Guia Camino Santiago Espaniol

5/22/2018 Guia Camino Santiago Espaniol

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CaminoSantiagodeen

ESPAOL

G U A D E L P E R E G R I N O


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3INTRODUCCIN

Ult reia!

Ruta de estrellas invita a descubrir el Camino de Santiago a supaso por Aragn. Por el da y por la noche. En 1609, Galileo Galileiobserv por primera vez lo maravilloso que era el cielo a travsdel telescopio. Aquel descubrimiento abri un mundo de posibili-

dades pero, a simple vista, los astros con su brillo y sus dibujoshaban cautivado a los hombres desde haca siglos. En noches se-renas, muchas civilizaciones se han fijado en una franja blancaque atraviesa el firmamento. Es la Va Lctea, la galaxia a la quepertenece nuestro sistema solar. En la Edad Media, serva de guaen la oscuridad hacia el F inis Terrae. Muchos han ledo en su re-flejo la ruta hacia Compostela.

2010 es Ao Santo Jacobeo y el escenario de la apertura es la Ja-cetania. Una tierra que atrapa con su luz y sus paisajes, el arte y lahospitalidad de sus gentes. Una comarca aragonesa cuya historiaest ligada a la del camino. Son parte de l los que andan perotambin los que habitan sus orillas, los que lo atraviesan cada

da con sus rebaos y los que esperan entre la despoblacin paraaliviar el cansancio del peregrino.

Les vamos a presentar el trazado con las principales novedadesque se introdujeron en 2009 despus de un concienzudo trabajode investigacin arqueolgica del Gobierno de Aragn. La rutaactual es mucho ms fiel a la original, tiene un gran inters arts-tico y patrimonial y est muy bien sealizada. Se han recuperadokilmetros del camino histrico comidos por la vegetacin, ente-rrados en el olvido. Se han remozado casas, parideras, bnkers ycorrales que sirven al peregrino para resguardarse del fro y delas tormentas. Se han construido pasarelas sobre barrancos quese inundaban, miradores y merenderos, se han limpiado las sen-

Texto de Ana Ansa MontesFotografas de Pablo Murillo LpezLas astrofotografas que aparecen en la obra, proceden delos archivos de la Agencia Espacial Europea y de la NASAy se han utilizado por gentileza de sus propietarios.

Concepto y diseo grco:San Francisco, S.L.

Edita:Departamento de Industria, Comercio

y Turismo del Gobierno de Aragn

Imprime:San Francisco, S.L.

Primera edicinZaragoza, diciembre 2009Depsito Legal: Z-4056/2009I.S.B.N.: 978-84-8380-205-2

de la obra: sus autoresde esta edicin: Gobierno de Aragn, Departamento deIndustria, Comercio y Turismo del Gobierno de AragnQueda prohibida la reproduccin o difusin de las im-genes y textos de este libro, por cualquier medio, sin el

permiso expreso de los autores.

Agua Tuerta, valle de Echo


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das, se han allanado los lugares en los que se acumulaba barro. Sidespus de leer este libro, alguien se anima a recorrer el camino,mira al cielo con otros ojos o, simplemente, viaja con la imagina-cin, los autores habremos alcanzado el xito.

Hace ms de mil aos, la devocin y las ansias de aventura im-pulsaron a viajeros de toda Europa a visitar la tumba del aps-tol Santiago en Compostela. Con sus huellas invisibles, trazaronunas vas que, desde diversos puntos de procedencia, confluan enun nico destino. Hoy esa ruta ha cosechado los ttulos de PrimerItinerario Cultural Europeo, Patrimonio de la Humanidad y Calle

Mayor de Europa pero su principal logro es estar viva. Es un sm-bolo religioso pero tambin un encuentro de culturas, lenguas ytradiciones en medio de un muestrario de idlicos paisajes cam-biantes que ponen a prueba al peregrino. Iglesias y catedrales,puentes y pueblos enteros crecieron hace tiempo asomados a untrazado que dej de transitarse durante siglos pero que resurgicon fuerza.

El camino de cada uno tiene un principio y un final pero no es elque marcan las guas ni las tradiciones. Cada uno elige su puntode partida y los posibles desvos pero conviene que sepan que laVa Tolosana atrapa desde hace siglos. ste es el nombre latinoque se dio a la ms meridional de las cuatro rutas del Camino de

Santiago en Francia. Sale de Arls y pasa por Toulouse y Olornantes de superar los Pirineos por el Puerto de Somport. Cuandopisa suelo espaol no es otro que el Camino Francs a su paso

por Aragn aunquemuchos lo llaman Ca-mino Aragons. Bajapor el valle del Aragnhasta Jaca y se internapor la Canal de Berdnpara salir por Undusde Lerda hacia Puentela Reina de Navarradonde se junta con elCamino Navarro, quees la continuidad de losotros tres procedentesde Francia.

En este punto, permi-tan que les saludemoscomo suelen hacerlolos peregrinos. Ultreia!Y ustedes responden etsuseia! Ms all y msarriba!

Por qu A ragnSi yo fuera peregrina

elegira est a rut a por

Por su paisaje irrepeti-ble, por su interesantehistoria, el bello rom-nico y la rica cultura.

Por las mejores nochesestrelladas, por su au-tenticidad y por su gente.Aragn derrocha natu-ralidad, lagos cristali-nos y verdes praderas dealta montaa. Respiravida en valles paradisa-cos como los de Aragn,Ans, Echo y Arags delPuerto, en sus sierrasboscosas e intrincadoscaones y barrancos

que contrastan con lla-nuras casi despobladas

salpicadas de hospitalidad como las de la Canal de Berdn. Sonpaisajes privilegiados poblados por flores de todos los colores yhabitados por corzos, jabales, ardillas, buitres leonados y que-brantahuesos. A vista de pjaro, tanta belleza da vrtigo.

En Aragn, se encuentra el techo de los Pirineos, el Aneto con3.404 metros. Casi igual de altos, el Posets y Monte Perdido in-vitan a lanzarse a la aventura. Alpinismo, escalada, senderismo,paseos a caballo, piragismo, rafting o descenso de caones. Hayms y todo el ao. Espeleologa, golf, deportes areos, patinajesobre hielo, orientacin, mushing o esqu en todas sus versiones.

Los balnearios son la mejor forma de alcanzar la paz del cuerpo,como hacan los peregrinos de antao. Perderse en los cielos lim-pios de pueblos y caminos que escapan a la contaminacin lum-nica de las ciudades no tiene precio. Palmo a palmo, esta tierrahabla por s sola.

En Aragn, permanecen indelebles las huellas de la histor ia. To-dava se conservan monumentos megalticos, pinturas rupestresy poblados ibricos. De la poca romana, quedan puentes, gran-des obras hidrulicas, mausoleos y slidas murallas. La improntadel islam perdura en el Palacio de la Aljafera de Zaragoza y en laruta de los monumentos mudjares que salpican gran parte del

Ro Ijuez entre Villana y Castiello

Tubo de la Zapatilla, Candanch


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territorio. Durante el siglo XI, se edificaron por todo el Serrablopequeas iglesias romnicas con influencia mozrabe. El reinocristiano de Aragn data de la Edad Media. El smbolo de su na-cimiento es el monasterio de San Juan de l a Pea, cerca de Jacacuya catedral se alza como referente en el camino. Un caminocuyo trazado est ligado al nacimiento del Condado y del Reinode Aragn. Los primeros reyes impulsaron las infraestructurasnecesarias y se beneficiaron del aporte humano y econmico quesupona el trasiego de viajeros.

Esta tierra cuenta con un patrimonio artstico milenario. Del ro-mnico al barroco, pasando por el esplendor del gtico, el mudjaro el renacimiento. Aragn rompe con pasin durante la SemanaSanta y vibra con las fiestas patronales cuyo mximo exponenteson las del Pilar de Zaragoza. Recorrer hoy los entresijos de esteterritorio garantiza conocer modernas ciudades y pueblos conun rico pasado habitados por gente noble, amable y hospitalaria.Esta tierra de clima duro y costumbres arraigadas ha sido cuna degenios aragoneses como Miguel Servet, Joaqun Costa, SantiagoRamn y Cajal, el escultor Pablo Gargallo, el realizador de cineLuis Buuel, el escritor Ramn J. Sender, el pintor Antonio Saurao su hermano el director Carlos, tambin Saura. El ms universal,el de Fuendetodos, Francisco de Goya.

Fe, naturaleza, arte, turismo o aventura. El Camino Francs a supaso por Aragn lo tiene todo. Conserva la esencia de otros tiem-pos, es bello, tranquilo y autntico. Para tomarlo desde Francia,hay que pasar por Olorn que, por cierto, tiene albergue de pere-grinos. Desde all, el trazado asciende suavemente hasta Borcedonde comienza un repecho ms fuerte hasta coronar los 1.640metros de altitud del Puerto de Somport. La vista es increblede da y de noche. Comienza una inolvidable aventura de cuatroetapas, no necesariamente das, por tierras aragonesas. Buencamino!

Rut a de est rellas

Muchos peregrinos se encuentran a lo largo del camino, tal vezporque tienen tiempo de recrearse con los detalles ms pequeosy con los ms grandes. Despus de una dura jornada o antes deemprender un nuevo da, el silencio de la noche reconforta. Si las

nubes y la luna lo permiten, se enciende un espectacular cieloque invita a perderse. Es fcil descubrir una banda de luz plida ybordes irregulares que cruza el f irmamento. Lejos del resplandorde las ciudades, brilla en todo su esplendor la Va Lctea, la ga-laxia a la que pertenece la Tierra, cuya relacin con el Camino deSantiago se plasm por escrito ya en el siglo XII en el Cdice Ca-lixtino. El sol es una estrella ms entre miles de millones. nicoy especial, igual que cada peregrino aunque sea uno ms entremillones a lo largo de la historia.

Una leyenda griega cuenta que Zeus se hizo pasar por el maridode una mujer de nombre Alcmena y, de su encuentro, naci unnio al que llamaron Hrcules. Al enterarse la esposa de Zeus,Hera, intent matar al beb con dos serpientes pero el pequeolas estrangul. Zeus mand al dios Hermes colocar a Hrcules enel regazo de Hera cuando sta durmiese. Quera que mamase elalimento que lo hara inmortal. Al despertar, Hera separ al niobruscamente y la leche se derram por el cielo formando la VaLctea, el camino de leche.

En la Edad Media, el Camino de las Estrellas era el mapa escritoen el firmamento, el gua a travs de la oscuridad hacia el FinisTerrae. Hoy se sabe que el cielo se mueve y tambin lo hace eltrazo luminoso de esta banda lechosa que no conduce hacia San-

De camino a Arrs

Va Lctea


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tiago pero s acompaa y hace el viaje inolvidable. Segn la poca

del ao y la hora de la noche, la Va L ctea puede apuntar en cual-

quier direccin as que para identificar la ruta hacia el oeste basta

con caminar hacia la puesta de sol o, si es de noche, buscar sobre

el norte la Estrella Polar.

En las latitudes por las que discurre el Camino de Santiago, la

Va Lctea se muestra en todo su esplendor en las cortas noches

estivales, mucho ms discreta en invierno y desaparece casi por

completo en primavera, cuando apenas destaca sobre el hori-

zonte. Desde el este con las Tres Maras subiendo por Casiopea y

llegando al Tringulo de Verano se extiende esta banda de luz que

enciende el cielo.

Una de las constelaciones que ms impresiona es la de las Tres

Maras, un tro de estrellas que resplandecen alineadas sobre el

horizonte del este. Segn la mitologa griega, forman otra des-

lumbrante constelacin: el cinturn de Orin, el legendario gi-

gante que camina por la bveda celeste. En el lado opuesto, por el

oeste, tres estrellas componen el precioso Tringulo de Verano.

La ms brillante se llama Vega, sobre ella se encuentra Deneb y

la tercera es Altair.

En medio de la Va Lctea, otro grupo de estrellas dibuja una M

o una W, segn se mire. Es la constelacin de Casiopea. Dice la

leyenda que Casiopea era una reina de Etiopa bonita y vanidosa

a la que Poseidn, el dios de los mares, castig a permanecer en

los cielos para siempre. Entre Casiopea y la Osa Mayor, la Estrella

Polar indica siempre fiel el norte.

El camino de estrellas desemboca en la constelacin del Can Ma-

yor donde destaca Sirius, la estrella ms brillante del universo

que podemos ver en la noche. Hace cinco mil aos, era la encar-

gada de regir los calendarios egipcios. Sus reflejos iridiscentes,

verdosos o rojizos acaparan las miradas. Tambin hay una Canis

Menor a la que pertenece Procyon. Segn la mitologa, ambas se

identifican con los perros de Orin, el valiente cazador que fue

colocado entre cuerpos celestes con sus canes ms queridos.

Al contemplar la Va Lctea, se emprende un viaje a travs de

constelaciones que atrapan al espectador como Gmini formada

por dos estrellas muy prximas y de similar magnitud, casi geme-

las, una alegora al amor fraterno. La del Auriga, segn la mitolo-

ga, el que lleva las r iendas, el pastor de la cabra que amamant

a Zeus; la discreta Cepheus; o la del Cisne cuya forma recuerda a

la cruz de Santiago o a un pjaro con las alas extendidas. Tambin

parece un ave la del Aquila, las cuatro estrellas de Sagitta dibujan

una flecha y Scorpius, el escorpin que, segn la mitologa, fue

colocado en el firmamento en memoria del que sali de la madre

Tierra y persigui a Orin hasta matarlo.

Jaca, 24/12/09 a las 00:00 Jaca, 24/06/09 a las 00:00

Osa Mayor

N N


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La parte ms meridional de la Va Lctea que puede verse desde

el Camino de Santiago coincide con la constelacin de Sagittarius

cuyas estrellas ms brillantes parecen dibujar la silueta de uncentauro tensando su arco.

Para recrearse con la Va Lctea hay que dejar que la pupila delojo se acostumbre a la oscuridad durante unos diez minutos. Escapaz de pasar de cuatro a ocho milmetros de grosor en esetiempo para beberse el paisaje nocturno. Los prismticos pueden

resultar muy tiles tambin por la noche. Van a permitir descu-brir cmulos de estrellas, ver a Jpiter y sus cuatro satlites ga-lileanos, las lunas o los crteres y los mares lunares. Basta concontrolar el pulso, apoyar los brazos en una ventana, tumbarse,utilizar un trpode o recurrir al viejo truco de pisar un cordn conel pie y extenderlo hacia arriba para controlar la inclinacin.

El cielo cambia en cada estacin. En otoo, se aprecian mejor An-drmeda, el Tringulo de Verano, la Corona Boreal y la nebulosadel Anillo. En invierno, Orin, la nebulosa de Orin y las Plyadesque son las princesas de la helada. En primavera, el Len y la ga-laxia del Remolino. La Va Lctea se extiende inmensa mostrandotodo el camino que queda por delante. Buena noche!

Un camino conmucha hist oria

Paso a paso, desde tiempos inmemoriales, los hombres han sur-cado los caminos en busca del fin de la Tierra. Muchos lo situaronen Finisterre y vieron en el Atlntico la tumba del sol. Durante

sus viajes, encontraron la paz del cuerpo en l as fuentes de aguastermales y la espiritual siguiendo la pista a las estrellas de la VaLctea. Pero fue en el ao 813, en plena invasin musulmana de lapennsula, con el bando cristiano fragmentado, cuando la historiadel Camino de Santiago ech a andar.

Segn la tradicin,un ermitao llama-do Pelayo vio unacascada de estre-llas posarse sobreel bosque Libredn.Se lo comunic al

obispo de Iria Flavia,Teodomiro, quien,en el lugar ilumi-nado, descubri

un arca de mrmol con restos humanos. Por revelacin divina,supo que se trataba de los de Santiago el Mayor. Uno de los doceapstoles al que Herodes Agripa mand decapitar en Jerusaln,en el ao 42, por predicar el cristianismo. Como era costumbre,sus discpulos Atanasio y Teodoro robaron el cuerpo sin vida delmaestro para darle sepultura en las tierras que haba evangeli-zado. Tras una semana de viaje hasta la remota Galicia, lo ente-rraron en el cementerio de un antiguo castro romano, en el puntoen el que siete siglos despus se fij Pelayo. Teodomiro cont loocurrido al rey Alfonso II el Casto quien acudi rpidamente desdeOviedo respaldado por sus principales nobles. Al llegar al Campode Estrellas, Compostela, orden levantar una sencilla iglesia demampostera y barro para marcar el lugar santo. An se construi-ra otra sobre la tumba de Santiago antes de la gran catedral ro-mnica que se inici el ao 1073 bajo mandato del obispo Pelez.

Enseguida empezaron a llegar peregrinos de todo el continenteaprovechando las vas romanas. Paso a paso fueron labrando uncamino. La primera peregrinacin documentada de la historia laprotagoniz el arzobispo de Puy en Velay, de nombre Gotescalco.Corra el ao 950 cuando viaj acompaado de un gran squito.

Nebulosa de Orin

Puente en Canfranc


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Los reyes cristianos de la pennsula necesitaban apoyo militar, di-nero y hombres que podan proceder del otro lado de los Pirineosas que decidieron impulsar la ruta jacobea. Entre 1077 y 1090,Alfonso VI de Castilla y Sancho Ramrez de Aragn tendieronpuentes, vas y hospitales, levantaron monasterios y catedrales.Concedieron proteccin y privilegios a los caminantes y el de San-tiago se convirti en el principal trazado por delante de los de Je-rusaln y Roma. Fue clave la accin del clero. Los monjes clunia-censes propagaron la peregrinacin, promovieron la hospitalidady controlaron puntos estratgicos como San Juan de la Pea.

Millones de europeos caminaron hacia Santiago de Compostela.Algunos por iniciativa propia, otros por encargo dedicaron variosaos a recorrer un trayecto del que muchos hicieron su vida. Elsepulcro del nico apstol enterrado en Europa consigui movi-lizar y fortalecer la fe cristiana en el norte de Espaa. Desde elsiglo IX hasta su declive en el XIII, el camino vivi tiempos de es-plendor. Con l, resurgi el comercio, el movimiento de dinero yel aumento de poblacin. Se relajaron las servidumbres feudalesy se crearon e impulsaron las ciudades mientras se estancabanlos seoros.

Hablar del Camino de Santiago es hablar del origen de Aragn.En torno a esta va de comunicacin, se articul la accin de losprimeros monarcas, esta ruta natural atrajo a caballeros y arte-sanos, mercaderes y peregrinos que dieron vida a la incipienteeconoma aragonesa. Los tres pilares: Santa Cristina de Som-port, Jaca con su catedral y el monasterio de San Juan de la Pea.Adems, la infraestructura viaria y militar que mantena la rutaabierta y segura.

Los Pirineos son la puerta de en-trada a Espaa por tierra. Hasta elao 1000, la va principal segua eltrazado de la antigua calzada ro-mana Bearn-Caesaraugusta. Cru-

zaba el Puerto de Palo, de 1.940metros de altitud, pasaba por elmonasterio de Siresa y bajaba porel valle de Echo hasta la Canal deBerdn. Salvaba calzadas romanasy puentes medievales que hoy anpueden pisarse. Haba muchos otrosaccesos como el que atravesaba losPirineos por la Gave D Ossau, su-peraba los 1.792 metros de altituddel Portalet y bajaba por el preciosovalle de Tena hasta Biescas paradespus tomar direccin Jaca.

A finales del siglo X, los caminantes cambiaron Palo por el Sum-mus Portus, el Puerto de Somport, de 1.640 metros de altitud.La mejor orografa del terreno lo haca transitable prctica-mente todo el ao. El prestigio del hospital de Santa Cristina fijeste paso como el principal y configur este tramo del CaminoFrancs. Desde Somport atravesaba Canfranc y Jaca, a la queRamiro I convirti en capital del Reino de Aragn en el ao 1035.Los peregrinos seguan hasta Puente la Reina y entraban a tierrasnavarras por Sangesa.

El impulso definitivo que hizo del camino la gran ruta de pere-grinacin de los siglos XII y XIII fue la concesin desde Roma delos Aos Santos Compostelanos, que permiten a los peregrinosobtener la indulgencia plenaria o perdn de sus culpas. El papaCalixto II otorg a la iglesia compostelana el Jubileo Pleno del Ao

Santo y Alejandro III lo declar perpetuo.

El Camino de Santiago se consolid como la va de peregrinacinreligiosa ms importante. Eso y mucho ms. Una forma de vida,intercambio cultural, corriente renovadora de ideas econmicas,artsticas, polticas y religiosas. Artesanos y mercaderes se ins-talaron a lo largo de la ruta y nacieron as los ncleos urbanoso burgos. La mayora de los nuevos vecinos eran extranjeros, atodos se les llam francos, y recibieron importantes privilegiosen los fueros de fundacin de sus ciudades. Primero el romnico yluego el gtico salpicaron de arte un camino que tambin exportla herencia musulmana. En 1987, el Consejo de Europa lo nombrItinerario Cultural Europeo; en 1993, la UNESCO lo declar Patri-monio de la Humanidad.

La ruta jacobea inspir la primera gua turstica de la historia. En1139, Aymerich Picaud, un clrigo francs capelln de Vezelay, es-cribi el Codex Calixtinus o Cdice Calixtino, que cuenta con tododetalle su peregrinacin hasta Santiago y da recomendacionesa los que quieran animarse. Debe su nombre al papa Calixto II,quien lo mand compilar.

En un documento de 1312, se refleja otra costumbre de la poca.El caballero francs Yves Lebreton peregrin en nombre de lacondesa de Artois que as no tuvo que renunciar a las comodida-

Bosque hmedo. Castiello

Panten Real de San Juan de la Pea


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des de su castillo. Hay ms detalles con historia. En 1488, los Re-yes Catlicos viajaron hasta Compostela para honrar a SantiagoMatamoros, smbolo en la expulsin de los rabes de Espaa.

La peste negra mat a casi un tercio de los europeos en el sigloXIV, la falta de seguridad en los caminos junto con el protestan-tismo y las guerras de religin del siglo XVI vaciaron la ruta jaco-bea. En medio de este clima, el arzobispo San Clemente ocultlos restos del apstol, en 1588, por temor a que fuesen robados.Las reliquias estuvieron perdidas hasta que, en 1879, el cardenalPay y Rico las encontr tras una bveda gracias a unas obras

de rehabilitacin. Aos ms tarde, el papa Len XIII confirm suautenticidad pero hubo que esperar hasta el ltimo cuarto del si-glo XX para desempolvar el Camino de Santiago. Si los caminan-tes del medievo se movan por la fe, en la actualidad, se aadenotros alicientes. Motivos personales, terapia contra la rutina o elestrs, turismo, arte, aventura. Personas annimas y famosashan compartido trayecto durante siglos.

San Francisco de Ass avanz entre las masas. Matilde, la hija delrey de Inglaterra Enrique I, lleg por mar en 1125 despus de en-viudar del emperador alemn Enrique V. En el siglo XV, la pere-grinacin caballeresca deja ancdotas como la que protagonizHainault de Werchin quien anunci que retara a todo caballeroque no se apartara ms de veinte leguas de su trayecto. En 1668,el prncipe italiano Cosme de Mdicis visit Santiago acompaadopor cuarenta personas. En 1989, Juan Pablo II se convirti en elprimer papa que peregrinaba a Santiago en la historia de la ciudadsanta. Hay quien ha querido contar al mundo su experiencia. Laactriz Shirley Maclaine plasm su viaje en un libro que triunf enEstados Unidos; el brasileo Paulo Coelho escribi El Peregrinode Compostela.

Hoy confluyen caminantes de todo tipo,personas que buscan encontrarse conotros paisajes, otras gentes y con ellos

mismos. El guin se escribe sobre lamarcha. Ms all de marcas y pro-puestas cada uno establece su propiaruta. Hoy se atraviesan los altos vallespirenaicos, sobre todo, por dos puntos:Somport y Roncesvalles. Ambas vas seencuentran en Puente la Reina de Na-varra, bajan hacia La Rioja y despus seadentran por el norte de Castilla. El ca-

mino recorre sierras y llanos, caadas y riberas, tierras de lobosy jabales, urogallos, buitres leonados y quebrantahuesos. El tra-zado serpentea por bosques y estepas que discurren por Burgos,Plasencia y Len para llegar hasta Galicia. Inolvidable.

El peregrino, elsent ido del camino

Peregrino es el que anda por tierras extraas. Eso sobre el papelporque en el Camino de Santiago esta palabra se llena de conte-nido. Se consideran peregrinos los de ayer y los de hoy, los que se

mueven por la fe o por cumplir una promesa, los que quieren es-capar del estrs, viv ir una aventura, conocer arte o paisaje. Cadauno tiene sus motivos y planea su propia ruta. A caballo, en bici-cleta o a pie. Algunos ms que andar corren; otros paran para de-gustar cada detalle. Hay quien pasa con los ojos cerrados porquesiente el camino slo como un medio y quien los abre de par en parpara disfrutar hasta de la ltima piedra. Da igual el ritmo. Comoen una carrera de relevos, unos y otros se van reencontrando enlos albergues y se traza entre ellos un hilo especial de amistad.Todos se acaban contagiando del espritu jacobeo.

En la Edad Media, las personas huan del hambre y las enferme-dades en este mundo y crean en la supervivencia del alma en el

otro. Para la gran mayora era difcil viajar, conocer y aspirar amuchos bienes materiales as que se centraban en lo espiritualpara lograr la salvacin una vez muertos. Los primeros peregri-nos buscaban el perdn de los pecados, el martirio o un milagro.Ms adelante muchos entendieron esta ruta como un acto per-sonal de mortificacin. Santiago pas por delante de Jerusaln yRoma como destino y el Camino Francs se convir ti en el princi-pal lugar de encuentro de ideas, culturas y gentes europeas.

A lo largo del trazado, el devoto encontraba una manera extraor-dinaria de adorar a Dios. Otros cumplan una promesa hecha anteuna enfermedad grave o un peligro. A partir del siglo XI, surgieronperegrinos de alquiler que cobraban un sueldo y quienes viajabanpor manda testamentaria para rogar por el alma del difunto. Elcannigo de Nantes, Pierre Dorenge, orden que un pobre vaya aSantiago de Galicia en mi nombre y a mis expensas y deposite alluna ofrenda de un franco de oro.

Se mand peregrinar como penitencia tras la confesin a msde uno o como medio para alcanzar la indulgencia plenaria. Lostribunales podan imponer a los delincuentes embarcarse en elcamino en vez de ir a la crcel. Muchos enfermos y discapacita-dos fsicos o psquicos se jugaban no slo la salud del alma sinotambin la del cuerpo. Para ellos Compostela era un sueo querecreaban en las noches estrelladas siguiendo la estela de la Va

Peirn de Abay, en La Solana


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Lctea. Apoyados sobre sus muletas, llevados en caballeras oasidos a sus lazarillos, avanzaban con la esperanza de acercarsehasta el cuerpo milagroso del apstol Santiago.

En la Edad Media, se preparaban en cuerpo y alma antes de em-prender su aventura. Se confesaban, rezaban y cuidaban impor-tantes aspectos materiales como la obtencin de salvoconductospara la exencin de impuestos y peajes e incluso muchos redac-taban su testamento. La partida de los peregrinos medievalesera todo un acontecimiento. Para protegerse durante el viaje, lamayora sala en grupo desde lugares tan dispares como Arles,

Orlens o Le Puy. El pueblo entero los despeda despus de unacto religioso en el que reciban la bendicin ellos y las prendasque iban a llevar. Hay quien dice que una dcima parte no regre-saba jams de este periplo por lugares con lenguas y costumbresdesconocidas. La falta de higiene, el contagio de enfermedades,agua y comida escasas o en mal estado, robos, la incertidumbrede encontrar alojamiento y abusos en los peajes sumados a la du-reza del camino, a veces, resultaban insoportables.

Para evitar que los confundieran con pordioseros o vagabundosse impuso una indumentaria comn: sombrero redondo de alaancha, un abrigo corto que no molestase al andar, una esclavina opelerina de cuero para resguardarse del fro y una calabaza para

portar agua. El calzado deba ser fuerte y cmodo, aun as se des-gastaba tanto que se multiplicaron las zapateras a lo largo de laruta. Llevaban un alto bordn con punta de hierro y la espor tilla o

escarcela, un insepa-rable bolso en el queguardaban comida,dinero, pliegos, sal-voconductos y otrosefectos personales.La vieira o venera laobtenan en Compos-tela para acreditar elxito de su hazaa. En

el siglo XII, ya existaen Santiago un nego-cio que venda comorecuerdo conchas deplomo, estao y aza-bache. Cuando se en-contraban dos pere-grinos se saludabandiciendo ultreia quesignifica vamos msall, el otro respon-da et suseia, es deciry ms arriba.

Las marcas que hacanen el bordn los hospita-leros servan para con-tar los das que llevabacada caminante en un al-bergue. Haba interesa-dos que acudan a sacarprovecho. Comerciantes,estudiantes de medicinaque practicaban en loshospitales que poblaban

el camino y falsos pere-grinos que se asegurabanatenciones y limosnas.Bajo el atuendo jacobeo,ladrones, desertores,prostitutas y buscavidasvagaban por el mundosin trabajar viviendo dela caridad. Pero no slo ellos agudizaron el ingenio. Algunos po-saderos aadan agua al vino, cobraban ms de lo debido o servanalimentos en mal estado. Al fin y al cabo, sus clientes estaban slode paso. En 1133, los comerciantes de Compostela fueron amo-nestados por cobrar ms a los caminantes que a los clientes habi-

tuales. Surgieron falsos clrigos que, en realidad, eran expertostimadores. Entre los viajeros haba tambin aventureros movidospor las lecturas caballerescas o las leyendas del Santo Grial.

Era fcil camuflarse entre tantos peregrinos de toda condicin.Santos, reyes, caballeros, burgueses, artesanos, comerciantes,campesinos. Caminantes solitarios o rodeados de un gran cortejo,a pie o a caballo, a cara descubier ta o de incgnito se embarcabanen un largo, duro y concurrido trayecto. Los v iajeros no disponande mapas, seales, caminos asfaltados o puentes. En ocasiones,les tocaba sortear el ro o capear lluvias, tormentas y ventiscassin la ropa ni el calzado adecuado. Muchas veces, su cobijo era elcielo estrellado; su nica arma, una fe capaz de mover montaas.Hablaban distintas lenguas, tenan monedas diferentes y se mo-van por pequeos reinos en los que eran frecuentes las guerrasy las revueltas.

Para proteger a los caminantes se decret que nadie poda hacer-les dao, en el Concilio de Len de 1114. Se lleg a mandar la ex-comunin para quien les robase, en el Concilio de Letrn de 1123.Durante el viaje estaban exentos de pagar peajes y portazgos y,en su tierra de origen, se protegan los bienes que dejaban. Pero,a pesar de las buenas intenciones, a finales de la Edad Media,con tantos malhechores camuflados, estas leyes se relajaron yFelipe II prohibi el uso de la indumentaria tpica del peregrino.

Romera de Santa Orosia

Rplica del Santo Grial. San Juan de la Pea


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Hoy, en el camino, tambin se hablan variados idiomas pero, porencima de todos ellos, impera la hospitalidad y la generosidad quela gran mayora entiende y practica. Un reguero de indicacioneshace sentir acompaado al caminante aunque viaje solo. Se venbordones y vieiras y los peregrinos cuentan con el apoyo de lasadministraciones autonmicas y de los albergues que pueblan eltrazado. Cada uno tiene su motivo. El camino atrapa a todo el quelo pisa. Lo envuelve en su aura, le concede momentos de paz, pu-reza y el perdn de los pecados.

Al llegar a Santiago, los viandantes medievales se confesaban,

comulgaban y se les otorgaba la Compostela para certificar superegrinacin. La ms antigua de las que se conserva data de1321. En la baslica del apstol, velaban su cuerpo ante la tumbala primera noche, despus se cean la corona de plata de la ima-gen de Santiago. Hoy los preparativos materiales suelen ganara los espirituales pero la recompensa es la misma. Se recibe laCompostela y, ante la escultura del apstol, impera el abrazo alsanto, que consiste en subir por detrs del altar mayor y dar unbeso o abrazar la imagen. En ese momento, los sentimientos sedesbordan.

Millones de huellas invisibles han quedado impresas a lo largo dela historia sobre trazados principales y ramales, pistas de tierray carreteras asfaltadas, caminos reales, de herradura, calzadasromanas y vas pecuarias rebosantes de vivencias. Cada pere-grino deja algo en el camino y se lleva algo. Siempre.

Pensar el camino

Antes de pisar el camino, hay quepararse a pensar. No importan losmotivos, se trata de una peregrina-cin y eso es lo que la convierte en

una experiencia nica. A lo largo dela ruta, algunos albergues esperan al caminante. Estn regenta-dos por personas que dedican su vida a atender a los dems. Enlos pueblos de paso se practica una virtud heredada, la hospitali-dad. Eso se merece agradecimiento no exigencias.

Lo primero que hay que decidir es cmo hacer el Camino de San-tiago. La mayora lo recorre a pie aunque algunos llevan cochesde apoyo. Otra opcin es la bicicleta teniendo en cuenta que laetapa de Somport a Jaca es preciosa pero algo dura. Una terceraes a caballo pero, en ese caso, hay que prever los establos y laalimentacin del animal. Lo mismo ocurre si los que van andandollevan un burro, como antao.

Tal vez ayude a tomar la decisin el precio. El camino no sale gra-tis. Se estima que andando o en bici puede costar unos veintidseuros diarios si se duerme en albergues pblicos, se comen me-ns y se improvisan las cenas. Alimentndose en restaurantes ypernoctando en albergues privados o en hostales el gasto oscilaentre los treinta y los cincuenta euros al da. A caballo, la cifrasube hasta los cien o ciento cincuenta euros diarios en funcin desi el animal es propio, si se requiere vehculo de apoyo o se con-tratan los servicios de empresas especializadas.

La mejor poca del ao es de abril a junio y los meses de septiem-bre y octubre aunque la mayora elige el verano porque es cuandoCaminar por la Canal de Berdn

Sello en la credencial


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tiene vacaciones. En esa poca del ao, los mayores enemigosson el calor y los albergues llenos. Los meses de octubre a marzoson ideales para los peregrinos muy preparados que no temen alfro y que saben que algunos refugios cierran.

Se recomienda solicitar la credencial en el punto de partida. Esimportante porque sin ella no se puede dormir en los estableci-mientos para peregrinos. Tambin hay que entrenar varios dascon las botas y la mochila cargada que se vaya a llevar. Hay queandar con cabeza, sin correr ni ir demasiado despacio. Los que seretiran suelen hacerlo durante los dos primeros das desalenta-

dos por dolorosas ampollas o tendinitis.

MochilaDebe pesar cinco o seis kilos para seruna buena compaera de viaje, en vezde una carga. En el camino, se puedecomprar de todo aunque hay que recor-dar que, desde Jaca hasta Sangesa,no hay ni un solo cajero automtico.

La mochila tiene que ser cmoda, con correas en la cintura y en elpecho, bolsillos laterales y superiores. Hay que meter los objetospersonales de forma ordenada clasificados en bolsas de plsticode diversos colores que no hagan ruido y eviten que el contenidose pueda mojar. Lo ms pesado al fondo. Saco de dormir, ropa derepuesto, chubasquero, gorra o sombrero, cantimplora, botiqun,imperdibles, cuerdas, cintas con cierre de montaa, pinzas parala ropa, algo de comida

. Saco de dormir: se recomienda si sepiensa pernoctar en refugios o albergues de peregrinos. En ve-rano, no es necesario que sea muy grueso. Hay que recordarllevar la esterilla. Si se va a hacer camping, se necesitar tam-

bin tienda de campaa. Es til, sobre todo, para grupos.

.Calzado: conviene llevar ms de un par, que sean li-geros, resistentes y que el pie est acostumbrado a ellos. Loideal son unas zapatillas slidas que faciliten la transpiracin ounas botas de trekking. El calcetn tiene que ser el adecuado yestar bien colocado para evitar rozaduras. Unas chanclas parala ducha que se sequen pronto permitirn descansar el pie enlos albergues y acompaar en la parte turstica del viaje.

.Ropa:cmoda, prctica, ligera y que transpire bien. Lle-var poca que se lave y seque rpido. Adems de la puesta, un

par de camisetas sin costuras, un pantaln (los desmontablesvan muy bien), una chaqueta o forro polar, ropa interior, un ba-ador, un par de calcetines tcnicos para que no salgan am-pollas, gorra o sombrero, chubasquero que proteja del vientoo capa, un pauelo para el cuello y un chndal de poco peso.Segn la poca del ao, prendas de abrigo. Gafas de sol.

Conviene llevar una funda de almohada por cuestiones higinicas,unas tiras reflectantes para colocar en la ropa, detergente paralavarla, pinzas para tenderla e imperdibles grandes para colgarlaen el exterior de la mochila si al da siguiente no est seca.

BordnEl bordn es un bastn que facilita el ca-mino. Es el distintivo de los peregrinosdesde siempre pero tiene muchas msfunciones. Ayuda a marcar el ritmo, aequilibrar la columna, a tantear terrenoembarrado, evita resbalones en las baja-das y sirve para intimidar en caso de ne-cesidad. Hay quien prefiere los de toda la

vida y quien defiende los bastones teles-cpicos que se utilizan para la montaa.

A gua y comidaSiempre hay que llevar un poco de comida en-cima, sobre todo, frutos secos, fruta o chocolatey una cantimplora o botella de agua y bebidasisotnicas. Son muy tiles las que se compranen polvo. Hay fuentes a lo largo del recorridopero pueden estar sucias por el ganado y algunas

son difciles de encontrar. Conviene llevar aguaabundante, sobre todo, en la travesa de la Canalde Berdn y en la sierra de San Juan de la Peadonde los pueblos distan entre s y, en verano,hace mucho calor.

No se debe cargar comida para ms de un da. Es mejor comenzarla marcha con un desayuno fuerte. Hay que mantener el nivel deazcar en la sangre con ayuda de tentempis: barritas energticas,frutos secos o pasas, el chocolate provoca sed. Adems de agua,ir tomando infusiones como t o caf. Al final del da, como recom-pensa, una cena abundante y sana. Llevar un juego de cubiertospuede resultar til si se utilizan las cocinas de los albergues.


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BotiqunUna bolsa ligera con un botecito deyodo, esparadrapo de tela, gasasestriles, tiritas, aspirinas, anti-diarreico, una crema antiinflama-toria y otra de proteccin solar, unas pinzas, repelente de insec-tos y un pequeo frasco de amoniaco para aliviar los picotazos (elhielo sobre la zona ayuda a rebajar la inflamacin).

NeceserSe debe rellenar con productos deaseo de tamao mini. Tapones paralos odos, champ, jabn para elcuerpo, desodorante, peine, cepi-llo de dientes y pasta, cortaas,crema hidratante, una toalla de se-cado rpido, tijeras, hilo y aguja.

Mat erial adicionalMechero, una pequea linterna frontal para moversede noche en el albergue, una navaja pequea, papelhiginico, pauelos de papel, un reloj con funcin dedespertador, mvil y cargador.

Una bolsa de plstico con cordones para colgar delcuello facilita tener a mano una gua manejable y losmapas sin que se rompan ni se mojen.

No es bueno llevar mucho dinero encima. Recordar la documen-tacin: carn de identidad, tarjeta de la seguridad social, tarjetade crdito y credencial del peregrino. Adems, un pequeo cua-derno, bolgrafo, cmara de fotos que no ocupe mucho y una radiomini. Todo ello puede ir metido en la clsica rionera.

Conviene que la familia tenga unaidea del recorrido y los telfonosde las oficinas de informacin parapoder localizar al peregrino en si-tuaciones de urgencia. En caso deaccidente, contactar con el puestoms prximo de la guardia civil.

Estar federado aporta el mejor seguro de accidentes para practi-car el excursionismo y la bicicleta de montaa.

SealesEl trazado est muy bien sealizado con flechas amarillas e indi-caciones de la GR 65.3 gracias al trabajo de las instituciones y alos amigos del camino. La distancia entre las marcas depende deltramo pero como mximo alcanza los ciento cincuenta metros. Si

se pierde alguien lo mejor es volver a la ltima seal o cruce. Cui-dado porque la atencin se dispersa cuando se va en grupo.

AlberguesLos albergues para peregrinos hacen nico al Camino de Santiagofrente a otras rutas senderistas. En ellos slo pueden dormirquienes peregrinan a pie, a caballo o en bici y lo acreditan con lacredencial. Tienen preferencia los caminantes sobre los ciclistasy jinetes. Algunos no tienen horarios pero otros no abren hastaprimera hora de la tarde, exigen silencio a partir de las nueve dela noche y piden que se salga al da siguiente a una hora temprana.Slo se puede permanecer una noche en ellos, salvo motivo deenfermedad.

Antao se mantenan gracias a los donativos voluntarios perocada vez existen ms lugares en los que se paga entre cinco y diezeuros por pernoctar. El precio suele dar derecho a los serviciosmunicipales como, por ejemplo, la piscina. No importa el ritmo dela marcha, los peregrinos suelen encontrarse en los albergues.

Son lugares acogedores y hospitalarios en los que siempre hayalguien con quien charlar y en los que el descanso despus deun da agotador reconforta. Los amables hospitaleros escuchan,aclaran dudas y solucionan problemas. Cuando se llenan enverano, siempre suele haber una casa dispuesta, un camping o, sihace falta, el suelo de un polideportivo para pasar la noche.

Las seales acompaan todo el camino


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Mejor no llevar peso sobre la espalda y aprender antes de salir apedalear con los kilos que tiene que soportar la bicicleta, sobretodo, en ascensos y descensos. La bici debe estar siempre bieniluminada con luces y reflectores adicionales por si hay tormentao poca visibilidad. La ropa debe hacer visible al peregrino en la ca-rretera. Hay reflectantes para alforjas, parrilla, ruedas e inclusoluz bajo el silln.

Las ruedas no deben hincharse demasiado para evitar reventonesen algn bache. Hay que tener en cuenta que las cubiertas se des-gastan mucho con el peso. Bloquear la suspensin en las subidasayuda a evitar prdida de esfuer zo. Agua abundante.

Antes de partir, conviene entrenar con al menos tres meses deantelacin sobre todos los terrenos y llevar una bicicleta fiable.Como mucho se suelen recorrer ochenta kilmetros diarios. Cadavez se ven ms peregrinos ciclistas, sobre todo, de entre veinte ycuarenta aos. La edad aumenta, por ejemplo, en el caso de losholandeses acostumbrados a este medio de transporte que inclu-yen en el equipaje incluso sillas plegables.

A caballoCualquier caballo, burro o mula puede realizar el camino si estsano, en forma, bien herrado, bien domado y no se asusta de loscoches y los perros.

El jinete debe ir equipado con chaleco reflectante, fusta, casco,guantes, pantalones, polainas, gafas de sol, protector solar, im-permeable con capucha que cubra la grupa, ropa de abrigo segnla poca, chaleco acolchado de nylon y chaquetn encerado largo.Para el caballo se necesita llevar una manta impermeable trans-pirable, silla, mantilla, sudadera, bocados, estribos, cinchas, al-

forjas, vendas y protectores, riendas, cabezada, ramales, trabas,accesorios de limpieza de cascos y cepillado, un cubo, algunabolsa de granulado y alquitranes para los cascos. Hay que preverla alimentacin y el establo para que pernocten los caballos, evi-tar el acceso a las grandes ciudades y utilizar lo menos posible lasautovas. La mayora de las peregrinaciones a caballo llevan cochede apoyo o estn incluidas en v iajes organizados. Hay que cabalgarslo de da, en fila india y vestir ropa con tiras reflectantes.

No conviene efectuar largas etapas, se debe llevar una marchade cinco o seis kilmetros por hora parando para descansar. ElCamino Francs a su paso por Aragn es perfecto para realizarloa caballo salvo un pequeo tramo a la altura de Canfranc donde

A pieCualquiera puede ser peregrino a pie pero embarcarse en estaaventura supone un gran esfuerzo fsico as que hay que planifi-carla bien. Lo normal son etapas de entre veinte y treinta kilme-tros si se est entrenando pero tampoco pasa nada por fragmen-tar las jornadas. Si se tienen problemas de salud, hay que tenerlocalizados de antemano los puntos de asistencia. El camino decada uno hay que disearlo en funcin del tiempo del que se dis-pone, de los puntos de partida, medios de transporte para tras-

ladarse hasta ah, climatologa y compaeros de viaje. Se debepensar en la ida pero tambin en la vuelta.

Hay que ser prudente y saber dosificar el esfuerzo en funcin delas posibilidades fsicas. Antes de partir, conviene realizar cami-natas cada vez ms largas y, a ser posible, con la mochila cargadacon todo el equipo imprescindible que se va a llevar. Es una buenaforma de decidir qu se puede dejar en casa.

En biciclet a

Los ciclistas sustituyen la mochila por una parrilla sobre la que

colocan el saco, la esterilla y alguna bolsa con comida o un sprayantipinchazos. Un par de alforjas a cada lado de la rueda traseracontienen el resto del equipaje que contiene culottes, casco yguantes. Deben pesar un mximo de diez kilos en caso de que selleve tienda de campaa. Los palos se acomodan en la barra. Losutensilios para las reparaciones (parches, goma, destornillado-res, llaves y cmaras de repuesto) suelen colocarse en un estu-che con forma de tringulo que se adapta al cuadro de la bici, labomba tambin tiene su sitio igual que el bidn de agua. Conv ieneincluir otro con bebidas isotnicas. La documentacin, mapa,crema solar y el dinero en una cartera que va en el manillar o enuna mochila que no moleste. El candado debe ir atado al silln. Enlos albergues hay sitio para guardar las bicicletas.

Dificultades en la travesa del ro Ijuez


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hay mucha piedra suelta. Hace falta experiencia y caballos entre-nados porque sino se fatigan mucho. Desde Somport hasta Com-postela, se tarda unos veinticinco das.

En cocheNo se considera peregrinacin. Suelen servir como vehculos deapoyo. En estos casos, se recomienda la revisin del coche antesde la partida, respetar la sealizacin, las limitaciones de veloci-

dad, precaucin en todo momento y cuidado, sobre todo, con losperegrinos que van a pie o en bici que, a veces, tienen que ir porel arcn. Tambin hay quien hace el camino en quad o en moto.Aunque, en estos casos, la motivacin suele ser la aventura, todosacaban impregnndose del espritu y la magia de la ruta jacobea.

La credencialSirve para identificar al peregrino. Es un pasaporte de cartulinaque consta de catorce pginas que se abren en forma de acor-den. En ellas se colocan los sellos con la certificacin de paso

en albergues, parroquias y asociaciones del Camino de Santiago.Incluye una carta de presentacin y un espacio en el que, cum-plida la peregrinacin, la Oficina del Peregrino de Santiago ponela fecha y el sello, al tiempo que otorga la Compostela. Es slopara los viajeros a pie, bicicleta o a caballo que desean realizarla peregrinacin con sentido cristiano, aunque slo sea en acti-tud de bsqueda. Es imprescindible para acceder a los alberguesque ofrece la hospitalidad cristiana del camino y para solicitar laCompostela en la catedral de Santiago.

Puede conseguirse y sellarse en la oficina de Turismo de Can-franc, en la iglesia de Santiago de Jaca y en la Asociacin de Ami-gos del Camino de esta localidad, tambin en el albergue de Santa

Cilia. Lo mejor es salir de casa con la credencial. Se entrega enla asociacin de Amigos del Camino ms cercana al domicilio delperegrino.

Existe una acreditacin jacobea universitaria que se compone dedos documentos. Uno es la credencial del peregrino universitarioen la que se deben estampar los sellos de las universidades porlas que transita la ruta elegida y permite pernoctar en los alber-gues. El otro es la Compostela Universitaria. Ambos sirven paraobtener servicios y ventajas en alojamientos, transporte y comprade guas. Algunos centros dan crditos de libre configuracin aquienes tras realizar el camino presentan algn trabajo relacio-nado con l (www.campus-stellae.org).

La Compost elaEs el documento que certifica haber hecho el camino por devotio-nis affectu, voti vel pietatis causa, es decir, por la devocin, el votoo la piedad. Se concede slo a quien peregrina hasta la tumba delapstol, al menos los cien ltimos kilmetros a pie y a caballo odoscientos en bicicleta. Los discapacitados deben llegar en sillade ruedas sin motor.

En el siglo IX, se entregaba una venera o concha de vieira que slo

poda adquirirse en Santiago. Ms difciles de falsificar fueron lascartas probatorias que se expedan en el siglo XIII en las que elCabildo confirmaba que el portador haba alcanzado la catedralcompostelana. De ellas deriva la actual Compostela, un docu-mento en latn que expide la Oficina del Peregr ino de Santiago ennombre de la Iglesia. Existe un documento diferente para los quehacen el camino por motivos que no son religiosos.

A o Sant oEs un privilegio concedidopor el papa Alejandro III en1179 mediante la bula RegisAeterna. En ella se otorga ala iglesia de Compostela lagracia del Jubileo, es decir,el perdn de todos los pe-cados a los fieles, cada vezque el veinticinco de julio,da de Santiago, coincide endomingo. Para obtener estagracia los fieles deben viajaren Ao Santo a Compostelamediante cualquier medio delocomocin, visitar la cate-dral, rezar una oracin, con-fesarse y comulgar. La ca-dencia de los aos jacobeoses 6-5-6-11 as que tras el de2010 los siguientes se cele-brarn en 2021, 2027 y 2032.

Peregrino


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28ETAPA 1: DE SOMPORT A JACA


La mitad del paisaje que envuelve al peregrino lo compone elcielo, uno distinto en cada estacin. El camino de tierra pareceel reflejo de la Va Lctea que, plagada de estrellas, se enciendede noche en la bveda celeste. Lejos de la contaminacin lu-mnica de las ciudades, el Somport ofrece preciosos amanece-res que compiten en belleza con sus puntuales y anaranjadosatardeceres. A las seis de la madrugada, es buena hora paracomenzar etapa si se quiere asistir a la cada de la noche. Comoteln de fondo, un horizonte de esculturales montaas.

Atravesar el Pirineo ha sido siempre uno de los principales re-tos para los peregrinos. Desde Francia llegaban procedentesde diversos lugares y se juntaban en pasos como el de Somport,el Summus Portus. Caminaban por la vieja calzada romana quese convirti, a partir del siglo XI, en una transitada ruta de pe-regrinacin a Compostela. Cuando en el XVI dejaron de pasarlos viajeros, sigui funcionando como va comercial. Antaoera una extensa zona bella pero inhspita azotada por temiblesventiscas. Hoy hay un albergue con vistas inolvidables en el quese puede dormir cmodamente antes de iniciar el tr amo del Ca-mino Francs por tierras aragonesas.

A 1.640 metros de altitud, el puerto de Somport marca la fron-tera entre Francia y Espaa, entre los valles de Aspe y delAragn. En medio de un conmovedor silencio, emocionan pa-

normicas espectaculares hacia ambas vertientes del Pirineo.Junto al puesto aduanero que ya no se utiliza, aupada sobreuna pequea roca, despide al caminante una capilla blanca conla virgen del Pilar y una cruz de Santiago. El trazado empiezapor la parte izquierda de la N-330. Un sencillo monolito a piede carretera anuncia el paso del Camino Francs por Aragn.Quedan por delante ochocientos cincuenta y ocho kilmetrospara llegar a Compostela, casi un centenar de ellos por terri to-rio aragons. Las flechas amarillas que marcan la r uta jacobeavan a resultar de gran ayuda. Comparten protagonismo con lasindicaciones blancas y rojas de la GR 65.3 y, en algn tramo,con las de la GR 11 que cruza el Pirineo de este a oeste, desdeel Mediterrneo hasta el Atlntico.

DeSomportaJaca.Bellezanatural

SOMPORT

JACA

CASTIELLO

DEJACA

CANFRA

NC

CANFRANCESTACIN

CANDANC

H

VILLANA

Jaca a la sombra de la Pea Oroel

Etapa1

Informacin Turstica

Hotel

Albergue

Camping

Vivienda de Turismo Rural

Supermercado / Tienda

Banco / Cajero

Servicios Sanitarios

Farmacia

Bar o Restaurante


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Unas escuetas seales con indicaciones del GR 65.3 son elprembulo de un baile de escalones cercados por una barandi-lla de madera. Las rodillas se ponen a prueba en una brusca ypreciosa bajada por el monte. Segn la poca del ao, la nieveo el barro que se forma despus de la lluvia intensa convier tenel terreno en una pista resbaladiza. Cuidado. (ste es el trazadooriginal pero los que prefieran uno ms cmodo pueden tomarla carretera hasta Candanch).

La senda que discurre por la ladera conduce hasta las ruinasdel hospital de Santa Cristina. Hoy son un montn de piedras

pero, en la Edad Media, componan uno de los grandes centrosde acogida de caminantes. As consta en un monolito con placasescritas en distintas lenguas. Termin de levantarse en 1078 yvivi su mayor esplendor en los siglos XII y XIII, cuando lleg atener varias delegaciones. En el Cdice Calixtino, la gua delperegrino medieval, el clrigo Aymerich Picaud lo califica juntoa los de Jerusaln y Roma como uno de los tres hospitales delmundo de extraordinaria utilidad.

En el hospital de Santa Cristina, el exhausto peregrino recibaclida acogida, comida, agua y proteccin contra los bandole-ros. Justo en el lugar preciso, donde las ventiscas y la densaniebla hacan del viaje un autntico infierno. Algunos salvaronaqu su vida, otros recibieron sepultura en un pequeo cemen-terio que se instal junto a la capilla. Reconfortados en cuerpoy alma, los caminantes partan rumbo a Compostela o de vueltaa sus lejanos hogares.

Dice la leyenda que dos caballeros franceses, Arnovio y Sineval,agotados tras superar las duras pendientes del valle de Aspe,cubiertos por la nieve y aterrorizados por los aullidos de loslobos invocaron a Santa Cristina: ora pro nobis y, en medio de labruma, apareci una pequea casa con su chimenea humeante.All encontraron calor, reposo y abundantes manjares que ali-viaron sus males. Prometieron que, a su regreso de la tumbadel apstol, construiran un refugio para caminantes. Al em-

prender viaje al da siguiente vieron una blanca paloma con unacruz de oro en el pico que marc unas lneas en la nieve en elpunto donde deberan ubicarlo. La historia se extendi hastalugares lejanos. Se recibieron muchas limosnas y, en vez dela modesta construccin que ellos haban calculado, levanta-ron una suntuosa que cont con las concesiones de Pedro I deAragn y el conde Gastn IV de Bearn. Pedro I don tierras yotorg privilegios a los que dependan del monasterio. AlfonsoI les dio las dcimas de sus tierras en A raones, un palacio enCanfranc, un molino, un horno y permiti a los de Santa Cristina

que sus animales y los de los viajeros paciesen en los montes.

A 1.550 metros de altitud y regido por una comunidad de canni-gos agustinianos, el hospital de Santa Cristina era un conjuntode edificios en torno a una iglesia romnica. El monasterio tuvocasas y hospederas a lo largo de todos los trazados que con-ducan a Santiago. La crisis lleg en el siglo XVI con las guerrasentre hugonotes y catlicos que asolaron esta zona pirenaicay obligaron a los monjes a marcharse. En 1707, en medio de laguerra de Sucesin, un incendio devastador acab con el es-plendor del tercer hospital del mundo. Sus ltimos coletazosde vida los dio como mesn para viajeros hasta que un ataquedel ejrcito francs lo redujo a escombros, el 27 de octubre de

1808.

El itinerario histrico recuperado en 2009 conduce por la mar-gen derecha del ro Aragn hasta justo antes de Canfranc Esta-cin, salvo alguna pequea incursin por la izquierda como laque se produce en este punto, a la altura del puente de Escarno de Santa Cristina. Est muy bien sealizado. El ro Aragn vaa ser fiel compaero del peregrino hasta la navarra Sangesa.Nace como un fino surco de agua en un brillante espejo situadoa 2.078 metros de altitud, el ibn de Escalar o de las Ranas. Esvecino del ibn de las Truchas. En estos lagos de alta montaahabitan la rana comn, la bermeja y la pirenaica. Tambin se

puede encontrar una gran variedad de truchas, tritones, saposy salamandras. Segn la leyenda, el fondo est poblado porpersonajes mitolgicos.

Para llegar a la cabecera del ro Aragn hay que partir de lazona de Truchas de la encantadora estacin de Astn coronadapor La Raca y sus 2.284 metros de altitud. Cualquier poca delao es buena. Se puede cubrir todo el recorrido a pie o la mayorparte en remonte y andar slo la media hora final. En invierno,los ms aventureros suelen elegir esqus o raquetas de nieve.En verano, se ven cada vez ms amantes de las excursiones entodas sus versiones: senderismo, descenso de barrancos, raf-ting, BTT o escalada.

SOMPORT

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VILLANA

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Ruinas del Hospital de Santa Cristina


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El rumor del Aragn acompaa en uno de los tramos ms silen-ciosos y espectaculares, que invita al peregrino a viajar haciael interior. Las formas preciosas de los ibones se pierden entrebosques frondosos y esponjosos pastos frecuentados por reba-os de vacas, ovejas y caballos. Los claros estn salpicados porcoloridas gencianas, orqudeas, lirios, martagn y edelweiss.Junto al ro y en los arroyos, juguetean vivarachos mirlos acu-ticos y escurridizos tritones. Los ms afortunados y madruga-dores pueden encontrarse con alguna salamandra, marmota osarrio. Por el cielo, alimoches, buitres leonados, guilas realesy quebrantahuesos.

La erosin se ha encargado de modelar un apacible paisaje enel que, a esta altura del camino, se cuelan las edificacionesde la estacin de esqu de Candanch, la ms antigua de Es-paa. En 1928, llegaron los primeros esquiadores atrados porla nieve que tantas complicaciones haba acarreado en estosparajes hasta entonces. Una de las ms bonitas y resguardadacompletamente del viento, ofrece propuestas tanto para exper-tos como debutantes. No todo el mundo se atreve con el Tubo dela Zapatilla o Loma Verde. Los esqus, tablas, raquetas y trineosdel invierno dejan paso a otras aventuras, el resto del ao. Enverano, los amantes del paisaje disfrutan, por aire, a bordo delos telesillas y, por tierra, caminando o sobre la bicicleta. Cien-tos de propuestas para toda la familia en esta zona bien dotadade servicios hoteleros y hosteleros que incluyen guarderaspara los ms pequeos caminantes.

El peregrino deja el castillo de Candanch a la derecha subido aun pen aislado de 1.565 metros de altitud donde se levant enel siglo XIII. Cumpli su misin defensiva y de cobro de impues-tos aduaneros hasta bien entrado el siglo XVI. Hoy queda el ras-tro de la planta y el alzado de su muralla occidental. Enseguidaaparece el puente de Castellar, ms conocido como el del Ruso,muy prximo a la carretera.

A partir de aqu, las rocascalizas y areniscas com-plican la vida a los pere-grinos que recorren el ca-mino en BTT, que tienen laopcin de continuar por elasfalto. Los dems debenseguir las sealizacionesque sugieren atravesar lacarretera, el barranco deRioseta y sumergirse en

una senda algo abruptaque atraviesa un preciosobosque y pasa junto a algnque otro bnker. Durantemedia docena de aos,soldados y prisioneros republicanos, por orden de Franco, per-foraron cuevas y levantaron estas construcciones de hormigncamufladas en el paisaje. Formaban la Lnea P que defenda lafrontera de posibles invasiones francesas. Nunca se llegarona utilizar pero hoy se han recuperado como refugios de emer-gencia que permiten al viajero resguardarse de las tormentas otomarse un respiro a cubierto.

Se han hilvanado deliciosos tramos autnticos recuperadosde la ruta jacobea en medio de vistas espectaculares al circode Rioseta salteado por los picos del guila, Lechern, Aspe yTuca Blanca. Todos ellos esbeltos, de entre 2.000 y 2.500 me-tros. Una lpida junto a la carretera recuerda a los militaresque murieron sepultados por un alud en febrero de 1947 cuandovolvan de unas maniobras.

La Canal Roya debe su nombre al color rojizo de las piedrasque la cierran por el norte. Los rboles no desentonan porquepor aqu abunda el pino silvestre y el royo con su corteza ana-ranjada. Al otro lado, asoma en Francia el impresionante pico

Midi d Ossau de origen volcnico. En las praderas, se sacian lasvacas entre fresnos, chopos y plantas que desprenden agrada-bles fragancias.

El Coll de Ladrones se levant a finales del siglo XIX sobre otroms antiguo para defender este valle fronterizo. Mimetizadoscon el entorno se alzan dos edificios revestidos de piedra delpas. Haba horno de pan, cuadra, cisterna y una escalera in-terior de trescientos sesenta y cinco escalones que conducahacia una galera secreta de huida. Excavadas en la roca, lasdefensas artilleras ocupan cuatro bocas orientadas al norte alas que hay que sumar el polvorn. Abandonado en 1961, ha re-cuperado su esplendor.

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Carlina


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Unas curiosas escaleras devuelven al peregrino a la aventurajacobea que contina por el antiguo poblado de Araones, hoyCanfranc Estacin. Desde el puente de Roldn hay sealizadasdos posibilidades. La de la izquierda que discurre por el Paseode los Melanclicos que es tranquilo y bellsimo, sobre todo,en otoo y se ajusta ms al trazado or iginal. Y la de la derechaque atraviesa el centro del pueblo y es perfecta para los quenecesitan comprar algo. La iglesia de Canfranc Estacin se le-vant en 1969 y lleva la firma del arquitecto, urbanista y pintor,Miguel Fisac.

El camino original reposa bajo la gran estacin internacionalque se levant para unir Espaa y Francia por ferrocarril atravs del Pirineo Central. Construida entre 1910 y 1925, es de

corte modernista y aire palaciego y tiene tantas ventanas comodas el ao. Declarada Monumento Histrico Artstico, la haceespecial su horizontalidad en medio de tanta verticalidad natu-ral. Los materiales ms modernos: hierro, cristal y acero sirv ie-ron para modelar esta pieza coronada por el tradicional tejadode pizarra de la zona a prueba de nieves. Para levantarla, fuenecesario desviar el curso del ro Aragn. Con un fondo monta-oso de pelcula, en la poca, la promocionaban argumentandoque era ms grande que el Titanic. Inaugurada por Alfonso

XIII, comenz a funcionar en 1928. Catorce aos antes, en mediode un paisaje sombro y solitario, ya estaba construido el tnelferroviario que vio pasar el tren hasta 1970. Ese ao descarrilun mercancas en el puente de LEstanguet y se desmoron lacomunicacin por ferrocarril con Francia.

Los caminos vuelven a confluir justo a la salida de Canfranc Es-tacin en el puente de Secrs. Enseguida entra en escena elmoderno tnel carretero de Somport de ocho kilmetros quese estren en enero de 2003 para unir los valles de Canfrancy Aspe. La ruta jacobea pasa justo por delante de la boca del

tnel as que los peregrinos tienen que ir con mucha precau-cin aqu y en los prximos quinientos metros. En este tramo,se vuelve a atravesar otro tnel camino de Jaca. A la salida eltrazado desciende hasta el fondo del ro Aragn.

De nuevo se ofrecen dosposibilidades. La de la de-recha es menos recomen-dable a pesar de que siguepor el camino casi original yse asoma a la Torreta de Fu-sileros que se levant en elsiglo XIX para prevenir posi-bles ataques. Se trata de unasorprendente construccindefensiva de planta elpticaimpregnada de cierto airemedieval. Su cuidada sille-ra, el foso, sus cuatro pisosy las galeras con aspillerasadornadas con arcos lo convierten en un edificio con encantoque hoy acoge interesantes exposiciones. La otra opcin va porla orilla izquierda del ro hasta el puente de Arriba de CanfrancPueblo o Quemado. El trazado histrico jacobeo desaparecibajo la nacional 330 pero los peregrinos tienen ocasin de co-

nocer el tradicional camino de las Porciocas o Porcieucas quese extiende entre bellos prados de hierba y pequeas fincas quecultivaban los vecinos. El que elige este trazado se sumerge enel ambiente que se viva en la ruta original. Disponan de unaanchura parecida y el mismo tipo de empedrado.

El entorno es maravilloso y eso obliga a abrir un parntesis.Justo a la entrada de Canfranc Pueblo arranca la ascensin atravs del bosque y el pasto hasta el ibn de Ip. Otra excursinrecomendada es a la gruta helada de los Lecherines donde lasestalactitas compiten en belleza con las estalagmitas y lascolumnas de hielo parecen sostener el techo de la pequeacueva.

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Bnker en el valle del Aragn

Entorno de la estacin de Canfranc

Torre de fusileros


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A Canfranc se en-tra por el puente deArriba, de origen me-dieval aunque remo-delado en el siglo XX.Al pie de la pea Co-llarada, cercado porespectaculares fara-llones calizos y ba-rrancos encajonados,a 1.200 metros de al-

titud, se alza este pue-blo-calle que naci entorno al viejo Caminode Francia. Se conser-van algunos tramoshistricos, recuer-dos y bienes como la

parroquial de la Asuncin del siglo XVI que custodia cuatro be-llos retablos barrocos en sus capillas laterales. Aupados sobreuna roca quedan los restos del antiguo castillo ampliado porTiburcio Spannocchi en 1592. Es el mismo ingeniero que levantla torre de La Espelunca sobre el propio Camino de Santiagoque discurra bajo el pasadizo abovedado de la construccin de-fensiva. Tambin merecen una visita la torre de Aznar Palacn oel conjunto monumental de La Trinidad fundado por el comer-ciante Don Blasco de Les en el siglo XVI para atender a pobres yperegrinos. Lo que no tiene precio es poder encontrarse todavacon gallinas y gallos paseando por las calles.

El primitivo Canfranc cumpla las funciones de vigilancia, controlfronterizo y aduanero. Era Campo de Francos, un lugar dondelos pobladores no pagaban impuestos y se les perdonaban lasdeudas que tuvieran con la Justicia. A cambio, se ocupaban dela limpieza y mantenimiento de la ruta jacobea, ofrecan segu-ridad, alojamiento, comida y atencin a los viajeros. El comercio

se extenda a lo largo de la calle Albareda donde algunas casasconservan amplios ventanales que se utilizaban como escapa-rates. En 1944, Canfranc estuvo a punto de desaparecer devo-rado por un poderoso incendio. Quedan algunos rastros de lospendientes tejados de pizarra, las amplias portadas y los ven-tanales gticos que hacan nico a Canfranc, un pueblo singularcon su calle-camino de cuatrocientos metros de longitud. DeCanfranc se sale cruzando el puente de Abajo, del Cementerio ode la Trinidad. Medieval, reconstruido en 1599, su silueta es unade las ms preciadas del Camino de Santiago.

Hasta Villana, la villa nueva, los peregrinos tienen el honorde pisar uno de los tramos originales mejor conservados del

Camino de Santiago. Estapoblacin tambin surgien torno a la ruta jacobea.Pedro I la don al monas-terio de Santa Cruz de laSers y luego a diversosseoros. Sobre la granroca del Castilln quedael recuerdo de una pe-quea fortaleza medievaldesde la que se defenda

y protega el trazado. Unpoco ms abajo rodeadode arbustos surge el dol-men y, siguiendo una pistapedregosa, aparece la fa-mosa cueva de las Gixas.Ambos estn resguarda-dos bajo el flamante ma-cizo de Collarada con sus2.886 metros, al que las nieves pintan de blanco gran parte delao. En un radio de siete kilmetros, se puede disfrutar de otropar de dlmenes, los de Letranz y de las Tres Peas o de lasDiez Campanas. Estos parajes privilegiados exhiben sus hue-llas prehistricas, invitan a practicar la espeleologa y atrapancon sus leyendas. Dicen que en la cueva de las Gixas, las bru-

jas celebraban sus aquel arres bajo la luna y las estrellas.

Un puente da la bienvenida a Villana. Da gusto detenerse antelas viviendas seoriales que exhiben sus escudos herldicos, elantiguo ayuntamiento, la fuente de los cuatro caos o la iglesiaparroquial que corta el cielo con sus lneas rectas. Dedicada aSan Esteban, se levant entre los siglos XII y XVIII con dos navesde distinto tamao. La paz se disipa si el peregrino se encuentraen su camino al nostlgico y encantador canfranero arrastrn-dose por las viejas vas.

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Iglesia de Canfranc Pueblo

Cueva de las Gixas. Villana

Dolmen cerca de Villana


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vistas inolvidables. Despus aparece Borau, una villa que, enotro tiempo, tuvo gran notoriedad en temas agrcolas, ganade-ros y forestales. Hoy destaca por su delicioso casco histricocon casas bien rehabilitadas, callejuelas estrechas, angostas yempedradas. Los tejados de losa y chimeneas tpicas del Piri-neo aaden an ms encanto a este conjunto al que hay que su-mar la parroquial de estilo rural aragons del siglo XVI. Parasopara los amantes de los deportes de riesgo que se ven atradospor las aguas puras y cristalinas del Aragn y sus afluentes ypara los que buscan arte paisajstico o en piedra.

Por el sendero que discurreparalelo a la estrecha ca-rretera que comunica conel valle de Asa y remon-tando el ro Lubierre, sellega al monasterio de SanAdrin de Sasabe. En mediode un bonito paisaje se le-vant, a finales del siglo XI,una joya que fue un impor-tante centro monstico dela Edad Media y sede epis-copal de Aragn. De estilolombardo-jaqus, tras aosenterrado en parte por losefectos de sus barrancosvecinos Calcn y Lupn, hoy queda una ermita que encierra en-tre sus muros miles de historias. Tan cerca del cielo recibieronsepultura tres obispos de Huesca y estuvo custodiado el SantoGrial, el cliz que utiliz Jess en la ltima cena.

A Castiello se entra por la calle de Santiago. El camino atraviesaeste lugar con nombre de castillo en el que sobresale la torrede la iglesia romnica de San Miguel. Aqu se guarda uno de losmayores tesoros de la ruta jacobea, en la que Castiello tienefama de ser el pueblo de las cien reliquias. Cuenta la leyendaque un peregrino cargado con un gran saco se dispona a seguirsu ruta tras pasar la noche en este lugar cuando cay muerto.Los vecinos acudieron a auxiliarlo y vieron con asombro cmovolva a la vida. Hasta cuatro veces se repiti la historia, si seiba del pueblo mora y resucitaba cuando lo llevaban de vuelta.Fue entonces cuando cont que un anciano le haba encargadotransportar un saco a lo largo del Camino de Santiago, aunqueste fuese aumentando de peso. Tras lo ocurrido asumi que la

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El camino limpio y restaurado pasa junto a la presa. Dicen quea esta altura haba un puente de madera que quemaron las tro-pas francesas al final de la guerra de la Independencia. Antesde llegar al Centro de Interpretacin de las Grutas, permaneceel testimonio en piedra de lo que fue un hospital de peregri-nos que acab muriendo por la falta de uso. Como sugerencia,a la salida de Villana una pista invita a dar un agradable pa-seo de menos de una hora hasta la incomparable Fuente delPaco. Fuente, abrevadero, merendero y un pequeo refugio sepierden en medio de un bosque mixto de pinos, abetos y hayasmaravilloso. En los atardeceres de otoo, conmueve asistir a la

berrea de los ciervos. Se trata de un lugar de ensueo, el puntode encuentro ideal para excursionistas, buscadores de setas ycazadores.

Al salir de Villana, en un rea dedescanso, sobresale un cruceroque levant la asociacin Atadesy enfrente se divisa el Seoro deAruej, citado por primera vez en1031. Su misin era defender lava romana de los enemigos pro-cedentes del norte. El seor deAruej frente a hombres libres,con tierras y derechos recono-cidos por la corona. Hoy es unaimagen de postal con iglesia ro-mnica, varias casas solariegasy una torre fortificada.

Desde Villana a Castiello, los Amigos del Camino de Santiagode Jaca recomiendan el andador que discurre junto a la carre-tera hasta el centro de recreo de Escolapios. En este punto secruza la nacional y se afronta una pequea subida que desem-boca en Villa Juanita. El camino se asoma a una casa rural em-pedrada y contina por una de las cabaeras trazadas por el

ganado trashumante en su continuo peregrinar. As se llega aCastiello que, en breve, estrenar albergue para peregrinos.

Excursin recomendada

Antes de entrar, una excursin recomendada. En Villa Juanitase abandona la ruta jacobea para tomar la empinada carreteraque llega hasta Arators, aupado sobre un pequeo cerro y con

Salida de Villana con Collarada de fondo

San Adrin de Sasabe

VILLA JUANITA

2,3 km ARATORS

3,9 km BORAU

2,2 km SAN ADRINDE SASABE


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nadera de montaa que existen en Espaa. Hoy slo hay vidaall y en Villanovilla que ha resurgido con fuerza y ofrece es-tancias acogedoras en su albergue y en diversas casas rura-les. En toda la zona predomina una espesa vegetacin fruto delas repoblaciones forestales de la segunda mitad del siglo XX.Pinos y chopos, robles, sauces, avellanos, cedros y manzanoscomponen un paisaje especial salpicado de moras, arndanos,acebo y boj. Ardillas, conejos, liebres, topos y sarrios huyen aldetectar cualquier presencia desconocida. Quebrantahuesos,guilas reales, ratoneros y milanos exhiben sus vuelos mien-tras, en esta reserva nacional de caza, los ciervos y jabales se

han acostumbrado a las personas que se encuentran cuandobajan a beber las aguas cristalinas del ro Ijuez.

La entrada a Jaca est ro-deada de paz. El caminose aleja un momento de lacarretera y recibe al viajerola ermita de San Cristbal,

en medio de la vegetacin.Un sencillo edificio de fac-tura popular levantado en1796 en mampostera concantoneras de piedra y re-matado por una curiosa es-padaa de ladrillo. Enfrente,una fuente de agua frescay un banco acogen al pere-

grino mientras el santo, patrn de los caminantes, lo protege.Junto a ella, un puente medieval, tambin de San Cristbal, cons-truido para salvar el barranco de Rapitn y para comunicar laruta jacobea que viene de Somport con la capital de la Jacetania.

Una cuesta seguida por unas escalerillas lleva al caminantehasta el Banco de la Salud, situado al comienzo del preciosopaseo de la Cantera. Un bello rincn que, durante siglos, estuvoamparado por un enorme olmo que muri vctima de la grafio-sis y tal vez de tanto repartir vitalidad. Dicen que los peregrinosse colocaban bajo su sombra y el rbol de la Salud les devol-va las fuerzas consumidas a lo largo de la ruta jacobea. Sloqueda un crucero en el lugar en el que se alzaban una iglesiadocumentada en el siglo XII y el hospital de San Marcos, un cen-tro extramuros en el que se atenda a los peregrinos con algunapestilencia antes de entrar en la ciudad. All mismo, una sealde madera indica dos posibilidades.

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carga deba quedarse en Castiello. Al abrir el paquete apare-cieron unas reliquias entre las que se nombran una astilla de lacruz en la que clavaron a Jesucristo y una espina de la coronaque le colocaron. Se guardan en el altar mayor de la iglesia deSan Miguel dentro de una arqueta de plata. La llave la custodiael alcalde y slo se abre el primer domingo de julio para quetodo el que lo desee pueda contemplarlas.

Junto a la parroquial, asoman los restos de la antigua fortalezamedieval antes de seguir por la calle de Santiago. Al lado de losantiguos lavaderos restaurados est la fuente de Casadioses,

decorada con una concha. La mayora de los peregrinos hacenun alto en este punto para refrescarse antes de seguir hastala N-330. A la salida de Castiello, inmediatamente despus decruzar el puente sobre el ro Aragn, la ruta sigue por la de-recha y una pasarela diseada en 2009 salva el cauce del roIjuez, famoso por poner en aprietos antao a muchos peregri-nos. Siguiendo ese trazado se llega a Torrijos y de ah Jaca y eldescanso tras una dura jornada estn a un paso.

Excursin recomendada

Si se contina por la carretera, se atraviesa la va del tren por unpaso elevado que desemboca en la entrada al frondoso y frescovalle de La Garcipollera, antiguo vallis Cepollaria o valle de lasCebollas. Da la bienvenida la ermita de Santa Juliana y, desdeall, hay que caminar un par de horas para contemplar SantaMara de Igucel, arte en piedra. Una nave rectangular cubierta

de madera, bside semicirculary unas preciosas pinturas mu-rales son capaces de conmover

al visitante. Se levant en 1072,fue monasterio femenino perohoy es una ermita acogedoraque invita a desviarse.

Los campos de labor y pastosde La Garcipollera se organiza-ban en bancales cuando Yosa,Bergosa, Larrosa y Acn esta-ban habitados. En Bescs, elGobierno de Aragn tiene unade las principales fincas expe-rimentales dedicadas a la ga-Exterior del bside de Santa Mara de Igacel

Ermita de San Cristbal. Jaca

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4,5 km BESCS

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SANTA MARADE IGACEL

2,3 km

5 km aprox.


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Los que decidan seguir recto conocern Jaca por dentro. Setoma el camino de San Marcos por la frondosa avenida de Fran-cia hasta el cruce con la avenida de la Jacetania por la que seextenda la desaparecida muralla norte de la ciudad. Desdeall a la plaza de San Pedro para disfrutar de la catedral, calleBellido, albergue jacobeo, la comercial calle Mayor y SanchoRamrez hasta la plaza del Marqus de Lacadena. Calle Ferre-nal, iglesia de Santiago donde se obtiene y sella la credencial,calle del Coso para salir por la avenida del Regimiento Galicia.Una senda de conchas de bronce en el suelo sirve para guiar alvisitante en su recorrido por la ciudad.

La ruta de la derecha evita entrar al centro y sugiere tomar elpaseo de la Cantera y el camino de Mocorones hasta la ermitade la Victoria, lugar de encuentro con los que entran a Jaca.Ambas propuestas merecen la pena.

El paseo de la Cantera es uno de los parques que rodean el pe-rmetro de Jaca. Es una autntica delicia perderse entre masasde boj, enebro y rosas silvestres. Resulta un placer encontrarsea alegres gorriones y petirrojos e incluso ardillas que jugueteanentre castaos de indias, pinos y arces. En las noches de verano,los autillos y los mirlos canturrean mientras algn murcilagorevolotea tras los insectos que acuden a la luz de las farolas.De da los milanos reales vuelan bajo y los buitres planean enlas corrientes de aire que se forman sobre el valle del ro Ar a-gn. El final del recorrido enlaza con el Rompeolas, un mira-dor del paseo de la Constitucin con vistas privilegiadas a otropuente con ermita, el de San Miguel. Bajomedieval de tres ojosuna Jaca con el Camino de Santiago que discurra por la orilladerecha del ro Aragn a su paso por Abay, Ascara y Javierregay.Un crucero seala el trayecto a los caminantes que eligen esaruta. Es el marco perfecto para que puedan detenerse a rezaro descansar. Desde el mirador tambin se domina la Canal deBerdn que protagonizar los prximos das de caminata y lassiluetas de pequeos pueblos de los de toda la vida como Guasi-

llo, Asieso, Banagus o Aragus del Solano que contrastan conla grandeza del pico Collarada al que el v iajero ya conoce.

En Jaca termina la pr imera etapa de la V a Tolosana por tierrasespaolas. Aqu se encontraban los peregrinos del Somportcon los que haban atravesado los Pirineos por el Portalet, elotro paso ms al este, el que discurre cerca de la estacin deesqu de Aramn Formigal.

Jaca fue la primera ciudaddel Camino de Santiago,capital del reino de Ara-gn y sede de los obisposaragoneses. Se necesi-

taba una catedral y la deSan Pedro se empez aconstruir en la segundamitad del siglo XI, simult-neamente por la cabeceray por los pies. La primeraseo romnica de la penn-sula se convirti en paradaobligada para los que em-prendan viaje hacia Com-postela. Varios incendiosmotivaron las reformasde los siglos XV y XVI. Enlo alto del campanario,

ondea una bandera blanca que se renueva cada tres de mayo yest llena de contenido. Smbolo del triunfo de la resurreccin yde paz, algunos dicen que sirve para proteger a la ciudad de lastormentas y otros que se izaba en la Edad Media cuando Jacagozaba de buena salud para darlo a conocer a los visitantes. Poraqu han pasado santos como San Francisco de Ass, reyes comoLuis VII de Francia o Eduardo III de Inglaterra, nobles y millonesde peregrinos annimos. Durante muchos aos, las campanasde la catedral han repicado gracias a unas largas cuerdas que ti-raban de los badajos. Llegaban hasta un banco instalado en casade los campaneros que todava se encuentra dentro del templo.

Desde una pequea ventana, dominaban el altar mayor y as to-caban siempre en el momento justo.

La disposicin de la catedral es una alegora del viajero medie-val que, movido por la fe, parta de su realidad hacia lo que que-ra alcanzar. En la Edad Media, los pecadores no podan entrara la celebracin de accin de gracias hasta que cumplieran lapenitencia y recibieran la absolucin. El peregrino tomaba con-ciencia de su condicin en el prtico de entrada. Entre arquivol-tas y columnas ilustradas con capiteles labrados, se distribuanunos asientos de piedra en los que se exponan a la vista detodos como penitentes. El crismn tr initario del tmpano es unapieza clave de la ruta jacobea. Entre imgenes de osos, basilis-

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Paseo de la Cantera

Nave central de la catedral. Jaca


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cos y leones, narra que, una vez eliminado el mal, Dios protegeal hombre. Bajo l hay una columna situada a la izquierda dela portada principal que presenta una profunda hendidura enel fuste. Hay quien dice que la han cavado los besos y cariciasde tantos peregrinos. Aunque es menos potico, parece que sedebe a la costumbre de los fieles de secar la mano a la salidatras mojarla con agua bendita.

Dentro de la catedral, las tres naves de cinco tramos cada una,el crucero y tres bsides son el escenario per fecto para un bailede arcos de medio punto sobre pilares cruciformes y cilndri-cos. Marcaron estilo tambin el ajedrezado jaqus y las bolasque alegran las basas de los sustentos interiores. En el b-side central, la capilla Mayor la decor fray Manuel Bayeu, cu-ado del genial Goya. En el ala oeste, destaca por su belleza lacapilla de Santa Orosia.

Orosia era una princesade Aquitania a la que de-capit un grupo de mu-sulmanes, en los montesde Yebra. Asesinaron atodo su squito. Muchosaos despus un pastorllamado Guillem encon-tr el cuerpo incorruptode la joven. Por donde pa-saba con l, empezaban asonar las campanas y lasflores del campo exhala-ban sus mejores aromas.En Yebra de Basa, seguard la cabeza. Cadaveinticinco de junio se re-vive ese momento en una

romera que comienza el da anterior con el rosario de los hom-

bres y el revuelo de campanas. Desde la iglesia parroquial parteel recorrido hasta la ermita con el crneo de la santa apoyadosobre un busto de plata del siglo X V. Los romeros combinan pa-radas y dances a lo largo de una emotiva ruta de santuarios. Elcolor lo ponen los danzantes ataviados con sus vistosos trajesy sombreros de flores. Bailan el antiqusimo Dance de SantaOrosia, haciendo golpear sus palos de boj al son del chiflo y elsalterio. En Jaca, donde yace el cuerpo, suenan el mismo daidnticos instrumentos durante la procesin en la que, entrebailes, los cofrades llevan a hombros la urna de plata que con-tiene las reliquias de la santa. El obispo las muestra junto a losmantos de Santa Orosia para su veneracin. Luego se guardanen el centro del altar mayor de la catedral, entre los restos de

San Indalecio, discpulodel apstol Santiago, y deSan Flix y San Voto, fun-dadores del monasteriode San Juan de la Pea.

El claustro de la catedrallo llena de vida el MuseoDiocesano, una de las co-lecciones de pintura mu-ral medieval ms impor-tante del mundo. Algunosexpertos lo calificancomo la capilla sixtinade la pintura romnica.Es un privilegio poder verreunidas las obras resca-tadas de las iglesias demuchos pueblos aban-

donados as como elementos arquitectnicos y objetos de usolitrgico cargados de historia. El museo ech a andar en 1963y, tras varias remodelaciones, emociona contemplar la talla demadera policromada de la virgen de Igucel de principios delsiglo XII, los conjuntos murales de Bags, Ruesta y Navasa,del XI y XII, o el sarcfago de piedra de Sancho Ramrez, hijonatural de Ramiro I.

Hoy por la catedral pasan peregrinos guiados por la fe perotambin por su amor al arte o la aventura. Adems de sellar sucredencial, reciben nimos y bendiciones con la esperanza deque aqu descubran algo que cambie sus vidas.

Tras orar los peregrinos medievales salan por la puerta me-ridional, en la que los capiteles representan gratitud y alegracomo se refleja en el de los msicos. Grabada sobre la piedradel muro permanece desde hace siglos la vara jaquesa, en la

que comprobaban mercaderes y compradores que la medidaque se utilizaba era justa. En la acogedora plaza que se abre ahmismo se celebraba mercado todos los martes bajo los arcos.

Para atraer a habitantes y comerciantes, el rey Sancho Ramrezotorg un fuero en 1077 que conceda privilegios a los nuevospobladores, a los que se llam francos, que llegasen a Jaca. Notenan que pagar tributos al rey y se les consideraba ciudada-nos libres. Con ellos naci el Burnao o Burgo Nuevo, un barr iocomercial que surgi extramuros, paralelo al Camino de San-tiago y con clara vocacin aperturista. En Jaca, lleg a haberhasta doce hospitales de peregrinos, albergues, iglesias quehoy no existen y artesanos de todo tipo. Diecisis zapateras, la

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Busto de Santa Orosia en Yebra de Basa

Chiflo y chicotn en la romera de Santa Orosia


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mayora a lo largo de la calle Bellido, surtan a los viajeros desandalias, botas y galochas cuando haba barro. Jaca empeza prosperar y lleg a acuar moneda propia, el sueldo jaqus.Hubo tres casas de baos para que los peregrinos, vecinos yvisitantes pudiesen asearse por turnos.

El comendador Tiburcio Spannocchi eligi el Burnao para le-vantar la Ciudadela. A vista de pjaro, parece una estrella. Esun pentgono perfecto cercado por murallas, baluartes, fososy otras fortificaciones. El castillo de San Pedro es una cons-truccin castrense ordenada hacia 1592 por Felipe II para de-fender a Jaca de una posible i

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