencia.

    -Sssssshhshhshhs! chiste una chica desde la mesa de al lado.

    -Baja la voz, no ves dnde estamos? dijo malhumorado.

    -Quieres mirar por favor! susurr ensendole el texto intentando nosubir el tono de voz.

    -Trelo a la luz, quiero verlo mejor.

    -Ten cuidado, el calor puede daarlo. Nos estn mirando para ver quehacemos con l.

    Asistentes y trabajadores observaban discretamente a los usuarios cuandotrabajaban con textos antiguos o delicados, para preservar el perfectoestado de todo el material.

    -No le pasar nada, ya hemos tratado con textos como estos.

    -No te pone nervioso?

    -El qu? dijo mientras lea.

  • -Aqu est lo que buscamos dijo con alegra.

    Su compaero lo mir. Lo conoca muy bien desde haca aos y habanpasado mucho tiempo juntos. Se emocionaba enseguida y luego le tocaba al bajarle de la nube. Ahora no permitira eso. Luego era peor. Cuantoantes se desilusionara mejor para los dos.

    -Aqu no pone nada.

    -Qu?

    -Sssshhshshsh! volvi a chistear la chica con ms intensidad y evidenteenojo.

    -Qu aqu no pone nada de nada intent susurrar pero no pudo.

    -Has mirado bien? Lee lo que pone aqu dijo sealando un prrafo.

    -Pero esto ya lo sabamos David dijo con hasto su compaero.

    -S, pero lo interesante es que este documento lo confirma. No fueron losrabes.

    El documento era un papiro del siglo I antes de Cristo. Estaba encondiciones inmejorables a pesar del paso del tiempo. Conservado en uncuadro acristalado hermticamente, se expona en ciertas mesas a travs deunas ventanas de trabajo. La nueva biblioteca de Alejandra en Egiptorepresentaba la memoria de la gran Biblioteca Antigua y todos los allpresentas se esforzaban por aumentar el nivel de la edificacin hastaalcanzar el esplendor histrico del pasado.

    -S, es verdad se apresur a comentar Jaime.

    -Tenamos constancia de este dato, pero en tiempos mucho ms cercanos.La gente dudaba y no hay investigaciones que demuestren lo contrario.

    -Es verdad volvi a comentar pensativo.

    -Jaime, hemos venido aqu en busca de detalles. Esto es un detalle.

  • -Quiere callarse ya? exclamo la joven de la mesa contigua enojada.

    Dos empleados de la biblioteca se acercaron y con extrema amabilidad,recorrieron la zona mirando a los dos jvenes.

    -Lo siento dijo a la muchacha y se sent al lado de su amigo. -Dime quopinas realmente?

    -Segn esto, la historia concuerda. Realmente, la Gran Biblioteca Antigua,creada por Alejandro Magno, no fue quemada por los rabes, sino antes.

    -Sabemos que fue Julio Csar cuando mand quemar su flota ante laposicin enemiga.

    -Ese fuego salt por las casas y por el muelle, antao de madera

    -hasta llegar a la Gran Biblioteca.

    -Vale, estamos ah. Pero, dnde puede estar el manuscrito?

    -Supongamos que ese fuego, se pudo prever.

    -Te sigo.

    -Puede que el Maestre Bibliotecario ordenara evacuar todo lo posible. Esoes lgico.

    -Lo es.

    -Qu sera lo ms importante? Lo que primero se llevara?

    -Lo que ms precio tuviera.

    -S, pero no lo ms caro econmicamente. Sera lo que ms trascendenciacultural tuviera. Lo ms protegido. Lo ms importante. Sabemos que laGran Biblioteca contena salas no disponibles al pblico, sino a sabiosllegados de todo el mundo conocido y a cuidadores y traductores demanuscritos a otras lenguas. Es posible que alguno sacara el manuscrito.Es posible que el maestre ordenara protegerlo.

  • -Tiene lgica.

    Ambos se quedaron callados. La chica de al lado los mir sorprendida.Desde que aquellos dos espaoles haban entrado en la biblioteca deAlejandra, no haban dejado de hablar. Uno de ellos se mova mucho, erams nervioso, mientras que el otro era ms tranquilo. Los dos eran decabello castao y vestan con ropas amplias y de algodn para soportar lasaltas temperaturas, parecan sacadas de las tiendas de aventuras ysupervivencia.

    -Qu hacemos?

    -El siguiente paso est claro. Tenemos que encontrar la Gran Biblioteca.

    -No se supone que estamos encima?

    -S, pero tiene que existir la cmara dnde estaba el manuscrito.Seguramente est enterrada o descubierta y protegida por alguna partida dearquelogos. Tenemos que encontrarla.

    -Y luego?

    -No lo quieras saber todo. Vamos, devuelve el papiro y vayamos al hotel.

    David puls un botn que estaba junto al cristal de exposicin. Alpresionarlo, el papiro desapareci hasta el lugar que le corresponda en lanueva y brillante biblioteca de Alejandra. Haban tenido que rellenarmuchos formularios para poder acceder a l, pero haba merecido la pena.Debajo de la Biblioteca de Alejandra, se hallaba un autntico bnker conlas ms altas medidas de seguridad que protegan los ms delicados ypretendidos papiros as como clebres obras milenarias.

    Recogieron sus libros y apuntes y se despidieron de la joven que los mircon cara de pocos amigos. Devolvieron algunos de los manuscritos quehaban ido solicitando para seguir su investigacin y se fueron al hotel conalgunos libros que haban podido sacar con permiso de la biblioteca quesolo se prestaban para trabajos y que tenan una codificacin para impedirsu divulgacin o prdida.

  • Siempre haban tendido mucho cuidado con los libros pero aquellos debande protegerlos extraordinariamente.

  • El hotel estaba cerca de la biblioteca. Haca unos das que haban venidodesde Madrid para buscar la pista definitiva que los llevara al manuscritoque andaban buscando desde haca tres aos. La habitacin 613 era grandey espaciosa y con vistas a la nueva biblioteca. Tenan la estancia llega depapeles y libros y haban dado orden en recepcin de que no queran queentrara nadie para arreglar la estancia. Haban pasado todo el da en labiblioteca y tenan la vista cansada y el cuerpo agarrotado. La bsqueda deese antiguo libro se haba convertido en algo muy importante para ellos.An recordaban la reunin con la anciana en Barcelona, en uno de lossalones del hotel NH. Se presentaron a la reunin sin esperar mucho. Lasescasas indicaciones dadas por telfono no albergaban grandesacontecimientos. Aquella anciana les meti en esta aventura y de eso yahaca mucho tiempo. An les financiaban y todos lo meses tenaningresado una cantidad considerable de dinero para seguir con lainvestigacin. Clara se llamaba la anciana y era lo nico que conocan deella. El pago lo realizaba desde una cuenta transocenica de un bancodesconocido. La bsqueda de ese libro se haba convertido en obsesin.Cuantos ms datos conocan, ms ganas tenan de conseguir lo quebuscaban.

    El calor era pegajoso y tenan la ropa sudada a pesar de la temperatura quehacan en la Gran Biblioteca. All todo estaba especialmente acondicionadopara la perfecta conservacin de libros, papiros y antiguos escritos. Perosolo con salir a la calle, el impacto de la realidad los haca sudar y empaparlas camisas.

    Se ducharon y bajaron al comedor del hotel. Aquello se haba convertidoen una rutina. Desde que llegaron a Egipto, siempre hacan lo mismo. Nose haban permitido ni un instante en admirar las maravillas de aquel pas,tan lleno de misterio y tan magnfico en construcciones.

    Se sentaron en la mesa. Miraron los mens y pidieron como siempre. Aslo repetan todas las semanas.

    -Entonces, qu hacemos? pregunt David mientras coma una ensalada.

  • -No lo s, la verdad. Este hecho ha sido un dato importante, aunquerealmente no nos ha aportado nada. Simplemente nos lo ha confirmado dijo Jaime cogiendo el vaso de agua con hielo estamos en el mismopunto, pero ms informados.

    -No, no lo estamos. Estamos un paso ms adelante.

    -Y cunto queda para llegar? pregunt con una sonrisa.

    -No lo s, pero algo menos s. Yo quiero pensar eso.

    -El maldito manuscrito. Se quej Jaime Sueo con l y todo. Se haconvertido en una obsesin. Cuando ms convencido estoy de que no existeencontramos datos que me hacen concebir esperanzas.

    -Perdn, el seor Cedillo y el seor Cano pregunt un camarero en unaceptable espaol.

    -S, somos nosotros contest David sorprendido, dejando el tenedor con eltrozo de filete en el plato -qu pasa?

    -Preguntan por ustedes en el lobby.

    -Quin? insisti David.

    -No lo dijeron, simplemente preguntaron por ustedes. Son dos seores.

    David y Jaime se miraron. Desde que llegaron all, no haban mantenidorelaciones de ningn tipo con los lugareos y los nicos que podanconocerlos eran los trabajadores del hotel y los de la Gran Biblioteca.

    -Dgales que ahora salimos. Terminamos de cenar y vamos. Si no esimportante claro dijo Jaime al camarero.

    -No lo s seor, si ustedes lo desean se lo pregunto y les transmito lacontestacin.

    -Gracias, si es tan amable.

  • El camarero sali del comedor direccin a la recepcin del hotel.

    -Quin puede ser? pregunt David en voz alta.

    -Cmo quieres que lo sepa? dijo ste malhumorado sin saber por qu.Aquello no le gustaba. Llevaban tres aos trabajando en la investigacin ynadie haba preguntado por ellos.

    -Tal vez sea algn problema con el hotel o por el visado.

    -Y qu problema va a ver?

    El camarero los volvi a interrumpir.

    -Disculpen de nuevo caballeros. Los seores del lobby desean verles ahoramismo. Dicen que es importante.

    -Se han identificado?

    -S, me han enseado sus acreditaciones se dice as?

    -S, se dice as dijo David mirando a Jaime.

    -Sus acreditaciones continu el camarero orgulloso de su espaol y sonde una agencia estadounidense de seguridad.

    Jaime mir hacia la recepcin pero no pudo ver nada desde all.

    -Ahora vamos.

    -Gracias.

    Cogi el vaso de agua con el hielo casi derretido y bebi un largo trago.

    -Qu pasar?

    -Ahora lo veremos.

    Se levantaron y fueron rpidamente. All estaban dos hombres trajeados,

  • soportando el calor de la ciudad y secndose el sudor de la frente con unospauelos de tela. Al verlos, se arreglaron bien la americana y la corbata yse dirigieron hacia ellos.

    -Seor Cedillo, seor Cano dijo uno de ellos nada ms verlos yendo haciaellos con rapidez y en un castellano con un fuerte acento.

    -S, somos nosotros contest Jaime en espaol. -Quines son ustedes?

    -Somos agentes federales de los Estados Unidos contest uno de ellos, elms alto y moreno. Les ense las acreditaciones con su foto Nossentamos, por favor.

    -S que hace calor aqu dijo el otro, ms bajo y rubio. Su piel era msblanca y estaba roja por el sol y el evidente calor.

    -Dganos qu desean de nosotros dijo Jaime. Siempre que haba que trataralgn tema, lo haca l. David enseguida se pona nervioso y a menudo noreflexionaba y tenda a decir cosas inapropiadas o a tartamudear y quedarsebloqueado.

    -Conocemos su investigacin sobre el manuscrito del sacerdote babilnicodijo el moreno y esper a que continuaran hablando. David y Jaime semantuvieron callados como si no supieran de qu les estaban hablando.

    Al notar el silencio forzado de los espaoles, el rubio se acerc al borde desu silln y mir con dureza a David.

    -Nuestro gobierno necesita saber qu saben ustedes.

    -El gobierno? pregunt sorprendido David.

    -Nosotros realizamos investigaciones cientficas, somos arquelogos y noshemos especializado en la bsqueda de libros y escritos antiguos. Comonosotros, habr muchos ms investigadores. Qu cree su gobierno quesabemos nosotros para que enve a dos agentes aqu? pregunt a su vezJaime.

    David lo mir con una sonrisa. Su amigo haba dado la vuelta a la pregunta

  • y los obligaba a contestar a ellos.

    -Necesitamos saber hasta dnde saben. Qu han descubierto de esemanuscrito. Solamente eso. En cuanto lo sepamos, nos iremos y lesdejaremos tan tranquilos como hasta ahora.

    -No sabemos gran cosa. Es un libro que est perdido y todo lo que hemosdescubierto sobre su paradero nos hace pensar que se quem con laAntigua Biblioteca.

    -Miente dijo el rubio y no nos gusta que nos mientan.

    -Sinceramente dijo molesto David no entiendo a qu coo viene esto sepuso de pie me importa una mierda que su gobierno quiera saber o no,haga lo que quiera. Si quiere datos sobre ese manuscrito, que contrategente e investigue.

    -Sintese dijo el moreno con autoridad pero sin levantar la voz no leconviene llevarse mal con nosotros.

    -Mi amigo tiene razn. No tenemos por qu hablar de esto con usted.Vienen aqu y nos piden que le contemos lo que sabemos. Quines secreen que son? Por si no lo saben, estamos en Egipto, no en su ridculo pasy somos espaoles no yanquis que se asustan con facilidad ante la muestrade una placa.

    -Seor Cano, mi paciencia tiene un lmite. No le conviene ocultarnoscosas.

    -Me da igual, lrguese o llamaremos a la polica y a nuestra embajada.Veremos a quin le convienen las cosas o no ahora.

    Los americanos se miraron y se levantaron de sus sillones.

    -Por esta vez nos iremos, pero sepan que estaremos encima, pegados a susespaldas.

    -Pues avseme para cuando vaya al bao y me siente en el water dijoDavid enfadado.

  • Los dos agentes se marcharon del hotel. El tono de voz se haba elevado losuficiente como para llamar la atencin del resto de gente que estaba en larecepcin.

    -Vamos a la habitacin dijo Jaime.

    -Yo an tengo hambre se quej David.

    -Vamos te he dicho. Tenemos que largarnos de aqu.

    -Qu? Por esos dos?

    -Volvamos a Madrid e intentemos hablar con Clara. Hay algo que no megusta nada. Qu coo pinta aqu el gobierno de EEUU? No me gusta nada.

    -Crees que nos pueden hacer algo?

    -No lo se. Lo que est claro es que esto ha sido una simple toma decontacto. Si hubieran querido hacernos algo lo habran hecho. Ademsestamos en un pas que no es el nuestro y tenemos todas las de perder.Necesito pensar.

    Subieron a la sexta planta y se metieron en su habitacin. Comenzaron arecoger los escritos, anotaciones, dibujos y planos que tenan esparcidospor toda mesa y la cama. David meta la ropa en las maletas y Jaimeguardaba con cuidado los papeles en los porta documentos de cuero quehaban trado desde Madrid.

    Salieron de la habitacin poco despus con todo el equipaje y bajaron hastala recepcin. Eran las doce de la noche.

    -Se van seores? dijo la recepcionista con sorpresa. Tiene an lahabitacin reservada hasta dentro de dos semanas.

    -S, nos ha surgido un problema familiar. Mi abuela que est enferma, haempeorado y tenemos que marcharnos. coment David improvisando unaexcusa.

    -Nos da la cuenta, por favor? pidi Jaime.

  • -En seguida seores. Les pido un taxi?

    -S, por favor.

    La recepcionista se alej hasta el ordenador para tramitarles la factura.

    -Por qu cuentas esos rollos? dijo Jaime enfadado.

    -Algo tena que decir se defendi David.

    -No tienes por qu dar explicaciones. Te marchas y punto.

    -Bueno, es ms natural que nos vayamos a estas horas por un motivo asno?

    -Haz lo que quieras dio por imposible su amigo.

    -Con qu van a pagar?

    -Visa dijo Jaime enseando la tarjeta de crdito.

    -S, la aceptamos la recepcionista la cogi y se alej para realizar elcobro.

    -Ahora que haremos?

    -Nos vamos al aeropuerto.

    -A estas horas?

    -S, supongo que algn vuelo saldr.

    -No creo Jaime.

    -Bueno, pues esperaremos hasta el primero que salga.

    -Podramos haber dormido aqu.

    -No, aqu estaramos controlados.

  • -No me gusta nada todo esto.

    -Ni a m.

    -Firme aqu dijo la recepcionista muchas gracias. Buen viaje y que serecupere su familiar dijo con una sonrisa.

    -Gracias contest David con una sonrisa te has fijado lo bonita que es?

    -No soy ciego. Vamos que el taxi est en la puerta.

    El taxista los esperaba.

    -Al aeropuerto dijo Jaime.

    -A estas horas? dijo sorprendido el taxista.

    -Ya se lo he dicho yo murmur su compaero.

    -S, por favor dijo mirando a su amigo enfadado.

    El taxista se volvi y arranc el coche. No tardaron mucho en llegar, lascalles y carreteras estaban vacas.

    Jaime miraba a travs de las ventanas, esperando que algn coche lossiguiera.

    -Esto no es una pelcula dijo sonriendo David.

    -A veces pareces tonto. Seguro que tienen a la recepcionista comprada o aalguien vigilando. Si saban que estbamos en el hotel sabrn que noshemos ido.

    -Tan importante son dos ratas de biblioteca?

    -Al parecer les gusta el queso que estamos buscando. Se acomod en elasiento. La msica rabe que llevaba el conductor lo taladraba y le impedapensar.

  • Tras una hora y media llegaron al aeropuerto. Se dirigieron rpidamentehacia la terminal y se acercaron al primer mostrador de facturacin.

    Tomaron un vuelo que haca escala en Pars.

    Una vez dentro del avin, David se qued dormido. Jaime record lo que lehaba contado Clara la primera vez que hablaron.

    Seor Cano, le contar lo que necesito, y por qu lo he contratado.

    Fue en Alejandra, all por el 300 a.C. cuando los hombres emprendieron laaventura intelectual que hoy en da conocemos. No queda nada de aquelpaisaje, de las sensaciones de aquella gloriosa ciudad. El miedo y laopresin al conocimiento han arrasado muchos recuerdos. Su poblacintena una maravillosa diversidad. Soldados macedonios, soldados romanosdespus, sacerdotes egipcios, aristcratas griegos, marineros fenicios,mercaderes judos, visitantes de la India y del resto de frica, junto con lagran cantidad de esclavos, vivan en armona y respeto mutuo.

    La ciudad fue fundada, como bien sabe usted, por Alejandro Magno yconstruida por su guardia personal. Alejandro estimul el respeto por lasculturas extraas y desconocidas y por una bsqueda del conocimiento sinprejuicios. Segn la tradicin se sumergi bajo el mar Rojo en la primeracampaa de inmersin que se hizo en el mundo. Alentaba a sus generales ysoldados a casarse con mujeres de otras culturas y respetaba a los dioses ycostumbres de los pases que conquistaba. Su ciudad estaba construida auna escala suntuosa, porque tena que ser el centro mundial del comercio,la cultura y el saber y dnde sobresala como construccin, un enorme faro,el Faros, una de las siete maravillas del mundo antiguo.

    Sin embargo, la gran maravilla de la ciudad del conquistador, era subiblioteca y su correspondiente museo. De esta legendaria biblioteca lomximo que sobrevive hoy en da es un stano hmedo y olvidado.

    -El Serapeo, el anexo de la biblioteca.

  • -Exacto, veo que la conoce bien. Primitivamente era un templo queposteriormente fue dedicado al conocimiento.

    Este lugar fue en su poca el cerebro y la gloria de la mayor ciudad delplaneta. Los eruditos de la biblioteca estudiaban el Cosmos. La bibliotecatena una comunidad de eruditos que exploraban la fsica, la literatura, lamedicina, la astronoma, la geografa, la filosofa, las matemticas, labiologa y la ingeniera. La ciencia y la erudicin haban llegado a su edadadulta. Aquella biblioteca fue el lugar dnde los hombres reunieron porprimera vez el saber del mundo.

    En ella dejaron sus obras Eratstenes, el astrnomo Hiparco, queconfeccion el mapa de las constelaciones, Euclides que sistematiz demodo brillante la geometra, Dionisio de Tracia, el hombre que defini laspartes del discurso y que hizo del lenguaje lo que Euclides de la geometra,Herfilo, el fisilogo que estableci qu es el cerebro y no el corazn labase de la inteligencia, Hern de Alejandra, inventor de las cajas deengranajes y autor de Autmata, Apolunio de Prgamo, el matemtico quedemostr las formas cnicas y un sin fin de grandes hombres. Entre tantosgrandes hombres existi una gran mujer, Hipatia, matemtica y astrnomacuyo martirio estuvo ligado a la destruccin de la biblioteca siete siglosdespus de su fundacin.

    Los reyes griegos de Egipto que sucedieron al conquistador macedonio,tenan ideas muy serias sobre el saber. Apoyaron durante siglos lainvestigacin y mantuvieron la biblioteca para que ofreciera un ambienteadecuado de investigacin. La biblioteca entonces contaba con diezgrandes salas de investigacin, cada una dedicada a un tema distinto, habafuentes y columnatas, jardines botnicos, etc.

    Pero el ncleo de la biblioteca, era su coleccin de libros. Losorganizadores escudriaron todas las culturas y lenguajes del mundo.Enviaban hombres al exterior para comprar ejemplares de otras bibliotecasy en ocasiones bibliotecas enteras. Los buques de comercio que arribabanen Alejandra, eran registrados por la polica en busca de libros robados, yno de contrabando o joyas. Los rollos eran confiscados, copiados ydevueltos despus a sus propietarios. Es difcil precisar el nmero de librosque lleg a albergar, aunque parece probable que la biblioteca contuviera

  • medio milln de volmenes. Pero amigo mo, qu destino tuvieron esoslibros? La civilizacin clsica que los cre acab desintegrndose y labiblioteca fue destruida deliberadamente.

    -S, eso lo sabemos.

    Y qu tentadores son estos restos y fragmentos dispersos quesobrevivieron. Ahora conocemos que en una de esas estanteras, exista unaobra del astrnomo Aristarco de Samos, quin sostena que la Tierra es unode los planetas que orbita entorno al Sol y que las estrellas estn a unaenorme distancia de nosotros. Todas esas tesis eran correctas seor Cano ytuvimos que esperar dos mil aos para redescubrirlas. Se imagina lo quehemos perdido, seor Cano, es capaz de comprender la sensacin deprivacin por la prdida de obras que engrandecen los logros de lascivilizaciones?

    -Seora, no s a qu viene esta clase de historia.

    Tenga paciencia seor Cano. Hemos superado en mucho la ciencia que elmundo antiguo conoca, pero hay lagunas irreparables en nuestrosconocimientos histricos. Imagine los misterios que podramos resolversobre nuestro pasado si dispusiramos de esas obras.

    Es por eso que los quiero contratar, seor Cano.

    -No la entiendo, seora.

    Llmeme Clara. Pagar mucho dinero por lo que voy a pedirle seor Cano.Por consiguiente, ruego y exijo la mayor discrecin al respecto. Deseo queencuentre para m, una obra de valor incalculable. Pero no monetario, sinosentimental. Es la obra que mi padre busc durante toda su vida sinconseguir hallarla. Un sacerdote babilnico llamado Beroso, escribi lahistoria del mundo en tres volmenes. El primer volumen se ocupaba delintervalo desde la Creacin hasta el Diluvio, un periodo al cual atribuyuna duracin de 432.000 aos, es decir, cien veces ms que la cronologadel Antiguo Testamento. Los otros dos volmenes carecen de inters param. Necesito que consiga ese primer volumen.

  • Jaime an recordaba cmo se haba sentido al escuchar semejante oferta.Jams haba odo hablar del libro, ni del sacerdote babilnico. Pensaba quela anciana estaba loca. Sin embargo, algo en su interior lo empuj a iniciaresta aventura hace ya tres aos. La vieja pagaba bien. Si conseguan ellibro, trescientos mil euros seran para David y para l, gastos aparte. Eraun chollo. Pero algo le deca que la tranquilidad de la que haban disfrutadohasta ahora, se haba esfumado.

  • Cuando llegaron a Madrid, tenan el cuerpo dolorido. Recogieron susmaletas en la terminal y se fueron a casa.

    -Maana llamaremos a la vieja. Descansa y no te quejes tanto que hasvenido todo el viaje durmiendo.

    -Ah no se puede dormir se quej David adems no me he dormido,estaba pensando.

    -Ja ja ja! seguro, por eso la azafata te ha tenido que poner un babero paraque no te manches con la baba que se te caa.

    -Anda ya. Vamos a casa?

    -No, bueno, yo no. Quiero ir dnde mis padres. A qu hora quedamos?

    -Ven a casa sobre las doce. Te parece bien?

    -All estar.

    Salieron del aeropuerto. En la terminal de llegadas del aeropuerto llamarona un taxi.

    -Cogemos uno para los dos?

    -Hace ruta? pregunt Jaime al taxista.

    -Depende qu ruta haya que hacer.

    -Las dos direcciones estn separados por dos calles.

    -Suban.

    Mientras metan los equipajes y las maletas en el taxi, dos hombre vestidosde traje y gafas de sol estaban mirndolos apoyados en uno de losventanales del aeropuerto.

  • -Mira Jaime dijo David tocando el hombro de su amigo. los hombres denegro estn ah.

    -Mierda! Saba que tendramos problemas Pero no son los mismos.

    -No, qu hacemos?

    -No lo s. Espere, jefe nos lleva al Ritz?

    -De acuerdo, a m me da igual dnde vayan, pero vmonos ya, que estocorre dijo el taxista sealando el taxmetro y luego se quejan de lo caroque est el servicio.

    -Cuando usted diga entonces.

    Se subieron y el taxista sali rpido de la zona aeroportuaria. Miraron trasde ellos pero no los segua nadie. Madrid tena el trfico habitual. El ruidoy la luminosidad de la ciudad permanecan inalterables. Jaime echabamiradas furtivas detrs de ellos pero con la cantidad de coches queatravesaban la ciudad era imposible saber si aquellos extraos hombres lesseguan.

    Llegaron al hotel y les dieron una habitacin muy amplia y luminosa.

    -Paga la vieja no? dijo David.

    -Voy a llamarla. Quiero saber si ella sabe algo de todo esto.

    Rebusc entre sus notas el nmero de telfono de Clara.

    -Te lo cogen? pregunt David con una toalla envuelta en su cintura.

    -Dchate, parece que no lo cogen.

    -Vuelve a marcar.

    Jaime mir de nuevo el nmero y lo volvi a marcar. Tal vez se hubieraequivocado. Nunca lo haba tenido memorizado en el mvil. Le daba malasensacin tenerlo all grabado. Le pareca que estaba expuesto a robos y

  • cosas as y siempre haba sido muy cuidadoso con sus cosas.

    -S, hola, est Clara? dijo rpidamente cuando cogieron el telfono.

    -No, Clara no est. contest una voz femenina.

    -Cundo llegar? Es importante.

    -No volver. Clara ha muerto esta noche.

    Jaime se qued helado. El ruido de la ducha quedaba atenuado con el ruidoque haca su corazn.

    -No puede ser consigui decir.

    -Quin es usted?

    -Soy un amigo de Clara respondi sin saber muy bien qu decir. -cmoha muerto?

    -Se ha cado de la terraza.

    -Se ha cado! dijo ms para s que para su interlocutor.

    -S, estaba muy mayor y ya sabe lo que le gustaba salir a la terraza arespirar aire ms puro.

    -S, claro dijo. Solo la haba visto una vez y ni siquiera saba dnde viva.En una ocasin le coment que resida en Barcelona pero nada ms.

    -Cmo se llama?

    -Jaime.

    -Jaime Cano?

    -S se sorprendi.

    -Ayer me lleg un paquete de mi abuela. Me indic que se lo entregara a

  • usted.

    -Qu? Jaime no entenda nada Perdone, pero quin es usted?

    -Soy Yolanda, la nieta de Clara. Vivo dos pisos arriba del suyo. Pero austed no lo conozco. No le he visto nunca o si le he visto, perdneme, perono le recuerdo.

    -No, es cierto, no nos conocemos. Puede indicarme qu tiene el paquete?

    -Es raro, no entiendo por qu mi abuela me manda un paquete por correocuando vivo dos pisos ms arriba dijo la mujer.

    -Mire, no s muy bien por qu la digo esto, pero no creo que su abuela setirase por la terraza. Necesito que me mande ese paquete o que me lo hagallegar. Yo trabajaba con su abuela Jaime estaba muy nervioso e intentabapensar con rapidez.

    -No le voy a dar el paquete sin saber quin es usted.

    -Pero si me ha dicho que su abuela me lo quera dar tena la sensacin queera importante.

    -Pasa algo? Sali del bao David -qu ocurre? pregunt a su amigo alver la cara que tena ste.

    -Cmo lo hacemos entonces?

    -Dnde vive? pregunt ella.

    -Mire Yolanda, creo que estamos en peligro y no tengo ni puta idea del porqu. Yo vivo y estoy ahora mismo en Madrid.

    -Yo tambin.

    -Cmo? Clara viva en Barcelona no?

    -No, siempre hemos vivido aqu, en el barrio Salamanca. En Nez deBalboa.

  • Jaime se qued paralizado. Todo era mentira, nada pareca verdad. Questaba pasando?

    -Mejor logr articular quedemos en el Retiro dentro de una hora.

    -En el kilmetro cero mejor?

    -No es una cita dijo enfadado. Estaba perdiendo la paciencia.

    El Retiro le ofreca ms alternativas para salir corriendo. En pleno centrode Madrid y con la cantidad de gente que circulaba por la Puerta del Sol,podran estar observndolos y no se daran cuenta.

    -Pero es ms fcil dar con alguien. Cmo le reconocer? insisti lamujer.

    -No s, dgame como va a ir usted o qu va a llevar.

    -Tutame. Llevar un libro en una mano y un peridico en la otra.

    -De acuerdo. Yo har lo mismo.

    Sin decir ms, la voz femenina colg. Jaime estaba temblando y su cabezano paraba de dar vueltas intentando encajar lo que acaba de suceder. Sequed sentado en el borde de la cama mirando el telfono, con la miradaperdida, sin percatarse de que David estaba a su lado.

    -Jaime, me asustas, qu pasa? dijo David preocupado.

    -Clara ha muerto.

    -Qu? Cmo?

    -Se ha cado desde la terraza de su casa.

    -Jodery con quin hablabas entonces?

    -Con su nieta. Clara antes de morir, mand un paquete postal a su nietapara que nos lo diera a nosotros.

  • -Y dnde vive su nieta?

    -Dos pisos ms arriba.

    -Y por eso le mand el paquete David puso voz a los pensamientos deJaime Esa vieja saba que la iban a matar, Jaime. Lo saba. Y nos hametido en un gran problema.

    -No sabemos nada David. He quedado con la nieta para que me de elpaquete.

    -Eso es peligroso dijo David.

    -Ya no s qu no es peligroso amigo, pero algo tenemos que hacer.

    -Pues que le den por culo al libro, dejamos de buscarlo y punto.

    -No, ese libro es importante. Es algo ms que una gran obra perdida en lascrnicas de la historia. Ese libro esconde entre sus hojas algo que esrequerido por gente que es capaz de matar y que probablemente, ya lo hanhecho dijo Jaime siendo consciente de la verdad que deca.

    -Con ms motivo. Lo dejamos.

    -Voy a ir a ver a la nieta. Veremos que nos ha dejado la vieja. Y luegodecidimos. Te parece?

    -No has pensado que puede ser una trampa?

    -Puede ser, pero tendr que arriesgarme. Algo me dice que no es as.

    -Luego me llamas cabezn a m. Haz lo que quieras. Te acompao.

    -Vale, iremos los dos dijo agradecido por el apoyo de su compaero.

    Jaime se duch y se cambi de ropa. Estaba cansado, apenas haba dormidoen el avin y su cuerpo le peda un descanso. David estaba en mejor formafsica.

  • -Cmo vamos a ir? En metro?

    -No, cogeremos un taxi y que nos deje en la parada de metro de Sevilla yvamos caminando desde all.

    -Vale, como digas, me parece bien.

    Aunque era un da de diario, la Puerta del Sol estaba muy concurrida.Haba obras en las calles aledaas pero era el centro de Madrid, el coraznde la ciudad. Segn se acercaron al Kilmetro 0, compraron un peridicotal y como haban acordado. A las puertas del edificio de la Comunidad deMadrid haba mucha gente. Era un punto de encuentro de gente. Muchaspersonas quedaban all, amigos, novios o grupos de visitantes utilizaban elhito kilomtrico para marcar un punto es sus vidas. Algunos llevabanperidicos, otros llevaban flores y otros, simplemente, no llevaban nada.Vieron una chica joven, de unos veinticinco aos, con un peridico en lamano y un paquete en la otra.

    -Es esa? pregunt sorprendido David.

    -Debe de ser dijo Jaime aunque ms que un libro, parece que ha trado elpaquete.

    La chica era de mediana estatura. De cuerpo delgado, pero con curvas bienmarcadas y que le gustaba destacar. Vesta con un pantaln vaquerodesgastado, con unas zapatillas deportivas de color blanco, y con unacamiseta ajustada que no dejaba dudas sobre su anatoma. Su melenaondulada, castaa y cuidada le caa sobre la mitad de la cara de formacoqueta y cuando gir la cabeza para mirar hacia dnde ellos estaban,vieron la bonita cara de la muchacha. Sus preciosos ojos castaos y unasonrisa nacarada y perfecta les dieron la bienvenida.

    -Vosotros debis de ser los chicos que trabajaban con mi abuela.

    David se qued boquiabierto. No se haba imaginado que se iban aencontrar con una mujer as de bella.

    -S, -contest Jaime dando un codazo a su amigo somos nosotros. Yo me

  • llamo Jaime y este tonto de aqu es David.

    -Soy Yolanda dijo con una sonrisa preciosa que dej sin palabras a loschicos. -Vamos a una cafetera y hablamos?

    -Claro dijo David recuperando el habla vamos dnde t quieras.

    -De acuerdo dijo ella sonriendo y mirando a los muchachos.

    Se metieron en una cafetera cercana y se sentaron en una de las mesas quehaba al fondo, junto a los baos.

    -Nos podramos sentar ms alejados de los baos se quej David de laeleccin de su amigo.

    -Aqu no se sentar nadie. Estaremos un poco ms solos y podremos hablarms tranquilos.

    Se acerc el camarero.

    -Uno con leche, un cortado dijo David -y t?

    -Tambin un cortado, por favor.

    -Como yo dijo sonriendo David parece que tenemos cosillas en comn se acerc la silla.

    -David, no quiero recordarte por qu estamos aqu. Jaime estaba serio. Noesperaba encontrarse con una mujer tan atractiva y eso poda causarlesproblemas, sobre todo con David.

    -Este es el paquete que me mand mi abuela coment ponindolo encimade la mesa.

    -Es para nosotros dijo Jaime viendo la indicacin del papel que recubraal paquete.

    -S. Hay ciertas cosas que hemos comentado por telfono que no sonexactamente ciertas. Tema que estuviera el telfono intervenido.

  • -Intervenido? Pregunt David Por quin?

    -No lo s, pero ahora les puedo decir que yo tambin creo que mi abuelafuera asesinada dijo Yolanda con seriedad.

    Jaime la mir con sorpresa. Aquello estaba yndose de las manos.

    -Puedes tutearnos. dijo David intentando romper el hielo tras el silencioque se haba posado sobre ellos.

    -Gracias. Mi abuela me cont todo lo relacionado con vosotros. Quera queestuviese al corriente y ahora s por qu. Tema que esto fuera conocidopor alguien ms. Quera encontrar el libro.

    -El libro. Entonces ahora no tiene importancia el manuscrito dijo Jaime.

    El camarero los sirvi. Jaime ech azcar y removi con la cucharilla elcaf de forma hipntica.

    -Claro que es importante reanud la conversacin la chica cuando elcamarero se march. Es importante encontrar ese manuscrito. Si es pordinero, yo soy la nica heredera y duea de todo lo que mi abuela tena,incluido su fortuna. Os seguir pagando lo mismo que mi abuela tenaacordado con vosotros.

    -Las cosas han cambiado Yolanda.

    -Llmame Yoli por favor.

    -Yoli, qu bonito dijo David.

    -David por favor dijo molesto su amigo hay demasiadas preguntas quehacer y ninguna respuesta a la vista. Hay demasiada gente interesada. EnEgipto dos agentes de EEUU nos preguntaron por el manuscrito.

    -S, a nosotros tambin nos han hecho esa pregunta. Vinieron a casa haceuna semana ms o menos. Tambin hemos conocido gente tan pocodeseable como ellos. Algunas de esas personas han sido los que hanmatado a mi abuela, estoy segura.

  • -Razn de ms para poner tierra de por medio. No pienso seguir con esto.

    -Doblar sus honorarios.

    -En ese caso lo pensaremos verdad Jaime?

    -No se t, pero yo no tengo ganas de complicarme la vida. Por lo que a mrespecta, no me interesa el manuscrito.

    -No lo entienden. Estn metidos en esto tanto como yo. Y eso que nosabemos nada. El manuscrito es muy importante. El simple hecho deconocer que hay alguien detrs de su pista, ha movido gente muy peligrosa.Ese manuscrito guarda un secreto muy preciado.

    -Qu secreto? pregunt David.

    -Si lo supiera, no os necesitara contest ella con una sonrisa. El mayorreto para un arquelogo debe ser conseguir ese libro. Es el equivalente adescubrir el Grial o la Atlntida.

    -Un mito, una leyenda. dijo Jaime. Eso es lo que es. Me parece que havisto muchas pelculas Yoli.

    -Sin embargo, hemos descubierto que es posible que no se quemara. dijoDavid.

    -No sabemos nada replic ofuscado Jaime.

    -No os pica la curiosidad? dijo la chica. cualquiera en vuestro lugarestara encantado de encargarse de esta bsqueda.

    -Sencilla solucin, coge otros.

    -No quiero otros. Mi abuela confiaba en vosotros. Yo tambin lo har.

    -Jaime, sigamos dijo David a su compaero yo quiero saber qu secretoesconde.

    -La curiosidad mat al gato, David le advirti.

  • -No es la curiosidad y las ganas de saber lo que mueven nuestrasdecisiones? Somos arquelogos. Eso no lo puedes evitar.

    -Necesito pensar dijo Jaime un poco aturdido.

    -Piensa dijo Yoli.

    Jaime la mir. Estaba llena de determinacin. Mir a su amigo. David yaestaba decidido. En cambio, por qu tena l tanto miedo?

    -Vale, de momento seguimos pero tendremos que tener cuidado.

    -Yo entro en el grupo dijo ella.

    -No.

    -S dijo David nos vendra bien su ayuda.

    -David, podemos hablar un momento, en privado le cogi del brazo y lellev fuera de la cafetera.

    -Qu te pasa? Has dejado de pensar con la cabeza?

    -No, pero dime qu hay de malo en ello.

    -No notas que en esto hay gato encerrado? Algo me dice que nos estamosmetiendo en un terreno pantanoso.

    -Pues en cuanto se vuelva peligroso lo dejamos y ya est.

    -Qu fcil es decirlo, veremos si luego es tan sencillo. Veremos si luegonos dejan salir de todo esto.

    -No hemos abierto el paquete.

    -Ni lo vamos a abrir aqu.

    -No te fas de ella dijo David en voz baja.

  • -Por qu debera de hacerlo? Su abuela nos minti y ella puede estarhacindolo tambin.

    -No creo, mrala, con lo mona que es.

    Jaime mir incrdulo a su amigo.

    -No me lo puedo creer. Te gusta?

    -A quin no! Es preciosa y est muy buena. Se nota que no hasdescansado.

    -David, no me to

    -Pasa algo? dijo ella saliendo de la cafetera. no quera estar muchotiempo sola. Ya he pagado podemos irnos dnde queramos.

    -Vamos a seguir dijo David cogindola del brazo y andando hacia laPuerta del Sol.

    -Me alegro. Qu vais a hacer ahora?

    -Jaime necesita dormir, yo puedo acompaarte si quieres a tu casa y comerpor ah hasta la tarde.

    -Vale, luego quedamos en algn sitio y vemos cmo nos organizamos.

    Jaime no se lo poda creer. Tal vez David tuviera razn y l estabademasiado cansado para pensar con claridad.

    -Un momento dijo Jaime parndose en mitad de la calle -David!

    David se detuvo y se gir. Se acerc hacia l.

    -Dime.

    -No te parece raro que la chica vaya a quedar contigo esta noche?

    -No, no me parece raro dijo con una sonrisa. lo raro sera que quedara

  • contigo.

    -No me refiero a eso patn dijo malhumorado si ha fallecido su abuelaesta noche, cmo es que no va de luto? No estara triste? Yo no tendraganas de quedar con nadie y menos si sospecho que ha sido un asesinato.

    Su amigo le mir serio.

    -No lo haba pensado, no me acordaba, la verdad.

    -Qu vas a hacer ahora? pregunt preocupado.

    -Quedar con ella de todas maneras. As podremos ver qu trama.

    Jaime no se lo poda creer. Conoca a su amigo y saba que cuando se lemeta algo en la cabeza, era muy complicado hacerle cambiar de idea.

    -Ten cuidado dijo al fin Jaime.

    -Descuida.

    Jaime se fue al hotel. Estaba cansado y deseando caer en la cama. Todoslos hechos vividos en las ltimas horas le daban vueltas en la cabeza y lopreocupaba sobremanera.

    Cuando lleg a su habitacin se desplom en la cama y se qued dormidoal instante.

  • Dos fuertes golpes despertaron a Jaime. Le dola la cabeza de haberdormido tanto. Los golpes se volvieron a repetir. Mir el reloj. Las cuatrode la madrugada. Dos nuevos golpes le sacaron de su aturdimiento. Era lapuerta de la habitacin. Se levant y sin encender la luz se acerc hastaella.

    -S? pregunt adormilado.

    -Servicio de habitaciones.

    -A esta hora? fue lo nico que se le ocurri.

    Un chasquido metlico le alert. Se tir al suelo, hacia un lado, al tiempoque una pistola tiroteaba la puerta. A gatas se acerc al telfono de lamesita. No haba lnea. Reptando lleg hasta la terraza de la habitacin ymientras oa como una serie de disparos hacan polvo el pomo de la puerta.

    La terraza estaba dividida por una jardinera de obra y una mampara decristal traslcido.

    -Menos mal que me he quedado dormido vestido se dijo con ironamientras trataba de saltar a la terraza de al lado.

    Dos hombres entraron rpidamente en la habitacin tirando la puerta. l yaestaba en la otra habitacin.

    -Tengo que bajar un piso como sea dijo mientras saltaba hacia otrahabitacin que quedaba ms a la derecha.

    Los dos hombres se asomaron a la terraza y le vieron mientras saltaba deuna terraza a otra.

    -Coo! exclam Jaime mientras un disparo pasaba muy cerca de sucabeza.

    Se tir en el suelo de la tercera terraza. Oy como le seguan saltando porla terraza anterior.

  • Mir hacia abajo. Estaba muy alto para intentar bajar por ah.

    -Ir al pasillo, aunque seguramente hay alguno de ellos vigilndolo. Si medescubren, no tengo posibilidad de escapar pens en voz alta.

    Se levant y se apresur a saltar la siguiente terraza. Salt y corri, salt ycorri y perdi la cuenta de las terrazas que haba conseguido sortear. Losdos hombres seguan tras l, pero la distancia se haba incrementado. Jaimeestaba agotado, respiraba agitadamente y le dolan las piernas y los brazos.

    -Tengo que arriesgarme dijo mirando nuevamente al piso inferior.

    Se descolg con cuidado. Como el hotel describa una curva, susperseguidores no le podan ver por el momento. Qued colgado en sutotalidad y no tocaba nada con sus pies.

    -Mierda!, no llego!

    Se balance y se solt. Cay con fuerza en la terraza de abajo encima deuna mesa de exterior. Se qued quieto en el suelo, lamiendo el dolor de lapierna por el golpe con la barandilla de cemento. Pero estaba vivo, seguavivo. Oy las voces de sus perseguidores. Pasaron por encima suya sinpercatarse de su presencia. Respir tranquilo. Mir su reloj. Slo habanpasado cinco minutos. Abri la mampara de la terraza y entr con cuidadoen la habitacin. Por suerte la habitacin estaba desocupada. Avanz por elpasillo con sigilo.

    -Las notas! Dijo con resentimiento joder, necesito volver a lahabitacin.

    Subi de planta por las escaleras de servicio. Con sigilo y detenindose acada sonido que escuchaba lleg al pasillo que llevaba a su habitacin.Permaneci mirando un tiempo, intentando descubrir si haba alguiendentro. Cuando se convenci de que no haba nadie, se aproxim despacioy se asom. La puerta estaba destrozada, pero era lo nico que estabadiferente con respecto a su ltima estancia. Corri hacia el interior y buscsus botas. Cogi la mochila de viaje que siempre utilizaba y empez a

  • meter ropa rpidamente. Cogi el portafolios de cuero y sin miramientosmeti todos sus papeles, apuntes y anotaciones dentro.

    -Qu coo ha pasado aqu? dijo David extraado entrando en lahabitacin.

    -David, corre. Recoge todo lo que puedas que nos largamos de aqu ya.

    David conoca lo suficiente a su amigo como para no discutir sus rdenes.Tambin el estado de la puerta le ayud a decidirse.

    -Dime que ha pasado dijo mientras recoga sus cosas.

    -Han intentado matarme.

    -Qu? mir a su amigo sorprendido.

    -Vamos! No pares por favor, tenemos que irnos de aqu. Luego te locuento todo. Los que intentaron matarme pueden volver en cualquiermomento.

    Recogieron todo lo imprescindible y salieron de la habitacin.

    -No, por el ascensor no, por las escaleras.

    Bajaron las ocho plantas corriendo.

    -Cmo lo vamos a hacer Jaime? Tenemos que ir a pagar y adems, lapuerta est destrozada.

    -S, pero seguramente estarn vigilando la recepcin.

    -Yolanda me ha acompaado. Podemos llamarla y que pague ella. Podemossalir por el parking y as nadie se enterar.

    Jaime mir sorprendido a su amigo.

    -La has trado?

  • -S, bueno dijo ruborizndose su amigo se empe. No hemos bebidonada si eso te preocupa. Hemos cenado, hemos dado una vuelta. Hemoshablado

    -Vale, vale, no quiero saber nada ms. Tienes su mvil?

    -S.

    David marc el nmero.

    -Yoli, por favor no preguntes, simplemente escucha. Entra en la recepciny paga nuestra habitacin. Di que nos han robado y que hemos salido aponer una denuncia en la comisara. Paga la puerta si es preciso.

    -La puerta?

    -S, la puerta mir a Jaime que se apoyaba cansado en la barandilla de laescalera nosotros saldremos por el parking. Te espero en la parte de atrsdel hotel. Date prisa. Ahora te cuento. Chao, un beso.

    -Chao, un beso repiti con sarcasmo Jaime. Venga no tenemos tiempoque perder.

    Bajaron al parking. Avanzaron escondindose entre los coches, peroenseguida se dieron cuenta que con la hora que era, apenas habamovimiento.

    Salieron del garaje sin problemas y esquivaron al guardia de seguridad quehaca la ronda de vigilancia. Detrs del hotel haba un pequeo jardn. Seescondieron detrs de unos setos y miraron los coches que estabanaparcados, intentando descubrir si haba alguno ocupado.

    -Cuntame qu ha ocurrido.

    Jaime se sent junto a un rbol, en el csped del jardn. Estaba cansado,como si no hubiera dormido en toda la noche. Cont a su amigorpidamente lo que haba ocurrido en aquella habitacin de hotel. David leescuchaba atento, con seriedad, como siempre que escuchaba a su amigo.

  • -No creo que quisieran matarte o matarnos realmente. No hubieran hechotanto ruido. Simplemente hubieran entrado y nos hubieran disparado. Peroest claro que quieren asustarnos.

    -Qu opinas? le pregunt Jaime.

    -Que deben de ser los mismos que mataron a la vieja. Yoli me ha contadoque los vio desde la escalera, pero ellos no se preocuparon de mirar por sidejaban testigos. Por eso no iba de luto, ni ha ido al entierro de su abuela.Supona que la estaban observando y tena que pasar desapercibida.

    -Pues la hemos metido en la boca del lobo dijo Jaime.

    -Esperemos que sepa moverse bien en situaciones complicadas.

    Oyeron unas pisadas. Se callaron y miraron por encima de los setos concuidado. Un mujer joven miraba, como buscando algo, por la zona dndeellos estaban.

    -Acrcate y trela sin hacer ruido.

    David se movi como un felino. Sali del jardn sin apenas hacer ruido. Alrato apareci con ella.

    -Cmo ha ido? pregunt Jaime.

    -No me dejaban irme. Queran llamar a la polica. He tenido que darle unapropina interesante a la recepcionista. A estas horas de la madrugada nosuele haber muchos problemas.

    -Dnde vamos a ir ahora? pregunt David.

    -No lo s dijo apesadumbrado su amigo tengo la sensacin de que nosobservan en todo momento y tambin los lugares que frecuentamos.

    -Podemos ir a casa de una amiga ma. Ahora mismo no hay nadie, estviviendo en Londres y me deja siempre las llaves de su apartamento paraque vaya de vez en cuando a echar un vistazo. Es un lugar perfecto yseguro que no est vigilado.

  • Los dos jvenes se miraron.

    -De acuerdo, vayamos all.

    Pararon un taxi y se pusieron en camino. El apartamento estaba en elcentro de Madrid. Era pequeo pero coqueto. Solo tena un dormitorio peroel sof se extenda y se converta en cama por si llegaban visitas.

    -Bueno, yo me voy a duchar y me voy a dormir dijo ella hasta maana.

    Se meti en el dormitorio y cerr la puerta.

    -Confas en ella verdad? dijo cansado Jaime.

    -S, de momento no me ha dado motivos para no hacerlo.

    -Puede que cuando nos los d, sea demasiado tarde para desconfiar.

    -Hasta entonces no tenemos otra eleccin. Extendemos el sof?

    -S, haber si logro dar una cabezada al menos.

    El sueo los invadi. La noche haba sido muy movida y el cmulo deacciones los haba agotado.

    La maana lleg antes de lo que ellos hubieran preferido. La noche habatranscurrido sin sobresaltos y los primeros rayos de sol amenazaron conextraerles de su plcido sueo.

    -Chicos, el desayuno est listo dijo Yolanda levantando la persiana delpequeo comedor.

    -Gracias contest Jaime.

    David se dio la vuelta y se tap la cabeza con la sbana. Yoli sonri y se laquit con cario mientras l haca esfuerzos por evitar que se la quitaran.

    Se ducharon y desayunaron.

  • -Por cierto Jaime, no hemos abierto el paquete de la seora.

    -Tienes razn. Jaime se levant y lo cogi de la mochila aqu est.

    El paquete era pequeo y de color oscuro. Estaba envuelto de formasencilla. No pesaba apenas y no se mova nada en su interior.

    Jaime lo abri con cuidado. Era una caja de cartn y en su interior haba unpapel arrugado, de cuaderno de notas cuadriculado. En l, haba escrita unasucesin de letras.

    Yassihyk

    -Esto es lo que hay dijo a sus compaeros ensendoselo desilusionado.Sin saber por qu, esperaba algo mgico, espectacular, un secretoescondido que los ayudara en su bsqueda, que los permitiera esclarecerqu estaba sucediendo. Pero estaba esa estpida palabra, si es que lo era.

    David mir la palabra con curiosidad.

    -Qu significa esto? pregunt extraada la chica.

    -Esperaba que t nos lo dijeras contest Jaime extraado.

    -No, no saba nada de esto, yo espera algo diferente.

    -S, yo tambin reconoci l.

    -Parece el nombre de una ciudad o de un pueblo dijo de pronto David.

    Jaime l mir sorprendido.

    -Ests seguro?

    -No, pero por algo debemos de empezar. sta es la tpica palabra que nosignifica nada. Al menos eso creo yo. Puede ser el nombre de un lugar.

    Jaime lo volvi a coger. S, tena que ser el nombre de algo. Poda ser dealguna ciudad rabe, o tal vez del este de Asia.

  • -Tenemos que buscar en Internet.

    -Jaime, esta no es la ciudad del nudo Gordiano? dijo David.

    Jaime admiraba la memoria que tena su amigo.

    -Es verdad.

    -El nudo Gordiano? dijo ella.

    -S contest David el nudo Gordiano consista en un nudo muyembrollado, que una el yugo al timn de un carro real, situado en eltemplo del dios Zeus, en la cuidad de Gordio. Era una importante ciudadcomercial de Asia menor, fundada por el famoso rey Midas a mediados delsiglo VIII antes de Cristo si mal no recuerdo dijo mirando a su amigo.

    -Estoy seguro de que es as. asinti Jaime con una sonrisa.

    -Un orculo predijo que quin desatara aquel complejo nudo, se convertiraen el amo de Asia. Era un enigma conocido por todos y muchos intentarondeshacerlo pero con un resultado nefasto para todos ellos. Ante aquelmagnfico nudo, lleg Alejandro Magno.

    -Lo desat? pregunt curiosa ella.

    -Escucha dijo sonriendo l Gordio era un simple campesino de la pocaque criaba ovejas y cultivaba la vid, pero que tena una grandsimainteligencia. Gracias a ella se convirti en rey de Frigia. Se dice quecuando ascendi al trono, at sus antiguas herramientas de trabajo con unnudo tan complejo que no poda ser desatado. Alejandro Magno hizomltiples intentos para desatarlo, pero no pudo con el nudo Gordiano. Conla ira que ello le produjo, cogi su espada y lo cort por la mitad. De esaforma el enigma qued resuelto y afirmando as las pretensiones dedominio universal que l tena.

    -No conoca la historia.

    -La antigua ciudad de Gordio es la actual ciudad de Yassihyk dijoJaime sintiendo que todas las piezas empezaban a encajar.

  • -S, eso es lo que yo creo dijo David.

    -O sea que es una pista dijo Yolanda.

    -S, eso parece. Pero pienso que tu abuela quiere encaminarnos a un rosariode pistas hasta llegar a la informacin que realmente nos interesa parapoder conseguir su tan ansiado libro.

    -Estoy de acuerdo dijo David y la primera la tenemos aqu. Creo que elsiguiente paso es sencillo.

    -Ir a Yassihyk.

    -S, tendremos que ir a Turqua. dijo Jaime cogiendo de nuevo el papel.Lo puso a trasluz.

    -Mira dijo observando con detenimiento el papel se ven tres letras.

    -Qu?

    -Mira, se ven tres letras en vertical, e, o y s.

    -No se que pueden significar. Puede que no signifiquen nada o sea delpropio papel.

    -No creo. Pero supongo que ser importante para el futuro.

    Terminaron de desayunar. Yolanda llam desde su telfono mvil a suagencia de viajes y encarg tres billetes y la estancia para una semana enTurqua.

    -Una semana est bien no?

    -S, con una semana basta, creo yo dijo David.

    Cogieron sus cosas y por la tarde se fueron al aeropuerto.

  • El viaje transcurri sin sobresaltos. No haba nadie vigilando el aeropuertoy no se sintieron observados. Fue un vuelo cmodo. Llegaron al aeropuertode Estambul en Turqua, recogieron sus maletas y se fueron en taxi al hotelque haba contratado la muchacha.

    Escogieron dos habitaciones. Ella les haba comentado que podan tenercada uno la suya pero los dos arquelogos declinaron el ofrecimiento.Nunca haban desperdiciado el dinero de nadie y siempre haban cuidadomucho sus gastos.

    Ella no insisti. Les dieron dos habitaciones contiguas en la tercera plantadel hotel. Estambul estaba repleto de gente y el hotel era cntrico.

    -Tendremos que alquilar un coche dijo Yoli.

    -Vale, bajemos a la recepcin, all posiblemente podamos hacerlo.

    En la recepcin tramitaron todo. En el parking les entregaron un cochenuevo, pequeo, pero con aire acondicionado y con todas las comodidades.

    Tenan un mapa de la zona. La poblacin se encontraba en el centro de lapennsula de Anatolia, cerca de la ciudad de Ankara. Cogieron sus cosas yse dirigieron hacia all. Durante el viaje, David no par de hablar con lamuchacha. Jaime se relaj y disfrut de la compaa y de aqul histricopaisaje. Su amigo estaba medio sentado sobre su asiento y con el cuerpogirado relatando historias vividas por los dos. La noche se le ech encimacuando llegaron a Ankara. All reservaron un par de habitaciones en unhotel de la ciudad. Yassihyk estaba un poco al suroeste de Ankara, cercade la poblacin de Polatli pasados unos 100 kilmetros de sta.

    Se ducharon y quedaron para cenar en el comedor del hotel. Tras el largoviaje en coche, no les haba quedado ganas de salir a visitar la noche turcay se subieron rpido a las habitaciones tras cenar algo ligero.

    El da amaneci caluroso. Las carreteras secundarias obligaban a avanzarlentos ya que la gran cantidad de baches y la tesitura de la propia carreterano la hacan muy segura. A mitad del da llegaron a Yassihyk. Era unapoblacin pequea, pero llena de vida. Aparcaron y continuaron andando

  • hacia el centro del pueblo. Una bonita plazoleta marcaba el centro urbano yall se encontraron un relieve esculpido en mitad de la misma, en unapequea fuente. Estaba realizado sobre roca viva y en ella apareca un nudoen forma infinitesimal.

    -Este es el smbolo de infinito en matemticas dijo Yolanda.

    -As es dijo David.

    Lo miraron con detenimiento. Rodearon la escultura de la fuente buscandoalgo ms que la representacin que presenciaban.

    -Aqu no hay nada ms.

    -Es cierto. Entonces, por qu hacernos venir aqu? dijo Jaime.

    -Tiene que haber una razn.

    Miraron por la plaza en busca de una cafetera o un bar dnde tomarsealgn refresco y pensar con claridad. El calor apretaba con insistencia y lased y el cansancio los atenazaba. En la esquina de la plaza haba unrestaurante de comida tpica turca con taburetes en el exterior y cuatromesas en el interior. Se sentaron dentro a la proteccin del aireacondicionado. El hombre chapurreaba ingls y pudieron pedir sindificultad. Colgado de una de las paredes, el mesn tena un cuadro conuna representacin de estilo griego. Era el nico cuadro que haba y en lse vea representado un carro con dos caballos alados. En el carro iba unadiosa griega y junto a esta, tres letras se entrelazaban. E, O y S.

    Jaime mir a David con la boca abierta. ste le respondi con una sonrisa.Yolanda volva del bao cuando los vio sonriendo y sigui la lnea de susmiradas y divis el cuadro.

    -Y esto? Puede ser lo que estamos buscando

    -Yo creo que s.

    -Pero este no es el nudo gordiano dijo David.

  • -No, al menos no lo parece. Pero ahora queda claro que tu abuela queraque viramos este cuadro. No tiene nada que ver con el nudo.

    -Era solo una forma de hacernos llegar hasta aqu coment la nieta deClara.

    -Ahora tenemos que saber por qu.

    Miraron el cuadro con detenimiento.

    El camarero, se acerc a ellos y descolg el cuadro dejndoseloencima de la mesa tras observar cmo le haba llamado la atencin aaquellos extraos visitantes.

    -Muchas gracias dijo Yoli con una sonrisa.

    El camarero inclin la cabeza y se fue a la cocina para buscar la comidaque haban pedido.

    -Qu gente ms amable.

    -S asinti Jaime -lo veis? Detrs de la pintura hay un plano de fondo.

    -Pero no se puede ver bien de dnde es. Seguramente sea de aqu deTurqua. Estas tres letras estn encima de la pennsula de Anatolia, aqu enTurqua. Qu podemos relacionar con estas letras y que tenga relacin con

  • Turqua?

    -Estambul respondi rpidamente Yoli.

    -No, pero tiene que ser de la Turqua antigua, Yoli. La actual Estambul secimienta sobre la antigua Bizancio, que se convirti en Constantinoplahasta que se le dio su actual nombre.

    -Este cuadro representa a Eos dijo David.

    -Quin es Eos? pregunt ella.

    -Eos era la mensajera del Sol en la Antigua Grecia. Era hija de Titn y Geay sus hermanos eran Helios dios del Sol y Selene diosa de la Luna. Iba enun carro tirado por caballos y utilizaba sus rosados dedos para abrir lanoche y esparcir el roco entre las hojas. Morfeo, el dos del sueo y lasdems diosas de la noche huan ante su presencia. Pero en el papel, lasletras estaban en vertical. Si hubiera querido que supiramos que era lamensajera del Sol, lo hubiera puesto como una palabra.

    -Tienes razn dijo Jaime mirando el cuadro La letras tienen que tenerotros significado por separado.

    -Yo tambin lo creo. Tu abuela quera que estuviramos aqu y viramosesto coment David.

    -Ya lo tengo dijo Jaime la primera moneda que se us.

    -Claro dijo riendo David.

    -El Estatero dijeron a la vez los dos.

    -Qu es el estatero? dijo ella incmoda.

    -El estatero es conocida como la primera moneda que fue usada, all por elsiglo VII a.C. en Lidia, segn Herodoto, una regin de Asia Menor. dijoJaime.

    -Que se encontraba entre Misia, Caria, el mar Egeo y Frigia.

  • -Ja ja jajaja ja! rieron los dos a la vez.

    -Y ahora qu tiene tanta gracia?

    -No te das cuenta. El rey Gordio era rey de Frigia coment riendo David esa es la conexin.

    -Eso es dijo Jaime su invencin se atribuye al rey Jijes, anterior a Gorgioy eran ovaladas, de piedra y con una tortuga grabada.

    El camarero se acerc riendo. Le hacan gracia esos simpticos extranjeros.Dej la comida en la mesa y se fue a limpiar el resto del vaco local.

    -No me lo puedo creer dijo Jaime. Tu abuela era complicada.

    -Estis seguro de que esa E significa eso? pregunt dudosa.

    -No significa eso. Sino que para nosotros debe de significar eso. Jaimeparecemos Indiana Jones exclam riendo.

    -Ja ja ja ja!

    -Bueno, bueno. Y eso qu quiere significar. Puede que sepamos por qu miabuela puso esa E, pero nada ms. No tenemos nada ms.

    -Todava no hemos terminado. Tenemos que saber qu significan las otrasdos letras.

    -Letras susurr Jaime tal vez la O simplemente sea eso una letra.

    -La letra O dijo David siguiendo el razonamiento de su amigo su origenproviene de la escritura jeroglfica egipcia, dnde se dibujaba con forma deojo.

    -S, los fenicios la tomaron de all y la dieron nombre, ain, que significaojo y fueron los primeros en representarlas en su escritura y adems enforma circular aadi Jaime.

    -De los fenicios pas a la griegos, que se encontraron con dos oes: omega

  • que es la o mayscula y omicrn que es la o minscula, la pequea.

    -De los griegos pas a otras culturas y pueblos, como los etruscos ydespus los romanos.

    -As es.

    Yolanda los mir impresionada.

    -De vers os sabis todo eso o lo habis trado preparado paraimpresionarme? Por que si es as, os digo que lo habis conseguido.

    -Tonteras. Comamos y pensemos. Dicen que se piensa mejor con elestmago lleno dijo David.

    La comida era carne de cordero, cocinada con especias y con una salsa conun ligero gusto picante. De beber el camarero les sirvi un vino del lugar,muy fuerte para el gusto de los tres, pero se bebieron cada uno su vaso.

    -Os puedo hacer una pregunta?

    -La vas a hacer de todas formas contest David.

    -Cmo os encontr mi abuela?

    -Cuando acabamos la carrera, no encontrbamos trabajo contest Jaime. David y yo nos conocamos desde la universidad, nos sentamos juntos enprimero y fuimos pasando de curso a la vez. Cuando acabamos, yo trabajen un Burger King para sacarme un dinero mientras que David lo haca enuna tienda de fotocopiadoras.

    -Las vendas? dijo interesada Yolanda.

    -No, las haca. Haca fotocopias. Estaba ubicada enfrente de unos institutosy te lo puedes imaginar. Me hart de hacer fotocopias.

    -Un mircoles, cansados de no encontrar nada de lo nuestro, medio decachondeo, pusimos un anuncio en El Pas.

  • -Un anuncio? pregunt medio rindose la joven.

    -S contest David Arquelogos cualificados hacen trabajos personales.Encontramos todo lo que pidan y lo que no pidan.

    -Ja ja! En serio?

    -S en serio contest Jaime sonriendo llamamos al peridico y lopusimos. Al cabo de unas semanas, nos llam tu abuela.

    -No me lo puedo creer.

    -Nosotros tampoco asinti David al principio slo recibamos llamadasde bueno, te puedes imaginar.

    -No, no me lo imagino dijo con picarda la joven.

    -Pues eso, de la seccin de relax o relaciones o como se llame. Querancomprar nuestros servicios, pero otro tipo de servicios.

    -Por eso cuando llam tu abuela, casi la colgamos el telfono antessiquiera de hablar con ella. Pero luego nos cont que buscaba el manuscritoy desde entonces estamos en ello.

    -Vaya historia. De verdad pensis que me voy a creer eso? dijosonriendo.

    -Es la verdad, si quieres te la crees y sino, no. Es tu problema dijo Davidcogiendo el vaso de vino y terminndolo de un trago.

    Jaime se levant y colg de nuevo el cuadro en su sitio. El camarero le vioy asinti con la cabeza.

    -Tenemos que seguir con las letras.

    -Ahora que recuerdo, la letra o, como omicrn, tiene el valor de 70.

    -Es verdad dijo Jaime a su amigo. es un valor matemtico tambin.

  • -Entonces seran 70 estateros dijo la joven.

    -Puede ser. Pero el problema viene con la letra S, no se me ocurre nada.

    David se qued en blanco. No se les ocurra nada.

    -Tal vez tenga que ver con el resto del cuadro dijo Yoli.

    -Es verdad, puede que las dos primeras letras indiquen una cosa y la otrahaga referencia al cuadro.

    Miraron de nuevo el cuadro. Buscaron por el carro, por la diosa, entre loscaballos. Nada se les ocurra.

    -Sorry dijo Yoli al camarero haciendo gestos para que viniera Whatsthis? dijo sealando la letra del cuadro.

    -Yoli dijo David avergonzado el hombre no tiene por qu saber qusignifica.

    El camarero la mir y despus se volvi al cuadro. Seal la letra S.

    -I dont know contest el camarero. This Urania. dijo sealando lamujer que iba en el carro.

    -Thank you, the bild please Yoli pidi la cuenta.

    El camarero se march satisfecho y les trajo la cuenta de la comida.

    -No me lo puedo creer. Esa es Urania dijo David.

    -Y esa quin es? pregunt Yolanda.

    -Era la diosa de la astronoma, amada de Apolo. Era una de las nuevemusas en el Templo de la Musas junto a la Gran Biblioteca. Serepresentaba en ocasiones con un globo celeste con las constelaciones enlas manos y otras veces con un comps.

    -Pero no es Urania, es Eos. Dijo sorprendido Jaime este hombre tiene

  • que estar equivocado.

    -Espera David se levant y cogi el cuadro y lo descolg de nuevomirando al camarero, buscando su consentimiento. Este le indic con lacabeza que prosiguiera. Dio la vuelta al cuadro mira.

    En el reverso del cuadro, una pequea inscripcin era visible en letrasdoradas. Urania era la palabra y junto a ella, unos signos estaban grabados.Eran una sucesin de tringulos y lneas que se repetan o duplicaban.

    -Puede que sea la marca del cuadro.

    -O la tienda dnde se compr.

    -No lo s, pero creo que es esto lo que venamos buscando.

    -Qu pueden significar estos smbolos? dijo Jaime.

    David volvi a dejar el cuadro en su sitio y se bebi el vino que quedaba enel vaso de un solo sorbo. Jaime no poda creer que todo aquello estuvieradirigido y que estuvieran metidos en la bsqueda del manuscrito msbuscado de la historia.

  • Llegaron de noche al hotel en Ankara. Cenaron algo en el comedor delhotel y salieron a la terraza a tomarse un caf.

    A Jaime siempre le haba venido bien ese tiempo de relax. Le gustaba.Poda volver a lo sucedido durante el da y darle un ltimo repaso. Siemprelo haban hecho as. Era bonito y agradable volver a recuperar lamonotona. Se haba dado cuenta que la echaba de menos. Pareca unaeternidad, pero solo haba pasado una semana desde que salieran de Egipto.Le encantaba la rutina, en ella se senta seguro. David se sent a su lado,con su caf con hielo. On the rocks peda siempre. Aquello le haca rer.Solo a David se le ocurran aquellas tonteras y tena la cara suficiente y lapoca vergenza para poder pedirlas. Ahora se encontraba en Ankara, con suamigo y una incorporacin ms. An desconfiaba de ella. Era cierto que nohaba ocasionado problemas, sino todo lo contrario. Haba preparado todoel viaje, pagaba todos los servicios, era simptica y en ocasiones tenabuenas ideas. A parte de eso, era una mujer preciosa y eso, siempre erabienvenido.

    Yolanda apareci en la terraza con un licor de manzana sin alcohol en unvaso de whisky. Haban regresado de Yassihyk sin obtener msrespuestas. La letra S no haba podido dilucidar qu poda significar.Tampoco es que estuviera seguro del resto de interpretaciones, pero algoen su interior le deca que iban por el camino acertado, y haba aprendido aconfiar en su intuicin.

    La noche estaba despejada y las estrellas parecan brillar con ms fuerzaall que en Madrid. Una ligera brisa se mova por la terraza, refrescndolosdespus de unos das de increble calor.

    -Qu vamos a hacer? pregunt Yolanda.

    -No lo s. Estoy seguro que tu abuela quera que viramos ese cuadro. Erancuatro puntos que debamos conocer. Las tres letras y el dibujo. Por ahorasabemos dos y el dibujo. Y a pesar de ello, no se dnde tenemos qudirigirnos. Y adems est la inscripcin del reverso del cuadro.

  • -No tenis idea de que pueden significar esa letra ni la palabra ni lossmbolos?

    -No reconoci David no tengo ni idea.

    -Yo tampoco.

    Aquello los fastidiaba. Estaban igual que al principio. Haban llegado hastaall y no podan avanzar.

    -Era aquello lo que haba pretendido la vieja? Pens Jaime no secontest l mismo seguro que ella daba por hecho que supiramos dndedirigirnos para ir a por la siguiente pista.

    Todo aquello era para averiguar algo que los ayudara a encontrar elmanuscrito babilnico. A parte de esto, de encontrar estas pistas einterpretarlas bien, los quedaba buscar lo que nadie haba encontrado. Latarea pendiente lo abrum.

    -Repasemos lo que sabemos dijo Jaime con reflexin.

    -Tenemos la letra E. indic Yolanda bebiendo un poco de su licor demanzana.

    -S y hemos sacado su significado al igual que la O coment David.

    -Eso creemos, pero adelante. Tenemos dos certezas, como que la queestaba representada en el cuadro era Eos. Por qu escribir Urania? sepregunt Jaime.

    -Creo que deberamos ir al Museo de las Musas dijo David.

    -Por qu? pregunt Jaime sorprendido.

    -Es la nica pista fiable. Bueno, dos. Te explico. se incorpor del asientoy se puso de pie, apoyado en la barandilla de la terraza. La segunda letraera una O. Una O egipcia. La inscripcin del cuadro marcaba el nombre deuna musa. Probemos a ir al Museo de las musas, a lo mejor allencontramos algo que nos de razones para confiar en la primera letra y

  • conocer el significado de la segunda.

    -Y los smbolos? inquiri Jaime.

    -Ya lo descubriremos respondi David quitando importancia como hacasiempre. Jaime lo mir y nunca dejaba de sorprenderse por la facilidad conla que su amigo era capaz de distanciarse de las cosas.

    -Qu es el Museo de las Musas? Pregunt Yolanda pensaba que noexista tal museo.

    -Es cierto, no al menos cmo estaba en la Grecia Antigua dijo Jaime realmente nos referimos al lugar que tenan habilitado los eruditos en laGran Biblioteca. Aunque ese lugar ya no existe, era una parte de la AntiguaBiblioteca y fue saqueado y quemado. Sin embargo, no perdemos nada enir all.

    -Tienes razn, no perdemos nada por probar.

    -Estoy de acuerdo. Chicos dijo levantndose Yolanda me voy a mihabitacin estoy muy cansada. Ha sido un da completo dio un ligero besoen la mejilla a David y toc el hombro de Jaime segn sala de la terraza.

    -Buenas noches dijeron los dos a la vez.

    -Te parece buena idea?

    -S, es lo nico que puede reorientarnos. Te has dado cuenta que hemosdistorsionado nuestra bsqueda? Al principio, buscbamos el libro, ahorano sabemos ni lo que buscamos. dijo Jaime.

    David lo mir y se acerc a l.

    -No tenemos nada mejor que hacer, tal vez descubramos algo interesante sonri.

    -Tienes razn.

    Salieron de la terraza en direccin a la habitacin.

  • Por la maana, se dirigieron de nuevo a Estambul. La ciudad bulla y habamucha gente que estaba en las calles vendiendo en mercadillos ambulantes.Llegaron a su hotel.

    -Seores espaoles dijo la recepcionista.

    -Voy a ver que ocurre dijo Jaime vosotros subid a las habitaciones, ahoravoy yo.

    Se dirigi a la recepcin y vio a dos hombres trajeados. Rusos, pens alinstante.

    -Seor, estos dos hombres han preguntado por ustedes.

    -Y quines son?

    -No lo dijeron.

    -Por favor, puede llamar a la polica?

    -Pasa algo grave?

    -Puede pasar.

    La recepcionista descolg el telfono y marc el nmero de la polica.Jaime mir a los dos hombres que ya se haban levantado y se habanacercado hasta dnde se encontraba.

    -Seor Cano dijo el ruso en espaol.

    -Es ruso pens Jaime al or su acento confirmando sus sospechas.

    -Seor, hemos venido a hablar con usted.

    -Qu quiere? dijo Jaime intentando aparentar tranquilidad.

    -Nos puede acompaar all dijo sealando los sillones y la mesita dnde

  • estaban antes sentados.

    -No, prefiero quedarme aqu. Estoy cansado y espero que no se alarguemucho el tema.

    -Ser slo un momento.

    Los dos hombres no tenan cara de esperar y se marcharon a los sillones.

    -Ha llamado ya? dijo rpidamente Jaime a la recepcionista.

    -S, me han preguntado que pasaba y les he dicho que un cliente quiereverlos. Ahora viene un coche patrulla.

    -Gracias, estar all.

    Se sent junto a ellos. Eran enormes. Los dos tenan la cabeza rapada ymltiples cicatrices en el rostro. Eran musculosos y tenan unas manosgrandes y fuertes. Sus miradas daban miedo y slo hablaba uno de ellos.

    -Seor Cano. Mi jefe me ha enviado a Estambul para transmitirle unaoferta.

    -Una oferta? pregunt Jaime sorprendido.

    -S, as es. Mi jefe, el seor Yurenko, nos ha pedido que le hagamos llegarla siguiente oferta. Le da tres millones de euros por el manuscritobabilnico.

    Jaime se qued petrificado.

    -Veo que puede interesarle la oferta.

    -Caballero, lo siento, pero no tengo ese manuscrito.

    -Lo sabemos, pero cuando lo consiga, nosotros estaremos gustosos depagarle por ese libro.

    -Lo siento de nuevo. Yo trabajo para otra persona y como comprendern,

  • ese libro ser para ella.

    -Esa persona ha muerto dijo el ruso con total tranquilidad.

    Jaime se sorprendi. No esperaba que los rusos supieran eso.

    -De verdad, no puedo poner en venta algo que no es mo.

    -Seor Cano, creo que no lo entiende. Podemos coger el manuscrito acambio de ese dinero o a cambio de otro tipo de acciones. Me haentendido ahora?

    -No me amenace.

    -No le amenazo seor, simplemente le oriento. Me ha dado la sensacin deque no saba con quin est hablando el ruso se incorpor un poco y seafloj un poco la corbata.

    Jaime vio una rosa tatuada en el antebrazo del hombre. Era pequea y deun solo color.

    -La respuesta sigue siendo la misma.

    La polica entr en el hall del hotel y pregunt a la recepcionista. Esta conun gesto le indic hacia dnde estaba l.

    -Caballeros gracias por la oferta, pero como ven, me requieren en otrositio.

    -Seor Cano, penselo bien.

    -Adis.

    Avanz rpido hasta llegar a recepcin.

    -Seor aqu est la polica, yo har de traductor.

    -Gracias. Esas dos personas me han requerido para hablar y he sentido mivida en peligro ante su presencia.

  • La recepcionista tradujo sus palabras. El polica mir en direccin haciadnde l haba estado sentado.

    -Qu personas? le tradujo la recepcionista.

    -Esas de ah seal el lugar. Ya no haba nadie.-Las dos personas queestaban all, usted las vio.

    -S, me acuerdo.

    Tradujo todo a la polica.

    -Me dicen que si usted vuelve a temer por su vida, se acerque a lacomisara y ponga una denuncia.

    -Gracias.

    Los policas se marcharon. Subi rpidamente a su habitacin. Davidacababa de salir de la ducha.

    -David dijo nada ms entrar.

    -Estoy aqu sali una voz desde el vestidor. -Qu pasa? Quines eranesos tipos?

    -La mafia rusa dijo sentndose en el borde de la cama.

    -La mafia rusa? Cmo lo sabes?

    -Me han ofrecido tres millones de euros por el manuscrito. Tenan una rosatatuada en el antebrazo, un poco por encima de la mueca.

    -La leche. Qu les has dicho?

    -Qu les voy a decir? No podemos vender algo que no es nuestro. Yatrabajamos para alguien. Esto se pone muy mal. Tambin saban que Claraest muerta.

    -Primero los yanquis, ahora los rusos. Qu tendr ese maldito manuscrito?

  • -No lo s, pero esto se va complicando. Cundo nos vamos a Madrid?

    -Dentro de tres horas, me ha dicho Yoli. Ha llamado a su agencia de viajesy ha conseguido los billetes. All nos hospedaremos en el Palace.

    -Me voy a duchar. Avsame si ocurre algo Se detuvo un instante esmejor no ir a un hotel, mira lo que ocurri la ltima vez.

    Entr en el bao y David se qued solo en la habitacin

    -De acuerdo, yo me vestir y llamar a la habitacin de ella para que estal corriente.

    David observ a su amigo. No estaba igual que al principio. Tena una carade cansancio permanente y notaba cmo llevaba el peso de todo lo queestaba ocurriendo.

    Pasada una hora, Yoli llam a su puerta. No estaba nerviosa aunque s unpoco intranquila. David la hizo pasar y Jaime termin de arreglar susmacutos.

    -Tenemos que irnos.

    Salieron de la habitacin y bajaron por las escaleras. Les daba msseguridad. Yolanda se par en la recepcin a pagar las habitacionesmientras ellos miraron, con todo el disimulo que fueron capaces, por todala recepcin en busca de aquellos hombres. David sali a la calle ycogieron un taxi para que los llevara al aeropuerto. Se dirigieron a Madrid.Durante el camino, no vieron indicio alguno de que los estuvieranobservando o vigilando y sin embargo, se sintieron el centro de todas lasmiradas.

    Los tres iban en la parte de atrs del taxi y Jaime no poda dejar de mirarpor las ventanas en busca de algn indicio que corroborara sus sospechas.Para su sorpresa, David haca lo mismo y Yolanda permaneca en silencio,no queriendo molestar a sabiendas de lo que buscaban. Aquello empezaba a

  • tornarse ms peligroso. De repente, un coche largo y negro se cruz delantedel taxi. El taxista fren bruscamente y los tres muchachos se golpearoncon los asientos de delante. La calle empez a poblarse de gente y eltaxista baj la ventanilla para increpar al vehculo que an permaneca enmitad de la calzada impidindoles el paso.

    -No la baje por favor susurr Yolanda.

    David y Jaime la miraron sorprendidos. Miraron de nuevo el coche negro.Sus puertas se abrieron a la vez y salieron cuatro hombres altos, rubios yvestan ropas de calle.

    -Salgamos de aqu dijo Jaime con temor al ver las personas que acababande salir del coche.

    Uno de los hombres sac un arma y empez a abrir fuego contra ellos. Eltaxista se escondi tras el volante y la gente empez a gritar y a correrintentando huir.

    -Sal! grit Jaime a David.

    El muchacho agarr su mochila y abriendo la puerta sali con rapidez. Loshombre no le haban visto todava ya que el taxi se haba quedado cruzadotambin en la calzada y haca de parapeto. Pero no por mucho tiempo.Jaime empuj a Yolanda que estaba blanca por el miedo y lograron salirdel automvil.

    Un grito llam su atencin. El taxista haba recibido un impacto de bala yel resto de los mercenarios haban empezado a abrir fuego a discrecincontra el taxi.

    -Corre!

    -Esto slo pasa en las pelculas! grit David corriendo todo lo que podaagarrando con su mano a Yolanda y forzndola a aumentar su ritmo.

    Jaime los segua con su mochila haciendo de escudo y su portafoliosagarrado contra su pecho. Los cuatro mercenarios emprendieron la carrera

  • tras ellos.

    -Callejea! grit Jaime a su amigo.

    No haca falta que le dijeran a David aquello. Quitndose la gente deenmedio como poda, empez a internarse en el zoco de la ciudad. Lamultitud ralentizaba su paso pero los tapaba de la vista de sus captores.Corrieron hasta que les falt el aire y les dolan tanto las piernas quepararon. Se escondieron tras uno de los puestos ambulantes de telas demltiples colores y esperaron. A pesar de la tensin, slo podan escucharsus latidos hasta que el sonido de las sirenas de polica sembr el aire consus notas. No haba rastro de los mercenarios. Jaime asom un poco lacabeza para intentar ver mejor y no encontr rastro de ellos.

    -Debemos llegar al aeropuerto dijo David abrazando a Yolanda querespiraba fatigosamente.

    -Saben que nos dirigimos all.

    -Mi poder ayudar dijo el tendero del puesto dnde se haban escondido.

    Jaime y David le miraron sorprendidos.

    -Perdone dijo Jaime no necesitamos ayuda.

    -Yo creo s. Perseguidos por rubios grandes dijo con una taimada sonrisaa la que le faltaban tres dientes.

    El hombre tendra unos cincuenta aos y era menudo. Su cara era simpticapero sus ojos despertaban la prudencia cuando se los miraban con atencin.

    -Por qu nos querra ayudar? pregunt David.

    -Aqu cuidar extranjero, dinero espaol querido mucho en Turqua.Siempre bienvenidos sonri nuevamente mientras su mano haca el gestodel dinero.

    Jaime no saba en quin confiar, pero nadie mejor que un miembro delzoco para salir por aquellas maravillosas y serpenteantes callejuelas para

  • evadirse de aquella zona.

    -Tenga, no puedo darle ms Jaime se sac un billete de cien euros y se loentreg al hombre.

    El tendero lo cogi y David mir asombrado a su amigo por si se habadado cuenta de aquello. En la mano, en el dedo anular, llevaba un extraoanillo.

    -Perdone dijo David notando la ansiedad de Jaime -puedo ver su anillo?

    -No, slo secreto guardado en m.

    Era como un sello y en su parte plana estaban grabadas las mismasinscripciones que haban visto antes.

    -Puede decirme al menos qu es? dijo Jaime sealando los extraostringulos.

    -Son las Mul-Mul retir la mano y las guard dentro de aquella extraatnica que recubra su cuerpo.

    Sin ms, se intern entre los puestos y empez a andar sin mirar si loseguan. Jaime agarr a Yoli y David cerr la fila mientras trataban de noperder al lugareo.

    -Jaime dijo intranquila la joven -y si es una trampa?

    El arquelogo no haba querido pensarlo pero tena toda la corazonada queas era. Atravesaban una y otra calle y giraban sin motivo aparente. Davidtena mala cara y solo miraba a su espalda temindose un asalto encualquier momento.

    -Somos presa fcil, maldita sea reneg Jaime.

    Iba a coger al tendero por el brazo cuando aparecieron en una calle grandey transitada. La gente paseaba normalmente y el bullicio era el tpico deuna zona tan comercial.

  • -Aqu dejo yo. Taxi enfrente ir aeropuerto.

    Antes de poder darles las gracias, el lugareo se volvi a meter entreaquellas labernticas calles.

    David resopl y se apoy en la pared del edificio del que haca esquina lacallejuela. Jaime respir tranquilo y Yoli se descolg la mochila y seapoy en David.

    Jaime observ la calle hacia arriba y hacia abajo y no distingui nadaextrao.

    Cogieron otro taxi y a pesar de la inquietud, llegaron sin problemas. Davidno dejaba de otear por todo el vestbulo del aeropuerto mientras Yolanda yJaime facturaron sus mochilas. Tras pasar el filtro de seguridad, serelajaron tomando un refresco y embarcaron sin problemas.

    -No parecan rusos dijo la chica rompiendo el incmodo silencio que sehaba apoderado de ellos durante toda la tarde.

    -Por qu lo sabes? Eran rubios y altos dijo David sentado a su derecha,en el centro de los tres asientos.

    Jaime estaba en el asiento que daba al pasillo y se desabroch el cinturn yse arrim a su compaero.

    -Qu te lleva a pensar eso? pregunt a la muchacha.

    -No lo s respondi confusa, dejando la mirada perdida por la ventanilladel avin. no eran americanos ni rusos.

    -Ms gente tras el manuscrito dijo David.

    -Iban muy bien vestidos pero sus armas no eran de ltima generacin. Esodescarta a los servicios secretos estadounidenses. Los rusos acababan dehablar contigo dijo mirando a Jaime y sera no s demasiado evidenteque fueran ellos.

    Jaime se sorprendi del razonamiento de la nieta del Clara. Tena razn,

  • era demasiado evidente. Las cosas hasta ahora haban sido de todo, menosevidentes.

    -Creo que tienes razn afirm pero entonces no sabemos quin se haunido a la fiesta.

    David lo mir y ech su cabeza hacia el cabecero y cerr los ojos. Yoli lomir y con una sonrisa cansada apoy la suya en el hombro del muchacho.Jaime se abroch de nuevo su cinturn de vuelo e intent dormir. Sinembargo, las imgenes de lo sucedido en la calle lo atormentabansucedindose a gran velocidad recreando de nuevo el miedo y la inyeccinde adrenalina que haba sufrido.

    El avin aterriz con puntualidad. El calor sofocante y el ruido de la ciudadles dieron la bienvenida.

    -Estamos viajando ms en una semana que en todo el ao pasado, Jaime.

    Pararon un taxi y se dirigieron a otro hotel diferente al que haban estadoalojados durante los ltimos meses. Les dieron sus habitaciones y quedaronen una de las salitas que dispona el hotel para pequeas reuniones denegocios, tan populosas ltimamente en la ciudad.

    Jaime baj con su porta documentos seguido de David. Yolanda ya losesperaba dentro.

    La salita dispona de todo lo necesario para reuniones de trabajo.Expositores, un proyector, pizarra plstica con rotuladores de colores, todolo imprescindible para realizar un buena presentacin.

    -El Templo de la Musas no existe en la actualidad, por lo menos tal y comoexista en la antigedad. El Templo era una parte de la Biblioteca.

    -El Templo fue fundado por Tolomeo I, hijo del Lagos, general delAlejandro Magno a comienzos del siglo III a. C. El Museo era una parte delos palacios reales, tena un paseo pblico, con unos atrios con asientos y

  • una edificacin grande, como si fuera una casa, en la que se encontraba ellugar de reunin comn de los sabios.

    -Si no existe ahora Qu haremos?

    -Podemos encontrar dibujos en la Biblioteca actual sobre cmo era elTemplo.

    -Tambin podemos pasear por el jardn de la parte de atrs dijo Jaime aunque llevamos tanto tiempo en la Biblioteca, nunca nos ha dado porpasear por aquella zona. All creo que tienen esculturas de las nueve musaspara las cuales se construy el Templo.

    -No saba que eran nueve dijo Yolanda.

    -El nmero no qued muy claro, pues al principio se dudaba entre tres ynueve. Pero fue Hesodo quin dijo que eran nueve las musas que existan.Cada una de ellas tena unas competencias muy concretas.

    Salieron del hotel y se dirigieron hacia la Gran Biblioteca. Aunque eran lasprimeras horas de la tarde, la Gran Biblioteca estaba muy concurrida.Universitarios, eruditos y estudiosos, se concentraban en ella buscandosaber. Aquel ambiente les agradaba. Haban estado los ltimos seis mesesen l y ahora echaban de menos aquella paz y tranquilidad. Profundizar enel saber de los antiguos, bucear por los miles de libros que all seencontraban. La Gran Biblioteca quera emular a la Antigua Biblioteca ycada ao iba adquiriendo gran cantidad de libros en casi todas las lenguasimportantes del planeta e iban comprando obras antiguas de coleccionesprivadas para ir acumulando el saber que tanta fama lograron en el pasado.En ella podran estar hasta ocho millones de ejemplares y estaba conectadaa los centros culturales ms importantes del mundo. El gobierno de Egiptose haba propuesto volver a colocar a su biblioteca en el lugar del que lahistoria le haba apeado, el primer lugar del saber mundial. La GranBiblioteca era un ejemplo de eficacia. Estaba informatizada y losempleados que trabajaban en ella eran sumamente eficaces en su funcin.Todos trasmitan el amor por aquel lugar que heredaba las sensaciones dela anterior.

  • El edificio principal tena forma cilndrica, de ms de 160 metros delongitud y estaba compuesto de cemento, cristal y granito trado desdeAsun para la fachada y dispuesto con bajorrelieves caligrficos en lamayora de las lenguas del mundo. Estaba situada en el malecn deAlejandra, a pocos metros del lugar dnde estaba ubicada la AntiguaBiblioteca. Constaba de 11 niveles, estando 4 de ellos bajo el nivel de lacalle. La cubierta es cilndrica en homenaje al dios egipcio Ra, el dios delSol. Esta cubierta fue diseada y construida de tal manera que lacombinacin del vidrio y el aluminio controla la luz que hay dentro delespacio, mientras que por fuera, se proyecta hacia el Mediterrneo, comorecuerdo del famoso Faro de Alejandra.

    -Aqu tenemos un acceso a Internet. Se puede hacer una visita virtual dijoYolanda utilizando el porttil que les haban dejado en el hotel.

    -Mira, tienen recreadas imgenes de cmo era la Antigua Biblioteca dijoDavid.

    Entraron en ella y se dirigieron a la parte posterior utilizando el cursor delratn. All un gran jardn se abra paso entre los mdulos de hormign,acero y cristal que rodeaba toda aquella zona.

    -Este sera el lugar dnde estaba el Templo de las Musas coment Jaime.

    El jardn estaba perfectamente cuidado. Los antiguos amaban las formas.Arbustos y setos, tallados por los jardineros en forma de animales ibandecorando los paseos de piedra y grandes superficies de csped y multitudde flores acompaaban al paseante por ellos. Llegaron a una plazoleta connueve esculturas. Cada escultura tena debajo, en el pedestal, un dibujoinscrito en la roca, que las representaba.

    -Estas son las nueve musas de la antigedad dijo David.

    Cada una de ellas tena un gesto diferente. Todas iban ataviadas con uninstrumento o un objeto con las manos.

    -Esta debe de ser Clo, la que ofrece gloria dijo Jaime pasando pordebajo de ella tiene un rollo de escritura en las manos y el mismo smbolo

  • en el pedestal.

    -Cul era su funcin principal? Pregunt Yolanda Me habaiscomentado que cada una de ellas tena una cualidad especial.

    -S, esta es la musa de la historia y la poesa pica.

    -Esta de aqu es Euterpe, la muy placentera musa de la msica comentDavid mira tiene una flauta grabada en el pedestal.

    -Y tambin la tiene en la mano apunt Yolanda.

    La plaza era circular. En el centro, haba una pequea fuente rodeada porrosas de muchos colores que embelleca el entorno de las musas.

    -No les ha faltado detalle coment David disfrutando de la visita a laantigedad.

    -Mira dijo Yolanda aqu estn las mscaras de comedia y drama en lospedestales.

    -As es dijo sonriendo Jaime la comedia la representa la musa Tala y eldrama Melpmene.

    -De aqu viene entonces?

    -Supongo que s, que este ser su origen.

    -Esta es Calope. Es la ms importante de todas las musas. Es la mseminente y representa la elocuencia. Tiene un rollo de papiro grabado en laroca y otro puesto en su mano.

    -Aqu esta la que buscamos. Urania.

    Los tres se quedaron mirando la musa. La musa estaba sentada sobre unaroca y tena en su mano derecha el globo celeste y en la otra un comps. Sutnica estaba esculpida con multitud de estrellas.

    -Representa la astronoma coment Jaime y en el pedestal tiene un

  • comps grabado.

    -Qu debemos buscar? pregunt Yolanda.

    -No lo s, miremos alrededor de la escultura.

    Con el cursor del ratn y las teclas direccionales del porttil, se movieronalrededor de la imagen pudiendo observarla en tres dimensiones.

    Cada uno mir una parte de ella. El pedestal, la parte posterior y entre lospliegues de la tnica de piedra.

    -Aqu no hay nada dijo pesaroso Jaime.

    -Yo no veo nada.

    -Tal vez no haya nada que ver dijo la chica tal vez sea un razonamiento.

    -O tal vez nos hayamos