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Guerra del Pacífico[editar ] Artículo principal: Guerra del Pacífico La Guerra del Pacífico (1879-1884) fue un conflicto armado que enfrentó a la República de Chile contra la República Peruana y la República de Bolivia. También se le ha denominado Guerra del Salitre. Combate de Angamos, óleo de Teófilo Castillo. Representa el enfrentamiento entre el monitor Huáscar y los blindados Cochrane y Blanco Encalada. La escuadra peruana y la chilena[editar ] Debido a las características del litoral boliviano y del extremo sur peruano, en el que se extiende el desierto de Atacama , y teniendo en cuenta las experiencias de la Guerra de la Independencia y contra la Confederación, Chile conocía que era necesario sortear por mar este territorio para poder trasladar a sus tropas e invadir el territorio peruano. Para ello tendría que lograr el dominio del mar. El Perú, por su parte, también comprendió que esta era la maniobra lógica que adoptaría Chile. De ese modo, ambas naciones dieron inicio a la campaña naval como la primera parte de la guerra. La escuadra peruana, al mando del capitán de navío Miguel Grau, estaba conformada por el blindado tipo monitor Huáscar, la fragata Independencia, la corbeta Unión, la cañonera Pilcomayo y los transportes Chalaco, Oroya, Limeña y Talismán. Estos últimos habrían de cumplir una función muy importante durante el conflicto, manteniendo abierta la ruta de abastecimiento peruana con continuos viajes entre el Callao y Panamá, así como a otros puntos del litoral, transportando tropas, pertrechos y municiones, burlando a la poderosa escuadra enemiga. A ellos se sumaban los monitores Manco Cápac y Atahualpa de casi nulo desplazamiento, lo que los convertía en baterías flotantes.

Guerra Del Pacífico

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GRAU EN LA GUERRA DEL PACIFICO

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Page 1: Guerra Del Pacífico

Guerra del Pacífico[editar]

Artículo principal: Guerra del Pacífico

La Guerra del Pacífico (1879-1884) fue un conflicto armado que enfrentó a la República de

Chile contra la República Peruana y la República de Bolivia. También se le ha denominado

Guerra del Salitre.

Combate de Angamos, óleo de Teófilo Castillo. Representa el enfrentamiento entre el monitor

Huáscar y los blindados Cochrane y Blanco Encalada.

La escuadra peruana y la chilena[editar]

Debido a las características del litoral boliviano y del extremo sur peruano, en el que se

extiende el desierto de Atacama, y teniendo en cuenta las experiencias de la Guerra de la

Independencia y contra la Confederación, Chile conocía que era necesario sortear por mar

este territorio para poder trasladar a sus tropas e invadir el territorio peruano. Para ello

tendría que lograr el dominio del mar. El Perú, por su parte, también comprendió que esta

era la maniobra lógica que adoptaría Chile. De ese modo, ambas naciones dieron inicio a

la campaña naval como la primera parte de la guerra.

La escuadra peruana, al mando del capitán de navío Miguel Grau, estaba conformada por

el blindado tipo monitor Huáscar, la fragata Independencia, la corbeta Unión, la

cañonera Pilcomayo y los transportes Chalaco, Oroya, Limeña y Talismán. Estos últimos

habrían de cumplir una función muy importante durante el conflicto, manteniendo abierta la

ruta de abastecimiento peruana con continuos viajes entre el Callao y Panamá, así como a

otros puntos del litoral, transportando tropas, pertrechos y municiones, burlando a la

poderosa escuadra enemiga. A ellos se sumaban los monitores Manco

Cápac y Atahualpa de casi nulo desplazamiento, lo que los convertía en baterías flotantes.

La escuadra chilena, al mando del contralmirante Juan Williams Rebolledo, estaba

compuesta por los blindados Almirante Blanco Encalada y Almirante Cochrane, las

corbetasChacabuco, O'Higgins, Abtao y Esmeralda y las

cañoneras Magallanes y Covadonga, además de varios transportes armados como

el Loa y Amazonas. Completaban su flota veloces transportes que aseguraban la logística

de sus tropas acantonadas en Antofagasta y de su escuadra, como el Itata, Lamar, Rímac,

Copiapó y el carbonero Matias Cousiño. El equilibrio de poder era favorable a la marina

chilena, dado que sus naves, sobre todo los dos blindados, tenían mejor artillería, mayor

velocidad y coraza, en comparación a las naves peruanas.

Page 2: Guerra Del Pacífico

El planteamiento fue muy claro en ambos lados. La escuadra chilena era superior

materialmente a la peruana, no sólo en número sino también en la calidad de sus buques.

Debía entonces buscarla y destruirla lo más pronto posible. La escuadra peruana, por su

parte, dada su inferioridad en medios, debía prolongar lo más posible su presencia como

una amenaza efectiva en el mar, no tanto para la escuadra chilena sino para el tráfico

marítimo de ese país, entablando combate únicamente cuando estuviera en superioridad

de condiciones o cuando éste fuese inevitable. El tiempo que se ganara en ello sería en

provecho de la preparación de las defensas en el sur peruano y la adquisición de nuevas

naves y armamento.

La campaña naval y el monitor Huáscar[editar]

La primera acción tuvo lugar apenas siete días después de declarada la guerra, el 12 de

abril de 1879, cuando la corbeta Unión y la cañonera Pilcomayo atacaron y persiguieron a

la corbeta chilena Magallanes frente a Punta Chipana. Por su parte, la escuadra chilena en

el Perú bombardeó Mollendo, Pisagua, Mejillones e Iquique, antes de dirigirse hacia

el Callao con el propósito de destruir la escuadra peruana.

Sin embargo, fracasó en este intento debido a que los buques peruanos habían zarpado

días antes de su arribo, dirigiéndose a la ciudad peruana de Arica con el director supremo

de la guerra, el general Mariano Ignacio Prado.

Combate naval de Iquique[editar]

Artículo principal: Combate naval de Iquique

Combate Naval de Iquique, de Thomas Somerscales (1842-1927).

Representación del enfrentamiento entre el monitor peruano Huáscar, al mando del capitán de navío

Miguel Grau, y la corbeta chilena Esmeralda, al mando del capitán de fragata Arturo Prat.

El 17 de mayo la flota peruana puso rumbo a Arica, donde desembarcó el

Presidente Prado para dirigir la guerra desde ese puerto peruano. Casi de inmediato

fueron despachados a Iquique el monitor Huáscar y la fragata Independencia, con

instrucciones de levantar el bloqueo de ese puerto, sostenido en ese momento por la

corbeta chilena Esmeralda, la cañonera Covadonga y el transporte Lamar.

El 21 de mayo de 1879 el monitor Huáscar al mando del capitán de navío Miguel Grau , y

la Independencia al mando del capitán de navío Juan Guillermo More Ruiz, ingresaron a la

bahía de Iquique y se enfrentaron a los ya mencionados buques de madera chilenos

Page 3: Guerra Del Pacífico

comandados, respectivamente, por Arturo Prat Chacón (Esmeralda) y por Carlos Condell

de la Haza (Covadonga). El transporte Lamar izó bandera estadounidense y puso rumbo al

sur, siendo seguido por la cañoneraCovadonga que fue perseguida por la Independencia.

Mientras tanto, el Huáscar en Iquique cañoneaba a la Esmeralda, buque que maniobró

para colocarse delante de la población, ante la imposibilidad de doblegar al enemigo, y ya

que el combate se extendía con gran número de bajas chilenas, el comandante Grau

decidió utilizar el espolón 3 veces. En el segundo ataque al espolón, el comandante

chileno Arturo Prat realiza un abordaje frustrado, principalmente, por la confusión reinante

que dificultó que su orden fuese escuchada y por las importantes bajas en su tripulación,

la Esmeraldatenía varios daños antes del combate. Prat murió en el intento, pues jamás

llegó a ver a Grau.

Hundimiento de la Esmeralda.

Finalmente logra Grau hundir a la nave chilena, cuyos sobrevivientes, fueron rescatados

por los marinos peruanos. En este combate murió el teniente primero Jorge Velarde,

primer héroe naval peruano de la contienda.

Mientras tanto, la Independencia, conducida por Moore, había encallado en Punta Gruesa,

al sur de Iquique en el afán de espolonear al buque chileno y tan pronto se percató de

esto, el comandante Condell de la Covadonga, volvió sobre sus aguas y ordenó disparar

sobre la fragata varada dado que aún mantenía su bandera al tope, indicación que seguía

en combate, Condell le disparó seis tiros contra la cubierta poniendo su nave en el ángulo

muerto de los cañones peruanos al escorarse la "Independencia". Cuando

la Covadonga vio acercarse al Huáscar y huyó del lugar, mientras el Huáscar procedía a

recoger a los sobrevivientes e incendiar los restos.

Posteriormente Grau, en un gesto de caballerosidad, escribió a Carmela Carvajal, viuda

del héroe naval chileno Arturo Prat Chacón, comandante de la Esmeralda, muerto en la

cubierta del Huáscar, una carta en la que elogiaba la actuación de su esposo y le enviaba

algunas de sus prendas personales, entre ellas su espada. A su vez, en la respuesta a

esta carta, la viuda de Prat agradece tal gesto, asegurando que dada la hidalguía

mostrada por Grau al asociarse a su dolor, ella comprende que la muerte de su esposo fue

consecuencia de la guerra y que de haber estado en manos del capitán del Huáscar,

jamás habría tenido lugar.

Page 4: Guerra Del Pacífico

 Wikisource contiene obras originales de o sobre Carta de condolencias de Miguel

Grau Seminario a Carmela Carvajal vda. de Prat.

Combate naval de Angamos[editar]

Artículo principal: Combate naval de Angamos

Combate de Angamos, óleo de Salaverry. Colección particular. Lima

La incapacidad de los mandos navales chilenos frente a las continuas incursiones

del Huáscar fueron motivo de protestas populares, interpelaciones en el congreso y la

censura del gabinete ministerial. Todo ello se agudizó con la captura del transporte Rímac ,

luego de lo cual se produjeron renuncias de ministros y se efectuaron inevitables cambios

en las jefaturas del ejército y la escuadra. Los conductores de la guerra, ante la

imposibilidad de iniciar la campaña terrestre para invadir el sur peruano, determinaron que

el hundimiento del Huáscar era prioritario e indispensable para llevar a cabo sus planes.

Una de las primeras medidas fue el relevo del contralmirante Juan Williams Rebolledo en

el mando de la Escuadra chilena por el capitán de navío Galvarino Riveros, quien dispuso

que sus buques fueran sometidos a reparaciones de calderas y carena para limpiar sus

fondos y prepararse a dar caza al Huáscar. Para dicho propósito, elaboraron un plan para

capturarlo, organizando a su escuadra en dos divisiones, la primera, integrada por

el Almirante Blanco Encalada, la Covadonga y el Matías Cousiño, y la segunda,

compuesta por el Almirante Cochrane, el Loa y la O'Higgins. La idea era tenderle un cerco

al Huáscar, en el área comprendida entre Arica y Antofagasta.

Continuando los acontecimientos, Grau recibió órdenes de zarpar con la Unión y

el Rímac rumbo al sur, con la finalidad de hostigar los puertos chilenos entre Tocopilla y

Coquimbo, en tanto que las dos divisiones chilenas habían partido hacia el norte en

búsqueda del Huáscar llegando a Arica en la mañana del 5 de octubre, no hallando allí a

su objetivo.

El Huáscar, mientras tanto, luego de dejar al Rímac en Iquique, arribó en compañía de

la Unión a la caleta de Sarco. Ahí capturaron a la goleta Coquimbo, para posteriormente

llegar al puerto del mismo nombre y proseguir hacia el sur, hasta la caleta de Tongoy,

localidad cercana al importante puerto de Valparaíso. Cumplido el objetivo de esta

expedición, Grau y sus naves iniciaron su retorno a aguas peruanas.

Page 5: Guerra Del Pacífico

Mientras los barcos peruanos navegaban hacia el norte de regreso, ignoraban los

movimientos de los buques chilenos. Las dos divisiones enemigas avanzaban desde

diferentes direcciones, en posición abierta, dispuestas a cercar a su objetivo.

Al amanecer del 8 de octubre de 1879, el Huáscar fue avistado por la primera división

chilena, lo que obligó a Grau a virar hacia el suroeste para luego volver al norte, a la

máxima velocidad posible tratando de dejar atrás a sus enemigos. Poco después,

el Huáscar y la Unión se encontraron con la segunda división chilena frente a Punta

Angamos. Al percatarse de que el Huáscar no podría evadir el combate por su escaso

andar, la Unión, de mayor andar, a expresa orden del almirante, se abrió paso hacia el

norte.

Luego, a las 9:40 horas, siendo inevitable el encuentro, el monitor peruano afianzó su

pabellón de combate disparando los cañones de la torre sobre el Almirante Cochrane a mil

metros de distancia. Los artilleros del monitor eran británicos, y su puntería no era del todo

efectiva. La Covadonga y el Almirante Blanco Encalada en esos momentos se hallaban a

una distancia de seis millas con dirección al Huáscar, mientras que la O'Higgins y el Loa se

dirigían a cortar el paso a la Unión. El Almirante Cochrane no contestó inicialmente los

disparos, sino que acortó distancias gracias a su mayor velocidad, estando a 500 metros,

una andanada del Monitor golpeó la banda del acorazado chileno haciéndolo bandearse

por unos instantes, pero sin mayor daño y cuando estuvo a 200 m por babor del Huáscar,

hizo sus primeros disparos, perforando el blindaje del casco y dañando el sistema de

gobierno.

Grau en su torre, presintiendo lo inevitable y agachándose hacia la rejilla del piso, se

despidió de Diego Ferré en un fraternal saludo de manos. Mientras tanto, las alzas de los

cañones chilenos apuntaban hacia las partes vitales del monitor. Diez minutos después un

proyectil proveniente también del Almirante Cochrane impactó en la torre de mando y al

estallar hizo volar al contralmirante Miguel Grau y dejó moribundo a su acompañante

teniente primero Diego Ferré. Entonces tomó el mando del buque el capitán de

corbeta Elías Aguirre, quien continuó el combate con las naves chilenas, hasta que

también cayó muerto por un disparo del contendor. Uno tras otro, los oficiales peruanos se

fueron sucediendo a cargo de la nave, que recibía una y otra vez los impactos de la

artillería chilena, hasta que habiendo recaído el mando en el teniente primero Pedro

Gárezon Thomas de solo 28 años de edad, este oficial, viendo que ya no era posible

continuar la lucha por las condiciones en las que se hallaba el buque, con sus cañones

inutilizados, roto su timón, y con parte de su tripulación muerta o herida, dio la orden de

abrir las válvulas de fondo para inundar al monitor antes de entregarla rendida, orden que

fue cumplida por el alférez de fragata Ricardo Herrera de la Lama y de esta forma impedir

la captura de la nave peruana.

A las 10:55 el Almirante Cochrane y el Almirante Blanco Encalada suspendieron el

cañoneo y al ver que el Huáscar pronto se iría a pique, enviaron una dotación armada en

lanchas para tomarlo. Cuando los marinos chilenos ingresaron a bordo, el Huáscar ya

Page 6: Guerra Del Pacífico

tenía 1,20 m de agua y estaba a punto de hundirse por la popa. Revólver en mano, los

oficiales chilenos ordenaron a los maquinistas cerrar las válvulas y posteriormente

obligaron a los prisioneros a apagar los fuegos que consumían diversos sectores de la

nave. La nave, ya incapacitada para la defensa, había sufrido el abordaje del enemigo. La

lucha había concluido y el Huáscar capturado.

Los restos de Grau[editar]

Después del combate de Angamos, el teniente primero Pedro Gárezon Thomas, último

comandante del "Huáscar", no quiso abandonar el monitor hasta no haber agotado la

búsqueda de los restos del almirante Grau. Al ver su insistencia, el teniente chileno Goñi le

permitió hacer dicha búsqueda en la torre de mando, que se hallaba destrozada. Garezón

entró por un gran boquete abierto por las bombas y tras una búsqueda exhaustiva, halló

finalmente entre los escombros el único resto de Grau: «un trozo de pierna blanca y

velluda, solo desde la mitad de la pantorrilla al pie, que estaba calzada con un botín de

cuero.» Gárezon certificó que se trataba de un auténtico resto del almirante. Colocado en

una caja, fue conducido a Mejillones, donde se le honró con una misa oficiada por

monseñor Fontecilla. Luego, el 14 de octubre, por orden expresa del gobierno chileno, fue

trasladado a Valparaíso, a bordo del Blanco Encalada. El capitán de fragata Óscar Viel,

que era concuñado y compadre de Grau, obtuvo de su gobierno el permiso para sepultar

los restos de Grau en el mausoleo de su familia en Santiago, donde permaneció por

algunos años.22

Los restos de Grau, junto con los pertenecientes a otros combatientes peruanos caídos en

la guerra, retornaron al Perú durante el primer gobierno de Andrés A. Cáceres. Llegaron al

Callao a bordo del crucero Lima, el día 13 de julio de 1890, siendo sepultados en una

tumba provisional en el Cementerio Presbítero Maestro de Lima. En 1908 fueron

trasladados a la Cripta de los Héroes de la Guerra del Pacífico, inaugurada por el

presidente José Pardo y Barreda en dicho cementerio.

En Chile permaneció un fragmento de la tibia de Grau que era exhibido en un Museo de

Santiago, junto con una gorra y otros enseres personales del héroe. Este resto fue

devuelto al Perú el 20 de marzo de 1958, en solemne ceremonia realizada en Santiago

con la presencia del presidente de Chile, Carlos Ibáñez del Campo. Al día siguiente,

llegaron vía aérea a Lima, donde fueron recibidos por el presidente Manuel Prado

Ugarteche, quien, en parte de su discurso ceremonial expresó lo siguiente:

“La figura de nuestro ínclito Almirante, personifica una de las glorias legítimas que enaltecen no solo nuestros anales y los de América, sino del mundo entero. Su vida y sacrificio son paradigmas de caballerosidad y abnegación”.

Luego, los restos fueron conducidos al edificio de la antigua Escuela Naval en La Punta,

donde fueron depositados en un salón.

Finalmente, el 7 de octubre de 1976, los restos óseos de Grau fueron trasladados en

solemne ceremonia al Cenotafio construido en la Cripta de la Escuela Naval, donde

Page 7: Guerra Del Pacífico

permanecen con guardia de honor permanente. El 25 de julio del 2003 fueron depositadas

allí la espada y las condecoraciones del héroe.23

Familia[editar]

Ancestros[editar]Ancestros de Miguel Grau Seminario24 [mostrar]

Matrimonio y descendencia[editar]

Miguel Grau se caso con Dolores Cabero y Nuñez, el 12 de abril de 1867 en la catedral de

Lima.25 El matrimonio tuvo diez hijos:

Enrique (Lima, 24 de mayo de 1868 - Miraflores, 22 de julio de 1954), cónsul del Perú

en San Francisco.26

Miguel Gregorio (Lima, 9 de marzo de 1869 - Valparaíso, 15 de julio de 1877),

fallecido en un accidente en Chile mientras su padre repatriaba los restos de Juan

Manuel Grau.26

Oscar (Lima, 3 de febrero de 1871 - Ib., 31 de julio de 1929), fue prefecto por Piura,

cargo al que renunció como protesta tras el asesinato de su hermano Rafael.27

Ricardo Florencio (Lima, 12 de febrero de 1872 - Chanchamayo, 7 de marzo de

1899), ingeniero de profesión, falleció en un accidente mientras construía un puente y

su cuerpo fue arrastrado por el río. Nunca fue encontrado.28 29

María Luisa (Lima, 5 de marzo de 1873 - Ib., 8 de diciembre de 1973), permaneció

soltera. Heredó la espada obsequiada a su madre por las damas peruanas radicadas

en Europa. Posteriormente la donó al gobierno peruano.29

Carlos Pedro (Lima, 30 de abril de 1874 - París, 1940).29

Rafael (Lima, 20 de enero de 1876 - Cotabambas, 4 de marzo de 1917), político

peruano y uno de los fundadores del partido Unión Cívica, fue vicepresidente de la

Cámara de diputados y posteriormente Ministro de instrucción, justicia y culto. Además

fue varias veces alcalde de El Callao. Siendo diputado por Cotabambas, Apurímac, y

en medio de su campaña reeleccionista fue asesinado por Santiago Montesinos, su

contendiente electoral.30 La provincia de Grau, en Apurímac, recibió este nombre en su

honor por pedido de su hermano Miguel.31

Victoria (Lima, 21 de enero de 1877 - París, 19 de mayo de 1914), murió soltera.31

Elena (Lima, 21 de enero de 1877 - Ib., 24 de diciembre de 1877), melliza de Victoria,

murió a los 11 meses de edad.32

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Miguel (Lima, 23 de enero de 1879 - Ib., 31 de octubre de 1976), fue senador por

Amazonas en 1917 y por Callao en 1919 y posteriormente cónsul del Perú

en Bruselas.33Además acuso al presidente José Pardo y Barreda como el causante

indirecto de la muerte de su hermano al no haberle brindado garantías para su vida a

pesar de haberlas pedido. Propuso además que se llame Grau a la provincia de

Cotabambas en honor a su hermano. Reconciliado con Pardo, postuló como su

segundo vicepresidente en los comicios de 1936, sin embargo las elecciones fueron

anuladas y el presidente Óscar R. Benavides extendió su mandato por otros tres

años.34

Homenajes[editar]

La carta que Grau, caballerosamente, envió a la viuda del capitán Prat, fue tallada en un

monumento en un parque del centro de Santiago de Chile.

Autores peruanos, de las más variadas ideologías y condiciones sociales, han recitado el

elogio sobrecogido del héroe de Angamos, considerado como el primer héroe nacional del

Perú.

“Épocas hay en que todo un pueblo se personifica en un solo individuo: Grecia en Alejandro, Roma en César, España en Carlos V, Inglaterra en Cromwell, Francia en Napoleón, América en Bolívar. El Perú de 1879 no era Prado, La Puerta o Piérola: era Grau… Humano hasta el exceso, practicaba generosidades que en el fragor de la guerra concluían por sublevar nuestra cólera. Hoy mismo, al recordar la saña implacable del chileno vencedor, deploramos la exagerada clemencia de Grau en la noche de Iquique. Para comprenderle y disculparle, se necesita realizar un esfuerzo, acallar las punzadas de la herida entreabierta, ver los acontecimientos desde mayor altura. Entonces se reconoce que no merecen llamarse grandes los tigres que matan por matar o hieren por herir, sino los hombres que hasta en el vértigo de la lucha saben economizar vidas y ahorrar dolores.”

Manuel González Prada, “Grau”, 1885.

"Miguel Grau Seminario fue un hombre comprometido con su tiempo, con su país y sus valores. Fue honesto y leal con sus principios, defendió el orden constitucional y fue enemigo de las dictaduras. El héroe de Angamos siempre estuvo en la línea de afirmación de las normas morales y las tradiciones de la república. Honrado en el camarote y en la torre de mando, lo es también en el salón y en el hogar."

Jorge Basadre Grohmann

Page 9: Guerra Del Pacífico

"Como del carbón sale el diamante, así de la negrura de esta guerra sale Grau. La posteridad ha indultado a su generación infausta porque a ella perteneció el comandante del Huáscar (...) Al estudiar lo que hizo, preciso es recordar con qué elementos trabajó y cabe preguntar qué hubiera sido del Perú con Grau en un barco como el Cochrane o el Blanco Encalada..."

Jorge Basadre Grohmann, “Efigie de Grau”, inserta en Historia de la República del Perú.

“Grau fue y será, por ello, el símbolo del Perú, el héroe peruano por excelencia, porque tuvo, entre sus virtudes cardinales algunas que eran suyas, como brote milagroso del genio heroico –salud, fortaleza, tenacidad, prudencia, robustez del cuerpo y del alma–, y otras que eran la impronta de nuestro espíritu y nuestro sino y cristalizaron en su mezcla de bravura y nobleza, en su humildad y ternura para el niño o para el enemigo, en su incapacidad para la violencia destructora y la saña vandálica, y, sobre todo, en su peruanísima lección de vencer sin odio y perder con honra.”.

Raúl Porras Barrenechea

Tú eras la patria sobre el mar,bajo el cieloy más allá del horizonte,y unías la leyenda y el cantaral ejemplocomo un nuevo Quijote.Reflejo azul de la bondad divina,por ti, la roja guerra tuvo;hundías barcos y salvabas vidas;aún al enemigo distes amor,y entre la sangre y la metrallapuro pasaste, el alma erguidapor la mano de Dios.…¡Tenías que caer!Como en un mito griego,se hizo de sangre todo el horizonte,y se alzaron como unos semidioseslos que contigo al holocausto fueron.¡Tenías que caer!¡Se hizo de sangre todo el horizonte,pero el mar, como nunca, fue el color de laurel!.

José Gálvez Barrenechea, “Oda a Grau”.