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Etnia y nación en la lucha por el reconocimiento. Los mapuches en la sociedad chilena. 1 Rolf Foerster y Jorge Iván Vergara. "Si hubiera podido escoger el lugar de mi nacimiento, habría escogido... un Estado...en el que el dulce hábito de verse y conocerse hiciera del amor a la patria el amor por los ciudadanos antes que el amor por la tierra" (Rousseau, 1754: 180-181). Introducción La "cuestión mapuche" ha cobrado en el Chile actual una creciente y paradójica importancia. Creciente, pues ha concitado cada vez mayor atención por parte de la opinión pública, los medios de comunicación, el mundo político y la sociedad civil. [105] Paradójica, porque no obstante los logros alcanzados con la promulgación de la Ley Indígena y la mayor sensibilidad hacia la sociedad mapuche y sus demandas, no ha habido una transformación sustantiva en los modos de relacionarse con ella por parte del Estado, las empresas, ni menos de la siempre influyente élite dominante y su vocero, El Mercurio 2 . Asimismo, se ha producido un significativo aumento en el número e intensidad de los "conflictos étnicos", sobre cuya resolución parece no haber acuerdo entre las instancias involucradas. Nos interesa dar cuenta de este desencuentro, que contrasta con el consenso que se generó hace algunos años con la creación de la Comisión Especial de Pueblos Indígenas (CEPI), y posteriormente, cuando se promulgó la Ley Indígena, y el optimismo que despertó dentro de la intelectualidad indigenista y, aunque con reservas, en el movimiento indígena. Recordemos las afirmaciones del entonces presidente Patricio Aylwin, al comienzo de la transición: "Mi gobierno quiere [106] establecer una relación diferente con los pueblos indígenas de Chile", "raíces de nuestra nación" (Aylwin, 1991: 4). O también su declaración sobre "el reconocimiento de los pueblos indígenas como parte de la diversidad de la sociedad chilena" (Aylwin, 1990: 44) 3 ; así como el entusiasmo del director de la CEPI y uno de los más importante intelectuales indigenistas del país, José Bengoa, para quien la creación de la Comisión mostraba "un nuevo tipo de relacionamiento entre el Estado, la sociedad y los pueblos indígenas" (Bengoa, 1990: 48) 4 . Una década después, estas declaraciones bienintencionadas y esperanzadas parecen muy lejanas frente a la realidad de un conflicto étnico que se ha ido incrementando desde hace varios años. Diversos análisis se han ocupado de seguir cronológicamente los acontecimientos y acciones que han llevado a esta 1 En: Gundermann, H, et. al. 2003. “Mapchues y Aymaras. El debate en torno en torno al reconocimiento y los derechos ciudadanos”, Ril editores. pp 105-166 (sin contar Bibliografía). 2 El ex director de conadi, Domingo Namuncura, refleja bastante optimismo cuando afirma que "(los) editoriales conservadores... son notas que navegan contra la corriente de un proceso nuevo y emergente en la ciudadanía, que deriva de la conciencia y del respeto hacia nuestros ecosistemas y nuestras culturas originarias" (Namuncura, 1999: 297). Sin embargo, por muy minoritaria que pueda ser, la de El Mercurio es la voz de una "minoría consistente" cuyo poder “radica en su capacidad de definir las condiciones sociales de manera tal que sus normas explícitas aparecen acordes con la realidad, o sea que las condiciones sociales hacen aparecer sus normas como buenas y racionales” (Lechner, 1984: 57). 3 Para Aylwin. "un país moderno debe reconocer las diversas culturas que hay en su interior. La existencia de diversas culturas enriquece a la sociedad, a la Nación, a la cultura nacional. La nueva ley debe salvaguardar a estos pueblos, que son los pueblos primigenios de Chile" (Ibíd.: 44). 4 Y añadía: "El Gobierno está dando la señal de... (no) querer continuar con un tipo de política que se ha desarrollado en el pasado, es decir, con una política integracionista, asimiladora. Por el contrario, quiere realizar una política de reconocimiento, de respeto, de valorización de la cultura, de valorización de la autonomía de estos pueblos... Insisto en que es un signo... nada más que eso, pero dado lo que ha ocurrido en los últimos años con los pueblos indígenas, yo creo que un signo es ya algo importante" (Ibíd.: 48).

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Etnia y nacin en la lucha por el reconocimiento.Los mapuches en la sociedad chilena.1 Rolf Foerster y Jorge Ivn Vergara."Si hubiera podido escoger el lugar de mi nacimiento, habra escogido... un Estado...en el que el dulce hbito de verse y conocerse hiciera del amor a la patria el amor por los ciudadanos antes que el amor por la tierra" (Rousseau, 1!"# 1$%&1$1'.Introduccin(a"cuesti)nmapuche" hacobradoenel *hileactual una creciente yparad)+ica importancia. *reciente, pues haconcitadocada ve,mayor atenci)npor parte delaopini)np-blica, los medios de comunicaci)n, el mundo poltico y la sociedad civil. .1%!/0arad)+ica,porqueno obstantelos logrosalcan,adosconla promulgaci)n de la(ey1ndgena yla mayor sensibilidad hacia la sociedad mapuche y sus demandas, no ha habido una trans2ormaci)n sustantiva en los modos de relacionarse con ella por parte del Estado, las empresas, ni menos de la siempre in2luyente 3lite dominante y su vocero,El Mercurio4. 5simismo, se ha producido un signi2icativo aumento en el n-mero e intensidaddelos"con2lictos3tnicos", sobrecuyaresoluci)nparecenohaberacuerdoentrelasinstancias involucradas.6osinteresadarcuentadeestedesencuentro, quecontrastaconel consensoquesegener)hace algunos a7os con la creaci)n de la *omisi)n Especial de 0ueblos 1ndgenas (*E01', y posteriormente, cuando se promulg) la (ey 1ndgena, y el optimismo que despert) dentro de la intelectualidad indigenista y, aunque con reservas, en el movimiento indgena.Recordemos las a2irmaciones del entonces presidente 0atricio 5yl8in, al comien,o de la transici)n# "9i gobierno quiere .1%:/establecer una relaci)n di2erente con los pueblos indgenas de *hile", "races de nuestra naci)n" (5yl8in, 1;;1# "'. no se logra establecer una mediaci)n entre la 2orma concreta en que se presenta la sociedad y la abstracci)n l)gica que muestre la racionalidad subyacente" ((echner, 1;$%# 4=1'$ 0ara LalMer *onnor (1;;"# N' nacionalismo y etnonacionalismo son sin)nimos, dado que la naci)n OOconnota un grupo de personas que creen estar relacionadas ancestralmente" (v3ase tambi3n la traducci)n espa7ola# *onnor, 1;;$# N111, donde se habla de "un grupo de personas que creen poseer una ascendencia com-n"'. Sin embargo, nosotros usaremos la eGpresi)n con un sentido ms espec2ico, para connotar un nacionalismo de origen 3tnico, que podemos encontrar, por e+emplo, en el caso de la eG Hugoslavia, entre serbios, croatas y otros> un nacionalismo 2undado en una "poltica de la identidad"> en el "etnos" y no en el "demos" (Benitch, 1;;"'. Sera di2erenciable, por tanto, de otras 2ormas de nacionalismo, como el del movimiento de las "(igas 0atri)ticas" surgido en el 6orte de *hile a principios de siglo (Con,le, el al., 1;;= y Con,le,, 1;;;'. Sobre el etnonacionalismo mapuche se hi,o una primera aproGimaci)n en# Poerster (1;;;'.negociaci)n y dilogo;, o aplicando una poltica represiva y de integraci)n 2or,osa, como propugna el sector conservador1%. 0arte de esta debilidad es causada, a su, ve,, por la .1%;/p3rdida de legitimidad y poder del movimiento mapuche que participa de la * 1;;:a y 1;;:b# 14$&1!='. Be este -ltimo teGto, el ms amplio sobre el tema, hay traducci)n al espa7ol (Dabermas, 1;;;# $1&1%!'.centralesdelosmapuches, del gobiernoydelaopini)np-blicaconservadoraeneste-ltimoperodode tensiones y con2lictos de distinta ndole1"..111/1. La lucha por el reconocimiento en la discusin terica del Primer Mundo y Amrica Latina6o nos proponemos aportar aqu nuevos antecedentes sobre los sucesos que han llevado a la virtual ruptura entre el Estado chileno y la mayora de las organi,aciones mapuches. Estos hechos son bien conocidos por todos quienes se han preocupado del tema, y han trascendido a la opini)n p-blica a trav3s de numerosas notasperiodsticas, declaraciones p-blicas, marchasyconcentraciones1!. 6osre2eriremosaelloss)loen cuanto sea necesario para apoyar los argumentos eGpuestos. 6os interesa contribuir a identi2icar lo que podra denominarse la gramtica del con2licto 3tnico, desde una perspectiva que puede enriquecer el debate en curso sobre las relaciones Estado&pueblos indgenas# las polticas de reconocimiento. @a+o este concepto, ampliamente utili,ado a partir del traba+o del 2il)so2o canadiense *harles Qaylor1:, pueden entenderse me+or 2en)menos quehastaahorahansidoconceptuali,ados demaneramuyheterog3neay, enciertos casos, inapropiada.Jueremos eGaminar las polticas y demandas de reconocimiento en el caso mapuche, y entender el con2licto generado en torno a su de2inici)n y orientaci)n, lo que, siguiendo la interpretaci)n de Degel por Donneth, denominaremos"luchaporelreconocimiento"(Donneth, 1;$;y1;;4'. BeacuerdoaDonneth, Degel habra contrapuesto a la visi)n de 9aquiavelo y Dobbes de la O"lucha social" por la sobrevivencia, la tesisquelascon2rontacionesentrelossu+etostienenunadimensi)nmoral, suponenunpotencial paraun procesodeaprendi,a+e(Bildungsprozeb', queconducegradualmenteala2ormaci)ndeperspectivasms amplias de reconocimiento mutuo (Donneth, 1;$;#!%'.Qe)ricamente, 3ste podra llegar a ser el caso de los mapuches si se satis2acieran, por parte de todos los participantes, condiciones para un dilogo e2ectivo y no una mera negociaci)n de .114/intereses> de b-squeda de entendimiento ba+o el reconocimiento de la autonoma e igualdad de cada uno de ellos. 0or el contrario, lo que prima actualmente se acerca ms a la concepci)n poltico&realista de una lucha de poder, donde la eGistencia de un movimiento indgena aut)nomo es considerada como una amena,a al orden vigente, y esto no s)lo por la derecha y El Mercurio> tambi3n por polticos y autoridades de la actual coalici)n de gobierno. *ontribuye a lo anterior una visi)n de la democracia que la restringe a ser un m3todo poltico a+enoen granmedida alos problemasde desigualdad social,econ)mica y 3tnica,as como alas violacionesalosderechoshumanosdurantelasdictadurasmilitaresprecedentes (DinMelammert, 1;$a'. Kiolaciones que, en el caso de los pueblos indgenas, han hecho &para decirlo con @en+amn& del Oestado de eGcepci)nO la regla1.Sinembargo, a-nas ysinqueestoseasiemprepercibidoporlosinvolucrados, laluchaporel reconocimiento no es -nicamente un con2licto por el poder, el control territorial o la distribuci)n de recursos econ)micos, sino que es tambi3n una disputa por el sentido y amplitud que debe tener el reconocimiento1$. Be 1" Besde los sucesos de (umaco en 1;;, la crisis de Ralco y la salida de Duenchula2 y 6amuncura como directores de * y, 2inalmente, los casos de 9alleco y Qraigu3n. An anlisis de con+unto de estos con2lictos, as como de sus di2erencias, puede verse en# 5yl8in (4%%%', 6aguil (1;;;' y Poerster y (avanchy (1;;;'. Bebe consultarse tambi3n el interesante traba+o de Plorence 9allon (1;;;'. 6o obstante su cuidadosa argumentaci)n hist)rica, en nuestra opini)n 9allon se equivoca al poner el con2licto de Ralco en un mismo plano con los con2lictos territoriales como (umaco o Qraigu3n. Be aqu la necesidad de di2erenciar tipos de con2lictos (por e+emplo, 6aguil, 1;;;' y tambi3n reconocer los elementos nuevos, sobre todo aquellos ligados a los actuales procesos de moderni,aci)n, que no se eGplican por la larga duraci)n hist)rica.1! K3ase los traba+os citados en la nota anterior, y los estudios de ?avier (avanchy (1;;;a y 1;;;b' y ?os3 9arimn (1;;$'.1: K3ase# Qaylor (1;;4> 1;;= y 1;;"'.1 "(a tradici)n de los oprimidos nos ense7a que el Oestado de eGcepci)nO en el cual vivimos, es la regla" (@en+amn, ca. 1;"4# !='. Se ha modi2icado muy levemente la traducci)n a la vista del original alemn.1$ "(a OpolticaO es a su ve, ob+eto de la lucha poltica... es siempre una lucha por de2inir lo que es la poltica" ((echner, 1;$"# 1='. 0or ende, no se reduce a la acci)n instrumental &o estrat3gica, podra agregarse&, tiene tambi3n "una dimensi)n aqu la importancia que le atribuimos a los discursos polticos. Estos son, en parte, verdaderos actos de habla polticos. 0oseen una materialidad y una intencionalidad, pero no se agotan en ellas, sino que comprenden tambi3nargumentosdetipo3ticoomoral# enestecaso, de2inenc)modebeentenderseypracticarsela relaci)n etnias&Estado, qu3 debe aceptarse como pretensiones legtimas de 3stas y qu3 no.RJu3 se entiende entonces por "lucha por el reconocimiento" ycul es suimportancia enla 2ormaci)n de las identidades culturalesS 0ara responder a esta cuesti)n ser necesario .11=/detenernos con cierto detalle en algunas cuestiones de teora social. 52ortunadamente, el traba+o de Qaylor (1;;=' contiene una eGposici)n muy lograda al respecto.Be acuerdo a este autor, el problema del reconocimiento emergi) con la modernidad. El desplome de las +erarquas sociales basadas en el honor llev) al reempla,o de esta noci)n por el concepto de dignidad, lo que supuso la idea de un reconocimiento igualitario en el marco de una cultura democrtica. 5 esto se sum), yaenel sigloNK111, laconcepci)ndeunaidentidadindividuali,ada, independientedelasadscripciones sociales> o sea, un ideal de autenticidad. (a autenticidad consistira en una relaci)n moral del su+eto consigo mismo.?ean ?acques Rousseau es quien ms contribuy) a la 2ormulaci)n 2ilos)2ica de esta nueva visi)n. Su llamado a una salvaci)n moral del hombre a trav3s de "la recuperaci)n de un aut3ntico contacto moral con nosotros mismos" (Ibd.# ";', sirvi) de base para una pro2unda crtica de la sociedad de su 3poca y de los modosdesociali,aci)nvigentesenella1;. 0araRousseau, hayquesustituirunasociabilidadbasadaenel egosmo y la apariencia, propia de la cultura monrquica y negadora de la naturale,a, por una sociabilidad basada en la comunidad y en una democracia participativa, acorde con el estado natural del hombre, pero que signi2ica, dial3cticamente, tambi3n su superaci)n4%.?. C. Derder, cuya 2iloso2a de la historia recibi) la in2luencia de la crtica rousseauniana al progreso, ampli) la concepci)n de .11"/la autenticidad con la idea de que "cada uno de nosotros tiene un modo original de ser humano# cada persona tiene su propia medida" (Ibd.# ";'41. Ser 2iel a m mismo emerge como un imperativo que permite descubrir mi originalidad. H esto vale tanto para los individuos como para los pueblos# "An Volk debe ser 2iel asimismo, es decir a su propia cultura" (Qaylor, 1;;=# !1'44. 0ara los germanistas y 2il)logos alemanes del siglo N1N, este imperativo adquiri) su traducci)n poltica en el proyecto de con2ormaci)n de la unidad nacional alemana sobre la base de la unidad cultural, eGpresada 2undamentalmente en la lengua, cuya pure,a deba ser rescatada (Dabermas, 1;;$# 1$&4:'.(aidentidad individual surge en una relaci)ndial)gica.El descubrimiento de lapropiaidentidad emerge del dilogo abierto e interno con los dems. "0or ello, el desarrollo de un ideal de autenticidad que se generainternamenteatribuyeunanuevaimportanciaal reconocimiento. 9i propiaidentidaddepende, en 2ormacrucial, demisrelaciones dial)gicas conlosdems"(Qaylor, 1;;=# !!'> "nosde2inimossiempre dialogando, siempre por medio del intercambio con los otros" (Qaylor, 1;;4# 1=:'. El reconocimiento ya no normativa y simb)lica, regulando y representado las relaciones sociales" (Ibd# ":'.1; 6os basamos aqu en las eGcelentes eGposiciones de *olleti (1;:;' y StarobinsMi (1;!, cap. 4# ="&"'. K3ase tambi3n# 5rmi7o (1;$%' y Petscher (1;$='. 0ara Petscher, "quien de2ienda el derecho de los peque7os grupos 3tnicos a su identidad, puede encontrar argumentos en Rousseau" (Ibd# 14'.4% "*on qu3 claridad habra hecho ver todas las contradicciones del sistema social, con qu3 2uer,a habra eGpuesto todos los abusos de nuestras instituciones, con qu3 sencille, habra demostrado que el hombre es naturalmente bueno y que s)lo por las instituciones se vuelven malvados los hombres" (Rousseau, 1:4# 1$='. En un teGto anterior a2irma# "5l desvanecerse gradualmente el hombre original, la sociedad no o2rece ya a los o+os del sabio ms que un con+unto de hombres arti2iciales y de pasiones 2icticias que son obra de estas nuevas relaciones y que no tienen ning-n 2undamento en la naturale,a" (Rousseau, 1!"# 4$!'.41 Sobre la in2luencia de Rousseau sobre Derder y los aspectos nuevos que 3ste incorpor), v3ase# 9einecMe (1;=:, cap. 1N# =%!&=$'. Qambi3n StarobinsMi se re2iere, aunque de paso, a dicha in2luencia (StarobinsMi, 1;!# "1 y 114'.44 9einecMe# 1;=:# =1$' describe as el paso de Derder de una visi)n del su+eto individual a una visi)n colectiva, del pueblo# "Derder comen,)... a comparar la vida con la historia, s)lo obtuvo, al principio, una seme+an,a entre el ni7o y el hombre natural, entendido un poco a la manera de Rousseau... pero, entonces, la imagen pro2undamente conmovedora de la vida del pueblo let)n y de la poesa popular letona, lo condu+o al ms comprensivo concepto de pueblo, que lleva ms all de Rousseau, todava de un atomismo iusnaturalista".puede entoncesdescansaren "una identidadsocialmentederivada".Bebe ser ganadoen el vnculocon los otros. 5qu radica, seg-n Qaylor, la novedad de la 3poca moderna# "(a ponderaci)n de las condiciones en que el intentodeser reconocidopuede2racasar"(Qaylor, 1;;=# !:'. Hemergetambi3nel problemadel no reconocimiento#"6uestra identidad &dice Qaylor& se moldea en parte por el reconocimiento o por la 2alta de 3ste> a menudo tambi3n por el falso reconocimiento de otros, y as, un individuo o un .11!/grupodepersonas puedesu2rir unverdaderoda7o, unaaut3nticade2ormaci)nsi lagenteola sociedad que lo rodean le muestran, como re2le+o, un cuadro limitativo, o degradante o despreciable des mismo. El 2alsoreconocimientopuedecausar da7o, puedeseruna2ormadeopresi)nque aprisione a alguien en un modo de ser 2also, de2ormado o reducido" (Ibd.# "=&""'Tsteesclaramenteel casodelosmapuchesen*hile, cuyaimagendesvalori,adaenlasociedad chilena condiciona tambi3n el surgimiento de una autoimagen negativa en muchos miembros de este pueblo (StuchliM, 1;" y 1;$!'4=. (o que tiene a su ve, como consecuencia que no se sientan 2ormando parte de un "proyecto compartido con los miembros de la mayora" (Qaylor, 1;;4# 1='4". El reconocimiento es, pues, de naturale,a social, aunque a2ecta a las personas individuales y a los grupos. H esto ocurre no s)lo en el mbito de las relaciones privadas sino tambi3n en el seno del espacio p-blico, que adquiere una creciente importancia como ob+eto de eGamen, re2leGi)n, crtica y re2orma4!. Emerge as una poltica universalista de reconocimientoigualitarioylaconsiguienteaceptaci)nuniversal del "principiodeciudadanaigualitaria" (Qaylor, 1;;=# :%'. En 3l se .11:/comprenden los llamados derechos civiles y polticos, y, seg-n las interpretaciones, los derechos econ)micos. Se trata de un universalismo igualitario, que tiene como e+e la igualdad ante la ley y el derecho a no ser ob+eto de trato arbitrario, abuso o violencia de parte de terceros o de los mismos Estados que deben garanti,ar los derechos individuales4:. En este sentido, podra decirse que el liberalismo ha sido la 2iloso2a poltica que ha desarrollado este principio como base 2undamental de la convivencia en las sociedades modernas4.4= Sobre la visi)n de los intelectuales mapuches respecto a este tema, v3ase# Uotov y Kergara (1;;', que incluye bsicamente traba+os de las d3cadas del setenta y el ochenta. Palta una indagaci)n sobre la interpretaci)n de los intelectuales mapuches actuales.4" (a cita completa es como sigue# "Ana etnia minoritaria no se siente verdaderamente reconocida por la mayora con la cual debe compartir una misma entidad poltica. En lo sucesivo es imposible, cuando menos di2cil, para las personas de esa minora sentirse parte verdaderamente activa de un proyecto compartido con los miembros de esa mayora. 0or el contrario, se sienten subsumidas en un proyecto que les es eGtra7o porque no se sienten verdaderamente reconocidasF (Qaylor, 1;;4# 1='. 6os parece que, si bien esto re2le+a la situaci)n actual, no tiene necesariamente plena vigencia respecto a perodos anteriores, en los cuales los mapuches, estando en esta condici)n de minora 3tnica bien descrita por Qaylor, se identi2icaron al menos parcialmente con la naci)n chilena.4! Seg-n UosellecM (1;!;# "1&"$> 1;:!# ;=&1%$'. (ocMe, "el padre espiritual de la ilustraci)n burguesa", 2ue el primero de los pensadores ilustrados en plantear la importancia del espacio p-blico en la 2ormaci)n de la moralidad social. UosellecM muestra las di2erencias polticas que tuvo este discurso respecto de la 1lustraci)n 2rancesa. 0ara una re2leGi)n te)rica sobre este problema en el *hile republicano, v3ase# Carca (1;;;'.4: 5qu tambi3n debe considerarse a (ocMe como un precursor. (ocMe 2ue el primero en plantear la idea de un estado de derecho, en el cual las leyes tiene el carcter de universales y regulan no s)lo las relaciones entre los ciudadanos sino tambi3n entre 3stos y el Estado, lo que no aparece en Dobbes (en contraposici)n, v3ase la interpretaci)n de Schmitt, 1;=$'. (ocMe distingue entre la ley, universal, y la decisi)n administrativa, que es particular ((ocMe, 1:;%'. En (ocMe aparece as el principio de la soberana de la ley, que despu3s va a desarrollarse en 9ontesquieu y en el constitucionalismo norteamericano.4 En su estudio sobre el liberalismo, ?ohn Cray sostiene que, no obstante la diversidad de tradiciones liberales, todas coinciden en a2irmar cuatro principios bsicos, entre ellos el individualismo, "que a2irma la primaca de la persona 2rente a eGigencias de cualquier colectividad social"> el igualitarismo, que "con2iere a todos los hombres el mismo estatus moral y niega la aplicabilidad, dentro de un orden poltico o legal, de di2erencias en el valor moral de los seres humanos", y el universalismo, "ya que a2irma la unidad moral de la especie humana y concede una importancia secundaria a las asociaciones hist)ricas espec2icas y a las 2ormas culturales" (Cray, 1;$:# 1%&11'. 5unque, seg-n se plantear ms adelante, es cuestionable que eGista realmente esta base com-n a 2iloso2as polticas tan diversas como la de (ocMe y 0ero la poltica de reconocimiento igualitario tiene otro componente, que contrasta con el anterior# "la poltica de la di2erencia", o sea, la eGigencia de un reconocimiento de "la identidad -nica de este individuo ogrupo, elhechoqueesdistintodetodoslosdems"(Qaylor, 1;;=#:1'. Esta2ormadereconocimiento reivindica la especi2icidad y plantea inclusive una discriminaci)n a la inversa, lo que generalmente conocemos como discriminaci)n positiva, con el ob+eto de revertir una situaci)n eGtendida de .11/discriminaci)n negativa. 0uede ser vista como una 2orma de nivelar la situaci)n de los distintos individuos hasta colocarlos a todos en una misma posici)n, donde no haya discriminaci)n (Ibd.# :='. (o que se valora es un "potencial humano universal", "el potencial de moldear y de2inir nuestra propia identidad, como individuos y como cultura" (Ibd.# :!'. H a esto se ha agregado en los -ltimos a7os, dice Qaylor, la eGigencia de "acordar igual respeto a las culturas que de hecho han evolucionado" (Ibd.# ::'.(adeclaraci)natribuidaaodichaporSa-l @ello8# "*uandolos,ul-esprodu,canunQolstoi, entonceslosleeremos", puedeconsiderarseunadoblea2rentaaestepueblo. 0rimero, porquerecha,alos valores de la cultura ,ul-, que pueden ser di2erentes pero no in2eriores a los de la cultura europea> segundo, porque eGcluye en principio la posibilidad de que los ,ul-es puedan desarrollar eGpresiones culturales a la altura de las europeas. H en este segundo sentido, la a2irmaci)n "re2le+a el recha,o al principio de la igualdad humana" (Ibd.# ::'. S)lo que no se trata de una negaci)n de los ,ul-es en cuanto seres humanos, como podra haber ocurrido en la 3poca del colonialismo o la esclavitud, sino del recha,o de la cultura ,ul- en cuanto a su valor en comparaci)n con otras culturas (en este caso, a la cultura europea occidental'. 0or supuesto, que a los individuosmiembrosdeestaculturatambi3nlesesnegada, enesta2orma, sucapacidaddeundesarrollo comparable a la de los individuos miembros de otras culturas. 0ero lo central est en el primer aspecto, el de la desigualdad cultural.Sin embargo, la a2irmaci)n del principio de la igualdad cultural ha ido recientemente ms le+os que una crtica a planteamientos euroc3ntricos como el anterior. 0ara algunos, la misma poltica de la dignidad igualitariapuedeser consideradacomolaeGpresi)n, "el re2le+odeunaculturahegem)nica"(Ibd.# :'. SuponequeeGistenciertosprincipiosuniversales "ciegosaladi2erencia". 0eroestacegueras)loseda respecto de las culturas distintas a la cultura que se impone a trav3s de principios particulares, no verdaderamente universales. El liberalismo, que sostiene te)ricamente esta posici)n, sera tambi3n eGpresi)n poltica de ciertas culturas, "totalmente incompatibles" con otras (Ibd.# ;4'..11$/0araQaylor, estacrticanosrevelaunainsu2icienciaintrnsecadelplanteamientodeladignidad igualitaria, que encontramos ya en Rousseau. (a de2ensa rousseauniana del igualitarismo, que recoge la crtica estoica del orgullo pero reconoce la importancia de la estima se7alada por la 3tica del honor, supone una "densa unidad de prop)sito que parece incompatible con cualquier di2erenciaci)n. 0ara Rousseau, la clave para unestadolibre parece ser larigurosa eGclusi)nde todadi2erenciaci)nde roles" (Ibd.# '4$. El igualitarismo parece entonces requerir una poltica homogeni,adora. Qaylor eGamina este problema a la lu, del caso de Juebec.Ana primera posici)n es la representada por liberales individualistas como B8orMin o Ra8ls, para quienes en una sociedad liberal no puede adoptarse "ninguna posici)n sustantiva particular acerca de los 2ines de la vida". (a sociedad est unida por un "compromiso procesal" de "tratar a las personas con igual respeto" (Ibd.# $!'. Ana sociedad liberal es, por tanto, "neutral ante la vida buena" y se limita a garanti,ar un trato imparcial delosciudadanosentres ypor el Estado. Estaversi)ndel liberalismoserainsensiblealas di2erencias, en la medida en que se requiere una aplicaci)n uni2orme de las reglas que de2inen los derechos individuales y se descon2a de las metas colectivas (Ibd.# ;1'. (a sociedad no puede considerar la integridad de 2ormas de vida, como las de grupos 3tnicos o minoras, como un bien +urdico a proteger.DayeM, por un lado> y Stuart 9ill y @obbio, por el otro, para nombrar s)lo algunos destacados te)ricos liberales, s se puede coincidir con Cray en que, hist)ricamente, los principios reci3n se7alados constituyeron la base com-n a la tradici)n liberal clsica. Son precisamente ellos, entre otros el individualismo y el universalismo, los que se cuestionan hoy en el debate multi o intercultural.4$ En este mismo sentido, *ari Schmitt plantea que la idea de voluntad general (volont gnrale' de Rousseau supone, ba+o una 2achada liberal, la idea de homogeneidad del pueblo# "El verdadero Estado eGiste, seg-n Rousseau, donde el pueblo es tan homog3neo, que en lo 2undamental prima (en 3l' la unanimidad (Einstimmigkeit'" (Schmitt, 1;4:# 1;'.Sinembargo, eGisteotrainterpretaci)ndel liberalismo, aquellaquesostienen, por e+emplo, los partidarios de la de2ensa de la cultura 2ranc)2ona en Juebec4;. Ellos consideran aceptable la organi,aci)n de la sociedad en torno a una vida buena y reconocer los derechos colectivos de la minora 2ranc)2ona .11;/canadiense, siempreycuandoestonosigni2iqueeldespreciooelrecha,oalosderechosindividualesde quienes no comparten esta visi)n. Se puede ser a la ve, liberal, reconocer derechos individuales, y comunitarista, respetar la diversidad de 2ormas de vida y culturas (Ibd.# $$&$;'. Qaylor da a entender que esta posici)n es ms acorde que la primera con la trans2ormaci)n de todas las sociedades en sociedades multiculturales (Ibd.# ;='. El multiculturalismo no se opondra en principio a la poltica de respeto igualitario. 1ncluso podra considerrsele una continuaci)n de dicha poltica, en la medida en que incorpora a los derechos civiles ypolticos los derechos culturales# "Qodos debendis2rutar de la suposici)nde que sucultura tradicional tiene un valor" (Ibd.# 1%%'. 0ero, obviamente, este valor no puede establecerse a trav3s de una normadederechopositiva. (oquepuedereivindicarse, seg-nQaylor, esunaque+a2rentealos+uicios negativos sobre una cultura (Ibd.# 1%4'.5hora bien, en la prctica, el +uicio a2irmativo acerca del valor de una cultura y el +uicio que recha,a su desvalori,aci)n tienden a con2undirse y a hacerse uno. En esto reside uno de los riesgos del multiculturalismo, que obliga en cierta 2orma a hacer a2irmaciones positivas acerca de culturas a+enas, aun cuando3stasnohayansidorealmenteestudiadasoseanconocidas. Be2ensoresdeunmulticulturalismo moderado han ampliado esta crtica. 5l eGacerbar las di2erencias de origen 3tnico o cultural, el multiculturalismo radical tiende a romper la base com-n normativa y +urdica de una comunidad o una naci)n, haciendoqueel principioEPluribusnum, "launidadapartir delapluralidad", setrans2ormeen"la pluralidad a partir de la unidad" (Begler, 1;;4# ='=%..14%/Esta crtica vale tambi3n para muchos intelectuales latinoamericanos de2ensores del multiculturalismo, como @on2il @atalla. 0ara @on2il, el reconocimiento de la pluralidad cultural signi2ica el abandono de todo proyecto (uni2icador y homogeni,ador' de identidad nacional. (a tolerancia y el respeto, a-nsinunacomprensi)nmutua, seranla-nicaposibilidaddealcan,ar unarelaci)narm)nicaentrelos di2erentes patrimonios culturales de 93Gico (@on2il, 1;$;'. 0ero esto eGcluye otra posibilidad, bien se7alada por Qaylor (1;;=# ;;', la de la "2usi)n de hori,ontes" (Cadamer', o sea, un proceso de comprensi)n cultural donde la situaci)n hermen3utica u "hori,onte" del int3rprete logra trans2ormarse y vincularse con la tradici)n u "hori,onte" que se interpreta=1. @on2il agreg), adems, otro elemento# la valoraci)n del patrimonio indgena como base de un nuevo 93Gico, el "93Gico pro2undo", con lo que de hecho restableci) una +erarqua entre los di2erentes patrimonios culturales y limit) el pluralismo cultural (@on2il, 1;$ y 1;;1'.Elmulticulturalismoimpone, entonces, deotramaneraquelapolticaderespetoigualitario, una homogeneidad2renteatodaslasculturas. Qodasdebenserconsideradasenigual valoryderecho, como tambi3n sus eGpresiones. "Si todas las culturas han hecho una aportaci)n valiosa, no puede ser que 3stas sean id3nticas o que siquiera encarnen el mismo tipo de valor. Esperar esto sera subestimar en gran medida las di2erencias" (Qaylor, 1;;=# ;;'.Esta manera abstracta y homogeni,adora de concebir el multiculturalismo puede llegar a convertirse en una norma 4; Sobre la di2erencia entre estas dos concepciones del liberalismo eGpuestas por Qaylor, v3ase tambi3n# Lal,er (1;;='.=% Este tema ha sido ampliamente desarrollado por Cla,er (1;;' y otros autores. Qambi3n ha sido el punto ms reiterado por crticos del multiculturalismo como Schlesinger (1;;4' y Sartori (4%%1'. 6o obstante, dichas crticas no consideran la di2erencia entre el multiculturalismo moderado, que uno podra denominar multiculturalismo de la integraci)n, y el radical, que podra caracteri,arse tambi3n como multiculturalismo de la di2erencia (sobre este -ltimo, v3ase# Parber y Sherry, 1;;, cap. 1# 1!&=='. Qienden a homogeni,ar un solo en2oque a ambas tendencias, ignorando sus di2erencias. Sobre estas dos variantes del multiculturalismo, v3ase# Kergara (4%%1'.=1 5l respecto, v3ase# Cadamer (1;:%# =4&='. 0ara Cadamer, "la hermen3utica siempre se propuso como tarea restablecer un acuerdo alterado o ineGistente" (Ibd.# =:4'. 0or ello, como dice Dabermas (1;:!# 1!$ y 1;$"# 11> 1;:$# 4"1 y 1;;%# 1;;', la hermen3utica se orienta por el inter3s gua de conservaci)n y ampliaci)n de "la intersub+etividad de la comprensi)n orientadora de la acci)n... del consenso posible de los participantes .!andelnden/". 0or supuesto, se trata de un proceso de interpretaci)n y dilogo siempre abierto, incompleto, modi2icable y autocorrectible. 5 di2erencia de Cadamer, nosotros no nos re2erimos -nica ni principalmente a la interpretaci)n de la propia tradici)n cultural y su historia, sino que planteamos sobre todo el problema de la comprensi)n entre culturas di2erentes y contemporneas..141/coercitiva respecto de la eGpresi)n y la conducta p-blica y privada de +uicios e ideas en relaci)n con otras culturas, etnias y grupos. 5s ocurrira actualmente en Estados Anidos, seg-n 5gnes Deller#"(a Oret)rica de la ra,aO ha reempla,ado la ret)rica de la Ocuesti)n socialO, lo que signi2ica que tambi3n se institucionali,an ciertas reglas de +uego de2inidas para las cuestiones raciales. Estas reglas lingIsticas institucionales para cuestiones raciales y de g3nero son obligatorias incluso en el mbito privado. 6i siquiera en su propia habitaci)n, entre sus amigos, puede uno decir palabras o contar chistes (sobre negros, +udos, homoseGuales', porque 3stos pueden ser malinterpretados. H quien sea denunciado +udicialmente, puede perder 2cilmente su traba+o...Se considera la autorepresentaci"n deungrupocomola#nicaformalegtimaderepresentaci"ndeesemismogrupo. $ual%uierrepresentaci"n &ec&a por otros (por e+emplo, la representaci)n de los negros a trav3s de los blancos, delasmu+eresporloshombres, deloshomoseGualesporlosheteroseGuales',seconsiderapor definici"n 'racista' ( 'se)ista'. (a -nica 2orma legtima de vinculaci)n entre las ra,as (y g3neros' es la lucha> la alternativa a ella es el autoaislamiento mutuo y su normali,aci)n. (os racistas modernos repiten los vie+os argumentos racistas# el otro no puede sentir como yo, tiene otra concepci)n del conocimiento, ni siquiera puede entender lo que nosotros pensamos, c)mo su2rimos (por su in2luencia' y as sucesivamente"=4.Qaylor considera necesario, entonces, encontrar unpuntointermedioentre el multiculturalismo entendido ba+o la 2orma de una "eGigencia inaut3ntica y homogeni,adora, de reconocimiento de igual valor, porunaparte,y el amurallamiento dentro de lasnormasetnoc3ntricas, por otra" (Qaylor, 1;;=#1%:'.Sin embargo, esta descripci)n parece sugerir que nos encontramos ante la alternativa de dos particularismos# el euroc3ntrico, queasumelapropiaculturacomosuperioratodaslasotras, ylasvaloraseg-nlaspropias normas, yel multicultural, queconsideracadaculturaconid3nticovalor ylashomogeni,aatodas. H encontrar un punto medio entre dos particularismos no soluciona el .144/problema, que queda, a nuestro +uicio, me+or planteado como la tensi)n entre universalismo y particularismo. Be esta 2orma, la cuesti)n central sera eGaminar la posibilidad de articulaci)n entre la poltica de la dignidad igualitaria, que reconoce derechos individuales universales, y la poltica de la di2erencia, que reivindica los derechos colectivos de 2ormas de vida, culturas y etnias particulares. Esto se relaciona con la di2erencia entre el liberalismo individualista (de la igualdad' y el liberalismo comunitarista (de la di2erencia'. S)lo este -ltimo permitirareconocer alave,losderechos individualesuniversales ylosderechos colectivosdegrupos 3tnicos, culturas y religiones.Sin embargo, esta articulaci)n no es sencilla te)rica ni prcticamente. 5l respecto resultan aportadores los planteamientos de Dabermas==. 0ara Dabermas, Qaylor plantea equivocadamente la cuesti)n como una oposici)n entre dos principios y concepciones del derecho# una, la de2endida por liberales como B8orMin y Ra8ls, que propugna un orden +urdico 3ticamente neutral, lo que correspondera al concepto de lo +usto> yotra, de2endida por comunitaristas comoLal,er yel mismoQaylor, que consideranvlidala promoci)n de ciertas concepciones de la vida buena, o sea, del principio de lo bueno (Dabermas, 1;;:b# 4"1&4"4'. Qaylor supone que el reconocimiento de derechos individuales choca con, o representa en alg-n grado un obstculo para el reconocimiento de derechos culturales. Dabermas argumenta, por el contrario, que dicho reconocimientosurgemsbiendela"reali,aci)nconsecuente"delosderechosindividuales(Dabermas, 1;;:b# 4"='="..14=/=4 Deller, 5gnes, "Bie VerstWrung der 0rivatsphXre durch die Vivilgesellscha2t", en# *st&etik und +ommunikation, 6Y $!Z$:, mayo 1;;", cit. por# @ecM (1;;:# =="'. (os subrayados son nuestros.== Respecto a la interpretaci)n de Dabermas, se retoma y desarrolla aqu un anlisis anterior (Kergara, 4%%%# 1"=&1";'.=" 9ichael Lal,er comete, a nuestro +uicio, un error similar al de Qaylor, al cuestionar la libertad individual como meta -ltima del proceso de separaci)n institucional al interior de la sociedad, pues la "autonoma institucional" sera la condici)n de la libertad de los individuos (Lal,er, 1;$"# = y "%'. Si bien el participar o vivir en instituciones aut)nomas (como las iglesias, las comunidades 3tnicas, etc.' constituye una condici)n de la libertad individual, 3sta no puede quedar reducida a ella. (a libertad sigue siendo un derecho 2undamental de cada individuo, lo que incluye su libertad respecto de participar o no en dichas instituciones.(a identidad personal se construye a trav3s de la sociali,aci)n, se sustenta en vnculos sociales, como elpropioQaylorse7alaensutraba+o. Enestesentido, laprotecci)ndelaintegridadindividual signi2ica siempre el resguardo de dichos vnculos. 0or ende, el individuo debe seguir siendo el su+eto de derechos, s)lo que no debera privrsele del acceso a 3stos en virtud de sus creencias, cultura o lengua+e=!. Si bien es cierto que las identidades individuales estn entrela,adas con las identidades colectivas y s)lo se pueden estabili,ar en una red cultural, "la protecci)n de 2ormas de vida y tradiciones 2ormadoras de identidad debe servir al reconocimiento de sus miembros" (Dabermas, 1;;:b# 4!;'.Dabermas propugna una "incorporaci)n sensible a las di2erencias", que requiere una separaci)n entre el planopoltico&+urdicoyel 3tico. (os grupos ysubculturas seintegran3ticamente consuidentidad colectiva, mientras la integraci)n poltica tiene lugar en un plano ms abstracto, como integraci)n ciudadana (Ibd.#4:4'. 0eronosetratadeunintegraci)nmeramente2ormal, yaquelasnormas+urdicastienenun carcter moral> son normas universalistas, como los derechos humanos, distintas a las normas 3ticas, que s)lo tienen valide, para los miembros de grupos o subculturas espec2icas. El derecho sera entonces 3tica, pero no moralmenteneutro. (abasedelaintegraci)nciudadanaesel consensoentornoaprocedimientos, pero procedimientos que re2le+an los principios universalistas del estado de derecho, integrados a su ve, en una cultura poltica sustentada en el patriotismo constitucional .Verfassungspatriotismus/ (Ibd.# 4:"'=:..14"/Besde este punto de vista, no habra oposici)n entre el universalismo de los derechos individuales y el particularismo de las di2erencias culturales. 0odran articularse las normas del estado de derecho democrtico con el reconocimiento de 2ormas de vidas culturales, religiosas y 3tnicas.En este "giro +urdico" de la teora crtica se desarrollan aspectos que ya se encontraban antes en la obra de Dabermas, como la relaci)n entre individualismo y universalismo#"1ndividualismo y universalismo son las dos caras de la misma moneda...6o se puede tener individualismo sin un universalismo normativo, ba+o la condici)n de no con2undir el universalismo normativo con un proceso de normali,aci)n, en el sentido de Poucault. 6o hay que poner la verdad del universalismomoral enel mismopaquete que el imperialismo, pues el imperialismooel etnocentrismo se7alan el recha,o o la incapacidad de tomar un punto de vista moral. 6unca hay un eGceso sino una insu2iciencia de universalismo" (Dabermas, 1;$$# "='.6o se trata, comohemos visto, de ununiversalismoabstractoe indi2erente a las di2erencias culturales. Si bienlasnormas+urdicassonuniversales, nosonmeramente2ormales, sinoquetienenun contenidomoral, quepuedeentendersedemaneraquepuedandarcabidaenellasalas3ticaspropiasde grupos y culturas espec2icas, sin que esto signi2ique desintegraci)n social#"0or supuesto, la coeGistencia en igualdad de derechos de di2erentes comunidades 3tnicas, grupos lingIsticos, con2esiones y 2ormas de vida no puede conseguirse al precio de la 2ragmentaci)n de la sociedad.El doloroso proceso de desacoplamiento no puede desgarrar a la sociedad en una pluralidad de subculturas que se aslen unas de otras. 0or un lado, la cultura mayoritaria tiene que desprenderse de su 2usi)n con la cultura poltica general,compartida en igual grado por todos los ciudadanos. Be otro modo, dictara desde el principio los parmetros de los discursos de autoentendimiento... 0or otra parte, las 2uer,as vinculantes de la cultura poltica =! *oincidimos totalmente con 9ichelangelo @overo cuando a2irma# "6o creo que eGista ninguna tradici)n aceptable de teora poltica que no incorpore en su discurso una teora del valor de los derechos individuales. En este sentido, cualquiera de nosotros es liberal" (@overo, 1;$$# 4&='.=: Qaylor (1;;4# 1="' sostiene que el "patriotismo constitucional" 2ue la base originaria de la unidad nacional tanto en Estados Anidos, pas donde surgi), como en Prancia, pero que luego hubo un despla,amiento hacia la "etni,aci)n del nacionalismo", hacia una idea de unidad "basada en la cultura 3tnica". En este sentido, la idea de Dabermas tendra viabilidad hist)rica, si bien Qaylor advierte, en un tono ms crtico, que ninguna 2orma de unidad poltica puede ser "de2inida a priori por el 2il)so2o, como si tuviera que ser te)ricamente legtima o admisible, sino que se trata de una unidad que resulte signi2icativa para las mismas personas que componen ese pas... 6o puede tratarse de un principio de unidad de2inido de una ve, y para siempre" (Ibd.# 1='. (a ob+eci)n sera admisible, pero no hace +usticia a la idea de Dabermas del 2il)so2o o el cientista social como un 2acilitador de procesos colectivos de comunicaci)n y entendimiento, no como un demiurgo que puede determinar el modo de vida correcto de una comunidad..14!/com-n que, cuanto ms abstracta se haga, tantas ms subculturas lleva a un denominador com-n, tienenqueseguirsiendolosu2icientemente2uertescomoparanopermitirquesedesmoronela naci)n de ciudadanos" (Dabermas, 1;;:b# 1"&1!'=.(aintegraci)nnacional debeentenderseentonces enrelaci)nconlanoci)ndeciudadanayla pertenencia a una cultura poltica universalista como base del estado de derecho democrtico. Se superara as el particularismo de la concepci)n de la naci)n&pueblo, como tambi3n el universalismo abstracto y limitado de la interpretaci)n liberal clsica de las normas individuales. Se plantea una rede2inici)n del concepto de naci)n de ciudadanos.(a propuesta de Dabermas es ms desarrollada que la de Qaylor respecto a la articulaci)n entre las dos polticas de reconocimiento. Dabermas acepta el principio liberal de la separaci)n=$al di2erenciar entre 3tica y moral> normas +urdicas universales y normas 3ticas particulares> cultura poltica com-n y subculturas (Dabermas, 1;;:b# 1"&1!'. 0ero admitir la di2erencia no signi2ica perder de vista la unidad. 0or ello intenta integrar lasdimensiones separadassinsubsumirunaala otra (pore+emplo, reducirla3ticaala moral'o eGcluir una a 2avor de otra (por e+emplo, los derechos individuales a 2avor de los derechos colectivos'. En este sentido, su planteamiento resulta .14:/comple+o e integrador. (o mismo puede decirse respecto de la pol3mica entre liberales y comunitaristas, que Dabermas intenta superar recogiendo aspectos de ambas corrientes e integrndolos en una sntesis nueva.1ndudablemente, el anlisis de Dabermas no est eGento de crticas. Ana primera observaci)n ha sido hecha por UymlicMa y se re2iere a las condiciones culturales que posibilitaran el surgimiento del "patriotismo constitucional", y que el mismo Dabermas reconoce como necesarias#"Si 2altan ciudadanos que posean estas cualidades, las democracias se vuelven di2ciles de gobernar e incluso inestables. *omo observa Dabermas, las Oinstituciones de la libertad constitucional no son ms valiosas que lo que la ciudadana haga de ellasO" (UymlicMa, 1;;:# :'.(a cuesti)n planteada es importante y revela una insu2iciencia en el planteamiento de Dabermas, que otros crticos tambi3n han se7alado. @ernstein (1;;:' sostiene que en Dabermas hay una ambigIedad respecto a este problema. En algunos traba+os da a entender que no es necesario que eGista un et&os ciudadano como condici)n de la estabilidad democrtica, bastara que se cumplieran las condiciones 2ormal&pragmticas de la comunicaci)n, mientras que en otros s admite su importancia, como en el teGto citado por UymlicMa. 0ara @ernstein,las re2erencias de Dabermas a las"buenasra,ones"o a "la2uer,a delme+or argumento"como 2undamentos del debate democrtico, son inseparables de un et&os, de una concepci)n 3tico&substantiva, pero Dabermas tiende a recha,ar que su teora de la democracia y la +usticia requiera dicha concepci)n=;.*on todo, la crtica de UymlicMa no considera que, para Dabermas, la creaci)n de una cultura poltica democrtica es un proceso ligado a la trans2ormaci)n o re2orma de las instituciones polticas. 0or tanto, no se puede considerar que una u otra deban ser satis2echas de manera eGhaustiva previamente al = Este di2cil pasa+e se encuentra, aunque con varios errores de interpretaci)n e incluso gramaticales, en las pginas 14! y 14: de la traducci)n espa7ola (Dabermas 1;;;# 14!&14:'. 0ara Dabermas, s)lo en caso de violaciones 2lagrantes y sistemticas de los derechos individuales 2undamentales por parte del Estado es +usti2icable la separaci)n de una minora o grupo 3tnico de un Estado nacional (Dabermas 1;;:b# 1%&11'. Sin duda que en 5m3rica (atina estas violaciones han sido muy 2recuentes, especialmente en el caso centroamericano. Sin embargo, desde nuestro punto de vista, no hay incompatibilidad entre pugnar por la 2ormaci)n o per2eccionamiento de estados de derecho que garanticen e2ectivamente los derechos individuales y la creaci)n de espacios de autonoma a los grupos 3tnicos as como de reconocimiento de derechos culturales y colectivos. *on todo, al nivel general que estamos discutiendo, no es posible abordar casos particulares y eGaminar si en algunos de ellos eGisten ra,ones 2undadas para pensar en la separaci)n poltica como -nica 2orma de poner 2in a situaciones reiteradas, y muy graves, de violaciones de los derechos bsicos de las personas y grupos indgenas. =$ 51 respecto, v3ase# Lal,er (1;$"'.=; En un plano ms general, @ernstein (1;;:' cuestiona incluso la distinci)n entre 3tica y moral propuesta por Dabermas, cuesti)n que aqu no puede tratarse. Sin embargo, resulta importante al menos mencionarla, dadas las consecuencias que el propio Dabermas eGtrae de esta di2erencia..14/cumplimientodelaotra. Enestesentido, lacitade?osephRa,hechaporDabermasparecesustentarel comentario de UymlicMa#"El multiculturalismo, aunque apoya la perpetuaci)n de muchos grupos culturales en una misma sociedad poltica, tambi3n requiere la eGistencia de una cultura com-n""%.0odra argumentarse plausiblemente que en nuestro pas 2alta dicha cultura com-n. 6o obstante, la cita se presta a con2usi)n. Si eGistiera una cultura compartida por todos, de+ara de eGistir el problema del respetoalasdi2erencias culturales, del multiculturalismoylainterculturalidad. 0or el contrario, 3stese plantea precisamente en la medida en que se reconoce que eGisten tales di2erencias. Esta cita viene, de hecho, +usto despu3s del teGto de Dabermas citado ms atrs, donde 3ste habla de una "cultura poltica com-n", lo que se re2iere a un aspecto parcial de una totalidad cultural que es siempre ms comple+a. 5s y todo, en casos como el nuestro, parece tambi3n di2cil pensar que pueda generarse al corto o mediano pla,o un consenso amplio respecto de cuestiones como la ciudadana cultural. En este sentido, los planteamientos de Dabermas tienen un valor ms propositivo que descriptivo, a di2erencia de lo que ocurrira en pases con mayor tradici)n cvica. 6aturalmente, que un es2uer,o en este sentido s)lo puede concebirse como una con+unci)n de 2uer,as tanto del Estado como de la sociedad. 0or ende, no puede ser impuesto por el primero.En la mentada "inclusi)n sensible a las di2erencias", Dabermas es claro en precisar que el tema es distintosi nos en2rentamos a# (a' el 2eminismo> (b' las minoras 3tnicas yculturas oprimidas, o(c' el "nacionalismo de poblaciones que se comprenden como grupos 3tnica y lingIsticamente homog3neos desde el tras2ondo de un destino hist)rico com-n y que quieren asegurar su identidad no s)lo como comunidad de origen, sino en la 2orma de un pueblo&Estado (Staatsvolk' capa, de actuar polticamente" (Dabermas, 1;;:b# 4"$> Dabermas, 1;;;# 1;;'..14$/Este punto no de+a de ser relevante, porque es posible que la tensi)n en el movimiento mapuche se d3 enla2ormadec)moautocomprenderse, entre(b' y(c'. Si estoesas, el temarelativoal "patriotismo constitucional" debera precisarse ms. El concepto parece demasiado amplio como para incluir de manera di2erenciada los distintos casos, sobre todo el tercero. UymlicMa argumenta, siguiendo a Qaylor, 5. Smith y (enoble, que"losvalorescompartidosnosonunabasesu2icienteparalaunidad, yquetambi3nsedebe prestar atenci)n a las cuestiones de identidad" (UymlicMa, 1;;:# 4!;, nota 1!'. Sin embargo, UymlicMa ha omitido aqu la distinci)n entre normas 3ticas y morales, que, como hemos visto, dan al planteamiento de Dabermasunamayorcomple+idad. (aeGistenciadedistintasconcepciones3ticas, arraigadasendistintos grupos, noeGcluyelaposibilidaddequehayavaloresmorales(universalistas'. 0oresto, lapropuestade Dabermas es ms "realista" quelademuchos desus crticos, queeGcluyeneGpro2esolas cuestiones normativas y sustentan una visi)n de la poltica como una lucha 2ctica de manera similar a @obbio, Poucault o *arl Schmitt. 6o obstante ello, la distinci)n entre di2erencias de g3nero,minoras 3tnicas y culturales y minoras nacionales eGigira un tratamiento ms desarrollado en relaci)n con el problema de su integraci)n ciudadana.0ara6athanCla,er, undestacadoestudiosonorteamericano, si bienlademandamulticultural es universalista, y plantea el reconocimiento de todos, s)lo aquellos grupos discriminados en ra,)n de su cultura podranserconsideradoscomoob+etodeunapolticamulticultural. EstoeGcluiraalasmu+eresyalas minoras seGuales, que podran, sin embargo, en2ocar sus demandas desde el punto de vista de los derechos civiles (Cla,er, 1;;# 1"&1$'. Esto representara una posible soluci)n respecto de la relaci)n entre (a' y (b', aunque de+a abierta la cuesti)n del paso de (b' a (c'. En todo caso, todo parece indicar que, al menos en el caso norteamericano, y con la probable eGcepci)n de 0uerto Rico, no podra hablarse de demandas nacionales propiamente dichas.(a importancia de esta propuesta en el marco latinoamericano di2cilmente puede ser eGagerada. El debate sobre cuestiones 3tnicas de la regi)n ha oscilado en gran medida entre una .14;/"% ?oseph Ra,, "9ulticulturalism# 5 (iberal 0erspective", en# ,issent, Linter 1;;", pg. , cit. por Dabermas (1;;:b# 1!'. (a cita ha sido traducida del ingl3s por nosotros. 0uede consultarse la traducci)n hecha para la edici)n espa7ola del libro de Dabermas (1;;;# 14:', a nuestro +uicio poco satis2actoria.a2irmaci)ndelosprincipiosdeigualdad+urdica, unidosestrechamentealaconcepci)ndeunaidentidad nacional homog3nea, yunade2ensaantiliberal delosderechos3tnicosycolectivos"1. 0aracitarunteGto paradigmtico, uneditorial de 1;; de la revista-mrica Indgena, )rgano de di2usi)n del 1nstituto 1ndigenista 1nteramericano#"En los modelos de Estado nacional que heredamos de Europa, subyacen ciertas premisas que se contradicen por la presencia y vehemencia de estos movimientos"4. En su b-squeda de mayor autonoma regional 3stos socavan las tendencias centralistas de los gobiernos nacionales. Su argumento 2ilos)2ico sobre lo que ellos de2inen como igualdad no concuerda con lo que los Estados propugnan. 0ara 3stos la igualdad es igualdad individual ante la ley, mientras que para los grupos 3tnicos igualdad es reconocer el derecho a ser di2erentes y 2recuentemente presionan para que estas di2erencias sean reconocidas" (-mrica Indgena, 1;;# "=='.*omo puede verse en el teGto reci3n citado, aqu se estn oponiendo dos conceptos de igualdad# el de la igualdad +urdica individual, y el de la igualdad cultural y colectiva. (os argumentos que hemos presentado aqu sustentanunaposibilidadhastaahorapococonsideradaoinsu2icientementedesarrollada, ladeuna articulaci)n entre ambas 2ormas de igualdad y su correspondencia en el plano +urdico&poltico, sin derivarse deellounanoci)n2uertedeautonoma, enelsentidodeseparaci)ndelosgrupos3tnicosdelosestados nacionales.1ndiscutiblemente que la eGistencia de argumentos contrarios a la idea liberal&universalista de derechos individuales es hist)ricamente comprensible. 5-n con mayor 2uer,a que en .1=%/EuropaoEstadosAnidos,eGistenen 5m3rica(atina desigualdades 2cticasquecontradicen abiertamente dicho principio. El caso de los pueblos indgenas de la regi)n es muy claro al respecto y no requiere mayores comentarios. 5dicionalmente, cuando los Estados han en2rentado dichas desigualdades, como en el caso de 93Gico, lo han hecho con una concepci)n integracionista radical, que pretende 2undar la integraci)n nacional en una -nica identidad cultural"=.?unto con ello, en nuestros pases, el liberalismo, sobre todo el liberal&positivismo del siglo N1N, se ha amalgamado a menudo con concepciones evolucionistas, racistas y discriminatorias"". Esto hace entendible el recha,o de los principios liberales por muchas organi,aciones 3tnicas, as como por intelectuales indgenas yno&indgenassimpati,antesdesuscausas. 6oobstante, comosedesprendedeladiscusi)nanterior, la noci)n de derechos individuales y el mismo liberalismo no pueden ser reducidos a una ideologa de poder. Bichos derechos constituyen principios universali,ables cuya valide, puede ser separada de la interpretaci)n y aplicaci)n estrecha que se les ha dado hist)ricamente por las 3lites y oligarquas dominantes latinoamericanas.5simismo,elliberalismo no esuna comentehomog3nea. EGistenal menos dos grandes interpretaciones antag)nicas que derivan ambas del liberalismo clsico de los siglos NK11 y NK111 (Dobbes, (ocMe, Smith', el "liberalismo posesivo""!# el liberalismo democrtico (9ill, Be8ey, (asMi' y el neoliberalismo (DayeM, 0opper, Priedman'":. Esta -ltima corriente recha,a la idea de igualdad natural de los hombres, 2ormulada por el liberalismo clsico> mientras el liberalismo democrtico la desarrolla ms all de la igualdad poltica y +urdica, incluyendo la "1 5l hacer este contraste no pretendemos, en modo alguno, a2irmar que el debate europeo sea superior a la discusi)n latinoamericana, donde se encuentran tambi3n autores cercanos a la posici)n que estamos de2endiendo, de vinculaci)n entre universalismo igualitario y di2erencias culturales. 6os re2erimos s)lo a las tendencias generales. 0or otro lado, la posici)n de Dabermas respecto de las corrientes 2ilos)2icas del 0rimer 9undo, donde predominan visiones esc3pticas y antirracionalistas, es minoritaria y eGcepcional (@overo, 1;$$# :&> Kergara, 1;;%# 4:;&4%'. (o mismo vale, en cierta medida, respecto de Qaylor."4 Se re2iere a los nuevos movimientos indgenas surgidos en la d3cada de 1;%."= 6os re2erimos, obviamente, al indigenismo. 0ara una caracteri,aci)n crtica, v3ase, entre otros# @on2il @atalla (1;$!'> @engoa (1;;!> 4%%%, cap. 4# !%&$!', Bel Kal (1;;=' y Pravre (1;;:'."" 6o debe desconocerse tampoco que en el propio pensamiento europeo moderno encontramos muchas mani2estaciones etnoc3ntricas y desvalori,adoras respecto de otros pueblos y culturas (para una visi)n general v3ase# Lagner, 1;;!# $=&;1# para el caso de 5m3rica (atina, cons-ltese# (arran, 1;;:, !!&;"'."! Remitimos al estudio clsico de 9ac0herson (1;:4'.": Sobre la di2erencia entre estas dos corrientes, v3ase# @achrach (1;:', 9ac 0herson (1;:' y Kergara (1;$;'..1=1/igualdadecon)micaysocial (Kergara, 1;;'. y, en nuestro medio, de 0edro 9orand3, se ha abordado eGhaustivamente este tema.similar, *harles Qaylor ha hablado de "normas constitutivas" de las prcticas, o sea, aquellas normas que le dan sentido a una cierta prctica social y son, por tanto, inseparables de ella, como por e+emplo, la "prctica de la decisi)n mayoritaria" dentro de una democracia (Qaylor,1;$!'. Este es el caso de las nociones que hemos se7alado.(o que las ciencias sociales pueden hacer es contribuir a incentivar y aclarar los procesos sociales de autoaprendi,a+e y 2ortalecimiento democrtico# (a idea hegeliana de lucha por el reconocimiento incorpora precisamente esta dimensi)n normativa. Se trata de entender el con2licto en torno a la de2inici)n de estos principios constitutivos como parte de un posible acuerdo y consenso 2undado en la igualdad de los actores.Ensuaspectoemprico, que es el que desarrollaremos a continuaci)n, este en2oque requiere reconstruir las concepciones subyacentes yel con2lictopor el sentidoyamplituddel reconocimiento, considerando entonces los aspectos normativos, +unto a los elementos de poder que estn presentes en dicho con2licto.4. La lucha por el reconocimiento en el caso mapuche501ntentaremos mostrar los modos en que se articulan y oponen las eGigencias de reconocimiento de los mapuches con las polticas de reconocimiento por parte del Estado chileno y la 2orma como unas y otras son interpretadas por parte de El Mercurio, "intelectual orgnico" de la 3lite dominante chilena. 0ara el decano de la prensa chilena, la poltica de reconocimiento 3tnico de los gobiernos de la concertaci)n representa un error 2undamental de visi)nyestrategia. *rea las posibilidades de desarrollode unmovimientoindigenista radicali,ado, violento y sececionista. 0or ende, amena,a el estado de derecho, el orden p-blico, el crecimiento econ)mico y, lo que es ms importante, la unidad de la naci)n..1=:/El otro eGtremo lo encontramos en el discurso etnonacionalista mapuche, que potencialmente supone una separaci)n drstica y de2initiva, sim3trica con la de El Mercurio, entre lo mapuche y lo chileno, sin que sea posible entonces vislumbrar un hori,onte com-n que permita el entendimiento de ambos ni haga posible comprender lasrelacionesactualesmsqueamododenegaci)n, autonegaci)nyopresi)ndelacultura mapuche. Esta visi)n tiene antecedentes en la intelectualidad mapuche ya en los a7os O%!1, pero adquiri) una nueva dimensi)n con la presencia de un discurso que llama a poner en prctica la separaci)n e2ectiva del mundo mapuche va la (re'creaci)n de la naci)n mapuche.2.1. La postura mapucheEs posible distinguir tres tendencias o 2ormas de b-squeda de reconocimiento en el seno del pueblo mapuche. Ana es la campesina, muy 2cil de detectar en el universo de las demandas como tambi3n en las movili,aciones!4. (a literatura autobiogr2ica tambi3n nos muestra como numerosos mapuches se autocomprenden como peque7os campesinos (en la mayora de los casos, empobrecidos'.Ana segunda tendencia es la 3tnica> se trata de una demanda de reconocimiento muy generali,ada y que se ha eGpresado en m-ltiples 2ormas a lo largo de todo el siglo NN en torno a la lengua, la memoria y las creencias religiosas mapuches. Sumani2estaci)npoltica ha estadoasociada a organi,aciones comola Pederaci)n 5raucana y la *orporaci)n 5raucana en el pasado> en el presente a 5B950A, ?unta de *aciques del @utahuillimapu, etc.!% Esta secci)n del artculo reproduce en parte un traba+o anterior de uno de los autores (Poerster y (avanchy, 1;;;# :!&1%4'.!1 5l respecto, v3ase# Uotov y Kergara (1;;'. Este tema ha sido abordado eGtensamente por Sara 9ac Pall en su tesis doctoral (9ac Pall, 1;;$'.!4 An anlisis detallado de las demandas mapuches, sobre todo durante las d3cadas de 1;:% y 1;%, corrobora la importancia del tema campesino en ellas (Poerster y 9ontecino, 1;$$'. 0or cierto, en este perodo aparecen tambi3n demandas 3tnicas, e inclusive el recha,o a la campesini,aci)n. Be acuerdo a una cr)nica periodstica de Eusebio 0ainemal, en enero de 1;:1 las comunidades de *autn se movili,aron contra la (ey 1ndgena y la subdivisi)n de las comunidades, pues, de otro modo, "a corto pla,o sern campesinos como todos los que no tienen tierras y que van de hecho a terminarse y a eGtinguirse como ra,a" (cit. por Poerster y 9ontecino, 1;$$# =%4'..1=/Ana tercera tendencia es la "etnonacional", ms reciente y que merece un mayor espacio por tratarse ademsdel discursoquedominahoyenlasorgani,aciones msactivasenloscon2lictosconempresas privadas, propietarios de tierras y el Estado."6os encontramos &dice Kctor 6aguil& no s)lo ante un con2licto por tierra o territorio, sino ante un con2licto 3tnico&nacional &por lo tanto integral& que en2renta a la 6aci)n 9apuche con el Estado chileno" (6aguil, 1;;;# =;'. Enestaescuetaperoen2ticaa2irmaci)nsesinteti,ala2ormacomoesteimportante segmento de la dirigencia y la intelectualidad mapuche de2ine el carcter de sus reivindicaciones.(a poltica gubernamental de reconocimiento 3tnico es cuestionada severamente por esta corriente. 0ara el *onse+o de Qodas las Qierras, la (ey 1ndgena ni siquiera merece llamarse tal# es una ley hecha por y para el Estado!=. 5unque en otras cuestiones discrepe con el *onse+o, el asesor de la 9eli LiGan 9apu y entonces vocero de la *oordinadora de *omunidades en *on2licto en Santiago, 5lihuen 5ntileo, coincide en este punto. (a (ey es a+ena al pueblo mapuche, porque no reconoce la naci)n mapuche. Dablar de "minora 3tnica"ode"pueblos originarios"es imponerles unade2inici)ndesde2uera conel 2indemantenerlos oprimidos. S)lo la de2inici)n de naci)n es propia y es en base a ella que el Estado y la sociedad chilena deben tratarlos!". 5s,"cuando nosotros decimos que somos una naci)n, corresponde a nuestra de2inici)n y por lo tanto cuando nos de2inimos con ciertas caractersticas determinadas, queremos que se nos trate y se nos de2ina de acuerdo a una naci)n" (5ntileo, 1;;;# !'.En consecuencia, la relaci)n con el Estado chileno se entiende como un con2licto abierto, permanente y global. 0ara 5ntileo, .1=$/de no producirse un cambio 2undamental de parte del Estado chileno, las movili,aciones y acciones de los mapuches se trans2ormarn en una lucha por la "liberaci)n nacional"!!. En dos documentos sucesivos, dados a la lu, en mar,o y +unio de 1;;;, la *oordinadora estableci) como ob+etivo "la lucha por reconstruir nuestra 6aci)nynuestrahistoria"ysitu)laocupaci)ndeprediosendisputaconempresas 2orestales "ba+oun proyectorearticulador de comunidades que vaya per2ilandola idea de la reconstrucci)nde la 6aci)n 9apuche, con un pensamiento y distintas 2ormas de organi,aci)n para un destino propio".An nuevo documento programtico, de mar,o del 4%%%, reitera los puntos anteriores. Reconociendo la diversidad de posiciones dentro del movimiento mapuche, se7ala que las movili,aciones actuales de las comunidades en con2licto han signi2icado un avance cualitativamente superior en la lucha y la organi,aci)n mapuches. Esto se ha traducido en que#"El concepto de 0ueblo y 6aci)n es incorporado por la dirigencia de las comunidades en con2licto, quienes ven en la de2ensa de sus tierras la de2ensa de un espacio territorial ms amplio, que no s)lo compete a los a2ectados sino que al con+unto de nuestro 0ueblo" (*oordinadora, 4%%%# ='.Evidentemente, es el concepto de territorio com-n el que sirve de base a la de2inici)n del pueblo&naci)n mapuche, como "el espacio vital de donde se proviene, se vive y se proyecta todo lo mapuche" (Ibd.# ='. (asactualespolticasneoliberales, yelmismosistemacapitalistavigentes, hanpuestogravementeen != "(a ley propagandi,ada como ley indgena no es tal, no s)lo por haber sido elaborada por 2uncionarios estatales, sino tambi3n porque no responde a las verdaderas necesidades y reclamos de +usticia del pueblo mapuche, ni de los dems pueblos originarios del pas", dice un libro publicado por el *onse+o de Qierras en 1;; (5uMi7 Lallmapu 6gulam, 1;;# 1'.!" Tste es +ustamente el problema sobre el que llama la atenci)n 5gnes Deller, en el teGto citado en el apartado anterior, la eGigencia de autorrepresentacion y el cuestionamiento de toda representaci)n eGterna.!! "(levamos !%% a7os de resistencia, pero en esta nueva etapa decimos que toda eGpresi)n cultural, de rescate de nuestras tradiciones es vlida, lo que llevar en alg-n momento a la etapa que nosotros llamamos de rebeli)n, una ve, que tengamos masi2icado el concepto, y si no se producen los cambios necesarios respecto de un estado que nosotros denominamos opresor, no de integraci)n, tendr que llegar necesariamente una etapa de (iberaci)n 6acional, y esto es en el plano poltico, cultural y en el plano militar" (Ibd.# :'.cuesti)n la posibilidad de supervivencia en dicho territorio, amena,ando, as, "nuestra eGistencia como 0ueblo 6aci)n mapuche" (Ibd.# 11'!:. Be aqu .1=;/que las reivindicaciones nacionales mapuches est3n vinculadas con una crtica al modelo econ)mico aplicado desde el gobierno militar en *hile, aunque ello no signi2ica en modo alguno una relaci)n de alian,a o de apoyo con sectores de i,quierda que podran compartir dichas posiciones, dado que la lucha es espec2icamente mapuche. (as organi,aciones de i,quierda, a2irma otro importante dirigente de la *oordinadora, ?os3 Duenchunao, "no se identi2ican con nosotros, porque nuestro proceso tiene una naturale,a propia", precisamente la de una lucha como "0ueblo y 6aci)n" (*oordinadora, 4%%1# ;&1%'. Se trata de un modo sui generisde en2rentamiento contra el capitalismo, sobre todo su modalidad neoliberal, 2undada en premisas culturales e ideol)gicas netamente mapuches.El Enlace 9apuche 1nternacionalZ9apuche 1nternational (inM habl) en mayo de 1;;;, en t3rminos similares, de "la reconstituci)n del 9eli&@utalmapu y la creaci)n de un gobierno provisional" y de "trans2ormar el territorio ancestral mapuche, en una ,ona desmilitari,ada, ba+o el protectorado y control de las 6aciones Anidas, con el ob+eto de prevenir el desarrollo de un con2licto con consecuencias imprevisibles".0or cierto, entrelosintelectuales ydirigentes etnonacionalistasmapucheseGistendi2erencias de pensamientoyestilodeacci)n. (a*oordinadorare2le+a, probablemente, lavisi)ndel sectormsradical dentro del movimiento. y el artculo incluido en este libro'. *ompartiendo muchos de sus conceptos e ideas, nos separamos de 3l en un punto# la relaci)n entre ciudadana poltica social y cultural o 3tnica se sit-a en un plano ms bien descriptivo, sin que se analicen los con2lictos que estas 2ormas de reconocimiento &en nuestra conceptuali,aci)n& plantean al interior de los pueblos indgenas y entre 3stos y el o los Estados nacionales. Recu3rdese que tanto los mapuches como los aymars se encuentran divididos por las 2ronteras de varios Estados nacionales (5rgentina y *hile, en el primer caso> 0er-, @olivia y *hile, en el segundo'. Esto constituira un evidente obstculo para la implementaci)n de una ciudadana ampliada por parte de los respectivos estados nacionales, as como un potencial 2oco de con2licto.resto de la sociedad chilena, basado en el derecho igualitario, y un espacio propio de los mapuches como etnia, basadoenderechos colectivos yculturales. Dabra que hacer muchas precisiones respectoa las di2erentes posiciones.Sinembargo, lamanera como seconceptuali,an el pluralismo 3tnico y nacionalno integra la reivindicaci)n de un estado de derecho democrtico con la eGigencia de un respeto a la diversidad cultural.4.4. El Mercurio la visin conservadoraEngeneral,El Mercuriodenunciaqueel gobiernogenera, oporlomenosestimulael problema indgenaconsupolticadediscriminaci)npositiva. 6oobstantepareceolvidarsequeladiscriminaci)n negativa que 3l mismo promueve (los mapuches no son un pueblo, o son s)lo un sector dentro de los ms pobres del pas' tambi3n alienta el "con2licto 3tnico". 6o dudamos de las reacciones de molestia que deben provocar la lectura de El Mercurio en los intelectuales mapuches> sera absurdo desconocer que es vocero de una poltica muy criticada por la dirigencia mapuche.0erolarelaci)nesmscomple+a, hayune2ectoespecularentrelaintelectualidadmapucheyElMercurio, ambos se necesitan, ambos +uegan a trav3s del otro a la pro2eca autocumplida. (a argumentaci)n mercurial con2irma a los intelectuales mapuches lo que ellos siempre han pensado sobre los chilenos# el deseo de ser integrados a una naci)n que no les corresponde. 0or otro lado,El Mercurio, al presentar y de2inir de 2orma tan negativa a determinados dirigentes mapuches, los ha trans2ormado en verdaderos h3roes locales. El casode5ucnDuilcamnesparadigmtico. 0odrasostenersequesinlamediaci)ndelaprensaydela televisi)n "huinca" 5ucn no tendra el peso que hoy da tiene.Si lanaci)nes una"comunidadimaginaria" yesacomunidades posiblegracias alaescritura (5nderson, 1;;=', uno podra sostener que la visi)n de El Mercurioes, de alg-n modo, el negativo (en un sentido2otogr2ico' deesacomunidadimaginadaquereconocemos comomapuche. 9iles dee+emplos podran traerse a colaci)n, ya que se trata de una operaci)n permanente..1":/Anas 2amilias se toman un predio, El Mercurio titula la noticia# "9apuches se toman un 2undo"> unas personas quemanuna camioneta, el ttulodel sucesode trans2orma en"Kiolencia mapuche". Este es obviamente une+ercicio que promueve dicha comunidad> a los su+etos se les otorga una identidady simultneamente una colectividad, la mapuche. 5hora bien, esa colectividad no es autorre2erida, 2orma parte de otra mayor, a la cual debe subordinarse o asimilarse, la naci)n chilena.0ara El Mercurio:4, los mapuches no son ms que un "sector de la naci)n" (11&%:&;;', por tanto no pueden eGigir ni ms ni menos de lo que puede eGigir cualquier otro#"El artculo primero de la *arta Pundamental establece que es deber del Estado promover la integraci)n arm)nica de todos los sectores de la naci)n &lo que incluye a los indgenas&, y asegurar el derecho de las personas &tambi3n los de los indgenas& a participar con igualdad de oportunidades en la vida nacional":=.Tsta es la clave de su argumento. 5hora bien, esto no signi2ica que se descono,ca el hecho de que los mapuches no estn plenamente integrados a la naci)n. Se lo admite y se plantea que lo que debe hacerse es incorporarlos. 6o obstante, la poltica de la *oncertaci)n ha producido el e2ecto contrario#:4 Salvo que se indique lo contrario, todas las re2erencias son a su pgina editorial, que contiene lo medular de su visi)n. Sorprende su coherencia, c)mo sus grandes lineamientos se mantienen inalterables a trav3s del tiempo, y c)mo su vo, se prolonga en los voceros regionales (por e+emplo, en El ,iario -ustral de Qemuco'. 6o obstante, un mnimo de pluralismo es necesario# los otros cuerpos han dado cabida, aunque muy parcialmente a eGpresiones que contradicen o no siguen la lnea editorial. 0uede consultarse, por e+emplo, (a .evista de /ibros 6Y4!" del 1= de mar,o de 1;;" dedicada a "(a poesa 9apuche Doy", o el suplemento -rtes ( /etras delde noviembre de 1;;;, que dedic) " pginas al tema mapuche. 5qu aparece un artculo de la segunda pgina de la .evista de /ibros, donde aparecieron dos o tres re2erencias el a7o anterior, y, por cierto, el cuerpo *, con in2ormaciones nacionales.:= El Mercurio 11&%:&1;;;."En las postrimeras del segundo gobierno de la *oncertaci)n, es evidente que su poltica indigenista, sostenida .1"/durante la presente d3cada contra todas las advertencias de la prudencia, arro+a resultados desastrosos# nosehalogradosacar alospresuntosbene2iciariosdelaeGtremamiseriani seha avan,ado en su incorporaci)n al resto de la nacionalidad chilena":".9s a-n, la poltica del gobierno habra estimulado el "temperamento separatista" de los mapuches, cuesti)n que se podra haber mitigado por la economa de libre mercado#"(a (ey 1ndgena asign) a los miembros de la etnias originarias una condici)n parecida a la depersonas relativamenteincapaces, carentes delalibredisposici)ndesusbienes. Ellolosha marginado de los bene2icios de una economa libre y ha contribuido a su temperamento separatista":!.En esta misma lnea se puede situar la siguiente a2irmaci)n# "Dasta que se inici) el gobierno de la *oncertaci)n, el problema de los mapuches no era racial, sino de eGtrema pobre,a. Bebido a la poltica de aqu3lla, sin embargo, est trans2ormndose en un problema seudorracial"::. (a lnea editorial de El Mercurio es aqu vacilante, yaquenodudaendesignar alosmapuches comounsector di2erentedelanaci)n, empleando t3rminos como "etnia", "etnias originarias", "indgenas", mientras tambi3n a2irma, tributaria de las categoras decimon)nicas, que estamos en2rentados a un "con2licto racial". En cualquier caso, muestra que los mapuches son un grupo di2erente, no plenamente homologable al resto de los chilenos.Bemos un paso ms. (os +uicios sobre el "temperamento" de los mapuches permiten bosque+ar una suerte de antropologa mercurial, en la que siempre aparecen como pasivos, y si son activos es por culpa de alguien eGterno a ellos# del gobierno, de la i,quierda marGista, de los ecologistas. 1n2luidas o intervenidas por estos agentes, las acciones de los mapuches se convierten en una seria amena,a al orden poltico y +urdico del pas#"...el Cobiernohacontinuadollevandoadelantelamismapolticaquetalesalarmantes resultados ha tenido> esto es, comprar a particulares, con recursos de los .1"$/contribuyentes, tierras eGigidas por los ocupantes o que amena,an serlo, para entregrselas a 3stos. *omoeraobvio, apenasas lohi,orespectodedoscomunidades, enQraigu3ny0ur3n, sehan multiplicado las ocupaciones de predios en 9alleco y 5rauco. 5poyadas por dos entidades denominadas *onse+o de Qodas las Qierras &nombre de suyo elocuente& y *oordinadora de *omunidades 9apuches, numerosos grupos se han declarado Oen alerta permanenteO, y 2i+an pla,os al 9inisterio de @ienes 6acionales para que se les OdevuelvanO sus tierras, anunciando que, de no recibir respuestas, entendern que el Estado acoge su eGistencia.Estecuadrodesa2a nos)lola(eydeSeguridaddel Estado, sinoquetodoel marco constitucional y legal chileno":.(a intervenci)n eGterna en los "con2lictos raciales" es un asunto que preocupa enormemente a ElMercurio. Su temati,aci)n evoca argumentos que estuvieron vigentes en el siglo pasado, durante el perodo de la ocupaci)n de la 5raucana, por e+emplo, con la aparici)n de o bien la aplicaci)n de un m3todo ms rpido y violento, "la eliminaci)n (Beseitigung' de la parte eGtra7a a trav3s de la represi)n, la evacuaci)n de la poblaci)n heterog3nea y otros m3todos radicales similares". Bichos m3todos pueden incluir el control de la inmigraci)n de eGtran+eros a trav3s de la legislaci)n o la segregaci)n espacial, esto es, la construcci)n de protectorados, colonias, etc. (Ibd.# 1=4'. Schmitt es eGplcito en que esto es una consecuencia del principio de homogeneidad democrtica (demokratisc&e !omogenitaf', que se opone a la idealiberal delaigualdadylibertaddecadaindividuoconrespectoacualquierotro$. Qodademocracia requiere ladesigualdadylaconsiguiente eGclusi)ndelos desiguales, "encasonecesariolaeGpulsi)n (-ussc&eidung'oeliminaci)n(Vernic&tung'deloheterog3neo", pues"hastaahoranohahabidoninguna democracia que no haya conocido el concepto de eGtra7o (3remde' y que haya reali,ado la igualdad de todos los hombres" (Schmitt, 1;4:# 1" y 1:'. Ana democracia no s)lo es compatible con la eGistencia del eGtra7o y di2erente, sino que inclusive la requiere.0odra pensarse que, en nuestro caso, la identidad entre Estado y naci)n preconi,ada por Schmitt oculta una asimetra, yes la primaca del Estado sobre la naci)n. Ene2ecto, seg-nla historiogra2a conservadora, la naci)n chilena es un resultado de .1!=/la acci)n del Estado chileno a trav3s de las guerras. C)ngora ha sistemati,ado esta concepci)n de manera e+emplar en su traba+o sobre el Estado en *hile;. 0ero esto no supone mayor problema para esta visi)n. (a acci)n del Estado ha creado una conciencia nacional sobre la base de una unidad cultural anterior$%. 0or ende, como obra suya, el Estado tiene que protegerla y preservarla contra toda amena,a interna o eGterna.6opretendemos a2irmar que ladoctrina +urdica deSchmitt sirva deinspiraci)ndirecta alos conservadores chilenos y a El Mercurio$1. 9s bien nos interesa mostrar la l)gica de este tipo .1!"/$ En otro teGto a2irma, al respecto# "(a 2uer,a poltica de una democracia se muestra en que sepa eliminar (beseitigen' o mantenga a distancia a lo eGtra7o (3remde' y lo desigual (ngleic&e', lo que amena,a la homogeneidad" (Schmitt, 1;4:# 1"'.; 0ara C)ngora, "la nacionalidad chilena ha sido 2ormada por un Estado que ha antecedido a ella... 5 partir de las guerras de 1ndependencia, y luego de las sucesivas guerras victoriosas del siglo N1N, se ha ido constituyendo un sentimiento y una conciencia propiamente OnacionalesO, la OchilenidadO". H aunque C)ngora se7ala la importancia de otros elementos "puestos por el Estado", como los smbolos patrios, reitera que "son las guerras de2ensivas u o2ensivas las que han constituido el motor principal". Esto debe ligarse, en todo caso, con la concepci)n portaliana de Estado, autoritaria y centralista, cuya decadencia durante el perodo parlamentario signi2ica tambi3n la crtica radical al "ideal patri)tico guerrero, principio inviolable para el siglo N1N chileno" (C)ngora, 1;$1# =&=$ y 14:'. 0or otro lado, la tesis de C)ngora se re2uer,a con un argumento que desvalori,a a los pueblos "originarios" de *hile, al ser 3stos incapaces de pre2igurar la naci)n# "(a nacionalidad chilena ha sido 2ormada por un Estado que ha antedicho a ella, a seme+an,a, en esto, de la 5rgentina> y a di2erencia de 93Gico y del 0er-, donde grandes culturas aut)ctonas pre2iguraron los Kirreinatos y las Rep-blicas" (Ibd.# ='. Este argumento ya se encuentra en Ey,aguirre, como puede verse en la nota siguiente.$% "Ha en los tres siglos anteriores (a la 1ndependencia R.P. y ?.1.K.' el continuo olea+e de sangre espa7ola haba creado una ra,a homog3nea en la que no se integr) el belicoso araucano del sur del @o&@o" (Ey,aguirre, 1;:# 1!'. en este caso, del eGtra7o a la naci)n entendida3stacomounidadsustantiva. Hsinduda, nopuederesultarentoncesmeracoincidenciaqueel pensamiento de C)ngora sobre este tema tenga una impronta de Schmitt (v3ase la nota $1'.4.=. La postura del o!ierno y de la "oncertacin#$SiparaElMercuriolaactual *onstituci)npuedeserutili,adapara"velarporlaprotecci)nyel desarrollo de las etnias nativas", el gobierno piensa lo contrario, que debe ser modi2icada. En las postrimeras de su mandato, Prei habl) en agosto de 1;;; de "re2or,ar la nueva relaci)n con los pueblos indgenas" que se habra iniciado con el pacto de 6ueva 1mperial en 1;$;#"como una 2orma de re2or,ar la nueva relaci)n con los pueblos indgenas, se despach) al *ongreso 6acional la rati2icaci)n del *onvenio 1:; de la donde la pa,, el respeto y la celebraci)n de la diversidad erradiquen la ignorancia, la violencia y la discriminaci)n."4. 0romover unaculturayunaeducaci)nquevalorenlaeGpresi)ndelasidentidades particulares, el respeto de las comunidades di2erentes y la consideraci)n de los dems, el aprendi,a+e sobre los pueblos indgenas, el 2lorecimiento del potencial latente en cada persona y grupo que habita este suelo."=. 1mpulsarunmodelodedesarrolloquecontempleeintegreladiversidaddenuestras costumbres, modos de vida y deseos de 2uturo> buscar siempre el respeto y el dilogo la soluci)n de intereses a veces contrapuestos y en la equidad, una gua orientadora."".Kelar por el per2eccionamiento de un orden +urdico que respalde y prote+a los derechos y responsabilidades delosciudadanos, eliminandoysancionandotoda2ormadediscriminaci)ne intolerancia, y que cautele el cumplimiento de las leyes que 2avorecen el respeto de la diversidad."!. 0romover 2ormas departicipaci)nque permitanlaeGpresi)ndelas necesidades y e+ercicio de los derechos y responsabilidades de cada ciudadano, comunidad o pueblo .1!$/$! K3ase tambi3n# /a 5ercera del ", ! y : de agosto de 1;;;.$: Esta dimensi)n ciudadana es omitida por 6aguil (1;;;# =:' cuando asevera que "el Estado y en particular el gobierno, quiere resolver la situaci)n mapuche, y en particular las reivindicaciones de las comunidades, mediante el aumento de los recursos en las instituciones responsables de tratar la problemtica, sin querer entender a-n que la soluci)n de estos con2lictos desborda estos restringidos aspectos y tiene que ver con un cambio total de los en2oques polticos, los instrumentos y las medidas a adoptar".indgena, haci3ndoloprotagonistadesuidentidadyproyectosenel respetodelosdemsseres humanos."El e+ercicio de una convivencia basada en estos compromisos nos har posible construir esteespaciode2raternidadllamado*hile, dondelarique,adeladiversidaddelaseGpresiones culturales, espirituales y religiosas sean motivo de orgullo para todos y garanta de me+or vida para las generaciones 2uturas" (Pre, 1;;;b'.5 primera vista, esta postura del gobierno resulta sumamente atrayente y consonante en gran medida con una poltica de reconocimiento de las di2erencias. Sin embargo, adolece de dos limitaciones bsicas.En primer t3rmino, enuncia una serie de prop)sitos y metas, con las cuales di2cilmente podra no coincidirse, peronoestableceel modoc)mocumplirlasni tampococ)molospropiospueblosindgenas podran tomar parte en dicha reali,aci)n.(a participaci)n de dichos pueblos no es de2inida, o se hace en t3rminosmuyambiguosygenerales, loquepermitequesecali2ique&indirectaodirectamente&aquienes inician movili,aciones en pos de la satis2acci)n de sus demandas, como opuestos al dilogo. 5l respecto las palabras del eG ministro Juintana son e+empli2icadoras.Juintana insiste en su escrito en que los dilogos comunales son "el smbolo de una relaci)n" entre el "poder poltico" y "los representantes de las comunidades 3tnicas para lograr alian,as y acuerdos tendientes ae2ectuar cambios institucionales yproductivos", pues all reside"laclavedel 3Gito". Setratadeuna verdaderacreatioe)ni&ilopueslosdilogosreali,adosconlosmapuches"deberanserunantecedente 2ecundo para la convivencia de estas comunidades que reci3n empie,an a conocerse" (Juintana, 1;;;# 4!, subrayados nuestros'. 5qu se omite en principio toda consideraci)n respecto a las polticas de gobierno desde 1;;%, o incluso antes, desde 1;$; con el 5cta de 6ueva 1mperial. Reci3n al 2inal del artculo se habla de la continuidad entre dicha 5cta y el 0acto de Respeto *iudadano. 1;; y 1;;$> y el estudio incluido en este libro'.$; 5l respecto, v3ase tambi3n el artculo de 5yl8in (4%%%', uno de los pocos que se aventuran en el di2cil camino de las propuestas sobre la resoluci)n de los con2lictos 3tnicos.sobre sus propios asuntos. En otras palabras, que haya un aumento e2ectivo del poder y la autonoma indgena y se redu,ca o minimice la dominaci)n estatal.En cuanto a los obstculos, muchos de ellos han sido mencionados indirectamente antes. Dabra que agregaralgunosquecomprometenalpropiomovimientoindgena. Qambi3ndepartede3ste, nos)lodel sector conservador y del gobierno (aunque en tensi)n con la idea de reconocimiento 3tnico y ciudadano', se 2ormula una concepci)n sustanciali,ada de la naci)n, tal como hemos mostrado en las pginas anteriores. (a ideaderecuperaci)ndelanaci)nmapucheysuterritorio, independientementedesuviabilidadpoltica, indica una clara separaci)n entre la sociedad chilena y la sociedad mapuche, con las consecuencias del caso.6o s)lo se trata de autonoma, como se7ala @engoa (1;;> 1;;;a y 1;;;b', sino de independencia territorial y nacional. 6os parece que los planteamientos de intelectuales mapuches como *hihuaila2, de indigenistas como @engoa y .1:!/5yl8in, as como los aportes de Qaylor y Dabermas sugieren una posibilidad di2erente# repensar la relaci)n de pertenencia nacional sin de+ar por ello de lado la legtima eGigencia de respeto a la diversidad. (a integraci)n nacional no necesariamente debe ir de la mano con la opresi)n 3tnica y el 2also reconocimiento. Si se acepta esto, entonces tambi3npuedeconcebirseunaluchapor el reconocimientoquesigni2iqueunprocesode aprendi,a+e no s)lo para los mapuches y dems pueblos indgenas del pas, sino tambi3n para los propios chilenos. En este sentido pueden entenderse las propuestas de *hihuaila2 y del mismo *onse+o en algunos documentos. 1ndiscutiblemente, como analistas del problema, no pretendemos de ninguna 2orma decir cules debenserlasmetasdel movimientomapuche. Estesedayseguirdndoseaquellasqueconsiderems apropiadas. 0eros creemosvlidoindicaral menosalgunoscaminosdedilogoyacuerdo(tanlibrede coacciones como sea posible' entre dicho movimiento, el gobierno y la sociedad chilena, que permitan sus&tentar unautoparealistadeunaconvivenciaderespetoeigualdadentrelasdistintasculturas, etniasy poblaciones de *hile;%..1::/;% ".6/o se hubiera conseguido nunca lo posible, si en el mundo no se hubiese recurrido siempre a lo imposible", dice 9aG Leber al 2inal de su 2amosa con2erencia "(a poltica como vocaci)n" (Leber, 1;1;# $4'.