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Los esquiladores Los esquiladores concitan la mayor expectación entre los asistentes. Muchos de ellos nunca habían visto esquilar al modo tradicional, es decir, a tijera. Las diversas cuadrillas de esquiladores que poblaban la sierra riojana pugnaban entre sí para ver cuál de ellas era la más rápida y diestra en este oficio. Hoy en día aquellos antiguos esquiladores miran de reojo los rebaños, recuerdan con cariño el “moreno” y disfrutan en días como éste. “No hay nada en este mundo como esquilar a tijera”. Hay sesiones de esquileo el sábado y el domingo. El traslado de esta actividad a una pradera cercana al pueblo ha supuesto una enorme mejora para todos. Ha permitido ampliar el número de esquiladores y ha facilitado la comodidad y la visión del público asistente, que ha aumentado considerablemente respecto a años anteriores.

Fiesta trashumancia Brieva

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Brieva, pueblo trashumante

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Page 1: Fiesta trashumancia Brieva

Los esquiladores

Los esquiladores concitan la mayor expectación entre los asistentes. Muchos de ellos nunca habían visto esquilar al modo tradicional, es decir, a tijera.

Las diversas cuadrillas de esquiladores que poblaban la sierra riojana pugnaban entre sí para ver cuál de ellas era la más rápida y diestra en este oficio. Hoy en día aquellos antiguos esquiladores miran de reojo los rebaños, recuerdan con cariño el “moreno” y disfrutan en días como éste. “No hay nada en este mundo como esquilar a tijera”.

Hay sesiones de esquileo el sábado y el domingo. El traslado de esta actividad a una pradera cercana al pueblo ha supuesto una enorme mejora para todos. Ha permitido ampliar el número de esquiladores y ha facilitado la comodidad y la visión del público asistente, que ha aumentado considerablemente respecto a años anteriores.

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El rebaño

La acogida de mil ovejas merinas por las calles de Brieva es el acto más espectacular de esta fiesta. El último ganadero trashumante de La Rioja comanda con orgullo su rebaño ante la expectación de cientos de personas. Los saltos de las ovejas, los gritos de los pastores, la polvareda, los perros, los carneros, hacen que, durante unos breves momentos, retrocedamos en el tiempo y vivamos la trashumancia tal como era. Una salva de aplausos brota espontáneamente de todos los presentes.

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Patrimonio tradicional

Los chozos, refugios habituales de los pastores, forman parte del amplio patrimonio que la trashumancia nos ha legado. Estas construcciones tradicionales pueblan los campos y pastos de nuestra sierra. Éste de Brieva, recientemente restaurado, se encuentra a unos 10 minutos del pueblo y es continuamente visitado. Es un claro ejemplo de lo que pretende ser esta fiesta, una muestra de lo que ha sido la trashumancia y de lo que ha significado en la forma vida de nuestros pueblos y de nuestra gente.

Los ranchos de esquileo, edificaciones civiles de gran importancia en el pasado por cuanto eran cita obligada de los rebaños trashumantes, han resistido como han podido el paso del tiempo. Hace muchos años que dejaron de ejercer la función para la que fueron construidos. Si los pastores trashumantes son en La Rioja testimoniales y las cañadas un sendero apenas utilizado, los ranchos son una ruina más en el centro de los pueblos. El de Brieva lucha por abrirse paso como un centro cultural que muestre al visitante para qué fue construido, quién lo utilizaba y cómo vivían los que trabajaban en él.

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Muestra de oficios

En la plaza y en las calles de Brieva se entremezclan durante estos días artesanos de muchos y variados oficios, todos ellos relacionados con el mundo pastoril. Tintes e hiladoras, cencerros y esquilas, maestros queseros, rabeleros, boteros, cayados y colodras, telares, almazuelas, pelaires, artesanos del corcho, herradores... Todos se afanan en mostrar sus habilidades en oficios ya casi olvidados. Son los últimos representantes de la cultura rural, de cuando en los pueblos había de todo lo que se necesitaba para vivir.

La música forma parte importante del acervo cultural que la trashumancia nos ha dejado. El rabel, instrumento cien por cien tradicional, nos muestra de la mano de maestros rabeleros la riqueza del folklore de nuestros pueblos. Romances pastoriles, religiosos, pícaros, villancicos, amorosos, anticlericales, etc. Todo cabe en las coplas y canciones que cantaron nuestros mayores. Estudiosos del folklore popular venidos de varias regiones españolas se dan cita en Brieva en estos días. “Música diferente para una fiesta diferente.”

La gastronomía también tiene su espacio reservado en la Fiesta de la Trashumancia, y de dos formas distintas. Por un lado didáctica, ya que miembros de la Escuela de Hostelería de Santo Domingo dieron unas charlas sobre la gastronomía típica pastoril, explicando la alimentación que los pastores realizaban en su largo recorrido a extremos, y por otro lado de una forma lúdica y festiva, ya que se prepararon dos degustaciones, una de migas y otra de caldereta serrana, para más de mil personas. Asimismo se realizó una caldereta más reducida hecha al modo tradicional por pastores de Brieva.

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Brieva, pueblo trashumante

Dos imágenes que ilustran lo que para Brieva significa la fiesta de la trashumancia. Un pueblo tranquilo, limpio, cuidado. Un pueblo ganadero que ha visto trashumar sus merinas durante siglos y que ahora se resigna a ver pastar sus escasos rebaños. Por eso se vuelca en esta fiesta, porque lo ve algo suyo. Los pastores y los esquiladores son todos de Brieva y también algunos de los artesanos. Esto da a las actividades desarrolladas una autenticidad fuera de toda duda. No hay actores, ni disfraces, no es ninguna representación, y todo esto la gente lo sabe y lo valora, de ahí el éxito que ha tenido en los años en los que se ha venido celebrando. La fiesta trata de mostrar en un fin de semana todo lo relacionado con la trashumancia: rebaños de ovejas merinas, mastines, el esquileo, artesanía, música, gastronomía, y lo hace a través de actividades en la calle, conferencias, exposiciones, actuaciones, etc., y todo ello no en un recinto ferial ni en un parque temático sino en el mismo lugar donde se ha venido realizando durante varios siglos, en el último pueblo trashumante de La Rioja, en Brieva de Cameros.

Los visitantes disfrutan con las actividades programadas en este fin de semana. Son tantas y tan variadas que hay para todos los gustos y ya se está pensando en ampliar la oferta: una muestra del lobo ibérico, un concurso de perros pastores o una misa celebrada con el romancero serrano son algunas de las opciones estudiadas. Estamos buscando un visitante que valore lo que son y han sido nuestros pueblos, un nuevo turismo temático que por lo que se ve gusta a todo el mundo.