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EL MODELO MINIMISTA Y LA SINTAXIS DEL ESPAÑOL Introducción Este capítulo es una introducción al modelo minimista y al análisis del español desde el punto de vista de esta teoría. El estudio que presento esencialmente una revisión de los temas tocados en el capítulo segundo y obviamente no es exhaustivo. Es una guía que el lector debería completar con estudios más detallados. También dedico una sección al análisis de las características estructurales del sintagma nominal, de las que no he hablado en los capítulos anteriores y que me ha parecido importante introducir en vista de la relevancia del tema sintagma determinante en la teoría actual. El análisis 1. CATEGORÍAS LÉXICAS Y CATEGORÍAS FUNCIONALES .- 1.1. Lexemas y gramemas El vocabulario de una lengua contiene dos tipos de morfemas: léxicos y gramaticales. Los morfemas léxicos, o lexemas, corresponden esencialmente a las raíces de las palabras y constituyen el ‹‹vocabulario›› de una lengua, es decir, el conjunto de elementos de un contenido descriptivo que se refieren a objetos, conceptos, acciones, eventos o estados de cosas. Los morfemas gramaticales, o gramemas, por su parte constituyen la ‹‹gramática››, es decir, el conjunto de elementos con un significado funcional que permiten formar palabras y oraciones. Los gramemas de una oración, por ejemplo, constituyen por así decir el esqueleto o andamio de la oración, dentro del cual están colocados lexemas. Por ejemplo el esqueleto de la oración Las niñas comían manzanas es__a-s__a-s__í-an__a-s, dentro del cual podemos colocar L, niñ, com y manzan o est, señor, viv y sol para crear la oración (Estas señoras vivían solas), etc., produciendo así oraciones.

El Modelo Minimista y La Sintaxis Del Español

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Estudios de la Lengua Española

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EL MODELO MINIMISTA Y LA SINTAXIS DEL ESPAÑOL

Introducción

Este capítulo es una introducción al modelo minimista y al análisis del español desde el punto de vista de esta teoría. El estudio que presento esencialmente una revisión de los temas tocados en el capítulo segundo y obviamente no es exhaustivo. Es una guía que el lector debería completar con estudios más detallados. También dedico una sección al análisis de las características estructurales del sintagma nominal, de las que no he hablado en los capítulos anteriores y que me ha parecido importante introducir en vista de la relevancia del tema sintagma determinante en la teoría actual.

El análisis

1. CATEGORÍAS LÉXICAS Y CATEGORÍAS FUNCIONALES .-

1.1. Lexemas y gramemas

El vocabulario de una lengua contiene dos tipos de morfemas: léxicos y gramaticales. Los morfemas léxicos, o lexemas, corresponden esencialmente a las raíces de las palabras y constituyen el ‹‹vocabulario›› de una lengua, es decir, el conjunto de elementos de un contenido descriptivo que se refieren a objetos, conceptos, acciones, eventos o estados de cosas. Los morfemas gramaticales, o gramemas, por su parte constituyen la ‹‹gramática››, es decir, el conjunto de elementos con un significado funcional que permiten formar palabras y oraciones. Los gramemas de una oración, por ejemplo, constituyen por así decir el esqueleto o andamio de la oración, dentro del cual están colocados lexemas. Por ejemplo el esqueleto de la oración Las niñas comían manzanas es__a-s__a-s__í-an__a-s, dentro del cual podemos colocar L, niñ, com y manzan o est, señor, viv y sol para crear la oración (Estas señoras vivían solas), etc., produciendo así oraciones.

Entre los gramemas tenemos los sufijos (verbales, p. ej. –ó de cantó, nominales, p. ej. -a + s de niñas, adjetivales, p. ej. –able de culpable, y adverbiales, p. ej. –mente de solamente); los prefijos (p. ej. des- como en deshacer); los determinantes, p. ej. el artículo definido el, el posesivo mi y el demostrativo ese; las conjunciones, p. ej. el subordinante que; los auxiliares de verbos compuestos, p. ej. haber; la negación no; etc. Entre los gramemas hay morfemas ligados, esto es, los sufijos y prefijos que sirven para formar una palabra, o semi-ligados, como los clíticos, y en cierto sentido los determinantes, la conjunción que y la negación no, que son libres pero son inacentuados y se anexan a una palabra con la que forma una misma unidad acentual. Por ejemplo mi perro no ha comido el hueso tiene tres unidades acentuales: mi perro, no ha comido y el hueso.

El conjunto de lexemas es abierto, es decir, variable: aumenta o disminuye con el tiempo y varía de un hablante a otro. Por ejemplo cada día entran nuevas palabras en el vocabulario (hablado) del español, por ejemplo por desuso, y hay hablantes con un léxico

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más amplio que el de otros hablantes. Por el contrario, el conjunto de gramemas es constante e invariable, por lo menos no varía con la misma frecuencia o rapidez con que varía el conjunto de lexemas. Si una persona conoce y usa los gramemas del español, puede hacer oraciones (bien formadas) aun cuando posea un vocabulario muy reducido. Por otra parte una persona que conozca miles de lexemas y desconozca los gramemas no puede constituir oraciones (bien formadas). Es interesante observar que a pesar de que los gramemas sean indispensables para construir oraciones bien formadas, se adquieren paulatinamente, por lo que algunos gramemas no aparecen en el lenguaje infantil hasta bastante tarde, o se pierden si el hablante sufre de cierto tupo de afasia, o no se incluyen en el lenguaje telegráfico o del tipo presupuesto en D᾽Introno (1979) para las estructuras profundas de las oraciones.

Asumiré que el número y tipos de morfemas gramaticales están universalmente determinados, pero el inventario de los mismos presente en una gramática varía de una lengua a otra: hay lenguas como el chino, llamadas analíticas, que tienen un gran número de gramemas, y otras, como por ejemplo el inglés, llamadas sintéticas, que tienen un inventario más reducido. En español el número de morfemas gramaticales es menor que el que existía en latín o griego, donde había declinaciones y formas verbales inexistentes en español, pero es superior al del inglés, donde la conjunción verbal, el género y la concordancia, por ejemplo, están limitados a muy pocos casos.

El conjunto de morfemas y el estudio de los mismos se llama morfología, y se subdivide en dos: derivacional e inflexional. La primera está constituida de sufijos y da cuenta de la derivación de distintas categorías léxicas a partir de un mismo lexema. Por ejemplo del lexema aplic- se obtienen las formas del verbo aplicar, del sustantivo aplicación de adjetivo-sustantivo aplicante, del adjetivo aplicado y del adverbio aplicadamente. La morfología derivacional permite identificar la categoría a la que pertenece un determinado elemento léxico. La morfología inflexional por su lado da cuenta –en español—del número y género de los sustantivos y adjetivos por de medio de sufijos como –a+s de niñas, del número, persona, modo y tiempo de los verbos con sufijos como rí-a-mos de cantaríamos, del tipo de relación entre sintagmas o cláusulas, por ejemplo por medio del complementador interrogativo si, etc. La morfología inflexional permite agrupar palabras en categorías superiores, por ejemplo la de los sustantivos y adjetivos porque ambos manifiestan números y persona, o verbos y adjetivos, porque ambos pueden ocupar la misma posición predictiva, etc. A diferencia de los morfemas derivacionales, que son ligados, los morfemas inflexionales pueden ser ligados como los sufijos nominales, o libres, como el complementador si. Los morfemas inflexionales corresponden grosso modo a las categorías funcionales.

La distinción entre morfemas derivacionales en inflexionales no está sin embrago preestablecida ¿Es por ejemplo al género una categoría derivacional o funcional? Por ejemplo, ¿la –a de niña a qué categoría pertenece? De acuerdo con Ritter (1993) el género no es una categoría funcional en hebreo porque forma parte de la palabra léxica ‹‹mínima››, es decir, en hebreo no existe una manera productiva de asignar el género a los sustantivos por medio de un sufijo, de hecho cada raíz nominal tiene su género. Este fenómeno se encuentra también en otras lenguas, en las que no hay variación morfológica como sucede en español, donde una misma raíz nominal, por ejemplo niñ-, puede ser acompañada de la terminación –o o –a. Por ellos en español podemos hablar de una

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categoría funcional de género para los sustantivos, como sugiere Lorezno (1995), y como propone originalmente Picallo (1991) para el catalán.

Sin embargo la alternancia entre niñ-o y niñ-a está basada en la diferencia de sexo y no es productiva (no hay alternancia en todos los casos), basta con tomar en cuanta palabras que sólo usan una forma, como sucede con chacal, geómetra y culebra. Por otra parte los sufijos –o/–a no solo los únicos posibles, ya que hay sustantivos que terminan en consonante, como chacal, o en –e, como serpiente, que no alternan. En cuanto a palabras cuyo género no corresponde a una diferencia de sexo, las cosas se complican. Por ejemplo ¿es la –o de libro un marcador de género? La respuesta no puede ser afirmativa si se compara la –o de libro con la de mano o de radio (esta última palabra puede ser masculina o femenina), en las que –o es un sufijo (véase por ejemplo libr-eta y man-ita), pero no es un morfema de género. Aquí el género es inherente el determinante. En cuanto a sustantivos que terminan en consonante, algunos no tienen ningún tipo de sufijo, como por ejemplo pan y mar (éste último puede ser masculino o femenino dependiendo del dialecto). En conclusión, palabras como culebra, serpiente, libro, mano, problema, pan, mar, etc., tienen género, es decir, tienen el rasgo [masc] o [fem], pero no tienen sufijo de género. A pesar de ellos, podemos asumir que todo sustantivo tiene, además del rasgo de género detrás del lexema que está ocupada por o/a en casos como niñ-o/-a, por un sufijo ‹‹de relleno››, invariable, como en el caso de la o de libr-o y la –a de geómetr-a, y está vacía en casos como pan.

El problema teórico que se plantea ahora es si hay que suponer que todo sintagma determinante tiene una categoría funcional del género. Podríamos pensar que sólo en casos como niñ-o/-a dicha categoría está presente, que en su núcleo esta el rasgo ‹‹fuerte›› [masc] o [fem] y el sufijo correspondiente, y que éstos atraen al lexema (que se anexa al sufijo). Pero esta solución nos crearía ciertos inconvenientes, por lo que voy a optar por la hipótesis de que es español tiene una categoría funcional de género, presente en todo sintagma determinante, y que el núcleo de dicha categoría contiene un rasgo de género, y en el caso de sustantivos como niñ-o/-a el sufijo correspondiente. Modificaré esta hipótesis más abajo.

El hecho de que los morfemas inflexionales tengan un significado ‹‹gramatical›› en cierta medida derivable de su comportamiento sintáctico y una pronunciación que los subordina a los morfemas léxicos que modifican (por ejemplo algunos sufijos no cuentan a efecto del acento) promovió la hipótesis, presente en el análisis sintagmático y el análisis generativo anterior al modelo de principios y parámetros, de que los morfemas inflexionales debían analizarse como elementos periféricos dependientes de las categorías léxicas a las que acompañan, esto es, como subordinados de las categorías léxicas a las que acompañan, esto es, como subordinados al constituyente superior de dicha categoría léxica. Por ejemplo una oración como Mi perro no ha comido el hueso se divide esencialmente en tres sintagmas con los respectivos núcleos perro, comido y hueso, por lo que los determinantes mi y el, por ejemplo, están adjuntos a los sustantivos perro y hueso, con los que forman un sintagma nominal. Esta perspectiva cambia en el último modelo, donde Comp por ejemplo se interpreta como una categoría fundamental para la representación de la estructura sintáctica de la oración. Esta tendencia se extiende luego a INFL y finalmente al determinante definiéndose así el aporte de estas categorías a la sintaxis de la oración. En el nuevo modelo sintáctico, que culmina en el programa

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minimista, el determinante, el complementador e INFL se independizan de los núcleos léxicos que modifican y se convierten en categorías funcionales cuya primera proyección (por ejemplo INFL᾽ y Det᾽) tiene un complemento que en el caso de INFL᾽ es la proyección de V᾽᾽ (proyección máxima de la categoría léxica V) y en el caso del determinante es la proyección N᾽᾽ (proyección máxima de la categoría léxica N). Este cambio teórico permite incluir entre las categorías funcionales no sólo morfemas ligados, como son los sufijos, sino también morfemas libre como son el complementador y el determinante. Es así que la sintaxis generativa, que hasta la mitad de los años 80 es una sintaxis que podemos llamar léxica porque los núcleos de los constituyentes con los que opera son categorías léxicas, pasa a ser desde mitad de los 80 morfo-léxica, y debería llamarse morfosintaxis, un término usado sobre todo en Europa antes de la gramática generativa.

1.2. Rasgos léxicos y funcionales

Al incluir categorías funcionales en la gramática se nos presenta el problema de determinar cuáles y cuántas son las categorías funcionales de una lengua, en nuestro caso del español. Por ejemplo, si nos atenemos a la clasificación estructural de estas categorías, las preposiciones deberían considerarse categorías funcionales. ¿Por qué? Primero porque algunas preposiciones parecen estar desprovistas de una significado léxico, como es el caso de la preposición a de los objetos o de la preposición de cuando introduce al sujeto o al objeto de un sustantivo predicativo, como en la traducción de Cervantes; segundo porque el inventario de preposiciones (o de ciertos usos de algunas preposiciones) se retrasa hasta las últimas etapas del proceso de adquisición y el uso de las mismas se pierde antes que el de otros elementos en caso de afasia o inclusive en caso de atrición lingüística, es decir, cuando por la edad, el cansancio u otros factores psicológicos disminuye la capacidad lingüística. Pero, por otro lado, como hemos visto las preposiciones se comportan con respecto a la asignación de Caso de la misma manera que los verbos, y algunas preposiciones se comportan a veces como adverbios.

Lo que acabo de plantear sugiere que la pertenencia de un elemento a una categoría léxica o funcional no está establecida a priori, sino que depende cómo se comporta en la sintaxis de la lengua: depende de qué proceso permite y qué procesos lo afectan. Esto acarrea una reevaluación de las categorías, y una redistribución de los morfemas de una lengua. En otras palabras, si la teoría presupone la existencia de dos tipos de categorías, la pertenencia de un elemento a una u otra categoría no dependerá de un análisis taxonómico, sino del comportamiento sintáctico del elemento, por lo que hay que preguntarse en primer lugar qué distingue el comportamiento de una categoría del comportamiento de otra. Supongamos que la teoría estable que las categorías léxicas sin aquellas en las que hay que saturar o satisfacer ciertos rasgos, mientras que las funcionales son aquellas que permiten tal proceso, entonces la determinación de que un elemento pertenece a una u otra depende de ese factor. Lo que equivale a decir que un elemento E pertenece a una categoría C si E opera de acuerdo con los principios y reglas que rigen a todo elemento en C. Esta idea es tan vieja como la gramática generativa, en la que la definición de una categoría C no está basada sólo en la distribución de los elementos de C, sino también en el comportamiento de los mismos, por ejemplo E pertenece a C si E es afectado por las mismas reglas (p. ej. de movimiento) que afectan a

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los demás elementos en C. Por supuesto también hay que tomar en cuenta consideraciones de alcance empírico: si la hipótesis de que E es una categoría funcional, por ejemplo, da los resultados esperados, entonces la hipótesis es correcta. En conclusión, la determinación de cuáles son las categorías funcionales de una lengua es una cuestión teórica y empírica: depende de la definición que la teoría provee y del comportamiento de los elementos. En gramática generativa, por ejemplo, se asume que las preposiciones pertenecen a la categoría léxica con el rasgo [+V], al igual que los verbos, porque rigen un sintagma nominal (mejor dicho un sintagma determinante) y asignan Caso, al tiempo que los determinantes, Comp, INFL, como también los cuantificadores nominales, por ejemplo algunos, y la negación verbal no, pertenecen a categorías funcionales.

Recordemos que las categorías léxicas se definen de acuerdo con los rasgos binarios [+/-N] y [+/-V] que permiten obtener una clasificación de manera que N, por ejemplo, es [-V+N] y las proyecciones de ésta, es decir N᾽ y N᾽᾽, son [-V+N] ᾽ y [-V+N] ᾽᾽, respectivamente. Por supuesto éstos no son todos los rasgos necesarios para clasificar los elementos léxicos, por ejemplo también hacen falta rasgos de subcategorización como Común y Contable de los sustantivo, que distinguen sustantivos como perro ([+Común]), de Fido ([-Común]), y vaso ([+Contable]), de agua y esperanza ([-Contable]).

Se propusieron categorías no léxicas como INFL, Comp, etc. Ahora tenemos que redefinir estas categorías como categorías funcionales, tenemos que determinar los rasgos que las caracterizan, la posición que ocupan en la estructura oracional y la manera como se articulan. Supongamos que las categorías funcionales se articulan al igual que las categorías léxicas de acuerdo con la teoría de la X-barra. En este caso tendrán un núcleo X, una primera proyección X᾽ que contiene un complemento, y una segunda proyección X ᾽᾽ máxima que contiene un especificador. Supongamos además que tienen rasgos de una naturaleza distinta de los rasgos léxicos, varios tipos de concordancia entre éstos, u otras características gramaticales ajenas a los elementos léxicos. Asumamos esto, el siguiente problema es determinar las categorías funcionales del español y su posición en la estructura oracional.

Empecemos con algunas categorías. Por ejemplo vimos que hay una categoría INFL que contiene el rasgo [+/-Tiempo], y éste, cuando es [+tiempo], contiene los rasgos de tiempo, digamos [+/-Presen]. Al ser [+Tiempo], el verbo asigna Caso nominativo al sujeto, así que el rasgo puede ser [Nom], y concuerda en número con el sujeto, de allí el rasgo [+/-Sing], y persona, de allí los rasgos [+/-III Pers, +/-IIPers]. Reformulado la propuesta inicial, digamos que hay dos categorías funcionales para el verbo. Una, que podemos llamar Tiempo, esto es, T (que en el fondo sustituye a I de INFL), con el rasgo [-Tiempo] o [+Tiempo, +/-Presente, etc., +Nominativo]; la otra que podemos llamar Concordancia, esto es, ConcS, con los rasgos número y persona. Notemos sin embargo que ésta es una aproximación al problema de las formas verbales. Por ejemplo, podríamos pensar que hace falta subdividir T en varias categorías, una para modo, otra para tiempo y otra más para nominativo pero por el momento seguiré la práctica más común en el modelo minimista de dos categorías funcionales para el verbo, obedeciendo así a tenga el menor número posible de elementos y símbolos.

La teoría de la X᾽ se extiende también a Comp, que a nivel cero es C. El rasgo aquí podría ser [+/-Q]. Positivo cuando contiene el complementador interrogativo si, o es el

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lugar de acceso de los pronombres interrogativo y relativo. Negativo cuando contiene un que subordinante, o es el lugar de acceso por ejemplo de un tópico.

Entre las categorías funcionales mencionadas en los capítulos anteriores está la de determinante, cuyo nivel cero es D, la primera proyección es D᾽ que tiene como complemento N᾽᾽ y su proyección máxima es D᾽᾽. El sintagma nominal se convierte así en el complemento de la categoría funcional sintagma determinante, SDet. Sin embargo el sintagma determinante contiene otras categorías de número y género.

La categoría ConcO, es decir concordancia de objeto, que tiene el rasgo [+Acusativo], es el complemento de la proyección T᾽, y tiene como núcleo ConcO, es decir, concordancia de objeto. Durante la derivación la posición de especificador de ConcO᾽᾽ es ocupada por el objeto directo que concuerda así con ConcO en acusativo. Otras categorías funcionales ausentes de la presentación hecha en los capítulos anteriores son las de auxiliar, negación, posesivo, etc.

1.3. El principio especular

Una de las consecuencias de la incorporación de categorías funcionales a la sintaxis es que ha permitido desarrollar un análisis sintáctico más articulado, y al mismo tiempo más abstracto, en el que hay un dominio léxico definido por un verbo o un sustantivo que selecciona un argumento sino un complemento a temático. Estos dominios funcionales son el del complementador, de las concordancias, del tiempo, del determinante, etc. Una de las ventajas de este cambio es que ciertas diferencias entre lenguas pueden resolverse en término de la presencia y/o disposición de las categorías funcionales en la estructura oracional. Otra diferencia que se hará más evidente es que algunas categorías funcionales tienen más fuerza en unas lenguas que en otras. Ésta es una de las diferencias entre el español y el ingles. Pero si hay diferencias en la disposición de las categorías funcionales, ¿cómo sabemos cuál es el orden de una determinada lengua? La respuesta es que la secuencia de las categorías en la estructura sintáctica de una lengua tiene que reflejar la que se observa a nivel morfológico superficial. Esta correspondencia obedece al siguiente principio (Mirror principle) de Baker (1988:13) que Lorenzo (1995) traduce como principio especular.

1. Principio especularLas derivaciones morfológicas deben de reflejar directamente las derivaciones sintácticas, y viceversa.

Este principio, que es una especia de principio de proyección morfológica, puede interpretarse de dos maneras. Una es que la secuencia de las categorías en la estructura de entrada es igual a la de salida, o bien que es diametralmente opuesta. La solución depende de otros aspectos de la estructura de entrada y de ciertos aspectos teóricos. Asumamos en todo caso, que los argumentos dentro de las proyecciones V᾽ y V᾽᾽ del verbo, u que los sufijos verbales corresponden a categorías funcionales externas a las proyecciones del verbo (en concreto que se encuentran en los núcleos de tales categorías). En este caso, en la estructura de entrada el verbo es simplemente un lexema, al tiempo que los sufijos aparecen en

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los núcleos funcionales. De modo que el verbo debe salir de su proyección para anexarse a los sufijos. Si el verbo es viviríamos, por ejemplo, tienen el sufijo de modo + tiempo + nominativo -ría-, y el sufijo de número + persona -mos, en este orden. Entonces la raíz viv-i (estoy asumiendo que la vocal temática -i- es parte de la raíz) tiene que anexarse primero al sufijo de modo + tiempo + nominativo, luego al de número + persona. Asumiendo por otra parte, como es natural, que el movimiento es ascendiente y de carácter cíclico, entonces la categoría funcional de número + persona, es decir ConcS, deberá estar por encima de la de modo + tiempo + nominativo, es decir T. Por otra parte, puesto que oraciones sin tropicalización u otros movimientos el objeto sigue al verbo, y el verbo debe asignarle Caso, acusativo al objeto desde su posición de núcleo de ConcO (toda ‹‹concordancia››, incluso la de Casi, debe realizarse entre el especificador y el núcleo de la categoría funcional pertinente), tenemos que asumir que ConcO sigue a T en la estructura oracional. Todo esto también implica que el sujeto debe subir primero a la posición de especificador de T, donde recibe el Caso, luego a la de ConcS donde concuerda con el verbo.

1.4. El léxico

De acuerdo con lo que he dicho el léxico de una lengua está constituido de palabras, a menos que lo veamos como un vocabulario en el que para cada morfema hay una serie de entradas las palabras que forma. En cualquier caso, para cada entrada hay una serie de rasgos que definen las características de la palabra. Los rasgos son de cinco tipos: fonológicos, que definen la secuencia fonémica de la palabra; semánticos, que describen las características semánticas de la palabra, categoriales, que indican a qué categoría pertenece la palabra, por ejemplo [+N –V], [-N +V], etc.; funcionales (o formales, llamados también rasgos-ɸ), que se refieren a las características gramaticales y combinatorias de la palabra; y temáticos. Estos últimos aparecen en palabras con un lexema predicativo, como por ejemplo traduc- de traducir, traducción, traductor, etc., y expresan la estructura temática del lexema (en este ejemplo [Agente, Paciente-tema]), que se traduce en la selección de los argumentos del lexema. Podemos suponer que los mismos rasgos permiten dar cuenta de la subcategorización de los argumentos, como por ejemplo la de admir-ar que requiere un sujero humano. En cuanto a los rasgos-ɸ, hemos visto cuáles son, nos falta agregar que cumplen con dos objetivos. Por una parte definen las características gramaticales de la palabra, por otra parte expresan con qué especificadores y/o núcleos funcionales deben combinarse. Pero mientras los rasgos-ɸ de los elementos funcionales (en posiciones de especificador) tienen un efecto seleccionador, los de los elementos léxicos (en posiciones de especificador) tienen un efecto opuesto, de acotamiento. Esto es, provocan el movimiento de los núcleos léxicos a las posiciones funcionales para así confrontar los rasgos del núcleo con los de los elementos funcionales para así confrontar los rasgos del núcleo con los de los elementos funcionales, eliminándose los del núcleo si hay igualdad. Por ejemplo, como veremos más tarde, el especificador de la categoría funcional de tiempo puede contener, entre otros, los rasgos de modo indicativo y tiempo futuro, así que en cierto sentido ‹‹selecciona›› como núcleo

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un verbo que tiene estos mismos rasgos. Ahora bien, el verbo comeremos, que se genera en el núcleo de V, tiene estos rasgos, que deben cotejarse y acotarse para no pasar al componente semántico. Por ellos, comeremos debe subir a la posición de núcleo de la categoría funcional de tiempo, donde sus rasgos serán comparados con los del especificador y se eliminarán si son iguales

2. ASPECTOS TEORÍCOS DEL MODELO MINIMISTA .-

2.1. La organización de la gramática

En The Minimalist Program (1995) Chomsky propone un modelo gramatical regido por un principio de economía que requiere que en una derivación no haya símbolos o pasos derivacionales superfluos y que cualquier operación sea el resultado de una exigencia derivacional para subsanar, como último recurso una falla. En este modelo, llamado minimista, las reglas de estructura de frase y las mismas construcciones sintagmáticas, tales como sintagma nominal, sintagma verbal, etc. concebidas en los modelos anteriores como teoremas apriorísticos necesarios para dar cuenta de las expresiones lingüísticas y las relaciones entre los elementos léxicos de tales expresiones, no tienen vigencia. La estructura de una expresión lingüística es simplemente la manifestación de las características combinatorias de los elementos léxicos de acuerdo con la X-barra, junto con la selección paramétrica de la direccionalidad de la cabeza con respecto a las otras proyecciones de X. El nuevo modelo tampoco contiene los niveles de representación estructura-D y estructura –S. Una lengua consiste por lo tanto en un léxico y en un sistema computacional encargado de combinar elementos extraídos del léxico y colocarlos en esquemas configuracionales propios de la teoría de la X-barra, para realizar derivaciones de acuerdo con los requisitos que dichos elementos deben de satisfacer o bien la sintaxis ‹‹encubierta›› de la Forma Lógica, en cuyo caso el resultado no es perceptible fonéticamente porque no pasa al componente fonético. Bajo la presuposición de que el sistema computacional es un conjunto invariable de principios, las diferencias entre sistemas lingüísticos se deben a opciones entre distintos tipos de elementos funcionales, como los sufijos, y a propiedades de los elementos léxicos, esto es, fundamentalmente los verbos y los sustantivos. La derivación engendra una Descripción Estructural (DE) que resulta un par (,) que debe satisfacer los requisitos de los niveles de interfase (en inglés interface): Representación Fonética (Rf) y Forma Lógica (FL). Esto es, debe ser el resultado del procesamiento de las expresiones lingüísticas en RF y el del procesamiento de las expresiones lingüísticas en FL. Si (,) no satisface las condiciones de interfase, la derivación se estrella. Naturalmente, hay aspectos de la derivación de (,) que sólo RF procesa, y viceversa hay aspectos que procesa sólo FL, pero la parte computacional de la sintaxis abierta es relevante para ambos sistemas.

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interfase

Como he señalado, los niveles estructura-D y estructura-S no son parte de la gramática, de manera que el esquema de la gramática es fundamentalmente el siguiente:

Forma lógica

Léxico-Sintaxis Abierta

Representación Fonética

Una de las razones de este cambio es que en el modelo minimista los principios gramaticales no están ordenados jerárquicamente, ni se aplican a determinados niveles creando, por así decir, niveles como el de la estructura-D y la estructura-S. Sobre todo no hay una condición que requiere de las restricciones léxicas y estructurales de una oración estén satisfechas en un determinado nivel, en concreto a nivel de la estructura-D, previo a la aplicación de las operaciones derivacionales. Al no haber tal condición, desaparece el nivel que genera, que era la interfase entre léxico, por una parte, y el sistema computacional y los principios (como el Principio de Proyección y el Criterio Temático) que regulan tal nivel, por otra parte. Al mismo tiempo se hace irrelevante el nivel que resultaba de las operaciones sintácticas, la estructura-S, que era la interfase entre la sintaxis (en el sentido de sintaxis abierta) y los otros dos sistemas lingüísticos RF y FL. Como se recordará la estructura-S era el nivel en el cual operaban ciertas condiciones o principios, por ejemplo la teoría del Caso, la teoría de ligamiento, etc. Por supuesto, el que estos niveles desaparezcan de la gramática es algo positivo porque simplifica conceptualmente el sistema computacional, por no implica que los requisitos expresados por los varios principios y condiciones que operaban en la estructura-D y la estructura-S no tengan vigor en el nuevo modelo. De hecho permanecen, pero se realizan fundamentalmente en los niveles de interfase. Por ejemplo uno de los requisitos impuestos en la estructura-D es que un sintagma nominal aparezca en una posición temática, y un requisito impuesto a nivel de la estructura-S es que dicho sintagma nominal no tenga más de un papel temático, lo cual quiere decir que el sintagma puede aparecer en una posición atemática en la estructura-S. Ahora bien, los efectos de tales condiciones se captan en el modelo minimista en el momento de crear estructuras la interfase de la RF y RL. En el primer caso porque cada elemento léxico tiene un esquema o red temática, expresada con rasgos de selección temática, que permiten establecer si el elemento va a construirse con un sujeto, un objeto, etc. En el segundo caso, porque las

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expresiones lingüísticas deben ser interpretables, por ello cada SDet deberá tener un solo Caso y un solo papel temático.

2.2. Economía

Las expresiones lingüísticas deben también ser óptimas, es decir, mínimamente derivadas, tanto en términos de representación –una derivación con un menor número de símbolos es más económico que una con un mayor número de símbolo–, como en términos de procesos –una derivación con un menor número de pasos es más económica que una con un mayor número de pasos--. Este concepto economía derivacional guarda relación con el de evaluación métrica de los modelos anteriores, pero se aleja de él por cuanto presupone que entre los posibles pares (,) que el sistema computacional puede asignar a una misma expresión lingüística, uno es mejor que los otros en el sentido de que requiere menor esfuerzo computacional, o, dicho de otra manera, se realiza con un menor número de elementos y de pasos computacionales.

Una de las ideas básicas al concepto de economía en el nuevo modelo es que las operaciones tiene lugar en FL son menos ‹‹costosas›› que las que tienen lugar en la sintaxis abierta, porque de esta manera los objetos lingüísticos creados por el sistema computacional (esto es, las oraciones) alcanzan el nivel RF en menor tiempo y con mayor facilidad, obviando el paso por la sintaxis abierta, convirtiéndose así en objetos lingüísticos físicos sin intervención de procesos ‹‹abiertos››. Si por el contrario los objetos lingüísticos son afectados por más tiempo y más esfuerzo para procesarlos. Todo ello bajo la presuposición de que los procesos de FL son parte integrante del sistema cognitivo y operan mecánicamente sin efectos observables.

¿Qué principios definen economía derivacional? Además de los que voy a llamar de movimiento corto y derivación corta, que voy a enunciar informalmente como en (a) y (b) respectivamente, Chomsky propone dos más llamados Demora (en inglés, Procrastinate) y Avaricia (en inglés Greed), que son los que presento informalmente en (c) y (d) respectivamente:

a. Movimiento cortoMúevase con el rasgo a la proyección P con el rasgo más cercana a .

b. Derivación cortaLa derivación de x con n pasos es preferible a la derivación de x con n+m pasos.

c. DemoraEl movimiento en FL es preferible: el movimiento de debe demorarse en los posible hasta FL.

d. AvariciaEl movimiento de es un recurso de última instancia para satisfacer una necesidad de .

Los dos primero principios son intuitivamente empíricos y cuantitativamente medibles, mientras los otros dos son más bien conceptuales y no medibles (Lorenzo y Lona [1995] los llaman cualitativos). Son además más particulares a la teoría que los otros

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dos. En todo caso la idea básica es que la derivación de una oración de x, y, en los posible, encubiertos, es decir, a nivel de FL. Veremos en varias ocasiones los efectos prácticos de estos requisitos.

Esta concepción de la economía lingüística puede haber sido motivada por la que sugiere la Teoría de Optimidad (TO) –véase por ejemplo McCarthy y Prince (1993) y D᾽Introno, Teso y Weston (1995) –, pero se opone a ésta en cuanto es una economía ‹‹derivacional››, y no una economía de ‹‹resultados››, es decir, aplicable a los objetos creados por los mecanismos derivacionales. Veamos. TO es un mecanismo de selección del mejor candidato, digamos ai, entre varios candidatos posibles {a1 … an} generados a partir de un elemento e, por ejemplo a partir de la representación fonológica de una palabra. TO no define el proceso de generación de los varios candidatos {a1 … an} de e, ni legisla sobre las derivaciones de los varios candidatos, sino que, dado el conjunto de candidatos posibles {a1 … an} y un conjunto de restricciones gramaticales {R1 … Rn} que condicionan las características de todos los objetos lingüísticos posibles (digamos las características fonéticas de todas las palabras posibles en una lengua), establece el orden en que tales restricciones se aplican a los candidatos {a1 … an} de, manera que el candidato ai resulte ser el óptimo, es decir, el que desobedece al menor número de restricciones.

La propuesta de Chomsky al contrario es una economía basada sobres los principios mencionados arriba, que, como decía, tienen efecto no sobre los resultados (outputs) de los procesos derivacionales, sino sobre el mismo proceso derivacional. Todo se resume en una tendencia a restringir el número de derivación gracias a la noción de Chomsky llama del ‹‹último recurso››: evitar el malgaste de símbolos y procesos, usándolos sólo cuando no haya otro recurso para que la derivación resulte convergente.

2.3. Derivación e interpretación

Dado el léxico de una lengua, los principios gramaticales determinan el conjunto de pares posibles (,) para tal lengua, cada uno con una descripción estructural DE. Cada par (,) es el resultado de una derivación que ‹‹converge›› si produce una DE legítima, si no la derivación ‹‹se estrella››. La legitimidad de y viene determinada por la compatibilidad de los aspectos derivacionales de y con los principios gramaticales y el principio de economía. Si es un objeto legítimo, y es por lo tanto interpretable por el sistema que ejecuta la instrucciones audio-articulatorias de manera que produzca secuencias fonéticamente bien formadas, entonces cumple con la condición de Plena Interpretación (Full Interpretation) en RF. Si no cumple con este requisito, porque por ejemplo tiene sílabas de una estructura inadmisible en la lengua, (por ende la derivación) se estrella. De manera paralela, si es legítima, esto es, si es interpretable por los otros sistemas cognitivos que, entre otras cosas, procesan como un elemento informativo pragmáticamente relevante para una determinada situación, decimos que cumple con la condición de la Plena Interpretación en FL. Si no, --es decir la derivación—se estrella.

El sistema computacional genera las DDEE sobre la base de los elementos extraídos del léxico y estructurados de acuerdo con los rasgos selecciónales temáticos y los esquemas de la X-barra, de modo que un núcleo entra en las relaciones especificador-núcleo, núcleo-complemento y núcleo-núcleo, esta última de acuerdo con ciertas restricciones

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selecciónales, por ejemplo la que hay entre un verbo como admirar y el sujeto (éste debe ser animado).

Los procesos computacionales necesarios para generar DDEE son:

(a) Selección y emparejamiento(b) Sustitución y adjunción

Selección es fundamentalmente el proceso por el que se extraen elementos contenidos en el léxico y se incorporan a una derivación.Emparejamiento es el proceso de combinar dos elementos, y , en un constituyente K, siendo éste de carácter endocéntrico en el sentido de que el resultado del emparejamiento es una proyección de uno de los dos elementos o . El elemento proyectado es el núcleo de K. Emparejamiento procede de manera que construye una estructura K, y a partir de ésta una estructura mayor G combinando K con otro elemento , siendo un elemento extraído del léxico o un constituyente. Así que no hay reglas de frase (esto es, reglas sintagmáticas) para construir estructuras, sino simplemente un proceso combinatorio que, tomando en cuenta las características temático-selecciónales de los elementos léxicos, los empareja para formar frases cada vez más amplias, hasta tener la estructura oracional completa.

A la estructura K se aplica Movimiento de o bien para reemplazar un elemento de K con (sustitución) o bien para anexar a (adjunción). En mi análisis voy a considerar sustitución el movimiento de con el rasgo [R] a la posición donde hay rasgos que incluyen a [R] que atrae a , y no hay un elemento distinto de con sus propios rasgos y distintos de . Un ejemplo de esta sustitución es el siguiente. Supongamos que Comp puede contener un rasgo que podemos llamar [+Q], que es el que también aparece en los pronombres interrogativos. Entonces Comp es , [R] es [+Q] y el pronombre interrogativo, que es atraído a Comp por el rasgo [+Q], rasgo que el pronombre interrogativo reemplaza en Comp. Para dar un ejemplo concreto, supongamos que en una estructura están presentes Comp con el rasgo [+Q] y el pronombre interrogativo qué con el rasgo [+Q]. Pues bien, el rasgo atrae el pronombre a Comp donde qué sustituye al rasgo (esto es, se coloca la posición del rasgo). En cuanto a adjunción voy a asumir que es el movimiento de a , y ambos elementos morfológicos, no para sustituir sino para anexarse a puesto que no es un rasgo sino un elemento morfológico. Un ejemplo de adjunción es el siguiente. Supongamos que los verbos se forman anexando el morfema lexical (p. ej. compr-a-) a los morfemas gramaticales de modo, tiempo y número (p. ej. –remos), que este proceso tiene ligar en la sintaxis y que los morfemas gramaticales aparecen en una categoría superior a la del morfema gramatical. En este caso el morfema lexical se adjunta al gramatical, que lo atrae (si no hay movimiento del morfema lexical la derivación se estrella).

El resultado de la adjunción, que puede ser a la derecha o izquierda, es, como ya hemos visto en los capítulos anteriores, una categoría que incluye a y y que es del tipo y que por razones expositivas llamaré adjunta o A.

Pero lo que he dicho sobre derivación no es exactamente lo que Chomsky propone. Recordemos en efecto que para Chomsky no existen los niveles de estructura-D y estructura-S, por ello los cuatro procesos mencionados tienen lugar simultáneamente, así

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como se va derivando la oración. Esto es, no se construye primero la estructura-D y luego se aplica la regla de movimiento, sino que se va construyendo la estructura seleccionada elementos del léxico, combinándolos en frase y aplicando la regla de movimiento, hasta que se completa la derivación o hasta que el proceso queda bloqueado. En otras palabras, realmente no existe la estructura seleccionando elementos del léxico, combinándolos en fase y aplicando la regla de movimiento, hasta que se completa la derivación de la oración. A pesar de que ésta es la hipótesis que Chomsky sostiene, cuando pase a analizar oraciones procederé como si se debiera elaborar primero la estructura-D y luego aplicar el movimiento. Pero ésta es simplemente una estrategia expositiva para simplificar y reducir el análisis.

Volvamos al tema de las relaciones que están en la base de los procesos computacionales. Éstas sustituyen a veces diversos mecanismos presentes en el modelo anterior. Por ejemplo, en el sistema anterior la asignación Caso nominativo obedecía a una relación de régimen entre un núcleo y su complemento. Esta disparidad se resuelve en el modelo minimista al asumir que la asignación de Caso se realiza sobre la base de la relación especificador-núcleo: el sujeto y el objeto ambos reciben Caso en la posición de especificador de una categoría Conc, cuyo núcleo es ocupado por el verbo.

En el sistema anterior había otra disparidad entre Caso y concordancia: el Caso se asigna, la concordancia se coteja. En el nuevo modelo estos dos procesos se unifican al decir que la ‹‹asignación›› de Caso es un proceso de cotejo de rasgos, al igual que la concordancia. Esta solución es mejor y uniforma las dos operaciones: ambas son ‹‹concordancias›› de rasgos morfológicos en una estructura sintáctica la de especificador. De acuerdo con esta hipótesis, los argumentos de un verbo se originan dentro de las proyecciones de V donde ocupan posiciones temáticas (y ‹‹reciben›› papel temático); mientras los rasgos funcionales promueven el movimiento de V y sus argumentos a las posiciones dentro de las categorías funcionales T᾽᾽, ConcS᾽᾽ y ConcO᾽᾽.

Hasta ahora se he mencionado del movimiento de V, por ejemplo, de una manera un poco ambigua, sin aclarar si lo que se mueve es una simple raíz que al colocarse en la posición funcional se anexa a un sufijo, o si el sufijo ya forma parte de la palabra antes de subir a la posición funcional. En principio cualquiera de las dos soluciones es correcta, y de hecho parecen ser variantes técnicas, así que se adoptará la segunda sin justificarla. En esta segunda hipótesis el movimiento del elemento léxico, por ejemplo un verbo, no es adjunción sino sustitución. Se asumirá por lo tanto que una palabra p, digamos un verbo o sustantivo, se incluye ya formada en el sistema computacional y tiene, además de los posibles sufijos, rasgos formales (esto es, funcionales) que identifican la categoría léxica y las categorías funcionales de p. Los rasgos formales deben elidirse en p porque no aportan información válida para p en RF o FL: su objetivo es el de permitir una comparación con los rasgos de otro elemento (fonéticamente lleno o vacío) presente en la categoría funcional, después de lo cual se eliden si son iguales.

Revisemos brevemente un ejemplo. Tomemos de nuevo el verbo comparemos, que ahora aparecerá tal cual en el núcleo V de un V᾽᾽ como en nosotros compramos caramelos. Este verbo contiene dos tipos e rasgos formales: unos son rasgos-N que deben cotejarse con los del SDet objeto (esto es, modo y tiempo). Los rasgos formales no pueden cotejarse dentro de V᾽᾽, sino dentro de las categorías funcionales de concordancia y tiempo.

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Se deriva esta oración, suscribiéndonos a la teoría de la X-barra que establece que toda ramificación es binaria y que la proyección mínima puede ser una categoría léxica o funcional X, y la proyección máxima, X᾽᾽, es el sintagma (o frase) de dicha categoría. V᾽᾽ contiene el verbo y sus dos argumentos, el externo, es decir, el sujeto nosotros, en la posición de especificador, y el interno, es decir, el objeto caramelos, en la posición de complemento. Además del verbo y sus argumentos la oración puede contener elementos circunstanciales y adverbios. Voy a asumir que estos aparecen por encima de V᾽᾽. El sujeto sube a la posición de especificador de T, donde coteja el rasgo nominativo con el verbo. Éste pasa al núcleo de ConcO para cotejar el rasgo acusativo con el objeto, que por tanto sube a la posición del especificador de ConcO. Después del cotejo, acusativo se elimina, y el verbo se coloca en T para cotejar el rasgo de modo y tiempo con el núcleo T y nominativo con el sujeto. Finalmente compraremos se mueve a la posición de ConcS para cotejar el número y persona con el sujeto, que se desplaza a Espec de ConcS, eliminándose así los rasgos en cuestión.Al analizar esta derivación surgen tres preguntas. ¿Por qué el verbo se mueve a los núcleos de las categorías funcionales, mientras el sujeto y objeto se mueven a los especificadores? La respuesta es que el movimiento de un núcleo sólo puede ser la posición de núcleo de otra categoría. Ésta es la condición de movimiento de núcleo a núcleo. La segunda pregunta es por qué el sujeto no sube de un solo paso hasta el especificador de ConcS, esto es, sin detenerse en el especificador de T (se podría asumir que nominativo, número y persona se cotejan en ConcS). La respuesta es que (aparte de la necesidad de confrontar el rasgo nominativo), el sujeto asciende primero al especificador de T por el principio de economía que exige que el movimiento de un elemento sea el más corto posible, y que arriba he formulado así:

1. Movimiento cortoMúevase con el rasgo a la proyección P con el rasgo más cercana a .

El mismo principio excluye otra posibilidad, la de que el sujeto suba primero al especificador ConcS y luego descienda al especificador de T. Esta posibilidad queda también excluida por un principio que exige que todo movimiento abierto sea ascendiente, independiente del de economía de movimiento. La tercera pregunta es por qué el sujeto no sube a la posición de especificador de ConcO antes de subir a la de T, cumpliendo así con el principio de movimiento más corto. La respuesta podría ser que este movimiento llevaría a una DE sin convergencia. Pero la respuesta de fondo es que hay otro principio de economía que requiere que la derivación de una DE contenga el menor número de pasos (en este caso de movimientos) posibles, principio que arriba anuncié de la manera siguiente:

2. Derivación cortaLa derivación de x con n pasos es preferible a la derivación de x con n+m pasos.

Chomsky señala sin embargo la contradicción entre los dos principios de economía, el del movimiento más corto, que obligaría al sujeto a pasar por el especificador de ConcO, y

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el del menor número de pasos, que obliga al sujeto a saltar al especificador de T pasando por encima de ConcO.

3. CATEGORÍAS FUNCIONALES, RASGOS FUERTES Y DÉBILES .-

3.1. Negación

Sí la gramática generativa pudo progresar sin categorías funcionales durante más de veintiocho años ¿qué su introducción en la gramática? Pollock, quien propone por primera vez de manera clara la subdivisión léxico-funcional de la estructura oracional, hace notar que en francés los adverbios que inciden sobre el verbo aparecen detrás del verbo. En español, las cosas son esencialmente como en francés, aunque haya un poco más de libertad en la disposición de los elementos, cosa que no tiene que ver sólo con los adverbios. Por ejemplo, pronunciada con una entonación neutra, (1) es preferible a (2), en la que el adverbio a menudo tiende a pronunciarse con una frecuencia más alta y tiene un valor informativo no remático.

1. Luis me lleva a menudo al circo.2. Luis a menudo me lleva al circo.

En italiano las cosas son aproximadamente como en español. En inglés, por el contrario, el adverbio precede al verbo, así que la oración correspondiente a (1) es (3).

3. Luis often takes me to the circus

¿Cómo explicar esta diferencia? La respuesta de Pollock, traducida por Chomsky en términos de rasgos, es que los rasgos formales del verbo en francés son fuertes y provocan el movimiento del verbo en la sintaxis abierta, mientras que en inglés son débiles, así que en inglés el movimiento del verbo y sus argumentos se retrasa hasta FL, donde suben a las posiciones funcionales y cumplen con el cotejo de rasgos. Como se deduce de la presentación anterior, en español el movimiento se da en la sintaxis abierta.

Pollock argumenta a favor de sus análisis mostrando que en francés la negación pas sigue al verbo (la negación ne es pre verbal y es opcional en varios dialectos, por lo que se podría considerar una partícula sin valor independiente) mientras que en inglés la negación precede al verbo, como se ve en los ejemplos siguientes.

4. Jean (ne) embrasee pas Marie.5. John does not kiss Mary.

Para explicar la posición de la negación Pollock propone incluir una categoría funcional Neg᾽᾽ entre T᾽᾽ y ConcO, y adjudica la diferencia entre el francés y el inglés al hecho de que el verbo no sube en inglés pero sí en francés.

¿En qué parte de la estructura-D aparece la negación en español, que como sabemos se realiza con la partícula no delante del verbo? Observemos que cuando la cláusula hay un adverbio de polaridad negativa, por ejemplo nunca o jamás, éste aparece normalmente detrás del verbo. La posición pre verbal de no y la postverbal de nunca se debe, de acuerdo con el análisis de Belletti para el italiano, retomado por Lorenzo para el español. Al hecho de que la categoría Neg y sus proyecciones aparecen por encima del verbo, más

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exactamente entre ConcS y T. Pero hay una diferencia importante en mi opinión, entre el italiano y el español por una parte y el inglés por otra: en las primeras el rasgo [+Neg], presente en el núcleo de Neg, es fuerte, mientras que en inglés es débil. De manera que en español el verbo sube necesariamente a la posición de núcleo de Neg. Aquí a la partícula no, que es un clítico y asciende junto al verbo a la posición de núcleo de ConcS᾽᾽. Esto quiere decir que un elemento de polaridad negativa aparecerá en posición postverbal puesto que el verbo sube a Neg y luego a ConcS. Sin embargo este análisis deja sin explicar el hecho de que un elemento de polaridad negativo en posición postverbal requiere de no delante del verbo, es decir (6a) es gramatical pero no (6b):

6a. No quiero nada. b. *Quiero nada.

Voy a sugerir que la solución a este problema consiste en asumir que la categoría Neg puede tener como complemento T᾽᾽. En este segundo Neg en español no hay un elemento morfológico similar a no. De ser así la estructura de (6ª) tendría dos (o más) categorías Neg᾽᾽, una dominando a T᾽᾽ y otra dominando a ConcO᾽᾽, de manera que después de subir a ConcO nada pasa a la de Neg. El verbo por su parte sube a la de Neg más alta, posiblemente pasando primero por el Neg más bajo. En mi opinión ésta es la solución correcta pero no voy a tratar de defenderla, sólo quiero asomar otra hipótesis para el francés, compatible con lo que acabo de decir. Supongamos que también en francés hay otra categoría Neg por debajo de T, llamémosla Neg-pas. Esta categoría, a diferencia del español contiene un elemento morfológico en la posición de especificador, es decir pas. Superficialmente pas aparecerá en posición postverbal porque el verbo sube a T (pasando por Neg.pas). Si pas no está presente, la posición de Neg-pas debe ser ocupada por un elemento de polaridad negativa, por ejemplo rien (Je nái rien mangé, pero *je nái pas rien mangé), que ‹‹absorve›› pas, si no la derivación se estrella. Obviamente esta hipótesis necesita mucho más estudio.

Volvamos al español y preguntémonos cómo explicar el hecho de que la presencia de un elemento e polaridad negativa delante del verbo es incompatible con la partícula no. Mi propuesta es que al colocarse por encima de T᾽᾽, el sujeto (como en 7) u otra categoría (como en 8), se coloca en Neg y absorbe la partícula no, esto es se adjunta a no, y el resultado es deletreado por Rf como la palabra nadie, nunca, etc.

7. Nadie te conoce.8. Nunca llegas a tiempo.9. No llegó nadie.

Si el elemento de polaridad negativa aparece en posición postverbal, el verbo se adjunta a Neg y no aparece superficialmente.

3.2. Comp, tópico y foco

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Como se ha asumido a lo largo de este libro, Comp se refiere a la categoría funcional que encabeza una cláusula y en la que se colocan los pronombres relativos e interrogativos. Comp debe tener un espacio para el que subordinante y una ‹‹pista de aterrizaje›› para los elemento-Qu, como en interrogativas del tipo (10).

10. Me pregunto que quién será el nuevo presidente.

Asumiré que la primera corresponde a la posición de especificador de C᾽᾽ y la segunda la de núcleo de C᾽᾽. Si el núcleo, es decir C, es [+ Qu], que es un rasgo fuerte, entonces el elememento-Qu debe ascender y colocarse en dicho núcleo para satisfacer el rasgo. Sin duda podemos pensar en otra solución, en particular podemos pensar en dos categorías funcionales, una para el subordinante y otra para los elementos-Qu, pero adoptaré la hipótesis propuesta sin investigar a fondo esta segunda posibilidad.

Aparte la categoría C, hace falta una categoría para el tópico que debe aparecer como complemento de C. La razón de ellos es que podemos tener en la misma oración que subordinante, un si interrogativo (que asumo que está en el núcleo de C) y un tópico (frijoles), como en (11), o con relativo tópico (de Pedro) como en (12).

11. Me pregunto que si frijoles querrá.12. García, quien de Pedro no quiere hablar, es una gran persona.

En conclusión asumiré que el complemento de C puede ser la categoría Top᾽᾽. Cuando esta categoría está presente, el núcleo tiene rasgo fuerte [+Tópico] que atrae un elemento con el mismo rasgo. Naturalmente el movimiento tiene lugar en la sintaxis abierta.

También tenemos que asumir que existe una categoría para el foco. Asumiré que esta categoría está por encima de C᾽᾽, puesto que como veremos más tarde focalización es un proceso que coloca el foco al comienzo de la oración en FL. Prueba de ellos es que puede haber un elemento focalizado dentro de una interrogativa, relativa o sintagma nominal complejo, como muestra la presencia de a ti en las oraciones (13), (14) y (15), respectivamente, lo que se traduce en que focalización no está sujeta a la subyacencia.

13. Ésta la mujer que te vio a ti.14. Quién crees tú que te vio a ti.15. El hecho de que te hayan visto a ti no significa que eres culpable.

Pero por las mismas razones a ti debe estar dentro de C᾽᾽, por ejemplo en (14) tiene que estar dentro de la cláusula relativa. La pregunta obvia es dónde está. Mi propuesta es que los elementos focalizados están en su posición original o en una posición adjunta al VP. Es decir, en (14-15) a ti se encuentra en la posición de ConcO, de donde se desplaza a la posición inicial de oración gracias a focalización. Este movimiento se debe a la presencia del rasgo [+ focal] presente en una categoría que podemos llamar Foc᾽᾽ y, naturalmente, en el elemento focalizado. Ahora bien, lo que interesa aquí señalar que el rasgo [+ focal] debe ser un rasgo débil porque el movimiento no ocurre en la sintaxis abierta sino en FL.

4. EL SINTAGMA DETERMINANTE .-

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4.1. Las categorías funcionales del género y número

Del principio especular y la presentación anterior sobre las categorías funcionales del sustantivo deducimos que el sintagma nominal es en la nueva teoría un sintagma determinante que incluye la categoría léxica N y las categorías funcionales de número, género y determinante en este orden. Sobre esta estructura opera un movimiento ascendente del núcleo nominal al fin de convalidar sus rasgos con los especificadores: primero al núcleo de género, luego al núcleo de número y finalmente al núcleo de Det, obedeciendo así al principio del movimiento de núcleo a núcleo. Pero hay una diferencia importante entre Gén ᾽᾽ y Núm᾽᾽, por una parte, y Det᾽᾽ por otra. Los primeros dos tienen en el núcleo un rasgo y un sufijo (aunque fonéticamente vacío en el singular o en ciertos casos del género), mientras en el especificador tienen sólo un rasgo. En Det ᾽᾽ la situación es la opuestas: el núcleo tiene sólo un rasgo, mientras el especificador tiene un rasgo y un elemento morfémico. Esto se puede apreciar en la estructura-D de los niños.

En la derivación mencionada, que sigue el análisis de Lorenzo (1995), basado a su vez en el de Abney (1987) y retomado en Lorenzo y Longa (1996), se asume que en la estructura-D debajo de N tenemos solamente un lexema nominal, aquí niñ-¸sin género ni número, que asciende primero a núcleo Gén donde se anexa al sufijo correspondiente, aquí –o, luego al de Núm donde se une al sufijo de número, aquí –s, y finalmente al núcleo de Det donde se adjunta al rasgo [+ def]. Visto de esta manera, el ascenso del lexema consiste en una estrategia necesaria para saturar la inespecificidad del núcleo nominal con la especificad de los afijos funcionales. En éstas como en el sustantivo hay rasgos [+ masc]. [+ plur] y [+ def] y otros más que los definen semánticamente. Como los rasgos funcionales del sustantivo deben elidirse. Éste debe ascender a los núcleos de las categorías funcionales donde se cotejan con los especificadores y se eliden si son iguales (si no la derivación se estrella). Ahora bien, este tipo de derivación es posible si se asume que los rasgos son fuertes, es decir, provocan al ascenso del sustantivo en sintaxis. Por ejemplo, el rasgo [+ masc] presente en el especificador de Gén᾽᾽ atrae a niños, que también elimina. Posteriormente niños asciende al núcleo de número y luego al de determinante efectuándose el mismo proceso de verificación y elisión de rasgos. Estas segunda hipótesis permite analizar de una manera general los sustantivos, independientemente de que tengas sufijos o no (recuérdese el caso de pan). Esto quiere decir que el morfema de singular y, en el caso de palabras como pan, el de género son fonéticamente nulos pero tienen un rasgo que permite el movimiento de elemento léxico.

Pero ahora se nos plantea un problema. Supongamos que en un SDet del tipo los varios niños, varios ocupa la posición de especificador de número. Si niños asciende a los tres núcleos funcionales, el resultado debería ser *los niños varios, y no los varios niños, lo que parece indicar que niños no sube a la posición de determinante y permanece en la de número ¿Cómo podemos explicar este hecho? Una posibilidad consiste en suponer que el rasgo del determinante no es fuerte sino débil y es incapaz de atraer al sustantivo, por lo que éste permanece en el núcleo de Núm᾽᾽. Esta solución trata de reflejar la diferencia planteada más arriba entre la categoría funcional de determinante y las otras dos: sólo estas últimas están representadas por sufijos, por que podríamos suponer que los rasgos fuertes están asociados con sufijos: el determinante tiene en el especificador un elemento

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morfémico y un rasgo, las otras categorías tienen sólo un rasgo fuerte al tiempo que el elemento morfémico correspondiente está anexado al lexema. En conclusión, independientemente de lo que acabo de decir, podemos asumir que el determinante tiene un rasgo débil que no atrae al núcleo nominal en sintaxis, aunque sí a nivel de Forma Lógica. Este retraso en la comprobación de los rasgos débiles se debe al principio de Demora que requiere que un elemento retrase la satisfacción de sus requisitos gramaticales cuanto más sea posible, lo que aquí se traduce en obviar el ascenso sintáctico del sustantivo a la posición nuclear del determinante, para realizarlo posteriormente en la Forma Lógica. En esta hipótesis la derivación sintáctica de los niños tiene la diferencia de que los sufijos ya están incorporados al sustantivo y el último movimiento no tiene lugar en la sintaxis moderna sino en la Forma Lógica, con el entendido de que los rasgos fuertes, representados con mayúscula, promueven el movimiento a fin de cotejo, con la consecuente elisión en caso de igualdad.

Una variante de esta hipótesis es la siguiente. Supongamos que después de colocarse en el núcleo de G´n, N asciende al núcleo de Núm junto con Gén᾽᾽, y que subir al núcleo de Det lo hace junto con Núm᾽᾽. Pues bien, en esta solución todos los rasgos promueven un movimiento visible, pero los de Núm y Gén son fuertes en el sentido de que cuando N asciende a otro núcleo se mueve con toda la categoría funcional, posiblemente porque género y número tienen sufijos propios y no son elementos morfémico que simplemente se apoyan en el elemento léxico (como los determinantes, los clíticos, etc.). Esta hipótesis es en principio extensible al verbo. Volvamos ahora al ejemplo de los varios niños, si varios está en el especificador de Núm᾽᾽, de acuerdo, con esta hipótesis, el sustantivo no subirá sólo al núcleo determinante, produciendo así la secuencia agramatical *los niños varios, sino que lo hará toda la categoría de número (y género) y la secuencia resultante será los varios niños, ¿Cuál es la hipótesis correcta? Sobre la base de los datos analizados ambas son empíricamente adecuadas, pero la segunda agrega a la gramática un mecanismo ausente en la primera hipótesis, en particular la idea de que los rasgos correspondientes a sufijos son fuertes y toda la categoría funcional con o sin elemento léxico en el especificador) se mueve con el núcleo léxico. A pesar de ser menos económica, adoptaré la segunda hipótesis y mostraré su relevancia en un ejemplo más abajo.

Además de varios ¿qué otros elementos pueden aparecer en los especificadores de las tres categorías funcionales del SDet? En la determinante pueden aparecer un artículo, un posesivo o un demostrativo, que en español se excluyen mutuamente. Pero en otras lenguas puede haber por ejemplo un artículo y un posesivo delante del sustantivo, lo que sugiere que en esas lenguas hay una categoría funcional para el artículo y otra para el posesivo, aunque la situación es más compleja ya que por una parte el artículo y el posesivo no se usan ciertos casos y, por otra parte, el demostrativo parece ser otra categoría funcional. Pasemos al español, donde tenemos sintagmas como los de (1-10) que hacen pensar que también en esta lengua hay varias categorías, más exactamente una categoría para el artículo y el demostrativo y otra parte el posesivo, en este orden.

1. mi libro2. ese libro

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3. ese libro mío4. el libro de Juan5. *mi libro de Juan6. *el ese libro mío7. *el libro ese mío8. *mi libro ese9. El libro mío blanco/de matemática10.*el libro blanco/ de matemática mío

Asumamos que esta hipótesis es correcta y que hay dos categorías funcionales, artículo/demostrativo y posesivo por encima de Núm. Asumamos que la de posesivo puede contener o bien un determinante posesivo o un sintagma preposicional posesivo ¿Son estas categorías obligatorias u opcionales? Supondré que son opcionales, por el principio de economía según el cual la derivación de una oración no contiene ningún elemento o símbolo superfluo Estos ejemplos muestran también que sólo un determinante puede preceder al N, lo que indica que el sustantivo sube hasta el núcleo de la categoría más alta en el SDet. Así que en (1) libro está en el núcleo del posesivo, pero en (2) y (3) pasa por el núcleo del posesivo y se coloca en el núcleo del artículo/demostrativo. En (4) sube al núcleo del artículo/demostrativo ‹‹saltando›› por encima del SP posesivo. (5) se estrella porque hay dos posesivos, (6) porque hay dos elementos en la misma categoría artículo/demostrativo. Finalmente (9) y (10) muestran que los adjetivos y los adjuntos aparecen por debajo de los determinantes.

Volvamos a la cuestión del número. De la discusión anterior se deduce que el número tienes dos opciones, singular y plural. Esto no sólo es incorrecto para el español, lo es en términos generales ya que hay inclusivo y exclusivo, etc. En efecto en español singular y plural es aplicable a sustantivos contables o numerables, como los que he tomado en cuenta hasta ahora, pero no lo es para sustantivos no contables concretos como agua, o sustantivos abstractos como esperanza, que no pluralizan, ni morfológicamente ni semánticamente. Pero tampoco pueden considerarse singular, por lo que Lorenzo sugiere que se consideren neutros con respecto al número, es decir que no son ni singular ni plural. Por ellos en lugar de un rasgo binario (digamos [+/- Sing]) hacen falta dos rasgos binarios, de manera que un sustantivo como niño será [+ Sing, -Plur], niños [- Sing, +Plur] y agua [- Sing, -Plur]. Esta clasificación se justifica al tomar en cuenta el comportamiento de los cuantificadores internos.

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