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Evaluación de Resultados del Programa de Prevención y Manejo de Riesgos COMPONENTE SANIDADES 2013 Abril, 2014

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Evaluación  de  Resultados  del  Programa  de  Prevención  y  Manejo  de  Riesgos    

 COMPONENTE  SANIDADES  2013  

Abril, 2014

Directorio

Gobierno del Estado de Tabasco SAGARPA

Lic. Arturo Núñez Jiménez

Gobernador Constitucional del Estado Lic. Enrique Martínez y Martínez Secretario

Lic. Pedro Jiménez León Secretario de Desarrollo Agropecuario

Forestal y Pesca Lic. Jesús Alberto Aguilar Padilla

Subsecretario de Agricultura

MVZ. Ulises Lanestosa Zurita Subsecretario de Desarrollo Agrícola

Lic. Ricardo Aguilar Castillo

Subsecretario de Alimentación y Competitividad

MVZ. Manuel Desiderio Fuentes Esperón

Subsecretario de Ganadería

Prof. Arturo Osornio Sánchez Subsecretario de Desarrollo Rural

Biol. José Francisco Iracheta Martínez Subsecretario de Pesca y Acuacultura Lic. Víctor Hugo Celaya Celaya

Coordinador General de Delegaciones

Lic. Ovidio Chablé Martínez de Escobar Coordinador General de Desarrollo Rural MVZ. Francisco José Gurría Treviño

Coordinador General de Ganadería

Lic. Mario Aguilar Sánchez Comisionado Nacional de Acuacultura y Pesca

MVZ. Enrique Sánchez Cruz Director en Jefe del SENASICA

Lic. Carlos Gerardo López Cervantes Director General de Planeación y Evaluación

Lic. Aníbal González Pedraza

Director General Adjunto de Planeación y Evaluación de Programas

MVZ: Carlos Hernández Reyez Delegado de la SAGARPA en el Estado

Evaluación de Resultados del Programa de Prevención y Manejo de Riesgos, Componente Sanidades 2013 en Tabasco

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Tabla de contenido Índice de cuadros ii Índice de figuras iii Índice de anexos iv Siglas v Resumen ejecutivo 1 Introducción 6 Capítulo 1. Contexto del programa 8 Capítulo 2. Diseño del programa 15 Capítulo 3. Gestión del programa 20 Capítulo 4. Resultados 27 Conclusiones y recomendaciones 37 Anexos 41 Bibliografía 42 Documentos normativos 42

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Índice de cuadros

Cuadro 1. Unidades Reconocidas 2013 10 Cuadro 2. Índice de reducción de riesgos de contaminación de la UP agrícola 28 Cuadro 3. Índice de reducción de riesgos de contaminación de la UP apícola 31 Cuadro 4. Índice de reducción de riesgos de contaminación de la UP acuícola 34

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iii

Índice de figuras

Figura 1. Tasa porcentual de variación del rendimiento promedio de las Unidades de Producción Agrícola

29

Figura 2. Tasa porcentual de UP con mejoras en los precios de los productos agrícolas

30

Figura 3. Tasa porcentual de variación del rendimiento promedio de las Unidades de Producción Apícola

32

Figura 4. Tasa porcentual de precios de los productos en UP con BPA apícolas 33 Figura 5. Tasa porcentual de variación del rendimiento promedio de las UP acuícola

35

Figura 6. Tasa porcentual de UP con mejora en los precios de sus productos acuícolas

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Índice de anexos Anexo 1. Indicadores de resultados del programa de inocuidad Agroalimentaria en sus componentes Agrícola, Acuícola y Pecuaria año 2011

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Siglas

CADER Centro de Apoyo al Desarrollo Rural CESVETAB Comité Estatal de Sanidad Vegetal de Tabasco CONAPESCA Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca

COTEN Comité Técnico Nacional de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación

CTEE Comité Técnico Estatal de Evaluación DDR Distrito de Desarrollo Rural DGSV Dirección General de Sanidad Vegetal FAO Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación FIRCO Fideicomiso de Riesgo Compartido FOFAE Fideicomiso Fondo de Fomento Agropecuario del Estado IICA Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura ITT Investigación y Transferencia de Tecnología JPSV Jefatura del Programa de Sanidad Vegetal MIR Matriz de indicadores para Resultados MML Matriz de Marco Lógico o Matriz de Indicadores LFSV Ley Federal de Sanidad Vegetal NOM Norma Oficial Mexicana OAS Organismo Auxiliar de Sanidad OASV Organismo Auxiliar de Sanidad Vegeta PAIEI Programa de Apoyo a la Inversión, Equipamiento e Infraestructura PND Programa Nacional de Desarrollo PROGAN Programa Ganadero PROMAF Proyecto de Maíz y Frijol PRONAC Programa Nacional de la Agroindustria de la Caña de Azúcar ROP Reglas de Operación del Programa

SAGARPA Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación

SENASICA Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Alimentaria SEDAFOP Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca SICAFI Sistema de Información de campaña Fitosanitaria SISER Sistema de Información del Sector Rural

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Resumen ejecutivo En los tres años de operación del programa de Inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera, de 2010 a 2012, se atendieron a 247 productores en 81 unidades de producción, de las cuales seis obtuvieron la certificación en dicho periodo; cuatro agrícolas y dos acuícolas; cabe señalar que el 2010 el subcomponente pecuario no participó en las acciones de inocuidad. La inversión en este mismo periodo fue de $6, 037,090.83, duplicándose el presupuesto entre el 2010 y el 2011, al pasar de $444,734.00 a $1, 084,038.00; donde el componente de inocuidad acuícola ha tenido un ejercicio presupuestal ligeramente superior a los otros dos componentes. Para el año 2013, el presupuesto destinado para las acciones de inocuidad fue de $4,149,651, de los cuales el subcomponente agrícola operó con $1, 414, 200, el pecuario $1,078,442, el acuícola $1,451,125 y $205,884 se destinaron para gastos de operación, evaluación y difusión. Las acciones públicas en materia de inocuidad en el Estado, a través de los organismos auxiliares, se concentran en la asistencia técnica, capacitación, difusión del subprograma, apoyo para pruebas diagnósticas, análisis de contaminantes, insumos sanitarios e infraestructura y equipo, encaminados a implementar las Buenas Prácticas de Producción y con ello el Sistema de Reducción de Riesgos de Contaminación; es decir, alcanzar la certificación por parte de (SENASICA) o renovarla en su defecto y a fin de mantener los productos en los mercados nacionales e internacionales. Principalmente en unidades de producción y empaque de los cultivos de limón, piña, banano y papaya, en el caso del subcomponente agrícola, producción de miel en el subcomponente pecuario y producción de tilapia y pejelagarto relativo al subcomponente acuícola. La implementación de acciones de inocuidad se asocia con las exigencias de los mercados internacionales y los consumidores, de allí que la mayor parte de las certificaciones con las que se cuentan en la entidad están relacionadas con la exportación de los productos: plátano, piña, limón y pejelagarto para propósitos ornamentales. Son dos tipos específicos de productores a quienes se han destinado los recursos del programa: aquellos que demandan participar por la necesidad de contar con la certificación que les garanticen los mercados de exportación y los que participan a expensas de la invitación por parte de los operadores del programa y que colocan sus productos sin problemas en un mercado local, “a pie de granja”, que no demanda garantías de inocuidad. El programa Integrado de Trabajo (PIT), si bien identifica las acciones necesarias establecidas por las reglas de operación, necesita de una identificación plena de la problemática a nivel estatal y de las condiciones que presenta el sector agropecuario a fin de definir las acciones, estrategias y las necesidades en función del contexto productivo regional. Aunque se reconoce que las acciones de asistencia técnica, capacitación, divulgación, vigilancia y monitoreo de contaminantes, permitirán «fortalecer las áreas de oportunidad en materia de inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera», dichas debilidades o situaciones problemáticas no se encuentran específicamente definidas ni enunciadas en el proyecto.

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En tanto no existe un diagnóstico que muestre las condiciones productivas de las unidades de la entidad, y que reconozca y defina la problemática que vive el estado de Tabasco en materia de inocuidad, y con ello las necesidades de implementación de acciones definidas estratégicamente, el objetivo general fijado en el PIT 2011 –aunque se corresponde con las Reglas de Operación (RO)– resulta restringido para atender con precisión y bajo una necesidad técnica las demandas en materia de inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera. De ello se desprende que el objetivo general enfatiza las metas que se proponen alcanzar a partir del número de unidades de producción o empaque que en conjunto habrán de certificarse y aquellas que sólo alcanzarán a elaborar el diagnóstico, sin expresar el para qué de dichas acciones y sin insistir en una apreciación integral acorde con el desarrollo de la sanidad y la inocuidad en la entidad o sus regiones. De manera que se requiere fortalecer el esquema de participación de los productores en el diseño, ejecución y evaluación del PIT, de modo que las necesidades, expectativas y el sentido del propio programa de trabajo contenga las inquietudes y necesidades prácticas de los destinatarios de las acciones en materia de inocuidad. Ello permitiría construir un PIT mediante estrategias de planeación participativa que aliente y comprometa a los usuarios, en tanto son ellos mismos los que definen las prioridades en materia de inocuidad agroalimentaria. Además de trascender los ejercicios de planeación de manera un tanto subjetiva y sin una metodología sistemática que, como resultado, evite también la posibilidad de orientar las actividades a objetivos menos prioritarios o a intereses particulares de ciertos sectores de la producción. En ese mismo sentido, es necesario considerar también que la amplitud con la que RO 2011 define la población objetivo, «personas físicas o morales que se dediquen a actividades agropecuarias, acuícolas y pesqueras», en la operación esta consideración conlleva el otorgamiento de apoyo a unidades de producción o empaque que no presentan obstáculos para la comercialización de sus productos, dado que no establece una distinción de acuerdo al tipo de productor. Hay que tener en cuenta, por tanto, la existencia de estrato de productores a los que les resulta inviable, por el tamaño de su producción, costear los gastos en infraestructura y en el conjunto de inversiones que conlleva establecer un Sistema de Reducción de Riesgos de Contaminación (SRRC). En suma, el objetivo establecido RO 2011 no es del todo consistente con las directrices establecidas en el Programa Sectorial en el sentido de favorecer la comercialización de bienes agrícolas, pecuarios, acuícolas y pesqueros de calidad, sanos y accesibles. Sumado a los criterios citados por los funcionarios, los agentes de los organismos auxiliares emplean otras consideraciones para identificar a los beneficiarios potenciales del programa, entre ellos: 1) las condiciones en términos de infraestructura con que cuentan las unidades de producción, 2) el nivel de producción con que cuentan dichas unidades y, 3) la disponibilidad del productor para participar en el programa. Todos ellos, sin duda, se tratan de apreciaciones y definiciones arbitrarias que se relacionan con la naturaleza de los productos que se desean certificar, es el caso de la producción acuícola y pecuaria, y en las que los productores pertenecen a un estrato específico (comparado con los productores agrícolas que demandan el apoyo): a) cuentan con sistemas de producción menos tecnificados, b) tienen una escasa

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infraestructura para la producción, c) producen en cantidades insuficientes para el mercado internacional, d) por tanto, los productos están dirigidos fundamentalmente al mercado local y, e) el reconocimiento de sus unidades no necesariamente constituye para ellos el logro de un incentivo económico adicional; por el contrario, cuando venden sus productos a otros intermediarios la reducción del riesgo se pierde, pues tampoco el programa atiende toda la cadena de producción. Uno de los principales problemas identificados por los actores institucionales y los organismos auxiliares es precisamente por los términos en los que se asignan o radican los recursos en las instancias operadoras. Ello trae consigo la interrupción de los procesos en la implementación de los SRRC y la inconformidad por parte de quienes se encargan en el campo de la asistencia técnica, la capacitación y la difusión de los SRRC y las buenas prácticas de producción y manufactura. Otro efecto sobre la operación financiera está relacionado, al menos para el año que se evalúa, con la conceptualización del componente Sanidades e Inocuidad Agroalimentaria, que al ser incluido como parte del programa más amplio de “Prevención y manejo de riesgos” los recursos se radicaban de acuerdo a la lógica de apertura de ventanillas; sin embargo, dicha lógica no opera en general para el componente Sanidades e Inocuidad Agroalimentaria, pues se realiza bajo la metodología de los PIT, donde la naturaleza de las acciones encaminadas a atender la prevención, el control y erradicación de plagas y enfermedades que afectan la producción, así como disminuir los riesgos sanitarios y establecer programas de inocuidad, demandan una atención permanente y el seguimiento de los procesos de manera oportuna. Los cambios en las RO a partir del presente año, en el que Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria constituye un programa por sí mismo, representan un signo de optimismo para los actores involucrados en las acciones de inocuidad, ante la posibilidad de que se modifique, en atención a la demanda, en un periodo inmediato los términos para la radicación y el ejercicio de los recursos, en los que sea posible operar bajo programas multianuales que respondan a las características y necesidades propias del componente en cuestión. Los resultados sobre el cumplimiento de los objetivos y metas definidos con base en indicadores de resultados del programa para los años 2011 y 2013, de acuerdo al análisis de la información recabada mediante las encuestas a unidades de producción que han incorporado SRRC y casos control que no han incorporado SRRC. Los resultado de los indicadores de reducción de riesgos, rendimientos productivos y valor de los productos, los cuales permiten estimar para 2013, los cambios observables en las UP que fueron beneficiadas por el programa. El objetivo general planteado para 2011 se cumplió satisfactoriamente. De los tres indicadores (reducción de riesgo, rendimientos productivos y costos de la producción) definidos para la evaluación de resultados del programa para el año 2011, dos de los indicadores mostraron valores de resultados positivos, lo cual refleja un impacto aceptable del programa en las unidades de producción analizadas, y uno de los indicadores restantes (en apicultura) se ubican con tasas porcentuales de variación 0, indicando que se mantiene sin cambios.

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El indicador asociado al tema de reducción de riesgo, obtuvo un índice de reducción de riesgo de .5 y 1, reflejando que la variación en la reducción del riesgo de contaminación ha sufrido cambios positivos en cuanto a inocuidad, generados por el programa en las unidades productivas analizadas. De los análisis realizados a los sectores agrícolas, acuícolas y pecuarios, se puede concluir que las acciones relacionados con el programa de inocuidad para los años 2011 y 2013 sí han logrado mejorar sus rendimientos y los precios de sus productos. Del mismo modo, la asistencia técnica, las capacitaciones y los procesos de implementación de BP y SRRC han modificado positivamente la calidad de vida, los comportamientos y las actitudes de los productores respecto a la calidad de sus productos. Los resultados señalan que en el sector agrícola el programa enfatiza la implementación de SRRC en aquellas unidades de producción que ya exportan sus productos al extranjero y que, por tanto, no requieren el reconocimiento como una condición para colocar sus productos en los mercados internacionales. El reconocimiento constituye un respaldo ante un diferendo comercial con el país de destino de los productos; es decir, al menos para este segmento de productores, la falta de reconocimiento no constituye un obstáculo para colocar sus productos en el mercado internacional, dado que los destinatarios de los bienes les exigen otras certificaciones específicas. En tanto que en el sector acuícola el programa se enfoca a implementar BP en aquellas unidades de producción dirigidas preponderantemente al mercado local en el que el reconocimiento no constituye una exigencia, y en menor medida a la exportación con fines de ornato, donde el reconocimiento de buenas prácticas constituye un elemento para mantener las exigencias del mercado. Por su parte en la actividad pecuaria la implementación de BP no se relaciona con el interés en comercializar los productos en el mercado internacional, se trata de pequeños productores que dirigen sus bienes al mercado local y a intermediarios. El reconocimiento no genera incentivos económicos mayores, aunque sí favorece la calidad de los productos en beneficio de los consumidores. Recomendaciones por sectores Inocuidad agrícola Se requiere un estudio que identifique un padrón de productores, soluciones viables y rentables que mejoren la calidad, inocuidad y competitividad de los productos agrícolas. Se propone identificar y fomentar entre los productores programas de investigaciones científicas (transferencia de tecnología) que den resultados satisfactorios en rendimientos productivos de cultivos con potencial de comercialización.

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Se recomienda apoyar la certificación de productores agrícolas independientes que han quedado excluidos de los apoyos sanitarios y fitosanitario que les ayude a cumplir con estándares de calidad exigidos por el mercado internacional. Ya que de no ser así, a mediano y largo plazo habría detrimento del crecimiento en la producción y exportación de productos inocuos tanto para el mercado local, nacional e internacional. Inocuidad acuícola Se requiere un estudio que identifique un padrón de productores, soluciones viables y rentables que mejoren la calidad, inocuidad y competitividad de los productos acuícolas. El mercado internacional de la tilapia no ha sido explorado en Tabasco, sin embargo éste tiene un gran potencial para el cultivo semintensivo e intensivo debido a la demanda de carne de buena calidad y por lo atractivo que resulta la exportación. A nivel granja, la aplicación sistemática de las BP permite disminuir significativamente la presencia de potenciales agentes peligrosos en el producto final. Instrumentar un programa de difusión abierto a la sociedad con la finalidad de contribuir a la creación de una cultura de consumo de productos inocuos. Inocuidad pecuaria Se requiere un estudio que identifique un padrón de productores, soluciones viables y rentables que mejoren la calidad, inocuidad y competitividad de los productos pecuarios. Es importante que se tomen medidas respecto al control de la depredación de plantaciones de árboles que son los que ofrecen la floración de las plantas cuyo néctar favorece la producción de la miel de abeja y aumenta su productividad, de lo contrario la producción de miel puede arrojar una rentabilidad menor cada año. La implementación del programa de buenas Prácticas responsabiliza al productor apícola a asegurar miel inocua y nutritiva, sin embargo se requiere gestionar ante las instituciones correspondientes que existan buenas prácticas a lo largo de toda la cadena alimenticia. Se deberá mejorar la infraestructura –sala de extracción- adecuada en relación con la inocuidad y la calidad de la miel, mediante la complementariedad de programas como activos productivos e infraestructura.

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Introducción La Evaluación Estatal de Resultados del programa de Manejo y Prevención de Riesgos, componente sanidades, proyecto inocuidad agroalimentaria, responde a la exigencia establecida en el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación; los lineamientos Generales para la Evaluación de los Programas Federales de la Administración Pública Federal; las Reglas de Operación de los Programas de la SAGARPA 2011, referente a la obligatoriedad de realizar una evaluación externa de los programas que la integran. En lo especifico, esta evaluación esta normada por los Lineamientos para las Actividades de Planeación, Monitoreo y Evaluación en los Estados 2013, emitidos por la SAGARPA a través de la Dirección General de Planeación y Evaluación. La utilidad de la evaluación externa de inocuidad agroalimentaria, constituye un valioso instrumento que contribuye a mejorar la calidad del gasto y fortalece la transparencia y rendición de cuentas de la administración y el ejercicio de los recursos públicos. En este sentido, el uso de los resultados permite retroalimentar la ejecución del proyecto y la toma de decisiones de las instancias responsables de su planeación y operación. El presente documento contiene el informe de evaluación externa sobre los resultados obtenidos por el proyecto inocuidad agroalimentaria durante 2011-2013 en Tabasco, realizada por El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Villahermosa. El objetivo general de la evaluación fue conocer los resultados obtenidos en las UP que recibieron apoyos del programa durante 2011 y sus logros a 2013, con el interés de aportar propuestas para mejorar su funcionamiento y operación en términos de su eficiencia y eficacia como instrumento de política pública. Adicionalmente, se establecieron los siguientes objetivos específicos de la evaluación:

a) Caracterizar al sector agropecuario, acuícola y pesquero del estado; b) Analizar los factores técnicos, económicos, sociales, ambientales y de mercado que

influyeron en el desempeño de las unidades de producción agropecuaria, pesqueras y/o acuícolas;

c) Identificar el tipo de intervención pública –federal y estatal- y la efectividad de los servicios de sanidad y/o de inocuidad;

d) Problema que busca resolver en el estado: objetivos, población potencial y objetivo; e) Analizar sobre las etapas clave de la operación del Proyecto inocuidad agroalimentaria

y; f) Los mecanismos e instrumentos de la gestión que contribuyen u obstaculizan el logro de

los objetivos del proyecto. La información utilizada para la evaluación, se obtuvo a partir de fuentes documentales, cuestionario aplicado a los productores que han implementado BP y a productores que no aplican BP, entrevistas realizadas a los técnicos y funcionarios relacionados con la operación del proyecto en el Estado.

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El informe se estructura en cinco capítulos. En el primero se presentan los factores que condicionan el nivel de sanidad e inocuidad de las UP, así como el resultado que se deriva de las condiciones ssocioeconómicas, de mercado, ambientales y tecnológicos en el contexto estatal. En el segundo capítulo se dan a conocer los aspectos del diseño que están condicionando los resultados del proyecto. El capítulo tres tiene como propósito entender en qué medida la gestión del Componente Sanidades y del Proyecto inocuidad agroalimentaria incide en los resultados observados. Se dan a conocer las características esenciales del proyecto inocuidad, sus objetivos, su estructura programática, el monto de presupuestos asignados al sector agrícola, acuícola y pecuario y su orientación en el estado. En el cuarto capítulo se integra la información y los hallazgos obtenidos para cada uno de los temas que corresponden a los objetivos específicos, utilizando como insumo la información contenida en las respuestas a las preguntas de evaluación. Finalmente, en el quinto capítulo se exponen las conclusiones y se presentan las principales recomendaciones sobre los resultados alcanzados por el proyecto.

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Capítulo 1 Contexto del Programa

1.1 Caracterización del sector agrícola, acuícola y pecuario El Estado de Tabasco, cuenta con una superficie de 24,738 km2 lo que constituye el 1.3% de la superficie del país, tiene la mayor precipitación promedio más alta del territorio nacional 2,318 mm y su superficie está catalogada como trópico húmedo en su totalidad. Está conformada por 2,530 localidades y 17 municipios, divididos en dos regiones económicas: región Grijalva y región Usumacinta. De acuerdo al INEGI (2012), al II semestre de 2011, el Estado contaba con una población de 2, 070,323 habitantes (que representan el 1.9% del total nacional), de los cuales 51% eran mujeres y 48.99% hombres. En cuanto al PIB en 2010 la actividad minera aportó el 52.32%, el comercio el 9.51% y la agricultura, ganadería, el aprovechamiento forestal y la pesca y caza en su conjunto apenas el 1.61%, indicando con ello el peso específico que tiene la actividad petrolera en la entidad y el escaso aporte que tienen las actividades primarias que se encuentra muy por debajo de los otros sectores económicos; no obstante, el Estado cuenta una superficie favorable para las actividades primarias, pero con un escaso aprovechamiento, bajos niveles de rentabilidad, tecnologías deficientes, escaso acceso a financiamiento y un alto porcentaje de minifundios. De acuerdo al Censo Agropecuario y Forestal 2007, en el estado existen 115,039 unidades de producción, de las que el 78.3% desarrolla alguna actividad agropecuaria o forestal. El promedio estatal de superficie por unidad de producción es de 15.1 has y de 12.3 has de las unidades con actividad agropecuaria o forestal. Entre las actividades agrícolas destacan, por la superficie sembrada y su importancia comercial, los cultivos perennes: en 2012 se sembraron 41,027.58 has de cacao, 29,112.00 de caña de azúcar, 10,719.02 de plátano y 9,437.50 de sorgo grano, entre los más destacables; en total la superficie sembrada de cultivos perennes fue 247,571.65 has, según el Sistema de Información Agroalimentaria de Consulta (SIACON). La ganadería bovina es otra de las actividades importantes en el Estado, destinándose a ella el 49.9% del total de las unidades de producción (INEGI). De las 29,526,542 cabezas producidas a nivel nacional en 2012, Tabasco produce 1,503,069 cabezas de bovino para carne y leche, es decir, el 5.09%, ocupando el 9º lugar a nivel nacional. El resto de las especies manifiestan posiciones relativas a nivel nacional muy bajas (caprino, abejas, ave huevo y ovino) a medias (porcino y ave carne), con excepción de los guajolotes que muestra un inventario de casi el 10% nacional, ocupando el 5º lugar según el volumen de la producción. En el 2011 Tabasco aportó el 3.01% de la producción pesquera a nivel nacional, ocupando con ello el 10º lugar con un valor de la producción de $534,590,000. Las especies producidas de mayor importancia con respecto al total de la producción nacional en 2012 fueron: el bagre (33.84%), besugo (39.32%), cintilla (71.05%), esmedregal (28.45%), langostino (35.37%), ostión (32.72%), peto (27.96%) y el robalo (21.78%), por su parte rayas y similares, jurel, guachinango

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y bonito tuvieron una participación a nivel nacional de entre el 10 y 20% (SIACON). Esta pesca está fundamentalmente concentrada en los sistemas lagunares costeros y mediante la acuacultura, a través de las 12,749 organizaciones sociales y, en menor medida, los 2,897 permisionarios del sector privado (INEGI, 2012). 1.2 Diagnóstico sectorial del estado de Tabasco Anchondo (2010) ofrece un panorama de las problemáticas que atraviesa el sector agropecuario en el Estado, en cuyas condiciones el programa de inocuidad agroalimentaria se desarrolla. Entre los principales problemas que se identifican en el sector agrícola, se encuentra la baja capitalización de las unidades económicas, resultado de la prevalencia de minifundios que limitan la posibilidad de obtener un ingreso suficiente para reproducir el ciclo productivo. Aunado a ello está el limitado acceso a financiamiento, en tanto en la mayoría de los productores no son sujetos de crédito, así como las características sociales y culturales limitan sus posibilidades de capitalización por la falta de conocimientos para analizar las condiciones del sector y para acceder a información estratégica en materia tecnológica y de mercados1

.

La falta de capacitación de los productores en los procesos de comercialización, también repercute en el acceso a mejores ingresos y ganancias, sumado a la necesidad de hacer uso de intermediarios genera una importante merma en sus beneficios. Por su parte las condiciones ambientales y el deterioro de los recursos naturales por la sobre explotación, la erosión de los suelos y la contaminación del agua, también se constituyen en obstáculos importantes para el desarrollo del sector. Toda vez que las altas temperaturas y sequías, aunado al incremento de las precipitaciones pluviales que deriva en desastres climáticos, por citar algunos hechos, impiden planear e invertir a largo plazo en proyectos agrícolas. El sector pecuario en la entidad, por su parte, se define por la prevalencia de sistemas extensivos de ganado mayor, pero con una alta frecuencia de unidades de producción con un mínimo inferior rentable de cabezas de ganado; lo cual se manifiesta en una insuficiencia de ingresos, descapitalización de las explotaciones ganaderas y limitado acceso al crédito. Entre los problemas que padece sobresale la producción a pequeña escala y las limitaciones para una explotación de mayor alcance económico, así como la limitada comercialización, bajo poder de negociación, nula participación en la generación de valor agregado y restricciones físico-biológicas y económico sociales que limitan el desarrollo del sector. La pesca es una de las actividades más relevantes en Tabasco, no sólo por el volumen de su producción, sino porque se trata de una fuente de alimento accesible y constituye una alternativa de ingresos en muchas comunidades costeras. Sin embargo se trata de una actividad atravesada por complejas condiciones productivas, entre las que se pueden señalar:

1 Los resultados del VIII Censo Agropecuario 2007 reportan que en el territorio tabasqueño, de las 90 051 unidades de producción con actividad agropecuaria o forestal, 2 460 (2.7%) utilizaron crédito para la compra de insumos y/o aseguraron la inversión realizada en casos de pérdida total o parcial de la producción; cabe resaltar que 97.3% de las unidades de producción no contaron con ninguno de estos servicios.

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reducción de la captura de especies importantes, limitado acceso al financiamiento, bajos ingresos en los pescadores libres, falta de capacitación y formación, infraestructura pesquera deficiente, sobre explotación de los recursos, falta de encadenamiento de la producción primaria con la industria y la contaminación petrolera que ha afectado severamente las áreas de pesca. 1.3 Identificación del tipo de intervención pública y la efectividad de los servicios de inocuidad, en apoyo a los retos que enfrentan los productores en sus unidades de producción En los últimos tres años de operación del programa de Inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera, de 2010 a 2012, se atendieron a 247 productores en 81 unidades de producción, de las cuales seis obtuvieron la certificación en dicho periodo; cuatro agrícolas y dos acuícolas; cabe señalar que el 2010 el subcomponente pecuario no participó en las acciones de inocuidad. La inversión en este mismo periodo fue de $6,037,090.83 duplicándose el presupuesto entre el 2010 y el 2011, al pasar de $444,734.00 a $1,084,038.00; donde el componente de inocuidad acuícola ha tenido un ejercicio presupuestal ligeramente superior a los otros dos componentes. Para el año 2013, según el Convenio específico de colaboración, el presupuesto destinado para las acciones de inocuidad fue de $4,149,651, de los cuales el subcomponente agrícola operó con $1,414,200, el pecuario $1,078,442, el acuícola $1,451,125 y $205,884 se destinaron para gastos de operación, evaluación y difusión. Las acciones públicas fundamentales en materia de inocuidad en el Estado, a través de los organismos auxiliares, se concentran en la asistencia técnica, capacitación, difusión del subprograma, apoyo para pruebas diagnósticas, análisis de contaminantes, insumos sanitarios e infraestructura y equipo, encaminados a implementar las Buenas Prácticas de Producción y con ello el Sistema de Reducción de Riesgos de Contaminación; es decir, alcanzar la certificación por parte de (SENASICA) o renovarla en su defecto y a fin de mantener los productos en los mercados nacionales e internacionales. Principalmente en unidades de producción y empaque de los cultivos de limón, piña, banano, papaya y plátano, en el caso del subcomponente agrícola, producción de miel en el subcomponente pecuario y producción de tilapia y pejelagarto relativo al subcomponente acuícola (Cuadro 1).

Cuadro 1. Unidades Reconocidas 2013 Sector Unidades reconocidas

Campo Empaque Cosecha Producción Procesamiento Superficie Productos/ Cultivo

Agrícola 4 6 - - - 857.5 Piña, papaya, banano, limón, plátano

Pecuario - - - 2 - - Miel Acuícola - - - 2 - - Tilapia, pejelagarto Fuente: Directorio de Empresas reconocidas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación por la aplicación del Sistema de Reducción de Riesgos de Contaminación en la producción primaria de alimentos de origen agrícola. Entrevistas a funcionarios estatales, federales y agentes de los OAS.

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De manera significativa el área agrícola concentra el mayor número de unidades reconocidas por la implementación de SRRC, las áreas de empaque son las que principalmente tienen el mayor número de reconocimientos y las áreas de campo en menor medida. En el caso de la producción pecuaria, la miel ha sido el producto que a la fecha cuenta con reconocimientos en dos unidades de producción por la implementación de buenas prácticas de producción. Referente a la producción acuícola, se cuentan con dos unidades que aplican buenas de producción de producción de tilapia y pejelagarto. En conjunto el número de unidades reconocidas habla, a primera vista, del incipiente proceso de implementación que tienen las BPP y los SRRC en el sector agropecuario, acuícola y pesquero de la entidad, sin embargo esta condición de logro está estrechamente vinculada a la vocación productiva del estado, el reducido número de productos comercialmente importantes y el volumen de su producción, amén de las condiciones productivas que en general padece el campo tabasqueño. En relación a los recursos humanos disponibles desde los organismos ejecutores del programa para la atención de los procesos de implementación de BPP y SRRC, los agentes de los OAS refieren la existencia de dos profesionales, un coordinador y un auxiliar para las actividades agrícolas; en la producción acuícola existen dos profesionales y un técnico que acompañan y dan seguimiento a los procesos de implementación BPP y; en el caso de las actividades pecuarias el personal dedicado a las acciones de inocuidad está constituido por un profesional y un técnico. Se reconoce también que no existen en la Entidad especialistas autorizados, unidades de verificación y organismos de certificación, por lo que dichos servicios resultan onerosos en tanto provienen de otros Estados del país, encareciendo con ello las acciones de inocuidad. La implementación de acciones de inocuidad se asocia con las exigencias de los mercados internacionales y los consumidores, de allí que la mayor parte de las certificaciones con las que se cuentan en la entidad están relacionadas con la exportación de los productos: plátano, piña, limón y pejelagarto para propósitos ornamentales. En ese sentido, se tiene un mercado local que escasamente exige a sus proveedores contar con alguna garantía de inocuidad y a la par los consumidores tampoco suelen demandar productos que garanticen calidad e inocuidad en sus procesos de producción, según los propios productores, funcionarios estatales y federales y los agentes de los OAS. De manera que se pueden localizar dos tipos específicos de productores destinatarios del programa: aquellos que demandan participar por la necesidad de contar con la certificación que les garanticen los mercados de exportación y los que participan a expensas de la invitación por parte de los operadores del programa y que colocan sus productos sin problemas en un mercado local, “a pie de granja”, que no demanda garantías de inocuidad. Efectivamente, un aspecto fundamental relacionado con el éxito y cumplimiento de los objetivos de la inocuidad agroalimentaria se refiere a posibilitar el acceso a mercados internacionales que exigen garantías de inocuidad. Por lo que resulta importante señalar que en Tabasco, según los resultados del Censo Agropecuario 2007 (INEGI, 2012), de las 73 364 unidades de producción con superficie agrícola, vivero o invernadero, 70.6% destina su producción a la venta local, regional, nacional o al extranjero, 60.4% la requiere toda o parte para consumo familiar, 43.5%

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para uso ganadero y 14% la aprovecha como semilla para siembra. Hay que destacar, sin embargo, que solamente 22 unidades de producción (menos del 0.1%) destinan toda o parte de su producción al extranjero. Respecto a la comercialización de los bienes pecuarios, según la misma fuente, de las más de 70 mil unidades de producción con cría y explotación de alguna especie animal, el 12.7% venden toda o parte de su producción, mientras que el resto la destinan solo al autoconsumo. De las que dedicaron la producción a la venta en el mercado nacional o extranjero, 31.7% comerciaron con un intermediario (coyote), 26.7% a un introductor, una planta procesadora o una cadena comercial y únicamente ocho unidades de producción reconocieron comercializar sus productos en el extranjero. Comparativamente con las agrícolas, las unidades pecuarias encuentran mayores limitaciones para colocar sus productos en el mercado internacional y ello se refleja, a la vez, en el impacto que tienen las acciones de inocuidad agroalimentaria en este sector. El sector agropecuario, acuícola y pesquero en general padece fuerte restricciones productivas, económicas y tecnológicas que están estrechamente vinculadas con las posibilidades de avance y desarrollo del programa de inocuidad agroalimentaria en el estado. En un primer nivel, factores como la descapitalización de las unidades de producción, el limitado acceso a financiamiento y la escasa infraestructura, constituyen un obstáculo para promover Sistemas de Reducción de Riesgos de Contaminación (SRRC) en las unidades; en tanto implica invertir en la habilitación de los espacios de producción, capacitación del personal, análisis de contaminantes, auditorias y compra de material técnico, entre otros, y que constituyen una inversión que afecta sensiblemente los ingresos y las posibilidades económicas de las unidades. En un segundo nivel, están aquellos elementos relacionados con las características sociales de los productores, como resultado del cambio estructural de la sociedad tabasqueña de las últimas tres décadas, en las que las actividades primarias son desplazadas por el sector servicios y la minería, y con ello la existencia de un fuerte desplazamiento de la mano de obra, particularmente la especializada, pero no únicamente, hacia los polos económicos más importantes en el estado. De manera que el grueso de las actividades agrícolas continúan ocupadas por productores con un bajo nivel de escolaridad y de especialización que limita su acceso a información estratégica sobre el sector y referencias acerca de los mercados económicos; aunado a las restricciones ambientales por los efectos del cambio climático y la degradación de los recursos naturales, que les impide desarrollar proyectos agropecuarios de gran escala y a largo plazo. Respecto a las condiciones socioculturales de los productores, se explica por el cambio en las condiciones estructurales de la economía y la sociedad tabasqueña, al pasar de una economía fundamentalmente basada en las actividades agropecuarias a una sostenida por la actividad minera (extracción de petróleo) y los servicios. En 1970 la minería aportó al PIB de la entidad el 26.4% y diez años más tarde llegó a significar el 77.9%, en consecuencia se observa una decreciente participación del sector agropecuario, la silvicultura y la pesca al pasar de 19.6% y

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3.8% en el periodo señalado (Sistema de Cuentas Nacionales). Tres décadas más tarde, al 2012, las actividades primarias aportan apenas el 1% al PIB, las actividades secundarias, en las que se incluye la minería, el 72% y las actividades terciarias el 27% (SE, 2013). Además, atendiendo a la escolaridad de la población, en la entidad se observa que el promedio es de ocho años de estudio y que la mayor proporción de hombres y mujeres mayores de 15 años sin escolaridad se localizan en localidades menores a 2500 habitantes, 67.4 y 74.7% respectivamente; es decir, en las áreas rurales o menos urbanizadas son más representativos que en las zonas urbanas. En el año 2000 se reportó que el 46.5% de los varones y el 48.5% de las mujeres de la población de 15 años y más contaba con primaría incompleta y que en general 59 de cada 100 hombres y 54 de cada cien mujeres se encontraban en situación de rezago educativo (INEGI, 2005). A partir de ello se entiende que la población con mayor instrucción escolar se encuentra fundamentalmente ocupada en los polos económicos y urbanos importantes de la entidad y que el 62.6% de dicha población está incorporada al sector terciario y un 17.2% en las actividades primarias (INEGI, 2011). En un tercer nivel, se localizan aquellos factores que afectan los ingresos, como por ejemplo, la existencia de intermediarios en función de la legalidad con la que realizan las prácticas productivas, es el caso de los “pescadores libres” en la costa del Estado, y las limitaciones para transportar y colocar los productos en los mercados locales o internacionales, lo cual disminuye los ingresos y las posibilidades de capitalización de las unidades de producción. La fuerte degradación y contaminación de los recursos también afecta la productividad al limitar las condiciones productivas de las unidades y con ello la demanda de una mayor inversión en tecnologías o insumos que permitan incrementar los volúmenes de producción. En el estado Tabasco históricamente han existido iniciativas sectoriales o intersectoriales que en los últimos años van desde el evidente incremento de la presencia de paradigmas ambientales en la educación básica y la oferta de carreras de pregrado y posgrados relacionados con estos paradigmas, hasta con la promoción de sistemas o prácticas agrarias que coinciden en el mejoramiento de las relaciones producción agraria-conservación ambiental, hacia la formulación e implementación de Planes, Programas o Proyectos, los cuales se describen a continuación:

Sistemas convencionales. Incluyen un mínimo de prácticas ambientales, generalmente ligadas al básico cumplimiento de la ley. Se basan en la alta entrada de insumos para un alto rendimiento al menor tiempo y al menor costo.

Sistemas que involucran prácticas de menor impacto ambiental. Su estructura es igual a los sistemas convencionales, pero reemplazan algunas prácticas convencionales por prácticas menos agresivas con el ambiente.

Sistemas alternativos (orgánico, biodinámico, cultural, agroecológico, etc.). Estructuras productivas que en componentes, estructura y función, involucran aspectos ambientales, tendientes a la optimización y eficiencia de la relación producción-conservación, reconocen los saberes ancestrales, promueven la participación del productor en el

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diseño de los arreglos productivos y se construyen sobre principios de equidad, seguridad alimentaria, precaución y soberanía sobre semillas y recursos genéticos.

Sistemas tradicionales. Basados en saberes ancestrales, generalmente transmitidos por tradición oral, con estructuras muy diversas, complejas y eficientes en la producción primaria, surten procesos de regeneración natural, involucran los intereses y el quehacer de la familia y la comunidad y en muchas ocasiones hacen parte de territorios colectivos.

Sistemas sostenibles. Basados en el balance e integración entre los factores ambientales, sociales y económicos, con fundamento en los principios del Desarrollo Sostenible.

En ese sentido, la mayoría de las unidades de producción promovidas por la política pública en Tabasco, parten de lo convencional hacia un sistema donde los productores incorporan uno o varios criterios agroambientales, ligados a prácticas de menor impacto, sin que su actividad pase a ser de tipo alternativo o sostenible. Este tipo de sistemas se ven fortalecidos por instrumentos como la certificación de Buenas Prácticas Agrícolas y Pecuarias, o los protocolos de inspección, vigilancia y control articulados a medidas sanitarias y fitosanitarias. En otros casos los productores parten de los principios de sistemas alternativos para posteriormente incorporarse o no, en procesos formales de certificación nacional y/o internacional; estas actividades de tipo técnico pueden contribuir a la prevención, en la medida en que se anticipan a la presencia de impactos o efectos negativos y a la mitigación, al reducir los efectos ambientales. Vale la pena señalar que en la conversión hacia sistemas con prácticas de menor impacto ambiental, alternativos o sostenibles, según sea el caso, el énfasis ha sido en el desarrollo de aspectos tecnológicos; pero la incorporación de la dimensión agroambiental a escalas empresariales o de finca exige acompañarse con acciones de carácter administrativo, económico, de política y de capacitación, sin las cuales no será posible incorporar la tecnología a la práctica en forma exitosa y que, por supuesto, se constituyan en condiciones fundamentales para la incorporación de prácticas de inocuidad y calidad agroalimentaria.

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Capítulo 2 Diseño del programa

2.1 Problema que busca resolver en el estado De los cinco ejes rectores de la política pública que integraron el Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012, al menos en el segundo de ellos, “Economía competitiva y generadora de empleos”, incidió directamente el objetivo de promover e impulsar la inocuidad y calidad de los alimentos de origen agropecuario, acuícola y pesquero. Específicamente en su objetivo 8, “Abastecer el mercado interno con alimentos de calidad, sanos y accesibles provenientes de nuestros campos y mares”, y a través de la estrategia 8.1, consistente en resguardar «al país de plagas y enfermedades y mejorar la situación sanitaria» y asegurar «la aplicación de la normatividad vigente en materia de sanidad e inocuidad agroalimentaria y mejorarla permanentemente para mantener el reconocimiento a nuestros estatus sanitario por parte de los mercados globales». Por su parte, el Programa Sectorial de Desarrollo Agropecuario y Pesquero 2007 – 2012, retomó esta dirección en el Objetivo 2 al indicar el compromiso de «Abastecer el mercado interno con alimentos de calidad, sanos y accesibles provenientes de nuestros campos y mares», puntualizando en la Estrategia 2.2 «Proteger al país de plagas y enfermedades y mejorar la situación sanitaria». En consonancia, la tercera Línea de acción plantea «Certificar o reconocer en el ámbito nacional sistemas de reducción de riesgos de contaminación para favorecer la oferta y disponibilidad de alimentos inocuos para el consumo de la población, así como para la comercialización de bienes agrícolas, pecuarios, acuícolas y pesqueros». Se proyecta también, en la cuarta estrategia, coadyuvar en materia de sanidad e inocuidad a fin de ampliar las oportunidades de acceso de los productos mexicanos al comercio internacional contando con normas de inocuidad, leyes y estados fitozoosanitarios afines a los requisitos internacionales. 2.2 Objetivos En este marco de política pública, el concepto de apoyo “Inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera” formó parte, en el 2011, del componente de Sanidad, integrado a la vez en el Programa de prevención y manejo de riesgos, según las Reglas de Operación de los Programas de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, publicada el 31 diciembre de 2010. El programa estableció como objetivo «apoyar a los productores agropecuarios, pesqueros, acuícolas y otros agentes económicos del sector rural para la prevención, manejo y administración de riesgos, a través de instrumentos que atiendan problemas de mercado y de financiamiento, sanidad e inocuidad y ocurrencia de desastres naturales». Asimismo el componente de Sanidades contempló como objetivos específicos la necesidad de instrumentar, certificar y promover programas de inocuidad encaminado a reducir los riesgos de contaminación física, química y microbiológica en los productos de consumo, sean orgánicos o

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no, provengan del mercado nacional, importados o para la exportación. Considerando los sistemas productos, estableció además como finalidad promover junto con los productores y los gobiernos estatales, los programas de impacto nacional y regional para mantener y mejorar las condiciones sanitarias agrícolas, pecuarias, acuícolas, pesqueras y de inocuidad agroalimentaria. Sin embargo, es necesario señalar que en tanto no existe un diagnóstico que muestre las condiciones productivas de las unidades de la entidad, y que reconozca y defina la problemática que vive el estado de Tabasco en materia de inocuidad, y con ello las necesidades de implementación de acciones definidas estratégicamente, el objetivo general fijado en el PIT 2011 –aunque se corresponde con las RO– resulta restringido para atender con precisión y bajo una necesidad técnica las demandas en materia de inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera. De ello se desprende que el objetivo general, en el PIT 2011, enfatiza las metas que se proponen alcanzar a partir del número de unidades de producción o empaque que en conjunto habrán de certificarse y aquellas que sólo alcanzarán a elaborar el diagnóstico, sin expresar el para qué de dichas acciones y sin insistir en una apreciación integral acorde con el desarrollo de la sanidad y la inocuidad en la entidad o sus regiones. 2.3 Población objetivo Entre las acciones impulsadas en materia de inocuidad, se consideraron apoyos para las actividades de implementación, promoción, fomento, capacitación y asistencia técnica, teniendo como fin último la implementación de SRRC en las unidades de extracción, producción, de procesamiento primario, acopio, envasado y empaque, tales como Buenas Prácticas Agrícolas, Pecuarias, y Acuícolas, así como Buenas Prácticas de Manufactura. La población objetivo establecidas en la RO 2011, por su parte, fueron las personas físicas o morales dedicadas a actividades agropecuarias, acuícolas y pesqueras que precisen programas de inocuidad agroalimentaria para la reducción de riesgos de contaminación en la producción primaria. Es necesario señalar que la amplitud con la que se define a la población objetivo implica la atención potencial de cualquier productor de la entidad y la inexistencia de un padrón de productores susceptibles de implementar los procesos de reconocimiento o certificación conlleva la consideración de una diversidad de productores: en primer lugar, algunos sin miras de comercializar sus productos en el extranjero; en segundo, otros con una escasa producción orientada principalmente al mercado local y; tercero, algunos más con escasa disposición por el reconocimiento, en tanto la infraestructura incipiente con que cuentan y las implicaciones económicas que trae consigo el proceso. Aquellas empresas y productores interesados pertenecen a un segmento económica y productivamente importante en la Entidad, que en principio no les hace falta el apoyo gubernamental, pero que sin embargo la obtención del reconocimiento constituye para ellos el fortalecimiento de sus garantías comerciales con el mercado extranjero. Por lo anterior, los apoyos no son diferenciados en función de las necesidades y de una población potencial previamente identificada por padecer una problemática o necesidad de

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establecer prácticas de inocuidad. Lo cual implica, a la vez, que no existe una estrategia de cobertura diseñada para atender una población objetivo que resulta vital para los fines y objetivos del programa y por ende que responda a las directrices establecidas en el Plan Nacional de Desarrollo, el Programa Sectorial Agropecuario y Pesquero y el Programa Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria: «Garantizar la aplicación de la normatividad vigente en materia de sanidad e inocuidad agroalimentaria y mejorarla permanentemente para mantener el reconocimiento a nuestro estatus sanitario por los mercados globales» El Plan integrado de trabajo (PIT), tal como lo establecen las RO 2011, constituye la base para el presupuesto y a través del cual, SENASICA como unidad responsable, valida las acciones que en materia de inocuidad agroalimentaria se desarrollan en cada entidad. Por lo que en dicho documento se consignan los objetivos, las metas, beneficiarios, el monto de los recursos y su distribución a través de los distintos proyectos, así como el calendario de actividades y el conjunto de indicadores que darán cuenta de los avances físicos y financieros y el logro de los resultados comprometidos en la propuesta operativa anual. El Programa Integrado de Trabajo 2011 si bien identificó las acciones necesarias establecidas por las reglas de operación, como se ha señalado, requiere de una identificación plena de la problemática de inocuidad a nivel estatal y en particular de las condiciones que presenta el sector agropecuario, acuícola y pesquero a fin de definir las acciones, estrategias y las necesidades en función del contexto productivo y comercial de la región. Aunque se consignó en el PIT que las acciones de asistencia técnica, capacitación, divulgación, vigilancia y monitoreo de contaminantes, permitirán «fortalecer las áreas de oportunidad en materia de inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera», dichas debilidades o situaciones problemáticas no se encuentran específicamente definidas ni enunciadas en el proyecto. No obstante lo anterior, el PIT estableció que las especies con las que se trabajaría durante el ejercicio 2011 serían el limón persa, la piña MD2, banano enano gigante, sandia, miel, tilapia y pejelagarto, en función de que son productos de «gran importancia debido a su comercialización nacional e internacional», por lo que el logro de las acciones –estableció el PIT 2011–, se expresaría «en las preferencias comerciales de los mercados nacionales y extranjeros», los cuales demandan «alimentos producidos bajo esquemas de reducción de riesgos físicos, químicos y microbiológicos que garanticen la salud de los consumidores». Lo anterior, implicaría analizar las condiciones productivas de tales especies a fin de diagnosticar y reconocer las necesidades de certificación y encaminado a mercados específicos que demanden los productos para los cuales se trabajará en la implementación de SRRC. De hecho, las propias RO 2011 señalan que los programas de trabajo, deberán alinearse a las políticas sanitarias nacionales regionales, y reunir las características de impacto sanitario, viabilidad técnica y resultados relevantes, con base en el análisis del estatus sanitario. Asimismo, deberán incluir metas acorde a la estrategia definida por la Entidad normativa, en este caso SENASICA, y congruentes al desarrollo de la Sanidad e Inocuidad en las Entidades Federativas o Regiones. Lo cual implica contar con un análisis elaborado exprofeso sobre la problemática que se busca atender, a fin de establecer metas, acciones y estrategias acordes a

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criterios técnicos, superando con ello el enfoque centrado en metas operativas, físicas y financieras en detrimento de resultados e impactos en materia de inocuidad en respuesta a las necesidades de los productores. De manera que se requiere fortalecer el esquema de participación de los productores en el diseño, ejecución y evaluación del PIT, de modo que las necesidades, expectativas y el sentido del propio programa de trabajo contenga las inquietudes y necesidades prácticas de los destinatarios de las acciones en materia de inocuidad. Dicha necesidad estratégica se deriva de: a) los programas de trabajo son elaborados en un primer momento por cada uno de los tres coordinadores (agrícola, acuícola y pecuario), teniendo como referencia y fundamento lo alcanzado con el programa del año previo; 2) en segundo momento es revisado y prevalidado en el seno del Subcomité de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria, en el que se analiza la pertinencia de las acciones y las metas en función de los límites presupuestales. En ese sentido, se considera que involucrar a los beneficiarios potenciales permitiría conocer las inquietudes y necesidades en función de sus características productivas, económicas y técnicas y derivar en la construcción de un PIT mediante estrategias de planeación participativa que aliente y comprometa a los usuarios, en tanto que concurren en la definición de las prioridades en materia de inocuidad agroalimentaria. Además de trascender los ejercicios de planeación de manera un tanto subjetiva, al elaborarse de manera individual y sin referentes técnicos basados en un análisis del contexto productivo y en función de necesidades estratégicas detectadas, y sin una metodología sistemática que, como resultado, evite también la posibilidad de orientar las actividades a objetivos menos prioritarios o a intereses particulares de ciertos sectores de la producción. En ese mismo sentido, es necesario considerar también que la amplitud con la que RO 2011 define la población objetivo, «personas físicas o morales que se dediquen a actividades agropecuarias, acuícolas y pesqueras», en la operatividad esta consideración conlleva el otorgamiento de apoyo a unidades de producción o empaque que no presentan obstáculos para la comercialización de sus productos, dado que no establece una distinción de acuerdo al tipo de productor. Es decir, aquellas unidades de producción que han estado interesadas en el reconocimiento o la certificación, se caracterizan por la importancia comercial de sus productos en los mercados internacionales, cuentan con un alto nivel de producción, capitalización y un manejo técnico y tecnológico apropiado de los productos, por lo que cuentan de por sí con una infraestructura básica y unas condiciones financieras que no representan para ellos un obstáculo económicos para ellos implementar BPA o SRRC, ni tampoco constituyen una limitante para comercializar sus productos. En el caso de la producción agrícola se trata también de productores organizados, casi en su mayoría en sociedades anónimas, y en el caso de las unidades reconocidas en la producción acuícola y pecuaria son de manera predominante pequeños productores. Por tanto, es necesario considerar la existencia de un estrato de productores a los que les resulta inviable, por el tamaño de su producción, costear los gastos en infraestructura y el conjunto de

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inversiones que conlleva establecer un SRRC; amén del propio perfil social de dichos productores: bajo nivel de escolaridad, limitados conocimientos técnicos y de mercado, etc. En el caso de los objetivos específicos o particulares consignados en el PIT, los cuales deben contribuir al logro del objetivo general, éstos detallan las metas, ya enunciadas en el objetivo principal, concentrándose en los aspectos operativos y la descripción de las actividades, por lo que resultan insuficientes para dar cuenta metodológicamente de sus alcances técnicos. En ese sentido, una planeación centrada en objetivos operativos, impide establecer con claridad y precisión objetivos y metas que proyecten una visión de mediano y largo plazo para alcanzar cambios en las condiciones de inocuidad prevalecientes en torno a las unidades de producción de la región.

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Capítulo 3 Gestión del programa

1. Arreglo institucional Según lo establecido en las Reglas de Operación 2011 (RO) y teniendo en cuenta el Acuerdo específico instituido entre el Gobierno Federal y el Ejecutivo Estatal participaron tres instancias en el desarrollo del componente Sanidades, en el que se incluye el concepto de apoyo “Inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera, del Programa Prevención y Manejo de Riesgos, a saber: SENASICA como unidad responsable, la delegación de la SAGARPA y el Gobierno de la entidad como instancias ejecutoras, así como los Organismos Auxiliares Sanitarios como coadyuvantes en las actividades de buenas prácticas pecuarias de los productos de origen animal y el desarrollo de medidas de reducción de riesgos de contaminación en la producción primaria de vegetales. En su calidad de instancia normativa y órgano administrativo desconcentrado de la SAGARPA, encargado de regular, administrar y fomentar las actividades de sanidad y calidad agroalimentaria, al SENASICA le corresponde, a través de la Dirección General de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera: transferir los recursos federales comprometidos, validar los programas de trabajo propuestos por los organismos auxiliares, definir los procedimientos para la operación del programa, aprobar las modificaciones a los proyectos, supervisar e inspeccionar el ejercicio de los recursos; así como el seguimiento de las acciones y la operación del subcomponente, según lo programado. Todo ello como lo estableció el Acuerdo específico 2011 para el apoyo, ejecución y operación del Programa de Prevención y Manejo de Riesgos. Por su parte a la Delegación de la SAGARPA le correspondió, según lo consignado en el mismo Acuerdo, colaborar con el SENASICA en el seguimiento y supervisión de todas las acciones consignadas en el desarrollo del subprograma, particularmente demandar información relativa a su ejecución, realizar visitas de supervisión y verificación que permitieran corroborar el otorgamiento de los apoyos consignados en las RO; es decir, los procesos operativos de SENASICA del concepto de apoyo inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera, deriva del arreglo o coordinación con la Delegación Estatal de la SAGARPA, ante la inexistencia de un servicio estatal de calidad e inocuidad agroalimentaria, tal como lo establece la Ley Estatal de Desarrollo Rural Sustentable en el estado. Como una de las instancias ejecutoras del programa, las Delegaciones desempeñan una función central en el desarrollo y el alcance del Programa de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera, como se le denomina desde lo local, pues no sólo representan al gobierno federal y al propio SENASICA, sino que también les corresponde negociar y gestionar los recursos estatales, establecer los procesos de planeación relacionados con la operación del programa, el seguimiento, la supervisión (en coordinación con el gobierno del Estado y el SENASICA) y la evaluación de las acciones, así como integrar la Comisión de Seguimiento de Programas de Inocuidad en la Entidad. Cabe precisar que al interior de la Delegación la

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Jefatura del Programa de Salud Animal es responsable de atender la inocuidad pecuaria y acuícola, a su vez la Jefatura del Programa de Salud Vegetal es la encargada de la inocuidad agrícola, por lo que en última instancia les corresponde a dichos actores institucionales cumplir tales funciones. De acuerdo a las RO 2011 lo gobiernos estatales son una de las instancias ejecutoras del programa a través de las Secretarías de Desarrollo Agropecuario, que en el caso del estado de Tabasco corresponde esta responsabilidad a la Secretaría de Desarrollo Agropecuario Forestal y Pesquero (SEDAFOP). La SEDAFOP, en el periodo evaluado, a fin de dar seguimiento técnico administrativo y evaluar las actividades del programa de inocuidad, contaba en su estructura con el Departamento de Inocuidad Agroalimentaria, dependiente de la Subdirección de Sanidad Vegetal y ésta, a su vez, de la Dirección de Sanidad Agropecuaria y Acuícola. Esta estructura denotaba, por un lado, la importancia de los aspectos de la sanidad animal y vegetal al contar en su conjunto con tres subdirecciones y cinco departamentos y en el caso de la atención de las acciones de inocuidad con únicamente un departamento; y por otro, el hecho de que en las entidades los Organismo Auxiliares son directamente responsables de la operación del subprograma, de manera que la exigencia operativa de las instancias locales es significativamente menor. Los Organismos Auxiliares de Salud Animal, Sanidad Vegetal, Sanidad Acuícola e Inocuidad, son organizaciones que coadyuvan con la SAGARPA – SENASICA en el desarrollo del programa de inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera, bajo la supervisión de la Delegación Estatal y el Gobierno del Estado, según lo establecen las RO 2011, el Convenio Específico de Coordinación y los Lineamientos Técnicos Administrativos, entre otras normatividades. En el caso de Tabasco corresponde a los Comités Estatales de Fomento y Protección Pecuaria, Comités Estatales de Sanidad Vegetal y Comités de Sanidad Acuícola, de acuerdo a las RO 2011, ejercer los recursos y ejecutar las acciones encaminadas a promover e implementar SRRC contenidas en el Plan Integrado de Trabajo, previa validación de la Unidad Responsable. Los organismos auxiliares en materia de inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera, ofrecen asistencia técnica a los productores en SRRC dirigido a obtener el reconocimiento o la certificación por parte de SENASICA. Encaminado a ello llevan también a cabo programas que les permitan a los productores aplicar los requisitos técnicos demandados por la instancia responsable para conceder el reconocimiento o la certificación de las unidades de producción, del procesamiento primario, el acopio, de las embarcaciones, el manejo y envasado y de igual forma de áreas integrales. Así también coadyuvan operativamente con el SENASICA en la ejecución del programa nacional de vigilancia de contaminantes y residuos y en la formación de asesores técnicos y terceros especialistas para la implementación de SRRC. Los recursos federales destinados al programa de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera, establecidos en el Decreto de Presupuesto de Egresos para la Federación, son transferidos al Ejecutivo Estatal y depositados en el Fideicomiso Fondo de Fomento Agropecuario (FOFAE). De manera que le corresponde al FOFAE administrar los recursos y

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radicarlos en los organismos auxiliares para la ejecución de las acciones referidas en los Programas de Trabajo previamente validados. Como un organismo auxiliar del FAFOE, según expresión de un funcionario estatal, la Comisión Técnica de Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria y la Subcomisión Técnica de Inocuidad fungen como comisión de seguimiento y supervisión de los programas referido también en los Lineamientos Técnicos - Administrativos. La Subcomisión juega un papel central en los procesos de desarrollo del Programa de Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera, dado que le corresponde vigilar el desarrollo del programa por parte de los OAS, así como supervisar el cumplimiento íntegro de las actividades, metas y objetivos comprometidos en el PIT. De igual forma revisa y ofrece seguimiento a los informes físicos – financieros del PIT y en caso de anomalías en la administración y uso de los recursos le corresponde notificar a las autoridades correspondientes a través de la Delegación de la SAGARPA. Le incumbe también a la Subcomisión revisar los Planes Integrados de Trabajo de modo que lo establecido cumpla con las normas determinadas en los Lineamientos Técnicos - Administrativos. 2. Planeación estatal Los procesos de planeación de las acciones destinadas a cumplir con los objetivos del componente Sanidades en su concepto de apoyo Inocuidad Agroalimentaria, Acuícola y Pesquera, ocurren en un sentido inverso a la radicación de los recursos: del organismo ejecutor a la Unidad Responsable. Aunque la Comisión y Subcomisión de Inocuidad intervienen analizando y evaluando los antecedentes del programa, sus logros previos, sus áreas de oportunidad y reconociendo los retos a los que se enfrenta, son los OAS los que elaboran directamente el Plan Integrado de Trabajo, el cual es revisado y validado a nivel local por el Gobierno del Estado y la Delegación de la SAGARPA a través de la Comisión Técnica de Inocuidad Agroalimentaria. La necesidad de que sean los OAS los encargados de la planeación, en una primera instancia –además de que se encuentra consignado en la propias RO y en los Lineamientos Técnicos – Administrativos–, responde a una necesidad substancial a decir de los propios funcionarios: los comités son los que cuentan con todos los elementos de análisis para establecer el proceso de planeación en tanto son los que están en contacto directo con los productores y sus planteamientos constituyen el insumo para nutrir los elementos al momento de planificar. En términos de los criterios y requisitos para la obtención de los apoyos del componente Sanidades está el que se elaboren y validen los Proyectos o Programas de Trabajo para las actividades de inocuidad de acuerdo a lo establecido en los términos de referencia del programa y en los Lineamientos Técnicos Administrativos generales y específicos. Cada comité formula su propio plan de trabajo y en su momento se integra la propuesta de los tres organismos, dando como resultado el Plan Integrado de Trabajo que en su operación se convierte en el Programa Integrado de Trabajo. Ello implica que un instrumento central en el ejercicio de planeación lo constituye el Plan Integrado de Trabajo. Al respecto, en los Lineamientos Técnicos – Administrativos se establece que PIT debe identificar las acciones generales y específicas por concepto de apoyo para la atención de sus

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sectores y, como se ha señalado previamente, se integra a partir del establecimiento de objetivos, metas físicas y financieras, estrategias técnicas y operativas en función de las necesidades detectadas y se establecen en él los indicadores de resultados que darán cuenta de los avances y el alcance del proceso de ejecución. Para el ejercicio de planeación el apartado de antecedentes, solicitado por los Lineamientos Técnico – Administrativos para la elaboración del PIT, resulta central, pues en él se demanda hacer referencia a lo logrado en los años anteriores, particularmente en torno al cumplimiento de los objetivos y sus alcances, la necesidad de mencionar los avances en materia de inocuidad, la producción relativa a la actividades agrícolas, pecuarias, acuícolas y pesqueras, definir las expectativas en torno a la inocuidad agroalimentaria, mencionar los impactos directos que tendrán en el comercio las acciones del Plan Integrado de Trabajo, así como mencionar las asociaciones de productores y el estimado de personas que serán beneficiadas con el programa. Por tanto, el ejercicio de planeación realizado por los OAS, está basado principalmente en los resultados de los programas previos, de manera que las metas físicas y financieras que se proponen, así como los recursos que se establecen, dependen de los avances que se han logrado y, particularmente, de los recursos que se asignan para el programa en ese año; es decir, el ejercicio de planeación o lo que se propone como alcance depende fundamentalmente de los denominados “techos presupuestales”. Este límite es evidente cuando los organismos proponen metas que rebasan la disponibilidad presupuestal, la Delegación en conjunto con el Gobierno del Estado requiere entonces a los OAS la demanda documentada por parte de los productores por participar en el programa y aportar los recursos y la disposición necesaria a fin de garantizar el uso de los recursos públicos y evitar con ello el subejercicio. No obstante lo anterior, en las entrevistas con los funcionarios emergen otros criterios que también entran en juego al momento de planear, por ejemplo se sostiene que la planeación se lleva a cabo en función de la demanda que se reciben por parte de los productores cuando los mercados les reclaman, para la entrada de sus productos, la certificación o el reconocimiento; o cuando se enfrentan a una problemática sanitaria que les obliga a buscar la certificación por sí mismos, en los casos donde sus productos son colocados en los mercados por productores de otras entidades que ya cuentan con la certificación. Un criterio más empleado en el ejercicio de planeación, se refiere a la identificación por parte de las propias instancias u organismos auxiliares de la necesidad de certificarse en función de la importancia económica y productiva y las necesidades de comercialización de los bienes, es el caso de los que hoy día, en el ámbito agrícola, poseen el mayor número de reconocimientos en SRRC: el plátano (que ha sido el pionero), la piña, el limón y en últimas fechas la papaya. En términos generales existe una relación institucionalizada en materia de planeación que funciona cabalmente para efectos de cumplir con los procesos y requisitos que establece la normatividad; fundamentada en las RO 2011, el convenio marco, el convenio específico y los Lineamientos Técnicos – Administrativos; sin embargo dichas acciones en definitiva deberían respaldar las estrategias y líneas de acción establecidas en los planes nacionales y estatales de desarrollo, los programas sectoriales y en última instancia responder a las estrategias y objetivos establecidos en el Programa Nacional de Inocuidad. Por el contrario, existe una

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diversidad de criterios que operan al momento de definir las metas de los PIT a partir de lo que los OAS proponen y que en el seno de la Comisión Técnica se determina la viabilidad o no de las propuestas, primando en ella la disponibilidad de los recursos y no necesariamente la consistencia técnica de los proyectos. 3. Población potencial, población objetivo y población atendida En cuanto a los instrumentos establecidos para el logro de los objetivos del programa, existe claridad en las Reglas de Operación 2011 de generar apoyos para las actividades de implementación, promoción, fomento, capacitación y asistencia técnica dirigidas a la implementación de SRRC; lo cual incluye unidades de extracción, producción, procesamiento primario, acopio, envasado y empaque, por medio de buenas prácticas de producción o manufactura. De manera que el objetivo relacionado con el programa de inocuidad agroalimentaria, acuícola y pesquera, en el marco Del componente Sanidades, estriba en instrumentar, certificar y promover programas de inocuidad que reduzcan los riesgos de contaminación física, química y microbiológica, así como para la producción orgánica en la producción de alimentos para consumo, tanto nacionales, importados y de exportación. La población objetivo referida por las RO 2011 fueron las personas físicas o morales dedicadas a las actividades agropecuarias, acuícolas y pesqueras y que requieran programas de inocuidad agroalimentaria para la reducción de riesgos de contaminación en la producción primaria, representados por las instancias determinadas por SENASICA. Los OAS, a través del Plan Integrado de Trabajo, consignan como meta beneficiar a 186 productores en total y se específica la atención de cinco unidades de producción y ocho unidades de empaque en el área agrícola, siete unidades de producción pecuaria y 20 unidades de producción acuícola. Se desconoce, en lo referente a la población, de qué universo de productores o productores potenciales provienen, y menos aún es posible determinar la población objetivo bajo la información documental proporcionada por las instancias estatales y federales y por los organismos ejecutores del programa. Como se ha señalado previamente las RO 2011 definen con amplitud la población objetivo, al establecer que el programa está orientado a las «personas físicas o morales que se dediquen a actividades agropecuarias, acuícolas y pesqueras», lo cual tiene diversas alcances en la definición de la población susceptible de verse beneficiada por el programa y sobre todo en la operación, esta consideración conlleva el otorgamiento de apoyo a unidades de producción o empaque que no presentan obstáculos para la comercialización internacional de sus productos, dado que no establece una distinción de acuerdo al tipo de productor. De hecho, los propios funcionarios estatales y federales reconocen la imposibilidad de conocer el “universo de los interesados reales”, tomando en consideración que implementar un SRRC es una decisión voluntaria de acuerdo a la normatividad existente; por lo que también distinguen que no son muchos los productores que en la entidad se encuentran interesados en aplicar SRRC y al tratarse de un aspecto muy específico de la producción no cualquiera de ellos se encuentra dispuesto a participar por las exigencias del proceso.

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Se reconoce también, por parte de los funcionarios, la imposibilidad del Estado por atender a los ochenta o noventa mil productores que componen el universo de productores en la entidad que potencialmente requerirían la implementación de estrategias, mecanismo y procesos de inocuidad. Al respecto, insisten, el programa está enfocado a aquellos productos que son de consumo en fresco, que no son muchos en el estado y todavía se focaliza más en aquellos productos que son del campo a la mesa y que son los que representan mayores riesgos en el aspecto de la inocuidad y que tampoco son representativos en términos de producción en el estado. De manera que a lo sumo quedan los productos que son de pericarpio duro, que no se consumen del campo a la mesa y que tienen un manejo previo, como el plátano, la piña, el limón, que son por su interés comercial y la importancia de su producción los que en el estado requieren la implantación de programas de buenas prácticas de producción y manufactura o SRRC. Sumado a los criterios citados por los funcionarios, los agentes de los organismos auxiliares emplean otras consideraciones para identificar a los beneficiarios potenciales del programa, entre ellos: 1) las condiciones en términos de infraestructura con que cuentan las unidades de producción, 2) el nivel de producción con cuentan dichas unidades y, 3) la disponibilidad del productor para participar en el programa. Todos ellos, sin duda, se tratan de apreciaciones y definiciones arbitrarias que se relacionan con la naturaleza de los productos que se desean certificar, es el caso de la producción acuícola y pecuaria, y en las que los productores pertenecen a un estrato específico (comparado con los productores agrícolas que demandan el apoyo): a) cuentan con sistemas de producción menos tecnificados, b) tienen una escasa infraestructura para la producción, c) producen en cantidades insuficientes para el mercado internacional, d) por tanto, los productos están dirigidos fundamentalmente al mercado local y, e) el reconocimiento de sus unidades no necesariamente constituye para ellos el logro de un incentivo económico adicional; por el contrario, cuando venden sus productos a otros intermediarios la reducción del riesgo se pierde, pues tampoco el programa atiende toda la cadena de producción. Se ha sostenido anticipadamente que los OAS basan la planeación sin una metodología sistemática que les permita con criterios técnicos definir a los beneficiarios potenciales y a la población objetivo a fin de dirigir sus acciones a productores estratégicos para los fines y objetivos del programa. Aún más los criterios de planeación atienden los requerimientos administrativos y dejan de lado el establecimiento de un análisis puntual, elaborado exprofeso, sobre la problemática que se busca atender, a fin de establecer metas, acciones y estrategias acordes a criterios técnicos, superando con ello el enfoque centrado en metas operativas, físicas y financieras en detrimento de resultados e impactos en materia de inocuidad en respuesta a las necesidades reales de los distintos estratos de productores. 4. Asignación de recursos estatales Uno de los principales problemas identificados por los actores institucionales y los organismos auxiliares es precisamente por los términos en los que se asignan o radican los recursos en las instancias operadoras. Ello trae consigo la interrupción de los procesos en la implementación de

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los SRRC y la inconformidad por parte de quienes se encargan en el campo de la asistencia técnica, la capacitación y la difusión de los SRRC y las buenas prácticas de producción y manufactura. A pesar de los instrumentos, los recursos se reciben fuera de tiempo: la concertación contiene instrumentos, pero no implican una eficiencia en la radicación de los recursos. Ello provoca un desfase entre la planeación, la concertación, la radicación de los recursos y las actividades propias del programa: cuando se requieren hacer las prácticas o no se hacen o se hacen de manera parcial y los recursos no se aprovechan al 100%, según la mirada de los funcionarios. De manera regular los recursos no se tienen los primeros meses del año por lo que la operación del programa y el seguimiento a los procesos de implementación de las buenas prácticas o de los SRRC dependen del compromiso de los técnicos; o en última instancia es necesario detener las actividades y reiniciar los trabajos hasta que los recursos son radicados en las cuentas de los OAS. Los funcionarios y los agentes de los OAS recuerdan la oportuna posibilidad que existía anteriormente para reprogramar los recursos que no habían sido factible ejercer en el ejercicio fiscal correspondiente, lo cual les permitía operar los primeros meses del año; sin embargo, las nuevas disposiciones normativas establecen la obligatoriedad de ejercer los recursos al 31 de diciembre de cada año a fin de cumplir plenamente con el ejercicio fiscal, lo cual, según los funcionarios, ha venido a afectar la operación del programa. Otro efecto sobre la operación financiera está relacionado, al menos para el año que se evalúa, con la conceptualización del componente Sanidades e Inocuidad Agroalimentaria, que al ser incluido como parte del programa más amplio de “Prevención y manejo de riesgos” los recursos se radicaban de acuerdo a la lógica de apertura de ventanillas; sin embargo, dicha lógica no opera en general para el componente Sanidades e Inocuidad Agroalimentaria, pues se realiza bajo la metodología de los Planes Integrados de Trabajo, donde la naturaleza de las acciones encaminadas a atender la prevención, el control y erradicación de plagas y enfermedades que afectan la producción, así como disminuir los riesgos sanitarios y establecer programas de inocuidad, demandan una atención permanente y el seguimiento de los procesos de manera oportuna. Los cambios en las RO a partir del presente año, en el que Sanidad e Inocuidad Agroalimentaria constituye un programa por sí mismo, representan un signo de optimismo para los actores involucrados en las acciones de inocuidad, ante la posibilidad de que se modifique, en atención a la demanda, en un periodo inmediato los términos para la radicación y el ejercicio de los recursos, en los que sea posible operar bajo programas multianuales que respondan a las características y necesidades propias del componente en cuestión.

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Capítulo 4 Resultados

4.1 Cumplimiento de objetivos y metas En este apartado se presentan los resultados sobre el cumplimiento de los objetivos y metas definidos con base en indicadores de resultados del programa de Inocuidad Agroalimentaria en sus subcomponentes Agrícola, Acuícola y Pecuaria para los años 2011 y 2013, de acuerdo al análisis de la información recabada mediante las encuestas a unidades de producción que han incorporado SRRC y casos control que no han incorporado SRRC. Los argumentos presentados se basan tanto en el resultado de los indicadores de reducción de riesgos, rendimientos productivos y valor de los productos, los cuales permiten estimar para 2013, los cambios observables en las UP que fueron beneficiadas por el programa. 4.1.2 Cumplimiento de objetivos y metas en 2011 El objetivo general planteado para 2011 de “apoyar a los productores agropecuarios, pesqueros, acuícolas y otros actores económicos del sector rural para la prevención, manejo y administración de riesgos, a través de instrumentos que atiendan problemas de mercado, financiamiento, sanidad e inocuidad y ocurrencia de desastres”. Se cumplió satisfactoriamente; al igual que el objetivo específico de la necesidad de instrumentar, certificar y promover programas de inocuidad encaminados a reducir riesgos de contaminación física, química y microbiológica en los productos de consumo, sean éstos orgánicos o no, provengan del mercado nacional, importados o para exportación. Sin embargo, para inocuidad acuícola y pecuaria no se cumplió satisfactoriamente el objetivo de “implementar sistemas de reducción de riesgos de contaminación en las unidades de extracción, producción, de procesamiento primario, acopio, envasado y empaque”, debido a que los programas apenas iniciaban a instrumentarse en el Estado. De los tres indicadores definidos para la evaluación de resultados del programa de Inocuidad Agroalimentaria en sus subcomponentes Agrícola, Acuícola y Pecuaria para el año 2011, dos de los indicadores (ver cuadro 1) mostraron valores de resultados positivos, lo cual refleja un impacto aceptable del programa en las unidades de producción analizadas, y uno de los indicadores restantes (en apicultura) se ubican con tasas porcentuales de variación 0, indicando que se mantiene sin cambios. Finalmente, el indicador asociado al tema de reducción de riesgo, obtuvo un índice de reducción de riesgo de .5 y 1 (ver cuadro 2, 3 y 4), reflejando que la variación en la reducción del riesgo de contaminación ha sufrido cambios positivos en cuanto a inocuidad, generados por el programa en las unidades productivas analizadas. 4.2 Inocuidad Agrícola 4.2.1 Reducción de riesgo

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Los eslabones esenciales y más numerosos de las cadenas agrícolas en Tabasco, son los productores de banano, piña y limón persa, quienes tienen una mayor producción, con posibilidades de colocar sus productos en el mercado regional, nacional e internacional. El tipo de productor agrícola en el Estado y la variedad de sus condiciones económicas y tecnológicas bajo las que operan, permite reconocer diferencias importantes respecto a sus formas de trabajo y manera de entender, aceptar y actuar con respecto a los aspectos de inocuidad que impactan su actividad. Con recursos del ejercicio fiscal 2011 se iniciaron los reconocimientos de SRRC en las siguientes unidades de producción:

Cuadro 2. Índice de reducción de riesgos de contaminación de la UP agrícola

Unidades de Producción Cultivo Sección Certificada

Nivel de adopción del SRRC Índice de reducción de

riesgo de contaminación UP con

PBP UP con

RRC Tabascos, S.P.R. de R.L. de C.V. Banano Empaque X 1

Palmahuaca Produce S.P.R. de R.L. de C.V. Banano Empaque X 1

Empacadora y Exportadora de Cítricos Piraña S. P. de R. L.

Limón Empaque X 1

Tabasco Citrus Pack S.A. de C.V. Limón Empaque X 1

Tabafresh, S.A. de C.V. Piña Empaque X 1 Productor Piña Campo 0 Productor Piña Campo 0 Productor Piña Campo 0 Productor Limón Campo 0 Productor Banano Campo 0 Fuente: SAGARPA. Directorio de Empresas reconocidas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, por la aplicación del Sistema de Reducción de Riesgos de Contaminación en la Producción Primaria de Alimentos, 2013. Cálculo de indicadores de la Evaluación Estatal de Resultados de los Programas en Concurrencia de la SAGARPA 2013, componente inocuidad. El programa de inocuidad agrícola tuvo un 95% de reconocimientos de sistemas de SRRC a unidades de empaques de empresas legalmente constituidas que exportan al extranjero sus productos agrícolas. El 90% de esas unidades ya contaban o, en algunos casos, iniciaban la implementación del sistema con miras a obtener certificaciones de entidades privadas exigidas por sus clientes en el extranjero. El 100% de las unidades de empaque de limón y piña, se conforman por unidades de producción de campo independiente, que integran la sociedad –empresa-, estas le entregan su producción, aunque no cuentan con reconocimiento y/o certificación. El reconocimiento de SRRC del SENASICA es valorada por las unidades de empaque como un apoyo para atender los problemas encontrados en las auditorias. Otro aspecto fue que constituyó un respaldo del Gobierno Federal Mexicano ante diferendos con otros países en la producción a nivel internacional. Se observó que los productores agrícolas independientes han quedado excluidos de la implementación de SRRC que les ayude a cumplir con estándares de calidad exigidos por el

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mercado internacional. Eso es grave debido a que podría ir en detrimento del crecimiento en la producción de productos inocuos tanto para el mercado local, nacional e internacional. 4.2.2 Rendimientos productivos de la Unidad de Producción Agrícola La Figura 1 indica dos niveles diferentes de variación del rendimiento agrícola promedio de las unidades de producción; por un lado, aquellas productores que cuentan con recursos económicos, grandes extensiones de tierras y con una visión empresarial a la que han sumado un rendimiento mediante buenas prácticas, es decir, el rendimiento obtenido cuando los productores utilizan prácticas óptimas y tecnología adecuada y, por otro lado, la variación del rendimiento de los productores con limitados acceso a financiamiento, falta de conocimientos para producir, administrar y comercializar con eficiencia.

En relación a la tasa de variación del rendimiento promedio de las UP se observa un incremento positivo a favor de aquellas que han implementado el sistema. Sin embargo con respecto a los productores que no se han implementado el sistema es posible establecer dos deficiencias: 1) la deficiencia en materia de cobertura de Buenas Prácticas Agrícolas de Producción a productores que contribuya a romper la diferencia entre el rendimiento conseguido aplicando prácticas óptimas y el rendimiento medio logrado por los productores independientes y, 2)La deficiencia en materia de investigación, que aunque incipientemente fomentada por aquellos con más recursos, marcan diferencias con los productores independientes que quedan excluidos. 4.2.3 Valor de los productos agrícolas En la figura 2 se presenta la tasa porcentual de mejora en los precios de las UP con y sin implementan de SRRC. Estos datos reflejan una tendencia positiva en aquellas UP en el año 2013 que han incorporado el SRRC, presentando un incremento similar con respecto a las que no lo han implementado.

Con SRRC Sin SRRC Series1 4.72 0

0 0.5

1 1.5

2 2.5

3 3.5

4 4.5

5

Títu

lo d

el e

je

Figura 1. Tasa porcentual de variación del rendimiento promedio de las Unidades de Producción Agrícola

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No obstante estos resultados, los productores asumen que los resultados de la implementación del SRRC no son directamente en el incremento de los precios sino en la calidad de los productos y la confianza que los clientes tienen al consumirlos y eso contribuye a mantener los precios en el extranjero aun y cuando en el mercado nacional los precios caen. 4.3 Inocuidad Pecuaria La producción apícola en Tabasco representa apenas el 0.3% de la producción nacional, se caracteriza por ser generada en un 90% por pequeños productores, con menos de 120 colmenas cada uno. Los municipios que concentran la mayor producción son Huimanguillo, Tacotalpa, Centro, Tenosique, Comalcalco y Centla. Los pequeños productores apícolas no son un grupo homogéneo. Sólo una pequeña parte de ellos son campesinos que se dedican en forma exclusiva a esta actividad y trabajan solos o con algún miembro de su familia, cuando no están asociados. El otro grupo lo conforman los apicultores campesinos que combinan esta actividad con otros rubros; y por último, están los que lo hacen por distracción y no con fines comerciales propiamente tales. También existen pequeños productores organizados en asociaciones y que forman pequeñas empresas, pero la producción de miel no es su actividad principal. Estas organizaciones están conformadas por pequeños y medianos productores, con un grado avanzado de experiencia, especialización e integración para enfrentar el mercado. 4.3.1 Reducción de riesgo En Tabasco, la miel es un producto cuyo destino es el mercado local, donde no se solicita garantías de calidad e inocuidad en los alimentos que se adquieren. Lo anterior no motiva la necesidad de implementar sistemas de aseguramiento de la calidad a lo largo de toda la cadena productiva de la miel y avanzar hacia la profesionalización de la actividad. Con recursos del ejercicio fiscal 2011 se iniciaron los reconocimientos de Buenas Practicas de Producción Apícola en las siguientes unidades de producción:

Con SRRC Sin SRRC Series1 100 100

0

20

40

60

80

100

120

Títu

lo d

el e

je

Figura 2. Tasa porcentual de UP con mejoras en los precios de los productos agrícolas

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Cuadro 3. Índice de reducción de riesgos de contaminación de la UP apícola

Unidades de Producción Cultivo Nivel de adopción del SRRC Índice de reducción de riesgo de contaminación

UP con SRRC UP con BPA Productor Miel X 0.50 Productor Miel X 0.50 Productor Miel 00 Cooperativa de Productores Apícolas de los Pantanos de Centla, S.C. de R.L. de C.V. Centla, Tabasco.

Miel 00

Fuente: SAGARPA. Directorio de Empresas reconocidas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, por la aplicación del Sistema de Reducción de Riesgos de Contaminación en la Producción Primaria de Alimentos, 2013. Cálculo de indicadores de la Evaluación Estatal de Resultados de los Programas en Concurrencia de la SAGARPA 2013, componente inocuidad. Desde la perspectiva de los apicultores entrevistados, existen escases de recursos para la implementación del sistema de BPA. En este sentido, las inversiones requeridas para construir una infraestructura adecuada de la sala de extracción es una de las principales dificultades para cumplir con los requerimientos de las BPA. Desde el punto de vista cultural, los apicultores reconocen la falta de costumbre y por lo tanto de práctica, que tienen en ordenar su trabajo mediante registro de sus actividades. El desconocimiento de la utilidad de los registros, se traduce en algunos casos en resistencia a la implementación de Buenas prácticas. Los apicultores perciben que los precios en el mercado local resultan más atractivos que en el mercado internacional, esto no favorece la implementación del sistema de BPA que contribuya en mejorar la calidad del producto y otros productos de la colmena que le permita mejorar el precio y abrir mercados internacionales. 4.3.2 Rendimientos Productivos de la Unidad de Producción Apícola La figura 3 muestra que la tasa porcentual de variación del rendimiento promedio de las unidades de producción refleja resultados similares entre aquellas unidades que han implementado el sistema y las que no lo han hecho.

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La cantidad de la producción por colmenas entre los productores encuestados osciló entre 35 kilos al año en promedio, aunque hay años que rinde más y otros menos según la floración de los cultivos o árboles, la cantidad de lluvias, las bajas temperaturas, cambios bruscos en el clima, mucho frío con una temperatura 15 grados que después subió a 40 grados o más, dificultando que las abejas trabajaran y muchos productores alimentaron con azúcar a sus abejas hasta por tres meses. Estos factores son los que han influido enormemente en la producción de los últimos años. La creciente deforestación es otro factor que pone en peligro la producción de miel de abeja. Es importante que se tomen medidas respecto al control de la depredación de plantaciones de árboles que son los que ofrecen la floración de las plantas cuyo néctar favorece la producción de la miel de abeja y aumenta su productividad, de lo contrario la producción de miel puede arrojar una rentabilidad menor cada año. 4.3.3 Valor de los Productos Los productores entrevistados señalan que la apicultura requiere un esfuerzo importante, pero al final vale la pena ya que da la posibilidad de ir creciendo de a poco. En la medida en que van teniendo alguna entradita extra y pueda ir haciendo algún ahorro, van comprando material de a poco, hasta que llega un momento que se tiene una producción de tal volumen que ya se va manteniendo por sí solo.

Con BPA Sin BPA Series1 0 0

0 0.1 0.2 0.3 0.4 0.5 0.6 0.7 0.8 0.9

1

Títu

lo d

el e

je

Figura 3. Tasa porcentual de variación del rendimiento promedio de las Unidades de Producción Apicola

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La figura 4 muestra la tasa de mejora en los precios de las unidades de producción no sufrieron cambios en cuanto a la mejora en los precios. La producción de miel la venden saliendo de la sala de extracción en sus casas y en mayor volumen a intermediarios que acopian la miel para su venta en establecimientos en la ciudad. Los entrevistados consideran que es más rentable su venta en lo local donde oscilan los precios de sus productos entre $80.00 y $100.00 pesos en tanto que en el mercado de exportación se lo pagan a razón de $30.00 pesos. Se considera que los resultados de las acciones de Buenas prácticas no han impactado en los precios del producto, pero si les brinda confianza de que venden productos de alta calidad a sus clientes. Inocuidad Acuícola La producción acuícola que se ha practicado en el Estado se divide en unidades productivas enfocadas a una acuacultura de repoblación que implica acciones de siembra de ainomorfos y la posterior cosecha en diversos cuerpos de agua tales como jagüeyes, lagunas y ríos. El rendimiento de estas unidades es variable ya que depende de la productividad natural de estos cuerpos de agua. Otra práctica común es la acuicultura de subsistencia, que en el contexto rural aprovechan diversos cuerpos de agua de diferentes tamaños como bordos de ríos y jagüeyes, que pueden ser temporales y algunos casos permanentes, su rendimiento es variable y suele ser de entre 100 y 400 kg/ha al año, aunque con el uso de policultivos es posible obtener mayores rendimientos. Por último, la acuicultura comercial, en estos sistemas se pretende alcanzar un incremento notable del rendimiento acuícola, utilizando para esto la fertilización y los alimentos balanceados. Es posible mediante este sistema obtener mayores cosechas. En algunos casos se utiliza el policultivo como una estrategia para aumentar la producción y entre los más conocidos se tiene la combinación de tilapia y pejelagarto. Del ejercicio fiscal 2011 a 2013 han obtenido dos unidades de producción su reconocimiento por la aplicación de las buenas prácticas de producción acuícola (ver cuadro 4).

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90%

100%

Con BPA Sin BPA

Figura 4. Tasa porcentual de precios de los productos en UP con BPA apícolas

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4.4.1 Reducción de riesgo

Cuadro 4. Índice de reducción de riesgos de contaminación de la UP acuícola.

Unidades de Producción Nivel de adopción

del SRRC Índice de reducción de riesgo de contaminación Cultivo UP con

PBP UP con SRRC

Castillo Acuacultores, S.C. de R.L. de C.V. Tilapia X 0.50

Otot Ibam, S.P.R. de R.L. Pejelagarto X 0.50 Productor Tilapia 0 Productor Tilapia 0 Fuente: SAGARPA. Directorio de Empresas reconocidas por la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación, por la aplicación del Sistema de Reducción de Riesgos de Contaminación en la Producción Primaria de Alimentos, 2013. Cálculo de indicadores de la Evaluación Estatal de Resultados de los Programas en Concurrencia de la SAGARPA 2013, componente inocuidad. El Cuadro 4. Muestra que las unidades de producción que están siendo reconocidas por la aplicación de las buenas prácticas de producción se encuentran legalmente constituidas con figura jurídica, caracterizadas por contar con mayor experiencia, recursos económicos y acceso a tecnología para la producción. Este reconocimiento contribuye a consolidar una imagen y aumentar la credibilidad de la empresa ante los consumidores y ser más competitividad en el mercado local. Mientras que los productores libres se mantienen renuentes a la aplicación de las buenas prácticas debido a que no consideran que tenga un efecto positivo ni negativo, ya que su producto lo colocan a pie de granja sin mayores exigencias de que el producto este vivo. La mayoría de estos productores carecen del conocimiento de los aspectos legales relacionados con la aplicación de los sistemas de reducción de riesgo de contaminación en los alimentos. Es importante que los organismos auxiliares resalten que, además de la obtención de un producto apto para el consumo humano, la implementación de BPA puede ofrecer ventajas tales como calidad sanitaria en los alimentos certificados, consolidar la imagen y credibilidad de la empresa frente a los clientes, contribuyendo además a la reducción de costos y riesgos y se facilita la comunicación de la UP con las autoridades.

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4.4.2 Rendimientos productivos de la Unidad de Producción Acuícola.

La figura 5 muestra una tasa de variación en el rendimiento de las unidades que implementan (9.43) BPA contra aquellas que no la implementan. La diferencia estriba en que las primeras cuentan con una mejor organización del trabajo, tratan de cumplir las exigencias de los procesos productivos y en la medida de lo posible, cuentan con tecnología básica. Mientras que los productores que no aplican BPA cuentan con bajos niveles educativos y carecen de los conocimientos para un buen manejo del cultivo. Es importante señalar que debe fomentarse o reforzarse en las UP, los programas de capacitación para todos los que forman la empresa, ya que a través de la capacitación mejorará el nivel educativo, habilidades técnicas de los trabajadores y también se favorece la capacidad de relacionarse con los demás miembros de la UP y se propicia el bienestar del personal. 4.4.3 Valor de los productos acuícolas

Con BPA Sin SRRC Series1 9.43 0

0 1 2 3 4 5 6 7 8 9

10 Tí

tulo

del

eje

Figura 5. Tasa porcentual de variación del rendimiento promedio de las UP Acuícola

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La figura 6 muestra una tasa de variación de los precios similar en aquellas unidades que cuentan con BPA, contra aquellas que no implementan un sistema BPA. Esto se debe a que la mayoría de los consumidores se encuentra con limitaciones económicas y compra a un precio más barato sin tomar en cuenta la calidad del producto. Aunque esto está cambiando, aun no se consolida en la población el consumo de alimentos inocuos. Se deberá definir un programa de difusión higiénico sanitario con la intensión de promover la producción y consumo de alimentos inocuos.

0% 10% 20% 30% 40% 50% 60% 70% 80% 90%

100%

Con BPA Sin BPA

Figura 6. Tasa porcentual de UP con mejora en los precios de sus productos acuicolas

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Conclusiones y recomendaciones Tomando en cuenta los documentos normativos proporcionados por la Dirección de Prevención de Riesgos de la SEDAFOP y las actividades realizadas por los organismos auxiliares respecto a las programadas, muestran el cumplimiento satisfactorio durante el periodo 2011 a 2013, en lo relativo a la implementación de sistemas de reducción de riesgos de contaminación y la adopción de buenas prácticas agroalimentarias en las unidades de producción. Los objetivos y metas planteados en el PIT de 2011 y 2013 fueron cumplidos. Con base en los resultados generados del análisis cuantitativo de campo, se puede decir que los resultados obtenidos en los indicadores asociados al tema de reducción del riesgo reflejan que la variación en la reducción del riesgo de contaminación en las UP ha sufrido cambios positivos en el periodo de estudio. De los análisis realizados a los sectores agrícolas, acuícolas y pecuarios, se puede concluir que las acciones relacionados con el programa de inocuidad para los años 2011 y 2013 sí han logrado mejorar sus rendimientos y los precios de sus productos. Del mismo modo, la asistencia técnica, las capacitaciones y los procesos de implementación de BP y SRRC han modificado positivamente la calidad de vida, los comportamientos y las actitudes de los productores respecto a la calidad de sus productos. Los resultados indican que la implementación de SRRC y BPA no se reflejan directamente en el incremento de los precios de los productos, sino más bien los cambios positivos obtenidos fueron consecuencia de la dinámica económica propia de los mercados; sin embargo se reconoce que para los productores sí existe un impacto en la calidad de los bienes y con ello se alcanza una mayor confianza en los consumidores. En tanto que, en opinión de los productores acuícolas y apícolas –no exportadores- el reconocimiento de implementar buenas prácticas proporcionado por SENASICA, les ha ayudado a integrar una cartera más amplia de clientes locales y regionales, pero sin despertarles el interés por colocar sus productos en un mercado internacional. En opinión de algunos actores claves, la mayoría de los productores agrícolas no han incorporado un SRRC o BP, debido a que constituyen un sector menos productivo debido a que cuentan con unidades de producción pequeñas, no cuentan con recursos suficientes para la inversión, ni la tecnología y el conocimiento técnico que mejore la productividad, así como escaso conocimiento de los mercados, lo que se constituye en una debilidad operativa al no disponerse de información estratégica para delimitar o segmentar la población potencial y con ello definir la población objetivo. La mayoría de los productores agrícolas, acuícolas y apícolas entrevistados opinan que el programa debe continuar apoyando y atender la producción de alimentos inocuos, señalando que una de sus actividades más importantes es la asistencia técnica, apoyos con los estudios de laboratorios e infraestructura. Sin embargo, los productores reconocen que las formas tradicionales de producción constituyen una resistencia que les impide someterse a nuevas

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técnicas de higiene y cuidado, sistematización y registro puntual de los procesos de producción, lo que deriva en una oportunidad del programa para fortalecer la capacitación y la asistencia técnica en las unidades de producción. La mayoría de los productores encuestados manifestó conocer la necesidad de implementar el SRRC y las bondades que trae consigo producir alimentos inocuos, sin embargo señalan la inexistencia de seguimiento en la cadena productiva para un manejo sanitario que dé continuidad al éxito de BP iniciadas por ellos. En el sector agrícola el programa enfatiza la implementación de SRRC en aquellas unidades de producción que ya exportan sus productos al extranjero y que, por tanto, no requieren el reconocimiento como una condición para colocar sus productos en los mercados internacionales. El reconocimiento constituye un respaldo ante un diferendo comercial con el país de destino de los productos; es decir, al menos para este segmento de productores, la falta de reconocimiento no constituye un obstáculo para colocar sus productos en el mercado internacional, dado que los destinatarios de los bienes les exigen otras certificaciones específicas. En tanto que en el sector acuícola el programa se enfoca a implementar BP en aquellas unidades de producción dirigidas preponderantemente al mercado local en el que el reconocimiento no constituye una exigencia, y en menor medida a la exportación con fines de ornato, donde el reconocimiento de buenas prácticas constituye un elemento para mantener las exigencias del mercado. Por su parte en la actividad pecuaria la implementación de BP no se relaciona con el interés en comercializar los productos en el mercado internacional, se trata de pequeños productores que dirigen sus bienes al mercado local y a intermediarios. El reconocimiento no genera incentivos económicos mayores, aunque sí favorece la calidad de los productos en beneficio de los consumidores. Con respecto a la operación del programa, no se identifica un padrón de beneficiarios potenciales, por tanto no existe una estrategia de cobertura que permita definir de manera consistente a la población objetivo. Se observa una diversidad de criterios de decisión para determinar a la población objetivo, que van desde criterios relacionados con la infraestructura, el volumen de la producción, la disposición del productor hasta la importancia económica del producto. Respecto a los mecanismos establecidos en los protocolos de actuación para la certificación, se observó que los técnicos han aplicado los mecanismos existentes para tal fin. Sin embargo, el personal técnico entrevistado siente que han mejorado en su actuación, pero que aún falta más personal para dar seguimiento a las UP que ya implementan el SRRC, Iniciar el proceso con aquellas UP que lo solicitan y promocionar el programa a UP nuevas.

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En opinión de los productores, hace falta acreditar a profesionales y técnicos con conocimientos profundos en agronomía, acuicultura y apicultura que además tengan conocimientos en Buenas Practicas. Por otro lado, como en otras investigaciones se señala el retraso detectado en la radicación de los recursos presupuestales a los Organismos auxiliares, que genera el retraso en el cumplimiento de los objetivos del programa, por lo que deben buscarse mecanismos más eficaces que no pongan en riesgo el retraso de las actividades del programa. También es pertinente contar permanentemente con análisis de riesgo en los productos, de tal manera que se justifique ante las autoridades competentes la asignación de más recursos para iniciar procesos de certificación a más productores agrícolas, acuícolas y pecuarios. Recomendaciones Se propone identificar y fomentar entre los productores programas de investigaciones científicas (transferencia de tecnología) que dan resultados satisfactorios en rendimientos productivos de cultivos con potencial de comercialización. Si bien, las Buenas Prácticas de Producción Apícola han promovido esfuerzos para mantener libres de contaminación a través de cuidados antes, durante y después de la cosecha, sin embargo no se cuenta con un seguimiento en los establecimientos para su venta. Con respecto al programa se requieren criterios estratégicos que permitan definir la población potencial y objetivo, para ello es necesario un estudio que identifique un padrón de productores por cada Sistema Producto. Inocuidad agrícola Se deberá sustentar en los planes de trabajo, legal o normativamente, la estrategia mediante la cual se prioriza los reconocimientos de Sistemas de Reducción de Riesgos de Contaminación en la producción primaria de alimentos de origen agrícola a empresas exportadoras y no a las que producen alimentos para el mercado nacional. Se recomienda tomar en cuenta a los productores agrícolas independientes que les ayude a cumplir con estándares de calidad exigidos por el mercado internacional. Ya que de no ser así, a mediano y largo plazo habría detrimento del crecimiento en la producción y exportación de productos inocuos tanto para el mercado local, nacional e internacional. Inocuidad acuícola El mercado internacional de la tilapia no ha sido explorado en Tabasco, sin embargo éste tiene un gran potencial para el cultivo semintensivo e intensivo debido a la demanda de carne de buena calidad y por lo atractivo que resulta la exportación, se sugiere fortalecer las iniciativas que integran a sus grupos familiares.

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Los resultados alcanzados se ubican en todo el personal que labora en la granja debido al entrenamiento o capacitación que le permite entender la importancia de una adecuada aplicación de las BPP. Se recomienda fortalecer la capacitación para que los productores puedan ordenar su trabajo mediante registro de sus actividades y aspectos contables. Inocuidad pecuaria Es importante que se tomen medidas respecto al control de la depredación de plantaciones de árboles que son los que ofrecen la floración de las plantas cuyo néctar favorece la producción de la miel de abeja y aumenta su productividad, de lo contrario la producción de miel puede arrojar una rentabilidad menor cada año. La implementación del programa de buenas Prácticas responsabiliza al productor apícola a asegurar miel inocua y nutritiva, sin embargo se requieren buenas prácticas a lo largo de toda la cadena de producción. Se sugiere realizar las inversiones requeridas para construir una infraestructura adecuada de la sala de extracción que les permita cumplir con los requerimientos de las BPA. Se requiere fortalecer la capacitación para que los productores ordenen su trabajo mediante registro de sus actividades. Fomentando mayor conciencia de la utilidad de los registros en sus unidades de producción.

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Anexo 1.

Indicadores de resultados del programa de inocuidad Agroalimentaria en sus componentes Agrícola, Acuícola y Pecuaria año 2011

Indicador UP con BPA

UP sin SRRC

Reducción de riesgo % % índice de reducción de riesgos de contaminación de Unidades de Producción Agrícola 1

Tasa porcentual de variación en la reducción de riesgos de contaminación en las Unidades de Producción Pecuaria 0.50

Tasa porcentual de variación en la reducción de riesgos de contaminación en las Unidades de Producción Acuícola 0.50

Rendimientos productivos de la Unidad de Producción Tasa porcentual de variación del rendimiento agrícola promedio de las Unidades de Producción Agrícola 4.75

Tasa porcentual de variación del rendimiento apícola promedio de las Unidades de Producción Apícola 0.00 0.00

Tasa porcentual de variación del rendimiento acuícola promedio de las UP 9.43 0.00 Valor de los productos Tasa porcentual de UP con SRRC y con mejora en los precios de sus productos –Agrícola 70.00 100.00

Tasa porcentual de UP con BPA y con mejora en los precios de sus productos – Apícola 0.00 0.00

Tasa porcentual de UP con BPA y con mejora en los precios de sus productos –Acuícola 100 100.00

Fuente: Cálculo de indicadores de la Evaluación Estatal de Resultados de los Programas en Concurrencia de la SAGARPA 2013, componente inocuidad. Encuesta levantada de enero-Abril de 2013.

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Bibliografía Anchondo, Adalid Juan Manuel (2010) Diagnóstico Sectorial del Estado de Tabasco. México: Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación. INEGI (2011) Perspectivas Estadística Tabasco. México: Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática. INEGI (2012) Panorama Agropecuario en Tabasco. Censo Agropecuario 2007. México: Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática. INEGI/PNUD (1986) Estructura Económica de Tabasco. México: Instituto Nacional de Geografía, Estadística e Informática

Documentos normativos Diario Oficial de la Federación. Ley Federal de Sanidad Vegetal Diario oficial de la Federación. Reglas de operación 2012 Diario oficial de la Federación. Reglas de operación 2010 Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación.

SAGARPA Programa Sectorial de Desarrollo Agropecuario y Pesquero 2007-2012.

Plan Nacional de Desarrollo 2007-2012. Programa Especial Concurrente 2007-2012. Programa Sectorial de Desarrollo Agropecuario y Pesquero 2007-2012. Plan Estatal de Desarrollo del estado de Tabasco 2007-2012. Decretos de Presupuesto de Egresos de la Federación 2011 y 2012. Reglas de Operación de los Programas de la SAGARPA 2011 y 2012. Convenios de Coordinación de acciones celebrados entre la SAGARPA y el Gobierno del Estado 2011 y 2012. Acuerdo Específico del Componente Sanidades, firmado entre

SAGARPA/SENASICA y el Gobierno del Estado 2011 y 2012. Reglamento Interior de los Organismos Auxiliares de Sanidad. Manual de Organización del SENASICA. Manual de Procedimientos del SENASICA. Documentos sobre el Programa Matrices de Indicadores para Resultados (estatales) del Programa 2011 y 2012.

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Informes de avance físico-financiero del Programa 2011 y 2012. Informe de Evaluación Nacional del Funcionamiento y la Operación del Programa

Soporte 2008.

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Agradecimientos El presente documento se elaboró con el acompañamiento y soporte técnico a la evaluación de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) y la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación (SAGARPA). La elaboración de este documento se realizó bajo la responsabilidad del M.C. Armando Hernández de la Cruz y M.C. Luis Alberto Montejo Sánchez, El Colegio de la Frontera Sur, Unidad Villahermosa. También se agradece el invaluable apoyo para la obtención de información sobre el programa de Prevención y Manejo de Riesgos, componentes sanidades y la colaboración del M.C. Abigail Estrada Estrada, Subdelegado de Planeación y Desarrollo Rural; Ing. Rigoberto Núñez Bojórquez, Jefe del Programa de Sanidad Vegetal e Ing. José Luis Cruz de la Cruz, Jefe del Programa de Salud Animal, pertenecientes a la Delegación Estatal de la SAGARPA en Tabasco, Lic. Javier Pavón Bernat, Coordinador del Comité Técnico de Evaluación Estatal. Asimismo a los gerentes de los OAS. Por parte del Gobierno del estado agradecemos a MVZ Carlos Carcaño Marín, Director de Sanidad e Inocuidad Alimentaria y al Ing. Alfredo Jiménez Hernández, Jefe del Departamento de Sanidad Agropecuaria y acuícola de la Secretaría de Desarrollo Agropecuario, Forestal y Pesca.