Galouye, Daniel F - Simulacron-3

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    Titulo original: Simulacron - 3Traduccin: RAMIPortada: ENRICH EDITORIAL FERMA 1967Depsito Legal B- 28.733 - 1967N. Rgtro.: 5.459 - 1966

    Edicin electrnica de diaspar: Mlaga, Febrero de 1999

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    SIMULACRON-3

    Daniel F. Galouye

    CAPTULO PRIMERO

    Se daba como descontado, que todo cuanto ocurriera aquella tarde, nodesmerecera en lo ms mnimo, a la reputacin que Horace P. Siskin, se habaforjado como husped extraordinario.

    Slo en el espacio donde se alzaba el Tycho Tumbling Tro haba hecho gala delas ms fascinantes y divertidas reuniones de todo el ao. Pero cuando puso al

    descubierto, ante la mirada atnita de los presentes, la primera piedra hipnticaprocedente de la regin de Mars Syrtis Mayor, qued bien patente que acababa deencumbrar su conocida distincin sobre un nuevo pinculo.

    En cuanto a m, tanto el Tro como la piedra, sin querer desmerecer sus propiosmritos, haban cado al plano de la vulgaridad, bastante antes de que terminara lareunin, pues puedo asegurar con profundo conocimiento de causa, que no haynada que produzca una sensacin tan bizarra y extraordinaria como ver a unhombre... desaparecer.

    Lo cual, dicho sea de paso, no formaba parte del espectculo.

    Como comentario a la profusin de excesos de Siskin, podra sealar que lagravedad en el Tycho Tumblers, era equivalente a la lunar. La plataforma de supre-sin de G, monstruosa y extrasima en su constitucin dominaba una de lashabitaciones de la mansin totalmente rodeada de un sotechado, mientras que elzumbido de sus generadores, repercuta sobre el jardn exterior.

    La presentacin de la piedra hipntica, era todo un compendio de produccin pors misma, complementado con dos doctores en servicio de guardia, para atender losimprevistos. Sin atisbo alguno de que los sucesos de aquella tarde fueran adegenerar en la incongruencia, yo contemplaba todo cuanto ocurra sin llegar asentirme interesado.

    Haba una jovencita, muy delgada, morena, cuyos ojos penetrantes, negros, sedeshacan en lgrimas mientras una de las caras de la piedra baaba su cara contenues reflejos azules.

    Siempre con la misma lentitud, el cristal daba vueltas sobre la mesa giratoria,lanzando destellos de luz policromtica a lo largo y lo ancho de la habitacin, quesemejaban los radios de una rueda gigante. El movimiento radial se detuvo unosinstantes, y un rayo carmes cay de lleno sobre el rostro circunspecto de uno de losviejos asociados en los negocios de Siskin.

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    - No! - reaccion instantneamente -. No he fumado en mi vida! Y no lo harahora!

    Un murmullo de risas cubri la habitacin, y la piedra continu girando.

    Tal vez preocupado por la idea de que yo podra ser el siguiente blanco de las

    miradas y las risas, me retir a lo largo de las mullidas alfombras, y me dirig haciala habitacin donde solan tener lugar las tertulias, y se tomaban unas copas.

    En la barra del bar, yo mismo me serv un Scotchasteroide, y me entretuvecontemplando, a travs de la ventana, el parpadeo de las luces de la ciudad que seabra a lo lejos.

    - Para mi, un burbn y agua, quiere, Doug?

    Era Siskin. Bajo la escasa luz de la habitacin, pareca mucho ms pequeo delo normal. Le mir mientras se acercaba, y qued perplejo ante la inconsistencia desu apariencia. A pesar de su estatura, que no deba sobrepasar el metro cincuenta,

    se ergua y se mostraba con la arrogancia y el paso firme de un gigante... aunquehaba que reconocer que lo era, financieramente hablando. La cabeza totalmentecubierta de caballo, apenas salpicada de trazos blancos, disimulaba sus sesenta ycuatro aos, cuanto ms que su rostro apenas presentaba una arruga, y sus ojos,grises, posean una vivacidad fulgurante.

    - Aqu tiene el burbn y el agua - confirm secamente mientras terminaba deprepararlo.

    Se recost sobre la barra:

    - Se dira que no disfruta usted mucho en la reunin - observ, con cierto tono depetulancia en la voz. Prefer no darme por aludido y no respond.

    Apoy su zapato del treinta y cinco sobre un taburete y aadi:

    - Esto ha costado mucho dinero. Y todo es por usted. Cre que le hara msaprecio - medio bromeaba.

    Termin de preparar su vaso y se lo tend:

    - Todopor m?

    - Bueno, no del todo - ri -. Debo admitir que todo ello posee tambin susposibilidades promocionales.

    - As lo interpret. Veo que la prensa y todo tipo de informacin estnperfectamente bien representados en la reunin.

    - No le importa, verdad? Una cosa como sta puede dar al Reactions, Inc. , unimpulso adecuado. Puede ser un trampoln extraordinario.

    Cog el vaso del lugar donde lo haba dejado, y me beb la mitad de su contenidode un trago:

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    - Yo creo que REIN no necesita impulso alguno. Tal como est se podrmantener muy bien.

    Siskin emiti un ligero suspiro, tal como suele hacer cuando presiente el menorsntoma de oposicin.

    - Hall, usted es un tipo que me gusta. Le he situado a usted ante un futuroposiblemente interesante... no slo en REIN, sino tambin quizs, en alguna de misotras empresas. Sin embargo...

    - No tengo inters alguno por nada que vaya ms all de Reactions.

    - Actualmente, sin embargo - continu con firmeza - su contribucin essingularmente tcnica. Usted debera sumirse en la coordinacin y supervisinpropias de un director, y dejar que mis especialistas promocionales se cuiden dellevar a buen trmino lo dems.

    Bebimos en silencio.

    Despus juguete con el vaso entre sus menudas manos:

    - Ahora me doy cuenta, pues claro! Que quizs usted se lamente, de no poseerparticipacin alguna de intereses en la corporacin.

    - No es, el llenarme de dinero los bolsillos lo que me preocupa. Me considerobien pagado. Lo nico que quiero es que el trabajo se haga como es debido.

    - Ya ve usted, con Hannon Fuller, era completamente diferente - Siskin oprimalos dedos alrededor del vaso -. Intent la... la... quincallera, las minucias, elsistema. Vino a mi en busca de un respaldo financiero. Formamos unacorporacin... en realidad ramos ocho. Tras breves acuerdos, llegamos a la

    conclusin de que l se quedara con el veinte por ciento de las ganancias.

    - Despus de haber sido su ayudante durante cinco aos, excuso decirle queestoy enterado de todo eso - me acerqu a la barra para volver a llenar mi vaso.

    - Entonces, qu le hace mostrarse tan reacio?

    Los reflejos de la piedra hipntica, chocando en el techo de la habitacin en quenos hallbamos, fueron a Incidir contra la ventana, retando por un momento el brillode los de la ciudad. Una mujer chill hasta que sus gritos quedaron ahogados porlas risas

    Me levant del taburete que estaba ocupando, y baj la cabeza para mirarinsolentemente a Siskin:

    - No hace ms que una semana que muri Fuller. Me siento como un chacal...celebrando el hecho de irrumpir en su trabajo.

    Di media vuelta con intencin de marcharme, pero Siskin dijo inmediatamente:

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    - De un modo u otro tena usted que llegar a esa situacin. Fuller, como directortcnico, se estaba acabando a pasos agigantados. ltimamente no llegaba a al-canzar el ritmo y perfeccin de trabajo que se esperaba de l.

    - Pues no es esa la opinin que lleg hasta m. Fuller dijo que estaba decidido aevitar que usted hiciera uso del simulador del medio social, con fines de previsin o

    proyecto de posibilidades polticas.La demostracin de la piedra hipntica haba terminado, y el ruido, que hasta

    entonces haba sido sofocado acsticamente por la habitacin distante, se fue acer-cando hacia nosotros, en forma de un grupo gesticulante de mujeres ricamentevestidas y sus escoltas.

    Una joven rubia, que iba delante, se dirigi directamente hacia mi. Antes de queme pudiera alejar, me haba cogido por el brazo y me haba estrechado contra sucorpio repleto de brocados de oro. Posea unos ojos terriblemente expresivos, y su

    pelo plateado, jugueteaba sobre sus hombros desnudos.- Mr. Hall, no fue realmente asombrosa esa piedra hipntica marciana? Tuvo

    usted algo que ver en todo ello? Me temo que s.

    Mir de soslayo a Siskin que se alejaba en aquel momento. Inmediatamentereconoc en la muchacha a una de sus secretarias particulares. La maniobra eraevidente. La joven estaba sumida, aunque aparentemente fuese lo contrario, en susfunciones caractersticas de trabajo, si bien, en aquel instante, sus deberes tuvieranun amplio signo conciliatorio.

    - No. Ms bien me temo que la idea haya sido exclusiva de su jefe.

    - Oh! - exclam llena de admiracin, mientras miraba a Siskin que se alejaba -.Qu hombrecillo ms ingenioso e imaginativo! Y no es ms que un mueco,verdad? Un vivaracho muequito!

    Trat de alejarme, pero ella haba sido perfectamente bien instruida.

    - Y su campo, Mr. Hall, es esti... estimulativas...?

    - Simuelectrnicas.

    - Qu fascinante! De manera que cuando usted y Mr. Siskin tengan sumquina... le puedo llamar mquina, verdad?

    - Es un autntico simulador del medio ambiente. Dimos con l, al menos, al tercerintento. Y le llamamos Simulacron-3

    - Bueno, pues eso..., que cuando tengan a punto su estimular, no habrnecesidad alguna de los encuestadores, que al fin y al cabo me parecen bastantechismosos.

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    Con lo de encuestadores y chismosos, ella se refera, naturalmente, a losmonitores de reacciones, con su certificado de aptitud, a quienes ms comnmentese denominaba papagayos. Por mi parte, yo nunca censur a un hombre bajo elprisma del medio que tuviera de ganar su vida, aunque fueran encuestadores, queal fin y al cabo no hacan ms que meter las narices en los hbitos y actoscotidianos del pblico.

    - Nuestra intencin no es dejar a todo el mundo sin trabajo - expliqu -. Perocuando la automatizacin caiga de lleno sobre los muestrarios de la opinin, estoyseguro de que habr que hacer algunos ajustes, en la cuestin social del empleo.

    La joven, casi materialmente colgada de mi brazo, me fue llevando poco a pocohacia la ventana:

    - Y qu es lo que se propone, Mr. Hall? Hbleme de su... simulador. Ah!, y todoel mundo me llama Dorothy.

    - No es que haya mucho que contar.

    - Oh!, es usted muy modesto. Me encantara que contara algo.

    Si ella iba a continuar en su proceder, manifestndose siempre bajo la inspiracinde Siskin, no haba razn por la que yo no pudiera hacer otro tanto... slo quemanifestndome a un nivel un tanto superior al de ella.

    - Bueno, pues ver, miss Ford, vivimos en una sociedad muy compleja, queprefiere arriesgarlo todo de la empresa hacia fuera. De ah, que haya muchos msorganismos que se ocupan de la opinin pblica de los que usted pueda imaginar.Antes de lanzar al mercado un producto, queremos saber quin va a comprarlo,cuntas veces al mes o al ao lo adquirir, y cunto est dispuesta a pagar la gentepor l; cules son las causas mas influyentes en materia de conversiones religiosas;las posibilidades que puede tener el gobernador tal de ser reelegido; cules son losartculos que privan, en un momento determinado en la demanda; si ta Bessypreferir el azul o el rojo en la moda de la prxima estacin.

    La muchacha me interrumpi con una sonora carcajada metlica:

    - Me imagino a los encuestadores al acecho tras cada arbusto.

    Yo asent:

    - Se cuentan a porrillo los que acechan la opinin pblica. Por descontado que enmuchos aspectos es una tontera. Pero hay muchos que disfrutan del status actual

    amparndose en el Cdigo de Monitores de Reacciones.

    - Y Mr. Siskin va a acabar con todo eso... Mr. Siskin y usted?

    - Gracias a Hannon J. Fuller hemos hallado un medio mejor. Podemos,electrnicamente, simular un medio ambiente social. Podemos popularizar lassituaciones subjetivas, las unidades reaccionales. Apoyndonos en el medioambiente, aguijoneando las unidades de identificacin, podemos llegar a hacer unaestimacin de la conducta de un pueblo en situaciones hipotticas.

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    Sonri de un modo forzado, dio paso a una expresin incierta, y luego recupersu estado normal:

    - Ya comprendo - musit -. Pero era evidente que no haba entendido unapalabra. Esto dio un nuevo impulso a mi tctica.

    - El simulador es un modelo electromatemtico aplicable a una comunidad de tipomedio. Permite realizar previsiones a largo plazo. Y tales previsiones poseen unvalor mucho mayor que los resultados que lleguen a obtenerse enviando a todo unejrcito de papagayos encuestadores - a recorrer a pie de un extremo a otro todala ciudad.

    Ella ri tmidamente:

    - Claro que s. Bueno, vamos a tomar un trago... cualquier cosa... quiere, Doug?

    Movido por el sentido de la obligacin que imperaba en los Locales Siskin, yo,quiz hubiera terminado por ir a buscarle algo para beber. Pero, la barra, se hallaba

    situada exactamente al otro extremo de la habitacin, y mientras me lo pensaba,uno de los jvenes que formaban la reunin se acerc decidido hacia Dorothy.

    Relevado pues, de mis obligaciones caballerescas, camin despacio eindiferente, hacia el bar. Cerca estaba Siskin, rodeado de algunos periodistas, aquienes haca declaraciones explosivas acerca de las maravillas, que prximamenteseran reveladas a todo el mundo, del simulador REIN.

    Manifestaba con efusin:

    - En realidad, es posible, que esta nueva aplicacin de las simuelectrnicas - que

    como ustedes saben es un procedimiento secreto - produzca un impacto tal ennuestra cultura, que el resto de los Establecimientos Siskin, se tendrn que verquiz relegados a un segundo orden, ante la importancia y magnitud de Reactions,Inc.

    Uno de los hombres hizo una pregunta, y la respuesta de Siskin fue como unreflejo:

    - Las simuelectrnicas en s, es algo primitivo comparado con esto otro. Elclculo de probabilidades previsibles por los medios actuales, est subordinado auna lnea de la investigacin del estmulo-respuesta. El simulador total del medioambiente REIN - que dicho sea de paso, nosotros le llamamos Simulacron - 3- nos

    proporcionar la respuesta a cualquier pregunta concerniente a reaccioneshipotticas a lo largo del espectro del comportamiento y conducta humanos.

    Sin lugar a dudas, se estaba esforzando por imitar a Fuller, como una cotorra.Pero en boca de Siskin, las palabras no alcanzaban ms que un sentido dejactancia. Fuller, por el contrario, haba confiado en su simulador, poniendo en l,toda la fe y respeto, como si de una creencia religiosa se tratara, en lugar deconsiderarlo como un edificio de tres pisos, repleto de complejos circuitos.

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    Pens en Fuller, y me sent incapaz una vez ms de seguir sus pasosdirectoriales. Haba sido para m un superior, pletrico de abnegacin, y al mismotiempo un verdadero y considerado amigo. Estoy de acuerdo en que era un hombreun tanto excntrico. Pero ello no era mas que la consecuencia de su propsito, queera para l la cosa ms importante del mundo. En lo concerniente a Siskin, elSimulacron - 3, quiz no fue ms que una inversin monetaria. Pero en lo tocante a

    Fuller, era una intrigante y prometedora puerta, cuyos batientes no tardaran enabrirse a un mundo nuevo y mejor.

    Su alianza con los Establecimientos Siskin, no haba pasado de ser unexpediente financiero. Pero su propsito fue siempre de que mientras el simuladorfuese araando de los ingresos contractuales, tambin ira explorando losinsospechados campos de la interaccin social y de las relaciones humanas, comomedios para sugerir una sociedad ms ordenada, en todos sus estamentossociales.

    Me fui acercando hacia la puerta, y con el rabillo del ojo vi a Siskin que seseparaba repentinamente de los periodistas. Cruz la habitacin, y sujet la puerta

    a medio abrir ante m, entre sus manos:- No nos va a abandonar usted, verdad?

    Naturalmente, se refera a la posibilidad de que abandonara la reunin. Pero...se haba referido a eso?Me di cuenta en aquellos momentos de que a la sazn, yoera una pieza indispensable para l. No, REIN podra continuar sus xitos sin m.Pero si Siskin tena que recuperar todas sus inversiones, yo tendra que quedarmepara llevar a efecto algunos detalles muy importantes que Fuller me haba confiado.

    En aquel instante, se oy un timbre, de tono sordo, y la pantalla de televisin seilumin, produciendo una serie de rayas en todas direcciones, hasta que un momen-

    to despus la imagen qued centrada, apareciendo un hombre correctamentevestido, y cuya manga izquierda luca el distintivo de los Monitores de ReaccionesColegiados.

    Siskin frunci el ceo con sorpresa:

    - No poda ser ms que un encuestador! Pues ahora mismo hemos dado porterminada la reunin. - Apret un botn.

    La puerta se abri y el que haba llamado se anunci a s mismo:

    - John Cromwell, CRM Nmero 1146-A2. Represento a la Fundacin de OpininDiversa Foster, bajo contrato del State House of Representatives Ways and MeansCommittee.

    El hombre separ por unos instantes la mirada de Siskin, para contemplar elracimo de gente que se apiaba alrededor de la mesa y de la barra. Se mostrabaimpaciente y apologticamente incmodo.

    - Pero hombre de Dios! - protest Siskin hacindome un guio -. Pero si esprcticamente la mitad de la noche!

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    - Es el Tipo A de vigilancia prioritaria, ordenada y respaldada por la autoridadlegislativa del estado. Es usted Mr. Horace P. Siskin?

    - S, yo soy. - Siskin se cruz de brazos y con ello redobl la apariencia con queDorothy Ford le haba descrito poco antes - un muequito.

    - Bien. - El otro sac un manojo de papeles oficiales y una pluma -. Quiero queusted me d su opinin sobre la situacin econmica del prximo ao fiscal, desdeel punto de vista de la repercusin que pueda ejercer sobre los ingresos del estado.

    - No voy a responder a ninguna pregunta - dijo Siskin con testarudez.

    Intrigados por el desenlace que podra tener aquello, algunos de los invitadosdetuvieron sus chismes y Comentarios para ver en qu terminaba. Sus risasanticipadas, sobresalan del murmullo de la conversacin.

    El encuestador frunci el ceo:

    - Pues debera hacerlo. Es usted en estos momentos un hombre interrogadooficialmente, y a quien se tiene catalogado en la categora de los hombres denegocios.

    Sus palabras y la manera que tena de expresarlas, resultaban pomposas. Porregla general, cuando se lleva a cabo una investigacin comercial, el procedimientoya no es tan formal.

    - De todos modos, no pienso responder - se reiter Siskin -. Si se fija usted en elartculo 326 del Cdigo RM...

    -...podr darme cuenta de que las actividades recreativas no se puedeninterrumpir con fines investigadores de encuesta - se le anticip el otro. Y aadi -:

    Pero el privilegio de esta clusula es inaplicable, cuando la investigacin se lleva aefecto en inters de las agencias pblicas.

    Siskin ri de buena gana ante la obstinada formalidad del hombre, lo cogi por unbrazo y lo condujo a lo largo de la habitacin:

    - Vamos. Tomaremos un trago. A ver si as me decido a responderle.

    La puerta comenz a cerrarse. Pero se detuvo y qued entreabierta, endeferencia a una segunda llamada.

    * * *

    Calvo, de rostro enjuto, recorri impaciente la habitacin con la mirada, mientrasentrecruzaba unos con otros los dedos incansablemente. l no me haba vistotodava, porque yo estaba tras la puerta, vindole a travs del panel televisormovible.

    Avanc para que pudiera verme.

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    - Lynch! - exclam -. Dnde estuviste metido durante toda la semana pasada?

    La misin de Morton Lynch era la seguridad interior de REIN. ltimamente, habatrabajado en el turno de noche, lo cual le hizo estar bastante en contacto conHannon Fuller, que por su parte tambin prefera el trabajo nocturno.

    - Hall! - susurr nervioso, clavando los ojos en los mos - Tengo que hablarcontigo! Dios, tengo que hablar con alguien!

    Le dej entrar. Anteriormente ya haba faltado al trabajo en dos ocasiones, paravolver, macilento y deshecho al cabo de una semana de soportar una estimacincerebral electrnica. En las ltimas ocasiones se haba especulado la posibilidad desi su ausencia haba sido motivada por una reaccin de congoja producida por lamuerte de Fuller, o bien si se habra metido en alguna covacha de ESB. No, enrealidad l no era adicto a tales cosas. Y an en aquel momento se poda apreciarperfectamente que haba estado bajo los efectos de una borrachera.

    Le saqu de all inmediatamente y le llev al jardn:

    - Es algo que tenga que ver con el accidente de Fuller?

    - Oh, s! - solloz, dejndose caer en una silla y ocultando el rostro entre susmanos -. Slo que no fue un accidente!

    - Entonces..., quin le mat? Cmo...?

    - Nadie.

    - Pero...

    Hacia el sur, ms all de las luces parpadeantes que cubran la ciudad como unaalfombra de simtrico resplandor, un Cohete Lunar, empezaba a despegar, entre elsilbido de sus motores y los destellos rojizos que invadieron la oscuridad de lanoche, mientras el cohete se iba abriendo paso hacia el espacio.

    Lynch, sorprendido por el ruido instantneo, casi cay de la silla. Le cog por loshombros y trate de reanimarle y tranquilizarle.

    - Esprate aqu. Te traer algo de beber.

    Cuando volv con un burbn seco, se lo bebi de un trago y dej escapar

    despus el vaso de entre sus manos.- No - comenz a decir mostrando la misma agitacin -, Fuller no fue asesinado.

    La palabra asesinato no sera suficiente para describir lo ocurrido.

    - Se meti en un tendido de alta tensin - le record -. La noche estaba muyavanzada. Sin duda estaba exhausto. Lo vio usted?

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    - No. Tres horas antes habamos estado charlando. Llegu a pensar que estabaloco... por las cosas que me dijo. Me dijo que no quera que yo me viera envuelto entodo aquello, pero que bien se lo tena que explicar a alguien. Usted no habaregresado todava. Entonces... entonces...

    - S?

    - Entonces me confes que crea que le iban a matar, porque haba tomado ladeterminacin de no callar por ms tiempo un secreto.

    - No callar qusecreto?

    Pero Lynch estaba demasiado concentrado en sus pensamientos como para quese le pudiera interrumpir:

    - Y me dijo tambin, que si l llegaba a desaparecer o a morir quera que supieraque no haba sido un accidente.

    - Pero cul era ese secreto?

    - Mas no se lo poda decir a nadie... ni a usted. Porque si lo que haba dicho eraverdad... bueno, creo que no he hecho otra cosa en toda la semana que andar dan-do vueltas de un lado a otro tratando de llegar a decidir lo que tena que hacer.

    La cacofona de las voces de la reunin, surgi de pronto en el jardn, al abrirselas puertas que hasta entonces haban permanecido cerradas.

    - Oh! Pero si ests aqu, Doug, cario!

    Ojeun instante a Dorothy Ford, cuya silueta quedaba recortada ante la puerta,dando la impresin, a juzgar por el balanceo, que se hallaba bajo los efectos de una

    buena dosis de combinados. He hecho resaltar la palabra oje como un medio desealar y dejar bien patente, que mis ojos no se separaron de Morton Lynch durantems de una dcima de segundo.

    Pero cuando volv a mirarle, la silla estaba vaca.

    CAPITULO II

    Al da siguiente, a las doce de la maana aproximadamente, los esfuerzospromocionales de Siskin, estaban dando sus frutos. Por lo que yo pude ver, dosprogramas televisivos de la maana, haban hecho unos comentarios, bastanteunilaterales, donde se vea perfectamente la mano de Siskin, sobre el inminentedesarrollo de las simuelectrnicas. Y las primeras ediciones de los tres peridicosms tempranos de la tarde, hablaban en primera plana largo y tendido, acerca deReactions, Inc., y su increble simulador total del medio ambiente, Simulacron -3.

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    Slo en un rincn, sin embargo, pude hallar algo concerniente a la desaparicinde Morton Lynch. Stan Walters, en el Evening Press, terminaba su comentario conestas palabras:

    Parece que la polica est dedicada hoy, aunque de un modo superficial, a labsqueda de un tal Morton Lynch, responsable de la seguridad interna deReactions, Inc., fabulosa nueva propiedad de Horace P. Siskin. El mencionadoMorton, se dice que desapareci. Apostaramos cualquier cosa, de todos modos, aque no se va a perder mucho sueo en su bsqueda. El denunciante manifiesta,pura y simplemente, que Lynch, desapareci. Como era de suponer, todo elloocurri en la fiesta reunin de la pasada noche, en la mansin de Siskin. Y todo elmundo sabe, que cosas ms increbles que esta, se han comentado en ocasiones, ysituado los hechos adems, en la citada mansin de Siskin.

    Efectivamente, yo me haba presentado en la comandancia de polica, con lahistoria. Qu otra cosa poda haber hecho? El ver desaparecer a un hombre, no esuna cosa de la que uno se pueda encoger de hombros y olvidarla tranquilamente.

    El timbre del intercomunicador se oy repetidamente sobre mi mesa, pero yo hicecaso omiso, prefiriendo mirar hacia un carromato areo, que descenda pausada-mente en direccin al islote central de la calle, destinado exclusivamente paraaterrizajes. Mantenindose despus a una altura de seis pulgadas, el vehculoocup por unos instantes una posicin oblicua respecto al resto del trfico, hastaque al fin fue a situarse junto a un bordillo. Una docena de hombres, con la insigniacaracterstica del CRM sobre sus brazos, salieron al exterior.

    Recorrieron inquietos de un lado a otro la acera que se extenda a lo largo deledificio REIN, mostrando pancartas donde se poda leer:

    EL ESTABLECIMIENTO SISKIN

    AMENAZA CON EL DESEMPLEO DE LA GRAN MASA!

    CATACLISMO SOCIAL!

    CAOS ECONMICO!

    ...LA ASOCIACIN DE

    MONITORES DE REACCIONES Y ENCUESTAS!

    Esa era... la respuesta inicial e impulsiva a la promesa del ahorro de mano deobra o de individuos, gracias a la aplicacin de simuelectrnicas en su estado ms

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    avanzado. No era nada nuevo. El mundo ya haba atravesado por situacionesparecidas a sta en otras ocasiones... durante el perodo de Automatizacin.

    El timbre son con mayor insistencia, y al fin conect el conmutador. El rostro demiss Boykins pareca que iba a salirse de la pantalla, a causa de la ansiedad e im-paciencia que la embargaban.

    - Mr. Siskin est aqu! - dijo al fin.

    Realmente sorprendido por la visita, urg al recepcionista para que le hicieraentrar.

    Pero no iba solo. Me di cuenta gracias a la pantalla. Al fondo tras la imagen demiss Boykins, se distingua al teniente McBain del Departamento de PersonasDesaparecidas y al capitn Farnstock, de Homicidios. Los dos me haban visitadoanteriormente en aquella misma maana.

    Conteniendo a duras penas su indignacin, Siskin entr como una furia en el

    despacho. Tena plegadas sus manos, formando insignificantes puos, y seadelant hasta quedar ante mi mesa.

    Se inclin ante ella:

    - Pero qu demonios es lo que se propone, Hall? Qu significa todo esoacerca de Lynch y Fuller?

    Me levant respetuosamente:

    - Me limit a decirle a la polica lo ocurrido.

    - Pues eso es estpido, y lo nico que est consiguiendo es hacer el ridculo, y

    hacerlo hacer al establecimiento.

    Dio la vuelta alrededor de la mesa, y no tuve ms remedio que ofrecerle mi silln:

    - Y sin embargo... - insist - ... as es como fue.

    McBain intervino:

    - Por ahora es usted el nico que mantiene tal teora. Me qued mirando unosinstantes al que haba hablado y pregunt despus:

    - Qu quiere usted decir con eso?

    - Todos los hombres de mi departamento, han estado investigando sobre el caso,e interrogando a cada uno de los invitados a la reunin. No hubo nadie que tansiquiera vieraa Lynch la pasada noche.

    Siskin se arrellan sin decir palabra en el silln y sus diminutas formas quedaronabsorbidas entre los brazos curvos. Pareca disfrutar con las afirmaciones del poli-ca. Al fin se decidi a decir:

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    - Pues claro que no. Nadie le vio. Ya encontraremos a Lynch, claro que s, yaaparecer, cuando hayamos recorrido y husmeado en un buen nmero de covachasde ESB.

    Se volvi hacia McBain, y aadi:

    - El tipo ese es un adicto a las corrientes corticales. No sera la primera vez queha faltado a su trabajo a causa de esto.

    McBain me mir fijamente, pero al hablar se diriga a Siskin:

    - Est seguro de que Lynch es uno de los adictos? Mire, teniente, Hall estfuera de dudas - dijo Siskin anticipndose quiz a la verdadera intencin del Polica- de lo contrario no lo tendra en mi establecimiento. Tal vez bebi un poco de msla noche pasada.

    - Yo no estaba borracho - protest.

    Farnstock se acerc para situarse frente a m:

    - La parte de Homicidios est interesada en lo que ese tal Lynch se supone quedijo respecto al asesinato de Fuller.

    - Dijo bien claramente que Fuller no haba sido asesinado - le record.

    El capitn dud unos momentos:

    - Me gustara ver el lugar dnde ocurri el accidente, y hablar con alguien queestuviera all.

    - Ocurri en la habitacin de funciones integrativas. En aquellos das yo estaba

    con permiso de ausencia.

    - Dnde?

    - En una cabaa que tengo en las colinas.

    - Haba alguien con usted?

    - No.

    - Y si echramos un vistazo a la habitacin de funciones?

    - Est en el departamento de Whitney - dijo Siskin -. Es el ayudante de Mr. Hall. -Apret un botn del intercomunicador.

    La pantalla se encendi, bailote una imagen durante unos segundos, y cuandose centr, apareci en la pantalla un joven de mi edad aproximadamente, pero conel pelo negro y ensortijado.

    - Si, Mr. Siskin? - inquiri Chuck Whitney sorprendido.

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    - El teniente McBain y el capitn Farnstock estarn en el recibidor dentro de unosdiez segundos. Pase a recogerles y enseles el departamento de funciones inte-grativas.

    En cuanto los oficiales de polica hubieron salido. Siskin volvi ms o menos asus anteriores palabras:

    - Pero qu demonios se propone hacer Doug? Hundir el REIN antes de que nisiquiera haya sido lanzado? Dentro de un mes vamos a iniciar una campaa publi-citaria para tratar de conseguir el mayor nmero posible de contratos comerciales.Una cosa as nos hundira! Qu es lo que le hace pensar que la muerte de Fullerno fue un accidente?

    - Yo no dije que no fuera un accidente.

    Hizo caso omiso de la diferencia:

    - Sea como sea, quin hubiera querido matar a Fuller?

    - Alguien que no quisiera ver llegado el xito de Reactions.

    - Como quin?

    Indiqu con el dedo pulgar hacia la ventana:

    - Esos. - No era una acusacin formal la que yo estaba haciendo. Era un mediode demostrar que la felona no haba sido totalmente descubierta.

    Mir hacia donde yo le indicaba y vio, por primera vez, naturalmente, a un grupo

    de Monitores de Reaccin. Tal circunstancia le hizo saltar de la silla:

    - Se estn manifestando, Doug! Exactamente lo que esperaba! Esto har quela gente se fije todava ms en nosotros!

    - Estn preocupados e inquietos por lo que REIN puede significar para ellos...desde un punto de vista de desempleo - seal.

    -- Bueno, pues espero que sus temores no vayan muy descaminados. Eldesempleo entre la asociacin de encuestadores, ser directamente proporcional alxito de REIN.

    Se apresur para marchar, diciendo simplemente:- Hasta la vista!

    Y desde luego, se fue en el preciso momento. La habitacin comenz a darvueltas a m alrededor, de un modo indescriptible, alocado, vindomeinmediatamente obligado a apoyarme sobre la mesa, para sostenerme. No singrandes esfuerzos fui acercndome al silln, me dej caer en l, y la cabeza mecay irremisiblemente hacia delante.

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    Pocos minutos despus, me encontraba bien nuevamente, quizs un tantoinseguro y abatido, pero, al menos habiendo recobrado la posesin de misfacultades.

    Llegu a la conclusin de que no poda ni deba hacer caso omiso por mstiempo de los lapsus que de vez en cuando me acechaban. Y sobre todo, teniendo

    en cuenta, que cada vez se hacan ms frecuentes, aun a pesar del mes dedescanso que haba pasado en la cabaa, con el que no haba conseguido mitigaraquellos accesos espordicos.

    De todos modos, no le prest atencin alguna. Estaba totalmente decidido a veren qu quedaba en definitiva el affaireReactions.

    Nada ni nadie, me hubieran podido convencer de que Lynch no habadesaparecido. Aunque difcil, estaba dentro de lo posible que nadie ms que yo enla reunin, se hubiera apercibido de su llegada. Pero de ah, a que todo aquelincidente, no fuera ms que un producto de mi imaginacin, mediaba una distancia,y significaba otorgar una concesin, que de ningn modo poda llegar a aceptar.

    Y tomando este convencimiento personal, como punto de partida, no haba msremedio que hacer frente a tres incongruencias descomunales: primera, que Lynchhaba desaparecido realmente; segunda, que despus de todo, Fuller no habamuerto de un modo accidental; y, tercera, que haba una especie de secreto, talcomo haba apuntado Lynch, que le haba costado la vida a Fuller y haba terminadocon la desaparicin de Lynch.

    Sin embargo, si quera llegar a constatar alguno de aquellos puntos, estaba vistoque no me quedara ms remedio que hacerlo por m mismo y por mis propios me-dios. Haba que tener en cuenta que la reaccin de la polica haba sido tan fra yfalta de entusiasmo, como era previsible ante una denuncia tan grotesca.

    Pero no transcurri ms que un da a la maana siguiente, y apareci un primerdetalle, un primer cabo lgico sobre el caso. Tal circunstancia estaba ligada con elsistema de comunicacin que haba anteriormente existido entre Fuller y yo. Yestaba tambin inspirado en algo que haba dicho Lynch.

    Hannon Fuller y yo, acostumbrbamos, de una forma peridica, a repasarmutuamente nuestras anotaciones ms recientes, sobre los trabajos que bamosrealizando. Es decir, que yo estudiaba los de Fuller, y ste los mos, con el finprimordial de coordinar nuestros esfuerzos. En el momento de hacer el pergueo detales memorndums, utilizbamos tinta roja para las palabras, signos o frases queconsiderbamos dignos de mayor estudio y atencin.

    De acuerdo con las palabras de Lynch, Fuller le haba revelado algo que entrabaen el capitulo de secreto. La mala suerte quiso que tal informacin se la diera a len lugar de a m... debido a mi ausencia. Pero, por esta misma razn, era muyposible, que Fuller, hubiera tomado las medidas oportunas para que tal informacinllegara a m a travs, de las anotaciones de tinta roja.

    Accion inmediatamente sobre el botn de intercomunicaciones:

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    - Miss Boykins, ha tocado alguien los efectos personales del doctor Fuller?

    - No, seor. Pero lo harn en seguida. Los carpinteros y electricistas van a irpronto a su despacho.

    Entonces record: Aquel despacho, despus de la muerte del doctor Fuller, haba

    sido destinado a otras aplicaciones.- Dgales que no vayan all hasta maana.

    Cuando encontr la puerta del despacho de Fuller entreabierta, no me sorprendien absoluto, pues habamos utilizado la antesala de recepcin de su despacho, paraalmacenamiento momentneo del equipo de simuelectrnicas. Pero despus derecorrer la espesa alfombra que conduca basta la puerta interior, qued rgido porla sorpresa.

    Haba una mujer sentada ante la mesa, rebuscando entre un montn de papelesque tena delante. No caba la menor duda de que haba llevado a efecto, y con ri-

    gor, una gran parte del trabajo que se haba propuesto, a juzgar por los cajones,todava abiertos. y el desorden de papeles y expedientes que haba encima de lamesa,

    Entr de puntillas en la habitacin, yendo a situarme tras ella, y tratando deacercarme lo mximo posible, sin ser descubierto.

    Era joven, no deba pasar de los veinte aos. Sus mejillas, aun a pesar de latensin a que estaba sometida al inspeccionar entre los objetos de Fuller, semostraban suaves, y de un trazo armonioso. Unos labios preciosos, y ojos ms biengrandes, eran los rasgos dominantes de su rostro. Si no recuerdo mal, sus ojosavellanados contrastaban con el bano de su pelo, que a modo de cascadaescapaba por debajo de un sombrero cuyo detalle ms caracterstico era la formaun tanto rara y hasta casi impertinente.

    Llegu, por fin a estar situado tras ella, temiendo siempre que el menor ruidotraicionara mi presencia.

    Aquella chica, o bien era un agente enviado por alguna de las fundaciones desimuelectrnicas temerosa de ser barrida por Reactions, o al menos ser relegada aun plano muy discreto, o bien tena algo que ver con el secreto indescifrable deFuller.

    Al parecer, la muchacha haba repasado ya casi todas las anotaciones. Vi cmogiraba la antepenltima pgina y la colocaba boca abajo sobre el montn que yahaba inspeccionado. De pronto mis ojos cayeron sobre la ltima hoja.

    Estaba en tinta roja! Pero en ella no haba ni palabras ni frmulas ni diagramasesquemticos. No haba ms que un simple e insignificante dibujo. Los trazosmostraban una especie de guerrero - griego, a juzgar por la tnica, la espada y elcasco - y una tortuga. Nada ms. A no ser que cada una de las figuras haba sidoconcienzudamente subrayada con trazos rojos.

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    Podra hacer resaltar aqu, que en todo momento en que Fuller quera llamar miatencin en algo importante, en su especie de dietario, lo subrayaba, una o dosveces, segn la importancia del asunto. Por ejemplo, cuando hall la frmula paraprogramar las emociones caractersticas en las unidades reaccionales subjetivas delsimulador, lo haba subrayado cinco veces, a gruesos trazos, con tinta roja. Y bienpudo hacerlo as pues la frmula esa, iba a ser la piedra de toque donde se basara

    todo el sistema.

    En este caso, haba subrayado al guerrero griego y la tortuga al menos cincuentaveces... Hasta que traspas el papel!

    Presintiendo por fin mi presencia, la muchacha se sobresalt. Temiendo quequerra escapar hacia la puerta, la cog por la mueca.

    - Qu est haciendo usted aqu? - le pregunt. Ella contraa las facciones acausa de la presin intensa de mi mano. Lo ms extrao era que en su rostro no

    haba sorpresa ni temor. En lugar de ello, sus ojos se mostraban animados por unatranquila y dignificada rabieta.

    - Me est haciendo dao, bruto! - dijo ella framente.

    Por un momento tuve la impresin de que haba visto aquellos ojos maravillososen alguna parte, y aquella nariz ms bien respingona no me era desconocida.

    Afloj la presa, pero no la solt del todo.

    - Gracias, mster Hall - ya no quedaba muestra alguna de su anterior indignacin-, porque usted es mister Hall, verdad?

    - Eso es exactamente. Pero qu es lo que est usted haciendo en estedespacho? Qu es lo que est saqueando?

    - Bueno, al menos no es usted el Douglas Hall que yo conoca.

    Ligeramente, le fui soltando la mueca.

    - Que conste que no estoy escoltando. Fui escoltada hasta aqu por uno de susguardianes.

    Yo retroced un paso, terriblemente sorprendido:

    - No sers...?Sus facciones quedaron imperturbables. Y para mi, la ausencia de moderacin

    en su expresin, era afirmacin suficiente.

    Me qued mirndola fijamente, y comparaba sus facciones actuales con las deuna chiquilla que sola ver ocho aos atrs. Jinx Fuller. Y record que por aquelentonces ya se haba mostrado terca e impulsiva en algunas ocasiones.

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    Record incluso algunos detalles: el embarazo de su padre al explicarme que suhija, muy impresionable, deca sentirse terriblemente atrada por su to Doug;record tambin las emociones entremezcladas que aquellas palabras meprodujeron en la madurez de mis veinticinco aos, cuando dentro de poco tiempoiba a conseguir el ttulo de graduado en Ciencias siguiendo las tesis del doctorFuller. Reconociendo lo difcil que sera ejercer las funciones de padre a un viudo,

    Fuller haba dejado a su hija bajo los cuidados de una hermana, en otra ciudad,para que all encontrara el abrigo pseudomaterial y pudiera realizar al mismo tiemposus estudios.

    Ella me trajo nuevamente al presente:

    - Soy Joan Fuller.

    - Jinx! - exclam.

    Sus ojos se humedecieron ligeramente, y parte de la seguridad que habamostrado en s misma se derrumb:

    - Ya haba perdido las esperanzas de que alguien me volviera a llamar de esemodo.

    Tom su mano solcitamente. Despus quise dar una explicacin a mi rudezaanterior:

    - No te haba reconocido.

    - Ya me hago cargo. En cuanto a mi presencia aqu me rogaron que viniera arecoger las cosas de mi padre.

    Le rogu que se sentara en el silln y yo qued apoyado en la mesa:

    - Yo me hubiera ocupado de ello. Pero nunca hubiera podido imaginar... tecontaba lejos de aqu.

    - He vuelto para pasar un mes.

    - Estabas con el doctor Fuller cuando...?

    Me respondi con un gesto de la cabeza, y separ la vista de m y de todo cuantohaba sobre la mesa.

    Reconoc inmediatamente mi error, al hablarle de tales asuntos en aquel preciso

    momento. Pero no poda dejar pasar de largo la oportunidad.- Respecto a tu padre..., crees que en los ltimos das estaba preocupado por

    algo?

    Ella se volvi hacia m como si le hubiera sorprendido la pregunta:

    - No, no me di cuenta. Por qu?

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    - No, es slo que... decid mentir para evitar el hacerle dao --. Estbamostrabajando en algo muy importante, y en aquellos momentos yo me hallaba fuera. Yme interesara saber si lleg a resolver el problema.

    - Y ese problema estaba ligado en algo, al control de funciones?

    Estudi su rostro con mucha atencin.- No, por qu lo preguntas?

    - Oh! No s, por nada.

    - Pero por alguna razn me lo habrs preguntado.

    Ella dud:

    - Pues yo dira que estaba un tanto cavilante y taciturno por algo. Pasaba unacantidad de tiempo enorme encerrado en su estudio. Y vi algunos libros quetrataban de ese tema sobre su mesa.

    No s por qu, me dio la impresin de que estaba tratando de ocultarme algo:

    - Si no te importa, me gustara acercarme por all un da de estos y echar unaojeada a sus notas. Quin sabe si podra encontrar lo que estoy buscando!

    - Esto, al menos, era ms delicado que decirle de sopetn, que a mi juicio lamuerte de su padre no haba sido a causa de un accidente.

    Abri un bolso de plstico y comenz a meter en l los efectos personales deFuller:

    Me puede llamar cuando guste.- An hay otra cosa. Sabes si Morton Lynch fue a ver a tu padre a su casa

    recientemente?

    Ella frunci el ceo:

    - Quin?

    - Morton Lynch, el otro to que tenias.

    Ella me mir con expresin indecisa:

    - No conozco a ningn Morton Lynch.

    Ocult mi perplejidad tras un gran silencio. Lynch haba sido el hombre dedicadoa la conservacin y mantenimiento en la universidad. Se haba venido con el doctorFuller y conmigo, cuando Fuller dej de ensear para dedicarse a la investigacinprivada. Y adems, haba vivido con los Fuller durante ms de una dcada, y nohaca ms de dos aos que haba decidido trasladarse a los edificios ms prximosa REIN.

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    - Que no te acuerdas de Morton Lynch? - reviv para mis adentros losimperecederos recuerdos de aquel hombre ya mayor, construyendo casas demuecas para ella, reparndole los juguetes y llevndola sobre sus hombros parajugar a carreras, durante horas y horas.

    Nunca o hablar de l.

    Prefer no insistir, y pensativamente, empec a rebuscar entre el acopio de notasy papeles que haba sobre la mesa. Me detuve cuando encontr el dibujo delguerrero griego, pero no le prest mucha atencin en aquel momento.

    - Linx, puedo hacer algo por ti?

    Ella sonri. Y su sonrisa me llev de nuevo a la jovencita que haba conocido conquince aos. Vi en ella el perdido inters por m que una vez sintiera en su vida.

    - Todo ir bien - me dijo -. Pap me dej un poco de dinero. Y por otra parte yotrabajar haciendo uso de mi graduacin en la evaluacin de la opinin pblica.

    - Que vas a formar parte de los monitores de reaccin?

    - Oh, no! Es algo ms que eso. Ms profundo, Evaluacin.

    Haba algo irnico en el hecho de que hubiera pasado cuatro aos de su vidaaprendiendo una profesin que dentro de poco iba a caer en desuso, aconsecuencia del trabajo que su padre haba hecho en el mismo perodo de tiempo.

    Nuestros puntos de vista en este asunto, no coincidan. Se lo dej entrever aldecir:

    No hace falta que te dediques a ello, con los intereses que tienes en Reactions.

    - El veinte por ciento de pap? No puedo cobrarlo. Oh, si, ya s que es mo.Pero Siskin se apropi del dinero en un arreglo legal. En este caso l hizo las vecesde gestor. Todos los dividendos estn bajo custodia, y no puedo tocarlos, hasta quetenga treinta aos.

    Un verdadero lo. Y no es que hiciera falta mucha imaginacin para ver losmotivos. Fuller no haba sido el nico en mostrar su acuerdo para que todos losesfuerzos y resultados de Reactions se dedicaran a una investigacin quecondujera a la elevacin y mejora del espritu humano, para intentar sacarlo de sutodava primitivo cenagal. Haba habido muchos otros votos, respaldando el deFuller. Pero ahora, muerto ste, y Siskin arreglando las cosas para que el veinte por

    ciento de Fuller quedara bajo su tutela hasta que Jinx tuviera treinta aos, era msque seguro y forzoso que el simulador utilizado para cualquier cosa, menos aquellasque tuvieran un sentido de provecho y de idealizacin.

    Ella cerr su bolso de plstico:

    - Siento mucho el haberme mostrado tan brusca. Pero la verdad es que estabaequivocada. Todo lo que poda pensar, despus de haber ledo en los peridicosalgo acerca de la reunin de Siskin era que usted haba querido arrebatarle el

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    puesto a mi padre. Me tena que haber dado cuenta antes de que estabaequivocada.

    - Pues claro que lo estabas. De todos modos las cosas no van como quera eldoctor Fuller. No me importa lo que ocurra. No creo que yo aguante aqu mstiempo del necesario para ver qu es lo que ocurre y cmo van las cosas, cuando el

    simulador se convierta en realidad. Los esfuerzos de tu padre, merecen talsatisfaccin al menos.

    Ella sonri, puso el bolso bajo el brazo, y se acerc de nuevo hacia el montn depapeles en desorden. Un extremo de la pgina que contena el dibujo en tinta roja,se vea asomar por debajo de otros papeles, y me dio la sensacin de que elguerrero griego me estaba mirando de un modo burln.

    - Me imagino que querr echarle una ojeada a todo esto - me dijo yendo hacia lapuerta -. Le espero cuando guste en casa.

    En cuanto se fue, me dirig inmediatamente hacia la mesa, y comenc a buscar.

    Al cabo de unos instantes, qued absorto, sin saber hacia dnde dirigir mi vista ymis manos.

    El guerrero, ya no me miraba. Busqu y rebusqu entre todos los papeles. Eldibujo no estaba all.

    Primero de un modo nervioso, despus con mucho cuidado, mir y remir todaslas hojas, una y otra vez.

    Volv a abrir los cajones, mir debajo de la mesa y por el suelo.

    Pero el dibujo no estaba... como si nunca hubiera estado all.

    CAPITULO III

    Pasaron varios das antes de que yo pudiera profundizar ms en el enigmaLynch-Fuller y el guerrero griego. No es que mi inquietud no me impulsara a ello;ms bien era debido a que me acuciaba la necesidad de dar una forma definitiva alsimulador del medio ambiente, y llegar a integrar todas sus funciones.

    Siskin me daba una prisa terrible. Quera que todo el sistema estuviera a puntopara hacer una demostracin en el plazo mximo de tres semanas, a pesar de quehaba todava que incorporar a la mquina ms de mil circuitos de reaccionessubjetivas, para pasar de una Poblacin primaria a una acumulacin de ms dediez mil.

    Puesto que nuestra simulacin de un sistema social tena que llegar a formar unacomunidad por s misma, haba que acoplar miles de circuitos primarios a sus

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    respectivos pares de tipo fsico. Este trabajo inclua toda una serie de detalles quecomprendan entre otros, transportes, escuelas, casas, jardines pblicos, animalesdomsticos, organizacin gubernativa empresas comerciales, parques, y tantas ytantas instituciones necesarias en cualquier rea metropolitana. Naturalmente, todoello estaba hecho de un modo simuelectrnico.

    El resultado final, era la analoga electromatemtica de una ciudad de tipo medio,ubicada de un modo insospechado en un mundo contrahecho y falseado. Al princi-pio, me pareca imposible llegar a creer que, dentro de miles de cables, de millaresde inductores y potencimetros de precisin, de un sin fin de transistores y genera-dores de funcin, dentro de todos sus componentes, reposara una comunidadentera, siempre a punto para responder a cualquier interrogante que sobre lareaccin de la gente ante un hecho determinado, se pudiera plantear, de un modoestimulativo, a sus cerebros mecnicos.

    Hasta que no intervine de lleno en uno de los circuitos, y vi con mis propios ojosel resultado de la operacin, no me convenc.

    Casi completamente exhausto, tras un da muy prdigo en actividad, trat derelajarme, puse los pies sobre la mesa, e hice cuanto me fue posible por alejar mipensamiento del simulador.

    Pero, al olvidar esto, no haba ms que otra cosa que pudiera venir a mimemoria... Morton Lynch y Hannon Fuller, un guerrero griego, una tortugaarrastrndose, y una jovencita llamada Jinx, que se haba hecho mayor, como de unda para otro, convirtindose en una seorita muy atractiva, pero desde luego muyolvidadiza.

    Me inclin hacia delante, y accion un botn del intercomunicador: La pantalla dioen seguida la imagen de un hombre de pelo blanco, de mejillas enjutas, y cuyorostro evidenciaba la fatiga.

    - Avery - dije -, tengo que hablar con usted.

    - Por todos los santos... ahora no, hijo. Estoy muy cansado. No puede esperarlo que me tengas que decir?

    Avery Collingsworth delante de su nombre haba un doctor en fsica - sereservaba el privilegio de llamarme siempre hijo, aun a pesar de que formabaparte de los hombres que haba a mis rdenes. Pero a m no me importaba enabsoluto, puesto que anteriormente yo haba sido su alumno, en sus clases defisicoelectrnicas. Como resultado de tal asociacin, l formaba parte del cuadropsicolgico de Reacciones, Inc.

    - No tiene nada que ver con REIN lo que he de decirle - le tranquilic.

    l sonri:

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    - En ese caso, puedes estar seguro de que estoy a tus rdenes. Pero te voy aponer una condicin. Nos tendremos que reunir en Limpy's. Despus del trabajo dehoy, creo que necesito un... - baj la voz - un buen cigarro.

    - Nos veremos en Limpy's dentro de quince minutos - acced.

    No soy un inveterado quebrantador de la ley. No poseo una persuasin muy firmesobre el artculo treinta y tres. Hay otros grupos de gente, que tienen otros puntosde vista, claro est. Pero para m, el defender la postura de que la nicotina es unperjuicio enorme para la salud del individuo, y por consiguiente para la moral de lanacin, no me entraba de un modo total y definitivo en la cabeza.

    Pero no creo que el treinta y tres dure mucho. Ahora ya es tan poco popularcomo lo fuera el dieciocho hace cien aos. Y no veo la razn por la cual un individuono pueda fumar de vez en cuando, sobre todo si tiene cuidado en no soplar endireccin de las gentes afiliadas al Salvad Nuestros Pulmones.

    Al acordar la cita con Avery en el fumadero, para dentro de quince minutos, no

    tuve en cuenta a los CRM. No era porque tuviera miedo a tener problema algunocon los manifestantes que haba enfrente. Bastante trabajo tenan con gritardesaforadamente cuando sal a la calle. Y hasta incluso se mostraron amenazantes.Pero Siskin haba hecho uso de su influencia, y haba hecho que la polica montaratodo un destacamento por los alrededores durante las veinticuatro horas del da.

    Lo que me hizo retrasar fue todo un grupo de encuestadores de la opininpblica, que invariablemente escogan las ltimas horas de la tarde para intensificarsu esfuerzo, ya que era el momento en que podan caer libremente sobre las riadasde gente que salan de las oficinas y de los grandes establecimientos.

    Limpy's no est ms que unas cuantas manzanas de distancia desde Reactions.

    As que decid ir a pie, lo que me haca ser un blanco inmejorable para losencuestadores. Y ya lo creo que me asediaron.

    El primero, precisamente, quera saber lo que yo pensaba acerca del artculotreinta y tres de prohibicin, y si yo tena alguna objecin que hacer a los cigarrillossin humo y sin nicotina.

    An no me haba liberado de aqul, cuando vino una mujer vieja, con papel ylpiz en la mano, solicitando mi opinin sobre el aumento de tarifas de viaje, en lostour Luna Worther. El hecho de que yo no tuviera la menor intencin de hacer unaexcursin semejante, no importaba lo ms mnimo.

    Cuando termin, me haba llevado tres manzanas ms all del Limpy's, y portanto no me quedaba ms remedio, que como haba cogido poco antes la acerarodante que me transportaba a lo largo de la ciudad como las antiguas escalerasmecnicas de otros tiempos no me quedaba otra solucin pues, que continuar dosmanzanas ms, hasta poder hacer el transbordo y tomar una plataforma de regreso.

    Otro de aquellos encuestadores, se intercept en mi camino de vuelta. Conmucha educacin rechaz mi splica de que me excusara de tales interrogatorios,haciendo valer los derechos que le otorgaba el Cdigo de RM. Con impaciencia le

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    dije que no crea que los stocks de productos que se pudieran hacer en Marte,tendran una justificacin en los incrementos de la demanda de consumo.

    Haba veces - y sta era una de ellas - en que miraba con complacencia elmomento en que las calles se veran por completo liberadas de aquellos seresentrometidos.

    Con quince minutos de retraso sobre la hora acordada, llegu al Limpy's, mereconocieron, y me hicieron pasar a una habitacin medio oculta, que se abra alotro lado de un bar.

    En el interior, tuve que esperar unos instantes a que mis ojos se fueranacostumbrando al azul intenso que inundaba la habitacin. Un olor fuerte, aunqueagradable, de tabaco quemado, cubra el ambiente. Toda la habitacin estaba

    sumida en un ruido que recorra todas las escalas y tonos. Y de un lugar ocultoentre las paredes, llegaban las notas de una cancin: El humo ciega tus ojos.

    Desde la barra, recorr con la mirada todas las mesas. Avery Collingsworth nohaba llegado. Y me imagin humorsticamente una escena no desprovista de ciertopatetismo, en la que l, haca cuanto poda para liberarse de uno de aquellospapagayos.

    Limpy se acerc cachazudo hacia m, por detrs de la barra. Era un hombre recioy fuerte, siempre con cara de circunstancias, que tena un tic nervioso en el prpadoizquierdo, lo cual haca resaltar su caricaturesca apariencia.

    - Beber o fumar? - me pregunt.

    - Un poco de cada. Ha visto al doctor Collingsworth?

    - No, hoy no. Qu va a ser?

    - Scotch-asteroide, doble. Y dos cigarrillos... mentolados.

    Primero me trajo los cigarrillos, empaquetados en una bolsita de plstico. Tomuno, lo sacud sobre la barra y me lo llev a la boca. Inmediatamente, uno de losayudantes de Limpy, puso ante m un encendedor con preciosos adornos.

    El humo me quemaba al entrar, pero yo hice cuanto pude para no toser. Una o

    dos bocanadas ms, y habra salvado el escollo que traiciona al fumador pocoacostumbrado. Despus sent ese agudo comezn que se pone en las narices y enel paladar, pero que resulta agradable.

    Poco despus mi euforia se vio acrecentada por el suave sabor de Seotch. Losabore de buen grado mientras contemplaba a la gente que casi llenaban lahabitacin. La luz era tenue, los fumadores hablaban poco, y slo de vez en cuandolos susurros se mezclaban con la msica arcaica.

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    Los altavoces lanzaron al aire otra cancin: Dos cigarrillos en la oscuridad.Pens de pronto en cul sera la opinin de Jinx respecto a la prohibicin treinta ytres, y me imagin con ella descansando en un jardn privado, con el humo de uncigarrillo perdindose en la noche, y el reflejo carmes de la brasa reflejndose ensu rostro.

    Por centsima vez llegu a la conclusin de que ella no haba tenido nada quever con la desaparicin del dibujo de Fuller. La escena volva a mi imaginacin contoda claridad. Yo haba vistoel dibujo mientras ella caminaba hacia la puerta. Perocuando volv a la mesa, no estaba.

    Pero, si ella no estaba mezclada en todo aquello, por qu haba negado elconocer a Morton Lynch?

    Apur de un trago lo que quedaba del Scotch, ped otro y continu fumando.Qu sencillo sera todo si me pudiera convencer a m mismo de que no exista el talMorton Lynch... de que no haba existido nunca! En tal caso, la muerte de Fuller,estara totalmente fuera de sospechas, y Jinx habra quedado formidablemente al

    negar el haberle conocido. Pero aun as, tales cosas, no explicaran la desaparicindel dibujo.

    Alguien se subi al taburete que haba junto al mo, y una mano cariosa y fuerte,se apoy sobre mi hombro:

    - Malditos papagayos!

    Me volv para mirar a Avery Collingsworth:

    - Tambin le atraparon a usted?

    - Slo cuatro. Uno de ellos me empez a hablar de las Asociaciones Mdicas.Hubiera preferido que me arrancaran un diente!

    Limpy trajo la pipa de Collingsworth, llen la cazoleta con una mezcla especial dela casa, y pidi un whisky seco.

    Avery - dije pensativamente mientras encenda la pipa -. Quisiera exponerle unjeroglfico. Es este dibujo. Un guerrero griego con una lanza, mirando al frente y conuna pierna adelantada simulando la accin de caminar. Delante hay una tortuga,que va en la misma direccin. Primero: qu le sugiere? Segundo: ha visto algoparecido ltimamente?

    No, pero, qu me vienes ahora con stas, hijo? Podra estar en casatranquilamente tomando una ducha caliente.

    - El doctor Fuller me dej ese dibujo. Estoy absolutamente seguro de que tieneun significado. Pero lo que ocurre es que no llego a hacerme una idea de lo quepudo querer decir.

    - Es muy extrao...

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    Pero le sugiere algo?

    Aspir la pipa tranquilamente y respondi:

    - Quiz.

    Como transcurrieran algunos segundos sin que dijera nada, le urg:- Qu le sugiere?

    - Zenn.

    - Zenn?

    - La paradoja de Zenn. Aquiles y la tortuga. Hice chasquear mis dedos, y medije mentalmente: Pues claro! Aquiles en persecucin de la tortuga, incapaz dealcanzarla porque a cada paso que da cubre solamente la mitad del espacio que lessepara, y la tortuga avanza siempre a una distancia proporcional.

    - Y cree usted que puede haber alguna conexin o relacin entre esta paradojay nuestro trabajo? - le pregunt nervioso.

    - Pues de un modo aparente, no. Adems yo me ocupo solamente de lasoperaciones finales de psicoprogramacin, y no podra hablar con plena autoridadde las otras fases.

    - La finalidad de esta paradoja, era, si no recuerdo mal, demostrar que todomovimiento es una ilusin.

    - Bsicamente, as es.

    - Pero, que yo entienda, no hay ninguna similitud entre una cosa y otra -evidentemente la paradoja de Zenn no era l~ que el dibujo de Fuller quera sugerir.

    Extend la mano para coger mi vaso, pero Collingsworth me detuvo:

    - Yo no me tomara muy en serio lo que Fuller hiciera o dejara de hacer en lasdos ltimas semanas, hijo. Te aseguro que actu de un modo bastante extrao.

    - Tal vez tena una razn para ello.

    - Una sola razn no puede explicar muchas peculiaridades.

    - Por ejemplo...?

    Se mordi los labios por un momento:

    - Jugu al ajedrez con l dos noches antes de que muriera. Estuvo bebiendoincesantemente. Cosa extraa porque l nunca se comportaba as.

    - Entonces, cree usted que haba algo que le preocupaba?

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    - No sabra decir qu era, pero haba algo que le haca mostrarse muy distinto acmo sola normalmente. Empez a hablar de temas y problemas filosficos.

    - Habl de de la investigacin y mejora de las relaciones humanas?

    - Oh, no! Nada de eso. Bueno... bien, para ser sincero, deca que su trabajo en

    Reactions empezaba a dar sus frutos con lo que l llamaba descubrimientobsico.

    - Qu clase de descubrimiento?

    - No me lo dijo.

    Esto era una prueba. Lynch tambin haba hablado del secreto de Fuller...informacin que ansiaba reservar para m. Ahora s que no me caba la menor dudade que Lynch haba estado ea la reunin de Siskin, y de que hablamoshablado enel jardn.

    Encend mi segundo cigarrillo.

    - Por qu ests interesado en todo esto, Doug?

    - Porque no creo que la muerte de Fuller fuera un accidente.

    Al cabo de un momento dijo solemnemente:

    - Mira, hijo. Estoy al corriente de todos los elementos que constituyeron la uninSiskin-Fuller. . - investigaciones sociolgicas, y todo eso. T sabes la influencia queFuller tena tanto en la parte material como orientativa de los resultados de lasinvestigaciones. Pero tambin estoy seguro de que no creers que Siskin estuvieratan desesperado como para...

    - Yo no dije eso...

    - Claro que no lo dijiste. Y mejor seria que no lo dijeras nunca. Siskin es unhombre poderoso, y muy vengativo.

    Coloqu mi vaso vaco sobre el mostrador:

    - Puf otra parte, Fuller poda llegar a descubrir cosas importantsimas en lasentraas de los generadores de funcin. Y sin embargo, tuvo que caer sobre uncable de alta tensin.

    - Un Fuller normal, sin atisbo alguno de excentricidades, s. Pero no el Fuller queconoc durante las dos ltimas semanas.

    Avery al fin decidi entrar de lleno en el asunto. Dej el vaso sobre la barra, yvolvi a encender la pipa. El resplandor que sala de la cazoleta aminoraba laintensidad de sus facciones:

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    Creo saber cul era el descubrimiento bsico de Fuller.

    Yo me qued erguido:

    - Lo sabe?

    - Pues claro. Apostara cualquier cosa a que estaba ntimamente ligado con suactitud hacia las unidades de reaccin subjetivas de su estimulador. Si te acuerdas,muy a menudo se refera a tales unidades de reaccin en el sentido de gentereal.

    - Bueno, pero estaba bromeando.

    - T crees? Me acuerdo muy bien de haberle odo decir: Maldito sea! Novamos a conseguir meter ningn papagayo en este aparato!

    Yo expliqu:

    - Es que lo que queramos era conseguir la opinin de nuestra mquina, sin tenerque hacer uso de las unidades inquisitivas. Nuestro propsito era conocer los re-sultados con slo echar una ojeada a los circuitos de vigilancia.

    - Y por qu no iba a haber encuestadores en el mundo contrahecho de Fuller? -pregunt.

    - Porque en realidad todo hubiera sido mucho ms eficiente sin ellos. Yobtendremos un autntico reflejo del comportamiento social, sin tener que recurrir ala molesta opinin oral.

    - Eso es teora. Pero cuntas veces no le oy usted decir a Fuller: No creisque voy a consentir que vea a mi gentecitaperseguida y acosada por esos malditos

    encuestadores, verdad?

    Tuve que reconocer que haba un cierto sentido en las palabras enrevesadas yteoras de aquel proyecto. Incluso llegu a sospechar que Fuller hubiese querido darun cierto grado de prediccin y sentencia, en lo concerniente a las unidades ID, quel programaba en su simulador.

    Collingsworth extendi las manos y sonri:

    - A mi juicio, el descubrimiento bsico de Fuller, fue que sus entidades reactivasno eran simplemente circuitos ingeniosos en un complejo simuelectrnico, sino quepor el contrario, eran reales, vivientes, personalidades pensantes. Estoy seguro de

    que segn l, existan en un mundo solipsstico, quiz, pero no sospechando nuncaque sus experiencias pasadas eran sintticas y que su universo no era bueno,slido, firme, ni tan siquiera material.

    - No creer que...

    Sus ojos brillaron con ms intensidad, al reflejarse en ellos la llama de unencendedor que tom cuerpo a su lado:

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    - Muchacho, yo no soy ms que un psiclogo, un perseguidor de las razones deun determinado comportamiento. Y mi filosofa nunca se separa de su fin. Pero t,Fuller y todos los otros sois grupo de extravagantes. Cuando empezis a mezclar lapsicologa con la electrnica, no hacis ms que predisponeros a sacar conclusio-nes y convicciones que se salen de lo corriente. No se puede llegar a meter genteen una mquina sin pensar en la naturaleza bsica de la mquina y de la gente.

    La discusin nos llevaba a un terreno distinto del que ms nos inquietaba. Tratde llevarlo a su cauce normal:

    - Permtame que le diga que no comparto su opinin en lo que respecta aldescubrimiento bsico de Fuller. Y no la comparto porque creo que el taldescubrimiento es el mismo que el que Lynch trat de decirme la otra noche.

    - Lynch? Quin es Lynch?

    La sorpresa me ech hacia atrs. Luego sonre al pensar que seguramente lehaba odo decir a Linx que nunca haba odo hablar de Lynch. Y a raz de eso se

    permita hacerme aquella broma.- Hablando en serio - continu -. Si no me hubiera credo lo que Lynch me cont

    acerca del secreto de Fuller, yo no hubiera ido a la polica.

    - Lynch? La polica? Pero de qu me hablas?

    Empec a sospechar que me estaba hablando en serio:

    - Avery, no tengo ganas de bromas y payasadas. Le estoy hablando de MortonLynch!

    El hombre sacudi la cabeza con firmeza:

    - Yo no conozco a ese hombre.

    Lynch! - repet casi gritando -. El que se ocupaba de la seguridad en REIN!

    Seal hacia una copa de bronce que haba tras de la barra:

    - Ese Lynch! se, cuyo nombre figura en el trofeo por haberle derrotado a ustedmismo en un torneo de habilidad en el pasado ao.

    Collingsworth hizo un gesto hacia el otro lado de la barra, y Limpy se acerc:

    - Quiere decirle a mster Hall quin ha sido el jefe de la seguridad interna en suestablecimiento durante los cinco ltimos aos?

    Limpy seal con el dedo pulgar hacia un hombre de rostro enjuto, de medianaedad, que estaba sentado en un taburete del extremo:

    - Joe Gadsen.

    - Y ahora, Limpy, acrquele a mster Hall ese trofeo, por favor.

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    Le la inscripcin: Avery Collingsworth - junio, 2033.

    La habitacin empez a dar vueltas a mi alrededor. Me vi transido por un sudorfro, y el olor a tabaco inund mis pulmones mientras que el humo pareca envol-

    verme entre tinieblas. La msica llegaba hasta m de un modo confuso, y la ltimacosa que recuerdo es que me puse en pie y agarrndome a la barra trat de salir alexterior.

    Pero no deb perder el conocimiento del todo, porque recuerdo despus que cade bruces sobre uno de los cinturones pedestres sobre los que haba llegado hastaall. Al perder la estabilidad sal rebotado y qued apoyado sobre el muro de unedificio, a varias manzanas de distancia del fumadero.

    Naturalmente, algo ms debi ocurrir, pero todo en el momento en queaparentemente yo estaba en plenas facultades. Tal vez Avery, ni siquiera se diocuenta de que algo raro estaba sucediendo. Y all estaba yo, consciente de nuevo,

    confundido y tembloroso, sin separar la mirada del profundo cielo del amanecer.Pens incesantemente en Lynch, en su nombre inscrito en el trofeo, y en el

    dibujo de Fuller. Habran realmente desaparecido todos ellos? O haba sido todoun producto de mi imaginacin? Por qu el orden y la razn parecandesmoronarse y perder consistencia a mi alrededor?

    Contrito y confundido, atraves una de las plataformas y me encamin hacia ellado opuesto de la calle. El trfico era casi nulo, y no se apreciaba ningn cocheareo por la avenida central. O mejor dicho, no se apreciaba ninguno hasta queestuve a veinte pasos de ella.

    En aquel instante, un vehculo sali de entre las sombras, haciendo silbar sussirenas, como si se tratara de un caso de emergencia. Daba la impresin de quequien lo condujera, haba perdido su control, y haciendo unos zigzagsimpresionantes, continuaba su loca carrera, hasta que cuando se hallaba cerca demi, pareci recuperar el dominio y enfil directamente hacia el lugar donde yo mehallaba.

    Me tir prcticamente de cabeza sobre el cinturn transportador de granvelocidad. Pero el impacto contra el cinturn casi me devolvi, lo cual hubierasignificado darme de bruces contra el coche areo. Pero yo me agarr con fuerza, yhasta consegu sentarme y mirar hacia atrs.

    El coche se perda a lo lejos, en lnea recta, por la extensa avenida.

    Si no me hubiera alejado de su camino, a buen seguro que hubieran encontradoal da siguiente pocos restos identificables sobre la calzada.

    CAPTULO IV

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    Toda una sucesin de pesadillas invadieron mi mente hasta las primeras horasde la maana. Por consiguiente, dorm ms de la cuenta, y tuve que salir de casasin haber tomado el desayuno.

    Sin embargo, volando hacia la parte baja de la ciudad, trat de evitar los lugaresde mayor afluencia de trfico, an a expensas de arriesgarme a retrasarme ms, yentre tanto mi pensamiento no poda apartarse del accidente de la noche anterior.Haba sido todo ello un accidente normal? O acaso el coche areo haba simu-lado estar fuera de control?

    Quise alejar de m las sospechas. El accidente no podahaber sido intencionado.Pero por otra parte, el doctor Fuller haba sido vctima de un fatal accidente quetodava no haba podido ser probado... Y por otra parte estaba la desaparicin deLynch. No habra habido algn propsito indescifrable tras aquello tambin? Ycmo se poda explicar que tres personas, las amistades ms intimas de Lynch,aseguraban no haber odo hablar nunca de l.

    Tenan algo que ver todos estos hechos increbles con la informacin que Fullerhaba proporcionado a Lynch?

    Trat de reestructurar todos los hechos para formar una perspectiva racional,pero no pude. No vena a mi mente, ms que la placa existente en el trofeo, al ladode un dibujo hecho con tinta roja, y un hombrecillo sentado sobre el taburete de unfumadero, el cual, segn Limpy, era el jefe de seguridad de REIN.

    Todo ello me daba la impresin de ser... poco menos que... extrafsico. Intentcon todas mis fuerzas en no pensar en una posibilidad tal. Pero qu otra cosapoda ser?

    De cualquier modo, haba una cosa que pareca ser cierta: Fuller y Lynch,estaban envueltos en la informacin secreta y el descubrimiento bsico...llmesele como quiera. Y qu ocurrira si yo llegara a averiguar tales datos? O almenos continuar mostrando inters en ello? Habra sido el incidente del cocheareo un aviso?

    Conduje mi coche hacia el aparcamiento de REIN, y lo coloqu en el lugarpreviamente asignado para l. Tan pronto como apagu el contacto del motor, lleghasta m el ruido de un torbellino frente al edificio.

    El nmero de los encuestadores amotinados se habla triplicado. Perocontinuaban mantenindose en orden. Los disturbios ms importantes eranproducidos por un grupo de la muchedumbre que haba tomado una actitud msbien desafiante respecto a la polica.

    A medida que me iba acercando a la entrada del edificio, pas cerca de unhombre de rostro encarnado que gritaba con un amplificador:

    - Abajo el Reactions! No hemos sufrido una depresin econmica en treintaaos. Una mquina que obtenga directamente la opinin pblica, significar un totalcolapso econmico!

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    El sargento de la brigada de policas se acerc a m:

    - Es usted Douglas Hall? Cuando asent, aadi:

    - Le escoltar hasta la entrada.

    Puso en marcha su generador porttil, y not cmo si una fuerza de granconsideracin repeliera todo cuanto se interpusiera entre nuestro camino.

    - No parece que tienen mucha prisa ustedes en acabar con esta manifestacin -me lament mientras le segua hacia la entrada.

    - Estn ustedes suficientemente protegidos. De todos modos, si no les dejamosmanifestarse un poco se ponen todava ms calientes y puede tener peoresconsecuencias.

    En el interior, todo era normal. No haba la menor indicacin de que a menos decien metros se estuviera armando semejante alboroto por culpa nuestra. Desdeluego, los das que quedaban de trabajo para cumplir con el plazo previsto defuncionamiento de la mquina requeran tal indiferencia.

    Fui directamente al departamento de personal. En el archivo dedicado a la L, nohaba ningn Morton Lynch.

    En la O, encontr a Oadsen, Joseph M. Director de la Seguridad Interna. Lafecha de iniciacin en el trabajo databa del 11 de septiembre de 2029... o sea, cincoaos antes.

    - Le ocurre algo, mster Hall?

    Me volv para mirar a la encargada de los archivos:

    - Est esto al da?

    - S, seor - respondi orgullosa -, lo repaso cada semana.

    - Hemos tenido alguna queja de Joe Gadsen?

    - Oh, no, seor! Slo testimonios de reconocimiento. Se lleva bien con todo elmundo. No es verdad mster Gadsen? - sonri dulcemente hacia alguien porencima de mi hombro.

    Me di la vuelta. El hombre de rostro enjuto estaba all.

    l musit:

    - Alguien tiene algo en contra ma, Doug?

    No respond por el momento, pero por fin consegu decir un dbil: No

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    - As me gusta - respondi, seguramente sin darle importancia al asunto -. Apropsito, Helen le da las gracias por las truchas que le mand usted desde el lago.Si no tiene nada que hacer el viernes por la tarde, acrquese por casa, ycharlaremos y tomaremos algo. Adems, Junior nunca se cansa de or hablar desimuelectrnicas. Le dej usted verdaderamente fascinado con este tema.

    Joe Gadsen, Helen, Junior... estas palabras sonaban en mis odos comonombres exticos de nativos extraos, pertenecientes a algn mundo todava nodescubierto, de algn punto lejano de nuestra galaxia. Y lo que dijo de las truchas...pero... pero si yo no haba atrapado un solo pescado en todo el mes que estuve enel lago. O al menos, no me acuerdo de haberlo hecho!

    En estos momentos no se me ocurra ms que otra prueba. Dej a Oadsen y laseorita de los archivos, mirndose sorprendido el uno al otro, y me dirig al pasilloque deba conducirme al departamento de funciones generadoras de ChuckWhitney. Le encontr con la cabeza materialmente enterrada entre integradores dereferencia. Le di un ligero golpe en la espalda y se irgui rpidamente.

    - Chuck, yo...- S, Doug, qu hay? - su rostro franco, amistoso, curtido por el sol y el aire en

    sus das libres, reflejaba buen humor, hasta que poco a poco fue cambiando suexpresin al verme a m, y entr en un gesto de duda.

    Al cabo de un momento pregunt:

    - Le ocurre algo?

    - Se trata de... Morton Lynch - dije con cierto resquemor -. Nunca oy hablar del?

    - De quin?

    - Morton Lynch - repet, perdidas ya las esperanzas -. Morton, la seguridad... Oh,no importa. Olvdelo.

    Un momento despus me dirig hacia mi despacho y al pasar por la sala derecepcin, o un dulce:

    - Buenos das, mster Hall.

    Mir en un instante dos veces, ya que mis ojos no lo crean, a la recepcionista.Miss Boykins no estaba. En su lugar se hallaba Dorothy Ford, tan rubia como

    siempre, mirndome un tanto divertida:

    - Sorprendido? - murmur.

    - Dnde est miss Boykins?

    - Mister Siskin la llam. Y ahora est, contenta, as lo espero, de hallarse tanterriblemente cerca del Oran Pequeito.

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    - Es un traslado definitivo?

    Se ech hacia atrs un mechn de pelo que le caa por la sien. De todos modos,no me resultaba tan frvola e ineficaz como me lo haba parecido en la reunin deSiskin. Se mir las manos y dijo sugestivamente:

    - Creo que no le importara el cambio, verdad Doug?Pero s que me importaba. Y creo que se lo dije bien claro cuando yendo hacia mi

    despacho, respond:

    - Ya me acostumbrar:

    No me gustaba que Siskin estuviera siempre metiendo su zarpa en todo lo quedependa de l, y yo era uno ms que dependa de su voluntad. Era evidente que liba a disponer y asignar funciones en cuanto el simulador de medio ambientepudiera funcionar normalmente. Y no me caba la menor duda de que rechazara mirecomendacin para hacer solamente un uso parcial del sistema en la investigacin

    sociolgica... al igual que haba ocurrido con Fuller cuando le dio un rotundo nosobre el mismo asunto.

    En mi caso, de todos modos, tena que haber tranquilidad... tranquilidad, y desdeluego, una especie de diversin, de distraccin interesante. Haba que admitir, quemiss Boykins, no es que fuera precisamente la anttesis de la fealdad, pero eraeficiente y agradable. Por el contrario, la verstil Dorothy Ford, era capaz de ser tila una multitud enorme de cosas... y entre ellas la de tener siempre un ojo encimade m en beneficio del Establecimiento Siskin.

    Sin embargo, tales reflexiones, no consiguieron ocupar mi atencin durantemucho tiempo, y el enigma de Lynch me atrajo como un imn.

    Hice funcionar el videfono y por fin, el teniente McBain apareci en la pantalla.

    Despus de identificarme, dijo:

    - Respecto a mi denuncia sobre Morton Lynch...

    - Qu departamento es el que solicita usted?

    - El de Personas Desaparecidas, por supuesto. Yo...

    - Cundo present usted la denuncia? De qu se trata?

    Me cost tragar saliva. Pero su reaccin no era algo que me cogiera muy desorpresa:

    - Morton Lynch - dije, e hice una pausa -. En la reunin de Siskin. Ladesaparicin. Usted vino aqu a Reactions y...

    - Lo siento, mster Hall, pero sin duda me ha confundido usted con alguna otrapersona. Este departamento no ha registrado nunca tal denuncia.

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    Unos minutos ms tarde estaba yo mirando todava a la pantalla apagada.

    Me sent en mi silln y abr el cajn de la mesa. La copia que yo haba sacadodel artculo del Fvening Pressestaba all.

    Lo tom con angustia entre mis manos y le la parte final del artculo de Etan

    Walters.Hablaba de un modo sarcstico de la ltima puesta en escena en el teatro de la

    Comunidad.

    No deca ni una palabra de Morton Lynch y de la reunin en Siskin.

    El timbre del intercomunicador, vibr varias veces, y al final accion el botn. yrespond sin mirar a la pantalla:

    - S, miss Ford?

    - Mster Siskin est aqu y quiere verle.

    Una vez ms vena acompaado. En esta ocasin vena con un hombreimpecablemente vestido, y cuya altura y empaque, hacan que el muequito deDorothy pareciese todava ms minsculo en comparacin.

    - Doug - dijo Siskin -. Quiero presentarle a alguien que no ha estado aqu!Comprendido? Nunca ha estadoaqu. En cuanto nos vayamos, es como si estehombre no hubiera existido, en lo que a usted respecta.

    Me puse en pie, y me sobresalt el paralelo existente entre lo que me estaba

    proponiendo y lo que le haba ocurrido a Lynch.

    Douglas Hall, Wayne Hartson - nos present.

    Tend mi mano, e inmediatamente qued casi estrujada entre la del recinllegado.

    - Trabajar con Hall? - pregunt Hartson.

    - Slo en el caso de que todo quede bien aclarado. Slo si Doug comprende quelo que estamos haciendo es lo mejor.

    Hartson frunci el ceo:- Cre que todo estaba suficientemente claro, dentro de su organizacin.

    Entonces comprend la conexin existente en todo aquello. Wayne Hartson, erauna de las figuras polticas ms fuertes de la nacin.

    - Sin Hartson - continu Siskin hablando casi en un susurro - la administracin nopodra funcionar. Naturalmente, su contacto son siempre bajo mano, puesto queaparentemente se dedica exclusivamente a la relacin entre el partido y el gobierno.

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    Llam Dorothy y su imagen apareci en la pantalla del intercomunicador:

    - El monitor de Reacciones nmero 3.471-C, al videfono, para mster Hall.

    Un destello de rabia apareci en los ojos de Sskin, y l mismo fue hacia elaparato:

    - Dgale...

    Pero el resto de la muchacha haba sido reemplazado por el encuestador:

    - Estoy llevando a cabo un estudio sobre las preferencias de los hombres comoregalo de Navidad - comenz.

    - Y eso - refunfu Siskin -, es una investigacin prioritaria?

    - No, seor. Pero...

    - Mster Hall se niega a responder. Tome los datos necesarios de esta llamada y

    pase la multa correspondiente.

    Siskin apag la pantalla y sonri ligeramente.

    - Acerca de mster Hartson - dije preparndome para lo que se avecinaba.

    Hartson tom una silla, se sent con las piernas cruzadas, y adopt unaexpresin paciente.

    Siskin sin dejar de pasear, me miraba de vez en cuando mientras deca:

    - Ya hemos hablado de esto anteriormente, Doug, y s que no esta.- muy de

    acuerdo conmigo. Pero, Santo Dios, chico, Reactions se puede convertir en lo msimportante, en la cosa ms grande de la nacin! Despus, en cuanto hayamosrecobrado nuestras inversiones, har construir para usted otro simulador, para quelo utilice, nica y exclusivamente con fines de investigacin.

    Esta es, Doug, la parte ms importante del sistema. Y no la podemosdespreciar. Y no estoy muy seguro de que no sea un beneficio para la nacin.

    Hartson intervino:

    - Podemos, antes de dos aos, derrotar totalmente al otro partido, si jugamosnuestras bazas como es debido - dijo con franqueza.

    Siskin se inclin sobre la mesa:

    Y sabe quin va a decirles qu carta es la que tienen que jugar, en cadaeleccin local y nacional? El simulador quehe construido para usted.

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    Me sent un tanto incmodo ante tanto entusiasmo:

    - Y qu les va a ustedes en todo esto?

    - Que qu nos va a nosotros? - detuvo sus pasos y sus ojos refulgan denerviosismo -. Pues yo se lo dir, muchacho. No est lejos el da, en que todo el

    sistema complejo de la opinin pblica, y me refiero a los encuestadores, sealegalmente prohibido y desautorizado por ser un hecho insoportable y molesto parala masa pblica en general.

    Hartson carraspe un poco antes de intervenir:

    - Y habr llegado el momento de aplicar los procedimientos secretos deReactions. Continuar habiendo necesidad de la opinin pblica, porque entrminos generales siempre la ha habido. Pero - hizo un gesto de convencimiento yaseveracin de sus propias palabras - no veo cmo se va a poder satisfacer talnecesidad, si no instituimos una franquicia federal para REIN.

    - No lo comprende, Doug? - deca Siskin aferrndose a la mesa -. Habrsimuladores Siskin-Hall en todas las ciudades. Era tanto como crear un mundototalmente nuevo. Y entonces, cuando hayamos conseguido nuestros propsitos,podr usted tener todo un complejo de fundaciones simuelectrnicas para investigary hallar la manera de hacer un mundo mejor, ms noble, ms justo, y ms humano!

    Quiz le debiera haber dicho que buscara a otro simuelectrnico. Pero quhabra conseguido con ello? S, como crea Fuller, Siskin y el partido estabantramando una traicin a nivel sin precedentes, de qu hubiera servido queabandonara la posicin estratgica que ocupaba?

    - Y qu es lo que quieren que haga yo? - pregunt.

    - Seguir adelante en el perfeccionamiento del proyecto. Tratar de conseguiralgunos contratos comerciales. Eso nos dara la oportunidad de probar la potenciade nuestro sistema. Y entre tanto ya puede ir pensando el medio de cambiarcompletamente la programacin de la maquina, para convertirla en un medioambiente orientado polticamente.

    Dorothy interrumpi nuestra conversacin en el intercomunicador.

    - Mster Hall, mster Whitney est preparando una programacin de un nuevogrupo de unidades de reaccin. Quiere saber si puede ir usted all.

    Yendo hacia el departamento de funciones generativas, me encontr en el pasillocon Avery Collingsworth.

    - Acabo de darle a Whitney el visto bueno final sobre el estado psicolgico deesas cuarenta y siete nuevas unidades ID me dijo -. Aqu tienes un esquema, porsi quieres verificarlas.

    Le dije que no mereca la pena:

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    - No ser necesario. Nunca he puesto en duda sus apreciaciones.

    - Alguna vez me podra equivocar - sonri.

    - Estoy seguro de que no.

    Qued dudando un momento, y yo trat de marcharme sin darle tiempo a pensarsi me habra recobrado de lo ocurrido en el fumadero.

    Me cogi por el brazo amablemente:

    - Te encuentras ya bien?

    Desde luego - dije forzando una sonrisa -. De lo de anoche en Limpy's..., creoque beb mucho mientras le esperaba.

    Hizo una mueca de agrado y continu su marcha por el pasillo.

    Antes de llegar al departamento de Whitney, qued envarado, totalmente

    erguido, y fui a dar contra el muro. All estaba de nuevo... el zumbido de un marembravecido estallando en mis odos, latidos arrtmicos en mis sienes... Pero hicecuanto pude para no perder el conocimiento. Por fin los muros, parecieron recobrarsu verticalidad, y me qued inmvil y asustado. Mir hacia ambos lados del pasillopor si alguien me haba visto, y continu mi marcha hacia la sala de funcionesgenerativas.

    Chuck Whitney, me recibi con alegra:

    - Las cuarenta y siete unidades ID se han integrado de maravilla! - exclam.

    - Se integraron con facilidad?

    - Sin el menor atisbo de duda o vacilacin. Simulador de poblacin comn: nuevemil ciento treinta y seis.

    Tomamos el ascensor para ir a una de las naves ID del segundo piso. Meacerqu al reducto de unidades ms prximo. Al mirar hacia la parte que contenalas recin aadidas entidades, me detuve, un tanto impresionado.

    Contempl las miradas de luces de funcin positiva, que refulgan sobre dos delos paneles. Sus bombillas correspondientes parecan encenderse y apagarse enperfecta armona. Y me fij en un par de unidades de reaccin en anlogo contacto.Quiz fueran, un hombre y una mujer. Haban nacido codo a codo. Y tal vez

    estaran pensando en la estructura de realidad que nosotros les habamos dado.Ahora comprenda, sin lugar a dudas, por qu Fuller se refera siempre a aquellos

    caracteres de su generador en los trminos de mi gentecita.

    Chuck interrumpi mis pensamientos:

    - Puedo mostrarle otros circuitos de distintas caractersticas - sugiri -, si quiereproseguir la verificacin.

  • 8/7/2019 Galouye, Daniel F - Simulacron-3

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    Desde uno de los altavoces de la pared, lleg hasta nosotros la voz de DorothyFord:

    - Mster Hall, est aqu el capitn de Polica Farnstock que quiere verle. Le est

    esperando en la sala de funciones.Tomamos el ascensor de bajada, y Farnstock, mostrando sus credenciales se

    acerc hacia nosotros:

    - Hall? - pregunt mirando a Whitney.

    - No corrigi Chuck -. Yo soy Whitney. ste es Hall.

    Qued sorprendido, aunque slo de momento, al ver que no me habareconocido. Al fin y al cabo, el teniente McBain, una hora antes, no haba actuadocomo si nunca hubiera odo hablar de m?

    Chuk sali de la habitacin y el capitn dijo:

    - Quera hacerle unas cuantas preguntas acerca de la muerte del doctor Fuller.

    - Por qu? - respond sorprendido -. El mdico forense dijo que haba sido unaccidente, no es eso?

    El capitn se mostraba impasible.

    - No solemos conformarnos con eso. Le ser sincero, mster Hall. Est dentro delo posible que lo que le ocurri a Fuller, no fuera un accidente. Y ya s que ustedtena unos das de descanso por aquellas fechas.

    Empec a pensar. No porque estaba siendo interrogado por la polica, acerca deun caso que hasta entonces no haban mostrado ningn inters, iba yo a ser unasesino. Mas bien pens que quizs algunas de las pruebas, empezaban arevelarse ahora como sospechosas, y todo comenzaba a salir a la luz de un modoinsospechado.

    Fuller estaba muerto; Lynch, desaparecido; desaparecido y olvidado. Y todo acausa de cierta informacin bsica de la que estaba yo tratando de saber el m-ximo posible. Y entretanto, casi me haban matado a m