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EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

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La presente publicación tienen por objetivo dar a conocer el Proyecto Darwin, iniciativa nacida del interés común de dos instituciones: el Instituto de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile y la Comisión Nacional de Investigación Científica y Tecnológica (CONICYT).

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COMITE NACIONAL DARWIN

SECRETARIA EJECUTIVA

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EL "PROYECTO DARWIN": MOTIVACIONES,

ALCANCES Y OBJETIVOS (1978 - 19861.

COMISION NACIONAL DE INVESTIGACION CIENTIFICA Y TECNOLOGICA

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SANTIAGO, 1978

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E INDICE

Prefacio jj

Introducción 1

I. Una Jornada a Través del Tiempo 2

1. El viaje del H.M.S. "Beagle" (1831-1836) 2

La partida 2

El naturalista a bordo del "Beagle" 3

2. El larco camino hacia el Oricen de las Especies (1837-1859) 9

Darwin y el planteamiento del problema 9

"Teoría de la descendencia cori modifica- ciones a través de la variación y la selección natural 12

El Origen y su impacto en la ciencia y la sociedad 13

Los vacíos en la teoría darwjnjana. El neodarwinismo 20

3. La historia post Origen (1859-1882) 21

II. La "Operación Darwin" 23

1. Origen y desarrollo del Proyecto Darwin (PD) 23

2. El Proyecto Darwin: ¿ Cuál es la Idea ? 31

Características de esta empresa 33

Algunos problemas integrados del PD 38

3. Objetivos y propósitos del PD: Una visión de síntesis 59

4. ¿Cómo se llevará a la práctica el Proyec-to Darwin ? 64

Financiamiento del PD 67

La programación del PD: Etapas 68

......-----..- -. .

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j

La presente publicación tiene por objeto dar a cono-

cer el Proyecto Darwin, iniciativa nacida del interés común de dos

instituciones: el Instituto de Estudios Internacionales de la Uni -

versidad de Chile y la Comisión Nacional de Investigación Científi-

ca y Tecnológica (CONICYT).

El objetivo primordial del Proyecto Darwin Ps el de

agrupar a quienes componen la comunidad científica internacional -y

en especial a los científicos de los países especialmente invitados

a surnarse a esta iniciativa-, en torno a la tarea de realizar un ho-

menaje, en la mejor tradición académica, a la memoria de Charles R.

Darwin, en el 150Q aniversario del viaje del H.M.S. ItBeagle alrede

dor del mundo, entre 1831 y 1836.

El Gobierno de Chile creó, por Decreto Supremo N

540 de 2 de junio de 1978, el Comité Nacional Darwin, cuya labor se

rá la de llevar adelante el Proyecto Darwin. Con todo, tanto las

metas como las tareas de este Comité son esencialmente universita -

rias y ellas se encuadran en el máximo respeto a la libertad de ex-

presión y a la libre y más espontánea iniciativa de las institucio-

nes e individuos invitados a tomar parte en esta empresa. Espera -

mos que la atenta lectura de El Proyecto Darwin contribuirá a disi-

par toda duda al respecto.

La dirección ejecutiva del Comité Nacional Darwin

agradece públicamente a CONICYT y al Instituto de Estudios Interna-

cionales el apoyo que se ha otorgado a sus labores. Sin esta gene-

rosa ayuda, la tarea del Comité habría sido imposible.

AUGUSTO SALINAS ARAYA Secretario Ejecutivo Comité Nacional Darwin.

-

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r

INTRODUCCION

Suele acontecer en las ¿pOCaS de crisis que el hom-

bre olvide por un momento su propia circunstancia y se dedique a

mirar hacia atrás, como si buscase en el pasado una respuesta a

sus presentes interrogantes. La angustia del presente es, pues,

un constante estímulo para que escribamos nuestra historia, tal

vez con la tácita esperanza de encontrar en ella el difuso diseño

de una curva que nos permita no tan sólo interpretar mejor nuestro

presente, sino que ser capaces de hacer un pronóstico válido del

inquietante futuro.

Sucede que hoy noS hallamos en un punto singularaen

te crítico de nuestro acontecer histórico, porque ocurre que, de

pronto, nos hemos dado cuenta que somos tripulantes de paso en una

nave espacial -la Tierra- cuyas dimensiones y cuya capacidad de

cargarnos son finitas. pero al mismo tiempo .'y - aqui reside la ra-

zón de nuestra angustia- intuimos que sabemos muy poco acerca de

su cuidado y mantención y que de este conocimiento depende nuestra

sobrevivencia como especie.

Nuestra actitud hacia el pasado histórico está en

cierto modo condicionada por la suerte de crisis que nos ha tocado

vivir. El romanticismo es propio de generaciones agitadas por con

fictos existenciales y de identidad, y entonces el historiador

tiende a revivir idealmente un pasado mítico, una Edad de Oro. No

puede ser ésta nuestra actitud, puesto que nuestra situación cru -

del exige enfrentarla de manera ciertamente más dinámica y creati

va. Se trata ahora de rescatar lo que hemos perdido o lo que este

mos a punto de perder, que es nada menos que una relación hombre -

naturaleza coherente con la posibilidad de tener un futuro como Hu

manidad, como especie biológica. En las páginas que siguen trata-

remos de explicar nuestro encuentro con el pasado y, en particular,

con la figura de un gran hombre -Charles Darwin- con su obra y so-

bre todo con su enorme capacidad de admiración y de comprensión en

u .... - Ç

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-2-

te la naturaleza y ante la vida. Esencialmente, lo que quere*os

es reembarcamos en un "Beagle" imaginario y tratar de reconstruir

el escenario que vivió, observó y describió el gran naturalista in

glés. Esperarnos que la lectura de lo que es hasta ahora el Proyec

to Darwin sea considerada como una cordial invitación para unirnos

en una empresa común, que constituye un verdadero desafio para su-

perar la crisis del mundo contemporáneo.

I. UNA JORNADA A TRAVES DEL. TIEMPO

1. El viaje del H.M.S. "Beagle" (1831-1836)

La partida

El 27 de diciembre de 1831 zarpó de Devonport, pe -

queño puerto vecino a Plymouth, en el sudoeste de Inglate-

rra, un pequeño "brig" de 242 toneladas y diez cañones al

mando del capitán Robert Fitz Roy R.N., cuya misión era

continuar con el reconocimiento y el levantamiento de car -

tas hidrográficas de las costas de Sudamérica y efectuar

mediciones de longitud en diversos puntos del Hemisferio

Sur. No era ésta la primera vez que el H.M.S. "Beagle" se

hacia a la mar cumpliendo órdenes del Almirantazgo británi

co, ya que entre 1826 y 1830 había llevado a cabo simila -

res tareas. En su primer viaje sus marinos habían descu -

bierto un canal al cual bautizaron Beagle en honor del bar

co y habían capturado, en represalia por ciertos robos y

otras tropelias, a tre-s nativos de Tierra del Fuego -Fue -

guja Basket, Jemmy Buttori y York Minster-. que ahora regre-

saban a sus hogares luego de una no muy feliz estadía en

Gran Bretaña. Bajo la experta mirada de su capitán el bar

co había sido sometido a cambios y reparaciones que le per

mitirian afrontar los peligros de la navegación en los ma-

res australes; un tercer mástil le fue añadido con el obje

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-3-

to de mejorar su capacidad de maniobra y cuatro de sus

diez cañones fueron removidos para aumentar su carga útil,

en la cual figuraban, además de vituallas y medicamentos,

una gran cantidad de cronómetros y preservativos para los

especímenes que se recolectarían en el largo viaje.

A pesar de su juventud, el capitán Fitz Roy era ya

un avezado marino, experto en hidrografía y aficionado a

todas las artes y ciencias de la navegación de altura. Ex

tremadamerite rígido en sus convicciones religiosas y en el

cumplimiento de sus deberes profesionales, el capitán del

"Beagle" no era ciertamente. hombre de fácil trato para sus

compañeros de viaje, aunque su naturaleza aristrocrática

-era nieto de un duque y sobrino de Lord Castlereagh- mode

raba su carácter irritable y su propensión a salirse fácil

mente de sus casillas. Robert Fitz Roy fue un pionero de

los estudios meteorológicos y más tarde llegó a ser jefe

del primer servicio oficial inglás que proporcionó predic-

ciones científicas sobre el tiempo. Nombrado Gobernador

de Nueva Zelandia, su carácter impredecible y su tendencia

a considerar toda opinión contraria a la suya como una

ofensa personal le hicieron fracasar en este elevado cargo,

y su personalidad depresiva le llevó a suicidarse en 1865.

El naturalista a bordo del "Beagle"

La expedición emprendida por el "Beagle" a fines de

1831 no era esencialmente diferente de las que año tras

año cumplían barcos de Su Majestad británica en todos los

mares, con excepción de la presencia de un joven de 23

años entre la tripulación de 74 hombres que componía la do

tación del barco, y entre los cuales se contaban los tres

r

indios fueguinos ya mencionados, un misionero, un instru -

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-4-

mentista, un artista (Conrad Martins, que dejo apuntes pre

cisos y de gran valor artístico de las regiones visitadas)

y los sirvientes de Fitz Roy y de Charles Robert Darwin,

que así se llamaba el joven naturalista embarcado a instan

cias del propio Fitz Roy y que se autodefinía como "extre-

madamente aficionado a la geología y, en general, a todas

las ramas de la Historia Natural".

Charles R. Darwin era un estudiante recién egresado

de Cambridge que a instancias de su padre se había prepara

do para ser un buen párroco rural por el resto de su vida

luego de su fracaso en la Escuela de Medicina de Edinburgh.

El joven Darwin se había mostrado más aficionado a la equi

tación y la caza que a los libros, pero estaba dotado de

una extraordinaria capacidad de observación y de una gran

paciencia y afición natural para recolectar especimenes.

Tales dotes le habían acercado a John 5. Henslow, profesor

de Botánica en Cainbridge, quien lo recomendó a Fitz Roy co

mo naturalista. Darwin hubo de vencer la oposición pater-

na, que consideraba la empresa como "una inútil aventura",

y decidió aprovechar la oportunidad de conocer tierras le-

janas y de "coleccionar, observar y noticiar cualquier co-

sa digna de valor para la Historia Natural". Años después,

al hablar del crucero, Darwin diría: "El viaje del 'Beagle'

ha sido lejos el suceso más importante de mi vida y deter-

minó toda mi. carrera". 2/

11 Nora Barlow (ed.) The Autobiagraphy of Charles Darwin, 1809 - 1882. (New York, The Norton Library, 1969) p. 76

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-5-

Importancia histórica y científica de la expedición del

Beag le"

Durante los cuatro años, nueve meses y dos días que

duró el crucero, Fitz Roy y sus compañeros visitaron las

I. Canarias, el archipiélago de Cabo Verde, el Brasil,

Uruguay, Argentina, Chile, Perú, las I. Galápagos, Tahiti,

Nueva Zelandia, Australia, las I. Cocos, la isla Mauritius,

Ciudad del Cabo, Santa Elena y Ascensión, de nuevo Brasil,

las Azores y, luego de haber dado la vuelta al mundo, In -

glaterra otra vez, a cuyas costas arriban el 2 de octubre

de 1836.

Desde el punto de vista del Almirantazgo, el viaje

se consideró todo un éxito. El "Beagle" llevaba a Inglate

rra nada menos que 82 vistas de diferentes costas, 80 car-

tas hidrográficas y planos y 40 cartas de las bahías y

puertos visitados, además de haber llevado a cabo inumera-

bies mediciones de longitud. Por su parte, Darwin redacta

ría, entre 1842 y 1846, tres obras sobre las observaciones

geológicas realizadas durante la travesía. La primera de

estas obras (y la más famosa de ellas) trata de la forma -

ción de arrecifes de coral (The Structure and Distribution

of Coral Reefs, 1842), en la cual formula la hipótesis

-que se ha demostrado correcta- de que tales arrecifes y

atolones se habrían formado sobre los flancos de islas vol

cánicas en proceso de hundimiento; el segundo de sus tex -

tos de geología versa sobre las iSl'as 'volcánicas (1844) y

el tercero, sobre la geología de Sudamérica (1846). Entre

tanto, algunos conocidos naturalistas británicos emprendie

ron la tarea de clasificar y describir las especies despa-

chadas por Darwin a Inglaterra. £1 resultado de este tra-

bajo, realizado por Sir Richard Owen, Gould y Jenyns entre

otros, fue publicado en cinco volúmenes (1840-1848), bajo

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es *

el nombre genérico de Zoology of the Beagle. En su obra

Antarctic Flora (1845), J. D. Hooker catalogó algunas espe

cies botánicas recogidas por Darwin. Tanto sus propias ob

servaciones como la atenta lectura de los Principios de

Geología, de Sir Charles Lyell (1830) comenzaron a debili-

tar las creencias religiosas de Darwin durante el viaje,

pero éste prefiri6 callar sus dudas para no enemistarse

con Fitz Roy.

Ninguno de sus libros satisfizó más a Darwin que The

Voyage of the Beagle, y su constante demanda por más de un

siglo parece darle la razón al sabio británico. El Viaje

del BeaQle ha llegado a ser un clásico de la literatura

de viajes, aventuras, tanto por su estilo como por su gran

valor didáctico, al presentar el trabajo de un gran natura

lista en el terreno. Esta obra resume el contenido del

"Diario" que Darwin llevó a bordo por espacio de casi cin-

co años, más los datos y descripciones acumulados en diez

y ocho cuadernos de notas en los que el naturalista del

"Beagle" consignó sus observaciones. Una primera versión

constituyó el tercer volumen de la obra Narrative of the

Surveying Voyages of His Majesty's Ships Adventure and

Beagle .... (1839), editada como el informe oficial sobre

los cruceros científicos llevados a cabo por el "Beagle"

y el "Adventure" entre 1826 y 1836. Los volúmenes escri -

tos por Fitz Roy y el antiguo capitán del "Adventure",

Philip parker King, pasaron desapercibidos por el público,

pero "Journal and Remarcks", el volumen redactado por

Darwin, se convirtió en un inmediato éxito de librería. Du

rante 1839 se pusieron en circulación dos reimpresiones de

este volumen y la versión final, revisada y completada por

Darwin, fue publicada en 1845 bajo el título de Journal of

Researches into the Natural History and Geology of the

countries visited during the Voyages of H.M.S. Beagle

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-7-

round the world under the Command of Capt. Fitz Roy, R.N.

Afortunadamente, ediciones posteriores acuñaron el título

más simple y significativo de The Voyage of the Beagle.

Tales resultados habrían bastado para compensar con

creces el esfuerzo del Almirantazgo y de la tripulación

del H.M.S. "Beagle"; es, sin embargo, la evidencia recogi-

da durante el viaje y el uso posterior que Darwin le di6

en la formulación de su teoría sobre el origen y evoluci6n

de las especies, la que otorga al segundo crucero de este

barco la importancia histórica y científica que hoy se le

asigna. En opinión de un conocido especialista, "fue el

vasto y cambiante panorama biológico, tanto de organismos

vivos como extintos, observado por Darwin durante el viaje

del "Beagie", el que puso a éste en el camino del Origen

de las Especies". Y La lectura de Lyell y la observación

del paisaje sudamericano habían convencido al joven natura

lista de que la teoría del autor de Principies of Geology

era la correcta, a saber, que las características físicas

de nuestro planeta eran el producto de la acción de fuer -

zas geológicas actuando a través de inmensos períodos de

tiempo, períodos incomparablemente más extensos que los

4.004 años que los teólogos asignaban a la historia de le

tierra desde su Creación. Este convencimiento y el ingenio

con que Darwin se planteó las preguntas correctas en el

preciso momento, le permitieron formular sus primeras hipó

tesis sobre la existencia de un tronco común para toda las

especies.

El 15 de septiembre de 1835 el "Beagle" llegó a las

islas Galápagos -las Islas Encantadas de los descubridores-

2/ Charles Darwin. The Voyage of the Beagle. Ed. por Leonard Engel. (Garden City, N.Y., Anchor Books, Doubleday & Company Inc., 1962) Introduction: p. ix.

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- 8-.

situadas casi justo en la línea del Ecuador, a unas 600 mi

has de la costa. A partir de la lectura de la obra de

Lyehl, Darwin buscaba continuidad y semejanzas, tanto en -

tre las especies vivas como entre éstas y sus predecesoras.

Tal y como Lyell había explicado el desarrollo geológico a

través de su teoría uniformista, así Darwin quería expli -

car la "sucesión de tipos orgánicos", tanto en el espacio

como en el tiempo, a través de una hip6tesis igualmente 16

gica y natural. Durante su estada en la Patagonia, pudo

notar el hecho de que especies desaparecidas eran reempla-

zadas por especies cercanamente emparentadas, como ocurría,

por ejemplo, con la sorprendente semejanza entre el arinadi

lb f6sil gigante encontrado en la pampa y el armadillo ac

tual, que escasamente llegaba a la décima parte de la cor-

pulencia de su antecesor. Esto hizo pensar a Darwin que

estaba no ante especies distintas, sino ante variedades di

ferentes que poseían un ancestro común.

Cuando la tripulación del "Beagle" desembarcó en

las Galápagos, Darwin se encontró con un problema algo más

complejo. Hasta ese momento, la fauna y flora sudamerica-

nas habían calzado dentro de un marco caracterizado por la

continuidad en la variación de las formas orgánicas que

coincidía con los cambios graduales del medio ambiente. El

archipiélago de las Galápagos, sin embargo, constituía un

caso radicalmente diferente: mientras el medio ambiente

era esencialmente el mismo en todas las islas, cada una de

ellas poseía una flora y fauna diferente de las demás. Las

distintas variedades zoológicas y botánicas de las Galápa-

gos parecían estar, fuera de toda duda, emparentadas entre

ellas y, lo que era aún más sorprendente, todas recordaban

especies similares sudamericanas. Eran, pues, variedades

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MM

descendientes de un tronco común. Darwin vió entonces cia

ro su problema: si quería probar su hipótesis de que las

especies hoy existentes son los actuales representantes de

un árbol genealógico cuyas raíces se pierden en la noche

del tiempo, debería llegar a probar por qué especies tan

cercanas en el tiempo y en el espacio podían ser tan dife-

rentes, y por qué otras especies geográfica y geológicaznen

te tan distintas podían ser tan parecidas. "El viaje del

"Beagle" había hecho de un amable y algo apático joven to-

do un adulto. La aventura había proporcionado al hombre

dotado de gran capacidad de percepción y de originalidad,

la oportunidad de ejercitar sus dotes en armadillos y gli2

todontes, piedras quecaianyca{an, una y otra vez, en los

torrentes de los Andes, tortugas y volcanes y picos de pá-

jaros. Una vez en Inglaterra él armaría todas estas pie -

zas en una nueva síntesis, y la idea del mundo nunca más

sería la misma. Todo esto pudo ser posible porque él ha -

bia excavado y encontrado la caparazón de un Edentado y ha

bía presenciado, en un terremoto, a los Andes empujarse a

sí mismos más y más arriba, y porque también había leído a

Lyell y a Humboldt. El fundamento de sus ideas era tan di

verso como los fragmentos del puzzle que había armado. En

realidad, no podía haber sido de otra manera".

2. El largo camino hacia el Origen de las Especies (1837-1859)

Darwin y el planteamiento del problema

En su Autobiografía, Darwin anota que "el 7 de mar-

zo de 1837 arrendé un departamento en Great Marlborough

3/ Loren Eiseley. Darwin's Century. (Garden City, N.Y., Anchar Books, Doubieday and CO. Inc., 1961) p. 174. Para un enfoque histórico de la obra de Darwin, Cfr. de Stephen Toulmin & Goodfield, The Discovery of Time (New York, Harper Torchbooks, Harper & Row Publishers, 1966)

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- 10 -

Street y viví allí cerca de dos años, hasta que me casé.

Durante estos dos años terminé el Viaje del "Beagle", leí

varios trabajos en la Sociedad de Geología, comencé a pre-

parar el manuscrito de mis Observaciones Geol6gicas y dis-

cutí la publicaci6n de la zoología del Viaje del "Beagle".

En julio abrí mi primer cuaderno de notas sobre el Origen

de las Especies, sobre el cual yo había reflexionado larga

mente, y ya nunca cesé de trabajar en el tema durante los

veinte años siguientes". " Al recordar esta época de su

regreso a Inglaterra, Darwin diría más tarde que al prepa-

rar su publicación el Vtaje, se dió cuenta de la enorme

cantidad de hechos que indicaban un tronco común para las

especies.

A partir de julio de 1837 Darwin comenzó a trabajar

en el Origen, utilizando "los verdaderos principios Baco -

nianos", es decir, recopilando hechos y más hechos, sea de

su propia experiencia o de sus lecturas, sin formular nin-

guna hipótesis. Darwin sabía perfectamente que cualquier

teoría sobre la "transmutación de las especies" debería des

cansar, para su pública aceptación, en una sólida base de

evidencias irrebatibles, en parte debido al hecho de que

anteriores teorías evolucionistas estaban completamente de

sacreditadas (en particular, la enunciada por Lamarck en

su Filosofía zoológica, 1809) y que la última palabra en

la materia había sido dada por Cuvier con su doctrina ca -

tastrofista y anti-evolucionista que, debido al prestigio

de su autor, se había impuesto en los medios intelectuales

y académicos de Francia y Europa. No era menos importante

para Darwin el espíritu conservador que a la sazón impera-

ba en Inglaterra y la sempiterna desconfianza de los secto

4/ Darwin, Autobiography, op. cit. p. 83 -

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- 11 -

res más tradicionales hacia los hombres de ciencia, respon

sables, según ellos, de los estragos de la Revolución Fran

cesa y cuyo camino habrían pavimentado con sus ideas im -

pías. Por otra parte, al regreso de Darwin Inglaterra es-

taba viviendo el temor de huelgas y levantamientos popula-

res en cuanto a la parte social y, desde el punto de vista

académico, el surgimiento de la llamda "Teología Natural",

cuyos seguidores creían ver en el estudio de la naturaleza

el camino más adecuado para probar la Sondad y la Existen-

cia del Creador. Charles Darwin sabia que sus ideas ero -

sionarían sensiblemente esta doctrina y no ayudarían preci

samente a calmar a los conservadores ingleses; de ahí su

preocupación ante los resultados de su obra.

En octubre de 1838 Darwin leyó y estudió atentaznen-

te el Ensayo sobre el Principio de la población, escrito

en 1795 por Robert Maithus. Fue entonces cuando encontró

al fin la hipótesis que tanto necesitaba. El ya estaba fa

miliarizado con el concepto de "lucha por la existencia",

que Lyell y otros habían utilizado anteriormente para ex -

plicar la situación en los reinos animal y vegetal, y cuyo

proceso explicaba para este autor la desaparición de tan -

tas especies extintas. Darwin, en cambio, aplicó el con -

cepto a la explicación de por qué aparecen nuevas especies.

Lo que él debía explicar era, en primer término, cómo apa-

recen nuevas variedades de plantas y animales y, en segun-

do lugar, por qué algunas de estas variedades podían sobre

vivir a expensas de sus competidoras. Pudo así darse cuen

ta que, dada la existencia de tales variedades, la lucha

por la sobrevivencia otorgaba el triunfo a los más idóneos,

a través de un proceso o mecanismo que Darwin llamó con mu

cha propiedad como selección natural, para diferenciarlo

de la "selección artificial" practicada por los criadores

Page 17: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 12 -

de animales domésticos. Por otra parte, Darwin conocía

perfectamente el hecho (ya anotado por Linneo) que en una

determinada poblaci6n existían gran cantidad de variedades,

hecho que aprovechan los criadores para obtener por cruza-

miento ejemplares más adaptados al provecho humano.

"Teoría de la descendencia con modificaciones a través de

la variación y la selección natural"

La experiencia recogida durante el crucero del

"Beagle" puso a su disposición la evidencia necesaria para

probar su teoría. Según ésta, existen dos factores que ac

túan constantemente sobre una determinada especie: el en -

torno físico (clima, geomorfología, suelos, etc.) y el am-

biente biológico (alimentos, predadores y competidores).

por otra parte, Darwin señala al comienzo del Origen la

existencia de variedades dentro de una especie, la que es-

tá sometida a la acción de los factores ya mencionados y

al proceso selectivo al que da lugar la lucha por la exis-

tencia; ahora bien, cualquier cambio producido en el am -

biente físico hace aparecer diferencias cualitatitvas de

adaptación entre las variedades existentes: unas varieda -

des (las peor adaptadas) desaparecerán; otras, más adecua-

das al nuevo medio, sobrevivirán. En este sentido, si es-

tas diferencias en la capacidad de adaptación están genéti

cemente determinadas, se irán produciendo cambios gradua -

les tanto en la constitución genética de la especie como

en sus formas. Es por esto que C.H. waddington ha defini-

do este proceso al que Darwin llamó "selección natural" co

mo "una consecuencia inevitable de la variación genética

en la aptitud". La selección natural no es, pues, un agen

te en la transformación de las especies, sino un proceso

que surge naturalmente de una condición propia de los se -

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- 13 -

res vivos, cual es su variabilidad hereditaria.

El transformismo a que da lugar el proceso de selec

ción natural se une en Darwin a su convicci6n (apoyada en

la paleontología) de que existe un evidente progresismo en

el cambio sucesivo y gradual de las especies: "A este prin

cipio de conservación, o la supervivencia de los mejores,

le he llamado Selección Natural. Este proceso conduce al

mejoramiento de cada individuo en relación a sus condicio-.

nes de vida, tanto orgánicas como inorgánicas; y consecuen

temente, en la mayoría de los casos, a lo que debiera ser

definido como un avance en organización".!" Transformismo

y progresismo son, pues, las componentes de lo que conoce-

mos como evolución de las especies. progresistas como

Herder y el mismo Cuvier no fueron transformistas; por otra

parte, un decidido transformista, como Lemarck, no otorgó

valor a las evidencias sobre el progreso en la organiza -

c16n de los seres vivos.

El Origen y su impacto en la ciencia y la sociedad

La mayoría de las ideas ya expuestas -y que corteti-

tuyen el pensamiento fundamental del Darwinismo- fueron

puestas por escrito por Darwin 1839. A medidados de 1842

el sabio británico redactó un breve sumario de su teoría,

el que hacia 1844 había crecido hasta alcanzar 231 páginas,

pero la publicación de la obra definitiva hubo de esperar

aún otros 15 años, a causa del deseo ya señalado de Darwin

sobre reunir la mayor cantidad de evidencia antes de entre

gar a la imprenta su manuscrito. El hecho que provocó la

publicación del origen fue la carta que Alfred Russel

Wallace, un botánico inglés, le escribió y por la cual le

5/ Charles Darwin. The Origin of Species (New York, Mentor Book, The New English Library Limited, 1958) p. 88

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- 14 -

comunicaba que había llegado a formular una teoría similar

a la suya, trabajando independientemente y sin tener el

más mínimo conocimiento de los trabajos de Darwin. Gracias

a la intercesión de Lyell y Hooker, ambos convinieron en

leer ante los miembros de la Sociedad Linneana un trabajo

sobre la teoría de la selección natural (19 de julio de

1858). En noviembre de 1859 salió por vez primera a la

venta The Origin of Species, By Means of Natural Selection

or the preservation of Favoured Reces in the Struggle for

Life; una primera edición de 1250 ejemplares se agotó de

inmediato, lo que motivó la impresión de sucesivas edicio-

nes, hasta completar seis a principios de 1872. De este

libro se ha dicho que, aparte la Biblia, ninguna obra ha

sido tan influyente, desde cualquier punto de vista, sobre

el pensamiento contemporáneo.

¿ En que reside la enorme importancia que se atribu

ye al Origen de las Especies ? Desde luego, su contenido

no halagaba precisamente a la raza humana y deterioraba ca

si del todo la creencia en un Creador delorden conocido.

Aún más, las ideas de Darwin atentaban contra el fundxnen-

to mismo de la ciencia, que postulaba un Universo inteligi

ble y ordenado. De acuerdo a Darwin, la armonía del mundo

viviente no era el sabio trabajo de un Divino Arquitecto

sino el producto de la acción de fuerzas naturales. El Un!

verso de Darwin es desordenado, caótico, porque está en

constante cambio. No hay ni propósito ni causa final en

él.

a contribución del Origen al logro de una explica-

ción válida del mundo de los seres organizados ha llegado

a ser sin duda el principio más universalmente aceptado en

la biología moderna. En primer término, demostró que las

anteriores teorías (incluido el principio bíblico del Crea

cionismo) eran insostenibles al ser confrontadas con la

Page 20: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 15 -

evidencia sobre la mutación orgánica. En segundo lugar,

quedó clara y convincentemente demostrada la existencia de

un proceso evolutivo, a través de la presentaci6n de un

gran cuerpo de evidencias que demostraban que los organis-

mos existentes no habían sido creados por separado y que

habían evolucionado gradualmente de organismos primitivos.

Por último, porque introdujo la teoría de la selección na-

tural, la cual proporciona un mecanismo lógico por medio

del cual la transformación de las especies puede y debe

producirse. "La selección natural hizo la evolución cien-

tíficamente inteligible: Por sobre todo, fue el concepto

que terminó por convencer a biólogos profesionales como

Sir Joseph Hooker, T.H. Huxley y Ernst Haecke1"."

Con todo, fue el nuevo lugar del hombre en la natu-

raleza lo que impactó más el sentimiento religioso y la mo

ral Victoriana de la época. "Nunca más el hombre pudo ser

mirado como el Señor de todo lo Creado, un ser distinto,

aparte del resto de la naturaleza. El hombre ya no era

más que el representante de una entre varias Familias del

orden Primates, en la clase de los Mamíferos". 1" Esta fue

una de las causas más importantes en la reacción indignada

de la mayor parte de la sociedad y de los intelectuales eu

ropeos y americanos en contra de Darwin. El Presidente de

la Universidad de Columbia declaró en 1873 que si la teoría

darwiniana fuese verdadera, la existencia de Dios sería im-

posible. Si semejante engendro era el resultado de la cien

cia moderna", entonces, por favor, no más ciencia.

6/ Sir Ju].ian Huxley, er The Origin of Epecies, op. cit. Introdue ción, p. x. Sobre la importancia del Origen y, en general, so-bre Darwin y su obra, cfr. Sir Gavin de Beer, Charles Darwin, A Scientific Biography (Garden City, Doubleday Anchor Books, 1965).

7/ Huxley, op. cit. p. xv

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- 16 -

Prefiero vivir con mi simple ignorancia, como mis

padres lo hicieron antes que yo 9.9"8/ Protestantes y ca-

tólicos por igual criticaron el materialismo implícito en

el Origen. En realidad, Darwin nunca negó la existencia

de un Supremo Creador, pero, como Lamarck, insistió en que

la aparición de la vida en el planeta Tierra y su subse -

cuente radiación en formas divergentes, era el producto de

fuerzas naturales, cuyo efecto podía expresarse en leyes

similares a las que regían el orden de los astros y el mo-

vimiento de los cuerpos, y ya en 1842 expresaba su incredu

lidad en la existencia de "innumerables actos de creación";

en cambio, afirmaba que la creación y extinción de espe -

cies "eran efecto de medios secundarios".

L,a polémica entre representantes de la Iglesia An -

glicana y el Darwinismo alcanzó niveles dramáticos en la

reunión que en junio de 1860 organizó la Asociación Britá-

nica en Oxford. Durante una de sus sesiones, el Obispo

Samuel Wilberforce se refirió a la teoría darwiniana con

no mucho conocimiento pero con demasiado sarcasmo e ironía

y, al terminar su intervención, preguntó al conferencista

que le sucedería en la tarima, "si era a través de su abue

lo o de su abuela que 41 afirmaba descender de un mono".

El orador siguiente no era otro que Thomas H. Huxley, el

más ferviente y leal defensor del pensamiento de Darwin.

El expresó que la de Darwin era la mejor explicación sobre

las especies que se había formulado y procedió a dar a la

audiencia un breve resumen del Origen. Al fin de su dis -

8/ Sidney Ratner, "Evolution and the Rise of the Scientific Spirit in América" (philosophy of Science, 1936, Vol. 3, p. 115). Ci tado por Eiseley, op. cit. pp. 194 - 195.

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- 17 -

curso, afirmó que él no tendría vergiíenza alguna en tener

un mono por ancestro, "pero que si se avergonzaría de es -

tar emparentado con un hombre (Wilberforce) que utilizaba

sus grandes cualidades para obscurecer y ridiculizar la

verdad 2". Fue éste el primer gran triunfo público del dar

winismo.

La Iglesia Católica fue mucho más flexible y permea

ble ante la embestida del Evolucionismo. Aunque la conde-

na tácita de la teoría transformista estaba implícita en

el Syllabus de Errores, publicadp en 1864 por el Papa Pío

IX para impugnar "el progreso, el liberalismo y la civili -

zación moderna", los intelectuales católicos pudieron leer,

discutir y aún defender libremente el contenido del Origen.

La solución a toda posible controversia entre católicos y

evolucionistas parece estar en la Encíclica Humani Generis

(1951), del Papa pío xii, la cual expresa que la teoría de

la evoluci6n debería ser examinada y discutida tanto por

científicos como por teólogos, al menos en la parte que c om

pete al origen del cuerpo humano, el que según esta teoría

habría evolucionado de la materia orgánica pre-existente.

Sin embargo, la fe católica obliga a todos sus creyentes a

creer y sostener que el alma de cada hombre ha sido creada

por Dios.

podría afirmarse que tanto la moral como las ideolo-

gias políticas provienen de fuentes diferentes a la ciencia.

Sin embargo, es tal la autoridad del pensamiento científico

y tal la fuerza de su racionalidad, que toda idea o movi -

miento, de cualquier clase que sea, aspira a ser "científ i-

ca", a obtener la aprobación de la ciencia. La grandeza y

9/ Una complete narración de este célebre incidente aparece en el libro de William Irvine, Apes, Angles and Victorians. Darwin, Huxley and Evolution. (Cleveland, Meridian Books, The World publishing Co., sexta edición, 1968). pp. 3 - 7

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- 18 -

alcance de la concepción darwiniana sobre el mundo vivien-

te hizo que críticos y seguidores viesen en la teoría del

Origen la fuente de todas las desdichas que azotan al mun-

do moderno o, por el contrario, una doctrina que hacía co-

herentes los esfuerzos por mejorar la sociedad contemporá-

nea. Entre quienes se destacaron más por la aplicación de

las ideas darwinianas a la construcción de un moderno con-

cepto en ciencias sociales, se encuentra Herbert Spencer,

el apóstol del "Darwinismo Social" que, en su libro Crea -

ción y Evolución formuló los principios básicos de una éti

ca evolucionista. Según estos principios, una conducta mo

ral era aquella que contribuía a la mejor adaptación posi-

ble del hombre a su medio y que aseguraba, por lo tanto,

la evolución progresiva del género humano. Siendo la feil

cidad también un resultado de una adaptación satisfactoria,

moral y felicidad eran sinónimos; eran esencialmente una

sola cosa.

Los líderes del capitalismo y del liberalismo man -

chesteriano también vieron en el Origen el necesario apoyo

intelectual a la doctrina del laissez - faire y del indivl

dualismo en el mundo de los negocios. Por otra parte, al-

gunos discípulos de Spencer, como el norteamericano W. G.

Summer, se pronunciaron en contra de toda ley social que

ayudase a los pobres, a los inválidos, a los "menos idó -

neos", ya que al dictar semejantes leyes la sociedad permi

tía la "sobrevivencia del menos apto" y atentaba de este

modo contra la vitalidad de la civilización moderna.

Comunismo y positivismo, las poderosas ideologías

contemporáneas al Origen, vieron en la teoría darwiniana,

en cambio, un serio revés para su causa. Como se sabe, el

positivismo despreciaba todo intento de remontarse hasta

los orígenes. Comte había combatido a Larmarck por esta

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- 19 -

razón y Littré hacía lo mismo en 1863 con Darwin, al escri

bir que "en el origen de las cosas, no hemos estado noso -

tros; tampoco estamos en el final de las cosas. No tene -

mos, pues, ningún medio para conocer este origen y este fi

nal' 10 /- En los años siguientes a la aparición del Origen,

algunos revolucionarios europeos creyeron ver en la obra

da Darwin el marco teórico de su acción política; no care-

cían de razón, ya que el sabio británico afirmaba que el

mundo de los organismos vivos emergía constantemente de un

proceso evolutivo, y que esta evolución se realiza por me-

dios puramente materiales. Karl Marx, incluso, ofreció de

dicar a Darwin la traducción inglesa de ElCapital. por

otra parte, el patólogo alemán Rudolph Virchow y fundador

de la patología celular, rechazó la teoría de la evolución

por creerla "socialista" y en 1877 atacó a los seguidores

de Darwin culpándoles de la revolución, a lo que Ernst

Haeckel respondió que darwinismo y socialismo "estaban de

acuerdo como el agua al fuego".

En realidad, resulta difícil ver en la teoría de

Darwin un aporte de cierto valor a la causa de Marx y sus

seguidores. Estos comenzaron por criticar las fuentes del

pensamiento darwiniano, en particular El Ensayo sobre la

población, de Maithus, del que criticaron su teoría sobre

el desfase entre el crecimiento demográfico y el crecimien

to de los recursos; para el marxismo, la tecnología moder-

na que permitía una sobreabundancia de alimentos y mate -

rias primas, echaba por tierra los sombríos pronósticos de

Maithus y sus acólitos.

101 Citado por Marcel Prendnt, en Darwin y el Darwinismo (México D.F. Editorial Grijalbo S.A., 1969) p. 110

Page 25: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 20 -

Quizás si el mayor escollo teórico entre darwinismo

y marxismo sea el que resulta de la comparación entre "evo

lución" y "revolución", conceptos entre los cuales parece

no haber acuerdo posible. Ambos procesos, sin duda, ac -

túan sobre la base de una lucha, que si en Darwin lo es en

tre individuos de una misma especie compitiendo por la su-

pervivencia, en Marx lo es entre las diferentes clases so-

ciales. En éste último, prevalece la solidaridad dentro

de cada clase, en tanto que en Darwin es allí precisamente

donde se libra la más encarnizada lucha. Por último, la

ideología marxista sostiene que la lucha de clases deviene

obsoleta, a través del establecimiento del comunismo,

mientras que para los evolucionistas la lucha por la exis-

tencia es una característica permanente de los organismos

vivos.

Los vacíos en la teoría darwiniana. El Neodarwinismo

Se ha dicho que Darwin no dejó nunca de ser sino un

aficionado, un naturalista que, con métodos del siglo

XVIII, cambió la idea de la Naturaleza que poseía el siglo

XIX. En realidad, Charles Darwin careció de una educación

formal en la mayoría de las disciplinas científicas, aun -

que tuvo el genio suficiente como para aprender a pensar y

construir hipótesis por sí solo. Con todo, su propia igno

rancia y el atraso en que se encontraban las ciencias bio-

lógicas con respecto a las ciencias físico-matemáticas fue

ron las razones principales que explican la existencia de

notorios vacíos en su teoría. El primero de ellos reside

en la incapacidad de la ciencia de la época para explicar

la existencia y origen de las variaciones genéticas que

dan lugar a las diversas variedades dentro de una especie.

Page 26: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 21 -

El segundo de estos vacíos se concreta en la falta -en la

teoría darwiniana- de un mecanismo que explique cómo las

características de una variedad exitosa ("apta") en la lu-.

cha por la existencia, pueden ser heredadas por su descen-

dencia. Ambas omisiones vinieron a ser satisfactoriamente

explicadas tan sólo en el presente siglo, gracias a Mendel

y a hombres como Morgan y De Vries.

El progreso de la genética a partir de la enuncia -

ción de la ley de Mendel, permitió entender los mecanismos

que transmiten las cualidades hereditarias y pudo llegarse

así a una nueva expresión de la selección natural, la que

sólo es eficaz cuando actúa sobre alteraciones en la fre -

cuencia de determinados genes en cada población. A esta

nueva enunciación de la selección natural, en términos de

la frecuencia de genes, se le ha denominado neodarwinismo

11/.

3. La historia post-Origen (1859-1882)

La publicación del Origen de las Especies cambió

por entero el enfoque que hasta 1859 habían dado intelec -

tuales y hombres de ciencia al problema de la evoluci6n

biológica. ya no se trataba de discutir si existía o no

un proceso evolutivo válido para todos los organismos, si-

no en qué forma se llevaba a cabo. Como ya se ha dicho en

forma repetida, después de Darwin el hombre ocupó el lugar

que le correspondía en la Naturaleza y esta nueva concep -

ción inició una revolución biológica que cada día adquiere

mayor vigor y trascendencia. Puede afirmarse que la teo -

11/ Una buena introducción al estudio de la evolución la constitu-ye el contenido de la obra de S.A. Barnett et al., A Century of Darwin (London, Heiriemann Educational Books Ltd., 1962).

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- 22 -

ría de la evolución, junto a la teoría celular y la gené-

tica, forman la columna vertebral de la biología moderna.

La obra de Charles Darwin entre 1837 y 1858 trans-

formó el crucero del H.M.S. "Beagle" en la expedici6n

científica ms grande jamás realizada. En realidad, el

horizonte que la evidencia recolectada en este viaje abrió

a la Humanidad, sólo tiene parangón con el descubrimiento

de América o con el primer viaje a la Luna en 1969. A ca si 150 años de distancia, la hazaña de Darwin y de los ma

rinos que le acompañaron continúa siendo un ejemplo de

disciplina, de conocimiento náutico y de rigor científico.

Charles Darwin continuó su fecunda obra por espacio

de 23 años luego de la publicación del Origen. Murió en

su casa de Down, cerca de Londres, el día 19 de abril de

1882 y fue enterrado en la Abadía de Westminster, junto a

Sir Isaac Newton. En cuanto al "Beagle", su vieja compañe

re de aventuras, continúo navegando a través de todos los

mares bajo la bandera del Almirantazgo hasta 1845, y fue finalmente dada de baja en 1870.

Page 28: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 23 -

II. LA "OPERACION DARWIN"

1. origen y desarrollo del Proyecto Darwin (PD)

A mediados de 1976, algunos profesores del Institu

to de Estudios Internacionales de la Universidad de Chile

comenzamos a investigar sobre el tema "Darwin y Chile: un

caso de estudio sobre la interacción en materia científica

entre un centro de excelencia y una sociedad periférica".

Este proyecto había obtenido máxima prioridad en el concur

so de financiamiento de proyectos de investigación organi-

zado por nuestra universidad y versaba sobre dos puntos bá

sicos: a) un estudio de los aspectos históricos y científi

cos de la visita del H.M.S. "Beagle" a Chile (1834 - 1835)

y b) el impacto de la obra de Darwin en las ideas y la cul

tura chilena de fines del siglo XIX. No era ésta la prime

ra vez que nos ocupábamos de Darwin y su teoría, pero aho-

ra se nos presentaba la oportunidad de contribuir en forma

original al conocimiento del gran sabio inglés y su influen

cia en una cultura no europea.

A poco de comenzar, nos dimos cuenta de la enorme

influencia del pensamiento darwiniano en la historiografía,

la educación, la política y el desarrollo social de Chile

entre los años 1860 y 1914, hasta el punto que resultaba

prácticamente imposible comprender nuestro propio proceso

cultural sin examinar más a fondo las razones que partidia

nos y oponentes de Darwin esgrimían tanto en Chile como

en el Viejo Mundo y América del Norte. Nos percatamos ade

más que el tiempo transcurrido no había borrado por entero

las pasiones desatadas por la controversia en torno a las

ideas del Origen de las Especies y que, antes bien, algu -

nos puntos conflictivos sólo se habían revitalizado, adqui

Page 29: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 24 -

riendo nuevas formas y dimensiones. Todo análisis, por lo

tanto, debería ser replanteado desde nuestra propia pers -

pectiva histórica, si queríamos que nuestras conclusiones

tuviesen alguna validez y provecho. Al mismo tiempo, la -

lectura del viaje del Beagle fue iluminadora por más de una

razón; las precisas descripciones de Darwin nos mostraron

un escenario de tal modo diferente al Chile actual que a

veces nos parecía que su autor hablaba de un territorio

ajeno a nuestra diaria experiencia. Sólo donde la presen-

cia del hombre se registraba en forma esporádica y superfi

cial, como es el caso de nuestros paisajes australes, emer

gía el escenario darwiniano con toda su prístina belleza,

tal y como se había presentado ante los ojos maravillados

del joven naturalista del "Bealge" hace casi 150 años

atrás*

paralelamente a este quehacer de puro corte acadé-

mico y en razón de nuestro cargo como profesores de un cen

tro de investigación cuyo interés principal reside en el

estudio de las relaciones internacionales y de sus distin-

tos actores, estábamos preocupados por el creciente dete -

rioro de nuestra imagen intelectual en el extranjero, el

que corría a parejas con la pérdida del prestigio que tra-

dicionalmente gozó el ejercicio de las actividades académi

cas de nuestro país. No es éste el lugar ni la ocasión

propicios para analizar y discutir tales hechos, pero sí

podemos afirmar que, tanto en aquella ocasión como ahora,

sostuvimos la necesidad de apoyar y estimular a cualquier

precio la existencia de la investigación científica básica,

como única manera de asegurar la sobrevivencia de valores

e instituciones culturales y sociales caras a nuestra tra-

dición histórica y que desde nuestros comienzos como na -

ción han constituido nuestro orgullo. Además, juzgamos im

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- 25 -

prescindible la presencia activa de una opini6n científica

clara y decidida en nuestro desarrollo como nación moderna,

imbuida de los valores espirituales de Occidente. Contri-

buyó poderosamente a convencernos de esta necesidad la au-

sencia significativa de la voz de la comunidad científica

en situaciones y problemas que demandaban una opinión lógi

ca y racional, claramente formulada y avalada con el pres-

tigio de la ciencia. Este hecho, que en otro lugar hemos

llamado "el silencio de los científicos", se manifestaba

particularmente en problemas tan graves para la nación co-

mo la carencia de una política definida en cuanto a la con

servación del medio ambiente, y de nuestros recursos natura

les, evidenciándose así que el peso de la opinión de nues-

tros hombres de ciencia se habían perdido en el tráfago de

nuestra historia reciente.

Se trataba, pues, de asegurar la presencia de nues

tra comunidad científica en la toma de decisiones sobre

problemas tales como la adecuada formulación de una polítl

ca de desarrollo económico, en los que sólo la experiencia

y la capacidad de los hombres de ciencia permitiría la co-.

rrecta visualización de variables tales como el manejo co-

rrecto de ecosisternas o la cabal apreciación del valor de

nuestro entorno natural. Para que esto ocurriera aún en

mínimo grado, debían, a nuestro juicio, conjugarse dos fac

tores. En primer lugar, habría que incentivar la investi-

gación científica en ciertas áreas y disciplinas, de modo

de crear la capacidad de evaluar y aprovechar conveniente-

mente nuestros recursos naturales; en segundo lugar, debe-

rían diseñarse canales apropiados para transmitir la infor

mación y la experiencia así acumulada a los niveles de to-

ma de decisión. Poner en marcha una iniciativa de esta

clase involucraba a su vez un desafío que estábamos cier -

Page 31: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 26 -.

tos que nuestra comunidad científica afrontaría positiva -

mente, cual es el de participar, en la medida de nuestra

capacidad, en una tarea de nivel mundial que compromete a

hombres de ciencia, educadores, políticos y tecnólogos, y

que no es otra que el análisis objetivo y desapasionado de

nuestras posibilidades de supervivencia y la consiguiente

proposición de criterios para la adecuada solución del pro

blema.

Casi en forma incorisciente,el estudio permanente

del viaje del !3eagle y nuestra constante preocupación por

la supervivencia de la investigación científica en Chile

se fueron fundiendo en una sóla y única idea. Constribuye

ron a esto algunos factores comunes a ambos marcos de aná-

lisis, como la inquietud de algunos sectores académicos an

te el menor grado de desarrollo de la biología de poblacio

nes y organismos en comparación con el rápido crecimiento

de la biología molecular, y la inminente necesidad de cu -

brir yacios evidenciados, por ejemplo, por el desastre del

petrolero "Metula" en el Estrecho de Magallanes o por la

ausencia de participación académica en proyectos que, como

el de las "astillas de Chiloé", podrían devenir en una ame

naza tangible para el frágil equilibrio ecológico de impor

tantes zonas de nuestro territorio. 12/ Los escenarios ob

12/ En diversas oportunidades se ha hecho alución al atraso del conjunto de disciplinas que conformaban la antigua Historia Na tural, con respecto a la biología experimental. En un foro p blico organizado por una publicación semanal, el Dr. Patricio Sánchez ha expresado que "cuando uno compara, por ejemplo, es-tos dos cauces que se han desarrollado en la biología en Chile, es clarísimo que en este momento el más antiguo de los dos, el que comenzó en el siglo XIX y que se refiere (al estudio de) la realidad nacional chilena, está extraordinariamente poco de sarrollado". ("Futuro sin sonrisas", Ercilla, NQ 2038, 2-8 ju ho de 1975, pp. 33-38). También en 1975 se hicieron serias

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- 27 -

servados y descritos por Darwin se nos fueron mostrando co

mo un Chile ideal y deseado, un territorio primitivo e in-

contaminado al que deberíamos esforzarnos por aproximarnos

en lugar de alejarnos de él en forma irreversible. El de-

safío que deseábamos formular iba tomando forma. Para en-

cararlo adecuadamente, deberíamos embarcarnos de nuevo en

un "Beagle" imaginario y reencontramos con un Chile ya ca

si perdido.

Con fecha 10 de septiembre de 1976, se envió una

carta al Presidente de la Comisión Nacional de Investiga -

ción Científica y Tecnológica (CONICYT), sometiendo a su

consideración un proyecto que denominamos "Operación

Darwin", cuyo principal objeto era planificar en la mejor

forma posible la conmemoración del 150Q aniversario de la

visita del H.M.S. "Beagle" a nuestro litoral, con Charles

R. Darwin como naturalista embarcado. Se hacía ver al Sr.

Presidente de CONICYT la conveniencia y la necesidad de

convocar a amplios sectores de nuestra comunidad científi-

ca, en una tarea de nivel nacional que se concretaría prin

cipalmente en un homenaje académico a la figura del autor

del Origen de la Especies y en una investigación interdis-

ciplinaria sobre el deterioro del paisaje chileno en el sI

glo y medio transcurrido desde las precisas descripciones

que del mismo hiciera Darwin. El Instituto de Estudios In

ternacionales otorgaba al mismo tiempo su apoyo institucio

nal a esta idea, que concordaba con el constante interés

121 tentativas en la Facultad de Ciencias, U. de Ch., para impulsar el crecimiento de la biología de los organismos.

En cuanto al proyecto "Astillas de Chiloé", se trata de una em presa conjunta entre la Corporación de Fomento (CORFO) y un consorcio japonés para explotar unas 125.000 hás. de bosque au tóctono en la Isla de Chiloé, el que ha despertado una polémi-ca a nivel nacional entre desarrollistas y conservacionjstas.

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de este centro académico por promover la discusión interna

cional en torno a los problemas del medio ambiente y por

contribuir al acercamiento de la comunidad científica in -

ternacional, importante protagonista del programa mundial

contemporáneo. 13/ En el fondo, ya se vislumbraba la idea

de transformar la "Operación Darwin" en una acción cientí-

fica de rango multinacional, única manera de cumplir cabal

mente con los objetivos que nos proponíamos.

La respuesta del organismo rector en la planifica-

ción de la investigación científica y tecnológica chilena

fue favorable, por lo que se resolvió crear un Comité que

estudiase el proyecto propuesto, formulase un programa de

acciones destinadas a ponerlo en marcha y estructurarse ju

rídicamente un organismo adecuado para llevar a cabo las

múltiples tareas que' el documento del Instituto de Estudios

Internacionales sugería. Dicho comité comenzó a reunirse

informalmente en octubre de 1976 y en sucesivas reuniones

se fue dando forma a un proyecto de acción definitivo, el

que fue sometido a la consideración de diversos sectores

(académicos, autoridades universitarias, personeros de Go-

bierno y representantes del sector privado) para su aproba

ción. La Semana Científica y Tecnológica, publicación de

divulgación científica editada por CONICYT, daba a conocer

13/ Este interés se ha evidenciado en numerosos seminarios y cursos organizados por el Instituto de Estudios Internacionales, los que han derivado en publicaciones de gran importancia y actuali dad para la formulación de políticas adecuadas. Entre éstas, pueden citarse:

- Francisco Orrego (ed.). Preservación del Medio Ambiente Mari- no (Santiago, Ed. Universidad Técnica del Estado, 1976).

- Francisco Orrego (ed.). Política Oceánica (Santiago, Ed. Uni- versitarias S.A., 1977).

- Francisco Orrego, A. Salinas (eds.) El Desarrollo de la Antár tica (Santiago, Ed. Universitaria S.A., 1978).

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- 29 -

en su número de 16 de diciembre de 1976 (Año V, NQs. 222-

223), la constitución oficial del Comité planificador, ocu

rrida el 2 de diciembre, y algunos de los diversos acuer -

dos alcanzados. Si bien se mantuvieron los objetivos y

propósitos que fijaba el proyecto original, el comité inflo

v6 en dos aspectos significativos: a) dado el caso que

Darwin había visitado varios países sudamericanos además

de Chile y que el viaje del H.M.S. "Beagle" se había exten

dido en una circunnavegación del globo que cubría práctica

mente todo el Hemisferio Sur y algunos territorios europeos

del Atlántico intertropical, y conociéndose además que las

condiciones y la problemática ambiental que registra nues-

tro país son similares a las de dichos países y territorios,

se resolvió ampliar -al menos teóricamente- el escenario

geográfico de nuestras actividades, acordándose invitar a

las naciones visitadas por Charles Darwin entre 1832 y

1836 (incluyéndose a Inglaterra por motivos obvios) a par-

ticipar en nuestro proyecto; b) durante la discusión del

proyecto, se fue estructurando la idea de planificar una

línea de investigación interdisciplinaria, que analizase

el cambio de paisaje visitado y descrito por Darwin en el

período entre su estadía y 1980. Se pensó que este proyec

to debería ser el núcleo del programa de investigaciones y

que su importancia radicaría en la posibilidad de construír

- indicadores precisos del deterioro ambiental en vastos te-

rritorios, los que podrían ser susceptibles de aprovechar-

se en la formulación de políticas de desarrollo y conserva

ción de recursos naturales renovables.

Durante los primeros meses de 1977 el Proyecto

Darwin (PD) fue conocido y discutido en diversos medios,

tanto en Chile como en el extranjero. El entusiasmo con

n

Page 35: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 30 -

que fue acogida esta idea nos estimuló y nos permitió se -

guir adelante, acogiéndose e introduciéndose al proyecto

original todas aquellas ideas y sugestiones que contribuían

a perfeccionarlo o a expandir su esfera de acción. Puede

decirse que en este periodo el PO adquirió un dinamismo in

terno y una fisonomía propia, lo que nos decidió a comuni-

car nuestra idea a organismos y personalidades del exte -

rior. La Secretaría Ejecutiva del Comité encargado del PD,

que correspondió al Instituto de Estudios Internacionales

en razón de haber sido la institución en que se originó el

proyecto, informó de esta iniciativa a las agencias esteta

les de los países visitados por Darwin, recibiéndose de in

mediato una positiva respuesta de éstos, en especial por

parte del CONACYT de la República Argentina, del CNPQ de

Brasil, de la Secretaría General de Planificación Económi-

ca del Ecuador y del Consejo Nacional de Investigación del

Perú. En noviembre de 1977 el Secretario Ejecutivo del co

mité fue invitado por los Gobiernos de España e Inglaterra,

con el fin de que se entablasen contactos directos entre

el Comité Darwin de Chile y diversas instituciones, autori

dades y científicos de dichos países. Esta gira fue muy

auspiciosa y durante ella se sentaron las bases de una mu-

tua cooperación y apoyo, las que a su debido tiempo deberán

dar paso a Convenios de Cooperación Científica en aquellas

áreas y disciplinas que cubra el PD.

El éxito alcanzado motivó a la Secretaría Ejecuti-

va y a CONICYT para crear un organismo a nivel nacional,

cuya estructura institucional le permitiera continuar con

las tareas fijadas y llevar a cabo convenios y operaciones

de financiamiento, asistencia técnica y cooperación inte -

lectual y científica tanto en Chile como en el extranjero.

Page 36: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 31 -

A fines de 1977 se daba la noticia de la iniciativa de

crear el Comité Nacional Charles Darwin, 14/ el cual se

oficializó a través del Decreto Supremo NQ 540, de 2 de ju

nio de 1978. El Comité Nacional Darwin esté presidido por

el Dr. Ricardo Krebs Wilckens, historiador de gran presti-

gio, ex Decano de la Facultad de Ciencias Humanas de la

Universidad Católica de Chile y Rector (s) de este centro

de estudios superiores en 1969. En este cuerpo legal es -

tán representadas diversas instituciones y organismos na -

cionales, las que actúan en el estudio de proyectos, plani

ficación y toma de decisiones a través de miembros designa

dos por ellas, que se integran en un Consejo presidido por

el Dr. Ricardo Krebs, por el Vicepresidente (que represen-

ta a CONICYT) y por el Secretario Eecutivo. El Comité Na

cional Darwin iniciará oficialmente sus funciones el 14 de

septiembre del presente año, debiendo abocarse de inmedia-

to al estudio de proyectos presentados y a la programación

de la conmemoración del Sesquicentenario de la visita de

Darwin a Sudamérica.

2. El Proyecto Darwin: ¿ Cuál es la idea 7

Un nuevo llamado a la cooperación científica inter

nacional.

El Proyecto Darwin (PD) sigue siendo fiel a su

idea original. Se trata nada menos que de uno de los más

grandes científicos de la historia y su obra, que aún hoy,

a casi cien años de su muerte, continúa siendo fuente cons

tante de inspiración y ejemplo, se dirige particularmente

a destacar la enorme importancia histórica del crucero del

14/ La Semana Científica y Tecnológica, 17 de noviembre de 1977, Año VI. NQs. 266-267.

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- 32 -

H.M.S. "Beagle", de cuya iniciación se cumplirán en breve

150 años (27 de diciembre de 1831-27 de diciembre de 1981).

Si bien el Origen de las Especies hizo pasar a la historia

de los grandes acontecimientos náuticos y científicos el

viaje del "Beagle", el viejo "brig" de poco más de 200 to-

neladas y su valerosa tripulación permitieron a Darwin re-

coger las observaciones que posteriormente le llevaron a

formular la teoría de la evolución de las especies por la

selección natural.

El carácter de la obra darwiniana y la figura mis-

ma de Charles Darwin exigen que esta conmemoración posea

un connotado espíritu académico, porque lo que estamos re-

cordando es el triunfo de la capacidad humana y de la obje

tividad científica sobre el conocimiento y las creencias

tradicionales, victoria que puso en marcha el mundo en que

vivimos, con todas sus servidumbres y grandezas. Hemos

pensado, por lo tanto, en llevar a cabo este homenaje prin

cipalmente a través de dos puntos principales: a) un análi

sis histórico - crítico de la obra darwiniana a la luz de

la experiencia y los conocimientos actuales, y b) un estu-

dio multidisciplinario de las regiones, naciones y territo

nos visitados por Charles Darwin entre 1832 y 1836. Nues

tra idea es ambiciosa tanto en el espacio como en el tiem-

po dentro del cual pensamos llevarla a cabo, ya que nues -

tro estudio abarcaría prácticamente todo el Hemisferio Sur

y se efectuaría en un período de aproximadamente siete

años (1979-1986). Por este motivo, y como única posibili-

dad de enfrentarla con éxito, es que estamos haciendo un

llamado a la comunidad científica internacional y a todos

aquellos individuos e instituciones que deseen apoyarnos

en esta empresa cultural, para que encaremos juntos y en

r

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- 33 -

abierta cooperación una iniciativa que, dada la problernáti

ca que abarca, resulta indispensable de llevar a buen t4r-

mino.

características de esta empresa

Un modelo relativamente apropiado para la tarea que

nos disponemos a emprender resulta ser el Año Geofísico In

terriacional (AGI), que ha sido definido como "la más ambi-

ciosa y, al mismo tiempo, la más exitosa cooperativa jamás

emprendida por el hombre". 151 En cualquier caso, el AOl

es la iniciativa científica más grande, compleja y compren

siva que se ha concebido, ya que en ella participaron 67

naciones y unos 35.000 hombres de ciencia, que llevaron a

cabo investigaciones en unas 8.000 estaciones distribuidas

por todo el mundo, de polo a polo, con un costo total supe

rior a los USS 2.000.000.000.- Durante los casi viente

años de distancia que nos separan del AGI (que se efectuó

en 1957-1958), se ha llegado a afirmar que el año Geofísi-

co Internacional no fue realmente una empresa de carácter

internacional, sino más bien una serie de actividades a ni

vel nacional, coordinadas internacionalmente. A su vez,

tales actividades nacionales, una vez aprobadas y financia

das por sus respectivos gobiernos, estuvieron casi exclusl

vamente bajo el control y la supervisión de científicos,

siendo por lo tanto enteramente apolíticas. De acuerdo a

Lloyd V. Berkner, Vice-Presidente del Comité del AGI, to-

dos los programas "fueron llevados a cabo por científicos,

con el consentimiento, cooperación y ayuda de los diferen-

15/ Cfr. Committee on International Relations, Science, Technoloçy and American Diplomacy (Washington D.C. U.S. House of Repre - sentatives, U.S. Government Printing Office, 1977). Volume 1: Chapter 5, "The Political Legacy of the International Geophysi cal Year", pp. 297-360.

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- 34 -

tes gobiernos, pero no bajo la dirección de éstos". 16/ Las

actividades del AGI fueron, pues, de carácter altamente in-

dividual y no estatal, ya que cada uno de los investiqado -

res involucrados pudo llevar a cabo sus tareas de acuerdo a

su interés personal en determinado problema, interés que,

sin embargo, fue compartido por muchos otros científicos.

El AGI fue, pues, una tarea cooperativa, de carácter acadé-

mico, que contó con la cooperación de los gobiernos.

r'Iuestro proyecto pretende continuar la senda abier-

ta por el AOl, pero con obvias y necesarias limitaciones es

peciales y conceptuales, aún cuando se realizará en un pe -

nodo de tiempo considerablemente más extenso. En primer

término, el PD se realizará mayoritariamente en el Hemisfe-

rio Sur, particularmente en los territorios visitados, oh -

servados y descritos por Charles Darwin. Por otra parte,

el enfoque que se utilizará en el PD es radicalmente dife -

rente al usado durante el AOl, el cual concedió primaria irn

portaricia al estudio de fenómenos físicos y químicos que

afectan al globo terrestre, cubriendo un espectro discipli-

nario que fue desde la glaciología hasta el análisis de la

actividad solar. El Proyecto Darwin, en cambio, es una ini

ciativa para conocer mejor nuestro entorno, sea éste social,

físico o biológico. El criterio utilizado subraya el estu-

dio de ecosistemas a través de todas aquellas disciplinas y

áreas del conocimiento que traten de esta materia. Tampoco

podemos pasar por alto nuestro interés en el mejor conoci -

miento de Darwin y su obra, a través de un examen maduro y

a fondo, realizado desde la perspectiva contemporánea. Por

último, debemos subrayar que nuestra preocupación fundamen-

tal es histórica y, por lo tanto, profundamente humana.

16/ Ibid. pág. NQ 331

Page 40: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 35 -

Nuestra principal diferencia con el AGI es, pues, conceptual

y no meramente geográfica, ya que nuestro objeto de estudio

es la relación entre el hombre y su entorno en un periodo de

150 años.

Existen aún otras diferencias que nos separan del mo

delo propuesto, pero que son más formales que de fondo. Se

ha expresado que el AGI consistió en la suma de esfuerzos in

dividuales y nacionales, que se hicieron posibles gracias a

la cooperación internacional; se advierte, sin embargo; la

ausencia del sector privado -primordialmente empresas, uni -

versidades, sociedades científicas, etc.- tanto en el finan-

ciamiento como en la conducción y coordinación de los proyec

tos de investigación del AGI. Desde 1958 a la fecha, el pa-

norama de las relaciones internacionales ha cambiado substan

cialmente, evolucionando hacia la asignación de roles de ma-

yor importancia comparativa a actores no tradicionales de di

cho escenario, tales como las grandes multinacionales, los

carteles de materias primas, ciertas instituciones gremiales

y culturales de rango supranacional, etc. Nuestro proyecto,

por lo tanto, consulta la petieión de apoyo y la invitación

a la participación de organismos e instituciones privadas,

no estatales. Se trata de aprovechar la actual coyuntura pa

ra configurar así un presupuesto apropiado a nuestras accio-

nes pero comparativamente modesto en relación al del AGI.

Por último, solicitaremos el apoyo y la colaboración de la

comunidad científica internacional, representada por una se-

rie de organismos y sociedades de gran prestigio, reconocien

do así el papel trascendental que los hombres de ciencia jue

gan actualmente en el panorama mundial. Este enfoque propor

cionará la oportunidad de examinar críticamente la posibili-

dad de realizar acciones interdisciplinarias conducidas en

forma cooperativa por agencias nacionales, organismos inter-

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- 36 -

nacionales y grupos privados, sean estos de carácter financie

ro, gremial o académico.

Si bien continuaremos utilizando las vías y canales

tradicionales de financiamiento, 17/ creemos que dentro del

conjunto de nuestras acciones existen algunas que admiten la

posibilidad de un financiamiento directo, en relación a su va

br comercial intrínseco. En su mayor parte, se trata de ope

raciones de extensión, tales como la filmación de documenta -

les científicos, la publicación de textos, promoción turísti-

ca, etc. Nuestro convencimiento en esta materia parte de la

base de que al menos parte de nuestro esfuerzo será capaz de

generar un gran interés en vastos sectores de público, o que

podrá dar lugar a cambios significativos en la educación,

sean estos metodológicos o de contenido.

Como proyecto nacido en un centro académico dedicado

al estudio de las relaciones internacionales, el PD concede

gran importancia al mejoramiento del panorama mundial; conse-

cuentemente, su objeto primordial es el contribuír substan -

cialmente a la mayor comprensión y acercamiento de las nacio-

nes que serán invitadas a formar parte activa del programa,

confiando en que esta iniciativa sea imitada por otros grupos

regionales. Tal y como sucedió con el AGI, el Proyecto Dar -

win examinará el rol de la ciencia y la tecnología en la solu

ción de problemas de carácter internacional, a través del co-

mún trabajo de científicos, personeros de gobierno y represen

17/ En realidad, ya hemos tenido auspiciosos contactos con algunas agencias internacionales y fundaciones privadas en cuanto al fi - nanciamiento de algunos de nuestros proyectos de investigación. Debe así mismo contabilizarse en nuestro Haber la cooperación y la asistencia técnica prometida por prestigiosos organismos públi cos y privados europeos y latinoamericanos. Ha constituído un gran estímulo a nuestro quehacer el interés del sector privado -manifestado a través de empresarios, representantes gremiales y personeros de corporaciones de fomento y desarrollo por cooperar con nosotros en ciertas fases del Proyecto Darwin.

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- 37 -

tantes del sector privado y académico en una iniciativa del

todo ajena a cualquier área o tópico de enfrentamiento o con

flicto político. Al promover la buena voluntad internacio -

rial -generada por la comunidad científica- a la solución de

problemas políticos internacionales, el AGI mereció ser cali

ficado como "la ertiDresa pacífica de la Humanidad de mayor

significación histórica desde el Renacimiento hasta nuestros

días" 18/. Si bien en mucho menor escala, el PD aspira tam-

bién a generar una actitud de mayor comprensión y respeto en

tre los países participantes.

En resumen, y con las limitaciones ya mencionadas, el

PD aspira a continuar la obra del AGI en cuanto a constituir

una empresa científica de carácter supranacional, en la cual

hombres de ciencia, empresarios con visión del futuro, acad

micos y personeros públicos se unan en la tarea de generar un

mayor entendimiento entre las naciones participantes y creen la

posibilidad de diseñar mtodos e instrumentos idóneos para la

solución de los problemas regionales. En lo espacial, el PD

se limitará al estudio de los "escenarios darwiriianos", ubica

dos preferentemente -y con excepción de algunos archipiélagos

españoles y portugueses- en el Hmisferio Sur; en lo concep -

tual, se trata de examinar el estado de la teoría de la evolu

18/ Science, Technology and Am. Diplomaçy, Vol. 1, Chapter 5, pág. 348. Las lecciones que dejó el AGI en materia de cooperación científica internacional están bien ejemplificadas en el siguien te párrafo del libro citado: "El esprit de corps engendrado por el AGI parece haber reemplazado el conservantismo natural en el hombre, y expresiones de optimismo flotaron libremente inmediata mente después de esa espectacular actividad científica"... (Se observó, por ejemplo, que (el AGI juntó a muchos hombres bajo condiciones que tendieron a crear armonía y simpatía entre ellos, y demostró que los hombres de ciencia podían fortificar organiza ciones internacionales tales como el ICSU y su pariente UNESCO ..." (Ibid. pág. 347).

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- 38 -

ción a la luz del entorno físico y biológico del hombre en

los territorios acotados.

Algunos problemas integrados del PD

Estimamos que ayuda a clarificar nuestro propósito el

examen -aunque breve y superficial- de la problemática que en

frentará el PD. Digamos primeramente oue deberá ser enfocada

ineludiblemente desde una perspectiva interdisciplinaria, tan

to por la variedad de los problemas que henos definido como

porque el método interdisciplinario resulta muchísimo más efj

caz y posihilita un estudio dinámico de los temas a tratar.

Dentro de este contexto, la fiqura y la obra de

Charles Darwin ocupan un lugar de preeminencia. Con toda pro

babilidad, la bibliografía existente sobre la vida del genio

británico y su teoría de la selección natura], es vastisima y

de singular mérito. Sin embargo, existen aún algunos tópicos

relacionados con ambas materias que merecen el interés de los

investigadores. A modo de ejemplo, nos referiremos al estu -

dio del impacto de la teoría darwiniana en la cultura de paí-

ses periféricos, principalmente en las naciones hispanoaineri-

canas. Algo de ésto hemos visto en el caso de Chile, donde

las ideas de Darwin provocaron una controversia en el campo

educacional y pólitico que probó ser enormemente beneficiosa

para el desarrollo intelectual y social de la nación. Otro

tópico de interés resulta ser el impulso que el autor del

Origen de las Especies dió a la institucionalización de la

ciencia como actividad socialmente reconocida y a la profesio

nalización del hombre de ciencia; en este sentido, creemos

que el darwinismo, al unir una metodología Baconiana de inves

tigación con la capacidad de formular hipótesis de un elevado

grado de abstracción, permitió a la ciencia de la época -y,

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- 39 -

en especial, a las ciencias de la vida- elevarse más allá de

los límites de un positivismo rígido y quebrar, por otra par

te, la barrera tradicional que limitaba el área en que le

era lícito y moral a un científico efectuar su quehacer pro-

fesiorial.

Este punto nos lleva directamente a un área de pro -

hiemas nue creemos vital en nuestro proyecto. Se trata nada

menos que de examinar nl desarrollo de la ciencia, y princi-

palmente de las disciplinas que integran la biología moderna,

desde que Charles Darwin desembarcó en Inglaterra de regreso

del viaje del 'Beag1e' hasta el presente. En este marco de

análisis preponderanternente histórico, nos preocupa tanto el

desarrollo interno de la niología (primordialmente la teoría

de la evolución y la genática) como el marco social en que

se ha movido la ciencia en este período, esto es, el desarro

llo de las relaciones entre ciencia y sociedad. Existen, es

verdad, muchos volúmenes dedicados al tema de las relaciones

entre ciencia y sociedad; algunos de ellos examinan el proble

ma en determinados períodos históricos y en ciertas socieda-

des. Otros, quizás la mayoría, tratan de la sociología de

la ciencia actual contemporánea. 1.9/ Sin embargo, aún exis-

19/ Entre los primeros pueden citarse, L. M. Marsak (ed.) The Rise of Science in Relation to Society (New York. Mc Millan Co., 1964); de Brown Martin (ed.) The Social Responsability of the Scientist (New York, Fre Press, 1971) y el libro clásico de Robert K. Merton, Science, Technology and Society in 17th Century England (New York, Harper & Row Pbs., 1970).

La actual sociología de la ciencia posee una vasta bibliografía. Bastará con señalar, de w.O. Hagstrom, The Scientific Community (New York, Basic Books, 1965), y de Bernard Barber, Science and the Social Order (New York, Free Press, 1952)

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- 40 -

ten notorios vacíos en esta área, teniendo en cuenta el enor

me cambio producido a raíz de la eclosión de la teoría de la

selección natural y de su impacto en el pensamiento científi

co, político, económico y social del siglo XIX. Estimamos,

pues, tarea imprescindible la de realizar un estudio históri

co serio sobre la conducta de la comunidad científica y su

interacción con el medio social que posibilita sus activida-

des en los últimos 150 afios. Desde que Charles Babbage es -

cribió en 1830 The Decline of Science in England hasta hoy,

el entorno científico y las razones que hacen posible la cien

cia han experimentado un cambio profundo. Lueqo de la histó

rica discusión entre Huxley y el Obispo Wilberforce en junio

de 1860 parecía que no existirían jamás límites para la inno

vación científica. Hoy, los últimos experimentos genéticos

provocan la alarma social y se alzan voces, aún en socieda -

des que valoran la libertad de expresión y de pensamiento por

sobre todas las cosas, que pretenden limitar el hasta ayer

libre derecho a elegir el tema y los métodos de irivestiga -

ción. 201 El acontecer histórico de la ciencia en los paí

20/ De acuerdo a Thomas Huxley y muchos otros hombres de ciencia británicos, luego de la publicación del Origen de las Especies, "la Humanidad podía esperar con optimismo no tan sólo el ilimita do crecimiento del conocimiento científico, sino que también ca-bía pronosticar un ilimitado progreso biolóqico". (Citado por William Irvine, Apes, Anels and Victorians (New York, Meridian Books, 6th printing, 1968), pág. 136.

Actualmente, los asombrosos resultados de la investigación en genética (por nombrar tan sólo el campo de la biología) han pro- vocado preocupación en vastos sectores de la opinión pública, tanto en los Estados Unidos como en Europa. Cfr. de Harvey Wheeler, "La Ciencia Bajo la Ley", (en Facetas, Vol. 4, NQ 1, 1971), y el reciente número de Daedalus, titulado Limits of Scientific Inquiry (Vol. 107, NQ 2, Spring 1978).

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- 41 -

ses latinoamericanos es un fenómeno poco conocido, pero que

merece ser atendido. De nuevo, creemos que la influencia de

la obra de Darwin fue primordial en el nacimiento del espín

tu científico entre nosotros. Hemos incluído, po lo tanto,

este tema en nuestro programa de investigaciones.

El espectacular desarrollo de la genética a partir de

la labor de paulinq, Watson, Crick, Korona y Shapiro entre

otros, permitirá sin duda la adopción de enfoques originales

y productivos en el examen de la moderna teoría de la evolu-

ción. En 1955 se reunieron en Atlanta, U.S.A., algunos emi-

nentes científicos convocados por la American Association

for the Advancement of Science (AAAs) para estudiar el pro -

blema de las especies. ¿ Son todavía válidos los resultados

de ese syrnposium, a la luz del actual conocimiento científi-

co 7 Esta es una de las tantas preguntas que creemos deben

ser contestadas por la actual generación de biólogos. Mien-

tras, resulta aún más importante y provechoso estudiar la po

sibilidad de una síntesis o, en el peor de los casos, esta -

blecer algunos canales de comunicación más expeditos entre

la biología molecular y la biología ambiental y de poblacio-

nes. Un eminente biólogo contemporáneo ha criticado la opi-

nión de algunos biólogos moleculares que estiman que los or-

ganismos vivos obedecen a las leyes físicas y químicas que

rigen al resto del universo y que las propiedades de tales

organismos son totalmente comprensibles en términos químicos.

según este biólogo, si bien la primera premisa es cierta, no

lo es la segunda. La comprensión de un organismo vivo re -

quiere entender los mecanismos evolutivos que le permiten

adaptarse al cambiante medio en que habita. "Se podría pen-

sar que ésto permitiría a la biología ingresar definitivamen

te en el marco del mundo naturalista, junto con las ciencias

físicas, y a esa conclusión llegaron casi todos los biólogos

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- 42 -

evolutivos. Sin embargo, es bastante curioso y bastante trá

gico que la incipiente escisión entre quienes llamamos ahora

biólogos moleculares y biólogos evolutivos tendiera más bien

a ensancharse que a cerrarse. La biología evolutiva y de

los organismos íntegros requiere una ampliación de la filoso-

fía de la ciencia a fin de incluir sus caracteres especiales.

211 La escisión a la que alude Simpson sique ensanchándose,

y este fenómeno parece ser mucho más visible en medios cien-

tíficos de países subdesarrollados iue en Centros de excelen

cia americanos y europeos, donde la importancia atribuida a

la ecología ha contribuido a la mejor valoración de la hiolo

gía de los organismos vivos. "Cuando jóvenes y brillantes

biólogos hablan de genética sin genes y sabios y viejos IDió-

logos de vida sin orga"ismos, es evidente que algo peculiar

está ocurriendo en la biología, tan peculiar que la palabra

"crisis" no es demasiado fuerte". La sóla mención de estas

citas es suficiente para fundamentar nuestra creencia en la

oportunidad de un diálogo serio sobre esta materia.

El periplo del H.N.S. "Beagle" en el Hemisferio Sur

sorprende a las nuevas Repúblicas Sudamericanas y a los vas-

tos territorios de Australia, Nueva Zelandia y Africa del

Sur en un momento muy particular de su historia. Podría de-

cirse que Darwin y sus compañeros asisten al despertar de la

conciencia de nación en estas regiones, cuando apenas han

transcurrido algo más de cincuenta años desde la Declaración

de la Independencia de los Estados Unidos de Norteamerica.

Que sepamos, nunca se ha intentado hacer una historia cornpa-

rativa de las naciones situadas en el Hemisferio Sur, las que

tan sólo han llegado a constituir un ente de relativa fuerza

211 Cfr. G. Gailord Simpson, La Biología y el Hombre (Buenos Aires, Ed. pleamar, 1974), especialmente el Cap. II. "Perspectivas y Límites de la Biología".

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política y menor cohesión en el llamado "Diálogo Norte-Sur".

Puede ser que sea ésta una buena oportunidad para afrontar

esta tarea, en un período tan interesante como es la primera

mitad del siglo XIX. Al menos, el Viaje del Beagle y sus

acusiosas observaciones sobre ciertos aspectos de la socie -

dad sudamericana parece ser un buen punto de partida.

Finalmente, y en lo que a investigaciones propiawen-

te históricas se refiere, el PD deberá ocuparse prioritaria-

mente de aspectos relacionados con la navegación y las expe-

diciones científicas que españoles, ingleses y franceses,

principalmente, llevaron a cabo en los mares del Pacifico

Sur durante los siglos XVIII y XIX. Existe una escasa biblio

grafía en español sobre el terna, y puede afirmarse que la ma

yor parte de ella está obsoleta, con excepción de algunos yo

lúmenes publicados por el Instituto de Cultura Hispánica y

la obra del historiador chileno Sergio Villalobos titulada

La Aventura Chilena de Darwin (Santiago, Ed. Andrés Bello,

1974).

El tema -tan cercano a nuestra propia historia y tan

caro a nuestras mejores tradiciones navales- deberá, pués,

ser objeto de investigaciones interdisciplinarias, en las

que especialjstas en historia naval e historiadores de la

ciencia se reunan a rescatar hazañas náuticas y científicas

vinculadas a nombres corno los del mismo Robert Fitz Roy, La

Pérouse, Azare, Ulloa y Jorge Juan, Cook, La Condauiine,

Ruiz y Pavón y tantos otros. Hoy más que nunca, el océano

Pacífico es factor de unión y mutuo conocimiento entre pue-

blos de culturas distintas; iritroducirse en su historia y

reconstruir su pasado debe ser, sin duda, una tarea común

que acrecentará nuestros vínculos con nuestros vecinos allen

de el océano.

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- 44 -

Estamos convencidos que el patromonio cultural de

una nación rio termina en sus grandes monumentos arquitectóni

cos ni en sus contribuciones artísticas, literarias o cientÍ

ficas. También forma parte de la propiedad cultural común

la relación que a través de la historia se ha estructurado

entre el hombre y su entorno físico. Ayudar a reconstruir,

por lo tanto, el paisaje autóctono que vieron los descubrido

res españoles, o colaborar en toda iniciativa que tienda a

evitar la extinción de la flora y la fauna nativas, es una

tarea propiamente cultural, ya que contribuye al rescate de

algo 7ue tradicionalmente es nuestro y que ha ayudado a for-

jar nuestra idiosincracia como nación. El drama de nuestro

tiempo es que va quedando muy poco de qué admirarse, por lo

menos en cuanto a bellezas naturales se trata; de ahí iue

se considere a los parques nacionales (sea continentales o

marinos) y a los museos de historia natural como guardadores

de la parte ms frágil e inestable de nuestro patrimonio cul

tural. El PD se preocupará, pues, en forma prioritaria, de

contribuir a la creación y conservación de "santuarios natu-

rales", museos, bibliotecas especializadas y parque naciona-

les, en especial en aquellos parajes que hemos denominado

"escenarios darwinianos". para ello, promoveremos la dicta-

ción de decretos y leyes especiales y la puesta en marcha de

una gran operación de asistencia técnica internacional, y aus

piciaremos la organización de Seminarios y simposia sobre el

tema, como manera de aprovechar la experiencia lograda en

otras latitudes en estas materias. Nuestra meta es hacer

del Museo y del Parque Nacional sendos pilares de una nueva

aproximación del hombre hacia la naturaleza.

El énfasis en nuestra problemática se traslada ahora

a un campo ms propicio al naturalista que al cientista so -

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- 45 -

cial, aunque insistimos en que el carActer multidisciplinario

del PD permanece constante a través de todos o de la mayor

parte de los problemas planteados. Hemos expresado más arri-

ba que el núcleo del PD, casi desde su origen, ha sido el aná

lisis del deterioro de nuestro paisaje en un período de 150

años, y cuando decimos nuestro paisaje queremos ampliar el

t4rmino para abarcar todo el vasto escenario darwiniano. Se

trata de comprobar los cambios sufridos en el entorno de mu -

chos territorios del Hemisferio Sur, a partir del estudio cul

dadoso de las descripciones dejadas por Darwin y por otros na

turalistas, para cotejarlas con el paisaje físico y humano ac

tual. Como sabemos, Charles Darwin aprovechó bien la obra de

viajeros científicos franceses y españoles del siglo XVIII y

conoció, además, la obra de algunos naturalistas hispanoarneri

canos; los nombres de Azara y Juan Ignacio Molina figuran re-

petidamente en sus textos y en el catálogo de su biblioteca,

y los libros de éstos y otros autores aparecen cuidadosamente

anotados y subrayados por el cuidadoso lector que era Darwin.

221 De este modo, las detalladas descripciones dejadas por

el sabio inglés poseen un valor intrínseco aún más grande al

integrar el testimonio de muchos otros viajeros y conocedores

del poco explorado e incontaminado paisaje de los territorios

del Hemisferio Sur.

Se trata, pues, de aprovechar un documento histórico

de primera magnitud en un estudio rigurosamente científico,

22/ Cfr.Historical arid Descriptive Catalogue of the Darwin Memorial at Down House, Downe, Kent., y Handlist of Darwin Papers at the University Library, Cambridge, Cambridge University Press, 1960). He podido ver personalmente algunos de los numerosos volúmenes de autores españoles y latinoamericanos en la Biblioteca de la Universidad de Cambridge gracias a la amabilidad del señor Peter J. Gautry, Curador del Departamento de Manuscritos.

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- 46 -

que nos permitirá analizar los cambios geológicos, climáti-

cos, biológicos y antropológicos ocurridos en un convenien-

te período de tiempo. Es este sin duda un experimento ue

deberemos manejar cori cautela, y que nos obligará a compro-

bar en cada instancia la posible validez de la fuente histó

rica en una investigación de esta naturaleza. Para ello -y

siguiendo fielmente al texto darwiniano- deberemos en primer

término definir lo que hemos denominado "escenarios darwinia

nos", que son aquellos territorios visitados por Darwin y de

los que éste dejó descripciones detalladas. Nos enfrentamos

aquí con problemas geomorfológicos y linigUisticos de cierta

importancia, ya que la teponimia de estos lugares ha evolu -

donado en función de su utilización por diversas culturas.

En cualquier caso, la correcta utilización de documentos his

tóricos en evaluación del paisaje actual será toda una aven-

tura intelectual cuyos resultados podrán ser aprovechados en

proyectos similares.

Una vez acotados los "escenarios darwinianos", dife-

rentes especialistas deberán analizar los distintos cambios,

el por qué de éstos y su magnitud; existen antecedentes para

suponer que nos encontraremos con curvas exponenciales en to

dos aquellos cambios que impliquen el uso del medio geográfi

co por el hombre. Podemos suponer, además, que el recuento

de las actuales especies zoológicas y botánicas variará con-

siderablemente del panorama de los organismos vivos descri -

tos por Darwin y sabemos que deberemos incluir aquí necesa -

riamente la desaparición de grupos étnicos que conoció el au

tor del Origen de las Especies. Cori todo, hay que hacer no-

tar que, si bien podemos postular la extinción de ciertas es

pecies por causas hasta ahora no bien conocidas ni estudia -

das, sabemos que desde la visita de Darwin hasta hoy numero-

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- 47 -

sas especies se han incorporado al paisaje biológico de nues

tros países, hasta tornar prácticamente irreconocible el pai

saje que conoció este naturalista. Sin ir más lejos, el ac-

tual paisaje rural chileno tiene muy poco de autóctono, al

menos en la región central del país. Pinos insignes, sauces,

álamos, árboles frutales e interminables cercas de zarzamora

conforman un escenario biogeoqráfico absolutamente desconoci

do a los conquistadores españoles y parcialmente extraño an

en la primera mitad del siglo XIX. 23/ por otra parte,

creemos positivos, al menos desde el punto de vista humano,

lo que sin duda permite cierto optimismo en las proyeccies

al futuro que puedan resultar de nuestro proyecto.

Sin duda será interesante confrontar por vez primera

las descripciones de textos de los siglos XVIII y XIX con el

resultado de las mediciones científicas que se realizarán du

rante el transcurso de la investigación. Estamos convenci -

dos de que las técnicas y métodos propios de la historia y

de la ciencia experimental saldrán favorecidos con este mu -

tuo intercambio de datos y observaciones comparadas. Sólo

así podremos certificar adecuadamente la validez del documen

to histórico como testimonio fiel del, pasado.

23/ En la segunda mitad de 1977, la British Sroadcastinq Corporation (BBC) estuvo filmando en Chile un documental sobre el viaje del "Beagle". Una de las dificultades más grandes de la filmación fue la imposibilidad de hallar una caleta en la que pudiera re - calar el velero especialmente adaptado que hizo las veces del "Beagle", debido a que en todos los sitios apropiados crecían pi nos insignes y eucaliptus, especies que llegaron al país años después de la visita de Charles Darwin.

Es sensible señalar que ha primado el criterio económico por so-bre el científico en cuanto a introducción de especies foráneas se trata. Este hecho ha provocado verdaderas catástrofes ecoló-gicas que han causado la desaparición de muchas especies nativas.

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- 48 -

No es necesario aclarar que en los tiltimos años se

han realizado estudios de gran valor científico en el área y

el espacio geográfico que estamos acotando para nuestra futu-

ra tarea. En realidad, se han llevado a cabo investigaciones

que cubren prácticamente todo el espectro del análisis del me

dio ambiente. Sin embargo, debe hacerse notar que la enorme

mayoría de tales investigaciones se han limitado a estudiar

el paisaje actual, es decir, tan sólo un punto de una curva

de cambio en el tiempo, lo que limita evidentemente la capaci

dad de extrapolar los resultados de tales investigaciones y

de emplearlos en pronósticos de largo plazo. El PD aspira,

en primer término, a realizar un estudio histórico del cambio

de carácter multidisciplinario, que permita extraer coridicio-

nes adecuadas a la futura formulación de políticas ambienta -

les a nivel nacional y regional; en segundo lugar, el PD hará

buen uso de la información existente y ofrecerá coordinar y/o

cooperar en aquellas investigaciones puntuales que se estén

efectuando o que se lleven a cabo en el período de siete años

que durará nuestro proyecto. En el caso de Chile, se han ile

vado a cabo novedosas investigaciones en áreas en las que el

PD también pretende incursionar: En 1977, un "qrant" de la

World Wiidlife Fund permitió a científicos chilenos y nortea-

mericanos determinar el impacto ecológico de especies exóticas

en la fauna nativa. Por otra parte, diversos centros académi

cos del país han llevado a cabo un esfuerzo gigantesco cuyo

fin es conocer mejor nuestros recursos naturales. Podemos se

ñaiar la labor del Instituto de Biología de la Universidad de

Concepción, que posee el herbario más importante del país

(unos 50.000 ejemplares), integrado por especies recolectadas

por diversos botánicos chilenos y extranjeros y por fototipos

Page 54: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 49 -

adquiridos al Chicago Natural History Museum. Resulta intere

sante subrayar el método utilizado por este Instituto en la

búsqueda de especies, la que se hace "conforme a un itinerario

que permite rehacer el camino recorrido por los antiguos botá

nicos clásicos que viajaron por Chile en los tres últimos si-

glos". De esta manera, la investigación se hace histórica en

tanto que se vale de la bitácora de naturalistas como Ruiz y

pavón, J. D. Hooker, Gav, Rodulfo ', Federico Philippi, etc.

M,s recientemente, la iniciativa de un geógrafo, el Dr. Victor

G. quintanilla, ha permitido la publicación de un Diccionario

de Biogeografía para América Latina (Valparaíso, Ediciones

Universitarias de Valparaíso, 1978). Como expresa su autor,

el diccionario "es la herramienta (r'lás adecuada) para compren

der a cabalidad desde las ciencias naturales y auxiliares a

las biológicas, en especial para apreciar el cambio -general-

mente deterioro- del habitat natural". 24/ El PD, cuyo pro-

pósito es realizar investigaciones sobre el cambio del habitat

natural, no puede sino felicitarse de la existencia de estos

estudios, los que sin duda también se han efectuado en otras

naciones que serán invitadas a formar parte del proyecto. No

debemos olvidar -iue el conocimiento científico se construye

en una permanente sumatoria de esfuerzos individuales y colec

tivos, y que cada investigador añade tan sólo un guanta de co

nocimiento al constante flujo de la ciencia.

24/ Sobre la labor del Instituto de Biología de la Universidad de Con-cepción, Cfr. "Chile se llama CONC", en Ercilla NQ 2174, 30 de marzo al 5 de abril de 1977, págs. 61-63.

La información sobre el Diccionario de Biogeografía figura en "Bru gula para un nuevo idioma", Ercilla NO 2244, 2-8 de agosto de 1978 pág. 57.

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- 50 -

Como se ha dicho anteriormente, el deseo de quienes he

mos tenido a nuestro cargo la buena marcha del PD es servir

del mejor modo posible a la causa de una mayor comprensión in-

ternacional. Por otra parte, nuestro proyecto se define como

declaradamente conservacionista, en el sentido nue el Comité

Nacional Darwin -o,ms adelante, el Comité Regional- hará lo

que esté de su parte para promover el mejor uso de nuestros

recursos y la conservación del medio ambiente. Ambos propósi-

tos encuentran un marco adecuado en la proposición de crite -

nos y prioridades para la formulación de políticas a nivel na

cional y recional, destinadas a resguardar el equilibrio ecoló

gico. Es aquí, precisamente, donde el Comité Nacional Darwin

y todo organismo que genere el proyecto Darwin deben y tienen

que conservar a toda costa su derecho a una crítica constructi

va y a expresar libremente sus ideas, derecho inalienable que

caracteriza toda actividad académica.

Resulta innecesario destacar aquí la lucha que en todos

los niveles se está dando por combatir la contaminación en to-

das sus formas y por formar conciencia sobre el evidente peli-

gro que conlieva el uso indiscniminado y sin medida ni control

de los recursos de la biósfera; la muy extensa bibliografía

que se ha publicado al respecto y el creciente interés de di -

versas organizaciones públicas y privadas representan bien es-

ta preocupación. En nuestros países, sin embargo, los estudios

sobre medio ambiente y manejo de recursos naturales son recien

tes y la opinión pública tiende a considerar el problema de la

creciente contaminación como alqo que solamente concierne a

los países altamente industrializados. más recientemente, al-

gunos temas polémicos y ciertos hechos desafortunados, tales

como la explotación del bosque autóctono y los últimos desas -

tres de barcos petroleros han iniciado alguna discusión sobre

desarrollo y conservación, sin que sus resultados se reflejen

en la dictación de una legislación apropiada.

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- 51 -

Creemos firmemente que toda contribución académica a

la formulación de una política ambiental apropiada deberá te

ner en cuenta dos hechos: a) la innegable necesidad de nues-

tros países de mantener un crecimiento económico de cierta

magnitud; h) el hecho irrefutable de que la tecnología actual,

hecha posible por una política económica equivocada, está ter

minando con nuestras opciones a sobrevivir como especie. Re-

sulta indudable que toda proposición para detener el débil de

sarrollo económico latinoameric.ano y alcanzar un punto de

"Crecimiento Cero" (que algunos conservacionistas de países de

sarrollados propuqnan) será rechazada de plano por naciones

como las nuestras, que están en la etapa de "crecer o morir".

Por otra parte, algunos conservacionistas radicales han llega

do a defender su posición -honesta y profundamente humana- en

términos tan absolutos -ue, de llevarse a cabo sus ideas, se

llegaría a una "hibernización" de la situación actual, es de-

cir, que el actual dinamismo de la Naturaleza, manifestado en

la extinción y aparición cíclica de las especies y en los carn

bios ambientales que hacen posible este ciclo, daría lugar a

un proceso estático, lo que es completamente antinatural. 25/

251 En los últimos años se ha vnido insistiendo en detener el creci-miento económico mundial y tender en cambio hacia un "Crecimiento Cero". En su edición de otoño de 1973, la revista Daedalus reco-pila artículos de destacados especialistas sobre este problema. (Publicado como Vol. NQ 102, NQ 4, de los Proceedings of the American Academy of Arts and Sciences).

Eugerie Rabinowitch ha criticado, por su parte, los argumentos po-co racionales y bastantes apasionados de algunos grupos de conser vacionistas: "De hecho, sin ninguna interferencia del hombre, la historia de la vida en la Tierra incluye la eliminación de innume rabies especies que fueron incapaces de austarse a los cambios y ue fueron reemplazadas por otras ms adaptables". (The Bulletin of the Atomic Scientists, Vol. XXV, N 0 5, nay, 1969, págs. 47ss.)

En fecha más reciente se ha producido el casc extremo de detener

r

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- 52 -

La posición cor1trara a esta, ue es la de usufructuar ce los

recursos naturales sin pensar en ei mariana, en un proceso de

descapitafización que terminará por acabar no solo cori estas

riquezas sino con todas nuestras posibilidades de vida, es mu

cnis'.mo más irracional y tiene el inconv:!L1t que no sóio

es posible, sino que esta actualmente imponiendo abrumacora -

rriente su criterio.

La economid de casi todos los países latinoarwricanos

ha pasado de una etapa exciusivanente mcnoproductora a otra

er:-l.pa de nivel superior basada en la apertura indiscriminada

a la inversion extranjera y al fomento de las exjuttaciones

no tradicionales. Ambos factores sólo han acelerado la des -

trucción de nuestro medio ambiente, ya que tanto la ausencia

de una legislación protectora como el deseo de muchos inver -

sionistas de lograr el máximo y más rápido retorno de su ir-i -

versión coinciden en una explotación de recursos aue conduce

a la contaminación del aire y del agua, a la erosión y a la

extinción de nuestra flora y fauna nativa. Análoqainente, la

exportación de productos no tradicionales ha estimulado el

uso int.ensivo del suelo, la tala de bosque autóctono y la ex

25/ la contrución de una represo avaudc en USS !lo millones (en Tennessee, U.3..), debido a una resolución de la Corte Luprema de los Estados Unidos en favor de una diminuta especie de perca, el "snaii darter", cuya vida estaría en peligro a causa de la re presa. El "snail darter" es una de las tn:as esoecies protegi-das por el Acta Federal soore Especies en peliqro de 1975 (Time, June 26, 14918, pág. 21).

Nosotros, más bien postulamos la nuGqueda de un punto medio en - tre ambas posiciones. Es cierto que el arqumnto científico pa-ra la causa del "Crecimiento Cero" es bastante fuerte y altamen-te racional. B. G. :urray Jr., compara dos tipos de crecimiento: el biologico y el económico. l primero es natural y de acuerdo a las leyes naturales ya que tiende a un récimen permanente, en el que los organismos se estacionan en un nivel de equilibrio.

crecimiento económico, por el contrario es creciente y termi-fl.3 por debilitar la calicnc de la vida, así como el crecimiento anorn:i de las células cancerosas atenta contra el oraanisno que las cobija. ("Lo que los ecoloqos pueden enseñar a los econornis-tas', en Facetas, Vol. 6, N 1, i/J, págs. 46ss.)

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- 53 -

tinción (por sobreexplotación) de especies de alto valor co -

mercial. El hecho es que nuestro continente parece ser un

buen lugar para el establecimiento de "santuarios de contaxri-

nación" (zonas en las cue industrias altamente contaminantes

pueden operar libres de toda restricción o control legal) y

que en enero de 1975 el Departamento de Comercio del gobierno

de los Estados Unidos haya expresado la conveniencia de inver

tir en ciertas países latinoamericanos debido a la inexisten-

cia o inoperancia de leyes contra la contaminación. 26/ En

un excelente artículo aparecido en portada en 1976, Crescente

Donoso ha criticado esta tendencia al afirnar que 'mientras

unos países sacrifican la naturaleza en ris de desarrol lo

industrial, hay otros que vienen de vuelta a la naturaleza, só

lo que como ya estropearon la propia deben salir a comprar una

26/ Curry - Lindahl, en su libro ya citado, expresa: "El 'desarrollo', en su sentido moderno, no siempre significa progreso. Muchos paí-ses en desarrollo no tienen el capi tal ni los medios de mercado ne cesarios para explotar sus reservas. Por lo mismo, el desarrollo suele dejarse en manos de inversionistas extranjeros, a quienes guían más las razons de lucro que los principios de conservación. Por desgracia, este enfoque de los exploradores suele coincidir con puntos de vista políticos a corto plazo ciue tienen los gobier-nos". (Conservar para sobrevivir), op. cit. pág. 343).

Infortunadamente, la mayoría de las grandes multinacionales están invirtiendo mucho dinero en establecer industrias altamente conta-minantes en algunos países de la región, ya 'ue las leyes de con - trol de la contaminación en los países desa -rollados impiden su ex oansión en tales países. Los "santuarios de contaminación" han proliferado desde un tiempo a esta parte, y ya se puede observar el fenómeno de que muchas de nuestras ciudades presentan índices de contaminación más elevados que los de sus congéneres europeas o norteamericanas. Sobre este tema, Cfr. de R.J. Barnet & R.E. MUller, Global Reach. The Power of the Multinational Corporations. (New York, Simon & Schuster, 1974), especialmente la parte III, ca pítulo 12: "The Ecology of Corporations and the uality. of Growth".

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- 5 11 -

nueva entre los pobres". 27/

El criterio más usual no es precisamente el enunciado.

Podría decirse que la opinión más generalizada -y que en mu -

chas ocasiones se expresd de modo confuso en algunas políticas

de gobierno- es la de una "creencia qeneracional ciega en los

supuestos beneficios del desa:rolio industrial", 28/ por sobre

toda '-onsideración de rango ecológico. Jn crítico del trabajo

de Donoso piensa que la posición de ste es la del "avaro su -

friendo pobrezas sentado sobre el baúl cDr, su dinero... ¡ntes

que satisfacer un deseo bucólico de que nuestros descendientes

puedan pasear bajo sombrías arboledas al sonido musical del

viento, debemos preoc'parnos de que los niños de hoy cispongan

de lo necesario para alimientarse, cohijarse, educarse y marite

nerse sanos y que sus padres tengan un inqreso compatible con

la dignidad humana". El mismo pensamiento ha sido sustentado

recientemente por uno de nuestros más importantes medios de co

murticación, cuando en su editorial afirma que "es evidente que

el combate a la pobreza extrema y el esfuerzo por sacar del in

fradesarrollo ciertas zonas del país sari nás importantes que

la conservación de determinadas especies naturales, por valio-

sas -'ue estas últimas san". ¿'/

¿ Cómo llegar a un consenso teniendo en cuenta estas

posiciones extremas 7 En realidad, ésta ha sido la tarea que

se rian fiadc numerosos organismos internacionales y diversos

grupos privados. Entre lOS primeros figura el Programa de las

27/ "Si los dólares no dejan ver el bosque". Portada, NQ 50, abril de 1976, :gs. 11-17.

28/ Ibid. ibid. pág. 16

29/ Carta al Director. Portada, NQ 51 9 mayo de 1976. El editorial citado fue publicado en l Niercurio, 13 de junio de 1978, pág. 3.

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- 55 -

Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), que se ha de

finido como "la conciencia ambiental ciei sistema de la NU".

Pues bien, este proqrama se ha filado como objetivo ayudar a

qobiernos y otros organismos a asegurar que las consieracic

nes ambientales se tomen r-lfl cuenta plenamente en el proceso

de desarrojio. ¿rl SU informe anual para 75, el PNUMA con-

sidera obsoleta la posición jue considera al desarrol'o "co-

mo inevitablemente destruct:vo del medio ambiente", como tam

bién a la cue sustenta la idea lue la protección del medio

ambiente "es a menudo ur. obstáculo a la expansión económica

en los países desarrollaos y al procenu c." desarrollo de los

países en desarroilo"; por el contririo, el PNUMA se sa en

ue "las consideraciones ambientais que demandan una ordena-

ción racional de los r'cursos de 1:-3 tierra sor la mejor garan

tía de que el desarrollo pueda llevarse adelante sobre una ba

se sostenible". 30/ Nuestros países están deseosos por alcan

zar el grado de industrialización y el standar de vida de los

países desarrollaoos. En realidad, creemos y sostemos que po

demos lograr un nivel de calidad de la vida muy superior, en

tanto que seamos capaces de formular una política de desarro-

no (y no tan sólo de "crecimiento") que evite daños ncesa -

nos a los recursos renovables, manteniendo a toda costa la

calidad del entorno como base cei proceso de desarrollo. En

realidad, resulta, lícito poner en duda índices económicos ta

les como el PNB, ya ue si en éste se incluyeran factores ta-

les como el deterioro ambiental el crecimiento sería práctica

mente nulo. Esto sucedería, por ejemplo, si ej costo de la

protección del medio anbiente se transmitiera totalmente al

precio de lOS bienes de capitaL y consumo. Por lo tanto, de-

be pensarse en n nuevo concepto de crecimiento económico ue

30/ programa de las Naciones Unidas para el Necio Ambiente (PNUMA), informe anual, 1975.

r

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r L

Sb - -

expresa una armonía entre desarrollo y conservación. Como

afirma Gerard Eldiri, el crecimiento económico significa redu

cir la escasez de bienes y servicios; ahora bien, si se redu

ce la escasez (o se aminora el temor a una futura escasez)

de bienes como el aire puro, el agua incontaminada o la belle

za natural del medio ambiente, se está enriqueciendo e]. .q&er

mundial y se está aumentando la satisfacció' -i humana. Esto irn

pilca "contribuir al crecimiento económico en un sentido más

amplio que la mera expansión de la producción, que en sí mis-

ma no es más que un medio de acrecentar la satisfacción indi-

vidual y comunitaria". 31/ Por otra parte, no resulta proba-

ble que la producción (en sentido tradicional de la expresión)

se vea menoscabada por medidas de control del entorno, ya que

una sana política de regulación ambiental será un estímulo pa

ra la investigación tecnológica y para el rápido desarrollo

de industrias anticontaminantes, sin pasar por alto el factor

multiplicador que tendrá la alta inversión fiscal en este ru-

bro.

El PD acoge la proposición de Richard L. Clinton, en

el sentido de "resucitar el sentido original del término 'de-

sarrollo' , para así dotarlo de una base empírica -"ente determi

nable y éticamente (o ideológicamente) neutral. Esta base

consistiría en una relación sostenible entre una población y

el ecosistema del cual forma parte". A este tipo de desarro-

llo se le .a denominado después de Maurice Strong, como ecode-

sarrollo. La aceptación de una política de ecodesarrollo im-

plica, sin embargo, un cuidadoso estudio de los diversos eco-

sistemas que sostienen la población latinoamericana y el re -

chazo al "efecto demostración" de las pautas de consumo de

31/ "r'xecesidad de cooperación y coordinación intergubernamentales en la política del control del entorno't, en Ecología y Contaminación.

Formas de cooperación internacional. (Buenos Aires, Ed. Marymar, 1971) págs. 211-218.

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- 57 -

los países industrializados. De acuerdo a Clinton, "como el

hombre es el recurso más valioso, el ecodesarrollo debe con-

tribuir ante todo a su realización". 32/

¿ Cómo puede el PD contribuir a la formulación de una

política semejante ? Ante todo, a través de las investigacio

mes antes señaladas, que no sólo aportarán un conocimiento a

fondo de nuestro entorno, sirio cue aspirarán como supremo ob-

jetivo a formar una qeneracióri de investiaadores jóvenes im -

buidos de nuevos valores. En este sentido, estimamos que la

historia deberá hacer un aporte significativo al mejor conoci

miento de ias relaciones hombre-entorno en :mérica Latina, e

una perspectiva temporal. Si bien es aún posible aceptar ue

la historia política sigue siendo la columna vertebral del

edificio histórico, siempre henos pensadc cue importantes te-

mas de nuestro pasado han ido quedando en la penumbra, entre

ellos la reconstrucción de las relaciones entre una población

tan dinámica cono la latinoamericana 'i la espléndida qeoira -

fía del continente. En este marco histórico, la investiga -

ción sobre la tenencia de la tierra, la propiedad urbana, la

política aqraria y los intentos de colonización del territo -

rio podrá contribuir a despejar alqunas incógnitas que hasta

hoy ni siquiera han sido planteadas.

La formación de una conciencia regional sobre la mate

ria será también replanteada desde el punto de vista del PD.

Como expresa el informe del PNUMA, "los cambios entre la rela

cióri entre el hombre y su medio ambiente físico dependen en

buena medida de los cambios en la organización y en los fines

de la sociedad... (el) oropósito (del hombre) debe ser el de

construir una sociedad que sea intrínsecamente compatible con

su medio ambiente". }Kai Curry - Lindahl subraya la tremenda

32/ "Hacia una Teoría del codesarroiio; Concepto Clave para ubicar el papel de las Políticas de la Población en el Proceso de Desa - rrollo", en Comercio ixterior, Vol. 26, NQ 1, enero 1976, pqs. 64-7 1.

fl

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- 58 -

importancia de la cooperación internacional en la re-educa -

ción de nuestra sociedad, al decir que "hay que educar a toda

gente para que comprerida por qué a la larga una estrategia

con fundamentos ecológicos restaurará el ambiente de nuestro

mundo... sin eaucacióri rio se puede fomentar una comprensión

del uso apropiado de los recursos naturales a escala nacional

o global". 33/ El PD aspira a diseñar modelos pedagógicos

que puedan ser captados rápida y fácilmente por las nuevas ge

neraciones. Uno de los inconvenientes más graves de la edu -

cación actual sobre el medto ambiente es el proceso pedagógi-

co, que es mucho más lento que la destrucción de los ecosiste

mas.

De lo anteriormente expuesto se deduce nuestro inte -

rés por aportar el resultado de nuestras futuras investigacio

nes a la planificación de una estrategia para llevar a buen

término una acción ecológica a nivel regional e internacional.

Estamos convencidos de que nuestra responsabilidad no termina

en el mero aporte al avance del conocimiento en la materia,

sino que deberemos hacer lo posible para que las conclusiones

a que lleguemos sean bien utilizadas a nivel de gobiernos y

organismos internacionales.

33/ PNUMA, Ibid. La cita de Curry - Lindahi figura en su libro citado, Conservar para sobrevivir, op. cit. Págs. 387-388 Debe entenderse, sin embargo, zue el proceso educacional formal es lento y debe competir desventajosamente con el "efecto demos-tración" de las sociedades de consumo y con los pseudo valores que ha ido incorporando la política económica que sigue la mayo-ría de nuestros países. Recientemente un alto funcionario reojo nal declaro que "en 1977 se extrajeron (en la III Región) 24 mi-llones de unidades (de locos), lo que parece ser excesivo (sic). Sin embargo, las divisas que produce y la ocupación que propor - ciona lo convierten en recursos de gran importancia para la re - qión". (La Tercera, 11 de julio de 1978).

Page 64: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 59 -

3. Qbjetivos y propósitos del Proyecto Darwin: una visión de

síntesis

Una vez visualizados a vuelo de pájaro algunos de los

problemas y tópicos más importantes que cubre el PD, resulta

necesario subrayar la permanencia de nuestros propósitos ini-

ciales y que, a través de la lectura de las páginas anterio -

res, han ido quedando claros. Con todo, hemos deseado defi -

rtirlos inequívocamente, cosa que es por lo demás una excelen-

te 000rtunidad para resumir y puntualizar lo anteriormente ex

presudo. por lo tanto, los principales objetivos que persigue

el PD, y que tratará de materializar el Comité Nacional Darwin,

Son los que a continuación se señalan:

a) Necesidad de un homenaje internacional a arwLn y su obra

con ocasión del 150Q del crucero del H.M.S. "Beagle". Sin

duda, el viaje del "Beagle" es la expedición científica

más famosa e importante en la historia de la Humanidad, y

constituyó la base para la redacción del Origen de las Es-

pcies. A siglo y medio de este magno acontecimiento, cree

rnos justo y necesario detenernos a examinar la obra darwi

niana y evaluar su impacto histórico.

b) Hacer un llamado a la comunidad científica internacional

en torno a un trabajo común de gran significación. Tal y

como sucedió con el AGI en 1957-1958, creemos que esta se

rá una buena oportunidad para que los hombres de ciencia

de diferentes países aporten su experiencia y conocimien-

to en una tarea pacífica y de significativos alcances pa-

ra la mejor comprensión internacional. En particular,

nuestra írivitación a colaborar en nuestro proyecto se di-

rige a los hombres de ciencia -y a quienes crean en la

ciencia como factor de unidad, progreso y concordia- de

Page 65: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

los países "darwinianos" del Hemisferio Sur (Argentina,

Brasil, Chile, Ecuador, perú y Uruguay en América Latina,

además de Australia, Nueva Zelandia y Sudáfrica) , más

los científicos de aquellas naciones que, por una u otra

causa no nueden oerrnanecer ajenas a la tarea que nos he -

rnos fijado. Aludimos aquí a las comunidades científicas

de Inglaterra, España, Portugal, Francia y los Estados

Unidos. La patria de Charles Darwin debe y tiene que es-

tar presente; por otra parte, territorios de España, Fran

cia y Portugal fueron visitados por el sabio inglés y li-

bros y trabajos de naturalistas de estas nacionalidades

fueron estudiados por Darwin. Por último, los Estados Uni

dos han llegado a poseer una experiencia y un "know how

de primera magnitud en problemas que, como la lucha contra

el deterioro ambiental y la formulación de políticas equi-

libradas de desarrollo, preocupan a nuestro Comité. Gru -

pos empresariales y voluntarios norteamericanos cooperan

en estas tareas, ye sea financiando proyectos o participan

do activamente en su realización. Es este un ejemplo que

deberemos seguir.

c) Aooyar las actividades científicas en América Latina

El desarrolio del pensamiento científico en nuestros pal -

ses está plagado de visicitudes que en el transcurso del

tiempo parecen agravarse. Las escasas ocasiones en que se

han formado algunos centros de excelencia académica, diver

sos factores han conspirado para hacer imposible su tarea

dándose lugar a la llamada "fuga de cerebros", que no es

sino la búsqueda de la materialización de legítimos deseos

de contribuír al avance del conocimiento que caracteriza a

todo hombre de ciencia. Sin lugar a dudas, la institucio-.

nalizacióri de la ciencia resulta imprescindible como nú -

cleo de todo proceso de modernización, tarea histórica en

la que están empeñados nuestros pueblos. Es por esto que

Page 66: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 61. -

nuestro propósito primario ha sido el crear oportunidades

de estímulo y motivación a la ciencia latinoamericana.

Creemos que el PD resulta una buena ocasión para ello: En

primer término, 'l PD es una iniciativa original, novedo-

sa, que sin duda impulsará la investigación en áreas que,

como las que se originaron en la anticua Historia Natural,

no han sido prioritarias en nuestro desarrollo científico:

en segundo luqar, nuestros proyectos de investigación son

mayoritariamente interdisciplinarios, lo que contribuirá

poderosarnente al me 5 or conocimiento de metodologías y téc

nicas distintas y al trabajo fructífero e innovador en

las fronteras de á rea s y disciplinas diferentes. En ter-

cer lugar, los resultados de nuestra tarea son provechosos

en tanto que podrán utilizarse en la implementación de

planes de desarrollo nacionales y regionales; el PD es,

además, un proyecto llamativo en cuanto a que llegará fá

cilmente a la opinión pública, sirviendo así a la causa

de la legitimación social de la actividad del hombre de

ciencia. Por último, estamos conscientes de que uno de

los mayores problemas del desarrollo científico regional

ha sido un financiamiento escaso e intermitente. El Comi

té Nacional Darwin y los comités regionales que se formen

en el futuro procurarán por todos los medios a su alcance

crear canales alternativos de financiamiento, utilizando

fuentes no tradicionales de apoyo a la investigación.

Estamos ciertos aue, al menos, nuestra iniciativa senta-

rá las bases para un nuevo diálogo entre académicos hom -

bres de ciencias y personeros de los sectores público y

privado no tan sólo de la región sino cue de muchos paf -

ses del Hemisferio Sur. Se cumplirán así nuestros deseos

de propender a la integración cultural de nuestras nacio-

nes, cosa que sin duda acrecentará la comprensión y el res

peto mutuos.

Page 67: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 62 -

d) Contribuir efectivanente a la formulación de políticas de

ecodes arrollo

Quizás si el más grande desafío para un hombre de ciencia

moderno sea restaurar la confianza social en la ciencia,

contribuyendo al progreso de la sociedad. Sabemos que re

suita difícil -si no imposible- hacer oir la voz de la co

munidad científica por encima de otros grupos de presión

de mayor prestigio social o con mayores medios a su alcan-

ce. Sin embargo, nuestra primera tarea será la de procu -

rar abrir canales expeditos de comunicación entre las auto

ridades de gobierno y los hombres de ciencia. Sólo así lo

graremos que nuestras proposiciones de políticas de desa -

rrollo -'ue estimamos más adecuadas en razón de nue maneja

mos más variables para su formulación, sean escuchadas. Re

sulta prioritario, por lo tanto, evaluar los recursos natu

rales renovables, conocer bien su velocidad y capacidad de

regeneración y, en función de este conocimiento, diseñar

criterios y prioridades para el crecimiento económico armó

nico y sin pausas nue nos ayudará a alcanzar metas insospe

chadas de desarrollo. En segundo trrnino, resulta esencial

formar un Banco de Datos regional sobre los estudios reali-

zados y que se están llevando a cabo en cuanto a conocimien

to del medio ambiente, evaluación de recursos y control de

la contaminación. Existe una prodigiosa cantidad de infor-.

mes subutilizada y dispersa, por lo cual será necesario

crear mecanismos de coordinación a nivel regional.

e) Proteger la fauna y flora nativas. Es esta una tarea prio-

ritaria del PD, y la que sin duda atraerá más fácilmente

tanto el financiamiento externo como el apoyo decidido de

grandes sectores de la opinión pública. A través de este

objetivo estaremos manifestando además nuestra más cordial

cooperación a todos los grupos académicos o constituídos

Page 68: EL PROYECTO DARWIN (1978 - 1986)

- 63 -

por ciudadanos voluntarios que luchan en todo el mundo por

la causa de la conservación. Se trata aquí de conocer corn

prehensivamente nuestras especies zoológicas y botánicas,

examinar su habitat y 'stablecer en lo posible su grado de

estabilidad como especIe. No tan sólo deberemos proteger

- - asta donde sea racionalmente posible hacerlo- las espe -

cies existentes, sino examinar las posibles causas por las

ue muchas especies nue Darwin conoció y catalogó se han

extinguido. La protección de la fauna y la flora nativas

requiere conocer el impacto ecol&iico de diversas especies

foráneas introducidas a lo largo de más de 400 aios, como

también resulta necesario realizar estudios de control del

deterioro de su entorno natural. Será este sin duda un

hermoso esfuerzo, pleno de sorpresas, frustaciones y reen-

cuentros con la pródiga natraleza del Hemisferio Sur.

f) Contribuir a la formación de una conciencia ecológica y

de amor a la naturaleza en nuestros países. Hemos expresa

do nuestro ferviente deseo de enfrentarnos con los proble-

mas pedagógicos inherentes a la formación de una mayor con

ciencia del peliqro que representa la destrucción del me -

dio ambiente. Deberemos encarar tales problemas con enfo-

ques y técnicas oriqinales, que lleven a la modificación

parcial o radical del curriculum escolar tanto en ciencias

naturales como en ciencias sociales.

Desde ya, podemos destacar algunas ideas que sin duda apun-

tan en esta dirección: primero, los aspectos históricos y

sociales del deterioro del ambiente; segundo, la promoción

de museos, parques nacionales y diversas acciones de exten

sión. A través de estas iniciativas acrecentaremos la po-

sibilidad de modificar positivamente la relación hombre -

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- 64 -

entorno.

Tales son nuestros orincipales objetivos. bin duda, a me-

dida que trariscurra el proyecto se irá estructurando una

jerarquía de propósitos y objetivos diferentes a la que he

mos señalado. .in embargo, confiamos en que no perderemos

de vista las metas con que se inició el PD y cuya consecu-

ción es un estímulo en nuestro trabajo.

4. ¿Cómo se llevará a la prctica el Proyecto Darwin ?

Concretar en todos sus puntos un Droyecto de la natura

leza, complejidad y alcances del PD parecería resultar de una

ambición desmedida, que choca abiertamente con la actual cir -

cunstaricia lcttinoarnericana y mundial. Existen, sin embargo,

algunos factores 'iue desdicen categóricamente esta posición,

el principal de los cuales es el hecho de haberse llevado a ca

bo innumerables proyectos de investigación en el escenario que

corresponderá. al PD, sobre problemas similares y con parecidos

enfoques. Los resultados de esta investigación existen y son

susceptibles de aprovecharse. Lo mismo puede decirse de los ac

tuales proyectos que se están efectuando en Chile y en otros

paises de la región, algunos de los cuales hemos citado ante -

riorrnente. Se trata, por lo tanto, de utilizar la información

34/ En este sentido, se publica en nuestro rnedio una revista que es un verdadero alarde de educación ecolócica. Se trata de ¿xpedición a Chile, redactada por el Instituto Juan Ignacio Molina y que publi-ca la Editorial Gabriela Mistral.

La mayoría de los países latinoamericanos han hecho un gran esfuer zo en la creación de parques nacionales. No o:stante, existen otras prioridades cue restan financiamiento a la adecuada manten - ción de estos santuarios naturales. Como un estridente ejemplo de lo expresado, considérese el caso de las Islas Galápagos, 'ue en la actualidad luchan desesperadamente por su supervivencia como la boratorio inigualable del proceso de la vida. El establecimiento de la estación de investigación Charles Darwin cerca de Santa Cruz (1962) ha ayudado poderosamente a la causa de las Islas Encantadas (como le llamaron los españoles). Véase Time, june 26, 1978 pág. 50 y SS.

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existente o de modificarla de acuerdo a nuestros propios enfo

ques y perspectivas. No partiremos de cero en esta empresa,

sino que basaremos la mayor parte de nuestras acciones en una

gran masa de datos, resultados y materiales ya existentes.

Existe aún otro argumento aún más convincente: Si bien

es cierto que nuestra tarea es principalmente académica y es-

tá dirigida por ende al avance del conocimiento, no es menos

cierto que ella enfoca problemas cuya solución es urgentemente

necesaria para la supervivencia de nuestra sociedad; en otras

palabras, tales estudios deben hacerse, so pena de atentar en

forma irreversible en contra de nuestras opciones y las de las

generaciones venideras. El PD no es tan sólo un homenaje o

una conmemoración más, sino que reinvindica su carácter de ser

una empresa de cooperación internacional, vital en la mayor

comprensión de nuestros paises y en elevación de la calidad de

la vida de su población.

Con todo, precisamente aclarar en lo posible la forma

en que el PD se llevará a cabo. Para ello distinguiremos entre

acciones de investiqación, de formulación de políticas y de ex-

tensión, para referirnos luego al posible financiamiento de es-

tas actividades.

i) Programas de investigación: Se refieren a la ejecución de

proyectos originales o a la utilización, coordinación y/o

colaboración de y con proyectos terminados o en etapa de

real i zación.

ji) Formulación de políticas: Se trata de la utilización de

los resultados a que se llegue con algunas investigaciones

propuestas. se utilizarán tales datos en la redacción de

proposiciones para la formulación de políticas (educaciona

les, conservacionistas, de desarrollo, etc.) a nivel nacio

r

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nal y regional. Este tipo de acción es de abierta coope-

ración con los distintos gobiernos y organismos regiona -

les e internacionales, para lo cual será necesario crear

canales expeditos de comunicación.

iii) Acciones de extensión: Gran parte e nuestro esfuerzo se

rá informar a la comunidad e inteqrr a la población en

nuestras tareas. Ello será posible en la medida que se

implementeri diversos programas de extensión, tales como

filmación de documentales, exoosiciones, publicación de

textos, mejoramiento de museos y parques nacionales, tu -

rismo dirigido, etc. Todo aporte educacional será tam -

bin consIderado en este marco: cursos, programas de per-

feccionamiento, ciclos de conferencias, planificación de

curricula, etc.

Estos programas darán lugar a las siguientes acciones:

a. Programas de Investigación:

- Recolección de datos y elaboración de hipótesis de trabajo

- Trabajos en terreno

- Seminarios y simposia (Las reuniones de trabajo tendrán lu -

gar en cualquier país participante del PD, procurándose lle-

varlas a cabo en los sitios visitados por Darwin. En lo que

se refiere a Chile, hemos obtenido el apoyo logístico de im-

portantes organismos nacionales para llevar adelante todo ti

po de reuniones científicas).

- Publicaciones (El PD procurará en lo posible publicar los

trabajos a que de lucar nuestra investigación. Sin embargo,

es oportuno señalar que todos los científicos participantes

tendrán la máxima libertad para publicar los resultados de

su trabajo).

b. Programas de formulación de políticas:

- Recopilación de los resultados de la investigación

- Formación de un Banco de Datos

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- Compilación de un Indice de organizaciones públicas y pri-

vadas que particiPan en la asesoría o la torna de decisio -

mes en política de desarrollo.

- Compilación y arlisis comparado de la biblioqrafía existen

te.

- Seminarios sobre formulación de políticas ambientales y de

desarrollo que permitan reunir a representantes de todos

los sectores.

c. Programas de extensión:

- Posibilitar el Turismo "dirigido" para el mejor conocimien-

to de los escenarios darwinianos. Este tipo de turismo no

requiere de inversiones costosas ni de una sólida y perma -

nente infraestructura. Se trata de abrir senderos ("trails")

susceptibles de ser recorrido a pié, y que unan entre sí los

sitios darwiniarios. Tanto Chile como el resto de los países

invitados al Programa cuentan con numerosos Parques Naciona

les y paisajes aún no contaminados que coinciden aproximada

mente con los escenarios darwirtianos.

- Acciones pedagógicas, destinadas a crear conciencia en tor-

no a los problemas de que se ocupa el PD.

- Seminarios y simposia sobre el lugar que Museos y Parques

Nacionales deben tener en la vida cultural de nuestra socie

dad.

- Filmación de documentales, grabación de programas radiales

y de TV, etc.

- publicaciones

Financiamiento del PD

Sin duda, la mayor dificultad con que tropieza todo

proyecto de esta envergadura es el financiamiento. Hemos señala-

do que el PD es una iniciativa original, en el sentido que tras -

ciende el área estatal para buscar decididamente el concurso y la

adhesión de diferentes medios y sectores sociales. Creemos que

1

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esta característica del PD seri positiva en cuanto a que nuestra

búsqueda de recursos económicos no se orientará tan sólo a las

fuentes tradicionales de financiamiento sino que, por el contra-

rio, crearemos nuevas opciones promoviendo el interés de grupos

hasta ahora ausentes de las grandes empresas culturales, por ayu

darnos y cooperar con nosotros.

Resulta apropiado señalar que nuestro proyecto pilo-

to, que se dirige a implernentar el programa nacional de iritroduc

ción del salmón del Pacífico en la XI y XII Regiones, ha encon -

trado recursos en un sinnúmero de instancias no tradicionales,

lo que por cierto motiva nuestro optimismo en cuanto al financia

miento del proyecto. Por otra parte, alaunas de las agencias es

tatales con las cuales nos hemos contactado, tanto en Chile como

en otros países latinoamericanos, se han mostrado dispuestas a

apoyar en la medida de sus posibilidades esta iniciativa.

Tan importante como el financiamiento directo resul-

tan las acciones de cooperación y asistencia técnica internacio-

nal. Durante los últimos meses hemos estado trabajando en este

sentido y podemos afirmar confiadamente que el PD contará con un

apoyo óptimo por parte de organismos internacionales y sociedades

científicas.

Por último, estamos convencidos de que ciertas accio

nes de extensión podrán autofinanciarse, dado el interés crecien

te de la opinión pública por los temas y problemas que abordare-

mos. Así mismo, tanto el Comité Nacional Darwin como los diver-

sos organismos que de él emanen, estarán en situación de vender

servicios (asesorías y consultorías) a medida que progresen las

investigaciones programadas.

La programación del Proyecto Darwin; Etapas

La prirn9ra tarea a la cual se abocará el Comité Na -

cional Darwin será la de redactar un Programa tentativo de acti-

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vidades a nivel nacional, como así mismo el Calendario de eventos

programados entre 1978 y 1986. Dicho Programa dispondrá la ejecu

ción de diversos proyectos de investigación y acciones de exten -

Sión que se lleven a cabo en territorio chileno o en que interven

aan académicos, científicos y organismos de esta nacionalidad. De

be entenderse, con todo, que el Programa -aún en su parte nacio -

rial- no sólo esta abierto a individuos y entidades extranjeras,

sino que el Comité invitará a especialistas e instituciones de

otros países a participar activamente en nuestros proyectos.

La organización provisoria del Programa consulta tres

etapas conceotualmente bien delineadas:

a) Etapa Nacional: A cargo del Comité Nacional Darwin, el que

asesorará a autoridades de Gobierno y de CONICYT sobre las

diversas acciones y medidas ideadas para llevar a cabo el PD

en territorio nacional. El Comité pretende generar a la bre-

vedad una Corporación Privada sin fines de lucro, cuyos fines

serán administrar los fondos del Comité y llevar a la prácti-

ca las iniciativas que este organismo legal disoonga.

Por expresa disposición del Decreto Supremo que le

da vida, el Comité posee facultades para comunicarse con di -

versas organizaciones privadas y públicas, tanto en Chile co-

mo en el extranjero. Una de las primeras iniciativas del Co-

mité será la de impulsar la creación de una Comisión a nivel

regional, que reuna representantes de las naciones latinoame-

ricanas visitadas por Darwin que deseen formar parte del PD.

Sin perjuicio de las actividades de carácter regional

o internacional iue programen futuros organismos emanadas del

espíritu de cooperación internacional, el Comité Nacional

Darwin planificará sus actividades en un período de siete años,

a partir de septiembre de 1978. Tales actividades tienen a

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P.- "W

- 70 -

cumplir los mismos fines y objetivos ya señalados en la sec-

ción 3.

b) Etapa Regional: Coincide en el tiempo con la etapa nacional,

aunque con un obvio retraso en su iniciación. La programa -

ciórt de actividades a nivel regional estará a cargo de un or

qanismo legal, de carácter supranacional , creado por el deseo

unánimemente manifestado de Argentina, brasil, Chile, Ecuador,

Perú y Uruguay para tomar parte activa en el PD a escala con-

tinental. Por lo tanto, la primera tarea -y en la cual ya es

tamos trabajando- será la de contactar a las autoridades, or-

ganismos y agencias estatales a cargo del desarrollo científi

co y tecnológico, universidades y hombres de ciencia de esas

naciones hermanas para crear como empresa común un Comité Re-

gional Darwin; en este caso, nuestro papel se reduce a tomar

la iniciativa en este llamado y a proponer la aceptación to -

tal o parcial de los propósitos, objetivos y actividades seña

lados.

c) Etapa Internacional: Esta etapa englobará las actividades a

escala nacional y recional, y a ella están cordialmente invi-

tados individuos e instituciones de Australia, España, Estados

Unidos de Norteamérica, Francia, Nueva 'elaridia, Portugal y

Sudáfrica. Poseemos promisorios antecedentes que nos permiten

esperar la participación activa de hombres de ciencia y de di-

versas agencias y entidades privadas de estos países en nues -

tro proyecto. Como antes en la Etapa Regional, procederemos a

convocar a una reunión ampliada, probablemente a través de los

Agregados Culturales de estas naciones en Chile, con el fin de

echar las bases de un organismo consultivo, coordinador y eje-

cutivo, en el cual tendrán representación los países partici -

pantes, diversos organismos internacionales, asociaciones

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- 71 -

de científicos, etc. Al igual que en el caso anterior, pro-

pondremos a estos organismos nuestras ideas y proyectos, pa-

ra su discusión a este nivel.

El Trabajo de programación, coordinación y ejecución

En cuanto a laEtap8Nacional, la programación, coor-

dinacióri y ejecución del PD está a cargo y bajo la responsabili-

dad directa del Comité Nacional Darwin y CONICYT. Sin embargo,

se espera que en breve pueda constituírse una Corporación priva-

da a cargo de la ejecución total del Proyecto en su etapa nacio-

nal, lo que facilitará enormemente la administración del PD. El

Comité Nacional actúa a través de un Consejo en el cual están

representados diversos sectores del país, y une de sus primeras

tareas será la de formar organismos y subconités asesores, los

cuales tendrán a cargo las siguientes áreas: Historia y Ciencias

Sociales, Biología Evolutiva y Genética, Ciencias de la Tierra,

Ecología y Conservación, Extensión y Relaciones públicas y Asun-

tos Internacionales. El Comité Nacional Darwin podrá crear nue-

vos organismos asesores en la medida que el trabajo así lo requie

ra. Por otra parte, este Comité nominará e invitará a diversas

personalidades de la vida nacional a tomar parte en nuestras ac-

tividades, con lo cual se estará cumpliendo nu'stro deseo de ha -

cer del PD una empresa nacional.

Inmediatamente después de la Ceremonia de iniciación

de actividades, la Secretaría Ejecutiva iniciará una serie de

contactos con diversas autoridades universitarias, personeros del

sector privado y altos funcionarios públicos, invitándoles a par-

ticipar en nuestro proyecto.

Para terminar, quisieramos reiterar una vez más nues-

tro carácter esencialmente académico, abierto a toda crítica o su

gerencia, dispuesto a compartir las tareas que nos hemos fijado o

se nos fijen en el futuro. Nos guía únicamente el deseo de servir.

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Servir a la causa común de la Humanidad, a la paz y la compren -

sión internacional a la ciencia y a los cintíficos. Como en to

da iniciativa universitaria, pretendemos ir publicando los resul

tados de proyectos y seminarios de modo lue sean accesibles a to

do el mundo en el menor tiempo posible. Respetaremos, eso sí,

la absoluta libertad del investigador a publicar el resultado de

su trabajo en la forma y el medio que él libremente disponga.

Nuestra íntima preocupación ante la crisis actual de la ciencia

nos hará redoblar nuestros esfuerzos para asegurar al hombre de

ciencia su máximo derecho: el derecho a expresarse libremente.

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