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La estatua del Príncipe Feliz, sobre una alta columna, estaba en el lugar más céntrico de la ciudad.

El Principe Feliz

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Page 1: El Principe Feliz

La estatua del Príncipe Feliz, sobre una alta columna, estaba en el lugar más céntrico de la ciudad.

La estatua del Príncipe Feliz, sobre una alta columna, estaba en el lugar más céntrico de la ciudad.

Page 2: El Principe Feliz

Estaba recubierta por láminas de oro; sus ojos eran dos zafiros de azul profundo y en la espada brillaba un enorme rubí.

Estaba recubierta por láminas de oro; sus ojos eran dos zafiros de azul profundo y en la espada brillaba un enorme rubí.

Page 3: El Principe Feliz

Los habitantes de la ciudad estaban orgullosos de la hermosa estatua, de lo bien que adornaba la ciudad. Todos, niños y mayores, tomaban al Príncipe como modelo y ejemplo a seguir. “Es realmente bonito –decían- y nunca llora. Parece tan feliz...”

Page 4: El Principe Feliz

Se acercaba el frío invierno, y las golondrinas comenzaban sus vuelos migratorios hacia Egipto.

Se acercaba el frío invierno, y las golondrinas comenzaban sus vuelos migratorios hacia Egipto.

Page 5: El Principe Feliz

Una de ellas, que había postergado su partida, eligió la estatua del Príncipe Feliz como refugio.

Una de ellas, que había postergado su partida, eligió la estatua del Príncipe Feliz como refugio.

Page 6: El Principe Feliz

Acurrucada ya para dormir, sintió una gota en el pico. Al alzar la vista, vio que los ojos de la estatua estaban llenos de lágrimas, y éstas eran las que caían sobre ella. “¿No te llaman el Príncipe Feliz? ¿Cómo es que lloras?”

Acurrucada ya para dormir, sintió una gota en el pico. Al alzar la vista, vio que los ojos de la estatua estaban llenos de lágrimas, y éstas eran las que caían sobre ella. “¿No te llaman el Príncipe Feliz? ¿Cómo es que lloras?”

Page 7: El Principe Feliz

“Antes vivía en mi mansión, alejado de la fealdad y la miseria, y ahora, desde aquí arriba, puedo comprobar el sufrimiento que se extiende fuera de los muros de aquel lugar. Por eso lloro. Y porque tengo los pies pegados a este pedestal y no puedo moverme. Pero... si tú quisieras ser mi mensajera...”

Page 8: El Principe Feliz

“En una de las callejuelas, - prosiguió el Príncipe – hay una mujer que vela a su hijo enfermo. Son muy pobres”.

“En una de las callejuelas, - prosiguió el Príncipe – hay una mujer que vela a su hijo enfermo. Son muy pobres”.

Page 9: El Principe Feliz

“Llévales, por favor, el rubí de mi espada”. “Llévales, por favor, el rubí de mi espada”.

Page 10: El Principe Feliz

“Ya debería estar junto a mis compañeras sobrevolando el Nilo, pero lo haré” - dijo la golondrina.

“Ya debería estar junto a mis compañeras sobrevolando el Nilo, pero lo haré” - dijo la golondrina.

Page 11: El Principe Feliz

Y al entregar el rubí a la pobre mujer, sintió el calor de la satisfacción. Y al entregar el rubí a la pobre mujer, sintió el calor de la satisfacción.

Page 12: El Principe Feliz

“Golondrina, si te quedaras esta noche conmigo, -dijo el Príncipe al día siguiente- podrías llevar uno de los zafiros de mis ojos al escritor que habita en la buhardilla; está hambriento y tiene frío. Está tan débil que quizá no pueda entregar a tiempo la obra al director de teatro”.

Page 13: El Principe Feliz

“Debería estar en Egipto, junto a las pirámides, viendo a los leones beber en el Nilo, pero haré como tú deseas”.

“Debería estar en Egipto, junto a las pirámides, viendo a los leones beber en el Nilo, pero haré como tú deseas”.

Page 14: El Principe Feliz

Y se sintió realmente feliz al hacerlo. Y se sintió realmente feliz al hacerlo.

Page 15: El Principe Feliz

Una noche más el Príncipe pidió a la golondrina que se quedara para entregar el otro zafiro de sus ojos a una niña que vendía fósforos en la calle. “Príncipe, entonces, ¡te quedarás ciego!” exclamó la golondrina, pero él asintió y ella entregó la joya a la niña, cuyos ojos se iluminaron de felicidad.

Page 16: El Principe Feliz

Al volver junto al Príncipe, la golondrina le anunció: “Ahora que estás ciego, voy a quedarme a tu lado para siempre”. “Entonces golondrina, si te quedas a mi lado, arranca las finas láminas de oro que recubren mi cuerpo, y repártelas entre los que tengan hambre o frío, dáselas a ellos” –dijo el Principe.

Page 17: El Principe Feliz

Y así lo hizo. Y los pobres pudieron comer y calentarse. Reían y se mostraban agradecidos.

Y así lo hizo. Y los pobres pudieron comer y calentarse. Reían y se mostraban agradecidos.

Page 18: El Principe Feliz

Pero llegaron la nieve y el frío... y la golondrina se agotó, se debilitó...

Pero llegaron la nieve y el frío... y la golondrina se agotó, se debilitó...

Page 19: El Principe Feliz

La láminas de oro que recubrían la estatua se agotaron... y un día, la golondrina, reuniendo todas sus fuerzas, se alzó hasta besar los labios del Príncipe... Después cayó muerta a sus pies.

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Al día siguiente, el alcalde y los regidores de la ciudad se sorprendieron al ver la estatua: “Hay una golondrina muerta junto a él” - observó uno de ellos. – “Y le faltan los zafiros de los ojos, el rubí de la espada y el oro que le recubría. Fundid la estatua y haced una mía –dijo el alcalde-. Y tirad el pájaro muerto a la basura”.

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En el cielo, cuando Dios encargó a un ángel que le trajera de la tierra las dos cosas más bellas que encontrara, éste regresó con el corazón del Príncipe Feliz y el cuerpo de la golondrina.

En el cielo, cuando Dios encargó a un ángel que le trajera de la tierra las dos cosas más bellas que encontrara, éste regresó con el corazón del Príncipe Feliz y el cuerpo de la golondrina.