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Breve ensayo sobre el libro El Horror Económico desde la perspectiva de la globalziación del siglo XXI
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El HORROR ECONÓMICO
Viviane Forrester
Mtro. Hugo Cocoletzi Avila, Doctorado, BUAP
La capacidad del hombre de convertir y transformar su medio y asignarle
características propias que lo humanizan es un distintivo entre todas las especies
de seres vivos que habitan este planeta.
El trabajo es el origen de esta capacidad humanizadora que permite
desarrollas sociedades y crear grandes avances tecnológicos, transformando de
manera irreversible la naturaleza y al hombre mismo en cuerpo y mente.
La autora Viviane Forrester, escribe en su libro El Horror Económico sobre
este elemento natural del hombre, el trabajo, pero inmerso en el sistema que hasta
la fecha domina tanto la economía como la política y en si la vida de cada uno de
las personas, este es el modelo globalizador de la economía.
Desde una perspectiva trágica pero real y con algo de sarcasmo la autora
aborda desde una perspectiva no económica, el efecto que el modelo ha
producido en la humanidad de los desempleados, cada vez menos relevante y
despreciada por el sistema económico y político, pero que a su vez es empleada
como justificante y pretexto legitimador de su actuar.
El presupuesto principal a desarrollar en la extinción del modelo económico
e ideológico en el cual el trabajo era reconocido como un elemento esencial del
hombre y base de la construcción social y de las relaciones interpersonales, en
donde el actuar humano se definía como parte de su naturaleza transformadora,
sin pulverizar o supeditar en partes o bajo esquemas artificiales esta capacidad
trasformadora o trabajo.
Esta pulverización es puesta de manifiesto en la imagen del desempleado,
el cual es, por efecto del mismo modelo económico, separado y aislado del orden
social, bajo la fuerza de alienar o despojar el derecho de vivir, de ser humano a
todo aquel quien no trabaje, a quien no sea productivo bajo los términos impuesto
y aceptados inconscientemente en la sociedad.
El trabajo se convierte en una medida de la humanidad y el desempleo es
una constante que hace surgir los momentos de crisis, considerados por la autora
un momento de oportunidad para el desarrollo y perpetuidad de la calma que
permite abusos y desnaturaliza al Estado y la sociedad.
Así el libro trata de una realidad, que después de diez años de haber sido
tratada por la autora sigue vigente e igual de inmersa en la aceptación colectiva y
distractores oficiales que impulsan las grandes obras, reformas estructurales y
nuevas ideologías con pretexto del desempleo y ayuda a los pobres.
La relevancia en cuanto a la crítica del poder económico y sus grandes
propietarios, recaer en el señalamiento de su control totalitario del Estado, como
una fuerza inmersa y poderosa incluso más que las normas constitucionales y de
derechos humanos, las cuales en repetidas oportunidades a nivel nacional han
sido “actualizadas” por cambios de criterios del Tribunal Constitucional en pos del
mismo discurso modernizante apegado a mero criterios económicos, tomando
con poca seriedad los derechos.
La indiferencia social es la fuerza señalada por la autora que permite
reproducir este modelo, que crea clases y divide a los ciudadanos en enemistades
y resentimientos sociales, o en las llamadas competencias y productividad laboral.
Este esquema planetario, global se impone sin que nadie se dé cuenta,
absorbe las críticas, hace que estos críticos sean tachados de reaccionarios y
lastres para el cambio, tachándolos de retrasar el progreso y a su vez animando a
los jóvenes a integrarse a las Fuerzas Vivas de los empresarios y
emprendedurismo, modelo base de la educación privada.
Así el destino de cada uno y no solo del Estado, se determina por los
factores y listas de recomendaciones económicas formuladas a con dicha fuerza
oculta por los organismos internacionales, verdaderos mandatarios del poder
mundial.
Es sin duda esta obra, un reflejo del avance e inmersión social de la fuerza
de trabajo en la ideología globalizante de la productividad, del deseo de medir todo
bajo un nivel o escala económica, en donde hasta al vida y la muerte de un
trabajador son medidos en tiempos y productividad, extendiéndose al campo
jurídico en reformas que lejos de ayudar al objetivo principal del derecho laboral,
se normaliza e inserta en la necesidades internacionales de un mercado voraz de
recursos solo para los dueños del capital.
Mtro. Hugo Cocoletzi Avila, Doctorado, BUAP
23 de Febrero de 2016