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ENTREVISTA A HILDY QUINTANILLA OCAMPO Hildy Quintanilla es actriz directora de Mashara Teatro Intercultural y activista de Cultura Comunitaria Viva. Su formación como actriz lo realizó en la ENSAD (Escuela Nacional Superior de Arte Dramático), en Cuatro Tablas y Yuyachkani. Forma parte de la Red de Antropología del Cuerpo y está en constante contacto con diversos colectivos de estudiantes, entre ellos colectivos Sanmarquinos como el Teatro Universitario de Ciencias Sociales (TUCS). Hildy ha vivido en Sevilla (España) 12 años. Actualmente tiene 49 años de edad, y reside en Cercado de Lima. Ha dado funciones de teatro en España, Argentina, Venezuela, Uruguay, Ecuador y Colombia. Aquí en Perú ha dado funciones en múltiples lugares tanto teatros (Triple A, Teatros Británicos, Ella Dunbar) como en la calle y patios (Villa Maria, San Juan de Lurigancho, Cercado de Lima, Patio de Ciencias Sociales, etc.) Entre sus obras se puede mencionar: Maremar, Cenizas-Uschpa, Uspicha, En las Hojas de los árboles y Niebla.

Entrevista a Hildy Quintanilla

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Teatro

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ENTREVISTA A HILDY QUINTANILLA OCAMPO

Hildy Quintanilla es actriz directora de Mashara Teatro Intercultural y activista de Cultura Comunitaria Viva. Su formación como actriz lo realizó en la ENSAD (Escuela Nacional Superior de Arte Dramático), en Cuatro Tablas y Yuyachkani. Forma parte de la Red de Antropología del Cuerpo y está en constante contacto con diversos colectivos de estudiantes, entre ellos colectivos Sanmarquinos como el Teatro Universitario de Ciencias Sociales (TUCS).

Hildy ha vivido en Sevilla (España) 12 años. Actualmente tiene 49 años de edad, y reside en Cercado de Lima. Ha dado funciones de teatro en España, Argentina, Venezuela, Uruguay, Ecuador y Colombia. Aquí en Perú ha dado funciones en múltiples lugares tanto teatros (Triple A, Teatros Británicos, Ella Dunbar) como en la calle y patios (Villa Maria, San Juan de Lurigancho, Cercado de Lima, Patio de Ciencias Sociales, etc.) Entre sus obras se puede mencionar: Maremar, Cenizas-Uschpa, Uspicha, En las Hojas de los árboles y Niebla.

Para comenzar la pregunta básica ¿Cómo Hildy Quintanilla inicia su labor en el teatro? ¿Cómo descubre el teatro? Yo vi en una entrevista, o especie de sesión, donde usted decía que la primera vez que se sintió atraída al teatro era cuando vio una obra del Yuyachkani, tenía siete años, y aunque no entendió mucho lo que vio, sintió una atracción que le generó muchas sensaciones y usted quería imitar lo que veía. Además a través de todo este tiempo que ha pasado ¿Cómo se definiría usted como actriz y cómo definiría el teatro que usted hace con Mashara?

La primera vez que vi teatro, porque no recuerdo haber visto teatro antes, fue a los siete años y era el Yuyachkani. No entendí el texto, no entendí lo que estaban diciendo y hablando. En ese momento seguro sentí una gran confusión pero a la vez una gran atracción, y volviendo a eso que yo siempre comparto como un momento fundante de conciencia “acá pasa algo que se llama teatro”, las palabras te ayudan también a entrar en

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otros pasadizos y eso es importante. Quizá entendí que era teatro, pero no entendí lo que me estaban contando, hoy día te puedo decir eso.

¿Era Puño de Cobre la obra?

No, Era Allpa Rayku creo. Entonces no entendí lo que decían, aunque sabía que cosa podría ser un minero, por el barrio, por lo que ya se contaba, era una chica que andaba escuchando lo que decían los hermanos mayores, esta gente que siempre está en huelga en los socavones y muy extraños. Pero eso no fue lo que me atrapo, sino creo que a la larga esa confusión fue atrayendo cosas que no podría descifrar, como el movimiento de sus cuerpos tan coherentes, jóvenes diciéndome cosas, saltándose, moviéndose, mucha gente mirando eso en un ruedo y dije que interesante. A mí la vida me pregunto ¿Qué quiere? Y creo que son las acciones las que marcan el camino, y se van aproximando a lo que son un cuerpo creador, es una profunda necesidad de construir cosas y de inventar cosas

¿Y desde cuando comienza a meterse en el teatro ya de lleno, a crear y a trabajar?

Fue muy tarde. La pasión estaba pero fue el momento en que tenía que volver al teatro y este momento tiene que ver con estas dinámicas de desplazamiento y de mirar otros límites. Estudiando en Cuatro Tablas ya quería hacer teatro, y eso significo trabajar duro para pagarme la pensión, porque tenía que pagarme yo la pensión y creo que el teatro para mí fue lo primero en la vida y eso asusta. No tanto decir “yo hago y adoro eso que es lo primero, y me dedico…” No. Asusta, porque priorizar organizar, dar jerarquía, porque hay otras actividades que son parecidas o iguales y son amores, pero este amor por el teatro, por este querer irse definiendo cada vez más asusta. Por ejemplo, hay gente memorable e indispensable para el teatro peruano, que como dioses se han encarnado y están ahí y un día se van, y tú dices: me gustaría haber leído todo lo que este sabe y haber vivido todo lo que este ha vivido. Pero luego me miro a mí y digo: me gustaría quedarme con lo que he creado, con lo que hemos creado. Entonces en ese camino mandas prioridades y además tiene que ver con cosas que te laten, y a mí lo que me late, es decir mi intuición animal, es que el teatro, para mí, sigue no estando en las formalidades del teatro y hay que seguir alimentándolo, y creo también hoy en día, desde mi experiencia de moverme, que el teatro debe tener tiempo también para recibir a la gente y eso es tener frescura. La gente que entra aquí me regala muchas cosas, me dan mucho, preguntarme por esto significa que hay que estar cerca de la condición humana y priorizar no significa tener metas porque no se saben lo que puede venir y las obras se van construyen de acuerdo a cosas que van pasando. Y ahora esto de ¿cómo se va dando la relación con una manera de trabajar y con una manera de ser? Uno no termina de ser actor, y los viejos te lo dicen y tú vas descubriéndolo. No terminas porque recién puedes decir: en la siguiente función. Y la verdad tú eres actor de manera casi exclusiva, es que cuando entras, desarrollas y te mueres en la escena, y es ese el momento de la vida. Cuando la gente mide su vocación, la vocación, como el teatro, te

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puede estar dando algo bien grande que puede vencer tus miedos, puedes vencer tus temores y eso mismo hace que empieces a tejer un camino especial y personal

Y no sé si es que pasa con otros amores que las personas puedan tener. Estoy seguro que no solo pasa con el teatro sino también con las infinidades de artes a las que las personas se dedican. Bueno volviendo a los objetivos de la entrevista, me gustaría saber ¿en qué contextos y cuáles son los motivos en que usted decide salir del país e ir a España, a Sevilla?

Fue muy práctico y concreto. Acá había una dictadura la de Fujimori y mi esposo es español.

¿Estamos hablando del año…?

El momento en que se plantea la salida es el año 2001. Bueno imagínate, ahí no más, casi calentito y ya en el 2002 ya estaba planteada la pregunta, o mejor dicho el pedido del: ¿Nos vamos? Eso es muy personal en cuanto a mi marido y a la relación de los dos. Esta necesidad de buscar, también obedece obviamente, a un país que has tenido que buscar, arañar, recibir y construir de la nada cosas en una época dura. ¿Entonces dices ¿Por qué busco? ¿Por qué salgo?, osea no es porque mi marido me pide y me voy ya. Estamos hechos también en una generación y por una familia y por las cosas de la vida, con un amor muy profundo y el intentar ser fiel, la fidelidad a todo. ¿Cómo ser fiel a esto desde aquí, construyendo y amando desde aquí? Entonces cuando viene esto dices ¿Pucha que pasa?, hay una dictadura, que parece que no es, pero es una cosa fea y ya habían pasado cosas más feas y era el momento de salir y creo que fue un gran momento porque en sí fíjate, porque hoy día yo puedo decir yo busco pero en ese momento buscaba acá, y el teatro luego me da la oportunidad de seguir buscando, el de irte a otros territorios, música, los cuentos, las historias, todas las artes. Entonces el asunto es que no me planteé buscar en Sevilla, además no me atraía Sevilla, si algo me atraía de España era Barcelona, que hasta ese momento era la comunidad más grande de Peruanos, pero no por los peruanos o peruanos, sino porque me atraía lo que significaba siempre ese puente, ese límite, esa frontera que pasa de un país que ha guardado mucho de anarquista de rebelde, catalán pues no, Serrat, cosas que te marcaron y que por ahí tienen que estar. Decíamos, nos vamos con una chamba, en el caso de mi marido primero la chamba, cuando encuentres un trabajo ya vamos, y de hecho yo veré lo que hago, y ese yo veré como hago, era obviamente ya veré como hago teatro. Entonces Sevilla no fue lo primero. No es una cosa que viene de mí, pero ¿qué viene de mí? La elección de decir si voy, jerarquía. Tenía alumnos en el pedagógico de Monterrico y que les estaba diciendo que a este país hay que quererlo, hay que formar educadores, crear, comunicar, etc., y un día va la maestra y dice: me voy. ¡Cómo no! La gente que decía: ¿Y tú coherencia? Entonces las coherencias pasan por los territorios, por las maneras y por los lugares, y muchas veces dejar un lugar significa traiciones a otros. Por ejemplo lo de Maremar, ella dice: ¿Quién dijo que amar era fácil? Cuando amamos siempre tenemos que

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dejar algo y nunca amamos, como ellos y como ustedes quieren que los amemos. Esa es una frase contundente. ¿Hay que renunciar a algo no? Pues eso también es así, creo que el que elige no es libre. Es difícil ser fiel a eso que dices: esto puede ser. Si digo que me quedo acá, entonces no estoy siendo fiel. A la vuelta tampoco pedí volver, nuevamente la pregunta brota de mi marido: volvamos. Y ahí nuevamente me tomé un tiempo yo para decir ¿qué estaba haciendo yo con las mujeres gitanas en el barrio? Sevilla ya me había ganado.

¿Cómo llegó a Sevilla?

Llegamos con todas las cosas metidas en una furgoneta, como dicen ahí, desde Sigüenza, siete u ocho horas manejando mi marido, como gitanos. Llegamos a Sevilla porque nos habían ofrecido un trabajo, y él ya tenía la chamba, el asunto es que yo me quedé tres meses en la casa de mi suegro, en el centro de España a una hora de Madrid y no teníamos casa. Y cada semana el volvía a contarme si había conseguido depa, o piso como le dicen ahí, pero no conseguía tan fácilmente ¿Por qué? Porque él era español pero tenía que hacer una sería de regulaciones del caso y luego estaba el boom inmobiliario, esa cosa que se comió toda la especulación de piso y que aquí también está pasando, entonces no era fácil. Se demoró tres meses en conseguir ¿Qué paso? Unos amigos que yo les llamaba “los últimos rojos”, que en su tiempo habían renunciado a Madrid, habían renunciado a la Universidad de Bilbao y se habían ido a Sevilla, en ese momento, los años 70, Sevilla era lindo y todo pero era provincia y se habían ido a vivir ahí, dejando a todos sus amigos, osea estos son los que nos entienden. Yo los había conocido hace años, y ellos decían: tenemos una casita dentro de nuestra casa, como un mini, vente Hildy. Y yo decía que tenía que estar junto a mi familia, es que había dejado el país, no era cualquier ninguna tontería, ningún moco de pavo y había elegido eso, ose yo me preparé para elegir, para no decir: sabes que yo vine porque tu quisiste o porque no tenía otra. No, no, si tenía otra, pude haberme quedado, pude haber roto mi matrimonio, pude haber dicho que se quede, pero encontré la verdad: ¿y si esto me está llamando? Y encima Sevilla. Yo decía: Sevilla son más conservadores, el sur, etc., y no fue así. Entonces llegamos a Sevilla con mucho amor y llegamos a Sevilla como buenos gitanos. Las pocas cosas que mi marido tenía antes de venirse a Perú, una mesa, cama, colchones y cosas así, las metimos a la furgoneta y me dijo: ¿la hacemos? La hacemos pues. Llegamos al barrio de la Virgen de la Paz cerca al Parque de María Luisa, un parque hermoso, obviamente volvería a vivir a ahí. Después nos fuimos, estuvimos ahí como un año, pero después nos quitamos, porque ese no era nuestro barrio, no lo sentíamos, era precioso, para vacaciones precioso.

Y cuando llega a Sevilla ¿Cuál es el espacio que encuentra en Sevilla, en cuanto a lo social?

Bueno, era una clase media alta el barrio el barrio donde me llevo mi marido y obviamente Él había podido ir y sentía esa bonita responsabilidad de cuidarnos y lo que el encontró fue

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eso, a dos cuadras de María Luisa de La Borbolla, osea era un barrio bien, que cuando empezó el domingo de Ramos nuca vi tanta gente elegante y yo decía: ¿todos estos van a una boda? ¿todo el pueblo va de boda? Porque iban con unos trajes elegantísimos, era semana santa y ahí era evidente que estábamos en la paz, osea la virgen de la paz... Iban elegantísimos, es que eran sevillanos. Sevilla de por sí es, siempre hago ese recuerdo, primero tiene esa combinación, creo que toda Europa esta combinada, como todos los pueblos como todas las personas, pero tiene esa presea que es tan interesante, pero luego es también así, ya la bomba es Córdova o Granada con toda la relación con la cultura árabe, pero todo Andalucía era eso, la voz esta árabe, el culto al agua, la Giralda, las murallas árabes, las juguerías. Entonces empieza también a entender que ahí estaba el Archivo de Indias, en una calle justo al lado de la catedral, a la espalda del famoso barrio de Santa Cruz, y el Archivo de Indias pues también te atrae, también está la Torre de oro donde encañaban las naves o más allá, aunque no es Sevilla, pero es de donde sale Colón. Bueno entonces este asunto empieza a tener la historia, como a mí me gusta caminar, entonces eso fue lo bonito: ¿Sevilla cómo se presenta? Como un lugar que hay que caminar y empecé a caminar y caminar, que hay que leerlo de tal manera y mirar todo. Entonces Sevilla era también la plaza. La arquitectura era muy similar a la de acá, a lo que queda como lo de Trujillo, el trabajo de las rejas, Arequipa, o las mismas capitales de provincia, osea había muchas cosas que tenían elementos tan allá, es evidente que estos llegaron allá y sobre todo esta zona, que en realidad fue Extremadura, los más extremeños, los conquistadores digo, por ejemplo Pizarro que era de Trujillo. Entonces allá comienzas a ver un montón de relaciones. Sevilla era un lugar que tiene una geografía que te saca la miércoles, osea, aprendes que ahí hay una estación especial que es donde se vive, la estación que se disfruta es la primavera. El olor. Comienzas a tener otro sentido porque ahí viene la primavera, entonces los naranjos florecen, también la flor de azar que son pequeñitas como los jazmines también florecen, entonces la ciudad empieza oler solo a azar y los perfumes y los efectos en la gente, ahí podría sacar otro libro de García Márquez, osea los olores y como eso se inunda y como hace hablar a la gente, osea ya llega eso y empiezas a sentir como la ciudad vuelve a gritar porque hablan alto porque son españoles pero los andaluces mucho más, el ruido, la gente vuelve a hablar, entonces les da eso que la gente llama el estillo de primavera y es verdad.

Yo trabaje en el barrio de Nervión. He trabajado en zonas muy acomodadas, no sé si era la más de alcurnia, tenían dinero pero de repente tenía que ver más con apellidos, por ejemplo la calle de Los Remedios, esa zonas son nombres pues, Criana también, ahí están “los” nombres de estos que se van a las corridas de toro. Entonces Nervión estaba bueno, yo les llamaba gente con zonzorro y sus trajes, y con toda esta gente trabaja yo.

¿Y de que trabajó en Sevilla?

Primero, yo recuerdo mucho que no trabaja, estuve pateando latas y buscando chamba por ahí, en instructora de cultura y otras cosas. Pero en lo primero que trabaje fue en una

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campaña que llamó Intermón “el tren por la educación”, así se llamaba. ¿Qué era? Lo primero, enganchar a la gente en el programa, hacerlos socios al programa. Intermón Oxfam ¿ubicas a esta gente? Eran ONGs grandes. Y ahí había amigos que habían estado aquí, y no de ellos me escribe y me dice: ¿Hildy por qué no te apuntas a “tren por la educación? Y ¿qué era? Estar en la estación en de Tren En Santa Justa, donde estaba el AVE de Sevilla, donde en ese momento era el más tren rápido de España, entonces era conversar con la gente de la necesidad de apoyar los proyectos para África, para América Latina en los vagones, y había que comunicarles esto y yo dije ya. Era una chamba por un mes, y estas ahí armando el equipo, entrenando a los voluntarios, los discurso y a veces tu misma metiéndote y yo realmente terminaba metiéndome porque era América Latina y conocía de ellos. Entonces fue interesante porque era agarrar caña y hacer texto, y salió bien, yo además entusiasmada porque tenía que darles a los chicos lo que era América Latina. Osea ¿Qué era Ecuador?, Ecuador no era lo mismo que Bolivia. ¡Geografías! Y yo siempre andaba con mi mapa, aquí y aquí es distinto, acá y acá son parecidos. Entonces me encantada pues porque estaba hablando de nuestra tierra, y como sucedió a mucha gente, pues tu tierra ya no es Perú, a veces todo el mundo esta : ¡Ah Machu Picchu! Y ya no es así. Entonces al hablar de América Latina descubrí que había pasado una cosa y que no nos habíamos dado cuenta, osea ¿Qué te tienes que ir hasta Europa para descubrir el movimiento zapatista? A mí me paso eso. Yo ya había escuchado sobre esto cuando fuimos en 97 a París, pero todavía estaba esto en el 2003, entonces te sorprende. ¿Cómo se meten nuestras cosas, como comunicamos y donde están nuestras preocupaciones? A mí me sorprendió mucho enterarme de tantas cosas. Hubo otra campaña de Intermón que era recolectar los móviles, en vez de tirarlo échalo aquí y reciclamos, era una campaña Y ahí es que uno se entera de que están hechos los móviles y toda la pelea por ese chip, por ese mineral y la guerra, si, porque estos tienen algo que por lo que se hacen las guerras y el control de muchos territorios, porque para hacer eso se necesita ese chip y por eso son las guerras y control de eso por las grandes multinacionales de comunicaciones y de informática. Entonces te enteras de cosas estando en Europa y empiezas a rastrear que hay otra manera de comunicar y otra manera de investigar que aquí están pasando cosas. Yo recién en Sevilla vi hombrecitos a la espalda del mundo de Corcuera y aquí no, aquí no se había dado eso, yo vi cine peruano allá, y vuelvo a decir no estaba en Barcelona, pero estaba en Sevilla. Empecé a enterarme muchos datos de Guatemala también. Entonces estando en Sevilla me ayudó mucho a saber de nosotros, de lo que había pasado de nosotros como historia, como relación, a enterarme mucho de Bolivia, de procesos, y eso fue rico y como después empecé a trabajar en la formación de los voluntarios para mandarlos a América Latina (Voluntariado internacional, Volpan) eso también fue rico, hablar sobre interculturalidad: por fin fuimos a la universidad de Barcelona en el foro de las culturas y eso fue como un regalo para todos los que estábamos ahí, todos los que formábamos a los jóvenes estábamos ahí en esa experiencia entre culturas, se llamaba intercultural la ONG. Primero en principio éramos voluntarios y después es que ya pasé a ser contratada en la formación para empezar a trabajar desde lo que era el arte con los voluntarios que venían.

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Sevilla es largo porque son muchos años, otra vida ahí regenerada, ahí mi amor por México, la ignorancia que tenía sobre África, absoluta ignorancia, y sobre el mundo musulmán recién te vas enterando como son las cosas. También la trata de las rumanas, ya lo habíamos visto y estábamos preparando gente para que haga de voluntario ahí, para que asista a gente que no podía atenderse en la seguridad social debido a la prostitución. Empiezas a entender que así como hay bolivianos, colombianos, limpiando las casas, cuidando los niños había gente que también había pertenecido a la sinfónica de Moldavia y que eran niñeros, no te digo que sean mejor sino que eran datos. ¿Y tu qué haces aquí? A es que soy violinista, y en las noches agarraba y se iba a algún bar a ver si podía tocar. Y cuando me enseño como toca dije éste es un grande. Eso es lo interesante de estar en esas otras fronteras

¿Y dónde estaba el teatro?

El teatro estaba presente en re-educar en dejarse penetrar por todos los sentidos, era como haber entrado a una obra en lo que esto está comenzado tú quieres entrar, entonces ve. Yo creo que ese tiempo yo diría que estaba de utilera, en la escena de la vida social yo estaba de utilera, limpiando cosas, mirando e intentando, porque observe mucho, era la época en que yo no había ido allí para hacer grandes cosas, no. Primero observe, porque no sabes en que terreno estas. Pero luego de mucho tiempo observando y conociendo porque te tienes que comunicar. A mí una cosa que me sorprendía era porque todos hablaban y porque no pedían la palabra, en las reuniones todos hablaban a la vez y en los talleres nadie levantaba la mano, se autorregulaban para escucharse, y a veces todos hablaban y todos se entendían, eso si me parece loco, porque yo no podía ir a esa velocidad.

¿El teatro? Sevilla fue la re-educación de todo mi cuerpo, de todo mi espíritu, sobre todo de una sensibilidad de que lo humano es mucho más grande. No fue lo primero que hice, gracias a conseguir trabajo pude hacer teatro con los migrantes y no mera difícil involucrarme porque a Europa lo que le interesa es la distancia, mejor dicho están educados para una distancia y para el respeto absoluto de tu intimidad, que es un valor que acá no se da absolutamente, tanto que ellos marcan una distancia también física, mientras que los que están aquí van y te agarran la mano, entonces nos aproximamos de otra manera. Yo hacía ejercicio de teatro con los voluntarios y algo que les decía a ellos es que miren el caminar de la gente, entonces se paraban y miraban como la gente caminaba, los andaluces, que son los ejercicios que yo siempre recuerdo como básicos, por ejemplo mirar no es lo mismo que ver, escuchar no es lo mismo que observar. Porque cuando tú eres voluntario ¿Qué vas a comunicar ahí? ¿Qué es el voluntariado? Sino es una construcción de solidaridad en esta sociedad donde no nos podemos olvidar de los demás. Ose a los viejos seguían muriéndose solos y después de un mes volvían ¿sabes que es vivir en una sociedad así? Se habla de Finlandia y el modelo de educación y bla bla bla, y ¿el grado de suicidio dónde queda? ¿Y la depresión? ¿Y los narcóticos que se toman? No te digo esto para echarse el modelo de la educación, no sé, pero eso es el teatro para mí, eso lo aprendí en el teatro o lo afiné en todo

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caso. Entonces ¿sabes dónde vuelve el teatro? Ya no es: yo consigo el trabajo, me pagan medio tiempo, y el medio tiempo estaba bien pagado y además yo daba demás y además empece a forma gente: ¿Por qué quieres ir a América Latina? Y ahí hay que decir a la gente: Para que vas a ir a América Latina si en lugar de ayudar vas a entorpecer, déjanos a nosotros, no necesitamos que tu vayas, ¿Por qué? Porque a la gente había que decir: tú no necesitas estar en Volpan para ir a Nicaragua, mira tu te puede comprar tu boleto y vete, pero si vas por responsabilidad nuestra tenemos que tener una experiencia osea, no vas a ir hacer allá algo que aquí no has intentado hacer, y era decirles así, con el cariño pero era armar un proceso y Volpan era muy exigente. Yo me acuerdo que me daban unas separatas: esto es América Latina y era primer bodoque, segundo bodoque, tercer bodoque, y yo me dije: uy madrecita. América Latina no es solo los datos tampoco, entonces eso también era mi tarea y tratando de alimentar con otros compañeros que también eran voluntarios éramos los que habíamos tenido una experiencia, y eso era bonito porque cuando éramos voluntarios todos habían ido a Paraguay, A Bolivia, etc., y todos comunicaban desde ahí, entonces nos repartíamos los temas, eran charlas, experiencias y luego les pedíamos que respondieran: Aquí dentro de tu barrio o en Andalucía ¿qué vas hacer? Entonces había que acompañar esa experiencia muy concreta de observación para que eso sea un re-entrenamiento cuando venga para acá, a pesar de todo venían locos pues seguramente. Ahí yo empecé a apreciar que si la gente se quería venir es que estaba bien y tenía que exigirles algo así como un grado de responsabilidad y decirles que no iban a cambiar nada, que no los necesitamos y por eso no te apuntes, pero ahora si quieres ir, el que va salir ganando eres tú.

¿Y cómo son las nacionalidades en tierra ajena? ¿Cómo se comportan? ¿Cómo es la comunidad de peruanos? ¿Cómo es la comunidad entre ecuatorianos, colombianos, uruguayos y argentinos? ¿Comparten cosas en común o se distancian?

Te voy a terminar algo que te decía de la pregunta anterior. Volví al teatro porque no quise que me pagaran por hacer teatro, osea en mis horas que me quedaban me apunté de voluntaria y crucé el límite, yo vivía en La Oliva y dije: voy Las tres mil viviendas y ahí empecé a hacer mi taller. Ahí no me pagan, ahí no era la Hildy que trabaja dando esto con su metodología teatral. Asía talleres de oración que se llenaban porque como peruana podías vender lo que sea, mística sobre todo, me asusta eso, pero se llenaba, la gente hacía silencia, algunas artes de la meditación y eso era lo que yo daba. Entonces llegaban las señoras se sacaban su saco y se tiraban al suelo. Yo puedo ser una persona importante, formadora y todo, pero necesitaba el teatro, el teatro ya sin más intermedios y la pregunta era ¿Dónde?. Estaban los Salesianos y yo que decía que nunca con los Salesianos, el a horario era los martes de 7 a 9 en las Tres mil viviendas. Había una chica Alemana que era dramaturga y estuvo de asistente, quiso armarlo no pudo cuajar entonces Juan Pedro me entrevisto, ya había trabajo con el Nervión y entonces dijeron ya, bueno genial y eso fue: entrega, arriesgar y no olvidarte para que has ido, osea yo no estaba con 17 años saliendo

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del colegio y diciendo: ¿Qué puedo hacer? No, yo sabía que quería hacer. Primero acomodarse, estrategia y jerarquía y cuando ves el momento en que podrías quedarte ahí, allí está la trampa porque podrías quedarte ahí en vez de hacer tus talleres y ganar más plata y pasar al tiempo completo. Y ahí nuevamente te tienes que preguntar en esos momentos cuando estabas en comodidad ¿Qué significa? Ir allá y que no te paguen, bueno es lo que estaba haciendo, decía a la gente que era voluntaria, ¿ya pues que es ser voluntaria? No solo ahí donde estoy trabajando, y ahí abrir un taller de teatro. Las mujeres fueron las que me apoyaron son esas las que hacen que Maremar sea Maremar. Eso es en cuanto a cómo voy y donde estaba el teatro, estaba ahí susurrando y tomas la decisión, y bueno eso es otra cosa porque entras a un barrio diferente. No se trataba de decir: Gitano quiero ser solidario contigo. Es un proceso y no conoces nada de los gitanos, nada, nada. Pero bueno, vas cruzando, todo el mundo te dice que es peligroso, los helicópteros los viernes para vigilar e iluminar, toda la estigma también. Entonces Roció Alonso, Marco y Juanpe, recuerdo mucho que eran gente que estaba ahí y que eran muy unidos.

Sobre las nacionalidades. La experiencia es que, a mí, felizmente digo yo, no me tocó un lugar donde había peruanos.

¿Felizmente por qué? Digo, porque cualquiera que va quiere encontrarse con sus compatriotas

A bueno es que es cualquiera que va. No es que yo no quiera, porque del otro lado, cuando tú hablas de nacionalidades, si bien ya estamos marcados, empiezas a encontrar la realidad de los pelajes. Lo que nos une, yo podía entender es que había una gran necesidad de que la gente tiene que trabajar sino no se va. Mis hermanas están allá en Madrid, mi madre está en Madrid, Osea cuando yo más bien me vengo mi madre estaba yéndose y me dice: ¿y tu porque te vas para allá, para Lima? El asunto sobre las nacionalidades haber… en España uno tiene que asumir también los poderes o los estigmas que hay: yo soy mujer de español, en la cara no, pero cuando saben, cuando se enteran: entonces a ti te arreglo la vida el español. O aquí mismo o hasta ahora. Entonces tienes que asumir que eso es una información que va pasar, es como cuando me dice: ¿y tu esposo? Él es español y ¡triii! Yo estaba en el porvenir paseando a mi hija pequeña, la otra estaba en la guardería, y veía a varias chicas que decía: peruanas pueden ser, las que cuidaban a los otros hijos pero también tenía mis dudas de que fueran bolivianas, y yo así me iba acercando hasta que me acercaba y una vez probé no decir que estaba casada, porque tomaban la distancia, y empezaban a decirte, bueno entonces puedo ir a tu casa, puedes conseguirme esto, o tu marido no podrá esto, etc., yo les entendía pero a veces era como que si decía, por ejemplo había una que estaba llorando su hija, que no sé qué, que entendía obviamente que se llevaba a su hija, era ecuatoriana, “Mañana también nos vemos”, yo estaba conmovida, el segundo día nos encontramos en el parque. Entonces ella nunca me había preguntado si Irati era me hija, ella pensó que yo cuidaba a Irati, y dije creo que le voy a dar de mamar a Irati y yo la puse, y me dijo: ¿tú le das de mamar? Y yo: si claro que le doy de mamar, y me

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dijo: ¿y te pagan por eso? Y le dije: no, no me pagan por eso, y ahí: ah ya. Nos hemos despedido y hemos ido, y hemos llegado a mi casa en una esquina en un tercer piso de una casa enorme grande y con patio adentro, y me dijo: ¿aquí vives?, si, ¿y en que trabaja tu esposo?, bueno no volvió más. Par mi las relaciones son generales, son, según qué y ya está. Lo otro. En territorio, espacio y tiempo de migrantes y no migrantes, nunca dices la verdad, pero no es porque seas ilegal. ¿Sabes cuál es la ventaja? Es que tú te puedes armar tu vida, nadie te conoce, es fantástico. Tu antes te lo puedes inventar, es fantástico, es un reto y creo que también mucha su antes se lo quiere inventar cuando está ahí, empiezas a entender muchas cosas de eso que dices: ay que prejuicioso, pero no, es la verdad. Como se dice, mira, el emigrante quiere lo mejor, y si hay algo mejor ahí, como todo humana, va a querer llevar a los demás. Entonces en ese tiempo estaban yendo los argentinos y la gente se quejaba porque decían que los argentinos les quitaban la chamba, porque eran blancos y mozos, les contrataban y les pagaban más, estaban más “cualificados”, yo nunca escuche esa palabra de “cualificados”, entonces eran técnicos de comunicación, de periodismo, de marketing, osea ya no eran solo esta mucha de Moldavia, sino de pronto también los argentinos, por el corralito y toda esta crisis empezaron a ir, entonces la gente se quejaba, esta América andina, y en realidad no eran los mismos puestos creo. Cuando te dije por qué no peruanos, porque en territorio de migración, nadie juega con sus cartas y es una consigna para sobrevivir, a la poli, a la tarjeta. Nadie juega con sus cartas. El que tiene hijos dice: no, no tengo hijos para este contrato y algún día si estás ahí y la señora te ha tratado bien, le cuentas llorando. No, esas cosas son muy duras. Yo no extrañaba el ceviche, yo no extrañaba la marinera, yo lo que extrañaba era otras cosas si extrañaba, mis amigos, pero estaba conociendo un mundo que consolaba en demasía yo lo que yo podía extrañar, osea yo había dejado eso, yo tome la decisión y no me imaginé que me iba transformar de esa manera, osea conocer gente, conocer otro mundo, conocerme yo, que las señoras me digan, tú no eres directora, no porque no lo seas sino porque tú eres actriz, alguien que te ha visto una vez y te dicen: no lo dejes, tienes que actuar, y caracho tienes que ser sonsa para no hacer caso, Entonces todos tenemos una experiencia tanto como aquellos que se van a hacer una maestria, o de pronto te dicen: ya pero a ti no te financian, puedes ser no sé qué, pero a ti no te financian estos, libros ni estas cosas, y muchos de ellos tienen que trabajar en las bibliotecas, o como hacían los grande en los años 60, compartían la tasa de café, heroicos esos doctorados, no tenías toda la beca completa y había que sobrevivir. Supongo que siempre es duro porque las becas no son integrales, como en otros lados, el asunto es que te vas conociendo de otra manera. Entonces los argentinos en el sentido de que son argentinos siempre, y tienen esa maravillosa cosa que parece pedantería, muy seguro, pero igual son humanos y yo estaba en un grupo en el que la mayoría éramos matrimonios mixtos sevillano con otra limeña, mi esposo madrileño y yo, una pareja de argentinos, un sevillano con una colombiana, había una sevillana con un peruano de Chachapoyas, otro sevillano con una limeña barranquina y una sevillana con otro peruano de Huaraz. No es lo mismo un español sevillano que un español madrileño, ni una limeñita de barranco con otra que no lo es. Todos teníamos experiencias de contraste, de estar en otro mundo. En ese momento

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trabajaban en lo que se llamaba el tercer sector, era interesante porque era un trabajo en las ONGs, eran gente muy altruista, ya pues trabajas y puedes hacer algo, por el tercer mundo, políticamente, la ayuda, la cooperación. Entonces tenía sus renuncias, gente brillante se quería ir al tercer sector, entonces estos eran nuestros amigos. Por una pareja de sevillanos los dos que habían estado en Paraguay y que vivían en Oliva, es que nosotros conseguimos casa encima de ellos: oye se está desocupando, se va a vender, entonces ahí nos fuimos a la Oliva, ellos son los padrinos de Irati. Entonces en realidad no puedes decir “con todos los argentinos”, entonces tengo que matizar, yo no sé cómo hacen los científicos sociales. Estoy hablando de no todos son, entonces ¿Cuánto matices hay? ¿Y sabes una cosa que te das cuenta después?, ya a estas alturas dices: no creo en las patrias que nos andan diciendo, osea la patria como concepto, para nada, creo en las naciones, ¿pero patria?. Entonces: Latinoamerica. Y eso si le pasa a a cualquiera. Desde la primera vez que fui a europa sentí que latinoamerica era la gran patria, la de martí, eso si lo sentí, porque quería sentirlo, me lei todo de Galeano y podía comprarme fácilmente libros de Galeano original.

Y usted el día viernes también dijo: “Yo antes de ser algo, soy Latinoamericana”

Claro, es que esa identidad, ahí donde sientes que hay muchos proyectos como el teatral mismo, si bien nuestra historia en el Perú es tan grande y tan desafiante, sientes que también se nutre de muchísimas luchas, de muchísimas esperanzas, y también ¿por qué no? En algún momento yo hablaba antes de ciudadana del mundo, sonaba bonito hace como quince años cuando nació mi hija, me gusta pero no me definía. Ser latinoamerica me hace sentir bien porque he caminado por Latinoamérica. Porque España me dio esa otra oportunidad de conocer lo que pasa con las mujeres en Chiapas, que pasa con la Rigoberta, porque hay este conflicto con las mujeres en la misma organización, que pasa con estos movimientos que estaba allá Chavez, osea de mirar, y el teatro me ayudado de por si a adentrar en esto caminando.