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Universidad Pedagógica Nacional

Sede regional 211-3

Huauchinango

Licenciatura en Educación

Licenciatura en Educación Para el Medio Indígena

El uso del portafolios como herramienta para mejorar la calidad de la docencia1

Ma. Luisa Crispín, Lourdes Caudillo, Universidad Iberoamericana, Centro de Procesos Docentes, México 1998

Introducción

Muchas veces la evaluación de la docencia se limita a la valoración que hacen los estudiantes de los profesores, a través de encuestas de opinión. Cuando esta práctica constituye el único medio de apreciación del desempeño docente, tiene grandes limitaciones ya que sólo considera aspectos parciales.

Por otro lado, la dificultad para evaluar la docencia, ha llevado a que se dé mayor importancia en el desempeño de los académicos universitarios a otras tareas que se pueden medir más fácilmente, como la investigación y la difusión.

En los últimos años se han buscado nuevas formas para evaluar la docencia de manera objetiva, pero que al mismo tiempo, sirvan para reflexionar sobre la práctica docente y vislumbrar nuevos caminos que permitan mejorarla. Una de las formas de evaluación que actualmente parece estar dando buenos resultados en ese sentido es el uso del portafolios. En este manual se explica en qué consiste esta práctica, las funciones que cumple, las ventajas de su uso, los aspectos que debe contener y cómo se puede elaborar.

1. El portafolios como herramienta para evaluar la calidad de la docencia

Una docencia de calidad es aquella en la que existe coherencia entre los objetivos educativos, la metodología de enseñanza-aprendizaje, las formas de evaluación y los resultados obtenidos. La calidad docente está determinada en función de qué tanto el profesor/a está llevando a cabo acciones eficaces para el logro de los objetivos de aprendizaje, ya que la mejor forma de evaluar a un profesor/a es a través del aprendizaje de los estudiantes. La calidad de la docencia depende de la coherencia entre los objetivos educativos, la metodología de enseñanza-aprendizaje, las formas de evaluación y los resultados obtenidos.

El portafolios viene a ser un expediente donde se reúnen evidencias tanto de los principales logros y fortalezas del trabajo docente, como de aquellos aspectos que conviene mejorar. Se trata de una herramienta para llevar a cabo una evaluación

1 Editado con fines de formación para la especialidad Competencias docentes, UPN_COSDAC, México, 2008

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formativa de la docencia, para retroalimentar al profesor/a y ayudarle a reconocer sus potencialidades y los aspectos que requiere modificar.

El portafolios es un expediente donde se resumen tanto las principales fortalezas del trabajo docente, como los aspectos a mejorar.

Como en el caso de cualquier proceso de evaluación, elaborar un portafolios supone recoger información, sistematizarla, valorarla y tomar decisiones.

La evaluación supone:

Recoger, sistematizar y valorar información.

Tomar decisiones.

1.1 Recoger información

Cuando se trata de evaluar la docencia, la información que se espera que cada profesor/a incluya en su Portafolios es aquella que muestre el logro de los objetivos de sus cursos o bien las acciones realizadas que han sido útiles para ello…

Los materiales sobre la forma de evaluar y retroalimentar a los estudiantes -por ejemplo, trabajos calificados, proyectos realizados, exámenes, tareas, etc. son muy importantes, porque son evidencias de lo que aquellos han aprendido, lo que refleja, a su vez, la calidad del trabajo del profesor/a…

También es necesario incluir evidencias que representen las acciones que se llevaron a cabo en el proceso de enseñanza-aprendizaje para facilitar el logro de los objetivos educativos, tales como las guías de estudios, ciertas referencias al método de enseñanza-aprendizaje, materiales elaborados por el profesor/a como apoyos didácticos, etc..

En el portafolio hay que incluir muestras de las formas de evaluar, las acciones docentes, las evaluaciones de los estudiantes y la información de algún colega.

Las evaluaciones de los estudiantes sobre el profesor/a son igualmente necesarias, pues el conocer su opinión ayuda al docente a revalorar aquellos aspectos de su práctica que efectivamente promueven el aprendizaje de los estudiantes.

Por último, es conveniente agregar información que provenga de algún colega que tenga elementos para opinar sobre el profesor/a en su desempeño como docente.

1.2 Sistematizar información

El portafolio se conforma por la colección ordenada de materiales representativos tanto del trabajo docente como de los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje. Deben ordenarse de tal manera que el profesor/a pueda darse cuenta de su propio proceso de desarrollo y de los cambios que va experimentado a lo largo de su carrera.

El portafolios es una colección Al sistematizar la información el profesor/a puede contrastar su propia autoevaluación, con la evaluación de los colegas y la de los estudiantes. Al mismo tiempo, puede ir haciendo una reflexión sobre lo que representan los materiales seleccionados y describir su experiencia docente al respecto, contextualizando las diversas variables que intervinieron en ella. Ordenada de materiales representativos del trabajo docente y de los resultados del proceso de enseñanza-aprendizaje, que permite darse cuenta de los cambios en el profesor/a.

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1. 3 Valorar información

Evaluar implica hacer un juicio de valor, para lo cual se requiere de un parámetro con el cual contrastar la cuestión a evaluar. En el caso de la UIA, sus finalidades educativas, el Perfil del Egresado de cada licenciatura y los objetivos de aprendizaje de las diferentes materias, son los parámetros que sirven para evaluar la calidad de la docencia.

Una guía para seleccionar los materiales a incluir en el Portafolios , será escoger aquellos que mejor representen el logro de los objetivos de aprendizaje y de las acciones que se llevaron a cabo para su cumplimiento, o bien aquellos que no habiendo logrado lo anterior, ayudaron al profesor/a a darse cuenta de los errores que estaba cometiendo. Los parámetros para evaluar la calidad de la docencia son las finalidades educativas de la UIA, el Perfil del Egresado de las licenciaturas y los objetivos de aprendizaje de las materias.

1.4 Tomar decisiones

La valoración de la información sólo tendrá sentido si sirve para tomar decisiones que ayuden a mejorar la calidad docente. El objetivo último de la evaluación de la docencia consiste en ayudar a cada profesor/a a reconocer los aspectos positivos de su práctica para potenciarlos, así como a detectar aquellos que requiere mejorar.

No obstante, la evaluación de la docencia también sirve a las instancias correspondientes en los departamentos para redefinir los parámetros de logro que se buscan, encontrar los mejores métodos de enseñanza y mejorar la forma en que se evalúa al estudiante.

Los portafolios de los profesores/a vienen a ser una base para reflexionar a través del diálogo sobre las experiencias de cada quien, para comprender cada vez mejor el proceso educativo y para tomar decisiones encaminadas a mejorar el logro de los objetivos educativos.

El Portafolios es una base para reflexionar a través del diálogo, comprender el proceso educativo y tomar decisiones encaminadas a mejorar el logro de los objetivos.

2. Ventajas del uso del portafolios

Para la elaboración del portafolios se requiere que el profesor/a le dedique cierto tiempo, sin embargo, hacerlo es una excelente inversión en una herramienta que le permitirá desarrollar su calidad docente continuamente, ya que facilita la toma de decisiones fundamentada en tres niveles: La revisión de los Portafolios ayuda a comprender proceso de enseñanza-aprendizaje, encontrar los mejores métodos para propiciar el aprendizaje y evaluar los resultados.

Personal.

De la instancia evaluadora correspondiente.

Institucional.

2.1 Ventajas a nivel personal

El Portafolios es un medio de autoevaluación de la propia práctica, así como una alternativa para la evaluación formativa, que se deriva del proceso reflexivo individual y del diálogo con colegas de diversas áreas. Esta manera de proceder favorece la detección de las fortalezas y/o debilidades de cada quien y, por ende, la toma de decisiones sobre las áreas que tiene que mejorar o modificar.

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Otra ventaja del portafolio es que da oportunidad a cada profesor/a de contextualizar su experiencia docente, presentarla ante la instancia evaluadora correspondiente y recibir retroalimentación al respecto.

Para elaborar su portafolio, cada profesor/a no sólo tiene que seleccionar sus mejores evidencias de logro, sino también tiene que organizarlas de tal manera que le permitan comunicar un «retrato» de su práctica, en el cual pueda revisar su propia actuación y asumir un papel más proactivo ante su labor docente. Hacer lo anterior propicia la búsqueda de nuevos caminos en el proceso de enseñanza aprendizaje, pues el profesor/a será más consciente de qué es lo que hace, por qué lo hace y qué efecto tiene en sus estudiantes.

Ventajas para el profesor/a: Será más consciente de lo que hace, por qué lo hace y qué efecto tiene en el aprendizaje de sus estudiantes.

2.2 Ventajas para la instancia evaluadora

El proceso de revisión de un Portafolios por un grupo de profesores/as representa un espacio para discutir, redefinir, intercambiar y aprender sobre la práctica docente. Este proceso permite que las instancias evaluadoras correspondientes cuenten con información tanto para hacer una observación más profesional y objetiva de los profesores/as, como para constatar el cumplimiento y seguimiento de los planes de estudios.

En la Universidad Iberoamericana (UIA) -aprovechando la experiencia de varias instituciones al respecto e introduciendo algunas adaptaciones- el uso del portafolios se entiende como un medio o herramienta para facilitar la evaluación formativa del docente, al mismo tiempo que para dar seguimiento a los planes de estudios.

Las instancias evaluadoras correspondientes podrán establecer los estándares de logro de acuerdo con las características propias de cada área de formación universitaria. Como en el portafolios se presentan evidencias no sólo de los resultados del trabajo docente, sino también del proceso mismo, puede constituir un sólido recurso para apoyar la toma de decisiones en el caso de las promociones o asignaciones de categorías académicas.

Por otra parte, el uso adecuado del portafolio ayuda a fomentar una cultura de profesionalismo en la docencia y de reconocimiento por sí misma. Lo anterior ayuda a darle mayor peso a esta tarea a la hora de evaluar al académico de tiempo, que también realiza otro tipo de tareas, tales como la investigación, la difusión y los servicios académico-educativos, cuyos resultados muchas veces son más fáciles de mostrar que los de la docencia.

Cuando las instancias evaluadoras correspondientes revisen los portafolios , se espera que valoren la información que se haya incluido en ellos sobre los conocimientos, las habilidades y los procesos valorativos que se pretende ejercitar en el salón de clases, según propone el Modelo Educativo de la UIA. Con esto se trata de que los profesores/as compartan las experiencias y los métodos que más les han funcionado al respecto, las formas en que han motivado y evaluado a los estudiantes, los materiales didácticos que les han sido útiles y, también, las dificultades que han enfrentado y la forma en que las han resuelto.

Ventajas para quien evalúa:

Establecer estándares de calidad.

Tener información para seguimiento de planes de estudios.

Fomentar una cultura de profesionalismo en la docencia.

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2.3 Ventajas a nivel institucional

El uso del portafolio como herramienta para evaluar la calidad de la docencia favorece el desarrollo de los profesores/as y la profesionalización de la docencia, lo cual, a su vez, repercute sobre la calidad del servicio institucional. Una vez instaurado el uso del portafolio a nivel institucional, la toma de decisiones para ir mejorando paulatinamente dicha calidad se facilita, pues se sabe con qué elementos objetivos se cuenta para reforzarlos o modificarlos.

Por otra parte, con respecto a los profesores/as de nuevo ingreso, pedirles que elaboren su portafolio representa una oportunidad para que se relacionen con aquellos profesores/as que tienen mayor conocimiento de la institución y aprovechen su experiencia en la misma, para que les ayuden a contextualizar su práctica docente dentro del marco educativo de la institución. Con esto se favorece la instauración y el fortalecimiento de una verdadera comunidad educativa, al tiempo que se enriquece y renueva la experiencia de cada profesor.

Ventajas a nivel institucional:

La evaluación de la docencia repercute sobre la calidad del servicio.

Favorece el fortalecimiento de la comunidad universitaria.

3. La reflexión, elemento clave del portafolio

No es posible mejorar actividad humana alguna si no se reflexiona acerca de su sentido y de sus consecuencias. En el ámbito de la actividad docente eso es fundamental, ya que su objetivo consiste en poner las condiciones para que otros aprendan y constatar que así suceda. Cuando se ejercita la actividad docente durante cierto tiempo sin hacer ninguna reflexión sobre ella, se corre el peligro de convertirla en algo mecánico y rutinario, con graves consecuencias tanto para el aprendizaje de los estudiantes como para el desarrollo del profesor/a.

La parte más importante del portafolio es la reflexión, que debe referirse a todos los materiales que lo conforman. Cualquier evidencia que el profesor/a elija para mostrar su trabajo docente, debe ser mencionada en una reflexión escrita que haga patentes los aspectos que el profesor/a ha tomado en cuenta para la planeación y realización de sus cursos, como por ejemplo, si ha tomado en cuenta:

Cuando la docencia no se evalúa puede volverse mecánica y rutinaria, de ahí la necesidad de reflexionar sobre ella para ver si no se están pasando por alto aspectos fundamentales de la misma.

Las características tienen los estudiantes a los que imparte el curso.

El lugar ocupa el curso en el plan de estudios.

Si los estudiantes tienen las herramientas conceptuales necesarias para lograr los objetivos propuestos.

Qué impacto le causa lograr o no la motivación de los estudiantes.

Cómo se da cuenta de que el método que utiliza es el apropiado.

Por qué un ejercicio, trabajo o examen, expresa resultados más altos o más bajos de lo que esperaba.

Con qué criterios valora que un trabajo es bueno.

Preguntarse lo anterior ayuda a detectar en el proceso enseñanza-aprendizaje las fortalezas y debilidades del propio trabajo como profesor/a, con base en las cuales se pueden tomar decisiones para mejorar la práctica docente. Sin este proceso de

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reflexión que conduce al cambio, el portafolios perdería su sentido y su utilidad, de ahí la importancia de no omitir el incluir una reflexión escrita entre los materiales que lo conforman.

4. La elaboración del portafolios

El portafolio debe ser conciso y contener sólo los aspectos más relevantes y significativos de la práctica docente, de modo que se pueda estar actualizando constantemente. Se trata de ejemplos de materiales representativos del trabajo del profesor/a, que deben ir acompañados de una reflexión que también se tendrá que renovar periódicamente, ya que constituye el factor clave para que el portafolios no pierda su sentido.

No todos los portafolios pueden ni deben ser iguales, ya que su contenido depende de las características de cada institución y cada persona. En la UIA se puede hablar de dos modalidades de portafolios: el del profesor/a de asignatura y el del académico de tiempo completo.

Algunos elementos pueden ser iguales en ambos, ya que lo relativo a la práctica docente puede ser similar en ambos. Sin embargo, como el trabajo del académico de tiempo implica otras funciones además de la docencia, la conformación del portafolio para cada tipo de profesor será distinta.

Cada portafolios debe ser conciso, completo y actualizable, de acuerdo con las necesidades de cada quien y cada institución. Por eso no todos pueden ni deben ser iguales.

4.1 Elementos del portafolio

Índice.

Para facilitar la elaboración y revisión del portafolios es importante contar con un índice o descripción de contenidos, que indique desde el principio qué documentos contiene y cómo están organizados. Los apartados que se sugieren a continuación pueden adaptarse tanto a las necesidades y la personalidad de cada quien, como a las características de la institución en la que labora.

1. Presentación: Asignación de (para profesores/as de tiempo).

Curriculum vitae (historial comentado del profesor/a de asignatura).

2. Guías de Estudios.

3. Materiales elaborados por el profesor/a: Tareas.

Ejercicios.

Audiovisuales.

Formas de evaluación.

4. Resultados del aprendizaje: trabajos realizados por estudiantes.

Proyectos.

Tareas.

Ensayos.

Exámenes.

Otros.

5. Evaluación del aprendizaje y retroalimentación: evaluaciones a los estudiantes.

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Proyectos revisados.

Tareas revisadas.

Ensayos revisados.

Exámenes revisados.

Lista o registro donde se consigna el seguimiento de estudiantes.

6. Información de otros:

Resultados de Evaluaciones de los alumnos al profesor/a.

Observación de algún colega.

7. Autodiagnóstico:

Fortalezas.

Aspectos a mejorar.

Estrategias para lograrlo.

Cuando se elabora un portafolios por primera vez, se puede hacer sobre un solo curso del profesor/a, para que le sea más fácil recolectar, seleccionar y organizar su material. No obstante, algunos profesores/ as prefieren partir de la reflexión sobre varios cursos al mismo tiempo, porque al comparar las diferencias debidas al tipo de materia, al nivel en que se imparte, al tipo de estudiantes, etc., se les facilita el descubrir algunas constantes que caracterizan el desempeño de su trabajo docente.

Cuando se elabora un portafolios por primera vez, se puede hacer sobre un solo curso o sobre varios.

Los materiales básicos son:

Guía de estudios, guiones didácticos o planeaciones.

Ejemplos de evaluaciones.

Evaluaciones institucionales.

Los tres materiales básicos para empezar a elaborar el portafolios son: -La Guía de Estudios.

Ejemplos de la forma en que se evalúa a los estudiantes.

El SEPE 1 (Forma en que los estudiantes evalúan al profesor).

5. Una reflexión final

Todo parece indicar que el portafolio es una herramienta que permite reflexionar sobre la práctica docente, al tiempo que ayuda a los profesores/as a detectar sus potencialidades y a reconocer los aspectos que necesitan mejorar.

Para que esto sea posible, es importante propiciar el establecimiento de un contexto donde la evaluación contemple la responsabilidad de la reflexión sobre el quehacer propio como fundamento para discernir sus alcances y limitaciones, pudiendo así tomar decisiones que ayuden a mejorar el desempeño de cada quien.

La evaluación debe ser entendida como un medio, no como un fin en sí misma. Se trata de un proceso no sólo para contar con información sobre el logro de ciertos objetivos, sino también para facilitar dicho logro.

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Para ello, es necesario enmarcar la evaluación dentro de los ideales de la institución y del departamento al que pertenecen los profesores/as, para saber conforme a qué parámetros se va a llevar a cabo dicha evaluación. El portafolio es una herramienta para evaluar calidad de la docencia y tomar decisiones que ayuden a mejorarla, de acuerdo con las finalidades educativas de la institución y con otros cuestionamientos generales y particulares.

Sin embargo, en el caso de la evaluación de la docencia, además de los parámetros mencionados, hay ciertos cuestionamientos a los que los profesores/as debemos responder, por ejemplo: Cuestionamientos generales: ¿Qué intentamos que aprendan los estudiantes? ¿En qué grado están aprendiendo lo que nos proponemos? ¿Estamos usando los medios más adecuados para lograr los fines que perseguimos? ¿Nuestros métodos de enseñanza-aprendizaje, la forma en que evaluamos a los estudiantes y los recursos que utilizamos, son coherentes con los objetivos que deseamos lograr? ¿Conocemos los fines de la educación que persigue la institución? ¿Están claros esos fines de la educación? ¿La metodología de enseñanza-aprendizaje que se utiliza es congruente con la filosofía educativa de la institución y favorece la consecución de esos fines? ¿Qué aspectos podemos mejorar?

Como institución.

Como departamento.

Como profesor/a.

Cuestionamientos particulares: ¿Estamos realmente formando egresados capaces, íntegros y “para los demás”, como lo propone el Ideario de la UIA? ¿De qué manera podemos darnos cuenta si estamos formando personas creativas, críticas y comprometidas con la sociedad? Sólo a través de la generación de espacios de reflexión y de diálogo sobre la práctica docente, en los que se cuente con información pertinente, y con modelos de interpretación adecuados y acordes a los ideales institucionales, será posible detectar las fortalezas y debilidades que sustenten la toma de decisiones en la línea del logro de los objetivos educativos que deseamos lograr. Las potencialidades del portafolio serán más efectivas cuanto más se exploren en espacios de reflexión y diálogo.

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Universidad Pedagógica Nacional

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Huauchinango

Licenciatura en Educación

Licenciatura en Educación Para el Medio Indígena

¿Qué hay que evaluar de los docentes?2

Francisco Alvarez M.

CIDE

Presentación

Los profesionales de la educación son personalmente responsables de su desempeño en la función correspondiente. En tal virtud deberán someterse a los procesos de evaluación de su labor y serán informados de los resultados de dichas evaluaciones. (Estatuto de los Profesionales de la Educación)

El tema de la Evaluación Docente, planteado en la Ley de la Carrera Docente como un proceso que contribuirá a la calidad y a la profesionalización docente, está cobrando importancia en las conversaciones y debates educativos.

En el presente trabajo se quiere contribuir con aportes del mundo de la investigación educativa a fundamentar las conversaciones sobre el tema.

La evaluación como juicio y catalogación de la acción docente es algo que en las instituciones dedicadas a la educación siempre se ha hecho y se hace de manera permanente. Tanto directores de establecimientos, como también los alumnos y las mismas familias de éstos, aunque sea con mecanismos no formales, están evaluando el comportamiento pedagógico de los docentes. Sin embargo, los criterios y perspectivas con que se evalúa y desde los que se evalúa, difieren mucho unos de otros. En lo que sí parece darse una constante, es que cada vez que se propone hacer una evaluación con carácter sistemático, los docentes la consideran como una amenaza.

El tema de la evaluación docente parece estar ligado a los avances y desarrollos educativos de las recientes reformas que se están dando en la región y que están más centradas en la calidad que en la cobertura como muestran los estudios realizados sobre los avances logrados en lo educativo (Schiefelbein, 1995).

En la década de los 80, como fruto de los estudios preparatorios para la Conferencia Mundial de Educación para Todos (Jomtien), el foco de las políticas educativas se vuelve hacia la efectividad y calidad de la educación. Namo de Mello (1982) reconoce que el crecimiento cuantitativo del sistema ha impuesto, de hecho, un importante cambio cualitativo en la dinámica escolar. A partir de tales investigaciones el tema

2 Obtenido en http://www.educarchile.cl/Userfiles/P0001%5CFile%5CQU%C3%89%20HAY%20QUE%20EVALUAR%20D%20ELOS%20DOCENTES.pdf , el 4.Dic.2008. Editado con fines de formación para la especialidad Competencias docentes, UPN_COSDAC, México, 2008

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comienza a aparecer con mayor fuerza. Es el caso, por ejemplo, de los estudios que Ezpeleta y Tovar (1989) hacen sobre la situación de los maestros en Argentina, Perú y Bolivia dentro del marco del Proyecto Principal de la UNESCO, así como las investigaciones de Arancibia (1994) centradas en la efectividad escolar resaltando los factores que inciden en la calidad de la enseñanza.

Sin embargo no puede decirse que haya consenso respecto a la necesidad, no sólo de investigar sobre el tema, sino también de legislar y propulsar acciones para el desarrollo de sistemas de evaluación.

Mientras algunos especialistas como Connelly (1989) afirman que la evaluación de los docentes consume demasiado tiempo, un alto costo económico y tiene muy pocos beneficios demostrables para justificar su continuación, Ahumada (1992) sostiene que la evaluación de la eficiencia docente constituye uno de los problemas más interesantes y, tal vez, menos estudiados en los desarrollos y procesos educativos.

Según se mantenga una posición se admitirá que la falta de modelos y metodologías, y la ignorancia sobre las aplicaciones, invitan a improvisaciones que reciben rechazo por parte de los afectados como señala Ahumada (1992). O bien, se insiste en que hay que dar prioridad a la educación de los profesores durante su etapa de formación, antes que a los docentes en servicio como sostiene Connelly (1989).

El presente trabajo entrega un conjunto de información recogida de la investigación educacional y ordenada con la finalidad de levantar temas y problemas de discusión con respecto a la evaluación del desempeño de los docentes.

¿Qué sabemos de la evaluación de los docentes?

1. ¿Qué se entiende por evaluación docente?

Las experiencias y sistemas de evaluación docente que se viven en la región surgen de la adaptación de los Sistemas de Evaluación de Empresa. Se quiso imponer para la institución escolar la tendencia que en Administración de Empresas es conocida como Desarrollo Organizacional y que busca aumentar la eficacia de las organizaciones satisfaciendo ciertas condiciones en el marco institucional. Sin embargo, aunque la escuela quiera ser vista como empresa, siempre va a tener rasgos que la distinguen por sus fines (productos) que no pueden asemejarse a los de cualquier otra empresa. Tal vez de ahí surge la mayoría de preguntas, incoherencias y vacíos que ocurren con la evaluación del desempeño docente.

Desde esta perspectiva, los estudios de Ahumada (1992) intentan hacer entender la crítica y el reclamo de los docentes frente a cualquier intento evaluativo, ya que la mayoría de las veces los resultados de este proceso suelen ser usados con propósitos que hacen que la evaluación se convierta en un atentado a la estabilidad laboral más que una ayuda para mejorar su acción didáctica.

Villa Sánchez (1985) mantiene que no siempre que se habla de evaluación docente se está hablando de lo mismo. El concepto de evaluación docente varía dependiendo de que su finalidad sea el ascenso o la mejora de la tarea docente. Lo cual se confirma en los estudios de Connelly (1989) que señala cómo los formularios se usan para la calificación de los maestros, preocupándose más de registrar tareas superficiales (rutina administrativa) que tareas de desempeño; algo parecido enfatiza Carranza (1992) cuando explícita que los resultados de los mismos, en vez de estar al servicio del profesor para retroalimentarlo, se los usa más como medio coercitivo.

En este sentido, Villa Sánchez (1985) plantea la búsqueda de una mayor coherencia al plantear que antes de establecer un sistema de evaluación del profesor hay que clarificar la definición de la tarea docente, para poder delimitar qué hay que evaluar así como el procedimiento más adecuado para ello.

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De acuerdo a lo que señalan otros estudios, esta confusión de lo que se busca surge también por la diversidad de instrumentos que se ponen en juego para la práctica de la evaluación docente. Ya que si bien hay un cierto consenso en que el principal objetivo de la evaluación docente es "determinar las cualidades profesionales, preparación y rendimiento del educador" según Carranza (1992), o la medición de las conductas del maestro" según Garro (1988), no hay instrumento que haya sido técnicamente elaborado y que pueda dar información suficiente sobre la calidad del docente o la docencia. Por el contrario, según Ahumada (1992) es necesario concurrir con varios instrumentos que aporten una información procedente de diferentes fuentes, momentos o procedimientos.

Desde esta perspectiva hay que entender la propuesta que hace Ordoñez y otros (1996) cuando señalan que la evaluación de los docentes debe pensarse como un fundamento para la elaboración de planes y programas de mejoramiento y que requiere de diversas miradas.

¿Qué podemos concluir a partir de tales informaciones?

Por un lado, que la evaluación del desempeño docente es un proceso en avance y sobre el que es necesario continuar investigando. Y por otro, que lo hecho hasta ahora ha permitido determinar algunos indicadores generales y específicos no sujetos a duda y relacionados con lo que para la mayoría corresponde a un docente exitoso.

Este es ciertamente otro aporte importante de la investigación sobre el tema.

2. Los criterios que se usan para la evaluación

No es nada fácil determinar con precisión y claridad qué se quiere evaluar cuando se habla de desempeño docente.

Por un lado, es difícil establecer un consenso respecto al perfil del maestro eficaz. Por otro, se reconoce que en el acto de enseñar, sumamente complejo, intervienen muchos más factores que la sola acción del docente. De ahí que se considere como un aporte interesante el que hace la investigación respecto a criterios que hay que tener en cuenta para la evaluación del desempeño docente.

La tendencia Desarrollo Organizacional (DO) que se comienza a aplicar desde 1960, elabora un Cuestionario Descriptivo del Clima Organizacional de Andrew Holpin (OCDQ) con el que se puede determinar la existencia de una realidad o Clima organizacional al medir conductas percibidas en los profesores y directivos docentes.

Esta técnica que pone énfasis en aspectos relacionales, tanto dentro como fuera de la sala de clases, constituye una retroalimentación que permite a los profesores y también a sus superiores determinar acciones para superar debilidades del comportamiento organizacional y, en consecuencia, mejorar el desempeño y la eficacia docente. Sin embargo, según Rossenfeld (1983) no es tan fácil de implementar ya que requeriría cierta preparación previa de los docentes y adaptaciones a la idiosincrasia de las escuelas de la región.

Galo de Lara (1990) centra su estudio sobre la evaluación del desempeño de los maestros en Guatemala en el comportamiento de los mismos en el proceso de enseñanza- aprendizaje. Para ello elabora un instrumento de observación, basado en un sistema de categorías y dimensiones, posible de ser modificado en su forma para ser utilizado como instrumento de autoevaluación. Las categorías propuestas permiten establecer interrelaciones que mantienen la congruencia del instrumento y, al mismo tiempo, señalan los aspectos del desempeño docente que deben mejorarse.

Justa Ezpeleta (1989), a propósito de una investigación sobre las condiciones de los maestros en Argentina, señala que el sistema educativo ha pensado siempre en un

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"maestro abstracto" sin condicionamientos sociales y sin aspiraciones o proyectos personales. Lo que lleva a plantear que es imposible abordar el tema de la evaluación del desempeño docente sin tener en cuenta los referentes del contexto socio-cultural en el que los maestros se desenvuelven. Tanto en el estudio de Ezpeleta como en otro similar de Tovar (1989) sobre los maestros en Perú, se evidencia que las prácticas cotidianas escolares están afectadas por otras situaciones que rebasan las capacidades didácticas de los maestros. Lo cual es un aporte muy importante para el momento en que se quiere establecer criterios para evaluar el desempeño de los docentes.

Los estudios de Arancibia (1987 y 1994) son altamente interesantes por cuanto tratan de identificar las conductas de los profesores efectivos (entendiendo como tales aquellos que tienen alumnos con un alto rendimiento escolar) y muestran que en el rendimiento académico de los alumnos no sólo influye lo que el profesor hace en la sala de clases sino, también, lo que el profesor es como persona, con sus expectativas, creencias, sentimientos y satisfacciones.

"La búsqueda incesante de criterios, indicadores y procedimientos para evaluar la eficiencia del docente parece estar llegando a su fin", expresa Ahumada (1992) quien hace un esfuerzo por mostrar el nivel de consenso al que se ha llegado en el campo de la investigación en distintos países y sugiere que ya estamos en época de utilizar los criterios concordantes y, a partir de ellos, elaborar instrumentos flexibles y congruentes con los propósitos evaluativos que se persigan.

Basándose en el modelo bidimensional de Popham (1973) que considera las formas de obtención de información y los propósitos asociados a dichas fórmulas, Ahumada agrega una tercera dimensión que se refiere al momento en que se efectúa la evaluación y construye así un modelo tridimensional de selección de criterios-tipo que permiten la focalización y elaboración de instrumentos congruentes con los propósitos de la evaluación.

Un autor sumamente crítico respecto a las diferentes perspectivas y/o criterios desde las que se han enfrentado la evaluación del desempeño docente es Conelly (1989) quien considera que no se ha tenido en cuenta al plantear el tema a los mismos docentes. Según este autor la evaluación entre colegas es la forma más adecuada que da sentido a la evaluación de los docentes en tanto que logra el mejoramiento de su acción de educación en-servicio dirigida fundamentalmente al mejoramiento de la instrucción. Él denomina esta alternativa como práctica reflexiva supervisada la que entiende como un proceso dirigido a la educación de profesores, más que un sistema dirigido al despido o promoción de los mismos. Este proceso es una noción de sentido común de cómo los profesores pueden desarrollar sus puntos fuertes mediante consultas con supervisores y colegas con respecto a sus prácticas de enseñanza.

La práctica reflexiva-supervisada es una versión de la "reflexión sobre la acción" de Shon, el cual es un proceso emprendido deliberadamente para revisar lo que se ha hecho y lo que se podría hacer mejor. En su forma más simple, ésta podría ocurrir en tres etapas:

Sesión de observación,

sesión de conversación sobre lo que se registra en la observación, y

conversación de seguimiento de la que pueden surgir nuevas observaciones.

Esta estructura tripartita puede ser ampliada y modificada de varias maneras. Su proceso de aplicación podría ser tan importante para la formación inicial de docentes como para la formación de los que están en servicio

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El aporte a la clarificación de criterios es un elemento importante que se recoge de la investigación, pero que también viene de la misma práctica en tanto que hay experiencias innovadoras que se atreven a plantear formas y procedimientos que aportan nuevos elementos. Uno de ellos tiene que ver con que el proceso mismo de evaluación docente debe hacerse desde adentro, es decir con la participación de los involucrados y no solamente a través de agentes externos. Al respecto, Ordóñez y otros (1996) plantean que la evaluación sólo puede incidir en la transformación de la educación si se estudia con la participación de los directos involucrados en la cotidianeidad de la escuela, no como algo agregado al final de los procesos de definición de estrategias y diseño de instrumentos, sino como algo constitutivo, presente durante todas las etapas.

3. Modelo de la práctica reflexiva

Consiste en una instancia de reflexión-supervisada. Pone énfasis en que se trata de una evaluación para el mejoramiento del personal académico y no de control para motivos de despidos o promoción. En ese sentido aporta informaciones que permiten tomar decisiones para el mejoramiento de la calidad de la enseñanza.

El modelo se fundamenta en una concepción de la enseñanza como "una secuencia de episodios de encontrar problemas y resolver problemas, en la cual las capacidades de los profesores crecen continuamente mientras enfrentan, definen y resuelven problemas prácticos" a la que Schön (1987) llama reflexión en la acción y que requiere de una reflexión sobre la acción o evaluación después del hecho para ver éxitos, fracasos y cosas que podrían haber sido hechas de otra manera.

La ejecución de este modelo contempla tres fases o etapas:

a. La sesión de observación y registro anecdótico de la clase.

b. La conversación-reflexiva con la persona que observa para devolver lo observado y en la que se hacen preguntas relativas a descubrir la significatividad y coherencia de la práctica observada.

c. La conversación de seguimiento en la que se retoman los temas conversados y acciones acordadas en la segunda fase. Si es necesario y conveniente, en esta fase, se puede hacer una nueva observación con registro.

La aplicación de este modelo no queda tampoco exenta de preguntas:

- ¿Tiene capacidad nuestro sistema de supervisión de llevar adelante este tipo de práctica? ¿Contamos con el número suficiente de supervisores para realizar de manera sistemática una tarea como la que propone el modelo?

- ¿Se podría pensar en la adaptación del modelo haciendo que la supervisión sea hecha por los directores, jefes de UTP o algunos colegas?

- ¿Cómo se podría conciliar este tipo de observación utilizando pautas y técnicas que proporcionan los otros modelos a fin de vaciar también la información en un registro para efectos de su implicancia en el escalafón?

4. La evaluación del docente y la asociación gremial

El trabajo docente en América Latina, desde el punto de vista del gremio, se caracteriza por dos fuertes tendencias: la que enfatiza en el trabajo docente el proceso de "proletarización" y la de aquellos que tienden a levantar su carácter "profesional-técnico".

A su vez, las organizaciones gremiales del magisterio en Latinoamérica están marcadas por una politización que se justifica debido a situaciones propias de la región. Estas se refieren a: una presencia fuerte del Estado en el sostenimiento y

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gestión educativa que lo convierte en patrón y legislador, por un lado; y por otro, a la incidencia de los partidos políticos que se convierten en intermediarios ante los poderes públicos, dada la relativa debilidad de los movimientos gremiales. Esto se ve acentuado por un fuerte sentido reivindicativo que surge como consecuencia de las condiciones laborales en las que el magisterio vive y desarrolla su acción.

De acuerdo al estudio de Nuñez (1990), tales características hacen que se dé una tendencia en los Estados a excluir las organizaciones gremiales de la toma de decisiones para las políticas educacionales.

La preocupación del sindicalismo docente ha estado enfocada más a los temas reivindicativos, institucionales y administrativos que a aquellos que tienen que ver con la orientación del curriculum explícito o lo pedagógico propiamente tal.

Las organizaciones gremiales no se han servido de los aportes de la investigación por desconfianza a un supuesto carácter tecnocrático.

Las reformas educativas no han abierto espacios para conciliar la participación creativa de las organizaciones. Es más, en el mismo estudio de Nuñez se señala que en muchos casos la reacción ante las reformas ha sido de oposición.

Son pocas las experiencias en que las organizaciones no han estado en una actitud reactiva, de regateo o rechazo o careciendo de propuestas alternativas.

Un caso es la Asociación General de Profesores de Chile, que entre 1923 y 1927 hizo la crítica de la educación y levantó su propio proyecto orgánico y pedagógico que llegó a traducirse en una efímera, pero significativa, reforma general de la Educación en 1928.

Otro es el caso colombiano de Fecode que aparece como uno de los aportes más interesantes y novedosos desde el movimiento gremial. Mejía (1987) explica cómo el Movimiento Pedagógico (que surge al interior de las asociaciones gremiales) logra, además de una transformación interna del sindicato, “dar comienzo a un proceso a partir del cual el maestro se critique, que no se tienda un manto protector desde la organización, que se le exija una seriedad profesional que permite una identidad de él en su profesión,...que le permite al maestro pensar en lo que ha sido su devenir histórico y reconstruir la historia de su práctica como principio de identidad con sus acciones".

El Movimiento Pedagógico de Colombia propone a los maestros dejar de ser reproductores para convertirse en constructores para la sociedad. Tarea que implica asumir una acción de evaluación que no es resistida por cuanto viene desde el interior de su quehacer cotidiano y se refiere, no a aspectos administrativos y organizativos de su función, sino a algo más medular como es el ser artífice de la construcción de conocimientos para la sociedad.

En el Movimiento Pedagógico hay una conciencia clara de que esto implica un aprendizaje pues al devolver la voz a los maestros, estos tienen que iniciarse en el oficio aprendiendo como tan elocuentemente expresa Mejía (1987) a "balbucear sus primeras palabras sobre su quehacer, rompiendo los miedos que aquello implica". Y uno de esos miedos se refiere a que el maestro se atreva a hablar a su nivel evitando ser suplantado por los "expertos" de la educación.

Pero sobre todo el aprendizaje se refiere a aceptar la evaluación como un componente necesario para su función y que se reconoce en los lineamientos del Movimiento Pedagógico, especialmente en lo que dice:

"Que el maestro piense su práctica, la discuta, e inicie un proceso permanente de crítica y autocrítica".

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Lo que los movimientos pedagógicos aportan es una práctica reflexiva que puede permitir a los docentes pasar de un "rol meramente técnico" a un "rol profesional" pues lo que ellos promueven es un proceso de reflexión que, más que atiborrar de discursos, lleva a los maestros a reflexionar su práctica, a analizar cómo se enseña, a escudriñar cómo se fijan las normas y las interacciones, a descubrir ese para qué se enseña...

Otros movimientos pedagógicos donde también ocurren procesos semejantes al caso colombiano son: el grupo Simiente en Brasil, las Escuelas Antonio Encinas de Perú, los grupos Espacio y Freinet en Chile. Ante los movimientos de renovación, las organizaciones docentes tienen un dilema ignorarlos, apoyarlos desde fuera respetando su autonomía, o promoverlos al interior de la propia organización.

Preguntas, desafíos y aprendizajes.

Del conjunto de la información presentada surgen preguntas referidas al sentido de la evaluación del desempeño docente, desafíos ante los que se encuentran los sistemas educativos en proceso de reforma y aprendizajes acumulados sobre los cuáles se pueden construir otros nuevos que respondan mejor a los requerimientos actuales.

Las prácticas sobre evaluación del desempeño docente, a nivel del país y del continente, están bastante burocratizadas. Sin embargo, existe conciencia en los docentes que éste es un aspecto importante de enfrentar cuando se busca mejorar la calidad educativa. Pero quienes tienen que enfrentar, discutir, analizar y tomar decisiones sobre ello, no son sólo los técnicos, sino todos los actores del proceso educativo. Es necesario levantar el problema, discutirlo y hacer propuestas hasta llegar a un consenso sobre el que se pueda normar.

Dada la importancia de transformar y mejorar los sistemas educativos y las prácticas que en ellos se viven, se hace urgente enfrentar, no sólo por parte de las autoridades educacionales, sino también por todos los agentes educativos, y de manera muy especial por los docentes, que se tomen medidas para la transformación y mejoramiento de este aspecto si se quiere avanzar en la búsqueda de calidad educativa.

El conjunto de preguntas y sugerencias con que termina el presente trabajo es un intento de cooperar a que se establezcan espacios de diálogo democrático sobre el tema.

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¿CÓMO RETROALMIENTA LA EVALUACIÓN POR COMPETENCIAS MI PRACTICA DOCENTE?

La evaluación por competencias ha sido considerada como un proceso fundamental en las últimas fechas, ya que de ella se deriva una retroalimentación hacia la práctica docente, lo que se supone deberá de verse reflejada en el mejoramiento del desempeño docente como primer punto, y posteriormente en los resultados reflejados por los alumnos.

Después de analizar este par de lecturas referidas principalmente al desempeño docente, la idea acerca de la tan sonada “evaluación por competencias” crece, ya que debemos de admitir, no es una evaluación que se venga realizando en últimas fechas, pero que cabe recalcar es de suma importancia ya que de este modo, se podrá lograr aplicar una verdadera educación de calidad.

Estas dos lecturas nos hablan sobre la importancia que “debería” de tener la evaluación docente, aunque como agentes principales sabemos de la poca importancia que le dan nuestras autoridades educativas a este tipo de evaluaciones, algo con lo que yo comparto la idea, es que lamentablemente, nuestro sistema, se ha enfocado a sobreproteger a los docentes, esto quiere decir, que a pesar de conocer la situación tan deficiente por la que a traviesa nuestro sistema, aun se enfoca a tratar de proteger a su gremio.

Y claro que es importante, pues si el docente debe de evaluar competencia, ¿no creen que el docente debe de ser competente? Buena pregunta, pues si debe de serlo, ¿competente en qué? En las diferentes formas de evaluar, competente en las diferentes herramientas que debe poseer un docente frente a grupo para presentar una clase, dar una enseñanza, y obtener resultados, pero sobre todo, evaluar de la manera mas adecuada.

Los portafolios como tal tienen un valor importantísimo dentro de nuestra práctica docente, pues si realizamos nuestros portafolios como nos lo menciona el autor, de esta manera, podremos mejorar nuestro desempeño dentro del salón de clases.

EDGAR PEREZ VARGAS.