Enciclopedia Uruguaya II

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    En la cartula: rerra.tQs ue Jos M. Pcz Castel lano y Eduardo AceveJo Di3;!.

    Angel Rama180 -anos de literatura

    Des d e qu e Prez Castellano, el primer intelenativo, describe su ciudad, hasta hoy, ha n pasadode 180 aos, perodo en que nace, crece y se orgindependientemente un a literatura que, en r igordemos llamar uruguaya. Nacida del tronco hisfraguada en el crisol v ir re inal que luego ser recionario-americano y luego regional-rioplatense,sus orgenes consigue, a falta de las excelenciasir conquistando gradualmente, un matiz difere-or ig inal- que le confiere autonoma dent ro dliteraturas americanas de lengua espaola. No scontribucin a ellas ha sido de primer orden, sinoen cada un a de las escuelas y per odos ha proponado voces con t imbre propio, -claramente discbIes en el gran concierto de las voces hispamericanas-, indicadoras de una sensibilidad yproblemtica peculiares.

    Esta originalidad es la de la sociedad

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    ~El modelo del intelectual en la Colonia fue el escritordieciochesco espaol, de Feijo a Jovellanos, lo que estableciuna intermediacin con los prototipos francs o ingls que

    rigieron el siglo, salvo en el omnmodo respeto por sus sabios.En el Plata ese modelo qued representado por Manuel deLabardn, y la literatura por los tres gneros que cultiv:la poesa; el teatro, ambos de estilo neoclsico; el informeeconmico social para servir al pas o los estudios de cienciasnaturales y relativos a tcnicas de explotacin. De confor-midad con los patrones ideolgicos del XVIII, el intelectualse puso al servicio de la sociedad a la cual peneneda, aten-dindola en todas las manifestaciones que reclamaban su con-curso (un proyecto de alcantarillado, el examen de las espe-cies regionales, una oda, un tratado sobre agricultura, un planeducativo, una pieza patritica) interpretando de este modolos designios de la burguesa mercantil que comenzaba a am-bicionar la independencia y con cuyos proyectos estuvo man-comunado.A la primera generacin de pobladores nacidos en Mon-tevideo penenece Jos Mara Prez Castellano (1743-1815),hijo de fundadores, quien es testigo del engrandecimiento quesurge del Reglamento de Libre Comercio (1778) Y lo cuentaen carta a su maestro de latinidad, don Benito Riva, en 1787.

    Esta descripcin de la Banda Oriental oficia, en nuestraratura, de acta inaugural: es un "primitivo" por el gcandor con que. enumera las pequeas maravillas de lapueblerina, la alegra descubridora para los sabores de lapiente nacionalidad y la torpona escritura con que se ejen las bellas letras. Conseguir mejorarla en sus Observacsobre Agricultura, escritas en 1813 a pedido del gobpatrio y donde entre consejos y recetas se contienenpginas sobre la vida de la media burguesa chacarera yamorosa "apropiacin" de la realidad que se inicia celogio del cerco.Aunque treinta aos menor, Dmaso Larraaga (11848) contina esa misma lnea representativa de unaducta iluminista, aunque con mayor rigor y con ms vconocimientos: a la Descripcin de Prez Castellano se cponden los Diarios de viaje de Larraaga, y las apuntacsobre agricultura corresponden al Diario de la Chcara (11823) del ltimo. Larraaga agrega, en un nivel cienms serio sus estudios de zoologa, botnica, mineralogatoria, educacin, y la serie de proyectos de que nacieron imtantes instituciones: la Biblioteca Pblica (1816), la ELancasteriana (1821) y su proyecto de 1832 que inicproceso fundacional de la Universidad.

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    ~ s gneros. Werarios oficiales fueron la poesa y elteatro,a111bos consideradoscelebratorios y destinados a "divert i 5 1 ( ) ~ A l 1 i 1 1 1 ( ) s .. d ~ . J o s ...,habitantes de este pueblo que podranpadecer alguna quiebra en su fidelidad, con motivo de lalibertad que haba adoptado la Repblica Francesa" segnproPsito de 'Manuel Cipriano de Melo fundador de la Casa~ e C 0 t 1 Z e d i a J " (1793). Pero a la vez sirvieron para realzar laspeculiaridades locales y magnificar el herosmo criollo. A la"C>da al. Paran" de Labardn que el agitado coronel Francisco Cabello y Mesa publica en el nmero inicial del primerperidicodelNirreinato, el "Telgrafo Mercantil, Rural, Pol-

    t i ~ ( ) . e c o n ; R r n i c o e historigrafo del Riode la Plata" (1801-2),!esl'0ndedesde Montevideo el Administrador de su RealAduana:iJos Prego de Oliver (1750.1814). Este, que distraa sus ocios de funcionario con octavas altisonantes y quintillas jocosas (donde se deslizan las primeras formas coloquiales nativas: "Y al pasar se le ocurri I decirle riyendo: Ch /eJ.diJuvio se acab?" o "Callate que sos un zonzo") encuent ra la mejor oportunidad de su tono encomistico al cantarla . Reconquista de Buenos Aires o la muerte heroica delteniente Abreu. El ensayo general de la inminente revolucin que fu e la resistencia a los ingleses motiva una explosin lrica, en ambas mrgenes del Plata y tambin La lealtadmas. acendrada 'Y Buenos Aires.vengada, primer ejemplo tea-tral, prescindible, debido al sacerdote y poeta Juan FranciscoMartnez.La revolucin justific el estilo neoclsico que se avenaa l ademn romano de los hroes. Estos no lo inventaron;lo encontraron pronto y, empezando por Artigas y sus secre-tarios, lo utilizaron con fe y con vigor. Por su parte lospoetas calzaron coturnos y se codearon con las Musas. Bartolom Hidalgo cant as la "Marcha al Salto" y escribi susunipersonales; as Francisco Aracho victore la apertura de

    l a . i i ~ i b l i o t e c ~ F d e ~ o r t t e ~ i d e o en 1816, en tanto Dmaso Larra~ l l ~ J e l l i s ~ . O r a c i R n inaugural; as Carlos ViUademoros escri

    ~ i g i J ( ) ~ ~ r e s a c t o s i d e s u , comedia.Los Treinta 'Y Tres" mientras1 1 ~ 7 ~ ; r a i l ' r i 1 1 1 7 r a i'poetisa,Fdoa Petrona Rosende, trataba de

    d O . 1 1 1 . ~ s t i c l l ! 1 0 '.'l'a1'l1 i ~ o n t a r . fa.bulillas o recomendar la eleccinde, marido, i.l\s. por ltimo. Manuel. Aracho (1803184 . . )e l pr i111erlibr() de poesas que conoci e l pas indeg t { i . p a f R e ~ e J P i n d o (1835) mayoritariamentee ' a i ( ) ~ l \ S i . Y , ' , arpas.e s t i l o q u ~ i 7 x p r e s a u n a poca y se sustenta de un

    ~ o n v ~ c i o n e s . e s t t i c a s cuya validez es necesaalista, enteraJnentedespojadas de localismos.e s t i l o . ~ e c l a 1 1 1 a t o r i o que -responde a la idealique se situ la burguesa heroica de lata\l1oble resonal1cia' en algunas "altivas; > a ~ q u i e r e i 1 1 1 a j e s t a d en los rotundos perodos

    F a g . , . a A ~ R 1 J i ~ a ~ l . ~ b ~ l , y l1!"5ta.su insidiosa pacotilla se disuelc u a n d j ( ) ~ ~ u r e g e n e ; ~ l a e x a l t a c i n colectiva que lo propici,

    p o r q ~ ~ , .. ~ n e s l ! e s t i l o i , ~ s c : i b i Francisco Acua de Figueroael himno de Ia.patria, y e n ese estilo se lo vuelve a cantar:

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    Orientales, la Patria o la tumba!Libertad, o con gloria morir!Es el voto que el alma pronunciay que heroicos sbremos cumplir.Acua de Figueroa (1791-1862) corona y prolo

    neoclsico, tal como a mediados del siglo lo compruede Marmier: "No ha querido desertar de las regiones mgicas que aprendi a venerar sobre los bancos escolares.a Febo y a la aurora de dedos de rosa como sus maestrsiglo XVIII". En efecto, tena 21 aos cuando comeDiario Histrico del Sitio en el Montevideo realista,mismo modo que fue fiel a todas la,s autoridades queel pas -espaolas, portuguesas, brasileas, orientalfue al estilo a lo largo de una produccin que en la ede 1890 alcanza doce volmenes' y no registra toda suSu pasmosa facilidad lo transform en el versificadorgado de todo acontecimiento nacional, pblico o prPara entonces el neoclsico era un lenguaje oficial y plizado que remplazaba el nervio de los orgenes por unamecanicidad. Slo le estaba permitido, con autenticidparodia de la pica, lo que explica los aciertos de La Mbrunada o la eficacia de los epigramas.El equilibrio y la bella armona del neoclsico salcanzado, en poesa por Bernardo P. Berro (1803-1quien lleg a fundarlo tericamente en oposicin al rocismo triunfante. La concepcin racionalista de la escuemiti en l un sello individual, una impregnacin afectparte originada por el retorno a los maestros renacentun atemperado nacionalismo. La ambicin de orden y dsura que llev hasta la presidenaia de la Repblica (18rige los tercetos de sus Epstolas.

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    Pero la cultura de los ms en la Colonia, en la Revolucin y en la Independencia, no estuvo representada por lasislas de cultura letrada sino por la rica tradicin espaolaanalfabeta que trajeron, propagaron y enriquecieron los trasplantados: los cantos infantiles, de regocijo y de lloro; losconsejos de una filosofa popular; las creencias religiosas cristianas; las leyendas y mitos. Esta literatura oral, y musical,con races en la Edad Media, pero carente de cdigos estticos, es el campo donde se genera e! acriollamiento y dondese cumplen los procesos de aculturacin. Tan fundamentalevolucin se puede seguir en los devocionarios rimados de losNios Expsitos, en las melodas, en la crnica de Rivarola,en muchos textos annimos, pero no hubiera alcanzado vigencia literaria sin la radicalizacin popular de la Revolucin.Una preocupacin pol tica y militar, as como la neceosidad de comunicarse con las masas gauchas que sostenan laRevolucin, genera la llamada literatura gauchesca. Algunospoetas formados en e! estilo neoclsico de la burguesa urbanadan e! salto mortal y se instalan en los carriles de la tradicin analfabeta, fecundndola con la ideologa republicanade! iluminismo, lo que comporta quebrar su tendencia conservadora. Mantendrn los regmenes estrficos de la tradicinpopular espaola, pero junto a las ideas nuevas le incorporanuna riqusima invencin lingustica que ya es nacional, laque a su vez facilitar la creacin artstica original, la msoriginal que dio Amrica hasta e! modernismo.En tanto en sus "unipersonales"o en sus odas patriticas,Bartolom Hidalgo (17881822) usa convencionalmente uninstrumento y una lengua impostada, en los Cielitos y en losDilogos canta desde la complicidad de su propia lengua sobreuna pauta meldica muy simple donde e! verso se emparejaal ritmo musical. La gracia, la destreza de un verso suelto,donde humor y coraje van mancomunados; las violentas e!ipsisy los bruscos cambios de asunto mediante alusiones inmediatas; la redonda invencin de un habla en pleno surgimientogozoso, todo ello descubre una poesa que nace en el venerocompartido de lo popular.

    La creatividad de la poca es desbordante y son muchoslos poemas que tambin podran atr ibuirse a Hidalgo. Pero,aparte de Manuel Aracho (dos composiciones) e! nombreobligado que prolonga este perodo es el de Hilario Ascasubi(18071875) vecino de Montevideo en 1824, radicado en laciudad por diecinueve aos a partir de 1832, donde produjola inmensa mayora de sus composiciones, muchas referidas alos sucesos de la hora que escriba robando horas a su panadera. La intencin poltica era aqu manifiesta y cuidadosamente planeada, pero tambin la sabidura con que supo aproovechar los ritmos de canto y baile popular, en especial losmuy sabrosos de la "media caa" y la "caa entera". No tienela frescura ni e! dulce lirismo de Hidalgo, pero s una capacidad pictrica y un arrebato dicharachero envidiables querelucen en los folletos agrupados en e! Paulina Lucero conms desenvoltura que en su programtico Santos Vega.

    Bajo cien seudnimos de gauchos iracundos, Hilara Ascas-desatendiendo su panaderia--, descargaba poesa y metrcontra Rosas.

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    A la fraternidad universal del perodo revolucionarioque una e igualaba a todos los ciudadanos y a todos los hispanoamericanos en la lucha contra el enemigo comn, siguila divisin de Amrica en las funlras naciones y dentro deellas la divisin de los distintos.sectores sociales. El signo dela escisin marca el advenimiento del romanticismo que enla zona platense, por su peculiar modernidad, prendi convirulencia.A la generacin del Saln Literario (MlIrcosSastre, 1837)Ydel quincenario "La Moda" (Alberdi y Gutirrez, 1837-8)Y de la Asociacin de Mayo (Echeverra, 1838) de BuenosAires, respondera desde Montevideo la_generacin de "ElIniciador" (Andrs Lamas y Miguel Can, 1838) que desdeese mismo ao se robustecera con la presencia de los "proscriptos" de Rosas tranfoClnndose la ciudad sitiada en el msimportante centro cultural del sur del continente. Por primeravez puede usarse, reflexiva.mente, el trmino "generacin literaria": la aguda conciencia de ser jvenes que produjo el historicismo romntico, la coherencia de su crtica al sistemaformalista -y a iesclerosado--- del neoclsico, la nueva y urgente problemtica. que planteaba la aparicin de las nacionalidades, la atraccin avasallante de la novedad artstica yfilosfica europea,.proporcionaron la liga indispensable paraque se proclalllaran miembr9s de. la "joven" generacin, pole

    mizaran con sus progenitores, redactaranmanifiestos y sistematizaran doctrina. Rosas y sus aliados (Manuel Oribe)se encargaron de j u s t i f i ~ a r l o s .La i n t e r : > r e t a c i ~ L p o l t i c o s o d a . I d ~ l movimiento la proporcion en el lado ufUguayoAndrs Lamas (1817-1891)quien estaba mscaPllCitad() para los .exmenes tericos. Ensus Apuntes histricos sobre l d s a ~ . r e s o n e s del Dictado'r argen-tino Don Juan Manuel de R ~ s ' ! . s c o n t r a la Independencia dela Repblica Orienfal d ~ l U r u g u a y c ( 1845 ) establece. la tesiscuya pa:rnidad se atribuy E c ? e v e ~ r ~ y que tuvo. expresinplena en el Facundo de Sarmiento, escrito en el mismo ao,segn la cual al progresismo democrtico de las ciudades, originado en Europa y que habra. generado la Independencia,se oponan las masas incultas que heredaban la tendencia absolutista y retrgrada de la Colonia, bajo la conduccin de suscaudillos, La falsedad de la tesis -que qued acuada en ladisyuntiva "Civilizacin o barbarie" de Sarmiento-- importam.enos. ahora que sUS'Cmotivaciones. Los jvenes que la hicieron suya proclamaban, a la francesa, la libertad poltica y lali'3rtad en las artes, con lo cual se constituan realmente en10Si h e ~ a l d o s del. liberalismo, intentando remodelar sus pasessegn el modelo europeo. Fatalmente ello acarreaba el enfrentamiento con las masas populares que haban hecho, anrquicamente, la revolucin.Al desprenderse de ese pblico masivo para el cual sehaban escrito las oraciones, himnos y dcimas gauchescas, los

    Jovenes comprendieron que se haba cerrado el ciclo dpretensin colectiva y universalista de la literatura y que adeban dirigirse a un pblico especfico. Lo hallaron ensalones urbanos, en los teatros que alcanzan ahora su apexponiendo los desgarrados hroes romnticos, y en la inporacin de la mujer a las filas de lectores: desde la Eo la novia del Plata de Echeverra (1832) hasta CeliaMagarios (1852), pasando por los millares de versoslbumes, ella y su mundo de emociones se constituyenel centro de la literatura.Es otra vez Andrs Lamas quien en el manifiesto"El Iniciador" y en el prlogo-a las Poesia, (1842) de AdBerro, retoma con ms coherencia la proclama de AnBello a la poesa. Esta deber -nacionalizarse americana, yregionalizarse, describiendo el contorno, los tipos y cosbres, interpretando la sociedad nueva; tal tarea particuladora no podr hacerse con moldes rgidos, generales, sinosando la individuacin o sea estableciendo el principio sutivista de la creacin. De este modo las tesis del liberalencuentran una coyuntura justificante en el recin estrenacionalismo americano.En los hechos el color local funcion como un decooperstico slo vlido para el exotismo europeo, y el indualismo se transform en mera traduccin de versos degrandes poetas individualistas franceses. Los jvenes nacdurante la guerra de independencia y que forman la gencin romntica -Pedro P. Bermdez (1816-1860), AdBerro (1819-1841), Ernesto de Arrascaeta (1819-18Juan Carlos Gmez (1820-1884)- resultaron tan esterpados como sus mayores neoclsicos,' y s.1o en fugacesmentos de cogitacin interior chispea en sus versos una ecin autntica: est naciendo la lrica.Su grande aportacin, que al mismo tiempo losvor, fue la historia. La- leyenda y la novela histrica sucon ellos. Pero la sensibilidad por el pasado, aliada a lagente necesidad de explicar la situacin de su pas, les imuna tarea de investigacin que fund la historiografa nnal: los &tudios histricos, politicos y sociales sobre elde la Plata (1854) de Magarios; la "Coleccin de dmentos" y el Rivadavia (1882) de Lamas; las nutridas sde "El Comercio del Plata"; pero sobre todo la obra de IsiDe Mara (1815-1906) quien imbuido del espritu tradnalista romntico ser el primero que haga justicia a Ar( 1860) y en poca muy tarda que le permite su largaofrece las cuatros series de su Montevideo antiguo (181895) donde con la intermediacin de Ricardo Palmaconstruye sabrosamente el gran modelo evocativo propupor Thierry, mezclando el dato real con la intuicin del tpo pasado y con la fecunda -engaosa- ayuda de la meria de los testigos.

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    El Sol de Mayo es la l iber tad y la c i v i l i z a c i n ~Rosas la barbarie.

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    diente que haba de cumplir la mayor revolucin mentacida por el pas., Es una generacin de universitariouna formacin intelectual europea rigurosa y al da, qucede a una drstica crtica de la situacin del pas y pun rgido cuerpo doctrinal para construir la sociedadna. Se educan en el magisterio universitario de Plcidoy Carlos de Castro, recogen la leccin de Franciscocrean insti tuciones de accin cultural (Sociedad dede la Educacin del Pas, Club Universitario, 1868Racionalista, 1872; Ateneo, 1877) fundan revistas ydicos para divulgar sus ideas ("El Siglo", 1863; "El Iris""La Revista Literaria", 1865; "La Amrica", 1866; "L1869; "La Bandera Radical", 1871; "La Democracia","La Razn", 1878) Y son los primeros en tener unaconcepcin urbana de la cultura que tratarn de impresto del pas mediante los instrumentos de la educacpular, estableciendo la homogenizacin del cuerpo soctro de los lineamientos del liberalismo."Bajo el mismo denominador filosfico (el eslismo) se sustentan su acendrado culto de la libertarazn, su fe dogmtica en aquellos i:lflexibles princlos rgidos mrgenes de un individualismo, en cuyasnadas se inscriben una teora poltica y econmicaconexa proyeccin social-, un desmo racionalista egin, y, una concepcin del mundo y de la vida, eninstancia romntica" (J . A. Oddone). En el movimienran las cabezas intelectuales que mayor incidencia ten los aos futuros, preferentemente en las disciplinadicas que adquieren un perodo de esplendor. Pero lasbuciones de ms alto rango y ms cercanas a las letraslas de Jos Pedro Varela (1845-1879) Y de CarlosRamrez (1848-1898). El primero, ms que por superdidos (1868) donde se apaga el estruendo romse inicia el intimismo becqueriano, o sus Impresiones d(1867-8) donde da prueba de su asiduo trato con lay el pensamiento de la poca, por La Legislacin escolardonde procede a la primera diagnosis sociolgica orgnUruguay de la que extrae la s base s de su plan educatigenerar la ley de educacin comn de 1877. El sms que por sus novelas Los Palmares (1871) y Losde Marta (1884) que atemperando el romanticismo idesvadamente el retrato psicolgico y la explicacin mtiva de la conducta humana, por La guerra civil y lodos que es el ms coherente y sistemtico alegato coformas caudillistas y la inoperancia de los polticos (esta visin revelar su endeblez en el enfrentamienVarela de 1876) y especialmente por su alegato (contrareivindicador del hroe patrio que da nacimiento a sgas (1884).Dentro de la linea racionalista de la generacin dsern los ltimos llegados quienes harn la contribuciraria mayor. Daniel Muoz '(1849-1930) prosigue lostos de C. M. Ramrez con su novela Cristina (1885tuando la captacin del ambiente ciudadano y la trealista; su ideologa encuentra la forma de expresicuada .en los Articulas (1884 y 1893) que bajo el seude Sansn Carrasco publica en la prensa ("La Razn")do el costumbrismo realista que invadir todo elsiglo. Eduardo Acevedo Daz (1851-1921) que en esum a la Revolucin de las Lanzas y en el 72 pronfieros discursos antirreligiosos y' americanistas en el Ccionalista, ilustrar un pacto similar al de Varela cuycipismo 'racionalista acept la tirana de Latorre parasu obra educativa que en ltima instancia era antimilE. Acevedo Daz hace convivir una concepcin ra!=moderna - d e la cual se desprende una li teratura re

    de la literaturarUina

    los aos 1863 a 1865, que sepairtic:ip2lciln uruguaya en la guerra deld s c : a l a b l ~ o econmico que corona la revosurgir una generacin ar-

    La paz de 1851 fue la victoria poltica de los romnticos y por lo mismo la ruina de la literatura. Los sobrevivientes del 38 fueron violentamente absorbidos por la diplomacia, el gobierno, la jurisprudencia o el periodismo; .y losmejores talentos de la generacin que en esa fecha despuntaarrastrados a los mismos menesteres. La tarea de reconstruccin lo exiga --cuando no la lucha de facciones- y el pascareca de cuadros intelectuales. Quienes persisten en las letrasresultan adems agobiados por el romanticismo entronizadoy no son capaces de otra cosa que una prolongacin epigonalde los mayores, que es visible en los poetas y dramaturgosnacidos en los comienzos del pas independiente: Xavier deAcha (1828-1897), Eduardo Gordon (1830-1879), Ramnde Santiago (1831-1916), Heraclio Fajardo (1833-1868),Aurelio Berro (1834-1912).Quien dirige las letras es un escritor nacido lo bastantejoven como para haber recibido la influencia directa de lageneracin del 38 y que reintegrado al pas en 1855, cubiertode fama, ofrece el primer modelo de escritor representativoconsagrado bsicamente a la literatura. Es Alejandro Magarios Cervantes (1825-1893) quien institucionaliza y moderael romanticismo, acua el prototipo de la novela histricacon Caramur (1850) Y el de la leyenda potica con Celiar(1852) -d e una endeblez retrica y una incongruencia folletinesca perniciosa-, publica varios volmenes de poesas olvidables y desempea una tarea significativa de animador cultural del pas. A su muerte Acevedo Daz lo defini generosay sagazmente: "Aunque de una escuela l iteraria distinta, porsu frmula, su espritu y tendencia; aunque mis gauchos melenudos y taciturnos no son sus gauchos caballerescos, liricos,sentimentales, ni mis heronas hoscas y desgreadas son lo

    que sus anglicas mujeres, ni los amores silvestres que yopinto, llenos de acritud o de fiereza, se parecen a sus castosidilios junto al omb o a la enramada, ni llegan los odiosque l describe hasta ms all de la muerte, como en mi modode ver yo los descubro en el fondo selvtico de , una razabrava, aparte todo esto, justo es reconocer que si Hidalgo fueel precursor, l fue el divulgador, quien dio el santo y seaense a la juventud intel igente el secreto de las grandes.nspi.ra

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    Novelista de la historia, es Acevedo Diaz el patriarca quecon un tradicionalismo de raz romntica que lo vincula emo-cional y familiarmente al pasado. De ese choque surge la con-tinuidad del esquema de la novela histrica, ahora liberadadel espiritualismo romntico, y armada por un naturismo deevidente impregnacin agnstica. En una maciza tetraloga,-Ismael (1888), Nativa (1890), Grito de gloria (1893) yLanza y sable (1914) - crea un conjunto de personajes inten-sos manejados con un carnoso lenguaje artstico y, a imagende lo intentado por sus compaeros de generacin, explana ytrata de probar una tesis sociolgica sobre la emergencia delsentimiento nacional en los "primordios" de la patria. Con estamagna obra se funda la novela nacional.Junto a esta lnea dominante, la misma generacin reco-noce otra, de oposicin, que se nutre del catolicismo y de lavalidacin de las tradiciones. La representan Mariano Soler(1846-1908) a quien se deben las instituciones modernas delcatolicismo, el Club Catlico (1875), "El Bien Pblico"(1878); Francisco Bauz (1849-1899) que dentro de lamisma orientacin aportar con la Historia de la dominacinespaola en el Uruguay (1880-2) una interpretacin de lapermanencia espaola en nuestra vida independiente utilizandoun marco historiogrfico ya moderno y vlido, y en los Estu-dios literarios (1885) un examen de variados temas con sutpica independencia de criterio y espritu polmico, y el msjoven y ms resguardado de todos, Juan Zorrilla de San Martin(1855-1931). Becqueriano en sus primeros escritos chilenosde 1872 y en sus Notas de un himno (1877), Zorrilla deSan Martn, siendo un poeta epigonal que prolonga la des-cendencia del romanticismo cuando ya ha sido clausurado enel mundo y entre nosotros, es sin embargo el ms puro lricoculto del XIX uruguayo. Con La leyenda patria (1879) operael mismo exitoso experimento que Acevedo Daz en lavela, creando el nico poema patritico vlido de la nutridaproduccin nacional y con el Tabar (1888) trasmuta los frus-trados intentos de los romnticos uruguayos por instalar entierra patria el poema legendario, con una creacin esttica-mente pulcra que es a la vez una explicacin metafsica delos orgenes de la nacionalidad. Tabar sin embargo no esCuar y junto a l resulta una desvada imagen literaria. Poreso quizs lo ms permanente de la obra de Zorrilla de SanMartn debe buscarse en la robusta y plstica prosa de Laepopeya de Artigas (1910).La generacin racionalista se encarga de desmontar la vi-gencia del lirismo romntico, establecer las bases para una lite-ratura realista y promover una conciencia nacional adulta.

    genera nove/as e hijos y forja el tlUevo espritu n

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    exportaclOn el acrecentamiento vertlglnoso de las vecuero y lanas de la poca de Sancos acusa el enriquecque comienza a cambiar la faz de Montevideo. Fungrandes negocios, la especulacin arde y comienza a del sistema de mercado. En el aspecto literario se rpor la aparicin de libreras (Barreiro y Ramos) dia editar libros retribuyendo al autor. Simultneamenterios comienzan a alternar, en sus normales folletinede pgina, las traducciones francesas con algunos ornacionales o argentinos. Si por un lado esco apunta albe del sistema del patrocinio que el estado aplicde los cargos pblicos, por el OtrO abre el caminomuy incipiente posibilidad de especializacin: los prinovelistas del perodo ya no son abogados ni ocupctedra de literatura de la Universidad, ni encararon cincluyendo la literatura, como el paso previo para laQuieren ser escricores, pero siguen movidos por la gracin social del que todava no se llama "el estpido sigloEl cambio se registra en los gneros literarios:la gran poca de la novela, no slo porque en escospublican las obras maestras de Acevedo Daz, sino po

    la generacin del Ateneo, el posiofiida.lme:nte la Universidad (Alfredo VzquezAcevedo) y el realismo literario triunfa (a pesar de las trasnochadas crticas de Juanc. Blanco) para establecer las con-diciones de expansin del naturalismo. En una economa de

    En 1872 Los tres gauchos orientales de Antonio Lussich(1848-1928) constituye el primer gran xito editorial uru-guayo, contemporneo del paralelo argentino: Martin Fierrode J. Hernndez. Era el mismo asunto - e l gaucho despo-jado, la crtica a las autoridades, el elogio de las viriles virtu-des del hombre de campo-; era el mismo uso de los metrostradicionales; era el mismo lenguaje campesino y fue el mis-mo pblico vido quien recibi ambos materiales.Pero no ser la poesa gauchesca de la revolucin y lapoca rosista, sino una larga lamentacin, - la de los derrotados-, que. segur viva durante casi un siglo. En la primeraetapa, la que sigue a Pavn y a la Revolucin de las Lanzases la protesta tensa usando de una poesa de denuncia; enla segunda etapa se hace literatura folletinesca y comienza laidealizacin romntica del gaucho que se hl "desgraciao";en la tercera se transforma en humilde teatro circense que vapor los pueblos y descansa en los suburbios desde que Podestadapta (1886) la novela de Eduardo Gutirrez Juan Moreira.En esa cuna oscura nace el teatro nacional. A esa tarea con-tribuye Orosmn Moratoria (18521898) con su famoso JuanSoldao (1893) que se aventura en el gnero polt ico y en lacrtica de los "dotares"; Alcides De Mara (18581908)patrocinar la aparicin de "El Fogn" (1895) para la fechaen que ya se ha creado la sociedad "La Criolla" por inspiracin de Elas Regules (1860-1929), que en la misma fechapublica sus Versitos criollos (1894). En un reguero poticoque se abastece del tradicionalismo y de la idealizacin y queva deviniendo material annimo y folklrico, se destacarJos Alonso y Trelles (1857,1924) quien aprovechar laleccin culta del modernismo para dotar a su Paja brava(1915) de la nota ms pulcra, tambin ms delicadamenteelegaca, de este lirismo gaucho.Para ese entonces la ola inmigratoria, que desde el 80inunda el pas transfundindole nueva sangre y que en elperodo de su instalacin despreci estos productos, se ponea la tarea de rehacer races en tierra americana: paradjicamente las encontrar en un gaucho que transforma en mitoy con el cual se abastece por igual el deseo idealizador delas clases altas rurales y la inmensa mayora semilecradadel pas.

    ~ ; ' 7 2 -191 amentoliterario de los vencidos

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    leccin de la escuela de Medan estaba especficamente refe.rida a la novela cientfica y secundariamente a la dramaturgia verista. Los poetas que sobreviven en el interregno anter ior al modernismo (Jos G. del Busto 1854-1904, CarlosRoxlo 1860-1926) no encuentran una formulacin nueva quepor otra parte casi nadie encontr en Hispanoamrica. Perodesde que Samuel Blixen (1867-1909) llama la atencin en1887 sobre las estrictas reglas de la novela naturalista, hastaque Vctor Prez Petit (1871-1947) escribe su Emile Zola( 1902), la crtica aconseja didcticamente el uso de la leyde la herencia, la influencia del medio, la documentacin yla experimentacin que propone el naturalismo.Mateo Magarios SoIsona (1867-1921) es el discpuloms respetuoso. Las hermanas Flammari (1893) y Valmar( 1896) son largos y no siempre entretenidos anlisis de laclase media y la clase alta montevideana; en esta adecuacinal muy reciente Montevideo de escndalos y sordideces, proeba su obediencia al maestro. En 1894, con Gil y con CobardePrez Petit acomete las clases bajas y aunque hoy resulteesquemtico y candoroso, en su tiempo alcanz el buscadopropsito agresivo.

    Javier de Viana (1868-1926) tambin adhiere fmente a la escuela pero al radicar sus primeras obrasralistas en un medio original, por l profundamentecido, como es la campaa uruguaya, consigue que(1896), Gaucha (1899) y Gur (1901) resuenen codad y con nervio, ms all del material perecederoturbios anlisis psicolgicos al uso. La primera virtudescuela fue la de conducirlos a indagar en la contempdad, abandonando el historicismo romntico; la segude decretarlos analistas de toda una sociedad, establun sistema de correspondencias entre los hombres y suSon los personajes y la capacidad dramtica para reven las situaciones especficas, los que dan la medida dcreador de Viana; pero eso habra de perfeccionarsecuentos breves que escribe en la primera dcada del sigy recoge en su serie de Macachines (1910), Leija SecaY uyos (1912), esplendor de una narrativa que enmrealismo con costumbrismo, y que posteriormente declo largo de diez apresuradas recopilaciones.En 1894 Carlos Reyles (1868-1938), que con unil y testimonial Por la vida (1888) haba demostraficin a las letras, hace un intento naturalista, utilizande los recursos a que fue fiel y le hizo dao: la prode una tesis por el artilugio de los personajes-represeny la circunstancia explicativa. En Beba es el enfrentciudad-campo y la oposicin de los dos modelos rurales.de la novedad, conocedor acucioso de las nuevas coeuropeas, idelogo en el ms cabal sentido de la paesteta en el manejo de la lengua, Reyles encabalgarciones modernistas y naturalistas, como en Primitivo (se inclinar por las primeras en El extrao (1897),de Can (1900), El embrujo de Sevilla (1922) ysegundas en El terruo (1916), haciendo siempre deratura la sensual cobertUra de las tesis que exponeensayos.

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    El intelectual prototpico, e1l su gran biblioteca, ante SIpeles incesantemente elaborados, e1l el gesto solemne deltro: es Jos E. Rod.

    La otra cara del 80 la proporciona la nutrida serie deensayos y artculos filosficoliterarios, para los cuales los"Anales del Ateneoi ' (18816) fueron vehculo eficaz. Es concomitante la intensificacin del periodismo que crea una nuevademanda: la del escritor periodista, ms exactamente el "chroniqueur" capaz de disertar con amenidad sobre tpicos deactualidad, costumbres. espectculos, novedades europeas. Elmaestro del gnero fue Tefilo E. Daz (18531918) quepudo bautizar con exactitud una de sus recopilaciones Desfilede impresiones ya que a los estudios verbosos y pretendidamente exhaustivos de los ateneistas comenz a sustituirse elrgimen de la sensacin fugaz, personal, estableciendo lasbases de la crtica impresionista. Su expresin ms acabada laofreci Samuel Blixen con sus crnicas teatrales ("Suplente")y una forma intermedia entre el artculo y el cuento quepreanuncia el manejo de la prosa del modernismo. El periodismo es la primera forma de la especializacin del escritora quien somete a sus reglas y a quien vincula estrechamentecon el pblico burgus que lo lee, ese que va al teatro a verlas compaas italianas y francesas, que empieza a tenerhambre de novedades y que busca una cultura liviana.

    En menos de veinte aos el UrugUay duplica su pobla.cin: en 1908 reconoce un milln de habitantes de los cuales300.000 en su capital, con dos extranjeros por cada nacional.La integracin a la rbita britnica se ha acentuado tras lapantalla parisina que hipnotiza a los estetas: los ferrocarriles,el telgrafo, las industrias de la carne y la exportacin de lanasapuntan a un auge econmico. En tanto la ola inmigratoriacomienza a hacer crecer una ciudad amorfa, la vieja clase dirigente entra en crisis. El Uruguay se incorpora a la modernizacin que opera el inf lujo imperial y por lo tanto hace suyala expresin literaria continental de ese proceso: el modernismo.Cuando en 1894 De las Carreras publica Al lector mientras C. Vaz Ferreira sus artculos sobre estilo y mtrica,cuando Vasseur era "un esotrico Amrico" en el cenculoporeeo de Daro, cuando Mara Eugenia sorprenda por susmarmreos poemas parnasianos y los hermanos Martnez Vigilasociaban a los jvenes Prez Petit y Rod a la fundacinde la "Revista Nacional de Literatura y Ciencias Sociales"(1895-1897) el modernismo ha entrado al pas proporcionndole las condiciones para fundar una lrica autnoma.La consigna fue la lucha contra el filistesmo burgus,su falsa moral, su falsa cultura, su falsa poltica, que aglutinelementos muy dispares por un corto lapso, jugando a fondola carea de un subjetivismo rebelde que abominaba "la promiscuidad de rebao". Manejando esgrimsticamente el versoalejandrino, Robereo de las Carreras (1873-1964) alternel desdeoso "spleen" con la provocacin, y en una prosapotica de recargada pedrera proclam el amor libre: Sueode Oriente (1900), Amor Libre (1902), Psalmo a Ven/jsCavalieri (1904) fueron los ejemplos del esteticismo sensualque ya haba dado El extrao (1897) de Reyles y daraSin razn pero cansado (1900) de Quiroga o los sonetos deLos abandonados de Herrera, hasta llegar al deliriola experiencia poticoertica de Delmira Agustini.Vidal Belo escribe las primeras vlidas imita

    ~ r o f a s profanas en "La Revista" (1899) queda

    abierea la puerta a la experimentaClOn de .'os cenculoextremarn el producto y ofrecern su ms audaz vamericana: el Consistorio del Gay Saber que entre 191902 acaudilla Horacio Quiroga suma a la devocin pola leccin de Lugones, de donde saldrn los humorstalucinados textos de Federico Ferrando (1880-1902)ms macabros y poticos del propio Quiroga: Los arrde coral (1901). Pero ser La Torre de los Panoramencargada de establecer las bases del porvenir de la puruguaya, como anot uno de los aclitos, Pablo de G(Csar Miranda). Los Pablo Minelli, Illa Moreno,Olaondo, lo son del pontfice Julio Herrera y Reissig (11910), el ms alto poeta de las letras uruguayas quipoco me,nos de diez aos y aun movindose en el mspitoso y superficial bazar "are nouveau", crea una lrisutil sensibilidad moderna, de impecable precisin lingdonde el exotismo es una veladura que enriquece, enigcamente, la acuidad de una mirada a nuestra realidadsubjetivismo un modo de avanzar en los territorios de latesia o los repliegues de la conciencia. Es una lrica cfabricada con el sentido profesional del buen relojero

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    tllobcrlo de [liS C?a.rreras

    cada asunto dejndolos abiertos a los alumnos. En losstos siguieron las l neas ideolgicas de la nueva sdemocrtica aunque razonndolas crticamente.La poesa, la novela, el ensayo, la filosofa, funcpara los pocos y aun los menos: slo Rod vio resus libros en la pr imera dcada. No poda pasar esoteatro que es un arte presentista y que, al desarrollael primero en profesionalizarse creando reglamentoscatos. Por lo tanto ser a travs del teatro que se estv i n c u l ~ c i n . ms, e s t r e c h ~ con el pblico real y con

    raneo y este dICtara sentenCIa. El humilde circo de lossirvi de fragua para generar, en el permanente contael pblico real, un estilo interpretativo dominado porticulacin naturalista, una galera de tipos humanospronta realista que el "ilustre senado" deba ratificara noche, y una problemtica contempornea. Cuandopaa se instala en los centros urbanos se elude, al irarse al pblico el inmigrante, el peligro de la ideanostlgica que se promova en las zonas rurales. Enyuntura ser Florencia Snchez (1875-1910) quien enla va media exitosa. Por su formacin anrquicade una conciencia social y moral moderna; por su amiento periodstico y su misma vida, de buen conocde esa nueva ciudad llena de artesanos; por su senside una desamparada piedad, ms que amor, por las cM'hijo el dotar (1903) fue la nacionalizacin del dramralista, como Canillita lo fue del sainete espaol. La capara jugar el gran boceto pintoresco como fondo vsobre el cual concentrar nerviosamente la accin drmediante personajes dibujados impresionsticamente,carta de triunfo que le concit la admiracin. La gringaBarranca abajo (1905) y En familia (1905) probaresolucin para atacar los problemas centrales de la sdel momento, creando una serie de personajes veracesdebilitados en la zona sentimental-, apelando a unasimple, servicial y hasta torpe, pero de aspiracin cul

    conoce su taller; para eso hay quesein escriror>profesionaly Herrera lo fue en la nica forma que le conceda su tiempo:siendo un bohemio.En la misma cauda del modernismo y todava ms influida por Lugones se. inscribe la despareja obra de AlvaroArmando Vasseur (1878) que se inicia. con Cantos augurales (1904) pero que encuentra su equilibrio al remansarseen la expresin del sentimiento o del pensamiento: A florde alma (1907), Cantos del otro yo (l909), aunque oscilando siempre entre el "egocentrismo individualisra de tiponietzcheano" y "su doctrinaria conviccin socialista", comoha dicho Emilio Frugoni (1881) quien en esta ltima vertiente se emparenta con l, dando con De lo ms hondo yBichitos de luz, el primer apagamiento del estruendo moderonista, al incorporar la vida humilde de la ciudad inmigrante.A travs de la lrica modernista la mujer se integra a lacultura uruguaya: si el mejor - test imonio de Mara EugeniaVaz Ferreira (18751924) no ser el de sus acorazadospoemas a la belleza y al superhombre sino el de aquellospocos tardos donde trasunta su metafsica nihilista, recogidos pstumamente en La isla de los cnticos (1924), antesque ellos Delmira Agust ini (1886-1914) a quien su pasomosa precocidad y trgica dependencia le permiten sumarseal modernismo con El .libro blanco (1907), Cantos de lamaana (1910) y Los clices vacos (1913) cuando el movimiento ya agonizaba, ha de hacer suya la visin masculinadel erotismo hasta arder en ella. Con una fantasmagricadecoracin de teatro, con un vulgar amaneramiento seudoculto y con un erizamiento sensual de todas las imgenes,consigue sin embargo en una veintena de poemas un acentotransido, mgico, sobrehumano en su arrebato, siempre h 'medo y sensible, como ninguna otra mujer alcanz para cantar el amor corporal.El centro de la poca lo dan dos estrictos contempor.neos: Jos E. Rod (1871-1917) y Carlos Vaz Ferreira(1872-1958) de muy distinta y profunda repercusin en lacultura nacional. Ambos se formaron en el positivismo quelograron superar: Rod por la apelacin al "idealismo" deRenan y Taine; Vaz Ferreira por el pragmatismo y el bergsonismo. Pero mientras el primero aspir como sus maestrosa ser un literato-pensador y un orientador tico, el segundoasent en la "psico-Igica" su campo par tiendo de su cauteloso escepticismo y puso esta filosofa al servicio de unatarea de educador concreto. Rod quiso ser partero de conciencias y desde Ariel (1900) se constituy en el maestrode la juventud burguesa de su tiempo a quien dot de unorgulloso idealismo que careci de fundamentos econmicoso sociolgicos; su apstrofe al Calibn norteamericano notena ms argumentos que la oda "A Roosevelt" de Daro,pero la cadencia de su estilo voluntariosamente labrado, resultconvincente a una generacin que todava no se haba planteado los reales problemas del progreso. Es en Motivos deProteo (1909) y en sus perspicaces anlisis literarios dondeest lo ms proficuo de su aportacin; dentro del medio tonoy la oscilacin conciliadora de su estilo puede encontrarseuna psicologa del arte que no fue afectada por el derrumbede los guas decimonnicos de su pensamiento.

    Aunque actuando pblicamente desde las mismas. fechas,el pensamiento de Vaz Ferreira, con su estilo vivo de lenguahablada y cogitante, comenzar a regir el pas a par ti r de1910. Para entonces ya haba publicado sus principalesObtas-Los problemas de la libertad (1907), Moral para intelec-tuales (1908), Conocimiento y accin (1908) y L g i c ~ ~ v a( 1910)- y un pas que necesitaba urgentemente educar unadiscordante masa de poblacin lo reclamproblemas sociales, los pedaggicos, el ferniI1LsI1Elo,un anlisis que ms que soluciones pretendi p h l l l . t c ~ ~ .

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    El arrebato, el erotismo desenfrenado, Delmira entre luz ysombra.

    De un torturado dibujo a la Toulouse, emerge el vigordramatismo de Flor

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    el hermetismo que dominar, bajo su influencia, lauruguaya al concluir los aos veinte. Su caso es simms inslito de Roberto Sienra que atraviesa indemmodernismo, para publicar Naderas (911) y Huraasque traducen un ddo decurso interior, peculiarsimouna sombra opuesta a los procesos culturales dominantA la prosa le corresponda, reaccionando contra lacin lrica del epos cumplida por el modernismo, unahistrica: retomar la lnea de la narracin naturalistala novela y el cuento regionales, dentro de moldes re incorporndoles una orientacin pedaggica al nilas necesidades productivas de los sectores medios. Estaque en la otra orilla inici Glvez, se desperdig encaminos curiosos. Por un lado la trasmutacin de HQuiroga de El crimen del otro (1904) a los relatosneros que recoge en Cuentos de amor de locura y de(1916) utilizando todava el esquema del cuento depero al servicio de una temtica regional en la queadentrando. Pasa a travs del pintoresquismo, an maen El salvaje (1920) Y Anaconda (1921), para podecorado al servicio de una penetracin honda y trgdestino humano, voluntariamente enfrentado a la hosde la naturaleza, en Los desterrados (1926). Su lengdevenido dura, precisa; su contar es de un realismoque capta lo esencial; pero sa cosmovisin, que mediaimpasibilidad consigue el clima mrbido y desesperano corresponde al nuevo perodo. Es un maestro, inigque slo de lejos puede acompaar el movimiento.El punto de partida es la zona opaca de los censocialistas y anarquistas (el Polo Bamba, la revista "Bohy la obra de un escritor espaol de gran influencia,Barrett (1876-1910), cuyos artculos de "La Razn"recopilados en Moralidades actuales, Lo que son los y( 1910), El dolor paraguayo (1911), etc., han de inel repertorio ideolgico popular, as como la preocueducativa de sus Cuentos breves (Del natural) (1911)giendo de esos centros y del medio de las redaccionesdsticas donde ahora, a partir del "reporter" se irn forescritores (Leoncio Lasso de la Vega, Vicente Sala

    El aprendizaje de la "sinceridad" ser tambin en HQuiroga, el encuentro con la afectL'idad. Aqui con suen Misiones.

    del desplante viril en Silva Valds (Agua del t iempo, 1921;Poemas nativos, 1925), juego que trasciende a 10 metafsicoen Ipuche (Alas nuevas, 1922; Tierra honda, 1924; Jbiloy miedo, 1926). O como Andrs Lerena Acevedo que des-cubra la belleza iluminada del mundo en Praderas solea-das (1918) y ese mar que siempre haba estado all al alcan-ce de todos los montevideanos pero que pareca reservadopara el poeta csmico: Carlos Sabat Ercasty. Este haba publi-cado sonetos herrerianos en las revistas y luego haba callado:otro deba ser el camino y lo encontr en aquel verbosoque tradujo su vitalidad y su desmesurado ademn de consus-tanciacin con el mundo; fue Pantheos, en 1917, que signarauna obra de ingobernada facundia y donde la poesa buscaradevenir un fragmento de la propia naturaleza. As en elLibro del mar (1922) donde recrea el ritmo libre del versowhitmaniano, y al que opone la concentracin de El vuelo dela noche (1925) Y el esfuerzo de contencin de Los adioses(1929). Pero fue Juana de Ibarbourou quien imant al nuevoy al viejo pblico: ste perciba en ella las "eglognimas"de Herrera y el sensualismo de una Safo moderna; aqulporque le agradeca una lengua que nombraba a las cosaspor su nombre - l a higuera, las dalias- aunque dentro deuna veste levemente hispnica y porque deca claramente elgoce de una muy redente liberacin: "Tmame ahora quean es temprano". Hermosa, pequeita, con su manojito devioletas en la mano, y provinciana. El triunfo de la provinciapor la frescura, coquetamente lograda, que su poesa aporraba,y que si iluminaba el corazn de las gentes simples de ladudad tambin la degustaban los refinados decadentes.Slo Emilio Oribe se conservara fiel a la leccin de susmayores y repetira las formas, el lxico, el ademn moder-nista: Alucinaciones de belleza (1912), El nardo del nfora(1915). En El castillo interior (1917) yen El halconeroastral (1919) seguira, depurndolo, el derrotero mental deVasseur, buscando hacer de la mquina de trovar la mquinade un pensar distinto; si por momentos hay una concentra-cin de pensamiento que pone una brasa oscura en su verso,la actitud externa y epigonal trivializa El nunca usado mar(1922), La colina del pjaro rojo (1925). Su bsqueda en-contrara legtimo campo en sus inteligentes libros de ensa-yos: Potica y plstica (1930), La Dinmica del verbo (1953).El otro que elude el camino mayoritario ser Vicente BassoMaglio, quien preanuncia en 1917 con El divn y el espejo

    Fue la novia de Amrica, no slo su poetisa. Y esta foto vein-teaera, la efigie de Juana de Ibarbourou con que soaronmillares de jovencitas.

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    Muoz (1897-1956) quien escribe ms en francs quespaol, redescubre a Lautreamont y desentraa lasdel arte nuevo; Marinei hipnotiza con su futurismo alpio presidente. Esta hora de novedad qued signada pleccin de los artistas que renovaron la pintura urugRafael Barradas, Bernab Michelena, Adolfo Pastor,Cneo, Carmelo de Arzadum, Andrs Etchebarne BHumberto Causa y el rejuvenecido Pedro Figari (1861-1que en 1919 se pone a pintar despus de teorizar, spennamente sobre el arte. Formarn una familia con los escra quienes retratarn y cuyos libros ilustrarn.La novedad sigui diferentes caminos: el anotado dnativistas, criollistas y negristas; el de los cantores de la ftica naturaleza y liberado sentimiento (Sabat e Ibarbouparalelamente el de los cantores de la ciudad mecniclos poemas de Parra del Riego a la motocicleta, jude ftbol, y en los escritos del muy joven y precoz EnAmorim (1900-1960): insolentemente titulaba Veintesus primeros poemas y Amorim (1923) sus primerostoS para darnos posteriormente en Trfico (1926) Yzontes y bocacalles (1927), el hervor de la ciudad, mstea que montevideana. Podan afirmar, con Guillot Mque "nuestra segunda patria es el siglo XX", ese siglopareca empezar recin entonces, pero no podan olvidala primera era el Uruguay y de ah la contribucin a lativa regional con Tangarup (1925) que tambin haceJustino Zavala Muniz en la Crnica de Muniz (1921),cla nueva de historia, biografa y novela, referida sin ema la recuperacin del pasado. Ambos preanuncian clitemas que debatir la generacin que viene.

    Tan difcil saber cmo fue! Porque est muyporque ellos viven y nosotros no hemos vivido su tieporque se nos presentap. como infinitamente ciegosde s mismos. Todo parece concentrarse en slo tresde 1925 al 28, con un brevsimo perodo de incubaciel tiempo de "La Cruz del Sur", del cenculo y "BoletTeseo", de tiLa Pluma". Diez libros capitales, otrosautores nuevos, en slo tres aos. Tratemos de ordenPrimero, la ciudad. Para algunos la consigna era ladernizacin. Queran ser actuales, vivaces, funcionales,la arquitectura que nos propuso Le Corbusier y hacanmaj y Cravotto, como los trajes femeninos; dinmicosel auge deportivo; alegres con la insolente provocacila farndula. Tras los polirritmos de Parra, NicolsSansone (1904) hizo cantar La trompeta de las vocesgres (1925) Y C. S. Vitureira (1907) el unanimismLa siega del musgo (1927). Alfredo Mario Ferreiro (11959) apel al humorismo ultrasta para El hombre qcomi un autobs (1927), mientras su compaero JuOrtiz Saralegui (1907-1950) la emprenda con el PSalvo (1927). Felisberto Hernndez (1902-1964) altelas giras piansticas (Falla, Stravinsky) con juegos menFttlano de tal (1925), Libro sin tapas (1929); Carlodrguez Pintos (1895) que haba escrito la confesinble de lo cotidiano en sus aos adolescentes, seguaPars la experiencia del ultrasmo espaol y el surreafrancs que dara Suicidio; dentro de esta. cauda HumZarrilli (1898-1964) descubre el "cadver exquisito"

    Ernesto Herrera (1889-1917) que en 1910 editaS ~ W W m testad el hambre, cuentos toscos de prdica social y en1911 estrena El len ciego, el canto.de despedida a los caudil losrurales que el ao anterior haban intentado levantarcabeza por ltima vez. Asimismo la obra teatral mejor cons-truida de la poca gloriosa del teatro nacional.Es una literatura casi proletaria - la nica de ese tipoque conoci el pas- y que a Jos Pedro Belln (18891930) corresponder interpretar dotndola del emocionalismo de las clases medias, tanto en la narracin -Huerco(1914), Doarramona (1918) que explana el conflicto delas conciencias catlicas inmigrantes ante la nueva sociedadlaica y sensual, Los amores de Juan Rivault (1922) Y Elpecado de Alejandra Leonnard (1926) que plantean la conflictualidad ertica y moral - como en el teatro -E l centinelamuerto (1930) donde se muestra el fin de un perodoy en el relato infantil: Primavera (1919) expresa la cosmovisin educativa de esas clases, los ideales de vida que hande fundamentar nuestra escuela primaria, como tambin. se love en los libros infantiles de Antonio SOtO (1884), El librode las rondas (1919), Ronda de los nios (1917).La crtica tuvO una ntida actitud revisionista juntO auna preocupacin divulgativa. Se ejerci a travs de los peridicos bajo la forma de opiniones. As llam Alberto Lasplaces(1887-1950) a su primera recopilacin de artculos, Opinio-nes literarias (19.19), algunas de las cuales se remontaban asu perodo de director de "La Semana" (1910-1913). Elms importante crtico es Alberto Zum Felde (1889) quiena la tendencia hispanizante de la dcada opuso la lnea americanista -E l Huanakauri, (1917)- Yque recoge sus artculos en 1921, Motivos de critica, primer boceto de su futuroProceso intelectual del Uruguay (1930). La base metodolgica es todava un sociologismo tainiano y un psicologismobergsoniano, pero, como ya se vio en el Proceso histrico delUruguay (1920), constantemente enriquecido por una perspicacia interpretativa esttica de raz espiritualista. A travsde los textos que Zum Felde consagra a Rod, en el 21, enel 30 y 55 (lndice critico de la literatura hispanoamericana:La ensayistica) puede seguirse la evolucin de un pensamientoque no slo es el del autor, sino del movimiento ideolgicoy de la sociedad que integra, y que va del duro enjuiciamientoa la aceptacin y por ltimo a la celebracin.Se aproximaba la hora de los nuevos, los escritores jvenes que enriquecen una generacin cuando va mediado sucamino. El incentivador fue el peruano Juan Parra del Riego( 1894-1925) quien al llegar a Montevideo en 1917 contamin 1e su jbilo y de su sentido. de la fraternidad intelectual a todo el grupo. Pero fueron necesarios tambin losprimeros atisbos de la transformacin esttica que aunqueiniciada en Europa antes de la primera guerra dominara elperodo posterior bajo la divisa de "vanguardia". En su re-vista tiLos Nuevos" Ildefonso Pereda Valds (1899) comienzaa t r a d ~ c i r a los poetas cubistas franceses,antes de constituirseen

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    vuelto en un dramtico nerudismo, avanzando luego hamundo diario de Guitarra en sombra (1964). Este clo van recorriendo gradualmente todos -incluso Orfiladesia (1922) Y Dora Isella Russell (1925) aunque mniendo sta el soneto tradicional- pero quien le otordrstica nota realista es Mario Benedetti (1920) coPoemas de la oficina (1956) Yque aun pareciendo unamocin antipotica reorient por ese camino a los ms jEsa funcin definitoria la cumplira Mario Bentambin en la prosa constituyndose en el centro de unaracin, El gran salto de la narrativa lo impuso JuanOnetti (1909) a lo largo de los cuentos escritos en lostreinta y maysculamente con El pozo (1939). Estecrtico, desolado texto, abre la narrativa contempornea.de Tierra de nadie (1941) Onetti ir nacionalizando emtic? mundo faulkneriano ofreciendo una novela iLa vida breve (1950), la mayor aportacin del peruna elega de insuperable refinamiento esttico para dela decrepitud, El astillero (1961). En las mismas fechasnisio Trillo Pays (1909) opone con estilo tradicional elque socioliterario, Pompeyo Amargo (1942), mientrasdo Gravina (1913) intenta el realismo socialista. Lanarrativa urbana tiene en Carlos Martnez Moreno (1un cido ana'lista que se nutre de la realidad inmediataperiodstica, en El paredn (1963), pero que tambina la reconstruccin sociolgica crtica en Con las priluces (1966) donde son procesados una clase y unCuando Benedetti publica Montevideanos (1959) el achamiento de la vanguardia europea se ha puesto al sede un entendimiento afectivo y autocrtico del ciudadanoguayo; con La tregua y El pas de la cola de paja (1Benedetti conquista narrativa y ensaysticamente el plugar de nuestras letras, al hacer suya la clase media supretacin sensible y crtica de la poca. Una ltima lndefine a partir de la originalsima creacin de Felisbertonndez con su serie posterior a 1942: El caballo pePor los tiempos de Clemente Colling, Nadie encendlmparas (1947), una interrogacin potica, humormrbida e infantil, que roza lo fantstico y redescubrsociedad enrarecida. Jos Pedro Daz (1921) que diosado relato fantstico en El Habitante (1949) consigLos fuegos de San Telmo (1964) el equilibrio de lacin realista, la resurreccin del mito y la bsqueda darquetipos que en Estudios antropo'lgicos (1960) tienyor misterio. Mara Ins Silva Vila (1926) pasa delfantasmagrico de La mano de nieve (1951) a la endel mundo enajenado en Felicidad y otras tristezas (1Hctor Massa (1927) desarrolla una fantasa filosfibrevsimos cuentos todava no recogidos en libro. PeroArmona Somers (1918) quien exprese la ms tortUradatencia del sexo y las estructuras mentales ms complejasLa mujer desnuda (1951) hasta Todos los cuentos (1aportando la nota ms audaz de la narrativa femeninalina Medeiros, Mara Viniars, Clara Silva, Giselda ZanSimult\Deamente el gran cuadro dolido del mundopero de la anterior generacin se apaga. Su reciedumbconserva en Eliseo S. Porta (1912); Julio C. Da Rosa (1prolonga y melifica diestramente el universo morosoliatanto Mario Arregui (1917) aplica a ese ambiente unborgiano y de La noche de San Juan (1956) a La seagua (1964) va haciendo ms tensa, ms transparedistante su mirada al hombre uruguayo, al fin casi prde una meditacin sobre los destinos humanos.Poesa y narracin irn acompaadas de dos cacapitales: la reinstauracin de la dramaturgia y de laliteraria. Del 39 en adelante avanza el proceso de crde un nuevo teatro uruguayo que con los elencos ind

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    proporcionndole el sostn rtmico de una poesa dramticaque desde La Suplicante (1945) hasta las breves, adustascolecciones de Por aire sucio (1951) Y Nocturnos (1955)edifica una experiencia de autenticidad y de rigor inusualen nuestra literatura. En la lnea elegaca Ida Vitale (1925)ofrece La luz de esta memoria (1949)- intento de apresar latemporalidad en severos rdenes formales como se ver msacabadamente en Palabra dada (1953). Amanda.Berenguer(1923) titula heraclitanamente El rio (1953) el libro dondese desprende de las remanencias del anterior perodo parainiciar su serie de ricos, dramticos poemas de La invitacin(1957) o realistas y experimentales de Materia prima (1967).Ricardo Paseyro (1926) ofrece con Plegaria por las cosas(1950) otra muestra de esta lnea elegaca impregnada por lainfluencia espaola -

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    ,\lario Benede/Ii: imerpret a su p .1 isy a su Jramdca clase med3.1955:la generacin de la criSI

    dientes y la Comedia Nacional (1947) establecern los instru-mentos de un esti lo nacional moderno posibil itando el surgi-miento de una dramaturgia. En sus orgenes Carlos DenisMol ina crea un teatro potico -E l regreso de Ulises, ilforirlal I'ez soiar- que debe a Cocteau y a Lorca. La serie decreadores es muy rica, destacndose Andrs Castillo (1920),Juan Carlos Legido (1923), en diversas formas del dramarealista crtico; Antonio Larreta (1922), quien ser la pri-mera figura del teatro nacional como crtico, director, actor,demuestra en La sonrisa y Oficio de tinieblas su sapienciapara la comedia dramtica. Las dos principales figuras sonJacobo Langsner (1927) que con La rebelin de Galatea yEl hombre incompleto dio la medida de una experimentacininventiva y que con una serie abigarrada de no menos detreinta ttulos alcanz una envidiable capacidad para crearun universo subjetivo, dolido, de increble felicidad para eldilogo como lo mostr en Los artislas y en Esperando lacarroza; el OtrO es Carlos Maggi (1920), quien partiendo delsainete y el grotesco (La Imslienda) descubre una forma nacio-nal, arriscada y barroca, de! teatro absurdo, cuya mejor expre-sin son las piezas de i\fascarada.Tanto las estructuras literarias de la poesa, la narrativay el teatro mencionados, como muchos de sus asuntos, res-ponden a una actitud crtica. Crticos sern adems muchosde sus ejercitantes (Benedetti, Martnez, Maggi, Larreta, Daz,Vilario, etc.) cont ribuyendo a la dominante crtica e hiper-crtica que distingue a esta generacin y que la emparentacon uno de sus rganos predilectos: el semanario Marcha(1939). Dentro de un panorama cargadsimo estn tambinlos crticos a secas: Arturo Sergio Visca (1917) especiali-zado en las letras nacionales; Emir Rodrguez Monegal (1921)que introduce a travs de Sur" bs letras modernas anglo-americanas y establece e! modelo de b adaptacin a las van-guardias literarias con una concepcin especfica de lo "lite-rario"; Carlos Real de Aza (1916) reconvertir b litera-tura al campo ms amplio y rico de la cultura, con un tensoesfuerzo de nacionalizacin y btinoamcricanizacin inclinadoa las ideas polticas. Por esta tarea se convierte en e! inspi-rador de las nuevas corrientes que enriquecern la crticaliteraria con distintas disciplinas sociolgicas, econmicas, po-lticas, etc.Si ra es posible avaluar la mltiple aportacin de !.J"generacin crtica" a la cual se debe una exacerbada revisindel pas y de su cultura que supera con mucho los lmitesde la literatura, una tesonera demitificacin, un elevamientodel nivel intelectual con una rigurosa y discipl inada puestaal da de los conocimientos, una creacin emocional, sensibley nerviosa dentro de normas mentales, un t mido desprendi-miento de su individualismo francotirador en beneficio deuna participacin social comunitaria, tambin es posible apun-tar sus peligros, comenzando por una daosa inclinacin ala autoglorificacin y la incapacidad de un fuerte sector paraadaptarse a la dinmica histrica y sus exigencias.

    Por 1955 se instal.:t b Cf!SIS econmica que habradevorar al pas en un decenio, generara la mayor agitasocial conocida, subvertira los ordenamientos polticos ylerara la desintegracin de la sociedad liberal sin todavizorar una nueva, susti tutiva. Por esa misma fecha se inpora a la l iteratura una nueva generacin: en sus lneas grales pro longa el magisterio de la anterior cuya accinradicalizada fortalece, establece una concepcin populistavivaz e inventiva que en algunos exponentes se ha inclina un ngulo revolucionario, crea nuevos instrumentoscomunicacin cultural, se acantona en un nacionalismoestrecho pero compensado po r la gran aportacin latinoaricana de la hora y en un sector no desdeable se arroun ldico, a veces distorsionado malabarismo esttico.Sus integrantes estn en plena produccin, muy lejohaberse abroquelado en formas definitivas. La primeramocin de esta nueva generacin corresponde a los nacen los aledaos de 1930 y cuyos nombres aparecen en rtas, concursos y aun en libros a partir de 1955. Son een narrativa: Alberto Paganini, Ornar Prego Gadea, SLago, Mario Csar fernndez , Hiber Conteris y Juan CaSomma; en poesa: Sal Prez, Cecilio Pea, Jorge MeVidal, Sal Ibargoyen Islas, \XTashington Benavides, Cf lo res Mora, Circe Maia, Ruben Yacovsky, Marosa di Ggio, Nancy Bacelo; en la crtica los primeros en aparecerRuben Cotelo, Juan FI y el precocsimo Mario TrajtenbYa en la dcada del sesent:l se incorpora el grueso dgeneracin, incluyendo algunos mayores y de obra ya dnitiva (Milton Schinca 1926, Jorge Musto 1927), seadose en la poesa de Walter Ortiz y Ayala, Diego Prez PinSalvador Puig, Enrique Estrzulas; en la prosa e! mlEduardo Galeano, el victorioso Jorge Onetti y una nutserie de nombres: Anderssen Banchero, Claudio Trobo,nando Ainsa, Gley Ehyerabide, Toms de Mattos, MercRein, Jess Gira!. La crtica literari:t, en general desatenpor el movimiento juvenil , ha obtenido un aporte promiscon la tarea de Jorge Ruffinelli y Gabriel Saad, que se sal de Heber Raviolo, Enrique Eliss:llde, Jorge AlbistuAlejandro Paternain. En el teatro son obligados los nomde Jorge Blanco y Mauricio Rosencof, que pueden se prdidos por la tarea experimenta l e inconclusa de Jorge BrTodos ellos estn plenamente afincados en su Urugy particularmente en su .Montevideo, dentro de un tieJuro y aun muy duro. Su capacidad para resolverlo en esturas artsticas originales ya ha quedado demostrada enlibros de Milton Schinca y de Jorge Onetti, para. sealarautores que cuentan entre los ms inventivos y a la vezradicalmente situados en su circunstancia viva. O sea exprautnticamente las formas chirriantes de la mayor enajenaque haya conocido nunca la vida nacional, resguardandotro de ellas la esperanza de otro mundo )' vida. Porquetiempo -p iensan - que es el nico que tienen, sin embha de ser abolido.

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