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Filologías Revista No. 1
Enero-Abril, 1, 2015
Filologias.gnomio.com
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El uso de la amplificatio en uno de los decires amorosos
moralizantes de Juan de Mena: Análisis del poema
¡Ay dolor del dolorido!
Marucha Claudia Piña Pérez
Universidad Autónoma Metropolitana-Iztapalapa [email protected]
RESUMEN:
La amplificatio es un concepto que procede de la Antigüedad clásica y englobaba un
conjunto de procedimientos utilizados en el desarrollo de un argumento; en las artes
poetriae de los siglos XII y XIII se retoma el concepto de amplificatio para definir un
conjunto de técnicas destinadas al aprendizaje de ideas de comprensión difícil, a partir
de la repetición de un mismo tema, res, y la variación formal, verba. En este artículo y
bajo esa perspectiva, se analizan las coplas del decir titulado “¡Ay el dolor del
dolorido!” de Juan de Mena; en donde, por la amplificatio del sufrimiento del
enamorado, se hará patente el excesivo rigor de la mujer hacia éste, quedando a su
vez como evidencia de su crueldad.
PALABRAS CLAVE: amplificatio, amada cruel, Juan de Mena.
a teoría de la amplificatio de la retórica clásica no sólo dejó un claro testimonio
en las poetriae de los siglos XII y XIII. Además, pasó a la Edad Media a través
de diversos medios y se enriqueció con las actualizaciones e interpretaciones de
los escritores medievales en sus obras, tanto en latín como en lengua vulgar; por lo
anterior, considero que aparte de las teorizaciones hechas por los teóricos clásicos y
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medievales, Quintiliano1 y Vinsauf2 fundamentalmente, es necesario pensar que la
amplificatio fue aprendida por los autores por medio de la imitatio de los modelos
1 De acuerdo con Quintiliano en la producción de un discurso hay cuatro géneros de amplificatio que
corresponden a cuatro tipos de procedimientos: incremento (incremento), comparatione (comparación), ratiocinatione (raciocinación) y congerie (acumulación) (Quintiliano, Institutionis oratoriae, VIII, IV, p. 216).
Estos procedimientos ayudaban al oratore a llamar la atención del auditorio sobre los aspectos de la materia
que defendían su causa. El incrementum consiste en nombrar varios hechos que anteceden a la res considerados de menor intensidad e irlos graduando hasta llegar a la res que se representa como grado
máximo (Quintiliano, Institutionis oratoriae, VIII, IV, pp. 216-219); en cuanto a la comparatio Quintiliano
indica que consiste en realzar las cualidades de un objeto a partir de su comparación con cosas menores (Quintiliano, Institutionis oratoriae, VIII, IV, p.219); la ratiocinatio en cambio es un procedimiento en el que
se debe deducir la razón que se quiere amplificar: “quod haec amplificatio alibi posita est, alibi valet: ut aliud crescat, aliud augetur, inde ad id, quod extolli volumus, ratione ducitur” (Quintiliano, Institutionis oratoriae,
VIII, IV, p. 220); es decir, es una amplificación indirecta por medio de la coiectura, pues son las
circunstancias que acompañan al objeto las que se amplifica (Lausberg, Manual de retórica literaria, t. II, p. 343). Finalmente la congeresis es la amplificación a través del amontonamiento de palabras y sentencias que
significan lo mismo: “Potest adscribi amplificationi congeries quoque verborum ac sententiarum idem significantium. nam etiam si non per gradus ascendant, tamen velut acervo quodam adlevantur”
(Quintiliano, Institutionis oratoriae, VIII, IV, p.224). 2 Como explica Geoffroi de Vinsauf en la Poetria nova el desarrollo del discurso se da a partir de la variación formal, Vinsauf compara el desarrollo del discurso con los cambios en el vestuario, a través de esta
comparación se establece que pensar en una misma sentencia que asume diversos cambios de vestido es replantear lo dicho con anterioridad cambiando las palabras, buscando que la forma sea variada, mientras el
contenido es el mismo:
[...] Si facis amplum,
Hoc primo procede gradu: sententia cum sit
Unica, non uno veniat contenta paratu, Sed variet vestes et mutatoria sumat;
Sub verbis aliis praesumpta resume; repone Pluribus in clausis unum; multiplice forma
Dissimuletur idem; varius sis et tamen idem.
(Vinsauf, “Poetria nova”, vv. 219-225, p. 204).
Ahora bien, la ampliación o desarrollo del discurso tiene un propósito a nivel del aprendizaje del contenido, pues implica repetir el mismo contenido varias veces para que sea captado y entendido:
Est gradus ulterior quando, quia transilit aures
Dictio, vox curta, fit sermo vicarius ejus In serie vocum longa serieque morosa
(Vinsauf, “Poetria nova”, vv. 226-228, p.204).
De forma que podemos establecer que, de acuerdo con lo expuesto por Geoffroi de Vinsauf en la
Poetria nova, la ampliación del discurso a través de la variación de los recursos formales tiene un propósito didáctico, pues implica la repetición de un mismo contenido que es difícil para ser comprendido.
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clásicos y vulgares. De ahí que cada escritor haya contribuido con su apropiación y
actualización de la amplificatio; por lo anterior, si bien creo que el estudio de los
posicionamientos teóricos en torno al discurso retórico es un punto de partida
indispensable para el entendimiento del fenómeno discursivo medieval, considero que
es necesario privilegiar el análisis textual para comprender de forma cabal la
apropiación y actualización que los autores hacen acerca de las herramientas teóricas.
En mi opinión, la aplicación de la amplificatio en la poesía amorosa de Cancionero es
heredera tanto de la tradición clásica como de la apropiación medieval expuesta en las
poetriae. De forma que en los decires es posible la observación de ambas funciones:
argumentativa y didáctica; como se verá en el análisis de los poemas amorosos
moralizantes de Juan de Mena, la amplificatio cumple una función argumentativa pues
está relacionada con el cortejo amoroso (función cortés); y también una función
didáctica porque a partir de su uso se pretende demostrar que el amor es peligroso,
por lo que es mejor evitarlo (función didáctica).
Los decires amorosos moralizantes de Mena son tres: “A ti sola turbaçión”, “Ay,
dolor del dolorido” y “Cuidar me faze cuidado”. En estos poemas, el enamorado lírico
tiene dos interlocutores: los miembros de la corte y la amada. Además, existen dos
propósitos: una intención moralizante, pues se pretende convencer a los cortesanos de
que la pasión amorosa es peligrosa, por lo que es mejor evitarla; y por otra parte hay
un propósito cortés, ya que el enamorado pretende convencer a su amada de su
sufrimiento para conseguir así su piedad y la obtención de su amor; esto genera una
tensión entre ambos propósitos; sin embargo en “A ti sola turbaçión” y “Cuidar me
faze cuidado” esta tensión es sólo aparente, pues el enamorado lírico presenta una
visión muy pesimista del amor al haber dado por perdida la posibilidad de obtener el
amor de su amada debido al excesivo rigor de su dama. De forma que, en realidad la
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amplificatio del sufrimiento del enamorado se encuentra al servicio de la intención
didáctica porque su propósito es fundamentar la peligrosidad del amor. En cambio,
como se verá, en el poema “Ay dolor del dolorido” la tensión entre el propósito cortés y
la función didáctica se mantiene hasta el final del decir, pues la amplificatio cumple en
realidad dos funciones: 1) defender el amor (función cortés) y demostrar que el amor
es peligroso por lo que debe ser evitado (función didáctica).
Análisis de “¡Ay dolor del dolorido!”
El decir se compone de doce coplas de arte menor de rima abbaacca, con excepción
de la copla FIN que consta sólo de cuatro versos con rima abba. Este poema, al igual
que la mayoría de los decires de Mena, tiene una composición tripartita: exordium,
narratio y conclusio. En el exordium (coplas I-IV) se establecen los dos interlocutores
del amante lírico, pues como veremos, la descripción de las desventuras del amador es
dirigida tanto a la amada como a los miembros de la corte. Así, en distintos momentos
se apostrofa a ambos tipos de receptores. En la copla XI a los cortesanos: “mirad,
señores, la vida / que tengo con quien me tiene” (vv. 31-32, p. 173), y al final de la
copla X a la amada: “y aun a vos, si bien paresce” (v. 80, p. 176). Junto con la
dualidad de receptores también encontramos dos propósitos, el primero cortés:
convencer a la amada de que en virtud del servicio amoroso, ella está obligada a
corresponder al amador3 y un segundo propósito didáctico: que los cortesanos tomen
3 Clive Stoples Lewis llamó tempranamente la atención sobre la estructuración de las relaciones amorosas
entre hombre y mujer; señala que éstas se configuran a partir de las relaciones feudales entre señor y vasallo. Se concede a la amada la posición del señor feudal y se le otorga un nivel jerárquicamente superior
al enamorado: “El amante es el criado de la dama. A ella se dirige llamándola midons que etimológicamente
significa no my lady, sino my lord” (Lewis, La alegoría, p. 2); por lo que corresponde al hombre rendirle servicio y homenaje. En virtud de la configuración del amor a partir del contrato vasallático, el amor implica
una noción de reciprocidad, ya señalada por Alfred Jeanroy. De acuerdo con el estudioso, en el contrato vasallático entre siervo y señor, ambos adquieren derechos y obligaciones (La poésie lyrique, p. 131). Así,
configurado el amor a partir del vasallaje feudal, la noción del servicio amoroso implica una relación de
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ejemplo del sufrimiento del amante lírico para evitar caer en el amor. También se
establecen en estas primeras coplas los temas, res, que se amplificarán a lo largo del
decir: 1) el sufrimiento injustificado del enamorado y 2) la excesiva crueldad de la
amada. Ambos temas aparecerán entrelazados en la narratio, pues el yo lírico
constantemente contrasta su dolor con la crueldad de la amada con la intención de
enfatizar la maldad de ella.
La narratio se desarrolla de las coplas V a la copla X y en ella se hiperboliza el
sufrimiento del amante lírico a través de los tópicos de la cuita y la muerte de amor. El
dolor causado por la pasión amorosa es comparable con la agonía de la muerte, por lo
que se rechaza la vida. El enamorado asegura que si la amada no lo ama, él también
debe dejar de amarse, con lo que se actúa contra la razón al no sentir benevolencia
hacia con él mismo e insistir en amar a quien no lo ama; además el amante asegura
que la amada también actúa contra la razón al no amar a quien la ha amado con
constancia y lealtad.
La conclusio corresponde a las coplas XI y a la última copla FIN. En la copla XI
se resuelve la tensión entre el sufrimiento del enamorado y la crueldad de la amada,
ya que él asegura que en el terreno amoroso su posición es mejor que la de su amada
porque es mejor sufrir por amor a no amar. Postura que se contradice con el punto de
vista moralizante que se expone en la copla FIN, donde se retoma el propósito
didáctico y el amante lírico solicita a los cortesanos tomar “castigo”, es decir, ejemplo
de su sufrimiento y evitar amar.
reciprocidad entre la amada y su enamorado. Y tal como ocurre en el contrato vasallático, adquieren
particular importancia tanto la superioridad de la amada como la lealtad del amante. El enamorado rinde homenaje y a cambio solicita con derecho el estado de bienestar que deberá ser otorgado por su señora, en
palabras de George Duby: “Calcadas de las estipulaciones del contrato vasallático, las cuales obligan al señor a devolver al buen vasallo todo cuanto reciba de él, las reglas del amor cortés obligan a la elegida, como
precio de un servicio leal, a entregarse finalmente por entero” (“El modelo cortés”, p. 320).
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Las técnicas de la amplificatio que se emplean son básicamente la figura
etimológica,4 la collatio occulte, la prosopopeia y en menor medida la hyperbole5 y la
exclamatio.6
El poema inicia con la exposición del sufrimiento del amador, pues desde la
primera copla se plantea una de las res principales del poema: el sufrimiento
injustificado del enamorado que será amplificado a partir del uso de la exclamatio; y
también a partir del empleo de la hyperbole de los versos 3-4 y de la figura
etimológica: dolor-dolorido, olvida-olvidado, fallesçido-fallesçe, serviendo-servido:
¡Ay dolor del dolorido
que no olvida cuidado! pues que antes olvidado
me veo que fallesçido, ya fallesçe mi sentido
e mis penas van cresçiendo,
después que gané serviendo por do pierdo lo servido
(vv. 1-8, p. 171).
4 Como indica Bice Mortara Garavelli, la figura etimológica es la repetición de la raíz de una palabra (Manual de retórica, p. 241). De acuerdo con Edmond Faral, la figura etimológica sería una de las formas de la
interpretatio planteadas por Geoffroi de Vinsauf (Faral, Les arts poétiques, pp. 63-64); sin embargo, como la interpretatio implica propiamente la utilización de sinónimos y en la figura etimológica es la raíz de la misma
palabra la que se repite, desde mi punto de vista, la figura etimológica estaría más bien relacionada con la
conduplicatio, que es definida en Ad Herennium como la repetición de una o más palabras con el propósito de amplificar o conseguir la piedad: “Conduplicatio est cum ratione amplificationis aut commiserationis
eiusdem unis aut plurium verborum iterario” (Ad Herennium, IV, XXVIII, p. 324). 5 La hyperbole no está considerada como tal dentro de las técnicas de la amplificatio en las artes poetriae
medievales; sin embargo a mi modo de ver, sí es una figura que produce el incrementum descrito por
Quintiliano a nivel conceptual, pues como se indica en la retórica Ad Herennium: es un discurso en el que se exagera la verdad, ya sea que se magnifique o se disminuya: “Superlatio est oratio superans veritatem
alicuius augendi minuendive causa. Haec sumitur separatim aut cum conparatione” (Ad Herennium, IV,
XXXIII, p. 338). 6 De acuerdo con Vinsauf, el uso principal de la exclamatio es expresar dolor y es una de las formas de la
apostrophe (Vinsauf, “Documentum”, p. 276), para Lausberg: “es la expresión del efecto mediante la pronuntiatio aisladora y elevada, que es igualmente propia de la interrogatio” (Manual de retórica, II, p.
223). Como veremos, Mena utiliza la exclamatio para exagerar el dolor y la indignación.
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Mena utiliza hábilmente la figura etimológica para insistir sobre la sensación de dolor:
dolor-dolorido, que se encuentra cercana a la muerte: fallesçido-fallesçe; y que es
resultado de la desesperanza que le produce el ver que todos sus esfuerzos han sido
en vano para conseguir el amor de su amada.7 En lo que se refiere a la figura
etimológica: olvida-olvidado, ésta funciona como opositio entre la lealtad del
enamorado lírico que “no olvida cuidado”; es decir que sigue fiel sirviendo a su amada,
y la indiferencia de ella que ya lo ha “olvidado”.
En la siguiente copla, se utiliza nuevamente el recurso de la figura etimológica
para incrementar los estados emocionales en torno al sufrimiento del amador:
tristezas-triste; y cativo-cativedad. Además, se emplea la collatio occulte propia de la
tradición del servicio amoroso, en donde el proceso amoroso se compara con el
servicio de vasallaje del siervo que busca, a cambio de servir con lealtad a su señor, el
ser recompensado a partir de la obtención del galardón:8
Quantas mi servir ganó
de tristezas ganaré, yo triste que más seré
y menos que quanto só. (vv. 9-12, p. 171)
7 A partir de la figura etimológica: serviendo-servido se pone de manifiesto que en el proceso del cortejo
amoroso, el enamorado lírico ganó “serviendo” algunos dones otorgados por la amada, pero que ahora ha
perdido “lo servido”. 8Martín de Riquer explica que el merecimiento es equivalente a la merces de las relaciones vasalláticas,
“favor, benevolencia, piedad, condescendencia” que el señor otorga a sus vasallos (Riquer, “Introducción a la lectura”, p. 89). Cabe señalar que una vez trasladado el código feudal al plano amoroso, términos como
el “merecimiento”, que solicitan los trovadores a las damas, pueden tener concretizaciones diversas, pues,
aunque el “merecimiento” puede ser entendido como piedad o condescendencia, según Alfred Jeanroy, entre los primeros trovadores como Cercamon, Raimbaut d’ Orange, Bertrán de Born, y Guillem Adhémar
este término también indicaba una manifestación de amor más concreta como un beso (La poésie lyrique,
p. 102). Lo mismo vale para el “galardón”, botín de guerra, cuyo significado varía desde una sonrisa hasta la entrega total de la amada. Para Pierre Le Gentil el galardón puede ser “un sourire, un cadeau, un baiser”
(La poésie espagnole, p.79); mientras que Lillian von der Walde plantea que “la amplitud del vocablo es ciertamente mayor, y con mucha frecuencia encierra un sentido de recompensa sexual” (“El amor cortés”,
p. 18).
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La mención del vasallaje amoroso es importante, pues en él se fundamenta la razón
cortés que argumenta la obligatoriedad de la amada.9 Además, se emplea la collatio
occulte de la cárcel de amor, poniendo énfasis en lo injusto del trato amoroso, ya que
el amador está preso –enamorado-, mientras que la amada continúa libre porque ella
no ama; la caída en el amor se establece a partir de la prosopopeia de la libertad; y el
sentido del desasosiego se amplifica con el empleo de la dubitatio:10
¿Qué faré cativo, yo que perdí mi libertad,
ganando cativedad de quien, libre, me robo?
(vv. 13-16, p. 172)
En la copla VI, se continúa con la amplificatio de la tristeza del enamorado, por medio
de la prosopopeia del “desear”, del “tormento” y del “perdimiento”; recurso retórico a
partir del cual el amador alude a lo terrible que resulta el deseo no correspondido; y la
salida a ese deseo es catastrófica, pues el enamorado lírico considera que, dado que
no cuenta con la aprobación y el amor de la amada, lo mejor será que deje de amarse
a sí mismo. De esta forma se produce un efecto de incrementum que culminará en las
siguientes coplas con el deseo de la muerte del amador:
Sabiendo mi desear
lo que dubda mi tormento, creeré mi perdimiento
que se pierde per dubdar;
a la fin, del mal pasar
9 Vid., supra, n. p. 3. 10 La dubitatio de acuerdo con la retórica Ad Herennium es cuando el hablante parece dudar en cuanto a la
utilización de las palabras que debe usar en su discurso: “Dubitatio est cum quaerere videatur oratur utrum
de duobus potius aut quid de pluribus potissimum dicat” (Ad Herennium, IV, XXIX, p. 328); mientras que de acuerdo con Vinsauf, la dubitatio se refiere a manifestar dudas en torno a las cosas de las que queremos
hablar: “Dubitatio est color quando dubitamus de doubus vel de pluribus quod eorum velimus dicere” (“Documentum”, p. 277). Como se verá, en el poema de Mena, la dubitatio no se refiere propiamente a qué
discurso usar sino a qué hacer.
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non de poco atribulado,
pues que só tan desamado, yo me devo desamar
(vv. 41-48, p. 174)
Posteriormente, a través de la combinación de la collatio occulte y la prosopopeia, el
autor consigue incrementar el sufrimiento del enamorado que va de la tristeza a la
locura, y de ahí a la posible muerte por amor. Así, a partir de la siguiente copla se
emplea nuevamente el uso de la collatio occulte, que al ser continua se convierte en
una alegoría, y las prosopopeiae de la pasión, el coraçón y la razón, para volver sobre
lo absurdo de las penas del amador a quien el sufrimiento propio del proceso amoroso
lo hace ir en contra de la razón al seguir amando, es decir, que lo lleva hacia la
locura:11
Los dichos de mi pasión
11 La relación entre el amor y la locura se encuentra tipificada en el pensamiento médico medieval. De
acuerdo con Bernardus de Gordonio: “el amor que hereos se dize es propia pasión del cerebro” (Lillium, fol.
60v.) Como consecuencia, el heroes corrompe la razón y anula la capacidad del juicio; por lo que el enfermo no es capaz de distinguir la imagen falsa:
E tanto esta corrompido el iuyzio y la razon que continua mente piensa en ella y dexa todas sus obras: en tal manera q<ue> sy alguno fabla conel non lo entiende: porq<ue> es en
continuo pensamiento ... y el iuyzio d<e>ssos es corrupto. E por esso dize el versificador.
q<ue> el que ama la rana piensa que es estrella diana. E dezia otro versificador todo enamorado es ciego: porque el amor no es derecho arbitro. Porq<ue> el disforme pecho
iuzga ser fermoso (Lilium, f. 60r.).
Juicio que es compartido por el doctor Villalobos, quien plantea la anulación de las potencias intelectivas a
causa de la imaginación:
y el entendimiento despues que alla entro
por falsos testigos tan falsa sentencia la qual por injusta contino aprobo
perdio su juyzio sus fuerças perdio
perdio su razon su consejo y prudencia helos todos ciegos a causa de vn ciego
ques el pensamiento y la imaginatiua (Sumario, f. 5r.).
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del todo non satisfazen
los agravios que me fazen las penas al coraçón:
ca peno contra razón
(vv. 49-54, p. 174)
A continuación, se hace referencia a la collatio occulte de la muerte de amor; a partir
del término “muero” se plantea lo extremo del sufrimiento del enamorado y se pone
énfasis nuevamente en lo irracional de su sentir, dado que sufre por alguien que lo
“mata”, es decir que lo deja morir de sufrimiento; el hecho irracional se compara,
collatio aperte, con el que “sirve”, es decir que corteja a una mujer sin esperar el
“galardón”, la obtención del amor de la amada. De esta manera, se amplifica lo
irracional de la condición del enamorado, pues él se encuentra en ambas
circunstancias, sufre por quien no lo ama y corteja a una dama que no lo
corresponderá:
e muero por quien me mata, como aquel que non acata
de servir por galardón
(vv. 54-56, p. 174)
Posteriormente en la copla IX, se vuelve a emplear la prosopopeia en combinación con
la collatio occulte, metáfora de la muerte de amor, para exagerar el sufrimiento del
enamorado asegurando que su dolor es comparable a la agonía de encontrarse varias
veces en peligro de morir:
Muchas muertes he trobado pensando trobar la vida;
no hallé muerte complida,
mas ellas han me hallado. (vv. 65-68, p. 175)
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La collatio occulte, metáfora de la muerte de amor, se emplea nuevamente en la copla
IX, para reforzar la idea de que el enamorado ha sufrido tanto por la amada que se
encuentra en riesgo de morir. Con lo que se llega a la cúspide del sufrimiento del
enamorado a partir del uso de la collatio occulte y la prosopopeia, pues el enamorado
ha sufrido tanto que después de perder la razón, ahora se encuentra en peligro de
muerte. Además, el desasosiego del enamorado lírico se amplifica con el uso de la
exclamatio:
¡O triste de mí! Cuitado de cuitas, pena mortal:
(vv. 69-70, pp. 175-176)
En lo que se refiere a la res en torno a la crueldad de la amada, ésta se desarrolla
particularmente a partir de la copla III, en la que se hace énfasis en la injusticia que
comete la amada al no corresponder al amor del enamorado lírico. Se retoma la
collatio occulte del servicio amoroso y se recurre nuevamente a la figura etimológica:
cobraré-cobrarlas, perder-perderme-perder-perdido. Así, a partir del empleo de la
figura etimológica se insiste acerca de la sensación de pérdida desesperada del amante
lírico, quien ya no tiene ninguna posibilidad de obtener el amor de su amada y a
cambio de su devoción sólo ha ganado “cuitas”, es decir dolor:
En perder quanto esperava tantas cuitas cobraré
que en cobrarlas perderé
quien perderme deseava; (vv. 17-20, p. 172)
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De esta forma, en estos versos se juega con la opositio entre lo que el amador ha
perdido y lo que cobrará, ganará a cambio de su servicio amoroso únicamente
sufrimiento; mientras que, por el contrario, ella que lo ha ganado como siervo ha
decidido perderlo; es decir, no reconocer el vínculo del vasallaje amoroso. Así, el
enamorado lírico insiste en lo injusto de su situación.
Posteriormente, en el segundo cuarteto, el amador vuelve a poner énfasis en la
falta de piedad y justicia de su amada al nombrarla a través del epíteto “la cruel”; y,
por medio de la continuación de la collatio occulte, el amador insiste nuevamente en
que el comportamiento de la dama contrasta con la lealtad y humildad mostrada por
él, pues ella prefiere dejarlo perder en el sentido de que prefiere no tenerlo, a pesar de
que él ya es un “perdido”, pues está perdido de amor por ella:
la cruel que me penava e mis penas non requiere,
non sé por qué perder quiere
un perdido que ganava (vv. 21-24, p. 172)
La collatio occulte del servicio amoroso continúa en la siguiente copla, junto con el uso
de la figura etimológica: perder-pierde-perdida:
Cobrará, si me detiene
en perder e non me pierde, tal vengança que recuerde
la pérdida que me viene; por que en mi vida más pene
la pena sin bien avida
(vv. 25-30, pp. 172-173)
Después, el autor continúa con la collatio occulte referente al servicio amoroso y el uso
de la figura etimológica: cumplir-cumplida-cumple-cumplía. De esta forma, el
enamorado lírico pone de manifiesto su desasosiego al expresar que a pesar de todo el
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dolor hasta ahora padecido, al parecer aún no ha cumplido con los sufrimientos
impuestos por la amada, pues estos no terminan:
Bien tuve que non tenía de cumplir sobre mi mal
cumplida pena nin tal qual cumple; que non cumplía
(vv. 33-36, p. 173)
A continuación, se insiste sobre el excesivo rigor de la amada, pues a partir de la
prosopopeia del “dolor” y el “deseo” del amante lírico, se establece que ambos siguen
siendo deudores, es decir, que estas emociones no han sido suficientes para cumplir
con las exigencias de la dama:
el dolor que poseía
a bueltas con el deseo, por cabsa de quien poseo
la mucha trsteza mía.
(vv. 37-40, p. 173)
Como vemos, el enamorado lírico alude a su amada a partir de la circumlocutio12: “por
cabsa de quien poseo / la mucha tristeza mía” (vv. 39-40, p. 173).
12 En la retórica Ad Herennium, aparece como circumitio (Ad Herennium, IV, XXXII, p. 336); y como indica Vinsauf en la Poetria nova, la perífrasis o circumlocutio es acudir a referencias en torno a las cosas para
alargar el discurso en lugar de hacer referencia a ellas a través de su nombre:
Longius ut sit opus, ne ponas nomina rerum:
Pone notas alias; nec plane detege, sed rem
Innue per notulas; […] (Vinsauf, “Poetria nova”, vv. 229-231, p. 204)
En el Documentum, Vinsauf plantea de manera más clara que, en el caso de la circumlocutio, en lugar de
referirse a las cosas por su nombre se habla de ellas a través de las circunstancias que la rodean:
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Posteriormente, el amante lírico vuelve a poner énfasis en la crueldad de la
amada en la copla VIII, en la que se emplea nuevamente la figura etimológica: desea-
deseando, y a partir de este recurso, el yo lírico regresa otra vez sobre la crueldad de
la amada y la injusticia que él ha recibido de ella al ser condenado a no satisfacer su
deseo y obtener el amor de su dama; por lo que morirá deseando, superlatio o
hyperbole que contribuye a sobredimensionar su tristeza:
o, si quieres que así sea,
non quieras quien te desea que fenesca deseando
(vv. 62-64, p. 175)
De esta forma, a partir de la figura etimológica, la collatio occulte, la prosopopeia y la
hyperbole se amplifica el sufrimiento del enamorado que contrasta con la crueldad de
la amada.
En cuanto a los propósitos del poema, al final del decir, en la conclusio, se
plantea el doble propósito, primero el cortés, pues el amador alude a la razón cortés
que justifica el amor, es decir, que no se debe vivir sin amar:13
“Circumlocutio similiter auget materiam. Est enim circumlocutio quando sententiam aliquam dicturi cam nom
directe dicimus, sed quasi in circuitu ambulamus et per quasdam circumstantias sub ampliori serie verborum
ipsam insinuamus” (Vinsauf, “Documentum”, p. 273). En los decires, Mena suele utilizar este recurso para referirse veladamente a la amada. 13 La tradición del amor cortés surge en el contexto cultural de la corte y por tanto reproduce el ethos feudal y el ideal cortesano; y como indican Martín de Riquer, Alfred Jeanroy, Pierre Le Gentil y Frank Domínguez en
la tradición del amor cortés el término cortesía abarca un conjunto de virtudes que deberá tener el
enamorado y conforman un código de conducta a partir del cual se regula la pasión amorosa (Jeanroy, La poésie Lyrique, p. 102; Pierre Le Gentil, La poésie espagnole, p. 81; Frank Domínguez, Love, p. 20). De
acuerdo con Martín de Riquer: “En los versos trovadorescos la cortezia es una noción muy concreta, aunque
muy amplia, pues supone la perfección moral y social del hombre del feudalismo: lealtad, generosidad, valentía, buena educación, trato elegante, afición a juegos y placeres refinados, etc.” (Riquer, “Introducción
a la lectura”, p. 85); y el seguimiento de estas virtudes no es un fin en sí mismo, pues con ello busca demostrar que es digno de la amada: “El trovador, pues, se ve precisado a acentuar dos aspectos. Por una
parte ha de demostrar que la fin’ amors ha acrecentado en él todos los valores y las virtudes de la cortesía,
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De bevir sin desear
quantas vezes he memoria, mi dolor es mayor gloria
que la bida sin amar
(vv. 81-84, p. 176)
Y la razón cortés nuevamente funciona para solicitar el amor de la amada, pues el
amador reitera su papel de amante virtuoso a través del empleo de la dubitatio:
Quando bivo con pesar enfigiendo de amador
¿qué faría con favor
de la que amo sin par? (vv. 81-88, pp. 176-177)
En lo que se refiere al propósito didáctico, éste se expone en la última copla FIN: el
resto de los varones deberían tomar ejemplo de las penas del amante lírico para tener
cuidado y no caer en el amor:
FIN
Bien puede considerar
quien sopiere mi dolor de las vidas la mejor
e en la mia castigar (vv. 89-92, p. 177)
Como vimos, el decir “Ay dolor del dolorido” tiene dos receptores: los cortesanos y la
amada; y esta dualidad se acompaña con un doble propósito: 1) la petitio cortés, en la
que se pretende convencer a la amada para que otorgue su amor; y 2) un propósito
didáctico, pues el enamorado lírico busca servir de ejemplo para que los demás
perfección moral y social que intentará alcanzar gracias a su empeño en hacerse merecedor del premio de la dama, que sólo estará dispuesta a otorgárselo si lo cree digno de ella.” (“Introducción a la lectura”, p. 87).
En mi opinión, es en este ideal cortesano en el que se fundamenta lo que llamo la razón cortés, pues de acuerdo con este ideal, el modelo del hombre de la corte debía tener las características del amante virtuoso.
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miembros de la corte aprendan que el amor es peligroso porque conlleva un gran
sufrimiento; y para conseguir ambos propósitos se amplifican dos res: 1) el
sufrimiento del enamorado y 2) la crueldad de la amada. Ambos temas se encuentran
entrelazados, pues a partir de la amplificatio del sufrimiento del enamorado se hace
patente el excesivo rigor de ella, evidencia de su crueldad.
Así, en este decir, Mena utiliza la collatio occulte para sobredimensionar la
sujeción del enamorado al compararlo con la pérdida de la libertad en la cárcel de
amor y el dolor del amador con la agonía de la muerte. Además, se utiliza la metáfora
del servicio amoroso para aludir a los vínculos del vasallaje que han sido rotos por la
amada; y la figura etimológica, la prosopopeia, la exclamatio y la hyperbole para la
amplificatio del sufrimiento amoroso.
A través del empleo de la figura etimológica se insiste en el dolor del amante
lírico por medio de la acumulación semántica en torno a los conceptos relacionados con
el sufrimiento; mientras que la prosopopeia cumple la misma función a través de la
personificación de los estados de ánimo del enamorado, lírico y la exclamatio y la
hyperbole son utilizadas en la exageración del padecimiento amoroso.
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