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ÍNDICE INTRODUCCIÓN………………………………………………………………….. 2 I.- LA PRENSA ARGENTINA Y LA GUERRA CIVIL ESPAÑOLA…………… 2 1.- La guerra civil a través del diario La Nación…………………………… 4 1.1.- El levantamiento………………………………………………. 4 1.2.- La contienda…………………………………………………... 8 1.3.- El recrudecimiento bélico……………………………………... 10 1.4.- El final de la guerra…………………………………………… 11 2.- La guerra civil a través del diario Crítica………………………………. 12 3.- Análisis de las fuentes…………………………………………………... 16 II.- LAS IMÁGENES DE LA GUERRA…………………………………………... 20 III.- BIBLIOGRAFÍA……………………………………………………………… 23

Guerra Civil Española y Prensa Argentina

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  • NDICE

    INTRODUCCIN.. 2

    I.- LA PRENSA ARGENTINA Y LA GUERRA CIVIL ESPAOLA 2

    1.- La guerra civil a travs del diario La Nacin 4

    1.1.- El levantamiento. 4

    1.2.- La contienda... 8

    1.3.- El recrudecimiento blico... 10

    1.4.- El final de la guerra 11

    2.- La guerra civil a travs del diario Crtica. 12

    3.- Anlisis de las fuentes... 16

    II.- LAS IMGENES DE LA GUERRA... 20

    III.- BIBLIOGRAFA 23

  • 2

    INTRODUCCIN

    En la guerra civil espaola, la primera baja la sufri la veracidad informativa1, ya

    que efectivamente, el ansia por conocer las noticias de lo que estaba ocurriendo era

    satisfecha, a menudo, creando una realidad similar a la buscada por los lectores. Este

    problema afect tanto a las noticias producidas en el corazn del conflicto como a las

    que salieron a la luz en peridicos escritos a varios miles de kilmetros del centro de la

    escena.

    La guerra civil espaola, tuvo un gran impacto en Argentina (los medios de

    comunicacin argentinos le dieron una enorme importancia y cobertura) y sirvi para

    definir los campos de identificacin poltica e ideolgica. En Argentina, slo se dividi

    la extenssima colectividad de espaoles residentes sino la sociedad argentina en

    general, proliferando colectas, comits de ayuda, manifestaciones y peleas en cualquier

    mbito compartido por partidarios y adversarios de la Repblica.

    El objetivo de este trabajo consiste en dar cuenta de la repercusin que tuvo la Guerra

    Civil Espaola en la prensa argentina, especficamente en los diarios La Nacin y Crtica,

    dado que consideramos la prensa como fuente esencial, que nos ayuda a reconstruir la

    historia de cualquier sociedad en un determinado tiempo y espacio. As mismo

    consideramos que los peridicos representan una fuente de primera calidad, siempre que se

    utilice con serenidad objetiva.

    Se analiza cmo de la Guerra Civil en Argentina articul los discursos polticos,

    transformando este conflicto en uno los mayores acontecimientos polticos de la dcada del

    30. Los principales espacios de organizacin poltica que se crearon alrededor de la

    solidaridad con el bando republicano.

    I.- LA PRENSA ARGENTINA Y LA GUERRA CIVIL ESPAOLA

    La guerra civil espaola suscit una enorme expectacin y movilizacin popular

    y de medios de prensa en Argentina, siendo estos ltimos a la vez testigos y

    protagonistas de esa efervescencia. Desde sus inicios en julio de 1936 hasta su fin con la

    entrada de Franco en Madrid tres aos ms tarde, el tema no abandon las portadas de

    los diarios. Como veremos ms adelante en el apartado de las imgenes, mapas de

    1 FALCOFF, Mark y PIKE, Fredrick (eds.): The Spanish Civil War... p. 44., en MONTENEGRO, Silvina:

    La Guerra civil espaola y la poltica Argentina. Tesis.

  • 3

    Espaa con los cambiantes, detalles de los territorios bajo el control de republicanos y

    nacionales, grandes titulares en las primeras planas, artculos de opinin, fotografas,

    editoriales y, sobre todo, notas de corresponsales especialmente enviados a los

    principales escenarios del conflicto y las grandes capitales europeas, llenaban las

    pginas de cada da.

    Los grupos pro republicanos argentinos aventajaban a sus adversarios en un

    punto nada desdeable: contaban con la adhesin explcita de algunos de los medios de

    prensa ms importantes de la poca, como los vespertinos La Razn y Noticias

    Grficas, dos de los mayores diarios de los aos treinta. Adems, naturalmente, tenan

    el apoyo de un sinfn de peridicos partidarios, sindicales o de colectividades de menor

    tirada, como La Vanguardia (Partido Socialista), Orientacin (Partido Comunista),

    CGT (Confederacin General de Trabajadores), USA (Unin Sindical Argentina),

    Galicia (Federacin de Sociedades Gallegas), Espaa Republicana (Centro

    Republicano Espaol) y La Nueva Espaa (Federacin de Organismos de Ayuda a la

    Repblica Espaola, FOARE), as como el apoyo de las revistas culturales afines al

    socialismo como Claridad y al radicalismo como Hechos e Ideas.

    Los nacionales, por su parte, sumaban al apoyo militante de sus propios rganos

    de prensa como Falange Espaola, Orientacin Espaola y Arriba, los de una parte de

    la colectividad espaola como El Diario Espaol, Accin Espaola y El Correo de

    Galicia (a los que Espaa Republicana haba rebautizado como "El Diario Antiespaol"

    y "El Correo de El Riff", respectivamente). Los nacionalistas y catlicos argentinos

    hicieron suya la cruzada franquista, como puede leerse en los peridicos nacionalistas

    Bandera Argentina y Clarinada y en la prensa catlica como el diario El Pueblo y la

    revista Criterio. Sin embargo, no lograron ganarse, en favor de su causa a ninguno de

    los medios de la prensa de circulacin masiva como La Nacin o La Prensa.

    Para hablar del impacto que tuvo la guerra civil espaola tuvo en Argentina,

    analizaremos dos de los principales diarios de circulacin masiva editados en Buenos

    Aires durante los aos treinta, como son Crtica2 y La Nacin

    3. Se trata de dos

    peridicos que tienen en comn una larga trayectoria, una gran tirada y un amplio

    2 Fundado por Natalio Botana en 1913. Tena un tono sensacionalista y lleg a ser uno de los ms

    vendidos del pas. El diario dej de circular el 30 de marzo de 1963. 3 Fundado por Bartolom Mitre en 1870. De tendencia tradicionalmente conservadora. Va de expresin

    de sectores afines a la Iglesia Catlica, la FF.AA. y los grandes latifundistas argentinos, sin embargo por

    sus columnas y notas de opinin han pasado personalidades de diversas vertientes ideolgicas.

  • 4

    alcance a nivel nacional; pero que difieren en sus orgenes, historia, ideologa, estilo

    periodstico y perfil de lectores. Ambos cubren en sus pginas, extensamente, el

    desarrollo de la guerra civil espaola.

    1.- La guerra civil a travs del diario La Nacin

    Hacia mediados de la dcada de 1930, La Nacin era un peridico a la vez

    prestigioso y masivo pues conservaba el renombre y la relacin con las elites que lo

    haban distinguido desde siempre pero al mismo tiempo ahora llegaba a sectores mucho

    ms amplios. Su seguimiento da a da de los acontecimientos de Espaa puede

    fecharse, al menos, desde febrero de 1936 pero el inters por su poltica interna es muy

    anterior. Ya en 1923 el diario censuraba al rgimen de Primo de Rivera. El socialista

    lvarez del Vayo (futuro ministro de estado de Negrn) era por entonces jefe de la

    corresponsala de La Nacin en Madrid junto con el periodista (luego simpatizante de

    los nacionales) Fernando Ortiz Echage4. En los meses que siguieron al triunfo del

    frente popular espaol La Nacin mostr su preocupacin por la agudizacin de la

    violencia poltica en la pennsula. Pero fue a partir del 18 de julio cuando Espaa se

    transform en "el tema" y se meti de lleno en sus pginas y en sus preocupaciones.

    Entre 1936 y 1939, el peridico sufri una evolucin que va desde la perplejidad

    inicial por no tener en claro el alcance del alzamiento devenido guerra civil, pasando

    por una larga etapa de bsqueda de la neutralidad y el equilibrio, hasta, finalmente ya

    avanzado 1938, se posiciona en favor de los nacionalistas espaoles.

    1.1.-El levantamiento

    El levantamiento militar contra el gobierno de la repblica haba empezado el

    17 de julio de 1936 y al da siguiente se extendi a toda la pennsula. Para La Nacin el

    inicio de la contienda aparece reseado con un tono ms bien neutro y expectante,

    acorde al panorama confuso del momento. No estaba claro para el peridico, ni para

    gran parte de los espectadores de ese drama, qu era exactamente lo que estaba pasando

    en Espaa (un pronunciamiento militar, un golpe cvico-militar contra la repblica) y

    mucho menos cul sera su desenlace. No obstante, es posible leer entre lneas en los

    medios, y conocer las adhesiones y rechazos a partir de elementos ms sutiles: lo que se

    4 FIGALLO, Beatriz: "La Argentina y el rgimen primorriverista", Res Gesta N 31, Rosario,

    1992; pgs. 99-113.

  • 5

    narra y lo que se omite, cmo aparece una noticia, su extensin e importancia, qu se

    valora positiva o negativamente, son algunos de los factores que se intentar sealar.

    En su edicin del 19 de julio, el principal ttulo de la primera plana de La Nacin

    es el que da cuenta de los sucesos de Espaa: "El gobierno espaol anunci que fue

    dominada la rebelin militar". Otros ttulos de ese mismo nmero son: "Las

    organizaciones obreras se movilizaron para hacer frente a la sublevacin", "La Marina

    y la Aviacin siguieron leales y contribuyeron a reprimir el movimiento", entre otros.

    Una pequea nota "El general Franco parece ser el jefe de la rebelin"

    publicado en fechas tan tempranas puede calificarse de premonitoria5. En esos

    momentos, an no hay nada claro, entonces, cmo llamar a los implicados en el

    conflicto: "movimiento", "rebelin militar", "revuelta", "sublevacin", "movimiento

    revolucionario", "revolucionarios" por un lado y "el gobierno", "las fuerzas leales", "el

    gobierno espaol", por otro lado, son las formas de dar un nombre a los grupos que

    empiezan a perfilarse. El 20 de julio toda la portada del matutino est ocupada por las

    noticias sobre Espaa: "El gobierno decidi armar a la poblacin civil y a las

    agrupaciones obreras", "El proletariado est dispuesto para entrar en la lucha

    decisiva", "Reina calma en Madrid y otras ciudades en que pueblo y ejrcito

    permanecen leales"6. Ese mismo da, a 48 horas del inicio de la rebelin, horas de

    desconcierto para propios y extraos, Fernando Ortiz Echage, jefe de corresponsales

    de La Nacin, escribe desde Pars:

    Dnde est la verdad? A estas horas parece estar en ambas partes [...]

    El Gobierno se siente fuerte con la asistencia del elemento proletario, que acude

    en defensa del rgimen y lo defiende con exceso, pues segn noticias

    telefnicas que recibimos de Hendaya, circulan por las carreteras grupos

    armados que detienen a los raros automviles que circulan y los registran

    buscando "enemigos de la Repblica". [...] Ese voluntariado de elementos de

    extrema izquierda [...] no presagia nada bueno para el futuro si, como parece,

    aborta la rebelda militar. Esta tiene, vista desde aqu aspectos poco gallardos,

    empezando por el de situarla en Marruecos, donde por el alejamiento geogrfico

    y el predomino de la poblacin militar sobre la civil, los riesgos son menores

    [...] Era un secreto a voces que los generales Franco, Goded, Queipo del Llano y

    Muoz Grande [...] preparaban un golpe de fuerza en connivencia con

    5 La Nacin, 19 de julio de 1936.

    6 La Nacin, 20 de julio de 1936.

  • 6

    elementos fascistas. Si el Gobierno no los ha atajado es porque no ha podido

    [...] Cualquiera sea el desenlace de este triste episodio, forzoso es reconocer que

    el ejrcito espaol tiene muy poco de republicano, por lo menos de la Repblica

    extremista del Frente Popular7.

    La Nacin tuvo muy poca simpata hacia los grupos ms radicalizados de los que

    integran el frente popular espaol, que en los das posteriores al 18 de julio ofrecieron

    una imagen llena de caos. Para el diario, el verdadero peligro no est en la rebelin

    militar misma de la que, incluso, no se cree que resulte victoriosa sino en que la

    repblica salga airosa frente a los militares alzados y caiga presa del proletariado en

    armas y de las fuerzas de extrema izquierda. El diario confa en que el gobierno

    republicano lograr controlar la situacin; "Procede el gobierno espaol a reorganizar

    las fuerzas militares y el trabajo pblico"8; y censura por "poco gallarda" la actitud de

    los militares levantados.

    El peridico es congruente con la lnea que vena sosteniendo sobre el

    socialismo a lo largo de la dcada de 1930. Tanto a nivel nacional como internacional,

    La Nacin haba sido favorable a la integracin del socialismo en el orden poltico

    existente. La preocupacin por lo que est pasando en Espaa se agrava por la delicada

    coyuntura internacional de los aos treinta9, donde La Nacin empieza a hablar por boca

    de terceros, apelando siempre a fuentes que parecen inobjetables, pero que le permiten

    tomar una mayor distancia respecto a lo que narra.

    Pero el 22 de julio, una nota firmada por Antonio Cacho y Zabalza (enviado

    especial a Madrid) narra el asalto al cuartel de La Montaa en un tono descriptivo pero

    favorable a las fuerzas republicanas:

    El Gobierno invitaba a los revolucionarios a rendirse, para evitar as una

    sangrienta y dolorosa jornada. Al resultar infructuosas estas gestiones, [] se inici el

    tiroteo [...] Se vieron caer algunos muertos y heridos en las filas de los gubernistas que

    se batan con ardor y arrojo, as como entre las milicias10

    .

    7 "El ejrcito es el centro de la vorgine espaola", La Nacin, 20 de julio de 1936. El

    subrayado es nuestro. 8 La Nacin, 29 de julio de 1936.

    9 "Los pases vecinos siguen con ansiedad los sucesos de Espaa", La Nacin, 24 de julio de

    1936. 10

    La Nacin, 22 de julio de 1936.

  • 7

    "El gobierno espaol contina sus esfuerzos por dominar el movimiento

    revolucionario" es el principal titular que atraviesa la primera pgina del 23 de julio

    acompaado por "Londres observa ansiosa la situacin espaola"11

    , que anuncia la

    temprana importancia que el matutino otorga a las opiniones de las potencias europeas y

    la diplomacia internacional, preocupacin que ir en aumento: "Igual que Francia,

    Gran Bretaa observar estricta neutralidad respecto a Espaa"12

    , "Se contempla un

    convenio de las potencias para no intervenir. Para no dar un pretexto al apoyo a los

    revolucionarios no ayuda Francia a Madrid. Es lo que declar al ministro Delbos en la

    Cmara francesa, agregando que su pas no quiere realizar cruzada alguna en favor o

    en contra de determinada ideologa13.

    Del mismo modo, el diario resalta el rol de la diplomacia argentina: "Nuestros

    cnsules activan la salida de refugiados"14

    . Entre las mltiples notas (la mayora de las

    cuales se limita a reproducir cables de agencias informativas) las hay, incluso,

    abiertamente favorables a los republicanos en las que, a diferencia de las de Ortiz

    Echage, se resalta no slo la valenta, sino tambin la disciplina que reina entre los

    obreros en armas: Se realizaba desde las azoteas de Madrid un tiroteo, con el fin de

    causar alarmas, y las milicias contestaban desde las calles. El Ministerio de la

    Gobernacin adverta a los milicianos que no respondieran, a fin de no desgastar sus

    fuerzas, que son necesarias an para otras intervenciones ms decisivas, y advirtiendo

    que la tctica de los vencidos consista en alarmar a la poblacin. Estas ltimas jornadas

    han estado llenas de una emocin intensa15

    .

    Una semana despus del inicio de la guerra, La Nacin empieza a dar cuenta de

    las iniciativas emprendidas por la colectividad espaola residente en Argentina16

    ,

    aunque su cobertura de estas noticias, a lo largo de toda la guerra, es notablemente

    menor. La nota titulada "Ayudarn a las vctimas de la guerra civil los residentes

    espaoles en la Repblica Argentina"17

    es una crnica de la asamblea reunida en la sede

    de la Asociacin Patritica Espaola y que cont con la participacin de un gran

    11

    La Nacin, 23 de julio de 1936. 12

    La Nacin, 28 de julio de 1936. 13

    La Nacin, 1 de agosto de 1936. 14

    La Nacin, 1 de agosto de 1936. 15

    La Nacin, 23 de julio de 1936. 16

    "El Centro Gallego realizar hoy una velada en el Coln. El producto ser destinado a la Cruz

    Roja Espaola", La Nacin, 25 de julio de 1936. 17

    La Nacin, 28 de julio de 1936.

  • 8

    nmero de asociaciones de la colectividad. En la reunin, se decidi secundar la colecta

    impulsada por la esposa del embajador de Espaa, Teresa M. de Diez Canedo, abrir una

    suscripcin pblica "y pedir a todas las instituciones hermanas que hagan lo mismo".

    En ningn momento se aclaran posiciones polticas frente al conflicto espaol y

    simplemente se apela a los sentimientos de solidaridad frente a "la dolorosa lucha en

    que se debaten nuestros hermanos de la pennsula".

    Es al calor de los acontecimientos cuando va quedando claro, por un lado, qu es

    lo que est en juego en esta guerra y quines son exactamente quienes la estn librando.

    A partir de entonces, con el avance del desarrollo blico esa neutralidad inicial de La

    Nacin dejar paso a posicionamientos ms claros. Pero para esto, todava, habr que

    esperar bastante. De momento, buena parte de las notas del diario de Mitre son

    desfavorables a "los rebeldes".

    1.2.- La Contienda

    Para mediados de 1937 se ha desvanecido la ilusin de una contienda corta con

    un rpido desenlace y se hace evidente que, por un largo perodo, la guerra impondr su

    ritmo a la vida de los espaoles y al escenario internacional. Se trata de un perodo de

    luchas encarnizadas donde todava no est claro quines sern los vencedores ni cundo

    se lograr esa victoria y donde todava casi todo puede pasar.

    A estas alturas del conflicto espaol La Nacin ha logrado dar nombres a unos y

    otros, nombres cargados de sentido, valoraciones y juicios. Las fuerzas al mando del

    general Franco son los "revolucionarios", los "nacionalistas", el "ejrcito nacional" y

    hasta el "gobierno" a secas; sus adversarios son, casi siempre, los "gubernistas o

    gubernamentales" y, con menor frecuencia el "gobierno republicano", el "gobierno del

    Frente Popular" y los "marxistas". Los nombres menos cargados de valor de la primera

    etapa han dejado paso a estos otros, ms definidos. No obstante el diario buscaba la

    objetividad y el equilibrio, que se traduca en la existencia de una serie de

    corresponsales en diversas ciudades espaolas, adems de colaboradores ocasionales de

    sobresaliente prestigio intelectual.

    En un editorial llamado "Gran Bretaa y Espaa" y publicado en abril de 1937,

    La Nacin hace votos por la no intervencin y se alinea, sin dudarlo, tras los dictados de

    la diplomacia britnica.

  • 9

    Los bombardeos a Guernica marcaron, sin duda, un punto de inflexin dentro de

    la guerra civil espaola. Sin embargo, mientras que los medios prorrepublicanos como

    Crtica cubren en forma extensa el proceso de toma del Pas Vasco en general y el

    bombardeo de Guernica en particular, La Nacin relega el tema a un espacio

    relativamente pequeo. A diferencia del tratamiento de otros asuntos, aqu no hay un

    intento de equilibrar la balanza pues el peridico se inclina decididamente por la versin

    oficial de los nacionales, que desmienten haber tenido responsabilidad alguna en el

    bombardeo a la pequea localidad vasca. Bajo el ttulo (en letras grandes) "Los

    revolucionarios espaoles niegan haber bombardeo desde el aire a la ciudad de

    Guernica" aparece un subttulo (en letras pequeas) "El gobierno del pas vasco, por su

    parte, afirma que la antigua capital foral de Euzkadi fue destruida por la aviacin del

    general Mola". Y con el ttulo de "Franco culpa a los vascos de la destruccin de

    Guernica", se confunden las palabras del enviado especial a Salamanca con las del

    comunicado del propio general:

    Hemos podido comprobar muy de cerca hasta qu punto el General Franco

    rechaza con indignacin y vehemencia cuantas imputaciones de crueldad lanza el

    enemigo contra sus ejrcitos [...], negando enfticamente la participacin de sus fuerzas

    en la destruccin de Guernica18

    .

    Pocos das despus, se sigue insistiendo en la versin franquista de los hechos:

    "Es comentada la destruccin de la ciudad de Guernica. El gobierno de Salamanca

    insiste en que fue destruida por los gubernamentales"19

    y "El fuego dej a Guernica casi

    totalmente destruida", donde un artculo que dice estar escrito desde Vitoria sustenta sus

    afirmaciones en la veracidad de la observacin directa de los restos materiales y en los

    testimonios de la poblacin civil, a la que habra tenido acceso el redactor.

    A pesar de que sus notas sobre Guernica pareceran mostrar que La Nacin est

    optando, ya en abril de 1937, por construir una historia de la guerra ms acorde a las

    fuentes y perspectivas de los nacionales, encontramos que, al mismo tiempo, publica un

    artculo en el que da cuenta del acto celebrado para conmemorar el sexto aniversario de

    la proclamacin de la repblica, el 14 de abril de 1937. El diario dedica al mitin

    organizado en Buenos Aires una nota a tres columnas, no carente de cierta simpata, en

    la que publica una fotografa que muestra la nutrida concurrencia de pblico y en la que

    18

    La Nacin, 29 de abril de 1937 19

    La Nacin, 30 de abril de 1937

  • 10

    recoge una sntesis de los discursos de una representante (cuyo nombre no proporciona)

    de la seccin femenina del Centro Republicano Espaol.

    Grandes proporciones tuvo la asamblea realizada anoche en el Luna Park para

    celebrar el sexto aniversario de la Repblica Espaola. La concurrencia,

    extraordinariamente numerosa, ocup totalmente el local, cuya capacidad alcanza a

    varios miles de personas20

    .

    Pocos das despus, y en esa misma lnea, menciona el acto que organizar el

    Partido Socialista el 30 de abril (la vspera del da de los trabajadores), cuyo producto

    sera girado al gobierno de Valencia para la atencin de las vctimas de la guerra civil21

    .

    Al da siguiente cubre extensamente la concentracin con motivo de los actos del 1 de

    Mayo en la nota "Con el mayor orden fue celebrada la fiesta del trabajo" y "Numerosa

    y entusiasta fue la manifestacin del Comit Pro Unidad del Partido Socialista".

    Mayo de 1937 fue un momento clave en el desarrollo de la guerra civil espaola,

    tanto por el decisivo avance de las tropas nacionales y la toma por parte de stos del

    Pas Vasco como por los sucesos de Barcelona, que mostraron dramticamente las

    profundas divisiones que separaban a los partidarios de la repblica: "Sofocado el

    movimiento anarquista, se form en Catalua un nuevo gobierno. En l queda

    solamente uno de los tres ministros sindicalistas del gabinete anterior. Valencia tom a

    su cargo el mantenimiento del orden"22

    .

    1.3.- El recrudecimiento blico

    Hasta este momento de la contienda, generalmente en La Nacin el espacio

    dedicado a los corresponsales de una y otra tendencia sola ser equilibrado, con notas a

    dos columnas de similar extensin, que buscaban dar la impresin de objetividad y

    neutralidad en el tratamiento de las noticias.

    La Nacin apelaba a la prctica periodstica de mostrar varias versiones de un

    mismo hecho, como en la publicacin de comentarios firmados por personas de

    ideologas diferentes, insertados, incluso sendos recuadros enfrentados. Con frecuencia,

    aparecan una a cada lado de la misma pgina, dando al lector la sensacin de estar

    frente a las dos caras de la misma moneda: Constantino del Esla, en zona republicana y

    20

    "Celebrse anoche el aniversario de la Repblica Espaola", La Nacin, 15 de abril de 1937. 21

    La Nacin, 30 de abril de 1937. 22

    La Nacin, 17 de mayo de 1937.

  • 11

    Jacinto Miquelarena, en zona nacional. Otro tanto haca La Nacin cuando reseaba las

    actividades de la colectividad espaola en la Argentina.

    Durante 1938 las notas o informaciones dedicadas a las actividades de los

    republicanos en la Argentina se van espaciando cada vez ms hasta casi desaparecer.

    Mientras tanto, las dedicadas a las de la colectividad hispnica franquista se hacen ms

    frecuentes. As, se dedican varios prrafos a la conferencia "Idea de la hispanidad"

    pronunciada por el destacado intelectual de derechas Manuel Garca Morente que cont

    con "un pblico numeroso y destacado" entre los que se encontraba el representante del

    general Franco en Buenos Aires, Juan Pablo de Lojendio23

    .

    La Nacin se va decantando gradualmente pero nunca (como acusan sus

    enemigos) en forma plena hacia el lado de los que van a ganar la guerra. Acordes a este

    desarrollo que imponen los hechos, sus notas se ocupan cada vez ms de detallar los

    avances de los nacionales como as tambin las opiniones de los gobiernos de Francia y,

    sobre todo, Inglaterra sobre la guerra de Espaa y sus implicancias internacionales.

    1.4.- El final de la guerra

    A principios de 1939 la guerra llega a su fin y la repblica est perdindola:

    cmo redoblar los esfuerzos para involucrar a los argentinos en una lucha

    aparentemente ajena? Una forma bastante efectiva es enlazar ambas historias

    nacionales, construyendo paralelismos, simetras y comparaciones. En un acto pblico,

    el cnsul general de Espaa en Buenos Aires, Manuel Blasco Garzn, pronunci un

    discurso en el que traz una lnea para unir el republicanismo de la Revolucin de Mayo

    de 1810 con el de la Espaa del frente popular, a la vez que aprovech la ocasin para

    asestar un golpe a la "gran prensa" argentina y su presunta contradiccin al no

    embanderarse del lado de los republicanos espaoles.

    Pero estas palabras, que implcitamente parecen dirigidas contra La Nacin, no

    afectan al matutino que ahora que la guerra est llegando a su etapa final y en paralelo a

    las derrotas republicanas, rompe su equilibrio en favor de quienes ya se perfilan

    claramente como los vencedores. Mientras que el tono neutro permanece en los

    titulares: "Tarragona fue ocupada por los nacionalistas"24

    , "El estado de guerra rige en

    todo el territorio cataln", las notas firmadas se hacen cada vez ms sectarias.

    23

    La Nacin, 2 de junio de 1938. 24

    La Nacin, 16 de enero de 1939.

  • 12

    Finalmente, la cada de Barcelona parece causar cierto alivio pues el fin de la

    guerra es ya inminente: "Barcelona fue ocupada por las fuerzas nacionalistas. En los

    ltimos tres das reinaba el caos en la ciudad republicana"25

    ; reforzados por

    "Rpidamente se procura el restablecimiento del orden en la ciudad de Barcelona"26

    .

    Los nacionalistas son pues, las fuerzas del orden; los republicanos se han mostrado

    incapaces de mantenerlo y ni siquiera pueden llamarse ya gobernantes: "Se ignora

    dnde est el gobierno del seor Negrn. Se cree que el jefe del Gabinete se halla en la

    localidad de Figueras. Hay pocas posibilidades de que puedan dirigirse al centro de

    Espaa"27

    . Pero en la regin central, incluida la capital, Madrid, la guerra no ha

    terminado an y todava faltan dos meses para que termine y, entre tanto, "Madrid no

    pierde su actitud serena en los das adversos"28

    .

    El vuelco definitivo en el plano internacional viene con el reconocimiento de

    Franco como gobernante de Espaa: "Gran Bretaa reconocer en principio al general

    Franco. Sera inhumano subordinar el reconocimiento del rgimen de Burgos a la toma

    de Madrid"29

    . El 1 de abril de 1939 Franco emite una declaracin en la que da por

    terminada la guerra civil: "Madrid est recuperando con rapidez la normalidad bajo el

    rgimen de Franco", titula La Nacin de ese da. Uno de los signos de esa "normalidad"

    recobrada es, para el diario, el restablecimiento del culto catlico en la capital

    espaola.30

    2.- La guerra civil a travs del diario Crtica

    Desde principios de 1936 la situacin en la pennsula era seguida con inters por

    la prensa de Buenos Aires. El triunfo del frente popular espaol en las elecciones del 16

    de febrero entroncaba con las aspiraciones del espectro progresista o de izquierdas

    argentino que por entonces intentaba formar una coalicin anloga. La radicalizacin de

    los conflictos en Espaa durante la primavera de ese ao encenda una luz de alarma y

    se presenta que la tensin ira en aumento durante los meses siguientes.

    25

    La Nacin, 27 de enero de 1939. 26

    La Nacin, 28 de enero de 1939. 27

    La Nacin, 28 de enero de 1939. 28

    La Nacin, 11 de febrero de 1939. 29

    La Nacin, 16 de febrero de 1939. 30

    La Nacin, 1 de abril de 1939.

  • 13

    En este contexto, la rebelin militar del 18 de julio no pas inadvertida ni fue

    una noticia ms. En Crtica, los titulares de los das posteriores al alzamiento sealan ya

    un rumbo de clara e incondicional adhesin a la repblica que el vespertino seguir

    sosteniendo durante los aos posteriores: "Queipo de Llano amenaza fusilar a los

    obreros"31

    , "Heroicamente se conducen las milicias"32

    , "En Espaa se est decidiendo

    la suerte de la democracia"33

    , "El proletariado espaol luchar hasta aplastar al

    fascismo" o "Los generales rebeldes se han granjeado el odio del pueblo que hoy los

    repudia"34

    . Para el lector de Crtica el sujeto tcito del ttulo "Fusilaron nios. Es poco

    cuanto se diga de atrocidades habidas"35

    , es tan evidente como el explcito de "Los

    fascistas se proponan saquear Madrid y masacrar al pueblo"36

    o "Bombardean

    hospitales los fascistas"37

    . No quedan dudas, pues, de quines ocupan cada lugar en el

    juego de "buenos y malos" a los que el diario es tan afecto. Los que luchan del lado de

    los nacionales son criminales, en especial, los jefes militares de la rebelin, o estn

    obligados o engaados (las tropas italianas y, en especial, las marroques).

    Al tiempo que se demoniza a los nacionales espaoles, se intenta brindar una

    imagen positiva tanto del gobierno republicano como de las milicias antifascistas: saber

    que "El gobierno no confiscar casas de extranjeros ni depsitos bancarios"38

    poda

    traer un cierto alivio a quienes temiesen por sus inversiones o intereses econmicos en

    la pennsula. Por su parte, la nota titulada "Los trabajadores desean controlar la

    situacin para asegurar el orden"39

    presenta una voluntad de normalidad en el campo

    republicano. En ese sentido, Crtica intenta contrarrestar las imgenes de caos y

    descontrol que circularon profusamente en la prensa (tanto argentina como en el resto

    del mundo) los das que siguieron al 18 de julio.

    En Crtica, los nacionales son nombrados como los "facciosos", los "fascistas",

    los "traidores" y, a veces, los "sublevados" o los "rebeldes" mientras que los

    republicanos aparecen indistintamente como los "leales", el "pueblo espaol", el

    "proletariado espaol", o, simplemente, los "trabajadores". Sobre estos ltimos, el

    31

    Crtica, 21 de julio de 1936. 32

    Crtica, 23 de julio de 1936. 33

    Crtica, 27 de julio de 1936. 34

    Crtica, 29 de julio de 1936. 35

    Crtica, 8 de agosto de 1936. 36

    Crtica, 28 de julio de 1936. 37

    Crtica, 30 de julio de 1936. 38

    Crtica, 30 de julio de 1936. 39

    Crtica, 31 de julio de 1936.

  • 14

    peridico apela a la exaltacin del herosmo, el patriotismo y la entrega como recurso

    con el que enmascarar los reveses militares: "Murieron heroicamente 4 milicianos

    despus de resistir durante das al enemigo"40

    . Crtica titula la derrota del ejrcito

    republicano en Asturias a mediados de 1937 en estos trminos: "Tras heroica defensa

    ha cado Gijn. Ya sin municiones, los asturianos combatan an con piedras, culatas y

    bayonetas"41

    . En otras ocasiones, los fracasos en el campo de batalla de las fuerzas

    republicanas son disimulados o disfrazados de "retiradas momentneas", cuando no,

    lisa y llanamente, negados o ignorados.

    Cuando se trata de mostrar los efectos de los bombardeos nacionalistas sobre la

    zona republicana abundan las fotografas de nios asesinados, cadveres de la poblacin

    civil puestos en fila, casas total o parcialmente destruidas42

    y mujeres llorando,

    frecuentemente con bebs o nios pequeos en brazos:

    Las bombas fascistas no tienen otro objeto que el de hacer ms vctimas

    inocentes, con el propsito de desmoralizar a los hombres que en los frentes les

    mantienen sin poder dar un paso43

    .

    Pero no todas las muertes se presentan bajo el prisma emotivo. Si se trata de

    informar de las sufridas en el otro bando basta con un ttulo seco y breve, como: "Hubo

    20.000 bajas rebeldes en 48 das"44

    . Cuando se habla de los enemigos, pues, no hay

    muertos ni personas que sufren, sino simplemente "bajas".

    Observemos cmo se presenta la noticia el del tristemente famoso ataque con

    bombas incendiarias sobre la poblacin de Guernica, en el Pas Vasco. Crtica muestra a

    sus lectores un panorama horroroso y conmovedor y bajo el ttulo de "La destruccin de

    Guernica es una atrocidad incalificable. Pilotos nazis mataron a mujeres y nios"45

    .

    Frente al discurso que presenta la lucha de los nacionales como una cruzada

    contra la barbarie roja, Crtica elabora un contra-discurso: los franquistas representan la

    barbarie y, lejos de defender los valores catlicos, los subvierten. Con la inclusin del

    testimonio de un cannigo que, presente en Guernica se refugi en Hendaya, el

    vespertino intenta dar mayor realismo y verosimilitud al relato:

    40

    Crtica, 2 de abril de 1937. 41

    Crtica, 21 de octubre de 1937. 42

    Crtica, 14 de octubre de 1937. 43

    Crtica, 13 de octubre de 1937. 44

    Crtica, 13 de octubre de 1937. 45

    Crtica, 27 de abril de 1937.

  • 15

    Como sacerdote catlico debo decir que el mayor ultraje que podr hacerse a la

    religin, es si algn da llega a celebrarse en la Iglesia de Santa Mara de Guernica [...]

    un tedeum en honor de la gloria militar de los generales Franco y Mola que representan

    la ms absoluta barbarie46

    .

    Fiel a su estilo, Crtica dedica varias pginas a la movilizacin que el 1 de Mayo

    de 1937 se celebr en Buenos Aires y al papel que en ella se dio a la lucha republicana

    espaola: "Unidad, es la consigna del proletariado espaol" y "Una vibrante solidaridad

    hacia Espaa leal fue el gran mitin"47

    .

    El ao 1938 marca el comienzo del fin. Despus del triunfo de las tropas

    franquistas en la batalla de Teruel en febrero de ese ao las posibilidades de

    supervivencia de la repblica prcticamente se esfumaron. La victoria de los nacionales

    en la guerra civil eran cuestin de tiempo y Franco estaba decidido a tomarse todo el

    tiempo que considerara necesario no slo para ganar la guerra sino tambin para

    aniquilar todo tipo de resistencia que pudiese empaar su victoria en el futuro.

    Crtica no puede presentar a los lectores la imagen de un ejrcito popular

    victorioso, cuando en el campo de batalla son todos reveses. Las derrotas republicanas,

    entonces, cuando ya no pueden ser ocultadas, se resignifican para ser presentadas como

    victorias morales: "Despus de heroica defensa, Castelln fue ocupada por las fuerzas

    rebeldes. Atacaron por tierra, mar y aire. Tenaz resistencia republicana" o "Los

    rebeldes avanzan, pero con muchas bajas"48

    . Los nacionales, por su parte, siguen

    siendo merecedores del odio y el desprecio por sus feroces y sangrientos ataques contra

    la poblacin civil inocente: "Setenta y cinco mil fugitivos espaoles pasaron la frontera.

    Desesperados por el fro, el hambre, la miseria y el terror franquista, atraviesan los

    Pirineos"49

    . "No habra cado Artesa" y "Barcelona informa que el avance rebelde est

    bloqueado", son sus primeras portadas sobre la guerra civil en enero de 193950

    .

    Cuando los hechos son imposibles de ocultar, como la cada de Barcelona en

    manos de los nacionales, Crtica intenta levantar la moral con un "Cay Barcelona pero

    46

    "Testigos presenciales relatan la salvaje destruccin de Guernica", Crtica, 29 de abril de 1937. 47

    Crtica, 2 de mayo de 1937. 48

    Crtica, 13 de junio de 1938. 49

    Crtica, 29 de enero de 1939. 50

    Crtica, 4 de enero de 1939.

  • 16

    la Repblica no est vencida"51

    . Y ya durante los ltimos das del rgimen republicano

    a fines de febrero de 1939 se niega a reconocer la inminente derrota:

    La resistencia tenaz, a muerte, por parte de los leales seguir en toda Espaa,

    ciudad por ciudad, pueblo por pueblo [...] pero al final el pueblo se impondr [...] El

    pueblo en armas, cuando defiende una causa santa, jams podr ser vencido52

    .

    A partir del 14 de marzo la guerra civil, pues, sale de las portadas, se va

    difuminando, pierde peso y queda relegada a las pginas interiores. La mayor parte de la

    informacin espaola se desplaza hacia el tema de los refugiados annimos o clebres:

    "Siguen masacrando mujeres y nios"53

    o "Pasan grandes penurias econmicas muchas

    destacadas personalidades republicanas que se radicaron en Pars"54

    . Por fin, el 21 de

    marzo de 1939, el titular, en letras grandes, es esperanzador: "Empez la negociacin de

    paz entre Madrid y Burgos" seguido del subttulo "Crese posible una pronta

    terminacin de la guerra civil" para, finalmente, en letras muy pequeas admitir

    tibiamente mediante el uso del potencial "Parece ser que se producira la rendicin de

    los republicanos"55

    . Finalmente el da 28 de marzo el parco ttulo es "Madrid fue

    entregada"56

    .

    3.- Anlisis de las fuentes

    Analizar qu piensa un peridico como La Nacin no es tarea sencilla: sus

    palabras son moderadas, plenas de matices, rara vez claras y directas. No olvidemos que

    la objetividad es el mito fundante sobre el que el matutino construye su prestigio, su

    auto-imagen y, en definitiva, su lugar de enunciacin. Lo contrario ocurre con Crtica,

    ya que esta deja claro desde el principio cul es su posicin, del lado de quien est.

    Habla de forma clara y directa, sin matices.

    Es importante realizar un anlisis a fondo de estos peridicos. Sobre La Nacin

    los medios republicanos compartan una opinin generalizada que la juzgaba como

    retrgrada y oligrquica, sobre Crtica, en cambio, el mito de peridico popular y

    51

    Crtica, 26 de enero de 1939. 52

    Crtica, 27 de febrero de 1939. 53

    Crtica, 17 de marzo de 1939. 54

    Crtica, 21 de marzo de 1939. 55

    Crtica, 21 de marzo de 1939. 56

    Crtica, 28 de marzo de 1939.

  • 17

    democrtico ha sido tan fuerte que ha logrado pervivir en lo que se ha seguido

    escribiendo varias dcadas despus de su desaparicin.

    Un primer acercamiento a las fuentes, nos haba permitido afirmar que el diario

    La Nacin adopt una posicin objetiva en defensa de las instituciones democrticas

    espaolas.

    Para una mayor organizacin y claridad las siguientes cuatro interrogantes nos

    permitirn analizar con ms facilidad:

    1) Cul fue el tratamiento de la informacin?

    El comienzo del anlisis del periodo se inicia el 16 de Febrero de 1936, fecha en

    la que se realizan elecciones para elegir representantes al Parlamento espaol, ante un

    electorado extremamente polarizado entre derechas e izquierdas. El cierre del anlisis

    termina el 1 de Abril de 1939, donde a travs de un comunicado dado por el General

    Francisco Franco se da por concluida la Guerra Civil espaola.

    En un primer acercamiento a las fuentes pudimos comprobar que los sucesos de

    Espaa adquirieron en la Argentina un lugar central en los medios de comunicacin.

    Desde el diario La Nacin se llev a cabo una cobertura completa del periodo, tratando

    de reconstruir los hechos que ocurran diariamente. Del espacio asignado a noticias

    internacionales, el conflicto espaol pasa a ocupar las tres primeras pginas del diario,

    lo que refleja la importancia de los hechos, pero tambin la existencia de una opinin

    publica que necesita y reclama ser informada. Para ello, contaba con los servicios de

    periodistas asentados en la pennsula y que actuaban en cada uno de los territorios

    ocupados por los distintos bandos enfrentados. Cada uno de ellos, brindaba un anlisis

    pormenorizado de los hechos ocurridos.

    El grado de tratamiento de la informacin nos permite afirmar que la objetividad

    y el equilibrio ideolgico guiaron el anlisis, brindndole al lector un panorama global y

    no parcializado de los sucesos espaoles.

    Por su parte Crtica, aun llevando a cabo un seguimiento pormenorizado del

    conflicto, nos da las noticias sesgadas, y muchas veces tenemos que intuir lo que ocurra

    ya que la noticia no era dada con total claridad. Un ejemplo de ello lo vemos en el

    titular (antes mencionado) "Pasan grandes penurias econmicas muchas destacadas

    personalidades republicanas que se radicaron en Pars" (se observa el rodeo que da

  • 18

    para no decir que los lderes republicanos perdieron la guerra y tuvieron que exiliarse en

    Francia).

    2) Cul fue su influencia en la opinin pblica?

    La Nacin estaba orientada a un conjunto de lectores que por su carcter

    socioeconmico podramos definir como sectores medios y altos. Ello no quiere decir

    que la produccin cotidiana del diario no pudiera ser consumida por otros sectores

    (como seguramente ocurri), pero como reconoca a principios de 1939 su director Lus

    Mitre, el diario tena su arraigo en las clases dirigentes de la Republica y en las clases

    productoras, su prestigio en el terreno doctrinal y la honrosa adhesin que los hogares

    ms tradicionales y representativos le han demostrado y le demuestran, pues no se

    ignora que La Nacin es el diario de millares de familias en las cuales el hbito de leerlo

    se transmite de generacin en generacin.

    Teniendo en cuenta los sectores hacia los cuales estaba dirigida la informacin,

    podemos inferir, la influencia y el prestigio de la editorial conseguida a lo largo de los

    aos, generaba en la opinin pblica la confianza en la palabra autorizada.

    Realizando un trabajo de comparacin con Critica, ubicada del lado republicano,

    La Nacin apareca para el conjunto de la opinin pblica como el rgano de

    informacin de mayor objetividad y libre de pasiones polticas que pudieran deformar o

    falsear los sucesos de la Guerra Civil espaola.

    3) De qu manera se identificaron a los bandos enfrentados?

    Uno de los objetivos del diario La Nacin, por ejemplo, fue ofrecerle al lector

    una delimitacin ideolgica clara y precisa de los sectores enfrentados. Durante el

    transcurso de la Guerra Civil espaola, podemos observar la mutacin que recibe la

    denominacin de cada sector:

    Rebeldes, sublevados y revolucionarios, para identificar el carcter ilegal de los

    sectores alzados. Sin embargo, comprobamos que a partir de Julio de 1937 cambia su

    denominacin por el de nacionalistas.

    Mientras tanto, el otro sector, recibe la denominacin de gubernistas, leales,

    republicanos, denominacin sta ltima, que slo expresa los idearios hacia una forma

  • 19

    de gobierno, agravada adems por las constantes divisiones ideolgicas que acompaan

    al gobierno y que son reconocida desde los medios de comunicacin.

    Posiblemente este aspecto sintetice los vaivenes que adquieren la lucha militar y

    el posible desenlace de la misma a favor del sector nacionalista y de su proyecto

    poltico.

    En Crtica, por su parte los nacionales son nombrados como los "facciosos", los

    "fascistas", los "traidores" y, a veces, los "sublevados" o los "rebeldes", mientras que los

    republicanos aparecen indistintamente como los "leales", el "pueblo espaol", el

    "proletariado espaol", o, simplemente, los "trabajadores".

    4) Cmo se conform un discurso y una realidad acerca de la Guerra Civil

    Espaola para los lectores de La Nacin?

    Los hechos ocurridos en Espaa, de alguna manera plantearon a las propias

    elites dirigentes, los partidos polticos y a la masa de la opinin pblica, los peligros de

    las contradicciones a las que se enfrentaban las democracias liberales; por un lado, el

    avance conjunto de sentimientos extremos que recorran el espectro ideolgico y

    poltico. Por el otro, la violencia como forma ya sistematizada de legitimidad y vehculo

    para llegar al poder.

    Los casos de Alemania e Italia y Rusia constituan ejemplos concretos de la

    polarizacin ideolgica que se cerna sobre los sistemas democrticos.

    La opinin catlica, con muy pocas excepciones, se aline tras los alzados, cuya

    lucha era presentada desde muy altas tribunas eclesisticas como una guerra santa, la

    caracterizacin que esa frmula vena a proponer de lo que estaba en juego en Espaa

    estuvo lejos de ganar para la causa rebelde el apoyo unnime de las fuerzas del orden;

    por el contrario, la contienda espaola logro hacer revivir por un instante la moribunda

    llama de la tradicin liberal argentina.

    Desde el diario La Nacin se mostr a la opinin pblica dos imgenes

    dicotmicas y contradictorias entre izquierdas y derechas de los sectores involucrados,

    por un lado observamos la tendencia a establecer principios ideolgicos variados en

    ambas vertientes:

    1.- Del sector de los revolucionarios, hay una tendencia a presentarlos como una

    fuerza que adquiere el carcter de homogeneidad durante el transcurso de la Guerra

  • 20

    Civil, borrndose las divisiones entre falangistas, nacionalistas y monrquicos,

    posibilitado por el carisma y la energa de una sola cabeza dirigente, el General

    Francisco Franco.

    2.- Del sector de los gubernistas, se hace hincapi en la evidente divisin

    ideolgica que existe desde los inicios del conflicto, sufriendo un predominio alterno

    entre los distintos partidos polticos, as, desde un predominio liberal y socialista, ste

    degenera en la direccin del partido comunista y los constantes excesos cometidos

    durante la guerra civil por el anarquismo. A ello se suman las diferencias regionales que

    se encuentran en las ciudades gubernistas.

    Se construyeron dos escenarios poltico-ideolgicos del conflicto, uno

    caracterizado por la homogeneidad y el orden y el otro fracturado por los intereses

    particulares, que no lograron atraer al conjunto de los ciudadanos en pos de un proyecto

    poltico a largo plazo. Las consecuencias que de ello derivan, reflejan que el

    componente normativo propio de los discursos polticos pone de manifiesto de manera

    inmediata el sentido ideolgico de su propuesta.

    II.- LAS IMGENES DE LA GUERRA

    Es evidente que no slo de palabras est hecho un diario moderno. Las

    imgenes, con su fascinante apariencia de "realidad" son un elemento esencial a tener en

    cuenta. Y, entre las imgenes, merecen un apartado especial las fotografas, pues se

    presentan a los ojos del lector como algo verdadero: el refuerzo de los pies de foto,

    aclaran, explican o juzgan esas imgenes y lo ayudan a interpretar lo que est viendo, a

    "leer bien". Las fotografas cumplen aqu un papel importante, pues en ellas se puede

    decir lo que las palabras no pronuncian, se llega a tocar la sensibilidad de los lectores y

    a crear estados de nimo favorables a unos u otros. Sin embargo La Nacin, fiel a su

    estilo de economa de lenguaje, hace un uso muy limitado de este recurso y a diferencia

    de Crtica cuyo despliegue grfico de la guerra ocupa una buena porcin de sus pginas,

    La Nacin cuando lo hace prefiere un formato pequeo y un epgrafe igualmente

    escueto y descriptivo.

  • 21

    La Nacin 20 de febrero de 1939

    Crtica 3 de enero de 1939

  • 22

    La Nacin 21 de marzo de 193

    La Nacin 6 de febrero de 1939

  • 23

    IV.- BIBLIOGRAFA

    AAVV: "La Guerra Civil Espaola: cmo se vivi en la Argentina", en la revista

    del diario La Nacin, Buenos Aires, 13 de Julio de 1986.

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    COMELLAS, Mara Jess: "El estallido de la Guerra Civil Espaola en la

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    DIAZ PLAJA, Fernando: La vida cotidiana en la Espaa de la guerra civil,

    Madrid, 1994.

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    MONTENEGRO, Silvina: La guerra civil espaola y la poltica Argentina,

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    Historia, N 110, Buenos Aires, Julio de 1976.

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    Espaola en Argentina, Barcelona, 1991.

    SIDICARO, Ricardo: La poltica mirada desde arriba. Las ideas del diario La

    Nacin 1909-1989, Buenos Aires, 1993

    TRIFONE, Vctor y SVARZMAN, Gustavo: La repercusin de la guerra civil

    espaola en la Argentina (1936-1939), Buenos Aires, 1993.

    Fuentes

    Diario la Nacin, Julio de 1936 - Abril de 1939. Biblioteca del Congreso de la

    Nacin. Hemeroteca. Hemeroteca Diarios y Peridicos.

    http://www.bcnbib.gov.ar/sddyr.php

    Diario Crtica, Julio de 1936 - Marzo de 1939. Biblioteca del Congreso de la

    Nacin. Hemeroteca. Hemeroteca Diarios y Peridicos.

    http://www.bcnbib.gov.ar/sddyr.php