elementos para una pragmática integral

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    ELEMENTOS PARA UNA

    PRAGMTICA INTEGRAL

    Apuntes de clases para alumnos dePsicologa de la Comunicacin II (UDP)y Lenguaje y Comunicacin (U. Central)

    2 Semestre 2008

    EDUARDO LLANOS MELUSSA

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    INTRODUCCIN

    El presente escrito tiene un origen bastantecircunstancial. En 2001 decid preparar unapunte introductorio que hiciera accesibles aestudiantes de psicologa ciertas nocionesprovenientes de la lingstica (presuposicionessemnticas y pragmticas) y otras tomadas de lalgica y/o de la epistemologa (abduccin,implicacin), a fin de mostrar cmo talesnociones nos entregan claves valiosas paracomprender y aprovechar los aportes de algunasdisciplinas por las cuales los psiclogos noparecen interesarse mayormente.

    En principio, mi intencin era ofrecer unmaterial didctico, sin tecnicismos y muy breve.En la prctica, el escrito fue engrosndose hasta

    alcanzar ahora la extensin de un opsculo.Con todo, se trata slo de apuntes sobre un

    par de unidades de la asignatura, que en suversin anual consta de diecisis unidades. As,pues, este documento no cubre ms que unanfima parte del contenido programtico.

    Su posible importancia radica ms bien ensu orientacin psicolgica: tanto lasexplicaciones como las aplicaciones apuntan amostrar la pertinencia profesional de ciertasideas y desarrollos tericos surgidos encontextos ni profesionalizantes ni psicolgicos.

    Si el nuestro fuera un curso de pragmticadel lenguaje impartido para estudiantes delingstica, nos hubiera bastado con remitir a lalectura de ciertos textos didcticos y/oespecializados, como los que de hecho se hanincluido en la bibliografa obligatoria del curso yen el listado mucho ms amplio que seconsigna aqu mismo (pp. 74 ss). En cambio, hepuesto el acento en mostrar la relevanciatransversal de la dimensin pragmtica, comn acualesquiera personas (estudiantes oprofesionales) que en algn sentido enfrenten las

    peculiaridades de la comunicacin humana.

    En caso de seguir creciendo, este apuntedebera abordar cuatro nuevos tpicos de lapragmalingstica actual: la argumentacin, larelevancia, la cortesa y los conflictos en lainteraccin. Aunque los tres primeros de esostemas estn expuestos respectivamente en los

    captulos VI, VII y VIII de Escandell (1993,1999), requieren un abordaje que integreconocimientos ajenos a la lingstica y queincluya una perspectiva psicolgica. As, unafutura ampliacin del escrito tambin deberaabordar el acto de escucha (complementoindispensable de la nocin de acto de habla), ascomo algunos captulos sobre la polifona delhabla, las conexiones entre pragmtica y retricay, finalmente, la articulacin entre infortunios,conversaciones disfuncionales y patologas de lacomunicacin.

    Como se ve, hay mucha tarea por delante.La buena noticia es que estos temas nosconciernen directamente como personas, demodo que har motivacin para abordarlos.

    Por otra parte, he anexado algunosapndices que proponen al alumno ciertasaplicaciones y autoevaluaciones. Adems defacilitar la ejercitacin, esos apndices pretendenmostrar que es perfectamente posible ydeseable que las pruebas objetivas evalen lacomprensin y la capacidad de aplicar losconocimientos tericos a situaciones comunes,

    propias de la vida real.Algunos ex alumnos y ayudantes han vistocrecer este escrito y/o han respondido los temsincluidos en las dos pruebas de autoevaluacin,sugiriendo en algunos casos modificaciones odetectando errores de tipeo. Gracias, pues, aClaudia Barriga, Cristina Barticevic, PaulinaChvez, Andrea Jara, Geraldine Kerneur yFrancisca Atria, Francisco Mahaluf y PaulinaBentjerodt, todos psiclogos egresados de laUniversidad Diego Portales y en su momentoayudantes de las asignaturas de Psicologa de la

    Comunicacin I y II; gracias tambin a EugeniaJacir, Tatiana Palma, Patricio Cabello, FulviaSimpson, lvaro Pallamares y Tamara Muoz,todos ayudantes o ex ayudantes y hoy psiclogostitulados de la Universidad Central.

    E. Ll. M.

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    N D I C E

    INTRODUCCIN

    1.- HACIA UNA PRAGMTICA INTEGRAL

    1.1.- TRESENFOQUESDEPRAGMTICA: [4]

    1.1.1.- Pragmtica de la comunicacin: [4]1.1.2.- Pragmtica del lenguaje: [6]1.1.3.- Pragmtica trascendental: [6]

    1.2.- NECESIDADDEUNAARTICULACIN: [7]

    2.- QU SON LAS PRESUPOSICIONES?

    2.1.- PRESUPOSICIONES SEMNTICAS: [9]

    2.1.1.- Hacia una definicin: [9]2.1.2.- Activadores presuposicionales: [9]

    2.1.3.- Conclusin provisional: [12]2.2.- PRESUPOSICIONES PRAGMTICAS: [13]

    2.2.1.- Presuposiciones pragmticas generales:[13]

    2.2.1.1.- Presuposicin de Respeto a lasReglas (PRR): [13]

    2.2.1.2.- Principio de Cooperacin (PC):[14]2.2.1.3.- Principio de Relevancia [14]2.2.1.4.- Principio de cortesa [15]

    3.- TEORA DE LOS ACTOS DE HABLA Y

    PRESUPOSICIONES PRAGMTICASESPECFICAS

    3.1.- QU SON LOS ENUNCIADOS PERFORMATIVOS?[16]

    3.2.- VERBOS PERFORMATIVOS [17]

    3.3.- TRICOTOMADELACTODEHABLA [18]

    3.3.1.- Acto locutivo (o locucin) [18]3.3.2.- Acto ilocutivo (o ilocucin) [19]3.3.3.- Acto perlocutivo (o perlocucin) [19]3.3.4.- Para una sntesis comparativa [19]

    3.4.- CONDICIONES DE FELICIDAD YPRESUPOSICIONESPRAGMTICASESPECFICAS [20]

    3.4.1.- Condiciones relativas al contenidoproposicional [20]3.4.2.- Condiciones preparatorias [20]3.4.3.- Condiciones de sinceridad [21]

    3.4.4.- Condiciones esenciales [21]

    4.- ALGUNOS EJEMPLOS INTEGRATIVOS

    4.1.- SABER, CREER, OPINAR[22]

    4.2.- QUEJARSE, ALEGAR, RECLAMAR[23]

    4.3.- DAREXCUSAS, PEDIRLASYREPARAR[23]

    4.4.- CONVENCER, PERSUADIR, SEDUCIR[23]

    5.- LAS INFERENCIAS

    5.1.- LAS INFERENCIAS EN UN CONTEXTOMULTIDISCIPLINAR[24]

    5.2.- LAABDUCCINSEGN PEIRCE [25]

    6.- IMPLICACIONES, IMPLICATURAS YSOBREENTENDIDOS

    6.1.- IMPLICACIONESPRAGMTICAS [29]

    6.2.- IMPLICATURASEIMPLICITACIONES [30]

    6.2.1.- Qu son las implicaturas? [30]6.2.2.- Implicaturas convencionales [30]6.2.3.- Implicaturas no convencionales [30]6.2.4.- Implicaturas conversacionales [31]

    6.3.- SOBREENTENDIDOS, SUBENTENDIDOS Y MALOSENTENDIDOS [32]

    7.- HACIA UNA POSIBLE INTEGRACIN

    7.1.- IMPOSIBILIDADESSEMEJANTES [35]7.2.- JERARQUASSIMILARES [35]

    7.3.- LASSEISCODELACONFIABILIDAD [35]

    73.1.- Congruencia y consistencia [36]7.3.2.- Cooperacin y cortesa [36]7.3.3.- Cohesin y coherencia [36]7.3.4.- Notas finales [37]

    BIBLIOGRAFA

    APNDICE I: DISTINCIONES SUGERIDAS

    APNDICE II: EVALUACIN N 1

    APNDICE III: EVALUACIN N 2

    1.- HACIA UNA PRAGMTICAINTEGRAL

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    Como ya se sabe, lapragmtica constituye,junto a la sintaxis y la semntica, una de las tresgrandes dimensiones de la significacin (osemiosis). El estudio de esa dimensin

    pragmtica recibe el mismo nombre, y enprincipio fue definida por Morris como laciencia o disciplina encargada de investigar larelacin de los signos con sus intrpretes.

    Por cierto, lo anterior no implica enabsoluto que las tres provincias de la semiticadeban o siquiera puedan operar prescindiendounas de otras, como si estudiaran objetosdiferentes. En realidad, y sobre todo en el casode la pragmtica, su objeto es en buena medidacasi el mismo proceso de significacin queabordan tanto la sintaxis como la semntica, slo

    que en este caso el abordaje debe atender enprimer lugar a los usuarios de los signos y alcontexto en que la significacin ocurre.

    Por otra parte, es de notar que, bajo elmismo nombre de pragmtica, se han elaboradocorrientes de pensamiento muy diferenciadas,surgidas de disciplinas distintas y distantes. Attulo de repaso, recordaremos los desarrollosprincipales.

    1.1.- PRAGMTICADELACOMUNICACIN

    Esta primera corriente pragmatista tiene suncleo en lo que pronto se llam Escuela de PaloAlto. Se puede considerar iniciada con losprimeros intentos de Bateson (1904-1980) pormostrar la relevancia de la comunicacin en lagnesis de los problemas humanos ypsicopatolgicos (baste recordar textos talescomo Comunicacin, matriz social de lapsiquiatra libro publicado en 1951, encoautora con Ruesch o el artculo Hacia unateora de la esquizofrenia, que en 1956 y en

    coautora con Jackson, Haley y Weaklandenunci la clebre teora del doble vnculo). 1En

    1 Para comprender las bases del pensamiento deGregory Bateson es inexcusable la lectura de Pasoshacia una ecologa de la mente (Ediciones CarlosLohl, Buenos Aires, 1976 [N. York, 1972], 549 pp.[Ver sobre todo Parte III, pp. 185-370]). Paracomprender su epistemologa resulta muy iluminador

    Espritu y naturaleza (Amorrortu Editores, Buenos

    torno a Bateson fue configurndose unauniversidad invisible, integrada por diversosautores que coincidan a veces sin siquieraconocerse en ponderar el carcter interaccionaly no lineal de la comunicacin. As, la Escuelade Palo Alto pas a llamarse Enfoque

    Interaccional.2Ya en la nueva generacin de esacorriente, Watzlawick junto a Beavin yJackson public Pragmatics of humancommunication (1967), que se tradujo alcastellano como Teora de la comunicacinhumana. Pese a que Watzlawick se habadoctorado en filosofa del lenguaje, esta primerapragmtica presta comparativamente pocaatencin a los aportes de esa disciplina y de lalingstica, pero en cambio examina con granlucidez varios aspectos relevantes de lacomunicacin humana. Slo a ttulo de

    recordatorio, mencionar tres aportes tericos:los cinco axiomas exploratorios de lacomunicacin interpersonal, las claves de lacomunicacin patgena (incluyendo paradojasinteraccionales) y las condiciones para el cambioefectivo (distinciones como estabilidad yultraestabilidad, aprendizaje y metaaprendizaje,comunicacin y metacomunicacin, cambio 1 ycambio 2, entre otras).

    Aires, 1982 [N. York, 1979], y tambin Una unidadsagrada. Pasos ulteriores hacia una ecologa de la

    mente (Editorial Gedisa, Barcelona, 1981).2 Para una visin panormica del enfoqueinteraccional, resulta recomendable la antologa

    preparada por Yves Winkin: La nueva comunicacin([1981] 1984). Sobre la Escuela de Palo Alto en

    particular, er Wittezaele y Garca: La Escuela dePalo Alto. Historia y evolucin de las ideas

    esenciales (1994). Tambin el argentino MartnWainstein ofrece una buena sntesis enComunicacin: un paradigma de la mente (Eudeba,Buenos Aires, 22002) Ms breve, aunque didctica, esla presentacin que ofrecen Lpez, Parada y Simonettien Introduccin a la Psicologa de la comunicacin

    (1984: Cap. El enfoque interaccional, pp 121-164).Por su carcter sistemtico y su claridad a pesar dealgunas imprecisiones menores, resulta clave la lecturade Watzlawick, Beavin y Jackson: Teora de lacomunicacin humana ([1967] 1971). Finalmente,aunque ms limitada temticamente, es iluminadora laseleccin multiautorial que prepar Jackson:Comunicacin, familia y matrimonio ([Palo Alto,1968], 1984).

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    1.1.1.- La Escuela de Palo Alto enunci porprimera vez los axiomas de la comunicacinhumana. Dado que se trata de ideas ms biententativas, quizs sera ms apropiadorebautizarlas como postulados de lacomunicacin. En cualquier caso, he aqu un

    resumen escueto y no literal:Imposibilidad de no comunicar. Como

    toda conducta tiene un valor de mensaje para unotro eventual, resulta imposible no comunicar.En otras palabras, los interaccionalistas asumenque existe comunicacin en la misma medida enque se produce influencia interpersonal, sin queimporte demasiado cun intencional y/oconsciente sea dicha influencia.

    Coexistencia de dos niveles decomunicacin. En la comunicacin humanaocurren intercambios tanto en el plano del

    contenido (lase referencialo de reporte) comoen el plano relacional (lase conativo,implicativo o de comando). En el plano delcontenido intercambiamos informacin, mientrasque el plano relacional nos influimos o nosafectamos mutuamente mediante seales quevan situando el vnculo en algn punto en loscontinuos aceptacin vs. rechazo, estima vs.desprecio, afecto vs. hostilidad, intimidad vs.distancia, confianza vs. desconfianza,dominancia vs. sumisin, colaboracin vs.competencia. En trminos pragmticos, la

    presunta objetividad del contenido tienemenos relevancia que la intersubjetividad delvnculo, de modo que sta ltima no slosubordina a aqulla, sino que adems le sirve demarco metacomunicacional. De paso, se puededecir que este axioma complementa el primero eimplcitamente lo contextualiza: si de veras no sedeja nunca de comunicar, ello se debe a que enel plano relacional ocurre un flujo continuo,mientras que el plano del contenido s tiende aser discontinuo (y de hecho puede interrumpirsesin que por ello cese la interaccin). Adems, as

    como resulta imposible no comunicar, tampocoparece posible prescindir simblicamente delotro, que siempre tenemos en cuenta hasta ennuestros dilogos internos y en nuestrospensamientos ms ntimos. En general,proponemos una suerte de autodefinicin ante elotro y esperamos que ste, confirmando nuestraautopresentacin, acepte tambin la clase de

    vnculo que implcitamente le estamosproponiendo.

    Disponibilidad de dos cdigos. Loshumanos intercambiamos mensajes codificadosde modo tanto analgico como digital. Engeneral, se pueden considerar buenos ejemplos

    de codificacin analgica tanto las diversasmodalidades de comunicacin corporal (gestos,posturas, movimientos) como la prosodia y elparalenguaje (tono, ritmo y velocidad del habla,silencios, calidad de la pronunciacin, etc); encambio, el lenguaje propiamente tal (y enespecial en su forma escrita) se puede considerarun ejemplo paradigmtico de codificacindigital. Por cierto, la comunicacin digital nosdistingue de los dems mamferos, pero lacomunicacin analgica es onto yfilogenticamente ms antigua y, por lo mismo,

    ejerce una influencia ms automtica, menosconsciente y ms emocional. Esta dualidadhumana se presta a diversas confusiones,distorsiones y paradojas.

    Puntuacin de secuencia de hechos.Nuestros intercambios estn determinados engran medida por el modo a menudo noconsciente en que seleccionamos y ordenamoslos hechos percibidos, especialmente en el planode la causalidad. Y, desde luego, estaspuntuaciones subjetivas de las secuencias dehechos presentan amplias diferencias

    interindividuales (e incluso intraindividuales,pues las personas experimentan cambiosconsiderables). Lo complejo de estas diferenciasradica en que tendemos a asumir las propiascomo mejores que las de otros, de modo queactuamos como si las puntuaciones de los otrosslo pudieran deberse a que ellos son bobos,malos o locos. As, la naturaleza del vnculoresulta muy determinada por los grados decompatibilidad de las puntuaciones; sinembargo, rara vez nos esforzamos en serio pormetacomunicarnos con los otros acerca de dichas

    puntuaciones.Dos grandes polaridades de lainteraccin. Las interacciones y los vnculosinterpersonales tienden a acercarse en diversogrado o bien hacia el polo de la simetra o bienhacia el polo de la complementariedad (laseasimetra). Por cierto, para diagnosticar conprecisin en qu punto del continuo simetra-complementariedad se sita una interaccin, uno

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    debe atender sobre todo al plano relacional y, enlo posible, trascender los intercambiosmeramente episdicos. Los patrones simtricos yasimtricos suelen instalarse a partir de sealesmuy sutiles y, en todo caso, se asientan medianterecurrencias en el mediano o incluso en el largo

    plazo, que pueden pasar inadvertidas para losinteractores.

    Creo posible enunciar todava un sextoaxioma (o ms bien principio), perfectamentederivable del conjunto del saber interaccional, asaber: dada la complejidad comunicacional, esaltamente probable el surgimiento deincongruencias y no pocas veces de paradojas.

    1.1.2.- Segn el enfoque interaccional, estospostulados constituyen una suerte de gramticacomunicacional; por lo tanto, nuestrasinteracciones y nuestras actitudes pueden ser

    vistas como ms o menos coherentes con esasreglas implcitas. Del mismo modo en que unhablante puede hacer enunciados correctos eidentificar los incorrectos incluso careciendo deconocimientos gramaticales explcitos, de esemismo modo los comunicadores competentespresentan la habilidad de enviar mensajes ymantener actitudes interpersonales quecontribuyen a la salud relacional; a la inversa,las interacciones patgenas dan la impresin deprescindir de las reglas elementales de lainteraccin. Por cierto, cuando los patrones

    interaccionales de carcter patgeno dominanuna relacin significativa, los interactores vernafectada directamente su salud mental. En elfondo, la salud mental es indisociable de lacalidad de las interacciones.

    1.1.3.- Aparte de ese planteamiento general,Bateson y sus colaboradores descubrieron unpatrn patgeno ms especfico, pero muyfrecuente y relevante. Observando a ciertospacientes esquizofrnicos, notaron que suscomportamientos parecan sintomticos de loque se dejaba traslucir como un trastorno

    familiar. Pronto descubrieron que,efectivamente, estos pacientes haban recibidoun trato desconcertante de parte de sus madresy/o del sistema familiar en su conjunto, trato quepresentaba caractersticas paradojales. As nacila teora del doble vnculo y de los efectos de la

    comunicacin paradjica, otro de los aportesms influyentes de la Escuela de palo Alto.3

    Segn los hallazgos de losinteraccionalistas, los estilos comunicacionalespueden ser paradjicos por muy diversas razonesy en muy distintos niveles. En ciertos casos,

    surgen incongruencias entre lo que dicennuestras palabras y lo que expresan nuestrasseales no verbales, y/o entre el nivel delcontenido y el nivel relacional; en otros casos, laparadoja nace de una autocontradiccin mscompleja o menos evidente, que toma muchotiempo notar y neutralizar. Como fuere, lasparadojas interaccionales estn a la orden delda, y hasta se puede decir que el propio sistemasociocultural enva mensajes contradictorios alas personas, de modo que opera como unasuerte de matriz paradjica, e incluso doble

    vinculante sin ms. Por nuestra parte,agregaramos que una fuente considerable deautocontradicciones es la tendencia alautoengao, al autosabotaje y alautoentrampamiento, tendencia que a menudoproviene de nuestra confusin entre lo quedeseamos y lo que necesitamos.

    1.1.4.- Interacciones patgenas

    Para ilustrar de modo ms ntido laaplicacin de los planteamientos

    3 Las paradojas pragmticas y su relevanciapsicolgica se abordan en primer lugar en el yaclsico artculo de Bateson, Jackson, Haley yWeakland (1956, recogido en Pasos hacia unaecologa de la mente), y en el ya citado en la notaanterior: Watzlawick et al., 1967, caps 6-7. Delmismo Watzlawick puede verse adems Es real larealidad? ([Munich, 1976], 1979). Adicionalmente se

    pueden recomendar en orden alfabtico lassiguientes lecturas: (i) Benoit: El doble vnculo([1981], 1985); (ii) Berger (comp.): Ms all del

    doble vnculo ([1978] 1993); (iii) Elkam (comp.):Formaciones y prcticas en terapia familia. ([1985],1988); (iv) Haley: Tcticas de poder de Jesucristo yotros ensayos ([1986] 1991); (v) Vern [1971] Eldoble vnculo como situacin patgena universal(2004, pp. 13-26); (vi) Wilden: Sistema y estructura.

    Ensayos sobre comunicacin e intercambio ([1972],1979, cap El doble vnculo, pp. 15-31); (vii) SelviniPalazzoli, Boscolo y Prata: Paradoja ycontraparadoja ([1986] 1991).

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    interaccionalistas, examinemos una ancdotanapolenica.

    Napolen se haba enemistado con el capitnDupont por causas que no vienen a cuento.

    Un da coincidieron en una recepcin, pero

    Napolen, al reconocer al capitn, le volvi laespalda. Dndose cuenta de ello, Dupont se le acerccon decisin:

    Os agradezco, seor, que me contis entrevuestros amigos le dijo.

    Y qu os hace pensar eso, capitn? preguntNapolen extraado.

    El mundo entero sabe que vos nunca dais laespalda al enemigo!

    Fue suficiente para que, desde entonces, hubieseentre ellos una sincera amistad.4

    En primer lugar, es obvio que el contexto

    interaccional en que acta Napolen hace vanosu intento de no comunicar. Adems, si su deseoera dar a entender a Dupont que estaba molestocon l, su actitud de indiferencia resultabaparadjica, pues entraaba un mensaje que,traducido, sera ms o menos ste: Notad queno os noto. As, no es raro que el intento deNapolen fracase, ya que apenas logra connotarun rechazo, pero no una desconfirmacin.Adems, se puede conjeturar que tal fracasoresultaba tanto ms bochornoso cuanto quequizs pudieron presenciarlo diversos asistentesa la recepcin.

    Por otra parte, todo sugiere que Napolenhaba subestimado a Dupont. ste, interpelandodirectamente a Napolen, disminuye la distanciarelacional que l intentaba establecer dndole laespalda, y reduce as el verticalismo. Pocoimporta que la audaz maniobra del capitn hayasido intuitiva o deliberada por lo dems, nohabra cmo saberlo; lo relevante es que resultamuy eficaz. De hecho, Napolen cae en el juegodel capitn y le responde. Cierto es que lo hacecon cierta altanera (Y qu os hace pensar eso,capitn?); sin embargo, si bien podra haberlohumillarlo espetndole en pblico yexplcitamente que no lo considera entre susamigos, en buenas cuentas se limita a insinuarque la suposicin de Dupont es errnea.

    4 La ancdota, que he adaptado levemente, puedeverse en Alfonso Francia: Ancdotas de la historia.Ediciones San Pablo, Madrid, 1995, p. 13.

    Pero hay ms: respondindole mediante unapregunta, Napolen induce a Dupont a continuarel dilogo, que l mismo supuestamente habaintentado evitar. As, el hielo de la presuntaindiferencia va fundindose al calor delintercambio de ironas, que gradualmente

    tomarn forma de conversacin.Validado parcialmente como interlocutor,

    Dupont aprovecha entonces la ocasin paracontrarrestar la asimetra con que su superiorpretenda rebajarlo; incluso se puede afirmar quees ms bien el subordinado quien logra comodira Haley poner por debajo a la autoridad,en la medida en que se muestra menos tosco yms hbil.

    Segn se ve aqu, la ancdota admite unalectura comunicacional rica y variada, puesilustra las sutilezas y paradojas de la interaccin

    humana, especialmente frecuentes cuando estde por medio el ejercicio del poder. Por ejemplo,se podra argumentar que, al condescender,Napolen recupera su poder simblico, pues sloalguien muy seguro de su propio valer y de sustatus validara a un subordinado que se permitipropinarle una leccin. Por cierto, alguien podratambin contraargumentar que se trata de unamaniobra clsica del poderoso: si no puedesderrotar a quien desafa tu autoridad o tu poder,neutralzalo validndolo como tu aliado, y asquedars de todos modos por encima de l.

    En cualquier caso, la maniobra de Dupontse parece mucho a la connotacin positiva,tcnica clave en psicoterapia familiar yestratgica, en sistmica y en hipnoterapia.Consiste en que el psicoterapeuta familiar evalapositivamente una conducta o actitud que encondiciones normales se considerara patolgicao al menos patgena. De ese modo se evita laconfrontacin, se atena la resistencia y sefavorece el reencuadre.

    1.2.-

    PRAGMTICADELLENGUAJECasi por los mismos aos, y tambin en elmbito angloparlante, surga una modalidad depragmtica muy diferente. Su mbito denacimiento no era ni la antropologa ni menos lapsiquiatra, y su quehacer no estaba orientado aexplicar cmo se pierde la salud mental ni aensear cmo recuperarla o promoverla; adems,sus fundadores jams apelaron al rtulo de

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    pragmtica para presentar sus propuestas. Austin(1911-1960), Searle (1932) y Grice (1913-1988)provienen de la filosofa del lenguaje, y engeneral publican ms bien poco y sin prisa. Dehecho, la obra capital de Austin Cmo hacercosas con palabras es pstuma; asimismo, los

    escritos de Grice circularon por aos enfotocopias y se compilaron en un volumen recinen 1989, un ao despus de su muerte.

    Austin y luego Searle dieron forma a lateora de los actos de habla; paralelamente, Griceenunci el principio de cooperacin, el conceptode significacin nn (o significado no natural) y suteora de las implicaturas conversacionales. Enconjunto, estos autores subrayan la importanciadel habla como una conducta ritualizada y sujetaa reglas (Austin, Searle), pero tambinsusceptible de desviaciones intencionales muy

    significativas (tal es el caso de las implicaturasconversacionales particularizadas de Grice). Suspropuestas fueron tempranamente adoptadas yafinadas por los lingistas (sobre todo en elmbito de la semntica) y los especialistas en elanlisis del discurso.

    Actualmente, los herederos y prosecutoresde Austin, Searle y Grice s reivindican el ttulode pragmtica del lenguaje opragmalingstica para nombrar susdesarrollos, hoy ya consolidados comodisciplina.5 Esta madurez actual se expresa en la

    diversidad con que dichas ideas comienzan a seraplicadas. Algunas de estas aplicaciones vandesde el anlisis de discurso (van Dijk, Blum-Kulka), al anlisis de la ideologa (Reboul,[1980] 1986), la educacin (Caballero, 1992;Lomas, 1999), la administracin (Flores, 1989;Echeverra, 1994), la negociacin (Mulholland,[1991] 2003), los estudios literarios (Fisch,1987; Mayoral, 1987; Mey, 2001), el5 Sobre pragmalingstica hay ya una bibliografa msque considerable, de la cual doy algunos ttulos en la

    primera parte de la bibliografa. Para una visin

    sistemtica, son recomendables Leech ([1983] 1998)y Levinson ([1983] 1989). Escandell ofrece un

    panorama balanceado, que da cabida a los principalesautores y temas (actos de habla, implicaturas,argumentacin, relevancia, cortesa), junto a algunasdiscusiones tericas y aplicaciones. Son tambin muytiles Rcanati ([1979] 1982), Bertuccelli ([1993]1996) y Reyes ([1990] 1995). Hay tambin dosdiccionarios Moeschler y Reboul ([1994] 1999) yMey (1998).

    psicoanlisis (Forrester, [1990] 1995), el derecho(Pardo, 1992, 2001) y la exgesis bblica (Mora,Grilli y Dillmann, 1999), pasando por losdilogos electrnicos (Yus, 2001), la lenguaespaola en general (Calvo Prez, 1994), lagramtica (Briz, 1998, 2001), la redaccin y aun

    la puntuacin (Figueras, 2001), las cienciascognitivas (vase la ltima seccin de Horn yWard, 2007) e incluso la neurologa clnica(Gallardo Pals, 2005).

    1.3.- PRAGMTICA TRASCENDENTAL

    En Alemania, procediendo desde la filosofay la hermenutica, entran tambin a la escenapragmtica otros autores, ambos herederos de laEscuela de Frncfort (o Frankfurt). Karl Otto

    Apel (1922) y Jrgen Habermas (1929)desarrollan de modo casi paralelo, si bien conconocimiento y reconocimiento mutuos unatercera teora, la llamada pragmticatrascendental. Esta tendencia se beneficia de losaportes de la pragmalingstica, pero los integrade modo crtico en una reflexin mucho msamplia, la cual especialmente en el caso deHabermas incluye una teora de la accin socialy de la sociedad, una teora de la racionalidad,una teora de la comunicacin y una tica deldiscurso (y, por tanto, una deontologa de la

    argumentacin y de la conversacin).6

    Enrealidad, Apel y Habermas difieren en diversospuntos, pero presentan suficientes coincidenciascomo para justificar un tratamiento conjunto. Ensntesis, ambos procuran fundamentar launiversalidad de las normas morales a partir dela accin comunicativa, que debe distinguirsede la accin estratgica. En trminosidealizados, se puede asumir que, al conversar odebatir, las personas buscan en ltimo trminollegar a un acuerdo (lo contrario sera un engaomutuo o una manipulacin). Ahora bien, tal

    acuerdo slo puede lograrse asumiendo laautonoma inalienable del otro y reconociendotanto su derecho como su capacidad para aducircontraargumentos razonables. El dilogo honestocobra entonces el mximo relieve, puescomunicarse no es primariamente imponerse o

    6 Sobre pragmtica trascendental ver la bibliografa alfinal de este escrito.

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    lograr ventajas personales, sino entender/se conalguien sobre algo.

    1.4.- PRAGMADIALCTICA

    Con posterioridad a los enfoques recinapuntados, en Holanda surgi una propuestainterdisciplinar que procura articular la retrica yla lgica (en especial la teora de laargumentacin razonada y los diversos tipos defalacias) con una versin aplicada de lapragmtica. Surgi as la pragmadialctica. VanEemeren y Grootendorst postulan un modelo quees al mismo tiempo descriptivo y normativo.Integrando elementos pragmticos y dialcticos,formulan diez reglas que en principio presidirancualquier discusin idealizada, es decir, un

    intercambio de argumentos en que las partes seesfuerzan por ofrecer sus mejores argumentos yresponder lealmente a los contraargumentos,evitando en todo momento incurrir en falacias.Asumen as que los argumentos son tipos deactos de habla y que, como tales, estn atenidosa ciertas reglas, pero al mismo tiempo ven a losinteractores como comprometidos en el respeto areglas adicionales relativas a la interaccin.

    He aqu las diez reglas de la discusin crticasegn el enfoque pragmadialctico de vanEemeren y Grootendorst ([Londres, 1992]

    2002, pp. 223-224):Regla 1: Las partes no deben impedirse unasa otras el presentar puntos de vista o elponerlos en duda.

    Regla 2: Una parte que presenta un puntode vista est obligada a defenderlo si la otraparte le solicita hacerlo.

    Regla 3: El ataque de una parte en contrade un punto de vista debe referirse al puntode vista que realmente ha sido presentadopor la otra parte.

    Regla 4: Una parte slo puede defender

    su punto de vista presentando unaargumentacin que est relacionada con esepunto de vista.

    Regla 5: Una parte no puede presentaralgo falsamente como si fuera una premisadejada implcita por la otra parte, ni puedenegar una premisa que l mismo ha dejadoimplcita.

    Regla 6: Una parte no puede presentarfalsamente una premisa como si fuera unpunto de partida aceptado, ni puede negaruna premisa que representa un punto departida aceptado.

    Regla 7: Una parte no puede considerar

    que un punto de vista ha sido defendidoconcluyentemente, si la defensa no se hallevado a cabo por medio de un esquemaargumentativo apropiado que se hayaaplicado correctamente.

    Regla 8: En su argumentacin, las partesslo pueden usar argumentos que seanlgicamente vlidos o que sean susceptiblesde ser validados explicitando una o mspremisas implcitas.

    Regla 9: Una defensa fallida de un puntode vista debe tener como resultado el que

    parte que lo present se retracte de sus dudasacerca del punto de vista.

    Regla 10: Las partes no deben usarformulaciones que resulten insuficientementeclaras o confusamente ambiguas y debeninterpretar las formulaciones de la partecontraria tan cuidadosa y tan exactamentecomo les sea posible.

    1.5.- NECESIDAD DE UNA ARTICULACIN

    Estas corrientes pragmticas recin indicadas(interaccional escuela de Palo Alto, dellenguaje, trascendental y dialctica) cuentan conbibliografa abundante y altamenteespecializada. Por lo mismo, sus respectivosrumbos son ya demasiado autnomos como paraconfluir armoniosamente y decantar en unasuerte de pragmtica integral y articulada. Peroes un hecho que tal integracin va resultando yaindispensable, y no slo para la psicologa o lacomunicologa, sino tambin para el conjunto de

    las ciencias humanas, la semiologa e incluso lahermenutica.Quizs resulte comprensible que, en un

    contexto de dispora terica, la psicologa sehaya ausentado de estas discusiones acadmicas.En cualquier caso, lo cierto es que le conciernendirectamente, ya que el lenguaje es asimismo untema relevante para la psicologa comodisciplina (bsica y aplicada, cognitiva y social,

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    clnica o comunitaria) y, por cierto, constituyeuna herramienta indispensable en cualquierejercicio de la profesin. Lamentablemente, lapsicologa parece interesarse a lo sumo por laprimera vertiente de la pragmtica (el EnfoqueIntraccional o escuela de Palo Alto), ignorando

    las otras dos.Con todo, en el mbito ms especfico pero

    tambin ms vago de la psicologacomunicacional, la indiferencia ante el desafointerdisciplinar ha sido menos frecuente de loque se podra pensar. De hecho, este campoepistmico no constituye an una disciplina ens, sino ms bien un rea de confluencia eintegracin; de ese modo, su propia naturalezaya la ha inclinado ms de una vez a unabsqueda multidisciplinar. As, dado que se hasabido aprovechar distinciones de la antigua

    retrica junto a novsimos desarrollos de laciberntica o de las neurociencias, por qu noasimilar ahora conocimientos que surgen dedisciplinas comparativamente ms prximas a lapsicologa y la comunicologa? Por cierto, nohay garantas de que el intento resulte exitoso;sin embargo, cuando la provincia de origen nonos ofrece lo que buscamos, por qu confinarseen ella para esperar eventuales cambios? O esque la globalizacin es slo un fenmenoeconmico y tecnolgico? No es acaso latransversalidad una aspiracin legtima y

    necesaria?Claro que semejante desafo implica una tareacolectiva y de largo plazo. En esta ocasinpreliminar, nuestra tentativa ser ms bienmodesta. En primera instancia, noscontentaremos con arribar a una cierta claridadrespecto de algunos temas preliminares:

    [Cap. 2] las presuposiciones (semnticas, ypragmticas generales);

    [3] la teora de los actos de habla y laspresuposiciones pragmticas ms especficas;

    [4] las inferencias (deduccin, induccin y

    abduccin);[5] los sobreentendidos;[6] los malos entendidos y las sospechas.Operando sobre esa plataforma elemental,

    intentaremos abordar otros temas y fenmenospragmticos de considerable importancia en lavida cotidiana, como la argumentacin y lacortesa.

    La idea es ir orientando la mirada hacia unaeventual integracin interdisciplinar y, de serposible, transdisciplinar.

    Y puesto que estos pocos temas nos hantomado unas cuantas pginas, deberemos dejarpara un nuevo escrito la exposicin de otros

    planteamientos, que por ahora sloenumeraremos sumariamente:

    La emisin consciente o inconsciente demensajes implcitos suele resultar patgena; sinembargo, la capacidad para emitir y captar talesmensajes forma parte central de la habilidad y lacreatividad comunicacionales (es decir, de lacompetencia pragmtica). De hecho, es en estasuerte de ambivalencia de lo implcito donderadica el desafo y al mismo tiempo lafascinacin de los fenmenos comunicacionales.

    Potenciar las habilidades comunicacionales

    resulta ms fcil cuando la persona desarrolla almenos conciencia metacognitiva respecto decmo surgen los malos entendidos, lossubentendidos y los sobreentendidos.

    La madurez comunicacional es indisociablede la madurez socioemocional y tica, de modoque su desarrollo requiere un abordaje sistmicoy sistemtico.

    De lo anterior cabe derivar cierto optimismoy al mismo tiempo cierto pesimismo: el cambioes posible, pero casi nunca estamos de verasdispuestos a transformar nuestros hbitos

    interaccionales. Tendemos a ver en ellos elncleo de nuestra identidad, y en principiocualquiera se resiste a mudar su identidad. Y porsi ello no fuera bastante, muchas veces lossistemas a los que pertenecemos (familia, grupode amigos o de trabajo, etc.) tampoco colaboranal proceso de transformacin, pues nuestrocambio puede constituir para los otros una suertede deslealtad antes que una autntica evolucin.

    Sin embargo, quermoslo o no, lo cierto esque el aprendizaje ms profundo siemprecomporta una transformacin del que aprende.

    Por lo mismo, el cambio puede no resultar tanarduo. Al fin y al cabo, lo ms difcil no es tantocambiar, como querer cambiar.

    En este sentido, cabe esperar ciertaconvergencia de las subdisciplinas pragmticashasta aqu reseadas. En efecto, la pragmticainteraccional de Palo Alto (o sistmica) pusodesde el inicio un acento especial sobre la saludmental; por su parte, la pragmalingstica de

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    Austin, Searle y Grice puede entenderse tambincomo una suerte de profilaxis verbal, pues noshace tomar conciencia de los infortunios queacechan en la conversacin cotidiana; lapragmtica trascendental de Apel y Habermas seorienta desde el comienzo hacia una tica del

    discurso de alcance tanto individual como socialy poltico; la pragmadialctica de los holandesestiene una orientacin muy similar; finalmente, elanlisis crtico del discurso tambin contribuye auna desalienacin contraideolgica y liberadora,puesto que no somos simples vctimas de losdiscursos del poder, sino a menudo susreproductores no conscientes.

    La clebre terapeuta Virginia Satir enuncialguna vez cinco derechos, que a menudo seconculcan tanto en la familia como en los gruposy en las instituciones, incluyendo aquellas que se

    dicen democrticas o libres, como los centros deenseanza. Helos aqu:

    El derecho de ver y escuchar lo que hayaqu, en vez de lo que debera haber, hubo ohabr;

    El derecho de decir lo que uno siente ypiensa, en vez de lo que uno debera decir;

    El derecho de sentir lo que uno siente, envez de lo que debera sentir;

    El derecho de pedir lo que se desea, envez de aguardar a que le den permiso;

    El derecho de correr riesgos por cuentapropia, en vez de querer slo lo que es seguro.7

    Pues bien, una pragmtica integral puedemostrarnos cun a menudo nos desentendemosde los metamensajes que con conciencia o sinella estamos enviando y recibiendo. As, pues,este escrito pretende echar las bases paracomprender fenmenos como el subentendido, elsobreentendido, el malentendido y eldesentendido. Dependiendo del contexto en quese produzcan, pueden ser patgenos o sanos,divertidos o bochornosos, conscientes o

    7 Satir, Virginia: Ejercicios para la comunicacinhumana. Editorial Pax Mxico, Mxico, 1991, pp.119-120. Se trata de un manual pstumo, preparado

    por Michele Baldwin, Jane Gerber, Maria Gomorri yJohanna Scwab, miembros de la Red Avanta.

    inconscientes. Pero los contextos suelen ser engran medida una creacin nuestra, de modo quepodemos hacernos cargo tambin de sutransformacin.

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    2.- QU SON LAS PRESUPOSICIONES?

    La presuposicin fue descubierta hacia1892 por Gottlob Frege (1848-1925), unmatemtico, lgico y filsofo alemn que puede

    considerarse sin duda como el fundador de losdominios que hoy llamamos filosofa analtica,filosofa (moderna) del lenguaje, semnticalgica o semntica filosfica.8 Desde esosmismos mbitos epistmicos, la presuposicinfue revisitada en 1905 por Bertrand Russell y, apartir de 1950, por P. F. Strawson.9Sin embargo,es en la semntica donde este hallazgo hasuscitado mayor investigacin sistemtica, y eneste caso nos ocuparemos de esas elaboraciones.

    2.1.- PRESUPOSICIONES SEMNTICAS

    2.1.1.- HACIAUNADEFINICIN

    8 El planteamiento original puede verse en Sobresentido y denotacin (1992), artculo fundacional enms de un plano. Figura en dos selecciones de textosde Frege traducidas al castellano: Estudios sobre

    semntica (Ediciones Ariel, Barcelona, 1971, 179 pp.,reeditado por Ediciones Orbis, Buenos Aires, 1985) y

    Lgica y semntica (Introduccin, traduccin yseleccin bibliogrfica de Alfonso Gmez-Lobo,Ediciones Universitarias de Valparaso, Valparaso,

    1972, 194 pp.). Del mismo artculo hay otrastraducciones posteriores en Thomas Moro Simpson(comp.): Semntica filosfica: problemas y discusiones(Siglo Veintiuno Editores, Buenos Aires, 1973, pp. 3-27) y Luis M. Valds Villanueva (ed.): La bsquedadel significado. Lecturas de filosofa del lenguaje(Editorial Tecnos, Madrid, 1991, pp. 24-45, versin deUlises Moulines). De paso, digamos que ambascompilaciones recogen artculos clsicos que de otromodo resultaran inhallables. A ellas puede sumarse laseleccionada por Mario Bunge: Antologa semntica(Ediciones Nueva Visin, Buenos Aires, 1960, 273

    pp.), que tambin incluye textos ya cannicos.9 El artculo original de Strawson se titula Sobre elreferir y data de 1950. Como el de Frege, tambin

    puede leerse en el reading compilado por Luis M.Valds Villanueva: La bsqueda del significado.

    Lecturas de filosofa del lenguaje (Editorial Tecnos,Madrid, 1991, pp. 57-82). Existe una traduccin previade Paloma Villegas en G. H. R. Parkinson (comp.): Lateora del significado (Fondo de Cultura Econmica,Coleccin Breviarios, N 258, Mxico, 1976 [Oxford,1968], pp. 95-130).

    2.1.1.1.- De entrada, digamos que lospropios especialistas no estn de acuerdo en unadefinicin unvoca del concepto, y no faltanquienes lo han considerado como indistinguiblede la implicacin. Como nuestro inters resideen la psicologa comunicacional, nos eximiremos

    de considerar cada uno de esos refinamientosconceptuales y nos atendremos slo a las ideasque pueden considerarse ya establecidas. Enprincipio, la presuposicin puede entendersecomo un supuesto subyacente a una oracin yque necesariamente debe ser verdadero, si es quela oracin es semnticamente correcta (es decir,si tiene sentido). Por ejemplo, la oracinOfrcele jugo a mi ta obliga a dar por sentado[a] que existe una ta, [b] que quien habla es susobrino o sobrina y [c] que existe jugo. Nteseque el supuesto est implcito, pero es

    lgicamente deducible y no meramenteconjeturable. De ah que, al explicitar el pre-supuesto, la presuposicin se exprese en formade afirmacin y no en trminos conjeturales opotenciales (existira una ta, quien hablasera su sobrino/a, existira jugo).

    2.1.1.2.- Frege hizo notar tambin que, si laoracin se transforma en negativa, laspresuposiciones se mantienen constantes. As, aligual que la oracin anterior,No le ofrezcas jugoa mi ta presupone igualmente que: [a] existeuna ta, [b] quien habla es su sobrino o sobrina y

    [c] existe jugo. Por tanto, una oracin O contienepresuposiciones O1, O2y On si y slo si O1, O2yOnestn necesaria e igualmente implicadas tantoen O como en no O (abrviese -O). Es por esoque debera resultar absurda una nueva oracinque conectara O y -O. En concreto,semnticamente son absurdas las siguientessecuencias:

    [1a] Ofrcele jugo a mi ta, aunque no hayjugo.

    [2a] Ofrcele jugo a mi ta, aunque mi tano existe.

    [3a] Ofrcele jugo a mi ta, aunque no soysu sobrino.Se objetar que no es tan difcil imaginar

    contextos en que estas secuencias oracionales,recin tildadas de absurdas, pudieran resultarplausibles. Sin embargo, si logramos imaginarcontextos en que emitir estas oraciones pudieraresultar plausible, ello se debe en primer lugar aque en tales situaciones de emisin los ejemplos

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    ya dejaran de ser simples oraciones paraconvertirse en enunciados (es decir, oracionespronunciadas en situaciones concretas). Y, comoes sabido, a menudo ocurre que alguien dice algocarente de sentido lgico o semntico, y que noobstante todos comprendemos perfectamente

    bien (en un plano pragmtico) lo que ha queridodar a entender. As, pues, la virtual adecuacinpragmtica de una secuencia verbal noconstituye una garanta de su validez semnticani de su consistencia lgica (del mismo modoque, a la inversa, una oracin bien construida yhasta profunda puede ser impertinente oinadecuada en ciertas situaciones concretas).

    Yendo ms all de Frege, ciertos lingistasafirman que las presuposiciones se conservan noya tan slo si la oracin se niega, sino incluso sise convierte en interrogativa. Le ofreces jugo a

    mi ta? contiene las mismas presuposiciones quelas oraciones afirmativa y negativa yaexaminadas: [a] existe una ta; [b] quien habla essu sobrino o sobrina; [c] existe jugo.

    2.1.1.3.- El habla siempre supone uncomponente dicho y otro no dicho (o una parteexpresa y otra no emitida), pero laspresuposiciones no son lo nico que no estexplcito. Existen tambin implicaciones yconnotaciones que nada tienen que ver con elfenmeno presuposicional. Por ejemplo, elposesivo mi podra connotar cierta afectividad

    (como si el hablante se considerara dueo de lata y/o su nico sobrino). Tambin se podraespecular respecto de una virtual connotacin dedescortesa para con el interlocutor, ya que se leordena en vez de sugerrsele que ofrezca jugoa la ta. Pero tales consideraciones tienen unvalor de contingencia y, por tanto, resultaninciertas. Dicho de otro modo: se trata desuposiciones, no de presuposiciones; sonconjeturas que apuntan a una verdad posible,relativamente probable si se quiere, pero nonecesaria. En cambio, las presuposiciones

    semnticas se deducen de modo indiscutible apartir del significado literal; por lo mismo, sonsiempre necesariamente verdaderas y por ello selas explicita en forma asertrica.

    2.1.1.4.- Por su parte, la pragmtica nosinvita a estudiar y explicitar las condiciones defelicidad que hacen que una determinada oracino locucin, en caso de ser emitida por unhablante concreto, constituya un enunciado

    plausible o un acto de habla adecuado. Ennuestro caso, si la oracin que nos ha servido deejemplo fuera efectivamente pronunciada en uncontexto interpersonal, estaramos en presenciade una locucin cuya fuerza ilocucionaria (ordeno mandato) resultara pragmticamente aceptable

    slo si se cumplieran, por ejemplo, las tres clasesde reglas explicitadas por Austin (, , ), lascuatro clases de condiciones distinguidas porSearle y las mximas de Grice. Distinguiendo elenunciado y su enunciacin, podramos entoncesdecir que todas esas condiciones de felicidad(es decir, de adecuacin pragmtica) constituyenpostulados conversacionales (Gordon y Lakoff)o, simplemente, presuposiciones pragmticas(Rcanati y varios otros). Sobre la presuposicinpragmtica volveremos ms adelante, porqueantes deben entenderse otros aspectos de la

    presuposicin semntica.

    2.1.2.- ACTIVADORESPRESUPOSICIONALES

    Habiendo ya descrito las principalescaractersticas de las presuposicionessemnticas, podemos ahora preguntarnos cmosurgen o qu las activa.

    2.1.2.1.- En primer lugar, digamos que unamencin bien formada genera por s mismapresuposiciones, aun si la mencin carece dereferente emprico. Por ejemplo, si digo Esta

    mermelada de sauce es para la ta Chancleta,semnticamente se presupone que existe lamermelada de sauce nada importa que en larealidad tal manjar sea inhallable y auninconcebible y que existe asimismo una ta denombre Chancleta. En otras palabras, surgenpresuposiciones en toda oracin que contengadescripciones definidas. De este modo,Prosperina bebi el jarabe calipso presuponeque: a) Prosperina existe; b) Prosperina es un serhumano o animal (pues es capaz de bebery nomeramente absorber), y c) existe un jarabe

    calipso. Una vez ms, resulta impertinenteinvocar aqu la inexistencia tanto del nombrepropio Prosperina como de un jarabe de tanextrao color, pues tales consideraciones no sonsemnticas, sino empricas y pragmticas.

    2.1.2.2.- Pero, si las presuposicionessemnticas constituyen una implicitacin, quotros elementos explcitos las generan? Dicho deotro modo: aparte de las presuposiciones

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    existenciales recin ejemplificadas, qu otraspresuposiciones se dan en el plano semntico?En trminos generales, se puede asumir que laspalabras tienden por naturaleza a presuponerotras palabras. Limpiarpresupone la idea desuciedad; salir y entrar presuponen no slo

    espacio: tambin conllevan las nociones deinterioridad y exterioridad, desplazamiento ydireccionalidad. Muchos activadorespresuposicionales provienen de la naturaleza dellxico. Veamos algunos ejemplos.

    2.1.2.2.1.- Los verbos suelen generarpresuposiciones si tienen carcter factivo, esdecir, si aluden a la ocurrencia de hechos. Jorgelo celebrpresupone necesariamente que ocurrialgo (lo). Otro tanto vale para Jorge lo lament,Jorge lo not, Jorge lo impidi, etc.

    2.1.2.2.2.- Tambin los verbos implicativos

    entraan presuposiciones. Pa logr verpresupone que Pa intent ver y, adems, que nole era fcil ver; en cambio, Pa intent ver nopresupone que lo lograra (y, en cualquier caso,presupone menos dificultad que ese logr verde la oracin anterior).

    2.1.2.2.3.- Hay ciertos verbos que apuntan acambios de estado y/o de actitud. Pedro sedisuadi presupone que Pedro tena undeterminado propsito y que lo abandon;Vctor depuso su revanchismo presupone queVctor mantena una actitud de revanchismo;

    Ins arregl la aspiradora presupone que stapresentaba algn desperfecto.2.1.2.2.4.- Algunos verbos entraan juicios.

    As, Pamela acus a Jorge de estar leyendopresupone que leer es una falta, al menos segnPamela y/o en ese contexto. Lo mismo vale paracriticar, reprender, perdonar, castigar.

    2.1.2.2.5.- Por otra parte, los verbos quedenotan procesos pueden generar presuposiciones variables, dependiendo delentorno lingstico (o cotexto) que los rodea. Porejemplo, Juan ley el aviso nos hace entender

    que lo ley completo, y lo mismo ocurre conJuan ley el cuento o Juan ley la novela; de locontrario se dira Juan hoje el artculo (o elcuento o la novela). Sin embargo, Juan ley eldiario no presupone obligatoriamente que leytodo el diario, palabra por palabra. El fsforo sequem nos hace pensar que se carbonizntegramente, lo que no ocurre en oracionescomo Se quem el edificio o Ivn se quem.

    2.1.2.3.- Tambin entraan presupuestos lasexpresiones iterativas, sean verbos (reiterar,repetir, reasumir, reaprender, volver, regresar)o adverbios (nuevamente, de nuevo, otra vez).As, Mirta reasumi la presidencia presuponeque Mirta ya haba asumido antes la presidencia.

    No obstante, en la prctica estas exigenciassemnticas pasan inadvertidas para muchoshablantes. Por ejemplo, si en una conversacincomn (es decir, no entre especialistas enlenguaje) alguien dijera: Paula reiter una vezms su respaldo a Juana, pensara usted quePaula ha mostrado cuatro veces su respaldo aJuana? Porque, en rigor, como iterar ya esrepetir (o sea, hacer algo por segunda vez),reiterar un respaldo implicara expresarlo portercera vez, y si adems se agrega que Paula hizoesto una vez ms, entonces cabra deducir que

    esta fue al menos la cuarta ocasin en que Paulaexpres su respaldo. Pero, cuntos hablantesy/u oyentes proferiran o interpretaran losenunciados en congruencia con esasconsideraciones lgicas y semnticas? Esjustamente por fenmenos de ese tipo que lacompetencia comunicacional incluye tambinhabilidades para aplicar o suspender laspresuposiciones semnticas, dependiendo de lasituacin, de las habilidades de los interlocutoresy de sus actitudes durante la comunicacin.

    2.1.2.4.- Las dislocaciones de la sintaxis

    natural (o ms habitual) tambin generanpresuposiciones. Fue Lucas quien incendi elsupermercado indica que la informacin nuevaes la identidad del autor del incendio, mientrasse presupone como informacin no nueva el quealguien haba producido el incendio. Asimismo,cambiar la posicin del adjetivo tambin puedemodificar las presuposiciones, dando un matizfavorable o desfavorable. Juan es un polticopobre es una oracin casi elogiosa, mientras queJuan es un pobre poltico es ms biendespectiva. Tampoco resultan completamente

    intercambiables Gloria estudia pura ciencia yGloria estudia ciencia pura.2.1.2.5.- Las proposiciones subordinadas

    temporales son otra fuente de presuposiciones.Despus que Juan se fue a la playa no volvimos

    a comprar helados presupone no slo que no sevolvi a comprar helados, sino que adems Juanefectivamente se fue a la playa. De paso,notemos que el verbo empleado es adems

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    polismico, pues cabe entender [a] que losaludidos no regresaron a comprar helados (novolvimos), o bien [b] que no compraronnuevamente helados.

    2.1.2.6.- Los condicionales contrafcticostransportan sus propias presuposiciones. De

    haber rechazado la oferta, se habra librado deeste lo, presupone tanto que el aludido recibiuna oferta como que termin envuelto en un lo.

    2.1.2.7.- Como, en rigor, nunca haysinonimia cabal entre dos expresiones, losmatices lxicos generan presuposicionesdiversas. Por ejemplo, muchos hablantes creenque tener y poseer o dar y otorgar sonsinnimos plenos, y que en ambas duplas lasegunda palabra correspondera a un habla msculta. Sin embargo, hay diferencias notorias:podemos decir que Irma tiene hambre y fro,

    pero sera ridculo afirmar que Irma poseehambre y fro; asimismo, resultara forzadodeclarar que Irma posee un pan o una manzanaen la mano. A la vez, darno equivale del todo aotorgar, pues este ltimo verbo presupone unapeticin previa; por lo mismo, un buen antnimode dar sera quitar, mientras que un buenantnimo de otorgarsera denegar.

    A mayor abundamiento, al decir X fueagresivo, se da a entender que X es al menos unanimal (aunque tambin hay plantas carnvoras);en cambio,X fue violento tiene una aplicabilidad

    mucho ms vasta: por ejemplo, un torrente, unhuracn o un terremoto pueden ser violentos,pero nunca agresivos. Por esa razn, sera unsofisma invocar la violencia de la naturalezapara legitimar o naturalizar su equivalenteentre los humanos. As, aplicando la distincinde niveles tan recomendada por lossistmicos, concluiramos que ese presuntoargumento implica una confusin de tiposlgicos (es decir, una mezcolanza irracional deniveles realmente discontinuos).

    2.1.3.- CONCLUSINPROVISIONAL

    Con los apartados anteriores (2.1.1 y 2.1.2)se pretenda preparar la comprensin de losaspectos propiamente pragmticos (es decir, noslo semnticos o literales) de lasconversaciones en que nos involucramoscotidianamente. Como se habr notado, sercompetente en un plano no implica en absoluto

    serlo en el otro. Ms incluso: la eficacia verbalde una persona no garantiza su honestidad comointerlocutor, y la destreza en el manejo de lapalabra puede estar al servicio de intereses poconobles. Sea como fuere, podemos asumir que, enun sentido tico, a todos nos hace bien examinar

    crticamente nuestros hbitos verbales ycomunicacionales. El malentendido y lamanipulacin estn a la orden del da, y enocasiones no tienen siquiera un carcterdeliberado. Hasta se puede asumir que muchaspersonas de veras querran comunicarse conmayor honestidad (y no slo hablar mejor); aveces podemos incluso arrepentirnos de un actode habla inapropiado, pero incurrimos de nuevoen otros similares.

    Pues bien, nuestro curso parte de lasiguiente premisa, por lo dems empricamente

    demostrable: para comprender la dimensinpragmtica del lenguaje y de la comunicacin,resulta iluminador entender primero que lalgica formal (propia del razonamiento puro) yla lgica informal (propia de la comunicacincotidiana) estn tan imbricadas que no se laspuede disociar. La lgica formal suele requeriruna atencin voluntaria y una considerableabstraccin, mientras que la lgicaconversacional suele ser captada por simpleintuicin o adquirida de modo imperceptible a lolargo de la vida. Si una persona tuvo la suerte de

    convivir desde nio entre comunicadorescompetentes y sinceros, es probable que seextrae de los estilos comunicacionales de otros,y que lo mismo ocurra a la inversa. As, mientrasuna persona aprendi que los interlocutoresmerecen confianza, otra aprendi a desconfiar, ypara ambas sus actitudes son naturales: laprimera considerar excesivamente desconfiadaa la segunda, pero sta tildar de ingenua a laotra.

    El desafo no consiste meramente endesarrollar una suerte de multilingismo

    pragmtico que nos capacite para dialogar enmedio de una comunidad bablica, donde cadaindividuo habla una especie de dialecto o inclusoun idiolecto individual. Sin duda, comprender ytolerar la diversidad de los estilos conversatorioses un objetivo fundamental y prioritario. Pero esfundamental porque nos servir defundamento para algo ms que eso, y esprioritario precisamente porque constituye el

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    primer paso hacia otra direccin. Despus decomprender cmo y por qu nos embrollamostan a menudo en discusiones aparentementeintiles (aunque a veces inevitables), despus decaptar las diversas motivaciones (algunasinconscientes) que suelen estar a la base de los

    malos entendidos y de las distorsionescomunicacionales, despus de contemplar contristeza o consternacin las consecuenciasdesastrosas de ciertas palabras o ciertos gestos,qu ms hacer?

    Si desarrollarse como persona quiere deciralgo, eso parece apuntar en la lnea de una suertede reeducacin o reparacin de los defectosadquiridos a lo largo de la vida. Y dado que elcomportamiento verbal es en gran medidavoluntario, podemos reeducarnos a nosotrosmismos para hacernos interlocutores ms

    maduros y honestos, y no slo ms eficaces,ms estratgicos, ms astutos o msseductores.

    El captulo que sigue apunta precisamente asentar las bases para tornar comprensibles laspresuposiciones y las implicaciones pragmticasde nuestros actos de habla. Lamentablemente,tendr todava un aire pedaggico y racionalista;sin embargo, confiamos en que los ejemplos,ejercicios y dinmicas del curso hayan permitidoexperimentar y no slo entender los alcancesms concretos de estas nociones. Por lo dems,

    se debe recordar que estos apuntes son slocomplementos o recordatorios de las clases, yque es sometiendo las ideas tericas a laprueba de la experiencia real comoconseguiremos una aproximacin ms vvida ydirecta de la teora comunicacional.

    2.2.- PRESUPOSICIONES PRAGMTICAS

    De entrada, aclaremos que esta nocin no

    suscita unanimidad entre los pragmatistas. Unmanual tan panormico como el de Escandellomite por completo las presuposicionespragmticas, y lo mismo cabe decir de los textosde Leech, Reyes y otros. Sin embargo, si aqu seinsiste en ella es porque se la considera no yaslo til, sino indispensable para mostrar larelevancia de la pragmtica como estudiosistemtico de las convenciones conversatorias.

    En trminos generales, se puede decir que lanocin de presuposicin pragmtica surge a razde cierta evolucin en el tratamiento de laspresuposiciones lgicas y semnticas. En efecto,entre los activadores presuposicionalesmencionados en el acpite anterior, hay muchos

    que constituyen dispositivos sistemticos de lalengua antes que fenmenos episdicos delhabla. Adems, y sin perjuicio de lo anterior, esnotorio que las presuposiciones estnfuertemente determinadas por el contextodiscursivo en que surgen, e incluso Ducrot hamostrado cmo la presuposicin suele constituiruna suerte de estrategia ilocucionaria querestringe las posibilidades interpretativas delinterlocutor y hasta sus eventuales aportes alintercambio. En una revisin autocrtica de suspropias ideas, Ducrot (1986) lleg a trazar una

    sugerente analoga entre el sobrentendido y lapresuposicin discursiva.

    As, pues, el fenmeno presuposicionalrequiere un estudio de su funcin, ya que operacomo una suerte de dispositivo preparatorio paralos enunciados ulteriores. Desde una perspectivapsicolingstica, Caron plantea: Lapresuposicin pone de manifiesto el hecho deque todo enunciado est orientado. Todo acto deenunciacin se inscribe en cierta situacin eintenta transformarla: la oposicin presupuesto /expuesto indica la direccin de tal

    transformacin (Caron, 1989 [Pars, 1983], p.102).Desde la perspectiva del anlisis de discurso

    y de la pragmalingstica (sobre todo por losdesarrollos de la teora de los actos de habla), elestudio del fenmeno presuposicional fuerebasando el marco semanticista y termin porabarcar los conocimientos, expectativas yvalores compartidos por los interlocutores. Enefecto, si esos conocimientos, expectativas yvalores posibilitan la comunicacin, entonces selos puede asumir como presuposiciones

    pragmticas. Por supuesto, este saber compartidopuede ser muy elstico, y en ciertos casos lacomunicacin fluida exige incluso que cadainterlocutor se las arregle para intuir lacosmovisin del otro, su ideologa y hastaalgunas peculiaridades que eventualmentepudieran influir en la comprensin de losmensajes intercambiados. Es decir, en suextremo, el saber compartido por los

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    interlocutores podra incluir elementos tanespecficos que ni aun la psicologacomunicacional podra preverlos.

    2.2.1.- PRESUPOSICIONESPRAGMTICASGENERALES

    No obstante la elasticidad ya sealada, lasteoras de Austin, Searle y Grice permitendelimitar de modo bastante preciso lasprincipales parcelas de la informacinpragmtica compartida por los hablantesnormales. Vayamos por partes.

    2.2.1.1.- Presuposicin de Respeto a las Reglas

    (PRR)

    Ms all de las diferencias, Austin y Searle

    coinciden por lo menos en las siguientesconvicciones: a) el uso del lenguaje est sujeto areglas; b) los humanos hemos interiorizado esasreglas y tendemos a respetarlas; c) tendemosadems a asumir que los dems tambin lasrespetan. A esto se lo ha llamado Presuposicinde respeto a las reglas (Rcanati, cap. 9) yconstituye la primera de las tres presuposicionespragmticas generales que es posible dar porseguras.

    2.2.1.2.- Principio de Cooperacin (PC)

    Paralelamente (1967), Grice plante elprincipio de cooperacin. En sntesis, esteprincipio postula que, al conversar, las personasse rigen por una cierta racionalidad que los llevaa dirigir sus enunciados con vistas a los fines y/osegn la direccin y naturaleza de cadaconversacin en que se involucran. Estatendencia est ya tan arraigada que a cadahablante le resulta natural seguirla y, adems,contar con que los otros tambin lo hacen. Eneste sentido, cabe precisar que Grice no enunci

    su principio con el fin de promover o prescribiractitudes ms cooperativas, sino simplementepara describir una tendencia que es el resultadode la socializacin y de la racionalidadteleolgica (puesto que, en ltima instancia, entoda conversacin los hablantes se orientan haciafines, al margen de que tengan conciencia de elloo no la tengan).

    Aunque buscara describir y no prescribir, locierto es que el principio de cooperacin fueformulado como un imperativo. Cabe suponerque Grice quiso as graficar una suerte de ordeninterna que cada hablante se da al conversar:Haga usted su contribucin a la conversacin

    tal y como lo exige, en el momento en que tengalugar, el propsito o la direccin del

    intercambio que usted sostenga (Grice, 1967).Como esta indicacin resulta demasiado general,el propio Grice especific que la cooperacin seexpresa ms concretamente respetando cuatromximas (calidad, cantidad, pertinencia ymanera), que en algunos casos tienen tambinsubmximas. As, pues, el respeto a cada una delas mximas y submximas equivaldra a unasuerte de operacionalizacin del principiocooperativo: la cooperacin sera una variable y

    el respeto a las mxima sera un indicador. Esopermite evaluar hasta qu punto est ocurriendoefectivamente esa cooperacin ms amplia quesupuestamente puede darse por sentada.

    Claro que haber enunciado el principio decooperacin y las mximas no es loverdaderamente relevante de la propuestagriceana. En el fondo, y precisamente porque laobservancia de tales reglas se asume como casiautomtica, lo ms significativo surge cuandoesas reglas son violadas por un hablante. Talestransgresiones ocurren a veces de modo tan

    obvio que no cabe dudar de su carcterintencional y comunicativo. Es decir, el hablanteest violando alguna de estas reglasprecisamente para que el interlocutor capte unmetamensaje adicional, implcito pero relevante.En otros casos las desviaciones respecto de talesreglas tienen una apariencia engaosa oambigua, y no es posible sobreentender conprecisin qu tan intencional y/o significativoresulta el comportamiento conversatoriamenteanmalo o desviado. Este es precisamente elpunto que deberemos desarrollar ms adelante,

    distinguiendo hiptesis plausibles, conjeturas,especulaciones, sospechas, interpretacioneserrneas, fuera de lugar o simplementedelirantes. Estas ltimas parecen ms frecuentesde lo que se podra creer, incluso en los mbitosde la alta cultura.

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    2.2.1.3.- Principio de Relevancia

    No quedando conformes con la abundanciade mximas y submximas del planteamientogriceano, Sperber y Wilson concluyeron que, delas cuatro categoras, la ms significativa y nica

    indispensable era la pertinencia (o relevancia,segn la traduccin). Vase la siguiente cita:

    Sostenemos que los procesos cognitivoshumanos forman un engranaje destinado a conseguirel mximo efecto con el mnimo esfuerzo de

    procesamiento. Para conseguir esto, el individuo debedirigir su atencin a la que considere la informacindisponible ms relevante. Comunicar consiste enatraer la atencin de un individuo: de aqu quecomunicar signifique dar por supuesto que lainformacin que se comunica es relevante (Sperber yWilson, 1986, p. 9).

    Por ese status primordial, la relevancia dejde ser objeto de una simple mxima y setransform en principio. Segn estos autores,todos tendemos a atribuir relevancia a losestmulos que otros nos dirigen (con mayorrazn si son verbales, pues stos tienen un origenvoluntario). Ahora bien, puesto que estaexpectativa es compartida y natural, ello implicaque cada enunciado lleva implcita una garantade relevancia; es como si, junto a cadaenunciado, un metaenunciado nos interpelaradicindonos:puedes asumirme como relevante.

    Huelga aclarar que esa garanta derelevancia es relativa, y que no es infrecuenteescuchar o leer enunciados irrelevantes o dedudosa pertinencia. Sin embargo, incluso en esoscasos podemos constatar que, aunque estuvieranequivocados, quienes hicieron esas emisiones slas crean relevantes o pertinentes. En otraspalabras, aspiramos a la relevancia tanto en loque decimos como en lo que omos.

    2.2.1.4.- Principio de Cortesa

    Robin Lakoff considera que las mximas deGrice son bsicamente reglas de claridad, peroque existen otras dos reglas previas decompetencia pragmtica: hgase entender ysea corts.

    Por mi parte, creo que la megamximahgase entender es prcticamente una variantedel principio de cooperacin. En cambio, lamegamximasea corts abre la pragmtica a una

    dimensin nueva, no prevista por la teora de losactos de habla Austin y Searle, aunque svislumbrada por Grice. En efecto, en suconferencia sobre lgica y conversacin, Grice(1967) menciona la cortesa como fuente deimplicaturas no conversacionales, pero dej el

    tema sin desarrollar, pues a l le interesabansobre todo las implicaturas conversacionales.

    Cinco aos despus del aporte de RobinLakoff, Leech (1983) elev la cortesa a lacategora de principio, principio que descompusoen seis mximas: generosidad, aprobacin,modestia, tacto, acuerdo y simpata.

    Penlope Brown y S. Levinson propusieronluego (1987) un modelo bastante integrativo dela cortesa, intentando explicar a qu se debe stay cmo funciona.

    El tema ameritara un captulo aparte,

    captulo que este apunte deber omitir.

    2.3.- SIMPLES SUPOSICIONES

    Una larga experiencia docente me indicaque a menudo se confunden no slo laspresuposiciones semnticas con las pragmticas,sino tambin stas con simples suposiciones,fenmeno este ltimo que carece deconvencionalidad y que, por lo tanto, puede

    variar mucho de individuo en individuo.Por ejemplo, teniendo en cuenta el siguienteenunciado de Pedro a Irma:

    El to de Ana regresar maana a BuenosAires,

    qu asertos son presuposiciones semnticas(PS), cules son presuposiciones pragmticas(PP) y cules son slo suposiciones (SS)?

    a)Existe un to de Ana.

    b)Existe o existi Ana.

    c) Ana es sobrina del personaje aludido.

    d)El to de Ana no est ahora en Buenos

    Aires.e)El to de Ana haba estado antes en

    Buenos Aires.

    f) Pedro asume que Irma no sabe o no

    recuerda que el to de Ana regresar

    maana a Buenos Aires.

    g)Pedro asume que para Irma podra ser

    relevante saber o recordar que el to de

    Ana regresar maana a Buenos Aires.

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    h)Pedro tiene alguna buena razn paracreer que el to de Ana regresar maana

    a Buenos Aires.

    i) Pedro sabe que su enunciado cuenta

    como un intento de informar a Irma o de

    recordarle que el to de Ana regresar

    maana a Buenos Aires.j) El to de Ana reside en Buenos Aires.

    k) El to de Ana anda de viaje fuera del pas.

    l) Pedro cree que Ana se alegrar del

    regreso de su to.

    Quien haya comprendido las distincionesantes introducidas, captar de inmediato que lasafirmaciones a, b, c, d y e. corresponden apresuposiciones semnticas. En efecto, su valorde verdad deriva de la simple lgica dellenguaje: si alguien tiene un to, es imposible

    que l o ella no sea su sobrino o sobrina; sialguien regresa a un lugar, necesariamentetiene que haber estado all antes (de lo contrariose tratara de una primera vez y no de unregreso); si alguien an no regresa a cierto lugar,es imposible que est ya en ese lugar.

    Las presuposiciones pragmticas de nuestroejemplo podran quizs parecer menos ntidas,pero es muy razonable asumir que f, g, h e i soncondiciones que deben cumplirse si es que elacto de habla de Pedro es pragmticamenteadecuado, es decir, si no es un infortunio. En

    efecto, carece de sentido que Pedro afirme lo queafirma y que al mismo tiempo l no tenga algunarazn para creer lo que afirma y/o que no asumaque su enunciado es en algn sentido relevantepara Irma. Se objetar que a veces hablamos porhablar, es decir, sin la pretensin de estaraportando informacin relevante para nuestrointerlocutor y/o sin creer verdadero lo quedecimos; sin embargo, tales casos sonexcepcionales y no actos de habla directos ynormales. Si tiene alguna duda sobre todo esto,la podr aclarar repasando las condiciones de

    cada tipo de ilocucin (preliminares, desinceridad y esencial). Descubrir que, encondiciones normales, es natural asumir quecada hablante est respetando las reglasconstitutivas de cada tipo de ilocucin, y que,por lo tanto, se trata de reglas convencionales.

    En cambio, las afirmaciones j, k y l noapuntan a condiciones que consideramos deantemano como cumplidas o ciertas. En efecto,

    es convencional asumir que el to de Ana resideen Buenos Aires? Acaso no podra residir enotra ciudad (por ejemplo, Lima o Santiago) yestar simplemente disponindose a revisitarBuenos Aires para luego volver a la ciudad enque realmente reside (Lima o Santiago)? Del

    mismo modo, nada nos autoriza a dar por muyprobable que el to de Ana est fuera del pas,pues bien podra regresar a Buenos Airesestando en Rosario o Bariloche, por ejemplo. Yes tambin infundado creer que Ana se alegrardel regreso de su to, pues simplemente no hayninguna condicin convencional de la cualderivar racionalmente tal creencia. As, j, k y lson simples suposiciones, pues no se derivan deningn principio lgico ni de ningunaconvencin semntica o siquiera pragmtica.

    Como se ve, las presuposiciones semnticas

    son afirmaciones lgicamente necesarias (si bienimplcitas), pues se las puede deducir con todacerteza del mero significado literal o lgico de laoracin; en otras palabras, la oracin proferidaen la locucin responde a convencionessemnticas. Por su parte, las presuposicionespragmticas son hechos o condiciones que seasumen como altamente probables, ya que esnatural subentender que las personas respetanlas reglas constitutivas de cada ilocucin queemiten; en otras palabras, asumimos que elenunciado proferido como ilocucin responde a

    convenciones pragmticas). En cambio, lassuposiciones no son convencionales y, por tanto,no se pueden dar por seguras o siquiera porprobables; de hecho los oyentes suponen muydiversas cosas a partir de un acto de habla.

    Si desea afianzar la comprensin de estasdistinciones, explicite las presuposicionessemnticas (PS), las presuposicionespragmticas (PP) y las simples suposiciones (SS)de los siguientes dilogos:

    [Jorge a Mara]:Mi abuelo se divorci ayer.[Mara a Jorge]:Pero, no estaba muerto?

    [Julio a Olga]: Te llevo en auto?[Olga a Julio]: Y qu dir tu novia?

    [Celia a Pepe]: Preferira no ir al cineahora, sino cuando haya escampado.

    [Pepe a Celia]: Y si compramos paraguas?

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    3.- TEORA DE LOS ACTOS DE HABLA YPRESUPOSICIONES PRAGMTICASESPECFICAS

    En la dcada del cincuenta, el filsofo

    britnico John Austin comenz a concebir lo quehoy se conoce bajo el nombre de teora de losactos de habla. Interesado como estaba en ellenguaje ordinario es decir, el lenguajecomn y cotidiano, no el lenguaje soez, habanotado ya la relevancia de algunos fenmenosaparentemente triviales (vase, por ejemplo, suartculo En defensa de las excusas, publicadoen 1957). Un ao despus (1958) da a conocerPerformativo y constatativo, una ponenciapresentada en un congreso en Francia. Con esteescrito Austin inicia un convincente

    cuestionamiento al representacionalismoentonces prevaleciente en la filosofa dellenguaje. En sntesis, la ponencia contraponados grandes modalidades de enunciados: lossusceptibles de recibir en propiedad elcalificativo de verdaderos o falsos, que l llamconstatativos (o constativos), y aquellos otros alos cuales no resulta pertinente aplicar esacalificacin y que l llamperformativos.

    Veamos ms de cerca esta contraposicin.

    3.1.- LOS ENUNCIADOS PERFORMATIVOS

    Segn queda dicho, los enunciadosperformativos no pueden ser evaluados entrminos veritativos, porque no constituyendescripciones susceptibles de ser consideradasverdaderas o falsas. Pero esta imposibilidad nose debe a que tales enunciados seansemnticamente ambiguos, indecidibles omeramente opinables, como podran ser loscasos de enunciados polismicos, paradjicos oinverificables. As, Buenos Aires es la ciudad

    ms apasionante del mundo o Shakespeare es elescritor ms grande de todos los tiemposconstituyen ejemplos de juicios inverificables,pero no porque sean performativos, sino porqueno habra cmo evaluar objetivamente, conparmetros vlidos, en qu grado Buenos Aireses la ms apasionante de las ciudades ni enqu medida Shakespeare supera a todos susdems colegas de todo el mundo.

    Si en verdad los performativos no resultanevaluables como verdaderos o falsos, ello sedebe simplemente a que constituyen accionesverbales antes que meras afirmaciones. Y comose sabe, una accin puede resultar atinada odesatinada, prudente o imprudente, oportuna o

    inoportuna, eficaz o ineficaz, sincera o insincera,pero no verdadera o falsa.

    Del distingo austiniano, la idea clave era sinduda la del performativo, pues los constatativosno representaban novedad alguna ni para suscolegas filsofos ni para los lgicos: desdesiempre ellos han reconocido que el lenguajepermite representar la realidad.

    Despus de Austin, resulta mucho ms fciladmitir que, si bien el lenguaje permite formularenunciados para hacer constarbien o mal unhecho de la realidad (de ah el nombre de

    constatativos), sa no es ni con mucho la nicafuncin del lenguaje. De hecho, afirmaba Austin,hay muchos casos en que el lenguaje es usado noprimariamente para expresar una proposicin oun contenido verificable, sino ms bien paraactuar. Obsrvense, por ejemplo, los siguientesenunciados:

    (i) Est lloviendo.(ii) Chile es hoy un pas democrtico(iii) Acabas de batir el rcord nacional(iv) Te sugiero llevar paraguas(v) Aconsejo a los chilenos fortalecer la

    democracia(vi) Te felicito por haber batido ese rcord.

    Como queda de manifiesto, los primeros tresenunciados tienen un carcter constatativo, pueshacen constar un hecho (real o ficticio,indudable o dudoso, poco importa eso para estosefectos). Quizs podramos discutir el contenidoproposicional de los enunciados i, ii e iii ypreguntarnos si debemos llamar lluvia o msbien llovizna al hecho aludido (i), qu tandemocrtico es Chile hoy (ii) y si efectivamentela nueva marca supera o no el rcord vigente(iii). Tambin podramos cuestionarnos, porejemplo, si esos enunciados son constatativosqumicamente puros, cmo y cundo unenunciado contiene una proposicin verdadera o,incluso ms, a qu se puede llamarverdad.

    Pese a toda su pertinencia gnoseolgica y sucalado epistemolgico, esas inquietudes estnpor ahora fuera de nuestro foco. En cambio, s

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    nos interesa llamar la atencin sobre un hechoms modesto, pero al cual la perspicacia deAustin transform en clave inaugural de estanueva disciplina que hoy llamamospragmalingstica, pragmtica del lenguaje opragmtica a secas.

    Si se comparan los tres primeros enunciados(i-iii) con los tres restantes (iv-vi), se notar quelos ltimos presentan una propiedad especial: alproferirlos, el hablante realiza la accin que estrefiriendo. En efecto, la sugerencia de llevarparaguas (enunciado iv) es efectuada por ydurante la pronunciacin de esas palabrasprecisas: Te sugiero llevar paraguas. Elconsejo de fortalecer la democracia (enunciadov) tambin tiene lugar debido a que el hablanteprofiere esas palabras, no otras cualesquiera:Aconsejo a los chilenos fortalecer la

    democracia. Lafelicitacin por el nuevo rcord(enunciado vi) ocurre mientras el emisorinterpela con ese enunciado y no con otros asu interlocutor: Te felicito por haber batido esercord.

    As, pues, la distincin entre constatativos yperformativos pareca justificarse plenamente yobligaba a preguntarse cmo es que con ciertosenunciados nos referimos al mundo mientras quecon otros actuamos sobre l. Por cierto, esperfectamente imaginable una situacin en queel hablante, limitndose a proferir el enunciado i,

    en la prctica est implicitando una sugerenciaequivalente a la explicitada en el enunciado iv(por ejemplo, si habla mirando alternativamenteal oyente y al paraguas que es visible paraambos). Del mismo modo, no es difcil imaginarcasos anlogos en que, pronunciando elenunciado ii o el iii, el hablante haga sentir demodo tcito que aconseja fortalecer lademocracia (enunciado v) o que considera dignode felicitacin el rcord establecido por suinterlocutor (enunciado vi). En otras palabras, sibien los enunciados performativos constituyen

    acciones ejecutadas mediante palabras explcitasy directas (sugiero, aconsejo, felicito, etc), nadaimpide que dichas acciones tambin se puedanejecutar de modos menos directos, pero tambineficaces.

    Sin embargo, tales objeciones que por lodems el propio Austin fue el primero enconcebir resultaban irrelevantes al lado del

    nuevo campo que la nocin de performativopona por delante.

    Resulta notable que fuera la propia filosofala que terminara reparando en la dimensinperformativa del lenguaje. Al fin y al cabo, porsu proximidad a la lgica y la teora del

    conocimiento, los filsofos del lenguajepresentaban una proclividad natural a ver en laspalabras un instrumento del pensar o un vehculopara las ideas. Por su parte, la lingstica operabaen un plano de abstraccin bastante similar:desde Saussure en adelante, el lenguaje eraconcebido como un sistema de signosconvencionales, en los cuales el plano delsignificante mantiene una relacin arbitraria conel plano del significado; por tanto, una vez msse impona una frontera entre expresin ycontenido, palabra y concepto.

    Diversas disciplinas estn directa oindirectamente abocadas al estudio del lenguaje:antropologa, semiologa, teora literaria,retrica, estilstica, hermenutica, psicologa,lingstica, lgica, etc. De todas ellas, quizs lapsicologa era la llamada en primer lugar a notarla doble dimensin de la palabra. En efecto, sibien algunas de sus ramas la psicologaindividual, la psicologa general, la psicologacognitiva abordan el lenguaje como unafacultad intelectual, centrndose por tanto en sudimensin ideativa y/o referencial, la psicologa

    social ve en el lenguaje un mediador de lainteraccin, un posibilitador de la coordinacinintersubjetiva y un vehculo de comunicacin einfluencia entre las personas. Por esa razn,podra haber descubierto antes que otrasdisciplinas la dimensin performativa dellenguaje; no obstante, la psicologa lleg tarde acumplir esa tarea, y hoy est llegando tardeincluso al aprovechamiento profesional de ese yotros aportes de la filosofa del lenguaje y de lalingstica.

    3.2.- LOS VERBOS PERFORMATIVOS

    En trminos psicolgicos, se podra decirque la distincin entre constatativos yperformativos equivala a confrontar dos grandesfunciones del lenguaje: describir versus hacer,idear versus actuar, pensar versus interactuar.

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    Pero, qu dispositivos de la lengua posibilitanal hablante actuar mediante el lenguaje y/o dar aentender que lo est haciendo? En trminossimples, lo primero que podemos notar en losenunciados iv-vi es la presencia de ciertas formasverbales conjugadas en primera persona del

    presente (sugiero, aconsejo, felicito), queaportan seas claras de las intencionescomunicacionales del hablante.

    Estos verbos performativos son muynumerosos (Austin los cont por miles). As, porejemplo, al decir: Afirmo X, recomiendo Y,protesto por Z, uno metacomunica que susenunciados cuentan respectivamente como unaafirmacin, una recomendacin y una protesta.Lo propio se puede decir de muchsimos otrosverbos que, conjugados en presente y en primerapersona, permiten no slo expresar que se tiene

    la intencin de hacer algo, sino adems hacerdirectamente y en virtud de esos mismosenunciados los actos mencionados en cadaexpresin: por ejemplo, una solicitud, unaexigencia, un reclamo, una declaracin, unadesafo, una promesa, proclamacin, etc.

    Se podra discutir quizs que ciertos verbosperformativos parecen menos inequvocos quelos recin mencionados. Por ejemplo, al decir:Creo P, Confieso Q, Conjeturo R, un sujetocomunica efectivamente una creencia, unaconfesin y una conjetura, pero no queda tan

    claro si tales expresiones constituyen sin msactos de habla plenos.En cualquier caso, hablando en trminos

    generales, los verbos performativos constituyenverdaderos testimonios de un largo proceso decoordinacin interhumana y transgeneracional, yno puede entenderse como mera casualidad elque ahora sean parte del lxico corriente de casitodos los idiomas. Si tantas lenguas del mundoofrecen a sus hablantes estos dispositivos paracoordinarse entre s y explicitar sus intencionescomunicacionales (prometo, sugiero, advierto,

    opino, exijo, admito, protesto, etc), quiere decirque ya forman parte central de lo que ms ymejor nos distingue como especie: el lenguaje.

    A la vez, uno de los rasgos que mejor defineal lenguaje es justamente su reflexividad, sucapacidad para referirse a s mismo y, por esava, autocorregirse y autoperfeccionarse. En estesentido, nuestro inters por la dimensinperformativa del lenguaje radica precisamente en

    su capacidad para gobernar la propia conciencia,expresar la subjetividad y, al mismo tiempo,alcanzar esa intersubjetividad en que terminamosde humanizarnos.

    Para comprender mejor ese desafo, loprimero ser comprender el sentido profundo de

    las ideas ms operativas respecto del lenguaje. Yentre ellas, la dimensin performativa tiene unarelevancia indiscutible.

    3.3.- TRICOTOMA DEL ACTO DE HABLA

    La distincin entre constatativos yperformativos tropieza con varias dificultades,casi todas advertidas por el propio Austin.Veamos las principales.

    Conjugando un verbo performativo en laprimera persona del presente, un hablante podraemitir un enunciado constatativo. Por ejemplo, aldecirAconsejo beber agua mineral, pero casinadie me hace caso, el hablante no estemitiendo un performativo, sino haciendoconstar algo que l hace y que resultainfructuoso.Prometo slo lo que puedo cumplirtampoco constituye una promesa, sino ms bienla descripcin (constatativa) de un cierto hbitodel hablante.

    Por otra parte, incluso los enunciados ms

    prototpicamente constatativos presuponen unaespecie de verbo performativo implcito. Sialguien dice: Hoy es lunes o bien Tengo veinteaos, lo que en el fondo est diciendo es algo ascomo Informo que hoy es lunes o bien Afirmoque tengo veinte aos. Es decir, no hay unadiferencia esencial entre performativos yconstatativos, pues estos ltimos seran siempreimplcitamente performativos.

    Adems, no todos los actos de hablaimaginables cuentan con verbos performativosque faciliten su ejecucin. As, por ejemplo, el

    acto de habla de amenazar no se cumpleautomticamente porque alguien diga Teamenazo..., como tampoco se ejecutapropiamente un insulto diciendo a alguien Teinsulto, sino dirigindole expresiones realmenteinsultantes.

    En ciertos casos, el verbo performativonombra realmente un acto del hablante, pero

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    tambin alude a un resultado o un efecto de eseacto. Por ejemplo, ensear es el nombre de unacto ejecutado directamente por el hablante, perotambin puede designar el resultado de otrosenunciados performativos (por ejemplo,explicar).

    Por ltimo, a veces el contenido literal deun enunciado no coincide con el significadointerpersonal o social del mismo. As, uno puedepreguntar para pedir (me lleva?) o para ofrecer(le ayudo?); tambin se puede afirmar parapreguntar (quiero saber qu hora es), etc.

    Por estas y otras consideraciones, Austintermin por descartar la dicotoma constatativo /performativo y la reemplaz por la tricotomalocutivo / ilocutivo / perlocutivo.

    3.3.1.- ACTOLOCUTIVO (OLOCUCIN)

    El acto locutivo (o locucin) es el acto dehablar y se compone de tres subactos: el fnico(emisin de sonidos), el ftico (emisin depalabras hilvanadas con arreglo a una sintaxis) yel rtico (referencia o denotacin que da unsentido semnticamente reconocible alenunciado). Por supuesto que, si se trata de unacto de escritura, el componente fnico deberallamarse actogrfico.

    3.3.2.- ACTOILOCUTIVO (OILOCUCIN)

    El acto ilocutivo acontece al decir (oescribir) algo y constituye una accinrelativamente ritualizada. Por ejemplo, entremuchsimas otras, he aqu algunas ilocucionesfrecuentes: preguntas, peticiones, promesas,amenazas, advertencias, quejas, reclamos,ofrecimientos, felicitaciones, juicios, consejos,recomendaciones, prohibiciones, permisos,descalificaciones, retractaciones, elogios,insultos, declaraciones, opiniones, veredictos,argumentos, piropos, arengas, exhortaciones, etc.

    Como ya se adelant, estas accionesverbales pueden formularse de modo directo oindirecto. Por ejemplo, si alguien desea la ayudade otro, puede decirle directamente: Te pido queme ayudes. Si considera demasiado ruda odescorts esa frmula, es muy probable que optepor variantes como:Me gustara que me ayudeso Necesito tu ayuda (afirmaciones), y Podras

    ayudarme? o Seras tan amable de ayudarme?(preguntas).

    Por cierto, la emisin y la recepcin demensajes indirectos ofrecen muchos aspectosrelevantes para la psicologa de la comunicacin.

    3.3.3.- ACTOPERLOCUTIVO (OPERLOCUCIN)

    El acto perlocutivo ocurre por haber dichoalgo [by saying something] y consiste en losefectos provocados por la palabra, ya sea en eloyente o en el propio hablante. Por ejemplo, elhecho de insultar (ilocucin) suele provocar unaofensa, pero tambin podra producirarrepentimiento en el hablante. En un caso tal,deberamos considerar perlocuciones tanto elsentimiento de ofensa del oyente como elarrepentimiento ulterior del hablante. A mayor

    abundamiento, la confidencia (ilocucin) puedeprovocar empata, lstima, desagrado o diversasotras reacciones en el oyente, todas las cuales sedeberan categorizar como perlocuciones; almismo tiempo, si tras su confidencia y envirtud de ella el propio hablante experimentaraalivio, vergenza u otros sentimientos, talesreacciones constituiran tambin perlocuciones.

    3.3.4. PARAUNASNTESISCOMPARATIVA

    3.3.4.1.- En resumen, la locucin es el acto

    de hablar [of saying something], la ilocucin esel acto efectuado alhablar [in saying something]y la perlocucin es el acto provocado porhablar[by saying something].

    3.3.4.2.- La locucin coincide casi puntopor punto con el objeto de estudio de lagramtica; la ilocucin constituye un temacentral de la pragmalingstica; la perlocucin,en cambio, podra ser objeto tanto de lapsicologa (incluyendo la psicolingstica y elpsicoanlisis), como de la retrica y la estilstica,entre otras disciplinas.

    3.3.4.3.- Desde otra perspectiva, cabe hacernotar que entre ellos hay una gradiente de mayora menor convencionalidad. La locucin estgobernada por reglas sumamente claras y enmuchos casos explcitas, pues incluyen criteriospara la pronunciacin correcta, la concordanciasintctica y la aceptabilidad semntica. Encambio, la ilocucin se rige por reglas ms bienimplcitas, aunque de clara gravitacin (basta

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