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ENSAYO SOBRE PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE MANUEL VICENTE VILLARÁN GODOY. INTRODUCCIÓN En el presente ensayo, Manuel Vicente Villarán Godoy, nace en Lima el 18 de octubre de 1873. Sus padres fueron Luis Felipe Villarán y Rosalía Godoy. El 18 de octubre del 2013 se cumple ciento cuarenta años de su nacimiento. Este connotado educador, político combativo e iniciador del positivismo en el Perú, cursó estudios en el Colegio Nacional Nuestra Señora de Guadalupe y en la Universidad de San Marcos. Obtiene el grado de bachiller (1893), con la tesis Del imperio extraterritorial de las leyes civiles según Laurent y la escuela italiana; el de doctor en Jurisprudencia (1895), con la tesis Libertad civil y libertad política; y recibe el título de abogado el 9 de noviembre de 1895. Aprueba el grado de bachiller en Ciencias Políticas y Administrativas (1908), con la tesis El factor económico en la educación nacional, y el grado de doctor en Educación, con la tesis La educación nacional y la influencia extranjera. Se desempeño en importantes cargos públicos y profesionales, sobresale por su capacidad, honestidad, vocación de servicio y espíritu de justicia a favor de las clases más necesitadas. En 1924 renuncia al rectorado de la UNMSM para dedicarse a combatir la reelección del presidente Augusto B. Leguía. Tras alertar a la

Ensayo Manuel Vicente Villarán Godoy

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Page 1: Ensayo Manuel Vicente Villarán Godoy

ENSAYO SOBRE PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE MANUEL VICENTE VILLARÁN GODOY.

INTRODUCCIÓN

En el presente ensayo, Manuel Vicente Villarán Godoy, nace en Lima el 18 de octubre de

1873. Sus padres fueron Luis Felipe Villarán y Rosalía Godoy. El 18 de octubre del 2013 se

cumple ciento cuarenta años de su nacimiento. Este connotado educador, político combativo

e iniciador del positivismo en el Perú, cursó estudios en el Colegio Nacional Nuestra Señora

de Guadalupe y en la Universidad de San Marcos. Obtiene el grado de bachiller (1893), con

la tesis Del imperio extraterritorial de las leyes civiles según Laurent y la escuela italiana; el

de doctor en Jurisprudencia (1895), con la tesis Libertad civil y libertad política; y recibe el

título de abogado el 9 de noviembre de 1895.

Aprueba el grado de bachiller en Ciencias Políticas y Administrativas (1908), con la tesis El

factor económico en la educación nacional, y el grado de doctor en Educación, con la tesis

La educación nacional y la influencia extranjera.

Se desempeño en importantes cargos públicos y profesionales, sobresale por su capacidad,

honestidad, vocación de servicio y espíritu de justicia a favor de las clases más necesitadas.

En 1924 renuncia al rectorado de la UNMSM para dedicarse a combatir la reelección del

presidente Augusto B. Leguía. Tras alertar a la población del peligro que entrañaba la

perpetuación en el poder del caudillo, fue desterrado por Leguía en 1925.

Después de la caída del régimen de Leguía, en 1931 preside la comisión de elaboración del

anteproyecto de la nueva Constitución Política del Perú, cuyas grandes reformas que

propuso nunca se consideraron.

Villarán regresa al Perú  en 1927 y se dedica a la vida política. Postula en 1936 como

candidato a la presidencia de la República, compitiendo con Luis Antonio Eguiguren y Jorge

Prado Ugarteche. El proceso electoral fue anulado por el dictador Oscar R. Benavides. En

1939  es nominado embajador ante la Santa Sede.

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EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE MANUEL VICENTE VILLARAN GODOY.

El pensamiento de Manuel Vicente Villarán debe ubicarse dentro del proceso de la reflexión

peruana, como un momento de superación de las etapas: Escolástica-humanista, Ilustrada y

Romántica, es decir, debe ser ubicado en el Perú contemporáneo que se inicia en los

últimos quince años del siglo XIX.

Manuel Villarán Godoy era fervoroso creyente e impulsor de la corriente positivista en el

campo de la educación y en las ciencias jurídicas. Propuso nuevas formas educacionales,

nuevas actitudes y metodologías científicas para la liberación progresiva del ciudadano

peruano. Creía en rehacer y cambiar el sistema educativo, en una nueva orientación

pedagógica para el trabajo, la creación de riqueza, la reforma social, el desarrollo económico

e industrial del país.

No hizo concesiones en su lucha contra el “alma colonial” y la “educación decorativa y

literaria” que los gobiernos españoles implantaron con fines políticos en Sud América.

Estaba convencido que antes que llenar de escuelas el país es necesario “cruzarlo de

ferrocarriles, caminos y telégrafos, proveerlo de canales de riego, puertos y obras

sanitarias”.

 

En la concepción pedagógica de Villarán nuestro régimen de educación no corresponde a

nuestra realidad, parece “haber sido inventado deliberadamente para otro país y otras

épocas”. Decía: “Hay abundantes maestros que nos enseñan historia, literatura, latín,

teología, leyes, filosofía y matemáticas  “pero ninguno que nos enseñe a labrar la tierra, a

criar el ganado, a explotar las selvas, a navegar, a comerciar, a fabricar cosas útiles..." y así

“preferimos la educación que adorna a aquella que aprovecha, la que da brillo a los espíritus

cultos y no la que forma inteligencias útiles, la que sirve para distraer el ocio de los ricos y

no la que enseña a trabajar al pobre”.

Llegó a calificar el Perú de ser un pueblo donde ha entrado “la manía de las naciones viejas

y decadentes, la enfermedad de hablar y escribir y no de obrar, de “agitar palabras y no

cosas”.

En el acto de inicio del año académico universitario de 1900 pronunció un sobrio y

conceptuoso discurso sobre “Las profesiones liberales en el Perú” (1900). Aquí critica la

parte literaria, burocrática e improductiva de la educación, y propone en su reemplazo una

enseñanza práctica.

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  En el Perú, debería ser por mil causas económicas y sociales, tierra de labradores, de

colonos, de mineros, de comerciantes, de hombres de trabajo; pero las fatalidades de la

historia y la voluntad de los hombres han resuelto otra cosa, convirtiendo al país en centro

literario, patria de intelectuales y semillero de burócratas…” Insiste hasta el final de su vida

que la educación peruana debería responder a las necesidades de crecimiento, desarrollo y

progreso, a la estructura productiva del país, particularmente a las necesidades de tipo

económico, haciendo de la educación el semillero de líderes de empresas, con criterio

técnico y administrativo, de empresarios creadores y transformadores de riqueza.

El pensamiento positivista de Villarán constituye en el plano educacional una propuesta de

formación de hombres útiles, creadores de riqueza. Así su proyecto “Las profesiones

liberales en el Perú” contiene, intrínsecamente, una formulación de reforma social, reforma

sin la cual no podría lograrse el nivel científico tecnológico necesario para alcanzar, en

última instancia, el progreso económico en nuestro país. Se hace necesaria una ética

positivista. No escapa a Villarán que para cumplir este nuevo rumbo educacional hay que

postular una ética nueva, es decir, una nueva ciencia moral.

 

Insistió en que la educación debe responder a las necesidades de crecimiento, desarrollo y

progreso, a la estructura productiva del país, particularmente a las necesidades de tipo

económico, haciendo de la educación el semillero de líderes de empresas, con criterio

técnico, administrativo, de empresarios creadores y transformadores de riqueza.

La educación primaria y secundaria, al revelarse que la enseñanza nacional primaria y

media se encontraba “en manos de personas profanas en el arte de educar, afectadas de

una impericia profesional tan invencible como disculpable”, llegó a la conclusión que por fin,

nuestra educación primaria y media debe ser “simple y corta, caracterizada por la sobriedad

de su programa y lo sustancioso de sus disciplinas”, que, en vez de enseñar mal muchas

cosas superfluas, “se enseñen bien y pronto las cosas necesarias…” y que en toda escuela

primaria y secundaria debiera dedicarse “la mitad del tiempo a estudiar, la otra mitad a

trabajar y a endurecer el cuerpo”.

Pensaba que “los mayores predisponentes al ocio son la salud incompleta, las piernas

débiles y los malos nervios” y que para combatir “el pecado de la pereza vale más una hora

de “foot-ball”, que un mes de catecismos y morales exhortaciones”, en este sentido se

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inclinaba por imitar a los ingleses que formaban el carácter de su gente “por la influencia del

campo de sport”. “Por otra parte, decía, en toda escuela y en todo colegio el niño, grande o

pequeño, debe trabajar. La escuela urbana ha de tener algo de un taller; la rural, de una

pequeña granja; porque siendo nuestro mayor mal el ocio, parte esencial de la educación

viene a ser el trabajo”.

 En este sentido su pensamiento y acción pedagógica se orientaba a erradicar el

“enciclopedismo barato, seudoliberal y seudo desinteresado que fomentó generaciones de

bachilleres ignorantes, ridículamente presuntuosos y exaltadamente locuaces”.

La educación Universitaria debía ser con fines económicos y sociales, en la que se

enseñe a trabajar y a producir  con inteligencia, responsabilidad social,  entusiasmo,

transparencia y perseverancia, que se enseñe no sólo a buscar la verdad sino a encontrarla,

y no sólo a encontrarla también a aplicarla creativamente, a hacer hombres en un ambiente

de libertad.

Para Manuel Villarán Godoy el objetivo propio y esencial de la Universidad es la formación

del hombre, es hacer hombres y esto sólo se logra en el ambiente de la libertad. “De los 16

a los 17 años, el momento que sigue de cerca a la pubertad, los jóvenes han alcanzado casi

la estructura del hombre y si han recibido educación física adecuada posee un desarrollo

muscular completo. Ese es el momento que la naturaleza indica para un cambio profundo en

el régimen educativo. El sentimiento de la independencia, la idea de la propia personalidad,

se afirman y reclaman mayor libertad de conducta y deseo de ponerse en contacto con la

vida social; desde entonces se toleraría difícilmente la vida escolar prolongada; la escuela

llega a ser odiosa y es además deprimente, porque pone obstáculos a la individualidad que

se abre paso. Además la universidad es un contacto entre las generaciones jóvenes y las

generaciones maduras y es donde los jóvenes aprovechan el saludable contacto con

hombres eminentes, de ese fecundo intercambio de convicciones, ideales y gustos que

constituye parte tan notable del poder educativo de la vida universitaria”.

 

En los cursos electivos que se ofertaban en la educación universitaria, pensaba que  “Entre

todas estas materias, cada estudiante debe tener libertad para elegir según su vocación y

aptitudes” y que la formación profesional debe ir de la mano con la formación científica y

técnica.

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En su tesis de bachillerato en ciencias políticas, El factor económico en la educación

nacional, sostiene que debe ofrecérsele a los indígenas “la educación objetiva del trabajo y

del ejemplo”.

 

Frente a la educación limitada a las clases altas defendida por Alejandro Deustua, propuso

el maestro Villarán una educación a favor de la clase media, de las clases populares y del

indio peruano recusando la explotación del indio por los caciques.

 

Según expresiones de José Carlos Mariátegui, Villarán creía que el esfuerzo educativo

debería concentrarse y dirigirse a producir pocos “diplomados y literatos y en cambio

eduque hombres útiles, creadores de riqueza”, debiendo, por tanto, fomentarse la educación

para el trabajo, la educación práctica e industrial.

 

En su tesis de doctorado en Ciencias Política, “La educación nacional y la influencia

extranjera”, revela  que la educación popular fue durante mucho tiempo, “una simple

aspiración” que sirvió algunas veces de “plataforma a los políticos” y otras veces de

“inspiración a trabajos literarios u oratorios”, que en las épocas colonial e independiente ha

contribuido, por razones políticas, ignorancia y rutina pedagógica,  a cultivar “la memoria a

expensas del criterio, el hueco raciocinio verbal con mengua de la comparación ejercitada

sobre cosas reales, el arte de expresar lúcidamente las ideas antes que la capacidad para

adquirirlas”, condensándose los defectos de la psicología popular en  “intelectualismo

imaginativo, debilidad de la reflexión y del carácter, tendencia enfermiza al verbalismo”.

 

En la concepción pedagógica de Villarán “La raza, la tradición, el clima, el territorio, todo nos

indica que necesitamos formar hombres prácticos y sensatos, antes que teóricos e

imaginativos; llenos de inventiva más que de erudición, vigorosos de cuerpo, fuertes de

voluntad, ajenos a todo diletantismo afeminado, provistos de potencias y virtudes activas, no

de refinamientos morales y estéticos”.

  

El problema de profesorado, se solucionaría con dos aspectos : “la de formar profesores

nacionales, y la de importar maestros extranjeros. La primera admite, por su parte, tres

procedimientos, a saber: hacer en el país maestros nacionales, bajo la dirección de

profesores peruanos; formar maestros nacionales, también en el país, pero bajo la dirección

de expertos extranjeros; y enviar jóvenes peruanos al extr5anjero a prepararse en la carrera

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del profesorado. Varios de estos sistemas pueden tener cabida al mismo tiempo, según las

circunstancias”.

 

Se enroló en la empresa de hacer profesores nacionales reformando antes, con auxilio

extranjero, las escuelas y los colegios, propiciando la cooperación extranjera “trayendo

expertos profesionales en todos los ramos, importando especialistas y educadores que nos

exoneren de los tropiezos, las vacilaciones, los penosos experimentos propios de nuestra

incompleta capacidad; que vengan a auxiliarnos, no ciertamente a gobernarnos, y que nos

ayuden a dar un buen impulso a nuestros incipientes adelantos”.

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CONCLUSIÓN

Manuel Vicente Villarán fue uno de los juristas más influyentes de su generación. Como

educador impulsó la reforma educativa, las vocaciones industriales y vocaciones productivas

desde la infancia; promovió la formación del profesorado y el otorgamiento de becas en el

extranjero; abogó por la ampliación y el mejoramiento de la infraestructura escolar, la

actualización de los planes de estudio y  la aplicación de la reforma universitaria.

 

Siempre luchó contra la “instrucción erudita, verbalista, literaria y libresca”, por una

“educación sobria y sana, basada en la idea de combatir el odio y el apocamiento del

carácter; que haga, si se quiere, hombres rudos, pero eficaces; sencillos y sin devastar, pero

útiles a sí mismos y a su patria”.

Según Villarán la educación se caracteriza por ser “democrática, simple, científica, común y

profesional tendiente a despertar energías, físicas y mentales, estimular el trabajo y formar

hombres”.

 

Promovió la orientación práctica, democrática y científica de la educación, porque estaba

convencido que “la ciencia combate la propensión al memorismo, enseña el método, calma

la imaginación, modera la banalidad, refrena el verbalismo”.

Para que sea democrática la educación necesita ser “electiva, múltiple, diversificada” toda

vez que la verdadera igualdad de los derechos educativos “no ha de consistir en

proporcionar a todos la misma especie de instrucción, sino en dar facilidades para obtener

educaciones de distintas especies, calidades y grados, según las posibilidades personales”.

 

“Sólo enseñando todo, puede el Estado democrático enseñar a todos para que dentro de la

multiplicidad de materias y la diversidad de escuelas, se ejercite ampliamente la adaptación

electiva de los ciudadanos, conforme a sus vocaciones y recursos”.

 

Alejado de la vida política se dedica a la atención de su Estudio de Abogados y a la

investigación educativa y jurídica. Fallece en Lima el 21 de febrero de 1958, a los 85 años

de edad.

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ENSAYO SOBRE PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE ELVIRA GARCIA Y GARCIA.

INTRODUCCIÓN

En el presente ensayo, Elvira García y García, fue educadora y periodista peruana

fue la fundadora del Liceo Peruano para Señoritas y del Liceo Fanning que dirigió

por 20 años. Abrió el primer jardín de infantes en el Perú, en 1902. En sus artículos

defendió el derecho de las mujeres a la educación y el trabajo.

Nació el 1 de Junio de 1862 en Lambayeque. Estudió en el Colegio de Educandas

de Trujillo y posteriormente se trasladó a Lima para continuar con sus estudios.

En 1880 dio inicio a su labor en el magisterio, siendo educadora en el Colegio Santa

Isabel. Tres años después fundó el Liceo Peruano destinado a la enseñanza de

señoritas. En 1884 se graduó de Profesora de Instrucción Primaria e

inmediatamente fue designada para dirigir la Escuela Municipal Nº 10 del Callao,

cargo que ejerció durante diez años (1884-1894). En 1890 la Comisión de

Instrucción Primaria le otorgó el diploma de Preceptora.

Su labor educativa más destacada la realizó en el Liceo Fanning, institución fundada

por la también notable educadora y escritora Teresa González de Fanning y

destinada a la educación femenina. Durante 20 años (de 1894 a 1914) se encargó

de la dirección de dicho liceo, iniciando allí una serie de reformas destinadas a

elevar el nivel de la enseñanza, y que mostraron una concepción más moderna de la

docencia.

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EL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE ELVIRA GARCIA Y GARCIA

El paradigma etnometodológico también será usado, ya que “dentro de este paradigma la persona es única y todo lo que hace es a partir de su interpretación sobre el conocimiento especializado y/o del sentido común”, porque las propuestas educativas de Elvira García y García son producto de cómo ella percibió la educación impartida a mujeres y niños en su época, razón por la cual escribió sus teorías, no solo en sus textos sino también en publicaciones periódicas como diarios y revistas, para de esta manera comprender como era el sistema educativo que criticaba.

Elvira García y García contribuyó a modernizar la educación de la infancia, de lo cual dependería la formación de los futuros ciudadanos dentro de una nación integrada mediante una idea de progreso pensado como desarrollo técnico y profesional, haciéndose mucho énfasis en el comportamiento práctico y en las virtudes del trabajo productivo a favor del bienestar común. Fue portadora o mensajera de un modelo de mujer profesional y moderna, fue un ejemplo de ciudadana implicada en el progreso del país a través de su influencia en el desarrollo de las políticas educativas de su época.

Como señala Elvira García: “Los cuidados y las contemplaciones que el niño necesita, en ese primer periodo son incalculables y apenas pueden valorar las madres cómo de allí deriva todo el porvenir intelectual, moral y hasta físico del niño”.

Por lo tanto, educar a los niños y niñas exige tener conocimientos. Exige comprenderlos. No basta el amor maternal para el cumplimiento de esa misión.  En ese sentido, la educación de la infancia no podía ser dejada en manos de personas no formadas, por lo que era necesario educar a las madres, así como crear escuelas maternales o jardines de infancia para que los niños ricos entre los 2 y los 5 años no estén bajo el cuidado de la servidumbre o los niños pobres no estén encerrados o bajo el cuidado de un hermano mayor. A su vez, esto generó que se empiece a pensar en la necesidad de contar con un espacio adecuado para ellos en todo sentido, desde la infraestructura hasta la atmósfera que se genera.

.

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CONCLUSION

Elvira García y García “La escuela es hecha para el niño y no este para la escuela”.   Es decir el niño, la niña, son el centro del proceso educativo por lo que se requiere una pedagogía pertinente con sus intereses y necesidades.  Podemos señalar que la educación infantil en el Perú, desde una perspectiva pedagógica estuvo ligada desde sus orígenes a la escuela activa

Tanto en los discursos civilistas y de educación infantil, la educación femenina se presenta como un medio, y no como un fin en sí mismo, es decir, no como algo a la que las mujeres tienen derecho.

Cuando la mujer alcanza una cultura superior, podrá convertirse en una educadora, economista o artista; una mujer adiestrada es madre suplente, sabrá manejar y dirigir a los niños privados de su madre verdadera.

El hombre o mujer que se educa, se encuentra preparado para la subsistencia para si y para su familia.

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JUCIO DE VALOR DEL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO DE MANUEL VICENTE

VILLARÁN GODOY

EL Pensamiento pedagógico de Manuel Vicente Villarán Godoy, en su época era lo

mas adecuado para la reforma de la educación en el Perú, hubiera sido un aporte

importante en su aplicación para el desarrollo del país y la educación, en la

actualidad el avance tecnológico a revolucionado la educación, el cual el

pensamiento pedagógico de Villarán seria replanteado en base a estos avances de

la tecnología y la época actual para ser aplicado y asi dar un salto para el futuro de

nuestro país.

JUCIO DE VALOR DEL PENSAMIENTO PEDAGÓGICO ELVIRA GARCIA Y

GARCIA

El pensamiento de Elvira Garcia y Garcia, sigue vigente, porque en nuestro país

cada vez mas las mujeres siguen evolucionando en su educación, en el tiempo ya

ocupan cargos públicos importantes en el país, ampliando su capacidad en las

diferentes áreas de ciencias y letras, el cual a transformado la inclusión de la mujer

en este mundo globalizado, la educación infantil a revolucionado en base a su

pensamiento pedagógico el cual es importante para el desarrollo del país.

Pero al aumentar mujeres con educación se descuida mucho en la atención

maternal de los infantes, donde los niños crecen más independientes y repercutiría

en su desarrollo emocional.