Guia de Historia Sindical de Rodolfo Porrini

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    INSTITUTO CUESTA DUARTE PIT CNT

    GUA DidcticaHistoria del movimiento

    sindical en UruguayEn el siglo XX (1905-1973)

    Rodolfo Porrini Beracochea

    Docente del Departamento de Historia del Uruguay - Facultad de Humanidades yCiencias de la Educacin Universidad de la Repblica

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    [p.2, solapa] El autor.Rodolfo Porrini. Docente e investigador del Departamento de Historia del Uruguay de la Facultad deHumanidades y Ciencias de la Educacin (Universidad de la Repblica). Licenciado en Ciencias Histricas yMagster en Ciencias Humanas en la mencionada Facultad. Doctorando de Historia en la Universidad de BuenosAires (UBA). Docente de Historia del Uruguay III (1930-1990) en la Facultad de Humanidades. Autor de loslibrosLa nueva clase trabajadora uruguaya 1940-1950(2005) yDerechos humanos y dictadura terrista(1994);Compilador del libroHistoria y memoria del mundo del trabajo(2004), y co-compilador del volumen colectivo

    Trabajo e historia en Uruguay. Investigaciones recientes (2006), entre otras publicaciones. Colaborador delperidico del PIT-CNT Trabajo y Utopa, y del Instituto Cuesta-Duarte en su Escuela de Formacin Sindical.

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    TABLA DE CONTENIDO

    Aclaracin sobre la presente edicin de la Gua. 10INTRODUCCION 11i. Objetivos.

    ii. Lneas interpretativas.iii. Aspectos metodolgicos.iv. Algunos textos tericos, metodolgicos y del campo de estudio.* Clase y cultura obreras en los debates en la nueva historia del trabajo.Claudio Batalha, Fernando Texeira y Alexandre Fortes, Culturas de classe. Identidade ediversidade na formaao do operariado, Campinas, SP, Editora da Unicamp, 2004, pp.12-13[Traduccin libre realizada por Rodolfo Porrini].

    * Una visin del campo temtico de la historia sindical.Carlos Zubillaga, Jorge Balbis, Historia del movimiento sindical uruguayo. Tomo III Vida ytrabajo de los sectores populares (hasta 1905), Montevideo, EBO, 1988, p.5.

    * Las fuentes y las particularidades de las mujeres como sector subordinado de lasociedad.Graciela Sapriza, La memoria sindical desde las mujeres, en G. Sapriza y Alma Espino,

    Hilamos una historia, Montevideo, Grecmu, 1989, pp.3-5.

    * Significados de la preservacin de documentos y archivos.Palabras del Prof. Jos Pedro Barrn, enRodolfo Porrini (compilador), Historia y memoriadel mundo del trabajo, Montevideo, FHCE, 2004, pp.43-44.

    * Grficos. Nmero de asalariados y evolucin salarial.Elaborados en base a: Mara Magdalena Camou y Silvana Maubrigades: El desafo de laproductividad en la industria tradicional uruguaya en: M.M.Camou y R. Porrini(compiladores): Trabajo e Historia en el Uruguay: investigaciones recientes, UDELAR,Montevideo, 2006, pp.77-102.

    * Lneas de tiempo.Lnea de tiempo del Uruguay, siglo XX.Lnea de tiempo sindical, siglo XX.Elaboracin propia.

    I. EL MOVIMIENTO SINDICAL EN EL URUGUAY REFORMISTA (1905-1929) 18Introduccin.

    A. SELECCIN BIBLIOGRFICA 18* Texto del historiador econmico ingls Henry Finch sobre el batllismo y el papel de lalegislacin laboral.Henry Finch,Historia econmica del Uruguay contemporneo, Montevideo, EBO, 1980, pp.16-21.

    * Los historiadores Jos P. Barrn y Benjamn Nahum sobre el contexto de aprobacin

    de la ley de ocho horas.Jos P. Barrn y Benjamn Nahum, Batlle, los estancieros y el imperio britnico, Tomo 6,Montevideo, EBO, 1985, pp.91-114.

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    * Texto del historiador Carlos Zubillaga sobre el batllismo y la fundamentacin de sucarcter populista (1983).Carlos Zubillaga, El batllismo, una experiencia populista, en Cuadernos del ClaehN27,Montevideo, CLAEH, julio-setiembre 1983, pp.27-57.

    * Fragmento de Germn DEla y Armando Miraldi sobre la huelga tranviaria y laprimera huelga general en el Uruguay, mayo de 1911.Germn DEla y Armando Miraldi, Historia del movimiento obrero en el Uruguay. Desdesus orgenes hasta 1930, Montevideo, EBO, 1985, pp.99-103.

    * Texto de Graciela Sapriza sobre la huelga de mujeres en Juan Lacaze (PuertoSauce) en 1913.Graciela Sapriza, Los caminos de una ilusin. 1913: huelga de mujeres en Juan Lacaze,Montevideo, Fin de Siglo, pp.9, 69, 75, 87-88, 93-99.

    * Fragmento del libro El sindicalismo uruguayode Rodrguez, Visconti, Chagas y Trullen

    sobre los efectos de la Revolucin Rusa y el proceso de divisin del anarquismo en laFORU.Universindo Rodrguez, Silvia Visconti, Jorge Chagas, Gustavo Trullen, El sindicalismouruguayo. A 40 aos del congreso de unificacin sindical, Montevideo, Trilce, 2006, pp.53-55.

    B. SELECCIN DOCUMENTAL. 25* Programa y Reglamento de la Sociedad Cosmopolita de Resistencia entre ObrerosMosaiquistas y Anexos de Montevideo, en 1904.Sociedad Cosmopolita de Resistencia entre Obreros Mosaiquistas y Anexos de Montevideo.Fundada el 10 de Enero de 1904, Estatutos, Montevideo, Tipografa L. Tammaro y Ca, 1904.

    * Estatuto Reglamento de la Unin de Picapedreros Graniteros La Paz. Agosto 15 de1903.Unin de Picapedreros Graniteros La Paz. Agosto 15 de 1903, Estatuto Reglamento,Montevideo, Talleres de A. Barreiro y Ramos S.A., 1904 [B. Nacional, Montevideo].

    * Llamamiento de la Unin Gremial Asociacin Profesional de Costureras y Anexos dela Unin Democrtica Cristiana publicado en octubre de 1905 en el peridico catlico El

    amigo del obrero.

    Unin Democrtica Cristiana. Asociacin Profesional de Costureras y Anexos en El Amigodel Obrero, Montevideo, sbado 7/10/1905, p.2.

    * Declaracin votada por unanimidad en la jornada inauguracin del congresofundacional de la Federacin Obrera Regional Uruguaya (FORU) el 25 de agosto de1905.Texto tomado de Francisco R. Pintos, Historia del movimiento obrero del Uruguay,Montevideo, Corporacin Grfica, 1960, p.69.

    * Fragmentos sobre las orientaciones ideolgicas predominantes en la FORU.Texto tomado de Carlos Rama, Obreros y anarquistas, Montevideo, Editores Reunidos, 1968

    [Enciclopedia Uruguaya N32].

    * Declaracin y Pacto de Solidaridad aprobada en el 3er Congreso de la FORU.

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    Tomado de Universindo Rodrguez Daz, Los sectores populares en el Uruguay delnovecientos. Segunda Parte, op.cit., pp.135-136.

    * Texto aprobado en el 3er Congreso de la FORU (abril-mayo de 1911), refiriendo a laestructura organizativa y la vigencia de un tipo de organizacin por oficios.(Federacin Obrera Regional Uruguaya, Acuerdos del Tercer Congreso Obrero en el

    Uruguay, Montevideo, Tip. Morales Hnos., 1919; tomado de Universindo Rodrguez Daz,Los sectores populares en el Uruguay del novecientos. Segunda Parte, op.cit., pp.136-138).

    * Un acta del Libro de Actas del Comit Pro Unidad Obrera (CPUO), antecedente de laUnin Sindical Uruguay, de mayo de 1922.Actas del Comit Central Interno, del CPUO, N2, ff.13-14. [fotocopias del manuscrito, enArchivo de Historia Sindical del Departamento de Historia del Uruguay, FHCE-Udelar].

    * Ley N 5.350 determinando la jornada legal mxima de 8 horas, aprobada el 17 denoviembre de 1915.Jorge Luis Lanzaro, Mara del Rosario Pedemonte, Recopilacin sistematizada de NORMAS

    DE DERECHO DEL TRABAJO Y SEGURIDAD SOCIAL. Tomo 1, Montevideo, FCU, 1972,p.39.

    * Manifestacin del Primero de Mayo de 1919, partiendo de las calles Sierra yAgraciada.

    * Fotografa de tranvas tumbados en 1920, registrado por los fotgrafos de MundoUruguayo.

    II. UN SINDICALISMO EN TRANSICIN 1930-1939. 31Introduccin

    A. SELECCIN BIBLIOGRFICA 31* Fragmento del tomo II de El nacimiento del terrismo de Gerardo Caetano y Ral Jacob,referido a la represin anticomunista de febrero de 1932.Gerardo Caetano, Ral Jacob, El nacimiento del terrismo (1930-1933). Tomo II, Montevideo,EBO, 1990, pp.111, 114-116.

    * Un anlisis del proceso de inflexin y cambio en la poltica laboral del estado en losaos treinta.

    Rodolfo Porrini, Estado y clase obrera, Montevideo, Dpto de Publicaciones de la FHCE,2000, Serie Papeles de Trabajo, pp.19 y 23.

    * Una reflexin sobre la naturaleza del sindicalismo y la accin de la clase obrera apartir de un anlisis de un pueblo del interior.Ral Zibechi,De multitud a clase. Formacin y crisis de una comunidad obrera, Juan Lacaze(1905-2005), Montevideo, Ediciones Ideas/Multiversidad Franciscana de Amrica Latina,2006, pp.225-226.

    B. SELECCIN DOCUMENTAL. 32* La CGTU, una nueva organizacin sindical.

    Texto tomado de Francisco R. Pintos, Historia del movimiento obrero del Uruguay,Montevideo, Corporacin Grfica, 1960, pp.212-213.

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    * Propuestas para el trabajo de la CGTU entre el proletariado juvenil.F. Ferreira, Nuestro trabajo en los sindicatos en Unificacin. Organo del Sindicato de laConstruccin (adherido a la Confederacin General del Trabajo del Uruguay, s.d. [N6-7,

    julio-agosto?] 1929.

    * Textos sindicales sobre golpe de Estado de marzo de 1933: la FORU.

    Solidaridad, Montevideo, N55, 1/5/1933, p.1.

    * Textos sindicales sobre golpe de Estado de marzo de 1933: el Sindicato de ArtesGrficas.El Obrero GrficoN128, Montevideo, abril de 1933, p.3.

    * El conflicto de la construccin de 1936 y una nueva tctica sindical flexible segn undirigente sindical y poltico comunista.Enrique Rodrguez, Un movimiento obrero maduro, Montevideo, Ediciones Pueblos Unidos,1988, pp.39-41.

    * La incorporacin de los derechos econmicos, sociales y culturales, y la organizacinde sindicatos y el derecho de huelga en la Constitucin de 1934.Artculos 44, 52, 54 y 56. Constitucin de la Repblica O. del Uruguay (Aprobada por laConvencin Nacional Constituyente el 24 de Marzo de 1934 y ratificada por el pueblo el 19de Abril del mismo ao), enRegistro Nacional de Leyes, Decretos y otros documentos de la

    Repblica Oriental del Uruguay. Ao 1934, Montevideo, Imprenta Nacional, 1935, pp.1621-1623 [en Anexo].

    * El artculo 165 del Cdigo Penal de 1934 y el derecho de huelga.Ministerio de Instruccin Pblica, Cdigo Penal (Ley Nmero 9155), Edicin Oficial, 1934, p.88.

    * Fuentes estatales: La mirada del Jefe de Polica de Montevideo sobre el juego y elmovimiento obrero en 1935.

    Memoria de la Polica de Montevideo 1935. Jefatura del Tte Cnel Marcelino Elgue,Montevideo, 1936, pp.22-23.

    * La vivienda del proletario en 1930 segn una mdica del Consejo Nacional de Higiene.Mara Luisa Saldn, Resultados obtenidos en una clnica de nutricin para preescolaresdurante un ao de ensayo, en Boletn del Consejo Nacional de Higiene, N287-288,noviembre-diciembre 1930, p.487.

    * Ley de 4 de agosto de 1937 que encarga al Instituto Nacional del Trabajo la vigilanciadel cumplimiento de los convenios entre la Liga de la Construccin y sus obreros, y laobligatoriedad de los mismos para todos los patronos del ramo.

    Registro Nacional de Leyes y Decretos 1937, Montevideo, Imprenta Nacional, 1938, pp.520-521.

    III. SINDICALISMO DE MASAS Y NUEVA CLASE TRABAJADORA(1940-1955). 36Introduccin

    A. SELECCIN BIBLIOGRFICA 36* Fragmento referido a la negociacin colectiva y la idea de consejos de salarios comomecanismos de concertacin social.

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    Ana Frega, Mnica Maronna, Yvette Trochn, Los consejos de salarios como experiencia deconcertacin, en Cuadernos del Claeh N33, Montevideo, CLAEH, pp.27-36.

    * Texto relativo a la formacin de una nueva clase obrera en el Uruguay de los aoscuarenta.Rodolfo Porrini, La nueva clase trabajadora uruguaya (1940-1950) en Trabajo & Utopa

    N50, Montevideo, julio 2005, p.15.

    * Fragmentos referidos a la emergencia de un nuevo sindicalismo en el decenio de 1940 ysu heterogeneidad ideolgica.Rodolfo Porrini, La nueva clase trabajadora uruguaya (1940-1950), Montevideo,Departamento de Publicaciones de la Facultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin,2005.

    * Hugo Cores y su visin crtica de la idea del Uruguay feliz a partir de las huelgassolidarias de 1951 y 1952 y la aplicacin ese ltimo ao de Medidas Prontas deSeguridad.

    Hugo Cores,La lucha de los gremios solidarios, Montevideo, EBO-Compaero, 1989, pp.9-14.

    * Una resea biogrfica.Rodolfo Porrini, La historia y la memoria obrera (III). Trayectorias militantes: aporte parauna semblanza de Jos Almeidaen Trabajo & UtopaN42, Montevideo, setiembre 2004,

    p.17.

    B. SELECCIN DOCUMENTAL. 41* La Unin Obrera Textil y su apoyo de un ministro del Gobierno de Alfredo Baldomirprevio al golpe de Estado.El Obrero Textil (Organo de la Unin Obrera Textil del Uruguay), N1, Montevideo,setiembre 1941, p.1.

    * Documento del Sindicato de Peones de Tambos de Mendoza (localidad delDepartamento de Florida) en 1943.1943. Sindicato de Peones de Tambos de Mendoza, Primer llamamiento a la constitucin deun sindicato de trabajadores de los tambos, tomado de Yamand Gonzlez Sierra, Losolvidados de la tierra. Vida, organizacin y luchas de los sindicatos rurales , Montevideo,Editorial Nordan, 1994, pp.276-277.

    * Texto del Acta N 1 de la Federacin Obrera de la Industria de la Carne y Afines,Autnoma, relatando la asamblea extraordinaria realizada el da 7 de enero de 1942 y ladivisin del gremio frigorfico.

    Libro de Actas N 1 [1942-1946], Acta N 1, ff.1-3, documento localizado en el Archivo de laAsociacin de Jubilados de la Industria Frigorfica y Afines (Cerro, Montevideo).

    * Otra visin de la divisin del gremio de la carne. Testimonio de Antonio Cceres, unobrero frigorfico y militante comunista en aquel entonces, ofreci una versin referidaa la organizacin de los obreros de la carne en el Cerro a fines de 1941.Entrevista con Antonio Cceres, realizada en Montevideo por Rodolfo Porrini, 20/10/1999, enRodolfo Porrini,La nueva clase trabajadora uruguaya, op.cit., p.257.

    * Personera Jurdica aprobada en marzo de 1933 y fragmentos del Estatuto Social delsindicato de los empleados del comercio (FUECI) aprobado en noviembre de 1942.

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    F.U.E.C.I. Con Personera Jurdica, Estatuto Social. Fundada el 30 de Noviembre de 1930,Montevideo, s.d., pp.2-4.

    * Fragmento de losEstatutosde la Confederacin Sindical del Uruguay (CSU).Confederacin Sindical del Uruguay. Filial de CIOSL-ORIT, Estatutos C.S.U., Montevideo,CSU, 1957, pp.2-3.

    * La victoriosa huelga del sindicato de Ancap y los Gremios Solidarios en 1951 desdela perspectiva de Proa, peridico de la Federacin Obrera de Construcciones yReparaciones Navales (Federacin Naval).La solidaridad dio el triunfo a los funcionarios de la Ancap. Se defendi unnimemente elderecho de organizacin y huelga. LAS LEYES NO SIRVEN PARA NADA, en Proa,N.16, Montevideo, julio 1951, pp.1-2.

    * Declaracin de huelga general por varios sindicatos (Organizaciones Solidarias)contra la aplicacin de Medidas Prontas de Seguridad por el Poder Ejecutivo ensetiembre de 1952.

    Proa. Federacin Obrera de Construcciones Navales Autnoma, N18, Montevideo, octubre 1952,p.2.

    * Relato de Hctor Rodrguez sobre la huelga en la industria textil finalizada acomienzos de 1955 y el primer mrtir de los obreros del sector.Hctor Rodrguez, 30 aos de militancia sindical, Montevideo, CUI, 1993, pp.118-120.

    * Algunos artculos de la Ley de Consejos de Salarios aprobada en noviembre de 1943,refiriendo tambin al salario mnimo, la funcin de conciliacin y a las asignacionesfamiliares.Ley N 10.449 de 12 de noviembre de 1943, Registro Nacional de Leyes y Decretos, Ao

    1943, Montevideo, Imprenta Nacional, 1944, pp.1629-1635.

    * Algunos artculos del Estatuto Trabajador Rural, ley 10.809 aprobada el 16 de octubrede 1946.Ley N 10.809, ESTATUTO PARA EL TRABAJADOR RURAL, en Registro Nacional de

    Leyes. Repblica Oriental del Uruguay, Tomo II, Ao 1946, Tercera Edicin, Montevideo,1963, pp.1211-1219.

    * Derogacin del segundo prrafo del artculo 165 del Cdigo Penal, por ley N10.909,de 4 de junio de 1947.Cdigo Penal de la Repblica Oriental del Uruguay. Edicin concordada y anotada por elProfesor Juan B. Carballa, Montevideo, Centro de Estudiantes de Derecho, 1955, pp.133-134.

    * El poder Ejecutivo aprob Medidas Prontas de Seguridad en conflictos sindicales de1952.

    Diario de Sesiones de la Asamblea General. Tomo XXIX (Del 26 de enero al 24 y 25 demarzo de 1953), Montevideo, Impresora Rex S.A., 1957, pp.7-8.

    * Fragmento de informe datado el 2 de marzo de 1944 elaborado por el AgregadoMilitar britnico, H. Cross, advirtiendo sobre el fenmeno de la doble fidelidad del

    trabajador uruguayo.Gordon Vereker, Ministro de la Legacin Britnica, presenta un informe sobre antecedenteshistricos y polticos del desarrollo industrial y laboral del Uruguay, elaborado por el Capitn

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    H. Cross, Agregado Militar britnico, Montevideo, 2 de marzo de 1944, en Benjamn Nahum,Informes diplomticos de los Representantes del Reino Unido en el Uruguay. Tomo XI: 1944-1947, Montevideo, Publicaciones de la Udelar, 1999, p.25.

    * Foto de huelguistas de hambre de la FOICA, Montevideo, 12/8/1955.

    IV. LOS CAMINOS DE LA UNIFICACIN SINDICAL (1956-1973).Introduccin. 51

    A. SELECCIN BIBLIOGRFICA 51* La constitucin de la CNT segn el historiador y socialista Germn DEla.Germn DEla, El movimiento sindical, Montevideo, Editorial Nuestra Tierra, 1969, pp.44-46 (Nuestra TierraN 4).

    * Unidad sindical y papel del movimiento obrero en la visin del Ingeniero, dirigentesindical de AUTE y dirigente comunista Wladimir Turiansky.Wladimir Turiansky, El movimiento obrero uruguayo, Montevideo, Ediciones PueblosUnidos, 1973, Captulos III y IV, pp. 87-89, 99-101, 103-106.

    * Reflexiones en torno a dos relatos del proceso de la unidad sindical.Carlos Demasi, Dos construcciones tempranas de los antecedentes de la CNT, en Mara M.Camou, Rodolfo Porrini (compiladores), Trabajo e historia en el Uruguay. Investigacionesrecientes, Montevideo, FCS-FHCE, 2006, pp.57-58.

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    * Testimonio del dirigente sindical Jorge Garca sobre la huelga de hambre de [1955] ylos primeros mrtires de la industria frigorfica.Jorge Garca,Memorias de un friyero 1917-1969, Montevideo, CIPFE, s.d. [1984], testimoniorecogido por Ariel Celiberti y otra persona no identificada.

    * Resolucin del Congreso Constituyente de la Central de Trabajadores del Uruguay(CTU) realizado en abril de 1961, refiriendo a aspectos reivindicativos y programticosde la nueva central.Resolucin sobre el segundo punto del orden del da en Carpeta 1er. CongresoConstituyente de la Central Unica de Trabajadores. Montevideo-Uruguay. 20-23 abril de1961,Documentacin de Rogelio Cheroni Sanromn, aportada por el Prof. Alcin Cheroni.

    * Documento de la Unin de Trabajadores Azucareros de Artigas (UTAA) en 1968,referido a sus reivindicaciones y vinculacin con el dirigente tupamaro Ral Sendic.Tomado deYamand Gonzlez,Los olvidados de la tierra, op.cit, pp.279-283.

    * Relato de un viejo trabajador ferroviario del interior del pas sobre su indignacinante la direccin del ente nacionalizado y asuntos gremiales de la FederacinFerroviaria.Eustorgio Altibio Carballo,Memorias de un ferroviario, Salto, 1970, pp.12-13.

    * Plataforma de lucha inmediata aprobada por la Convencin Nacional de Trabajadores

    en agosto de 1964.Tomado de El Popularel 4 de agosto de 1964.

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    * Declaracin de principios de la Convencin Nacional de Trabajadores (CNT) yResolucin del Congreso de Unificacin Sindical sobre Declaracin de Principios yPrograma.CIPFE PIT-CNT Seleccin de DOCUMENTOS. Resoluciones orgnicas, programticas y anlisisde situacin de la CNT y el PIT (1964-1983), Seleccin a cargo de Yamand Gonzlez, Montevideo,noviembre de 1985, p.62-63 y p.65.

    * Documento del gremio bancario sobre el conflicto del ao 1969.Balance del Consejo Central de AEBU sobre la huelga. Setiembre 1969, en Hugo Cores,Uruguay hacia la dictadura 1968-1973, Montevideo, EBO, 1999, pp.195-200.

    * La direccin de la CNT llama a ocupar los lugares de trabajo ante el golpe de Estadodel Presidente Bordaberry el 27 de junio de 1973.Centro Uruguay Independiente,Documentos sindicales 3, Montevideo, CUI, 1985, 4 edicin,

    pp.70-71: Documentos de la huelga general 1973.

    * Fragmento de testimonio de participante de la huelga general.

    Recin el 9 de julio entendimos qu era un golpe enBrecha, 20/6/2003.

    * La Mesa Representativa de la CNT, por amplia mayora resolvi la levantar la huelgageneral y pasar a la lucha por otros medios.Centro Uruguay Independiente, Documentos sindicales 3, Montevideo, CUI, 1985, 4edicin, pp.51-56: Documentos de la huelga general 1973.

    * Decreto de 19 de octubre de 1966 que faculta al Ministerio del Interior a autorizar elingreso de fuerzas policiales en locales privados ocupados por sus trabajadores, en casode mediar solicitud de sus dueos.Tomado deJorge Lanzaro, Mara del Rosario Pedemonte,Recopilacin, op.cit., Tomo 1, p.269.

    * Ley N 13.720 de 16 de diciembre de 1968 creando la Comisin de Productividad,Precios e Ingresos (COPRIN).

    Registro Nacional de Leyes, Decretos y otros documentos de la Repblica Oriental delUruguay, Ao 1968, Montevideo, Barreiro y Ramos S.A., 1969, pp. 2916-2920.

    * Resolucin del gobierno dictatorial ilegalizando la CNT y ordenando el arresto de susdirigentes, el 30 de junio de 1973.Tomado de Alvaro Rico y otros, 15 das que estremecieron al Uruguay, Montevideo, Fin deSiglo, 2005, pp.258-259.

    * Fotografa de Congreso del SUNCA en 1970.

    * Foto de una Marcha caera en los aos sesenta.

    V. BIBLIOGRAFA SELECCIONADA Y MATERIALES DE APOYO. 63* Bibliografa de historia sindical (abarca el tramo 1905-1989).

    * Historias militantes.

    * Algunos textos tericos, metodolgicos e historiogrficos.

    * Materiales de apoyo.

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    Aclaracin sobre la presente edicin de la Gua.

    La Gua de Historia del Movimiento Sindical en el Uruguay se realiz en el marco de unesfuerzo efectuado conjuntamente entre el Departamento de Historia del Uruguay de laFacultad de Humanidades y Ciencias de la Educacin y la Comisin Sectorial de Enseanzade la Universidad de la Repblica. La misma, que conoce una versin de diciembre de 2007,

    est destinada prioritariamente a los estudiantes universitarios, as como un amplio pblicogeneral interesado en la temtica. Y est abierta a enriquecerse con los aportes, comentarios,sugerencias y criticas de sus lectores, sean ellos estudiantes, docentes, sindicalistas y otros

    participantes de movimientos sociales o actividades culturales.

    Asimismo, pensamos, tiene un obvio inters para los militantes e integrantes del movimientosindical uruguayo, as como podra tenerlo para sus antiguos participantes. Esta razn hace ala presente Gua un material que el Instituto Cuesta-Duarte haya considerado adecuado paradisponer su uso en los cursos de formacin (para la Escuela Superior y la Escuela Bsica) y enlos cursillos de difusin que imparte, y en especial para la asignatura Historia delMovimiento Sindical.

    Esta gua abarca el tramo comprendido entre 1905 y 1973, quedando, por tanto, el desafo decontinuar avanzando en la recopilacin y sistematizacin de materiales (bibliogrficos,documentales, orales y visuales) que enriquezcan y dilaten nuestra comprensin del complejo

    pasado. Por tanto, nos planteamos para prximas ediciones de este material, incorporar textose imgenes sobre el tramo previo a 1905 (1870-1904) y tambin sobre el posterior a 1973, entoda su magnitud, llegando hasta los aos noventa del siglo XX.

    La presente edicin de la Gua, ha contado con el apoyo de Comisiones Obreras de Espaa ycon el aval del Instituto Cuesta-Duarte, y espero que pueda resultar un aporte ms a la hora de

    proyectar, desde el pasado, los desafos del tiempo presente.

    Rodolfo Porrini BeracocheaAbril 2008

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    Introduccin.Esta gua de Historia del movimiento sindical en Uruguay se concentra en el pasado sindicalde un fragmento significativo del siglo XX. Ella comprende el periodo extendido entre lafundacin en 1905 de la primera federacin obrera que marc un hito relevante en laorganizacin sindical de los trabajadores (la FORU), y el golpe de Estado de junio de 1973con la inmediata respuesta obrera de la huelga general.

    El sindicalismo uruguayo se ha constituido en ms de un siglo de existencia, en un referentecontradictorio y a la vez significativo en la vida nacional, en especial a partir de los aossesenta. Su diferenciacin con sus pares de la regin, en gran parte del siglo XX, lo hamostrado como un asociacionismo clasista, con un nfasis programtico importante y engeneral con una cierta equidistancia y autonoma respecto del poder poltico estatal. Desde losaos sesenta ha agregado adems, el hecho de constituir una organizacin unificada (la CNT,luego el PIT-CNT) que incluye todas las corrientes sindicales significativas as comomilitantes independientes, abonando en un pluralismo ideolgico y poltico amplio. Laevolucin del accionar sindical y la experiencia de clase vinculada a los sectores trabajadoresy populares hacen del sindicalismo uruguayo un caso interesante para ser estudiado.Esta Gua se propone contribuir a su conocimiento, promover un aprendizaje de diversasorientaciones tericas y caminos metodolgicos en el campo temtico, y generar estudiantescrticos pensando la trayectoria sindical en sus aportes, falencias y desafos. Constituyendosta una primera aproximacin, restan muchos temas y problemas a abordar, por ejemplo elestudio de los vnculos sindicales con la ms amplia clase trabajadora, o el nivel comparativocon las experiencias sindicales en la regin.

    i. Objetivos.Estagua se plantea:Hacer reflexionar sobre diversos problemas del conocimiento de la historia de sectoressubordinados en la sociedad, concretamente los sectores populares, en la que se incluye el de

    los trabajadores, la clase trabajadora y una de sus expresiones, el sindicalismo.Pensar sobre la relacin entre la historia investigada y la docencia de la historia, a partir demostrar los procesos intelectuales de construccin de una metodologa de investigacin, dediseo temtico del objeto de estudio, de problemas conceptuales, de estrategias de trabajo, defundamentacin terica y con una determinada base heurstica.

    Presentar el problema especfico de las fuentes en la construccin de una historia obrera ysindical. Es de sealar su dispersin, el difcil acceso o la inexistencia de archivos quecustodien fuentes sindicales, y el tema ms complejo, que refiere al registro, emisin yconservacin de la documentacin perteneciente a los sectores populares y referente a las

    condiciones de vida de los trabajadores asalariados (urbanos y rurales).

    ii. Lneas interpretativas.Campo de estudio. La historia del movimiento sindical es un campo de estudio queevoluciona, abriendo nuevos temas y empleando distintas tcnicas desde diferentesorientaciones tericas. Constituye un campo de estudio en s, pudiendo pensarse en un sentidorestringido o ms amplio: ya sea como las organizaciones de los trabajadores, o las estructurassobre las cules estos construyen diversas herramientas para sobrevivir y luchar, y esasmismas condiciones de vida y de trabajo.

    Atendiendo a distintas perspectivas tericas, se ha planteado tambin una historia de los

    trabajadores, una historia de la clase trabajadora u obrera, o una historia del trabajo,denominaciones que suponen una amplitud mayor del objeto de estudio, o incluso unodiferente, as como metodologas distintas para su abordaje.

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    La nocin de historia del mundo del trabajoparece sugerir un espectro mayor en lo temticoabarcando obreros y patronos, organizaciones gremiales y clases sociales, las formas de vida,la estructura econmica, las relaciones con instituciones (Estado, partidos, iglesia, mediosmasivos de comunicacin), incluso el mundo en el no-trabajo como es el tiempo libre. En elcampo del mundo del trabajo existe una interseccin de la temtica abordada desde diferentes

    disciplinas o especialidades: la historia social, la historia econmica, la sociologa, laantropologa social, la arqueologa industrial, la psicologa del trabajo. Esto supone yposibilita dilogos e intercambios entre todas ellas.

    En esta gua se emplear una nocin restringida de movimiento sindical, como fuerzaorganizada de trabajadores, a la vez vinculada a instituciones (polticas, econmicas,ideolgicas) e inscripta en los procesos polticos, econmico-sociales e ideolgicos, internos yexternos.

    Periodizacin. Se ha realizado una periodizacin cuyos lmites contemplan procesos propiosdel sindicalismo (fundacin de centrales o procesos de unificacin) junto a otros

    correspondientes a dinmicas econmico-sociales y acontecimientos polticos. En la brevecaracterizacin que sigue se ubica los lmites, y al inicio de cada uno se presentar unasntesis de los rasgos generales del periodo y los marcos nacional e internacional relevantes

    para la comprensin del desarrollo sindical especfico.

    Esta gua se estructura en torno a cuatro periodos transcurridos en el siglo XX.1) El movimiento sindical en el Uruguay reformista (1905-1929). Abarca el tramo extendidoentre la fundacin de la FORU en 1905, durante el despliegue del primer reformismo

    batllista, la hegemona anarquista y su divisin en 1921, el inicio de la implantacin marxistaen los sindicatos, hasta la creacin de una nueva central sindical en 1929, la CGTU.

    2) Un sindicalismo en transicin (1930-1939). Se extiende desde los inicios de la crisiseconmica nacional y los efectos de la internacional y de los autoritarismos fascistas, hasta loscomienzos de los cambios econmico-sociales (industrializacin, cambios en las clasestrabajadoras) que contribuirn a la formacin de un nuevo sindicalismo en el pas.

    3) Sindicalismo de masas y nueva clase trabajadora (1940-1955). Se desarrolla entre lasegunda guerra mundial y los primeros aos de la guerra fra, comprendiendo los intentosde unidad sindical fallidos (desde 1942), la subsiguiente dispersin organizativa, hasta elendurecimiento de la relacin sindical con el Estado y la expresin de la crisis econmicanacional en 1955.

    4)Los caminos de la unificacin sindical (1956-1973). Desde mediados de los aos cincuentaocurren los intentos de reunir el disperso sindicalismo (centrales y sindicatos autnomos) enun solo ncleo organizativo, la unificacin sindical en la CNT (1966), los efectos de la crisiseconmica y la crisis poltico-social desde 1968, y la huelga general ante el golpe de Estadode 1973.

    Enfoques e interpretaciones. En mbitos de pases desarrollados y tambinlatinoamericanos se producen debates sobre los avances de la historia del trabajo y el mundodel trabajo. La revista catalana Cercles d histria cultural (Barcelona, enero 2005), en elmarco acadmico de la Universidad de Barcelona, dedic un nmero especial con un Dossier

    sobre cultura obrera. Otro ejemplo interesante en la temtica lo proporciona elrelativamente reciente libro Culturas de classe (2004), editado en Brasil, en el que seincorporan discusiones sobre el campo de estudio y un muestrario de diverso tipo de

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    investigaciones. Ms abajo presentamos un breve texto de los compiladores del mismo,Claudio Batalha, Fernando Texeira y Alexandre Fortes.

    En el caso uruguayo, los estudios y libros sobre la historia del movimiento sindical uruguayohan sealado o implicado enfoques, caracterizaciones y esbozado periodizaciones diversas.Desde las ciencias sociales, Errandonea y Costbile (1969) han planteado un anlisis

    interpretativo que intent comprender el proceso sindical en Uruguay considerando la variableestructura productiva y su conexin con los tipos de sindicalismo. Para ello elaboraronuna tipologa sindical que tuvo en cuenta la dicotoma bases/dirigentes y su relacin con lasmetas sindicales (mediatas/inmediatas): el sindicalismo de oposicinde las primeras dcadasdel XX ambientado por la anarquista FORU, y el sindicalismo dualista desde los aoscuarenta (bases inmediatistas y dirigencias con objetivos a largo plazo).

    Contemporneo a este enfoque, el sindicalista democristiano Pedro H. Alfonso (1971) esbozun anlisis sosteniendo el desarrollo y la sucesin de un sindicalismofinalistaen las primerasdcadas del siglo XX, uno de transicinen los aos treinta y otro de masasdesde el deceniode 1940. Francisco R. Pintos (1960), sobre una base documental importante, haba mostrado

    una evolucin sindical referenciada bsicamente en el comunismo sovitico y en elsindicalismo vinculado al Partido Comunista Uruguayo. Por su parte, el dirigente textil ymarxista independiente Hctor Rodrguez (1965, 1969) reconstruy la peripecia sindicalarticulada en torno al eje de los intentos de unificacin sindical.

    En su obra Historia del movimiento sindical uruguayoCarlos Zubillaga y Jorge Balbis hanindicado el alcance de su propuesta de historia sindical, precisando el amplio conjuntotemtico que pertenece a la misma, que consignamos en un fragmento ms abajo. Laampliacin del campo temtico de la historia sindical ha incorporado visiones de la historiasocial, de la historia econmica, de otros campos de estudio (sociologa del trabajo, derecholaboral, psicologa del trabajo, antropologa social y arqueologa industrial). En el terreno dela historia social, un ejemplo de la ampliacin temtica lo proporciona el artculo de YamandGonzlez Sierra, Domingos obreros en los albores del siglo XX (en Historias de la vida

    privada en el Uruguay, tomo II, 1996). En el mismo, el autor recorre diversos aspectos de lacultura obrera del novecientos y de ideologas como el anarquismo, el socialismo y elcomunismo. Registr el impacto de la ley de ocho horas en el terreno de la vida privada de lostrabajadores, los espacios y fronteras del ocio en Montevideo, y los itinerariosdomingueros de las familias obreras. All se estudia el efecto de la vida natural y los pic-nics, la llegada del football como juego y espectculo, e incluso la alternativa presentada

    por la comunista Federacin Roja del Deporte.

    iii. Aspectos metodolgicos.La gua se estructuraen torno a los cuatro periodos ya explicitados.Se expondr: i)Lneas de tiempo, una de ellas sobre impulsos y frenos en el Uruguay delsiglo XX, y la segunda sobre el proceso sindical (1905-1991); ii) algunos textos bibliogrficosque sugieren lneas metodolgicas de inters para la investigacin, como los estudios degnero, el empleo de las fuentes orales, la importancia de la localizacin y preservacin dearchivos y colecciones sindicales, los ncleos de inters y el propio campo temtico; iii) una

    Bibliografa generalsumaria de la temtica.

    En cada periodo se presentar:iv) Textos bibliogrficosyfuentes primarias(textos e imgenes) seleccionados, que ilustran y

    aluden a: 1) las corrientes sindicales actuantes y los procesos de coordinacin o unificacinsindical; 2) las estructuras organizativas; 3) las formas de lucha y de negociacin (en el marcodel vnculo con el Estado, los partidos y los patronos); 4) las reivindicaciones y los

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    programas; v) una Resea biogrfica de un sindicalista (en el periodo 3); vi) Actividadessugeridas. Se plantear la realizacin de ejercicios a partir de la lectura y observacin de lasfuentes y bibliografa seleccionada, as como la sugerencia de tareas a realizar fuera del aula,en bibliotecas, archivos o espacios significativos para la temtica a estudio.

    iv. Algunos textos tericos, metodolgicos y del campo de estudio.

    1. Clase y cultura obreras en los debates en la nueva historia del trabajo.[] los conceptos de clase y cultura obreras han sido sometidos a un fuerte examen crtico, sobretodo por presuponer, en la visin de algunos, la existencia de comunidades sociales integradas yculturalmente estables. El nfasis en las relaciones de produccin, en el proceso y mercado de trabajo,como elementos estructurantes de la cohesin poltica de los trabajadores, hizo que, por muchotiempo, el acento recayese particularmente en las luchas, en las formas de organizacin y en losmovimientos polticos. Al enfocar el activismo y la conciencia de clase, los estudios tendieron aidealizar las comunidades obreras, concibindolas como colectividades relativamente indiferenciadasy homogneas, en cuanto subestimaban los aspectos que indicaban dispersin y variabilidad dereferencias y comportamientos sociales.En tiempos ms recientes, sin embargo, los historiadores han sido desafiados a incorporar en susinvestigaciones referencias ambiguas y disonantes. [] Tendencias actuales de la historiografa se han

    volcado cada vez ms hacia la diversidad, la divisin y los conflictos al interior de la clase obrera. Almismo tiempo, el espacio antes ocupado por la lucha de clases pas a ser sealado por la estabilidad ypor el consenso sociales; en lugar de los cambios, se encuentran las continuidades histricas; a laconciencia de clase, los resultados de las investigaciones contraponen despolitizacin e inmersin enla mentalidad dominante. La clase viene perdiendo terreno frente a los estudios lingsticos, tnicosy culturales, entre otros, abriendo la historia para intercambios conceptuales y abordajestransdisciplinarios. El resultado es la ampliacin de la gama temtica de la historia del trabajo,componiendo un cuadro multifactico de la vida de los trabajadores.Claudio Batalha, Fernando Texeira y Alexandre Fortes, Culturas de classe. Identidade ediversidade na formaao do operariado, Campinas, SP, Editora da Unicamp, 2004, pp.12-13[Traduccin libre realizada por Rodolfo Porrini].

    2. Una visin del campo temtico de la historia sindical.Considerada la Historia del movimiento sindical como algo ms vasto que la Historia de lasorganizaciones sindicales propiamente dichas, su campo de accin se refiere tanto a las estructurassociales, econmicas, culturales y mentales en las que aqullas han operado, como a su dinmicaparticular. De all que resulten objeto de la Historia sindical reas temticas tales como las basesdemogrficas del mundo asalariado; las modalidades del trnsito del artesanado a la industria fabril;los avances y retrocesos registrados en las condiciones de vida de los sectores trabajadores; lasvariaciones de los salarios y sus relaciones con el costo de vida; las condiciones de cumplimiento de larelacin laboral y sus expresiones patolgicas; la situacin de la vivienda, de la alimentacin, de lasalud y la educacin de los sectores populares. Es decir, un complejo conjunto de relaciones sociales,procesos de cambio, propuestas de vida y modelos culturales, cuyo conocimiento configura un

    presupuesto ineludible para comprender la accin del movimiento sindical, sus reivindicaciones y lasignificacin de sus logros.Carlos Zubillaga, Jorge Balbis, Historia del movimiento sindical uruguayo. Tomo III Vida ytrabajo de los sectores populares (hasta 1905), Montevideo, EBO, 1988, p.5.

    3. Las fuentes y las particularidades de las mujeres como sector subordinado de lasociedad.La palabra hilar parece indicar una tarea femenina, hila la lana y guarda la casa decan ya losantiguos romanos refirindose a las virtudes de sus mujeres. Hilar fue un trabajo femenino y seconvirti ms tarde en produccin artesanal e industrial. Los orgenes y destrezas requeridas para sudesempeo explican quiz el alto nmero de mujeres en la rama textil.

    [...]. Los censos industriales nos proporcionan cifras de la produccin alcanzada, el capital en giro;hablan de las transformaciones tcnicas. Datos que no revelan cmo era la vida de las obreras y losobreros que da a da trabajaron en esas fbricas, tampoco podrn decirnos cules eran sus anhelos y

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    cules sus luchas para cambiar la vida.Los sectores populares -los trabajadores, las mujeres y los nios- se vuelven invisibles para unahistoria entendida como el relato de hechos heroicos o salientes generados por las elites que detentanel poder.Esta invisibilidad de los sectores subordinados o de los excluidos del poder se extiende al registro desus acciones, apenas pasa un lapso de tiempo desaparece su memoria, parecen no haber existido. [...]Para el caso concreto que nos ocupa, el de la recuperacin de una memoria de participacin gremial de

    las mujeres en el sindicato textil hemos ido a la bsqueda de esos testimonios. Identificamos entoncesalgunas de las primeras militantes de la Unin Obrera Textil anteriores a 1940, rastreamos susorgenes, el ingreso a la fbrica y su participacin en la organizacin del primer sindicato textil.Descubrimos ms tarde a toda una generacin de mujeres dirigentes, activas en las dcadas del 50 y60. Tomamos contacto con las nuevas generaciones de textiles, las que surgieron en el perodo previoa la dictadura y las de la resistencia dentro de las fbricas, las que fueron despedidas y obligadas asobrevivir realizando mltiples tareas hasta el 85 en que volvieron a reinsertarse en la produccin.Al reunir todo este material -fruto de entrevistas, reuniones y largas charlas- nos dimos cuenta de quesus testimonios estaban dibujando toda una trama de participacin femenina a lo largo de casi 50aos.Graciela Sapriza, La memoria sindical desde las mujeres, en G. Sapriza y Alma Espino,

    Hilamos una historia, Montevideo, Grecmu, 1989, pp.3-5.

    4. Significados de la preservacin de documentos y archivos.[...] Me parece importante [este] intento de recuperar parte de la memoria de los sectores populares,en este caso a travs de la memoria de los sindicatos obreros, porque en general conocemos poco deeste tema. Los que han investigado la historia del movimiento obrero, el primer inconveniente queencuentran es siempre el de las fuentes, pues es comn tener que estudiar el pasado popular a travs delos escritos, las palabras y an las imgenes producidas por los otros sectores sociales.Ello en parte sucede por la propia condicin subordinada de los sectores populares. Tambin ocurreporque este pas no cuida sus archivos, y esto es general, no solamente pasa con los de los sectorespopulares. Y en tercer lugar sucede porque las huellas que dejan estos sectores son siempre escasas.Y nuestra obsesin por la documentacin no se debe solamente a que somos historiadores, es que

    ocurre que dejamos de existir en la medida en que nuestros rastros desaparecen, o slo existimos atravs de, que es una manera del no ser.Los rastros que dejamos de nosotros mismos para nosotros y el futuro, son a menudo la clave denuestra identificacin. Y si no tenemos archivos y si no los preservamos -hay mil formas naturalmentede archivos, no existe solamente el escrito- corremos el riesgo de quedar ocultos a la mirada delpresente y naturalmente del futuro.Siempre recuerdo que Juan Pivel Devoto adverta en sus clases del Instituto de Profesores que cuandolos porteos ocuparon Montevideo con las tropas al mando de Carlos de Alvear, se llevaron paraBuenos Aires buena parte de la documentacin de la administracin colonial espaola. Por ejemplo,hoy para estudiar el movimiento econmico y aduanero del puerto de Montevideo, se debe ir alArchivo General de la Repblica Argentina. Y por qu se lo llevaron? Pivel deca que lo habanhecho porque esa documentacin era Montevideo.En los Estados Unidos, con cada Presidente, hay o puede haber un cambio del director de los NationalArchives, porque ese Director es designado por el Presidente el cargo es tan relevante que as ocurre.Y se escriben editoriales en los peridicos de ese pas comentando quien es el nuevo Director, qu va ahacer, que poltica seguir en relacin a una documentacin cuya desclasificacin interesa al mundoentero dado el papel de esa potencia en el mundo. [...]Los sectores sociales, los individuos y las naciones existen en la medida en que tienen memoria.Por ello los archivos son tan importantes. Permiten que los actores histricos tengan espesor, identidady existencia. De otra manera, o desaparecen, o retornan a la vida segn la relatan quienes a menudohan sido sus adversarios.Palabras del Prof. Jos Pedro Barrn, enRodolfo Porrini (compilador), Historia y memoriadel mundo del trabajo, Montevideo, FHCE, 2004, pp.43-44.

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    v. GRFICOS. NMERO DE ASALARIADOS Y EVOLUCION SALARIAL.

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    Evoluc in de los salarios reales en la industria

    manufacturera uruguaya, 1968=100

    0

    20

    40

    60

    80

    100

    120

    140

    1918

    1922

    1926

    1930

    1934

    1938

    1942

    1946

    1950

    1954

    1958

    1962

    1966

    1970

    1974

    1978

    1982

    1986

    1990

    1994

    1998

    industria manufacturera

    industria frigorfica

    industria textil

    Elaborados en base a: Mara Magdalena Camou y Silvana Maubrigades: El desafo de la

    productividad en la industria tradicional uruguaya en: M.M.Camou y R. Porrini(compiladores): Trabajo e Historia en el Uruguay: investigaciones recientes, UDELAR,Montevideo, 2006, pp.77-102.

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    vi. LINEAS DE TIEMPO.

    Lnea de tiempo sindical, siglo XX

    1905 1918

    1923

    FORUAnarqAmric

    a

    Mundo

    huelgas

    ISR

    USUan-

    sindic

    AIT

    CGTUcomunsCSLA

    1929 1934 1936 1942 1943 1951-52 1956 1959-61

    huelgagrfica

    huelgconst

    UGTcomunsCTAL

    carne CS

    CPUSTAL

    FSM

    CSU(socs)solidariosORIT

    CIOSL

    FBentosASUCLAT

    CMT

    CTU

    1964-66 1973 1983-84 1991

    CNT h.gral PITCNT

    C.Salarios

    Lnea de tiempo del Uruguay, siglo XX

    1911-15 1916 1929

    1er impulso2Pcia Batlle

    nacionalizaciones

    Alto 2impulso

    ANCAP

    dictadura

    1933-38 1942 1947 1955 1973 1985 1989 1991

    restauracindemocrtica

    3er impulsonacionaliza-ciones

    crisis golpeestado -dictadura

    restauracindemocrtica

    caducidad Mercosur

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    I. EL MOVIMIENTO SINDICAL EN EL URUGUAY REFORMISTA(1905-1929).Introduccin.*

    Este primer periodo comprende el tramo que va entre 1905 con la fundacin de la FederacinObrera Regional Uruguaya (FORU) hasta 1929 en que se constituy la ConfederacinGeneral del Trabajo del Uruguay (CGTU), centrndonos en el lapso que va hasta 1921. En l

    se configur un sindicalismo orientado fundamentalmente por los anarquistas (hasta 1921). Seprodujo la fundacin de la FORU en 1905, su definicin ideolgica anarquista, paralelo aldespliegue del reformismo batllista en el terreno poltico nacional (con estrategias como laamplia legislacin laboral y social, que llev a la historiografa a preguntarse legislacinexigida u otorgada?) y de los efectos de la Revolucin Rusa de octubre de 1917 en elmovimiento obrero. A comienzos de los aos 20 se produjo la divisin del anarquismo y de laFORU, con la formacin del Comit Pro Unidad Obrera en 1921. A partir de entonces severific el auge y predominio del sector anarco-sindicalista, en coexistencia con corrientesmarxistas que se estaban implantando (en particular los comunistas), que fundaron la UninSindical Uruguaya (USU) en 1923. Al fin del periodo, y al filo del inicio de la crisiseconmica mundial, en 1929, los comunistas, expulsados de aquella, crearon una nuevaorganizacin sindical, la CGTU.

    I. 1. Seleccin bibliogrfica.I.1.a. Texto del historiador econmico ingls Henry Finch sobre el batllismo y el papelde la legislacin laboral.Si bien los resultados econmicos de la poltica batllista fueron en verdad, modestos, sus logrossociales y polticos fueron realmente importantes. La inmigracin masiva introdujo nuevos interesesen Montevideo-instituciones e ideologas de base social- que empezaron a entrecruzarse con lasfidelidades partidarias tradicionales que hasta entonces no haban tenido una base social homognea.Las organizaciones obreras se fortalecieron a partir de 1895 y el descontento laboral se intensificdurante la dcada de rpido crecimiento que precedi a la Primera Guerra Mundial provocando alarma

    entre los sectores empresarios ms poderosos. Los partidos polticos tradicionales, tan mal equipadospara registrar y articular los nuevos reclamos se sintieron igualmente amenazados por la militancia delos obreros. La respuesta de Batlle fue elevar al Estado y con l al sistema poltico- al plano de unabenevolente neutralidad desde la que se poda mediar en los conflictos sociales que se convirtiesen enun peligro para el orden que el Estado quera salvaguardar. Las leyes consagraron una aspiracinprimaria del movimiento obrero la jornada laboral de ocho horas- en 1915. Posteriores actoslegislativos fueron anticipando los reclamos laborales y, de esa manera, los viejos partidos polticos sefortalecieron a expensas del movimiento sindical y ms an- de la eventual temtica de los partidosde izquierda. Mientras los clubes polticos cumplan el papel de agentes para la integracin de losinmigrantes montevideanos, la aprobacin de leyes sobre pensiones a la vejez, jubilaciones, descansosemanal para los trabajadores, seguros de accidentes de trabajo y salarios mnimos consolidaba lalealtad de los trabajadores al aparato estatal que los protega. []La ideologa del batllismo fue, fundamentalmente, una ideologa de clase media. Aunque ningnsector social fue excludo de la alianza batllista, los mejor representados fueron el de la pequeaindustria y el de los empleados pblicos y privados. Un sentimiento igualitario combinado con ladefensa de la propiedad, la creencia en el valor de la movilidad social manifestada a travs del apoyo ala educacin y a la igualdad de oportunidades y la afirmacin del Estado por encima de los interesesde las distintas clases sociales, fueron rasgos caractersticos de la temtica del movimiento. La polticabatllista consista, entonces, en mantener mediante concesiones, el equilibrio, entre fuerzas socialescrecientemente antagnicas mientras conservaba y fortaleca la independencia del sistema poltico atravs de su capacidad de mediar entre ellas. [].Henry Finch,Historia econmica del Uruguay contemporneo, Montevideo, EBO, 1980, pp.16-21.

    *Se sugiere ver: Jos P. Barrn, Benjamn Nahum, Batlle, los estancieros y el imperio britnico, Montevideo,EBO, 1979-1987, 8 volmenes; y Benjamn Nahum, La poca batllista 1905-1929, Montevideo, EBO/LaRepblica, 1998 [1975] tomo 6 de Historia Uruguaya.

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    I.1.b. Los historiadores Jos P. Barrn y Benjamn Nahum sobre el contexto deaprobacin de la ley de ocho horas.Captulo V. LAS OCHO HORAS1. Reforma social y crisis.Desde la jornada de 8 horas, vieja aspiracin reformista que recin se concret en 1915 y fueraconcebida en ese momento como un paliativo a la desocupacin, hasta los proyectos de salariomnimo, toda la reforma social de este periodo se entiende e interpreta mejor en el mbito de la crisis.Y la crisis no slo marc el contexto en el cual se radicaliz la reforma social sino que lleg aestimularla, a propiciar planes que buscaron solucionar en alguna medida el drama social. []2. Las ocho horasa) Los proyectos y el nuevo contexto poltico-social en 1915.La jornada de 8 horas que el Presidente Batlle propuso para el trabajo industrial en 1906 y que admitien su segundo proyecto de 1911 para todas las actividades urbanas, no haba logrado convertirse enley ante la resistencia del Senado anticolegialista.La crisis y la renovacin del Senado en 1915 la volvieron a poner sobre el tapete.En julio de 1914 los jvenes diputados batllistas Juan A. Buero y Hctor Miranda presentaron a laconsideracin de sus pares un proyecto de ley que recoga los principios laborales expuestos por eleminente catedrtico de Economa Poltica en la Universidad, doctor don Eduardo Acevedo. []

    Pero la Cmara ni siquiera consider este proyecto []El block del senado estaba disgregado en opinin de El Siglo de diciembre de 1914. Enanticolegialismo vio bajar sus fuerzas [] de 12 a 5 senadores. Desaparecida la traba senatorial por unlado, y agudizada la desocupacin por la acentuacin de la crisis econmica por el otro, el proyecto deBatlle de 1911 [] fue considerado casi de inmediato por este nuevo Senado. Desde octubre hasta suaprobacin final el 17 de noviembre de 1915, se sucedieron reuniones interminables en que coloradosbatllistas, colorados riveristas y el nico representante blanco, Alejandro Gallinal, discutieron conpasin y hasta la fatiga []El humanitarismo y cierto difuso anticapitalismo inform las intervenciones de los batlllistas radicalesen pro de las 8 horas, como se vi en el informe favorable de la Comisin del Senado []Pero en las intervenciones orales de dichos senadores [Julio Mara Sosa, Juan Paullier, DomingoArena] se advierte un tono anticapitalista que espant a las clases conservadoras, y al investigador

    actual le suena emparentado con el socialismo e ideas afines, riesgosas para el orden vigentes.[] La impresin del investigador actual sobre lo radical que era en ese momento agitar las 8 horascomo bandera reivindicadota, nace de que ellas se proclamaron en medio del notable endurecimientode las condiciones de trabajo que el patronato haba podido imponer desde 1913-14, jugando la cartade la abundancia de desocupados. En 1915 el reformismo le estaba arrebatando al empresariado unaventaja natural del mercado, y, para peor, todava insinuaba que toda reivindicacin obrera comoel peligrosos salario mnimo- era, en esencia, justa y atendible.Es cierto, empero, que el batllismo moderado, muy ligado a los intereses industriales, procur calmarlas inquietudes de esa burguesa hacindole ver otras ventajas que el Gobierno poda ofrecer a cambiode su aceptacin de las 8 horas. []Tambin de la investigacin nace la certeza de que la discusin sobre la jornada de 8 horas a fines de1915 en el Senado a nueve meses de los comicios de julio de 1916 para constituyentes- fue la primeradonde todas las fuerzas polticas advirtieron claramente la trascendencia electoral de una ley laboral.[]Al ser aprobado el proyecto por el Senado, reclam el reformismo para el Partido Colorado el honorde haber incorporado a la legislacin positiva del pas este hermoso postulado social [] En elmismo editorial [de El Da] conden a los que han querido dar a la iniciativa un carctersectario y atribuan las 8 horas a la prdica del socialismo. En verdad, all era donde estaba para elbatllismo el peligro: que las muchedumbres obreras se atribuyeran a s mismas ya la lucha de susSociedades de Resistencia o a la prdica del Partido Socialista- el honor de haber logrado las 8 horas.[]Porque as como al Partido Colorado le corresponda el honor de haber incorporado las 8 horas ala legislacin positiva al batllismo le preocupaba todava ms que su lectores [] supieran que a los

    senadores colorados anticolegialistas y al blanco les haba correspondido el deshonor de oponerse.[]A la acusacin batllista de que la oposicin era retrgrada sucedi la acusacin de la oposicin deque el batllismo era demagogo y su percepcin del significado electoral de la ley. []

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    The Montevideo Times y Diario del Plata fueron todava ms precisos en los primeros meses de1916, cuando comenz a aplicarse la ley. Acusaron al gobierno de extremarse para captar el voto dela clase trabajadora con las 8 horas, jornada que encubra su maravilloso plan oligrquico de unejecutivo colegiado []Tambin la oposicin poltica de izquierda not los riesgos que corra si el oficialismo quedabacomo nico autor de las 8 horas. El Socialista reclam para ese Partido el honor de la jornada []Los anarquistas, temerosos de que esta nueva irrupcin del Estado reformista en el campo laboral

    convenciera a los obreros de la impa mana contrarrevolucionaria de concurrir a las urnas,sostuvieron en sus asambleas que esa ley era una estratagema del propio Gobierno, y que no tena otrarezn que la de conquistar a las clases proletarias con motivo de los prximos comicios,concluyendo por aconsejar a los obreros, solidaridad y la no concurrencia por ningn motivo a lasurnas []Todos, en una palabra, observaron que un hecho poltico la sancin de una ley- iba a tenerrepercusiones electorales por su contenido social. []Fue tambin por esa trascendencia poltica que el Gobierno del Presidente Feliciano Viera puso elcmplase de inmediato a la ley que el Senado haba aprobado en su sesin del 17 de noviembre de1915. []Restaba conocer un captulo esencial, que poda desnaturalizar en buena medida sus objetivos: la

    reglamentacin de la ley y la designacin de los inspectores por el Ejecutivo.El patronato recurri a todo tipo de presiones y argumentos para eludir la ley de horario obrero,como se la llam. []La accin de las entidades gremiales del patronato para lograr una reglamentacin de la ley que lesfuera favorable, comenz inmediatamente despus de su promulgacin. []Decan buscar atenuar dentro de lo que la misma ley permita, los efectos de la uniformidad de lajornada. [] En otras palabras, si la reglamentacin del Ejecutivo recoga la aspiracin msgeneralizada entre el patronato, contar como horas trabajadas aquellas en que se gastaban fuerzasfsicas [] las 8 horas se iban a convertir en una ilusin []Se hicieron, sin embargo, ciertas concesiones a las empresas ferroviarias y a las compaas navieras.[]Cuando las patronales quisieron burlar o interpretar a su arbitrio la reglamentacin, el Ministerio

    procedi casi siempre de acuerdo con los gremios obreros y no con los empresarios. []Pero lo que result ms tranquilizador para los obreros fue la eleccin que hizo el reformismo de losinspectores que vigilaran el cumplimiento de la ley, y se encargaran adems del control de losaparataos de seguridad que deben tener las mquinas para prevenir los accidentes de trabajo. En losprimeros das de febrero de 1916, cuando deba comenzar a aplicarse la ley, un diario de la tarderecogi el rumor de que casi todos los controladores seran de filiacin socialistas, lo que se(hara) para que no haya venalidades. [] Lo cierto es que hubo notorios anarquistas y socialistasentre los primeros inspectores de trabajo.Jos P. Barrn y Benjamn Nahum, Batlle, los estancieros y el imperio britnico, Tomo 6,Montevideo, EBO, 1985, pp.91-114.

    I.1.c. Texto del historiador Carlos Zubillaga sobre el batllismo y la fundamentacin desu carcter populista (1983).4. La accin del Estado providente: una legislacin social otorgadaCmo conceba el batllismo la cuestin social? Cules eran, en su interpretacin de la historia, lascausas del desequilibrio ltimo de las sociedades, de la pauperizacin de las masas, de la desigualdadde expectativas?.En la difusa formulacin de su discurso a este respecto parecieron confluir un excusable error de lasconductas humanas y un cierto fatalismo. [...]Claramente se exclua el factor intencionalidad en las actitudes asumidas por el capital, en un ejerciciode interpretacin sicologista de los procesos sociales []Batlle y Ordez recurri a esa nivelacin tica de las conductas sociales para distinguir claramente supropuesta de cambios de las sustentadas en el concepto de lucha de clases. Tal tesitura lo llev, en

    ciertas ocasiones, a formulaciones ideolgicas emparentadas con el discurso conservador en algunosde los tpicos caracterizadores de ste. []Hubo en el pensamiento batllista, no obstante las salvedades anotadas, una concepcin implcita de laintangibilidad del orden social (no en su formulacin liberal clsica, sino en la renovada del socialismo

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    de estado), que descart cualquier forma de superacin estructural tendiente a priorizar el trabajo en ladinmica productiva. De all que el batllismo se reclamara obrerista y no socialista. Es decir, queconfiara en la accin de un Estado providente pero no intentara modificar las relaciones ltimas de laproduccin, de co-gestin, o de auto-gestin obrera.El carcter providente del Estado rbitro se tradujo, de manera inequvoca, en el otorgamiento de unalegislacin social que se anticipara a las reivindicaciones obreras (o que fuera asumida y esgrimida porel partido de gobierno como anticipndose a dichas reivindicaciones, aunque en la realidad resultara

    muchas veces- una parcial respuesta a viejos reclamos del movimiento sindical). En este manejoideolgico de la actitud concedente del Estado radic uno de los rasgos ms claramente populistas deldiscurso batllista: Que hemos suscitado en el pueblo el apetito de todos los bienes materiales? Eneso puede haber mucho de verdad. Fuimos nosotros los que propusimos y realizamos la jornada deocho horas, invitando al trabajador a tomar algn reposo. Somos nosotros los que hemos realizadocuanto se ha hecho para aumentar sus bienes materiales. Y somos nosotros los que nos hemosempeado siempre en apartar sus miradas del cielo, para que las dirigiese a esta tierra, y los que ledecimos da a da que tienen derecho a vivir mucho mejor de lo que viven y que deben luchar parallegar a ese fin. Muchas veces ofrecimos al pueblo ms de lo que peda [nota 23:El Da (edicinvespertina), Montevideo, 8-2-1920].El carcter de normatividad otorgada desde el poder, que defini a la legislacin social y laboral

    promovida por el batllismo respondi a una visin del rol precautorio de la accin del Estado en elarbitraje de los factores intervinientes en el proceso productivo. Esa accin deba adelantarse alsurgimiento de conflictos sociales que (en el anlisis particular de calificados voceros batllistas) notenan en la primera dcada del siglo razn de ser en el pas, pero cuya justificacin en los hechos notardara en volverse realidad. []Por lo mismo que en el pensamiento batllista era el Estado quien se anticipaba a conceder lo que losobreros no haban siquiera imaginado reclamar, resultaba improbable que stos asumieran un rolprotagnico en el proceso productivo a travs de sus organizaciones sindicales o de sus representantes.[]De la concatenacin de estas ideas deriva, sin dificultad, el rol poltico-social que Batlle y Ordezatribuy a los obreros: el de sustento electoral de su partido (tendiente de hecho a la desmovilizacinsindical en sentido estricto). El establecimiento de un rgimen de sufragio lo ms amplio posible

    (largamente demorado hasta fines de la segunda dcada del siglo), que se tradujera en el apoyomayoritario al partido obrerista que el batllismo postulaba ser, constitua para ste el presupuesto dela nica intervencin legtima de los obreros en la conduccin poltica de la sociedad. Encontraposicin a otras formas de accin social, la va electoral satisfara totalmente las expectativasobreras si la voluntad poltica de los asalariados se orientaba en el sentido del partido batllista [].Este recurso a la va electoral fue esgrimido por el batllismo en virtud de su concepcin solidarista yde su estrategia de concertacin social- como el sucedneo de la huelga, a la que se consideraba en1923 lejanas ya las manifestaciones periodsticas sobre el derecho de huelga en 1896 y 1905- comoun arma esgrimible slo en sociedades de sistema electoral censitario [].Carlos Zubillaga, El batllismo, una experiencia populista, en Cuadernos del ClaehN27,Montevideo, CLAEH, julio-setiembre 1983, pp.27-57.

    I.1.d. Fragmento de Germn DEla y Armando Miraldi sobre la huelga tranviaria y laprimera huelga general en el Uruguay, mayo de 1911.III) LOS CONFLICTOS OBREROS.Paralelamente se inici el proceso de organizacin de los trabajadores tranviarios, ante lo cual lasempresas que eran dos y ambas extranjeras [] , adoptaron la drstica medida de declarar cesantes alos nueve obreros que haban asumido la direccin del gremio. La respuesta de los trabajadores fue ladeclaracin de la huelga el 11 de mayo de 1911 exigiendo el reintegro de los despedidos, la reduccinde la jornada laboral, la revisin del reglamento de trabajo, aumento de salarios y el reconocimientodel derecho de agremiacin de todo el personal.La huelga involucr la casi totalidad de los obreros, pero la intransigencia patronal fue categrica.El gobierno reconoci el derecho de huelga, al tiempo que afirm su decisin de proteger la libertad de

    trabajo amparando a quienes desearan hacerlo. []En los primeros cinco das de huelga actu como mediador Pedro Manini Ros, quien logr que lascompaas otorgaran $40.00 mensuales (antes en el mejor de los casos llegaba a $35.00) y una jornadade 9 horas diarias, pero eso era todo lo que las compaas estaba dispuestas a conceder. Arena y

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    Frugoni mantuvieron conversaciones con los obreros y en hermoso gesto los nueve despedidosvoluntariamente se sacrificaron y accedieron a buscar empleo en otra empresa.A cambio de ello, se solicitaba que los mecnicos e inspectores huelguistas tambin recibieran unaumento de salario, pero la empresa respondi con una cerrada negativa.La huelga continu. [] El municipio anunci que comenzara a multar a las empresas por no cumplircon el servicio, estas replicaron que se prepa4raba a reorganizar el servicio con elementos nuevos.La intervencin del Crculo de la Prensa, permiti la obtencin de nuevas mejoras, los obreros

    resolvieron levantar la huelga y reintegrarse al trabajo []. Al volver los obreros a su labor tuvieron lasorpresa de que una de las empresas se negaba a aceptar a la totalidad del personal. 21 obreros nopodan ocupar sus cargos pues el gerente de la compaa inglesa (el uruguayo Juan Cat) queramantener en su puesto a los rompehuelgas [].El conflicto adquiri otra dimensin, pues los obreros pidieron el apoyo de la Federacin Obrera. 35sindicatos en ella representados votaron por unanimidad la huelga general por tiempo indeterminado.[]Luego de votada la huelga que se iniciara el 23 de mayo a las siete de la maana, se formaliz unamanifestacin por 18 de Julio que se dirigi a la casa de Batlle en Montevideo. Frente a la mismaexigieron la presencia del presidente, el que sali [] al balcn. []La respuesta de Batlle no se hizo esperar []: Las leyes y el orden que estoy obligado a mantener por

    el deber de mi cargo, no me permiten tomar una participacin activa en vuestra contienda ()Organizos, unos y tratad de conquistar el mejoramiento de vuestras condiciones econmicas, quepodis estar seguros que en el Gobierno no tendris nunca un enemigo, mientras respetis el orden ylas leyes. []Los ataques de la prensa conservadora a los huelguistas, as como al gobierno que toleraba su accin,fueron recios []El 23 de mayo ondeaban sobre Montevideo las banderas rojas, smbolos de la huelga general. Laciudad qued virtualmente paralizada. Hubo algunas pedreas y algunos obreros detenidos por esoshechos, pero puede afirmarse que no hubo desmanes [].Las clases altas y los intereses extranjeros se mostraban preocupados []Indice del nerviosismo imperante fue que la Cmara de Diputados aprob un proyecto de leypostergando los festejos conmemorativos de la Batalla de Las Piedras []

    En la Cmara de Diputados el Ministro del Interior Pedro Manini Ros debi proporcionarexplicaciones sobre la conducta del Poder Ejecutivo al que se consider benevolente con losdesmanes obreros [].Una nueva mediacin a cargo del Municipio condujo a un acuerdo. Los obreros tranviarios pusieronfin a la huelga y simultneamente la Federacin Obrera con el voto en contra de 6 sindicatos resolvilo mismo en relacin al conflicto general.Finaliz as uno de los ms agudos e intensos conflictos sociales desarrollados en el pas. Larevolucin anarquista a travs de la huelga general quedaba aplazada, los trabajadores tranviariosconquistaron importantes mejoras econmicas y la clase obrera en su conjunto recogi una nuevaexperiencia en su enfrentamiento con la burguesa.Germn DEla y Armando Miraldi, Historia del movimiento obrero en el Uruguay. Desdesus orgenes hasta 1930, Montevideo, EBO, 1985, pp.99-103.

    I.1.e. Texto de Graciela Sapriza sobre la huelga de mujeres en Juan Lacaze (PuertoSauce) en 1913.La primavera de 1913 fue explosiva para Juan Lacaze. Un conflicto en el portn de la fbrica textil deSalvo y Campomar desat el descontento de hombres y mujeres de la zona. Incontenible, la huelga seextendi a la fbrica de papel y a las canteras de Minuano. Fue una revuelta que paraliz a la reginpor tres meses. Intervino el ejrcito, adems de la polica. El propio presidente Jos Batlle y Ordezofici de mediador. Sin embargo esa historia hoy no se conoce.Asombra esa ausencia de memoria. [] El conflicto termin en fracaso, en la derrota de losvencidos, segn las versiones de la poca. La huelga qued en una zona oscura, algo parecido a lamala conciencia generada por la transgresin y el castigo. []

    El relato de la huelga de 1913, en esta versin, se realiz tomando como eje las actas judicialeslevantadas contra los huelguistas. []En la maana del martes 21 de octubre, mujeres, hombres y nios se reunieron frente al portn de lafbrica textil La Industrial de Salvo y Campomar para exigir la restitucin de nueve obreras y

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    obreros despedidos por formar una Sociedad de Resistencia. Un empleado de la fbrica lleg hasta alla caballo y los atropell, algunos chiquilines le tiraron piedras, l los amenaz con un revlver ydispar unos tiros; Petrona Mediza estaba en el grupo y result herida en una pierna.La polica intervino deteniendo a dieciocho mujeres y cinco hombres. Todos ellos fueron encauzadospor agitadores, se les sigui un juicio legal. En las actas que se conservan en el Archivo General dela Nacin []Rol pasivo femenino?Las mujeres participaron en todas las instancias de la lucha gremial [] En las actas judiciales figuranms nombres de mujeres que los que pueden recordar sus contemporneos. En ellas quedaronregistrados edades, ocupaciones y testimonios []Todas las huelguistas eran muy jvenes, desde los 13 a los 21 aos, todas ellas eran criollas Es unacasualidad?.[] Dos das despus [] los textiles se entrevistaron con Jos Salvo y presentaron un petitorio de 13puntos con reivindicaciones econmicas y de horario de trabajo [1 Jornada de ocho horas ] []All se expresaron adems resistencias a la disciplina fabril reclamando mejores condiciones de trabajo[] Los tres numerales finales se destinaban a asegurar la libertad gremial []Solidaridad de clase espontnea?Cmo hay cosas que le quedan a uno, no se van ms. Haba un muchacho que haba venido de Florida

    con siete hijos antes que empezara la huelga. No tena nada, no conoca a nadie, se moran de hambre.Hicieron una reunin de todos los obreros y se decidi a autorizarlo a trabajar, y l contest que deninguna manera. Murindose de hambre no quiso romper la huelga.La situacin de los obreros se agravaba da a da, ms cuando los comerciantes decidieron no fiarmercaderas.- Es cierto que no fan ustedes a los obreros?- Exacto, Cmo podemos vender a crdito a los huelguistas si estamos expuestos a quedarnos sinclientes y sin dinero?, as se expresaba un comerciante de Juan Lacaze entrevistado por El Dadurante el conflicto (El Da, 8/11/1913, p.6-7).La miseria se hizo sentir. Aunque le parezca mentira, le voy a decir cmo lo vi a Vidal (dirigente dela FORU), arriba de un taburete, dicindole a los obreros que no tienen que ir a trabajar, porquetenemos inmensos campos para cazar liebres, inmensos ros para pescar, no nos vamos a morir de

    hambre, me parece que lo veo, aunque yo tena 6 aos (testimonio de O. Gaucie).Se teman asaltos a los comercios.Negociacin difcilEn vista de que el conflicto no tena miras de solucionarse el gobierno de Jos Batlle y Ordezintent una mediacin. [] El 9 de noviembre viaj hasta Puerto Sauce en medio de un grandespliegue, el Ministro de Obras Pblicas, Juan Carlos Blanco []Existi otro intento de mediacin fracasado. El diputado socialista Emilio Frugoni intent unamediacin []La mediacin del gobierno aparentemente tuvo xito (con la colaboracin de los dirigentes de laFORU: haciendo Balsn y Valli brillantes discursos contra prolongacin de la huelga). El da 12 seresolvi volver al trabajo. []La Federacin Obrera de Montevideo notific a la prensa la finalizacin del conflicto del Sauce. Se

    oficializaba as el arreglo. Ms tarde se conocera con asombro que los delegados de la Federacinhaban aceptado una clusula donde se prohiba a los obreros el derecho a organizarse en sociedadesde resistencia. [][] los trabajadores afectados recurrieron a una forma de protesta casi desconocida en el pas, larotura de motores y mquinas. El mismo da del regreso feliz al trabajo, se produjeron disturbios enla planta textil, los obreros rompieron mquinas y los dos motores de la fbrica. La empresa resolvicerrar por tiempo indeterminado. []De cmo se sofoc el movimiento.La decisin de clausurar la fbrica y la resolucin de los comercios de cerrar los crditos, caus ladesesperacin de los pobladores de Puerto Sauce, se habl de un complot para asaltar en multitud lascasas de comercio y apoderarse por la fuerza de los artculos de primera necesidad de los que estncareciendo (El Da, 17/11/1913).El domingo 16, Puerto Sauce se despert sobresaltado, a las 6 y media de la maana desembarcaron130 soldados del 8 de caballera, venan a mantener el orden.En esos das en la fbrica de papel se producen los ltimos coletazos del conflicto protagonizado por

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    mujeres.[El 20 de noviembre] se produjo un enfrentamiento: se organizaron de nuevo las comisiones dehuelguistas encargadas de evitar la concurrencia de rompehuelgas. []Anunciando lo que ser el segundo gran conflicto de la zona, los picapedreros de Conchillas selevantaron en huelga. La Compaa inglesa Walter [] se haba adueado de la localidad. En esascircunstancias se acept llegar a un arreglo. []En Puerto Sauce se vivieron con total crudeza las consecuencias del fracaso. Como pocas veces, la

    palabra sofocar adquiri su pleno sentido de asfixia.Victorias aladas de la Utopa.[] La derrota, los vencidos, la miseria; ese es el tono del discurso de la prensa. Mara Ortiz, PetronaMediza, Hctor Faceyro, Adolfo Pui, Dolores Aristeguy, algunos nombres de los despedidos, de losque emigraron a la Argentina, de los que huan del hambre o de los que permanecan a pesar delhambre. []El protagonismo de las mujeres es el rasgo ms conmovedor de la huelga, tanto que se constituyeronen su emblema: en las victorias aladas de la Utopa, como nos animamos a bautizarlas. [] Lasvimos desfilar por las calles del pueblo entonando el himno socialista, deponiendo en forma unnimeen la comisara, en el Juzgado [] constituyen la comisin de huelga, visitan a los vecinos tratando deconvencerlos de la justicia de sus reclamos, se escudan en su minoridad para eludir a las autoridades,

    mantienen hasta el final el deseo del triunfo. []Esos aspectos que se descubren a lo largo del conflicto brindan certezas sobre la participacin de lasmujeres en la historia. Vuelven incontrastable su protagonismo y a la vez abren interrogantes delporqu y el cmo de esa participacin cuando parecen emerger de un espacio-tiempo vaco, delanonimato absoluto (mayor an que el de los sectores populares) y se desvanecen luego en un futuropredecible.[] se podra decir que durante la revuelta, una poblacin cautelada por las empresas (como era la deese pueblo fabril) pas a ser una poblacin cautiva de mltiples prisiones. Cautiva de la presin delas empresas, de la accin del Estado y prisionera del propio discurso obrerista.Graciela Sapriza, Los caminos de una ilusin. 1913: huelga de mujeres en Juan Lacaze,Montevideo, Fin de Siglo, pp.9, 69, 75, 87-88, 93-99.

    I.1.f. Fragmento del libro El sindicalismo uruguayo de Rodrguez, Visconti, Chagas yTrullen sobre los efectos de la Revolucin Rusa y el proceso de divisin del anarquismoen la FORU.Las primeras polmicas del anarquismo.La revolucin rusa de 1917 gener en los trabajadores organizados de nuestro pas grandesexpectativas, pero con el correr del tiempo y a medida que se iban conociendo detalles del proceso sefue dando una polmica entre diversos sectores de la izquierda que culminaran fragmentando almovimiento sindical. Dentro del campo libertario fueron delinendose dos corrientes claramentediferenciadas ... [...] se nuclearon principalmente en torno a dos publicaciones peridicas deMontevideo: El Hombre y La Batalla. La primera represent al sector purita, ms cercano a lasposiciones tradicionales de la anarqua; la segunda se fue separando progresivamente de la ortodoxia

    libertaria. [...] A fines de ese ao [1917] y principios de 1918 La Batalla lanz dos encuestas quebuscaban recoger la opinin de la militancia sobre los mecanismos ms idneos para hacer larevolucin y para administrar la futura sociedad emergente de ella. [...]Desde la tendencia purita y desde el mbito de la FORU se formularon crticas a los sectores quedejando de lado las tradiciones de la anarqua se planteaban formar un partido con el programa de losrevolucionarios eslavos.... los aos 1917 y 1918 fueron de intensas luchas para el movimiento obrero uruguayo, en un contextode fuerte represin del gobierno. [...]Precisamente en 1918 algunos ncleos anarquistas convencidos de la posibilidad de una pronta derrotade la burguesa promovieron en Montevideo la creacin de sviets, en el local sindical de la Sociedadde Picapedreros ... Este anuncio recibi una rpida respuesta de la tendencia purita, que critic desdelas pginas de El Hombreno solo la oportunidad de la creacin de sviets, sino fundamentalmente la

    concepcin de estos organismos de poder.Universindo Rodrguez, Silvia Visconti, Jorge Chagas, Gustavo Trullen, El sindicalismo uruguayo. A40 aos del congreso de unificacin sindical, Montevideo, Trilce, 2006, pp.53-55.

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    I.2. Seleccin documental.I.2.a. Programa y Reglamento de la Sociedad Cosmopolita de Resistencia entre ObrerosMosaiquistas y Anexos de Montevideo, en 1904.PROGRAMA.

    La Sociedad Cosmopolita de Resistencia y Colocacin Obreros Mosaiquistas se ha constituido el da

    10 de Enero de 1904 con el objeto de reunir todos los obreros de este gremio sin distincin de raza,de color y de nacionalidad, para establecer vnculos de solidaridad entre s y fomentar su progresomaterial y moral.

    La indicada Sociedad Cosmopolita de Obreros Mosaiquistas, de la cual son rigurosamente excluidoslos patrones, procurar el mejoramiento y la unin para la resistencia entre el monopolio capitalista,

    fomentando la solidaridad entre los obreros.Adems de las necesidades de los obreros mosaiquistas, la Sociedad se hace solidaria con losoperarios de todas clases y oficio de todo el mundo, reconociendo ser una la causa del malestar de lostrabajadores: la explotacin y el monopolio capitalista.En la lucha que desde mucho tiempo se combate en todos los pases del mundo entre el pasado y el

    porvenir, la Sociedad se pondr siempre al lado de la Libertad y el Progreso.

    REGLAMENTO.Objeto.

    Artculo 1. Esta Sociedad tendr por objeto el bienestar general, es decir, econmica y fsicamente desus asociados, mediante la resistencia contra las exigencias del monopolio capitalista; tratar dereunir a los trabajadores sin distincin de raza, color ni nacionalidad residentes en esta ciudad, yunirse con los del mismo oficio residentes en la repblica.

    Art. 2. Considerando que la Sociedad de Obreros Mosaiquistas debe componerse exclusivamente deobreros, porque la emancipacin de los trabajadores tiene que ser obra de ellos mismos cuando elsocio llegara a patrn, interesado o capataz, ce[j]ar de pertenecer a esta Asociacin.

    Art. 3. Con las cuotas mensuales que sern obligados los mismos a abonar, se formar el tesorosocial, el cual servir para llevar a efecto los fines que se propone la Sociedad para el mejoramientomaterial e intelectual de los socios.

    Art. 4. Esta Sociedad no declarar la huelga general o parcial, excepto los casos siguientes:a) Cuando los patrones quisieran violar un arreglo en que ambas partes hubiesen consentidolibremente.b) Cuando los patrones atentasen contra la persona o libertad individual de algn obrero o contra elderecho de asociacin.c) Cuando un aumento de salarios, la abolicin del trabajo a destajo, nocturno u otro mejoramientoimportante en las condiciones de trabajo, se impongan con absoluta justicia y lgica.d) Cuando se considere necesario ayudar el triunfo de otras asociaciones gremiales, que hubiesendeclarado la huelga a sus respectivos patrones.e) En caso de huelga parcial la Sociedad tendr que ayudar con los fondos que tenga disponibles, ysegn deliberacin de la Asamblea a los Socios huelguistas.

    Art. 5. Esta Sociedad no podr inmiscuirse en ningn asunto poltico ni religioso, pero tendrfacultad de protestar contra todos los males que da la poltica y la religin, cuando se note sea unperjuicio de la libertad y del progreso.

    Disposiciones generales. [...]Art. 32. Quedan declaradas fiestas sociales el da 1 de Mayo y el aniversario de la fundacin de laSociedad, debiendo la Comisin Administrativa tratar de festejarlas lo ms dignamente posible.[...] El Programa y el Reglamento han sido aprobados en la Asamblea del 10 de Enero de 1904.Sociedad Cosmopolita de Resistencia entre Obreros Mosaiquistas y Anexos de Montevideo.Fundada el 10 de Enero de 1904, Estatutos, Montevideo, Tipografa L. Tammaro y Ca, 1904.

    I.2.b. Estatuto Reglamento de la Unin de Picapedreros Graniteros La Paz. Agosto 15de 1903.La Unin General de Picapedreros Graniteros La PazEstatuto Reglamento

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    Artculo 1. En el pueblo de la Paz departamento de Canelones, Repblica Oriental del Uruguay, a los15 das del mes de Agosto de 1903 se ha constituido entre los obreros picapedreros graniteros unasociedad que tiene por ttulo Unin General de Picapedreros Graniteros La Paz.

    Art. 2. La sociedad tiene por objeto el mejoramiento moral y material de sus asociados.Art. 3. Pueden pertenecer a la sociedad todos los obreros graniteros, pero aquellos que residan en elpueblo estn obligados a inscribirse como socios.[...] Art. 5. Los directores o capataces de las canteras y talleres podrn ingresar en esta Unin

    General, pero solamente como simples socios.[...]De la Asamblea

    Art. 13. Los socios sern convocados cada primer domingo de cada mes, y las veces que lo exijancasos especiales.

    Art. 14. A ningn socio que tuviese alterados sus sentidos por la bebida, se le permitir asistir a lasasambleas ni a cualquier reunin de la Sociedad.

    Art. 15. Sern absolutamente prohibidas las discusiones polticas.Art. 16. Los socios reunidos en Asamblea General, nombrarn semestralmente la Comisin Directiva.La Comisin cesante ser reelegible.Deberes de los socios.Artculo 23. El deber de todos los socios es respetar los acuerdos tomados por la Asamblea General

    y por la Comisin Directiva.[...]Art.26. Ningn socio trabajar ms de (8) ocho horas al da.Art. 27. Es obligacin imprescindible de todos los socios hacer respetar con la mayor escrupulosidadel horario de (8) ocho horas, siendo este horario la base principal de la Sociedad.

    De los patrones[...] Art. 36. A todo patrn que se negara a observar lo dispuesto en los artculos anteriores, se ledeclarar la huelga y deber luego abonar a la Sociedad los gastos que esta habr costado, antes deque se reanude el trabajo.

    Art. 37. Cuando no se pueda obtener de un patrn que cumpla con la justa exigencia de pago previstoen el artculo 33 [refiere al pago por quincena] ni se cumpla el artculo 36, se proceder adesacreditarlo como mal pagador por medio de circulares y por la prensa.[...]Deberes y derechos de los socios

    Art. 40. Los obreros del gremio que forman parte de la Sociedad tienen el deber de trabajar las ochohoras lo ms activamente que les sea posible.Art. 41. Ante divergencias entre un obrero y un patrn de cantera por cuestiones de trabajo, laComisin Directiva nombrar tres obreros de los ms competentes y caracterizados, constituirn unacomisin arbitral y emitir juicio.

    Regla generalArt. 47. La Sociedad reconoce como nica fiesta social el da 1 de Mayo de cada ao en seal deprotesta contra el despotismo del capital.[...] La Paz, 18 Abril ao 1904

    Restituto Vilaboa Presidente [siguen otros nombres].Unin de Picapedreros Graniteros La Paz. Agosto 15 de 1903, Estatuto Reglamento,Montevideo, Talleres de A. Barreiro y Ramos S.A., 1904 [Biblioteca Nacional, Montevideo].

    I.2.c. Llamamiento de la Unin Gremial Asociacin Profesional de Costureras y Anexosde la Unin Democrtica Cristiana publicado en octubre de 1905 en el peridico catlico

    El amigo del obrero.Unin Democrtica Cristiana

    Asociacin Profesional de Costureras y Anexos. - Al gremio en general.- Compaeras: El movimiento iniciado en el seno de nuestro numerossimo gremio va dando los frutosque nos hemos propuesto, llamando a todas las obreras a formar filas compactas, en defensa denuestros derechos. No han sido palabras vanas las nuestra. La prensa, amiga del obrero, la prensaentendida en la cuestin social moderna, nos ha proporcionado, sin distincin de ideales polticos, suscolumnas, en apoyo de la causa santa que vamos abogando.

    La justicia de nuestras reclamaciones ha sido apreciada por el pblico que ha podido darse cuentaque en esta poca de huelgas y reivindicaciones hay todava, pobres trabajadoras ignoradas, vctimasde la explotacin de algunos egostas, las que sudan da y noche para ganar un miserable jornal, que

  • 5/26/2018 Guia de Historia Sindical de Rodolfo Porrini

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    oxila entre los 30 y 40 centsimos.Nosotras compaeras: demasiado lo sabemos.Las esperanzas que tenemos para dar una favorable solucin a la cuestin que nos atae, es decir, elaumento razonable de los precios, son halageas. La mayor parte de los patrones, entrevistadoshasta la fecha, se han declarado dispuestos a conceder lo que pedimos.Para adoptar las medidas definitivas ms indicadas para llegar a la deseada solucin, os invitamos ala reunin que se celebrar el prximo domingo 8 de octubre a las 3 y media de la tarde en el local

    social de la Unin Democrtica Cristiana Rondeau nmero 91, entre Mercedes y Uruguay.Compaeras: no os detenga el temor a los patrones, porque el mismo derecho que asiste a los obrerosen agremiarse y proclamar con voz en cuello, sus derechos, es el que asiste a nosotras, que entretodos los que trabajamos somos las ms explotadas y esclavizadas.Que ninguna de nuestras compaeras de trabajo y de sufrimiento, falte pues a la reunin del domingo

    prximo, en la que tenemos que adoptar resoluciones importantes.Viva la solidaridad femenina! Viva nuestra causa que es la causa de las oprimidas.

    La Comisin Directiva.Unin Democrtica Cristiana. Asociacin Profesional de Costureras y Anexos en El Amigodel Obrero, Montevideo, sbado 7/10/1905, p.2.

    I.2.d. Declaracin votada por unanimidad en la jornada inauguracin del congresofundacional de la Federacin Obrera Regional Uruguaya (FORU) el 25 de agosto de1905.El congreso obrero, al inaugurar sus sesiones, enva un saludo fraternal a todos los proletarios deluniverso en lucha por su emancipacin econmica y social, haciendo votos porque la solidaridadinternacional sobrepase las fronteras, estableciendo la armona sobre la tierra. Hace extensivo estesaludo a los compaeros que gimen en las crceles victimas de la prepotencia capitalista. Al mismotiempo, acuerda un voto de censura contra la ley de residencia de la Republica Argentina quecoarta la libertad de pensamiento.Texto tomado de Francisco R. Pintos, Historia del movimiento obrero del Uruguay,Montevideo, Corporacin Grfica, 1960, p.69.

    I.2.e. Fragmentos sobre las orientaciones ideolgicas predominantes en la FORU.Nuestra organizacin puramente econmica, es distinta y opuesta a la de todos los partidos polticos,

    puesto que as como ellos se organizan para la conquista del poder estatal, nosotros nos organizamospara destruir todas las instituciones burguesas y polticas, hasta llegar a establecer en su lugar unaFederacin Libre de productores libres.Texto tomado de Carlos Rama, Obreros y anarquistas, Montevideo, Editores Reunidos, 1968[Enciclopedia Uruguaya N32]; el autor seala que el texto corresponde al Pacto deSolidaridad de la FORU, que tal vez fuera el aprobado en el Primer Congreso, el de 1905,aunque el autor no lo especifica. En las Resoluciones del Tercer Congreso, de 1911, figura elmismo texto, en el apartado Medios de Organizacin. Cfr. Universindo Rodrguez Daz,

    Los sectores populares en el Uruguay del novecientos. Segunda Parte, monografa para laasignatura