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Ciudades, Sociedad, Modelo, Metropolis, tendencias, riesgos, ambiental, contradicciones ambientales, vulnerabilidad, sustentabilidad.

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  • Tendencias de desarrollo en las metrpolis latinoamericanas en la era de la globalizacin Christof Parnreiter

    Christof Parnreiter*

    Tendencias de desarrollo en las metrpolis latinoamericanas en la era de la globalizacin: los casos de Ciudad de Mxico y Santiago de Chile**

    Abstract

    In this article, researches on the impacts of globalization processes on the development of Latin American metropolises are presented. Firstly, as to the increase or reduction of urban primacy, no consistent trend can be observed, obviously urban primacy may rise or fall depending on the specific conditions of globalization. Secondly, research shows that the major cities in Latin America take on global city functions. They increasingly serve as a sort of hinges between regional and national production and the world market. Thirdly, the debate on the socio-spatial structure of Latin American cities is continued. Detailed empirical evidence proves that Mexico City is quite heterogeneous rather than being polarized into rich and poor sectors.

    Key words: Urban development, globalization, Mexico City, Santiago de Chile.

    Resumen

    En este artculo se presentan resultados de investigaciones sobre los procesos de transformacin y globalizacin que tienen lugar en Latinoamrica, y su repercusin sobre el desarrollo de sus grandes metrpolis. Se consideran tres aspectos centrales. Primero, se analizar el desarrollo de la primaca urbana y los factores responsables de sta. Se demostrar que no existe un desarrollo homogneo de la misma, sino que en los diferentes pases la primaca urbana puede aumentar o disminuir, dependiendo de las condi- ciones especficas de globalizacin. En segundo lugar, se argumentar que las metrpolis latinoamericanas, que han ido asumiendo cada vez ms funciones de ciudades globales, fungen como bisagra entre la produccin regional y nacional y el mercado internacional. En tercer lugar, se discutir acerca de la estructura socio-espacial de las grandes ciudades latinoamericanas. Con base en un estudio detallado sobre Ciudad de Mxico, se demostrar que esta ciudad es en extremo heterognea, siendo as necesario corregir la imagen de polarizacin que se tiene de ella.

    Palabras claves: desarrollo urbano, globalizacin, Ciudad de Mxico, Santiago de Chile. Revista eure (vol.XXXI, N92), PP.5-28, Santiago de Chile, Mayo 2005

    [5]

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    1. Introduccin

    En octubre del 2001, el Instituto de Investi-gaciones Urbanas y Regionales de la Acade- mia de Ciencias Austriaca inici un proyecto de investigacin con el fin de analizar las repercusio- nes de la globalizacin y de los procesos de transfor- macin sobre el desarrollo urbano en Latinoamrica. En lo que sigue se presentan algunos resultados de los estudios de casos en Mxico y en Chile, enfocan-do en: a) la posicin de las ciudades capitales en las redes urbanas nacionales; y b) la estructura socio-espacial y el surgimiento de nuevas formas de Segre-gacin en Ciudad de Mxico.

    Las discusiones surgidas en geografa social, sociologa y economa sobre la correlacin entre globalizacin y desarrollo urbano forman el trasfondo terico de este proyecto. En Latinoamrica, los procesos de la globalizacin representan la transicin del paradigma de desarrollo de una industrializacin basada en la sustitucin de importaciones hacia una estrategia econmica orientada al mercado internacional, caracterizada por la apertura del mercado interno a las importaciones, la reorientacin de la produccin hacia los mercados internacionales, la liberalizacin de los mercados financieros con el fin de atraer inversiones extranjeras y la desregularizacin del ya de por s escasamente regulado- mercado laboral.

    A continuacin se expondrn las repercusiones que han tenido estas transformaciones sobre el desa- rrollo urbano. Aqu interesa especialmente pregun-tarse si es posible atribuirle a los procesos de la globalizacin un efecto unificador, es decir, si su impacto sobre el desarrollo de ciudades especficas es parecido o inclusive homogneo. Por eso, en la elec- cin de los casos seleccionados para la investigacin

    * Instituto de Investigaciones Urbanas y Regionales, Academia de Ciencias Austraca (Viena). Email: [email protected].

    ** Este documento fue elaborado con el financiamiento del

    Fonds zur Frderung wissenschaftlicher Forschung (Austria) con el registro P 14883. El autor agradece el apoyo de Axel Borsdorf, Karin Fischer y Johannes Jger y Petra Kohler en la compilacin e interpretacin de los datos. Para ms informacin sobre el proyecto, vase www.oeaw.ac.at/isr/tupla. Recibido el 5 de octubre de 2004, aprobado el 12 de enero de 2005.

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    se tuvo cuidado de escoger ciudades con caractersticas diferentes en aspectos como el tamao de la ciudad, situacin geogrfica, dinmica, caractersticas de la economa nacional, etc.

    2. El desarrollo de la primaca urbana I: la poblacin

    Durante las dcadas del modelo de la industria-lizacin por sustitucin de importaciones (ISI), es decir, entre 1930 y 1980, se dio en Latinoamrica un rpido proceso de urbanizacin que lleg a un 65% (UNPD, 2002). Este proceso, sin embargo, ocurri de manera totalmente desigual: las ciudades ms importantes (en general las ciudades capitales) tuvieron un crecimiento sobreproporcional, siendo su pronunciada posicin de predominio demogrfi-co el resultado de la centralizacin del desarrollo eco-nmico. La industria que fue construida durante la poca de la sustitucin de importaciones se concen-tr en algunas cuantas ciudades, al igual que la am-pliacin de la infraestructura social o de las institu-ciones estatales. As, las ciudades capitales se convirt- ieron en el epicentro econmico de sus respectivos pases y en el centro principal de crecimiento demo-grfico.

    A principios de los aos ochenta, Richardson (1980) puso su atencin por primera vez en el he-cho de que la primaca urbana no iba en general en aumento como se crea hasta ese momento. Portes (1989), a su vez, vincul un diagnstico parecido con la crisis y los procesos de transformacin por los que pas Latinoamrica en los aos ochenta. Portes, Itzigsohn y Dore-Cabral (1997) formularon la hi-ptesis de que mientras mayor sea el paso de la sus- titucin de importaciones hacia un modelo de desa-rrollo orientado a las exportaciones, mayor es la pro-babilidad del crecimiento urbano secundario y un declive de la primaca urbana.

    Sin embargo, sobre la base de los datos obtenidos de la UNPD, no es posible deducir una disminucin

    [1] The greater the shift from import-substitution toward an export oriented model of development, the greater the probability of secondary city growth and a decline in urban primacy.

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    general de los ndices de primaca [2]. Entre 1980 y 2000, el porcentaje de poblacin de las ciudades ms grandes disminuy con respecto a la totalidad de la poblacin de sus respectivos pases tan slo en cinco casos: Venezuela, Costa Rica, Argentina, Mxico y Uruguay. En Brasil y en Cuba la primaca demogr-fica aument ligeramente (aunque la proporcin de

    So Paulo, con aproximadamente 10% de la pobla- cin, es de cualquier manera muy baja con respecto a su poblacin total). En el resto de los pases latinoa-mericanos sta aument, y en algunos casos, sobre todo en pases ms pequeos como Guatemala, El Salvador o Panam pero tambin en pases como Colombia- aument muy claramente (vase mapa 1).

    [2] En general, compilaciones de datos voluminosas como las de la UNPD presentan problemas metodolgicos, ya que la delimitacin de las reas urbanas es diferente en cada pas.

    3. El desarrollo de la primaca urbana II: la economa

    Cabe preguntarse si este desarrollo desigual en la posicin de primaca tiene realmente alguna rela- cin con el factor de orientacin a las exportaciones

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    mencionado por Portes, Itzigsohn y Dore-Cabral. Es en verdad determinante la dimensin del cam- bio de una estrategia de desarrollo orientada hacia el mercado interno, como se hizo en la poca de la ISI, hacia una estrategia orientada a las exportaciones, para el desarrollo de la primaca urbana? Para inves- tigar este problema se puede hacer una comparacin entre los diferentes procesos que transcurren en Mxico y Chile: mientras en Mxico el porcentaje de poblacin de la capital con respecto al resto del pas disminuy de 19,3% a 18,3% es decir, mien- tras la primaca disminuye-, Santiago de Chile au- menta su porcentaje de poblacin de un 33,4% a 35,9% (1980-2000).

    Para analizar si este desarrollo desigual tiene al- guna relacin con la magnitud de la globalizacin, es necesario preguntarse por el curso de la dinmica econmica en Mxico y en Chile. Como se puede ver en el grfico 1, ambos pases estn pasando por un proceso de globalizacin decisivo en sus econo- mas. En Chile, las exportaciones anuales aumenta- ron diecisis veces entre 1985 y el 2000, y las inver-siones extranjeras directas (IED) anuales crecieron en el mismo perodo 30 veces. En Mxico, las ex-portaciones crecieron siete veces y las IED seis veces. Si tomamos estos factores como indicadores de globalizacin podemos decir que, si bien Chile vivi un desarrollo mucho ms dinmico, el nivel absolu- to, tanto de exportaciones como de IED en Mxico, se encuentra claramente por encima del de Chile.

    Aunque el cambio de la economa basada en la ISI hacia una economa orientada hacia el mercado mundial fue implementado en los dos pases de manera radical, el desarrollo espacial de la economa transcurri en ambos pases desde el inicio de la trans-formacin de manera muy diferente. En Chile, don- de la sustitucin de importaciones termin en el ao 1973 con el golpe militar, es decir, casi una dcada antes de la crisis de la deuda externa mexicana (1982), se puede advertir un leve incremento en la concen-

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    tracin econmica en la capital a lo largo del pero de transformacin. En 1972, el 47,8% del PIB se obtuvo en Santiago; en 1997, un 48,1%. Sin em- bargo, hay que subrayar que este desarrollo no trans-curri sin dificultades: hasta 1985, el porcentaje de participacin de Santiago haba bajado a 42,1%, lo que significa una prdida del 12%. Pero a partir de 1985 la metrpolis aument su porcentaje sobre la produccin total de manera continua, interrumpi- da slo en 1994 por un leve retroceso.

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    En cambio, en Mxico el desarrollo transcurri de manera diferente: desde la crisis de la deuda y el principio de la transformacin, Ciudad de Mxico baj su porcentaje de participacin en el PIB nacio-nal[3]. Entre 1980 y 1988 ste descendi de 37,7 a 31,9%, lo que significa una prdida del 15%. Des- pus de esta cada el nivel logr estabilizarse; sin embargo, Ciudad de Mxico no logr volver a au- mentar su porcentaje sobre la produccin nacional como lo hizo Santiago. El desarrollo en la industria, especialmente, se dio en los dos pases de manera

    muy diferente. Mientras en Chile el sector secunda- rio de la capital, despus de una profunda crisis que dur hasta la mitad de los aos ochenta, pudo com-pensar sus prdidas e inclusive fortalecer su hege- mona (a finales de los aos noventa ms del 51% de la industria se produjo en Santiago), el sector indus- trial en Ciudad de Mxico sufri una crisis de la cual no supo recuperarse. El porcentaje de la ciudad so- bre la produccin industrial nacional disminuy en menos de 20 aos de 40% a 26%, es decir, tuvo una prdida del 30% (vase grfico 2).

    Ya que la disminucin de la participacin de Ciudad de Mxico en el PIB nacional se debe a cierta descentralizacin del sector manufacturero, vale la pena un anlisis ms profundo de la produccin industrial. Se ve claramente que a partir de la implementacin de la poltica orientada hacia el mercado global la dinmica de crecimiento tuvo un desplazamiento principalmente en direccin norte: dentro de las 20 ciudades industriales ms impor- tantes del pas, 9 se encuentran en estados del norte, y la tasa de crecimiento de stas se encuentra clara- mente por encima del promedio de crecimiento in-

    [3] Ciudad de Mxico o Zona Metropolitana de la Ciudad de Mxico (ZMCM) comprende, por un lado, 16 delegaciones del Distrito Federal, que es la capital del pas. Adems incluye las comunidades conurbadas del Estado de Mxico (municipios) que encierran al Distrito Federal.

    dustrial del 70% (1988-1998)[4]. La industria en las ciudades fronterizas de Mexicali y Tijuana mostra- ron un crecimiento de 234%, o bien, de 198%; Torren y Ciudad Jurez aumentaron su produc- cin a ms del doble, pero tambin Hermosillo, Saltillo y Monterrey obtuvieron un crecimiento su- perior al promedio. La segunda regin ms grande, donde tambin se pudo observar una subida muy alta de la produccin, se encuentra al noroeste de Ciudad de Mxico. En Aguascalientes la produc- cin industrial creci ms del triple, en Len el do- ble y en San Luis Potos un 84%. Finalmente, los

    [4] Los datos se refieren al valor bruto de la produccin en pesos mexicanos del ao 1993. Sin embargo, ya que la industria de los estados fronterizos contiene mucha maquila, el crecimiento del valor agregado se encuentra muy por debajo del crecimiento del valor bruto de la produccin.

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    estados industriales tradicionales, Guadalajara y Pue- bla, tuvieron a su vez un aumento de su tasa de

    crecimiento de casi dos veces arriba del promedio (Mapa 2).

    Como consecuencia de este desarrollo, se dieron desplazamientos dentro del orden espacial de la in- dustria mexicana. Entre 1988 y 1998, las ciudades en el norte como Mexicali (+83%), Tijuana (+63%), Torren (+48%), Ciudad Jurez (+26%) pudieron aumentar su porcentaje sobre la produccin nacio-

    nal tan claramente como Aguascalientes (+76%), Guadalajara (+36%) y Puebla (+32%). La gran per-dedora, como se dijo anteriormente, fue Ciudad de Mxico, con una disminucin de su porcentaje so- bre la produccin nacional de ms de un cuarto (Grfico 3).

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    El cambio de la ISI hacia una economa globalizada produjo en Mxico, sin duda, alguna reestructuracin de la economa. Sin embargo, no debemos sobrestimar este cambio: tanto el mapa 2 como el grfico 3muestran claramente que Ciudad de Mxico sigue siendo, como siempre, el centro industrial dominante. Con una cuarta parte de la produccin de todo el pas, Ciudad de Mxico su- pera la produccin total de las ciudades industriales del norte. Esto quiere decir que, aunque la dinmica de crecimiento se haya desplazado hacia las ciudades del norte del pas, el centro de gravitacin sigue sien- do la gran metrpoli.

    El desarrollo en el mercado laboral transcurri de forma parecida. El empleo en la industria en Ciu-

    dad de Mxico aument entre 1994 y 2003 sola- mente un 2,9%, mientras que el porcentaje de par-ticipacin de la ciudad sobre el empleo en la indus- tria en Mxico disminuy de un 42% a un 34% (INEGI, Encuesta Nacional de Empleo Urbano). El mayor crecimiento de la ltima dcada lo tuvie- ron Toluca (+91%), Mrida (+73%), Saltillo (+69%), Quertaro (+69,3%), Aguascalientes (+56,4%) y Tijuana (+51,7). Es decir, algunas ciu- dades de la regin centro de Mxico se desarrollaron con respecto al empleo en la industria, igualmente fuerte que las ciudades del norte del pas. Sin embar- go, tambin los cambios en el mercado laboral son relativos: Ciudad de Mxico sigue siendo, por mu- cho, el mayor centro de produccin industrial, con 1,4 millones de trabajadores (Mapa 3).

    En el caso de Chile, no existen datos especficos a nivel de ciudad con respecto a la produccin ni al mercado laboral. En relacin con las 13 regiones en que est dividido el pas, la Regin Metropolitana de Santiago es la ganadora con un aumento del 14% (1985-1997) sobre el PIB nacional. El crecimiento relativamente ms fuerte lo obtuvo la regin de Atacama, en el norte del pas (+47%), pero con tan

    slo un 2,5% sobre el PIB nacional. Antofagasta, tambin en el norte del pas, aument su porcentaje a 12% para llegar en 1997 a un 8% sobre el PIB nacional chileno. Otras dos regiones econmicamen- te importantes, la regin de Valparaso y la regin del Bo Bo, que se mantienen respectivamente so- bre 8% del PIB, sufrieron por el contrario una fuer- te disminucin en su porcentaje (Grfico 4).

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    Muy parecido fue el desarrollo en el mercado laboral: Santiago aument levemente su porcentaje del mercado laboral total a 43% (1990-1999), las tres regiones del norte lograron aumentar claramen- te su porcentaje con respecto a su valor inicial (Atacama, +24%; Tarapac, +10% y Antofagasta, +4%), pero con un porcentaje total de 7,5% sobre el mercado laboral nacional, siguen siendo relativa-mente insignificantes. Valparaso, Bo Bo y la ma- yora de las dems regiones disminuyeron su partici-pacin en el mercado laboral nacional (INE, varios aos).

    Cabe preguntarse, en suma, por qu la confi-guracin de las redes urbanas en Chile y en Mxico se desarroll de forma tan diferente, siendo que am- bos pases llevaron a cabo de manera similar el cam- bio de una economa de sustitucin de importacio- nes orientada al mercado interno hacia una econo- ma dirigida a los mercados internacionales? Dicho de otra manera, por qu los procesos de la globalizacin enfatizaron la posicin de primaca econmica de Santiago, mientras que en Mxico lle-varon a una amplia descentralizacin de la produc- cin, especialmente en la industria?

    El hecho que Santiago haya podido acrecentar su dominio econmico en las redes urbanas chilenas es a primera vista aun ms sorprendente, si recorda-

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    mos que las exportaciones chilenas estn dominadas por materias primas: en 2000 stas representaron el 46% de todas las exportaciones (sobre todo el co- bre), seguido de alimentos y bebidas (17%) y de madera y productos de madera (papel y celulosa), con 13%. Y aunque una parte de las exportaciones de alimentos provengan de Santiago, la mayora de las exportaciones vienen de las regiones mineras del norte del pas (Tarapac, Antofagasta y Atacama, de donde procede un 80% de las exportaciones de materia prima mineral, y por lo tanto ms de un tercio de las exportaciones totales), y de Bo Bo, de donde proviene el 80% de las exportaciones de madera (lo que significa un 10% de las exportacio- nes totales) y una parte de los comestibles. Como resultado: contrario a lo que pasa en Mxico, en Chile, y a pesar del boom de las exportaciones de los ltimos 15 aos, no cambi sustancialmente la composicin ni la procedencia regional de las exportaciones (cl- culo propio basado en datos de la Direccin Nacio- nal de Aduana, www.aduana.cl)[5].

    [5] Cabe aadir que la estructura de las exportaciones s ha cambiado entre 1973 y 1985: en este lapso de tiempo la participacin del cobre baj del 80% de las exportaciones a menos del 50%.

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    La primera razn por la cual Santiago no perdi su importancia econmica con el boom de exporta- ciones es que los sectores de exportacin, a pesar de su crecimiento, no lograron conseguir una partici- pacin ms significante en el PIB chileno. Es ms, el sector primario (agricultura, pesca y minera) dismi- nuy su participacin. Este hecho nos lleva directa mente a una segunda razn por la que Santiago no slo no perdi su importancia econmica, sino que pudo ampliarla. La dinmica econmica de los lti- mos 20 aos se origin fundamentalmente en el sector de servicios, especialmente en transporte y co-municaciones, comercio, industria hotelera y servi- cios financieros. Estos sectores lograron acrecentar su porcentaje en el PIB superando las ganancias del primer sector, que se haban obtenido gracias al boom de exportaciones. Aqu es decisivo que el sector de servicios, y sobre todo el de servicios avanzados, se encuentre en gran parte centralizado en la capital. Esto tiene que ver con que en el siglo veinte, Santia- go dej atrs a todos sus competidores potenciales con su desarrollo urbano, pero tambin con el surgi-miento de funciones de Ciudad Global en las me-trpolis ms importantes. Dicho de otra manera: el crecimiento de los servicios centralizado en Santiago compens las fuerzas centrfugas que pudieron ha- berse originado del aumento de las exportaciones. Sin embargo, no es posible separar servicios de ex-portaciones, ya que la integracin global requiere de servicios de produccin. Las fuerzas centrfugas y centrpetas se superponen entre ellas, pero son en realidad la expresin de una misma dinmica.

    La tercera razn por la que el boom de exporta-ciones no llev a una descentralizacin dentro de la red urbana en Chile dice relacin con que gran parte de la industria est dirigida al mercado interno. Los nicos sectores que juegan un papel importante en las exportaciones del pas son, como ya se mencion, alimentos, madera y madera elaborada, as como la industria qumica, que logr aumentar su porcenta- je de exportacin en los ltimos aos. Todos los de- ms ramos se basan principalmente en la demanda interna. De esta manera, se contina el ciclo iniciado en el tiempo de la sustitucin de importaciones: la industria orientada al mercado interno necesita de un mercado local que se encuentra de forma con- centrada en las grandes ciudades, y en el caso de Chile especialmente en una ciudad: Santiago. La industria se establece normalmente donde se con-

    centra la demanda de bienes y viceversa: la centrali-zacin de la industria exige la concentracin de la mano de obra (y por lo tanto de la poblacin) en pocas aglomeraciones urbanas (en el caso de Chile, en una sola).

    En Mxico el proceso fue diferente. Al termi- narse la ISI, con el boom de las exportaciones los productos y el carcter de la produccin de stas cambiaron. A principios de los aos ochenta el pe- trleo representaba casi dos terceras partes de las ex-portaciones, mientras que el otro 30% provena de la industria. Hasta 2000 la exportacin de petrleo disminuy a tan slo 9% del total de las exportacio- nes (aunque su valor haya subido ms de una tercera parte), mientras la industria lleg a un 88,4%. Den- tro de la industria aumentaron sobre todo las expor-taciones de las maquiladoras: su valor anual se increment treinta veces de 1980 a 2000, y el por-centaje de participacin de las maquiladoras sobre todas las exportaciones mexicanas creci de 14% a 48,6% (clculo propio basado en el Banco de Mxi-co, www.banxico.org.mx). Dentro de la industria no perteneciente a la maquiladora, fueron la auto- motriz y la electrnica las que se convirtieron en el motor de la economa de exportacin (Dussel, 2000).

    Con el cambio de los productos exportados, tam-bin se transform el carcter de la economa de ex-portacin. A fines de los noventa, el 85% de las exportaciones mexicanas tuvieron lugar al interior de programas de importacin temporal para re-ex-portacin. Dentro de estos programas los produc- tos son importados, re-elaborados en Mxico y ex-portados otra vez. Tanto las importaciones como las exportaciones estn libres de aranceles y de impues- tos, y el impuesto a la ganancia es mnimo (Dussel, 2001). Los programas de importacin temporal para re-exportacin sirven para proveer a enclaves econmicos de productos semifabricados, que des- pus de ser elaborados se vuelven a exportar.

    Las maquiladoras, como zonas de produccin de exportaciones, son un ejemplo clsico de dichas economas de enclave. Menos del 10% del valor agregado se obtiene en Mxico, yndose la mayor parte al rubro de salarios (para mano de obra bara-ta). Los insumos materiales nacionales se encuentran alrededor del 3% del valor de produccin (INEGI, Sistema de Cuentas Nacionales).

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    De especial importancia para el desarrollo de las redes urbanas es que las infraestructuras de produc- cin industriales surgidas durante el boom de expor-tacin no corresponden con aquellas que fueron cons-truidas dentro del marco de la sustitucin de impor- taciones. Al surgir nuevas fbricas para llevar a cabo la produccin que las empresas norteamericanas y transnacionales trasladaron al pas, aprovechando que la mano de obra es ms barata y ms desprotegida, stas no aparecieron donde estaban las anteriores (en su mayora en Ciudad de Mxico), sino en el norte del pas.

    Esta nueva lgica de ubicacin de la industria, al norte de Mxico, obedece a tres razones. Primero, la industria maquiladora se estableci desde su funda- cin, en el ao 1965, en la regin fronteriza con Estados Unidos, con el fin de crear lugares de traba- jo para los migrantes que regresaban de este pas. Y a pesar de que esta regulacin fue anulada con la en- trada en vigor del Tratado de Libre Comercio de 1994, el boom de las maquiladoras en los aos ochen- ta y noventa se sigui desarrollando en esta zona: en 2001, el 87% del valor de produccin total fue elaborado en los seis estados del norte (Baja California, Sonora, Chihuahua, Coahuila, Nuevo Len, Tamaulipas) (INEGI, Sistema de Cuentas Na-cionales).

    Otras razones por las que las maquilas se concen-traron en el norte del pas tiene que ver con el carc- ter especfico de esta industria. Se trata, como ya se dijo, de economas de enclave que importan insumos que son exportados otra vez despus de ser ensam- blados. Como los insumos generalmente provienen de Estados Unidos, y las exportaciones en su mayo- ra van hacia all, el asentamiento de las maquilas en la frontera entre Mxico y Estados Unidos responde a una lgica espacial de cercana con el mercado ms importante.

    Tambin el hecho de que el valor agregado en Mxico sea mnimo y que conste de mano de obra poco calificada favorece el asentamiento de las maquilas en los estados del norte de Mxico. Para las maquiladoras, el precio de la mano de obra es un factor decisivo para poder atraer producciones; por eso han surgido en regiones en donde la mano de obra es ms barata y est menos protegida que en las ciudades industriales tradicionales de Mxico. Has-

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    ta el da de hoy los salarios en las maquiladoras se encuentran hasta una tercera parte por debajo del promedio nacional, y en los lugares donde el perso- nal est organizado, se trata generalmente de sindi- catos leales a la empresa (Hualde, 1995; Zedillo, 2000). Para las empresas extranjeras que invierten en maquilas, ambos factores constituyen ventajas decisivas que ofrece el norte frente al tradicional cen- tro industrial de Ciudad de Mxico.

    Tambin las industrias exportadoras que no se cuentan entre las maquiladoras obedecen a una lgi- ca similar al trasladar sus lugares de produccin ha- cia el norte. La industria automotriz, por ejemplo, que figura entre las exportadoras ms grandes, cam- bi fundamentalmente su poltica comercial desde los aos ochenta. Desde los aos veinte produca en Mxico especialmente para el mercado interno; por esa razn sus fbricas se ubicaron en las grandes ciu- dades o cerca de ellas, sobre todo de Ciudad de Mxico. Con el cambio de la ISI hacia un desarrollo orientado al mercado internacional, la industria au- tomotriz tambin se re-orient hacia la exportacin: en 1997 se export el 74% de los autos producidos en Mxico, en su mayora a Estados Unidos (Studer, 2000). Adems, empresas nacionales que haban sido hasta ahora proveedoras de partes son reemplazadas cada vez ms por empresas proveedoras internacio-nales.

    Este cluster de la industria automotriz, y tam- bin de la industria electrnica, comparte actual- mente las caractersticas principales de las maquiladoras, aunque formal y jurdicamente no pertenezca a este tipo: su crecimiento se basa en el programa de importacin temporal para re-expor- tacin, el valor agregado mexicano es mnimo y la mano de obra su elemento ms importante (Dussel, 2001). Dentro de este proceso de maquilarizacin, aquellos aspectos que para las maquilas son decisivos para decidir su ubicacin lo son tambin para las industrias exportadoras mexicanas: por un lado la cercana con Estados Unidos como proveedor y mercado ms importante, y por otro, mano de obra barata y flexible. Por eso no es de sorprender que el traslado de industrias mexicanas de Ciudad de Mxi- co hacia la frontera norte vaya de la mano de la renegociacin (o determinacin) de contratos de tra- bajo que les permiten a las empresas pagar salarios

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    bajos y flexibilizar las condiciones de trabajo (Lee y Gason, 1994; RMALC, 1997).

    Este proceso est adems acentuado por dos fac-tores que tienen que ver directamente con la integra- cin subordinada de Mxico en el mercado interna-cional. Primero, globalizacin significa para Mxico no solamente (o mejor dicho, ni siquiera principal- mente) economa de exportacin, sino que tambin, y sobre todo, la apertura de su mercado interno para importaciones. Dussel (2000 y 2001) ha demostra- do claramente que la industria en Mxico no es export-driven, sino import-driven. Contrario a la retrica oficial, en lugar de la estrategia de sustitucin de importaciones se est siguiendo una estrategia de desarrollo basada en la importacin. En la ltima dcada, las importaciones industriales aumentaron fuertemente, por lo cual la industria tradicional orien- tada al mercado interno se vio en graves problemas debido a la fuerte presin. Como sta estaba (y est) fuertemente concentrada a Ciudad de Mxico, la crisis industrial se concentrespecialmente ah (INEGI, Encuesta Nacional de Empleo Urbano).

    Segundo, el papel actual de Mxico dentro de la economa mundial est caracterizado por su oferta de mano de obra barata, como asegur el entonces ministro de economa Pedro Aspe poco antes de la entrada en vigencia del TLC (Aspe, 1993). El resul- tado es una disminucin dramtica de los salarios: el salario mnimo perdi entre 1982 y 2002 dos terce- ras partes de su valor (clculo propio basado en Jurez, 2002 y Fox, 2002). Esta terrible prdida de ingresos implica una cada del poder adquisitivo, razn por la que las grandes ciudades perdieron su significado como mercados. En este contexto fue (y todava es) muy lucrativo para las grandes empresas trasladar sus instalaciones fuera de Ciudad de Mxi- co, y as poder evitar las desventajas de las aglomera- ciones como precios de suelo altos, congestin de trfico o la legislacin medioambiental.

    En resumen, se puede decir que la orientacin hacia el mercado internacional origin en Mxico un nuevo orden econmico con respecto a los pro-ductos, a la regulacin poltico-social de la produc- cin y al orden espacial. Con el surgimiento de las nuevas estructuras espaciales de produccin, Ciu- dad de Mxico perdi importancia como mercado y

    como centro de produccin industrial, mientras que otras ciudades, principalmente en el norte del pas y en una amplia regin central, aumentaron su por- centaje de produccin y su porcentaje de empleo. La fuerte concentracin de prestacin de servicios de produccin que se dio en Ciudad de Mxico, similar a Santiago, no pudo a diferencia de Chile- neutralizar la dinmica centrfuga.

    La razn por la que la red urbana est hoy menos centralizada, con respecto a la demografa, que hace 20 aos, se encuentra en este nuevo orden espacial de produccin. Una de las consecuencias principa- les de la industrializacin del norte es que la migra- cin interna en Mxico cambi fundamentalmente. Mientras que Ciudad de Mxico fue el centro de inmigracin hasta 1980, a partir de 1985 se convir- ti en una zona de emigracin neta. Los nuevos cen- tros de inmigracin se encuentran en el norte del pas: los seis estados de la repblica donde se con- centran las maquiladoras presentaron en 1995 un crecimiento de la cuota migratoria respecto a 1990 de 600.000 inmigrantes, lo que significa un au- mento del 20%. Las ciudades con la mayor concen-tracin migratoria se encuentran en los estados fron-terizos (Tijuana, Ciudad Jurez, Nogales), que vi- ven un boom como nuevas ubicaciones industriales.

    Por el contrario, en Chile no se dio ningn nue- vo orden comparable de produccin. El boom de las exportaciones reforz regiones al norte (minera) y al sur (madera) de la capital, pero este crecimiento fue contrarrestado por Santiago por dos razones. Prime- ro, los sectores dinmicos del mbito de la prestacin de servicios avanzados se encuentran ubicados en la capital, y segundo, la industria tradicionalmente concentrada en Santiago no tuvo un cambio tan fundamental como en el caso mexicano.

    Tomando en cuenta los desarrollos divergentes en Mxico y en Chile, la pregunta sobre la posicin de primaca demogrfica de las grandes ciudades la-tinoamericanas se puede responder de la siguiente manera: contrario a lo que Portes, Itzigsohn y Dore-Cabral (1997) suponan, no es ni la dimensin ni la velocidad del cambio de la ISI hacia una estrategia de exportacin la que determina el desarrollo de la primaca urbana, sino las condiciones especficas y las caractersticas del proceso de globalizacin.

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    En Mxico, globalizacin significa la transfor-macin del pas en una plataforma de produccin industrial para el mercado estadounidense. sta tie- ne que ver con la cercana geogrfica y con la relacin histrica de ambos pases, y tiene como consecuen- cia la reestructuracin radical de la economa. Este nuevo orden afecta a los bienes producidos, a las condiciones de produccin y al orden espacial de produccin, lo que, en consecuencia, llev a una transformacin del patrn migratorio y un cambio en la red urbana. Con esto se puede decir que la cada de la posicin de primaca demogrfica de Ciu- dad de Mxico tiene que ver directamente con su integracin subordinada en la zona econmica nor-teamericana.

    En cambio, en Chile globalizacin significa so- bre todo (por lo menos hasta ahora), la ampliacin de las exportaciones existentes hacia el mbito de los bienes primarios. Sin embargo, esta ampliacin no fue suficientemente fuerte para superar el crecimien- to de la prestacin de servicios avanzados concentra- do en la capital. Ms all de eso, la industria, como todos los dems mbitos de la economa chilena,

    sufri una transformacin fundamental de las con-diciones de produccin (la despedida de la sustitu- cin de importaciones se dio en Chile de manera sangrienta con el golpe militar), aunque su orienta- cin al mercado interno se mantuvo esencialmente. La relativamente fuerte persistencia de las estructu- ras espaciales de la economa y la primaca urbana de Santiago son el resultado de estos factores.

    4. El surgimiento de las funciones de Ciudad Global y la primaca urbana

    Si bien el desarrollo de la primaca urbana, tanto con respecto a la poblacin como a la economa, se realiz de manera desigual, tambin es posible consta-tar tendencias en el desarrollo urbano latinoamerica- no que transcurren de manera congruente. Al respec- to, hay que subrayar la notable concentracin de ser-vicios avanzados en Santiago de Chile y tambin en Ciudad de Mxico. Mientras que en Ciudad de Mxi- co se produce casi el 65% de los servicios avanzados del pas, el porcentaje de Santiago de Chile se encuen- tra por encima del de Mxico con cuatro quintas par- tes de la produccin nacional (ver tabla 1).

    Como ya se argument y document detallada- mente en otro trabajo (Parnreiter, 2002a, 2002b y 2003), la concentracin de servicios de produccin, pero tambin de inversiones directas extranjeras y de casas matrices en Ciudad de Mxico y en Santia- go de Chile, indica el surgimiento de funciones de Ciudad Global en ambas ciudades. Estas fungen como interfaz o bisagra entre Mxico o Chile y el

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    mercado internacional. Sin importar si se trata de exportaciones de automviles y computadoras (como en Mxico) o de cobre y madera (como en Chile), la economa de exportacin requiere no slo de la pro-duccin material, o de la explotacin de materias primas, sino tambin de servicios avanzados. Los ser-vicios financieros, legales, inmobiliarios y otros servi-cios de produccin forman por lo tanto parte esen-

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    cial de las exportaciones mexicanas y chilenas. Y aun-que la mayora de estos servicios sean importados (en el caso de la industria maquiladora, por ejemplo, prcticamente en su totalidad), la importancia que tienen los servicios de produccin para las econo- mas de estas dos ciudades muestra que una gran parte de los servicios empresariales son prestados en Latinoamrica.

    Esto significa que las cadenas de las mercancas que unen a Mxico o Chile con otras regiones del mundo, y a travs de las cuales se realizan las expor- taciones de autos o de cobre, abarcan tambin deter- minados sectores en Ciudad de Mxico y Santiago. Si Ford produce autos en Mxico, no solamente es- tn involucradas las ciudades de Hermosillo, Chihuahua y Cuautitln, donde se encuentran las fbricas, sino tambin Cuauhtmoc, o sea la delega- cin de Ciudad de Mxico donde Ford tiene su sede principal, y desde donde son prestados deter- minados servicios financieros, legales y de seguros.

    Si antes se dijo que las dinmicas centrfugas que resultan del aumento de la produccin de exporta- cin son contrabalanceadas a travs de las fuerzas centrpetas que surgen de la centralizacin de los servicios de produccin (como en el caso de Santia- go), o mejor dicho, que las dinmicas centrpetas no son suficientes para equiparar la descentralizacin (como en Mxico), queda por subrayar que tanto las fuerzas centrfugas como las centrpetas son diferen- tes momentos de un solo proceso.

    La profunda integracin de Latinoamrica en el mercado internacional, resultante del aumento de exportaciones, exige la descentralizacin de la eco- noma, ya que las instalaciones de produccin dirigi- das hacia el mercado internacional no se encuentran generalmente en los centros econmicos tradiciona- les. Sin embargo, la globalizacin tambin trae con- sigo tendencias centralizadoras, ya que los servicios avanzados que requiere se encuentran concentrados en las capitales. Por lo tanto, no se puede llegar a la conclusin general de que la globalizacin conduce a una descentralizacin de las redes urbanas en Latinoamrica. Ms bien, a diferencia de la poca de la sustitucin de importaciones, se producen superposiciones complejas y en parte contradicto- rias- de diferentes dinmicas. Por ejemplo es com-

    pletamente posible (y de hecho bien documentado en el caso de Mxico) que la industria, y junto con ella la poblacin, vivan un proceso de descentraliza-cin, pero que el poder econmico en forma de va- liosos servicios efecte el movimiento contrario, es decir, que se concentren en la capital (o en algunos distritos de la capital).

    La combinacin de fuerzas centrfugas y centr- petas representa un desafo terico para la investiga- cin urbana. La pregunta es qu tan adecuados son conceptos tradicionales como urban primacy o polarization reversal (Richardson, 1980) para en- tender dinmicas de desarrollo actuales. En el tiem- po de la sustitucin de importaciones, el desarrollo econmico se basaba en la centralizacin de la in- dustria, y sta condicionaba la centralizacin de la poblacin. Una alta primaca urbana poda ser en- tendida (aunque a veces muy a la ligera) no slo como concentracin econmica y demogrfica, sino como sinnimo de concentracin de poder econ- mico. Dicho de otra manera, masa econmica equi- vala a peso econmico.

    En las ltimas dos dcadas la situacin cambi fundamentalmente. Si ciudades como Saltillo, Ciu- dad Jurez o Tijuana en el norte de Mxico experi- mentan un rpido crecimiento industrial y demo- grfico, y al mismo tiempo Ciudad de Mxico pier- de (relativamente) produccin industrial, empleos y poblacin, esto lleva sin duda a una prdida de la primaca urbana entendida de la manera tradicio- nal. Pero, qu significa esto? Opino que no mucho, ya que no es posible describir con este concepto el valor esencial del servicio de produccin, sin el cual la industrializacin orientada a la exportacin no puede ser pensada, ni tampoco se reconoce que la comparacin a escala nacional, base de todo debate sobre primaca, haya perdido mucho significado: las ciudades estn actualmente unidas por redes que se encuentran situadas en diferentes niveles que se cru- zan entre ellos, y que van desde lo regional, pasando por lo nacional, hasta lo global. Tijuana puede estar mucho ms unida con San Diego que con Ciudad de Mxico, mientras que las relaciones econmicas y sociales (inmigrantes) entre Ciudad de Mxico y Los Angeles pueden rebasar aquellas entre la capital y Matamoros.

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    5. El desarrollo de la estructura urbana socio-espacial: el ejemplo de Ciudad de Mxico

    Un segundo mbito temtico dentro del pro- yecto de investigacin del Instituto de Investigacio- nes Urbanas y Regionales de la Academia de Cien- cias tiene que ver con la pregunta acerca del desarro- llo de la estructura socio-espacial de las grandes ciu-dades. Sobre este tema ha surgido en los ltimos aos un intenso debate que gira, sobre todo en los pases de habla alemana, alrededor de las gated communities o barrios cerrados en Latinoamrica.

    Un descubrimiento central de este trabajo es que el patrn de segregacin en las grandes ciudades la- tinoamericanas es cada vez ms complejo. Hasta los aos noventa se crea que exista una divisin espa- cial muy clara de los grupos sociales en las zonas urbanas. Gilbert (1994) escribi: Como regla ge- neral, ricos y pobres viven en diferentes reas de la ciudad latinoamericana [...] Los ricos eligen sus lu- gares preferidos y los pobres ocupan la tierra que queda, usualmente en las partes menos atractivas de la ciudad[6] (p. 84), resumiendo as el consenso ge- neral. Este punto de vista es actualmente cuestiona- do por muchos investigadores (para una idea gene- ral sobre la literatura ver Fischer y Parnreiter, 2002), lo que llev finalmente a una modificacin del mo- delo estructural de la ciudad latinoamericana (Borsdorf, Bhr y Janoschka, 2002).

    Es irrefutable que la expansin de los barrios cerrados ejerce una gran influencia sobre el desarro- llo socio-espacial de las ciudades, y muchas veces de tal modo, que conllevan a la formacin de vecinda- rios de ricos y pobres. Sin embargo, la gran cantidad de artculos escritos sobre este tema podra llevar a una sobrestimacin de los barrios cerrados, ya que al mismo tiempo otros aspectos centrales de la segrega- cin son desatendidos. En Ciudad de Mxico, los 750 condominios cerrados que salieron al mercado entre 1989 y 2001 contienen 47.088 viviendas (SOFTEC, 1989-2001). Sin embargo, esta cifra, impresionante en un primer momento, es relativa.

    [6] [As] a general rule, rich and poor live in different areas of the Latin American city [...]. The rich choose their preferred locales and the poor occupy the land that is left over, usually in the least attractive parts of the city.

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    Las viviendas en condominios slo representan un 6% de las nuevasviviendas (1990-2000) y un 2% de todas las viviendas en la ciudad. An ms, dado que el concepto mexicano de condominio incluye tambin los departamentos propios en edificios con una puerta de entrada cerrada y con un interfono, la asociacin vivir tras muros que se hace con el tr- mino condominio no corresponde a la realidad de muchos de los condominios. Esta discrepancia toma mayor valor si se toma en cuenta que en los ltimos aos la oferta de los llamados condominios se trasla- d en estilo de apartamentos a las zonas cercanas al centro de la ciudad (SOFTEC, 1989-2001).

    A continuacin, la discusin sobre los cambios de la estructura socio-espacial en las metrpolis latinoa-mericanas tendr lugar sobre una base ms amplia, donde se analizarn tendencias de desarrollo genera- les, tomando como ejemplo a Ciudad de Mxico. Esta ciudad se presta muy bien para una investiga- cin de este tipo por razones metodolgicas: con el censo de 1990 fueron introducidos nuevos distritos llamados reas Geoestadsticas Bsicas (AGEB), que abarcan una zona mucho ms pequea que las dele- gaciones o municipios escogidas hasta 1990. Esto hace posible un diagnstico ms exacto sobre patrones de segregacin, ya que es posible identificar diferencias en las estructuras demogrficas, sociales y econmicas en pequeos espacios. Para 1990, Rubalcava y Schteingart (2000) demostraron que la hiptesis de la existencia de una clara polarizacin de la estructura urbana es insostenible: una gran cantidad de vivien- das de clase media, e inclusive de las clases ms bajas, se encuentra en zonas donde viven las clases pudien- tes y ricas, tanto en el centro de la ciudad como en las zonas donde tradicionalmente viven las clases altas, al oeste de la ciudad.

    Nuestras investigaciones corroboran este cuadro tambin para 1995. Una evaluacin del conteo de ese ao (INEGI, 1996), hecho en el mbito de las llamadas colonias (subdistritos de las delegaciones y municipios que, dependiendo de la zona urbana, tienen entre 3.000 y 15.000 habitantes), arroja un cuadro muy complicado de la estructura urbana so- cio-espacial (vase mapa 4)[7]. Los barrios altos, es

    [7] El mapa se basa en un anlisis de los datos del conteo de 1995, hecho por la empresa BIMSA (1998). Dicho anlisis no comprende toda la Ciudad de Mxico.

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    decir, las colonias donde el ingreso familiar prome-dio mensual es mayor a 21.000 pesos mexicanos (en 1995, aproximadamente 3.270 dlares estadouni-denses), se encuentran en Cuautitln Izcalli y Atizapn, al noroeste de la ciudad; en Gustavo Ma-

    dero, delegacin en el norte del Distrito Federal; en Miguel Hidalgo, Cuauhtmoc y Benito Jurez en el centro; en Naucalpan, Huixquilucan, Cuajimalpa y lvaro Obregn en el Oeste; y en Coyoacn, al sur del centro de la ciudad.

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    Esta colonias de clases pudientes no forman un cinturn cerrado: estn rodeadas de zonas de clase media y baja, siendo las distancias espaciales entre ricos y pobres en muchas ocasiones mnima. En el oeste (Naucalpan, Huixquilucan, lvaro Obregn, Cuajimalpa) la situacin es especialmente interesan- te, ya que junto a los barrios pobres han ido surgien- do zonas residenciales para la clase alta (generalmen- te como barrios cerrados) y tambin modernos com-plejos de oficinas. Tambin en el centro de la ciudad (por ejemplo en Miguel Hidalgo o Cuauhtmoc) o en Coyoacn al sur, las zonas residenciales de dife- rentes grupos sociales colindan entre ellas.

    Si fijamos la atencin en las clases con menores ingresos[8], se puede ver qu tan heterognea es la ciudad. Los pobres se pueden encontrar en todas partes, lo que no es sorprendente en una ciudad con un 39,9% de poblacin en pobreza extrema y un 22% de poblacin catalogada como pobre: de los 18 millones de habitantes que Ciudad de Mxico tena en el ao 2000, 11 millones son pobres o muy pobres (Boltvinik, 2002).

    Extensas zonas de barrios de clases bajas se en-cuentran en el este (en concordancia con la tesis de una clara polarizacin estructural), en una zona que va desde Tecmac y Ecatepec en el noreste, pasando por Chimalhuacn, Nezahualcoyotl e Iztapalapa al oeste del centro, hasta La Paz, Ixtapaluca, Tlhuac y Chalco en el (sur) este de la ciudad. Pero los pobres viven en todas partes, lo que importa para la discu- sin de la estructura socio-espacial de la ciudad: en el norte, en el oeste y en el centro de la ciudad se en-cuentran muchas veces colonias pobres en cercana fsica inmediata a los ricos (como en Cuautitln Izcalli, Naucalpan, Huixquilucan, Cuajimalpa, Alvaro Obregn y Miguel Hidalgo).

    En 1995 vivan en las tres delegaciones interio- res de Ciudad de Mxico (Miguel Hidalgo, Benito Jurez y Cuauhtmoc) 245.000 personas cataloga- das como pobres o muy pobres[9], es decir, un cuarto de las personas que habitan all. Otro cuarto de la poblacin (234.000 personas) cuenta como

    [8] Para 1995, el ingreso promedio mensual era de menos

    de 5.000 pesos mexicanos (775 dlares). [9] Menos de 3.000 pesos mexicanos (465 dlares) de

    ingreso mensual promedio.

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    rica, con lo cual aproximadamente la mitad de la poblacin que vive en el centro de Ciudad de Mxi- co se encuentra en la parte ms alta o en la ms baja de la jerarqua de ingresos. La heterogeneidad socio-espacial y el encuentro de grandes diferencias socia- les en un pequeo espacio son especialmente pecu- liares alrededor de Paseo de la Reforma, una de las avenidas comerciales ms importantes, donde un nmero importante de las empresas ms grandes de Mxico tiene su casa matriz. En su mayor parte, estas empresas prestan servicios financieros, pero tam-bin la sede de Ford Mxico se encuentra all. En los alrededores de esta parte global de Ciudad de Mxi- co se encuentran en vecindarios inmediatos hogares con ms de 50.000 y menos de 5.000 pesos de ingreso mensual (vase mapa 5). Tambin en Huixquilucan, en el oeste de la ciudad, las diferen- cias sociales chocan entre ellas. Casi una tercera parte de la poblacin que vive all tiene un ingreso men- sual de ms de 50.000 pesos, mientras que el resto es pobre o muy pobre. En Huixquilucan no se encuentra ninguna colonia que pueda ser denomi- nada como de clase media (clculo propio, basado en BIMSA, 1998).

    Tambin una investigacin de la estructura so- cio-espacial basada en la construccin de viviendas muestra una ciudad sumamente heterognea. La construccin de viviendas para las clases con mayo- res ingresos se concentra principalmente al oeste (in- cluyendo el noroeste y el sudoeste) y en zonas leja- nas al centro, pero que se encuentran ampliamente dispersas: los distritos de los ricos en el noroeste y en el sudoeste se encuentran separados por una lnea directa de entre 30 y 40 km (Gonzlez, 2003). Sin embargo, con respecto a los nuevos condominios ofrecidos en el mercado, se puede observar un des- plazamiento hacia el centro de la ciudad: si a princi- pios de los noventa la mayora de las ofertas se en- contraba en el (sur) oeste, una dcada ms tarde se encuentra en el centro (SOFTEC, 1989-2001).

    La heterogeneidad de la estructura socio-espa- cial de Ciudad de Mxico se muestra especialmente en la produccin informal de zonas habitacionales, es decir, en el hbitat de las clases medias y bajas. Zonas con construcciones informales, pero actual- mente consolidadas como espacios habitacionales se encuentran, con excepcin de los distritos centrales del Distrito Federal, en toda la ciudad. En el este y

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    Mapa 5. Paseo de la Reforma: Sedes de empresas entre las 1.000 ms grandes de Mxico, concentracin de hogares pobres (2002).

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    en el nordeste se puede reconocer una mayor proli-feracin de asentamientos informales consolidados, pero stos tambin se encuentran ampliamente en el oeste, rodeando espacios habitacionales caros, y en el sur (Gonzlez, 2003).

    Para la cuestin del desarrollo de la estructura socio-espacial de la ciudad son de gran importancia aquellas zonas residenciales que se encuentran al prin- cipio o en proceso de consolidacin. Estas zonas muestran, con un crecimiento de poblacin de un 80% entre 1990 y 2000, dnde crece la ciudad. Y sta crece en todas las periferias. Las nuevas zonas residenciales para personas de bajos ingresos no se encuentran de ninguna manera concentradas en el este; los pobres se establecen tambin en el norte y en el sur, e inclusive en el oeste se encuentran nume- rosos asentamientos informales nuevos.

    Finalmente, las tendencias de desarrollo de la estructura urbana socio-espacial se pueden determi- nar a travs de los cambios en el precio del suelo[10]. Una evaluacin de los valores de referencia del pe- riodo 1991-2000 calculado por la Subtesorera de Catastro y Padrn Territorial del Distrito Federal, muestra que la mayor dinmica de desarrollo de los precios se encuentra concentrada en diferentes zo- nas de la ciudad (Mapa 6). Con un crecimiento de ms de 200%, dos regiones de Cuajimalpa y una en lvaro Obregn registran el mayor aumento de pre- cio, seguidas por una regin en Magdalena Contreras y otra en Tlalpan (+160-199%), como tambin una regin ms de lvaro Obregn, Tlalpan e Iztapalapa, y las dos regiones de Tlhuac (+120-159%). El menor aumento de precio se dio en las zonas del centro. En Cuauhtmoc el precio del suelo, con una subida en general moderada, se redujo en dos regio- nes, hacia el sur y hacia el este (Benito Jurez y

    [10] Como precio del suelo se entienden los valores de referencia, constatados por la Subtesorera de Catastro y Padrn Territorial del Distrito Federal (Secretara de Finanzas 1991, 1997, 2002). A pesar de no expresar precios en el mercado inmobiliario, los valores de referencia reflejan las dinmicas de este mercado, ya que son la base del clculo de impuestos sobre suelo y bienes inmobiliarios. La Subtesorera de Catastro y Padrn Territorial del Distrito Federal subdivide las 16 delegaciones del Distrito Federal en 90 regiones. Los cambios en los valores de referencia se calculan a base de pesos mexicanos de 1991.

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    Venustiano Carranza) y tambin en el sudeste del Distrito Federal (Milpa Alta).

    En general, con esto se puede afirmar que los aumentos de precios ms fuertes se dieron en las regiones del sur y del oeste del Distrito Federal, lo que pareciera que confirma la tesis de la polarizacin de la ciudad. Sin embargo, lvaro Obregn y Mag- dalena Contreras son por s mismas delegaciones muy heterogneas, ya que comprenden regiones con un mnimo aumento del precio del suelo. Ms signifi- cativo aun es que en el este del Distrito Federal es decir, ah donde generalmente se supone que hay zonas pobres similares- se encuentran muchas regio- nes con un desarrollo de precios bastante dinmico. En una regin de Iztapalapa, y en toda la delegacin de Tlhuac, los valores de referencia aumentaron de un 120% hasta un 159%, rebasando as el aumen- to de precio de la delegacin Miguel Hidalgo, don- de se ubican un sinnmero de empresas transnacionales, bancos, etc., y que por lo tanto, se aloja una parte considerable de la global city dentro de Ciudad de Mxico. Una comparacin ms: un aumento de precio de 120% a 159% corresponde a la regin de lvaro Obregn, que limita con el cen- tral business district que acaba de surgir en Santa Fe. Inclusive, el nivel de precios absoluto en la respecti- va regin en Iztapalapa corresponde aproximada- mente a la regin ms dinmica de lvaro Obregn.

    Los valores de referencia de la oficina de catastro del Distrito Federal estn bastante limitados, ya que slo se dispone de valores para el Distrito Federal y por lo tanto, no es posible tener informaciones sobre las zonas del Estado de Mxico donde el crecimien- to urbano de Ciudad de Mxico es especialmente dinmico. Pero a pesar de esta limitacin, el anlisis sobre los precios del suelo ofrece nuevos conocimien- tos en la dinmica de los cambios socio-espaciales, que los estudios realizados hasta ahora sobre el sector de suelo e inmobiliario (ver Terrazas, 1996; Kunz, 2001) no pudieron arrojar. Los datos muestran cla- ramente que las regiones urbanas en la parte este del Distrito Federal viven (vivieron) una revalorizacin muy marcada, lo que indica un proceso de transfor- macin en Iztapalapa y en Tlhuac, sobre todo a lo largo de las importantes carreteras de salida, Calzada de Zaragoza y Avenida Tlhuac.

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    6. Segregacin en Ciudad de Mxico: de la ciudad polarizada a la ciudad fragmentada

    Los resultados de estas investigaciones sobre es- tructura de ingresos, construccin y desarrollo de los precios del suelo demuestran, sobre una amplia base emprica, que Ciudad de Mxico no es de ninguna manera una ciudad polarizada. Es verdad que del oeste hacia el este existen grandes desniveles con res- pecto a los ingresos, al valor de la vivienda y al precio del suelo, y por tanto una preferencia espacial de las clases altas por las zonas del centro y del oeste de la ciudad, mientras que en la zona este prcticamente no viven clases altas o medias. Sin embargo, los re- sultados empricos muestran claramente: a) que si bien la clase alta se encuentra concentrada en algu- nas pocas colonias, estas se encuentran distribuidas en muchas delegaciones y municipios del centro, noroeste, oeste, sudoeste y sur de la ciudad; b) que los pobres se encuentran dispersos por toda la ciu- dad. Se encuentran en el sur, en el centro, en el norte y tambin en el oeste de la ciudad, entre los barrios cerrados; y c) que los cambios actuales (como la cons- truccin informal o la dinmica en los precios del suelo) indican una heterogeneidad creciente.

    En virtud de estos conocimientos, la idea de una estructura urbana socio-espacial polarizada debe ser corregida. Ciudad de Mxico es mucho ms heterognea y compleja de lo que se pens por mu- cho tiempo. Adems, el desarrollo de la estructura urbana parece ir hacia una complejidad y desigual- dad cada vez mayor. Pobres y ricos podran en un futuro vivir juntos con mayor frecuencia, en espa- cios urbanos ms pequeos. Sin embargo, esto no debe ser precipitadamente entendido como una mayor mezcla entre las diferentes clases: las diferen- cias sociales aumentan, y la construccin de los ba- rrios cerrados indica que cada vez se levantan ms barreras fsicas entre los diferentes grupos de la po- blacin.

    La interpretacin de la heterogeneidad socio-es- pacial se encuentra confrontada con todo tipo de desafos metodolgicos y de concepcin. La primera razn, y la ms importante, es que el estado actual de la literatura no permite juzgar claramente si el su- puesto desarrollo hacia una estructura urbana ms heterognea, basado en la construccin informal y

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    en la transformacin de los precios del suelo, es real- mente el resultado de procesos recientes. Con res- pecto a la estructura de ingresos, no es posible hacer ninguna comparacin con el tiempo antes de 1990, ya que con los datos de los censos de entonces no se puede identificar diferencias espaciales, demogrfi- cas, sociales o econmicas. Con esto es difcil hablar de fragmentacin, ya que este concepto sugiere que un todo sea dividido en fragmentos. Hablar de una ciudad fragmentada significa afirmar, expl- cita o implcitamente, que existe un proceso de des- membramiento. Pero para Ciudad de Mxico (y para otras grandes ciudades latinoamericanas) esto es su- mamente difcil, ya que no es factible obtener un anlisis histrico completo de regiones de investiga- cin espaciales pequeas.

    Un ejemplo: se sabe muy bien que el centro de la ciudad (Miguel Hidalgo, Benito Jurez, Cuauhtmoc) puede resultar hoy muy desigual con respecto a los ingresos de sus habitantes (Mapa 4), y tambin sabemos que en 1980, el centro fue clasifi- cado de manera uniforme como una zona de clase alta (Rubalcava y Schteingart, 1987). El hecho de que las posibilidades de interpretacin se hayan ampliado entretanto, gracias a datos de censos mejorados, hace que la confrontacin de los dos mapas no permita ninguna conclusin sobre cam- bios. Es probable que, con respecto al centro, la es- tructura urbana haya estado desde hace tiempo ms desunida de lo que mostr la amplia recopilacin de datos en los diferentes censos realizados. Kandell (1990) relata que en los aos cuarenta y cincuenta la mayor parte de la poblacin rural inmigrante en- contr lugar en las llamadas vecindades (casas mal conservadas en renta de las clases medias emigran- tes) de los distritos del centro, de lo que se puede deducir que ya desde entonces la segregacin era muy localizada.

    Un segundo obstculo en la interpretacin de datos que nos presentan un cuadro heterogneo de la estructura urbana concierne a la conceptualiza- cin terica de la segregacin. Segregacin residen- cial puede ser determinada, por un lado, por medio de la concentracin espacial de estratos sociales en algunas zonas urbanas, y por otro, mediante el gra- do de homogeneidad social dentro de los mismos (Sabatini, Cceres y Cerda, 2001). Esta doble defi- nicin encierra obstculos conceptuales. Si las clases

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    altas se encuentran concentradas en ciertas partes de la ciudad, entonces quiere decir que estn fuerte- mente segregadas porque no se encuentran distri- buidas de manera uniforme a travs del espacio ur- bano. Pero si comparten su lugar de residencia con los grupos de ingresos medios y bajos, entonces estas zonas estn poco segregadas ya que su estructura de poblacin es heterognea. Es decir que un determi- nado fenmeno puede ser al mismo tiempo inter- pretado como una segregacin socio-espacial alta y baja, dependiendo de dnde se fije la atencin.

    Este anlisis con doble sentido se vuelve muy claro con el ejemplo de Ciudad de Mxico: si se fija la atencin en los ricos, entonces se debe hablar de una alta segregacin, pero si desviamos la atencin hacia los pobres, que representan cerca de dos terce- ras partes de la poblacin, entonces resulta un cua- dro diferente. Como los grupos con bajos ingresos se encuentran en todas partes, este panorama da por resultado una baja segregacin. Adems, hay que tener en cuenta que segn la unidad de anlisis esco- gida, el resultado puede ser diferente. As, las unida- des espaciales ms pequeas en Ciudad de Mxico los distritos (AGEB) y las colonias- se encuentran, por regla general, fuertemente segregadas, ya que presentan usualmente una estructura de poblacin muy uniforme. Sin embargo, en el siguiente mayor nivel espacial las delegaciones y municipios- se observa un cuadro diferente. Como se puede ver en los mapas 4 y 5, hay muchos distritos que se en- cuentran mezclados. Si se observa la totalidad de la aglomeracin urbana, esto es ms valido an.

    En tercer lugar, hasta la fecha no existe, dentro de la investigacin de la segregacin, ningn con- cepto convincente sobre la forma en que se da la distribucin de la poblacin en la ciudad (Dangschat, 1997; Schteingart, 2001), y la suposicin de que la desigualdad social se forma directa e inmediatamen- te en el espacio urbano fue criticada con razn (Marcuse, 1995; Jger, 2003). Esto significa que aunque el declive social crezca, no se puede deducir como se desarrolla la estructura urbana socio-espa- cial.

    A pesar de estos problemas metodolgicos y con- ceptuales, los presentes resultados de la investiga- cin hecha para Ciudad de Mxico debern ser fi- nalmente interpretados con respecto a las posibles

    causas de la heterogeneidad constatada, pero no como un resultado final, sino como uno intermedio. El diagnstico de que Ciudad de Mxico es ms heterognea y compleja de lo que generalmente se haba pensado fue desarrollado desde una perspec- tiva que (en la medida que los datos lo permiten) va dirigida a la ciudad en su conjunto. Esto debe en- tenderse tanto espacial como socialmente: no slo fueron examinados los lugares de residencia de los ricos y su distribucin en el espacio urbano, sino dinmicas socio-espaciales en general.

    La gran heterogeneidad socio-espacial demos- trada tiene posiblemente diferentes causas. Una se mencion anteriormente: sobre todo en los distritos del centro, sta es probablemente- heredada hist- ricamente, y por lo tanto, es factible que se encuen- tre all desde mucho antes de los aos noventa. No puede ser entendida, por tanto, como resultado de procesos de globalizacin. La situacin se presenta diferente en los distritos occidentales. El hecho de que en Naucalpan, Huixquilucan, lvaro Obregn o Cuajimalpa las grandes diferencias sociales se con- fronten de manera directa, tiene que ver primero con la construccin de un nuevo central business district, y segundo, con la expansin de los barrios cerrados. En el lugar donde antes se encontraba un vertedero de basura, est surgiendo en Santa Fe un enorme complejo con construcciones para oficinas, centros comerciales y zonas residenciales muy mo- dernas y caras, todo esto contiguo a un tradicional barrio pobre. Al mismo tiempo, ms al norte se estn construyendo viviendas de lujo sobre terrenos des- ocupados entre los barrios pobres.

    La relacin entre este tipo de desarrollo especfi- co y los procesos de la globalizacin es, al menos con respecto a Santa Fe, evidente. Para Carlos Salinas, que como presidente de Mxico entre 1988 y 1994 dirigi al pas hacia la firma del Tratado de Libre Comercio (y que dicho sea de paso, es actualmente una persona indeseable en Mxico), y para el enton- ces regente del Distrito Federal, Camacho Sols, Santa Fe deba ser el smbolo urbanstico y monu- mento de la integracin en el mercado internacional y de las reformas neoliberales. Por otro lado, con las nuevas funciones de Ciudad de Mxico como glo- bal city, creci tambin la necesidad de espacios para oficinas que satisficieran las exigencias de las empre-

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    sas transnacionales y compaas mexicanas que ope- ran en el mercado internacional. Los espacios para oficina rentados o vendidos anualmente en Ciudad de Mxico se duplicaron entre 1995 y 2001, su- mando 335.000 m2, y la mayora de ellos pertene- cen a la categora ms moderna. Casi la mitad de estos espacios que se ofrecen en el mercado estn en Santa Fe (Cuschman y Wakefield, 2001 & 2002).

    Pero las compaas inmobiliarias privadas que actan como developer juegan un papel importante no slo en las zonas del oeste de la ciudad. Por ejem- plo, a lo largo de la Calzada Zaragoza, se construy y se siguen construyendo viviendas para clases medias y bajas en grandes terrenos. Es absolutamente ima- ginable, aunque an no se pueda valorar definitiva- mente, que estas actividades, tal como se encuentra el panorama actualmente, hayan contribuido a una revalorizacin del precio en esta regin.

    7. Resumen

    Los resultados provisionales del proyecto de in- vestigacin del Instituto de Investigaciones Urba- nas y Regionales aqu presentados muestran con cla- ridad que hay que ser cuidadoso con las declaracio- nes generales sobre los efectos igualadores de la globalizacin. Por un lado, con respecto al desarrollo de las redes urbanas, perfectamente se puede cons- tatar fenmenos generalizables, como el hecho de que las metrpolis asumen funciones de ciudades globales; sin embargo, por otro lado existen tambin tendencias muy discrepantes, especialmente en lo referente a la cuestin de la posicin de primaca demogrfica y econmica de las grandes ciudades. Aqu no es posible constatar tendencias latinoameri- canas uniformes. Ms bien se demostr que los dife- rentes procesos en cada uno de los pases son atribuibles a condiciones especficas y a las formas de integracin en el mercado internacional, y por lo tanto, a la poltica en concreto. Este resultado es de gran importancia, ya que por ejemplo, las cuestiones relativas a la centralizacin o la descentralizacin- han estado ocupando recientemente al Banco Mun- dial, al Banco de Interamericano Desarrollo y a otras instituciones internacionales y nacionales.

    En cuanto a los posibles cambios de la estructu- ra socio-espacial de las grandes ciudades latinoame-

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    ricanas, la investigacin se encuentra apenas comen- zando. Los presentes resultados permiten hacer una declaracin clara sobre la actual situacin de Ciudad de Mxico en trminos de que la ciudad no est polarizada sino que muestra un cuadro mucho ms complejo, relativamente heterogneo, de su estruc- tura socio-espacial. Sin embargo, una interpretacin de las tendencias de desarrollo basada en el estado de investigacin actual es tan poco posible como hacer declaraciones sobre el desarrollo general en Latinoamrica.

    Sin embargo, se pueden extraer algunas suge- rencias de este artculo. Ya que los resultados de esta investigacin convergen con la mayora de los traba- jos enfocados sobre barrios cerrados all donde se puede constatar una estructura urbana heterognea, valdra la pena realizar anlisis sobre la estructura de ingresos, la construccin y el desarrollo de los precios del suelo en otras ciudades. Lo que se pretende con esto es llevar a cabo estudios ms extensos, es decir, acerca de aglomeraciones urbanas en su conjunto, pero basados en las unidades de investigacin ms pequeas posibles.

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