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El “roto chileno” como concepto Jonathan Yáñez Garrido [email protected] Cuando nos referimos a la palabra “roto” desde el punto de vista del uso del término para señalar a cierto individuo, o en su defecto, a un grupo social, tiene sus orígenes en los primeros tiempos de la Conquista, momento en que los españoles viajaban desde el Reino de Chile al Virreinato del Perú, haciendo esto en condiciones muy precarias, vestidos haraposamente y con baja cantidad de provisiones, lo que hizo que fueran llamados “los rotos” de Chile. Lo anterior es señalado por Oreste Plath en Epopeya del “roto” chileno: El origen de la palabra “roto” es, para muchos, sinónimo de astroso, rotoso, parchado. Pero la procedencia del vocablo es muy distinta. Se sabe que se aplicó algunos años después de la Conquista, cuando los españoles viajaban al Perú casi sin vestimenta uniforme y los más vestidos iban extraña y estrafalariamente abigarrados, lo que hizo que se les denominara a estos viajeros, “rotos”, en el sentido español de la palabra, que es ir de cualquier modo. Los viajes se generalizaron y los que iban de Chile, es decir, estos personajes, pasaron a ser 1

El Roto Chileno Como Concepto

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El “roto chileno” como concepto

Jonathan Yáñez Garrido

[email protected]

Cuando nos referimos a la palabra “roto” desde el punto de vista del uso del

término para señalar a cierto individuo, o en su defecto, a un grupo social, tiene

sus orígenes en los primeros tiempos de la Conquista, momento en que los

españoles viajaban desde el Reino de Chile al Virreinato del Perú, haciendo esto

en condiciones muy precarias, vestidos haraposamente y con baja cantidad de

provisiones, lo que hizo que fueran llamados “los rotos” de Chile.

Lo anterior es señalado por Oreste Plath en Epopeya del “roto” chileno:

El origen de la palabra “roto” es, para muchos, sinónimo de astroso, rotoso,

parchado. Pero la procedencia del vocablo es muy distinta. Se sabe que se

aplicó algunos años después de la Conquista, cuando los españoles

viajaban al Perú casi sin vestimenta uniforme y los más vestidos iban

extraña y estrafalariamente abigarrados, lo que hizo que se les denominara

a estos viajeros, “rotos”, en el sentido español de la palabra, que es ir de

cualquier modo. Los viajes se generalizaron y los que iban de Chile, es

decir, estos personajes, pasaron a ser “rotos”, no ya por su aspecto, sino

por su esfuerzo y valentía; luego se generalizó por todos los países esta

denominación. (Plath, 1957, p. 133)

Plath (1957) también nos plantea que existen distintos tipos de rotos dependiendo

de la zona geográfica del país, entre ellos: el “roto marino”, el “roto milico”, el “roto

pampino”, el “roto minero”, el “roto carrilano”, el “roto cargador”, y el “roto bandido”.

Lo expuesto nos deja en clara evidencia que el roto chileno adquiere un aura de

índole mística en nuestra alma nacional y que la intención del verdadero término

es englobar la gran masa popular de Chile, ya que recién pasada la barrera de

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mediados del siglo XIX, el bajo pueblo adquirió una especie de protagonismo

social.

Breve ensayo sobre el roto de Juan Godoy nos entrega una definición de roto con

una secuencia de características:

Tomemos, simplemente,  el camino directo a nuestro  propio corazón, al 

corazón del roto. Y mi primera nota es su angurrientismo, un puro exceso

vital. El roto no deja nada en el plato de la vida. Se lo come todo en un día.

Come en  exceso; bebe en exceso; ama en exceso; muere en exceso. Y de

aquí su radical confianza en sí mismo. Para él, lo inmanente se ha hecho

trascendente por el vivir pleno del instante. Y de aquí arrancan todas sus

virtudes y defectos. Es imposible encontrar a un roto octogenario o de poca

edad. Simplemente se es o no roto en la edad viril. El roto es pura virilidad,

aporte notable, forma y contenido, que damos y podríamos dar como algo

típicamente chileno a la cultura universal. (Godoy, 1924, p.34-35)

Hacer diversas apologías sobre el roto chileno nos lleva a entenderlo como un tipo

social único que posee cualidades que sobresalen al humano común, como lo son

pensar en un hombre pobre con ciertas características de caballero: valiente,

generoso, patriota, etc.

Esto lo señala Góngora y Sagredo (2010) en Fragmentos para una historia del

cuerpo en Chile:

Ya desde fines del siglo XIX, la participación del roto en la Guerra del

Pacífico había acentuado una mirada benévola por parte de la clase

dirigente. Benjamín Vicuña Subercaseaux expresa esa valoración, en Un

país nuevo (cartas sobre Chile) (1903), al destacar la valentía y el

patriotismo del roto, a pesar de vivir en condiciones deplorables, ser

ignorante y vicioso, incluso ratero[105]. Detrás de su apariencia frágil se

escondía una gran fortaleza: <<El roto es bajo, delgado, de rostro oscuro,

feo, de apariencia ratica [¿ráquítica?]. Las penalidades de una vida en

perpetua lucha contra el suelo y contra el indio lo han deformado. Pero

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desconfiemos de esa apariencia raquítica… El roto chileno es uno de los

hombres más fuertes de la humanidad. Se alimenta con muy poca

cosa>>[106]. Vicuña Subercaseaux, a diferencia de otros autores, plantea

que el roto era de pura sangre española, no era hijo del mestizaje, como en

otros países de América donde predominaba físicamente la herencia

indígena. En su opinión, el mapuche no se había mezclado con el

conquistador español[107]. (2010)

De acuerdo a lo anterior, se infiere que los oficios del roto chileno son variados y

en cada cosa que realiza pone todas sus ganas y entrega para realizarlo de buena

manera. La historia nos destaca el vigor y lo tenaz que llega a ser el roto chileno,

considerándolo, incluso, un héroe tras el triunfo de Chile ante la Confederación

Perú-Bolivia durante la Guerra del Pacífico.

El concepto de roto ha calado tan hondo en la identidad chilena que incluso es un

ser protagónico en la literatura, clara evidencia es el texto El Roto de Joaquín

Edwars Bello:

Detrás de la Estación Central de Ferrocarriles, llamada también Alameda,

por estar a la entrada de esa avenida espaciosa que es orgullo de los

santiaguinos, ha surgido un barrio sórdido, sin apoyo municipal. Sus calles

se ven polvorientas en verano, cenagosas en invierno; cubiertas

constantemente de harapos, desperdicios de comida, chancletas y ratas

podridas. Mujeres de vida airada rondan por las esquinas al caer la tarde;

temerosas, completamente embozadas en sus mantos de color indeciso,

evitando el encuentro con policías. (1920, p.15)

[...] El hacendado típico chileno, personaje híbrido, con palco en la ópera y

sillón en la cámara, no puede ver en la agricultura sino un medio para

lucrarse y satisfacer sus vanidades en la capital; es una máquina para

exprimir y nada más. No es extraño que el campesino permanezca en

condiciones de ignorancia y miseria. Lo que produce el campo lo traga la

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ciudad en una forma descorazonante, sin recibir ninguna recompensa el

brazo que suda o la tierra generosa que da ciento por uno. (1920, p. 102)

Respecto a lo anterior, Edwars Bello nos expone al roto chileno como un retrato de

la cuestión social vinculada a una visión romántica, llevándonos al mundo de los

pobres con una mirada cercana y reconocible de acuerdo a nuestra vida cotidiana.

Finalmente, el concepto de roto en la actualidad nos muestra algo contrario a lo

que se viene tratando, para afirmar esto, la Real Academia Española (2001) nos

define este término como: “Persona mal educada, de modales groseros.”

Sin duda que la definición señalada en la RAE no nos identifica con el concepto de

roto que se viene tratando, ya que éste, contrario a lo que se señala, nos llena de

orgullo, rescatando el valor positivo de lo original en cuanto a lo que ser roto se

refiere.

Referencias

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Atenea / Universidad de Concepción. Concepción : La Universidad, 1924- v., n° 163 (1939) Godoy, Juan. Breve ensayo sobre el roto. p. 33-40.

Edwards Bello, Joaquín (1920). El roto. Santiago: Editorial Chilena. pp. 15 y 102.

Góngora, Álvaro y Rafael Sagredo (2010). Fragmentos para una historia del cuerpo en Chile. Editorial Taurus.

 Plath, Oreste (1957). Nicomedes Guzmán. ed. «Epopeya del «roto» chileno» (HTML).Autorretrato de Chile (Santiago: Empresa editora Zig-Zag): pp. 133-147. Consultado el 11 de septiembre de 2014.

«roto, a», Diccionario de la lengua española (22.ª edición), Real Academia Española, 2001, consultado el 13 de septiembre de 2014.

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