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EL POETA ASESINADO GUILLAUME APOLLINAIRE Ediciones elaleph.com

El poeta asesinado POETA ASESINADO 7 Son color de luna y redondos como la rueda de la Fortuna. VIERSELIN TIGOBOTH Si no temes encastarte en piojos hoy mismo con placer seré tu esposo

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  • E L P O E T AA S E S I N A D O

    G U I L L A U M EA P O L L I N A I R E

    Ediciones elaleph.com

    Diego Ruiz
  • Editado porelaleph.com

    1999 Copyright www.elaleph.comTodos los Derechos Reservados

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    IFAMA

    Universal es hoy la fama de Croniamantal.Ciento veintitrs ciudades en siete pases de loscuatro continentes disptanse el honor de habervisto nacer a ese hroe insigne. Ms adelanteprobar a dilucidar este importante punto.

    Todos esos pueblos han modificado ms omenos el nombre de Croniamantal. Los rabes,turcos y dems pueblos que leen de derecha aizquierda, lo pronuncian Latmamainorc. Pero losturcos lo llaman tambin por raro antojo Pata, loque en su lengua quiere decir ganso u rgano viril,segn os plazca. Los rusos apelldanle Viperdoc, esdecir, nacido de un pedo, apodo que se funda en larazn que ms adelante expondr. Loscscandinavos o, cuando menos, los dalecarlios,suelen llarnarlo quoniam, que en latn significa

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    "porque", aunque tambin suele designar las partesnobles en los cuentos populares de la Edad Media.Por donde se ve que sajones y turcos manifiestan apropsito de Croniamantal el mismo sentimiento, yaque le aplican remoquetes idnticos y cuyo origenan no est muy claro. Hase supuesto que se trata deuna alusin cufrnica al texto de la partida dedefuncin que el mdico de Marsella Ratiboulextendi a raz de su muerte. Segn dichodocumento oficial, los rganos todos deCromiamantal hallbanse perfectamente sanos,aunque el forense aada en latn lo que el mdicomilitar Henry dijera a propsito de Napolen:Partes viriles exiguitatis insignis sicut pueri".

    Pero, por lo dems, hay pases que no conservanla menor nocin de la virilidad croniamantalesca.As, por ejemplo, en Moriana los negros le llamanTsatsa o Dzadza, y tambin Rsoussour, nombresfemeninos, pues han fminizado a Croniamantal, nims ni menos que los bizantinos feminizaron elviernes santo, convirtindole en Santa Parasceve.

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    IIPROCREACION

    A dos leguas de Spa, en la carretera orlada denudosos rboles y de maleza, Vierslin Tigoboth,msico ambulante que haca el camino a pie desdeLieja, dbale al mechero para encender su pipacuando una voz de hembra le grit:

    -Eh, caballero!Alz la frente el msico, y estall sonora

    carcajada:-Ja, ja, ja! Jo, jo, jo! Ji, ji, ji! Tienes los prpados,

    de color de las lentejas de Egipto! Me llamoMacarea y quiero un macho!

    Vierslin Tigoboth divis al filo de la carretera auna joven de morena tez, cuyas formas erangraciosos globos. Qu garbosa pareca en su faldacorta de ciclista! Y refrenando con una mano su

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    "bici", mientras con la otra alcanzaba las ciruelasverdes, contemplaba de hito en hito al msico valncon sus grandes ojazos dorados.

    -Eres una linda moza! -dijo Vierslin Tigobothchascando la lengua-. Pero, Nom di Dio si te atracasde ciruelas, vas a tener un clico esta noche.

    -Me apetece un macho -repiti Macarea.y, desabrochndose su blusa de ciclista, mostrle

    a Vierslin Tigiboth los pechos, semejantes a nalgasde angelote, y cuyo pezn recordaba por su colortierno a las rosa a las nubes del ocaso.

    -Oh, oh! -exclam Vierslin Tigoboth-, Tuspechos son hermosos como las perlas de laAmbleve. Dmelos, e ir a buscar para ti un granbrazado de hojas de brezo y de iris color de luna.

    Adelantse Vierslin Tigoboth para palparaquellas carnes milagrosas que de balde le ofrecan,igual que en la misa la hostia; ms al punto secontuvo.

    -Eres hermosa de verdad, muchacha, nom diDio; hermosa como el foro de Lieja. Mejor mozaeres que Donnaya, Tatena y Victoria, a todas lascuales hice yo el amor. Si t me quisieses, nom diDio; me haras feliz.

    MACAREA

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    Son color de lunay redondos como la rueda de la Fortuna.

    VIERSELIN TIGOBOTHSi no temes encastarte en piojoshoy mismo con placer ser tu esposo.

    Y Vierslin Tigoboth adelantse con los labioshenchidos de besos.

    -Cunto te quiero! Oh, mi bien amada!A poco ya no hubo ms que suspiros, gorjear de

    pjaros y unas liebrecillas pelirrojas y cornudas quepasaban como diablillos, tan de prisa como lasbotas de Tragaleguas, rozando a Vierslin Tigobothy a Macarea, presas del poder del amor, a espaldasde los ciruelos.

    Luego mont Macarea en su bicicleta, ydesapareci.

    Y triste hasta la muerte, Vierslin Tigobothmaldijo al instrumento de la velocidad que corrahasta perderse al otro lado de la redondez terrquea,en el momento en que el msico se pona a mear,tarareando una tonadilla...

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    IIIGESTACION

    No tard Macarea en advertir que VierslinTigoboth habala dejado preada.

    -Es una gaita -pens al pronto-; pero la Medicinaha adelantado mucho. Ah! Ese valn! Me pareceque todo su trabajo va a resultar intil. Cmopodra Macarea criar al hijo de un murgante? No,no. Desde ahora condeno a muerte a este embrin.Ni siquiera me avengo a conservar en espritudevino a este feto de mala casta. Pero t, oh vientremo, s supieras cunto cario te tengo desde queconozco tu bondad! Tan condescendiente eres queaccedes a cargar con los bultos que encuentras porlos caminos? Vientre harto inocente, eres indignode mi alma egosta! Pero, qu digo?, Oh vientremo! T eres cruel, puesto que separas a los hijo de

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    sus padres. No; ya no te quiero. No eres ya sino unsaco repleto, oh vientre mio que sonreas con elombligo? Oh mi vientre elstico, barbudo, terso,combado, doloroso, redondo y sedeo, queennobleces! Porque t ennobleces; oh, ya loolvidaba; t ennobleces, oh vientre mo, mshermoso que el sol! T ennobleceras hasta al hijodel murgante valn, y nada tienes que envidiarle alcorvejn de Jpiter. Qu desdicha! Un poco ms, yhubiera aniquilado a un cro de noble estirpe, a mihijito, que ya vive en mi vientre bien amado!

    Abri un golpazo la puerta, y grit:-Seora Dehn! Seorita Baba! Oyse un

    estrpito de puertas y cerrojos, y las propietarias deMacarea llegaron desoladas.

    -Estoy preada! -exclam Macarea-. Estoypreada!

    Estaba sentada sobre la cama, con las piernasabiertas. Tena las carnes satinadas. Era estrecha decintura y ancha de caderas.

    -Pobre nena ma! -dijo la seora Dehn, que eratuerta, bigotuda, desgarbada y cojitranca-. Pobrenena ma, no sabe usted lo que le aguarda! Lasmujeres, luego que han parido, se asemejan a losrestos de los cigarrones que crujen bajo los pies del

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    caminante. En habiendo parido, ya no son lasmujeres sino saco de enfermedades. Mreme a m sino! Cascarones de huevos llenos de suertes, encan-tamientos y dems historias.

    -Pamemas! -dijo Macarea-. El deber de lasmujeres consiste en tener hijos, y yo s de buenatinta que eso influye muy favorablemente sobre susalud, tanto fsica como moral.

    -Dnde tienes el mal? -pregunt la seoritaBaba.

    -Cllate t! -dijo la seora Dehn, Y en vez dedarle a la lengua, v y treme mi frasco de elixir deSpa y unas copitas.

    Trajo la seorita Baba el elixir, y bebieron lastres.

    -Esto sienta muy bien -dijo la seora Dehn-.Despus de una emocin tan grande, necesitabaentonarme un poco!

    Volvi a escanciarse otra copita de elixir, laapur y, apurando con la lengua hasta la ltima gota,dijo:

    -Figrese, figrese, seora Macarea... Por lo mssagrado para m en el mundo se lo juro, la seoritaBaba es testigo, esta es la primera vez que le ocurresemejante cosa a una huspeda en mi casa... Y eso

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    que las he tenido!... Luisa Bernier, a la que llamabanel Lenguado por lo flaca que era; Marcela laCarabinera, descarada como pocas-, Josueta, querevent de una insolacin en Cristiana, pues asquiso el sol vengarse de Josu; Lifi de Mercocur,que ostentaba un gran nombre -que naturalmente noera el suyo- y que se le despintaba, pues ella mismadeca: "Mi apellido se pronuncia Mercure", conaquella boca de culo de gallina. Y en eso termin,con el cuerpo atiborrado de mercurio, ni ms nimenos que si fuera un termmetro. Todas lasmaanas me preguntaba:"Qu tal da hace?"- A loque yo le contestaba siempre: "Mejor lo sabr ustedque yo..." Jams, jams en la vida se quedhuspeda alguna preada en mi casa!

    -Tampoco yo lo estuve hasta ahora -dijoMacarea-. Aconsjeme usted, seora, y no ande conrodeos.

    Y al decir eso, levantse Macarea de la cama.-Oh -exclam la seora Dehan-. Qu trasero tan

    bien formado tiene usted! Qu lustre! Qublancura! Qu morbidez! Seorita Baba, la seoraMacarea va a ponerse una bata. Sirva el caf ytriganos tambin la tarta de mirtilas.

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    Psose Macarea una camisa y luego una batacuyo ceidor era una banda escocesa.

    La seorita Baba no tard en volver llevando enuna gran bandeja las tazas, la cafetera, el jarro con laleche, un tarrito de miel, las rebanadas con mantecay la tarta.

    -Me pide usted que la aconseje-dijo la seoraDehn enjugndose con el dorso de la mano el cafcon leche que le corra por la barbeta-. Pues oigausted una cosa. No deje de bautizar al nio.

    -Claro que no -dijo Macarea.-Y hasta me parece oportuno que lo bautice

    usted provisionalmente el mismo da que nazca-aadi la seorita Baba.

    -Efectivamente -murmur la seora Dehncomiendo a dos carrillos-. Nadie sabe nunca lo quepuede ocurrir. Adems, debe usted criarlo a suspechos; y si yo fuera usted y anduviera tan sobradade dinero como usted anda, me ira derechita aRoma antes de dar a luz, y gestionara la bendicindel Padre Santo. Su hijo est predestinado a nogustar las caricias ni los regaos paternales; nuncaha de pronunciar el dulce nombre de pap. Que almenos no le falte la bendicin del Papa.

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    Y la seora Dehn psose a jipar como unpuchero que rebosa junto a la lumbre. TambinMacarea verti lgrimas tan abundantes como las deuna ballena que resuella. Pero qu decir de laseorita Baba? Con los labios amoratados a causade la tarta, llorisque tanto y con tanto bro, quedesde la garganta corrironsele los suspiros hastallegarle al virgo, que estuvo a punto de romprsele.

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    IVNOBLEZA

    Despus de ganar mucho dinero al baccar y ricaya, gracias al amor, trasladse a Pars Macarea, quedisimulaba muy bien su embarazo. Y al llegar aPars, lo primero que hizo fue recorrer losobradores de las modistas.

    Qu chic estaba Maceran; qu chic!Cierta noche que haba ido Macarea al teatro

    Francs, representaban all una comedia moral. Enel primer acto, una mujer jven, que se habaquedado estril mediante una operacin quirrgica,asista a su marido, embarazado de puro hidrpico ymuy celoso. El mdico retirbase diciendo:

    -Slo un gran milagro y un gran sacrificiopodran salvarle la vida!

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    En el segundo acto, la casadita decale almediquito:

    -Estoy dispuesta a sacrificarme por mi esposo.Consiento en cargar con su hidropesa con tal que al se le quite.

    -Ammonos, seora. Si no es usted incapaz dematernidad, se cumplirn sus deseos. Y cuntagloria no saldr yo ganando!

    -Ay! -murmuraba la dama-. El caso es queno tengo ovarios.

    -El amor -exclama entonces el mdico-, el amor,seora, puede obrar milagros!

    En el tercer acto, el marido, flaco como una ele, yla seora, embarazada de meses mayores,felicitbanse del trueque que haban hecho. Elmdico comunicaba a la Academia de Medicina elresultado de sus trabajos sobre la fecundacin, delas mujeres estriles a consecuencia de unaoperacin quirrgica.

    Hacia el final del tercer acto, uno del pblicogrit: "Fuego!" Los espectadores, asustados,echaron a correr. Macarea imitoles, y, al huir,agarrse al brazo del primer hombre que encontr asu alcance. Iba muy bien vestido y era tan buenmozo como guapa Macarea. Pareci halagarle

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    mucho el que sta le escogiese por su salvador.Trabaron amistad en seguida, mientras tomabancaf, y luego furonse a cenar a Montmartre. Perosucedi que Francisco des Ygres habase dejadoolvidada, como de costumbre, la bolsa en su casa.Macarea pag la cuenta. Y Francisco de Ygres llevsu galantera hasta el extremo de no consentir queMacarea, la cual, a consecuencia del incendiohabase puesto muy nerviosa, durmiese solitaaquella noche.

    Francisco, barn des Ygres -barona postiza, niqu decir tiene-, proclambase postrer vstago deuna noble casa de Provenza y tena puesta ctedrade Herldica en el sexto piso de un inmueble de lacalle de Carlos V.

    -Pero -deca- las revoluciones y los demagogos sehan dado tales maas, que hoy slo entienden deherldica los arquelogos plebeyos, mientras que losnobles ya no saben jota de tan noble arte.

    El barn des Ygres, que ostentaba escudo de"azur con tres palos de plata", acert a inspirartantas simpatas a Macarea, que sta, en seal degratitud por la noche del teatro Francs, manifestdeseos de tomar lecciones de herldica.

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    Cierto que Macarea era muy torpe para retenerlos trminos del arte, pudiendo afirmarse queslo se interes seriamente por las armas de losPignate1li, que dieron Papas a la Iglesia, y en cuyoescudo abundan los juegos de cacerolas que es unprimor.

    Pero, sin embargo, no perdieron el tiempo enaquellas lecciones ni Macarea ni Francisco desYgres, puesto que concluyeron por casarse.Macarea aport en dote su dinero, su hermosura ysu preez. Francisco des Ygres ofreci a suconsorte, en cambio, un nombre ilustre y su- hidalgapresencia.

    Ni uno ni otro podan quejarse del trato, y ambosmostrbanse muy ufanos y contentos.

    -Macarea, querida esposa -djole Francisco desYgres a los pocos das de casados-, por que te hasencargado tantos trajes? Me parece que no pasa daque no traigan alguno las modistas. Aunque a decirverdad, proclaman, por su elegancia, as tu buengusto como sus buenas manos.

    Titube un instante Macarea, y luego respondi:-Lo hago pensando en nuestro viaje de bodas,

    Francisco.

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    -Nuestro viaje de bodas! Es verdad! Ya habapensado yo en l. Pero, a dnde iremos?

    -A Roma -dijo Macarea. -A Roma? -Quiero ver al Papa -dijo Macarea.-Me parece muy bien -repuso Francisco-. Pero,

    con qu objeto?-Con el de que bendiga al nio que palpita en mis

    entraas -dijo Macarea.-Caray! Cuerno!-Ser tu hijo -dijo Macarea.-Tienes razn, Macarea. Iremos a Roma. Te

    encargars otro traje de terciopelo negro en el cual,el modisto tendr cuidado de mandar que bordennuestras armas parlantes: "azur con tres palos deplata".

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    VPAPADO

    -Per carit, seora "baronesse" -cualquiera la to-mara por una solterita!-. Ah, ah, ah! Pero el "seorbarn", su esposo, protestara... Ah, ah, ah! Laverdad es que tiene usted una tripilla que empieza atomar importancia. En Francia, segn se ve,trabajan de firme. Ah! Si ese hermoso pas quisieravolver a su antigua religiosidad, al punto lapoblacin, diezmada por el anticlericalismo -s,"baronesse", es cosa probada-, aumentaraconsiderablemente. Ah! Por Jess bendito! Y conqu atencin escucha la seora cuando le hablan enserio! Conque quiere usted ver al Papa? Ah, ah! Labendicin de un simple cardenal como yo no essuficiente. Ah, ah! No dice usted nada? Yacomprendo. Bueno, bueno! Procurar conseguirle

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    la audiencia. Oh, no me d usted las gracias, no mesobe ms la mano? Qu traza se da para besar laseora! Venga, no se vaya todava, quiero que selleve un recuerdo mo... Aqu tiene! Una cadenitacon la medalla de la santa Casa de Loreto. Djemeque se la ponga al cuello, es decir... nosotrospronunciamos muy mal el francs... Usted no sabeitaliano... Nosotros pronunciamos la "u" francesacomo ou1. Es un fastidio!... Ea! Ya que tienepuesta la medalla, promtame no quitrsela nunca...Bueno, bueno! Permtame ahora que la bese en lafrente. As! ,Pero es que le infundo miedo?... Yaest... Pero, dganme, por qu se re ahora?... Pornada? Bueno...., pues voy a darle un consejo...Cuando vaya al Vaticano no se eche tanto hedor,digo tanto olor encima... Hasta la vista, seora... Misrcspetos al "seor barn".

    As fue como, gracias al cardenal Ricottino, quehaba sido nuncio en Francia, obtuvo Macarea unaaudiencia del Santo Padre.

    Presentose en el Vaticano luciendo su hermosafalda blasonada. Acompabala el barn desYgres, de gabn. Admirle mucho al barn el 1 Que je vous la passe autour du cou. Retrucano con cul, trasero (N,del T.)

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    uniforme de los guardias nobles. Y los suizosmercenarios, gente dada al mosto ya la picardia,parecironle unos diablillos muy simpticos. Yaprovech la ocasin para hablarle a su mujer alodo de un abuelo suyo que fuera cardenal entiempos de Luis XIII...

    Volvieron ambos cnyuges al hotel muyconmovidos y como aimibarados por la bendicindel papa. Desnudronse muy castamente, y ya en lacarna estuvieron largo rato hablando del Pontfice,cabeza blanqueada de la vieja Iglesia, nieve que loscatlicos consideran eterna, azucena de estufa.

    -Mujercita ma -dijo como remate Francisco desYgres-, siento por ti una estimacin que es unaverdadero culto, y querr con toda mi alma al niitoque el Papa ha bendecido. Venga, pues, en buenahora al mundo ese bendito infante, pero quiero quenazca en Francia!

    -Francisco-dijo Macarea, no he estado nuncatodava en Monte-Carlo. Por qu no vamos all?No conviene que yo pierda del todo la brjula. Nosomos millonarios. Estoy segura de que meaguardan grandes xitos en MonteCarlo.

    -Pardiez! Diantre! -exclam Francisco-.Macarea, me sacas los colores a la cara.

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    -Ay! -grit Macarea-, qu patada me has dado!Cabr ... !

    -Veo con placer, Macarea -dijo con donaireFrancisco des Ygres, que al punto se repuso-, queno olvidas que soy tu esposo...

    -Anda, rico mo, llvame a Mnaco!-Bueno. Pero has de dar a luz en Francia, porque

    Mnaco es un pas independiente.-Convenido! -dijo Macarea.Al da siguiente, el barn y la baronesa des

    Ygres, con el cuerpo hinchado a consecuencia delas picaduras de los mosquitos, tomaron en laestacin billete para Mnaco. En el vagnabandonronse al placer de idear proyectos encan-tadores.

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    VIGAMBRINUS

    El barn y la baronesa des Ygres, al tomarbillete para Mnaco, pensaban detenerse en esaestacin, que es la quinta yendo de Italia a Francia, yla segunda del diminuto principado de Mnaco.

    El nombre de Mnaco es, hablando conpropiedad, el nombre italiano de dicho principado,por ms que hoy se empleen en francs lasdenominaciones francesas de Mourgues y Moneghe,que ya habanse hecho anticuadas.

    Pero en lengua italiana llmase Mnaco, no sloal principado de ese nombre, sino tambin a lacapital de Baviera, que los francesess llamanMunich. El empleado de la taquilla dio al barnbilletes para Mnaco-Munich, y no paraMnaco-Prncipado. Cuando el barn y su esposa

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    advirtieron el error, ya se hallaban en la fronterasuiza y, luego que volvieron de su asombro,decidieron rematar el viaje a Munich, con objeto dever de cerca cuanto el espritu antiartstico de laAlemania moderna ha podido concebir de feo enpunto a arquitectura, estatuaria, pintura y arte deco-rativo...

    Un fro mes de marzo dej a ambos conyugesdando tiritones en la Atenas de cartn piedra...

    -La cerveza -haba dicho el barn des Ygres -esexcelente para las embarazadas...

    El barn llev a su mujer a la cervecera real delPschorr, a la Augustinerbrau, a la Muchnerkindl y aotras.

    Escalaron el Nockerberg, donde se hallaemplazado un gran jardn. All acude el pblico abeber, mientras la hay, la cerveza ms famosa demarzo, la Salvator, que se acaba en seguida, porquelos de Munich son muy borrachos...

    Al presentarse el matrimonio en el jardn,hallbase ste invadido por la muchedumbre debebedores, ya curdas, que canturreaban a voz encuello, bailoteaban dando tumbos y hacan trizas lostarros vacos.

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    Por entre aquellos borrachines circulabanvendedores ofreciendo raciones de asado, arenquesahumados, bretzel2, panecillos, chacina, dulces,bagatelas de recuerdo y tarjetas postales.Encontrbase all tambin Hannes IrIbeck, el rey delos borrachos, desde los tiempos de Perkeo, elenanito borracho del gran tonel de Heidelberg, nose haba visto otro igual. En la poca de la cervezade marzo y luego en mayo, en el momento del bock.Hannes IrIbeck se zampaba sus cuarenta litros deecrveza. En pocas corrientes sola engullirseveinticinco.

    En el instante en que la agraciada pareja de losYgres pasaba a su lado, hubo deplantar Hannes suscolosales nalgas encima de un banco que sostena yaa unas veinte descomunales personas, entrehombres y mujeres, y que con el nuevo peso dio unestallido y se vino a tierra. Los bebedores cayeronpatas arriba. Salieron a relucir algunos muslos encueros, pues las medias que gastan las seoras deMunich no les llegan ms que hasta la rodilla.Resonaron carcajadas generales. Hannes Irlbeck,que tambin haba dado con las costillas en el suelo,

    2 Rosquillas (N del T)

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    pero sin soltar su tarro de cerveza, volc sucontenido encima de la tripa de una seorita quehaba cado a su lado, y la cerveza que leespumajeaba encima parecase a lo que ella hizo nobien se puso de pie, echndose al coleto un litro deun solo trago, a fin de reponerse de su emocin.

    Pero el encargado del jardn vociferaba:-Donnerkeil!3, so cochinos!... Haberme roto un

    banco!...Y con la servilleta debajo del brazo psose a

    llamar a los camareros:-Franz! Jacob! Ludwig! Martin! -en tanto los

    parroquianos le llamaban a l:-Ober! Ober!4.Pero ni el Oberkellner ni los mozos daban

    seales de vida. Los parroquianos apretujbanse enel mostrador y se servan ellos solos; pero lostoneles no acababan de vaciarse ni se oan ya a cadaminuto los sonoros golpes que anuncian el taladrode un nuevo barril. Haban cesado los cantos, y losbebedores, encolerizados, proferan insultos contralos cerveceros y hasta contra la cerveza de marzo.Otros aprovechbanse de aqul entreacto y 3 Literalmente rayos! (N. del T.)4 Abreviatura de Oberkeller, camarero mayor. (N. del T).

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    vomitaban con violentos esfuerzos y los ojosdesencajados, mientras sus vecinos les infundannimos con seriedad imperturbable. Hannes Irlbeck,que se haba levantado del suelo a duras penas, re-zongaba:

    -Ya no queda cerveza en Munich!Y con el acento de su pueblo repiti:-Minchen! Minchen! Minchen!Despus de alzar los ojos al cielo acercse a un

    vendedor de asados, y encargndole que le asase unpato, psose a formular en voz alta sus deseos:

    -Ya no hay cerveza en Munich! Pero si siquierahubiese rbanos blancos!...

    Y durante largo rato repiti:-Raaba.... raaba.... raaba...!De pronto interrumpi su cantinela. La patulea

    de bebedores sedientos lanz un grito desatisfaccin. Acababan de aparecer en la puerta de lacervecera los cuatro camareros. Conducan congran empaque una suerte de palanqun, bajo cuyopalio adelantbase el Oberkellner, tieso y arrogantecomo un rey negro destronado. Abran el cortejo denuevos toneles de cerveza, que al punto los mozosprocedieron a taladrar a toque de campana ymientras estallaban risas, gritos y canciones sobre

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    aquella hormigueante loma, dura e inquieta como lamisma manzana de Adn de Gambrinus, cuando,grotescamente disfrazado de fraile, enarbolando enuna mano el rbano blanco, apura con la otra eljarro que le regala el gaznate.

    Y el nio venidero result zarandeadsimo porlas carcajadas de Macarea, que se divertagrandemente con el espectculo de aquella enormejumera, y no par de beber hasta no poder ms, encompaa de su marido.

    Ahora bien: la hilaridad de la madre ejerci unventuroso influjo sobre el carcter del crio, que anantes de nacer ya atesoraba mucho de buen sentido,y del legtimo, es decir, del que distingue a losgrandes poetas.

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    VIIALUMBRAMIENTO

    El barn Francisco des Ygres fuese de Munichen el momento en que la baronesa Macarea conocique se acercaba la hora de su alumbramiento. Elseor des Ygres no quera ni pensar que un hijosuyo naciera en Baviera; aseguraba que ese paspredispone a la sfilis.

    Llegaron ambos consortes, en primavera, alpuertecito de Napoule, que el barn, haciendo unretrucano lrico de inmejorable efecto, bautiz para"in eternum":

    LA NAPOULE DE LOS CIELOS DE ORO5

    5 Alusin burlesca a La Poule aux ocuf dor, "La gallina de los huevosde oro". (N. del T.)

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    Y all fue donde Macarea sali de su cuidado.

    -Ah,ah! Ay! Ay! Huy! Huy! Huyuyuy!Las tres comadronas del pas pusironse a

    platicar en amable coloquio.

    COMADRONA PRIMERA-Pienso en la guera.Oh, amigas mas! Habis contado las estrellas,

    las hermosas estrellas?Oh, amigas mas! Os acordis siquiera de los

    ttulos de todos los libros que habis ledo y delnombre de sus autores?

    Oh, amigas mas! Habis pensado alguna vez enlos pobres mortales que construyeron los grandescaminos?

    Los pastores de la Edad de Oro apacentaban susrebaos sin temor a los bandidos; solo a las fierasles teman.

    Oh, amigas mas!, qu me decs de todos esoscaones?

    COMADRONA SEGUNDA-Que qu te digo de los caones? Son vigorosos

    priapos.

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    Oh, mis hermosas noches! Por dichosa metengo a causa de una corneja siniestra que meencant anoche; es de buen agero. Me heperfumado las guedejas con almizcle.

    Oh, los gallardos y tiesos prapos que frmanesos caones! Si las mujeres hubieran de hacer elservicio militar, ingresaran todas en la artillera.Durante la batalla, qu aspecto tan extrao tendrnlos caones!

    Las luminarias se encienden a lo lejos sobre elmar. Responde, oh, Zeltica, con tu dulce voz!,responde!

    COMADRONA TERCERA-Me perezco por sus ojos en la noche; l conoce

    muy bien mis cabellos y su aroma. Por las calles deMarsella me fue siguiendo largo trecho un oficial.Luca un traje muy bonito y de muy lindos colores,salpicado de oro, y su boca me tentaba; pero hu desus besos, refugindome en mi beed-room* del o dela family-house** en que me hospedaba.

    COMADRONA PRIMERA

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    -Oh, Zeltida, huye de los cochinos hombrescomo huste de este militroncho! Zeltida, qu medices de los caones?

    COMADRONA SEGUNDA-Ah! Ay! Yo querra ser amada!

    COMADRONA TERCERA-Son los instrumentos del innobIe amor de los

    pueblos. Oh, Sodoma, Sodoma!

    COMADRONA PRIMERA-Pero nosotras somos hembras, y qu me dices

    t de Sodoma?

    COMADRONA TERCERA-Que la consumi el fuego del cielo.

    LA PARTURIENTA-Cuando terminis con el palique atended, si os

    place, a la baronesa des Ygres.

    El barn dorma en un pico de la habitacinarropado con unas mantas de viaje. Y lanz depronto un pedo que hizo reir a su costilla hasta

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    arrancarla lgrimas. Lloraba Macarea y chillaba yrea, y a los pocos instantes daba a luz unrorro muybien conformado, del sexo masculino. Pero en aqulmomento crtico, agotada por tantos esfuerzos, ex-hal el ltimo suspiro lanzando un chillidosemejante al que lanza la eterna primera mujer deAdn siempre que atraviesa el mar Rojo.

    Al relatar lo que precede, creo no haberdilucidado el importante punto del lugar nativo deCroniamantal.

    Dejemos a las ciento veintitrs ciudades6 de sietepases de los cuatro continentes disputarse el honorde haber mecido su cuna.

    Nosotros sabemos ya, y ah est la partida delregistro civil para demostrarlo, que naci de unpedo paternal, en la NAPOULE DE LOS CIELOSDE ORO, el 25 de agostode 1889, aunque hasta elotro da por la maana no le presentaron en laAlcalda.

    Era el ao de la Exposicin Universal, y la torreEiffel, que acababa de nacer, salud con una 6 Entre esas ciudades citemos a Npoles, Andrinopolis,Constantinopla, Neauphle-le-Chateau, Genoble, Pultava, Pouilly-

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    gallarda ereccin el nacimiento heroico deCroniamantal.

    El barn des Ygres volvi a tirarse otro pedo,que le despert, junto al macabro lecho en que serebulla el cro de Macarea. Gritaba el chico,cloqueaban las comadronas y sollozaba el padre,diciendo:

    -Ah, la Napoule de los cielos de oro, he matadoa mi gallina de los huevos de oro!

    Luego bautiz con el agua de socorro al chico,Ponindole un nombre de su invencin, que nopertenece a ningn santo del Paraso, el deCRONIAMANTAL. El da siguiente tom el tren,despus de disponer todo lo concerniente a losfunerales de su esposa, escribir las cartas necesariaspara reclamar su herencia y registrar el nio con losnombres de Cayetano, Francisco, Esteban, Jaime,Amelia, Alonso des Ygres. Con aqul mamoncillo,cuyo padre putativo era, tom el tren para elprincipado de Mnaco.

    en-ALixois. Pouilly-les Fleurs, Nauplia, Soul, Melbournue, Orn,Nazaret, Ermenonville, Nogent-sur Marne, etc., etc.

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    VIIIMAMMON

    Viudo ya francisco des Ygres, instalse cercadel principado, en tierras de Roquebrune, donde sehosped en casa de una familia de la que formabaparte una linda morenita a la que llamaban Mia. Elmismo criaba con bibern al.heredero de sunombre.

    Sola ir a pasearse por la orilla del mar en cuantosala la aurora. Orlaba el camino una cenefa de pitasque al barn, siempre que las vea, parecanlepaquetes de bacalao seco. A veces, cuando soplabade cara el viento, volvase de espaldas el barn paraencender un cigarrillo egipcio, cuyo humo elevabaseen espirales semjantes a las azulosas montaas quese esfumaban a lo lejos en Italia.

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    La familia en cuyo seno habase hospedado,componase de padre, madre y la referida morenita,que se llamaba Mia. El seor Cecchi, natural deCrcega, era croupier del Casino. Habalo sido antesen Baden-Baden, donde se cas con una alemana.De aquella unin naci Mia, que, en el color de latez y la negrura del pelo, atestiguaba la sangre corsaque corra por sus venas. Vesta siempre trajes decolorines. Andaba meciendo el palmito con muchogarbo; tena ms trasero que pecho, y sus ojosnegros miraban, por efecto de un estrabismo, concierto extravo que la haca ms apetitosa.

    Tena la lengua floja y hablaba tartajeando congrata indolencia. Tal es el acento de los monegascos,a cuya sintaxis se ajustaba Mia. Despus de habervisto algunas veces a la joven coger rosas, empezdes Ygres a fijarse en ella y a reparar en aquellasintaxis, algunas de cuyas reglas tuvo el capricho deindagar. Al principio, slo atendi a los italia-nismos, y sobre todo al que consiste en conjugar elverbo ser consigo mismo como auxiliar, en vez deemplear el verbo haber. Mia, por ejemplo, deca:"Soy estado", en lugar de "he estado". Luego reparDes Ygres en esa extraa regla que consiste enrepetir el verbo de la oracin principal despus de

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    dicha oracin: "Soy estado en los Molinos, mientrasque usted iba a Mentn, soy, estado", o "este aoquiero ir a Niza, a la feria de las cogurdas, quiero."

    Una vez, antes de salir el sol, baj al jardn elbarn des Ygres, y entregse all a un dulcedesvaro, en el curso del cual pill un catarro. Depronto rompi a estornudar sin tregua unas veinteveces. Ach, ach, ach!

    Aquellos estornudos le desentumecieron. Notque el cielo albeaba y que el horizonte marinoiluminbase el primero con las claridades de laaurora. Luego un comienzo de aurora inflam elcielo por la parte de ltalia. Frente a l extendase lamar todava mustia, y en el horizonte, como unanubecilla al ras del mar, combabanse las cumbres deCrcega, que al salir el sol desaparecen. Entrle uncalofro

    al barn des Ygres, y luego estir los brazos ylanz un bostezo. Y sigui mirando al mar por laparte de Oriente, donde se hubiera dicho querelumbraba una escuadra real frente a una ciudadmartima de blancas viviendas: Bordighere, quesuministra las palmas para las fiestas del Vaticano.Volvise luego el barn hacia el inmvil guardinde aqul jardn, el gran ciprs enguirnaldado por un

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    rosal en flor que se le encaramaba hasta la cima.Francisco des Ygres aspir la fraganciaincomparable de aquellas rosas magnficas, cuyosptalos enrrollados todava eran carne.

    En aqul momento llamlo Mia para eldesayuno.

    Con la trenza suelta a la espalda, acababa la jovende coger unos higos, escurriendo unas gotaslechosas en un jarro de leche. Sonrile al barn,dicindole:

    -Quiere usted probar la leche cuajada?El respondile que no, porque no le gustaba.-Ha pasado usted buena noche? -preguntle

    ella.-No, porque hay por aqu mucho mosquito.-Mire usted -dijole Mia-, para la picadura del

    mosquito no hay nada como frotarse con zumo delimn; y para que no pique, untarse la cara devaselina antes de acostarse. A m no me pica.

    -Sera una lstima, porque es usted muy bonita,como ya se lo habrn dicho muchas veces.

    -Hay quien me lo dice y quien lo piensa sindecrmelo. Los que me lo dicen, no me dan fro nicalor, y los otros, peor para ellos...

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    Y Francisco des Ygres imagin al punto unafbula para los tmidos:

    FABULA DE LA OSTRA Y EL ARENQUE

    Erase una ostra muy guapa y juiciosa, que vivapegada a una pea. No soaba con amores, y losdas de sol bostezaba bestfica mente. Vila unarenque y aquello fue como un rayo. Al punto seenamor perdidamente de la ostra, sin atreverse adeclararselo.

    Un da de verano, muy feliz y tranquila bostezabala ostra. Acurrucado detrs de una peacontemplbala el arenque, cuando de prontoacometile tal deseo de darle un beso a su bienamada, que no se pudo contener.

    Y fue y metise por entre las abiertas valvas de laostra, que, sorprendida, cerrla de pronto,decapitando al pobre arenque, cuyo cuerpo sincabeza va y viene a la ventura desde entonces por elOcano.

    -Peor para el arenque -dijo Mia rindose-. Porqu era tan bobo? A m me gusta que me digan quesoy bonita, pero no para burlarse, sino para que secasemos...

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    Y Francisco des Ygres tom al punto nota deesa particularidad de la sintaxis, que manda conjugarel plural de los verbos impersonales con el concursonico, en todas las personas, del pronombrereflexivo de la tercera: para que se casemos, paraque se casis... Y pensaba:

    -No me quiere. Macarea muerta. Mia indiferente.Nada, que soy desgraciado en amores.

    Cierto da encontrbase en el valle de losGaumatas, en lo alto de una loma plantada deesculidos pinos. Por delante de l extendase a lolejos la costa, orlada por el azul blanquecino de lasolas. Descollaba el Casino por entre la selva derboles exticos de sus jardines. Contemplbalo elbarn. Asemejbase aqul palacio a un hombre encuclillas y con los brazos elevados al cielo. YFrancisco des Ygres oy que un Mammon invisiblesusurrbale al odo:

    -Mira ese palacio, Francisco. Est hecho aimagen del hombre. Es como l, sociable. Tomacario a quienes le visitan, y sobre todo a los queson desgraciados en amores. Ve all, que ganars,porque no es posible que no gane quien como t esdesgraciado en amores.

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    Como eran las seis de la tarde, tocaron lasoraciones todos los campanarios de aquelloscontornos. La voz de las campanas acali la delMammon invisible, mientras Francisco des Ygresle buscaba en vano.

    AL otro da tom Francisco el camino queconduca al templo de Mammon. Era domingo deRamos. Las calles estaban llenas de chicos,muchachas y mujeres que llevaban en sus manospalmas y ramas de olivo. Las palmas eran, unassencillas, y aderezadas otras con arte especial. A lavuelta de cada esquina veanse tejedores de palmasque trabajaban sentados contra la pared. Bajo susmaosos dedos curvbanse y enrollbanse de unmodo raro y airoso las fibras de las palmas. Loschicos jugaban ya a los huevos duros. En unaplazoleta, una caterva de chicuelos le estabasentando la mano a un mocoso pelirrojo, al quehaban cogido haciendo trampa en el juego, pues seserva de un huevo de mrmol, con el que loscascaba todos, saliendo siempre ganancioso. Niaschiquitinas diriganse a la iglesia, muy bien vestiditasy llevando a guisa de cirio palmas entretejidas de lasque sus madres habanles colgado golosinas.

    Francisco des Ygres pens:

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    -La vista de las palmas da buena sombra, y hoy,Pascua florida, he dehacer saltar la banca.

    Ya en la sala de juego, lo primero que hizo fueechar un vistazo a la abigarrada muchedumbre quese apretujaba en tornoa las mesas...

    Acercse a una Francisco, y jug, perdiendo supuesta. El Mammon invisible haba vuelto acolocarse a su lado, y le deca al odo, cada vez queel croupier con su raqueta rebaaba el tapete verde:

    -Has perdido...Y Francisco no vea ya a la gente, basele la

    cabeza y pona luises y fajos de billetes al pleno, acaballo, a la transversal y al color. Jug largo rato,perdiendo el dinero a manos llenas. Volvi al fin lacara, y vio el saln iluminado, en donde los puntosse apretujaban como cuando l entr. Reparando enun joven cuya cara de mal humor daba a entenderque tambin haba perdido, sonrile Francisco ypreguntle si se le haba dado contraria.

    El joven furioso, respondile:-A usted tambin? Un ruso que estaba aqu,

    junto a m, ha ganado ms de doscientos milfrancos. Ah! Si siquiera me quedaran todava cienfrancos, ira a rehacerme al treinta y cuarenta. Perono, tengo la mala sombra. Estoy aviado. Figrese...

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    Y cogiendo a Francisco del brazo, llevselo a undivn en el que ambos tomaron asiento.

    -Figrese -sigui diciendo- me he quedado sin uncuarto. Soy casi un ladrn. El dinero que he perdidono era mo. Yo no soy rico, pero estoy muy bicncolocado en el comercio. Mi principal me envi acobrar unas letras a Marsella. Las cobr y tom eltren para venir a probar fortuna. Y he perdido.Qu quiere usted? Me prenderan. Dirn que soy unmal hombre y, sin embargo, yo no me heaprovechado lo ms mnimo de ese dinero. Lo heperdido. Pero, y si hubiese ganado? Nadie mehabra afeado mi accin. Ah, qu mala sombratengo! No me queda ms recurso que suicidarme!

    E incorporndose de pronto, llevse aqul polloel revlver a la boca, y dispar. Al punto retiraronde all el cadver. Algn que otro jugador volvi lacara, pero la mayora ni siquicra se enter delincidente que tan fuerte impresin hizo en el nimodel barn des Ygres. Este haba perdido cuanto ledejara Macarea y que constitua el patrimonio de suhijo. Al salir del Casino sinti Francisco como si elUniverso se le viniera encima, primero como unacelda, y luego como un sepulcro. Regres a la "villa"donde se hospedaba. En la puerta detvose delante

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    de Mia, que estaba hablando con un viajero quellevaba una maleta en la mano.

    -Soy holands -deca aqul hombre-, pero vivoen Provenza y quisiera alquilar aqu una habitacinpor unos das; vengo con objeto de hacer en estepas unas observaciones matemticas.

    En aquel momento el barn des Ygres envicon la mano izquierda un beso a Mia, mientras conla derecha se saltaba la tapa de los sesos.

    -Slo tenemos para alquilar una habitacin -dijoMia-; pero ya qued desocupada.

    Y corri a cerrarle los ojos al barn des Ygres, ycon sus lloriqueos de urraca alborot todo el barrio.Fueron a llamar a la polica, la cual se llev de all elcadver y nadie volvi a hablar ms del asunto.

    En cuanto al joven a quien su padre, en unarranque de aqul lirismo que le caracterizaba,bautizara de una vez para siempre con el nombre deCroniamantal, recogilo el viajero holands, que selo llev despus consigo con intencin de educarlecomo si fuera hijo suyo.

    El da en que ambos se fueron, vendi Mia suvirginidad a un campen americano del tiro depichn. Y era la trigsima quinta vez queconsumaba aquella operacin mercantil.

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    IXPEDAGOGIA

    El holands, que se llamaba Janssen, llevse aCroniamantal a las inmediaciones de Aix, a una casaque la gente de por all llamaba el Castillo. No tenael tal castillo nada de seorial, salvo el nombre, y noera sino una destartalada casona con lechera ycuadra. Gozaba el seor Janssen de cierta holgura yviva slo en aquella casa, que haba comprado parahacer all vida recoleta, pues la brusca ruptura de unnoviazgo habale vuelto un poco hipocondriaco.Ahora proponase intentar la educacin del hijo deMacarea y de Vierslin Tigoboth, Croniamantal,heredero del rancio apellido des Ygres.

    El holands Janssen haba viajado mucho.Hablaba las lenguas todas de Europa, ms el rabe yel turco, sin contar el hebreo y dems lenguas

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    muertas. Su modo de expresarse era tan claro comosus ojos azules. No tard en relacionarse conalgunos humanistas de Aix que solan visitarle, y secarteaba con muchos sabios extranjeros.

    Cuando Croniamantal hubo cumplido los seisaos, el seor Janssen tom la costumbre de sacarlode paseo al campo por las maanas. GustabaCroniamantal de aquellas lecciones por los senderosde las arboladas colinas. El seior Janssen detenasede vez en cuando, e indicando a Croniamantal yaunos pajarillos que revoloteaban juntos, ya unasmariposuelas que se perseguan retozando por entrelas flores, decale que el amor inspira a toda laNaturaleza. Tambin salan a pasear de noche alclaro de luna, y el maestro explicabale a su discpulolos arcanos destinos de los astros, su curso regular ysus influjos sobre los mortales.

    No olvid nunca Croniamantal que una noche deluna del mes de mayo condjole su maestro a uncampo situado en el lindero de un bosque. Relucala hierba con lechosa claridad; palpitaban a sualrededor las lucirnagas, y sus fosforescentesfulgores errabundos prestaban al paraje un raroaspecto. El maestro llamle la atencin al discpulosobre la dulzura de aquella noche de mayo.

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    -Aprenda usted -djole, pues desde que ya eragrandecito no lo tuteaba-, aprenda usted todo de laNaturaleza, y quirala. Que ella sea su verdaderanodriza, cuyos pechos insignes son la luna y lacolina.

    Tena a la sazn Croniamantal trece aos, y eramuy despabilado de ingenio. Escuchaba muy atentolas palabras del seor Janssen.

    -Siempre viv en su seno, pero viv mal, porqueno se debe vivir sin amor humano, sin compaa.No olvide usted que todo en la Naturaleza es unaprueba de amor. Yo, ay de m!, estoy maldito porno haberme sujetado a esa ley, para la que no existesino su necesidad, que es el destino.

    -Cmo? -preguntle Croniamantal-. Usted,maestro mo, que sabe tantas ciencias, no descubriesa ley que conocen los rsticos y hasta losanimales, los vegetales y la materia inerte?

    Nio feliz, que a los trece aos hace talespreguntas! -dijo el seor Janssen-. Siempre conocesa ley, a la que nadie podra mostrarse rebelde.Pero hay hombres dcsgraciados a los cuales estprohibido gustar el amor. Tal suele ocurrirles sobretodo a los poetas y a los sabios. Las almas sonvagabundas, y yo tengo la conciencia de las vidas

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    anteriores de mi alma. Jams dio vida sino a cuerposestriles y sabios. Nada hay en esta afirmacin quedeba asombrarte. Pueblos enteros respetan a losanimales y proclaman la metempsicosis, creenciahonesta y evidente, aunque exagerada, pues no hacecuenta alguna de las formas perdidas ni de losinevitables desperdicios. Su respeto deberacomprender tambin a los vegetales y hasta a losminerales. Porque, qu otra cosa es el polvo de loscaminos sino la ceniza de los muertos? Cierto quelos antiguos no reconocan vida en las cosas inertes.Los rabinos fueron de opinin que la misma almahabit en los cuerpos de Adn, de Moiss y de Da-vid. Efectivamente, el nombre de Adn se componeen hebreo de Alef, Daleth y Mim, letras iniciales delos tres nombres. La de usted, como la ma, habitcon anterioridad en otros cuerpos humanos, enotros animales, si no es que fue desperdigada y ascontinuar despus de su muerte, puesto que todoha de volver a servir. Que es muy posible que nohaya ya nada nuevo y que la creacin haya cesado...

    Aadir a lo dicho que yo rechac el amor; perojuro que por nada del mundo volvera a empezarvida semejante. He mortificado mis carnes y

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    practicado duras penitencias. Querra que su vida deusted fuera dichosa.

    El maestro de Croniamantal obligle a consagrarla mayor parte del tiempo a las ciencias, y cuidabade tenerle al corriente de los nuevosdescubrimientos. Ensele tambin latn y griego. Amenudo lean las glogas de Virgilio o traducan lasde Tecrito en algn lugar plantado de olivos comolos parajes de la antigedad. Croniamantal habaaprendido un francs muy puro, pero su maestrodbale leccin en latn. Haba aprendido tambin elitaliano, y su maestro psole en las manos, siendotodava chiquito, las rimas de Petrarca, que haba deser uno de sus poetas predilectos. Ense tambinel seor Janssen a Croniamantal el ingls, yfamiliarizle con Shakespeare. Aficinole sobretodo a los autores franceses antiguos. De los poetasfranceses estimaba sobre todo a Villon Ronsard y suplyade, Racine y la Fontaine. Dile a leer tambintraducciones de Cervantes y Goethe. Siguiendo susconsejos, ley Croniamantal novelas de caballera,muchas de las cuales hubieran podido figurar en labiblioteca de Don Quijote. Desarrollaron enCroniamantal invencible aficin a las aventuras yamores peligrosos; ejercitbase adems en esgrima y

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    equitacin, y a la edad de quince aos ya anunciabaa quienes iban a visitarles que estaba resuelto a serun caballero famoso.

    Era por entonces Croniamantal un gallardomancebo, amable y garboso. Cuando en las fiestasaldeanas codebase con las mocetonas lugareas,contenan stas la risa y bajahan ruborizadas losojos ante su mirada. Su espritu, avezado a lasformas poticas, conceba el amor como una con-quista. Reminiscencias de Bocaccio, no menos quesu natural atrevido y su educacin, predisponanle aser osado.

    Cierto da de mayo haba salido a dar un largopaseo a caballo por los campos. Era de maana, y laNaturaleza an conservaba su frescura. Colgaba elroco de las flores y a entrambos lados del caminoextendanse olivares cuya parda hoja temblabasuavemente al soplo de la brisa marina,desposndose agradablemente con el azul del cielo.Lleg Croniamantal aen su paseo a un sitio dondeunos trabajadores estaban arreglando la carretera.Los picapedreros, arrogantes mocetones tocados devistoso gorro, trabajaban con mucha pereza,cantando e interrumpindose a veces para echar untrago. Pens Croniamantal que aquellos buenos

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    mozos tendran calignaires. Llaman as en aquellaregin a los amantes. Los mozos dicen micalignaire, y las mozas, mi calignaire, y,efectivamente, son zalameros y zalameras en aquellahermosa comarca. Encogisele el corazn aCroniamantal, y su ser todo, exaltado por laprimavera y el paseo a caballo, llamaba a gritos alamor.

    En un recodo del camino hubo de agravar su maluna aparicin inesperada. Haba llegado el joven aun puentecillo tendido sobre un riachuelo quecortaba el camino. Estaba solitario el paraje y porentre la maleza y los troncos de los lamos vioCroniamantal a dos hermosas zagalonas que seestaban baando. Hallbase la una en el agua y seagarraba a la rama de un rbol de la orilla. AdmirCroniamantal sus brazos morenos y unos satinadosencantos que apenas si velaban las ondas. De pie laotra en la orilla, secbase despus del bao ymostraba arrebatadores hechizos y seductorasgracias, que inflamaron el corazn de Croniamantal,el cual resolvi al punto acercarse a las mozas ytomar parte en sus retozos. Por desgracia, hubo dereparar en que las ramas de un rbol vecino servande escondite a dos mozalbetes que acechaban

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    aquella presa. Conteniendo el aliento y siguiendocon la vista los menores movimientos de las zagalas,no vieron al jinete que, rindose con todas susganas, puso su corcel al galope y cruz elpuentecillo profiriendo gritos.

    Habase elevado el sol y, ya casi en su cenit,asestaba intolerables rayos. A las inquietudesamorosas de Croniamantal hubo de aadirseentonces la angustia de una ardiente sed. La vista deuna hacienda al filo del camino causle indeciblejbilo. Al punto dirigise a ella, que tena a susespaldas un huertecillo deleitoso por la abundanciade floridos rboles, que formaban un bosquecillorosa y blanco de cerezos y melocotoneros. En elvallado haba ropa tendida, y Croniamantal tuvo elgusto de ver a una hermosa zagalona de unosdiecisis aos, la cual hallbase lavando ropa en unlebrillo a la sombra de una higuera poco frondosaque, aunque nacida en una tierra colindante,inclinaba sus ramas sobre el huerto. Sin reparar ensu llegada, continu la moza en sus tareasdomsticas, que a Croniamantal parecironle muynobles, pues imbuido de recuerdos antiguoscompar a la lavandera con Nausicaa. Apese delcaballo, aproximse a la cerca, y embelesado

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    contempl a la moza. Veala de espaldas. Sus sayasremangadas dejaban ver una pantorrilla muy bienformada, calzada con medias blanqusimas. Balan-ceaba el cuerpo de un modo incitante a causa de losmovimientos que requera el lavado. Tenaremangados los brazos, unos brazos morenos ycarnosos que entusiasmaron al poeta.

    Siempre he sentido especial predileccin por losbrazos. Hay quien concede importancia suma a laperfeccin del pie. Yo confieso que tambin el pieme encalabrina; pero en mi opinin, es el brazo loque la mujer ha de tener ms perfecto. El brazo estsiempre en accin, constantemente lo tenemos a lavista. Podra decirse que es el rgano de las gracias yque, merced a sus diestros ademanes, es el armaverdadera del amor cuando combado ese brazodelicado simula un arco cuya flecha finge extendido.

    De esa misma opinin era Croniamantal. Y enello pensaba cuando, de pronto, su caballo, al quetena sujeto de las riendas, barruntando laacostumbrada hora del pienso, pusose a relinchar endemanda de la pitanza. Al punto volvi la cara lamoza y pareci chocarle la presencia de aqulextrao que la contemplaba por encinia de la cerca.Psose muy encarnada, y pareci todava ms

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    hermosa. Su tez morena atestiguaba la sangre moraque por sus venas corra. Croniamantal pidile debeber y de comer. La moza, con mucho garbo,introdjole en el cortijo y le sirvi un agreste yantar.Un poco de leche, huevos y pan negro satisficieronsu hambre y su sed. Mientras corna dirigale eljoven preguntas a su huespeda, con la esperanza dehallar coyuntura de halagarla con algn cumplido.Supo de esta suerte que se llamaba Mariquilla y quesus padres haban ido al pueblo cercano a venderhortalizas. Su hermano trabajaba en el arreglo de lacarretera. Aquella familia viva dichosa de los frutosdel huerto y el establo.

    En aquella sazn llegaron sus padres, unosgallardos palurdos, y Cronimantal, que ya se habaenamorado de Mariquilla, sufri una grancontrariedad. Aprovechse de la coyuntura parapreguntarle a la madre cunto le deba, y despidisede ellos, no sin lanzar a Mariquilla una mirada, quela moza no le devolvi, aunque s tuvo el gusto dever que se pona muy colorada al apartar los ojos.

    Volvi a montar a caballo y tom de nuevo elcamino de su casa. Como era aqulla la primera vezque senta pesares de amor, parecironle muymelanclicos los parajes que a la ida recorriera.

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    Habase puesto el sol. Las pardas hojas de los olivosantojronsele tan tristes como l. Extendanse lassorribras por los campos como ondas. La ribera enque contemplara a las mozas bandose estaba a lasazn abandonada. El ruidillo del agua hizoseleinsoportable como una burla. Lanz su caballo algalope. Era ya el crepsculo y a lo lejos seencendan luces. Despus vino la noche. RefrenCroniamantal el paso de su cabalgadura yabandonse a un desatinado desvaro. El camino,que formaba un repecho, tena una orla de cipreses,y por aquel sendero, bajo las sombras de la noche yel amor, sigui Croniamantal, melanclico, conrumbo a su morada.

    Los siguientes das observ, no sin pesar, sumaestro, que Croniamantal no prestaba la menoratencin a los estudios a que antes se aplicaba. Yadivin que el amor tena la culpa.

    La suma de desprecio que se mezclaba a su amorprovena de no ser Mariquilla ms que una lugarea.

    Era ya a ltimos de setiembre, y, llevndoloconsigo al da siguiente a los olivares henchidos defruto, censur el seor Jannsen la pasin de sudiscpulo, que, con las mejillas coloradas, escuchabasus regaos. Los primeros vientos de otoo

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    salmodiaban ya sus lamentos, y Croniamantal, muytriste y abochornado, perdi para siempre las ganasde volver a ver a su hermosa Mariquilla, noconservando sino su recuerdo.

    Y as fue cmo Croniamantal se hizo mayor deedad.

    Cierta afeccin al corazn que le descubrieronlibrle del servicio militar. A poco de eso muri derepente su maestro, nombrndole heredero detodos sus bienes, que no eran gran cosa.Croniamantal vendi la casa llamada el Castillo, y sefue a Pars para entregarse apaciblemente a suaficin a la literatura, pues haca ya mucho tiempoque a hurtadillas compona poemas, que guardabaen una caja de habanos.

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    XPOESIA

    En los primeros das del ao de 1911 un jovenmal vestido suba echando el bofe por la calle deHoudon. Su semblante, sumamente expresivo,reflejaba alternativamente alegra e inquietud. Susojos devoraban cuanto miraban, y al unirse susprpados como mandbulas tragbanse al universo,que sin cesar se renovaba por la operacin del quecorra, imaginando los menores detalles de losmundos enormes con que se apacentaba. Losclamores y truenos de Pars estallaban a lo lejos yalrededor del joven, que al fin se detuvo desolado,como un ratero largo trecho perseguido y dispuestoya a rendirse. Aquellos clamores, aquel ruido,indicaban bien a las claras que sus enemigos estabana punto de echarle mano como a un ladrn. Su boca

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    y sus ojos expresaron la astucia, y, caminando ahoradespacito, refugise en su memoria y sigui haciaadelante, mientras todas las fuerzas de su destino yde su conciencia apartaban al tiempo para queresaltase la verdad de lo que es, de lo que fue y de loque ser.

    Entr el joven en una casa de un solo piso.Encima de la puerta, que estaba abierta, haba uncarteln con este rtulo:

    ENTRADA A LOS TALLERES

    Ech a andar por un pasillo, donde haca talobscuridad y tal fro, que el joven crey morir, y contoda su voluntad, apretando los dientes y los puos,desmigaj la eternidad en un punto. Luego, depronto, recobr la nocin del tiempo, cuyossegundos, aporreados por un reloj que a la saznoyera, caan como trozos de cristal, y la vidaapoderose de l nuevamente mientras tornaba a huirel tiempo. Pero en el momento en que se dispona allamar a una puerta palpitle ms fuerte el corazn,por el temor de no encontrar a nadie.

    Llamaba a la puerta, vociferando:-Soy yo, Croniamantal!

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    Oyronse al otro lado de la puerta los pasoslentos de un hombre cansado o que lleva a cuestasun muy pesado bulto, y al abrirse la puerta operseen la brusca claridad la creacin de dos seres y suinmediata cpula.

    En el taller, semejante a un establo, yacadiseminado un rebao innumrerable. Eran loscuadros dormidos, y el pastor que los guardabasonrea a su amigo.

    En un estante, unos libros amarillentos apiladossimulaban pellas de manteca. Y zarandeando la malcerrada puerta, introduca el viento a unos seresdesconocidos que se quejaban con ahogados gritosen nombre de todos los dolores. Las lobas todas dela miseria aullaban entonces detrs de la puerta,prontas a devorar al rebao, al pastor y a su amigo,para preparar en el mismo sitio la fundacin de laCiudad Nueva. Pero en el estudio haba alegras detodos colores. Un gran ventann ocupaba todo eltestero del Norte, y slo dejaba ver el azul del cielo,semejante un canto de mujer. Croniamantal quitseel sobretodo, que rod por tierra como el cadverde un ahogado, y, tomando asiento en un divn,contempl largo rato, sin decir nada, El nuevolienzo colocado en el caballete. Vestido de azul y

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    con los pies descalzos, el pintor contemplabatambin el lienzo donde, en una niebla glacial,recordaban dos mujeres.

    Haba tambin en el estudio una cosa fatal, esegran fragmento de un espejo roto, colgado de lapared con unas alcayatas. Era una insondable marmuerta, vertical, y en cuyo fondo una falsa vidaanimaba lo que no existe. De esta suerte, frente alarte, hay tambin su apariencia, de la que no recelanlos hombres, y que les echa por tierra cuando el artelos ha encumbrado. Agachse Croniamantal yqued sentado, con los codos apoyados en lasrodillas. Luego apart los ojos del lienzo parafijarlos en un carteln que haba tirado por el suelo,y que ostentaba el siguiente rtulo, trazado con elpincel:

    ESTOY EN EL TALLER DEEMBADURNADO

    El pjaro de Benim

    Ley y reley aquella frase, mientras el pjaro deBenin contemplaba su cuadro, meneando la cabeza,echndose atrs y acercndose. Luego volvisehacia Croniamantal y le dijo:

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    -Anoche vi a tu mujer.-Quin es ella? -preguntle Croniamantal.-No puedo decirte; la he visto, pero no la

    conozco; es una verdadera muchachita de las que ati te gustan. Tiene la carita mustia y aniada de lashembras predestinadas a hacer sufrir. Y aparte lagracia de sus manos, que se yerguen para repeler,carece de esa nobleza que los poetas no podranamar, porque les impedira padecer. He visto a tumujer, te digo. Es la faldad y la belleza; es comocuanto hoy amamos. Y ha de tener gusto a hoja delaurel. Pero Croniamantal, que no le escuchaba,interrumpile diciendo: -Ayer hice mi ltimo poemaen versos regulares:

    Luth Zut,y mi ltimo poema en versos irregulares: (Fjate

    bien: en la ltima estrofa, la palabra chica est to-mada en mal sentido):

    PROSPECTO PARA UN MEDICAMENTONUEVO

    Porque volvi Hjalmar

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    Los grandes clices de plata copelia quedaronvacis

    Las estrellas de la tarde Convirtironse en estrellas de la maanaY recprocamenteLa bruja del bosque de HruloeAderez su cenaEra hipfagaPero l no lo eraMi mai ramaho nia niaLuego las estrellas de la maanaVolvieron a convertirse en estrellas de la tardeY recprocamenteEl exclam: -En el nombre de MaroeY de su gipaeto predilectoHija de AmammoerPrepara el brebaje de los hroes -Est muy bien noble guerreroMi Mi ramaho nia nia

    Tom ella el solY lo zambull en el marTal las mujeres hacendosasMaceran un jamn en sal-muera Pero oh desgracia! los salmones voraces

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    Devoraron al sol ahogado Y se hicieron pelucas Con sus rayos Mai Maio ramaho nia nia

    Cogi la luna y cile tiras de trapoComo se hace con los muertos ilustresY con los nios pequeinesY luego a la luz de slo los astrosLos eternosHizo un cocimientoDe euforbio, de goma de NoruegaY de muermo de los AIpesPara dar de beber al hroeMi Mi ramaho nia nia

    El muri como el solY la bruja encaramada en la copa de un pinoEstuvo escuchando hasta el anochecerEl rumor de los vendavales encerrados en la

    redoma Y los escaldas trapaceros loatestiguan

    Alai Mi ramaho nia niaCall un instante Croniamantal y luego aadi:

    -No volver a escribir ms sino versos libres de

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    toda traba, hasta de la del idioma! Escucha esto,amigo mo:

    MAHEVIDANOMIRENACANOLIPNODITOC

    EXTARTINAP + v.s.A. Z.

    TEL 33-122. Pan; PanOceaoiiiiioKTin

    -Tu ltimo poema, mi pobre Croniamantal -dijoel pjaro de Benin- es un simple plagio de Fr.nc.s.J.m.m.s.7

    -No hay tal -respondi el poeta-. Pero de todosmodos, ya no har ms poesa pura. Ya ves adndevoy a parar por tu culpa. En adelante escribir parael teatro.

    -Mejor sera que fueses a ver a la chica de que tehe hablado. Te conoce y parece que est chilladapor ti. La encontrars en el bosque de Meudon, eljueves que viene, en el sitio que ya te dir. Laconocers por la comba que tendr en la mano. Sellama Tristusa Bailarincilla.

    7 Francis Jammes (N. del T.)

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    -Est bien -dijo Croniamantal-, ir a ver aBailarincilla y me acostar con ella, pero antes denada quiero ir a los Teatros para presentar mi obraIeximal Jelimita, que escrib en tu estudio el aoltimo mientras me atracaba de limones.

    -Haz como gustes, amigo mo dijo el pjaro deBenin-; pero no te olvides de Tristusa Bailarincilla,tu futura esposa.

    -Bueno -replic Croniamantal-; pero an quierorugir una vez ms el argumento de Ieximal Jelimita.Escucha:

    Un individuo compra un peridico a orillas delmar. De una casa con jardn sale un soldado quetiene por manos ampollas elctricas. De un rbolbaja un gigantn de tres metros de alto. Zarandea alvendedor de peridicos, que es de yeso y se hacetrizas. En aqul momento llega un juez. Con unanavaja de afitar mata a todo el mundo; pero enesto, un zancarrn que en aqul instante pasa porall dando brincos, acaba con el juez de un puntapien las narices, y canta una tonadilla preciosa.

    -Qu maravilla! -dijo el pajaro de Benin-. Yo hede pintarrajear las decoraciones: me lo hasprometido.

    -Ni qu decir tiene -respondi Croniamantal.

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    XI DRAMATURGIA

    Al da siguiente fue Croniamantal a verse con losTeatros, que estaban reunidos en el domicilio delseor Pingu, el financiero. Croniamantal logr pasara su presencia untndoles la pata al portero y albombero de servicio. Y sin la menor timidez entren la sala, donde los Teatros, sus aclitos, sicarios ysecuaces hallbanse reunidos.

    CRONIAMANTALSeores Teatros, vengo a leerles mi obra leximal

    Jemilita.

    LOS TEATROSPor favor, aguarde un poco, caballero, hasta que

    se haya puesto al corriente de nuestras costumbres.

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    Est usted entre nosotros, entre nuestros actores,nuestros autores, nuestros crticos y nuestrosespectadores. Escuche con atencin y nointerrumpa.

    CRONIAMANTALCaballeros, muchas gracias por la cordial acogida

    que me dispensan. Seguro estoy de que lo que aquoiga me ser de mucho provecho.

    El ACTOR Mis papeles han durado lo que duran las rosas.

    Pero mi madre gusta de mis metempsicosis, Oh,focas de Proteo y sus metamorfosis!

    UN EMPRESARIO-VIEJORecuerda usted, seora! Una noche de nieve del

    ao 1832 un desconocido extraviado llam a lapuerta de una villa sita en el camino que va deChanteboun a Sorrento...

    EL CRITICOHoy, para que una obra tenga xito, es de mucha

    monta el que no la firme su autor.

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    EL JUGLAR A SU OSOEchale en el suelo. Hazte el rnuerto... Saca la teta. Bfiate una polka... Menea la cadera.

    CORO DE BEBEDORESZumo de la uvaLicor de la cuba

    Bebamos bebamosMientras podamos

    CORO DE TRAGALDABASHato de glotones

    Ya no hay migajonesNi una migajtaEn la fuentecita

    CORO DE BEBEDORESCarotas encarnadasBebamos bebamos

    El zumo de las parras

    R.D. R.D. K.PL.NG. EL ACTOR, LA ACTRIZ,LOS AUTORES AL PUBLICO

    Paga! Paga! Paga! Paga! Paga! Paga!

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    EL PREDICADOREl teatro, amados hermanos mos, es una escuela

    de escandalo, un lugar de perdicin para las damas ylos cuerpos. En el teatro, y de ello pueden dar fe lostramoyistas, todo es truco. Brujas ms antaonasque Morgana hcense pasar en las tablas pordoncellicas de quince abriles.

    Cunta sangre no se vierte en los melodramas!En verdad os lo digo, por ms que no seaverdadera, esa sangre caer por partes alcuotassobre las cabezas de los hijos de los autores,actores, directores de escena y espectadores, hasta lasptima generacin. Ne mater- suam -decan anti-guamente las mocitas solteras a sus madres-. Hoyda salen preguntando: "Vamos a ir al teatro estanoche?

    En verdad os lo digo, hermanos mos. Pocos sonlos espectculos en que el alma no corre riesgo.Aparte el espectculo de la naturaleza, slo se puedevisitar sin peligro la barraca del pedomano. Esteltimo espectculo, amados hermanos mos, es muygalo y muy saludable. El ventoseo dilata el bazo yecha a Satans de los rincones donde se alberga; por

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    ese medio lograban los padres del desierto exor-cisarse a s mismos.

    LA MADRE DE UNA ACTRIZVentoseas t, Carlota?

    LA ACTRIZNo, mam; yo regeldo.

    EL SENOR MAURICIO BOISSARDMiren qu entraas tienen hoy las madres!

    UN AUTOR QUE TIENE UNA OBRAADMITIDA EN LA COMEDIA FRANCESAAmigo mo, me parece que no est muy ducho.

    Voy a ensearle el sentido de algunas palabras delvocabulario teatral. Escchelas atentamente ygurdelas, si puede, en la memoria.

    Aqueronle. - Ro de los Infiernos, y no delinfierno.

    Artistas (de ambos sexos). - Slo se empleanrefirindose a un cmico o una cmica.

    Hermano. - Hyase de aadir a este, sustantivo elcalificativo de "menor". El adjetivo "joven" es msadecuado.

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    Nota bene. - Esta observacin no se aplica a laopereta.

    High-life. - Esta locucin harto francesatradcese en ingls por Fashionable people.

    Amistades. - Son siempre peligrosas en el teatro.Papa.8 Dos negaciones equivalen a una

    afirmacin.Manzanas cocidas (no se emplea en singular). -

    Crudeza nociva para el estmago.Psch. - Esta expresin, ya anticuada, reemplazaba

    con ventaja hace veinte aos a la frase deCambronne.

    Quiere usted que le d tambin algunos ttulos?Son de mucha monta cuando se aspira al xito.Helos aqu, infalibles:

    EL CONTORNO; El torno, EN TORNO;Luisita, mdate de camisa; ANDA DESPACIO,QUE TENGO PRISA; La cantina tentacular, LABRUJA; La gelfa; VOY A MASCARTE LANUEZ; Principe mo, LA ALCACHOFA; Laescuela de los notarios, EL PEBETERO.

    Hasta la vista, caballero; no me d usted lasgracias. 8 Juego de palabras. Pas, en francs, es partcula negativa, y sepronuncia pa (N. del Editor).

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    UN GRAN CRITICOSeores, vengo a someter a la aprobacin de

    ustedes la resea del triunfo de anoche. Estnlistos? Pues atencin, que ya empiezo:

    "EL PUO Y EL PUETAZOObra en tres actos, de los seores Julin Tandis,

    Juan de la Fente, Prosper Mordus y la seoraNatalia de lAngunois, Juana Fontaine y la condesaM. des Etanges. Decoraciones de los seoresAlfredo Mone, Len Minie y Al. de Lemere.Vestuario de la casa Juanita; sombreros de la casaGuillermina; mobiliario de la casa Herstein; paoshiginicos de la casa Van Feuler y etc.

    Os acordaris de aqul esclavo que osventosear delante de Sesostris. No conoca yosituacin ms pattica antesde haber visto la obra delos seores etctera y de las seoras etc.

    Quiero hablar de la escena que hizo tanto efectola noche del estreno, y en la que el financieroProminoff se tira un pedo en presencia del juez deinstruccin.

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    La obra, que es buena, no ha dado de s por lodems todo lo que de ella se esperaba. La esposacortesana que hace su caldo gordo con la verdevejez de un destilador de mosto, constituye sinembargo una figura inolvidable, que deja muy a lazaga a Cleopatra y a la seora de Pompadour. Elseor Layol es un buen cmico. Ha demostrado serun padre de familia en toda la extensin de lapalabra. La seorita Juanita Letrou, una joven quepromete ser una estrella el da de maana, tiene unaspantorrillas muy bonitas. Pero la revelacin de laobra fue la seora de Perdreau, cuyo sensiblecorazn ya conocamos. Mim con la ms patticanaturalidad la escena de la reconciliacin. Unahermosa velada, en suma, y la perspectiva de unbeneficio al llegar a las cien representaciones.

    LOS TEATROSJovencitos, vamos a decirle algunos argumentos

    de obras. Si llevasen firmas conocidas, lasrepresentaramos; pero son obras maestras dedesconocidos que nos las dejaron para que lasleyramos, y, que en atencin a usted y a su lindacara le vamos a regalar.

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    Obra de tesis. - El prncipe de San Meco cgele asu mujer un piojo en la cabeza, y le arma unescndalo. Desde hace seis meses la princesa noduerme sino en compaa del vizconde deDendelope. Marido y mujer recrimnanle suconducta al vizconde que, como en el tiempoindicado no se ha metido en la cama sino con laprincesa y la seora de Lafoulue, mujer de unsubsecretario, tumba al ministerio y abruma contodo su desdn a la seora de Lafoulue.

    La seora de Lafoulue rmale un escndalo almarido; pero al fin se aclara todo con la llegada delseor Bibier, el diputado. Este se rasca la cabeza.Esplganle y encuntranle piojos. El diputado acusaa sus electores de ser unos piojosos. Por ltimo, se,arregla todo. Ttulo: EL PARLAMENTARISMO.

    Comedia de caracteres. - Isabel Leufaucheuxpromtele a su esposo serle fiel. Pero luego recuerdaque le ha prometido lo mismo a Julio, dependientede ultramarinos. La pobre mujer sufre por no poderotorgar su fe y su amor.

    Pero Lefaucheux pone a Julio de patitas en lacalle. Este acontecimiento determina el triunfo delamor, y nos volvemos a encontrar a Isabel de cajera

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    en un gran bazar en el que Julio est tambincolocado. Ttulo: ISABEL LEFAUCHEUX.

    Obra histrica. - El famoso novelista Stendhal esel alma de un complot bonapartista que termina conla heroica muerte de una cantante muy jovendurante la representacin de DON JUAN en laScala de Miln. Como Stendhal oculta su nombrecon un seudnimo, sale del paso sin mayortropiezo. Grandes cortejos, personajes histricos.

    Opera. - El asno de Buridn no se decide a saciarsu sed y su hambre. La burra de Balaam profetiza lamuerte del asno. Llega el asno de oro, y come ybebe. Piel de asno muestra su desnudez a aquelasnal rebao. Al pasar por all, el rucio de Sanchoconsidera oportuno acreditar sus fuerzas raptando ala infanta, pero el traidor Melo avisa de lo ocurridoal genio de la Fontaine. El cual declara sus celos y lesienta las costillas al asno de oro. Metamorfosis. Elprncipe y la infanta hacen su retirada a caballo. Elrey abdica en su favor.

    Obra panitica. - El Gobierno sueco intentaformarle a Francia un proceso por falsificacin delas cerillas suecas. En el ltimo acto salen a relucirlos restos exhumados con este motivo de un

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    alquimista del siglo XIV que invent esas cerillas enLa Fert-Gaucher.

    Comedia - vodevil:

    El guapo Automedontedecale a su vecina:Si me enseas tu saln,te ensear mi cocina.

    Ah tiene usted con qu alimentar una vida enterade dramaturgo, caballero.

    EL SEOR LACOUFF, ERUDITOJoven, conviene conocer tambin ancdotas

    teatrales, pues alimentan agradablemente laconversacin de un autor dramtico novel. Oigausted algunas.

    El gran Federico tena costumbre de mandardarles azotes a las actrices. Opinaba que laflagelacin comunica a su tez un color sonrosadoque no carece de atractivos.

    En la corte del Gran Turco representan elRICACHO ENNOBLECIDO, pero adaptado al

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    gusto cortesano, y el mamamuchi lo sustituyen porun caballero de la orden de la Jarretera.

    Cecilia Vestris, cierto da que viajaba con rumboa Mayenza, tropezse en el camino con el famosobandolero Renano Schinderhannes, el cual mandparar su diligencia. Hizo la pobre de tripas corazny estuvo bailando un rato para contentar aSchinderhannes, en la sala de una fonda.

    Ibsen estaba acostado una vez con unaespaolita, que en el momento crtico psose agritar:

    -Toma!... Toma!... Autor dramtico!...Un actor erudito djome una vez que slo le

    satisfaca una estatua: -El escriba en cuclillas",esculpido por un egipcio mucho antes de Jesucristo,y que se encuentra en el Louvre... Pero se empieza ahablar ya menos del seor Scribe. Y, sin embargo,todava reina en el teatro.

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    LOSTEATROSNo olvide la escena por hacer, ni la frase final, ni

    que mientras ms pateos ms pata, ni que unnmero detenado ha de rematar en 7 en 9 pararesultar verosmil, ni se propase a prestarle dinero aquien dice: "Tengo cinco actos en el Oden" o"tengo tres actos en la Comedia Francesa". Pero nopierda ocasin de decir, como al desdn: "Si quiereusted entradas de favor, yo tengo tantas, que, meveo obligado a drselas a mi portera." Eso nocompromete a nada.

    En aquella sazn apareci un jovenzuelocantando, con gestos equvocos, unas tonadillasmuy raras, sobre aires lascivos, estpidos ycontagiosos.

    EL SEOR PINGUQu jugo, seor, qu jugo!

    EL SEOR LACOUFFJugo de sesos!

    EL SEOR PINGUNo, es que me he equivocado! Quise decir qu

    fluido! Se menea como la panza de un arzobispo.

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    EL SEOR LACOUFFEmplee usted la palabra propia. No se trata de la

    panza.

    EL SENOR PINGUQu juego, seor, qu juego! enternecera a un

    cocodrilo, y tiene con qu, dar gusto lo mismo a unerudito que a un financiero.

    CRONIAMANTALHasta la vista, seores; reconzcanme por un

    servidor. Y si ustedes me lo permiten, volver poraqu dentro de unos das. Me parece que an tengoque darle algunos toquecitos a mi obra.

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    XII AMOR

    Aquella maana de primavera, Croniamantal,siguiendo las instrucciones del pjaro de Benin,fuese al bosque de Meudon y se tumb a la sombrade un rbol de ramas muy rastreras.

    CRONIAMANTALDios mo! Estoy rendido, no de andar, sino de

    estar solo. Tengo sed, pero no de vino, ni dehidromiel, ni de cerveza, sino de agua, de aguafresca en este lindo bosque donde la hierba y losrboles cuentan con el roco de cada alborada; peroningn regato calma la sed del caminante sediento.El paseo me ha abierto el apetito, tengo hambre;pero no de carne, ni de fruta, sino de pan, del buenpan amasado y henchido como los pechos de una

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    mujer, el pan redondo como la luna y como elladorado.

    Al llegar a aquel punto levantse Croniamantal,internse en el bosque y lleg al claro donde habade encontrarse con Tristusa Bailarincilla. An noestaba all la muchacha, y ansioso Croniamantal porencontrar una fuente, su voluntad, o ms bien untalento de alumbrador de fuentes que l mismoignoraba, hizo brotar un agua limpsima queempez a correr por entre la yerba.

    Hincse Croniamantal de rodillas y bebividamente, mientras una voz femenina cantaba a lolejos:

    Larn larn larn Es la hija del rey Que ha ido a beber a la fuente Larn larn larnPor los prados mojados que ya estn verdes

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    A la fuente Vendr o no vendrAh est Croquemitana Que viene hacia la fuenteLarn larn no avancis mas

    CRONIAMANTALPiensas t ya en la cantora? Te res

    medianamente de ese claro del bosque. Imaginasque la han hecho redonda, como una mesa redonda,por la igualdad de los hombres y de las semanas?No, Croniamantal! De sobra sabes que los das nose parecen.

    Alrededor de la tabla redonda, los valientes noson iguales; el uno tiene la cara al sol, que ledeslumbra y no le deja sin para deslumbrar a suvecino, mientras el otro disfruta de sombra. Todosson esforzados, y t tambin lo eres; ms tan igualesson entre s como el da y la noche.

    LA VOZCroquemitana Trae la rosa y las lilas El rey llega -Buenos das, Germana -Croquemitana

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    Volvers otro da

    CRONIAMANTALSiempre es irnica la voz de la mujer. Por

    ventura hace siempre un tiempo tan hermoso?Alguno se habr condenado ya en mi lugar. Hacebuen tiempo en el bosque profundo. No escuches lavoz de la hembra.

    LA VOZ-Buenos das, GermanaVengo a amar en tu regazo-Ah, Seor! La vaca est preada-De veras Germana?-Y creo que a tu sierva le ocurre otro tanto

    CRONIAMANTALLa que as canta para atrarrme ser tan ignorante

    como yo y bailar con remilgos.

    LA VOZLa vaca est preada Cuando venga el otoo parir Adis reyecito mo larn larn larnLa vaca est preadaY mi corazn sin ti cra telaraas.

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    Irguise Croniamantal, de puntillas, por ver sivea venir a la que tanto deseaba.

    LA VOZLarn larn larnEn la fuente hace mucho froMas cuando venga CroquemitanaLarn larn larnCuando pase el invierno mucho menos har

    Apareci en el claro del bosque una muchachitaesbelta y morena. Tena la cara mustia y estrelladapor unos ojos inquietos como pajarillos de lustrosoplumaje. El pelo suelto, pero corto, dejaba ver sunuca. Eran sus cabellos poblados y negros comouna selva nocturna, y en la comba que en la manotena reconoci Croniamantal que aqulla era suTristusa.

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    CRONIAMANTALNo andes ms, muchacha de desnudos brazos!

    Yo te saldr al encuentro. Alguien calla bajo el pinoalbar y podra ornos.

    TRISTUSAAqul que sali del huevo como un Tindarida.

    Me acuerdo de l; mi madre, que es muy sencilla, melo nombra algunas veces en las largas veladas. Elbuscador de huevos de serpiente, hijo de serpientel tambin. Tngoles miedo a esos recuerdosrancios.

    CRONIAMANTALNo pases ningn temor, doriceIlica de desnudos

    brazos!Estte aqu conmigo. Tengo henchidos de besos

    los labios. Aqu los tienes, aqu los tienes. Losvuelco sobre tu frente y sobre tus cabellos. Muerdotus cabellos de antiguo perfume. Muerdo tuscabellos que se enroscan como los gusanos alcuerpo de la muerte. Oh, muerte! Oh, muerte,velluda de gusanos! Los besos se me salen de loslabios. Aqu los tienes, aqu los tienes, sobre tusmanos, sobre tu cuello, sobre tus ojos, sobre tus

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    ojos, sobre tus ojos. Los labios me rebosan besos;aqu los tienes, aqu los tienes, ardientes como lafiebre, recalcados para embrujarte; besos, besoslocos, en las orejas, en las sienes, en las mejillas.Siente la fuerza de mis apretones, doblgate bajo elbro de mi brazo, rndete, rndete, rndete. Tengobesos en los labios; aqu los tienes, aqu los tienes,locos sobre tu cuello, sobre tu pelo, sobre tu frente,sobre tus ojos, sobre tu boca. Cunto quisieraamarte en este da de primavera, en que ya noquedan flores en las ramas, que se aprestan acargarse de frutos!

    TRISTUSADjeme, vyase! Los que bien se quieren son

    dichosos. Pero yo no le quiero. Me infunde ustedmiedo. Pero no pierda las esperanzas, oh, poeta!Escuche mi mejor proverbio: Vete!

    CRONIAMANTALAy, ay! Andar ms todava, seguir hasta que me

    detenga el ocano, siempre adelante, por entremalezas, pinares, charcas, cinagas y polvaredas; porentre selvas, prados, huertas y venturosos vergeles.

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    TRISTUSAVete! Vete lejos de la fragancia antigua de mis

    cabeflos, oh, t que ya me perteneces!

    Y Croniamantal se fue de all, sin volver lacabeza; por algn tiempo an se le pudo ver porentre los rboles, pero cuando se hubo perdido devista todava se oy su voz, que poco a poco seesfumaba.

    CRONIAMANTALCaminante sin bculo, peregrino sin bordn,

    mesa escritorio, soy el menos poderoso de loshombres, nada tengo ya ni nada s...

    Y ya su voz no llegaba a los odos de Tristusa,que se estaba mirando en la fuente.

    En otro tiempo, unos monjes desbrozaban laselva de Malverne.

    MONJESEl sol declina poco a poco, y bendicindote,

    Seor, nos retiramos al monasterio para acostarnos,a fin de que el alba nos coja ya en la selva.

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    LA SELVA DE MALVERNE Todos los das, todos los das, voleteos

    aturdidos de pjaros asustados echan por tierra losnidos, cuyos huevos se estrellan cuando los rbolesse estremecen sacudiendo sus ramas.

    LOS PAJAROS

    Es el alegre instante del crepsculo, cuandovienen a retozar sobre la yerba mozas y mozos. Ytodos traen besos que estn a punto de caer, comofrutos demasiado maduros o como el huevo ensazn. VedIos, vedIos como brillan y retozan ycantan la cancin del obscurecer a la aurora, sublanca hermana.

    UN MONTE COLORADO (en niedio delcortejo)

    Tengo miedo a la vida y quisiera morir.Emociones de la tierra! Trabajo, tiempo perdido...

    LOS PAJAROSOh! Oh! Los huevos cascados

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    La tortilla hechecita la han ftito sobre un fuegofatuo

    Por aqu por aqu! Echa por la derecha Vuelve hacia la izquierda Sigue hacia delante Tras esa encina cada Por all! Por all!

    CRONIAMANTAL (en otros tiempos y cercadel bosque de Malverne, poco antes del paso de los

    monjes.)

    Los vientos se apartan a mi paso, los bosquestindense para formar una sola senda larga, concarroas ac y all. Los caminantes tpanse desdehace algn tiempo con muchas carroas, carroaslocuaces.

    EL MONJE COLORADONo quiero trabajar ms, quiero soar y orar.Acostse con la cara vuelta al cielo, sobre el

    camino orlado de sauces color de bruma.

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    Lleg la noche con el claro de luna.Croniamantal vio a los monjes inclinados sobre elindolente cuerpo del hermano. Oy entonces unleve quejido, un dbil grito que muri en un postrersollozo. Y lentamente pasaron uno detrs de otropor delante de Croniamantal, que estaba escondidoen una sauceda.

    LA SELVA FLORIDAMe gustara extraviar a ese hombre entre los

    espectros que vagan por entre los lamos blancos.Pero huye hacia el tiempo que viene, de donde heloya de vuelta.

    Un estrpito de puertas remotas convirtise en elfragor de un tren en marcha. Una ancha senda,tapizada de hierba, obstruida por troncos derboles, orlada de enormes pedrusco. La Vida sesuicida. Un camino por el que pasa gente. Una genteque nunca se cansa. Subterrneos de ambientehediondo. Cadveres. Voces llamando aCroniamantal, que corre, corre y baja.

    Por el lindo bosque, Tristusa pasebasemeditabunda.

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    TRISTUSAMi corazn est triste sin t, Croniamantal. Te

    amaba sin saberlo. Todo verdea. Todo verdea sobremi frente y a mis pies. He perdido a quien amaba.Tendr que buscar por aqu, por all, por ac y porall. Y entre tantos y tantos, no dejar de haberalguno que me agrade.

    De vuelta de los otros tiempos, Croniamantalexclam antes de ver a Tristusa, y al ver de nuevo lafuente:

    CRONIAMANTALDeidad, quin eres? Dnde est tu forma

    eterna?

    TRISTUSAHelo ah ms guapo que antes y que todos...

    Escucha, oh, poeta!: en adelante ser tuya...Sin mirar a Tristusa inclinse Croniamantal hacia

    la fuente.

    CRONIAMANTALAmo las fuentes; son un hermoso smbolo de

    inmortalidad cuando no se agotan. Jams se agot

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    sta. Y yo ando buscando una deidad, pero quieroque me parezca eterna.. Y mi fuente nunca se agot.

    TRISTUSAOh, poeta!, adoras en la fuente? Oh, Dios mo,

    devulveme a mi amante! Ven! S unas cancionespreciosas!

    CRONIAMANTALLa fuente tiene su murmurio.

    TRISTUSABueno. Pues anda y acustate con tu amante fra!

    Que ella te ahogue! Pero si vives, me perteneces yme obedecers.

    Y se fue, y por en medio del bosque degorjeantes pajarillos corra la fuente y murmuraba,en tanto elevbase la voz de Croniamantal, quelloraba, y cuyas lgrimas mezclbanse con laadorada linfa.

    CRONIAMANTALOh, fuente! T que manas como una sangre

    inagotable. T que eres fra como el mrmol, pero

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    viva, transparente y fluida. T, siempre nueva ysiempre igual. T que das vida a tus verdegueantesriberas, yeme, te adoro. T eres mi deidad sinsegunda. T saciars mi sed. T me purificars. Tususurrars en mis odos tu eterna cancin y meadormecers al caer la tarde.

    LA FUENTEEn el fondo de mi angosto lecho, lleno de un

    oriente de gemas, te oigo con agrado, oh, poeta,hechizado por m! Recuerdo un Avalln dondehubiramos podido vivir, t como el rey Pescador yyo aguardndote bajo los pomares. Pero yo soy felizen mi angosto lecho preciado. Estas amatistas merecrean la mirada. Este lapislzuli es ms azul queun cielo hermoso. Esta malaquita se me antoja unapradera. Sardnica, nix, gata, cristal de roca, estanoche fulguraris. Porque quiero dar una fiesta enhonor de mi amante. Acudir a ella sola, comocuadra a una virgen. De mi amante el poeta, elpoder manifestse ya, y sus presentes son gratos ami corazn. Me ha regalado sus ojos llorosos, dosfuentes adorables y tributarias de mi raudal.

    CRONIAMANTAL

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    Oh, fuente fecundante, tus aguas semejan tucabellera! A tu alrededor nacen las flores, y nosotrosnos amaremos siempre.

    No se oa mas que el canto de los pajarillos y elrumor de la enramada, y de cuando en cuando elruido que haca un pjaro jugando con el agua.

    De pronto asom por el bosquecillo Paponato elargelino, el cual llegse a la fuente a paso de baile.

    CRONIAMANTALTe conozco. Eres Paponato, que estudiaste en

    Oriente.

    PAPONATOEl mismo soy. Oh, poeta de Occidente, vengo a

    visitarte! He sabido tu conversin, pero tambin heodo decir que todava se puede hablar contigo.Nada de extrao tiene que te hayas puesto ronco ynecesites un calcfano para aclararte la voz. Me heacercado a ti bailando. No habra medio de sacartede la situacin en que te encuentras?

    CRONIAMANTALBrr! Pero dime, quin te ha enseado a bailar?

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    PAPONATOLos ngeles en persona fueron mis maestros de

    baile.

    CRONIAMANTALLos ngeles buenos o los, malos? Pero lo

    mismo da, no insistas. Estoy hasta la coronilla dedanzas, menos de una que quisiera poder bailartodava, la que los griegos llamaban cordax.

    PAPONATOA lo que veo ests de buen humor, Croniamantal;

    as que hemos de pasar un buen rato. Me alegro lamar de haber venido. Me perezco por la alegra,Soy feliz!

    iY Paponato, de ojos relucientes, profundos einquietos, restregse riendo las manos.

    CRONIAMANTALTe pareces a m!

    PAPONATO

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    S, un poquillo nada ms. Porque yo gozo de lavida, mientras t te pasas el tiempo dando lasboqueadas a la vera de una fuente.

    CRONIAMANTALPero te olvidas de la ventura que proclamas? Y

    de la ma, te olvidas? T te me pareces. El hombrefeliz se restrega las manos, como t has hecho.Huletelas. A qu te huelen?

    PAPONATOA muerto.

    CRONIAMANTALJa,Ja,ja,ja!... El hombre feliz echa el mismo

    hedor que un muerto! Restrgate las manos.Qu diferencia entre el hombre dichoso y un

    cadver! Yo tambin soy feliz, sino que no quierorestregarme las manos. S tu feliz y restrgate lasmanos. S feliz. Ms todava!.. Conoces ahora aqu huele la dicha?

    PAPONATOAdis! Si no atiendes a los vivos, no hay forma

    de hablar contigo u