Feliz, Mariano - La economía argentina del crecimiento a la crisis 1991-2002

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2 3Coleccin Orlando Fals BordaUn estudio sobre la crisis en un pas perifrico 4 5Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico La economa argentina del crecimiento a la crisis, 1991-2002Mariano FlizBuenos Aires, 2011ColeccinOrlando Fals Borda6 71. La economa argentina y la crisis. Breve historia de un problema recurrente2. Argentina, 1991-2002. Del boom a la depresin y crisis3. Capitalismo y su crisis recurrente4. El mtodo y la investigacin sobre la crisis. La dialctica en el estudio de la sociedad4.1 La economa capitalista y la naturaleza de su crisis4.2 La crisis y las formas sociales4.3 La crisis, unidad y contradiccin4.4 La realidad, unidad de mltiples determinaciones4.5Posicionamientogeneralfrentealestudiodelaeconoma poltica4.6 Reconstruccin de lo real por medio de la abstraccin4.7 Lgica e historia4.8 Lineamientos para una reconstruccin de la crisis1. Introduccin2. La visin ortodoxa (neoclsica......)3. Visiones neo-keynesianas o la infexibilidad de las instituciones socialesMotivacin y AgradecimientosPrlogoCaptulo 1. IntroduccinCaptulo2.Lasmltipleslecturasdelacrisisargentina.Haciauna interpretacin dialctica1315CopyleftEstaedicinserealizabajolalicenciadeusocreativocompartidooCreativeCom-mons.Estpermitidalacopia,distribucin,exhibicinyutilizacindelaobrabajolas siguientes condiciones:Atribucin: se debe mencionar la fuente (ttulo de la obra, autor/a, editorial, ao).No comercial: se permite la utilizacin de esta obra con fnes no comerciales.Mantener estas condiciones para obras derivadas: slo est autorizado el uso parcial o alterado de esta obra para la creacin de obras derivadas siempre que estas condiciones de liciencia se mantengan para la obra resultante.Mariano FlizUn estudio sobre la crisis en un pas perifrico. La economa argentina del creci-miento a la crisis, 1991-2002. - 1a ed. - Buenos Aires - El Colectivo, 2011. 320p. ; 22x15 cm. - (Coleccin: Orlando Fals Borda)ISBN 978-987-1497-42-31. Movimientos Obreros. 2. Movimientos Sociales. I. TtuloCDD 303.484Fecha de catalogacin: 18/07/2011Diseo de tapa e interior: 3 Mariposas. Cooperativa de diseo.Editorial El Colectivowww.editorialelcolectivo.orgeditorialelcolectivo@gmail.com1921253031313335353738404747608 94. Enfoque Regulacionista de la crisis argentina5. El marxismo y la crisis en la economa capitalista argentina6. Hacia una enfoque dialctico de la crisis1. La economa argentina: del boom a la crisis2. Acumulacin, competencia y cada en la tasa de ganancia2.1 La ley tendencial de cada en la tasa de ganancia y la composicin del capital2.2 Evolucin de la composicin orgnica del capital en Argentina en los noventa2.3 Algunas crticas tericas a la ley y su refutacin2.3.1 Tiempo lgico, tiempo histrico y tendencia a lacrisis. Crtica de la visin de Sweezy2.3.2 Desequilibrios sectoriales y crisis. Crtica al enfo que de Meek2.3.3 Tiempo, tecnologa y crisis. Crtica al enfoque de Okishio3. Tendencia como tendency y como trend4. Ley, sus causas contrarrestantes y el nivel analtico de abstraccin5. Desarrollo desigual, la cada tendencial en la tasa de ganancia y la crisis5.1 La crisis, realizacin del valor del capital y su desvalorizacin5.2 La crisis, desvalorizacin del capital y competencia entre capitales5.3 Ganancias, precios y crisis en Argentina6. Ley de desarrollo o de derrumbe? La crisis como forma del desarrollo capitalista7. La ley y su fundamento de clase7.1 Mucho o poco plusvalor? Grossman versus Pannekoek7.2 La imposibilidad de superar al trabajo como fuente de la valorizacin8. Acumulacin, crisis y espacios nacionales de valor9. De la tendencia a las causas contrarrestantesCaptulo 3. La acumulacin de capital, la tendencia decreciente en la tasa de ganancia y la crisis de la economa argentina1. Introduccin2. Estrategias para aumentar la tasa de explotacin2.1 Estrategias de plusvalor absoluto y relativo2.2 Financiarizacin y fexibilidad laboral2.3 Forma y contenido de la tendencia al aumento en la explotacin2.4 Divide y reinars, o la dialctica de la composicin de claseCaptulo 4. Tendencia al aumento en la tasa de plusvalor como contra-rrestante de la tendencia a la crisis1. Introduccin2. Acumulacin de capital y contradiccin produccin-realizacin del plusvalor3. Circulacin, reproduccin ampliada del capital y tendencia a la crisis4. Reproduccin del capital en una economa perifrica4.1 Acumulacin, precios de mercado y precios de produccin4.2 Acumulacin de capital y utilizacin improductiva del valor4.3 Importaciones, demanda global y plusvalor5. La crisis y la salida exportadora6. Importaciones y desvalorizacin del capital constante7. De la crisis en la circulacin a la crisis cambiariaCaptulo5.Contradiccionesdelcapital(aescalaexpandida)enla circulacin6978879192961011051061081091131161201211221251281331351381401453. Reforma laboral y aumento en la tasa de explotacin3.1 Breve resea histrica de la regulacin estatal del conficto de clase3.2 Hacia la reestructuracin de las relaciones de trabajo4. Descomposicin y recomposicin de la clase trabajadora en Argentina. De la dominacin a la crisis4.1 Las nuevas polticas sociales y un nuevo sujeto social4.2 Desocupados organizados, un nuevo sujeto social que enfrenta la crisis del capital4.3 La recomposicin poltica de la clase trabajadora y la crisis del capital5. La tasa de explotacin en Argentina6. De la explotacin a la esfera de la circulacin147148148155157168175176180186189192196200205207207210216216218222225234238Captulo 6. Acumulacin de capital, competencia capitalista y crisis cambiaria en un pas perifrico1. Introduccin2. Convertibilidad y tipo de cambio2.1 Enfoques tradicionales sobre la sobrevaluacin del tipo de cambio2.2 Desequilibrio externo y tipo de cambio de equilibrio3. Tipo de cambio de equilibrio, Fundamentals y paridad de poder de compra4. Valor, acumulacin y tipo de cambio4.1 Ecualizacin de la tasa de ganancia y capitales reguladores4.2 Competencia de capitales y precios a escala nacional4.3 Del mercado nacional al mercado mundial4.4 Tipo de cambio real y bienes no transables23924024024324624925025225526110 11Captulo 7. Sntesis y conclusionesEplogo. A diez aos de la crisis de 2001AnexoReferencias bibliogrfcas5. El tipo de cambio real en Argentina y la crisis del capital5.1 El tipo de cambio real y las tendencias de la acumulacin de capital5.2 De la desvalorizacin a la devaluacin26526627328529530332712 13Este libro sintetiza varios aos de intenso y arduo trabajo.La inves-tigacin y, simultneamente, la exposicin de sus resultados fueron ambos un interesante ejercicio de aprendizaje de las modalidades de trabajo en el campo de las ciencias sociales. Con este estudio espero haber logrado hacer, al menos, un pequeo aporte al conocimiento del funcionamiento de nuestra sociedad.Por supuesto, esta no es mi principal motivacin. Mi inters por la carreracientfcasiempreestuvoimpulsadoporunavoluntadde transformacin y cambio social. Mi bsqueda mediata es poder con-tribuir, en lo poco que est a mi alcance, al mejoramiento de las con-diciones de vida de mi pueblo. En tal sentido, entiendo que la produc-cin cientfca y tcnica debe permitir aportar a la comprensin de los cimientos reales de la sociedad a los fnes de su transformacin radi-cal; es decir, precisamente, a cambiarla de raz, en los fundamentos que son la causa de su irracionalidad y de la reproduccin sistemtica de condiciones de injusticia y alienacin.Como seal, este fue un trabajo arduo e intenso, tanto desde lo in-telectual como desde lo emocional. Por ello, no podra haberlo iniciado y mucho menos concluido sin el apoyo y aporte de innumerables per-sonas, amigos, amigas, compaeras y compaeros y mi familia.Primero y principal, Melina, mi compaera de ruta. Ley incontables versiones de esta investigacin, aportando ideas y correcciones funda-mentales y convers conmigo sobre esta tesis millones de veces. Sobre todo, ella fue mi pilar ms importante, pues me apoy en los momen-tos ms difciles, aquellos de mayor incertidumbre y desazn, estando a mi lado sin contemplaciones o dudas, incondicionalmente.Motivacin y agradecimientosUn estudio sobre la crisis en un pas perifrico 1415Casi 10 aos han pasado del momento clmine de la crisis del pro-grama de Convertibilidad en Argentina. Mucha agua ha corrido debajo de los puentes de la historia desde aquel momento. Ros de tinta han impregnado miles de pginas buscando dar cuenta de lo ocurrido. A la distancia, entonces, cabe preguntarse por qu alguien querra leer o peor an, escribir un libro que aborda y analiza nuevamente ese proceso.Nos parece que el motivo fundamental para escribir y editar hoy un librosobreesatemticasurgeparadjicamentedelanecesidad de poder dar cuenta cabalmente del proceso de desarrollo capitalista queArgentinaatraviesaluegodelacadadelproyectoneoliberala partir de 2002. En efecto, entendemos que todava hay una limitada comprensin de la fuerte articulacin entre el proceso que atraves la Argentina antes de 2001 y el presente.Hoy en da es corriente afrmar que la actual etapa histrica naci como superacin absoluta del neoliberalismo imperante en los noven-ta. Los cambios en la dinmica econmica, en las polticas estatales y an en las modalidades de las luchas sociales son presentadas en general como resultado de un cambio en el modelo de gestin de la sociedad que puede ser descripto como neodesarrollista. Se dice que el proyecto que podemos denominar neodesarrolista es la negacin com-pleta de la restructuracin neoliberal y que, en consecuencia, el kirch-nerismo es la materializacin poltica de la oposicin a la derecha a travs de un proyecto de desarrollo inclusivo y de capitalismo serio.Esavisindelproyectoneodesarrollistaensuversinverncula kirchnerista parte de una particular lectura de la ltima etapa del PrlogoTambin es invalorable el apoyo intelectual y personal de mis dos di-rectores, Julio C. Neffa y Pierre Salama, quienes aportaron de manera fundamental para que este trabajo concluyera de buena manera y me alentaron a trasformarlo en un libro.Junto a ellos debo agradecer a algunos compaeros de trabajo y ami-gos, en particular a Pablo Prez, quien me anim a avanzar, sin prisa pero sin pausa, en esta investigacin.AMarianaRelli,IsmaelDomianyEmilianoLpez,quienesleyeron borradores preliminares del trabajo y, sobre todo, aportaron refexiones en incontables conversaciones y charlas, acadmicas y de las otras, las de amigos/as, para que este trabajo pudiera llegar a buen puerto.APatriciaArvalo,AgustinaBattistuzzieIsidoroSorokin,quienes leyeronborradorespreliminaresdeltrabajoymehicierontilesco-mentarios y sugerencias.A mis compaeros y compaeras de trabajo en el CEIL-PIETTE del CONICET y el CIG-IdIHCS (UNLP-CONICET).A los miembros del CEPN de la Universit de Paris 13, que me ayu-daron en mis varias visitas a la ciudad de Paris.Por supuesto, a los compaeros y compaeras de la Editorial El Colec-tivo, que tanto trabajaron para que este libro y tantos otros vieran la luz.A mis compaeras y compaeros de militancia en el Frente Popular Daro Santilln, quienes crean da a da poder popular, con esfuerzo, constancia y paciencia incalculable, para lograr hoy el cambio social y la sociedad sin opresiones en que deseamos vivir. Ese proyecto, ese sueo, alimenta todos los das mi voluntad de comprender mejor la sociedad en que vivimos, para as poder aportar un grano de arena a su transformacin.Finalmente, a mis padres Mara Esther y Mario y mi hermana Mari-na, quienes me aconsejaron y apoyaron siempre.Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 16Prlogoeste libro entendemos que la crisis de la convertibilidad su funda-mento u origen, su forma y su magnitud dio cuenta de un proceso de reestructuacin social que, desde la perspectiva de las clases domi-nantes, fue exitoso, pues les permiti a posteriori reencauzar la acu-mulacin de capital (el crecimiento econmico) bajo nuevas formas y fundamentalmente bajo su orientacin estratgica. Nuestra pers-pectiva analtica supone una lectura de clase del proceso histrico. No analizamos los hechos meramente en relacin a los intereses de la sociedad sino en funcin de los intereses y expectativas de los actores sociales en conficto. En sntesis, aquello que desde una perspectiva explcitaoimplcitamentenoclasistasepresentacomounfracaso, puede ser comprendido desde una visin de clase como un xito.Aqu esperamos mostrar cmo y por qu las dimensiones cuantita-tivas y cualitativas de la crisis de la convertibilidad remiten a ese pro-ceso de reestructuracin exitosa del capital. Esta conclusin supone colocar las consecuencias sociales, econmicas y polticas de la con-vertibilidad como resultados necesarios y determinantes del desarrollo capitalista en Argentina en una modalidad histricamente determina-da, y no meras consecuencias indeseables o inesperadas de un par-ticular programa econmico. En defnitiva, comprender la naturaleza precisa de la crisis de una etapa concreta del proceso de reestructu-racin (el plan de convertibilidad) nos permitir comprender por qu la etapa actual es ni ms ni menos que su conclusin lgica, su superacin dialctica.Esperamos que concluida la lectura del libro, los lectores y lectoras puedan tener una idea ms clara de por qu el kirchnerismo puede serentendidocomolamaterializacindelapolticadelossectores dominantes en la Argentina que naci de las entraas del neolibera-lismo. Esperamos presentar a lo largo del libro los elementos clave que nos permitan entender que el proyecto neodesarrollista es el proyecto de desarrollo capitalista que surge a partir de las contradicciones ge-neradas por la consolidacin y crisis del neoliberalismo argentino. Este libro pretende aportar una visin que permita comprender me-jorlosorgenesdelanuevaetapaqueatraviesalaArgentina,fun-damentalmente en tanto aportar ideas para comprender su gnesis histrica.Porello,creemosqueloslectoresylectorasencontrarn justifcado el trabajo de leerlo, analizarlo, discutirlo y cuestionarlo. Es-peramos que nuestro esfuerzo haya valido la pena y que las prximas pginas ofrezcan a todos ellos/as al menos algunos elementos para entender mejor la realidad y a travs de la organizacin colectiva contribuir a su transformacin radical.neoliberalismo en Argentina. En efecto, en tal interpretacin, el neode-sarrollismo en Argentina se construye sobre la base de entender que el neoliberalismo y en particular la etapa de la convertibilidad fracas en sus objetivos. Por ello, la etapa actual sera su superacin absolu-ta, su anttesis defnitiva, el neodesarrollismo como contraposicin al neoliberalismo.Ese enfoque hoy dominante se sostiene en una visin real pero sesgada de la realidad histrica. Efectivamente, la etapa iniciada en 2002 muestra en algunos aspectos centrales rasgos de quiebre muy fuerte con la etapa anterior. Podemos sealar el evidente cambio en la tendencia del crecimiento econmico o algunos rasgos de la dinmica distributiva. Sin embargo, rescatar esos cambios no debe suponer ne-gar los mltiples elementos de continuidad. En particular, sealar los cambios evidentes no puede suponer ignorar que las divergencias pro-fundasdebenanalizarseycomprendersedemaneraarticuladacon los patrones de continuidad (que son muchos y tambin claros), pues el proceso histrico es uno solo, aun cuando pueda reconstruirse y comprenderse desde diversos puntos de vista.En este sentido, nuestra investigacin adopta una perspectiva radi-calmente diferente a la presentada por los enfoques neodesarrollistas deorientacinkeynesianaeinstitucionalistatangeneralizadosen la actualidad que suponen que la convertibilidad, su crisis y con-secuencias negativas (sociales, econmicas y polticas) fueron resul-tados innecesarios en el marco del capitalismo, corregibles con una dosis idnea de intervencin del Estado. Tambin abordamos el pro-blema desde una visin que contradice los argumentos liberales que insisten en ver a la crisis de la convertibilidad como el producto de los errores en las polticas estatales (el exceso de intervencin) o la mala suerte del pas.A partir de esta perspectiva diametralmente diferente a ambos enfo-ques, la investigacin que sostiene este libro aporta una conclusin esencialmente distinta. En este estudio mostraremos que la crisis de la convertibilidad fue producto de su xito como proyecto de reestruc-turacineconmicaynodesufracaso.Efectivamente,entendemos que la convertibilidad fue la etapa culminante y defnitiva del proyecto socio-poltico de las clases dominantes iniciado en los aos setenta (el neoliberalismo). A travs del genodicido llevado a cabo por la dictadu-ra militar en los aos sententa, del ajuste heterodoxo (Plan Austral) de los ochenta y del programa de convertibilidad en los noventa, ese proyecto concluy con la consolidacin de un modelo de pas capita-lista, perifrico y dependiente, bajo la orientacin de los sectores ms concentrados del capital local transnacionalizado. En ese sentido, en 18 191. La economa argentina y la crisis. Breve historia de un problema recurrenteNuestra investigacin busca dar cuenta de un evento histrico pre-ciso: la ms profunda crisis de la economa argentina en la historia reciente. Esa crisis, que a nuestro entender comienza a manifestarse abiertamente a mediados de 1998 y concluye en un violento proceso que empieza a fnes de 2001 y culmina a mediados de 2002, tiene su fundamento en la propia dinmica del capitalismo argentino.Es esa cuestin la que nos interesa indagar: el fundamento de la crisis. Su fundamento precisamente y no tan solo su causa. En tal sentido,buscamosnosolodarcuentadelosfactoresinmediatos quecondujeronalacrisis,sinomsexactamentecomprenderla razndelamisma.Paraello,partimosdeladefnicinhegeliana de explicacin segn la cual avanzar en la explicacin de algo es retrocederhaciasufundamentoracional,delcualdependeypor el cual ese algo en realidad es producido (Hegel, La ciencia de la Lgica, citado por Astarita, 2004: 295). Esto implica superar la ex-plicacin causal que busca dar cuenta de un fenmeno encontran-do su causa efciente, es decir el agente motor que es considerado productorinmediatodelefecto(Astarita,2004:288).Elproblema de esa estrategia explicativa es que siempre debe remitir a una in-fnita cadena de relaciones causales o eventualmente a una causa inicial que no tiene por s misma causa, es decir queda inexplica-da. Por lo dems, la sucesin de causas y efectos aparecen como completamenteindependientes,sinconexininternaconlaotra (Astarita, 2004: 289).Captulo 1 IntroduccinUn estudio sobre la crisis en un pas perifrico 20Introduccin21promotores de las reformas estructurales durante los aos noven-ta, consideramos que el perodo de expansin iniciado en 1991 no fue el fn de la historia del ciclo econmico (del boom y la crisis) en la Argentina. Por el contrario, la etapa 1991-2002 represent una nueva forma de aparicin de la dinmica de produccin y reproduc-cin de la sociedad capitalista en la periferia; manifestacin de una modalidaddedesarrollo(capitalista)quetienecomomecanismo fundamental a la crisis.No pretendemos aqu demostrar que lo que fundamenta la crisis 1998-2002 est detrs de los procesos de stop-and-go anteriores. Nos contentamos en este momento con mostrar por qu la propia dinmica del proceso de valorizacin y acumulacin de capital en la economa argentina en el perodo analizado condujo inexorable-mente a la crisis. Es decir, buscaremos aqu mostrar que la rela-cincapitalistafundamental(larelacinsocialcapital-trabajo)se encuentra detrs (como fundamento o razn) de la crisis y de que manera las formas concretas de manifestacin de la misma en esta etapa se vinculan a esa relacin.En tal sentido daremos cuenta tanto de las dimensiones cualitati-vas como cuantitativas de la crisis. Es decir, analizaremos la din-mica general del movimiento y desarrollo de la crisis, pero tambin estudiaremos el porqu de la magnitud extraordinaria de la misma. En este ltimo aspecto, si bien este no es un estudio comparativo, en la medida en que sea necesario estableceremos las comparacio-nes con otros pases de la periferia.Para poder avanzar en ese sentido primero nos parece importante hacerunabrevecaracterizacindeladinmicamacroeconmica delaArgentinaentodoelperodobajoestudio(antes,durantee inmediatamente despus de la crisis). En particular, para ilustrar el comportamiento de la economa argentina en la etapa, mostra-remos los rasgos macroeconmicos bsicos del perodo 1991-2002, sealando a su vez los hechos ms signifcativos que permitan ca-racterizar el proceso.2. Argentina, 1991-2002. Del boom a la depresin y crisisLuego de varios aos de recesin e inestabilidad macroeconmica, en1991laeconomaargentinarecuperasucapacidaddeexpan-sin. La aprobacin de la ley de convertibilidad monetaria en abril de ese ao marca un quiebre a partir del cual las tendencias infa-cionistasyrecesivas,quehabanprevalecidodurantecasiveinte aos, rpidamente desaparecieron.La ley de convertibilidad estableca dos elementos fundamentales. Nuestroobjetivoesmostrarporquycmolapropialgicade produccinyreproduccindelasociedadcondujeronalacrisis, msalldelosfactoresespecfcosqueiniciaronlarecesinen 1998 o que explican la modalidad especfca de la crisis en 2001 y 2002(porlodems,comoveremos,ampliamenteanalizadaenla literatura que se ha ocupado del tema).A comienzos de los noventa bajo el aura de la cada del muro de Berln, la derrota temporal del movimiento obrero organizado y el espectro del Consenso de Washington- el sentir y el optimismo de lossectorescapitalistasenArgentinaexpresabanlacreenciade haber establecido las condiciones para el dominio defnitivo sobre la sociedad.El crecimiento sin lmites era visto como algo sin dudas posible; la utopa de la valorizacin sin fn apareca como real. La consoli-dacin de la utopa del capital, la dominacin defnitiva de la socie-dad, la valorizacin sin fn del valor, sostena la imposibilidad de la crisis econmica en un futuro cercano.Esta idea era apoyada por el establishment acadmico que, dentro delmarcotericomarginalistaneoclsico,alentabatericamente nosololoimprobable,sinoloimposibledelfndelMundoFeliz paraelcapital,parafraseandoaHuxley.Elbreveperoprofundo recesopropiciadoacomienzosde1995porlacrisismexicana,el efecto tequila, encendi seales de alarma pero no alter la con-viccin bsica de que el modelo argentino posea una estructura interna capaz de garantizar el crecimiento indefnido.1 Sin embargo, el proceso de recesin y crisis iniciado en 1998 era una nueva modalidad, o forma de manifestacin, de la dinmica de expansin y crisis que la economa argentina ha sufrido peridica-mente y se ha dado en llamar patrn de stop-and-go (arranque y parada). Ese patrn de desempeo de la economa argentina habra estado en la base de la mayor parte de las crisis econmicas de la segunda mitad del siglo XX. Segn se seala, la expansin econ-mica conduce a la economa argentina a enfrentar peridicamente restriccionesasociadasasubajoniveldedesarrolloproductivoy su insercin perifrica y dependiente en la economa internacional (Diamand, 1988).Entonces,enesemarcoycontrariamentealoqueasumanlos 1EjemplodeeseoptimismoeranlaselocuentespalabrasdeJorgevila,eco-nomistadelCEMA(centrodeinvestigacionesdecuoultra-ortodoxo),quienen diciembre de 1995 asegur que la convertibilidad sobrevivira por diez aos ms para luego sealar que la Argentina est condenada a crecer por encima de lo que crezcan los pases adelantados y en 15 aos empezar a crecer como ellos (vila, 1995: 191, 193)Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 22Introduccin23funcionamiento de la economa inmunizndola frente a potenciales elementos desestabilizadores. La crisis poda provenir del exterior, cierto, pero la economa argentina se encontraba en inmejorables condicionesparamantenerlaacumulacindecapitaldemanera sostenida.4 Laapreciacindeltipodecambio,queparecaparamuchosun elementodealarma,sedisipabaentantoelbalanceexternose ajust fuertemente en la recesin, dando cuenta de la fexibilidad delaeconoma.5Sibienhacia1994eldfcitdecuentacorrien-tehabaalcanzadolos4,26%delPBIpresentndose,segnmu-chos, como un problema potencial, la recesin de 1995 mostr que el mismo poda ser rpidamente corregido en tiempos difciles (en 1995eldfcitdecuentacorrienteseredujoamenosde2%del PBI) y que, mientras la economa creca, exista abundante fnan-ciamiento para el mismo. En efecto, en esa etapa la economa ar-gentina recibi miles de millones de dlares de capital internacional (buena parte de este unos 30 mil millones entre 1992 y 1998- bajo la forma de inversin extranjera directa).Hacia el segundo trimestre de 1998, la economa llevaba un creci-miento acumulado de alrededor de 49% desde comienzos de 1991 y de 26,5% desde el punto ms bajo de la recesin de 1995. El creci-miento del PBI era superior al 6,5% anual y no haba visos de que se detuviera. Sin embargo, a mitad de 1998, la inversin comenz a desacelerarse y el PBI comenz a detener su marcha ascendente. En el marco de un contexto internacional deteriorado por las devalua-ciones en numerosos pases de la periferia (China en 1995, el resto delsudesteasiticoen1997,Rusiaen1998,Brasilen1999),la economa argentina entraba nuevamente en recesin. Sin embargo, y a diferencia del ao 1995, la misma no fue corta y profunda sino prolongada y persistente. Hasta fnes del ao 2000, la economa se contraeraun7,7%(encomparacinconelsegundotrimestrede 1998) en el marco de fuertes presiones defacionarias. La infacin, que haba llegado a niveles muy bajos hacia 1997, se converta en una defacin sostenida. En diciembre de 2000, los precios minoris-tas caan un 0,1% en comparacin con el ao anterior.Elsaldodefcitariodelcomercioexterior,semantenaelevadoy fnanciable pero la recesin comenzaba a reducirlo lentamente. De un dfcit de 3434 millones de dlares anuales acumulados en el 4Porejemplo,verlasopinionesdeeconomistasyempresarioscompiladasen Naszewski (1996).5 Signo de la apreciacin cambiaria era el hecho de que el dlar estuvo durante el perodo 1991-2001, en promedio, un 20,7% ms barato que durante el promedio de los aos 1980-1989.Enprimerlugar,queelBancoCentraldelaRepblicaArgentina (BCRA) se vera impedido a partir de all de ampliar la base moneta-ria (va emisin de dinero) sin la contrapartida de la compra de d-lares u oro como reserva de respaldo (ley 23928/1991). En segundo lugar,quequedabaprohbidalaindexacindepreciosysalarios (decreto1334/1991).Amboselementosapuntaronacontenerla infacin y crear las condiciones favorables para la acumulacin de capital y, consecuentemente, para el crecimiento econmico.La convertibilidad fue una pieza clave en un conjunto de medidas de reestructuracin econmica que haban comenzado a implemen-tarseenArgentinaen1989conlapresidenciadeCarlosMenem (1989-1999). Esas medidas incluyeron la privatizacin de las empre-sas pblicas, la apertura de la economa tanto en la cuenta corriente como en la cuenta de capitales del balance de pagos y la desregula-cin de la compra-venta de mercancas (en particular, la desregula-cin de la compra-venta y uso de la fuerza de trabajo).2En conjun-to, ellas permitieron crear condiciones estructurales adecuadas para que en 1991 la economa retomara el crecimiento econmico.Losprimerostresaosdelaconvertibilidadfueronfuertemente expansivos.3Eneseperodoseprodujounaumentoimportante de la produccin industrial junto a una sistemtica cada de la in-facin. A su vez, el comercio exterior creci signifcativamente, en particular las importaciones. El aumento de la desocupacin, de la precarizacin laboral y de la desigualdad distributiva se presenta-ban como los problemas ms serios en aquel momento.A comienzos de 1995, en el marco de la crisis de la economa mexi-cana iniciada a fnales de 1994, el crecimiento econmico se detuvo abruptamente. La denominada crisis del tequila produjo una ca-da violenta en el produccin agregada, con los consiguientes efec-tos sobre el empleo y los ingresos. Sin embargo, la recuperacin de laeconomafuerelativamenteveloz.ElPBIentrminosdesesta-cionalizadossolocaydurante3trimestreconsecutivos.Haciael segundo trimestre de 1996 el producto bruto estaba recuperando los niveles previos a la crisis. La economa estaba creciendo nueva-mente a tasas superiores al 5% anual.Lacrisisde1995parecadarlaraznaquienessealabanque lasreformaseconmicashabantransformadolanaturalezadel 2Tambinpodrahablarsedere-regulacinpuesladesregulacinimplicla creacin de numerosas nuevas reglas de uso (y abuso) de la fuerza de trabajo. Ver Neffa (2005).3 A partir de aqu haremos referencia a la convertibilidad para hablar del conjunto del programa econmico y no solo de la convertibilidad monetaria, a menos que indiquemos lo contrario.Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 24Introduccin25inditamovilizacinpopulardurantelacuallarepresinpolicial provoc ms de una veintena de muertes.8Entre ese da y el 3 de enero de 2002 se sucedieron 3 presidentes. Ramn Puerta (quien era presidente del Senado de la Nacin) se mantuvo por 2 das, has-ta que asumi Adolfo Rodrguez Sa (exgobernador de la provincia de San Luis) el 23 de diciembre. Se declara la cesacin de pagos so-bre la deuda externa (default), pero se mantiene la convertibilidad de la moneda. El 30 de diciembre de 2001 renuncia Rodrguez Sa. El 1 de enero de 2002 es nombrado Eduardo Duhalde (ex goberna-dor de la provincia de Buenos Aires y exvicepresidente de Menem) como nuevo presidente.A comienzos de enero de 2002, se decide la salida de la converti-bilidad y se devala el peso. La devaluacin, que inicialmente sera de 40%, se transform rpidamente en una de ms de 200% y en el abandono defnitivo de la convertibilidad monetaria.En el primer trimestre posterior a la devaluacin, la economa se contrajo un 12,9%, los precios internos se dispararon un 6% (26% luegodeseismeses)yelsalariorealcayun5,8%(-23,6%seis mesesdespusdeladevaluacin).Simultneamente,elsaldode cuenta corriente pasaba violentamente a una situacin de super-vit (de 3780 millones de dlares de dfcit en 2001 a 8720 millones de dlares de supervit en 2002), sobre todo a partir de la contrac-cin en las importaciones de bienes y servicios (se redujeron en un 51,3% entre 2001 y 2002).Comenzabaunanuevaetapaenlahistoriaeconmicaysocial del pas.3. Capitalismo y su crisis recurrenteLa crisis de la economa en Argentina se present como un violen-to proceso que se aceler de manera progresiva y condujo al colapso de las relaciones sociales en el pas.Cinco aos antes de iniciada la crisis terminal de la convertibili-dad,pocaseranlasvocesdisonantesquepronosticabantaldes-enlace.9El discurso hegemnico sostena que la liberalizacin de la economa permitira alcanzar el crecimiento sostenido solo inte-8 De la Ra haba asumido como presidente en diciembre de 1999, encabezando la frmula presidencial de una alianza poltica denominada Alianza, luego de 10 aos de gobierno de Menem.9 Dos de ellos fueron Salama y Valier (1992; 1996) quienes a comienzos de la d-cada de los noventa proyectaban las fragilidades de las salidas latinoamericanas a la dcada perdida. En 1996, Salama sealaba como a comienzos de los aos noventa, muchos de estos pases eran califcados como emergentes y a partir de ello se instalaba la ilusin de la perenidad del sistema (Salama, 1996).tercer trimestre de 1998, se alcanz un supervit de 483 millones de dlares recin en el segundo trimestre de 2000.6Igualmente la cuentacorrienteseguiraendfcithastafnalesde2001.Eltipo de cambio apreciado comenzaba a ser visto, nuevamente, como un problema serio.La prolongada recesin convirti en problemtico tambin el nivel deendeudamientoexternoyeldfcitfscalprimario,queenun contexto expansivo aparecan como moderados. La deuda externa que era equivalente a 49% del PBI en 1998 (algo ms que el 42% de 1996), llegara a 55% en 2000-2001. El dfcit fscal pas de 0,56% del PBI entre 1991 y 1994 a 2,57% entre 1995 y 1997, alcanzado un pico de 3,99% entre 1998 y 2001 (Damill y Frenkel, 2003).7 Hasta 2001, la crisis de la economa argentina solo se manifesta-ba como una recesin prolongada, pero ese ao entr en su punto lgido. Mientras hasta el ao anterior el saldo externo haba sido fnanciable, en 2001 un dbil fujo de capitales se convirti en una salida acelerada.Hacia fnales de ese ao desde el gobierno que haba asumido a fnales de 1999 (la Alianza) se haban intentado diversas medidas con el fn de contrarrestar o al menos postergar la resolucin de la crisis. En diciembre de 2001, en el marco de una salida creciente decapitalesdelsistemafnancieroydelconjuntodelaeconoma nacional,elgobiernodecidicongelarlosdepsitosbancarios(en una medida que se conoci como el corralito). Pocas semanas des-pus, en medio de una profunda crisis poltica y frente a tensiones (e intenciones) contrapuestas, se tomara la decisin de devaluar el peso argentino.La crisis poltica se manifest en la renuncia del ministro de Eco-noma Domingo Cavallo (19 de diciembre) y el presidente de la Na-cinFernandoDelaRa(20deDiciembre)enelmarcodeuna 6 A modo de comparacin, en el tequila el dfcit de balanza comercial pas de 4139 millones de dlares en el cuatro trimestre de 1994 a un supervit de 1289 millones de dlares en el tercer trimestre de 1995. Es decir, el pasaje del pico de dfcit a supervit se produjo en solo 3 trimestres. En la crisis iniciada en 1998, ese pasaje requiri 7 trimestres. Los datos surgen de la contabilidad del balance depagos,porloqueseestimaapartirdelasexportacioneseimportacionesa precios f.o.b.7La crisis de la economa argentina comenz a manifestarse tambin en la multi-plicacin de las denominadas cuasi-monedas (Fliz, 2004a, 2004b). Numerosos Estados subnacionales (provincias y municipios) comenzaron a emitir sus propias unidades monetarias a los fnes de hacer frente a sus obligaciones fnancieras. Si-multnemente, se multiplicaron las monedas privadas o monedas del trueque que eran utilizadas en mercados informales a los fnes de facilitar el intercambio demercancas.Elestallidodelaunicidadmonetariafueunodelossignosms evidentes de la magnitud de la crisis que atravesaba la economa (Fliz, 2004b).Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 26Introduccin27tradicin neoclsica, ligada al laissez-faire o liberalismo, la crisis no esunresultadonecesariodeladinmicasocial.Alasumirseque el sistema dejado a s mismo se reproducir por s solo, uniforme, efcienteyprobablementeparasiempre(Shaikh,1991b:255),la tendencia dominante es argumentar que las crisis, en principio, no tienen motivos para producirse necesariamente. En efecto, en el es-quema conceptual neoclsico, el hecho de que las crisis igualmen-teocurrandebeatribuirse,enconsecuencia,afactoresexternos al funcionamiento tpico de la reproduccin del sistema capitalista (Shaikh, 1991b).Dado que la crisis no est conceptualmente incorporada como un fenmenoaestudiar,lamismanopuedesiquierasernombrada. De ocurrir no puede ser vista ms que como producto de un hecho externo,ajenoalasreglasdelaeconoma(unshockochoqueal sistema). La crisis puede ser entonces producto tal vez del error o la (mala) suerte, un evento contingente pero jams un hecho nece-sario resultante de la propia lgica de funcionamiento del sistema.Esto conduce a que las explicaciones neoclsicas de la crisis que analizamos la presenten como un hecho fortuito, no directamente ligado a la dinmica de reproduccin social.12 En este esquema terico, el sistema econmico puede ser descrip-to como compuesto por un conjunto de mercados de bienes, servi-cios y activos fnancieros, en los cuales individuos racionales llevan adelantesusplanesdeconsumoyproduccin(ArrowyDebreu, 1954). As, en su estado natural, la economa contiene mercados para cada uno de los bienes, para cada momento del tiempo y para las diferentes situaciones posibles (estados de naturaleza). En esta economalosagentesbuscanmaximizarsuutilidadeligiendosu canasta de consumo ptima, la cual incluir la compra de instru-mentos fnancieros (seguros) para afrontar contingencias desfavo-rables pero imprevisibles. En este modelo de la economa las crisis solopuedenserentendidascomoelajusteaunchoque(shock) externo al sistema. Segn ese esquema, en general la economa se encuentra, por defnicin, dentro de sus carriles normales donde los agentes econmicos ejecutan sus planes de consumo y produc-cin ptimos.Ensegundolugar,enlateoraeconmicaestndar(neoclsica) cuando se habla de ella, la crisis suele aparecer bajo la idea de ci-clo. Pero la idea de ciclo hace referencia a un movimiento pendular natural,enunprocesoorientadoporfuerzasqueporsupropia esencia no poseen rupturas, quiebres o saltos abruptos o traum-12 Veremos ms adelante que entendemos especfcamente por crisis.rrumpido,talvez,porcircunstancialeschoquesexgenosajenos a la dinmica de la propia economa nacional.10La crisis fue ca-racterizada por la ortodoxia como resultante esencialmente de una combinacindeinesperadoseventosexternosrayanosalamala suerte. Nada inherente a la propia lgica de la organizacin social del pas poda explicarla.Enefecto,lacrisisdelaeconomaargentinanoaparecaenel horizonte conceptual del discurso hegemnico. La ausencia de ve-rosimilitud de la crisis de la economa en el imaginario conceptual dominante era el producto de un hecho sencillo: la teora econmi-caortodoxa,lateoraneoclsica,carecedeunaexplicacinpara estefenmenotancorriente,tanperidicoytandainoparalos pueblos en todos los pases del mundo. Por ejemplo, si uno repasa el ndice de cdigos por temtica del Journal of Economic Literatu-re (JEL Codes) utilizado para identifcar la temtica de artculos y documentos de investigacin en economa en prcticamente todo el mundo encontrar que el concepto de crisis no aparece en ningn lado entre los cientos de temas sistematizados.11El concepto ms cercanorefejadoenlosJELCodeseseldecicloeconmicoque, como veremos, tiene una connotacin claramente diferenciada del concepto de crisis.Sintticamente, en ese marco conceptual la crisis simplemente no poda ser, no poda ocurrir. Parafraseando a Angenot podemos de-cir que el discurso hegemnico ubica a la crisis en el lugar de lo no decible,loin-enunciable(Angenot,1989).Eldiscursoneoclsico, comodiscursodominanteenlateoraeconmica,haestablecido ciertos parmetros que sobre-determinan globalmente lo enuncia-ble y privan de medios de enunciacin a lo impensable o lo an nodicho,aquelloquenocorrespondemsquealoinexistenteo loquimrico(Angenot,1989:20).Deesamanera,lacrisisysus fundamentos no son conceptualizables en el espacio terico del dis-curso hegemnico.Peroporquunconceptotanelementalparaentenderlaeco-noma capitalista parece no existir para la corriente dominante de pensamientoenteoraeconmica?Enprimerlugarporqueenla 10 A modo de ejemplo de la ceguera de los analistas argentinos, pueden verse el conjunto de entrevistas publicadas en Naszewski (1996). Desde el entonces minis-tro de Economa (D. Cavallo) hasta otros futuros ministros de corte heterodoxo (como Jos L. Machinea y R. Lavagna), as como otros economistas (G. Calvo, J. Llach, J.vila, entre otros) y empresarios elogiaban todos las bondades del proceso de reestructuracin de los noventa y las perspectivas generales de continuidad sin crisis luego del Tequila de 1995.11 Ver los temas refejados en los JEL Codes en http://www.aeaweb.org/journal/jel_class_system.htmlUn estudio sobre la crisis en un pas perifrico 28Introduccin29para,apartirdeeso,defnirlascondicionesenlascualeslaeco-nomafuncionaencrisisoenfuctuacionescaeenunaparadoja (Carcanholo, 1999). Asumido el equilibrio general de los mercados, cualquier exceso de oferta en algn mercado corresponde a un ex-ceso de demanda en otro, lo que imposibilita lgicamente la concep-cin de una insufciencia generalizada de demanda agregada (o so-breproduccin generalizada) y por lo tanto de la crisis.15Es por ese motivo que los abordajes tradicionales defnen a las fuctuaciones de la economa como producto de eventos inesperados (choques aleato-rios). Esas fuctuaciones no pasan de ser desviaciones circunstan-ciales (contingentes y no necesarias) de la economa de la situacin de equilibrio e implican un perodo de tiempo necesario para ajustar a la economa nuevamente en direccin al equilibrio general.En consecuencia, como sostiene Rosier, no sera en realidad apro-piadohablardeunateoraneoclsicadelacrisispueslamisma es vista simplemente como una turbulencia producida por causas externas a las economas nacionales, cuyos efectos no son ms que amplifcados por factores internos (Rosier, 1988). Estos factores in-ternos se revelarn cuando los procesos de ajuste se vean interfe-ridos por la accin de instituciones que introduzcan rigideces que, al interferir con el ajuste de precios relativos y la reasignacin de recursos, retrasan el desplazamiento hacia el nuevo estado de equi-librio, a la vez que transmiten los desequilibrios a otros mercados.El anlisis neoclsico desplaza de esta manera la explicacin de la crisis hacia aquello inexplicable: choques externos, choques polti-cos, errores y fallas de clculo. El fenmeno de la crisis es pensado y explicado por su causa efciente. La ausencia de explicacin or-gnica de la crisis econmica, es decir la inexistencia de un marco que pueda dar cuenta de la misma en trminos del propio proceso de reproduccin social (que incluye lo econmico), como proceso dinmicollevaalaortodoxiaacolocarla,paradjicamente,enel lugar de lo indescifrable.Por eso, para sintetizar, sostenemos que la teora neoclsica sobre lacrisisrefejaeloptimismodelossectorescapitalistasrespecto aquelascondicionesdereproducibilidaddelasociedadsobrela base de su dominacin no estn siendo cuestionadas. Ello porque 15 La denominada Ley de Walras establece que si todos los mercados existentes menos uno (n-1 mercados) estn en equilibrio (el exceso de demanda es igual a cero, oferta igual a demanda), el mercado restante tambin lo estar. O lo que es lo mismo, si un mercado presenta un exceso de oferta (sobreproduccin) es porque el resto de los mercados presenta en conjunto exceso de demanda. En consecuen-cia, en ese marco es imposible que se produzca la situacin de sobreproduccin generalizada que caracteriza a la crisis econmica.ticos. De acuerdo con este concepto, el sistema es visto como auto-rregulado, si bien presenta un comportamiento cclico y no unifor-me. El ciclo es sencillamente el resultado dinmico del movimiento del equilibrio de corto plazo de la economa a lo largo del tiempo. O es, alternativamente, el resultado del movimiento de correccin hacia el equilibrio de una economa que se ha desviado moment-neamente de l por un choque aleatorio (no previsible).Es importante aclarar que en este enfoque un ciclo no es equiva-lenteaunacrisis.Mientrasqueentendemos,conShaikh,quela crisissuponeunconjuntodefallasgeneralizadasenlasrelacio-nes econmicas y polticas de reproduccin capitalista, los ciclos deben considerarse fundamentalmente como pequeas fuctuacio-nes, variaciones de segundo orden (Shaikh, 1991b). En efecto, en la interpretacin hegemnica, frente a un choque externo, la eco-noma se ajustar a travs de cambios en los precios relativos de los bienes iniciando una transicin suave de un equilibrio a otro. Cuandoelprocesodeajusteconcluye,desaparecidoeldesequili-brio,laeconomaseubicarenunnuevoequilibriotanestable comoelanterior.13Esms,enesemarcoconceptualelciclo(en rigor, el desequilibrio de los mercados) no puede tener efectos trau-mticos sobre los agentes pues en el modelo de equilibrio general losriesgossonperfectamenteasegurables(cadaestadodenatu-ralezaesactuarialmenteprevisible)porloqueeldesplazamiento de un equilibrio a otro no tendra carcter abrupto o traumtico.14 Tercero,enelenfoqueneoclsicoladinmicadelaeconomaes pensada en trminos del concepto de equilibrio o movimiento hacia l. De acuerdo con este enfoque, de no ser por cambios exgenos en determinados parmetros, la economa estara siempre en reposo en algn punto de equilibrio o sobre un trayecto ptimo predefnido. En efecto, como seala Carcanholo cualquier tipo de abordaje o modelo que parte de una concepcin de equilibrio general de los mercados 13 El enfoque neoclsico se concentra en el anlisis de estados estacionarios (si-tuacionesdelargoplazo)sinestudiarsistemticamenteelprocesodeajusteo movimiento de un punto al otro. La teora del equilibrio general neoclsico se ha centradoenprobar(bajocondicionesextremas)laexistenciadelequilibrioysu estabilidad en un entorno acotado. En efecto, nada garantiza que el salto de un estado de equilibrio al otro sea realmente posible.14 Podemos afrmar, junto a Davidson, que la corriente neoclsica piensa el mun-do real como si fuera ergdico (Davidson, 1994). Si el mundo fuera ergdico, el co-nocimiento sobre el futuro involucra simplemente la proyeccin de las situaciones pasadas o presentes; esto es, en un mundo ergdico el futuro es simplemente el refejo estadstico del pasado. Sin embargo, en realidad el mundo es no-ergdico de manera tal que el futuro no puede ser calculado a partir del pasado y por lo tanto escomoafrmabaelpropioJ.M.Keynes-radicalmenteimpredecibleeincierto (Davidson, 1994: 90).Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 30Introduccin31continuacin delinearemos la propuesta metodolgica a partir de la cual desarrollaremos nuestro estudio sobre la crisis en Argentina.4.1 La economa capitalista y la naturaleza de su crisisLa economa argentina como economa capitalista posee una din-mica de cambio progresivo que es inmanente a la naturaleza social de su constitucin. Sin embargo, en determinados momentos y cir-cunstancias, la misma enfrenta transformaciones violentas. Es en ese instante que las contradicciones que atraviesan la sociedad es-tallan y a su vez son, momentneamente, contenidas, conjuradas.La crisis es ese momento de amplia reestructuracin social, tiem-po de reacomodamiento de las bases de la reproduccin social, pero que, a la vez, debe ser interpretado como un tiempo de ruptura, de potencial quiebre de las relaciones sociales dominantes (Holloway, 1992: 88). Partimos de una visin dinmica de la sociedad, lo cual supone entender a la crisis como un salto cualitativo, una ruptura del proceso normal de cambio de la misma (Holloway, 1992: 87).4.2 La crisis y las formas socialesAsumimos que el conjunto de lo que pueden denominarse formas socialesson,siguiendoaHolloway,formas(relativamente)objeti-vadasdelasrelacionessociales(Holloway,1992).Enparticular, las categoras econmicas no son simples medios para describir al capitalismo sino que ellas son formas, manifestaciones y aspec-tosdelpropiosujetodeanlisis(Ollman,2003:23).Todasellas son formas de manifestacin de una relacin social ms profunda y esencial, la relacin de capital, y actan como mediaciones (vncu-los) en la relacin entre el trabajo y el capital.19 Porunlado,elcapitalcomorelacinsocialsematerializacomo trabajoheternomo(esdecir,controladoporfuerzasexternasal propio trabajador) mientras que por otra parte se expresa en formas sociales, esto es formas objetivadas de las relaciones sociales que medianladominacindeltrabajoporpartedelcapital(Postone, 1996). Ellas son comnmente llamadas capital e incluyen al Esta-do, el dinero, la ley y el proceso de trabajo, entre otras. Hablamos de formas sociales en tanto las mismas aparecen como cosas (ob-jetivas) aunque son la expresin de determinadas relaciones entre personas. As, por ejemplo, un acto de compra-venta de mercancas aparece como una mera relacin entre cosas (un bien y dinero) y no como una interaccin entre sujetos (que poseen diferentes posicio-19 Como explica Kohan (2003: 182), para Hegel mediacin es el paso intermedio o conexin entre un punto y otro, pues en su lgica (dialctica) nunca hay un pasaje inmediato entre los polos de una unidad contradictoria (relacin).comosealaMarx-lossectoresdominantes(laclasecapitalista, elcapital)deningnmodotienenconcienciasobrelanaturaleza delprocesodevalorizacin(produccinyreproduccinsocial)y solo durante las crisis se interesan por tener esa conciencia (Marx, 1857-1858:319).Deesaformaesqueeseenfoqueseposiciona comopartedelaideologadelaclasedominanteyporlotanto comopartedeldiscursohegemnico.16Sobreestabase,lacrisis no puede existir como tal, no puede siquiera ser pensada, pues ella supone no solo la crisis de la reproduccin econmica sino la de la reproduccin social (capitalista) y por lo tanto de las relaciones dedominiosobrelasquesesustenta.Lacrisiscomoprocesode ruptura generalizado, es llevado all, a un lugar que impide que la misma sea nombrada. La hegemona social de la burguesa se ex-presa en el mbito del discurso social como hegemona discursiva, sistema regulador que determina la posibilidad de producir formas discursivas concretas (Angenot, 1989: 20-21).A pesar de la sofsticacin matemtica de los modelos de equilibrio general,lacorrienteneoclsicadeberefugiarseenladimensin desconocida,enelespaciodeloseventosestocsticos,imprede-cibles, indiscernibles. Remitiendo el razonamiento a la lgica de la identidad, la crisis termina siendo explicada no por la propia rea-lidad, compleja, contradictoria y en movimiento, sino por lo super-fcial, lo no esencial.17La crisis explicada por lo aleatorio signifca lacrisisnoexplicadaolatautologadelacrisisexplicadaporla manifestacin de la crisis.18 4. El mtodo y la investigacin sobre la crisis. La dialcti-ca en el estudio de la sociedadEn el prximo captulo avanzaremos en la discusin crtica de los trabajos ms relevantes que han tratado explicar la crisis de la eco-noma argentina que concluy en 2002. Antes y a los fnes de pre-sentar los rasgos fundamentales de nuestra propia interpretacin, a 16 Como bien seala Angenot (1989: 26), la ideologa dominante no es la ideologa de la clase dominante, aunque claramente establece entre las clases la dominacin de un orden de lo decible que est ligado a la clase dominante.17 La lgica formal incluye tres principios fundamentales: el principio de Identi-dad, el principio de No Contradiccin y el principio del Tercero Excluido (Kohan, 2003).Estosprincipiospresuponenunarealidadinmvil,sincontradiccionesy sujeta a un devenir mecanicista donde el motor del movimiento proviene siempre desde afuera (Kohan, 2003: 143).18 En parte, es precisamente por llevar la discusin al mbito del lenguaje de la lgicaformalquelaeconomaneoclsicabloqueaelanlisis,puescomoseala Angenot no se puede disociar jams la forma del contenido, aquello que se dice y la manera adecuada de decirlo (Angenot, 1989: 18).Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 32Introduccin33siempreesmuchomsquemeracrisiseconmica.Essiempre (endistintasgradosymagnitudes)unacrisisdelasrelaciones esencialesqueconstituyenlasociedad.Eselpuntoenelcual lascontradiccionesconstitutivasdelasociedadcapitalista(las contradicciones de la relacin social de capital) se manifestan de maneraabiertayseconjurandemaneraviolenta,aunquesolo temporalmente.Es en este marco general que analizaremos la crisis argentina que estamosestudiando.Enefecto,lamismaysusdiferentesformas demanifestacindebensercomprendidascomoproductodelas difcultades para la reproduccin de la relacin de capital, o lo que es lo mismo como crisis de la relacin de capital.Si bien en trminos estrictamente econmicos la crisis puede ser entendidacomounainterrupcinodisrupcinenelprocesode reproduccinsocialqueinvolucralaincompletareproduccindel proceso de valorizacin y acumulacin de capital, en las sociedades capitalistas nunca es simplemente econmica o poltica. Es siempre la crisis de una totalidad, basada en una relacin antagonista (la relacindelcapital)yproductodelascontradiccionesinherentes a esa relacin. Por ello, la crisis adquiere invariablemente formas econmicas y polticas (Holloway, 1992). Ella expresa, en defnitiva, la inestabilidad estructural de las relaciones sociales capitalistas, relaciones antagnicas que se desarrollan a travs de la lucha de actores sociales concretos.4.3 La crisis, unidad y contradiccinNosdiferenciaremosdeotraspropuestasanalticasproponiendo un examen de la crisis que parta de la comprensin de la econo-ma como una unidad dialctica. En contraposicin a la tradicin de lgica formal sostenida en el razonamiento estndar, la unidad nuncaimplicasimplementequeunobjetoesigualasmismo (identidad abstracta). La unidad nunca es identidad cerrada sobre s misma, sino que siempre remite a un otro, a una relacin (Ko-han, 2003: 187). Esta nocin de identidad (identidad esencial dira Hegel) permite entender al mundo como intrnsecamente inestable, en movimiento, pues en s misma contiene la diferencia (el otro) y por lo tanto el cambio, el devenir, la crisis.21 En efecto, la economa debe ser entendida como la unidad de di-versosmomentosoelementosmutuamentedeterminados.Lare-21 Dice Hegel que en la identidad esencial la identidad no es diferente de modo extrnseco, sino que en ella misma, y en su naturaleza, est el ser diferente [] La verdad est completa solo en la unidad de la identidad con la diferencia (citado por Kohan, 2003: 186).nes en la sociedad, distintas relaciones de fuerza, etc.). O, por ejem-plo, el propio capital que aparece simplemente como una suma de mquinas, insumos y dinero cuando en realidad el capital es valor (esdecir,trabajohumanoabstracto,trabajohumanoengeneral) que es puesto en movimiento para incrementarse. Esto solo puede ocurrir a travs de la accin del trabajo humano y en consecuencia el capital no hace sino refejar la relacin entre quien posee ese va-lor (expresado en cosas) como riqueza acumulada y quienes traba-jan agregando (creando) ms valor. El capital es, de este modo, una estructura constituida por formas de prctica social determinadas (Postone, 1996: 77).A diferencia de las lecturas economicistas que sugieren que esas formas sociales son cosas (instituciones o formas institucionales) consideramos que las relaciones sociales deben pensarse como lo que son, expresin de las confrontaciones y contradicciones entre sujetos histricos. De esta manera es que consideramos que, por ejemplo, el capital debe comprenderse como una relacin social, es decir como una relacin de fuerza entre dos sujetos sociales: el capitalista (colectivo) comprador de la fuerza de trabajo y el traba-jador (colectivo) vendedor de esta ltima (Kohan, 1998: 189).Al ser el capital una relacin de dominacin, la misma es siem-pre confictiva e inestable y en ella est la fuente elemental de la crisis. Es aqu donde reside la lucha de clase, en esta relacin en-tre un sujeto social dominador y otro sujeto social dominado que puederebelarseytrastocarlarelacinsocialdecapital(Kohan, 1998:190);esalldondeseencuentraelfundamentoltimode la crisis (no solo econmica) en el capitalismo. En consecuencia, entendemos al capital como una relacin entre quienes trabajan para sobrevivir y quienes viven del dominio del trabajo ajeno.Por otra parte, dado que el trabajo se encuentra realmente some-tido(osubordinado)alcapital,laproduccinyreproduccinde esa relacin se encuentra subordinada al comando del capital. El capital articula el conjunto de las relaciones sociales, y por ello la crisis de la relacin entre trabajo y capital es la crisis del conjunto de la sociedad: la sociedad contempornea es la sociedad del capi-tal (Negri, 1992).20Por ello, la crisis (fundada en la inestabilidad de la relacin de dominacin) es un hecho inmanente, necesario de la sociedad y no simplemente un hecho contingente, casual, o evitable.Estotambinimplicaqueenlasociedadcapitalista,lacrisis 20 Seal Marx que [e]l capital es la potencia econmica, que lo domina todo, de la sociedad burguesa [capitalista]. Debe constituir [constituye] el punto de partida y el punto de llegada, (Marx, 1857-1858: 28, corchetes nuestros).Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 34Introduccin354.4 La realidad, unidad de mltiples determinacionesComoveremosenelcaptulosiguiente,enelfondoelprincipal problema compartido por los diferentes enfoques en la explicacin de la crisis no es tanto el considerar la circulacin y no la produc-cin, o considerar los hechos objetivos, las relaciones reifcadas y no las relaciones sociales subjetivadas, manifestaciones concretas derelacionesantagnicas,sinoelrealizarunamiradaunilateral y no dialctica de la crisis, su proceso y su forma. Las diferentes respuestas a la pregunta por la razn o fundamento de la crisis son presentadassinconsiderarsecomounadeterminacinparticular delprocesodevalorizacindelcapitalencondicioneshistricas particulares y por tanto como una reconstruccin parcial del fen-meno. Cada explicacin se presenta en oposicin a las otras y no como faceta necesaria y orgnicamente vinculada a la produccin de una totalidad: la sociedad capitalista. En efecto, implcitamente nieganlapertinenciadeentenderalfenmenodelacrisiscomo un concreto (real y pensado), por lo tanto como unidad de mlti-ples determinaciones. Precisamente las explicaciones se articulan a partir de meras relaciones de causalidad entre fenmenos que no se encuentran integrados en una totalidad. Es decir, cada explica-cinsepresentaseparadacuandoenrealidadcadaunaexpresa procesos reales que se integran en articulacin dialctica, contra-dictoria, en la totalidad concreta que es el proceso de produccin y reproduccin de la economa argentina.4.5 Posicionamiento general frente al estudio de la economa polticaComo punto de partida, en esta investigacin trabajaremos desde lo que suele denominarse el paradigma materialista histrico. Se-gn Vasilachis, este paradigma como conjunto de creencias bsi-cas se sostiene en la ontologa del realismo histrico (Vasilachis, 1993: 43). Es decir, asumimos que la realidad es aprehensible, se encuentra moldeada por una serie de factores sociales, polticos y econmicos y est cristalizada (reifcada) en un conjunto de estruc-turas que pueden defnirse como lo real; a los fnes prcticos, es-tas estructuras son reales, una realidad virtual o histrica. Como seala Kohan (2003: 91) lo real concreto (digamos la economa ar-gentina y su crisis) tiene existencia real ms all de nosotros, ms alldecmonosotroslopensemosyreconstruyamoscomoreal pensado. Por supuesto esto no signifca que tal separacin entre el objeto de investigacin y nosotros (sujetos) sea absoluta, tajante.22 22 En este punto, seguimos a Kohan en su crtica al dualismo o ruptura epistemo-produccin capitalista es un proceso integrado de produccin so-cialycirculacin,ysurepeticininvolucraestosdosmomentos. Una crisis en este tipo de sociedad se manifesta como la desunin oseparacindeesosdosmomentossiendolaposibilidaddeesa separacininherentealaunidadmisma,dadoqueesunauni-dad antagonista (Weeks, 1981: 208). La diferencia, como parte de launidad,suponelanegacin,elenfrentamientodelosdistintos momentos. Pero el enfrentamiento no es meramente extrnseco (ex-terno), no es mera oposicin sino que debe ser entendido como con-tradiccin; aqu el polo opuesto no est afuera sino que est dentro mismo de la relacin, interiorizado. Un polo solo puede ser defnido eidentifcadoapartirdelotrocontradictorio-queloconstituye en el seno mismo de la identidad. Cada uno de ellos ha perdido su autonoma externa (Kohan, 2003: 195).En efecto como sealan Negri:ms all de las formas fenomnicas, la ley fundamental de la crisis consiste en la necesidad misma de su propia reproduccin [la del capi-tal]. Esta se remite a la contradiccin entre produccin y valorizacin, no como esta se registra en los momentos particulares del proceso, o en realidad, en la totalidad de procesos recprocamente opuestos [es decir, contradictorios] (Negri, 1978: 114; corchetes nuestros).Esto signifca que las contradicciones de la sociedad no son me-ramente formales sino que las mismas son reales. Implican el mo-vimiento enfrentado, desparejo de elementos que constituyen una unidad orgnica. Por ello, la crisis cumple la funcin de dar cuenta de la unidad entre elementos de la propia sociedad que tienden a moverse como si fueran independientes unos de otros. Seala Marx que [l]a crisis no es otra cosa que la afrmacin, por la fuerza, de la unidad de fases del proceso de produccin, que se han independi-zado entre s (Marx, 1862-1863b: 436-437).Esto signifca que es necesario entender la crisis como producto del desdoblamiento del propio proceso de produccin y reproduc-cin del capital.Lo ms importante es que esa explicacin requiere una concepcin lgica del movimiento, el proceso, que no se reduzca a decir que un acontecimiento sucede o antecede a otro, o sea, que no se restrinja a la caracterizacin de los instantes del tiempo. Esa explicacin lgica para el movimiento de un fenmeno, que se transforma en otro, por causa de su propio desdoblamiento, es provista por el mtodo dial-ctico que explica la transformacin de un fenmeno en otro, a travs de la resolucin de contradicciones que le son inherentes (Carcanho-lo, 1996: 3).Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 36Introduccin37del objeto, las que luego presidirn la eleccin del orden de exposicin ms adecuado (Kohan, 1998: 100). Siempre la investigacin debe pre-ceder cualquier tipo de demostracin, validacin o exposicin terica para evitar recaer en la metafsica apriorstica. Esa etapa (el proceso de investigacin en s) se sintetizar en el captulo que sigue, en el cual se presentan las principales interpretaciones sobre nuestro objeto de estudio.En el resto de los captulos avanzaremos con la exposicin de los ha-llazgos (resultados) de nuestra propia investigacin. El modo de expo-sicin (o mtodo de justifcacin y validacin) consistir en defnitiva en la ordenacin de las categoras, desde las ms simples y abstractas hasta las ms concretas y explicativas (Kohan, 1998: 91). Ese orden no ser, por supuesto, para nada independiente de nuestros objetivos polticos como investigadores. En todos los casos, en la investigacin y la exposicin, en el descubrimiento y la justifcacin, la seleccin y ordenamiento metodolgico del material responde a un criterio que es esencialmente poltico e ideolgico (Kohan, 1998: 96).24 4.6 Reconstruccin de lo real por medio de la abstraccinLaexposicindelosresultadosdenuestrainvestigacindebe-rcomenzarapartirdelasdeterminacionesmsgeneralesdela totalidadestudiada,lascualesdebensercaptadasenelanlisis de las formas sociales y econmicas (intrnsecamente histricas), a partir de un profundo trabajo de abstraccin (Kohan, 1998: 101). Este proceso implica la actividad intelectual de descomponer la to-talidad en unidades mentales a partir de las cuales poder pensarla (Ollman, 2003: 60). Abstraer implica, en este sentido, establecer un foco y un determinado lmite que nos permite distinguir lo relevante de aquello que no lo es en cada momento de la investigacin.Esteprocedimientodeabstraccinesloquepermitir(re)cons-truirelobjetodeestudio,analizandosucesivamentelosdistintos momentosdesuestructurainterna,aislandolosyseparandolos analticamente de las complejas relaciones de las que forman parte (Kohan, 1998). Es a travs del uso metodolgico de la abstraccin que pueden analizarse las relaciones sociales esenciales que sub-yacen a la realidad directamente observable, relaciones que no solo subyacen en las relaciones fenomnicas (aparenciales) sino que in-cluso las determinan (Kohan, 1998: 103).El mtodo dialctico implica saber situar la parte en el todo como 24SiguiendoaKohansostendremosquepolticaeideologasonmomentosin-ternosdelaciencia.Escindirlosademsdecaerenlaingenuaysospechosa separacin positivista de hecho y valor no permite comprender la prctica real y efectiva de los cientfcos (Kohan, 1998: 97).Por otro lado, al estar posicionados desde este paradigma nos apo-yaremos en una epistemologa que podra denominarse como tran-saccionalysubjetivista(GubayLincoln,1994).Estosignifcaque nuestros valores infuencian inevitablemente nuestra investigacin. La propia construccin del objeto de nuestra investigacin es el re-sultado de un proceso mediado por esos nuestros valores. De ma-nera que lo que puede conocerse est indisolublemente entrelazado con la interaccin entre el nosotros (el investigador) y el objeto. Esto supone que entendemos que el conocimiento es una construccin, una (re)construccin de la realidad por la va del pensamiento. Por ello, si bien nuestro anlisis (como cualquier anlisis materialista de la realidad) toma como punto de partida la realidad emprica para, a partir de ella, determinar las categoras analticas ms adecuadas parasucomprensin,eseprocedimientoparteinevitablementede unconjuntodehiptesis,valores,etc.queorganizanlaaproxima-cin general al problema de investigacin (Kohan, 2003: 103). A tra-vsdeesteprocesodeanlisispodremosllegaradeterminaciones simples y generales, a partir de las cuales defniremos los conceptos o categoras esenciales. La seleccin de estos elementos e hiptesis tienecomopuntodepartidaunadeterminadaperspectivapoltica (Kohan,1998:90).Dealgunamanera,siguiendoaCleaver(1985) nos posicionamos en una lectura poltica de la crisis.23 Entercerlugar,partiendodesdeesteparadigmadeinvestigacin, nos apoyaremos en la dialctica como metodologa (Guba y Lincoln, 1994). Esta requiere partir en un primer momento de una apropiacin pormenorizadadelamateriaqueconstituyeelobjetodeestudioa travs de la cual se pueden delimitar las condiciones de inteligibilidad lgica que planteaba Althusser en su lectura de El Capital de Marx (Kohan, 2003: 90). Aun en los momentos en que realicemos un anlisis de la crisis en niveles de abstraccin (o generalidad) elevados, esto no supondr que estemos pensando en una realidad inexistente, en un mero concepto, en una idea (el capitalismo sans phrase). Nuestros razonamientos y discusiones siempre tendrn como referencia al capitalismo real, realmente existente: la sociedad (economa) capitalista argen-tina.23 En relacin con los estudios sobre las obras de Marx, Cleaver seala que suele haber tres lecturas tpicas del ellas. Primero, una lectura flosfca que las toma como interpretaciones crticas, como una forma de ideologa. Una segunda lectura sera como economa poltica que sobre todo incluira elementos de una lectura estratgica de los intereses del capital; El Capital, por ejemplo, como mera teora econmica,queproveeinterpretacionesestratgicaspotencialmentetilespara el capital. Por ltimo, una lectura poltica que implica una lectura que en forma consciente y unilateral estructura su enfoque para determinar el signifcado y la importancia de cada concepto para el desarrollo de la lucha de la clase trabajado-ra; una lectura que busca evitar interpretaciones fras y teorizaciones abstractas para tomar los conceptos solo dentro de esa totalidad concreta de la lucha cuyas determinaciones designan (Cleaver, 1985: 71-72).Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 38Introduccin39signifcaqueelmtododeexposicinlgicodebacorresponderse de manera lineal con el desarrollo histrico. Ms bien, siguiendo a Marx, debe hacerse lo contrario pues:sera impracticable y errneo alinear las categoras econmicas en elordenenquefueronhistricamentedeterminantes.Suordende sucesinestdeterminadoporlasrelacionesqueexistenentre ellasenlamodernasociedadburguesa,yqueesexactamenteel inverso al que parece ser su orden natural o del que correspondera aunordendesucesinenelcursodeldesarrollohistrico.(Marx, 1857-1858: 28-29).El historicismo que buscaremos imponer en nuestra investigacin se encuentra en un mayor nivel de determinacin lgica. Siguiendo aGramsciaceptamosquelacrticadelaeconomapolticapar-te del concepto de historicidad del mercado determinado y de su automatismo, mientras que los economistas puros conciben estos elementos como eternos, naturales (Gramsci, citado por Kohan, 1998:100).Lareconstruccincrticadelacrisisdelaeconoma argentina supone analizar de manera realista las relaciones de las fuerzas que determinan el mercado, profundizar en sus contradic-ciones, valorar las modifcaciones relacionadas con la aparicin de nuevoselementosyconsureforzamiento.Esareconstruccinda cuentadelacaducidadysustituibilidaddelacienciacriticada (Gramsci, en Kohan, 1998).25 Resumiendo, a partir de categoras ms simples y abstractas (con-ceptos construidos) pueden construirse categoras ms complejas o concretas que pueden explicar, por medio de las categoras que lacomponen,alatotalidadconcretahistricaexplicada(Dussel, 1998:59-60).Lascategorassonaselementosomediacionesde construccin (constitucin) o explicacin. El movimiento de lo abs-tracto a lo concreto es un proceso continuo que no implica aban-donar la esfera de las relaciones esenciales de la realidad sino que supone investigar las formas de aparicin de esas relaciones (Ma-vroudeas, 1999).Enelestudiodelacrisissernecesariopresentarlasdiferen-tes facetas de la misma (es decir, sus diferentes determinaciones) 25 En este punto no podemos ms que acompaar a Kohan en su crtica al anti-historicismoalthusseriano:Althusseratacaloqueldenominaelhistoricismo radical diciendo que la direccionalidad de la obra marxiana no se reduce a histori-zar las categoras, pues eso sera equivalente a volver histrico a Ricardo conser-vando su mismo objeto de estudio. Lo que esta explicacin no llega a comprender es que un Ricardo historizado ya no es Ricardo, as como un Parmnides al que se le violenta el principio de identidad y se lo sustituye por el devenir heraclteo ya no es Parmnides (Kohan, 1998: 100).acto inverso al efectuado en el momento de la abstraccin analtica. Lo abstracto en el sentido en que lo entendemos (siguiendo a Marx y Hegel) no signifca que se encuentra desligado de una totalidad o conjunto de relaciones que lo abarcan, incluyen y dentro de las cuales adquiere su sentido (Kohan, 1998: 90). Mientras la abstrac-cin parte de la representacin (el todo pleno, confuso y catico) y llega a la determinacin abstracta (clara pero simple), el acto dial-ctico parte de esa determinacin abstracta y (re)construye sintti-camente una totalidad (concreta respecto a la determinacin, pero aun abstracta respecto de la totalidad concreta explicada) (Dussel, 1998: 52). A partir de las determinaciones ms simples se podr as construir poco a poco la totalidad concreta con mltiples determi-naciones. Al llegar a esas mltiples determinaciones articuladas en relacionesordenadasycondeterminadajerarqualgica,aquello que era abstracto (sin determinacin) se convierte en concreto: uni-dad de lo diverso (Kohan, 1998: 90).Enlosdistintoscaptulosdeestapresentaciniremosdesarro-llandolasdiferentesdeterminaciones(dimensiones)quenosper-mitan reconstruir los elementos centrales de una explicacin ms acabada de la crisis ms reciente de la economa argentina. Hacia el cierre de este escrito habremos avanzado as en la reconstruccin deloreal(esdecir,esatotalidadconcretaexplicada;ennuestro caso, la crisis argentina) a partir del desarrollo de las distintas de-terminaciones y sus mediaciones. Por supuesto, esa reconstruccin ser siempre parcial, en tanto nunca podemos alcanzar una plena comprensin y representacin de la totalidad en su complejidad.Siguiendo a Dussel (1998: 57) en este esquema de trabajo, lo real es el punto de partida del proceso de abstraccin. Por eso partimos del estudio de los hechos empricos y sus interpretaciones (cap-tulos 1 y 2). A partir de all avanzamos en la reconstruccin anal-tica de lo real, a partir del desarrollo conceptual de determinadas categoras y dentro del marco conceptual general que presentamos en este mismo captulo.Las determinaciones son momentos de existencia de lo real, for-mas de ser de la misma sociedad. En cuanto abstractas, ya son fru-to de un acto analtico de separacin. El orden que guardan entre s las categoras ha de ser el mismo orden real que tienen las deter-minaciones como momentos de la realidad de la sociedad concreta.4.7 Lgica e historiaEsta reconstruccin de la realidad tiene como perspectiva impl-cita una suerte de historicismo radical (Kohan, 1998: 99). Esto no Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 40Introduccin41mente capitalistas se basa en relaciones de produccin capitalis-tas, las cuales, basadas en el antagonismo entre trabajo y capital, aseguran la produccin de plusvalor.Entonces la primera determinacin del proceso econmico es la esfera de la produccin, pues es el origen de la categora esencial para explicar la dinmica de la economa: el capital.26Deberemos pues partir de la produccin del capital. Ese ser nuestro punto de partida en el captulo 3.El capital es una relacin social que tiene su origen en la posi-bilidaddelaextraccindeplusvaloralostrabajadores.Esesa posibilidad lo que permite al capital realizar su esencia, es decir conseguir su propia valorizacin. Sin la explotacin del trabajo en el proceso de produccin no es posible la produccin y reproduc-cinaescalaampliada(valorizacin)delvalor.Sinembargo,el capital no solo es la unidad dialctica entre trabajo (vivo) y capital (trabajo objetivado; trabajo muerto). No alcanza con la produccin del plusvalor en el proceso de produccin para que el capital pue-da reproducirse. En efecto, necesita de la esfera de la circulacin en la cual realizar las mercancas producidas y as realizar el valor y plusvalor que ellas representan. Por lo tanto, l debe ser enten-didotambincomolaunidaddialcticaentrelaproduccinyla circulacin.En efecto, la crisis en la economa argentina no puede ser com-prendida en su fundamento si no se parte de que si bien la misma es la crisis de una unidad dialctica (la sociedad capitalista y ms en particular la economa capitalista en Argentina), es sobre todo la crisis de una unidad fundada.La relacin de capital(-trabajo) es el fundamento de la sociedad y por lo tanto el fundamento de la crisis. De ah que la ley funda-mental [el fundamento] de la crisis se halla, por consiguiente, en la relacin contradictoria entre el trabajo necesario y el plusvalor, ra-dica en el funcionamiento de la ley de plusvalor (Negri, 1978: 114). Por ello no olvidaremos nunca que, en el nivel ms abstracto y ge-neral, la crisis es producto de los lmites que el propio capital pone como relacin social. Siguiendo a Gandarilla Salgado, considerado en relacin al autodesarrollo del proceso (la valorizacin del valor comoproduccindemercancasyproduccindeplusvalor,yla circulacinyelconsumocomorealizacindelasmercancasyel 26 Seala Weeks (1981) que la jerarqua de determinaciones en realidad es con-cebida como una en la cual la produccin es determinante, pero para Marx esto no es solo la conclusin del anlisis sino tambin su punto de partida (esto es, la relacin entre conceptos no es la teora sino que es tambin producto de la teora) (Weeks, 1981: 11).intentando ordenarlas no tanto en referencia a una determinada cronologa sino esencialmente teniendo en cuenta su articulacin lgica. Hay que avanzar desde las determinaciones ms abstrac-tas de la crisis a sus manifestaciones ms concretas, tratando de evitar los saltos lgicos no mediados, los desarrollos no dialcti-cos.Estosignifcaquehayqueevitarsimplementepresentary probar la existencia de determinados hechos histricos, en que se sustantivan los distintos actores y clases sociales como categoras econmicas (Gandarilla Salgado, 2003: 42) sino que de lo que se trata es demostrar cmo operan las tendencias fundamentales del capitalismo [la tendencia a la crisis] que nos permiten hablar de leyes esenciales ogenerales,cuyareconstruccinreclamacategorasytotalidades concretas que no solo expongan el proceso, sino que logren ilus-trarloatravsdelaactuacindelossujetossociales.(Gandarilla Salgado, 2003).Ensntesis,tomandocomoreferencianuestralecturacrticade las distintas interpretaciones de la crisis bajo estudio y enmarcn-donos dentro de la perspectiva que proponemos, intentaremos en esta investigacin articular una explicacin, a nuestros ojos, ms adecuada de la misma.4.8 Lineamientos para una reconstruccin de la crisisSiguiendo este planteo, luego de la presentacin crtica de las dis-tintas lecturas de la crisis, iniciaremos el trayecto analtico para el anlisis de la experiencia argentina reciente. En el estudio de la crisis iniciada fenomenolgicamente en 1998 partiremos desde la produccincomoprimermomentoesencial,abstracto,parasolo mstardeincorporarlaotradeterminacinelemental,mscon-creta: la circulacin (distribucin, intercambio y consumo).Llevaremos adelante esta estrategia expositiva pues sabemos que noesquelaproduccin,ladistribucin,elintercambioyel consumo sean idnticos, sino que constituyen las articulaciones de una totalidad, diferenciaciones dentro de una unidad (Marx, 1857-1858: 20). Por otra parte, la produccin predomina no sobre esa unidad en su conjunto sino sobre todos sus momentos. Una produccin determinada determina un consumo, una distribu-cin, un intercambio determinados y relaciones recprocas deter-minadasdeestosdiferentesmomentos(Marx,1857-1858:20). Sobre la base de relaciones de produccin particulares surge un determinado modo de intercambio y distribucin. En sntesis, la existencia de relaciones de intercambio y distribucin especfca-Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 42Introduccin43Enlamedidaenquelaacumulacinavanza,laincorporacinde capital constante bajo la forma de maquinaria e insumos en sus-titucin relativa del trabajo vivo como elementos en la produccin tiende a reducir relativamente la masa de plusvalor generado. Esta dinmica tiende a reducir la tasa de ganancia y conducir as a la crisis.Ensntesispodemossealarquesuorigenseencuentra, desde un punto de vista lgico, en la tendencia a la cada en la tasa deganancia,tendenciaquesurgedelaesferadelaproduccin (Weeks, 1981: 210).En este primer nivel de determinacin, la crisis es producto esen-cial del xito del capital en la extraccin de plus-trabajo y su apro-piacin capitalistas. Supone por lo tanto que el capital ha logrado efcazmentecontrolarlaresistenciadeltrabajoalaexplotacin. Este es el primer punto a examinar. En los prximos captulos de-sarrollaremos esta cuestin de manera conceptual y con una mira-da en la experiencia reciente de la Argentina.Primero analizaremos detalladamente la dialctica del proceso de cada tendencial en la tasa de ganancia y el principal movimiento que la contrarresta (la tendencia al incremento en la tasa de explo-tacin y la resistencia del trabajo a la misma). Aqu est el punto de partida del eje argumentativo de nuestra explicacin de la crisis argentina(Captulo3yCaptulo4).Dadoqueellasededucede las contradicciones de la propia forma de organizacin social de la produccin (es decir, de la constitucin capitalista de la sociedad) buscaremos mostrar cmo el propio desarrollo de la relacin (uni-dad) contradictoria capital-trabajo condujo tendencialmente a una crecientefragilidadeinestabilidadestructural.Talfragilidadfue producto no de los errores de poltica econmica sino de la propia dinmica contradictoria de las tendencias de la economa capitalis-ta argentina.En la exposicin de esta investigacin partimos desde la esfera de la produccin pues desde all se originan las tendencias esenciales de la sociedad capitalista. No partimos de all porque histricamen-te la crisis siempre deba surgir (o ser causada) en la produccin sino porque ella expresa las determinaciones ms elementales (ms abstractas) del proceso capitalista de produccin. La contradiccin dialctica bsica del sistema a partir de la cual l mismo funda su movimiento se encuentra en un primer nivel de abstraccin en el mbito de la produccin de valor y plusvalor. Este es el punto de partida lgico del capital y por lo tanto de la sociedad y su crisis.Sin embargo, ese es solo un primer nivel de determinacin de la crisis.Comosealamos,elcapitaleslaunidadcontradictoriade plusvalor contenido en ellas) el capital enfrenta lmites que l mis-mo se pone y asimila como barreras a superar (Gandarilla Salgado, 2003: 36).Desde el punto de vista inmanente, la crisis deriva de1) el trabajo necesario como lmite del valor de cambio propio de la capacidad viva de trabajo; 2) el plusvalor como lmite del plustrabajo y del desarrollo de las fuerzas productivas; 3) el dinero como lmite de la produccin; 4) la limitacin de la produccin de valores de uso por el valor de cambio. (Marx, 1857-1858: 368).En efecto, el capital contiene una limitacin de la produccin [que es] particular [una] limitacin que contradice su tendencia uni-versal a superar toda traba opuesta a aquella [todo lmite] (Marx, 1857-1858:367).Lacrisiseslainstanciadesuperacindeesos lmites que entonces son puestos como barreras, como lmites que pueden ser negados (Lebowitz, 2005: 58). La nica barrera que el capital no puede superar, su verdadero lmite es el capital mismo y por tanto su exterior constituyente: el trabajo, la clase obrera (Le-bowitz, 2005: 59).27 Estas son las determinaciones ms generales de la crisis, sus fun-damentos ms abstractos. Para avanzar a las formas ms concre-tas, ms prximas a las causas de la crisis (entendidas como la raznporlacuallaposibilidaddelacrisisseconvierteenreali-dad; Gandarilla Salgado, 2003: 43) debemos abordar la tendencia a la sobreproduccin de capital. Esta implica a) cada de la porcin relativadecapitalvariable(porelaumentoenlacomposicinde capital) y b) desarticulacin entre la produccin de plusvalor y su realizacin (sobreproduccin relativa). Esto conduce eventualmente (tendencialmente) a la cada en la tasa de ganancia, manifestacin ms tpica de la crisis.Enelnivelesencial,eldelaproduccindecapital,unexitoso procesodevalorizacinpodraenprincipioconducirundesarro-llo armnico y continuado (o al menos, eso suponen y esperan los economistas ortodoxos). Sin embargo, el propio proceso de acumu-lacin lleva implcita la necesidad de la crisis. La acumulacin de capital supone un proceso de cambio en la composicin del capital. 27 Seala Dussel El trabajo vivo, en cuanto trabajo humano, actualidad de la personaymanifestacindesudignidad,sesitaencuantotalfuera,msall, trascendiendo[]enlaexterioridaddelcapitalDeestamanera,lacrticadel capital (como totalidad csica) se efectuar desde la exterioridad del trabajo vivo. Exterioridad real ms all, trascendental, del ser del capital, del valor (como cosa efectuada). La realidad del no-capital es el mbito desde donde se cumple la critica de la totalidad del valor que se valoriza (cosa): la crtica del capital (Dussel, 1988: 293).Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 44Introduccin45dida,enlaesferadelacirculacinylareproduccin.Recinen este momento podremos incorporar al anlisis como determinacin concreta al mercado mundial y su dinmica en la explicacin de la crisis.Asimismo,soloaqupodremosdarcuentaadecuadamente dellugarqueladinmicadelconsumosuntuarioeimproductivo tuvo como elemento de la crisis.Eso es lo que buscaremos hacer en esta segunda determinacin. Establecer las conexiones internas entre el proceso de produccin de valor y el nivel de su realizacin, entre la produccin de valor y el mercado. Esto nos permitir dar cuenta de la vinculacin profun-da, real, entre la fenomenologa de la crisis y sus fundamentos: la divergencia entre las condiciones de produccin y las de realizacin (apropiacin) del valor; entre el carcter social y el carcter privado de uno y otro (Carcanholo, 1996: 178). Solamente estableciendo las conexiones necesarias entre los fenmenos y sus determinaciones subyacentesesquepodremospresentarunanlisisdelacrisis que no autonomice idealmente lo que est lgicamente (realmente) unido.Luego de haber presentado esta discusin podremos pasar al lti-mo punto de nuestra investigacin que buscar reconducir la dis-cusin a una de las formas ms tpicas de expresin de la crisis: lacrisiscambiaria(Captulo6).Enefecto,unodelosfenmenos ms violentos de la crisis argentina, o si se quiere, el preludio de su solucin temporal, fue la crisis del rgimen cambiario. La fuga de capitales, la defacin de precios, la crisis de balance de pagos, la devaluacin, la salida de la convertibilidad fueron todos fenmenos ligadosntimamentealacrisis.Sinembargo,consideramosque su anlisis e interpretacin certera solo puede ser hecha luego del caminoquehemosrecorridoenloscaptulos2a5.Recinenla ltima etapa del estudio estaremos listos para establecer las condi-ciones subyacentes entre el fundamento de la crisis (la contradic-cin entre la produccin y realizacin del valor, la relacin capital, la relacin de clase) y su manifestacin necesaria como crisis cam-biaria.Elltimocaptulodenuestrainvestigacinabarcaresta cuestin,planteandolanecesariarelacinestructuralqueexiste entreladinmicadelaacumulacindecapitalylaleydecada tendencialenlatasadegananciaylamanifestacindelacrisis como crisis cambiaria.produccinycirculacin,entonceslacrisistendrsumanifesta-cin tanto en la esfera de la produccin como en la circulacin. A travs de la circulacin se exaltan las contradicciones de la produc-cin: las contradicciones se reproducen continuamente, reviven de una forma nueva, y tambin se superan, pero solo son superadas violentamente (Negri, 1978: 113). O como seala el propio Marx:Elintercambionomodifcalascondicionesinternasdelavalori-zacin, pero las proyecta hacia el exterior; les da su forma recpro-camente autnoma y deja as existir a la unidad interna solamente como necesidad interna que, por tanto, se manifesta exteriormente y de manera violenta en las crisis. (Marx, 1857-1858: 407).Las condiciones de circulacin y sus contradicciones parecen te-nerunadinmicaautnoma,separadadelaproduccindevalor yplusvalor.Sinembargo,estoessoloaparentementeas.Enlas crisis, la unidad real que existe entre produccin y circulacin, es decir en el proceso de reproduccin social, se manifesta en toda su dimensin.Lascontradiccionesqueseoriginanesdecir,sefundan-enel mbitodelasrelacionesdirectasdeexplotacin(produccin)son desplazasalespaciodelacirculacin.Susolucinesaplazada. Esas contradicciones reaparecen all bajo nuevas formas. Por ello muchas veces la crisis parecer ser producto de la falta de deman-da o la cada en los precios, es decir determinaciones del espacio de la circulacin aunque no est all su fundamento.Esta ltima (la esfera de la circulacin) ser la siguiente determi-nacin a estudiar (Captulo 5). La mera produccin de plustrabajo enlaesferadelaproduccinnoalcanzaparagarantizarlavalo-rizacindelcapital.Laesferadelacirculacinaparececomoel complemento necesario. La produccin y reproduccin econmica delasociedadsuponealfnyalcabolaunidaddialcticaentre produccin y circulacin. Este es el nivel en el que se concentran la mayora de las explicaciones de la crisis argentina. En esas expli-caciones, como veremos en detalle en el captulo siguiente, la crisis esderivadadirectamentedelascondicionesderealizacin,dela forma en la que las relaciones de intercambio ocurren. El nfasis es puestoenlasdeterminacionesmsconcretasdelfenmeno(df-cit fscal, movimiento de capital fnanciero, exportaciones, precios, tipo de cambio, ganancias) sin establecer la articulacin necesaria entre estas y la dinmica subyacente de la produccin de valor.Mostraremos en el captulo 5 que solo luego de haber establecido analticamente las conexiones (mediaciones) necesarias, podremos analizar las contradicciones de la relacin capital a escala expan-46 47Captulo 2 Las mltiples lecturas de la crisis argentina. Hacia una interpretacin dialctica1. IntroduccinComosealamos,hahabidonumerosasinterpretacionesdela crisis de la economa argentina de fnes del siglo XX y de las cau-sasdelamisma.Nuestrainvestigacinpretendehacerunaporte para comprenderla ms cabalmente, proponiendo una lectura que asuma las contradicciones del proceso de valorizacin y acumula-cindecapital(visto,tpicamente,comoprocesodecrecimiento econmico)comoinmanentesalmismoynocomoexternas.No pretendemos abarcar todos los aspectos de la crisis. No buscamos hacer una fenomenologa de la misma ni dar cuenta de todos sus momentos. Sencillamente buscamos dar cuenta de la crisis en un marcoamplioquepermitadescubrirla(yexplicarla)enelpropio movimiento de la economa (ms precisamente, de la sociedad ca-pitalista) argentina.Antes de avanzar en nuestra propia propuesta interpretativa co-rresponde presentar las interpretaciones ms difundidas, a fn de mostrar sus lmites en trminos de nuestro camino de refexin y perspectivaanaltica.Apartirdeunarefexincrticaentornoa esas lecturas de la crisis argentina reciente quedar ms claro dn-de se ubica nuestro horizonte de investigacin.2. La visin ortodoxa (neoclsica)El paradigma terico neoclsico es donde se desarrollan la mayo-ra de las explicaciones sobre la crisis que atraves a la economa argentina entre 1998 y 2002. Como sealamos, en este marco ana-ltico la crisis econmica es, en general y en particular, la ms pro-Un estudio sobre la crisis en un pas perifrico 48Las mltiples lecturas de la crisis argentina... 49real(tcr)debealcanzaraquelnivelcapazdeequilibrarlacuenta corriente del balance de pagos, la cada en el fujo de capitales ins-tantneamente altera el valor de equilibrio de largo plazo del tcr.2Para el caso de una economa pequea, presentan la relacin que defne el dfcit de cuenta corriente del balance de pagos (CAD): CAD= A*+ S*Y* (1)donde A* es la absorcin de bienes transables, S* los pagos netos no-factoriales a los extranjeros e Y* la oferta de bienes transables.A partir de all sealan que si el fnanciamiento para el dfcit de cuenta corriente se detiene, la totalidad del desbalance deber re-cortarse (CIT, 2003: 14). Los autores muestran que, para el caso de Argentina,apartirdeloquedenominanelsuddenstopde1998, la cuenta corriente del balance de pagos mejora sustancialmente, refejandosegnellosunabruptoajustehaciaelbalancedela cuenta corriente (CIT, 2003: 15; cursiva nuestra).La medida de la cada porcentual en la absorcin de bienes tran-sablesnecesariaparare-establecerelequilibrioexternoestara dada por (CIT, 2003: 15): = CAD/ A*=1(2)donde sera una medida de la absorcin no cubierta (un-leve-raged) de bienes transables, defnida como: =Y* S*( )/ A* (3)Estamedidadacuentadelporcentajedelaabsorcindebienes transablesfnanciadoconlaofertadomstica.Cuantomenorsea estevalor,mayorserlaproporcindelaabsorcindetransables queprovienedelexterior;cuantomscerradasealaeconoma(es decir, cuanto menor sea la oferta de bienes transables) menos cu-bierto (ms apalancado, como se dice en la literatura en castellano sobrefnanzasdeempresas)estareldfcitdecuentacorriente. Segn los autores, esto tendr importantes implicancias para com-prender el comportamiento del tipo de cambio real luego del sudden stop. Estiman que para Argentina el ajuste en la cuenta corriente en comparacin con las importaciones de 1998 (tomadas como proxy de la absorcin, A*) alcanz el 21,1% entre 1998 y 2001.2Estonoquieredecirqueladeterminacinestructuraldeltipodecambiosea irrelevante. Veremos en el captulo 6 cmo puede ligarse el movimiento del tipo de cambio real (como tendencia) al proceso de valorizacin del capital y explicar as la crisis cambiaria (o devaluacin del tipo de cambio).funda de la economa argentina en la historia reciente, un evento fortuito ajeno a la dinmica endgena del sistema econmico.