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Francisco de Quevedo Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibá- ñez Cevallos (Madrid, 14 de septiembre de 1580 [1] - Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembre de 1645), conocido como Francisco de Quevedo, fue un escritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de los autores más destacados de la historia de la literatura es- pañola y es especialmente conocido por su obra poética, aunque también escribió obras narrativas y obras dramá- ticas. Ostentó los títulos de señor de La Torre de Juan Abad y caballero de la Orden de Santiago (su ingreso se hizo oficial el 29 de diciembre de 1617). 1 Biografía Quevedo nació en Madrid en el seno de una familia de hidalgos provenientes de la aldea de Vejorís (Santiurde de Toranzo), en las montañas de Cantabria. [2][3] Fue bauti- zado en la parroquia de San Ginés el 26 de septiembre de 1580. Su infancia transcurrió en la Villa y Corte, rodeado de nobles y potentados, ya que sus padres desempeñaban altos cargos en Palacio. Su madre, María de Santibáñez, era dama de la reina, y su padre, Pedro Gómez de Queve- do, era el secretario de la hermana del rey Felipe II, María de Austria. Huérfano de padre a los seis años, le nombra- ron por tutor a un pariente lejano, Agustín de Villanue- va. En 1591 falleció su hermano Pedro. Pasó al Colegio Imperial de la Compañía de Jesús, en lo que hoy es el Instituto de San Isidro de Madrid, [4] y estudió Teología en Alcalá sin llegar a ordenarse, así como lenguas anti- guas y modernas. Es lugar común que durante la estancia de la Corte en Valladolid circularon los primeros poe- mas de Quevedo que imitaban o parodiaban los de Luis de Góngora bajo seudónimo (Miguel de Musa) o no, y el poeta cordobés detectó con rapidez al joven que mi- naba su reputación y ganaba fama a su costa, de forma que decidió atacarlo con una serie de poemas; Quevedo le contestó y ese fue el comienzo de una enemistad que no terminó hasta la muerte del cisne cordobés, quien de- jó en estos versos constancia de la deuda que Quevedo le tenía contraída. [5] Musa que sopla y no inspira y sabe que es lo traidor poner los dedos mejor en mi bolsa que en su lira, Francisco de Quevedo retratado después de ingresar en la Orden de Santiago en 1618 por Francisco Pacheco en su Libro de des- cripción de verdaderos retratos, ilustres y memorables varones. no es de Apolo, que es mentira. No obstante, voces suficientemente autorizadas como las de Antonio Carreira o Amelia de Paz dudan de que exis- tiese realmente dicha enemistad. Sostienen que esas con- troversias eran ejercicios habituales en la poesía barroca, que Góngora nunca nombra a Quevedo, que las atribu- ciones de las sátiras de uno y otro son dudosas y que, a la muerte de Góngora, Quevedo era un escritor casi inédito, por lo que tal enemistad nunca pudo existir. [6] Quevedo también se aproximó a la prosa escribiendo co- mo juego cortesano, en el que lo más importante era exhi- bir ingenio, la primera versión manuscrita de una novela picaresca, La vida del Buscón, y un cierto número de cor- tos opúsculos burlescos que le ganaron cierta celebridad entre los estudiantes y de los que habría de renegar en su edad madura como travesuras de juventud; igualmen- te por esas fechas sostiene un muy erudito intercambio epistolar con el humanista Justo Lipsio, deplorando las guerras que estremecen Europa, según puede verse en el Epistolario reunido por Luis Astrana Marín. En 1601 1

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Francisco de Quevedo

Francisco Gómez de Quevedo Villegas y Santibá-ñez Cevallos (Madrid, 14 de septiembre de 1580[1]-Villanueva de los Infantes, Ciudad Real, 8 de septiembrede 1645), conocido como Francisco de Quevedo, fue unescritor español del Siglo de Oro. Se trata de uno de losautores más destacados de la historia de la literatura es-pañola y es especialmente conocido por su obra poética,aunque también escribió obras narrativas y obras dramá-ticas.Ostentó los títulos de señor de La Torre de Juan Abady caballero de la Orden de Santiago (su ingreso se hizooficial el 29 de diciembre de 1617).

1 Biografía

Quevedo nació en Madrid en el seno de una familia dehidalgos provenientes de la aldea de Vejorís (Santiurde deToranzo), en las montañas de Cantabria.[2][3] Fue bauti-zado en la parroquia de San Ginés el 26 de septiembre de1580. Su infancia transcurrió en la Villa y Corte, rodeadode nobles y potentados, ya que sus padres desempeñabanaltos cargos en Palacio. Su madre, María de Santibáñez,era dama de la reina, y su padre, Pedro Gómez de Queve-do, era el secretario de la hermana del rey Felipe II, Maríade Austria. Huérfano de padre a los seis años, le nombra-ron por tutor a un pariente lejano, Agustín de Villanue-va. En 1591 falleció su hermano Pedro. Pasó al ColegioImperial de la Compañía de Jesús, en lo que hoy es elInstituto de San Isidro de Madrid,[4] y estudió Teologíaen Alcalá sin llegar a ordenarse, así como lenguas anti-guas y modernas. Es lugar común que durante la estanciade la Corte en Valladolid circularon los primeros poe-mas de Quevedo que imitaban o parodiaban los de Luisde Góngora bajo seudónimo (Miguel de Musa) o no, yel poeta cordobés detectó con rapidez al joven que mi-naba su reputación y ganaba fama a su costa, de formaque decidió atacarlo con una serie de poemas; Quevedole contestó y ese fue el comienzo de una enemistad queno terminó hasta la muerte del cisne cordobés, quien de-jó en estos versos constancia de la deuda que Quevedo letenía contraída.[5]

Musa que sopla y no inspira

y sabe que es lo traidorponer los dedos mejoren mi bolsa que en su lira,

Francisco de Quevedo retratado después de ingresar en la Ordende Santiago en 1618 por Francisco Pacheco en su Libro de des-cripción de verdaderos retratos, ilustres y memorables varones.

no es de Apolo, que es mentira.

No obstante, voces suficientemente autorizadas como lasde Antonio Carreira o Amelia de Paz dudan de que exis-tiese realmente dicha enemistad. Sostienen que esas con-troversias eran ejercicios habituales en la poesía barroca,que Góngora nunca nombra a Quevedo, que las atribu-ciones de las sátiras de uno y otro son dudosas y que, a lamuerte de Góngora, Quevedo era un escritor casi inédito,por lo que tal enemistad nunca pudo existir.[6]

Quevedo también se aproximó a la prosa escribiendo co-mo juego cortesano, en el que lo más importante era exhi-bir ingenio, la primera versión manuscrita de una novelapicaresca, La vida del Buscón, y un cierto número de cor-tos opúsculos burlescos que le ganaron cierta celebridadentre los estudiantes y de los que habría de renegar ensu edad madura como travesuras de juventud; igualmen-te por esas fechas sostiene un muy erudito intercambioepistolar con el humanista Justo Lipsio, deplorando lasguerras que estremecen Europa, según puede verse enel Epistolario reunido por Luis Astrana Marín. En 1601

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2 1 BIOGRAFÍA

fallece su madre, María Santibáñez. Hacia 1604 inten-ta explorar nuevos caminos métricos creando un libro desilvas que no terminó, a imitación de las de Publio Pa-pinio Estacio, combinando versos de siete y once sílabaslibremente; en 1605 fallece su hermana María.[7]

Vuelta la Corte a Madrid, arriba a ella Quevedo en 1606 yreside allí hasta 1611 entregado a las letras; escribe cuatrode sus Sueños y diversas sátiras breves en prosa; obras deerudición bíblica como su comentario Lágrimas de Jere-mías castellanas; una defensa de los estudios humanísti-cos en España, la España defendida; y una obra política,el Discurso de las privanzas, así como lírica amorosa ysatírica. Se gana la amistad de Félix Lope de Vega (haynumerosos elogios a Quevedo en los libros de Rimas delFénix y Quevedo aprobó las Rimas humanas y divinas, deTomé de Burguillos, heterónimo del Fénix), así como deMiguel de Cervantes (se le alaba en el Viaje del Parna-so del alcalaíno y Quevedo corresponde en la Perinola),con quienes estaba en la Cofradía de Esclavos del Santí-simo Sacramento; por el contrario, atacó sin piedad a losdramaturgos Juan Ruiz de Alarcón, cuyos defectos físi-cos le hacían gracia (era pelirrojo y jorobado), siendo élmismo deforme, así como Juan Pérez de Montalbán, hi-jo de un librero con el que Quevedo tuvo ciertas disputas.Contra este último escribió La Perinola, cruel sátira de sulibro misceláneo Para todos. Sin embargo, el más atacadosin duda fue Luis de Góngora, al que dirigió una serie deterribles sátiras acusándole de ser un sacerdote indigno,homosexual, escritor sucio y oscuro, entregado a la ba-raja e indecente. Quevedo, descaradamente, violentabala relación metiéndose hasta con su aspecto (como en susátira A una nariz, en la que se ensaña con el apéndicenasal de Góngora, pues en la época se creía que el ras-go físico más acusado de los judíos era ser narigudos).En su descargo, cabe decir que Góngora le correspondiócasi con la misma violencia. Por entonces estrecha unagran amistad con el grande Pedro Téllez-Girón, el GranDuque de Osuna, al que acompañará como secretario aItalia en 1613, desempeñando diversas comisiones paraél que le llevaron a Niza, Venecia y finalmente de vueltaa Madrid, donde se integrará en el entorno del Duque deLerma, siempre con el propósito de conseguir a su amigoel Duque de Osuna el nombramiento de virrey de Nápo-les, lo que al fin logrará en 1616.Vuelto a Italia de nuevo con el Duque, éste le encargó di-rigir y organizar la Hacienda del Virreinato en Nápoles,desempeñando otras misiones, algunas relacionadas conel espionaje a la República de Venecia, aunque no direc-tamente como se ha creído hasta hace poco, y obtiene enrecompensa el hábito de Santiago en 1618.Caído el grande Osuna, Quevedo es arrastrado tambiéncomo uno de sus hombres de confianza y se le destierra en1620 a la Torre de Juan Abad (Ciudad Real), cuyo seño-río había comprado su madre con todos sus ahorros paraél antes de fallecer. Los vecinos del lugar, sin embargo, noreconocieron esa compra y Quevedo pleiteará intermina-blemente con el concejo, si bien el pleito sólo se resolverá

Quevedo y los esqueletos de Juan de la Encina y el rey Perico,Leonaert Bramer, 1659, dibujo a tinta y aguada gris, Múnich,Staatliche Graphische Sammlung.

a su favor tras su muerte, en la persona de su heredero ysobrino Pedro Alderete. Llegado allí a lomos de su jaca«Scoto», llamada así por lo sutil que era, como cuentaen un romance, y aislado ya de las tormentosas intrigascortesanas, a solas con su conciencia, escribirá Quevedoalgunas de sus mejores poesías, como el soneto «Retira-do a la paz de estos desiertos...» o «Son las torres de Jo-ray...» y hallará consuelo a sus ambiciones cortesanas y sudesgarrón afectivo en la doctrina estoica de Séneca, cu-yas obras estudia y comenta, convirtiéndose en uno de losprincipales exponentes del neoestoicismo español. Com-pleta el número de sus Sueños y redacta tratados políticoscomo Política de Dios, morales como Virtud militante ydos sátiras extensas: Discurso de todos los diablos y Lahora de todos. Tomó parte muy activa en la controversiasobre el patronato de España con dos obras:Memorial porel patronato de Santiago y Su espada por Santiago, 1628.La cuestión se había suscitado cuando una reforma delBreviario Romano en el siglo XVII no citó la predicacióny enterramiento de Santiago en España, lo que provocóun cruce de cartas y presiones que duró treinta y dos añoshasta conseguir su revocación; el asunto se reavivó cuan-do se pretendió otorgar el patronazgo de España a santaTeresa de Jesús, lo que acabó por convertirse en una au-téntica batalla de intelectuales en pro de una u otro, yQuevedo, se inclinó por el santo guerrero Santiago.

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Convento de San Marcos en León.

La entronización de Felipe IV supuso para Quevedo el le-vantamiento de su castigo, la vuelta a la política y grandesesperanzas ante el nuevo valimiento del Conde Duque deOlivares. Quevedo acompaña al joven rey en viajes a An-dalucía y Aragón, algunas de cuyas divertidas incidenciascuenta en interesantes cartas. Por entonces denuncia susobras a la Inquisición, ya que los libreros habían impresosin su permiso muchas de sus piezas satíricas que corríanmanuscritas haciéndose ricos a su costa. Quevedo quisoasustarlos y espantarlos de esa manera y preparar el ca-mino a una edición definitiva de sus obras que nunca llegóa aparecer. Por otro lado, lleva una vida privada algo des-ordenada de solterón: fuma mucho, frecuenta las tabernas(Góngora le achaca ser un borracho consumado y en unpoema satírico se le llama don Francisco de Quebebo) yfrecuenta los lupanares, pese a que vive amancebado conuna tal Ledesma. Sin embargo, es nombrado incluso se-cretario del monarca, en 1632, lo que supuso la cumbreen su carrera cortesana. Era un puesto sujeto a todo tipode presiones: su amigo, el Duque de Medinaceli, es hos-tigado por su mujer para que lo obligue a casarse contrasu voluntad con doña Esperanza de Mendoza,[8] señorade Cetina, viuda y con hijos, y el matrimonio, realizadoen 1634, apenas dura tres meses. En contrapartida, sonaños de una febril actividad creativa. En 1634 publica Lacuna y la sepultura y la traducción de La introducción a lavida devota de Francisco de Sales; de entre 1633 y 1635datan obras como De los remedios de cualquier fortuna,el Epicteto, Virtud militante, Las cuatro fantasmas, la se-gunda parte de Política de Dios, la Visita y anatomía dela cabeza del cardenal Richelieu o la Carta a Luis XIII. En1635 aparece en Valencia el más importante de uno de losnumerosos libelos destinados a difamarle, El tribunal dela justa venganza, erigido contra los escritos de Franciscode Quevedo, maestro de errores, doctor en desvergüenzas,licenciado en bufonerías, bachiller en suciedades, catedrá-tico de vicios y protodiablo entre los hombres.En 1639, con motivo de un memorial aparecido bajo laservilleta del Rey Sacra, católica, real Majestad..., dondese denuncia la política del Conde-Duque, se le detuvo, seconfiscan sus libros y, sin apenas vestirse, es llevado alfrío Convento de San Marcos en León hasta la caída delvalido y su retirada a Loeches en 1643. En el monasterio

Quevedo se dedicó a la lectura, como cuenta en la Cartamoral e instructiva, escrita a su amigo, Adán de la Parra,pintándole por horas su prisión y la vida que en ella hacía:

Desde las diez a las once rezo algunas de-vociones, y desde esta hora a la de las doce leoen buenos y malos autores; porque no hay nin-gún libro, por despreciable que sea, que no ten-ga alguna cosa buena, como ni algún lunar el demejor nota. Catulo tiene sus errores, Marcus Fa-bius Quintilianus sus arrogancias, Cicerón al-gún absurdo, Séneca bastante confusión; y enfin, Homero sus cegueras, y el satírico Juvenalsus desbarros; sin que le falten a Egecias algu-nos conceptos, a Sidonio medianas sutilezas, aEnnodio acierto en algunas comparaciones, y aAristarco, con ser tan insulsísimo, propiedad enbastantes ejemplos. De unos y de otros procuroaprovecharme de los malos para no seguirlos, yde los buenos para procurar imitarlos.

Placa conmemorativa de Quevedo en el convento dominico deVillanueva de los Infantes.

Pero Quevedo había salido ya del encierro, en 1643, acha-coso y muy enfermo, y renuncia a la Corte para retirarsedefinitivamente en la Torre de Juan Abad. Es en sus cer-canías, y tras escribir en su última carta que «hay cosasque sólo son un nombre y una figura», fallece en el con-vento de los padres dominicos de Villanueva de los Infan-tes, el 8 de septiembre de 1645. Se cuenta que su tumbafue profanada días después por un caballero que deseabatener las espuelas de oro con que había sido enterrado yque dicho caballero murió al poco en justo castigo portal atrevimiento. En 2009, sus restos fueron identificadosen la cripta de Santo Tomás de la iglesia de San AndrésApóstol de la misma ciudad.[9]

Sus obras fueron muy mal recogidas y editadas por elhumanista José Antonio González de Salas, quien no tieneempacho en retocar los textos, en 1648: El Parnaso espa-ñol, monte en dos cumbres dividido, con las nueve Musas,pero es la edición más fiable; peor es la edición del so-brino de Quevedo y destinatario de su herencia, PedroAlderete, en 1670: Las tres Musas últimas castellanas; enel siglo XX José Manuel Blecua las ha editado con rigor.

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4 3 OBRA

En 1663 se imprimió la primera biografía de Franciscode Quevedo, la de Pablo Antonio de Tarsia, abundanteen anécdotas; posteriormente vendrán las de AurelianoFernández Guerra en el siglo XIX, donde se le pinta comoun hombre de estado, y la de Jauralde Pou (1998) en elsiglo XX.

2 Análisis de su obra

Lo más original de la obra literaria de Quevedo radica enel estilo, vinculado al Conceptismo barroco y por lo tantomuy amigo de la concisión, de la elipsis y del cortesanojuego de ingenio con las palabras mediante el abuso dela anfibología. Amante de la retórica, ensayó a veces unestilo oratorio lleno de simetrías, antítesis e isocola quelució más que nunca en su Vida de Marco Bruto. De léxi-co muy abundante, creó además muchos neologismos porderivación, composición y estereotipia y flexibilizó no-tablemente el mecanismo de la aposición especificativaen castellano («clérigo cerbatana, zapatos galeones...»),mecanismo que los escritores barrocos posteriores imi-taron de él. En su sátira se acerca a veces a la estéticadel expresionismo al degradar a las personas mediante lareificación o cosificación, y la animalización. Se ha seña-lado, además, como un rasgo característico de su verso, laesticomitía, esto es, la tendencia a transformar cada versoen una sentencia de sentido completo, lo cual hace a suspoemas muy densos de significado, como era prioritarioen su poética, radicada en los principios de lo que mástarde fue denominado conceptismo barroco.La mayor parte de la producción poética de Quevedo essatírica, pero como ya apercibió el abate José Marchenasus sátiras están mal dirigidas y, aunque consciente de lascausas verdaderas de la decadencia general, es para él másun mero ejercicio de estilo que otra cosa y se vierte contrael bajo pueblo más que contra la nobleza, en lo cual notuvo el atrevimiento de, por ejemplo, el otro gran satíri-co de su época, Juan de Tassis y Peralta, segundo Condede Villamediana. Cultivó también una fina lírica cortesa-na realizando un cancionero petrarquista en temas, estiloy tópicos, prácticamente perfecto en técnica y fondo, entorno a la figura de Lisi, que no hay que identificar comose ha querido con ninguna dama concreta, sino con unarquetipo quintaesenciado de mujer. Destacan sobre to-do sus sonetos metafísicos y sus salmos, donde se exponesu más íntimo desconsuelo existencial. La visión que dasu filosofía es profundamente pesimista y de rasgos pre-existencialistas. El cauce preferido para la abundante ve-na satírica de que hizo gala es sobre todo el romance, perotambién la letrilla («Poderoso caballero es Don Dinero»),vehículo de una crítica social a la que no se le escondenlos motivos más profundos de la decadencia de España, yel soneto. Abominó de la estética del Culteranismo cuyoprincipal exponente, Luis de Góngora, fue violentamen-te atacado por Quevedo en sátiras personales. Contra lapedantería y obscuridad que le imputaba se propuso tam-

bién editar las obras de los poetas renacentistas Franciscode la Torre y Fray Luis de León.La poesía amorosa de Quevedo, considerada la más im-portante del siglo XVII, es la producción más paradójicadel autor: misántropo y misógino, fue, sin embargo, elgran cantor del amor y de la mujer. Escribió numerosospoemas amorosos (se conservan más de doscientos), de-dicados a varios nombres de mujer: Flora, Lisi, Jacinta,Filis, Aminta, Dora. Consideró el amor como un idealinalcanzable, una lucha de contrarios, una paradoja do-lorida y dolorosa, en donde el placer queda descartado.Su obra cumbre en este género es, sin duda, su «Amorconstante más allá de la muerte».Como han señalado los estudiosos del antisemitismo enEspaña, Quevedo fue un feroz antijudío y su judeofobiaquedó reflejada “en todo tipo de escritos, incluyendo suspoemas satíricos” pero fue “en los años de su lucha contraOlivares cuando escribe sus dos textos antisemitas másimportantes": Execración contra los judíos y La Isla delos Monopantos (aunque este último relato satírico no fueimpreso hasta 1650, dentro del libro La Fortuna con sesoy la hora de todos).[10]

3 Obra

3.1 Obra literaria

3.1.1 Poesía

La obra poética de Quevedo, que está constituida porunos 875 poemas, presenta ejemplos de casi todos lossubgéneros de su época: poesía satírico-burlesca, amoro-sa, moral, heroica, circunstancial, descriptiva, religiosa yfúnebre. Aproximadamente, un 40 % de sus textos sonsatíricos; si a ello se le añade el hecho de que muchos deellos circularon públicamente en vida del autor a travésde copias manuscritas, se explica la fama de crítico seve-ro y mordaz de su época con que se conoce, en parte, aQuevedo.La primera impresión de sus poemas tuvo lugar en 1605,en la antología conocida con el nombre de Primera partede las flores de poetas ilustres de España. De forma póstu-ma, la mayor parte de sus poemas aparecieron publicadosen dos obras: El Parnaso español (1648) y Las TresMusasÚltimas Castellanas (1670).

3.1.2 Prosa

Obras satírico-morales

• Sueños y discursos, compuestos entre 1606 y 1623,circularon abundantemente manuscritos pero no seimprimieron hasta 1627. Se trata de cinco narracio-nes cortas de inspiración lucianesca donde se pasarevista a diversas costumbres, oficios y personajes

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3.1 Obra literaria 5

Portada calcográfica de El Parnaso español, editado en Madridpor Diego Díaz de la Carrera, 1648, grabado de Juan de Noortsobre una idea del compilador, Juan Antonio González de Salas.Doble retrato del escritor, coronado por las Musas y en medallónsostenido por un sátiro, símbolo de la doble inspiración, sacra yprofana.

populares de su época. Son, por este orden, El Sue-ño del Juicio Final (llamado a partir de la publica-ción de Juguetes de la niñez, la versión expurgadade 1631 El sueño de las calaveras), El alguacil en-demoniado (redenominado El alguacil alguacilado),El Sueño del Infierno (esto es, Las zahúrdas de Plu-tón en su versión expurgada), El mundo por de dentro(que mantuvo su nombre siempre) y El Sueño de laMuerte (conocido como La visita de los chistes).

• De la estirpe de los Sueños son dos llamadas «fanta-sías morales», el Discurso de todos los diablos y deLa hora de todos. Ambas son también sátiras lucia-nescas de característico tono jocoserio, aunque ensu factura y creatividad superan a los Sueños:

• Discurso de todos los diablos o infierno emen-dado (1628), publicado en algunas versionescomo El peor escondrijo de la muerte y, a par-tir de 1631, en la versión expurgada en la queaparecen también los cinco Sueños con los tí-tulos cambiados que se enumeran más arriba,con el título de El entremetido y la dueña y elsoplón.

Edición príncipe de los Sueños y discursos, Barcelona, EstebanLiberós, a costa de Juan Sapera, 1627.

• La hora de todos y la Fortuna con seso, varia-ción sobre el tema del mundo al revés en que laFortuna recobra el juicio y da a cada personalo que realmente merece, provocando tan grantrastorno y confusión que el padre de los diosesdebe volverlo todo a su primitivo desorden.

• La novela picaresca Historia de la vida del Buscónllamado don Pablos; ejemplo de vagamundos y es-pejo de tacaños, apareció impresa en Zaragoza en1626, pero existen tres versiones más de la obra congrandes divergencias textuales. El problema es com-plejo, pues todo parece indicar que Quevedo reto-có su obra varias veces. La versión más antigua esel manuscrito 303 bis (olim Artigas 101) de la Bi-blioteca de Menéndez Pelayo a causa del cotejo delas variantes y la manera en que unos testimoniosse agrupan frente a otros. La impresión de 1626 fueasumida, si no controlada, por Quevedo, según elpropio autor declara en su memorial Su espada porSantiago (1628) y la sinceridad de sus palabras esconfirmada por otros datos, así que en realidad nopuede sostenerse que se hiciera sin permiso del au-tor. Pero esta versión no fue la última, pues donFrancisco volvió sobre ella para retocar algunos por-menores narrativos, amplificar el retrato satírico devarios personajes secundarios y paliar las expresio-

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6 3 OBRA

nes que juzgaron irreverentes o blasfemas los re-dactores de dos libelos antiquevedia nos, el Memo-rial enviado a la Inquisición contra los escritos deQuevedo (1629) y El Tribunal de la Justa Venganza(1635). De estos retoques dan fe los otros manus-critos. El Buscón es un divertimento en que el au-tor se complace en ridiculizar los vanos esfuerzosde ascensión social de un pobre diablo pertenecien-te al bajo pueblo; para ello exhibe cortesanamentesu ingenio por medio de un brillante estilo concep-tista que degrada todo lo que toca cosificándolo oanimalizándolo, utilizando una estética preexpresio-nista que se aproxima a Goya, Solana y Valle-Inclány no retrocediendo ante las gracias más repugnantes.La caracterización apenas existe: se trata sólo de unvehículo para el lucimiento aristocrático del autor.

Obras festivas

• Premática y aranceles, hechas por el fiel de las putas,Consejos para guardar la mosca y gastar la prosa,Premática del tiempo, Capitulaciones matrimonialesy Capitulaciones de la vida de la Corte son sátiras delos géneros burocráticos habituales en las cancille-rías y que se aplican a temas grotescos.

• Cartas del caballero de la Tenaza (1625), humorís-tica descripción de las epístolas intercambiadas en-tre un caballero sumamente tacaño y su amante, quequiere sacarle dinero por cualquier medio.

• Libro de todas las cosas y otras muchas más. Com-puesto por el docto y experimentado en todas mate-rias. El único maestro malsabidillo. Dirigido a la cu-riosidad de los entremetidos, a la turbamulta de loshabladores, y a la sonsaca de las viejecitas.

• Gracias y desgracias del ojo del culo. Opúsculo jo-coso sobre los placeres y las dolencias relativos asemejante órgano.

3.1.3 Teatro

No existe un catálogo definitivo de la obra teatral atribui-ble a Quevedo, y no solo por la dificultad de reconocersu autoría sino por las dificultades de considerar a algu-nos textos como teatrales. En cualquier caso, se consi-deran como seguras y plenamente teatrales las siguientesobras:[11]

• La comedia Cómo ha de ser el privado

• Los entremeses Bárbara, Diego Moreno, La viejaMuñatones, Los enfadosos, La venta, La destreza,La polilla de Madrid, El marido pantasma, El ma-rión, El caballero de la Tenaza, El niño y Peralvillode Madrid, La ropavejera y Los refranes del viejoceloso.

Quevedo, extraído de Lutero: asunto tomado de un sueño delinfierno de Quevedo, del pintor catalán Francisco Sans Cabot.

Además, se toman también en consideración diversosfragmentos de comedias perdidas, alguna loa y diezbailes.

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3.2 Obra no literaria 7

3.2 Obra no literaria

3.2.1 Obras políticas

• Política de Dios, gobierno de Cristo. Su primera partefue escrita hacia 1617 (en la dedicatoria a Olivares,de 1626, le dice que «es el libro que yo escribí diezaños ha») e impresa en 1626 con el título de Políticade Dios, gobierno de Cristo y tiranía de Satanás. Lasegunda parte, escrita en torno a 1635, se publicóen 1655. Las dos partes juntas se publicaron bajo elepígrafe Política de Dios, gobierno de Cristo, sacadade la Sagrada Escritura para acierto del Rey y delreino en sus acciones.

• Mundo caduco y desvaríos de la edad (1621, ed.1852).

• Grandes anales de quince días (1621, ed. 1788),análisis de la transición entre los reinados de FelipeIII y Felipe IV.

• Memorial por el patronato de Santiago (1627, ed.1628).

• Lince de Italia y zahorí español (1628, ed. 1852).

• El chitón de Tarabillas (1630), impreso muchas ve-ces con el título de Tira la piedra y esconde la mano.Defiende las disposiciones económicas del Conde-Duque de Olivares, de quien luego se distanciaría.

• Execración contra los judíos (1633), alegato antise-mita que contiene una velada acusación contra donGaspar de Guzmán, Conde-Duque de Olivares y va-lido de Felipe IV.

• Carta al serenísimo, muy alto y muy poderoso LuisXIII, rey cristianísimo de Francia (1635).

• Breve compendio de los servicios de Francisco Gómezde Sandoval, duque de Lerma (1636).

• La rebelión de Barcelona ni es por el güevo ni es porel fuero. 1641, panfleto contra la revuelta catalanade 1640.

• Vida de Marco Bruto, 1644, glosa de la vida corres-pondiente al famoso asesino de César escrita porPlutarco, escrita con algebraico rigor y una eleva-ción de estilo conceptista poco menos que inimita-ble.

• España defendida y los tiempos de ahora, de las ca-lumnias de los noveleros sediciosos, editada por pri-mera vez en 1916.

3.2.2 Obras ascéticas

• Vida de Santo Tomás de Villanueva, 1620.[12]

• Providencia de Dios, 1641, tratado contra los ateosque intenta unificar estoicismo y cristianismo.

• Vida de San Pablo, 1644.

• La constancia y paciencia del santo Job, publicadapóstumamente en 1713.

3.2.3 Obras filosóficas

• Doctrina moral del conocimiento propio, y del desen-gaño de las cosas ajenas (Zaragoza, 1630).

• La cuna y la sepultura para el conocimiento propio ydesengaño de las cosas ajenas (Madrid, 1634), quees una reescritura de la obra anterior, publicada sinsu autorización, en la que amplificó y mejoró esti-lísticamente el texto precedente.

• Epicteto, y Phocílides en español con consonantes,con el Origen de los estoicos, y su defensa contra Plu-tarco, y la Defensa de Epicuro, contra la común opi-nión (Madrid, 1635).

• Las cuatro pestes del mundo y los cuatro fantasmasde la vida (1651).

3.2.4 Crítica literaria

• La aguja de navegar cultos con la receta para ha-cer Soledades en un día (1631), satírica embestidacontra los poetas que usan el lenguaje gongorino oculterano.

• La culta latiniparla (1624), burlesco manual parahablar en lenguaje gongorino.

• La Perinola (1633, ed. en 1788), ataque contra elPara todos de Juan Pérez de Montalbán.

• Cuento de cuentos (1626), reducción al absurdo delos coloquialismos más vacíos de significado.

3.2.5 Epistolario

Fue editado por Luis Astrana Marín en 1946, aparecien-do en dicho epistolario 43 cartas inéditas de los últimosdiez años de la vida del autor, que le escribió a su amigoSancho de Sandoval de Beas (Jaén).[13]

3.2.6 Traducciones

Quevedo frecuentó a humanistas como el distante JustoLipsio y el más cercano José Antonio González de Salas;ambos le transmitieron su fervor por Propercio. Comohelenista, las traducciones de Quevedo del griego dejanbastante que desear; se atrevió, sin embargo, a traducirpésimamente a Anacreonte (traducción que circuló ma-nuscrita y no se imprimió en vida de Quevedo, sino en1656), al pseudo Focílides y la Vida de Marco Bruto dePlutarco para su Marco Bruto. Mayor mérito tienen sus

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8 4 PERSONAJE LITERARIO Y CINEMATOGRÁFICO

Lamentaciones de Jeremías desde el hebreo, o sus versio-nes de excelente latinista de los satíricos Marcial, Persioy Juvenal; sus obras están esmaltadas también de reminis-cencias de Virgilio, Propercio, Tibulo, Ovidio, Estacio ySéneca, autores que, como los citados satíricos, frecuen-tó no poco. También son excelentes sus versiones del ita-liano y el francés; en esta última lengua, conocía la obrade líricos como Joachim du Bellay y leía y admiraba la deMontaigne e incluso es posible que tradujese el primer li-bro de sus Essais. En su haber se cuentan:

• Introducción a la vida devota, de San Francisco deSales.

• De los remedios de cualquier fortuna (1638), versiónlibre de Séneca.

• El Rómulo, 1632, del marqués Virgilio Malvezzi.

3.3 Obras perdidas

• La segunda parte de la Vida de Marco Bruto, men-cionada por Quevedo en sus últimas cartas, en 1644.

• Historia de don Sebastián, rey de Portugal.

• La polilla de las repúblicas.

• Historia del año 1631.

• Dichos y hechos del Duque de Osuna en Flandes, Es-paña, Nápoles y Sicilia.

4 Personaje literario y cinemato-gráfico

Como prototipo del intelectual cortesano que exhibía suingenio y con frecuencia le gustaba escandalizar, Queve-do pasó a la literatura popular como personaje de chistescon frecuencia groseros, volviéndose personaje de leyen-das urbanas como algunos de sus seguidores, por ejem-plo Camilo José Cela. Igualmente fue el afortunado per-sonaje de gran número de piezas teatrales y novelas; yaDiego de Torres Villarroel lo resucitó a principios del si-glo XVIII en sus Sueños morales, visiones y visitas de To-rres con Don Francisco de Quevedo por Madrid, y en elXIX es personaje principal de los dramas Don Franciscode Quevedo (1848) del poeta romántico Eulogio Floren-tino Sanz, de Una broma de Quevedo y Cuando ahorca-ron a Quevedo, de Luis de Eguílaz, o, ya en el siglo XX, deEl caballero de las espuelas de oro, de Alejandro Casona.De la misma manera tentó a la novela histórica: en elXIX Francisco José Orellana escribió Quevedo (1857) yAntonio de San Martín su novela por entregas Aventurasde don Francisco de Quevedo (1883–1884).

Estatua del monumento a Quevedo en la glorieta homónima deMadrid (A. Querol, 1902).

4.1 Personaje de las novelas del capitánAlatriste

Francisco de Quevedo es también, junto a otros perso-najes históricos de la España de Felipe IV, un personajesecundario en la saga conocida como Las aventuras delcapitán Alatriste (1996), de Arturo Pérez-Reverte, y enla película basada en ella, Alatriste (2006), dirigida porAgustín Díaz Yanes, en donde el personaje de Quevedoes interpretado por el actor Juan Echanove. En esta obrade ficción, Quevedo es presentado como amigo personaldel mal llamado capitán Don Diego Alatriste y Tenorio,veterano de las guerras de Flandes, quien se gana la vi-da como sicario en el Madrid del siglo XVII. La primeraaparición de Quevedo se da en el primer título de la saga,El capitán Alatriste (1996), donde es representado comoun hombre ingenioso, apasionado y excelente espadachín,quien regularmente debe hacer uso de la herreruza (es-pada) para zanjar los constantes conflictos en los que seinvolucra, ya sea por los desafortunados versos que de-dica a numerosas personas (incluidas personalidades derenombre), como por aquellos relacionados con su amigoAlatriste.En términos narrativos, Francisco de Quevedo represen-ta en la obra el contrapunto alegre y deshinibido a la per-sonalidad reservada y tosca de Alatriste, aportando a lalectura del texto momentos frescos y de un humor elegan-te e imaginativo, aunque también cumple el rol de factor

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6.1 Bibliografía 9

determinante en muchos de los sucesos de la obra, espe-cialmente en el segundo volumen de la saga Limpieza desangre (1997). Cabe destacar que en la obra como en susnumerosos epílogos, aparecen algunas obras (mayorita-riamente sonetos) que son «atribuidos» a este persona-je, entre los que destaca aquel que «Alaba la virtud mi-litar, en la persona del capitán Alatriste». Este poema,que Quevedo habría dedicado a Alatriste, narra de ma-nera alegórica la vida y carácter del personaje, loando suvalentía y temple.

5 Véase también

• Literatura de España

• Siglo de Oro

• Orden de Santiago

6 Notas y referencias[1] «Escritor documenta el día de nacimiento de Quevedo y

zanja incertidumbre» — adn.es, jueves, 26 de mayo de2011.

[2] Santiurde de Toranzo, en www.cantabria102municipios.com

[3] Iglesia de Santo Tomás - Vejorís de Toranzo, en www.vallespasiegos.org

[4] «Biografía de Francisco de Quevedo y Villegas». Funda-ción Francisco de Quevedo. Consultado el 27 de diciembrede 2012.

[5] Jauralde Pou, 1998, pp. 906-907.

[6] Antonio Carreira, «Quevedo en la redoma: análisis de unfenómeno criptopoético», ap. W. AA., Quevedo a nuevaluz: escritura y política, ed. de L. Schwartz y A. Carreira(Málaga, 1997), pp. 231-249; Amelia de Paz, «Góngoray...¿Quevedo?», Criticón, nº 75, 1999, pp. 29-47.

[7] Agulló y Cobo, 1970, pp. 44 y ss..

[8] Partida de matrimonio de don Francisco de Quevedo condoña Esperanza de Mendoza, incluida en la Colecciónde documentos inéditos para la historia de España, vol.LXXXVIII, p. 525.

[9] Identifican los restos de Quevedo en una parroquia de Vi-llanueva de los Infantes — 20minutos.es/EFE, viernes 13de abril de 2007.

[10] Álvarez Chillida, Gonzalo (2002). El Antisemitismo en Es-paña. La imagen del judío (1812-2002). Madrid: MarcialPons. pp. 48–49. ISBN 978-84-95379-49-8.

[11] Cf. Francisco de Quevedo, Teatro completo, edición deIgnacio Arellano y Celsa Carmen García Valdés, Cátedra,Madrid, 2011.

[12] Francisco de Quevedo, Vida de Santo Tomás de Villanue-va, edición y estudio del “Epítome” de Rafael Lazcano,Editorial Agustiniana, Guadarrama-Madrid, 2006: ISBN84-95745-57-7.

[13] Epistolario completo de Don Francisco de Quevedo. Edi-ción crítica..., Madrid: Instituto Editorial Reus, 1946

6.1 Bibliografía

• Agulló y Cobo, Mercedes (1970).Documentos sobreescritores de los siglos XVI y XVII. Madrid. pp. 44 yss.

• Arellano, Ignacio (1999). Rostros y máscaras: perso-najes y temas de Quevedo. Pamplona: EUNSA. ISBN84-313-1737-X.

• Ayala, Francisco (1984). Cervantes y Quevedo. Bar-celona: Ariel. ISBN 84-344-8374-2.

• Schwartz, Lidia (1997). Quevedo a nueva luz. Má-laga: Universidad de Málaga. ISBN 84-7496-637-X.

• Ettinghausen, Henry (1972). Francisco de Quevedoand the Neostoic movement. Oxford: Oxford Univer-sity Press. ISBN 0-19-815521-2.

• Garciasol, Ramón de (1976).Quevedo. Seud. de Mi-guel Alonso Calvo. Pozuelo de Alarcón: Espasa Cal-pe. ISBN 84-239-1608-1.

• Gutiérrez, Carlos M. (2005). La espada, el rayo yla pluma: Quevedo y los campos literario y de poder.West Lafayette: Purdue UP. ISBN 1-55753-361-X.

• Iffland, James, ed. (1982). Quevedo in perspecti-ve: eleven essays for the quadricentennial: procee-dings from the Boston Quevedo Symposium, October1980. Newark, Delaware: Juan de la Cuesta. ISBN0-936388-17-X.

• Jaramillo Cervilla, Manuel (1981). Personalidad ypensamiento político de Quevedo. Granada: Dipu-tación Provincial de Granada. ISBN 84-500-4396-4.

• Jauralde Pou, Pablo (1998). Francisco de Quevedo(1580–1645). Madrid: Castalia. ISBN 84-7039-796-6.

• Lázaro Carreter, Fernando (1966). Estilo barroco ypersonalidad creadora: Góngora, Quevedo, Lope deVega. Salamanca: Anaya. ISBN 978-84-376-0022-2.

• Martinengo, Alessandro (1992). La astrología en laobra de Quevedo: una clave de lectura. Pamplona:EUNSA. ISBN 84-313-1192-4.

• Pérez-Reverte, Arturo (1996). El capitán Alatris-te. Madrid: Ediciones Alfaguara. ISBN 978-84-204-8353-5.

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10 7 ENLACES EXTERNOS

7 Enlaces externos

• Wikimedia Commons alberga contenido multi-media sobre Francisco de QuevedoCommons.

• Wikiquote alberga frases célebres de o sobreFrancisco de Quevedo. Wikiquote

• Wikisource contiene obras originales de o sobreFrancisco de Quevedo.Wikisource

• Retrato de Francisco de Quevedo en Retratos de es-pañoles ilustres (1791).

• Página web sobre el autor en la Biblioteca VirtualMiguel de Cervantes.

• Obras digitalizadas de Francisco de Quevedo en laBiblioteca Digital Hispánica de la Biblioteca Nacio-nal de España

• Portal web consagrado al autor en la Universidad deSantiago de Compostela.

• Web de la Fundación Francisco de Quevedo - De-dicada a la difusión de la vida y obra de Quevedo.

• Portal sobre Quevedo, en www.cervantesvirtual.com.

• Quevedo, su linaje y heráldica — www.heraldicabc.com.

• Bibliografía sobre Quevedo — The University ofOklahoma.

• Fundación Francisco de Quevedo

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11

8 Text and image sources, contributors, and licenses

8.1 Text• Francisco de Quevedo Fuente: http://es.wikipedia.org/wiki/Francisco%20de%20Quevedo?oldid=81269931 Colaboradores: AstroNomo,

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• Archivo:Noort-quevedo_en_el_parnaso.jpg Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/b/b0/Noort-quevedo_en_el_parnaso.jpg Licencia: Public domain Colaboradores: javascript:open_win('http://bibliotecadigitalhispanica.bne.es:80/webclient/DeliveryManager?pid=196266&custom_att_2=simple_viewer') Artista original: Juan de Noort, Juan Antonio Gonzá-lez de Salas, inventor

• Archivo:Placa_de_Quevedo.jpg Fuente: http://upload.wikimedia.org/wikipedia/commons/1/17/Placa_de_Quevedo.jpg Licencia: CCBY-SA 3.0 Colaboradores: Trabajo propio Artista original: Manrique1430

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12 8 TEXT AND IMAGE SOURCES, CONTRIBUTORS, AND LICENSES

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