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Texto: Carmen Bastida
Fotografías: Peter J. Bryant
Es importante conocer cómo viven y de qué se alimentan para valorarlas y también para no
confundir sus huevos o sus larvas con extraños síntomas de alguna plaga o enfermedad, para
no aplicar tratamientos que puedan serles dañinos, aunque aparentemente sean inocuos o es-
tén elaborados a base de productos naturales
La larva
de crisopa
también
come
pulgones
DI
e la familia Chrysopidae podemos encontrar-más de una decena de especies de este neure-
tero (nervios en las alas), pero sólo tres o cua-tro son las más comunes. Se las distingue por
sus grandes alas densamente nervadas, frágiles y transpa-rentes como un celofán irisado, que puede ir del blancolechoso, al amarillo pálido, del azulado al verde tierno.Estas llamativas alas se pliegan sobresu cuerpo alargado, como si fuera unprotector tejado. Tienen un par delargas antenas y sus dos ojos, grandesy prominentes, son dorados o cobri-zos, lo que le ha valido el sobrenom-bre de "la señorita de los ojos deoro".
Podemos encontrarla durante casitodo el año ya que existen dos y aveces tres generaciones. Los miem-bros de la segunda generación pasanel invierno como adultos o imagos,adormilados en los ángulos de lasventanas, detrás de las cortinas pocomanipuladas, en las fisuras de las pa-redes o en los abrigos del huerto, en los graneros... Nohay que molestarles, porque se reanimarían e incapacesde volverse a aletargar, terminarían por morir.
Algunas especies son más primaverales, otras de vera-no, algunas se dejan ver principalmente entre abril y oc-tubre, como es el caso de la especie más común en la pe-nínsula ibérica, la Chrysopa carnea, con dos o tres genera-
ciones o la Chrysopa perla (abril-junio y julio-agosto) quetiene una envergadura de 25-30mm.
Conociendo sus gustos podemos idear la manera deprepararles refugios donde pasar el invierno. Por ejemplocolgar de un árbol una botella de plástico con la base cor-tada y una varilla cruzada para sujetar dentro un cartónenrollado e impregnado de agua con azúcar, o ramillas se-
cas atadas en un manojo; o pequeñosnidos de madera llenos de ramillassecas, o simplemente no retirar el ár-bol que se secó.
Cada huevo con un hilo
La hembra pone unos huevos muycuriosos, son ovalados y opalescentes(irisados como el ópalo) y los colocaen la cara inferior de las hojas o enramillas, pero siempre unidos a unhilillo o pedicelio fino como un ca-bello, rígido y según las especies máso menos largo, de 3-4 a 7-8mm. Pue-den estar aislados o agrupados en ha-
ces de 2 a 5 huevos o ramilletes de 15 a 20 huevos. No setocan unos con otros y se supone que este aislamiento re-lativo protege al embrión de algunos depredadores y lepermite también una buena ventilación alejando el ries-go de enmohecer. Es muy importante conocer cómo sony distinguirlos luego en las hojas, para no confundirloscon hongos y eliminarlos por error.
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Pequeiios auxiliares
Devoradoras de pulgones
A los 10 o 12 días de la puesta los huevos eclosionan yde inmediato las larvas salen a buscar alimento. Entre-tanto la hembra habrá tomado la precaución de localizarcolonias de pulgones, presa favorita de sus descendientes.Hay larvas que se camuflan con despojos de su comida ocon restos vegetales, otras permanecen "desnudas" y concolores nada discretos, pueden ser verdes, rosadas, a ra-yas... Sea cual sea su aspecto el modo de cazar es el mis-mo: traspasan a sus víctimas con sus fuertes mandíbulasarqueadas y después las absorben dejándolas vacías. Asídurante tres mudas a lo largo de tres semanas. En esetiempo una larva puede comer 400-500 pulgones y otrospequeños insectos (trips, huevos de mariposa, moscablanca, araña roja...). Después la larva se encierra en unminúsculo capullo esférico del que a los 22 días o a los60, según las circunstancias externas, saldrá transformadaen adulto.
La mayor parte de las crisopas adultas se alimenta tam-bién de pulgones, algunas prefieren sustancias azucaradascomo el polen o el mielato de los pulgones. Son sobre to-do de hábitos nocturnos y se sienten muy atraídas por laluz. De su tórax se desprende un olor parecido al de lanaftalina.
Su hábitat favorito
Le gustan las zonas herbosas, o los setos, las zonas ar-boladas, algunas colonizan incluso montones de ramassecas... La vegetación rica en flores aumenta la presen-cia de crisopas, lo tendremos en cuenta a la hora deplantar setos o diversificar con la siembra y plantaciónde cuantas variedades estén a nuestro alcance.
La concepción misma del huerto y el vergel y en par-ticular la utilización de plantas locales, juega un papelesencial en la creación de un equilibrio natural. Ten-dríamos que ser conscientes de cómo se establece unequilibrio natural. Cómo aumentan las mariquitas losarios que hay unos ataques de pulgón considerables, decómo muchos insectos de tamaño más que pequeño,tan diminutos que nos pasan desapercibidos, pero jue-gan un papel decisivo en el control de depredadores.
Cuanta más variedad, cuanta más biodiversidad, me-jor para el equilibrio biológico. En cambio la supresiónde setos y la invasión de las construcciones les van pri-vando de su espacio vital. Muchos son destruidos o sudesarrollo frenado a causa de los plaguicidas, por lacontaminación etc. No hay que subestimar la impor-tancia de las hierbas que continuamente intentamossuprimir y que también por una circunstancia u otradesaparecen del entorno no cultivado. Para compensar-lo, cuidemos al menos de esas "isletas de salvación",esos pequeños biotopos que constituyen los estanques,lagunas, setos, orillas de los bosques y riberas de los rí-os, praderas, etc. Es importante también que estos espa-cios estén unidos o conectados entre sí lo mas posible o
que intentemos recrearlos a pequeña escala en nuestrosespacios cultivados.
Tratar sólo como último recurso
Precisamente el agricultor, el fruticultor, el hortelano,debe cuidar de que la biodiversidad aumente en sus par-celas y también concienciarse de la importancia de cul-tivar variedades locales, más resistentes porque se hanido adaptando progresivamente a las condiciones de sumedio.
Las plantas cultivadas las protegeremos o fortalecere-mos con ayuda de otras plantas mediante purines o pre-parados. Si a pesar de todos los cuidados, un plaga ame-naza un cultivo entonces podemos pensar si merece lapena ir a un tratamiento de choque con productos natu-rales. Porque pueden ser eficaces contra la plaga pero noson selectivos y eliminaremos a numerosos auxiliares,aunque tengamos el cuidado de aplicarlos fuera de las ho-ras de actividad de las abejas, al atardecer o muy tempra-no por la mañana (como hemos visto las crisopas porejemplo tienen hábitos nocturnos). Sus puestas de hue-vos son especialmente sensibles a los tratamientos a basede sustancias aceitosas.
Se han efectuado numerosos ensayos de cara a introdu-cir larvas de crisopas contra los pulgones pero estos expe-rimentos todavía no se han llevado a la práctica.
Huevos de cri-sopa colgando
de su pedicelio
Capullode donde
saldrá adulta
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