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DIRECTRICES Y SERMÓN

Hijo vuelve a casa

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Sermones de Hijo vuelve a casa

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PROGRAMA DE RESCATE Vuelveacasa

DIRECTRICES Y SERMÓN

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PROGRAMA DE RESCATE Vuelveacasa

PRESENTACIÓN Apreciados hermanos y hermanas en Cristo,

Agradezco a Dios porque me permite saludarles a través de este medio y compartir con ustedes algunos asuntos importantes en cuanto al Programa de Rescate “Vuelve a Casa”.

En todas las ciudades y pueblos existen hermanos y hermanas que por alguna razón dejaron de congregarse en nuestra iglesia, y en muchas circunstancias, ellos están dispuestos a volver, pero la barrera del temor y la vergüenza les impide dar ese gran paso. Por estos motivos, surge el Programa de Rescate “Vuelve a Casa”, para facilitar el regreso de nuestros queridos hermanos que un día dejaron el aprisco del Señor.

En este folleto comparto con ustedes las directrices y el sermón para el programa “Vuelve a Casa”. Toda la información brindada será de gran utilidad porque ustedes están dispuestos a dedicar su tiempo y esfuerzo para que este evento logre su gran objetivo.

No olviden que lo que más necesitan nuestros hermanos que retornan a la iglesia es AMOR y ACEPTACIÓN. Una palabra de afecto, un saludo cordial, una sonrisa sincera son ingredientes indispensables para crear un ambiente adecuado para nuestros invitados.

Muchas gracias por su apoyo a este programa. Que Dios les colme de su Santo Espíritu.

Con aprecio cristiano.

Su amigo y servidor,

Pr. Edward HeidingerSecretario de la Unión Peruana del Norte

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PROGRAMA DE RESCATE Vuelveacasa

DIRECTRICES PARA EL DESARROLLO DEL PROGRAMA DE RESCATE “VUELVE A CASA”

ObjetivoFacilitar el retorno de aquellos hermanos y hermanas que dejaron de congregarse en nuestra iglesia.

1. Estrategiasa. Visitación.b. Entrega de literatura adventista.c. Programas de sensibilización.d. Grupos pequeños.

2. Responsables y funciones Comisión organizadora

a. Pastor distrital.b. Secretario de la iglesia o del grupo

organizado.c. Ancianos de la iglesia o directores del

grupo organizado.d. Líderes de grupos pequeños.

Funcionesa. Monitorear todo el programa de rescate.b. Elaborar un cronograma para todas las

etapas de la programación, con la de-bida aprobación de la junta directiva de la iglesia.

c. Promocionar el evento con anticipación y colocar los afiches en la iglesia.

d. Elaborar la lista de los miembros que dejaron de asistir a la iglesia, incluyendo aquellos que fueron excluidos; conside-rar el nombre completo, dirección, telé-fono, e-mail, etc.

e. Evaluar los resultados del programa “Vuelve a Casa” 2009, ver quiénes fue-ron visitados y quiénes no, quiénes asis-tieron, quiénes requieren mayor aten-ción, y sobre todo, a quiénes se les va

a invitar para el programa de este año. f. Distribuir los nombres seleccionados

entre los líderes de los grupos peque-ños para que ellos, en coordinación con los miembros de su grupo, realicen la visitación, entregando las tarjetas de invitación. Cuidar que exista afinidad o familiaridad entre los que van a visitar y los que serán visitados.

g. Preparar con anticipación el programa “Vuelve a Casa”, escoger al predicador y entregarle el sermonero, definir los números especiales y los testimonios. Cabe recordar que este programa debe ser muy especial y debe estar focalizado en los hermanos que se fueron y que ahora vuelven a los brazos de Jesús.

h. Organizar y capacitar a las comisiones necesarias para el programa “Vuelve a Casa”.

i. Evaluar el programa desarrollado este año y enviar, a través del pastor distrital, el informe y las sugerencias para enri-quecer el programa del próximo año.

j. Realizar el seguimiento adecuado a los que asistieron al programa, buscando mantener su asistencia regular a la igle-sia, integrándolos a un grupo pequeño e invitándoles a tomar un nuevo bautismo, si es que esto es necesario y si es que aún no lo hicieron.

3. Materialesa. Afiches.b. Tarjetas de invitación.c. Folleto con el sermón y las directrices para

el desarrollo del programa “Vuelve a Casa”.

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PROGRAMA DE RESCATE Vuelveacasa

4. Programa sugerentea. Música ambiental.b. Bienvenida.c. Oración inicial.d. Canto congregacional – Himnos.e. Testimonios de hermanos que regre-

saron a la iglesia.f. Videos de hechos impactantes de la

iglesia.g. Sermón y llamado para regresar a

Jesús.h. Bautismo.

i. Clausura y oración final.

5. Orientaciones para la visitación El amor es la llave para ganar a los que

se alejaron de la iglesia. Nos encontrare-mos posiblemente con personas dolidas, enojadas, resentidas o desanimadas. El buen trato, la cortesía, la paciencia y el compañerismo son las mejores expre-siones de nuestro amor por ellos. En ese sentido:

a. Sea puntual, amistoso y cordial.b. Vaya dispuesto a escuchar y hablar

muy poco.c. Deje a la persona hablar y abrir su

corazón. Escuche con interés, mire a los ojos.

d. Vaya al punto, ahorrará sufrimiento en la persona visitada. Visitas cortas producen apertura y sorprenden po-sitivamente.

e. No defienda a nadie, ni tome partido, porque en el momento en que se po-siciona de un lado en la discusión, se torna indigno e incapaz de ayudar.

f. Evite criticar y condenar.g. No muestre sorpresa o asombro con

nada de lo que la persona diga.h. Actúe con naturalizad. Construya un

clima positivo y amigable.i. Deje que el Espíritu Santo actúe. Sea

un instrumento dócil en las manos del Salvador.

j. Pida disculpas por las heridas del pa-sado. Aproveche la oportunidad para sanar las heridas causadas.

k. Recuérdele que Dios no se equivoca y nunca falla. Él siempre es justo, amo-roso y leal.

l. Tenga en mente que su visita tiene el objetivo de rescatarlos, y no de discu-tir con ellos.

m. Dígale cuán importante es mirar a Je-sús, porque Él nunca falla.

n. Procure compartir la experiencia que usted tuvo y tiene con Jesús.

o. De acuerdo a las circunstancias, lleve revistas, libros, CDs, DVDs, etc.

p. Jamás traicione su confianza, nunca cuente lo que le reveló en privado.

q. Evite comentarios. No contradiga a la persona visitada cuando le reclame de alguna cosa pasada que provocó su salida de la iglesia.

r. Jamás diga que él es un apóstata. Ese término es muy duro para ser usado con los que fueron heridos en la batalla entre el bien y el mal, y se alejaron del Señor.

s. Dispóngase a ayudar a la persona.t. Termine la visita con una oración.u. Después de la oración, despídase y

salga inmediatamente.v. Después de algunas visitas previas,

haga una exclusivamente para invi-tarle al Programa “Vuelve a Casa” y entréguele la tarjeta de invitación pre-parada para la ocasión.

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PROGRAMA DE RESCATE Vuelveacasa

FICHA DE REGISTRO PARA LA VISITACIÓN“VUELVE A CASA”

Iglesia/Grupo Organizado:……………………………………………………………

Nombres y apellidos:.………………………………………………………………

Dirección:………………………………………………………….………………

……………………………………………………………………………………

Teléfono:…………………………………… E-mail:...…………………………

Condición actual:

( ) Alejado ( ) Excluido de la feligresía

¿Hace cuánto tiempo? ………… años

Visita de contacto – frecuencia

1. …..…/……../………. 3. …..…/……../……….

2. …..…/……../………. 4. …..…/……../……….

Materiales religiosos entregados: Libros…………………. Revistas……………… CDs/DVDs……………….

Receptividad del visitado

( ) Óptima ( ) Buena ( ) Regular ( ) Fría

Lugar:……………………………………………. Fecha:.……../….……/….…

Responsable (s) de la visitación:..……………………………………………………

……………………………………………………………………………………

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San Lucas 15:11 - 24

IntroducciónEl mensaje para hoy estará centrado en una de las parábolas de nuestro Señor Jesús. Po-siblemente, la más famosa de todas las que Él pronunció: La parábola del hijo pródigo.

Busquemos y leamos en nuestras Biblias en San Lucas 15:11 – 24. 1. El privilegio de estar en casa También dijo: Un hombre tenía dos hijos

(v.11). - Ambos hijos tenían todo lo que necesi-

taban. Tenían comida, ropa, una buena casa; pero por sobre todo, tenían el amor paternal. Ellos disfrutaban del privilegio de estar en casa.

- Es realmente un privilegio estar en el ho-gar. Disfrutar de la presencia de los pa-dres y de todo lo que ellos, en su amor, nos puedan ofrecer.

- Sin embargo, el mayor privilegio es estar en la casa de Dios. Disfrutar de la pre-sencia de nuestro Padre celestial y de sus bendiciones, vivir bajo su cuidado y protección.

- La Iglesia Adventista es una gran fami-lia, Dios es nuestro padre y todos somos hermanos. Es nuestro privilegio convivir juntos como familia, mientras espera-mos el regreso de Jesús.

- Existen muchas organizaciones a las cuales podemos pertenecer, pero nin-guna de ellas puede compararse con

la alegría de formar parte de la familia adventista.

- En toda convivencia existen algunas di-ficultades, las cuales son parte del pro-ceso de conocimiento y aceptación, pero Dios pone en nuestros corazones abun-dante amor, de tal modo que podamos convivir en armonía y unidad.

- ¿Ha reflexionado usted en cuanto a la alegría y el privilegio que significa estar en la casa de Dios y formar parte de la familia adventista?

2. La ilusión de salir de casa Y el menor de ellos dijo a su padre: Pa-

dre, dame la parte de los bienes que me corresponde; y les repartió los bienes.

No muchos días después, juntándolo todo el hijo menor, se fue lejos a una provincia apartada; y allí desperdició sus bienes viviendo perdidamente

(v. 12, 13).

- Aunque el hijo menor tenía también el privilegio de estar en casa, sin embargo, en su corazón existía una peligrosa ilu-sión, él creía que lejos de su hogar y de su padre la vida sería mejor. Él pensaba que sería muy feliz cuando pudiera em-plear, de acuerdo con su propio parecer, la parte de la herencia que le correspon-día, sin sentirse impedido por las reco-mendaciones o los consejos de su padre.

- Evidentemente estaba cansado de las restricciones, y sintiendo equivocada-mente que su libertad era limitada por un padre que, según él, era egoísta y

SERMÓN PARA EL PROGRAMA DE RESCATE: ¡VUELVE A CASA!Diciembre 2010

HIJO, ¡VUELVE A CASA!

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pensaba sólo en sus propios intereses. Deseaba, por sobre todas las cosas, hacer lo que más le agradaba. Sabía perfectamente lo que quería o, por lo menos, pensaba que lo sabía.

- Pero lo peor era que no entendía el hecho de que su padre realmente lo amaba; y que las recomendaciones y correcciones que le hacía era pensando solamente en su felicidad.

- El joven no escogió establecerse cerca de su hogar, como para poder visitar a su pa-dre de vez en cuando y recibir algún con-sejo, procuró liberarse de todas las res-tricciones de casa yéndose lo más lejos posible. Sin duda, deseaba olvidarlo todo.

- La “provincia apartada” a la que él se fue a vivir, representa, por lo tanto, el aleja-miento de Dios y su consecuente olvido.

- En el corazón del cristiano, a veces, ger-mina la peligrosa ilusión de creer que le-jos de Dios y de su iglesia las cosas irán mejor. No nos conformamos con el amor de Dios, queremos experimentar de lo que hay allá afuera, queremos salir a “vi-vir la vida”; creemos que Dios nos prohíbe demasiadas cosas; muchas veces pensa-mos que la libertad se encuentra lejos de Él y de su iglesia.

3. La frustración lejos de casa Y cuando todo lo hubo malgastado, vino

una gran hambre en aquella provincia, y comenzó a faltarle.

Y fue y se arrimó a uno de los ciudadanos de aquella tierra, el cual le envió a su ha-cienda para que apacentase cerdos.

Y deseaba llenar su vientre de las algarro-bas que comían los cerdos, pero nadie le daba (v. 14 - 16).

- Su fortuna le había parecido tan grande, que pensó que podía gastar libremente,

sin necesidad de reponer el dinero, sin embargo, la herencia desapareció repen-tina e inesperadamente. Y para empeorar su situación, “vino una gran hambre en aquella provincia”, fue entonces cuando la ilusión empezó a convertirse en frus-tración.

- La Palabra de Dios expresa que “co-menzó a faltarle”, y eso es lo que real-mente sucede cuando nos alejamos de Jesús, todo comienza a faltar, nos falta felicidad, nos falta tranquilidad, nos falta aquello que pueda darle pleno sentido a nuestra vida.

- El joven que se había jactado de su liber-tad, ahora se encontraba esclavo. Estaba sometido al peor de los yugos, estaba de-tenido con las cuerdas de su pecado. El esplendor y el brillo que lo deslumbraron habían desaparecido. Sentado en el suelo de aquella tierra desolada, azotado por el hambre, sin otra compañía que los cer-dos, se resignó a saciarse con los desper-dicios con que se alimentaban las bestias. No conservaba la amistad de ninguno de los alegres compañeros que lo rodeaban en sus días de prosperidad; se creyó fe-liz, pero ahora, sin dinero, sufriendo de hambre, descubre que su ilusión juvenil se convirtió en la más triste frustración.

- Quienquiera que intente vivir lejos de Dios, está malgastando su vida, desperdi-ciando los años mejores, destruyendo sus facultades, y labrando su propia banca-rrota para la eternidad.

- Lejos de Dios sólo existe frustración, dolor, tristeza. Tal vez estás pasando por esta dura experiencia, posiblemente co-rriste ilusionado para “vivir la vida”, te alejaste de Jesús y descubriste que todo es pasajero; que aquello que parecía feli-cidad finalmente terminó en tristeza, tal vez ya se acabó la alegría en tu hogar y

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encuentras que nadie puede darte una salida. Este es el momento en que Dios quiere decirte algo muy especial.

4. La decisión de volver a casa Y volviendo en sí, dijo: ¡Cuántos jornaleros

en casa de mi padre tienen abundancia de pan, y yo aquí perezco de hambre!

Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de ser llamado tu hijo; hazme como a uno de tus jornaleros (v. 17 - 19).

- Después de haber caído hasta el fondo, pensó en la amabilidad y bondad de su padre y sintió la necesidad de volverlo a ver. Por su propia culpa se encontraba sin amigos y sufriendo privaciones. Su desobediencia y pecado habían dado como consecuencia que ahora se encontrara separado de su progenitor.

- Algunas personas parecen ir a la deriva, llevados por las corrientes de la vida y sin pensar seriamente, hasta que se en-frentan con difíciles problemas. El joven pródigo había estado, sin duda, fuera de sí, pero su terrible necesidad lo obligó a volver en sí. Se encontró consigo mismo y comenzó a comprender cuán necio ha-bía sido.

- La libertad de la cual se había jactado, finalmente había resultado ser la peor clase de esclavitud, esto había ocurrido siempre, pero el joven no se había dado cuenta. Este era el punto culminante de una vida guiada según la filosofía del mundo materialista. Su condición era el resultado de su propio proceder. Precisa-mente ahora, comenzaba a cobrar signifi-cado la sabiduría que su padre tenía.

- La Palabra de Dios afirma que el joven ex-clamó “me levantaré”, entonces se levan-

tó del letargo y de la desesperación que habían oscurecido su vida con la siniestra amenaza del desastre y la desolación. Aún no tenía un concepto correcto de la naturaleza del amor de su padre, sin em-bargo, la justicia de su progenitor le había producido la esperanza de que lo trataría así como trataba a sus jornaleros.

- Apreciado hermano o hermana que un día te apartaste de Jesús, este es el mo-mento en que puedes volver en sí y darte cuenta que es mejor volver a casa, hoy puedes decir “me levantaré e iré a mi pa-dre”. Deja de correr lejos de Dios, es hora de volver a casa.

5. La bienvenida al volver a casa Y levantándose, vino a su padre. Y cuan-

do aún estaba lejos, lo vio su padre, y fue movido a misericordia, y corrió, y se echó sobre su cuello, y le besó.

Y el hijo le dijo: Padre, he pecado contra el cielo y contra ti, y ya no soy digno de ser llamado tu hijo.

Pero el padre dijo a sus siervos: Sacad el mejor vestido, y vestidle; y poned un anillo en su mano, y calzado en sus pies.

Y traed el becerro gordo y matadlo, y co-mamos y hagamos fiesta;

porque este mi hijo muerto era, y ha re-vivido; se había perdido, y es hallado. Y comenzaron a regocijarse (v. 20 - 24).

- No hay episodio más hermoso en esta historia que la bienvenida dada por el padre cuando su hijo perdido regresa al hogar.

- Todos los días este padre esperaba ver a su hijo volviendo a casa, y aquel día tan esperado había llegado. A pesar de que en el rostro de su hijo se reflejaba las huellas de una mala vida, logró iden-tificarlo a la distancia. No esperó a que

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éste llegara hasta el hogar, sino que se apresuró a ir a su encuentro. No le dirigió reproches, no le preguntó en qué había malgastado el dinero, no le echó en cara su mala conducta pasada, para hacerle sentir cuán bajo había descendido. Le abrazó y besó fuertemente. Tomó al hijo rebelde sobre su pecho, le puso su propio manto en derredor de su cuerpo casi des-nudo. Le recibió en su corazón con tanto calor y manifestó tanta compasión que, si el hijo había dudado alguna vez de la bon-dad y del amor de su padre, no podía ya continuar haciéndolo.

- Desde el primer momento el padre lo re-cibió como hijo y no como siervo. El joven se encontró no en la condición de siervo, como lo había esperado, sino como invi-tado de honor en un banquete celebrado para festejar su regreso.

- El padre del hijo pródigo es el modelo que Cristo elige como una representación de Dios. Ese padre anhela ver y recibir una vez más al hijo que lo ha abandonado. Lo espera y vela por él, ansiando verlo, es-perando que venga. Notemos cuán tierno y misericordioso es el Señor en su trato con sus criaturas. El brazo del Padre está puesto en derredor de su hijo arrepentido; las ropas del Padre cubren sus andrajos; el anillo está puesto en su dedo como se-ñal de realeza.

- “Jesús presentó la parábola del hijo pródigo con el fin de exponer acertada-mente el cuidado tierno, amante y mise-ricordioso ejercido por su Padre. Aunque sus hijos yerren y se aparten de él, si se arrepienten y vuelven, él los recibe con el

gozo manifestado por un padre terrenal que recibe a su hijo perdido durante lar-go tiempo pero que regresa arrepentido” (El evangelismo, 47).

- Apreciado hermano o hermana, Dios está esperando que tú vuelvas a casa, Él está con los brazos abiertos para darte la bien-venida al hogar, es hora de volver.

Llamado ¿Has escogido tú, hermano o hermana, tu

propio camino? ¿Has caminado lejos de Dios? ¿Has procurado deleitarte con las cosas que el mundo ofrece, para hallar tan sólo que se vuelvan ceniza en tus la-bios? ¿Te sientes solo y triste?

Escucha lo que Dios te dice en esta cita inspirada:

“Nunca se ofrece una oración, aun bal-buceada, nunca se derrama un lágrima, aun en secreto, nunca se acaricia un de-seo sincero, por débil que sea, de llegar a Dios, sin que el Espíritu de Dios vaya a su encuentro. Aun antes de que la oración sea pronunciada, o el anhelo del corazón sea dado a conocer, la gracia de Cristo sale al encuentro de la gracia que está obrando en el alma humana” (Palabras de Vida del Gran Maestro, 163).

Hoy, Jesús ha salido a tu encuentro, ven a él. Ahora es el momento en que puedes levantarte y venir a Jesús. Hoy puedes comenzar de nuevo. Jesús te espera con los brazos abiertos y te dice: HIJO, ¡VUEL-VE A CASA!

Amén.

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