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HEMATOMA GIGANTE, ESPONTANEO, DIFUSO, INTRA Y RETROMAMARIO JoAQuíN y ANTONIO OTERo SENDRA Los que entre nuestras actividades profesionales nos movemos en el terreno de la cirugía de urgencia, a menudo nos encontramos con entidades nosológicas insospechadas y cuadros clínicos poco definidos cuyo diagnóstico preciso sólo pod rá ser puesto en claro con posteriori- dad a la correcta terapéutica quirúrgica ins tit uida con carácter apre- miante para salvar la vi da del paciente, t odo ello depende que nuestro umbral de sorpresa ante los hallazgos o peratorios cada vez sea más ele- vado. Una de las características de la medic ina externa, y sobre todo de las especialidades quirúrgicas es la objetividad de los signos patológi- cos y con los medios actuales, la relativa facilidad de exteriorización y extirpación del foco lesivo, con lo que junt o a la imprescindible y pre- ciosa colaboración del patólogo, pocos serán los casos cuya hi storia cl ínica no puede c oncr etarse con un di agnóstico preciso. El insólito proceso, motivo de esta comunicación, como ver emos a lo largo de la misma, rebasa todos los límites razonables en un hecho clí- nico evidente cuyas secuencias fisiopatológicas y diagnóstico etiológico, únicamente basable en el minucioso examen anatomopatológico macro y microscópico de la pieza, se nos escapan. M. M. A., de 62 años de edad, viuda, natural de Motril (Granada), in- gresa en el Centro Quirúrgico Municipal de Urgencias el 5 de diciembre de 1974. Antecedentes familiares: Madre fallecida a los 52 años de proceso respira- torio agudo. Padre fallecido a los 61 de ictus cerebral. Hija menor de una famüia de 6 hermanos. Tres varones, fallecidos en acción de guerra durante nuestra Campaña de Liberación. Dos hembras, la mayor fa llecida a los 71 años de neumonía y la otra a los 72 años afecta de un proceso defici ta rio cerebral.

HE MATOMA GIGANTE, ESPONTANEO, DIFUSO, INTRA R ETROMAMARIO

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HEMATOMA GIGANTE, ESPONTANEO, DIFUSO, INTRA Y RETROMAMARIO

JoAQuí N y ANTONIO OTERo SENDRA

Los que entre nuestras actividades profesionales nos movemos en el terreno de la cirugía de urgencia, a menudo nos encontramos con entidades nosológicas insospechadas y cuadros clínicos poco definidos cuyo diagnóstico preciso sólo podrá ser puesto en claro con posteriori­dad a la correcta terapéutica quirúrgica instituida con carácter apre­miante para salvar la vida del paciente, todo ello depende que nues tro umbral de sorpresa ante los hallazgos operatorios cada vez sea más ele­vado. Una de las características de la medicina externa, y sobre todo de las especialidades quirúrgicas es la objetividad de los signos patológi­cos y con los medios actuales, la relativa facilidad de exteriorización y extirpación del foco lesivo, con lo que junto a la imprescindible y pre­ciosa colaboración del patólogo, pocos serán los casos cuya historia clínica no puede concretarse con un diagnóstico preciso.

El insólito proceso, motivo de esta comunicación, como veremos a lo largo de la misma, rebasa todos los lím ites razonables en un hecho clí­nico evidente cuyas secuencias fisiopatológicas y diagnóstico etiológico, únicamente basable en el minucioso examen anatomopatológico macro y microscópico de la pieza, se nos escapan .

M. M. A., de 62 años de edad, viuda, natural de Motril (Granada), in­gresa en el Centro Quirúrgico Municipal de Urgencias el 5 de diciembre de 1974.

Antecedentes familiares: Madre fallecida a los 52 años de proceso respira­torio agudo. Padre fallecido a los 61 de ictus cerebral. Hija menor de una famüia de 6 hermanos. Tres varones, fallecidos en acción de guerra durante nuestra Campaña de Liberación. Dos hembras, la mayor fallecida a los 71 años de neumonía y la otra a los 72 años afecta de un proceso defici tario cerebral.

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Antecedentes fisiológicos: Menarqufa a los 17 años tipo 4-5/28-30, Eume­

noreica. Cuatro partos normales, 2 varones y 2 hembras que viven sanos

en la actualidad. Antecedentes patológicos: Neumonía a los 42 años que cura sin secuelas.

Seis meses antes de su ingreso en este Centro, traumatismo en muñeca dere­

cha que produce fractura de extremidad inferior de radio. A los 15 d ías, en

el curso de tratamiento de dicha lesión, caída casual bajando Jas escaleras

de su domicilio, que da lugar a fractura de cuello de húmero derecho.

Enfermedad actual: Refiere la paciente que una hora después de haberse

acostado, dos horas antes de su ingreso, nota como si algo se le hubiera

desprendido dentro de la mama derecha que bruscamente comienza a aumen­

tar de tamaño, apareciendo moradura en la parte anterior. Ante dicho

cuadro aparecido súbitamente en zona en la que con anterioridad no había

apreciado nada anormal, que no cede y que progresivamente aumenta de

tamaño y algidez decide acudir a nuestra consulta.

La exploración general nos evidencia una paciente bien nutrida, de hábito

pícnico. Sensorio despejado, pálida, sudorosa, con pulso rápido e hipotenso a

una frecuencia de 120. Tensión arterial máxima 9 y mínima 6. Enferma

agitada por intenso dolor. La exploración local, revela una mama derecha aumentada extraordina­

riamente de tamaño, dolorosa espontáneamente y a la presión, turgente, fluc­

tuante y con discreta equímosis en cuadrante inferior interno. Intensa in­

filtración en cuadrante súpero-externo en forma de grueso embutido en

dirección región axilar (.fig. 1 ). Se procede a la punción en dos puntos de

máxima fluctuación extrayendo aproximadamente 200 c. c. de sangre roja.

Practicamos hematocrito que nos da un resultado de 37 y grupo A-Rh nega­

tivo. En tórax radio~rá.ficamente, no se aprecia nada demostrativo.

Ante dicho cuadro sentamos la indicación de proceder con carácter de

ur¡:¡encia a b mastectomía con el fin de solucionar el problema hemorrágico

~.cuciante. · ,.

Haciendo un breve repaso mental de la proteiforme patología mamaria y

moviéndonos en el terreno de las conjeturas, establecemos el diagnóstico pro­

visional de hemorragia intra y rerromamaria, por ruptura vascular, compli­

cando una tumoración de origen vascular (angioma) o con gran formación

angiomatoide (angiosarcoma, sarcoma de crecimiento exuberante y agresivo

con destrucción de vasos aneurismáticos). Previa reanimación de la paciente, que prosigue en el peroperatorio

(Remocé, transfusión de sangre y corticoides) y bajo anestesia general,

iniciamos la mastectomía trazando una incisión en raqueta. Procedemos con

suma rapidez al despegamiento de la mama del espacio prepectoral y en

cuyo momento inicial se desprenden dos enormes coágulos retromamarios de

un peso aproximado de 800 gramos. Al asir la mama, para continuar la di­

sección de la misma, introducimos nuestros dedos índice y medio en pleno

tejido mamario por un orificio que nos conduce a un fallo tisular o cavidad

ocupada por un coágulo, que sospechamos pudiera ser el primitivo origen de

la hemorragia y correspondiente al cuadrante ínfero-interno de la misma.

Extirpada la pieza, procedemos a una meticulosa hemostasia de los vasos

sangrantes del lecho pectoral y de los bordes de la incisión. La exploración

quirúrgica de la axila demostró la inexistencia de infartos ganglionares.

Previa la colocación de dos tubos de Redon, uno en hueco axilar y otro en

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espacio prepectoral, se procede al cierre sin tensión de la herida con puntos de seda.

El aspecto macroscópico de la mama, tal como se puede apreciar en la fotografía (fig. 2), es el de una gran esponja embebida en sangre y con una laguna hemática, intramamaria, en parte coagulada, en cuadrante ínfero-in­terno. Al corte aspecto hístico encefaloide con múltiples focos hemorrágicos intramamarios.

F!G. 1. - Mama derecha enormemente aumentada de tamaño y a tensión por el hematoma, con posterioridad a la punción evacuadora de 200 c. c. de sangre.

En el postoperatorio y con la tranquilidad consiguiente, completamos la historia clínica y sometemos a la paciente a los análisis perünentes y prue­bas hemáticas de coagulación a nuestro alcance, con los siguientes resultados:

V. S. G.: 27, primera hora; 62, segunda; eritrocitos, 2.750.000; hemo­globina, 58 %; hematocrito, 25; leucocitos, 3.500; basófilos, O; eosinófi­los, O; neutrófilos segmentados, 32; linfocitos, 61; monocitos, 3; tiempo de coagulación en tubo, 5 minutos; tiempo de sangría, 1,5 minutos; tiempo de protrombina, 14" equivalente a 100% de actividad de protrombina; retrac­ción del coágulo, normal; plaquetas, 240.000; prueba de Rumpel Leede o del braGa!, negativa; proteínas totales, 68 gramos por mil; proteinograma: al­búmina, 58%; globulinas alfa1, 2 %; alfa2, 12 %; betal, 12 %; beta2, 4 %; gamma, 12 %; fribrinógeno, 3,2 gramos por mil.

En vista de la anemia y del descenso del hematocrito en relación al preo­peratorio, lógicamente explicable por la hemodilución, transfundimos 500 c. c. más de sangre logrando remontar el hematocrito a 34. Dado el buen estado general de la paciente no consideramos preciso insistir en más aporte he­mático.

Como es preceptivo remitimos la totalidad de la pieza al laboratorio para el correspondiente estudio anatomopatológico y consiguiente dictamen bióp-

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sico. Tuvimos la suerte de que el patólogo encargado de emitirlo fuera nues­tro buen amigo y maestro prof. DIEGO FERRER, quien en primera impresión nos manifestó no haber visto nada semejante en sus cincuenta años de ex­periencia en anatomía patológica. La mama era exclusivamente un cúmulo de sangre y grasa, lo único que se hallaba exento de sangre era el pezón y

en el primer corte en esta zona no se hallaba nada anómalo, teniendo que proceder con el resto antes de la fijación a someterlo a la acción de solucio­nes desengrasantes y limpiadoras de restos sanguíneos.

Con posterioridad practicó nueve extensiones, aparte de la primera del pezón, correspondientes a cuatro cortes a diferentes alturas. He tenido la ocasión de contemplarlas al microscopio bajo las didácticas explicaciones de él, quien ha emitido el siguiente dictamen:

Frc. 2.- Vista posterior de la pie7.a en la que puede apreciarse la cavidad primitiva origen de la hemorragia.

~<En ei pezón y zona inmediata puede demostrarse la integridad -def'epi­telio del mismo y de la mama. En el pezón los galactóforos y trama muscu­lar lisa se hallan indemnes; por debajo de esta zona se inicia una intensa su­fusión hemorrágica que diseca los tabiques conjuntivo vasculares y el conec· tivo que acompaña a los galactóforos. Esta trama intermedia es puramente hemorrágica. En cuatro zonas distantt:s e::nLre sí, se observan los lobulillos adiposos separados por zonas totalmente hemorrágicas. En torno a la cavidad la adventicia de los vasos presenta una pigmentación hemática así como los fihroblastos de las trabéculas y elementos leucodtarios. También se aprecia una zona de infiltración de leucocitos polinucleares de intensidad variable. Algunas arteriolas y vénulas muestran coágulos hemáticos y en pequeñas arterias se observan signos iniciales de ateromas» (figs. 3, 4 y 5).

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A los quince días de haber dado de alta de clínica a la paciente, ya com­pletamente recuperada, hemos realizado un nuevo y más extenso estudio de su coagulación y la determinación de los 17 cetosteroides urinarios con los siguientes resultados:

FIG. 3.- Fibroblastos cargados de pigmento hemático. Estroma con intensa sufusión hemorrágica.

FIG. 4. - Vasos capilares cuyo endotelio muestra la captación de pigmento hemático. Estroma con las mismas características de la figura 3.

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400 ANNALS DE MEDICINA

Tiempo de coagulación, 10'; tiempo de Quick, 12" equivalente a 100% de actividad de protrombina ; tiempo parcial de tromboplastina (TTP), 80''; tiempo de trombina, 16"; plaquetas, muy abundantes (tres cruces); fibd-

nógeno, 1,8 gramos por rnil.

FtG. 5.- Vaso arterial próximo a la cavidad de la primitiva hemorragia, en la que pueden apreciarse claramente tres placas ateromntosas.

En una diuresis total de 7 40 c. c. la cantidad de 17 cetosteroides fue va!orada según el método de Callow en 1,5 mgs. Esta determinación cuanti­

tativamente baja, puedo interpretarla en parte, como debida a una deficiente recogida de orina, dadas las cortas luces de la paciente y sus familiares, puesto que estoy convencido que la diuresis fue muy superior y la cantidad despreciada correspondió a la orina emitida durante el día, que es la que pre­senta mayor concentración de esteroides. De todas formas están en mar­

cha otras pruebas analíticas para descartar la posibilidad de una hipoadrenia

subclínica.

Todo lo expuesto nos sugiere los siguientes comentarios: 1.0 El hecho clínico incuestionable de una hemorragia cataclísmíca

de mama que requirió la mastectomía de urgencia, puesto que ponía en

peligro la vida de la paciente. Esta situación crítica es difícil que se presente ante un traumatis­

mo localizado en el órgano de la lactación, ahora bien, es inimaginable

que aparezca espontáneamente, por lo que me atrevo a calificarla de

«insólita». He consultado, con el fin de hallar algo similar publicado, todos los

volúmenes de la <<Excerpta Ginecológica>>, desde el año 1948 al 1974,

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he escrutado los voluminosos tomos del «lndex Medicus», he registra­do ficha por ficha todo lo custodiado sobre patología mamaria, tanto en libros como revistas y comunicaciones, en la Biblioteca Universitaria de la Facultad de Medicina de Barcelona y en la Academia de Ciencias Mé­dicas de Cataluña, no pudiendo encontrar nada, ni por asomo, equipara­ble a lo descrito, por lo que también me atrevo a considerar el caso como «único».

2.0 ¿Qué procesos pueden dar lugar a una hemorragia como la que nos ocupa?

Hemos de descartar, ante todo, las afecciones mépicas purpúricas, tanto las debidas a un defecto primario de la pared vascular como las trombóticas y las plasmopáticas, no sólo por la falta de antecedentes en la paciente, sino por las características de difusión de las mismas y las alteraciones hemáticas y capilares fácilmente detectables analítica­mente o por las pruebas de fragilidad.

Dentro de las afecciones mamarias hay que pensar en los procesos tumorales con hipervascularización. Angioma mamario, tumor raro que excepcionalmente se desarrolla en la glándula propiamente dicha, se lo­caliza corrientemente en las estructuras paramamarias, piel, tejido ce­lular subcutáneo o retromamario. Sarcoma con crecimiento vascular exu­berante, hemangiosarcoma. Tanto en uno como en otro caso existe el dato objetivable de la tumoración, siempre evidenciable clínicamente máxime cuando puede dar lugar a una hemorragia cuantitativamente tan importante. Esta hemorragia íntratumoral estaría siempre rodeada por el proceso neoplásico causante de la misma, o bien si por presión lo­grara exteriorizarse ello explicaría el hematoma retromamario, nunca la impregnación histológica de sangre en la totalidad de la mama.

Hay que pensar también en la ruptura de un foco de ensanchamien­to vascular, estasis venoso o varicosídad íntramamaria aislada. En este caso no hacemos entrar en juego la etiología tumoral de una imaginaria neoplasia que no hemos podido hallar en los diferentes cortes de la pieza, aunque nos mantiene la incógnita del mecanismo de la difusa y profusa infiltración sanguínea de la totalidad del tejido mamario que nos especifica el informe anatomopatológíco.

La última conjetura que nos ofrece algún viso de verosimilitud como génesis de hecho tan extraordinario, podría ser la puesta en marcha de un fenómeno inmunitario, anafilactoide de índole local como el de SCHWARTZMANN-SENARELLI provocador de UQa angiopatía endotelioplé­jica, de carácter trasudativo exudativo y facultativamente hemorrágico. El antígeno provocador, sería la fracción roja de la sangre de la misma paciente y el resultado fi11al una púrpura por inmunización autoeritro­citaria, localizada en la mama. Este raro síndrome descrito por GARDNER

y DtAMOND, se observa casi exclusivamente en mujeres las cuales pre­sentan, por lo general, un fondo intensamente hiperemotivo y neuró-

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tico. Me permito esta especulación, que evidentemente presenta múlti­

ples lagunas, porque es la única que me facilita un cierto razonamien­

to lógico en el desarrollo del proceso. Una pequeña hemorragia preparante, por ruptura de un vaso atero­

matoso, sería el origen del cataclismo. Esta primera hemorragia, queda

traducida en el estudio anatomopatológicó de las preparaciones corres­

pondientes a la zona más próxima de la cavidad intramamaria, por la

gran infiltración de leucocitos y los fibroblastos en función fagocitaría.

Todo ello da lugar a una sensibilización autoinmunitaria locaL La repe­

tición de otro eplsodio hemorrágico, actuando como desencadenante da

lugar a la eclosión del drama bemorrágico manifiesto macroscópicamente

por la sangre libre y microscópicamente por la que impregna difusa y

profusamente el tejido mamario, esta última por el proceso exudativo­

trasulativo de los capilares, cuyas células, tal como hemos visto en las

diapositivas de las preparaciones, se hallan completamente cargadas de

pigmento hemático.

Hospital Quirúrgico Municipal de Urgencias.

BffiLIOGRAFIA

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