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ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política N.º 48, enero-junio, 2013, 173-184, ISSN: 1130-2097 doi: 10.3989/isegoria.2013.048.09 NOTAS Y DISCUSIONES Evaluar las innovaciones y su difusión social Evaluating the innovations and their social diffusion JAVIER ECHEVERRÍA Ikerbasque/Sinnergiak Social Innovation/Universidad del País Vasco 1 1. Polivocidad de la innovación Evaluar las innovaciones es una tarea com- pleja, que presenta diversas dificultades conceptuales y metodológicas. En primer lugar, el ámbito de los estu- dios de innovación no está suficientemente delimitado y tiende a crecer en extensión y diversidad, en base al así llamado «impera- tivo de innovar» (Harris y Albury, NESTA 173 [Recibido: enero 2013 / Aceptado: febrero 2013] RESUMEN. Aunque las innovaciones suelen ser evaluadas únicamente desde una perspectiva económica, aportan otras formas de valor (so- cial, cultural, político, medio-ambiental, moral). La fase de difusión social de las inno- vaciones es clave para una evaluación inte- grada y plural de los procesos de innovación. El Manual de Oslo, al identificar la difusión con la comercialización en los mercados, ha generado nuevas modalidades de innovación oculta, que no pueden ser analizadas por los instrumentos usuales de análisis en estudios de innovación. Como conclusión, se propone un cambio metodológico en los estudios de inno- vación, que permita evaluar las diversas fases de un proceso de innovación y tener en cuenta a los distintos agentes que intervienen en él. Palabras clave: evaluación de la innovación, difusión de la innovación, Manual de Oslo, es- tudios de innovación, innovación y valores, in- novación oculta. ABSTRACT. Although innovations tend to be only assessed from an economic point of view, they provide other forms of value (social, cul- tural, political, environmental, moral). The phase of social diffusion of innovations is de- cisive for a plural and integrated evaluation of the processes of innovation. The Oslo Manual, by identifying diffusion with marketing, has generated new forms of hidden innovation, which can not be analyzed by the usual instru- ments of analysis in innovation studies. In con- clusion, a methodological change it’s proposed, allowing to evaluate the various phases of a process of innovation and to ac- count for the different agents involved in it. Key words: evaluation of innovation, diffusion of innovation, Oslo Manual, innovation stu- dies, innovation and values, hidden innova- tion.

Evaluar las innovaciones y su difusión social

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Isegoria, 48 (junio 2013), pp. 173-184, ISSN 1130-2097, DOI: 10.3989/isegoria2013.048.00. Javier Echeverría Ezponda. 2013.

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ISEGORÍA. Revista de Filosofía Moral y Política N.º 48, enero-junio, 2013, 173-184, ISSN: 1130-2097

doi: 10.3989/isegoria.2013.048.09

NOTAS Y DISCUSIONES

Evaluar las innovaciones y su difusión socialEvaluating the innovations and their social diffusion

JAVIER ECHEVERRÍAIkerbasque/Sinnergiak Social Innovation/Universidad del País Vasco1

1. Polivocidad de la innovación

Evaluar las innovaciones es una tarea com-pleja, que presenta diversas dificultadesconceptuales y metodológicas.

En primer lugar, el ámbito de los estu-dios de innovación no está suficientementedelimitado y tiende a crecer en extensión ydiversidad, en base al así llamado «impera-tivo de innovar» (Harris y Albury, NESTA

173[Recibido: enero 2013 / Aceptado: febrero 2013]

RESUMEN. Aunque las innovaciones suelen serevaluadas únicamente desde una perspectivaeconómica, aportan otras formas de valor (so-cial, cultural, político, medio-ambiental,moral). La fase de difusión social de las inno-vaciones es clave para una evaluación inte-grada y plural de los procesos de innovación.El Manual de Oslo, al identificar la difusióncon la comercialización en los mercados, hagenerado nuevas modalidades de innovaciónoculta, que no pueden ser analizadas por losinstrumentos usuales de análisis en estudios deinnovación. Como conclusión, se propone uncambio metodológico en los estudios de inno-vación, que permita evaluar las diversas fasesde un proceso de innovación y tener en cuentaa los distintos agentes que intervienen en él.

Palabras clave: evaluación de la innovación,difusión de la innovación, Manual de Oslo, es-tudios de innovación, innovación y valores, in-novación oculta.

ABSTRACT. Although innovations tend to beonly assessed from an economic point of view,they provide other forms of value (social, cul-tural, political, environmental, moral). Thephase of social diffusion of innovations is de-cisive for a plural and integrated evaluation ofthe processes of innovation. The Oslo Manual,by identifying diffusion with marketing, hasgenerated new forms of hidden innovation,which can not be analyzed by the usual instru-ments of analysis in innovation studies. In con-clusion, a methodological change it’sproposed, allowing to evaluate the variousphases of a process of innovation and to ac-count for the different agents involved in it.

Key words: evaluation of innovation, diffusionof innovation, Oslo Manual, innovation stu-dies, innovation and values, hidden innova-tion.

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2009). No es un imperativo moral, ni muchomenos categórico. Se trata de un imperativopolítico y económico actualmente vigenteen los países industrialmente desarrolladosy, en particular, en la Unión Europea. Desdela agenda de Lisboa 2000, e incluso antes,la Comisión Europea promueve políticasde innovación2. Por su parte, las empresaspretenden ser innovadoras para competirmejor en los mercados globales. En cuantoa los medios de comunicación, hablan con-tinuamente de innovación, e incluso de cul-tura de la innovación (Aho 2006, Bakhshiy Throsby 2010). Por su parte, los investi-gadores han detectado varios tipos de inno-vación, aparte de la innovación tecnoló-gica: innovación social, innovacióndistribuida, innovación abierta, innovaciónde usuarios, innovación oculta, etc. En con-secuencia, el campo semántico que abarcael término ‘innovación’ se amplía sin parar,por eso resulta difícil definirlo de manera sa-tisfactoria.

En segundo lugar, los procesos de innova-ción son entidades complejas cuya estruc-tura no es fácil de analizar, debido a que di-chos procesos se desarrollan en contextoseconómicos, sociales y culturales muy dis-tintos, y a que en ellos intervienen diferen-tes agentes, guiados por valores e interesescontrapuestos. Las innovaciones suelen serfavorables para unos y desfavorables paraotros, por eso su evaluación es complicaday, frecuentemente, controvertida. Lo normales que una innovación tenga partidarios ydetractores. No en vano Schumpeter carac-terizó a la innovación como destruccióncreativa y atribuyó al empresario innovadorla capacidad de alterar el equilibrio de losmercados y «dislocar los valores», gene-

rando ganancias para unos y pérdidas paraotros.

En tercer lugar, las innovaciones tienen uncomponente relacional, puesto que implicanla aparición de algo nuevo, lo cual requiereun cierto cambio con respecto a lo previa-mente existente. Para determinar la apari-ción de algo nuevo en un determinado sis-tema (tecnológico, económico, social, etc.),se requiere conocer el estado anterior dedicho sistema.

En cuarto lugar, algo puede ser nuevo paraunos y no para otros, lo cual diversifica ycomplica todavía más la noción de innova-ción, aportando una componente de subje-tividad. Johannessen, Olsen y Lumpkin handistinguido tres dimensiones de la nove-dad: «¿qué es nuevo, cómo de nuevo ynuevo para quién?» (Johannessen, Olsen yLumpkin 2001, p. 20). Esas tres dimensio-nes se manifiestan en los procesos de inno-vación, y en particular en la fase de difusión.Si pensamos en las innovaciones que tienenrelevancia económica, el Manual de Oslo(OCDE/Eurostat, 1992, 1997, 2005), queencarna el paradigma actualmente domi-nante en los estudios económicos de inno-vación, afirma claramente:

«Por definición, todas las innovaciones de-

ben incluir un cierto grado de novedad. A conti-

nuación se comentan tres conceptos de novedad

para las innovaciones: nuevo para la firma,

nuevo para el mercado y nuevo para el mundo»

(Oslo Manual, § 205, 3ª ed., Paris 2005, p. 57).

Las novedades a escala mundial (o glo-bal) raras veces se producen, dos ejemplos tí-picos son Internet y el cambio climático. En

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los estudios de la OCDE y del Eurostat eu-ropeo es habitual considerar como innova-ción aquello que resulta ser nuevo en uncierto mercado, o para una determinada em-presa. La imitación de lo que otros hacen ysu implantación en otro país u otra empresase considera como una forma de innova-ción, técnicamente hablando, por muchoque esta acepción del vocablo, la imitacióninnovadora, resulte poco intuitiva e inclusosorprendente para los no especialistas. Elloimplica, entre otras cosas, una distinciónclara entre las innovaciones y las invencio-nes. No hace falta ser inventor para ser in-novador, basta con saber imitar bien, siem-pre que sea en otro ámbito espacio-temporal.

Las citas anteriores ilustran algunas delas dificultades conceptuales que se pre-sentan a los estudios de innovación. Casi to-dos los investigadores aceptan que el tér-mino ‘innovación’ es polisémico. Pues bien,en la medida en que no sólo hablemos de in-novaciones tecnológicas o empresariales,sino también de innovaciones sociales, cul-turales, políticas o, incluso, de innovacionesnaturales (que también las hay), su polivo-cidad aumentará.

2. Innovación y valores

En esta contribución pretendo acotar algo elcampo de estudio, centrándome en una delas dimensiones de la innovación, la axio-lógica. Son muchos los autores que vincu-lan la innovación a la creación de valor, en-tendiendo por tal la creación de valoreconómico. En el caso de Schumpeter, nosólo se habla de creación, sino también dedestrucción de valor, conforme a su audaztesis de la destrucción creativa. Supuestoque existiera un equilibrio previo en el mer-

cado, una innovación auténtica siemprerompe ese equilibrio, porque provoca uncambio importante de los valores relativos,con las consiguientes ganancias para unos,y pérdidas para otros:

«Los efectos de la actividad empresarial se

notan en todo el sistema, dislocando los valores

y rompiendo el equilibrio previamente existente;

el término vendaval expresa correctamente el

carácter de dichas ganancias y pérdidas»

(Schumpeter 1939, p. 135)3.

Según Schumpeter, una innovación re-levante produce una «transmutación de va-lores», es decir, altera el equilibrio de los sis-temas de valores en los mercados y generaganancias para unas empresas y pérdidaspara otras. A mi entender, cuando conside-ramos innovaciones que no son únicamenteeconómicas o empresariales, sino que con-forman grandes innovaciones sociales deruptura (por ejemplo Internet), la transmu-tación de valores es de mucho mayor ca-lado, porque afecta también a los valores so-ciales, políticos, culturales, estéticos ymorales, como la expansión de la sociedadde la información por todo el mundo hapuesto de manifiesto. Retornando a Schum-peter, sus propuestas sobre la vinculaciónentre los procesos de innovación y la gene-ración (o destrucción) de valor puede serampliada a otras modalidades de innova-ción. Partiendo de esa hipótesis, las inno-vaciones sociales crean (y destruyen) valorsocial, y análogamente las innovaciones po-líticas, culturales o medio-ambientales enrelación con sus respectivos tipos de valo-res. El enfoque axiológico permite analizarlos diversos tipos de innovación, por muycomplejos y variados que éstos sean.

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Trátese de innovaciones económicas,sociales, políticas o de otro tipo, uno de losrequisitos para que algo nuevo sea innova-dor es que sea valorado positivamente, y pormúltiples agentes, en función de sus res-pectivos criterios de evaluación. No hay in-novación sin valoración previa, e incluso sinmúltiples valoraciones previas, puesto quelas innovaciones han de ser adoptadas pordistintas personas u organizaciones, como acontinuación veremos.

La evaluación de las innovaciones pasa pormuchos momentos, pero en esta contribuciónvoy a centrarme exclusivamente en la fase dedifusión. La analizaré en función de las diversasevaluaciones que se llevan a cabo durante esafase, las cuales no sólo son empresariales, tec-nológicas o económicas, sino también eva-luaciones sociales y, más concretamente, eva-luaciones de usuarios (von Hippel 2005). Nin-guna innovación tiene éxito si otros no acep-tan y adoptan la propuesta innovadora, e in-cluso si no se apropian de ella y la usan, in-corporándola a sus hábitos y costumbres. Lasinnovaciones tienen una dimensión moral yaxiológica porque generan nuevas acciones ynuevos hábitos en las personas, así como nue-vas normas y protocolos de acción en las or-ganizaciones e instituciones. Partiendo del su-puesto de que los valores guían las accioneshumanas (Agazzi 2004, p. 95), es preciso in-dagar qué razones axiológicas llevan a los usua-rios a utilizar unos nuevos productos o servi-cios, y rechazar otros. En la fase de difusión,este es el momento clave de la evaluación delas innovaciones.

3. Difusión social de las innovaciones

Schumpeter fue el primero en distinguir lasinvenciones de las innovaciones, y lo hizo

de manera tajante: «la innovación es posi-ble sin nada que podamos identificar comoinvención y las invenciones no inducen ne-cesariamente innovaciones» (Schumpeter1939, p. 80). Esa distinción evita muchasconfusiones, como él mismo señaló. Segúnel economista austríaco, las innovaciones nose producen en los laboratorios, sino en losmercados. Pueden tener su origen en unaidea novedosa, pero no se reducen a ella, porinventiva que sea. Las innovaciones con-forman procesos complejos, que pasan pordiferentes fases, en las que intervienen di-versos agentes, no sólo la persona inventorao innovadora. Para innovar, no basta con sercreativo, tener ideas originales y hacer pro-puestas innovadoras. Lo importante es con-seguir que otras personas hagan suyas esaspropuestas innovadoras, y eso suele llevarmucho trabajo. Schumpeter denominó di-fusión a esta fase de los procesos de inno-vación. En función de su mayor o menorámbito de difusión, las innovaciones puedenser clasificadas como locales, regionales,nacionales o incluso globales. Lógicamente,la evaluación de dichas innovaciones serádistinta según las diversas escalas. En cual-quier caso, la fase de difusión resulta deci-siva para dilucidar si una propuesta inno-vadora fracasa o tiene éxito, así como paradeterminar su mayor o menor grado deaceptación social.

Un sociólogo rural británico, EverettRogers, publicó en 1962 un libro tituladoDiffusion of Innovations, que, al igual quelos de Schumpeter, se ha convertido en unclásico de los estudios de innovación, ha-biendo sido reeditado varias veces. Rogersdefinió la innovación como «una idea, prác-tica u objeto que es percibido como nuevopor algún individuo o por otra unidad de

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adopción» (Rogers, 1983, p. 11). Alguientiene que percibir la novedad como tal, demodo que las innovaciones siempre sonpara alguien, trátese de una persona, ungrupo, una empresa, una institución, unacomunidad o de la sociedad en su conjunto.Sin embargo, la percepción de lo nuevo nobasta: además, ese alguien ha de aceptar yadoptar la innovación. Para que se produzcauna innovación tiene que haber adoptado-res, es decir, personas que hagan suya esainnovación, e incluso que la usen, comopor nuestra parte añadiríamos. Rogers nosólo se ocupó de la difusión de las pro-puestas innovadoras a través de unos u otroscanales de comunicación, sino también desu adopción, es decir, de la fase en que seproduce la innovación propiamente dicha,puesto que la propuesta innovadora es asu-mida por la gente.

La ideación de algo nuevo supone lafase inicial de un proceso de innovación. Suadopción social, más o menos generalizada,conforma su fase final. Para ello, se re-quiere un cierto grado de aceptación social,e incluso el uso efectivo de los nuevos pro-ductos o servicios. El éxito mayor o menorde una innovación depende de su grado deadopción en un determinado entorno so-cial, sea éste grande, mediano o pequeño,puesto que la innovación ocurre en ámbitosconcretos. Hay quienes idean las innova-ciones, quienes las apoyan y promueven,quienes las desarrollan o implementan,quienes las difunden y, finalmente, quieneslas adoptan y utilizan. En términos muy ge-nerales, estos cinco tipos de agentes con-forman la cadena de valor mínima asociadaa un proceso de innovación. Si ello es así,para evaluar las innovaciones hay que ana-lizar y evaluar cada una de estas fases o no-

dos de la cadena de valor, no sólo lo quepiense el inventor, ni el promotor o finan-ciador de la innovación. La evaluación delas innovaciones es plural, debido a que enla fase de difusión de las innovaciones in-tervienen diversos agentes. Y no hay que ol-vidar que, una vez que la innovación hasido ampliamente aceptada, deja de ser unainnovación, y el ciclo vuelve a empezar, a laespera de nuevas propuestas innovadoras.

De las cinco fases que hemos apuntado,las tres últimas conforman la fase de difu-sión, que Rogers definió así:

«difusión es el proceso mediante el cual una

innovación es comunicada a miembros de un sis-

tema social a través de ciertos canales a lo largo

del tiempo» (Rogers, 1983, p. 16).

Esta definición afirma la existencia decuatro grandes componentes en un procesode difusión: la idea innovadora, los canalesde comunicación, el tiempo y un sistemasocial compuesto por diversos miembros.En su libro, Rogers analizó más de qui-nientos ejemplos de innovaciones en mediorural y distinguió hasta cinco fases: cono-cimiento, persuasión, decisión, implemen-tación y confirmación, a las que me referiréen breve. También tuvo clara la existenciade diversos agentes relevantes para el éxitode una innovación y los clasificó en funciónde su mayor o menor rapidez a la hora deadoptarla: «innovadores, primeros adopta-dores, primera mayoría, mayoría final yrezagados» (Rogers 1962, p. 150). Los pri-meros eran gente joven, dispuesta a asumirriesgos y ávida de novedades. Los segun-dos también eran jóvenes, adoptaban acti-tudes favorables hacia lo nuevo, tenían in-fluencia social y disponían de medios

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económicos, razón por la cual daban unsoporte eficaz a las propuestas innovadorasdesde los primeros momentos de su difu-sión. Los terceros tardaban más en adoptarlas innovaciones, eran de clase media y es-taban influidos por el grupo anterior depersonas, a los cuales seguían (liderazgossociales). El cuarto grupo era poco pro-clive e incluso escéptico ante las innova-ciones: sólo las aceptaba cuando la mayo-ría social las había hecho suyas. El quintogrupo, los rezagados (laggards), solían serpersonas de edad que afirmaban las tradi-ciones y eran reacios a los cambios, siem-pre según Rogers (Ibid., 282-283).

Sea exacta o no esta clasificación, asícomo la descripción de los cinco agentes,Rogers hizo una aportación importante alproponerla, tanto al destacar la importanciade la fase de difusión como al subrayar queuna innovación lleva tiempo y que en ellaintervienen distintos agentes que se comu-nican e influyen entre sí, favoreciendo o nola aceptación de la innovación. Las inven-ciones pueden ser obra de personas genia-les, pero en los procesos de innovación par-ticipan muchos tipos de personas (yorganizaciones), incluida gente normal ycorriente. Para que una innovación tengaéxito es preciso que se difunda en un en-torno social suficientemente extenso. Hayinnovaciones grandes, medianas y pequeñasque afectan a grupos sociales más o menosamplios. Lo importante es que a lo largo delproceso de innovación siempre intervienendiversos agentes del entorno social donde seproduce, no sólo el inventor ni el empren-dedor. Asimismo hay que destacar la im-portancia de los canales de comunicación,sin los cuales no se hubieran producido lasinnovaciones que estudió Rogers, todas

ellas en medio rural. Siendo complejo elacto de inventar, la fase de difusión socialaporta una complejidad mucho mayor a losprocesos de innovación.

Rogers tuvo muy clara la condición pro-cesual de la difusión, y por ende de la in-novación. Además de discernir diversosagentes y actitudes ante una propuesta in-novadora, también distinguió cinco subfa-ses, las cuales estructuran la fase de difu-sión: conocimiento, persuasión, decisión,implementación y confirmación. Durantela primera, la posible usuaria tiene noticia dela propuesta innovadora y la percibe comoalgo nuevo; en la segunda, el usuario se in-teresa por ella y busca activamente infor-mación, siendo persuadido por otros de losposibles beneficios; en la tercera, decidenaceptarla o no, o cuando menos ponerla aprueba; en la cuarta, utilizan la innovaciónen diversas situaciones y siguen buscandomás información, comentando sus ventajasy sus inconvenientes; en la quinta y última,se deciden a adoptarla, convirtiéndose enusuario y usuaria habituales del nuevo pro-ducto o servicio. Todas estas evaluacionesson individuales, pero en ellas intervienengrupos de personas que intercambian cono-cimiento y valoraciones entre sí. Al final, lainnovación puede llegar a buena parte delentorno social considerado, caso de quetenga éxito. Pero los rechazos a lo largo deeste proceso también son frecuentes. Mu-chas innovaciones muy prometedoras paralas empresas que las promovieron fracasa-ron luego en la fase de difusión. Usuarios yusuarias tienen sus propios criterios de eva-luación.

Concluiré que un proceso de difusiónsiempre tiene una estructura, y en particularuna estructura comunicativa, sin perjuicio

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de que ésta pueda variar según el tipo de in-novación que analicemos y según los con-textos o situaciones. De hecho, la teoría deRogers estuvo muy centrada en las innova-ciones de producto, sin tener apenas encuenta los otros tres tipos de innovaciónque distingue el Manual de Oslo en su ter-cera edición (de proceso, organizativa y demarketing). Aun así, las demás modalidadesde innovación también incluyen fases, mo-mentos y diversos agentes, de modo quecabe hablar asimismo de difusión de unnuevo servicio, de una nueva organizacióno de un nuevo método de comercializacióno propaganda. Analizar la estructura de unproceso de innovación es condición sinequa non para abordar el problema de laevaluación de las innovaciones, cuestiónésta muy ardua y de difícil resolución. A lolargo del proceso, tanto las actitudes comolas valoraciones pueden ser distintas. Nuncahay una evaluación única de una innova-ción, sino varias, algunas de las cuales pue-den ser contrapuestas. Algunos están a favorde la innovación y la reciben bien, pero nohay que olvidar que siempre hay gente queestá en contra y se niega a adoptarla, o tardamucho en hacerlo.

Dicho de otra manera: el pluralismoforma parte de la estructura de los procesosde innovación, tanto por lo que respecta alas fases (ideación, implementación, difu-sión, adopción, uso), a los agentes, a las es-calas y a las evaluaciones de las novacionesresultantes. Siempre puede haber quien seniegue a adoptar una innovación, y quien lavalore negativamente. No todos adoptan lasinnovaciones, e incluso hay personas y gru-pos que se oponen a muchas de ellas. Estostambién evalúan las innovaciones, pero ne-gativamente.

4. Innovaciones de mercadotecnia y comercialización

Las consideraciones anteriores pueden seravaladas mediante estudios empíricos, aun-que no es éste el lugar en el que deban ex-ponerse esas investigaciones, que han sidorealizadas por otros autores (Strang andSoule 1998, Wejnert, 2002, Greenhalgh etalia 2004 y 2005, Hall 2005, Oldenbourg yGlanz 2008). La teoría de la difusión deRogers se ha aplicado en diversas discipli-nas, en particular en comunicación, marke-ting y salud pública (Murray 2009, p. 108).Sin embargo, el paradigma dominante, ba-sado en el Manual de Oslo de la OCDE y elEurostat, apenas se ha ocupado de la difu-sión social.

Las causas de esta falta de atención sonvarias. En primer lugar, al modelo lineal leinteresa mucho más la transferencia de co-nocimiento desde las universidades y cen-tros de investigación al sector empresarial.En segundo lugar, la difusión de las inno-vaciones se lleva a cabo, siempre según elparadigma dominante en estudios de inno-vación, a través de los mercados, y en elloslo importante es el output final, es decir, losingresos obtenidos por el nuevo producto oservicio, o al menos la cuota de penetraciónen un determinado mercado. Difusión, portanto, equivale a venta de productos o ser-vicios, y sus resultados finales son fáciles deobtener como cuenta de resultados. En ter-cer lugar, no hay nada como el marketing yla publicidad para promover la difusión deun nuevo producto o un nuevo servicio enel mercado, e incluso para generar unanueva demanda, que antes no existía o no semanifestaba. Buena parte de las tecnocien-cias de la comunicación, de la imagen y de

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la publicidad están orientadas a crear nuevasnecesidades y nuevas demandas, con lo cualse generan nuevos mercados. Como, desdeSchumpeter, la apertura de nuevos merca-dos es una de las formas canónicas de in-novación, buena parte de la fase de difusiónpuede ser interpretada como simple comer-cialización y mercadotecnia.

Las dos primeras causas son típicas delmodelo empresarial dominante en los estu-dios de innovación y han sido comentadas(y criticadas) muchas veces desde el campode la innovación social, razón por la cual novoy a insistir aquí en ellas4. La tercera meparece muy interesante, porque tiene quever con uno de los principales cambios quese produjeron en la tercera edición del Ma-nual de Oslo (2005) en relación con las dosanteriores (1992 y 1997): la introducción dedos nuevas modalidades de innovación, laorganizativa y la de marketing (o mercado-tecnia), las cuales se añadieron a las inno-vaciones de producto y de proceso, que ha-bían sido las tradicionales en los estudioseconómicos de innovación.

En relación a la difusión de las innova-ciones, el Manual de Oslo la define así: «seentiende por difusión el modo mediante elcual las innovaciones se extienden a travésde los circuitos comerciales, o cualquierotro, a los diferentes consumidores, países,regiones, sectores, mercados o empresas,después de su primera introducción; sin ladifusión, una innovación no tiene ningúnimpacto económico» (Manual de Oslo,2005, § 37, p. 24). Una afirmación tan ta-jante como la última frase la hubiera fir-mado Rogers y, a continuación, hubieraanalizado las vías de transmisión social dedichas innovaciones, así como su acepta-ción o rechazo social. Sin embargo, el Ma-

nual de Oslo deja muy claro que no se inte-resa por los análisis sociológicos de los pro-cesos de innovación, puesto que su únicoobjetivo es medir la incidencia económicade las innovaciones, es decir, los benefi-cios y costes que tiene una empresa al po-ner en marcha un proceso de innovación(Ibid., 2005, § 91, p. 41). Por eso reducedesde el principio la difusión a comerciali-zación, porque sólo se interesa por la inci-dencia económica una innovación.

Se trata de una perspectiva de análisismuy limitada, que podría ser calificada deunidimensional. Los procesos de innova-ción son muy complejos y el Manual deOslo se interesa únicamente por sus resulta-dos económicos. Por nuestra parte, pensa-mos que la evaluación de las innovaciones esalgo mucho más sutil y complejo, puesto queno sólo importa la valoración que hagan lasempresas, positiva o negativa, sino tam-bién la que hacen los diversos stakeholders,es decir, los agentes involucrados o afecta-dos por un proceso de innovación. La com-plejidad de la fase de difusión proviene pre-cisamente de esta condición multiagencial.El Manual de Oslo sólo se centra en uno delos agentes de la cadena de valor, las em-presas innovadoras, y deja sin analizar a losrestantes, en particular a los usuarios de lasinnovaciones propuestas. Con estos sesgosconceptuales como punto de partida, difícil-mente se conseguirá captar, y mucho menosanalizar, la dimensión social de los procesosde innovación. Para ello, se requieren otrasmetodologías, que puedan analizar las acti-tudes y las valoraciones que hacen los di-versos agentes de la cadena de valor, nosólo las empresas.

El Manual de Oslo, refiriéndose a las in-novaciones tecnológicas, reconoce clara-

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mente que «el elemento central de la inno-vación es la difusión de todo nuevo cono-cimiento y de toda nueva tecnología» (Ibid.,2005, § 90, p. 40). Al afirmar esto se siguemanteniendo el modelo I+D+i como presu-puesto conceptual (conocimiento científico,desarrollo tecnológico e innovación), perotambién se deja de prestar atención a loscomplejos procesos de difusión social de lasinnovaciones. Sólo interesan los vínculos(links) entre unas y otras empresas, porquesólo se atiende a la creación de valor eco-nómico: «el impacto principal de la inno-vación en la actividad económica de unaempresa proviene de la difusión de las in-novaciones iniciales a otras empresas»(Ibid., 2005, § 38, p. 25). Se admite que enun proceso de innovación también se generaaprendizaje, y por tanto capital social, peroestos fenómenos no estudian, ni se miden,ni se evalúan. En suma: la metodología delManual de Oslo sólo analiza una de las di-mensiones de los procesos de innovación ydifusión.

Estos son los inconvenientes de un aná-lisis axiológicamente monista. Como sólose atiende a los valores económicos y comose piensa que sólo innovan las empresas, lafase de difusión se identifica con la fase decomercialización y los únicos adoptadoresposibles son otras tantas empresas. Ni lasociedad civil ni el sector público son des-tinatarios de los proyectos de innovaciónpor los que se interesa el Manual de Oslo, almenos en función de los métodos de estudioque aplica. Las consecuencias de estas res-tricciones conceptuales y metodológicasson importantes: la fase de difusión deja deser analizada, y mucho menos su estructurainterna ni los canales de comunicación queoperan en ella. Sólo interesan las ganancias

y los beneficios que obtienen las empresasgracias a la innovación, no su difusión so-cial, ni tampoco otras modalidades de valorque puedan generarse. El sesgo economi-cista de partida tiene la desagradable con-secuencia de dejar de lado múltiples aspec-tos de los procesos de innovación, los cualesquedan sin evaluar. Sólo se valoran y secuantifican los resultados finales, y sólodesde una perspectiva económica. A partirde ello, una gran parte de los procesos y fe-nómenos de innovación y difusión quedanocultos para el Manual de Oslo y sus ins-trumentos de análisis, dando lugar a nuevasmodalidades de innovaciones ocultas(NESTA 2007).

Esta es la conclusión final. Dados lospresupuestos restrictivos del Manual deOslo y de otros instrumentos similares deanálisis, la difusión de las innovacionesqueda sin evaluar, o es evaluada desde unaúnica perspectiva, la económica y empre-sarial, que prescinde de otras dimensionesrelevantes. No dudamos de la importanciaeconómica que tienen las innovaciones paralas empresas ni para las regiones y los paí-ses. Sin embargo, la generación de valoreconómico no impide que se generen otrostipos de valores (sociales, culturales, medio-ambientales, políticos, etc.), sino todo locontrario, lo favorece. A mi modo de ver, es-tas otras modalidades de valor han de ser te-nidas muy en cuenta en una evaluación in-tegrada y plural de las innovaciones.

De la conclusión que acabamos de ex-poner se deriva una consecuencia prácticaque, de aplicarse, traería consigo un autén-tico vuelco en los estudios de innovación.Cuando el Manual de Oslo y sus instru-mentos derivados se aplican, hay un con-junto de cuestionarios que tienen que ser

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respondidos para saber si una empresa in-nova o no, así como la relevancia del pro-ceso de innovación en el que está inmersa.Desde el «paradigma Oslo», basado en larentabilidad económica de las innovaciones,no hay duda de quién debe ser entrevis-tado: el director o gerente de la empresa pre-suntamente innovadora. Independiente-mente de las mejoras y los cambios quehan experimentado los «cuestionarios Oslo»y sus derivados, hay un protocolo de acciónque se sigue manteniendo: quien respondeal cuestionario es quien está en el vértice dela cadena de mando de la empresa, o la per-sona que él o ella designen.

Pues bien, la presente contribución teníacomo objetivo hacer una propuesta meto-dológicamente alternativa, y si se quiere in-novadora: el cuestionario que posibilite laevaluación subjetiva de los procesos de in-novación debería ser cumplimentado porlos diversos agentes de la cadena de valor(stakeholders) y no sólo por lo promotoreso impulsores de la innovación. Se pasaría asíde una evaluación monista (gerencial) de lasinnovaciones a una evaluación pluralista(multiagente), que incluiría a los diversosagentes relevantes en un proceso así, desdela gerencia a los últimos usuarios de la in-novación, puesto que estos también puedenser agentes activos en la fase de difusión, queaporten valor social a la innovación pro-puesta, por ejemplo informando, comentán-dola, elogiándola, contribuyendo a difun-dirla, etc. Pensamos que, en la medida enque ese cambio metodológico se produzca,los estudios de innovación ganarán en pre-cisión, en rigor y en adecuación empírica alámbito estudiado. Ni el inventor ni la em-presa innovadora son los únicos agentes re-levantes en un proceso de innovación.

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Javier Echeverría

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NOTAS

1 Este texto ha sido elaborado en el marco del proyectode investigación titulado »Innovación oculta: Cambio deparadigma en los estudios de innovación» (INNOC,FFI2011-25475), financiado por el Ministerio de Econo-mía y Competitividad del Gobierno de España.

2 En 1995, la Comisión Europea definía así la innova-ción: »producir, asimilar y explotar con éxito la novedaden los ámbitos económico y social» (COM(1995) 688). En2000 (Agenda de Lisboa), las políticas de innovación fue-ron fundamentalmente económicas y tuvieron el objetivode incrementar la competitividad de Europa a nivel global,

como quedó claro en el documento Política de la Innova-ción (COM (2003) 112 final). En la actualidad, la inno-vación se ha convertido en el objetivo principal de la es-trategia europea, que pretende convertir a la UniónEuropea en una Unión para la Innovación (Union Inno-vation). Para ello, no sólo se promueve la innovación tec-nológica y empresarial, sino también otras formas de in-novación.

3 J. A. Schumpeter (1939), p. 135.4 Ver A. Gurrutxaga y J. Echeverría (2012), en particu-

lar el apartado II.5.

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