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145 Capítulo V Las guerras Carlistas Antecedentes históricos n el período que nos ocupa, 1833 a 1868, España está convulsionada e inmersa en un proceso histórico que producirá transformaciones económicas y sociales profundas; así, pasó de un sistema absolutista a liberal, al tiempo que el súbdito se convirtió en ciudadano y el siervo en jornalero o proletario. También se reformará la propiedad y, junto a los nuevos sistemas de trabajo y producción, aparecerá un nuevo tejido industrial. En suma una re- volución, denominada burguesa, que introducirá a España en la modernidad. Comienza con el fallecimiento de Fernando VII el 29 de septiembre, here- dando la corona su hija primogénita Isabel, entonces menor de edad, por lo que su esposa María Cristina ostenta la regencia de la corona. Como en toda revolución se viven situaciones difíciles y agitadas, con gue- rras sucesorias al trono, las carlistas, alzamientos y pronunciamientos, en todos los cuales participa el regimiento Numancia de una u otra forma. o habían transcurrido ni dos años desde la finalización de la pri- mera guerra Carlista (1833-39), cuando comienza un profundo cambio de organización, táctica, uniformidad y equipo en el Arma Situación de la Caballería

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Capítulo V

Las guerras Carlistas

Antecedentes históricos

n el período que nos ocupa, 1833 a 1868, España está convulsionada e inmersa en un proceso histórico que producirá transformaciones económicas y sociales profundas; así, pasó de un sistema absolutista a

liberal, al tiempo que el súbdito se convirtió en ciudadano y el siervo en jornalero o proletario. También se reformará la propiedad y, junto a los nuevos sistemas de trabajo y producción, aparecerá un nuevo tejido industrial. En suma una re-volución, denominada burguesa, que introducirá a España en la modernidad.

Comienza con el fallecimiento de Fernando VII el 29 de septiembre, here-dando la corona su hija primogénita Isabel, entonces menor de edad, por lo que su esposa María Cristina ostenta la regencia de la corona.

Como en toda revolución se viven situaciones difíciles y agitadas, con gue-rras sucesorias al trono, las carlistas, alzamientos y pronunciamientos, en todos los cuales participa el regimiento Numancia de una u otra forma.

o habían transcurrido ni dos años desde la finalización de la pri-mera guerra Carlista (1833-39), cuando comienza un profundo cambio de organización, táctica, uniformidad y equipo en el Arma

Situación de la Caballería

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de Caballería, consecuencia de su experiencia en guerra y de la labor del nombrado inspector general del Arma, mariscal de campo don Va-lentín Ferraz y Barrau, en 1835.

El 11 de marzo de 1835, en plena campaña carlista, Ferraz es nom-brado inspector general de Caballe-ría, teniendo que acometer una serie de acciones dirigidas a cubrir las ne-cesidades del Arma en lo primordial, el ganado, siguiendo después la ins-trucción de quintos y, por último, las armas. En consecuencia, organizó depósitos de ganado próximos a las zonas de operaciones, donde los ca-ballos comprados (en menor núme-ro) y los requisados (por decreto del gobierno) eran domados, otros eran curados de sus heridas o se reponían de la fatiga, a la vez que se repara-ban las monturas y equipos. Prueba de ello son los siguientes datos1 : “Al ser nombrado Ferraz Inspector Ge-neral en 1835, existían 5.051 caba-llos, y al final de la guerra en 1839, se contaba con 11.876. Se ha de añadir, para la valoración de estos datos, que durante el mismo tiempo, fueron da-dos de baja 9.000 caballos, que, a su vez, fueron repuestos”.

En lo relativo a la instrucción, dispuso la organización de depósi-tos de instrucción en los alrededores de Madrid, donde se instruirá a los quintos en el manejo de las armas y el caballo, siguiendo un único siste-ma, al tiempo que se racionalizaron los reemplazos en los cuerpos.

Con respecto a las armas, se adop-tó para toda la Caballería del Ejér-

V.01.- S.M. la reina Isabel II junto a su marido Francisco de Asís. En segundo plano aparecen los generales O´Donnell, Narváez y Espartero. Retrato de Louis Charles Porion, Museo Romántico (Madrid).

V.02.- Don Valentín Ferraz y Barrau. Considerado como el regenerador de la Caballería, desde su cargo de Inspector General del Arma (1835-1843). El reconocimiento a su labor como inspector durante el período de la primera guerra carlista, fue promovido al ascenso de Teniente General en abril de 1839 y se le concedió la Gran Cruz de San Fernando. Óleo de su Casa Natal en Anciles.

1 MARTINEZ, Mateo: “Caballería y Liberalismo (1800-1875)”. Academia de Caballería, 1991. Pag. 130

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cito la lanza, pues la mayoría de la caballería carlista la utilizaba. Las armas fueron construidas con madera procedente de Cuba, y con moharras y regatones realizados en la fábrica de Toledo. También prestó atención a las armas de fue-go disponiendo, por real orden de 19 de marzo de 1838, que en cada uno de los regimientos (tanto de línea como ligeros) se creara una compañía de tiradores dotados con tercerolas. La importancia cada vez mayor de estas unidades viene indicada por el hecho que al final de la guerra existían en los regimientos más de un centenar de jinetes con estas armas, casi el doble de los hombres con que cuenta la plantilla de una compañía de tiradores.

Ya finalizada la guerra, aparecerá su capacidad organizativa en beneficio del Arma y sus servicios. De esta manera, es de resaltar la creación en mayo de 1842 de una Escuela de Caballería con la denominación de “Establecimiento central de Caballería”, en Alcalá de Henares. Su misión principal era la formación de oficiales y de sargentos primeros próximos al ascenso a oficial, lo que facilitó un sistema de instrucción y formación uniforme dentro del Arma. Además dispo-nía de las siguientes escuelas: herradores y forjadores, trompetas y educandos, depósito de instrucción de quintos y escuela de equitación militar.

Para finalizar el detalle de su obra, resaltar la modernización del empleo tác-tico del Arma, con la realización de distintos manuales y reglamentos, como son “El Prontuario de voces de Mando”, “El Ejercicio y Maniobras de la Caballería” e “Instrucción.- Guerrillas de la Caballería”. Por todo su trabajo, se le denominó “el regenerador de la Caballería”.

En 1841 se produce la primera reorganización importante de la Caballería tras la guerra. El artículo 17º del real decreto de 3 de agosto, dice: “La Caballe-

V.03.- Brigadier don Miguel Mauduit. Comienza sus servicios, coincidiendo con la Guerra de la Independencia, en el regimiento de la Reina, 2º de Línea, que mandaba su padre el brigadier don Juan Mauduit. Siendo capitán en 1810, participa en la defensa de la plaza de Ciudad Rodrigo, siendo hecho prisionero tras su capitulación y trasladado a diferentes puntos de Francia. Tras fugarse en marzo de 1814 del depósito de Fieliac se presenta de vuelta en España al general en jefe del 4º ejercito don Manuel Freire. Su carrera está jalonada por multitud de servicios y destinos, hasta que el General Inspector del Arma don Valentín Ferraz le confiere por real orden de 6 de diciembre de 1841 la formación del nuevo regimiento Numancia, 14 de Caballería. Se le concedieron ocho meses para conseguir la completa instrucción de la unidad y más concretamente de los 459 quintos recibidos en la ciudad de Alcalá de Henares. A pesar de que no se le facilitaron ni siquiera los recursos necesarios para la manutención de la tropa, instrucción o para organizar las oficinas del cuerpo, cumplió los objetivos marcados gracias a su buen hacer y a la obtención de medios bajo su responsabilidad personal. En agosto de 1843 se le confiere el mando del regimiento al coronel don Juan Contreras, siendo Mauduit propuesto por real orden de 5 septiembre de dicho año como Inspector del Arma.

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ría del Ejercito se compondrá de quince regimientos sin denominación de línea ni ligeros, organizados todos como se hallan actualmente...”, y “...para la nume-ración se observará lo prescrito para los regimientos de Infantería”. El artículo 18º contempla que mantendrán sus denominaciones actuales, tomando el 15, de nueva creación, la denominación de “Numancia”.

La organización fue completada con la posterior real orden de 6 de diciembre, donde se crean dos nuevos regimientos. De esta foma la Caballería en 1842 que-da formada por los siguientes regimientos (todos dotados con lanzas): Rey (1º), Reina (2º), Príncipe (3º), Infante (4º), Borbón (5º), Castilla (6º), León (7º), Constitución (8º), Villaviciosa (9º), Albuera (10º), Almansa (11º), España (12º), Lusitania (13º), Numancia (14º), Sagunto (15º), Pavía (16º) y Princesa (17º), siendo este último el único que no sigue la norma, ya que es de Húsares.

ras 19 años, Numancia se volvió a crear el 1 de enero de 1842, en el Cuartel de San Diego de Alcalá de Henares, en cumplimiento del real

decreto de 30 de agosto de 1841, recibiendo el número 14º de Caballería. Para el destino del cuerpo fue propuesto un

cuadro de jefes y oficiales, aprobado por el gobierno el 6 de diciembre de 1841, entre los que cabe destacar el coronel don Miguel de Mauduit, el teniente coronel don José Antonio de Quesada, comandante del 1º y 2º escuadrón don Manuel del Castillo y comandante del 3º y 4º escuadrón don Francisco Villalvo.

Para completar las plantillas, cada uno de los 14 regi-mientos del Arma contribuyó con 3 sargentos, 6 cabos, 14 soldados y 25 caballos; asimismo, se le asignaron 460 hom-bres de los reemplazos de 1840 y 1841, y 89 caballos de los

extinguidos Guardias de Corps.

El real decreto de 3 de agosto de 1841, reorganiza el ejército acabada la guerra carlista, organizándose la Caballería en 15 regimientos, sin adoptar denominacio-nes de Línea o Ligeros, ni adscritos a Insti-tutos. Ello permitirá la reaparición del Re-gimiento “Numancia”, 14º de Caballería.

El renacimiento de Numancia

V.04.- San Cecilio patrón de Granada, fue elegido por el Ilmo. Sr. Vicario General Castrense para patrón del regimiento Numancia el 5 de febrero de 1842. San Cecilio fue el primer obispo de la ciudad andaluza. La tradición lo identifica como uno de los “varones apostólicos” enviados a España por San Pedro y San Pablo a predicar el evangelio.

ORGANIZACION DE UN REGIMIENTO

EN 1842

Por decreto de 1 de agosto de 1842, los 17 regimientos con

que cuenta el Arma dispone cada uno de ellos de cuatro es-

cuadrones de a dos compañías y además una compañía de

Tiradores.

Componen la plana mayor del regimiento: el coronel, te-

niente coronel, 2 primeros comandantes, 2 segundos coman-

dantes, 4 ayudantes, 4 portas, capellán, cirujano, mariscal

mayor, mariscal segundo, picador, maestro de trompetas,

cabo de trompetas, sillero, armero, sastre, zapatero y 2 for-

jadores; y cada compañía ordinaria constaba de capitán, 2

tenientes, 2 alféreces, sargento primero, 4 sargentos segun-

dos, 2 trompetas, 5 cabos primeros, 5 cabos segundos, 70 sol-

dados y 73 caballos de tropa. Las compañías de Tiradores

tienen capitán, 3 tenientes, 3 alféreces, sargento primero, 5

sargentos segundos, 4 trompetas, 6 cabos primeros, 6 cabos

segundos, 74 soldados y 88 caballos de tropa. Ascendiendo la

fuerza del regimiento a 794 hombres y 677 caballos.

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El historial del cuerpo2 detalla que inmediatamente y según se iban incorporando los contingentes se procedía a la instruc-ción, comenzando ésta en enero, “... al principio fue a tierra por la mañana y tarde desde primeros de febrero, y se tuvo a pie por las mañanas y a caballo por las tardes, en esta disposición se continuo hasta fines de agosto en que fue dado de alta para el servicio por hallarse completamente instruido desde los pri-meros rudimentos del recluta, hasta la instrucción del regi-miento tanto a pie como a caballo; estándolo igualmente en el

manejo de armas, nomenclatura, y obli-gaciones en las que se ejercitaba la tropa por las noches y días lluviosos; la compa-ñía de tiradores además de la instruc-ción general trabajaba con toda exac-titud en la particular de su instituto, al toque de clarín”.

La uniformidad también llegó en enero, pero no completa, y esta-ba formada por casacas, pantalo-nes y gorros de cuartel, toda ella bastante usada y procedente de la extinguida Guardia Real, siendo destinada como me-dio vestuario a los quintos de nueva entrada. A primeros de julio ya se le hizo entrega al regimiento por los alma-cenes de la inspección de la uniformidad aprobada para toda la Caballería.

(Detallado en el Reglamento de Uniformidad de 29 de abril de 1843).

Sus armas las recibió a primeros de abril, como el ves-tuario, procedente de los almacenes de la inspección del Arma. Se

dotó de sables para todos los hombres, lanzas y pistolas solo para la mitad de la fuerza, y carabina para la otra mitad. Como solo la mitad del regimiento dispo-nía de caballo, su coronel don Miguel de Mauduit tomó la decisión de dotar a los jinetes con lanza y pistola, y a la fuerza desmontada de carabinas.

El real decreto de 3 de agosto de 1841, reorganiza el ejército acabada la guerra carlista, organizándose la Caballería en 15 regimientos, sin adoptar denominacio-nes de Línea o Ligeros, ni adscritos a Insti-tutos. Ello permitirá la reaparición del Re-gimiento “Numancia”, 14º de Caballería.

V.05.- Escudo del regimiento de Caballería Numancia nº 14, que ilustra el comienzo del Historial del Cuerpo, desde el 1 de enero de1842 a 1931 (Biblioteca del Cuerpo).

ORGANIZACION DE UN REGIMIENTO

EN 1842

Por decreto de 1 de agosto de 1842, los 17 regimientos con

que cuenta el Arma dispone cada uno de ellos de cuatro es-

cuadrones de a dos compañías y además una compañía de

Tiradores.

Componen la plana mayor del regimiento: el coronel, te-

niente coronel, 2 primeros comandantes, 2 segundos coman-

dantes, 4 ayudantes, 4 portas, capellán, cirujano, mariscal

mayor, mariscal segundo, picador, maestro de trompetas,

cabo de trompetas, sillero, armero, sastre, zapatero y 2 for-

jadores; y cada compañía ordinaria constaba de capitán, 2

tenientes, 2 alféreces, sargento primero, 4 sargentos segun-

dos, 2 trompetas, 5 cabos primeros, 5 cabos segundos, 70 sol-

dados y 73 caballos de tropa. Las compañías de Tiradores

tienen capitán, 3 tenientes, 3 alféreces, sargento primero, 5

sargentos segundos, 4 trompetas, 6 cabos primeros, 6 cabos

segundos, 74 soldados y 88 caballos de tropa. Ascendiendo la

fuerza del regimiento a 794 hombres y 677 caballos.

2 Historial Manuscrito del Cuerpo, 1841-1931. Pag. 2

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Las monturas las recibió a mediados de marzo y, al igual que el vestuario, procedentes de los cuerpos extinguidos de la Guardia Real; por tanto, bastante deteriorados e incluso (como detalla el historial del cuerpo) de cuatro modelos diferentes. Únicamente se recibieron del almacén de la inspección general las maletas, mantas y demás prendas menores, las cuales estaban sujetas al modelo reglamentario: maletas cuadradas de paño gris celeste, con vivos.

Completada su instrucción, armado y con sus monturas, recibe la orden a pri-meros de septiembre de trasladarse a la guarnición de Burgos, donde llega en su totalidad el 9 de octubre.

La política liberal imperante a comienzos de 1840 y bajo la regencia del ge-neral Baldomero Espartero, líder de los progresistas (María Cristina había ab-dicado y exiliado en París), se materializa con el aperturismo en la política de libre comercio, que alcanza incluso a la apertura de aduanas para la entrada de mercancías exteriores a cambio del apoyo financiero inversor extranjero. Ejem-plo de esta política es la firma del tratado de comercio de la industria textil, el

V.06.- Uniformidad única para toda la Caballería definida en el reglamento de uniformidad de 29 de abril de 1843, que ilustra el “Álbum de la Caballería Española” del conde de Clonard, donde no hay distinción de institutos ni de nombres de línea ni ligera. Para definirla nos basaremos en el historial manuscrito del cuerpo que dice así: “Casaca corta amarilla, con cuello, vueltas, vivos y barra polaca carmesí, botón semiconvexo con el número 14, faja de estambre carmesí y hombreras de metal forradas del mismo color también con el número 14, el cuello bajo y abrochado con tres corchetes, pantalón de paño gris sobre azul, con tira carmesí y sobre bota pequeña de piel a la inglesa. Casco de suela con dos viseras, cimera carrillera, ribetones y escudo de latón, y sobre cimera de cepillo de cerda, de cuatro dedos de alta por la parte de adelante, disminuyendo hasta quedar en tres la conclusión. Zapato alto abotinado con espuela sobrepuesta. Capote con esclavina y tapabrazos del color del pantalón y cuello amarillo. Gorro de cuartel redondo de color celeste con una tira de paño amarillo alrededor, de dos dedos y medio de ancha y en lo alto un botón de cordoncillo de estambre también amarillo. En los oficiales, la sobre cimera del casco es de piel de oso y el capacete lleva un adorno de metal, usando levita verde botella sin sobre puesto de ningún color, y con dos hileras de siete botones equidistantes. La gorra de cuartel es de paño celeste con el imperial bastante grande armado con alambre, en la parte superior un circulo plegado con galón de plata, del cual lleva también alrededor de la parte que ciñe la cabeza siendo de dos dedos y medio de ancho, esta gorra lleva una visera de charol”.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

cual provocó en 1842 importantes desórdenes y huelgas en Barcelona, siendo extinguidos con exagerada respuesta por parte de Espartero que ordenó el bom-bardeo de la ciudad.

Consecuencia de los sucesos acaecidos en Cataluña, el día 24 de noviembre Numancia recibe instrucciones para trasladarse nuevamente a Zaragoza, de-jando en Burgos una fuerza menor y repuestos a la orden de un comandante. El 5 de diciembre entra en la ciudad maña, donde recibe la noticia de rendición de Barcelona a las tropas del gobierno, suspendiendo la marcha a esa ciudad. Los problemas de alojamiento obligan a trasladar a Calatayud la compañía de tiradores y el 4º escuadrón a las órdenes de un comandante.

A mediados de marzo de 1843, se le incorpora la pequeña fuerza que quedó en Burgos. Como no había espacio en el Cuartel de Caballería, se alojaron en el Cuartelillo de Infantería de San Vicente. Formó destacamentos en Fraga, Al-cañiz, Candasnos y Teruel. En mayo se ordena el repliegue de los destacamentos sobre el mando del regimiento para, a continuación, enviar un escuadrón de

V.07, V.08, V.09 y V.10.- Sus armas en 1842:Tercerola, Mod. 1839 (para Caballería). Arma con llave de percusión sin guardacebo. Datos

técnicos: calibre 18,3 mm; longitud 0,99 m; peso 2,36 kg.Espada, Mod. 1832 (para tropa de Caballería de Línea). Aprobada por real orden de 5 de

febrero de 1832, es una combinación de la hoja de la de 1796 y la guarnición de la de 1815. Datos técnicos: longitud de la hoja 0,94 m; longitud del arma 1,10 m.

Lanza, Mod. 1835. La hoja de la moharra es de dos filos, se une al asta por medio de un cubo troncocónico con la cabeza redondeada y sin aletas. Asta de madera. Regatón de forma troncocónica. Datos técnicos: longitud 2,89 m; peso 1,95 kg.

Pistola, Mod. 1839. Arma de chispa con llave a la francesa, de avancarga, montada a la inglesa con media caja y aparejo de latón. Similar al modelo de 1815. Datos técnicos: calibre 18,3 mm; longitud 0,34 m; peso 1,18 kg.

Datos extraídos de “Armamento portátil español, 1764-1939”, de Barceló Rubí.

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140 caballos a la zona de Teruel, y otro con 120 a Cataluña; en Zarago-za permanecieron la plana mayor y 350 desmontados. El 1 de julio salen 20 de éstos últimos al mando de un oficial hacia el pueblo de Bujaraloz, con objeto de escoltar convoyes hacia Lérida.

Durante este verano de 1843 se produce la conspiración y alzamien-to de las provincias contra el regente Espartero, duque de la Victoria, que terminó con su caída y destierro al extranjero, tras ser derrotado el 17 de julio por el general Narváez, en Torreón de Ardoz. Numancia operó desde sus cuatro acantonamientos principales. Así, la sección que actua-ba con el ejercito del general Antonio

Levane, el 23 de julio alcanza Torrejón de Ardoz, en donde se suma al alza-miento. La de Calatayud, a las órdenes del brigadier Enna, alcanza Vallecas en la misma fecha y también se adhiere al alzamiento. Por su parte, la desmontada y 40 caballos al mando del teniente coronel, permaneció en Zaragoza.

El gobierno provisional instaurado a continuación, tras el exilio de Esparte-ro, decide adelantar la mayoría de edad de Isabel, siendo coronada a la edad de 13 años, dando comienzo la denominada “década moderada” (1844-1854). El general Narváez será jefe de gobierno, practicando una política centralizadora, autoritaria y limitando las libertades públicas.

Enfermo el jefe de cuerpo don Miguel Mauduit, se le concede licencia por cuatro meses, el 28 de junio de 1843, y el 23 del mes siguiente se hace cargo del mismo el coronel don Juan Contreras en la localidad de Torrejón de Ardoz, trasladándose a continuación al Cuartel de Vicálvaro. Y de éste, el 21 de agosto a Madrid, al Cuartel del Porito, donde permaneció hasta diciembre, que se tras-lada nuevamente a Vicálvaro y luego al Real Sitio de El Pardo.

Perteneciendo a la 1ª brigada del brigadier don Fernando Fernández de Córdoba, de la 1ª división de operaciones de Castilla la Nueva, por orden de 24 de enero de 1844 se le ordena marchar desde el Real Sitio hacia la plaza de Cartagena, donde se había producido un pronunciamiento contra el gobierno. Por orden de 2 de febrero, el coronel don Juan Contreras es relevado como jefe de cuerpo por el coronel don Felipe de Mendicuti. Al día siguiente, el regimiento

V.11.- Ilmo. Sr. Coronel D. Juan Contreras, 1843

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

al mando del teniente coronel don José de Gerona inicia la marcha en unión a la fuerza de la 1ª división, donde llega el día 18, acantonándose en los caseríos de las inmediaciones de la plaza. El 21 se le ordenó realizar un reco-nocimiento sobre el sitio de Cartagena, adelantando líneas y recibiendo disparos de cañón y fusilería, que no causaron bajas.

Durante este sitio a Cartagena, resalta la acción del 16 de marzo, cuando es atacado por los sitiados el regimiento de Infantería de la Reina Gobernadora. La Caballería acude en su auxilio y obliga al enemigo a retirarse hasta sus de-fensas. Formando parte de esa fuerza se encontraba la mitad del 1º escuadrón del Numancia al mando del alférez don Erasmo Ortembachal, que cae herido durante la carga así como tres soldados de la unidad. El 25 de marzo, ya capitu-lada la ciudad, el regimiento entra en la misma, y al día siguiente se le ordena volver a su cantón en El Pardo, donde llega el 10 de abril.

El 18 de abril, inicia la marcha a Sevilla donde fue destinado por real or-den para guarnecer la plaza, alcanzándola el 12 de mayo, no sin antes dejar

destacado en Córdoba al 3º escuadrón y enviar 40 caballos del 1º escuadrón a Jerez de la Frontera.

La siguiente reorga-nización de la Caballería tiene como finalidad recu-

V.12.- Brigadier de Caballería don Felipe de Mendicuti. Comenzó su carrera militar en 1808 con su participación en la Guerra de la Independencia. El 29 de junio de 1821 fue distinguido de capitán al regimiento de Numancia, hasta que es destinado de efectivo a la compañía de Guías de Caballería. El 8 de septiembre es ascendido a teniente coronel del regimiento de Cazadores a Caballo de la Guardia Real, donde el 19 de septiembre del mismo año y al mando de la Caballería del cuerpo de operaciones de Navarra y Rivera es herido por bala de fusil en la pierna derecha, en la acción de Legarda. Por tales méritos y servicios, es nombrado brigadier de Caballería, por real título de 7 de abril de 1840. Por real orden de 2 de febrero de 1844 se le confiere el mando de Numancia, 2º de Cazadores, que se encontraba en el Cuartel de Sevilla, en el cantón del Pardo. Permaneciendo al mando hasta el 14 de agosto de 1847, al haber sido destinado a la comisión de ajustes de baja.

El real decreto de 18 de mayo de 1844, reorganiza la Caballería, volviendo a los institutos (Coraceros, Lanceros y Cazadores); el cuerpo pasa a denominarse regimiento de Caballería “Numancia”, 2º de Cazadores.

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perar las denominaciones de los institutos y definir nuevas planti-llas. El real decreto de 18 de mayo de 1844, en su articulo 1º, dice: “La caballería se compondrá de los diez y ocho regimientos que hoy exis-ten, de los cuales el primero será de Coraceros, los once siguientes de Lanceros y los seis últimos de Cazadores”. Numancia pasara a ser 2º de Cazadores. El artículo 2º, define su plantilla, igual para todos los regimientos, que quedan compuestos por cuatro escuadrones-com-pañías y plana mayor.

No había transcurrido el año, cuando por real orden es destinado a Granada, iniciando la marcha el 1 de abril de 1845, el coronel don Felipe de Mendicuti con el 2º y 3º escuadrones. La totalidad del regimiento alcanzó su nueva ubiación el 12 de abril, distribu-yéndose a continuación para cubrir en forma de destacamentos las plazas de Almería, Jaén y Ronda.

V.13.- Regimiento de Cazadores de Numancia nº2, 1844-46. Con el cambio de instituto de Lanceros a Cazadores por decreto 18 de mayo de 1844, cambiará a la uniformidad que se describe, también aprobada por orden de 17 de octubre del mismo año: “Casaca verde botella abrochada con nueve botones en una hilera; cuello, vueltas y vivo de color carmesí, el cuello abrochado con tres corchetes y en sus extremos el número 2 del regimiento en metal amarillo, el faldón corto con dos botones en la cintura y dos cornetillas de metal amarillo en el centro de las barras. Pantalón gris marengo con tira carmesí al costado, cuchillos y sobre bota de cuero negro; ceñidor de estambre carmesí; capote verde botella con cuello carmesí; casco de hierro con cimera baja de latón, así como el aro; cola corta y sprit de pluma encarnada”.

Por real orden de 21 de septiembre de 1847 se reorganiza nuevamente la Caballería, pasando todos los regimientos a ser de Lanceros. Adoptará la denominación de Regimiento de Caballería “Numancia”, 14º de Lanceros.

V.14.- Regimiento de Caballería Numancia, 14º de Lanceros, 1847-1850. Al año de estrenada la nueva uniformidad de Cazadores, se produce un nuevo cambio de instituto y por consiguiente de uniformidad, adaptándose su uniformidad a la definida para los Lanceros, expresada por decreto de 1847. Una de las diferencias más notables, fue la adopción de un chacó negro y bastante alto, siendo más ancho en su parte superior que en la inferior, cinta de estambre carmesí, bombilla, presilla, escudo de armas reales, mascarón y carrilleras de latón dorado. En la parte superior llevarán un plumero corto de cerda blanca. Usarán el mismo pantalón reforzado en su parte inferior y galón carmesí; en cambio, los faldones de las casacas serán reformados, haciéndolos abiertos y más largos, con barras y latiguillos carmesí.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

Por real orden de 7 de septiembre de 1847, es nombrado coronel del cuer-po don Luis Bessieres, tomando el mando el 21 de dicho mes. Coincide con una nueva reorganización de la Caballería, por real orden de 21 de septiembre de 1847, en la que se suprimen los institutos de Coraceros y Cazadores, pasando todos los regimientos a ser de Lanceros; únicamente quedará como Cazadores los escuadrones Mallorca y Galicia, creados en 1845 y 1847, respectivamente. El regimiento de Caballería “Numancia”, pasará a ser el 14º de Lanceros.

El 24 de marzo de 1848, el regimiento recibe la orden del capitán general de Granada de nombrar un escuadrón para guarnecer la plaza de Melilla que, por sorteo, le correspondió al 1º escuadrón. Al mando del capitán don José Rufián, embarcó en el puerto de Málaga el 11 de abril y llegó a Melilla el día siguiente, permaneciendo en la plaza hasta el 14 de junio. En esa fecha, salen a los alrede-dores de la ciudad, localizando y cargando sobre los moros, a los que les causan ochenta muertos. El escuadrón sufrirá la baja del sargento 2º don Ignacio Fer-nández, un cabo y dos soldados con sus caballos respectivos, y heridos un soldado y seis caballos más. Por la acción fueron3 “todos recompensados por el gobierno y premiados los señores oficiales por real orden del 21 de diciembre”.

Nuevamente, el 22 y 23 de octubre vuelve a salir el escuadrón acompañando al general gobernador hasta el río del Loro, para recibir al gobernador del Rif con motivo de hallarse acampado el hijo del emperador al frente de Melilla.

Por real orden de 21 de septiembre de 1847 se reorganiza nuevamente la Caballería, pasando todos los regimientos a ser de Lanceros. Adoptará la denominación de Regimiento de Caballería “Numancia”, 14º de Lanceros.

3 Historial manuscrito del Cuerpo, 1841-1931. Pag. 6

V.15.- Óleo que representa al sargento 2º Ignacio Fernández (Museo de Sevilla). “Siendo digno de notar la heroicidad y valor con que se portó el referido sargento que, por su mano, mató cuatro infieles, y habiéndole muerto su caballo, se expresó en los siguientes términos: «donde muere mi caballo muero yo» y, arrojándose sable en mano sobre el parapeto inmediato que ocupaban los moros fue víctima de un pistoletazo de sus adversarios”.

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A primeros de año, el escuadrón expedi-cionario recibe la orden de volver a la pe-nínsula, saliendo el 4 de enero de 1849 en dirección a Málaga, si bien las condiciones climatológicas adversas desviaron su desti-no a Almuñecar, donde llegaron el día 13. El 22 de febrero se incorporaran al regimiento en Granada, no sin antes hacer entrega de todos los caballos de tropa al 1º de Cazado-res de Africa.

El 23 de marzo de 1849, ante los desórdenes producidos en la población de Motril, debido a la en-

trada en la referida población de 300 rebeldes, parte el regimiento al mando de su coronel don Luis Bessieres, formado por 238 hombres y 239 caballos de tropa (más la dotación de jefes y oficiales correspondientes), regresando a Granada el día 27 tras el restablecimiento del orden.

Otra nueva reorganización del Arma, por real orden de 23 de diciembre de 1849, vuelve a crear los institutos. Numancia permanecerá en el de Lanceros, pero cambiará su numeral que pasa a ser el 12º.

Nuevos rebeldes son localizados en Despeñaperros, destacando el regimiento una sección que se desplazará a La Carolina al mando del teniente don Antonio Tres-Palacios, e incorporándose a las fuerzas del comandante general de Jaén. Y con la idea de reforzar a las fuerzas ya desplegadas en la zona y poder reaccionar con prontitud a cualquier eventualidad rebelde, el 10 de abril sale de Granada el capitán don Juan Luis Mauduit con 80 caballos del 2º escuadrón. Mientras el día 11, al coronel del cuerpo don Luis Bessieres se le confiere el mando de la columna de operaciones en la línea fronteriza de La Mancha por el capitán ge-neral del distrito, donde se integra el resto del regimiento, pero al mando de su segundo jefe, el teniente coronel don Manuel María Padial. Permaneciendo en

V.16.- Consecuente con la reorganización de la Caballería de 1849, en la misma disposición se modifica la uniformidad de los regimientos. Numancia se identificará por casaca amarilla, con cuello, barras y hombreras, castaño oscuro; cuello del capote, franja del pantalón, maleta y caparazón, amarillo dorado; forrajera, amarillo dorada; chapska de paño gris celeste, con llorón blanco y pompón amarillo. Imagen extraída del “Albúm de la Caballería”, del conde de Clonard.

La real orden de 23 de diciembre de 1849, reorganiza nuevamente el Arma en institutos (Carabineros, Lanceros, y Cazadores), y Numancia cambiará de numeral, pasando a ser el 12º de Lanceros.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

operaciones hasta el día 27 de agosto que se incorporan al regimiento en Granada, no sin antes haber hecho desaparecer las partidas rebeldes.

Continuando en la pla-za de Granada, por real orden de 10 de agosto el coronel jefe de cuerpo don Luis Bessieres y el teniente coronel segundo jefe don Manuel María Padial pasan a la situación de reemplazo. Siendo destinados el coronel don Ramón Gómez Pulido y el teniente coronel don Melchor Avellaneda, ambos procedentes del Estableci-miento Central de Instrucción. La fuerza entregada por el comandante jefe ac-cidental don Luis de Villanueva fue de: 47 jefes y oficiales, 1 maestro de banda, 1 cabo 1º, 3 sargentos 1º, 15 sargentos 2º, 4 furrieles, 51 cabos, 11 trompetas, 306 soldados y 358 caballos. Durante este mismo mes recibe la orden de cambio de guarnición, con destino a Ciudad Real, iniciando la marcha el día 27 y llegando a la ciudad el día 4 de septiembre de 1850.

En la nueva plaza de Castilla la Nueva, desde finales de año y hasta ya en-trado en 1851 prestará servicios de persecución de malhechores y exaltados,

REVISTA DE INSPECCION, 1851 “Desde el día 9 hasta el 18 de octubre (1851) pasó revista de inspección al regimiento el

general inspector del Arma en la forma siguiente:Día 09.- Revistas de ropa y montura y examen de cuentas y rubricación del 1º escuadrón.Día 10.- Examen de cuentas y rubricación de los tres escuadrones restantes.Día 11.- Revista de caballos y examen de su nomenclatura y de las enfermedades de los

mismos a los individuos de tropa.Día 12.- Revista del repuesto y examen de sargentos y cabos.Día 13.- Revista de utensilio y examen de jefes y oficiales.Día 14.- Revista y manejo de armas pie a tierra; lectura de notas de concepto a los jefes y

oficiales y audiencia general.Día 15.- Instrucción a caballo. Trabajó el regimiento, por secciones en cuadrilongos, sus

estribos haciendo el manejo de armas a los distintos aires. Instrucción de escuadrón y regimiento mandado éste por todas las clases de oficiales y secciones por sargentos y cabos concluyendo por trabajar al galope a la voz del coronel y finalizando con las cargas y el salto por secciones.

Los dos días siguientes se emplearon en la revista de caja y mayoría.Al dar por terminada la revista el inspector general, pasó un oficio al coronel del regimiento

manifestando hallarse sumamente satisfecho del estado en que se hallaba el regimiento en todas sus partes e instrucción de todas las clases que lo componen. En consecuencia, cinco sargentos segundos son ascendidos a sargentos primeros y dieciséis cabos a sargentos segundos.

Programa de la revista de inspección, extraída del historial manuscrito del cuerpo.

Una nueva plantilla y reorganización del Arma es definida en la real orden de 18 de febrero de 1851, continuando Numancia perteneciendo al instituto de Lanceros, 14º de Caballería de Línea, que la constituyen Carabineros y Lanceros.

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destacando las partidas mandadas por los capitanes don Francisco Matas, don Bartolomé Fernández, don Andrés Loscos y don Francisco Aguilera, desplega-das en la provincia de Jaén, donde logran la desaparición de los mismos.

En abril un nuevo cambio de plaza, el regimiento es destinado a Vicálvaro, emprendiendo la marcha el día 15 y alcanzando su destino el 21 el mismo mes. Pero nuevamente el 11 de julio entra en el Cuartel de San Gil en la guarnición de Madrid. Y finalizado el verano pasará revista de inspección.

En dos reales órdenes de 1851 se modifican las plantillas: la primera, de 18 de febrero, las redujo con la finalidad de crear cinco escuadrones de Cazadores y uno de Remonta; y la segunda, de 9 de diciembre, varía la denominación de los cuerpos. Numancia continuará como unidad de Lanceros pero como 14º de Caballería de Línea.

El 17 de enero de 1852 llega a su nuevo destino en Barcelona la plana mayor con el 3º y 4º escuadrones, mientras el 1º y 2º quedarán en Zaragoza y Lérida, respectivamente. El resto del regimiento se incorpora durante el año, prestando los servicios propios de guarnición.

La política practicada por Narváez, puesta de manifiesto en 1851 con la pro-puesta de nueva Constitución (aún más moderada que la de 1845) que limi-taba la representación nacional, provoca un nuevo pronunciamiento liderado por los generales Dulce, O´Donnell y Ros de Olano que finalizo con la firma el 6 de junio de 1854 del “Manifiesto del Manzanares”, después de los sucesos de Vicálvaro, donde las fuerzas de Narváez se empeñaron con los sublevados. Isabel II nombra nuevamente al general progresista Espartero como jefe de go-bierno, comenzando el “bienio progre-sista” (1854-1856).

En 1856, la reina Isabel II nom-bra al general O´Donnell como jefe de gobierno, que creará el partido centrista “Unión Li-beral”, en el que se reúnen los

V.17.- Regimiento de Lanceros de Numancia, 14º de Caballería, 1852-1856. La reorganización del Arma de 1851 trajo consigo un cambio de uniformidad definido en la real orden de 10 de octubre del mismo año. Constituido por casco de hierro con sobrecimera, cola de caballo y sprit blanco; casaca, grana, corta con cuello, abrochada por nueve botones de metal blanco, convexos y con dos lanzas en relieve, a ambos lados del cuello el numeral del regimiento, charreteras de hilo de plata con pala de ante del mismo color y forro encarnado; pantalón de paño gris celeste sin bolsillos, con tira encarnada a ambos lados y media bota de piel; zapatos abotinados.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

distintos sectores liberales, evitando los radicalismos hasta 1863.La noche del día 14 de julio de 1854, como consecuencia de los sucesos de Vi-

cálvaro, el Numancia salió del Cuartel de la Barceloneta en unión del batallón de Cazadores de Simancas, reuniéndose en la Plaza de San Jaime con los regi-mientos de Navarra y Guadalajara. Prestó servicios de guardia de orden, evi-tando los incendios y robos en fábricas y comercios, mediante cargas contra los insurrectos en la Rambla, Puerta de Isabel II y glasis de la ciudadela. Otras fuerzas del Numancia también tuvieron una destacada actuación, valiendo la pena destacar la llevada a cabo por una sección del 3º escuadrón al mando del te-niente don Manuel Sánchez Lafuente (fue ascendido a capitán) que, encontrán-dose en Tarragona, supo contener a los sublevados. Asimismo, un destacamento destinado en Lérida a las órdenes del alférez don José Ortiz y Borras se vio envuelto en la acción de Mezquida. Por su sobresaliente actuación, le fue conce-dida la Cruz de San Fernando de 1ª clase al alférez, y la Cruz de María Isabel Luisa a cuatro individuos de tropa (real orden de 6 de septiembre de 1856).

El 28 de julio, el brigadier coronel don Ramón Gómez sale con una sección a caballo para hacerse cargo del gobierno de la plaza y provincia de Tarragona, pasando el 11 de agosto a guarnecer las localidades de Reus y Tarragona.

El 14 de octubre de 1854 toma posesión del regimiento el coronel don Pedro Caro y Ripoll, que hasta esta fecha era teniente coronel del mismo.

El 28 de mayo de 1855 se produce una nueva sublevación, esta vez en Za-ragoza, a favor de don Carlos, en la que toman parte el capitán

Corrales y los escuadrones de Cazadores de Cataluña y Ara-gón. Este hecho provoca la salida del coronel don

Pedro Caro y Ripoll con 80 jinetes del regi-miento, que se integran en la columna que

V.18.- Regimiento de Lanceros de Numancia, 14º de Caballería, 1856. Un nuevo reglamento de uniformidad

es aprobado por la real orden de 24 de noviembre de 1856, el cual supone un cambio completo en la misma. Con casco de hierro de hechura romana, con filete, carrilleras, escudo, faja y porta llorón, todo en metal amarillo, el escudo en su

centro portará el numeral del regimiento; levita de paño azul turquí sin bolsillos, faldones hasta la mitad del

muslo, abrochada por nueve botones de metal blanco, convexo y con dos lanzas en relieve;

cuello sesgado de paño grana, viveado del color de la levita, con el numeral del regimiento a ambos lados, dispone de hombreras de metal blanco, simulando escamas, con escudo de armas estampado; pantalón de paño gris celeste con bolsillos, con tira de paño grana en sus costados y media bota de piel negra; zapatos abotinados.

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marchará en persecución de los alzados por el Maestrazgo. Con la vuelta a Reus el 30 de junio se dio por finalizada la operación, tras disolver y fusilar a los su-blevados.

El 6 de julio, el 4º escuadrón que había sido encuadrado en las fuerzas del co-mandante general de Lérida en mayo, al mando del capitán don Bartolomé Fer-nández, se encuentra por sorpresa en las inmediaciones de Agramunt con los su-blevados coronel Pulles, capitán Corrales, un sargento y 16 soldados, huidos del Maestrazgo, haciéndolos prisioneros. De esta acción hemos de destacar4: “siendo de apreciar el arrojo y decisión con que este escuadrón persiguió las fuerzas car-listas para poderles dar alcance, pues en siete horas recorrió 17 de camino”.

La situación política de la nación y la idoneidad de las fuerzas de caballe-ría para mantener el orden y la lucha contra las fuerzas sublevadas carlistas, obligan a la disgregación total del regimiento en columnas y destacamentos, quedando únicamente en la plaza de Reus, los desmontados, quintos, potros y caballos viejos. Aún así, el 16 de octubre parte desde Reus una columna de 40 jinetes al mando del coronel don Pedro Caro y Ripoll, en dirección a Cornudella, persiguiendo al cabecilla carlista Gardiela. Durante esta acción se entregarán cuatro alzados y se capturará al cabecilla, siendo conducido y guardado preso en el Cuartel de Reus, hasta el 28 de octubre que es escoltado y trasladado a la pla-za de Tarragona por orden del comandante general de la misma, donde fueron fusilados.

Por pase a la situación de reemplazo del coronel don Pedro Caro y Ripoll le sucede en el mando el teniente coronel don Tomás Lobo, hasta que se hace cargo

V.19.- Coronel don Eduardo Carondetet y Dorado, marqués de Portugalete, mandó el Regimiento de 1858 a 1863.

V.20.- Coronel don José Riquelme Gómez, mandó el Regimiento en 1863.

4 Historial Manuscrito del Cuerpo, 1841-1931.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

del mismo, el 29 de noviembre, el coronel don Joaquín Gómez y Barreda, desti-nado por real orden de 31 de octubre.

Hasta 1858 ha permanecido en Barcelona prestando los servicios de guarni-ción y destacamentos en Lérida, Gerona y Tarragona, y a fin de octubre de ese año es destinado al distrito de Valencia, donde hace su entrada el 22 de noviem-bre. Sufrió un nuevo relevo de mando al cesar el coronel don Joaquín Gómez Barreda por real orden de 6 de julio, haciéndose cargo del mismo el coronel don Eduardo Carondetet y Dorado, marqués de Portugalete, que tomó posesión el 13 de agosto.

Desde Valencia parte, el 2 de abril de 1860, una fuerza al mando de su co-ronel en dirección al Maestrazgo para contener la rebelión promovida por el general don Jaime Ortega a favor del conde de Montemolin en San Carlos de la Rápita y, una vez disuelta, retornará a la plaza en mayo. El 30 de abril es destinado a Madrid, e inmediatamente pasa a prestar sus servicios al Real Sitio de San Ildefonso y a S.S.M.M. y A.A.R.R. El 2 de enero de 1862 es destinado al cantón de Alcalá de Henares y, desde esta plaza, por orden de 25 de agosto, des-plegará para cubrir el itinerario que S.S.M.M. y A.A.R.R. iban a seguir por las provincias de Andalucía. Bajo el mando del teniente coronel don Cándido Se-gueiros se organiza la fuerza que contará con 3 jefes, 5 capitanes, 2 ayudantes, 12 subalternos, un oficial medico, 2 profesores de veterinaria y 284 individuos e igual número de caballos de tropa. Esta acción se dio por finalizada el 6 de no-viembre, al incorporarse la unidad al cantón de Alcalá de Henares.

Por el pase a la situación de licencia del coronel don Eduardo Carondetet a primeros de 1863, toma el mando del regimiento el coronel don Jose Riquelme Gómez, el cual, no cumplido el año, da el relevo al coronel don Antonio de la Encina.

En 1864 se traslada al cantón de Ocaña, al que llega el 11 de enero, regre-sando a Madrid para participar en la parada militar del 23 del mismo mes. La reorganización de los regimientos de Caballería, expresada en la real orden de 26 de febrero, afecta a la plantilla de los Lanceros que asciende a 600 hombres y 460 caballos.

La revista administrativa del mes de enero de 1865 confirma la nueva or-ganización adoptada, ascendiendo a 592 hombres y 493 caballos; no obstante, por real disposición de 5 de mayo del mismo año, la plantilla vuelve a ser mo-dificada, pasando a ser 608 hombres y 474 caballos, aunque la revista del mes de diciembre solo alcanza la cifra de 548 y 427, respectivamente. Coincidiendo con la nueva reorganización, emprende marcha hacia Burgos, donde llega el 2 y 3 de junio. Al año siguiente, una nueva organización altera su plantilla a 580 hombres y 454 caballos.

Las reorganizaciones de 1855 y 1859 no alterarán ni al instituto ni al nume-ral del regimiento; sin embargo, con la aprobación de la real orden de 5 de mayo de 1865, el Numancia pasa a ser el 7º de Lanceros.

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Por real decreto de 8 de septiembre de 1866 se hizo cargo del mando del regimien-to el coronel don Zacarías Albornoz Figue-roa, cesando en el mismo, por pase a la si-tuación de reemplazo, el coronel don José de Llano y Guinea, marques del Llano.

En 1867, el 3º, 4º y 5º escuadrones son destinados a Palencia, mientras el 1º y 2º lo son a Zamora. El año siguiente es enviado a Valladolid por orden de 22 de septiembre, si bien antes de finales de año, exactamente en noviembre, despliega sus unidades entre Palencia y Logroño.

El 31 de julio de 1869, dos secciones (del 1º y 3º escuadrones) al mando del capitán don Pascual Calvo salen con orden de buscar y batir partidas carlistas en tierras leonesas. Conseguida su extinción, regresaron a su plaza a finales de agosto. En octubre, nuevamente salen dos secciones al mando del teniente don Rafael Clavijo, con iguales órdenes que las anteriores, pero esta vez en el Monte de la Espina. Alcanzados los rebeldes, fueron batidos el día 8 de octubre, resul-tando herido gravemente el soldado del 4º escuadrón Francisco Tapia y muerto un caballo, como consecuencia del fuego cruzado, regresando el día 13.

El regimiento está en Valladolid durante 1870, con una fuerza en revista de 411 hombres y 296 caballos. El año siguiente va a Logroño, enviando destaca-mentos a Soria, Miranda de Ebro y Burgo de Osma. Por orden de 2 de julio, el coronel don Gregorio Martínez López se hace cargo del regimiento el 16.

ORGANIZACION DE UN REGIMIENTO EN 1869La órden del gobierno provisional de 9 de enero de 1869, dispone que

el Arma de Caballería estará compuesta por dos regimientos de Coraceros, dos de Carabineros, ocho de Lanceros, dos de Húsares, seis de Cazadores, dos escuadrones de Cazadores y los de Remonta.

A su vez, cada uno de los veinte regimientos estarán formados por una plana mayor constituida por: coronel, teniente coronel, tres comandantes, cuatro capitanes, cuatro tenientes ayudantes, un teniente habilitado, un capellán, un 1º ayudante medico, un 1º, un 2º y un 3º profesores veterinarios, un profesor de equitación, un maestro de trompetas, un cabo de trompetas, y cuatro forjadores. Además, cuenta con cuatro escuadrones con la siguiente fuerza: un capitán, tres tenientes, dos alféreces, un sargento primero, cuatro sargentos segundos, seis cabos primeros, seis cabos segundos, cuatro soldados de 1ª, ochenta y ocho soldados de segunda y setenta y ocho caballos. Suma la fuerza del regimiento 414 hombres, 45 caballos de oficiales y 300 de tropa.

La real orden de 5 de mayo de 1865 reorganiza la Caballería, numerando nuevamente los cuerpos dentro de los institutos de pertenencia; de esta forma Numancia pasará a ser 7º de Lanceros.

V.21.- Blasón del regimiento de Dragones de Numancia, que aparece en la “Historia organica de las Armas de Infanteria y Caballería españolas”, obra de José Marchesi, conde de Clonard, 1861.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

iene su origen en el conflicto dinástico motivado por la disposición de 10 de mayo de 1713, en la que Felipe V modifica la sucesión al tro-no, dando preferencia a los varones sobre las hembras, incluyéndose

entre los primeros a “todas las líneas masculinas del príncipe, infante y demás hijos y descendientes” del rey. La anterior ley de sucesión, legada de los Austrias, contemplaba que, a falta de hijo varón, la heredera al reino será la hija mayor. Conocedores de ello, durante el reinado de Carlos IV, se aprueba la pragmática sanción por la que la ley sucesora de Felipe V es derogada.

Fruto del matrimonio de S.M. el rey Fernando VII con doña María Cristina de Borbón (cuarta esposa), el 10 de octubre de 1830 nació doña Isabel de Borbón que, a la muerte de su padre el 29 de septiembre de 1833, es proclamada reina el 24 de octubre, al tiempo que su madre doña María Cristina es designada re-gente durante su minoría de edad.

Inmediatamente, el infante don Carlos María Isidro de Bobón (Carlos V), hermano de Fernando VII y sus partidarios, tras el intento fallido de impugnar la ley, se alzan en armas el 3 de octubre en Talavera de la Reina. Esta confron-tación sucesoria es paralela a la ideológica: el carlismo representa el conserva-durismo y absolutismo de la última década de Fernando VII, identificados con la tradición y la religión, teniendo en las zonas rurales su mayor arraigo; por su parte, los isabelinos aglutinarán a los liberales, contagiados del progreso y la re-novación, siendo su apoyo los habitantes de las ciudades, donde una nueva clase social emerge, el proletariado.

Esta primera guerra carlista, también denominada “guerra de los siete años” finaliza en 1840 y se puede considerar como una verdadera campaña, siendo en la que el carlismo obtendrá sus victorias más importantes. Tendrá tres mo-mentos clave: el primero, en el norte de la península, cuando el ejército carlista es comandado por Zumalacarregui y obtiene sus mayores triunfos, finalizando con su muerte; un segundo momento, correspondiente al intento de propagar los alzamientos del pueblo y la sublevación de las fuerzas por el resto de la geogra-fía peninsular, empleando para ello las expediciones, finalizando con el fracaso de la comandada por el propio don Carlos; y por último, las operaciones man-tenidas por el ejército carlista del centro a las órdenes de Cabrera, que opera en el Maestrazgo. Con la salida obligada del general carlista por el empuje de las

La real orden de 5 de mayo de 1865 reorganiza la Caballería, numerando nuevamente los cuerpos dentro de los institutos de pertenencia; de esta forma Numancia pasará a ser 7º de Lanceros.

La tercera guerra carlista, 1872-75

Introducción

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fuerzas isabelinas, se pone fin en 1840 a la primera guerra carlista.Un segundo intento de alzamiento carlista, esta vez centrado en don Car-

los Luis de Borbón y Braganza, conde de Montemolín (Carlos VI), hijo de don Carlos María Isidro de Borbón y su primera esposa doña María Francisca de Braganza, se producirá en 1846. Duró tan solo tres años y no alcanzó la enti-dad del primero, limitándose a sublevaciones que rápidamente eran sofocadas por las fuerzas liberales, convertidas en perseguidoras de bandas dispersas, que rara vez aceptaban el combate. Todas las unidades de Caballería tuvieron opor-tunidad de participar de una o de otra manera en este tipo de acciones frente a partidas de guerrilleros.

a segunda mitad del siglo XIX se reservaba sus acontecimientos socio políticos, acaso de mayor trascendencia que los sucedidos en la pri-mera mitad. La sublevación del general Prim, iniciada con la de-

rrota en la batalla de Alcolea, el 28 de septiembre de 1868, de las fuerzas leales a Isabel II (mandadas por el general Pavía y Lacy) ante las fuerzas sublevadas del general Serrano, llevó al exilio a la reina a la vez que se instauraba la revo-lución conocida como “La Gloriosa”.

“La Gloriosa” desde el primer momento contó con el beneplácito popular, sien-do de destacar que era apoyada por sectores de distinto signo que, en algún mo-mento, se enfrentaron entre sí. Algunos eran muy violentos, de planteamiento anticlerical y revolucionario, creando desórdenes e incendiando iglesias. Fueron reprimidos por el general Prim, manteniéndose una paz relativa que permitió al carlismo florecer nuevamente y convertirse en alternativa de gobierno.

A partir de 1869, se iniciaron alzamientos carlistas de pequeña entidad ante los desórdenes revolucionarios. En un primer momento, no estaban relacionados entre sí y actuaban más como guerrilleros o bandoleros que como fuerzas regu-lares, destacando en importancia las partidas de La Mancha y Andalucía.

El 15 de enero de 1869 se realizan elecciones a cortes, obteniendo mayoría los progresistas de Prim y los unionistas de Serrano. Estas cortes recién constituidas establecen que la forma de gobierno de España es la monarquía parlamentaria, aprobando su constitución el 1 de junio del mismo año. De esta manera, Serrano se convirtió en regente y Prim lo sucedió en la presidencia de gobierno, mientras se buscaban candidatos al trono de España que se sometieran a referéndum. Tras ser descartada la exiliada Isabel II, que nadie la quería ver nuevamente en el trono, y don Carlos de Borbón y Austria (Carlos VII), segundo hijo de Car-los María Isidro de Bobón (Carlos V), heredero de la legitimidad carlista desde 1860 por renuncia de su hermano don Carlos Luis (Carlos VI) (no aceptó porque

Antecedentes políticos

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

no quería llegar al trono de sus mayores mediante referéndum), Prim recurre a don Amadeo de Saboya, duque de Aos-ta, que acepta la candidatura el 10 de octubre, siendo aprobada por las cortes el 16 de noviembre de 1870. El nuevo monarca llega a Madrid el 2 de enero de 1871, siendo su primer acto como rey los funerales del recién asesinado gene-ral Prim, el anterior 27 de diciembre, en las calles de Madrid.

Surge una percepción de España en desorden, con un rey extranjero sin timón, y asesinado Prim que era su máximo valedor, la caída de la monar-quía de don Amadeo sería cuestión de

tiempo. Se convertirá este momento en una nueva oportunidad del carlismo.Mientras tanto se convocan nuevas elecciones, con las que Amadeo pretende

dar estabilidad a la monarquía con un parlamento activo y un gobierno apo-yado por éste. Se constituyó el nuevo parlamento el 3 de abril de 1871, formado

por carlistas, republicanos, unionistas liberales de Serrano, progresistas se-guidores de Prim y constitucionalistas de Sagasta.

Pero el espíritu del pueblo mostra-ba otra imagen, los nobles se niegan a servir a un rey extranjero, los cargos de palacio y corte no se cubren, la ciudada-nía hace chistes del nuevo monarca y de su esposa, se producen dimisiones y de-serciones dentro de las filas de los par-tidos que ayudan a Amadeo e, incluso, varios generales se niegan a prestar ju-ramento de lealtad al nuevo rey.

Esta situación lleva a la disolución de la primeras cortes el 24 de enero de 1872 y el comienzo de una segunda le-

V.22.- Don Amadeo de Saboya, duque de Aosta. El rey extranjero que España no terminó de reconocer.

V.23.- Don Carlos de Borbón y Austria (Carlos VII).

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gislatura el 24 de abril. Este momento es aprovechado por don Carlos de Borbón y Austria (Carlos VII), aconsejado por la Junta de Bayona, para ordenar el al-zamiento el 14 de abril, y remitir instrucciones al general Díaz de Rada, siete días más tarde.

Don Carlos entra en España el 2 de mayo a través de Vera de Bidasoa; la sublevación es casi completa en las comarcas del País Vaco y Navarra, salvo las grandes ciudades que quedan con los liberales. Se consiguió reunir un ejercito carlista de varios miles de hombres, al mando del general Díaz de Rada, aun-que con graves problemas de comunicación y mando, además de abastecimiento, armas y municiones.

Los liberales supieron reaccionar con prontitud y, bajo las órdenes del general Serrano, el denominado “ejército de operaciones del norte” despliega e inicia la marcha para sofocar al carlismo. Articulado en dos alas o frentes, el izquierdo, a su mando directo, avanza ininterrumpidamente en dirección a Durango; los carlistas siempre son flanqueados y rehuyen el combate retirándose. Mientras tanto, el derecho al mando de su segundo, el general Domingo Moriones, toma contacto en Oroquieta con los carlistas el 4 de mayo, derrotándolos y persiguién-dolos, estando incluso el propio don Carlos y sus ayudantes a punto de ser hechos prisioneros, antes de abandonar España al día siguiente.

La euforia del levantamiento se trasforma en amarga derrota, firmando el 24 de mayo el convenio de Amoribieta con los dirigentes carlistas, ofreciéndose-les el indulto a quien deponga las armas. Sólo habían transcurrido 24 días desde el alzamiento y don Carlos no aceptó el convenio.

V.24.- Don Carlos VII con sus hombres en 1873, recién comenzada la campaña.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

El 11 de febrero de 1873 había di-mitido de su cargo Amadeo, refugián-dose en la embajada italiana. Las cor-tes se reúnen en asamblea nacional, proclamando la primera república e inaugurándose las primeras cortes constituyentes el 1 de junio, lo que da pie al carlismo para volver a desta-car los derechos de su pretendiente don Carlos.

El 17 de febrero entra en España el mariscal de campo carlista don Anto-nio Dorregaray, con el cargo de capi-tán general de las Vascongadas, el cual,

nada mas cruzar la frontera, difunde una proclama a los carlistas que dice “la campaña comienza desde hoy”, y en cierto sentido es así.

Esta tercera guerra carlista, presentará tres escenarios claramente definidos: el primero, en del norte, es el más importante tanto por fuerzas sublevadas como por la entidad de las batallas y acciones que en ella se desarrollaron; Cataluña iba a ser el segundo escenario, en el que se llevó a cabo una guerra de columnas, en la que rara vez se producían enfrentamientos directos, limitándose a acciones de guerrillas, golpes de mano etc..., favorecidos por la propia fisonomía geográ-fica (muy accidentada); y, por último, el centro, que podría definirse aún más de guerrillas, pues se alzaban pequeñas partidas que rápidamente eran persegui-das hasta quedar neutralizadas.

Vistos los escenarios, igualmente realizaremos una división de momentos o fases en la campaña. La primera ya ha sido definida y corresponde con el levan-tamiento inicial carlista y la batalla de Oroquieta, de abril a agosto de 1872.

En la segunda fase, influye la nueva política de la república, la cual fomen-tará el federalismo del estado, trayendo como consecuencia los cantonalismos, y produciéndose una desorganización del estado que fue aprovechada por el carlismo para conseguir sus mayores éxitos, entre los que destacaremos Eraul (mayo 1873), Orista ( Junio 1873), Puente la Reina (julio 1873), Montejurra (noviembre 1873) y cerco de Bilbao (enero 1874).

La tercera, de signo opuesto a la anterior, coincide con la proclamación de Alfonso XII como rey, la reorganización del ejercito liberal y el restablecimiento de la disciplina, que conducirá a la victoria sobre el carlismo.

Enumerados los escenarios y fases de la campaña, continuaremos con la cro-

V.25.- Tras la caída de la república y la proclamación de Alfonso XII como rey de España, se restableció la disciplina, se reorganizó el Ejército y se elevó la moral, consiguiéndose la victoria sobre el carlismo.

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nología política de la situación. El caos producido durante la república se agrava con “los cantonalismos” que surgen en Cartagena y otras ciudades andaluzas, lo que motiva la convocatoria de las cortes republicanas el 2 de enero de 1874, en las que se censura al gobierno presidido por don Emilio Castelar, dando paso en la madrugada del día siguiente a la elección de un nuevo gobierno. Es entonces cuando el capitán general de Madrid don Manuel de Pavía, determina ocupar las cortes para disolverlas, lo que ocurre el día 3. Y tras la reunión forzada y convocada por el capitán general con los políticos más destacados del momento, se nombra al general Serrano como jefe del estado y a Sagasta como presidente de gobierno, decisiones adoptadas en base a la constitución de 1869.

El 12 de enero el general López Domínguez logra sofocar el alzamiento can-tonal de Cartagena, que había absorbido gran cantidad de recursos humanos y materiales. A sus órdenes tenía nada menos que 11.000 hombres y bastante artillería, por lo que, tras la rendición, fue posible reforzar el frente norte con 9.000 hombres.

Durante 1874, los partidarios de Alfonso XII afloran tanto en el aspecto polí-tico, encabezado por Canovas, como en el militar, centrado en la persona del ge-neral Concha. Los primeros apuestan por derribar a Serrano y dar paso a una monarquía constitucional, mientras los militares creían más en un cuartelazo para alzarse con el gobierno y traspasarlo, en nombre de Alfonso XII, a Cánovas o a la Concha.

Pero la muerte del general Concha en el combate de Monte Muro, desbarata

V.26.- Nada más ser proclamado rey, Alfonso XII se desplazará a las Dehesas de Peralta (Navarra) para participar en la parada militar, donde el ejército de operaciones del norte, al mando del general Laserna rinde armas al rey. Forman 58 batallones de Infantería, cinco regimientos de Caballería y 12 baterías de Artillería, sumando 40.000 hombres.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

los planes. Así, el 29 de diciembre de 1874, el general Martínez Campos se su-bleva en Sagunto en favor de Alfonso XII; al día siguiente, el capitán general de Madrid Primo de Rivera se reúne con Sagasta al que le comunica su adhesión a la sublevación, y éste a su vez comunica las noticias al general Serrano que se encontraba en el frente norte, percatándose de que el ejército es favorable a la vuelta del joven monarca.

Sin más dilación, Cánovas forma un ministerio de regencia en nombre de Al-fonso XII, Sagasta comienza el traspaso de poderes y se avisa al nuevo monarca para que entre en España. Este retorno del rey, coincidirá como ya dijimos con el inicio de la tercera fase de la guerra y el final de la misma. Con él la moral del ejército liberal creció, la disciplina floreció y su reorganización lo hizo más ope-rativo y fuerte. Como muestra de apoyo y aliento a su ejército, nada más entrar en el país Alfonso XII se traslada a Navarra para presidir una parada militar en Dehesas de Peralta y, de regreso a la capital, ordena una leva de 40.000 sol-dados para acabar con la guerra.

El general Martínez Campos ahora manda las fuerzas liberales que operan en Cataluña, comunicando al ministro de la guerra, el 16 de noviembre de 1875 la inexistencia de partidas carlistas en Cataluña y centro. Inmediatamente, traslada sus fuerzas al frente norte, con lo que se dio un importante impulso a la campaña, que tiende a su fin al año siguiente. El 28 de febrero las últimas fuer-zas carlistas rinden honores militares a donn Carlos en Burguete, marchando a continuación a Francia.

V.27.- La derrota del carlismo, obliga al exilio en Francia al pretendiente don Carlos. La imagen muestra a las fuerzas carlistas rindiéndole armas, el 28 de febrero de 1876, en Burguete. Sus palabras a sus hombres fueron: “¡Volveré!”... “¡Volveré!”.

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nicialmente, la presencia de Caballería en el frente norte puede ser defi-nida como testimonial, no comenzando a desplazarse al teatro de opera-ciones hasta después de la victoriosa acción de Oroquieta y las posteriores

derrotas de Eraul y Beramendi. El cuartel general del ejército del norte cuenta con 74 cazadores de Talavera y 48 Húsares de Pavía; y en la tres divisiones que componen su ejército, únicamente en la del mariscal de campo don José Santa Pau había una brigada de Caballería, compuesta por 269 Lanceros del regi-miento de Sesma, 237 del regimiento de Arlaban, 20 de Numancia y 176 Húsa-res de Pavía; mientras, la división del general Catalán no dispone de jinetes, y la división del general Portillo sólo cuenta con 85 Cazadores de Talavera.

A mediados de 1874, con la llegada de nuevos refuerzos, el ejercito del norte adopta una nueva organización: La división de Catalán contará con un escua-drón de 84 jinetes y la de Santa Pau será reforzada con dos escuadrones de Lan-ceros de Lusitania.

Al finalizar el año, ya cuenta con ocho regimientos del Arma distribuidos de la siguiente manera:

• En el primer cuerpo de ejército, del general Moriones: Sesma 1º de Lan-ceros, Arlaban 2º de Lanceros y Lusitania 12º de Lanceros, integrados todos ellos en la brigada de José Jaquelot.

• En el segundo cuerpo de ejército, del general Pieltain: Farnesio 5º de Lanceros, Numancia 11º de Lanceros y el de Húsares de Pavía Nº 20, integra-dos todos ellos en la brigada del brigadier Serrano.

• En el tercer cuerpo de ejército, al mando del general de La Loma: Caza-dores de Albuera nº 16.

• De forma independiente, mantiene desplegado el regimiento de Caza-dores de Talavera nº 15 en misiones de seguridad, entre Vitoria y el río Ebro. Y aún verá aumentada su fuerza con el regimiento de Húsares de Villarrobledo nº 19, a primeros de 1875.

Ya en septiembre de 1875, una segunda reorganización afectará al ejército del norte, de forma que permanecerán los tres cuerpos de ejército pero se crearán tres nuevas divisiones independientes, la de la Ribera, la de Vizcaya y la de Guipúzcoa, con los siguientes cuerpos: primer cuerpo de ejército, al mando del teniente general don José de Reyna, con el regimiento de Lanceros de Lusitania y tres escuadrones de Lanceros del regimiento España; segundo cuerpo de ejér-cito, al mando del teniente general don José Ignacio Echevarría, que integra el regimiento de Lanceros del Rey; tercer cuerpo de ejército, que cuenta con una división de reserva, al mando del brigadier de Caballería don Juan Contreras,

La Caballería en la campaña

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

constituida por los regimiento de Cazadores Albuera y Talavera, y el regimien-to de Húsares de Pavía.

La división de la Ribera integraba una brigada de Caballería formada por tres regimientos de Lanceros, el de la Reina, Farnesio y Numancia, al mando de José Jaquelot, mientras que las otras dos divisiones, de Vizcaya y Guipúzcoa, no tienen cuerpos de Caballería.

La última reorganización se produce en diciembre de 1875, disolviéndose el ejercito del norte para crearse el ejército de la izquierda, ya que operará en Vas-congadas y Burgos. Al mismo tiempo, con las fuerzas de los disueltos ejércitos de Cataluña y del centro, se constituye el ejército de la derecha, que operará en Navarra.

Estos dos nuevos ejércitos, de la izquierda y de la derecha, estarán mandados por los tenientes generales don Genaro Quesada y don Arsenio Martínez Cam-pos, respectivamente. Alinean en sus filas los siguientes cuerpos de Caballería:

• Ejercito de la derecha: 130 jinetes de Alcántara, 130 de Tetuán, un escua-drón del regimiento Borbón y otro del Andalucía.

• Ejército de la izquierda: regimientos de Lanceros del Rey y Farnesio, regimiento de Cazadores de Albuera y un escuadrón de Cazadores de Burgos, Húsares de Pavía y un tercero de Cazadores de Aragón.

Además, la brigada de laRibera, dispone de los regimiento de Lanceros Far-nesio y España.

omienza la campaña en su cantón de Logroño, con una fuerza de 414 hombres y 300 caballos. Por orden de 23 de abril de 1872, del comandante general de Pamplona, el coronel don Gregorio Martín

López sale de Logroño con 123 hombres de tropa y los oficiales correspondientes para operar en la provincia Navarra.

No tardando mucho, el 7 de mayo cuando se encontraba operando el regi-miento desde Huarte a Estella, en vanguardia de la 1ª división del ejército del norte, distante del grueso dos leguas, localiza en Harruza una fuerza enemiga constituida por 400 hombres mandados por el cabecilla Carasa, los cuales aban-donan la población ante la presencia de la vanguardia, internándose en el mon-te. Numancia prosigue, alcanzando Estella donde descansará al día siguiente.

El 8 de julio recibe la orden de regresar a Logroño, y el 21 del mismo mes se disuelve el ejército del norte, tras la derrota de los carlistas en Oroquieta, siendo destinado el regimiento a Vitoria el 24 de agosto.

La campaña del Numancia contra el carlismo

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Comienza 1873 desplegado en Vitoria y con destacamentos en Bil-bao y San Sebastián. Su fuerza (514 hombres y 300 caballos) había aumentado en 100 plazas por orden de 6 de junio del año anterior, co-menzando en esta situación la segunda fase de la 3ª guerra carlista.

El día 9 de enero de 1873, treinta jinetes con el teniente don Ramón Rodríguez y Rodríguez, parten con la misión de perseguir partidas carlistas en el distrito. En Marquina se encuentran el 14 de febrero con fuerzas del regimiento de Infantería del Rey, integrándose tres días después en la columna del brigadier Ansuqueta, formada por 600 hombres de Carabineros, Guardia Foral y Guardia Civil, marchando por el valle de Villamatías y Arteaga. Alcanzaron a las partidas de carlistas Navarros y Vizcaínos al mando del cabecilla Allo, logrando ponerlas en fuga y perseguirlas. Continuarán en operaciones hasta el 7 de abril que retornan al regimiento, no sin antes hacer prisioneros a tres carlistas armados y un sargento, en las inmediaciones de Villaroz, el 27 de marzo.

El 10 de enero, una segunda sección al mando del teniente don Isi-dro Moguera y Pando, junto al alférez don Manuel Zapides y Gar-cía, se integra desde un primer momento en la columna que forma el regimiento de Infantería del Príncipe bajo el mando de su coronel

V.28, V.29, V.30 y V.31.- Sus armas en 1872:Tercerola, Mod. 1871. Arma con sistema Remington, cañón un tercio

más corto que el fusil, con guardamano hasta la mitad. Datos técnicos: calibre 11 mm; longitud 0,96 m; peso 3,28 kg.

Espada, Mod. 1832. (para Tropa de Caballería de Línea). Datos técnicos: longitud de hoja 0,94 m; longitud del Arma 1,10 m.

Lanza, Mod. 1861. La hoja de la moharra es de dos filos, unida al asta por medio de un cubo troncocónico con la cabeza redondeada y con dos aletas desiguales. Asta de madera. Regatón de forma cilíndrica en su base. Datos técnicos: longitud 2,5 m; peso 1,8 kg.

Pistola-revolver Lefaucheux, Mod. 1863. Arma de simple acción, cañón de ánima rayada (4 estrías) y cilíndrico. El tambor es de seis recamaras de 11,6 mm, similar al modelo de 1815. Datos técnicos: calibre 11 mm; longitud 0,28 m; peso 0,75 kg.

Datos extraídos de “Armamento portátil español, 1764-1939”, de Barceló Rubí.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

don José de Lomas. El día 5 de marzo establecen contacto en Guernica con las partidas carlistas de Iturbe, cargando la sección por una de las calles de la pobla-ción, y obligando al enemigo a entrar en posición entre las casas; pero al ver el avance del resto de la columna, abandonaron cualquier intento de lucha. Al día siguiente, alcanzan la población de Morga, sucediendo lo mismo. Continuó en operaciones hasta el 3 de abril, cuando entrega la fuerza en Vitoria.

El día 11 de enero nuevamente una sección de 22 jinetes del regimiento al mando del alférez don Juan Brumen, sale de Vitoria, con objeto de operar con-tra los carlistas, contactando con ellos el 7 de marzo en Peña de Aya. La fuerza estaba constituida por 500 hombres que desalojaron al enemigo, causándoles cuatro muertos y varios heridos, capturando además nueve armas, municiones y otros efectos de guerra. El 21 de agosto la sección se encuentra encuadrada en la columna de la Rivera del Ebro, brigada al mando del general Santa Pau, que observan la presencia de 2.000 carlistas, repartidos entre 1.500 infantes, caballería y artillería, ocupando las poblaciones de Allo, Arellano y Discantillo, de donde los hacen huir en valiente y dura acción el mismo día. Continuó en operaciones hasta su retorno al regimiento en Vitoria, el 11 de septiembre.

El 20 de febrero de 1873, una fuerza mayor sale de Vitoria, al mando del te-niente coronel del cuerpo don Ramón González Durana, junto a un capitán, tres tenientes, un alférez (2º profesor de veterinaria) y 28 jinetes montados. El día 9 de marzo, en el pueblo de Monreal de Navarra, cargan los jinetes de Numancia sobre un grupo de carlistas parapetados a las afueras al mando del cabecilla Bo-rreguray, poniéndolos en huida. En dicha acción murió un jinete y un caballo, resultando heridos el capitán don Francisco Argueta Aranda y cuatro soldados, además de perder dos caballos. El capitán herido falleció seis días después.

El 6 de julio una nueva fuerza, comandada por el teniente don Agustín Bece-rra y 20 jinetes, se incorpora a la columna del brigadier don José de Lomas, par-ticipando en notables acciones de armas con la misma, destacando entre todas la ocurrida en los montes de Velabieta, del 9 al 11 de noviembre, donde logran desalojar al enemigo con brillantez.

Destacará la actuación de cinco lanceros de Numancia que, estando agregados al regimiento de Lanceros de Lusitania, participaron en una valiente acción el 24 de diciembre de 1873 en las cercanías de Ariñez (Alava), resaltada por el pro-pio coronel jefe del regimiento don Gabriel Enrile y Ezpeleta, que solicita sean recompensados por los hechos que se relata en comunicacion de 27 de diciembre5: “En la marcha del convoy que, por disposición de VS, conduje ayer a la Puebla de Arganzón hicieron fuego a la columna unos 20 ó 30 carlistas situados en la orilla derecha del Zadorra e inmediaciones del pueblo de Pubijano, a la ida y al regreso, sin que tuviera que contestársele para la seguridad y buena marcha del convoy. En el cerro inmediato al pueblo de Ariñez coloqué de exploradores, un

5 Titulo: “Concesion de recompensas a miembros del Regimiento de Caballería de Lanceros de Numancai nº 7 por la acción de Ariñez”. Documentación de la Capitanía General de Vascongadas, Cod. de Ref. 6045.14.

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cabo y cuatro soldados del regimiento de Numancia, 7º de Lanceros y estando ya a distancia de convoy observaron que 16 a 18 aduaneros carlistas hacían salir de la carretera tres carros que después resultaron cargados de vino. Para evitar-lo dispuso el cabo que dos soldados permanecieran en la exploración y otros dos le siguieran para rescatar los carros, lo que efectuaron haciendo frente al fuego de los 16 ó 18 aduaneros que se retiraron cual desagrado”. De esta forma, con fecha de 13 de abril de 1874, se les conceden las siguientes recompensas: al cabo segundo Angel Alvarez Sánchez el ascenso a cabo primero, a los soldados Juan Martínez Garcia y Juan Almeida Sánchez la Cruz Roja del Mérito Militar pensionada con 2,50 pesetas mensuales, y a los soldados Dámaso Ortega Ortega y Agustinos Gómez Cordero la Cruz Roja sencilla.

Durante 1874 continuará con guarnición en Vitoria, hasta el 13 de octubre que es destinado a Burgos. Durante todo el año desplegó un destacamento en Bilbao con una fuerza de 34 jinetes de enero a junio y de 16 jinetes el resto del año, y otro en San Sebastián, compuesto por cinco jinetes para dar escolta al go-bernador militar. Manteniendo una fuerza de 550 hombres y 460 caballos.

El 24 de mayo, el regimien-to con su coronel don Rafael Noguera Rodríguez, 18 jefes y oficiales y 128 de tropa, se in-tegra en la columna del ejército del norte, al mando del general Manuel Gutiérrez de la Con-cha, marqués del Duero. Cons-tituye la vanguardia de la misma, y una sección de Tiradores al mando del teniente don Manuel Tapides,

Por orden nº 13 de 29 de enero de 1874, se reorganiza la Caballería, el cuerpo pasará a denominarse Regimiento de Lanceros “Numancia”, 11º de Caballería.

V.43.- Regimiento de Lanceros de Numancia, 11º de Caballería, 1875-1880. Capitán de paseo para diario y cabo de gala. Un nuevo reglamento de uniformidad para los cuerpos del Arma de Caballería es aprobado por real orden de 11 de marzo de 1875. Por el mismo, Numancia adoptará el vestuario que se describe (para el personal de tropa), y compuesto por: casco de hierro de hechura a la romana, carrillera de cadenilla, escudo y portallorón de metal amarillo, llevando en el centro del escudo el numeral de cuerpo y timbrado de corona real, su llorón será de cerda blanca; la levita, de paño azul turquí con faldones largos y con bolsillos, cuello sesgado carmesí, con las vueltas de las mangas del mismo paño, el numeral del cuerpo es portado a derecha e izquierda del cuello, abrochándose por el centro con una única hilera de botones de metal blanco, y en relieve dos lanzas y dos sables cruzados; su pantalón es de paño grancé con bolsillos y tira de paño de color azul turquí, entrepiernas y medias botas de piel negra sobrecosidas; zapatos altos y abotinados.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

es la descubierta de ésta. En los montes que dominan la población de Villa-real de Alava fue localizada una fuerza de caballería carlista, que constituía los primeros elementos avanzados del despliegue enemigo, y que abrió fuego de inmediato. El avance de la columna continuó, permitiendo el despliegue de los batallones de Cazadores que se extiendieron en guerrilla, recibiendo la orden de ataque por la derecha del frente y con la protección de varias cargas de la caba-llería, logran desalojarlos de sus trincheras.

Ya el día 1 de junio, encuadrado el regimiento en la 2º brigada del general don Manuel Catalán, de la 2ª división, se encamina en misión de reconocimien-to de las poblaciones de Santander, Tovera, Berganza, Santa Cruz del Bierzo y Arminon. El día 3 alcanza Haro y el 7 llega a Logroño, volviendo el día 27 a Montalbán.

Como en esta última población no podía sostener a la fuerza de caballería, el mismo día por la tarde marcha en dirección a Abarrua, junto a un batallón de Infantería, al cual presta seguridad, y ocupa las trincheras de Monte-Muro. Una vez en posición, el regimiento se articula en dos escuadrones para cargar sobre los faldones del monte y desarticular los ataques carlistas sobre la fuerzas de infantería propias. Finalizó su jornada con nuevas cargas para proteger el repliegue ordenado por el general y, en la siguiente jornada, la del 28, continua-rá dando seguridad al repliegue ordenado, alcanzado Oteiza. En estos dos días de acciones sufrió la bajas de un capitán por heridas, un cabo muerto, 2 soldados heridos, un caballo muerto y 6 heridos.

El 28 de agosto, encontrándose el regimiento en la Puebla de Arlazón mante-niendo fuego intenso con las fuerzas carlistas que se encontraban en las alturas inmediatas a la población, tuvo que salir para apoyar el repliegue de su columna hacia Miranda.

Ya en 1875, la plana mayor del regimiento se encuentra en Burgos, man-teniendo dos destacamentos, en Bilbao y San Sebastián, el primero de entidad sección y el segundo compuesto por cinco jinetes. A lo largo del año mantendrá una fuerza de 640 hombres y 520 caballos. Una de las misiones más destacadas durante el año, es la de dar escolta a S.M. el rey Alfonso XII, del 2 al 9 de fe-brero. Comenzó la misma con la salida del regimiento desde Miranda de Arga en dirección a Oteiza, pero antes ocuparan el Monte de Esquinza, pernoctando aquella noche en las inmediaciones de la Ermita de San Cristóbal, donde per-noctó S.M. el rey. Progresó dando escolta a S.M. hasta la población de Tafalla, que alcanza el día 9 de febrero. Como este día S.M. toma dirección a Madrid, el regimiento deja de prestar el servicio de escolta, incorporándose a la población de Oteiza.

A primeros de abril, el regimiento es destinado a misiones de parque móvil del cuartel general, instalándose en Larraga, prestando servicios de protección de convoyes, que se dirigen a Tafalla. En los siguientes días, en cooperación con batallones del regimiento de Infantería de León y Artillería, realizará recono-

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cimientos en los caminos de Oteiza y Larraga. Y el día 20 del mismo mes, en una nueva descubierta sobre las faldas del Monte-Jurra, se despojó al enemigo de un rebaño de carneros, regresando con él a Larraga.

A primeros de 1874 tendrá lugar una reorganización en la que, además del numeral del instituto de Lanceros (pasará del nº 7 al nº 11), cambiará su orga-nización. Así, estará dotado como armamento de lanza y sable, dispondrá de un escuadrón de Cazadores que empleará a su vez sable y carabina, y tendrá una

V.32.- Croquis de la Acción de Viana: La mañana del 31, el brigadier Córdova ordena el avance hacia Viana. Su vanguardia toma un primer contacto al ser tiroteada por un escuadrón carlista, que volverá inmediatamente tras los muros defensivos de la población. Reconocida ésta6 “se observó una triple línea de trincheras en todo su frente y ocupadas todas las posiciones de su flanco izquierdo por tres batallones enemigos”. Ante la imposibilidad de realizar un ataque frontal, si no es con un gran número de pérdidas propias, el general de la división ordena que el II batallón despliegue en guerrilla y tome las posiciones dominantes al este de Viana, a la vez que destaca un escuadrón por la derecha de forma que cayera sobre cualquier fuerza que saliera de la villa. El terreno llano

permitía tal acción, siendo su misión mantener a distancia el flanco derecho (acción «1» del croquis).La progresión del resto de fuerzas continúa hasta que son detenidas por el intenso fuego carlista a, escasamente, un centenar de metros. En ese momento se ordena al I batallón, un escuadrón y la artillería del capitán Michel, progresar por la izquierda para reforzar al II batallón. Con esta maniobra pretendía liberar al II Batallón de la acción sobre Viana y destinarlo a contener los refuerzos carlistas que por el camino de Moreda de Alava progresaban en dirección a Viana (acción «2» del croquis). Para reforzar al referido batallón, se destacó al I batallón del 3º regimiento de Infantería de Marina y dos escuadrones más (acción «3» del croquis).Visto todo el esfuerzo en la izquierda: el I batallón de Gerona mantiene el ataque a Viana, el II batallón sostiene a las fuerzas carlistas que proceden de Moreda, reforzadas con el I batallón de Infantería de Marina y dos escuadrones, y el lado derecho, más despejado, con un escuadrón de Caballería. Córdova ordena el ataque por el centro, encomendado al comandante Lamas que tras dejar oculto de vistas en el ascenso a un escuadrón del Numancia en su avance, logra hacer retroceder a las fuerzas carlistas del V batallón de Navarra. En su repliegue esta fuerza es reorganizada, contraatacando a la bayoneta en la misma dirección, momento en que el escuadrón oculto carga contra él, provocando su huida desordenada. En total, le causa 32 bajas entre heridos y muertos (3 oficiales y 29 soldados), y captura 6 oficiales, 1 cadete y 68 de tropa. Paralelamente a esta última acción, el escuadrón destacado a la derecha del despliegue progresará hacia Viana, entrando a galope en la población (acción «4» del croquis).A continuación, la reserva, constituida por un batallón de la Reina y un escuadrón de Farnesio, al mando del brigadier Córdova, entraran en la villa recién ocupada por los jinetes de Numancia.

6 Historial Manuscrito del Cuerpo, 1841-1931. Pag. 70

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fuerza de 640 hombres y 500 caba-llos de tropa.

En el verano de 1875, se produ-cirá la acción de armas más desta-cada donde participó el Numancia, la toma de Viana, el 31 de julio. In-tegrado el regimiento en la división de la Ribera, al mando del brigadier Córdova, el 30 se encuentra en Lo-groño, y desde esta última población ordena la realización de reconoci-mientos a Oyón y Viana, regresan-do al anochecer a la capital riojana.

Durante la noche, partidas car-listas ocupan Viana, decidiendo el mando atacarlos al día siguiente para desalojarlos. Con tal fin se ar-ticuló la división en dos medias brigadas: la primera constituida por el I bata-llón del 3º regimiento de Infantería de Marina y el I batallón del regimiento de Infantería de la Reina; y la segunda, por dos batallones del regimiento de Gero-na. Ambas al mando de los coroneles don José Santelices (jefe del regimiento de la reina) y don José Alberni (jefe del regimiento de Gerona), respectivamente. La Caballería de la división, constituía una ultima brigada, formada por cinco escuadrones del regimiento Farnesio y otros tantos del regimiento Numancia, todos al mando del coronel don Rafael Nogueras, jefe de éste último cuerpo. El resto de fuerzas se reducía a una batería a caballo bajo el mando del capitán Michel.

Toda la Caballería de Numancia participó en la ocupación de Viana, hacién-dolo de forma destacada en los momentos más críticos de la toma de la villa, como así lo detalla el historial manuscrito del cuerpo. En la sucesión cronológica de los sucesos narrados se describe el papel del escuadrón que el brigadier Córdova des-tacó al flanco derecho, el más llano y apto para la caballería, con misión de neu-tralizar a las partidas carlistas que salieran de la villa, y que finalmente fueron en el momento final de la toma, los que entraron a galope en Viana: “Un escua-drón maniobrero compuesto del 1º y 3º escuadrones a las órdenes del teniente co-ronel don Enrique Franch cuyas intenciones para obrar fueron recibidas por él mismo, del coronel del regimiento don Rafael Noguera, que este ordenó marchar a cubierto de los fuegos y envolviendo las posiciones hasta rebasarlas y esperar

V.33.- Retrato del teniente coronel don Enrique Franch Trassera, realizado tras la acción de Viana, que, al mando de un escuadrón de Numancia será el primero en entrar y ocupar la población.

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para atacar a que se iniciase el movimiento por el frente y flanco izquierdo. Este jefe después de vencer infinitos obstáculos por las grandes zanjas que había que salvar, se colocó en punto conveniente a la hora y media de su salida, y en donde no podría ser visto por el enemigo su situación; por efecto de una guerrilla que destacaron los carlistas, se apercibieron de su aptitud, y empezaron a abando-nar las posiciones del flanco derecho”.

Mientras, el ataque frontal para ocupar la villa, llevado a cabo por el co-mandante Lamas, el cual inicialmente ocultó a su escuadrón, que en el momento final cargó sobre el 5º batallón de Navarra que contraatacaba, lo constituía el 4º escuadrón de Numancia: “El otro escuadrón mandado por el comandante Sotero Martínez, compuesto de la fuerza del 4º escuadrón y algunos individuos del 3º, salió por el flanco izquierdo, y apoyando a un batallón del regimiento de Gero-na, que sucesivamente iba a apoderarse de posiciones carlistas; pero un supremo esfuerzo de estas lanzas, gran número de lucha a la bayoneta, sobre el referido batallón con objeto de reconquistar las posiciones perdidas; ese fue el momen-to supremo y el coronar la gloria del regimiento en estas jornadas; el referido escuadrón dando más brillante carga, penetró en el corazón de dos batallones carlistas, los derrotó completamente, llenando el campo de cadáveres y haciendo 30 heridos, entre ellos 4 oficiales, y 71 prisioneros ilesos” .

El último párrafo de la jornada lo dedica a la exposición de las bajas habidas en el cuerpo: “Las bajas del regimiento consistieron en tres muertos, soldados Mateos de Juana, Tomás Rozas Gutiérrez y Francisco Pruelo; herido mortal José Salas que falleció el día 22 de agosto; contuso un ayudante y heridos leves 12 individuos de tropa, muertos 2 caballos y heridos 32”.

V.34.- “El último amigo”. Dibujado por Isidro Gil, representa la simbiosis de jinete y caballo llevada al último extremo. (La Ilustración Militar 1883-84).

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Siendo reconocido tal hecho de armas por el rey Alfonso XII7 : “S.M. me en-carga de VE las gracias en su real nombre a todos los que tomaron parte en la acción expresada y que han contribuido a aumentar con un nuevo hecho de ar-mas los muy distinguidos que se registran en la historia de nuestra caballería. Debiendo manifestar a VE se ha prevenido al general en jefe del ejercito del norte formule la correspondiente propuesta de gracias de los que se hubieran distinguido”.

Por ascenso a brigadier del coronel don Rafael Nogueras Rodríguez, en Agos-to de 1875, se hace cargo del regimiento el coronel don Luis Salbado Santos, el cual se incorpora desde su situación de reemplazo.

El 6 de octubre de 1875, a las siete de la mañana parte el primer escuadrón para Artajona, enviando una sección al mando del alférez Caamaño a Puente la Reina. Por la tarde, la plana mayor se sitúa en Tafalla, quedando el resto de escuadrones distribuidos así: el primer escuadrón destacado en Artajona, con dos secciones al mando del capitán don Joaquín Herreros y alférez don Juan de Pascual en Puente la Reina; el segundo escuadrón en Calahorra; el tercer escuadrón, con la sección del teniente Ortega en Lerín, otra con el teniente don Tomás Felipe en Oteiza y la ultima en Tudela, al mando del alférez don Ramón Pagola; el cuarto escuadrón se queda junto a la plana mayor del regimiento en Tafalla, asegurando el servicio de custodia del correo diario de Pamplona.

V.35.- “Una descubierta de Caballería.- Unos cuantos jinetes desviados de los caminos vecinales, llegan a un caserío para adquirir noticias de las fuerzas contrarias; destruir algún almacén o deposito; perturbar las comunicaciones enemigas, a la par que facilitan el paso a los correos del Ejército de quien dependen; acosar con tenacidad los flancos y retaguardia del enemigo; serpentear por entre sus líneas para dar pronto aviso de sus movimientos; coger prisioneros, valiéndose de una emboscada o sorpresa; y ejercer una vigilancia continua sobre todo el campo de operaciones”. (La Ilustración Militar 1883-84).

7 Real orden de 15 de agosto de 1875, (C.L. Núm. 139).

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El 22 del mismo mes, una fuerza al mando del comandante don Benito Heres, compuesta por un escuadrón del regimiento de la Reina y el cuarto es-cuadrón del regimiento, parte a escol-tar un convoy de 160 carros a Oteiza y Larraga, volviendo a final del mes a Tafalla.

El último año de la guerra, 1876, Numancia se encuentra de guarnición en Burgos hasta el 25 de marzo que, por orden del general en jefe del ejér-cito del norte, es destinado a Logroño, donde permanece hasta el 23 de junio que es enviado a Santo Domingo de la Calzada, manteniendo una fuerza media de revista a lo largo del año de 520 hombres y 418 caballos. Asimis-mo, mantuvo dos destacamentos, uno en Bilbao de entidad sección, desde primeros de junio hasta fin de año, y otro en Granada con 70 hombres y 60 caballos, dedicados a labores de re-monta. Es de destacar la labor de este destacamento de remonta, que durante el año suministró 59 caballos al cuer-po, 29 procedentes de Granada, 20 de Córdoba y 10 de Extremadura.

Es necesario resaltar el aumento de la dotación de tercerolas de los re-gimientos de Lanceros, que pasan de ciento treinta a doscientas durante la campaña, gracias al Numancia8 que informó sobre la conveniencia de tal aumento para el adecuado desarrollo de las operaciones.

Del 5 al 25 de enero el regimiento se dirige a Vitoria y Miranda de Ebro, destacando tres escuadrones a Zam-brana y uno a Patila, mientras que una sección al mando del teniente don

V.36.- Coronel don José Ortiz Borrás. Mandó el regimiento Numancia desde 1879 a 1880.

V.37.- Coronel don Ramón Rubalcaba y Suárez de Negro. Fue uno de los pocos jefes del cuerpo que mantuvieron el mando durante más de diez años y protagonista de la recuperación del regimiento tras su sublevación en 1883.

8 Real orden circular de 28 de enero de 1876, (C.L. Núm. 63).

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Ildefonso Cruz dio escolta al general en jefe del ejército del norte.A finales de mes, forma parte de la brigada de Caballería del brigadier don

Juan Contreras, integrada en el ejército de la izquierda del general Maldona-do, acompañando al primero desde la llegada del regimiento a Alava hasta su traslado a Mendivil y Arroyave. Desde estas últimas poblaciones se traslada a Elorriaga, formando parte de la brigada de Caballería, con la misión de obser-var los movimientos del enemigo que era atacado por el ejército, y en estas tareas permaneció hasta la retirada del pretendiente don Carlos el 28 de febrero, en Burguete.

Finaliza la tercera guerra carlista, aún se mantendrá en operaciones for-mando destacamentos y frecuentes cambios de guarnición. De esta forma, el 25 de marzo de 1876 es destinado a Logroño, el 23 de junio se traslada a Santo Do-mingo de la Calzada y mantiene dos destacamentos (Bilbao y Granada). Al año siguiente, es enviado a Vitoria donde llega el 4 de mayo, permaneciendo en dicha localidad hasta el 26 de octubre que pasa nuevamente a Santo Domingo de la Calzada, manteniendo a su vez destacamentos en San Sebastián y Durango. El 26 de enero de 1880 parte a Vitoria permaneciendo allí hasta que en septiembre vuelve a la localidad riojana de Santo Domingo de la Calzada.

Y será en esta última localidad, ocupando el Cuartel de San Fernando, cuan-do en 1883 sucederá otro de los capítulos en los que el regimiento es protagonista. La izquierda republicana, dirigida por Ruiz Zorrilla, continuaba conspirando contra la monarquía, empleando como instrumento a la “Asociación Republica-

V.38.- Imagen de la sublevación del regimiento Numancia en 1883. Momento que ilustra las palabras del coronel Rubalcaba con la enseña en alto: “ALTO NUMANCIA, QUE OS LLEVAN ENGAÑADOS”. Suplemento al número IX, La Ilustración Militar, septiembre de 1883.

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LA SUBLEVACION DE 1883

“El día 8 y a consecuencia de la sublevación estallada en este punto a las doce y media de la mañana, en la que tomaron parte el Maestro de Trompetas, tres Sargentos Primeros y nueve ídem Segundos, los cuales sobornaron a doscientos veinte y cuatro cabos y soldados y toda esta fuerza al mando de un Teniente del Regimiento de Caballería de Reserva nº 24, se personó en el Cuartel el Señor Coronel del expresado inmediatamente que tuvo noticia de tan desagradable suceso, el que acompañado desde el primer momento del Comandante Don Fernando O´Mubyan y Duro, Capitán Don José Sánchez Nieto, Cabo 2º Ricardo Carrillo y Soldado de Segunda Gabriel Palacios, Faustino de Jorge y Antonio Bermúdez, salió de este Cuartel a las tres y media de la misma en persecución de los rebeldes, tomando la carretera que conduce desde esta ciudad a Nájera por la que los insurrectos habían marchado, e incorporándose al breve rato los Capitanes Don Braulio Verdes, Don Guillermo Vázquez, los Tenientes Don Martín Blázquez, Don Santos Gil, Don Julián Herranz, Don Marcos Villar, Don Ramón Alonso, Don Miguel Robles y los Alféreces Portas, Don Pedro Martínez, Don Manuel Fernández, Don Manuel Quiroga, y Don Amalio Reguero, como así mismo los Capitanes Don Tomas Felipe y Don Hipólito García, recibiendo estos dos últimos orden del Señor Coronel para regresar a Santo Domingo por ser el uno Cajero y el otro Comisionado en el Repuesto y ser necesarios sus servicios en el citado cantón. A la legua y media aproximadamente recorrida y en un recodo que la carretera forma se encontraron (perdida tal vez) a los Sargentos Segundos Ricardo Vega y Agustín Bendito con dos cabos, un trompeta y seis soldados los cuales se incorporaron a la fuerza del Primer Jefe de Cuerpo, dando seguidamente éste orden al Sargento Vega para que acompañado de un soldado llegase a Nájera y enterarse de lo que sucedía en aquel punto y de ser fundado los rumores que se corrían desde el momento de estallar la rebelión en el Regimiento de que el de Infantería de Cuenca acantonado en aquel punto se había también sublevado, volviese a Santo Domingo a dar cuenta de ello al Señor Comandante Mayor para que éste tomara las medidas conducentes a la defensa del Cuartel, el cual después de cumplimentada la orden del Jefe se incorporó en Santo Domingo.

Perdida la pista de los insurrectos en el camino de Nájera por la fuerza en su persecución volvieron atrás hasta que encontrada por el Sargento Agustín Bedito, que se ofreció voluntariamente a prestar este servicio, y ya en el buen camino se dirigieron a Cordobín y desde este punto a Badarrán pasando una tarde por Baños de Río Zobia, Bobadilla y Pedrosa. A la salida de este último pueblo se reunieron un Sargento segundo y veinte individuos que en él habían quedado para herrar sus caballos; siguiendo la marcha a Torrecilla de Cameros alcanzan por el momento a los sublevados a legua y media de Pedroso el Coronel, Comandante Don Fernando O´Mubyan y Alféreces Gamboa y Reguero al grito lanzado por el citado primer jefe de «ALTO NUMANCIA QUE OS LLEVAN ENGAÑADOS», detuvieron e incorporaron a las fuerzas recogidas sesenta individuos sin disparar por parte de los perseguidores un solo tiro a pesar de que los sublevados hicieron en este momento varias descargas, obligados tenaz y violentamente por algunos Sargentos sin producir afortunadamente bajas en la fuerza leal, gracias a lo incierto de la puntería y seguramente también a que la tropa hacia fuego de manera completamente forzada, debiendo tener presentes en colaboración de este asiento que el sitio en el que el suceso tuvo lugar era el estrechísimo desfiladero llamado «Las Revueltas del Serradero», que, obligando a las fuerzas del Señor Coronel a marchar de a uno hacía extremadamente fácil su defensa por una pequeña fuerza; al llegar a este punto en que el caballo que montaba el referido primer jefe del Regimiento no podía seguir más adelante por el agotamiento completo de sus fuerzas en tan precipitada y larguísima carrera el Comandante O´Mubyan, Alféreces Reguero y Gamboa que le acompañaban y los Capitanes Verde, Sánchez y demás oficiales que, marchando algo retrasados se incorporaron enseguida, procedieron con distancia continuar en persecución de los sublevados, lo cual no realizaron por negarse a ello el Jefe, volviendo con tal motivo a Pedroso con objeto de dar pienso, agua y herrar los caballos que llevaban, lo cual se efectuó en tres horas aproximadamente.

Durante la instancia en dicho último pueblo envió el Señor Coronel a Torrecilla de Cameros un propio con la misión de reconocer el pueblo, enterarse de las intenciones, medios de defensa de la

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na Militar”, la cual intentará sublevar a 32 regimientos del ejército en capitales como Barcelona, Valencia, Burgos y Badajoz. La sublevación de la primera era de suma importancia, pues con ella se pretendía obtener los recursos necesarios para financiar y trasladar la revolución al resto de España. La fecha inicial de la sublevación se marcó para el 4 de agosto, y los alcistas ya tenían comprometi-dos en el levantamiento a 22 guarniciones, de las que seis eran capitales. En el último momento se demoró el alzamiento al 9 de agosto, no siendo comunicado a Badajoz, donde en la madrugada del 5, su guarnición, compuesta por el regi-miento de Infantería Covadonga nº 41, el regimiento de Caballería Santiago nº 9, una compañía de Artillería del 3º regimiento a pie, los cuadros de mando

fuerza y salir sin llamar la atención a su encuentro, lo cual verificó manifestando que la única puerta de la población y las cuatro torres que ésta tiene se hallaban ocupadas, haciendo imposible su entrada en ella.

Desde Pedrosa ordenó el primer Jefe al Comandante O´Mubyan que con el Teniente Blázquez, habilitado que debía marchar a Burgos, Ayudante Homo necesario para el servicio de su clase en el cantón e instruir las primeras diligencias en averiguaciones del hecho, Alférez Martínez encargado del cuidado de los potros y dieciséis individuos y dieciséis caballos y un mulo, cuyo cansancio no les permitía continuar la marcha, regresaran a Santo Domingo a dar cuenta por telégrafo a las autoridades del curso de las operaciones emprendidas y encargarse de la Comandancia Militar, a cuyo punto llegó a las once de la noche del mismo día.

Inmediatamente y después de variar de caballo el Señor Coronel emprendió la marcha con la fuerza a sus órdenes en dirección a Torrecilla de Cameros, donde llegaron a las seis y media de la tarde encontrándose a los insurrectos que al divisar la fuerza en su persecución salían precipitadamente por la carretera que dirige a Soria en número de sesenta individuos tan solo, entregándose otros tantos a la fuerza leal: al llegar esta a la entrada del pueblo y sin perder un momento se organizaron por orden del Señor Coronel dos Escuadrones uno de Tiradores al mando del Capitán Verde y otro de Lanceros al mando del de igual clase Don Guillermo Vázquez y vitoreando el Jefe al Rey, al Gobierno y al Ejército Leal y contestando con grande entusiasmo por toda la fuerza, la que del mismo modo lo hizo por su Coronel y oficiales continuaron la marcha en persecución del resto de los sublevados, al llegar a la Venta del Hambre se incorporó un grupo de doce individuos y en el pueblo de Pradillas lo verificó otro de ocho, siguiendo la marcha a Villanueva de Cameros donde llegaron a las diez y media de la noche en cuyo punto se presentó el resto de los sublevados, exceptuando trece de éstos que se dispersaron en distintas direcciones con objeto de presentarse también; verificándolo una tarde diez en Logroño y tres en Anguiano.

A la legua de Villanueva en dirección a Villalada y en sitio denominado “Punta de los Ríos”, fue muerto por el soldado del Tercer Escuadrón Pedro Ramírez Lázaro, el Teniente que mandaba la fuerza sublevada Don Juan Cebrián Piqueras.

En el momento de saber tal noticia dispuso el primer Jefe que los Alféreces Reguero y Gamboa acompañados de treinta tiradores marchasen al sitio del suceso a recoger el estandarte y cadáver, regresando dicha fuerza a las doce y media, donde pernoctó con toda la demás hasta el siguiente día que a las ocho de la mañana se emprendió la marcha para Pedroso pasando por Torrecilla de Cameros en cuyo punto se recogieron los desmontados y caballos que habían quedado el día anterior, siguiendo la marcha a Pedroso donde pernoctó y salió al día siguiente a las siete de la mañana en dirección a Santo Domingo donde llegaron a la una de la tarde”.

Relato de los hechos acaecidos en agosto de 1883 extraídos del historial manuscrito del cuerpo.

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de los batallones de Depósito y Reserva, y el regimiento de Caballería de Reser-va, se alzaron proclamando la república española y la constitución de 1869.

Inmediatamente, el gobierno presidido por el general Martínez Campos, en-vió fuerzas para sofocar el alzamiento; sin embargo, cuando llegaron, los alza-dos ya habían depuesto su aptitud, internándose en Portugal ante la falta de apoyo. A continuación, en santo Domingo de la Calzada se producía la suble-vación del regimiento de Caballería Numancia, encabezado por el teniente de reemplazo don Juan Cebrián perteneciente al regimiento de Caballería de Re-serva nº 24, pues los oficiales del cuerpo no estaban involucrados. La fuerza del cuerpo, mandada por los sargentos primeros se dirige, vitoreando a la república,

V.39 y V.40.- Arriba a la izquiesda. Anverso y reverso de uno de los primeros telegramas enviados por el comandante militar de Miranda en la estación, al general gobernador militar, en Vitoria,

dando noticia de la sublevación del regimiento Numancia y comunicando la disposición de su fuerza. Se encuentra cifrado dado lo delicado de la situación, pero el operador lo ha puesto en claro: “Es un hecho lo de Caballería en Santo Domingo, aunque nada oficial se sabe. En Orduña quedó la fuerza dispuesta a mandar donde convenga. En esta estación material dispuesto para lo que sea necesario”. Documentación de la capitanía general de Vascongadas, Cod. De Ref. 6011.5.

V.41.- Abajo a la izquiera. Orden general del día 12 de agosto de 1883 en Vitoria, emitida por el Ejército del Norte. Documentación de la capitanía general de Vascongadas, Cod. de Ref. 6011.5.

V.42.- Arriba a la derecha. Orden general del día 16 de agosto de 1883 en Vitoria, cuyo artículo único expresa las palabras del ministro de la guerra, en relación a los hechos sucedidos en Badajoz, Santo Domingo de la Calzada y Seo de Urgel. Documentación de la capitanía general de Vascongadas, Cod. de Ref. 6011.5.

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V.43.- Estandarte del regimiento de Dragones de “Numancia” nº 11 de Caballería, 1885. Realizado en tela de damasco con los colores rojo y gualda, midiendo 0,50 por 0,53 metros de lado. Dispone de anverso y reverso iguales, en su parte central el escudo de armas de España sobre las aspas de la cruz de Borgoña, y circunvalando a éste la leyenda “Regimiento de Dragones Numancia, 11 de Caballería”, bordado en hilo de plata. El remate de los lados es una cenefa y fleco de hilo de oro. Museo del Ejercito (Nº Catalogo 30169).

V.44.- Soldado de cuota Valentín Díez Cabezón, perteneciente al Escuadrón de Tudela (Navarra), 1885.

V.45 y V.46.- Anverso y reverso de paño de clarín de la banda de guerra del cuerpo, época Alfonso XII-XIII, en el que aparecen unas peculiares vistas del blasón del cuerpo y el escudo real. (Colección particular).

V.47.- Imagen del Apóstol Santiago de la Catedral de Santiago de Compostela. El 30 de junio de 1846 a petición del Inspector General del Arma de Caballería, es designado Santiago Apóstol como patrón del Arma de Caballería, por el Vicario General Castrense. Siendo ratificado por la real orden del 20 de julio de 1892, de S.M. la Reina Regente.

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a Torrecilla de Cameros donde se les debía unir el teniente coronel Llorens al mando de su batallón. A continuación, los alzados son perseguidos por su coronel don Ramón Rubal-caba y Suárez, sus oficiales y la tropa que no participó en el alzamiento.

Descubiertas las intenciones del teniente coronel Llorens fue destituido por su superior, el coronel Ollo. Mientras tanto, al no unírseles más fuerzas sublevadas, los soldados del Numancia mataron al teniente Cebrián por la espalda e hicieron prisioneros a los sargentos, que entregaron a los oficiales del cuerpo. Con mayor detalle se traslada al lector al cuadro extraído del historial manuscrito del cuerpo, donde se narran los hechos acaecidos en aquellas jornadas.

Ambas sublevaciones, Badajoz y Santo Domingo de la Calzada, junto a la última producida en Seo de Urgel, fueron disueltas sin violencia. Posteriores consejos de guerra contra los alzados y acciones de tipo político, como la visita de

V.48, V.49 y V.50.- Sus armas en 1892: Tercerola, Mauser Mod. 1895. Arma de repetición de sistema Mauser, con un depósito

para cinco cartuchos. Se encuentra en su totalidad pavonada, salvo cierre y teja elevadora del depósito de cartuchos. La puntería se realiza con alza de chapa vertical y corredera graduada de 400 a 1.400 metros, de cien en cien. Se diferencia del de Infantería, aparte de su longitud, en el cerrojo, por su mango curvo. No dispone de bayoneta ni baqueta. Datos técnicos: calibre 7 mm; longitud 0,94 m; peso 3,2 kg.

Sable, Mod. 1895 (para tropa de institutos montados). De hoja curva, con bigotera y filo en toda su longitud. Empuñadura de acero salvo las cachas que son de madera y de forma ortopédica. Vaina de hierro con abrazadera y anilla. Datos técnicos: longitud de la hoja 0,82 m; longitud del arma 0,97 m. peso 0,835 kg. (sin vaina).

Revólver Smith&Wesson español, Mod. 1880. Arma de doble acción, cañón de ánima rayada (5 estrías) y cilíndrico con solista en generatriz superior. El tambor es de seis recámaras. Datos ténicos: calibre 10,9 mm; longitud 24,2 cm; peso 0,985 kg.

Datos extraídos de Armamento Portátil Español, 1764-1939, de Barceló Rubí.

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S.M. el rey a distintas guarniciones, terminaron con cualquier tipo de aptitud alcista republicana.

En este año de sucesos, 1883, la fuerza reglamentaria del regimiento es de 518 hombres y 354 caballos, manteniendo sobre la misma una media de 726 y 330, respectivamente.

Lo que queda de año permanece el regimiento en Santo Domingo hasta que, en el mes de noviembre, por orden del capitán general, emprende marcha hacia Pamplona, instalándose en el Cuartel de San Nicolás, si bien el primer escua-drón fue destacado a Tudela de Navarra.

Al año siguiente, durante los meses de abril y mayo, son destacadas dos parti-das con objeto de perseguir fuerzas republicanas mandadas por Magado. Una es enviada en dirección a Roncesvalles, al mando del capitán don Braulio Veas, con cinco oficiales y 86 jinetes, mientras la segunda se dirige a Lambiere, al mando del teniente don Anatolio Cuadrado, junto al alférez don Cándido López y 39 jinetes. El 9 de mayo, muerto el cabecilla Magado y disuelta su partida por fuer-zas de carabineros y Guardia Civil, retornaron al regimiento el día siguiente.

El año 1885 comienza con la publicación de una nueva cartilla de uniformi-dad que introducirá algunos cambios por real orden de 27 de junio. Y transcu-rridos escasamente dos meses, se producirá una nueva organización del Arma de Caballería, pasando el Numancia a ser de Dragones, aunque conservando el numeral, y adoptando el nuevo uniforme de su recién estrenado instituto.

Desde 1884 hasta 1885, permanecerá acantonado en Pamplona, mantenien-do un destacamento en Tudela. En esa época, por real orden circular de 18 de

V.51.- Regimiento de Dragones de Numancia, 11º de Caballería, 1892. Capitán de gala y cabo de diario. Sujeto al reglamento de uniformidad, aprobado por la real orden de 11 de junio 1892, lo describe igual en vestuario, montura, equipo y armamento, al empleado por el instituto de Lanceros. La destinada al personal de tropa, está compuesta por: casco de hechura a la romana; guerrera de paño azul celeste con dos hileras de botones, con bocamangas y cuello del mismo paño y galoneada por trencilla de plata; el calzón de paño punto de color grancé, porta bolsillos en los costados y tira de paño partida, del mismo color de la guerrera a ambos lados, presenta entrepiernas y media bota de piel negra cosida; zapatos altos y abotinados, de color negro, con espuelas; guantes de ante blanco. Su guarnicionería está formada por ceñidor por debajo de la guerrera y del cual pende un tirante para el sable y bandolera de cuero color avellana, llevando una chapa ovalada de metal blanco con el numeral del cuerpo.

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V.52.- Coronel don José D´Harcourt Moriones,

mandó el regimiento de 1891 a 1896.V.53.- Coronel don Rafael Pérez Laso de la Vega, que

ostentó el mando del regimiento entre 1897 y 1900.

V.54.- Coronel don Arturo Ruiz y Sanz, jefe

del regimiento de 1900 a 1901.

V.55.- Coronel don José Castaños Guzmán, que se hizo cargo del mando del regimiento en 1901.

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Capítulo V.- Las guerras Carlistas

mayo de 1895 (diario oficial nº 109) se dispone la organización de 10 escuadro-nes a designar por suerte entre los 28 del Arma, para formar parte del ejército de operaciones de la isla de Cuba. Celebrado sorteo el día 19 en el Ministerio de la Guerra, le correspondió al regimiento organizar uno de los mismos.

De 1885 a 1899, sólo es de destacar que el 20 de junio del último año es desti-nado a Barcelona, alojándose en el Cuartel de Los Doks, prestando destacamen-tos a las poblaciones de Lérida, Vich, Granollers y Figueras. Al año siguiente se traslada de cuartel, ocupando el de la Barceloneta hasta el 26 de septiembre, fecha en que la plana mayor con el 1º y 2º escuadrones pasan a Villanueva y Geltrú, y el 3º y 4º escuadrones a Vilafranca. Por la huelga general de 1902, el regimiento se desplaza a Barcelona el día 17 de febrero con objeto de restablecer el orden público, regresando el 28.

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