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El Reflejo El Reflejo

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Historia de la Vida Real

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Maria Alejandra Narváez

El REFLEJO

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Maria Alejandra Narváez

El REFLEJO

Barranquilla, Atlántico, Colombiawww.librerianorma.com14 de mayo del 2013

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Con amor y aprecio para ti que estas cuando te necesito, y cuando no lo imaginas.

AtentamenteMaria Alejandra Narváez

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Por calles que tienen nombres de batallas

Voy solitario y vano.

JOSÉ MANUEL ARANGO

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Maria Alejandra Narváez

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Primero voy a describirles donde vivía para que tengan una idea de donde sucedió todo. Vivía en unas casa pequeña pero agradable, de tres cuar-tos, una sala comedor y una terraza en la parte posterior donde estacionábamos el carro, esta a su vez colindaba con el cuarto de mi madre, tenía un patio de unos doscientos metros cuadrados, con árboles frutales, lo normal. En aquel entonces no teníamos cerca de hierro.

Teníamos una cerca de arbustos sembrada de orquídeas de más o menos tres metros de altura, que nos permitía un poco de privacidad con los vecinos. Una noche, después de darme un baño, fui al cuarto de mi madre a lidiar con una espinilla que tenía una cuenta pendiente.

El baño tenía un espejo grande y había buena luz, el espejo estaba ubicado en la pared contra la ven-tana.

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Por lo que el reflejo daba hacia el patio, que por cierto estaba muy oscuro. En Bogotá la mayoría de las ventanas tienen espejos muy gruesos para que no entre el frio, pero tienen un problema, durante el día se puede ver claramente hacia afuera, pero de noche no vez mas allá de él, y como muchos sabrán, se ve mejor desde afuera y la neblina en las noches es muy fuerte y más cuando ha llovido durante el día.

El caso fue que mientras me secaba la cara, mire el espejo y como si estuviera en peligro mire el es-pejo buscando que provocaba esa sensación, pero lo único que podía ver por él, era el reflejo de un vestido gris muy desgastado detrás de mí como si flotara. Pero, solo lo pude hacer por unos segun-dos y no sé qué sucedió, pero tuve que bajar la mi-rada o algo me obligó a hacerlo y créanme no tuve valor para mirar otra vez “Tenía miedo de mirar”.

Por primera vez, sentí un miedo terrible, me sentí vulnerable, una sensación de acechó, el miedo fue tan grande que me paralicé por completo, no podía hablar, recuerdo que balbuceaba palabras

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Por lo que el reflejo daba hacia el patio, que por cierto estaba muy oscuro. En Bogotá la mayoría de las ventanas tienen espejos muy gruesos para que no entre el frio, pero tienen un problema, durante el día se puede ver claramente hacia afuera, pero de noche no vez mas allá de él, y como muchos sabrán, se ve mejor desde afuera y la neblina en las noches es muy fuerte y más cuando ha llovido durante el día.

El caso fue que mientras me secaba la cara, mire el espejo y como si estuviera en peligro mire el es-pejo buscando que provocaba esa sensación, pero lo único que podía ver por él, era el reflejo de un vestido gris muy desgastado detrás de mí como si flotara. Pero, solo lo pude hacer por unos segun-dos y no sé qué sucedió, pero tuve que bajar la mi-rada o algo me obligó a hacerlo y créanme no tuve valor para mirar otra vez “Tenía miedo de mirar”.

Por primera vez, sentí un miedo terrible, me sentí

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¿Hija, que te pasa? ¿porque estas tan pálida,? no sabía si llorar o gritar por lo que me había sucedi-do, estaba destruida, no podría creer que esto me sucediese nuevamente ya que hacía unos meses atrás había sentido esa misma sensación reflejos, voces , personas que caminaban a mi lado pero que por alguna extraña razón nadie más notaba sino que solo yo , mi mamá ya me había llevado al psicólogo anteriormente por estas situaciones , ya que perdía el sueño me estaba volviendo casi que loca , más bien me creían loca en mi casa y luego determinaron que no , que estaba perfecta no era ninguna afección psicológica y bueno desde allí empezaron a ser mucho más atentos conmigo fui a iglesias y lo único que me decía n era que era un “Don” pero que solo al crecer era que iba a comprenderlo , fue increíble porque todo eso se me paso por la mente las consultas psicológicas , la visita a la iglesia los consejos del sacerdote y la mirada de mi mamá de suspenso de miedo y pre-vención estaba tan agobiada que en ese momen-to lo que recuerdo fue que le dije, “Tengo miedo, mucho miedo” por primera vez después de todos

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Maria Alejandra Narváez

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vulnerable, una sensación de acechó, el miedo fue tan grande que me paralicé por completo, no podía hablar, recuerdo que balbuceaba palabras pero no vocalizaba nada que se entendiera y con un volumen de voz que tal vez nadie me escucha-ría, sentía como el cabello de mi nuca se eriza-ba y que la piel se me ponía de gallina, pero no podía ver nada, sentí como si el tiempo se detu-viera. Fue una eternidad. No sé cuantos minutos pasaron, pero poco a poco pude moverme, gané fuerzas o lo que estaba influenciando ese miedo se alejaba, pero pude sentir que me movía y mire nuevamente el espejo, lo que vi fue mi rostro pá-lido y con las ojeras marcadas como si no hubiera dormido en días.

Lo siguiente que hice fue intentar salir de ese cu-arto. La puerta no estaba a más de un metro pero me parecieron diez. Una vez estuve fuera de aquel cuarto me dirigí por el pasillo al último cuarto donde mi madre veía televisión. Intenté no ver por la ventana ya que esta también da hacia el pa-tio. Me pare frente a ella. Me miró y me preguntó ¿Hija, que te pasa? ¿porque estas tan pálida,? no sabía si llorar o gritar por lo que me había sucedi-do, estaba destruida, no podría creer que esto me

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MARIA ALEJANDRA NÁRVAEZ ,

NACIO EL 19 DE JULIO DE 1994

EN BOGOTÁ - COLOMBIA A SUS 8

AÑOS SE FUE A VIVIR A LA CIUDAD

DE BARRANQUILLA , ESTUDIO EN

COLEGIOS SALESIANOS TODA SU

VIDA , DESDE MUY PEQUEÑA AMO

LA ESCRITURA Y LA INVESTIG-

ACIÓN , POR ESO SU AMOR POR

SI ACTUAL CARRERA, LA CUAL ES

COMUNICACIÓN SOCIAL Y PERI-

ODISMO EN LA UNIVERSIDAD AUTÓNOMA DEL CARIBE.

el reflejo es un cuento que trata sobre una chica que una noche en su casa va y se di-rige al baño , estando allí siente una extraña presencia que la lleva a enfrentar por prim-era vez el miedo , y el misterio que toda su vida la había rodeado para descubrir que nada era una simple fantasía.