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Poesia Argentina
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2
Diseo de Tapa
e ilustraciones interiores: Alejandra Geist
1 edicin: octubre de 1999, Buenos Aires
2 edicin 2009, El Bolsn (Ro Negro)
3 edicin (virtual): marzo de 2013, Ediciones Huaico (BsAs)
3
A OLIVERIO GIRONDO...
...Y
A TODOS
LOS HUMANOS
QUE NO SE OLVIDAN DE VOLAR.
4
HECHIZO DE ALAS
Alejandra Geist
El Bolsn, Ro Negro, Patagonia, ARGENTINA
2013
5
NDICE
Comunin ------------------------------------- 6
Entrega ---------------------------------------- 7
Instante de Sal--------------------------------- 9
Siesta al Atardecer -------------------------- 11
An en el blanco... -------------------------- 13
Desearte -------------------------------------- 16
Duelo de Magias ----------------------------- 18
Sublime --------------------------------------- 20
Sueo Monetario ----------------------------- 25
Sueo De Mente ------------------------------26
Tristeza de Madrugada ---------------------- 27
El Cielo... ------------------------------------- 29
Nube Compacta ------------------------------ 30
Convocatoria de ngeles ------------------- 32
La Danza de las Luces y los Sonidos ------ 35
Amores ---------------------------------------- 36
Encuentro de Magias ------------------------ 39
Distintos Grises ------------------------------ 42
Sentirse sin Sangre --------------------------- 45
Revolucin de las Risas --------------------- 46
Tiempos --------------------------------------- 49
Asomar el Alma ------------------------------ 52
Historia de un Simple Suspiro -------------- 53
El Silencio ------------------------------------ 54
Vivencias ------------------------------------- 55
Rozar... ---------------------------------------- 57
Recuerdo Fugaz ------------------------------ 60
Contracaras de la Vida ---------------------- 62
Sentir... ---------------------------------------- 64
Gracias... -------------------------------------- 65
6
COMUNIN Casi a ciegas corremos por la vida, a tientas, a oscuras, como locos. Deambulando en penumbras, casi sordos, casi muertos. A la espera inquieta del amanecer encendido, de la luz palpitante, de los rayos plateados que escupe milagrosamente el tiempo. De la sabidura esquiva, y nuestra eterna bsqueda. Morimos, y nuestras fibras tiemblan como el pjaro en sus ltimos instantes. Nacemos, y la magia nos estalla por los poros, las entraas se exaltan y la claridad nos embarga. Bebemos del cliz de los elixires sublimes, y es el comienzo de nuestra comunin con la vida.
* * * * *
7
ENTREGA Cartlagos humeantes estrellndose contra el cemento insaciable. Casi una rutina, de muertes eternas, de silencios callejeros, de tiempos vagabundos, de calderas cerebrales y de difanas falanges, de vmitos candentes, de dolores permeables, de tanto abismo desgarrado, de tantos ojos sordos, de tanta piel ciega. Y de tanto amor, que se entrelaza entre tanto derrumbe, que se enrosca en nuestras entraas y espanta las miradas de ladrillo. De tanto amor que nos alcanza,
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y nos estalla y nos traga. Y as, nos entregamos, an con las carnes harapientas y el ala herida. Con las sombras y las dagas an carcomindonos el alma. An as, desnudos y en pedazos, con muletas en las ansias. An as, con el resto de nima que nos mantiene vivos. As, encendidos y hechizados, presa del delirio ms sublime, nos abrimos el pecho, y al amor nos entregamos.
* * * * * * *
9
INSTANTE DE SAL
Bocanadas de aire candente.
Bostezos de fuego
en el filo
del minuto ms viejo.
Sonidos triturados,
bajo el hechizo
de un solo instante.
Y el viejo misterio,
suea,
trepa
y loco,
se encarama entre los rboles
y llora.
Llora
hasta disolverse
en su propia sal.
* * * * * * *
10
11
SIESTA AL ATARDECER
Si pudiera baarme
en azul y miel,
y llegar a las entraas mismas
de la tierra.
Y luego,
baada en fuego,
atravesar los cielos inmutables.
Y atrapar el viento
para siempre,
sin que pudiera escapar
de entre mis cabellos.
Bebera el silencio hasta embriagarme
y escondera el sonido bajo mi piel.
Besara lo invisible,
y se lo regalara al rojo amanecer,
para que palpara siluetas en el vaco.
En un instante podra morir,
y nacer tambin.
En las noches deambulara
acariciando las sombras
que habitan en el bosque.
Hasta podra ocultarlas bajo el mar,
y nadie se percatara jams,
de que escaparon alguna vez.
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Podra transmutar,
ser luz,
ser lluvia, ser nieve,
ser roco, ser sal,
ser brisa,
ser paz, ser sentimiento,
ser risa
y ser llanto.
Y despus,
talvez...
regrese al cuerpo,
si no me olvidara,
si no me quedara dormida
bajo un rayo de luz,
cobijada por la magia.
Slo si quisiera recordar,
slo as,
quizs,
regresara a mis huesos,
a mis carnes,
a esta caprichosa
anatoma ma.
* * * * * *
13
AN EN EL BLANCO...
An en el blanco, el rojo sigue latiendo, tan tibio, tan vivo. Me pintarn de demente, pero es cierto, lo veo, puedo casi olerlo, sentirlo y amarlo hasta el delirio. Segundo a segundo, beso el aire que acarici tus pulmones y roz tu piel. Te sueo despierta, un amor eterno, atravesando el tiempo, la cordura, la locura, la vida, la muerte. Y as, en un ntimo silencio,
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tan, pero tan mo, te siento. Respiro la magia que dejaste escapar, que ya se sumerge en m, llegando a cada una de mis clulas. Dirn que ests muerto, dirn que deliro. Qu maldita palabra podra explicar todo esto? Nadie entendera. Entonces, lo disfruto a solas, sin dejar de olerte, de escucharte, de besarte, de llorarte, de percibirte, de amarte. Fue el tiempo quien enloqueci, nos jug su trampa blanca como mortaja de hospicio. Pero an en el blanco, el rojo sigue latiendo, tibio, vivo, impregnando mi sien
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de tu olor. Puedo amarte sin tenerte, sin necesitar que me ames, sin necesitar que no me ames. No te amo slo porque te necesito. No te necesito, y an as te amo. Te amo, simplemente por haber existido, y porque exists, aunque los ciegos y los sordos sigan diciendo, que cuando te hall y te am, habas muerto tres aos atrs. No saben, que an en el blanco el rojo sigue latiendo, tan tibio, tan vivo, tan mo.
(Al maravilloso ser que siempre ser Alejandro De Michele)
* * * * * * *
16
DESEARTE
Desearte...
a la distancia,
en sueos,
en el aire,
locamente,
dulcemente,
sin miedos.
sin sombras,
entre soles,
entre lunas.
Desearte...
con sonrisas,
con miradas,
con roces de delirio,
por las calles,
entre grillos,
entre abejas,
entre mates
y bemoles.
Desearte...
en la magia,
en el viento,
desde el polvo,
desde el fuego,
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desde el agua,
desde la vida misma,
desde mi mirada.
Desearte...
por mis poros,
por mis manos,
por mis sienes,
por mi alma,
en el violeta,
en el azul,
en el verde,
en lo eterno,
en lo etreo,
y en la msica
que
tejen
tus
alas.
* * * * * * *
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DUELO DE MAGIAS Canto de un ave triste que se pierde entre los rboles, el viento lo desmigaja y se esfuma con los albores de un amanecer que no nace. Y el sueo vuela bajito, sobre las llamas, y el dolor enardece y crece. El bosque enmudece, se acallan los vientos, se agota el silencio, se muere el tiempo. Palidecen las lilas, se desmayan los sauces, la sangre se seca, la muerte se acerca. Y el sol hoy presiente que se escapa la magia, dejando un vaco casi blasfemo entre mis manos. Y mis ojos cansados se resignan al luto,
a la insoportable ausencia,
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a la esperanza maltrecha. Aunque muy en secreto anhele el regreso, que estalle el encuentro, y me invada las venas, y las sienes, y las entraas, y la mirada, y toda el alma. Dnde hallar la magia ? Tan caprichosa, traviesa, sublime. Y de pronto un da, cuando me olvido de buscarla, y no la espero, y no desespero, me sorprende en un encuentro, en un lugar no pensado, en un momento inesperado. Y me atrapa, me ilumina, me resucita, enciende mi mente, me alimenta y me da vida.
* * * * *
20
SUBLIME
Vaga indecisa,
inquieta,
recalcitrante,
hasta disolverse
en toscos culebreos
alrededor del silencio.
Emerge.
Se eleva.
Se aparea con el ter.
Se contrae
y se disipa.
Se disgrega.
Brota.
Sangra.
Se entumece
y transmigra.
Se transforma.
Y el cuerpo la persigue,
para abrazarla
como enredadera que devora.
Se escurre,
se resbala,
escapa.
De pronto se aquieta.
Se acurruca
y descansa.
Se acerca.
21
Nos envuelve,
alucina,
roza,
ilumina.
Orgasmo mental.
xtasis total.
Surca
lo intangible.
Traslcida,
voltil,
tan azul.
Voluptuosa se rebela,
y en el tiempo
se sumerge.
Enamor a los trovadores,
crisp sus venas.
Enloqueci al artista,
hasta el delirio divino.
Fue pasin,
fuego,
convulsin.
Pobl de granadas
los cerebros.
No par,
hasta
bullir la sangre.
La soaron despiertos
de Girondo
a Picasso,
Miguel Angel
y Neruda,
Artaud,
Da Vinci,
Mozart,
Dal
y Piazzolla.
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Ella se encarama,
los besa,
sopla,
estremece.
Se evapora,
exhala,
desvanece.
Surge.
Nace.
Enardece.
Se enarbola.
Trasciende.
Musa sublime:
la inspiracin.
* * * * *
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24
25
SUEO MONETARIO
Casi de noche, casi un instante, palpable, ntido, humeante. La locura de la siesta se subleva, se apodera, se desata. Y mis huesos peregrinos no se duermen ni en el cuerpo, ni en el tiempo.
Mis dientes acarician delicadamente las baldosas, en busca del talismn invisible, de las veredas ausentes, del caminar caliente, del sueo demente que estalle de repente en mi propia mente, y escupa monedas a mi propia suerte.
* * * * * * *
26
SUEO DE MENTE
Sueos acorazados y acorazonados, naciendo en el centro que es vientre. ngeles morenos custodian las sombras, y luego las borran o las beben. Los duendes, embelezados, vacan los relojes en sus sombreros, y con esas ganas nmades se internan en el Himalaya, donde los volcanes se arropan con su propia baba incandescente. Y un grito ancestral, parido de las entraas, retumba en las esquinas del eco, dando paso a un silencio vaginal, a un esperma casual, a un orgasmo mental. Sueo. Sueo demente.
* * * * *
27
TRISTEZA DE MADRUGADA
La nada se aquieta,
mientras el abismo me absorbe.
Giran a mi lado
algunos gestos,
convertidos en tontas muecas
que se desdibujan,
se destien
y mueren.
El filo nunca se hace esperar,
est,
en silencio,
atento a mis movimientos.
Agazapado como un felino
a punto de acariciar
de un zarpazo mortal
a su presa.
Siento como si
el azul
hubiera muerto
agonizando en solitario
a la espera
de aquel violeta
que jams lleg.
Hoy llueven espejismos,
algunos de ellos siniestros.
Pero el sueo
me alcanza,
me envuelve
y me obsequia algn descanso.
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Olvidando por un instante
los dolores aferrados a mi piel
como fieles parsitos que me consumen.
El silencio
me abraza,
protegindome
de la vieja ceguera.
En tanto,
la luz,
se abre paso en mi cuerpo,
hasta teir de magia mi contorno,
delineado suavemente por el ter.
Lo intangible,
lo sublime,
lo etreo,
lo invisible,
viene a besar
cada una de mis fibras,
y deambula
en los espacios de mi mente,
tiendo de sentido el sin sentido,
impregnando de vida a la muerte.
* * * * * * *
29
El cielo se detiene hoy,
bajo un sol eterno.
Se transparentan las casas,
los bosques,
las almas.
Todo se vuelve
traslcido,
hasta mis ganas.
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NUBE COMPACTA
Una nube compacta
se acerca,
de pronto se ensancha,
se descalabra,
se desparrama,
se despachurra,
se disgrega,
se disuelve,
se descuartiza,
se desvanece,
se deshace,
se desdibuja,
se disipa,
se distorsiona,
se destie,
se desarma,
se deshilacha,
se dispersa,
desaparece.
Y luego,
caprichosamente
31
se entreteje,
se rearma,
se une,
se acopla,
se dibuja,
se agranda,
engorda,
se forma,
se entrelaza,
se tie,
se voluminiza,
se entrechoca,
se envuelve,
se hincha,
se corporifica,
se infla,
y es una nube compacta
que se aleja.
* * * * * * *
32
CONVOCATORIA DE NGELES
Los ngeles de Acuario
vienen a m,
a estrangular mis nubes,
a roer el bronce,
con sus sueos
vestidos de pasado.
Con las ganas calientes
de acallar los gallos
en la madrugada,
para que no escriban
en el pentagrama
de las sierras
y los bosques
su canto desaforado.
Para ahogar los vientos
y detener los ros,
para que estallen los volcanes
e invadan la tierra
y los pastos
con su abrazo lento,
encendido,
calcinante.
Y casi
en un suspiro,
me desarmo,
me desmayo
y laxa
33
echo races,
y me arraigo,
y por un momento
soy rbol,
frondoso,
imponente,
abriendo mis ramas
al sol.
Y la savia,
impetuosa
me recorre.
A travs de mi piel
de clorofila,
me evaporo,
me libero,
y me elevo.
Me condenso
y soy nube.
Nube
que algn da,
los ngeles vendrn a estrangular,
y porqu no,
tambin a roer el bronce,
con sus sueos
vestidos
y desnudos
de pasado.
* * * * *
34
35
LA DANZA DE LAS LUCES
Y LOS SONIDOS
Abro mis ojos,
luces que se acercan
y se alejan.
sonidos que juegan
con mi mente
y luego escapan.
Vienen a m,
convocados por alguna magia sutil.
Pero los dejo partir.
Algunos dejan huellas
en lo invisible que habita en m.
Los olvido,
los recuerdo
y juego a las escondidas
con esas luces y esos sonidos
que ahora estn...
...y ahora ya no.
Danzo con ellos,
los beso
y me alejo.
Parto
y los dejo partir.
Vuelvo
y los dejo llegar.
* * * * * * *
36
AMORES
Me enamoro
a cada minuto,
a cada
instante del da.
Me enamoro
de lo invisible,
de lo traslcido,
de lo que se abre,
de lo que se cierra,
de lo que se acurruca,
de lo que respira,
de lo que suea,
de lo que vuela,
de lo que se mueve,
de lo que se eleva,
de lo que crece,
de lo que nace,
de lo que trasciende
de lo que llora,
de lo que se emociona,
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de lo que sufre,
de lo que vibra,
de lo que vive,
de lo que deambula,
de lo que canta,
de lo que re,
de lo que se expande,
de lo que descansa,
de lo que se esconde,
de lo tibio,
de lo suave,
de lo frgil,
de lo mgico,
de lo etreo,
de lo que calienta,
de lo que acaricia,
de lo que protege,
de lo que cobija,
de lo que es sonido,
de lo que es silencio,
38
de lo que sana,
de lo que gira,
de lo que alucina,
de lo que despierta,
de lo que es azul,
de lo que es violeta,
de lo que simplemente
Es.
* * *
39
ENCUENTRO DE MAGIAS
Giran,
las fuerzas,
la magia.
Giran.
Encuentro
de dos dioses mitolgicos:
estallan las ventanas,
se calcinan los techos,
se incendian las paredes,
se derriten las puertas,
el aire arde,
rojo,
incandescente.
Se acarician
sin siquiera tocarse,
se entrelazan
sin siquiera rozarse.
Se sienten,
se presienten,
se palpan,
se reencuentran,
se olfatean,
se reconocen.
40
Dulce hechizo.
En el centro de la habitacin,
una hormiga danza frentica,
extasiada por la magia.
Los espritus son convocados
a presenciar
el encuentro.
Ambos dioses
se saludan,
poderosos,
invencibles,
dulces,
suaves,
orgullosos,
humildes,
eternos,
etreos,
mgicos,
hermosos.
Miles de amaneceres
y atardeceres
se suceden
uno tras otro
en un frenes imparable.
La Luna satisfecha
le regala un guio pcaro
al sol.
El tiempo
y el espacio justos,
para el encuentro.
Giran,
el violeta
y el azul.
Giran.
Danzan.
Giran,
41
las energas.
Giran
y
giran.
Danzan
y
giran.
* * * * * * *
42
DISTINTOS GRISES
Hay ciertos das,
en que todos los grises,
acuden a m,
en una cita con mi tristeza.
Todos los lugares
se pueblan de ellos.
se arrinconan
bajo los muebles.
Trepan
por la paredes,
se cuelgan de los techos.
Lo invaden todo.
Se esconden
bajo mis ropas,
se sientan
sobre mis libros.
Son tantos,
que hasta me hacen compaa.
Hoy se aduearon del cielo,
las casas,
los rboles,
las calles,
los rostros,
43
las almas...
Pero huyen despavoridos,
aterrados,
desesperados,
ante el menor
atisbo de luz.
Le temen.
Se evaporan
al instante.
Aunque algunos permanezcan,
ocultos,
en las entraas.
Sin embargo,
es inevitable que tambin
los ojos,
las miradas
se tian de gris,
delatando su presencia
entre venas y arterias.
Grises que agrisan,
engrisan,
grises claros,
grises oscuros,
indefinidos,
griseando
y contagiando grises.
Grisoneando
y griseando.
Agrisando.
Grises
y ms grises.
Un da gris,
una poesa gris,
44
un momento gris,
un aire gris,
un vaco gris.
* * * * * * *
45
Cuida de no morir antes de tu muerte. Vicente Huidobro
SENTIRSE SIN SANGRE
La peor muerte,
no es aquella,
la del parte mdico,
ni la del cementerio.
La peor muerte
es aquella en la cual
los ojos se apagan,
aunque el cuerpo se mueve,
sigue deambulando,
va,
viene.
Es aquella
en la cual,
las venas crujen de dolor,
y a la nada
uno se entrega.
Es aquella
en la cual,
la ciencia nos cree vivos,
pero el alma se seca
y nada nos llega.
La peor muerte,
es la muerte en vida.
Cuida de no morir
antes de tu muerte.
* * * * * * *
46
Revolucin de las risas
Convencer a las risas
de que se subleven,
e invadan ministerios,
las iglesias,
los museos,
bibliotecas,
hospitales,
los lugares ms solemnes.
Que se apoderen
de todos los vocablos
y tomen prisioneros
47
a unos pocos silencios.
Que encarcelen
la amargura
y desaten
alegras.
Que sorprendan
a los muertos:
los del cementerio
y los que van a la oficina.
Que ran los camellos,
las lombrices y las hormigas.
Que ran hasta los que no tienen boca.
Que ran los poros,
las manos,
las orejas,
los ombligos,
los intestinos,
las espinas dorsales.
Que ran los alfileres,
los papeles,
las baldosas,
48
las cucharas.
Que se revuelquen de risa
los relojes,
las ollas
y las escaleras.
Que estallen de risa las sotanas,
los candelabros,
las ventanas
y las canillas.
Pero sobre todo
que revolucionen mis sueos amortajados
y me salven hasta de m misma.
* * * * * * *
49
Tiempos
Tiempos de ser,
a veces de no ser.
De soar,
otras de despertar.
Tiempos sin tiempo.
Tiempos a medias.
Tiempos sin nada.
Tiempos con todo.
50
Tiempos con ganas,
a veces sin ellas.
Tiempos de marchar,
de regresar.
Tiempos de volver al centro,
luego de no haber sido
tanto tiempo.
Tiempos de gozarlo todo
luego de haberlo sufrido todo.
Tiempos de apagar algunas cosas
y encender otras.
Tiempos
De llenarse
De vaciarse
para volver a llenar.
Tiempos de pura luz,
a veces de sombras.
Tiempos a ciegas.
Tiempos con los ojos abiertos.
Tiempos ancestrales
Tiempos nuevos.
Tiempos de amor,
tambin de desamor.
Tiempos terrestres
y tiempos etreos.
Tiempos intermedios.
Tiempos solubles,
difanos,
despintados,
entramados,
cortantes.
Tiempos hirientes,
trasnochados,
amortajados,
51
tiempos muertos.
Tiempos de renacer,
de crecer,
de sonrer,
de agradecer,
de creer,
de soar,
de vivir.
De crear,
de alucinar,
de ser
Tiempos de volver a empezar...
* * * * * * *
52
Dejar asomar el alma
de entre huesos
y corazas.
A pesar
del miedo
y el dolor.
A pesar
de uno mismo.
53
Historia de un simple suspiro
Casi un suspiro
detenido en el tiempo,
inmvil,
quieto,
acurrucado,
callado.
Destinado al destierro
por no haber estallado.
Cansado y
ensimismado,
no sabe quin
lo ha convocado,
para luego olvidarlo,
as,
desmayado
sobre algn instante,
perdido
frente a lo inerte,
entregado
a su propia suerte.
* * * * * * *
54
El Silencio
De pronto...
...el silencio estalla , presa del instante ,
sumido en la locura , al borde del vrtigo ,
deambulando en las cornisas del sonido.
Desarmndose en el aire , enredndose en s mismo .
Viviendo y desviviendo ,
extraos placeres propios
del silencio.
* * * * * * *
55
Vivencias
Se encuentran,
sienten,
se perciben,
deambulan.
Se detienen,
se entrelazan,
se cobijan,
se miran,
se entienden.
Se conectan. Se tocan.
Trascienden.
Vuelan.
Se entregan.
Se buscan, Vibran.
56
Se descubren, se acarician,
se elevan,
se respiran,
se huelen,
se besan
Y se asustan,
se justifican,
se acurrucan,
se cierran. Se cortan,
se enmascaran,
se amurallan, se distancian.
Se estrellan,
se lamentan...
huyen.
* * * * * * *
57
Rozar
Rozar tu aliento,
besar tu tiempo,
soar despierta,
volar eterno.
Rozar es apenas
besar,
sin quebrar,
sin oprimir,
sin ahogar,
sin lastimar,
sin asustar,
es slo vibrar.
Rozar no es poseer,
no es arrancar,
no es atrapar,
no es desgarrar,
no es ni siquiera tocar.
58
Es ms suave,
sutil,
es slo rozar.
Sin molestar,
pero que erice la piel,
que llegue a tu ser.
Es rozar lo que late
bajo tu coraza
de miel.
Rozar lo innombrable,
lo prohibido,
lo olvidado.
Rozar lo soado,
lo deseado,
lo invisible,
lo intocable,
lo inalcanzable.
Rozar lo frgil,
lo tibio.
Rozar la desnudez,
el alma,
tus entraas.
Rozar tus sienes.
Rozar lo impenetrable,
lo incomprensible,
59
lo impensable.
Rozar el filo,
la muerte,
el fuego,
la vida,
el hielo,
lo inerte,
lo eterno.
Rozar tu presencia,
tambin tu ausencia.
Rozar el delirio.
Rozar tus dolores ocultos,
oscuros,
inimaginables.
Rozar las heridas,
los momentos,
las alas.
Rozar tu risa,
tus lgrimas.
Rozar tu silencio.
Rozar sin miedo.
Rozar
* * * * * * *
60
RECUERDO FUGAZ
Sensaciones,
emociones,
recuerdos,
olores,
miradas,
amores,
todo se mezcla
en un instante.
Y la piel se exalta,
se eriza.
Y el alma enmudece
y
se estremece.
Y el ayer
se cuela por un momento,
entre las
horas del hoy.
Y la mente
se aquieta,
61
y luego
se turba...
...Y luego
lo olvido,
lo guardo en un viejo ropero.
Y como si fuera parte de la
magia,
desaparece
hasta el prximo encuentro
con los recuerdos,
hasta algn momento inesperado,
y no buscado,
librado al azar
y a las jugarretas
del
tiempo
y la mente.
* * * * * *
62
CONTRACARAS DE LA VIDA
Desnuda,
con las manos abiertas
al cielo.
De cara al sol,
sin caretas.
Entregada a la nada,
con el alma temblando,
y el corazn
expuesto.
Desnuda frente al dolor,
frente a la muerte.
Despojada,
herida,
apagada,
confundida.
Desolada.
Con el dolor carcomiendo
las entraas,
sin fuerzas,
sin ganas,
sin risas,
sin alegra, sin aliento, sin aire,
sin vida
y sin amor.
63
Desnuda,
con las manos abiertas
al cielo.
De cara al sol,
sin caretas.
Entregada a la vida,
con el alma danzando,
y el corazn
riendo.
Desnuda frente al amor,
frente al todo.
Hechizada,
iluminada,
encendida,
ensimismada.
Serena.
Con el amor poblando
las entraas,
las fuerzas,
las ganas,
con risas,
alegras, con un aliento tibio,
con vida
y con amor.
64
SENTIR. . .
...Sentir
sin cobardas,
sin vuelta atrs.
Sentir
hasta el delirio
de los sentidos.
Sentir
hasta que el alma
estalle de amor
entre huesos y arterias.
Sentir
a pesar del llanto,
a pesar del dolor.
Sentir
a pesar
de poder creernos
al borde del abismo.
* * * * * * *
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GRACIAS...
Gracias por sentir
el vrtigo de la sangre
corriendo por mis venas.
Gracias por mis ojos,
por poder besar con ellos
el paisaje.
Gracias por mi boca,
que vuelve a nacer
al rozar otros labios.
Gracias por mis manos,
que me permiten ver,
palpar, sentir, amar.
Gracias por mi piel,
que vuelve a erizarse
una y otra vez,
al sentirme latiendo.
Gracias por mi cuerpo,
por poder gozarlo
y sentirlo tan mo
al descubrirme sintiendo.
Gracias por mis sentidos,
que me permiten descubrir,
segundo a segundo,
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el milagro de saberme viva.
Gracias por lo invisible
pero palpable
que mora en m,
que me permite morir tantas veces
y nacer otras tantas,
sintiendo vibrar
mis ms ntimas fibras,
cual hoja acunada por la brisa.
Y por amar
hasta el delirio
a la magia,
bebiendo hasta embriagarme
de las energas del Universo,
de aquello sublime y mgico
que emanan
esos seres especiales y maravillosos
que deambulan solitarios
por el ter.
Gracias por saberme libre,
Viva
Y latiendo.
* * * * * * *
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Gracias...
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Cuando...
nos esforzamos por ser diferentes y
especiales,
contradictoriamente,
dejamos de serlo.
Pero cuando olvidamos esa meta,
y aprendemos a volver
a nuestro interior,
y nos respetamos,
y somos fieles a nosotros mismos,
oh sorpresa !!
comenzamos a ser deliciosamente
diferentes
y maravillosamente
especiales. Alejandra Geist
El que ensee a volar a los hombres del porvenir, habr desplazado todos los lmites; para l los lmites mismos volarn por los aires.
Las barreras son para los que no saben volar.
Nietzche
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Para comunicarse con la autora
escribir a:
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