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v.18, n.3, jul.-set. 2011, p.861-876 861 El dibujante de límites: Franz Boas y la (im)posibilidad del concepto de cultura en antropología Drawer of boundaries: Franz Boas and the (im)possibility of the concept of culture in anthropology Angel Martínez-Hernáez Profesor de antropología médica y coordinador del Programa de Maestría en Antropología Médica y Salud Internacional/Departamento de Antropología/Universitat Rovira i Virgili. Avinguda Catalunya, 35 43002 – Tarragona – Espanha [email protected] Recebido para publicação em abril de 2010. Aprovado para publicação em agosto de 2010. MARTÍNEZ-HERNÁEZ, Angel. El dibujante de límites: Franz Boas y la (im)posibilidad del concepto de cultura en antropología. História, Ciências, Saúde – Manguinhos, Rio de Janeiro, v.18, n.3, jul.-set. 2011, p.861-876. Resumen La obra de Franz Boas ha sido analizada en la historia de la antropología de una forma polarizada entre la tendencia a la magnificación y a la minusvaloración. En este artículo se argumenta que las razones de esta indefinición descansan en el carácter liminal de este autor entre dos programas de investigación en antropología: las teorías universalistas (evolucionismo, difusionismo, racialismo etc.) y las teorías culturalistas, que median entre finales del siglo XIX y principios del siglo XX. Con este objetivo se discute el surgimiento del concepto boasiano de cultura intentando mostrar las condiciones de posibilidad e imposibilidad de esta noción a lo largo de la producción de este autor. Palabras clave: Franz Boas (1858-1942); cultura; antropología; culturalismo; evolucionismo. Abstract The history of anthropology has tended towards two extremes in its analyses of the works of Franz Boas: aggrandizement or underestimation. This disparity can be explained by the author’s liminal relationship with two research approaches in anthropology: universalist theories (evolutionism, difussionism, racialism, etc.) and culturalist theories, prevalent between the late nineteenth and early twentieth centuries. With this argument in mind, the article discusses the emergence of the Boasian concept of culture and endeavors to show how this concept proves both possible and impossible within the author’s own work. Keywords: Franz Boas (1858-1942); culture; anthropology; culturalism; evolutionism.

Franz Boas. El Dubujante de Límites

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  • v.18, n.3, jul.-set. 2011, p.861-876 861

    El dibujante de lmites

    El dibujante de lmites:Franz Boas y la

    (im)posibilidad delconcepto de cultura en

    antropologa

    Drawer of boundaries: FranzBoas and the (im)possibilityof the concept of culture in

    anthropology

    Angel Martnez-HernezProfesor de antropologa mdica y coordinador del Programa de

    Maestra en Antropologa Mdica y Salud Internacional/Departamentode Antropologa/Universitat Rovira i Virgili.

    Avinguda Catalunya, 3543002 Tarragona Espanha

    [email protected]

    Recebido para publicao em abril de 2010.

    Aprovado para publicao em agosto de 2010.

    MARTNEZ-HERNEZ, Angel. Eldibujante de lmites: Franz Boas y la(im)posibilidad del concepto de culturaen antropologa. Histria, Cincias,Sade Manguinhos, Rio de Janeiro,v.18, n.3, jul.-set. 2011, p.861-876.

    Resumen

    La obra de Franz Boas ha sido analizadaen la historia de la antropologa de unaforma polarizada entre la tendencia a lamagnificacin y a la minusvaloracin.En este artculo se argumenta que lasrazones de esta indefinicin descansanen el carcter liminal de este autorentre dos programas de investigacinen antropologa: las teorasuniversalistas (evolucionismo,difusionismo, racialismo etc.) y lasteoras culturalistas, que median entrefinales del siglo XIX y principios delsiglo XX. Con este objetivo se discuteel surgimiento del concepto boasianode cultura intentando mostrar lascondiciones de posibilidad eimposibilidad de esta nocin a lo largode la produccin de este autor.

    Palabras clave: Franz Boas (1858-1942);cultura; antropologa; culturalismo;evolucionismo.

    Abstract

    The history of anthropology has tendedtowards two extremes in its analyses of theworks of Franz Boas: aggrandizement orunderestimation. This disparity can beexplained by the authors liminalrelationship with two research approaches inanthropology: universalist theories(evolutionism, difussionism, racialism,etc.) and culturalist theories, prevalentbetween the late nineteenth and earlytwentieth centuries. With this argument inmind, the article discusses the emergence ofthe Boasian concept of culture andendeavors to show how this concept provesboth possible and impossible within theauthors own work.

    Keywords: Franz Boas (1858-1942);culture; anthropology; culturalism;evolutionism.

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    Probablemente existen pocos autores tan centrales a la antropologa y a la vez taninclasificables como Franz Boas (1858-1942). Ya sea por la magnitud de sus aportacionesque versan sobre temticas tan diversas como la plasticidad de las formas corporales, el

    problema de la raza, las lenguas amerindias, la teora cultural o por su evitacin constante

    de los excesos intelectuales; el caso es que su obra se resiste a las definiciones precipitadas.

    Una de las razones menos explicitadas de esta indefinicin es su carcter fronterizo

    entre una antropologa, interesada por la bsqueda de las grandes leyes de la evolucin de

    la cultura o civilizacin y la emergencia de una nueva antropologa orientada al anlisis

    intensivo de grupos culturales especficos a partir de la larga estancia sobre el terreno, el

    dominio de la lengua indgena y el principio terico de que toda cultura encierra un cierto

    grado de integracin de sus elementos. De hecho, podemos entender a Boas como un

    personaje liminal entre estos dos proyectos (o, si se prefiere, paradigmas) antropolgicos.

    Esta posicin se expresa, por un lado, en su crtica reiterada a las especulaciones de las

    grandes teoras de la poca (evolucionismo, determinismo racial, determinismo geogrfico,

    difusionismo europeo etc.) y, por otro, en el carcter programtico y experimental de gran

    parte de su produccin.

    Con todo, este carcter fronterizo entre dos programas de investigacin no ha sido

    valorado adecuadamente desde algunas historiografas de la antropologa (Lewis, 2001). A

    menudo Boas ha estado magnificado como el investigador que foment sobre bases

    cientficas e inductivas la ciencia antropolgica en los Estados Unidos, la cual hasta su

    llegada era una especie de mlange entre amateurismo y especulacin evolucionista

    (Goldenweiser, 1941, p.153; Lesser, 1979, p.14; Lowie, 1981, p.163). Tambin se ha hablado

    de este autor como el antroplogo que con dcadas de anticipacin a Malinowski estableci

    las bases de la etnografa moderna con su nfasis en la perspectiva nativa (Lesser, 1979,

    p.18; Stocking, 1974, p.83). Incluso se han utilizado otros atributos para componer el

    retrato de este autor (Rohner, 1969; Lesser, 1979): defensor infatigable del relativismo cultural,

    crtico duro y sin concesiones del formalismo racial y del determinismo biolgico, arquitecto

    del concepto contemporneo de cultura, defensor del anlisis histrico ante la falta de

    sensibilidad por las especificidades por parte de las grandes ideas sobre el origen de la

    humanidad; en definitiva, hroe cientfico que introdujo rigor, cientificidad y casi podramos

    decir sentido comn en un universo intelectual especulativo, si es que no catico.

    En otras ocasiones y en una esperada reaccin su obra ha sido minusvalorada hasta

    el punto de convertirse en el cientfico eclctico incapaz de crear una teora antropolgica

    sistemtica ms all de la recopilacin obsesiva de datos sobre los grupos indgenas

    amerindios (Wax, 1956; White, 1963; Harris, 1985): su filosofa de coleccionista

    asistemtico, en palabras de White (1943, p.355). La carencia de una definicin del

    concepto de cultura en sus escritos, al menos hasta momentos postreros, y su renuncia a

    las generalizaciones tericas parecen haber auspiciado estas crticas (Rohner, 1969; Stocking,

    1982; Lewis, 2001). Tambin se ha cuestionado su papel de precursor de la etnografa

    moderna apelando al hecho que, a pesar de su monumental recogida de datos sobre los

    Kwakiutl, nunca redact una monografa segn los cnones que l mismo propuso. Incluso

    se ha puesto en duda que desarrollase una autntica orientacin histrica o que sus

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    presupuestos relativistas pudiesen congeniar con su creencia en la racionalidad de la cienciay la existencia de verdades fundamentales.

    En este artculo nos proponemos mostrar cmo esta indefinicin es producto del carcterfronterizo de este autor entre dos programas antropolgicos de investigacin. Nuestrahiptesis es que Boas puede ser mejor entendido como un autor liminal que, mediante lacrtica sistemtica de las teoras existentes, facilita un nuevo horizonte que l no podralcanzar enteramente debido a su lastre intelectual, pero que posibilita una rupturaepistemolgica con la teora antropolgica precedente. Si alguna cosa caracteriza su obramonumental y diversa es precisamente este afn por traer a la conciencia las limitacionesexistentes y por dibujar una nueva disposicin de los objetos de estudio. Ya sea por susintentos de delimitar mbitos como la raza, la lengua y la cultura que aparecan asociadosen los tratados antropolgicos de finales del siglo XIX, ya sea por su insistencia en mostrarlas limitaciones metodolgicas de las grandes teoras de la poca, su obra aparece marcadacasi de forma invariable por la conciencia del lmite.

    La experiencia rtica

    En el mes de diciembre de 1883, tras una agotadora travesa a 45 bajo cero en Tierra deBaffin en la cual haba estado acompaado por su sirviente Wilhelm y su gua esquimalSigma, Franz Boas anotaba en su diario de cartas las siguientes palabras:

    A menudo me pregunto qu ventajas posee nuestra buena sociedad sobre la de lossalvajes. Cuanto ms observo sus costumbres ms percibo que no tenemos ningn derechoa menospreciarlos. Dnde encontraramos en nuestros pueblos tanta hospitalidad sincera?... No tenemos ningn derecho a culpabilizarlos por aquellas maneras y supersticionesque a nosotros nos pueden parecer ridculas. Nosotros, gentes tan cultivadas, somospeores relativamente hablando. El miedo a las tradiciones y las viejas costumbres estprofundamente enraizado en la especie humana y, de la misma forma que regula la vidaaqu, interrumpe el progreso en nuestro caso. Creo que para todo individuo y puebloresulta difcil renunciar a las tradiciones y seguir el camino de la verdad ... Creo que si esteviaje ha tenido para m una valiosa influencia (en tanto que persona reflexiva), sta hasido la consolidacin del punto de vista que la afirmacin de que un individuo es cultoes puramente relativa y que tanto la maldad como el valor de una persona descansan ensu Herzensbildung (Cole, 1983, p.29).

    Boas haba planeado la expedicin a la Isla de Baffin unos meses antes desde su Alemanianatal con el propsito de realizar un estudio geogrfico sobre la relacin entre lascondiciones de vida del rtico, las rutas migratorias de los esquimales y la percepcin de estepueblo sobre su propio entorno fsico. Tambin haba hecho explcita su intencin deefectuar experimentos de psicofsica1, temtica sobre la cual haba realizado su tesis doctoral,que versaba sobre el color del agua, as como algunos artculos que haba publicado duranteel accidentado ao de duelos y marginacin antisemita en el que hizo el servicio militar.Incluso no debe dejarse de lado su intencin de ver mundo, probablemente motivadapor el infatigable espritu viajero del mdico y etnlogo Adolf Bastian, uno de sus maestrosms relevantes, junto con el mdico y antroplogo Rudolf Virchow y el gegrafo de tendenciaritteriana Theobold Fischer.

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    El aparente tono relativista y la empata ms sentimental que hermenutica , quesubyacen a sus anotaciones, pueden hacer pensar en el impacto que este viaje tuvo en susubsiguiente proyeccin antropolgica. Un joven fsico, judo como l, que haba derivadohacia la geografa (Koelsch, 2004), ahora se encontraba ante una realidad cultural queentenda de forma ms emotiva que racional. Atrs quedaba una Alemania polticamenteafectada por el periodo bismarckiano ms conservador y por un creciente clima antisemitaque hacan peligrar los ideales liberales de la revolucin de 1848.2 Quin mejor que unjoven judo, desarraigado de su sociedad, poda empatizar con los miembros de una culturaajena?

    Ciertamente, su diario posibilita mltiples especulaciones sobre la trascendencia de esteviaje, no slo en su trayectoria profesional, sino tambin respecto al desarrollo de ladisciplina antropolgica moderna. Sobre el terreno, y en contacto cotidiano con los Inuit,Boas podra haber percibido tanto la arbitrariedad con la que los occidentales juzgabanlas costumbres y tradiciones de otros pueblos como la dimensin particular y especfica detoda tradicin cultural. No la Cultura en singular, con maysculas y con diversasgradaciones, tal como era su acepcin en la antropologa evolucionista de la poca y quese asociaba de forma invariable con civilizacin, sino la cultura en su pluralidad y diversidad.

    En principio, parece congruente entender este pliegue epistmico a partir de lacontextualizacin de su experiencia rtica. De sus previos experimentos psicofsicos, Boaspodra haber colegido la relatividad y dependencia que el color del agua tena de lapercepcin subjetiva y por tanto la importancia de la relacin sujeto/objeto. De la geografa,una disciplina que en la concepcin alemana de la poca inclua intereses etnolgicos yantropolgicos, habra extrado una preocupacin por el conocimiento del entorno quese complementaba con su inters por la percepcin inuit de su propio medio. Si a todo ellole sumamos la influencia que en su formacin tuvo la filosofa kantiana (Boas explicabaque pasaba las largas noches rticas leyendo La crtica de la razn pura) y neokantiana(Koelsch, 2004), el cuadro parece completarse: al interesarse por la percepcin esquimal delespacio rtico y al ser consciente de la importancia de la relatividad perceptiva, Boas habradescubierto la especificidad de la cultura.

    A pesar de la aparente coherencia del paisaje de influencias intelectuales que acabamosde esbozar, la teora del descubrimiento de la cultura se contradice con varias cuestionesque difcilmente podemos pasar por alto. Como ha planteado Stocking (1982, p.59), amenudo los antroplogos han tendido a percibir la tarea etnogrfica como algo ms queuna simple investigacin. Se trata de una experiencia que rehace al investigador, unaespecie de ritual inicitico que les y las convierte, en un sentido quasi esotrico, enantroplogos de verdad. Stocking se pregunta si en el anlisis de esta primera incursinde Boas no ha habido una tendencia a proyectar retrospectivamente toda una serie de sig-nificados y experiencias que los antroplogos han sufrido en sus propios trabajos de campo;y ciertamente, a la luz de los datos que este autor nos aporta, no resulta arriesgado hablarcomo mnimo de un sobredimensionamiento de la experiencia rtica. Por ejemplo, Benedictnos dice que el rtico ense a Boas que el ojo no es simplemente un rgano fsico sinotambin un instrumento de percepcin condicionado por la tradicin (citado en Stocking,1982). Gladys Reichard afirma que la vida con los esquimales hizo cambiar su determinismo

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    geogrfico por un enfoque basado en el concepto de cultura (Herskovits, 1957, p.116).Herskovits (1953, 1957), ms sensato, ha considerado natural que Boas, al estar sobre elterreno, estudiase problemas diferentes a aquellos que haban motivado su expedicin.Lowie (1981, p.160), por su parte, ha escrito que la expedicin a Tierra de Baffin fue elfactor decisivo y determinante en la trayectoria profesional de Boas. Con todo, el problema,tal como explica Stocking, es que ni el impacto de la experiencia rtica ni el descubrimientode la cultura son patentes en sus obras inmediatamente posteriores. Probablemente lasexperiencias y las ideas tienen un ritmo ms lento de evolucin. El propio Boas (1974i,p.42) expres que el efecto de su estancia entre los Inuit no fue inmediato y as lo pruebael hecho que la monografa que redact sobre este grupo fuese cualquier cosa menos unamonografa culturalista, ya que se trataba de un texto escrito claramente bajo los cnonesdel determinismo geogrfico ms estricto de la poca. Como afirma Stocking (1982), sugerirque Boas fue consciente en el rtico de la importancia de la cultura es como mnimoanacrnico, pues nuestro autor pensaba entonces la cultura en un sentido preantropolgico, no como una encarnacin de costumbres y tradiciones, sino ms biencomo todo lo contrario (p.150).

    A pesar del nimo relativista del diario de cartas de Franz Boas, parece cierto que susalusiones a la Herzensbildung de los Inuit y sus reflexiones sobre la forma de vida de estepueblo son ms prximas a una actitud romntica hacia los primitivos que a la visinculturalista que ser caracterstica de la etnologa moderna. La cultura es an para Boas(1974d) el equipaje intelectual que permite superar las tradiciones ms arraigadas y, de estaforma, posibilitar el progreso. Buena prueba de ello es que en el fragmento de su diario nosdice que el miedo a las tradiciones est tan profundamente enraizado en la especie humanaque obstaculiza el progreso de la civilizacin. En este marco conceptual, donde la culturay el progreso se establecen como sinnimos y a la vez antnimos de tradicin, no haylugar para una definicin de cultura basada en los principios de historicidad, pluralidad,integracin, determinismo cultural del comportamiento y relatividad que caracterizan laidea moderna de esta nocin. A pesar de la aparente coherencia de las teoras sobre eldescubrimiento de la cultura en el rtico, an estamos lejos, ya no de una definicin decultura que Boas no har explcita hasta la dcada de 1930, sino de una aplicacin de esteconcepto que permita pluralizar el trmino e identificarlo con las diversas tradiciones de losgrupos humanos. Antes de llegar aqu, Boas tendr que intensificar su experiencia etnogrficay ayudar a construir unas nuevas condiciones de posibilidad del conocimiento antropolgico.

    La consolidacin de una profesin

    En la consolidacin profesional de Boas como antroplogo intervendrn diferentesfactores y acontecimientos. Uno de los ms destacados ser su ao de trabajo en el RealMuseo Etnogrfico de Berln con Adolf Bastian. All, y bajo la influencia del etnlogoalemn ms influyente de la poca, Boas dejar de lado las explicaciones geogrficasdeterministas y ultra ritterianas que caracterizaron su primera monografa sobre losesquimales y se interesar por las explicaciones etnolgicas. Si Tierra de Baffin era el mejorlugar para poner a prueba las hiptesis del determinismo geogrfico, tambin lo era para

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    producir el mayor desengao sobre las posibilidades de estas ideas. Quiz por ello, la publi-cacin en 1887 en una revista geogrfica de uno de sus artculos ms conocidos sobre losInuit, A year among the Eskimo, nos muestra una descripcin ms prxima a la etnografay un subsiguiente distanciamiento del determinismo geogrfico (Boas, 1974b, p.44).

    Otras experiencias relevantes en su consolidacin profesional sern sus primerasexpediciones a la Costa Noroeste de Amrica (Costa NO) que inaugurarn una de lasrelaciones etnogrficas ms prolongadas en el tiempo de la historia de la antropologa(Boas, 1974c). La primera de ellas (1886) estar organizada desde Berln y, a pesar de losproblemas de financiacin y las reticencias de Bastian3, Boas realizar una estancia de tresmeses con los propsitos confesos de recoger artefactos para el museo, estudiar el folklorey las lenguas de la regin, hacer mapas etnogrficos de la Isla Vancouver y recopilar crneos.Uno de los intereses especficos del viaje ser tambin el registro y anlisis del materialmitolgico de los pueblos de la regin, ya que, probablemente influido por las ideas deBastian, Boas pensaba que los mitos eran las expresiones ms representativas de la vida de unpueblo y por tanto uno de los elementos estratgicos para diferenciar y juzgar las relacionesentre las diferentes tribus de la zona. Ms inconfesas, al menos de cara al mbito acadmicoalemn, eran sus intenciones de instalarse en Norteamrica. Como revela la relacin epistolarcon sus padres, Boas entenda este viaje como una oportunidad de promocin profesionalen los Estados Unidos: sus expectativas eran ser etnlogo del American Museum of NaturalHistory (AMNH) de Nueva York (Rohner, 1969, p.17).

    La segunda expedicin (1888) a la Costa NO la realizar ya desde su nueva residencia enlos Estados Unidos, aunque no como etnlogo del AMNH. En esta ocasin se tratar deuna investigacin financiada por el Comit de la British Association for the Advancementof Science para el estudio de las tribus noroccidentales de Canad. El presidente de estaasociacin era el famoso antroplogo Edward B. Tylor, autor de Primitive culture (1871) ypartidario, como es conocido, de una definicin de cultura como sinnimo de civilizacin.El director inmediato de su investigacin era el etnlogo y fillogo Horatio Hale, quien, apesar de que se le ha atribuido una precoz advertencia sobre el peligro de creer que lacivilizacin occidental era superior a los otros pueblos (Rohner, 1969, p.XVII), pensabaque exista una cierta simetra entre la lengua y la raza y comparta gran parte de los presu-puestos evolucionistas.

    La informacin disponible nos ofrece una imagen poco armoniosa de la relacin inicialde Boas con Hale que afectar al desarrollo de la segunda (1888) y tercera expedicin(1889). Como supervisor del proyecto de Boas, Hale haba dado instrucciones precisassobre la investigacin a realizar en la Costa NO: preparar un mapa etnogrfico de laregin, efectuar medidas antropomtricas de las diferentes tribus y elaborar una sinopsisetnolgica general de todos los grupos de la Columbia Britnica de acuerdo con sus stockslingsticos. Por otro lado, Boas no pareca muy entusiasmado con esta aproximacingeneralista y exiga la posibilidad de realizar estudios de tribus especficas, as como instalarsecon su familia durante un ao o dos en el rea de investigacin. En la cuarta expedicinde Boas a la Costa NO (1890), esta vez con el patrocinio adicional del Bureau of AmericanEthnology, Hale relajar su presin y Boas podr llevar a cabo sus intereses, as comoconsolidar su orientacin metodolgica.

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    El dibujante de lmites

    El dibujante de lmites

    Durante su vida, Boas escribi ms de setecientos artculos y media docena de libros quetrataron temticas tan diversas como la raza, la modificacin de las formas corporales, la rela-cin entre arqueologa y etnologa, las lenguas indgenas americanas, el totemismo, laorganizacin social de los Kwakiutl o los objetivos de la antropologa, por poner sloalgunos ejemplos entre los cuales aparecer como una constante su carcter crtico con lasgeneralizaciones tericas y metodolgicas. Ya hemos apuntado que una de las aportacionesms fundamentales de Boas a la antropologa sern sus contribuciones crticas que, mientraspermitirn difuminar las formas de pensamiento antropolgico establecidas, ofrecern unnuevo horizonte epistmico, una refiguracin de la cultura de los antroplogos. Pero,cmo se expresar concretamente esta conciencia crtica? De qu manera la aplicar? Apartir de qu presupuestos?

    Si tenemos que valorar la tarea crtica de Boas en pocas palabras, probablemente la frmulams adecuada sea la de puritanismo metodolgico (Lowie, 1981, p.187; Harris, 1985,p.226). Y aqu es importante el adjetivo4, ya que gran parte de las crticas de Boas alevolucionismo y al difusionismo europeo irn dirigidas ms al cmo llegan a afirmaraquello que afirman que al hecho de que sus hiptesis sean ciertas o errneas. Anteargumentos como la emergencia independiente de los rasgos culturales postulada por losevolucionistas, apelar a las dificultades de verificar tal hiptesis en los procesos histricosreales. Ante la idea difusionista del origen comn de los rasgos culturales similares, Boaslimitar el alcance geogrfico de tal principio a reas definidas donde la hiptesis de ladifusin pueda ser contrastada. Pero vemoslo ms extensamente.

    Tras su decepcin del determinismo geogrfico, al cual reservar siempre algn prrafoen sus escritos, Boas dirigir su carga crtica al evolucionismo cultural. El trnsito no serinmediato, ya que tardar en distanciarse de conceptos como las ideas elementales(Elementargedanken5) de la humanidad de Bastian o de consideraciones como la supuestaprecedencia de las formas matrilineales de organizacin familiar respecto a las patrilineales(Boas, 1974h, p.70). Incluso en un nivel terico mostrar durante un largo tiempo unacierta ambigedad con postulados evolucionistas como la posibilidad de descubrir lasleyes que gobiernan las sociedades humanas o la idea de progreso (Lewis, 2001). Proba-blemente antes de distanciarse de este tipo de hiptesis deba hacer consciente las impre-cisiones metodolgicas que las fundamentaban.

    La primera crtica metodolgica al evolucionismo la desarrolla en su discusin conMason sobre la clasificacin musestica de los artefactos culturales. Los etnlogos americanosde finales del siglo XIX acostumbraban a ordenar el material de acuerdo con una secuenciade tipos que mostrara la supuesta evolucin de la cultura. Estos artefactos se dividan enfamilias, gneros y especies como si fuesen hechos naturales exentos de una contextualizacinsocial y se disponan en trminos de criterios como los de simplicidad/complejidad yhomogeneidad/heterogeneidad. Mason, quien era conservador de la Seccin de Etnologadel United States National Museum, utilizaba esta metodologa secuencial basada en unracionalismo deductivo y nomottico y participaba de la idea que en la cultura humana,como en la naturaleza, las mismas causas producen los mismos efectos (citado en Boas,

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    1974f, p.61). Como la mayora de los evolucionistas de la poca, Mason tambin reconocala posibilidad de la difusin de las ideas y las invenciones en reas muy distanciadas geo-grficamente a partir del efecto migratorio (p.61). El problema de si los rasgos culturales sehaban desarrollado de forma independiente (evolucin) o a partir de un origen comn(difusin) era una de las cuestiones ms debatidas entres los etnlogos de la poca. Ahorabien, el principio fundamental que guiaba a Mason, como a la mayora de sus contempo-rneos, era el presupuesto del desarrollo independiente de los elementos culturales. Portanto, y como era de esperar, Mason expona el material de su museo de acuerdo con esteprincipio, disponiendo juntos los artefactos aparentemente semejantes y ordenndolos deacuerdo con su grado de complejidad en forma de una secuencia unilineal de desarrollo dela civilizacin.

    La crtica de Boas a Mason, publicada originalmente en Science, en 1887, anticipa granparte de las ideas que estarn presentes en sus escritos posteriores. En primer lugar, Boas(1974f, p.61) argumentar que el profesor Mason ha ordenado las colecciones etnolgicasdel museo nacional de acuerdo con los objetos no con las tribus a las cuales pertenecenestos objetos. La propuesta alternativa de Boas era disponer los artefactos de acuerdo consu procedencia, pues el arte y el estilo caracterstico de un pueblo slo se pueden entendersi se estudia su produccin como un todo (p.62). Adems, la ordenacin deba respetar ladifusin de las ideas e invenciones entre tribus vecinas mostrando la distribucin de losdiferentes elementos en reas culturales limitadas que Boas denominaba an, haciendouso de la terminologa de Bastian, provincias geogrficas.

    El debate Mason/Boas no es simplemente una disquisicin tcnica sobre expositores ydisposicin de objetos. Tambin afecta a la propia metodologa de la etnologa. Incluso sepuede entender como una ruptura entre los principios deductivos evolucionistas y lametodologa inductiva que defenda Boas. Por otro lado, en el paisaje de fondo se adivinabael problema del relativismo. En palabras del propio autor: Mi opinin es que el principalobjetivo de las colecciones etnolgicas debera ser la difusin del hecho que la civilizacinno es absoluta, sino relativa (Boas, 1974f, p.66).

    Es importante subrayar que el relativismo boasiano no debe entenderse en clavepresentista, ya que no descarta sino que avala la posibilidad de un proyecto cientfico. Elrelativismo caracterstico de Boas, que ser apreciable fundamentalmente durante sus aosde madurez profesional, estar siempre orientado a la bsqueda de una posicinepistemolgica objetiva ajena a los prejuicios de la cultura occidental y a partir de la cualposibilitar la construccin de un proyecto racional y cientfico sobre la forma de vida delos grupos humanos. Probablemente si Boas pudiese observar el debate posterior entrerelativismo y racionalismo nos dira que esta controversia est viciada en su propiaformulacin, ya que el problema para l no era decantarse por ninguna de estas posiciones,sino por la evidencia que no es posible un proyecto racional sobre lo humano sin asumirla relatividad de nuestros objetos y nuestro (pre)juicios. Los valores liberales de la revolucindel 1848 y la creencia en la libertad individual y en el poder del conocimiento cientficocomo fuerza liberadora tampoco permitan disociar entre racionalismo y relativismo, puesla conciencia de la relatividad de los valores culturales, las costumbres y la forma de vidaeran para Boas la nica va para alcanzar lo que l defina como la verdad cientfica.6

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    Otra cuestin neurlgica en la controversia Mason/Boas era la crtica del segundo a quetodos los efectos derivasen de las mismas causas. El argumento de que causas diversaspueden conducir a los mismos efectos ofreci a Boas uno de los ncleos fundamentales desu crtica y, aunque la andanada a Mason no trascendi excesivamente debido a la defensaque Powell realiz de este ltimo7, s que constituy uno de los puntos esenciales de suataque metodolgico al evolucionismo: The limitations of the comparative method ofanthropology (Boas, 1966n; a partir de ahora The limitations).

    El tema fundamental de The limitations es el problema metodolgico de la com-parabilidad del material etnogrfico y la posible derivacin de leyes sobre la evolucin dela cultura. Tanto los antroplogos evolucionistas ms exacerbados como Brinton, comolos ms mitigados como Tylor o Morgan, hacan uso del mtodo comparativo, basado enla idea de que las formas no civilizadas del presente guardaban una analoga con las de losperodos ancestrales de la historia humana. Este principio se complementaba con la hiptesisde una progresin ortogentica hacia la civilizacin dividida en estadios o etapas quepermita clasificar los diferentes rasgos culturales existentes de acuerdo con criterios hipotticosde antigedad, simplicidad/complejidad tecnolgica o semejanza/diferencia con lacivilizacin occidental. De la misma forma que con la clasificacin musestica de Mason,con este mtodo los elementos culturales eran aislados de su contexto socio histricoespecfico y eran fosilizados en una estructura taxonmica general y quasi botnica dondelos diferentes rasgos cohabitaban al margen de su distinta procedencia. Se trataba de unmtodo asistemticamente deductivo por el cual la disposicin prefijada de los rasgos seutilizaba para demostrar de forma reversible el modelo de etapas que haba generado estadisposicin y por extensin las leyes del progreso evolutivo.

    Si bien los evolucionistas culturales de la poca no descartaban la posibilidad de ladifusin, su mtodo se basaba claramente en el principio de desarrollo independiente.Como Boas plantear, el mtodo en cuestin presentaba varias limitaciones. En primerlugar, significaba sistematizar los rasgos sin tener en cuenta la posibilidad de la difusin y,aunque Boas no negaba la posibilidad de la evolucin paralela o independiente, tambinsubrayaba la necesidad de diferenciar de forma escrupulosa entre los rasgos de procedenciacomn y aquellos generados de forma independiente. Por otro lado, exista la cuestin desi los mismos efectos provenan de las mismas causas, hiptesis que era para Boas la basefundamental del mtodo comparativo. Si este principio era acertado, la hiptesis de quehay un gran sistema de acuerdo con el cual se ha desarrollado la especie humana nomostrara ningn obstculo fundamental (Boas, 1966n, p.273). El problema, obviamente,era que los mismos efectos podan ser el resultado de causas diferentes. Por ejemplo, losclanes podran haberse producido por fusin de diferentes grupos o por fisin, los dibujosgeomtricos podan ser el resultado de una convencin de las formas naturales o bien derivarde motivos tcnicos (p.273). Con estos ejemplos, entre otros, Boas llegaba a la conclusinque los mismos fenmenos no siempre haban tenido el mismo origen y que, por tanto,los investigadores no deban ofuscarse con la idea de una lnea nica de evolucin, sinoser conscientes de la variedad de direcciones del desarrollo histrico.

    The limitations introduce, as, la dimensin particular y especfica de los procesos histricos.Una evidencia que socava las bases del mtodo comparativo, aunque no hasta el punto de

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    negar algunas de sus potencialidades o la posibilidad de formular las leyes que gobiernanel desarrollo de la cultura humana (Lewis, 2001, p.382). Su crtica va dirigida al excesoespeculativo y su propuesta consiste en la indagacin de los procesos culturales particularesy no tanto en la comparacin asistemtica de los productos fosilizados de la cultura. Elobjetivo de Boas no es otro que rescatar el mtodo histrico frente a la naturalizacin dela cultura que se deriva de una antropologa evolucionista que haba construido la imagende una diacrona tan natural como ahistrica.

    Su mtodo queda delineado a partir de tres stages metodolgicos diferenciados que, enun intento de pureza inductiva, se disponen desde lo ms especfico hasta lo ms terico.El primer paso consista en la indagacin detallada de la historia y forma de vida de unatribu especfica a partir del conocimiento de la lengua nativa, la descripcin detallada detodos los aspectos de aquel grupo, el estudio de las relaciones del grupo con su medioambiente y el uso de todas las tcnicas disponibles, incluidas las arqueolgicas. Como yahemos indicado, este punto haba sido neurlgico en la oposicin de Boas a los interesesms generalistas de Hale durante la segunda expedicin a la Costa NO. Boas pensaba quesin un conocimiento intensivo de grupos humanos particulares la antropologa no podralograr nunca un progreso cientfico. Este tipo de orientacin se caracterizaba, adicio-nalmente, por un curioso principio que est presente no slo en sus recomendacionesmetodolgicas, sino tambin en su propia prctica etnogrfica entre los Kwakiutl: laaplicacin de un relativismo intracultural por el cual las formas de matrimonio, la religin,el arte o la organizacin social se ubican en el mismo grado de relevancia que otros elementosde apariencia ms secundaria como la gastronoma o los juegos infantiles (Boas, 1966a). Yes que para Boas la bsqueda de la objetividad a la que deba aspirar cualquier cientficosupona tambin la eliminacin de los prejuicios sobre la relevancia apriorstica de lostemas a estudiar.

    Una vez que se dispona de la informacin detallada de una tribu, el paso siguienteconsista en el anlisis histrico de los grupos vecinos dentro, eso s, de un rea geogrficadefinida. En este caso se trataba de ofrecer un contexto de fondo que explicase el origen ydistribucin de determinados rasgos culturales y costumbres. La atencin que ofreci acuestiones como la distribucin de las lenguas, de las formas artsticas y de los mitos fue unclaro intento de materializar este segundo paso8, adems de una muestra evidente de suspreferencias por las dimensiones ideolgicas y/o superestructurales de la cultura.

    nicamente cuando los dos primeros se haban completado se poda empezar a trabajaren el tercero, que consista en la bsqueda de leyes de desarrollo cultural; posibilidad conla que Boas mostrar el mayor escepticismo. Evidentemente, esta empresa se converta enuna tarea colosal, si es que no imposible, ya que requera la recopilacin ms exhaustivadel material disponible sobre los diferentes grupos humanos y, aunque esto fuese posible,siempre existiran lagunas considerables en la reconstruccin histrica de los diferentesgrupos sociales y de las relaciones entre las tribus.

    A finales del siglo XIX, Boas ya haba diseado un proyecto metodolgico donde ladimensin histrica y el prstamo intercultural tenan una gran centralidad. En los primerosaos del siglo XX, Boas (1974a, p.267; 1966o, p.281) acabar de depurar su plan metodolgicode los rasgos evolucionistas presentes an en The limitations como la bsqueda de

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    El dibujante de lmites

    regularidades sobre la evolucin cultural.9 Ahora bien, este distanciamiento le convertir

    a la teora difusionista? Y no menos importante, cul ser su concepcin de la historia?

    En relacin con la primera cuestin, es necesario explicitar que frente a las generali-

    zaciones de los difusionistas alemanes (Graebner y Foy) y britnicos (Rivers, Perry y Elliot

    Smith), Boas siempre defendi una aplicacin limitada del concepto de difusin. En The

    limitations, deja claro que la idea de diseminacin de los rasgos culturales deba aplicarse

    de forma mesurada y en reas limitadas geogrficamente. Su rechazo a la hiptesis de la

    conexin cultural entre Amrica Central y el Este Asitico, y su aceptacin de la relacin

    entre Alaska y Siberia son buena prueba de su prudencia difusionista. Esto queda claro en

    su Review of Graebner Methode der ethnologie (Boas, 1966g), donde advertir sobre

    los riesgos de una aplicacin generalizada de la idea de convergencia de los rasgos culturales,

    as como en The methods of ethnology (Boas, 1966o), donde distribuir con contundencia

    sus crticas a evolucionistas y difusionistas. En relacin a estos ltimos, afirmar que la

    idea de que todos los rasgos culturales tienen un origen comn y se han diseminado

    geogrficamente exigira una extraordinaria estabilidad de estos mismos rasgos a lo largo de

    la historia. De hecho, y de la misma forma que frente a los evolucionistas, con respecto a

    los difusionistas Boas tambin ejercer de dibujante de lmites.

    La bsqueda boasiana de una independencia cientfica e intelectual se materializar no

    slo en su ejercicio crtico, sino tambin en sus tentativas de elaborar una concepcin

    no especulativa de la historia. No obstante, esto no supondr la creacin de una teora

    sistemtica ms all de la consolidacin del mtodo de stages que hemos apuntado supra o

    de su predileccin por los enfoques ideogrficos y las dimensiones ideolgicas de la cultura.

    Quiz por ello, adems de por razones derivadas de su condicin de patriarca de la

    antropologa norteamericana de entre siglos, algunos de sus discpulos como Alfred Kroeber

    (1956) y Paul Radin (Harris, 1985) le acusarn de no ser un autntico historiador. La

    asociacin reiterada entre historia y ciencia en sus escritos ser uno de los argumentos

    centrales de esta crtica, as como las reminiscencias de su herencia evolucionista.

    Al margen de estas trifulcas derivadas de las polticas acadmicas, parece cierto que los

    planteamientos boasianos se caracterizan por una ambigedad entre esas dos grandes

    parcelas del conocimiento que Dilthey denomin como Naturwissenschaften y Geistes-

    wissenschaften. Incluso parece ms factible entender la trayectoria de Boas como una

    derivacin progresiva desde el punto de vista Natur- al Geist-, o si se prefiere, de la fsica a la

    historia cultural, de la bsqueda de leyes nomotticas a la asuncin de una posicin

    ideogrfica y particularista. Con todo, difcilmente su enfoque histrico quedar libre de

    sus intereses permanentes por la evolucin biolgica, la modificacin de las formas corporales

    o los aspectos raciales. Sus intentos de dinamitar la idea de una determinacin racial de la

    historia y la cultura se mantuvieron hasta su muerte.10 De la misma forma, mantuvo en sus

    ltimos escritos un inters nada tangencial por la evolucin de las formas biolgicas.

    Estamos, as, ante un indudable y puro Geistwissenschaftler? Quiz podemos entender

    mejor a Boas como un dibujante de lmites que mientras trajo a la conciencia los obstculos

    de las Naturwissenschaften en la explicacin de los fenmenos histricos y culturales ofreci

    una nueva configuracin de las fronteras en las que se poda actuar mediante las

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    Angel Martnez-Hernez

    Geistwissenschaften; un espacio donde la historia, ahora libre de sus connotacionesnaturalistas, poda alcanzar su potencialidad.

    Olvidar el pasado, rescatar el presente

    En congruencia con su herencia intelectual, Boas mantuvo durante su trayectoria unapreocupacin recurrente por el pasado como instancia a reconstruir, pues como el propioautor indicaba, no slo necesitamos conocer cmo son las cosas, sino cmo han llegadoa ser lo que son (1966o, p.284). Interrogarse por el pasado era, adems, la cuestin centralde la antropologa de entre siglos, pues ah se suponan las claves para entender el presentee incluso el futuro. Por ello, no es extrao que, a pesar de sus crticas a las generalizacionesevolucionistas y difusionistas, Boas entendiese el pasado como la dimensin estratgica desu programa de investigacin. Incluso el presente etnogrfico que se escapaba y que Boastrataba de detener con su obsesin caracterstica por el registro de los textos indgenas11

    tena una dependencia del objetivo de reconstruir el pasado, ya que sin su preservacin nosera viable indagar sobre las historias particulares de las tribus y los contactos inter tribales.Los textos indgenas haban sido registrados para que guardasen una instrumentalidadparecida a la que posean los cdices medievales o las obras clsicas grecorromanas en lacultura occidental (Stocking, 1974, p.86). Sintticamente, en la episteme boasiana inicialel pasado eclipsaba con claridad al presente.

    Con todo, la obra madura de Boas supone tambin la introduccin de una dimensinnueva de anlisis: el estudio sincrnico de la cultura. Y es aqu donde reside en gran parteel carcter fronterizo de Boas entre dos programas de investigacin antropolgicos: unobasado en la pregunta sobre el origen (pasado) de los fenmenos culturales y otro centradoen la funcin y sentido presente de esos mismos fenmenos. Como personaje liminal, laconsolidacin de esta nueva preocupacin no supondr una ruptura con su herenciaantropolgica, sino una cohabitacin en la que su progresivo pesimismo por el mtodohistrico (Boas, 1966i, p.269) se complementar con el estudio de las dinmicas de lassociedades actuales (p.255). Y ahora s que aqu cobra sentido un concepto de culturacaracterizado por los principios de pluralidad, relatividad, integracin de sus elementos ydeterminismo conductual que fue atribuido a su temprana experiencia rtica. Dentro deeste nuevo marco, sus indagaciones apuntarn dos nuevas dinmicas de la cultura: lainterdependencia de los fenmenos culturales y la relacin entre cultura e individuo.

    La idea que expresa mejor la primera dinmica es la de integracin cultural. A diferenciadel programa de investigacin precedente de evolucionistas y difusionistas, Boas tratarlos rasgos como elementos integrados en una totalidad nica: la cultura de un pueblo.Una integracin que como el propio autor nos avisa (Boas, 1966i) no ser armoniosa ycarente de contradicciones internas, pero donde cualquier alteracin en una de las partestendr un efecto sobre todas las dems. Para Boas, esta totalidad tampoco supondrjerarquas internas o dimensiones privilegiadas, como la economa y las condicionesmateriales de existencia; ms bien se mostrar tan crtico con el determinismo econmicocomo en su da lo fue con el determinismo geogrfico o el racial. Su antimaterialismo y suidea de cultura como totalidad integrada se convertirn en principios hegemnicos de la

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    antropologa norteamericana al menos hasta la dcada de los cuarenta del siglo XX, cuandoel neoevolucionismo entrar en escena junto a la crtica de las aportaciones boasianas.

    El inters de Boas por la segunda dinmica antes citada, la relacin entre individuo ysociedad, puede enmarcarse tambin en su enfoque idealista y mentalista. En sus primerostrabajos, Boas realiz alusiones reiteradas a las caractersticas psicolgicas de las razas, lafolk psychology y las leyes psquicas subyacentes a las formas culturales (Boas, 1974h, p.69;1974j, p.234). Estas referencias derivaban de influencias intelectuales como la nocin deideas elementales (Elementargedanken) de Bastian, de la tradicin alemana de la psicologade los pueblos y de sus propias incursiones psicofsicas. Adems, el mentalismo haba sidouna caracterstica de la mayora de las teoras evolucionistas en antropologa, como la deTylor (1871), quien haba postulado que el desarrollo de la civilizacin era un proceso de laevolucin de la mente humana. No obstante, con la introduccin de las ideas de diversidad,particularidad y relatividad de la cultura, Boas propiciar un mentalismo diferenciado delprograma evolucionista, pues el individuo no se encontrar ya ante el gran mundo de lacivilizacin, sino ante pequeos mundos nicos de cultura.

    La percepcin boasiana de la relacin individuo-cultura se puede resumir bajo el ttulode determinismo cultural del comportamiento. Este principio ya no ser coherente con laidea de cultura como sinnimo de civilizacin que apareca en su diario rtico, pues ya noestaremos ante una definicin de este trmino como el equipaje intelectual que permitesuperar las tradiciones y alcanzar el progreso. La cultura es ahora la propia tradicin comoforma de vida particular de un pueblo. La cultura es tambin el nuevo campo de investigacinque l desbroz cuidadosamente de nociones como raza, evolucin o medio fsico. Coneste esfuerzo, Boas haba contribuido no tan slo a definir y consolidar un concepto, sinotambin a construir, de forma constante y casi imperceptible, unas nuevas condiciones deposibilidad del conocimiento antropolgico.

    NOTAS

    1 La psicofsica fue una disciplina desarrollada por Fechner en la dcada de los sesenta del siglo XIX quepuede entenderse como una precursora de la psicologa experimental (Lesser, 1979, p.14). Por lo que sededuce de su tesis doctoral, Boas fue un seguidor crtico de esta especialidad. Para su tesis realiz una seriede experimentos sobre la absorcin de la luz por parte de diversas muestras de agua destilada. Losresultados le orientaron a una crtica sobre la posibilidad de realizar valoraciones cuantitativas de lapercepcin de la intensidad de la luz, tal como se defenda desde la tradicin fechneriana. Adems, ycomo apunta Stocking (1982, p.142), una parte considerable de su disertacin giraba en torno a laimportancia del papel de los juicios subjetivos del experimentador.2 Boas era un judo liberal, como su familia, y se senta identificado con estos ideales. Su to, el doctorAbraham Jacobi, sufri persecucin y prisin por su activismo poltico y finalmente decidi emigrar aEstados Unidos. Unos aos ms tarde, Franz Boas le emulara. La influencia poltica e intelectual de laRevolucin del 1848 se hara tambin patente en el mundo acadmico. Rudolf Virchow, a quien Boasconocera por intermediacin de Bastian y del cual recibira sus primeros conocimientos de craneometray antropologa fsica, haba participado activamente en esta revolucin, hasta el punto de formar parteel 18 de marzo de aquel ao de la famosa barricada que separaba la Friedrichtrasse de la Taubenstrasse enel Berln revolucionario. Una muestra de su deuda intelectual con Virchow se encuentra en Boas,1974g.Stocking (1982; 1992) nos ofrece un buen anlisis contextual de estas relaciones.3 Esta expedicin estar financiada por el propio Boas y por su to americano, Abraham Jacobi. Por unacarta fechada el 6 de diciembre de 1886, que envi a sus padres, parece ser que Bastian acept con retrasofinanciar al joven investigador (Boas, 1969, p.73). El nico problema es que ya es demasiado tarde Dear

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    Sir, deca Boas no sin irona y sin ocultar el sentimiento de incertidumbre sobre su futuro profesional enAlemania. Ver tambin la carta a Bastian, fechada el 5 de enero del mismo ao, donde le informa de susplanes (p.87).4 La relevancia otorgada al mtodo est presente en diversos artculos. Entre ellos, Boas 1974e, 1966n,1966l, 1966g, 1966o, 1966c, 1966h y 1966i.5 Si bien Bastian era consciente de la gran diversidad cultural existente, postulaba que poda hablarse deuna uniformidad psquica comn a toda la humanidad generada a partir de las Elementargedanken oideas elementales. stas actuaban como unidades bsicas comparables a los elementos qumicos o a lasclulas y podan ser abstradas de las prcticas e instituciones sociales de los pueblos primitivos. Lacombinacin del concepto de ideas elementales, por un lado, y de otros aspectos ms particulares comola historia y la influencia del entorno geogrfico (Geographische Provinzen), por otro, daban lugar a lasdiferentes Vlkergedanken o ideas colectivas. Vase Koelsch (2004).6 Para Boas, la ciencia se conforma como el nico camino de salvacin e incluso, podramos decir, decivilizacin. Una civilizacin, eso s, ideal que se aleja de las deficiencias de la cultura occidental y delvnculo emocional con sta (Boas, 1992). La fe de Boas en la ciencia fue tan importante que en losltimos aos de su vida, y ante la emergencia de la lucha contra el nacional-socialismo alemn en la cualparticip de forma activa, alert sobre el peligro de que los investigadores paralizasen sus estudios. Ni laurgencia de la guerra deba interrumpir la bsqueda de la verdad.7 Powell representaba la posicin conservadora y por tanto su visin era prxima a la de Mason. Porindicacin de este ltimo, Powell llam a Boas al orden con una crtica sobre sus alternativas y unadefensa cerrada de la metodologa clasificatoria de Mason. Parece ser que Boas guard silencio. Enemistarsecon Powell, que diriga el Bureau of American Ethnology y controlaba gran parte de los recursos para lainvestigacin antropolgica en Estados Unidos, era cerrar las puertas a su futuro profesional en este pas.Ver Rohner, 1969 y Stocking,1974.8. Sobre la diseminacin de los mitos, consltese su anlisis sobre la distribucin geogrfica del cuento delcuervo en la Costa NO y en otras reas del Continente Americano (Boas, 1966m), as como Boas, 1966b,1966m y 1966e. Sobre la distribucin de las formas artsticas, vase Boas,1966j, entre otros textos. Sobrela influencia mutua de las lenguas indgenas americanas, vanse su introduccin al International Journalof American Linguistics (Boas, 1966d) y tambin Boas,1966a.9. La cuestin de si Boas abandon completamente su herencia evolucionista ha sido objeto de intensosdebates en la historia de la antropologa. De su crtica en The limitations se puede derivar una clararuptura metodolgica, pero no un distanciamiento completo, ya que Boas confa an en la posibilidadde conocer las leyes del desarrollo cultural. Harris (1985) ha situado sobre 1910 el abandono por parte deBoas de la posibilidad de encontrar uniformidades y sobre 1920 su alejamiento definitivo de la bsquedade estas uniformidades. Valds (1995) nos ofrece la imagen de un distanciamiento progresivo que seconsolida entre 1910 y 1920. Probablemente esta relacin ambigua de Boas con el evolucionismo es unamuestra ms de las dificultades de este autor para desvincularse con su herencia intelectual.10 Vase Boas,1966i como ejemplo. Su persistente preocupacin por el problema de la raza aparecetambin reflejada en las que fueron sus ltimas palabras antes de caer fulminado a la edad de 94 aosdurante un almuerzo de antroplogos: Tengo una nueva teora sobre la raza... (Stocking, 1992, p.110).11 Codere (1966) habla de ms de diez mil pginas escritas por Boas sobre los Kwakiutl. Boas y susdiscpulos utilizaron informantes nativos alfabetizados para recopilar y transcribir informacin sobremitos, cuentos y costumbres de los diferentes grupos indgenas de la regin. En este sentido, merece sermencionado el trabajo singular de George Hunt, de padre escocs y madre Tlingit y principal informantede Boas, as como de Henry W. Tate, un Tsimshian. Ejemplos de recopilacin de textos indgenas sonBoas, Hunt, 1902 y Boas, 1902.

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