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NetWARD 00 NetWARD 00 Acompañar y cuidar: Caminos de libertad niega como respuesta supuesta. Más adelan- te se incorpora la narración de hechos y situa- 3 ciones , se le cuenta cómo se llama, cómo se gestó, cómo nació, cuánto se le quiere. Y el pequeño, entonces, va incorporando poco a poco el lenguaje, primero con estructura de diálogo y, después, de relato, pero siempre con la intención de comunicarse y relacionar- se. Así conforma su identidad primigenia, casi como si se tratara de algo natural. Sabe- mos que para dialogar es necesario atender al otro, observar sus reacciones, preguntar y escuchar. Según lo que vayamos entendiendo de las necesidades del otro vamos respon- diendo con alimento, abrigo, abrazo y pala- bras. A medida que el niño va creciendo puede expresar mejor lo que espera y lo que ofrece en la relación. ¿Por qué dejamos de entender- nos cuando supuestamente tenemos más recursos de comunicación? Probablemente porque dejamos de escuchar o de intervenir con pertinencia. O quizás porque dejamos de poner ambas partes en el diálogo y debemos escuchar al otro con su propia versión. La libertad comienza a expresarse. El problema de los límites Junto a la palabra se enseña la ley. “Ya es hora de dormir”, “no puedes bajarte solo de aquí”, “no toques, quema”… Tanto como el lenguaje, el límite estructura nuestro com- portamiento para darnos seguridad y posibi- lidad de ganar libertad. Conociendo el límite que protege, que cuida, es posible avanzar en libertad a nuevos logros y adquisiciones. Sin ley, el sujeto se expone al más absoluto desamparo. Con demasiada ley, queda atra- pado en la red de las imposiciones y no puede crecer. Oscilamos permanentemente entre vida protegida, limitada o vida anómica, en permanente riesgo. Los educadores, padres y maestros tenemos que utilizar básicamente estas dos herramientas de desarrollo huma- no: lenguaje y ley. Pero ninguna de estas adquisiciones es posible si no convoca el deseo y si no expresa altas dosis de ternura. El pro- ceso de construcción subjetiva depende bási- camente de un contexto primario amoroso en el cual se pueda adquirir el dominio del len- guaje y el desarrollo cognitivo y moral. Cada experiencia es una oportunidad para aprender Mientras escribo este artículo me encuentro en una situación personal que nunca soñé que me iba a tocar vivir. Estoy en Puerto Rico, en un pueblo de la costa del Caribe, Arroyo, atra- pada por los estragos que produjo el huracán María de categoría 5 y que arrasó con la isla completa. Hace más de una semana que mi avión a casa debiera haber partido pero el aeropuerto sigue cerrado para vuelos inter- nacionales. Soportamos a buen resguardo vientos de hasta 350 km por hora cuando el ojo del huracán nos sobrevolaba. No hay luz, no hay señal de teléfono y mucho menos Internet. Algunas pocas casas privilegiadas, como la que me cobija, tienen techo, agua y gas envasado. Hay muchos sobreviven en casas sin techo o en albergues. Largas filas de autos esperando cargar combustible recorren todas las avenidas. Lo mismo sucede para acceder a las tiendas que pueden vender con cierto límite y sólo con dinero en efectivo. Cuando se termina la luz del día hay toque de queda, único recurso para proteger de los ladrones las propiedades dañadas. ¿Qué es lo que ayuda a la gente a sobrevivir aquí? Pareciera simple la respuesta: la pala- bra, la ley, el humor y la solidaridad. Cua- tro ingredientes regados a raudales en este pueblo maravilloso. Hablan y hablan todo el tiempo. Se comunican novedades, “llegó el camión de gasolina”, “en tal lugar hay hielo, una bolsa por persona”; y por supuesto en los preparativos previos para resguardarse com- partieron hasta la redundancia todas las ins- trucciones necesarias. Pero además, está la ley: “no se expongan al exterior hasta que…”, “retiren todos los obje- tos sueltos”, “no salgan de casa de 6 pm a 5 am”. Obedecer preserva de los riesgos mayo- res, el sentido normativo está relaciona- do con el cuidado de la vida y de la convi- vencia en paz. Tercer elemento. Las bromas constantes, la risa, el humor sobre la adversidad permiten descargar tensiones y recuperar fuerzas. Enorme sagacidad e inteligencia para supe- rar con sutileza las adversidades. En cuanto alguien pierde el humor, se descarga con agre- sión, por ello es un recurso invalorable ya que todo invita a la violencia o la depresión en el entorno. Se me ocurre preguntarme ¿por qué cuando tratamos con nuestros hijos o alum- nos un problema, una dificultad o una trans- gresión, nos ponemos tan serios y formales? ¿No sería más sano conversar con buen tono, con sentido del humor, la cuestión? Hay aportes para la reflexión Cómo se inició esta experiencia El miércoles 8 de junio de 2016 a un mes del Bicentenario de nuestra Independencia como Nación, nos reunimos a conversar un grupo de padres y docentes sobre el tema de la libertad en la educación familiar, en el marco del Ciclo de Charlas para Padres Wardenses, organizado por el Departamento de Educación Cristiana. Dado que el proyecto institucional del Colegio se planteó ese año trabajar la temática de la Inde- pendencia, Educación Cristiana lo asumió en el mencionado ciclo. Lo primero que planteamos al preparar el encuentro fue que no resultaba suficiente el concepto de Independencia para encarar la rela- ción vincular familiar. Era necesario profundi- zarlo. Como seres humanos nunca somos inde- pendientes sino más bien, interdependientes. Todo lo que somos es posible porque estamos relacionados con otros que nos dan identidad, filiación, transmisión de cultura a través de lazos afectivos que nos ayudan a crecer. Cuando somos pequeños, dependemos del cuidado de los adultos para seguir viviendo, pero la sola pre- sencia de un bebé en casa hace depender a toda la estructura familiar del recién llegado. Pero, al mismo tiempo, no hay interdependencia que no suponga cierto grado de dependencia de cada una de las partes en relación, sin ella sería impo- sible el desarrollo de la subjetividad. Una mane- ra de profundizar entonces el concepto es plan- tear como objetivo fundamental de la educación el desarrollo de la autonomía en interdepen- dencia, con y para la libertad. Y nos propusimos dos caminos pedagógicos fun- damentales: acompañamiento y cuidado. Utilizamos como disparador del intercambio un hermoso cuento infantil: La familia Delasoga, clásico relato de la querida escritora Graciela Montes. Se trata de una familia atada que aprendió a vivir cuando las tijeras de la mamá cortaron las sogas que los amarraban: ¡Pobrecitos Delasoga! No estaban acostumbrados a vivir desatados. Al principio se asustaron muchísimo y casi casi salen corriendo a comprar otro rollo […] No era fácil andar solos y para cualquier lado. Juan y María se abrazaron muy fuerte y se conta- ron cosas. Juancho contó, mientras se desataba los patines, que en el barrio tenía un amigo que se llama- ba Bartola. Marita contó que, junto al quiosco del andén, siempre había campanillas azulas y geranios rojos. De la soga no hablaron más. ¿Para qué iba a hablar de sogas una gente 1 tan unida? Claves de una educación en y para la libertad Presencia, escucha y diálogo. A medida que el niño o la niña van creciendo vamos entendiéndonos: primero con todo el cuerpo, con muchos gestos y pocas palabras. A medida que se desarrolla el lenguaje, con muchas más palabras. Exageramos entona- ción y cadencia y se va aprendiendo como si se tratara de una pieza musical. Pero siempre en diálogo. La estructura del lenguaje que se utiliza con el bebé es la de un diálogo en el cual el que posee las palabras, pone ambas 2 partes. Pregunta y se contesta, afirma y i Graciela De Vita i Graciela De Vita es Profesora en Ciencias de la Educación, egresada de la Universidad de Buenos Aires y Maestra Normal Nacional. Ha realizado estudios de posgrado en Política y Gestión de la Educación en la Universidad Nacional de Luján. Se desempeñó como docente en todos los niveles educativos: Inicial, Primario, Secundario, Universitario y Superior no universitario. Ocupó cargos de profesora y directora y lo hizo en instituciones de gestión estatal y de gestión privada. También se desempeñó como Asesora Técnico-pedagógica en instituciones educativas y en equipos ministeriales nacionales y provinciales: Ministerio Nacional de Educación, Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires. En la Provincia de Buenos Aires fue Directora Provincial de Planeamiento, de Enseñanza y Curriculum y de Educación Primaria, cargos que ejerció de manera sucesiva entre 2005 y 2012. Ha dictado cursos y ha disertado en instituciones de Argentina, Uruguay, Brasil y Chile. Su producción escrita comprende decenas de publicaciones individuales y otras coordinando o participando en equipos. Actualmente es Profesora de Política, Legislación y Administración del Trabajo Escolar del Nivel Superior del Colegio Ward. Aportes para la Reflexion 2017-18 Acompañar y cuidar Caminos de libertad domingo, 17 de diciembre de 2017 12:28:57 p.m.

Graciela De Vitai Caminos de libertad · NetWARD 00 NetWARD 00 Acompañar y cuidar: Caminos de libertad niega como respuesta supuesta. Más adelan-te se incorpora la narración de

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Acompañar y cuidar: Caminos de libertad

niega como respuesta supuesta. Más adelan-te se incorpora la narración de hechos y situa-

3ciones , se le cuenta cómo se llama, cómo se gestó, cómo nació, cuánto se le quiere. Y el pequeño, entonces, va incorporando poco a poco el lenguaje, primero con estructura de diálogo y, después, de relato, pero siempre con la intención de comunicarse y relacionar-se. Así conforma su identidad primigenia, casi como si se tratara de algo natural. Sabe-mos que para dialogar es necesario atender al otro, observar sus reacciones, preguntar y escuchar. Según lo que vayamos entendiendo de las necesidades del otro vamos respon-diendo con alimento, abrigo, abrazo y pala-bras. A medida que el niño va creciendo puede expresar mejor lo que espera y lo que ofrece en la relación. ¿Por qué dejamos de entender-nos cuando supuestamente tenemos más recursos de comunicación? Probablemente porque dejamos de escuchar o de intervenir con pertinencia. O quizás porque dejamos de poner ambas partes en el diálogo y debemos escuchar al otro con su propia versión. La libertad comienza a expresarse.

El problema de los límitesJunto a la palabra se enseña la ley. “Ya es hora de dormir”, “no puedes bajarte solo de aquí”, “no toques, quema”… Tanto como el lenguaje, el límite estructura nuestro com-portamiento para darnos seguridad y posibi-lidad de ganar libertad. Conociendo el límite que protege, que cuida, es posible avanzar en libertad a nuevos logros y adquisiciones. Sin ley, el sujeto se expone al más absoluto desamparo. Con demasiada ley, queda atra-pado en la red de las imposiciones y no puede crecer. Oscilamos permanentemente entre vida protegida, limitada o vida anómica, en permanente riesgo. Los educadores, padres y maestros tenemos que utilizar básicamente estas dos herramientas de desarrollo huma-no: lenguaje y ley. Pero ninguna de estas adquisiciones es posible si no convoca el deseo y si no expresa altas dosis de ternura. El pro-ceso de construcción subjetiva depende bási-camente de un contexto primario amoroso en el cual se pueda adquirir el dominio del len-guaje y el desarrollo cognitivo y moral.

Cada experiencia es una oportunidad para aprenderMientras escribo este artículo me encuentro

en una situación personal que nunca soñé que me iba a tocar vivir. Estoy en Puerto Rico, en un pueblo de la costa del Caribe, Arroyo, atra-pada por los estragos que produjo el huracán María de categoría 5 y que arrasó con la isla completa. Hace más de una semana que mi avión a casa debiera haber partido pero el aeropuerto sigue cerrado para vuelos inter-nacionales. Soportamos a buen resguardo vientos de hasta 350 km por hora cuando el ojo del huracán nos sobrevolaba. No hay luz, no hay señal de teléfono y mucho menos Internet. Algunas pocas casas privilegiadas, como la que me cobija, tienen techo, agua y gas envasado. Hay muchos sobreviven en casas sin techo o en albergues. Largas filas de autos esperando cargar combustible recorren todas las avenidas. Lo mismo sucede para acceder a las tiendas que pueden vender con cierto límite y sólo con dinero en efectivo. Cuando se termina la luz del día hay toque de queda, único recurso para proteger de los ladrones las propiedades dañadas.¿Qué es lo que ayuda a la gente a sobrevivir aquí? Pareciera simple la respuesta: la pala-bra, la ley, el humor y la solidaridad. Cua-tro ingredientes regados a raudales en este pueblo maravilloso. Hablan y hablan todo el tiempo. Se comunican novedades, “llegó el camión de gasolina”, “en tal lugar hay hielo, una bolsa por persona”; y por supuesto en los preparativos previos para resguardarse com-partieron hasta la redundancia todas las ins-trucciones necesarias.Pero además, está la ley: “no se expongan al exterior hasta que…”, “retiren todos los obje-tos sueltos”, “no salgan de casa de 6 pm a 5 am”. Obedecer preserva de los riesgos mayo-res, el sentido normativo está relaciona-do con el cuidado de la vida y de la convi-vencia en paz.Tercer elemento. Las bromas constantes, la risa, el humor sobre la adversidad permiten descargar tensiones y recuperar fuerzas. Enorme sagacidad e inteligencia para supe-rar con sutileza las adversidades. En cuanto alguien pierde el humor, se descarga con agre-sión, por ello es un recurso invalorable ya que todo invita a la violencia o la depresión en el entorno. Se me ocurre preguntarme ¿por qué cuando tratamos con nuestros hijos o alum-nos un problema, una dificultad o una trans-gresión, nos ponemos tan serios y formales? ¿No sería más sano conversar con buen tono, con sentido del humor, la cuestión? Hay

aportes para la reflexión

Cómo se inició esta experienciaEl miércoles 8 de junio de 2016 a un mes del Bicentenario de nuestra Independencia como Nación, nos reunimos a conversar un grupo de padres y docentes sobre el tema de la libertad en la educación familiar, en el marco del Ciclo de Charlas para Padres Wardenses, organizado por el Departamento de Educación Cristiana.Dado que el proyecto institucional del Colegio se planteó ese año trabajar la temática de la Inde-pendencia, Educación Cristiana lo asumió en el mencionado ciclo.Lo primero que planteamos al preparar el encuentro fue que no resultaba suficiente el concepto de Independencia para encarar la rela-ción vincular familiar. Era necesario profundi-zarlo. Como seres humanos nunca somos inde-pendientes sino más bien, interdependientes. Todo lo que somos es posible porque estamos relacionados con otros que nos dan identidad, filiación, transmisión de cultura a través de lazos afectivos que nos ayudan a crecer. Cuando somos pequeños, dependemos del cuidado de los adultos para seguir viviendo, pero la sola pre-sencia de un bebé en casa hace depender a toda la estructura familiar del recién llegado. Pero, al mismo tiempo, no hay interdependencia que no suponga cierto grado de dependencia de cada una de las partes en relación, sin ella sería impo-sible el desarrollo de la subjetividad. Una mane-ra de profundizar entonces el concepto es plan-tear como objetivo fundamental de la educación el desarrollo de la autonomía en interdepen-dencia, con y para la libertad.Y nos propusimos dos caminos pedagógicos fun-damentales: acompañamiento y cuidado.Utilizamos como disparador del intercambio un

hermoso cuento infantil: La familia Delasoga, clásico relato de la querida escritora Graciela Montes. Se trata de una familia atada que aprendió a vivir cuando las tijeras de la mamá cortaron las sogas que los amarraban:

¡Pobrecitos Delasoga! No estaban acostumbrados a vivir desatados. Al principio se asustaron muchísimo y casi casi salen corriendo a comprar otro rollo […] No era fácil andar solos y para cualquier lado. Juan y María se abrazaron muy fuerte y se conta-ron cosas. Juancho contó, mientras se desataba los patines, que en el barrio tenía un amigo que se llama-ba Bartola. Marita contó que, junto al quiosco del andén, siempre había campanillas azulas y geranios rojos. De la soga no hablaron más. ¿Para qué iba a hablar de sogas una gente

1tan unida?

Claves de una educación en y para la libertadPresencia, escucha y diálogo.A medida que el niño o la niña van creciendo vamos entendiéndonos: primero con todo el cuerpo, con muchos gestos y pocas palabras. A medida que se desarrolla el lenguaje, con muchas más palabras. Exageramos entona-ción y cadencia y se va aprendiendo como si se tratara de una pieza musical. Pero siempre en diálogo. La estructura del lenguaje que se utiliza con el bebé es la de un diálogo en el cual el que posee las palabras, pone ambas

2partes. Pregunta y se contesta, afirma y

iGraciela De Vita

iGraciela De Vita es Profesora en Ciencias de la Educación, egresada de la Universidad de Buenos Aires y Maestra Normal Nacional. Ha realizado estudios de posgrado en Política y Gestión de la Educación en la Universidad Nacional de Luján. Se desempeñó como docente en todos los niveles educativos: Inicial, Primario, Secundario, Universitario y Superior no universitario. Ocupó cargos de profesora y directora y lo hizo en instituciones de gestión estatal y de gestión privada. También se desempeñó como Asesora Técnico-pedagógica en instituciones educativas y en equipos ministeriales nacionales y provinciales: Ministerio Nacional de Educación, Secretaría de Educación de la Ciudad de Buenos Aires y Dirección General de Cultura y Educación de la Provincia de Buenos Aires. En la Provincia de Buenos Aires fue Directora Provincial de Planeamiento, de Enseñanza y Curriculum y de Educación Primaria, cargos que ejerció de manera sucesiva entre 2005 y 2012. Ha dictado cursos y ha disertado en instituciones de Argentina, Uruguay, Brasil y Chile. Su producción escrita comprende decenas de publicaciones individuales y otras coordinando o participando en equipos. Actualmente es Profesora de Política, Legislación y Administración del Trabajo Escolar del Nivel Superior del Colegio Ward.

Aportes para la Reflexion 2017-18 Acompañar y cuidar Caminos de libertad

domingo, 17 de diciembre de 2017 12:28:57 p.m.

NetWARD00

NetWARD00

· necesidad de dar a otros;· necesidad de saber, ser activos y

crear. Poder tomar decisiones a su alcance;

· necesidad de experimentar la intimi-dad sexual;

· necesidad de expresarse y participar socialmente; y por último,

· necesidad de alimentarse, abrigarse y vivir dignamente.

Cómo se relacionan lenguaje, ley, solida-ridad y humor con el desarrollo de la autonomía en interdependenciaEl lenguaje y las capacidades de dialogar y contar aseguran la comunicación de necesi-dades, expectativas, intenciones y deseos de cada uno y favorecen la comprensión mutua. Ayudan a entenderse para acordar o disentir, para anticipar la acción o para reflexionar críticamente sobre lo hecho. Todas estas posi-bilidades permiten actuar libre y responsa-blemente. Abren la puerta a la evaluación de hechos, situaciones y reacciones.La ley conocida e interiorizada permite con-ducirnos con cierta seguridad y libertad, aún para transgredirla. La ley que se desconoce no puede ser siquiera transgredida. Por eso es tan importante comunicar y sostener nor-mas para la vida social y personal con su debi-da fundamentación. La ley comprendida per-mite sujeción y/o transformación en otra ley superadora.

5 La revista Netward del año 2016 está dedi-cada íntegramente a plantear la necesidad de

desarrollar un nuevo paradigma, la ética del cuidado, centrada en la responsabilidad de y por todos los sujetos según la situación en la que se encuentran. Una ética situada, con-textual, que se articula con una ética de los derechos o de la justicia.La concepción más tradicional, vinculada al respeto de las normas, debe articularse con una perspectiva que tome en cuenta la capa-cidad para pensar en términos de rela-ciones de cuidado del otro. Ni legalismo, ni anomia; en cambio, relaciones armónicas, interdependientes y democráticas que pre-serven la diversidad.Por fin, el humor como mecanismo catártico y la solidaridad como orientación concreta para la construcción colectiva, contribuyen ade-más a desarrollar sistemas de relaciones en la familia, en la escuela y/o en la sociedad, que permiten actuar con seguridad y libertad, como los integrantes de la familia Delasoga. Y estas capacidades se desarrollan toda la vida. Como niños, jóvenes o adultos siempre estamos aprendiendo a actuar en una socie-dad compleja.

1Montes, Graciela (1985). La familia Delasoga. Colección “El Pajarito remendado”. Ediciones Colihue: Buenos Aires, 1985.2Bruner, Jerome (2007). Acción, pensamiento y lenguaje. Alianza Editorial: Madrid, 2007. El original es de 1984.3Rosbaco, Inés (2007). El Desnutrido Escolar. Dificultades de Aprendizaje en zonas de contextos urbanos críticos. Homo Sapiens: Rosario, 5ta edición. El original es de 1999.4Disponible en:http://repositorio.educacion.gov.ar/dspace/bitstream/handle/123456789/96171/EL002341.pdf?sequence=15NetWARD. Revista del Colegio Ward / año XIV / Nro. 11/ Noviembre 2016.

mucho para aprender del pueblo boricua.El cuarto ingrediente de esta extraordinaria sobrevivencia es la solidaridad. Se forman cuadrillas de vecinos para despejar las calles de troncos, ramas, chapas, basura de todo tipo. El que tiene agua le da al que no tiene. El que cuenta con gas, cocina y reparte. Quien cuenta con combustible traslada a los amigos. Si hasta un vecino nos ofreció llevarnos al aeropuerto en un coche fúnebre que debía transportar unos cuerpos hasta el forense. No fue necesario, pero resultó una buena oportu-nidad para aprender también nosotros los extranjeros, algo del humor y la solidaridad en los momentos más adversos.Sin embargo, estos cuatro recursos están atra-vesados generosamente de enorme caudal de ternura. Nada de eso sería útil si no fuera utilizado justamente en esa clave. Las pala-bras se dicen con cadencia amorosa, con gesto sinceramente amable. La ley se sostie-ne con firmeza y con justificación en la protec-ción. El humor y la solidaridad cuidan de no ofender, de no invadir.Con respecto a las bromas vale aclarar que son sanas y constructivas cuando se refieren a situaciones compartidas o a quien las enun-cia. El mejor humor consiste en la posibilidad de reírse de sí mismo, Pero la broma puede resultar una forma de agresión si toma algu-na característica del otro como objeto de bur-la. La clave es preguntarse antes de expresar-la si el otro puede reírse conmigo de lo que estoy diciendo, si alivia o tensa la relación y/o la situación. Nuevamente subrayo, la ternu-ra debe teñir esa manera sutil de comunicar las angustias y preocupaciones.Cuando pienso en la educación en libertad, no se me ocurren mejores estrategias que estas herramientas primitivas del ser humano que resultan grandiosas para organizar la vida personal y social.

Cómo se ponen en juego estas capacida-des en la educación familiarTal como se propicia intuitivamente la rela-ción de los adultos con los bebés, tan estimu-lada hoy por las teorías y prácticas del “ape-go”, a medida que los niños crecen es necesa-rio seguir sosteniendo la fluida relación, el espacio de encuentro, la escucha atenta y la reiteración perseverante de historias que cuenten su evolución siempre en reconoci-miento positivo de los avances y logros. Pre-guntar sin invadir, alertar sin asustar, inspi-

rar e inspirarse en los pasos nuevos que se van descubriendo. Habrá que tolerar ciertos silencios que pueden ser indicio de una reser-va en libertad de aspectos íntimos o de elabo-raciones internas que no es bueno externali-zar hasta que quien la está realizando tenga por segura su comprensión.Con los padres y madres que asistieron al encuentro que mencionamos al principio, conversamos sobre el espacio de conversación con los hijos y la riqueza de conocer sus inquietudes y preocupaciones. En general se privilegia indagarlos sobre sus vínculos, aque-llos que no nos incluyen fundamentalmente, pero tanto o más significativo puede ser cono-cer sus principios, sus valoraciones y sus temores. No resulta fácil escuchar. Nuestra soberbia de adultos nos lleva a calificar opi-niones y posturas. Sin embargo, refrenados en nuestro impulso de hablar antes de oír, resultará más pertinente escuchar y tratar de comprender para intervenir con nuestras posturas y reflexiones en el momento apro-piado. Y aunque sea para disentir, hacerlo con amor y humor.Con respecto al límite hay dos recomendacio-nes básicas: sostener perseverantemente la norma que se explicitó y ofrecer alternativas. Siempre que decimos que no a algo debemos explicitar razones, motivos que lo explican y posibilidades diferentes, “cuando se cierra una puerta, abrir ventanas”.En relación con la solidaridad, seamos cons-cientes de que se trata de una capacidad social educable. Formar en la solidaridad supone plantear múltiples posibilidades que permitan experimentar en la práctica el ejer-cicio de la solidaridad con otros colaborando activa y responsablemente en la resolución de sus necesidades y vivenciando el sentido de la misma cuando se vuelve hacia el propio suje-to. A dar y recibir se aprende dando. Conmo-verse con la posibilidad de ayudar a otro favo-rece el reconocimiento de las propias posibili-dades personales y reconocer empáticamente al otro en su necesidad redunda en crecimien-to de la capacidad social y la autoestima.Algunas recomendaciones muy concretas que facilitan el bienestar y permiten evitar la

4violencia . Brindar oportunidad para satisfa-cer las siguientes necesidades:

· abrirse a la diferencia;· ser reconocido. Necesidad de autoesti-

ma. Derecho a equivocarse y pedir ayuda en vez de ser ridiculizado;

Aportes para la Reflexion 2017-18 Acompañar y cuidar Caminos de libertad

domingo, 17 de diciembre de 2017 12:29:01 p.m.