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“Aquello que se me aparece como un obstáculo, se convierte en una meta a superar” Estudiar en una universidad estatal y de regiones le abrió la puerta a oportunidades que no hubiese tenido en otro lugar: fue parte de un programa internacional de formación de ciudadanos globales y estudió en Estados Unidos. En primero medio, uno de los grandes sueños de Karen Veloso era ingresar al equipo de gimnasia rítmica de su colegio, en Temuco. Llena de esperanzas, se presentó a las audiciones pero la entrenadora no la seleccionó por su baja estatura. Esa tarde del 92’, volvió a su casa llorando, pero encontró el consuelo de su madre, quien se ocupó de convencer a la profesora que al menos le diera la oportunidad. Entonces, Karen hizo algo que se convertiría en su reacción natural ante los obstáculos: inició un riguroso régimen de trabajo que implicó entrenar el doble que sus compañeras, convenciendo incluso a los auxiliares para que le prestaran el gimnasio los fines de semana. “A fines de ese año, gané el segundo lugar en la categoría individual de las competencias regionales. Al año siguiente, obtuve el primer lugar”, recuerda con satisfacción esta titulada UFRO de 38 años, que camina por la vida con una filosofía personal digna de admirar: “aquello que se me aparece como un obstáculo, se convierte en una meta a superar; aquello que me da miedo no es sino un desafío que debo dominar”. PRIMERA GENERACIÓN DE INGENIEROS COMERCIALES En 1997, ingresó a Ingeniería Comercial en la Universidad de La Frontera: “Decidí esa carrera sin tener la total claridad de qué me gustaba, con la idea más o menos confusa que puede tener un adolescente. Sabía que quería una carrera que me entregase herramientas amplias y mucha autonomía”. La independencia se había convertido en un elemento relevante para Karen. Venía llegando de Estados Unidos, después de haber hecho 4to medio en Raleigh, North Carolina. “Me fui con el inglés básico que nos enseñan a todos los estudiantes de clase media y más encima de un colegio de regiones; volví a Chile no solo con un mejor dominio del idioma, sino que también con una personalidad más fuerte, imbuida de la autonomía con que se trata a los jóvenes en ese país”. Estos rasgos la hicieron destacar rápidamente: era la estudiante que había vivido en el extranjero, que hablaba con voz fuerte y que tenía opinión propia en todas las clases. Fue escogida en forma unánime como presidenta del primer centro de estudiantes de la carrera, experiencia que le permitió foguearse en las arenas de la política universitaria. En su segundo año de carrera, conoció la alianza de la Fundación Melton con la UFRO, para un programa de formación de ciudadanos globales: “Me pareció que iba en línea con lo que visualizaba tenía que ser mi vida: conectada con lo que pasaba en el mundo. Los cinco estudiantes UFRO que ingresamos al programa ese año participamos en congresos y debates en India, China y Estados Unidos, lo que tuvo un impacto tremendo en nuestra forma de ver el mundo”. Karen se dio cuenta de que estudiar en la Universidad de La Frontera –una universidad estatal, ubicada al sur del mundo y en una región de profundas carencias– le permitía romper las barreras de la regionalización, saltando directo de Temuco al extranjero. “Postulé a la beca Eduardo Neale-Silva e hice un año de estudios de Ingeniería Comercial en la Universidad de Wisconsin- Madison, en EE.UU. Creo que fue clave pasar por esas experiencias con ese espíritu de joven de región muy vivo en mí: me enfrentaba a los desafíos con un esfuerzo tremendo, con energía y fuerza de voluntad, algo que compartimos los que hemos estudiado en regiones. Pero, además, siempre con honestidad y con humildad, sin temor a decir que no sabía, con ansias de aprender más y sin la competitividad agresiva e individualista que años después vi se daba en Santiago”, señala la ingeniera comercial. Al finalizar su año en Wisconsin, Karen ya tenía decidido que se iría a vivir a Estados Unidos. Volvió a Chile a terminar sus estudios y, al calor de un café, le contó a su madre que se iba. “Imagina lo fuerte que era para una familia sureña, para una mamá que con esfuerzo había iniciado un negocio de transportes, que le dijera eso. Pero ella fue la primera en reafirmar lo que siempre me había dicho: que cada uno es responsable de su vida, de sus decisiones y de su propia felicidad”. La madre de Karen la dejó volar y fue ella quien recibió el título profesional en la ceremonia de graduación, mientras Karen iniciaba su vida de casada en EE.UU. y buscaba trabajo temporal a la espera de validar su título. “Cuando ya tuve mi título, postulé a una de las empresas más grandes del Estado en administración de bienes raíces, Wisconsin Management Company”, dice Karen. Comenzó haciéndose cargo de la atención a clientes y arriendos de un edificio de departamentos. Al año, la ascendieron a jefa del equipo como administradora del condominio, y al año y medio, le asignaron su propia cartera de clientes, con más de 20 propiedades, entre centros comerciales, edificios de oficinas y condominios. “Fue un período intenso y estimulante, en una empresa con espíritu de apertura y mejora, en el que me permitieron ser parte activa del proceso de sistematización del modelo de evaluación y seguimiento de los negocios, la creación de protocolos, metodologías e indicadores, junto con políticas internas”, relata. Hacia el 2006, el espíritu de Karen comenzaba ya a buscar nuevos desafíos. Recordaba a menudo su país y, habiendo terminado su matrimonio, decidió que era el momento de volver. RECONOCIENDO CHILE Después de viajar un poco por el mundo y otro poco por Chile, Karen estuvo un tiempo en Santiago simplemente conociendo la ciudad, su ritmo, las empresas y trabajos que surgían. “En ese momento sentí que era el lugar apropiado para sacarle el máximo partido a mis aprendizajes”, afirma. No obstante, a pesar de que en todas las entrevistas de trabajo destacaban su currículum y experiencia, no lograba conseguir las plazas (ver recuadro). A través de un contacto en una organización de voluntarios para el fomento de los idiomas, Karen conoció a quien derivaría su perfil a Aramark, empresa de servicios de alimentación y gestión de instalaciones con más de 270.000 empleados y con presencia en 21 países en el mundo, que sería su próxima casa laboral Postuló a una vacante como analista, pero la Gerente de Planificación y Control de Gestión de la compañía, Andrea Alcántara, vio su currículum y –dada su experiencia en estandarización de procesos y definición de estrategias de empresa– decidió que era la persona indicada para ser Project Manager Officer (PMO) en una nueva iniciativa en la que se había embarcado Aramark en el cono sur. “Andrea vio mi experiencia en la estandarización de protocolos, medición de indicadores y generación de políticas y metodologías que permitiesen medir el desempeño de una empresa en forma transversal y era exactamente lo que estaba buscando”, recuerda Karen. En este desafío estuvo por espacio de dos años y medio, período en el que coordinó proyectos de todas las unidades de la empresa en Colombia, Argentina, Perú y Chile. Conoció en profundidad todas las áreas que componen la gestión de una compañía de carácter multinacional, cómo interactúan entre ellas y los puntos que deben estar siempre conectados. Entonces, sintió que tenía que adquirir nuevas habilidades y aprender nuevos conocimientos. RENOVANDO EL ESPÍRITU EN AMBIENTES MINEROS Su jefa sabía que estaba buscando nuevas posiciones dentro de la misma empresa y apoyaba su aspiración. Fue ella misma quien le contó que se había abierto una vacante para liderar el proyecto de estandarización de procesos en la minera Sierra Gorda, a la que Aramark ofrecía servicios. Sintió el mismo temor que sentía de pequeña ante lo desconocido pero decidió afrontarlo: “Chile es un país que vive de la minería como principal y más importante fuente de recursos, pero el esfuerzo descomunal que implica, las arduas condiciones en las que trabajan los mineros, la cultura que se da en este rubro, nos es prácticamente desconocido”, comenta la ingeniera comercial. Asumió turnos en Calama de 4 por 3 e inició un intenso período de inmersión en los complejos procedimientos del mundo minero. A los tres meses, quien era su jefe –el Subgerente de Facilities– fue ascendido a otra división y le ofrecieron asumir su puesto, haciéndose cargo de un equipo de más de 500 personas (ver recuadro). Este colosal proyecto tuvo incidencia en la vida personal de Karen: comenzó a girar sólo en torno al trabajo y sus relaciones sociales y familiares se vieron afectadas. EL REGRESO A SANTIAGO A fines de 2015, la empresa de servicios inmobiliarios CBRE, que cuenta con más de 300 oficinas en 60 países, la invitó a ser parte del equipo. Con nostalgia por el apego a su trabajo, Karen dejó Aramark y se sumó a CBRE. “Es una compañía que cada año lleva a cabo miles de proyectos, con clientes procedentes de una amplia gama de sectores. Ha sido un año de mucho aprendizaje, muy enriquecedor y que me ha permitido conocer otras dinámicas y filosofías de funcionamiento corporativo”, destaca la ingeniera. Se siente plena en estas funciones aunque reconoce que su espíritu inquieto le susurra al oído que aún quedan sueños que hacer realidad. “En un futuro me gustaría hacer algo propio, un emprendimiento, una consultora o participar en algún proyecto innovador del sector público, algo que aún estoy pensando, pero sé que se definirá. No le temo a los desafíos, ¡todo es posible!”, concluye. KAREN VELOSO, TITULADA UFRO: Este es un programa de la Universidad de La Frontera, El Mercurio y Emol para descentralizar Chile. Historias de profesionales que le ganaron a la desigualdad territorial, desarrollando sus carreras con visión global y arraigo local. EXCELENCIA SIN FRONTERAS Chile, país de redes más que de currículum Pese su vasta experiencia en el rubro inmobiliario corporativo en Estados Unidos, a Karen Veloso le costó encontrar trabajo a su regreso a Chile. Corría el año 2007 y postulaba a vacantes, la llamaban a entrevistas, quedaba en las ternas finales, pero no pasaba de ahí. “Me hice asesorar por un sicólogo laboral experto en reclutamiento y descubrí algo que en Chile es casi una norma: si no tienes contactos, redes o conocidos, puedes tener un muy buen perfil, pero no consigues el trabajo”, describe Karen. Eso fue un duro contraste: “Mi experiencia en el extranjero había sido completamente opuesta. En Wisconsin miraron mi currículum, conversaron conmigo y apostaron por mis ganas de trabajar y compromiso con la empresa. Eso me permitió no splo obtener mi primer trabajo sino que ascender rápidamente. Eso hace que uno se pregunte qué impacto puede tener la cultura del contacto para el crecimiento del país”. Fue gracias a las redes que tejió con organizaciones de chilenos que habían vivido en el extranjero, de extranjeros avecindados en Chile y de personas que querían fortalecer su manejo del inglés, que logró la oportunidad: “Fue en Políglota que conocí a la mayor cantidad de gente de diversas profesiones, todos con la urgente necesidad de hablar inglés. Un miembro de esta organización me acercó a Aramark e iniciar mi carrera en Chile”, comenta Karen. “Es vital en la gestión de una empresa que las personas estén satisfechas” “Imagina el impacto que tiene recibir la noticia de que te harás cargo de un equipo de 500 personas, a las que debes supervisar, pero también mantener incentivadas. Por supuesto que me dio miedo, pero –por lo mismo– asumí de inmediato que tenía que hacerlo”, señala Karen sobre las responsabilidades que asumió en 2014 como Subgerente de Facilities de la minera Sierra Gorda. “La vida de quienes están en el rubro de la minería es muy dura, implica largos períodos en una única ubicación en medio del desierto, sin poder salir, durmiendo en habitaciones compartidas por turnos largos y aislados de sus familias”, explica. La ingeniera recuerda este período como una de las etapas más intensas, demandantes y enriquecedoras de su vida profesional: “Logramos estandarizar los procesos haciéndonos cargo de los ritmos del rubro, en el que todos los requerimientos tienen extrema urgencia. Pudimos incorporar descansos activos y sesiones de mindfulness, para ayudar a los trabajadores dándoles respiros significativos en las jornadas”, relata. La iniciativa fue muy bien recibida por los funcionarios, quienes reportaron el impacto positivo que tuvo en sus rutinas diarias, además del aumento en la productividad y la reducción de la rotación. “Es vital en la gestión de una empresa que las personas estén satisfechas, porque son el capital más importante”, concluye.

ExcElEncia sin frontEras - Universidad de La Fronteraufro.emol.com/pdfs/04.pdf · analista, pero la Gerente de Planificación y Control de Gestión de la compañía, Andrea Alcántara,

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Page 1: ExcElEncia sin frontEras - Universidad de La Fronteraufro.emol.com/pdfs/04.pdf · analista, pero la Gerente de Planificación y Control de Gestión de la compañía, Andrea Alcántara,

“Aquello que se me aparece como un obstáculo, se convierte en una meta a superar”

Estudiar en una universidad estatal y de regiones le abrió la puerta a oportunidades que no hubiese tenido en otro lugar:

fue parte de un programa internacional de formación de ciudadanos globales y estudió en Estados Unidos.

En primero medio, uno de los grandes sueños de Karen Veloso era ingresar al equipo de gimnasia rítmica de su colegio, en Temuco. Llena de esperanzas, se presentó a las audiciones pero la entrenadora no la seleccionó por su baja estatura.

Esa tarde del 92’, volvió a su casa llorando, pero encontró el consuelo de su madre, quien se ocupó de convencer a la profesora que al menos le diera la oportunidad.

Entonces, Karen hizo algo que se convertiría en su reacción natural ante los obstáculos: inició un riguroso régimen de trabajo que implicó entrenar el doble que sus compañeras, convenciendo incluso a los auxiliares para que le prestaran el gimnasio los fines de semana.

“A fines de ese año, gané el segundo lugar en la categoría individual de las competencias regionales. Al año siguiente, obtuve el primer lugar”, recuerda con satisfacción esta titulada UFRO de 38 años, que camina por la vida con una filosofía personal digna de admirar: “aquello que se me aparece como un obstáculo, se convierte en una meta a superar; aquello que me da miedo no es sino un desafío que debo dominar”.

primera generación de ingenieros comerciales

En 1997, ingresó a Ingeniería Comercial en la Universidad de La Frontera: “Decidí esa carrera sin tener la total claridad de qué me gustaba, con la idea más o menos confusa que puede tener un adolescente. Sabía que quería una carrera que me entregase herramientas amplias y mucha autonomía”.

La independencia se había convertido en un elemento relevante para Karen. Venía llegando de Estados Unidos, después de haber hecho 4to medio en Raleigh, North Carolina. “Me fui con el inglés básico que nos enseñan a todos los estudiantes de clase media y más encima de un colegio de regiones; volví a Chile no solo con un mejor dominio del idioma, sino que también con una personalidad más fuerte, imbuida de la autonomía con que se trata a los jóvenes en ese país”.

Estos rasgos la hicieron destacar rápidamente: era la estudiante que había vivido en el extranjero, que hablaba con voz fuerte y que tenía opinión propia en todas las clases. Fue escogida en forma unánime como presidenta del primer centro de estudiantes de la carrera, experiencia que le permitió foguearse en las arenas de la política universitaria.

En su segundo año de carrera, conoció la alianza de la Fundación Melton con la UFRO, para un programa de formación de ciudadanos globales: “Me pareció que iba en línea con lo que visualizaba tenía que ser mi vida: conectada con lo que pasaba en el mundo. Los cinco estudiantes UFRO que ingresamos al programa ese año participamos en congresos y debates en India, China y Estados Unidos, lo que tuvo un impacto tremendo en nuestra forma de ver el mundo”.

Karen se dio cuenta de que estudiar en la Universidad de La Frontera –una universidad

estatal, ubicada al sur del mundo y en una región de profundas carencias– le permitía romper las barreras de la regionalización, saltando directo de Temuco al extranjero.

“Postulé a la beca Eduardo Neale-Silva e hice un año de estudios de Ingeniería Comercial en la Universidad de Wisconsin-Madison, en EE.UU. Creo que fue clave pasar por esas experiencias con ese espíritu de joven de región muy vivo en mí: me enfrentaba a los desafíos con un esfuerzo tremendo, con energía y fuerza de voluntad, algo que compartimos los que hemos estudiado en regiones. Pero, además, siempre con honestidad y con humildad, sin temor a decir que no sabía, con ansias de aprender más y sin la competitividad agresiva e individualista que años después vi se daba en Santiago”, señala la ingeniera comercial.

Al finalizar su año en Wisconsin, Karen ya tenía decidido que se iría a vivir a Estados Unidos.

Volvió a Chile a terminar sus estudios y, al calor de un café, le contó a su madre que se

iba. “Imagina lo fuerte que era para una familia sureña, para una mamá que con esfuerzo había iniciado un negocio de transportes, que le dijera eso. Pero ella fue la primera en reafirmar lo que siempre me había dicho: que cada uno es responsable de su vida, de sus decisiones y de su propia felicidad”.

La madre de Karen la dejó volar y fue ella quien recibió el título profesional en la ceremonia de graduación, mientras Karen iniciaba su vida de casada en EE.UU. y buscaba trabajo temporal a la espera de validar su título. “Cuando ya tuve mi título, postulé a una de las empresas más grandes del Estado en administración de bienes raíces, Wisconsin Management Company”, dice Karen.

Comenzó haciéndose cargo de la atención a clientes y arriendos de un edificio de departamentos. Al año, la ascendieron a jefa del equipo como administradora del condominio, y al año y medio, le asignaron su propia cartera de clientes, con más de 20 propiedades, entre centros

comerciales, edificios de oficinas y condominios.

“Fue un período intenso y estimulante, en una empresa con espíritu de apertura y mejora, en el que me permitieron ser parte activa del proceso de sistematización del modelo de evaluación y seguimiento de los negocios, la creación de protocolos, metodologías e indicadores, junto con políticas internas”, relata.

Hacia el 2006, el espíritu de Karen comenzaba ya a buscar nuevos desafíos. Recordaba a menudo su país y, habiendo terminado su matrimonio, decidió que era el momento de volver.

reconociendo chile

Después de viajar un poco por el mundo y otro poco por Chile, Karen estuvo un tiempo en Santiago simplemente conociendo la ciudad, su ritmo, las empresas y trabajos que surgían. “En ese momento sentí que era el lugar apropiado para sacarle el máximo partido a mis aprendizajes”, afirma.

No obstante, a pesar de que en todas las entrevistas de

trabajo destacaban su currículum y experiencia, no lograba conseguir las plazas (ver recuadro).

A través de un contacto en una organización de voluntarios para el fomento de los idiomas, Karen conoció a quien derivaría su perfil a Aramark, empresa de servicios de alimentación y gestión de instalaciones con más de 270.000 empleados y con presencia en 21 países en el mundo, que sería su próxima casa laboral

Postuló a una vacante como analista, pero la Gerente de Planificación y Control de Gestión de la compañía, Andrea Alcántara, vio su currículum y –dada su experiencia en estandarización de procesos y definición de estrategias de empresa– decidió que era la persona indicada para ser Project Manager Officer (PMO) en una nueva iniciativa en la que se había embarcado Aramark en el cono sur.

“Andrea vio mi experiencia en la estandarización de protocolos, medición de indicadores y generación de políticas y metodologías que permitiesen

medir el desempeño de una empresa en forma transversal y era exactamente lo que estaba buscando”, recuerda Karen.

En este desafío estuvo por espacio de dos años y medio, período en el que coordinó proyectos de todas las unidades de la empresa en Colombia, Argentina, Perú y Chile. Conoció en profundidad todas las áreas que componen la gestión de una compañía de carácter multinacional, cómo interactúan entre ellas y los puntos que deben estar siempre conectados.

Entonces, sintió que tenía que adquirir nuevas habilidades y aprender nuevos conocimientos.

renovando el espíritu en ambientes mineros

Su jefa sabía que estaba buscando nuevas posiciones dentro de la misma empresa y apoyaba su aspiración. Fue ella misma quien le contó que se había abierto una vacante para liderar el proyecto de estandarización de procesos en la minera Sierra Gorda, a la que Aramark ofrecía servicios.

Sintió el mismo temor que sentía de pequeña ante lo desconocido pero decidió afrontarlo: “Chile es un país que vive de la minería como principal y más importante fuente de recursos, pero el esfuerzo descomunal que implica, las arduas condiciones en las que trabajan los mineros, la cultura que se da en este rubro, nos es prácticamente desconocido”, comenta la ingeniera comercial.

Asumió turnos en Calama de 4 por 3 e inició un intenso período de inmersión en los complejos procedimientos del mundo minero. A los tres meses, quien era su jefe –el Subgerente de Facilities– fue ascendido a otra división y le ofrecieron asumir su puesto, haciéndose cargo de un equipo de más de 500 personas (ver recuadro).

Este colosal proyecto tuvo incidencia en la vida personal de Karen: comenzó a girar sólo en torno al trabajo y sus relaciones sociales y familiares se vieron afectadas.

el regreso a santiago

A fines de 2015, la empresa de servicios inmobiliarios CBRE, que cuenta con más de 300 oficinas en 60 países, la invitó a ser parte del equipo. Con nostalgia por el apego a su trabajo, Karen dejó Aramark y se sumó a CBRE. “Es una compañía que cada año lleva a cabo miles de proyectos, con clientes procedentes de una amplia gama de sectores. Ha sido un año de mucho aprendizaje, muy enriquecedor y que me ha permitido conocer otras dinámicas y filosofías de funcionamiento corporativo”, destaca la ingeniera.

Se siente plena en estas funciones aunque reconoce que su espíritu inquieto le susurra al oído que aún quedan sueños que hacer realidad. “En un futuro me gustaría hacer algo propio, un emprendimiento, una consultora o participar en algún proyecto innovador del sector público, algo que aún estoy pensando, pero sé que se definirá. No le temo a los desafíos, ¡todo es posible!”, concluye.

KAREN VELOSO, TITULADA UFRO:

Este es un programa de la Universidad de La Frontera, El Mercurio y Emol para descentralizar Chile. Historias de profesionales que le ganaron a la desigualdad territorial, desarrollando sus carreras con visión global y arraigo local.

ExcElEnciasin frontEras

Chile, país de redes más que de currículumPese su vasta experiencia en el rubro inmobiliario corporativo en Estados

Unidos, a Karen Veloso le costó encontrar trabajo a su regreso a Chile. Corría el año 2007 y postulaba a vacantes, la llamaban a entrevistas, quedaba en las ternas finales, pero no pasaba de ahí.

“Me hice asesorar por un sicólogo laboral experto en reclutamiento y descubrí algo que en Chile es casi una norma: si no tienes contactos, redes o conocidos, puedes tener un muy buen perfil, pero no consigues el trabajo”, describe Karen.

Eso fue un duro contraste: “Mi experiencia en el extranjero había sido completamente opuesta. En Wisconsin miraron mi currículum, conversaron conmigo y apostaron por mis ganas de trabajar y compromiso con la empresa.

Eso me permitió no splo obtener mi primer trabajo sino que ascender rápidamente. Eso hace que uno se pregunte qué impacto puede tener la cultura del contacto para el crecimiento del país”.

Fue gracias a las redes que tejió con organizaciones de chilenos que habían vivido en el extranjero, de extranjeros avecindados en Chile y de personas que querían fortalecer su manejo del inglés, que logró la oportunidad: “Fue en Políglota que conocí a la mayor cantidad de gente de diversas profesiones, todos con la urgente necesidad de hablar inglés. Un miembro de esta organización me acercó a Aramark e iniciar mi carrera en Chile”, comenta Karen.

“Es vital en la gestión de una empresa que las personas estén satisfechas”“Imagina el impacto que tiene recibir la noticia de que te harás cargo

de un equipo de 500 personas, a las que debes supervisar, pero también mantener incentivadas. Por supuesto que me dio miedo, pero –por lo mismo– asumí de inmediato que tenía que hacerlo”, señala Karen sobre las responsabilidades que asumió en 2014 como Subgerente de Facilities de la minera Sierra Gorda.

“La vida de quienes están en el rubro de la minería es muy dura, implica largos períodos en una única ubicación en medio del desierto, sin poder salir, durmiendo en habitaciones compartidas por turnos largos y aislados de sus familias”, explica.

La ingeniera recuerda este período como una de las etapas más

intensas, demandantes y enriquecedoras de su vida profesional: “Logramos estandarizar los procesos haciéndonos cargo de los ritmos del rubro, en el que todos los requerimientos tienen extrema urgencia. Pudimos incorporar descansos activos y sesiones de mindfulness, para ayudar a los trabajadores dándoles respiros significativos en las jornadas”, relata.

La iniciativa fue muy bien recibida por los funcionarios, quienes reportaron el impacto positivo que tuvo en sus rutinas diarias, además del aumento en la productividad y la reducción de la rotación. “Es vital en la gestión de una empresa que las personas estén satisfechas, porque son el capital más importante”, concluye.