Upload
others
View
9
Download
0
Embed Size (px)
Citation preview
1
HISTORIA DE LA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y
ECONÓMICAS, 1975-2005: UNA APROXIMACIÓN
Autores:
Juan David Montoya Guzmán
César Augusto Lenis Ballesteros
Catalina Castrillón Gallego
Coordinadora:
María Claudia Saavedra Restrepo
UNIVERSIDAD NACIONAL DE COLOMBIA
FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y ECONOMICAS
MEDELLIN
2006
2
TABLA DE CONTENIDO
Pág.
PRIMERA PARTE…………………………………………………………………....5
I. LOS ORÍGENES DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR……………………………..5
Introducción…………………………………………………………………………….5
1.1. La universidad colonial: entre el dogmatismo y el aislamiento................................6
1.2. Universidad y conocimiento en Colombia, siglos XIX y XX……………………..10
1.3. El triple proyecto educativo antioqueño: la Universidad de Antioquia, la Escuela
Nacional de Minas y la Escuela Nacional de Agronomía……………………………...20
2. La profesionalización de las Ciencias Sociales……………………………………...22
2.1. La Historia como disciplina: una aproximación…………………………………...22
2.2. Los inicios de la Economía en Colombia………………………………………….29
2.3. Economía Agrícola: la preocupación por el mundo rural………………………….33
2.3. La formación de la Ciencia Política colombiana…………………………………..37
SEGUNDA PARTE…………………………………………………………………...40
I. LA REFORMA PATIÑO: LA MODERNIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE COLOMBIA, 1964 -1974…………………………………………...40
1. La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas: sus inicios, 1975………………..43
1.1. Los primeros años de la Facultad………………………………………………….51
TERCERA PARTE…………………………………………………………………...56
I. LA BASE DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR: LOS PREGRADOS………………56
1. La consolidación del proyecto académico…………………………………………...56
2. Economía…………………………………………………………………………….57
3. Historia………………………………………………………………………………60
4. Ciencia Política………………………………………………………………………64
CUARTA PARTE……………………………………………………………………68
3
I. LA ESPECIALIZACIÓN DE CONOCIMIENTOS Y SU ARTICULACIÓN CON
LA SOCIEDAD: LOS POSTGRADOS EN LA FACULTAD………………………68
1. Principios y objetivos de los postgrados en la Universidad Nacional de Colombia...69
2. Los postgrados de la Facultad……………………………………………………….71
2.1. La maestría en Historia……………………………………………………………71
2.2. El doctorado en Historia…………………………………………………………..73
2.3. La especialización en Economía Internacional……………………………………75
2.4. La maestría en Ciencias Económicas……………………………………………...76
2.6. La especialización en Estética……………………………………………………..77
2.7. La maestría en Estética…………………………………………………………….79
2.8. La especialización en Ciencia Política…………………………………………….79
QUINTA PARTE……………………………………………………………………..81
I. ACTIVIDADES DE EXTENSIÓN E INVESTIGACIÓN…………………………81
1. Actividades de extensión…………………………………………………………….81
2. Los eventos académicos……………………………………………………………..83
2.1. El Seminario de Grandes Pensadores……………………………………………...83
2.2. Las Actividades en la Biblioteca Pública Piloto de Medellín……………………..85
2.3. Los congresos de Historia de Colombia…………………………………………..86
3. Las unidades de apoyo académico-administrativo………………………………….90
3.1. La unidad de informática y comunicaciones……………………………………...90
3.2. La unidad de información y documentación –UNID- y la unidad de ayudas
docentes –UNADO -…………………………………………………………………...91
3.3. La unidad de administración documental y microfilmación………………………92
4. El Archivo Histórico Judicial de Medellín…………………………………………..93
5. El Centro de Gestión Empresarial –CEGE ………………………………………….95
6. El Centro de Idiomas………………………………………………………………...96
7. La producción académica: publicaciones de la Facultad…………………………….98
7.1. Iniciativas estudiantiles…………………………………………………………...102
8. Actividades de investigación……………………………………………………….104
8.1. El Taller del Territorio y el Paisaje………………………………………………106
8.2. Los Grupos de Investigación……………………………………………………..107
BIBLIOGRAFÍA…………………………………………………………………….112
4
I. Archivos……………………………………………………………………………112
II. Fuentes secundarias………………………………………………………………112
ILUSTRACIONES
I. Escuela Nacional de Minas, 1932……………………………………………………21
II. Escuela Nacional de Agronomía……………………………………………………22
III. Facultad Nacional de Minas……………………………………………………….42
IV. Predios de la Facultad Nacional de Agronomía, ca. 1970…………………………47
V. Instalación del Primer Seminario sobre la enseñanza de las Ciencias Sociales en las
universidades del Estado. Medellín, 1976……………………………………………..48
VI. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas…………………………………….56
VII. Evento en la Biblioteca Pública Piloto, Medellín, 1998…………………………..85
VIII. Centro de informática. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, 2002……91
IX. Archivo Histórico Judicial de Medellín. Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas, Bloque 46. 2001………………………………………………………….94
X. Laboratorio del Centro de Idiomas, 2003…………………………………………...97
XI. Grupo de investigación……………………………………………………………108
GRÁFICAS
I. Facultades y Departamentos de la Universidad Nacional en 1975………………49-50
II. Plan de estudios de la carrera de Economía, 2005………………………………59-60
III. Primer programa curricular de la carrera de Historia………………………………61
IV. Plan de estudios vigente de la carrera de Historia……………………………...63-64
V. Plan de estudios vigente para el año 2003…………………………………………..66
PRIMERA PARTE
I. LOS ORIGENES DE LA EDUCACION SUPERIOR
5
INTRODUCCIÓN
Durante largo tiempo, lo que pudiera reconocerse como Ciencias Sociales estuvo
emparentado con la otrora tradicional cultura humanista de la élite colombiana y con el
no menos tradicional arraigo de la carrera de Jurisprudencia. El llamado humanismo
estuvo circunscrito más al estudio de la lengua castellana y menos a la redacción de
ensayos sobre los problemas sociales. Los abogados fueron la base de la actividad
intelectual, en una sociedad donde esta profesión legitimaba una amplia gama de
actividades de la clase dominante. El legendario título de “Doctor en Derecho”
encerraba, hasta hace poco tiempo, la autoridad de opinión en materias que hoy en día
se identifican con la Historia, la Filosofía, la Economía, la Sociología y la Ciencia
Política. El siglo XIX, particularmente en su segunda mitad, fue muy rico en abogados
ensayistas que se ocuparon de variados temas. Manuel Ancízar, Salvador Camacho
Roldán, José María y Miguel Samper, son ejemplos de nombre suficiente. La primera
mitad del siglo XX fue menos prolífica para el Derecho pero más fructífera para la
ingeniería civil y la agronomía, con la puesta en marcha de la Escuela Nacional de
Minas y la Escuela de Agricultura Tropical y Veterinaria, en Medellín. El abogado Luis
Eduardo Nieto Arteta, el ingeniero Alejandro López y los médicos Emilio Robledo y
Luis López de Mesa son conocidos por sus ensayos que no tienen nada que ver con su
profesión formal.
Este panorama permite comprender por qué razón, de las facultades de Derecho
surgió la tardía profesionalización de las Ciencias Sociales en Colombia. Hubo un
esbozo de profesionalización a partir del gobierno de Alfonso López Pumarejo (1934-
1938), proveniente del Derecho y de la carrera de Maestro. La Contraloría General de la
República, la Escuela Normal Superior y el Instituto Etnológico Nacional formaron un
pequeño grupo de profesionales dedicados a la Antropología, la Historia y la Economía.
Pero fue en la Universidad Nacional de Colombia donde se inició la profesionalización
de las Ciencias Sociales, comenzando con la carrera de Economía en 1946 y siguiendo
con Sociología en 1959 e Historia en 1963.
1.1 LA UNIVERSIDAD COLONIAL: ENTRE EL DOGAMATISMO Y EL
AISLAMIENTO
Las primeras instituciones educativas del Nuevo Reino de Granada datan de finales del
siglo XVI. Durante la primera etapa del poblamiento español, una vez instalada la Real
Audiencia de Santa Fe en 1550, los conventos fueron autorizados para impartir
6
instrucción a clérigos y seglares en cátedras de gramática y lectura. Así lo hicieron las
primeras órdenes monásticas que llegaron al Nuevo Reino, es decir, franciscanos,
agustinos y dominicos. Colegios y universidades con autorización para dar títulos de
licenciados y doctores sólo aparecieron a comienzos del siglo XVII. En 1605, Fray
Bartolomé Lobo Guerrero fundó el Colegio de San Bartolomé y a mediados de la
centuria, en 1654, apareció el Colegio Mayor de Nuestra Señora del Rosario creado por
Fray Cristóbal de Torres. En 1623 los jesuitas recibieron autorización Real para fundar
la Universidad Javeriana, institución que otorgó los primeros títulos de doctor en
jurisprudencia y teología. Tres años más tarde los dominicos establecieron la
Universidad Tomística que sólo funcionó realmente a partir de 1636. Por el mismo
período se abrieron colegios seminarios en Popayán, Tunja y Cartagena.1
Colegios y universidades solían tener tres ciclos de estudio: Artes, Teología y
Cánones. El ciclo de Artes, que correspondía al tradicional studium generale (estudio
general) de las universidades medievales, era un período de iniciación equivalente en
sus fines al bachillerato moderno. Duraba de dos a tres años y en él se enseñaban
gramática, retórica, lógica, metafísica y algo de matemáticas y física. Los de Teología y
cánones duraban cuatro años. El contenido de todas estas materias se tomaba de
Aristóteles, Santo Tomás y los maestros escolásticos. La enseñanza se hacía en latín.
El método de enseñanza era de rigurosa estirpe escolástica. Se fundaba en la
Dictatio y la Disputatio. Primero el maestro leía un texto y luego los alumnos resolvían
preguntas y sacaban conclusiones, o conclusioncillas, como se les llamaba entonces.
Tomando las frases leídas por el maestro como premisas, venía la conclusión precedida
del respectivo ergo. De ahí el nombre de enseñanza ergoísta del que tan
desdeñosamente hablaban los virreyes, los funcionarios y los criollos ilustrados que
reclamaban una educación fundada sobre métodos modernos y cuyo contenido fueran
las ciencias experimentales. Los temas preferidos eran de carácter teológico: la gracia,
la predestinación, el probabilismo, la inmaculada concepción, la comunión de los
indios. Si se trataba de los que entonces se llamaba Física, las disputas versaban sobre el
movimiento, la fuerza o la generación de los animales. En Jurisprudencia se estudiaban
las Partidas, las Municipales, y los textos de los grandes canonistas y filósofos
escolásticos, como Melchor Cano y Suárez, en particular. Este último fue prohibido a
raíz de la expulsión de los jesuitas del imperio español, ordenada por Carlos III en 1767,
1 Cf. Fray José Abel Salazar, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de Granada,
Madrid, Concejo Superior de Investigaciones Científicas, 1946.
7
debido a que sus enseñanzas resultaban contrarias al regalismo imperante en los medios
gubernamentales.2
Este tipo de educación universitaria satisfizo las necesidades de una sociedad en
la que las únicas funciones especializadas eran el sacerdocio y la jurisprudencia.
Preparaba clérigos y abogados, que necesitaban estudiar teología, leyes y algo de lógica,
correspondía a una sociedad agraria, comercial y minera, actividades que se
desarrollaban con tecnología y las prácticas más primitivas, transmitidas por tradición,
en las cuales “no entraba” ningún conocimiento científico. La agricultura desconocía la
técnica del abono o no la usaba, los arados eran de madera y en algunos casos de hierro,
la rotación de cultivos y el mejoramiento de las semillas eran desconocidas.3 Las
manufacturas y el comercio presentaban un panorama idéntico de simplicidad.4 Algo
semejante podría decirse de la minería que hasta finales del siglo XVIII seguía
explotándose casi exclusivamente en los ríos. Por excepción se explotaban algunas
minas de veta y solo estas últimas necesitaban técnicas e inversiones de capital
considerables.5
La cultura media de los habitantes del Nuevo Reino, aún de los de las capas más
altas, tampoco exigió una educación diferente. Como los únicos objetivos eran mantener
la “condición” de persona educada y prepararse para salvar el alma, bastaban la
educación religiosa, el latín y algún conocimiento de los autores clásicos. Fue en el
siglo XVIII cuando apareció la necesidad de una reforma de los estudios superiores y la
idea de crear una nueva universidad. Esto fue lo que trató de hacer el virrey Manuel de
Guirior cuando en 1774 encomendó al fiscal Francisco Antonio Moreno y Escandón la
elaboración de un plan para fundar una universidad pública, aprovechando los bienes
expropiados a la compañía de Jesús.6
La formulación del plan de Moreno y Escandón estuvo precedida por una
prolongada crítica a los estudios tradicionales, calificados de inútiles y por la exigencia
de incorporar a ellos las “ciencias útiles” indispensables para el aprovechamiento de las
2 Jaime Jaramillo Uribe, “Esquema Histórico de la Universidad Colombiana”, en: Revista de la Cámara
de Comercio de Bogotá, Bogotá, No. 24, Septiembre de 1976, p. 10. 3 Cf. Pedro Fermín de Vargas, Pensamientos políticos [ca.1789-1806], Bogotá, Nueva Biblioteca
Colombiana de Cultura, 1986. 4 Francisco Silvestre, “Apuntes reservados” [1789], en: Relaciones e informes de los gobernantes de la
Nueva Granada, tres tomos, (editor): Germán Colmenares, Bogotá, Biblioteca Banco Popular, 1989, T. II,
pp. 35-152. 5 Cf. Robert West, La minería de aluvión en Colombia durante el período colonial [1952], Bogotá,
Imprenta Nacional, 1972. 6 Archivo General de la Nación (Bogotá), (de ahora en adelante se citará A. G. N.), Colegios, T. II, ff.
568 r –309 r.
8
“innumerables riquezas” del Nuevo Reino. El plan de Moreno y Escandón no era
revolucionario ni heterodoxo. Dentro de una aposición ecléctica intentaba armonizar la
tradición con la necesidad de reformas. Calificaba los estudios anteriores de verbalistas,
dogmáticos y carentes de aplicación práctica, pero mantenía el contenido católico y aún
escolástico de los estudios que mas directamente podían influir en la formación moral,
religiosa y política de los escolares. Introducía el estudio de las Matemáticas que debían
enseñarse por los textos del filósofo alemán Wolf y el estudio de la Física de Newton.
Para el Derecho y la Filosofía se acudía a Melchor Cano y al mismo Santo Tomás, pero
se agregaba la consideración de numerosos teólogos franceses como Abelly, Duviat y
Fleury.7
El plan de Moreno y Escandón nunca fue puesto en práctica, por razones
financieras y por insuficiencia de catedráticos, según lo explicarían más tarde las
autoridades virreinales, pero también por razones políticas, en efecto, la política
borbónica tanto en el campo económico, como en el administrativo y cultural estuvo
siempre afectada por una evidente ambigüedad cuando se trató de ejecutarla en los
territorios americanos. De la misma forma que no se quería ir muy lejos en el fomento
económico, en la liberalización del comercio o en cualquier aspecto de la reforma
social, tampoco en el campo de la educación se quería pasar ciertos límites. 8
En los años siguientes, los esfuerzos de modernización de la cultura se
concentraron en las actividades de José Celestino Mutis y su Expedición Botánica, pero
todo indica que la enseñanza universitaria regresó a los métodos y contenidos
tradicionales. La cátedra de Medicina y Matemáticas sustentada por Mutis en el Colegio
del Rosario, representó para los neogranadinos la única posibilidad de ponerse en
contacto con la ciencia moderna. Pero como las tareas de la Expedición Botánica y los
encargos sobre estudios mineros que el arzobispo - virrey Antonio Caballero y Góngora
hiciera al médico gaditano lo mantenían fuera de Santa Fe, la cátedra quedó vacante
durante varios años. En 1785, uno de los discípulos de Mutis, Juan Fernando Vergara,
aspirante a sustituirlo, escribió al virrey en forma patética: “las sociedad humana apenas
subsistiera y los comercios mas ventajosos o se acabaran o no se hubieran visto si la
7 Renán Silva, Saber, Cultura y Sociedad en el Nuevo Reino de Granada, siglos XVII Y XVIII, Medellín,
La Carreta Editores, 2004, pp. 107-199. 8 Cf. Anthony Mcfarlane, Colombia antes de la Independencia. Economía, sociedad y política bajo el
dominio Borbón, Bogotá, Banco de la República / El Áncora Editores, 1997.
9
astronomía o la geografía se perdieran o no hubiéramos tenido la felicidad de que se
hubieran inventado…”9
Las décadas finales del virreinato no debieron aportar modificaciones a la
penuria de la situación de los estudios superiores. Al comenzar el siglo XIX el virrey
Pedro de Mendinueta se quejaba del atraso de los estudios en los Colegios del Rosario y
San Bartolomé, y en la Universidad Tomística, de los dominicos. La cátedra de
Matemáticas que la ausencia de Mutis había dejado vacante, no se había provisto aún
por falta de fondos para sufragarla y de alumnos interesados en su enseñanza. Carecía
de rentas y aún de discípulos. Afirmaba el virrey Mendinueta en su Relación de Mando
de 1803: “… Por que no abre carrera para las demás ciencias como la filosofía
escolástica, y faltando todo estímulo para la aplicación de la juventud, no es de extrañar
se mire con indiferencia un estudio tan útil.”10 Insistía el virrey en la necesidad de crear
la universidad pública que se había prometido desde 1764 y proponía financiarla con las
numerosas capellanías y vacantes que usufructuaban sin derecho algunos beneficiarios.
Resumía la situación de la enseñanza en el Nuevo Reino con estas palabras:
… La falta de conocimientos útiles no ha permitido aprovechar los recursos
de la naturaleza vigorosa y fecunda en una inmensidad de producciones. Sin
las ciencias no pueden prosperar las artes, y sin éstas falta la ocupación
necesaria a una grande parte de los ciudadanos en todo país culto. […] Los
que la tienen [conocimientos] puede decirse que la han adquirido mas bien
en sus gabinetes, a esfuerzo de un estudio particular auxiliado de sus propios
libros, que en los colegios y aulas públicos, estando en ellas limitada toda la
enseñanza a una mediana latinidad a la filosofía peripatética de Gaudín, a la
teología y derechos civil y canónico según el método y autores que
prescribió la junta de estudios de trece de octubre del año de 1779,
derogando al mismo tiempo el sabio plan que regía apenas desde el 74,
formado por el Fiscal que fue de esta Real Audiencia, D. Francisco Antonio
Moreno, con una ilustración y métodos superiores a los alcances literarios de
los contemporáneos.11
El proyecto del Absolutismo en el terreno de la educación pasaba por la creación
de una nueva “nobleza civil”, (la “juventud del Reyno”), separada de los viejos cuerpos
religiosos, de las familias, los clanes y los círculos tradicionalmente dominantes; un
proyecto que se apoyaba en una nueva generación de “criollos” educados en la llamada
“filosofía moderna” –los conocimientos de pretensión empírica y con vocación de
utilidad social-; jóvenes provenientes la mayoría de ellos de familias y grupos que
9 A.G.N., Colégios, T. I, f. 1021 v. 10 “Relación del estado del Nuevo Reino de Granada, presentado por el Excmo. Sr. Virrey D. Pedro
Mendinueta a su sucesor el Excmo. Sr. D. Antonio Amar y Borbón. Año de 1803”, en: Relaciones e
Informes…, Op. Cit., p. 92. 11 Ibíd., pp. 90-91.
10
pertenecían a las últimas generaciones de peninsulares llegados al Nuevo Reino de
Granada desde la segunda mitad del siglo XVIII, y a través de los cuales la Corona
española aspiraba tanto a la difusión del imaginario del Absolutismo, como a controlar
una sociedad que desde el siglo XVI se escapaba de su autoridad. Una juventud (entre
los que se encontraban Francisco José de Caldas, los hermanos Camilo y Jerónimo
Torres, José Manuel Restrepo, José María Cabal, entre otros), en busca de formas de
“ennoblecimiento”, que no podía encontrar por fuera de los marcos de la política
imperial y de los desarrollos de la administración colonial, y que fue por ello uno de los
soportes del proyecto de “invención de la monarquía absoluta” en América, aunque
muchos afirmaron, después de 1808, leyendo “el pasado con la clave del presente”,
como lo ha indicado el sociólogo Renán Silva, que sus aspiraciones no eran otras que
las de la independencia nacional, produciendo una mitología que los historiadores del
siglo XIX perpetuarían, acompañada del juicio simplista y unilateral acerca del
despotismo de la monarquía.12
1.2. UNIVERSIDAD Y CONOCIMIENTO EN COLOMBIA, SIGLOS XIX Y XX
La creación y el sostenimiento de instituciones culturales fuertes y sólidas, exige
siempre un entorno favorable, del que se careció en el siglo XIX. No son demasiadas las
investigaciones sobre la universidad colombiana en dicho siglo. Descontado el hecho
visible del propio atraso de la historiografía nacional, posiblemente la razón de esa
ausencia de investigaciones tenga que ver con la propia precariedad del sistema
universitario de entonces, para el caso de que resulte correcto utilizar la expresión
“sistema universitario” en la Colombia del siglo XIX.
El retraso económico, el peso de la herencia cultural de la sociedad colonial, la
pobreza de la sociedad misma y, sobre todo, la inestabilidad política -expresada en los
enfrentamientos partidistas y en las repetidas guerras civiles-, son los datos básicos del
primer siglo de vida republicana, y un contexto en el cual resultó difícil el florecimiento
de una institución universitaria con un cuerpo docente estable, con al menos atisbos de
programas de investigación, con una población universitaria creciente, reclutando sus
12 R. Silva, Saber, cultura…, Op. Cit., p. 11.
11
miembros de manera amplia en capas sociales diversas de la población, sobre la base de
criterios de mérito y con un sistema de carreras universitarias diversificadas.13
Nada de lo anterior es posible encontrar en el siglo XIX colombiano, pero no
hay que hacerse un cuadro demasiado sombrío de la situación, pues a pesar de los
esfuerzos de Alexander Von Humboldt y de Napoleón Bonaparte, la universidad
moderna -diferente de los modelos originales de Paris, de Salamanca o de Bolonia- ha
sido en sentido estricto una realidad del siglo XX.
Por lo demás, considerado el sistema universitario en términos de proyectos y de
políticas educativas, lo que llama la atención es la modernidad -y a veces la audacia- de
las formulaciones de los responsables de la educación y de los hombres de gobierno que
en la Colombia del siglo XIX intentaron dar vida a un conjunto de ideales educativos
en los que tenían posiblemente una confianza exagerada.14 Pero, el casi nulo desarrollo
económico -por lo menos hasta 1880- y el torbellino de la política conspiraron a lo largo
de todo el siglo y llevaron al naufragio las que aparecían como las mejores intenciones.
Como testimonio de esos propósitos y como prueba de lo que se ha llamado el
“proyectismo” de los políticos del siglo XIX nos ha quedado la huella de una amplísima
legislación universitaria, que no es expresión simplemente de lo que algunos denominan
el “legalismo” de los colombianos, sino ante todo, la prueba de que las mejores políticas
educativas no tienen ninguna posibilidad de aplicación cuando no encuentran un
entorno institucional favorable, o cuando no son capaces de crearlo.15
Así pues, quien se ocupa de la universidad del siglo XIX en Colombia debe
saber que, en buena parte, antes que con el análisis de funcionamientos institucionales
concretos, el historiador debe disponerse a la consideración de proyectos fracasados o
de realizaciones que sólo muy tenuemente lograron aquello que se proponían.
Eso es lo primero que se constata cuando se examinan las propuestas y
realizaciones del proyecto “santanderista” (1826-1840) de creación de un sistema
universitario centralizado, monopolizando la formación profesional, con niveles
académicos similares a los de Europa, con una estructura curricular moderna y gozando
13 Renán Silva, “La universidad colombiana en el siglo XIX. Entre la precariedad, la politización y las
guerras civiles”, en: Revista Credencial Historia, Bogotá, Banco de la República, No. 154, octubre de
2002, pp. 9-11. 14 No hay que olvidar que uno de los aspectos más interesantes que ocurrieron en el siglo XIX es la
reinvención de la universidad como un lugar para la creación como también para la reproducción del
conocimiento. Cf. Immanuel Wallerstein, “Abrir las Ciencias Sociales”, en: Revista Colombiana de
Educación, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, No. 32, 1996, p. 114. 15 Hernando Restrepo Toro, “Pensamiento político en torno a la universidad colombiana”, en: Revista de
Extensión Cultural, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, No. 16-17, abril de 1984, pp. 47-54.
12
de relativa libertad académica, ya que a principios de esa década de 1840 lo que se
podía constatar era la multiplicación en provincia de “cátedras universitarias”
funcionando por fuera de todo control, una baja calidad de los procesos de formación y
sobre todo un gran desacuerdo político e ideológico en torno a los fines que debería
cumplir la enseñanza universitaria, que por el momento parecía ser tan solo un lugar de
paso de jóvenes de clase media que encontraban más bien sus posibilidades sociales en
la actividad política, a pesar del intento inicial de los “neoborbones” de favorecer el
estudio de las ciencias útiles y de aplicación práctica.16
Después de 1842 y a través de una de las reglamentaciones más prolijas que se
conocieron en el siglo XIX, los conservadores, representados de manera visible por
Mariano Ospina Rodríguez, intentaron controlar la politización estudiantil, reglamentar
el acceso al cuerpo docente, controlar la educación universitaria en las provincias y
relanzar el estudio de las “disciplinas prácticas”, bajo la idea de que había que dar
prioridad “a los asuntos industriales y a las ciencias útiles, especialmente aquellas
relacionadas con la agricultura”.
Pero se trató una vez más de un esfuerzo frustrado -a pesar del nuevo Plan de
estudios redactado en 1847 por Rufino Cuervo con los mismos énfasis-, no sólo por la
carencia de recursos que hicieran posible la traída de profesores extranjeros y
laboratorios para garantizar la enseñanza de materias, en general desconocidas, sino
sobre todo por el fuerte rechazo que hacia los conocimientos útiles expresaba una
opinión pública de padres y estudiantes, quienes pudiendo comprender la importancia
teórica de las “nuevas ciencias”, no dejaban de ser sensibles al hecho de que
difícilmente un practicante de esos nuevos saberes encontraría en la sociedad un lugar
para su realización profesional.
Las conocidas reformas liberales del medio siglo, cuyo supuesto básico era el de
terminar de una vez por todas con la “herencia colonial”, significaron para la
universidad el desmonte de los pocos elementos de construcción de un sistema
universitario nacional que se habían logrado. El resultado de la “libertad de enseñanza”
fue por lo menos paradójico, si se recuerdan cuáles eran las intenciones de sus
promotores, puesto que con las reformas se buscaba ante todo desestabilizar las
profesiones universitarias tradicionalmente dominantes: la Medicina y el Derecho. En
verdad, lo que ocurrió fue el desmonte de las cátedras de Ciencias Naturales, las que,
16 Frank Safford, El ideal de lo práctico. El desafío de formar una élite técnica y empresarial en
Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia / El Áncora Editores, 1989, pp. 149-188.
13
dejando de ser obligatorias, como se había establecido en 1842, simplemente fueron
abandonadas por sus asistentes.17
De manera práctica, la organización de un sistema universitario nacional no se
planteará de nuevo hasta 1867, con la fundación de la Universidad Nacional de
Colombia, bajo el Federalismo y con el auspicio de los gobiernos liberales, quienes de
manera perspicaz observaron que en un marco federal extremo como el que había
impuesto la Constitución de Rionegro, la única forma de garantizar la cohesión y unidad
nacionales era a través de un sistema educativo uniforme, cuya cabeza central visible
fuera una universidad que agrupara desde las escuelas de más alta formación hasta las
instituciones de formación de artesanos en oficios prácticos.18
Durante casi veinte años la Universidad Nacional cumpliría -de manera a veces
accidentada- con esa función, y lograría, a través de la centralización de escuelas y de
cátedras, de un sistema de becas para estudiantes de las provincias, de la incorporación
de profesores nacionales y extranjeros, del sostenimiento de laboratorios de ciencias y
del mantenimiento de un clima de libertad intelectual, los primeros gérmenes de una
institución estable, con iniciales trabajos de investigación y con un cuerpo docente que
por primera vez empezaba a formar una comunidad académica regida por convenciones
que no dependían directamente de su adscripción a un bando político.19
En ese marco, el país conocería por primera vez el avance de la enseñanza de la
Medicina sobre el Derecho y la presencia continua de cátedras de Matemática que
permitirían la consolidación inicial de la profesión de ingeniero, hecho que tendría
luego su continuidad en los trabajos de la Escuela de Minas de Medellín, ya durante el
período de la Regeneración, bajo otro clima intelectual y en condiciones de un inicial
desarrollo económico, auspiciado por el auge exportador cafetero.
Pero, la Regeneración significó también el desmonte de la Universidad Nacional
como institución centralizada, pues acusada de ser el centro de "ideologías disolventes"
que habían sido causa de guerras civiles, se procedió a su desmembramiento, aunque
muchos de sus logros en el camino de creación de un sistema universitario nacional
serían ya en adelante un patrimonio del país, como se comprueba al recordar que en ese
17 León Helguera, “La educación durante el primer gobierno de Mosquera: 1845-1849”, en: Revista
colombiana de Educación, Santafé de Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, No. 26, 1993, pp. 7-30. 18 Renán Silva Olarte, “La educación en Colombia. 1880-1930”, en: Nueva Historia de Colombia, seis
tomos, (director científico y académico): Álvaro Tirado Mejía, Bogotá, Planeta, 1989, T. IV, pp. 61-66. 19 Cf. Jorge Enrique González, Legitimidad y cultura. Educación, cultura y política en los Estados Unidos
de Colombia 1863-1886, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2005, pp. 103-122.
14
periodo se afirmarían las nuevas profesiones, se crearían las primeras comunidades
científicas y sociedades de sabios y se ampliaría la propia población universitaria.
Desmembrada la Universidad Nacional de Colombia, cuyas escuelas pasarían al
control directo de diferentes ministerios; desaparecida la autonomía universitaria y
establecido un férreo control ideológico sobre estudiantes y profesores, ninguno de los
viejos males que afectaban a la universidad del siglo XIX desaparecieron; y ante todo,
en el contexto de las nuevas pugnas partidistas, la institución volvería a mostrar que la
politización exaltada y la imposición de debates que en rigor no le pertenecían,
continuaban siendo dos de sus características, como se vería de manera particular en el
curso de la guerra de los Mil Días.
En cuanto a la suerte de la universidad durante los gobiernos de hegemonía
conservadora es poco lo que hay que decir. La Ley 39 de 1903 se limitó a sistematizar
disposiciones que desde el inicio de la Regeneración ya habían sido conocidas,
simplemente profundizándolas. El contenido de esas instrucciones puede ser descrito
diciendo que la estrategia frente a la Universidad Nacional fue la de la dispersión y el
desmembramiento. Por eso apuntaron a la separación de cada una de las facultades, que
pasaron a depender de manera inmediata de un consejo directivo compuesto por un
rector y cuatro profesores que anualmente serían nombrados por el ejecutivo. Así
mismo, se determinó un control efectivo sobre el nombramiento de cualquier
catedrático, y se decretó un privilegio especial para el Colegio Mayor del Rosario como
institución universitaria por excelencia.20 En fin, fueron años en que propiamente el país
careció de una universidad nacional, y la única iniciativa realmente importante en este
terreno durante todo el período fue la creación de la Escuela de Minas de Medellín, el
primer establecimiento moderno de ingenieros en Colombia.21
Sólo a principios del siglo XX, después de 1910, con la conciencia de estar
iniciando ahora sí una fase nueva del desarrollo del país, caracterizada por una
incipiente industrialización y el surgimiento de nuevos problemas y desafíos, los grupos
dirigentes volverían a plantearse el problema de la creación de un sistema universitario
nacional, cuyo primer esbozo moderno se encontrará en la “refundación” de la
Universidad Nacional como escuela integrada de saberes y profesiones, de docentes y
20 Alfredo Molano B. y César A. Vera, “La política educativa y el cambio social. Del Régimen
Conservador a la República Liberal”, en: Revista Colombiana de Educación, Bogotá, Universidad
Pedagógica Nacional, No. 11, 1983, pp. 75-108. 21 Cf. Peter Santamaría, Origen, desarrollo y realizaciones de la Escuela de Minas, dos tomos, Medellín,
Ediciones Diké, 1994.
15
estudiantes empeñados en un proceso de formación de alto nivel que tiene como
referente básico de orientación los grandes problemas de la sociedad. Dirigentes
liberales y conservadores prestarán su apoyo a esa tarea, pero será la República Liberal
la que firmará el acta de nacimiento de la nueva esperanza.22
La universidad y la educación superior en general no podían estar ausentes del
cambió que vivió el país durante el gobierno de Alfonso López Pumarejo, lo que se
conoce como “Revolución en Marcha”. Su vieja estructura no estaba en condiciones de
dar acceso a la creciente población estudiantil, ni de preparar los técnicos que requería
una nación que empezaba a industrializarse. El nuevo proyecto del gobierno, a la cabeza
del ministro de educación, Germán Arciniegas, proponía la integración de todas las
escuelas y facultades públicas nacionales que hasta entonces estaban dispersas y
dependientes del Ministerio de Educación Nacional y concedía a la universidad un
amplio grado de autonomía. Como órgano de dirección, la Universidad Nacional tendría
un concejo de gobierno de nueve miembros, cuatro representantes de profesores, tres del
gobierno y dos de los alumnos y ex-alumnos.
La reforma de 1935 no se detuvo en las modificaciones de la organización
jurídica y administrativa. Apoyados en el clima reformista de la administración de
Alfonso López Pumarejo, las nuevas autoridades universitarias procedieron a introducir
importantes cambios académicos y pedagógicos. La tradicional estructura de la
universidad compuesta de Medicina, Derecho e Ingeniería fue ampliada a nuevas
actividades técnicas y científicas. Se crearon entonces las facultades de Química,
Arquitectura, Veterinaria, Agronomía, Economía, Administración y Filosofía, a las
cuales se agregaron algunos institutos de investigación como el de Ciencias Naturales.23
Los métodos de enseñanza y el contenido científico de los programas sufrieron también
modificaciones significativas. El uso de laboratorios, gabinetes y bibliotecas se amplió,
y el ejercicio de la libertad de cátedra creó una actitud favorable a la crítica y a la
participación de los estudiantes en la marcha del proceso docente. En esta misma línea,
se explica la creación de la Escuela Normal Superior en la década de 1930 con su
programa en Ciencias Sociales dirigido por José Francisco Socarrás. Entre sus
profesores figuraban científicos de las mejores universidades europeas, víctimas de la
22 Martha Cecilia Herrera C., “Historia de la educación en Colombia. La República Liberal y la
modernización de la educación. 1930-1946”, en: Revista Colombiana de Educación, Santafé de Bogotá,
Universidad Pedagógica Nacional, No. 26, 1993, pp. 97-124; Renán Silva, República Liberal,
intelectuales y cultura política, Medellín, La Carreta Editores, 2005. 23 Cf. Estela Restrepo Zea, (compiladora), La Universidad Nacional en el siglo XIX: documentos para su
historia, cinco tomos, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 2004.
16
persecución del nazismo alemán y de la guerra civil española. Esta base física y
académica permitió que en 1941 entrara a funcionar el Instituto Etnológico Nacional,
regentado por el exiliado francés Paul Rivet.
Un número considerable de escritores, profesores, científicos y artistas, migraron
a América en busca de trabajo y seguridad personal. Infortunadamente, Colombia no fue
uno de los países que se benefició de aquel desplazamiento de la intelligentsia europea,
pero de todos modos un núcleo pequeño de profesores -.de matemáticos, físicos,
geógrafos, etnólogos y lingüistas- llegó al país y comenzó a trabajar en diversas
instituciones educativas. Un grupo significativo de ellos se concentró en la Escuela
Normal y allí crearon un clima de renovación y cambio para el estudio de las ciencias
sociales. Paul Rivet congregó a estudiantes como Roberto Pineda Giraldo, Virginia
Gutiérrez, Luis Duque Gómez, Aquiles Escalante, Milcíades Cháves, Gerardo y Alicia
Reichel Dolmattoff.
A la Escuela Normal también llegaron algunos historiadores de origen alemán
como Rudolf Hommes y Gerhart Mazur. Sus labores se vieron multiplicadas por la
actividad intelectual de dos colombianos que comenzaban su carrera docente: Gabriel
Giraldo Jaramillo y Antonio García. A ellos los acompañaba el antropólogo Justus
Wolfrang Schotelius del Instituto de Estudios Americanos de Berlín y el geógrafo
catalán Pablo Vila.24
La misma reforma y el desarrollo que se organizó en la Universidad Nacional
introdujeron en la vida universitaria dos nuevas instituciones. La Extensión Cultural y el
Bienestar Universitario. Con la primera, la Universidad complementó la formación del
estudiante con un amplio esquema de actividades culturales y se puso en contacto con la
ciudadanía a través de conferencias públicas, exposiciones artísticas y publicaciones. El
Bienestar Universitario, introdujo en la vida de los estudiantes los deportes, los
servicios médicos y las residencias que formaron desde un comienzo parte del campus
universitario. El ambiente intelectual y el contenido de la enseñanza tomaron también
rumbos nuevos y la Universidad se abrió al contacto con las grandes corrientes
contemporáneas de la ciencia y la cultura. La Biología y la Física, la Medicina y la
Arquitectura, el Derecho y la Filosofía y la Economía fueron consolidados, algunos
introducidos por primera vez en los planes de estudios y en los seminarios de
24 Jaime Jaramillo Uribe, “Génesis de los modernos estudios históricos en Colombia: de la Escuela
Normal Superior al Departamento de historia de la Universidad Nacional”, en: De la Sociología a la
Historia, (compilación y prólogo de): Gonzalo Cataño, Santa Fe de Bogotá, Ediciones Uniandes, 1994,
pp. 156-158.
17
investigación, y los nombres de los grandes pensadores del siglo XX empezaron a ser
familiares en los cursos, debates y publicaciones universitarias.25
Los cambios logrados por la Universidad Nacional, especialmente durante la
rectoría de Gerardo Molina, en la segunda administración de López Pumarejo, crearon
un modelo y señalaron un rumbo a las universidades públicas de provincia, aunque éstas
carecían de integración a un sistema nacional de educación superior y estaban
intervenidas por los gobernadores de los departamentos, lo que en muchos casos
imprimió un ritmo más lento a la reforma.
Un fenómeno característico del período fue la aparición de la universidad
privada. Los recelos y resistencias que la política educativa despertaba en la Iglesia y en
algunos sectores de la opinión política, incluían también la política universitaria, que era
tachada de intervencionista y contraria a los sentimientos y tradiciones nacionales. Dos
importantes centros universitarios privados, ambos fundados por comunidades
religiosas, surgieron en 1932 y 1936 respectivamente: la Pontificia Universidad
Javeriana en Bogotá y la Universidad Católica Bolivariana en Medellín.26
Los años comprendidos entre 1946 y 1957 fueron decisivos para el sistema
educativo colombiano, el cual buscaba su adaptación a una serie de cambios políticos y
a las trasformaciones fundamentales de la estructura económica y demográfica del país.
Políticamente, los años 1946-1957 se caracterizaron por ser un período de violencia que
dejó miles de muertos y familias desplazadas. Algunos acontecimientos claves
jalonaron este período. En 1946 el regreso de los conservadores al poder después de
diez y seis años de gobierno liberal; en 1948 el asesinato del líder liberal Jorge Eliécer
Gaitán y la revuelta del 9 de abril en Bogotá; en 1950 la elección del conservador
Laureano Gómez como presidente de la República; en 1953 el golpe de Estado del
general Gustavo Rojas Pinilla y en 1957 el acuerdo celebrado entre dirigentes liberales
y conservadores para compartir el poder (gobiernos del Frente Nacional hasta 1974).
Desde el punto de vista socioeconómico y demográfico, los años comprendidos entre
1946 y 1957 significaron también un viraje para el país. Desde la Segunda Guerra
Mundial, la industria, la agricultura mecanizada, las comunicaciones y el comercio se
desarrollaron principalmente a costa de los sectores tradicionales.
25 Jaime Jaramillo Uribe, “La educación durante los gobiernos liberales. 1930-1946”, en: Nueva Historia
de Colombia, Op. Cit., T. IV, pp. 107-108. 26 Ibíd., p. 109.
18
Con un total de doce mil estudiantes en 1954, los estudios superiores estaban
todavía poco desarrollados en Colombia y no representaba más del 1% de la matrícula
en la escuela primaria. El sector oficial recibía una matricula mayor a la del sector
privado. La Universidad Nacional de Colombia acogía, ella sola, una tercera parte de la
población estudiantil universitaria. La universidad padecía los mismos problemas que el
resto de la enseñanza: una fuerte tasa de deserción en el curso de los estudios, un
profesorado a veces poco calificado y una enseñanza academicista y por ende poco
práctica. Las facultades no tenían una relación estrecha con las necesidades del
desarrollo económico del país y la investigación no era suficientemente estimulada. Las
carreras más concurridas seguían siendo Medicina, Derecho e Ingeniería, lo que no era
el caso de Agronomía o Economía. Es significativo que los tres presidentes de las
República entre 1946 y 1957 a saber: Mariano Ospina Pérez, Laureano Gómez y
Gustavo Rojas Pinilla, fueran ingenieros. A medida que un número mayor de jóvenes de
la clase media ingresaba a la universidad pública, las élites iban creando un sistema
universitario privado, paralelo y especializado en las nuevas carreras de prestigio.27
El crecimiento extraordinario de las universidades desde principios del Frente
Nacional, dejó ver los límites de la acción del Ministerio de Educación sobre un sistema
escolar ampliamente tributario de la iniciativa privada; reflejó, también, la penetración
norteamericana en la educación colombiana: los créditos y misiones extranjeras de los
Estados Unidos se destinaron en su mayoría a la enseñanza superior, acelerando su
desarrollo. Así la educación en su conjunto entró en una situación de dependencia, no
solo con respecto a las orientaciones políticas, sino también a su financiamiento. Entre
1960 y 1967, el país recibió $48,050 millones de dólares para el fomento de la
educación. Entre las fuentes financieras figuraban por orden de importancia, el Banco
Internacional de Desarrollo (BID), la Agencia para el Desarrollo Internacional (AID),
las Fundaciones Ford, Kellog y Rockefeller, el Fondo Especial de las Naciones Unidas
y la UNESCO. De esos millones de dólares más del 58% (28 millones) fueron
invertidos en la educación superior, principalmente en la construcción de edificios
académicos y en el desarrollo de nuevas carreras en las sedes de Medellín y Bogotá de
27 Aline Helg, La educación en Colombia, 1918-1957. Una Historia social, económica y política, Bogotá,
CEREC, 1987, pp. 227-287.
19
la Universidad Nacional, como también en las universidades de Antioquia, del Valle y
de Los Andes.28
La educación –aunque importante porque permitía satisfacer los anhelos de la clase
media- no fue la prioridad de los gobiernos que se sucedieron desde 1958. El propósito
de éstos fue administrarla lo mejor posible, sin cuestionar nunca el dualismo marcado
del sistema educativo: con un sector privado reservado a la clase alta y media y un
sector oficial sin prestigio para las clases populares. La educación es el reflejo exacto de
las divisiones existentes en la sociedad colombiana: fraccionamiento entre las zonas
rurales poco provistas de servicios y las zonas urbanas mejor atendidas; segmentación
entre los sectores marginados a los cuales se ofrecen programas especiales y los sectores
industriales competitivos; división entre los que pueden pagarse la educación privada y
los que deben “contentarse” con la educación oficial; dicotomía entre los que pueden
acceder al bachillerato y a la universidad y los que deben limitarse a la educación media
diversificada. Aunque las múltiples formas de estudio que posteriormente se
desarrollaron, con las universidades Abierta y a Distancia o instituciones denominadas
de “garaje”, caracterizadas por la improvisación y la carencia de recursos óptimos,
crearon nuevas ilusiones de ascenso social para la población marginada. Sin embargo,
no se han producido nuevos puestos de trabajo.
Las últimas décadas del siglo XX marcaron la crisis del sector educativo debido
a las transformaciones económicas y a los cambios en la esfera laboral, los desarrollos
científicos y los avances tecnológicos en el campo de la información y las
comunicaciones. Al tiempo que se cuestionó la calidad de la educación impartida en las
instituciones de educación superior, se detectó la escasa uniformidad en el tipo de
establecimientos existentes, fruto del crecimiento anárquico de las décadas anteriores,
aspectos que empezaron a ser reglamentados por el Ministerio de Educación Nacional.
Estas modificaciones estuvieron favorecidas por el contexto de la Constitución de 1991
y presionadas por la Apertura Económica y la hegemonía de los modelos neoliberales.
Como parte de este proceso se puso en marcha un sistema de acreditación académica de
las universidades ante la opinión pública y las instancias gubernamentales, lo que dio
origen a la Comisión Nacional de Acreditación.29
28 Aline Helg, “La educación en Colombia. 1958-1980”, en: Nueva Historia de Colombia, Op. Cit., T. IV,
p. 138. 29 Martha Cecilia Herrera, “Educación superior en el siglo XX. Expansión, diversificación y
fragmentación”, en: Revista Credencial Historia, Bogotá, Banco de la República, N. 154, octubre de
2002, p. 15
20
1.3. EL TRIPLE PROYECTO EDUCATIVO ANTIOQUEÑO: LA UNIVERSIDAD
DE ANTIOQUIA, LA ESCUELA NACIONAL DE MINAS Y LA FACULTAD
NACIONAL DE AGRONOMÍA
El nuevo impulso del Estado Borbónico desde la segunda mitad del siglo XVIII,
mostró una tendencia clara de erigir a la educación en un objeto de interés público
cuyos resultados podían aplicarse en proyectos que apuntaran al crecimiento económico
y demográfico.30 En las provincias alejadas de los centros comerciales y del poder del
imperio español, los representantes de estas nuevas políticas fueron los funcionarios –en
el caso de Antioquia, vale la pena destacar a los gobernadores, Cayetano Buelta
Lorenzana, Francisco Silvestre, Juan Antonio Mon y Velarde y Víctor Salcedo y
Somedevilla- y, también a varios clérigos que habían obtenido el título de doctor,
licenciados o maestros en los colegios de la ciudad de Santa Fe. Éstos últimos impartían
“rudimentos” a sus parientes o vecinos de pequeñas poblaciones como sitios o Reales de
minas. Aunque desde finales del siglo XVIII se iniciaron varios proyectos para crear
“escuelas de primeras letras” en las que se impartiría cursos de gramática, latín y
aritmética; no fue sólo sino hasta 1801 cuando Carlos IV autorizó crear en la Villa de
Medellín un Colegio regentado por franciscanos.31
La guerra de Independencia y el caos que le siguió frenó el desarrollo de la
educación. Sólo hasta la segunda mitad de la centuria decimonónica, bajo el gobierno
del conservador Pedro Justo Berrío se logró consolidar el primer proyecto de educación
superior antioqueño; la Universidad de Antioquia, que impulsaría el estudio del
Derecho y la Medicina en Antioquia, dejando de lado las dos actividades más
importantes de la región: la agricultura y la minería.
30 David Brading, “La España de los Borbones y su imperio americano”, en: Historia de América Latina,
doce tomos, (editor): Leslie Bethell, Barcelona, Crítica, 1990, T. II, pp. 85-102. 31 Renán Silva, “La educación en Medellín durante el siglo XVIII”, en: Historia de Medellín, dos tomos,
(editor): Jorge Orlando Melo, Medellín, Compañía Suramericana de Seguros, 1996, T. I, p. 170.
21
Ilustración I
Facultad Nacional de Minas, 1932.
Fuente: Peter Santamaría, Origen, desarrollo y realizaciones de la Escuela de Minas, dos
tomos, Medellín, Ediciones Diké, 1994, T. I, p. 126.
Aunque la explotación de las minas antioqueñas antecedió en mucho al interés
“científico” por la mineralogía, éste se remonta por lo menos hasta finales del siglo
XVIII, cuando el gobernador de la provincia de Antioquia, Francisco Silvestre propuso
que se enviara a dicha provincia al mineralogista francés Louis Laneret, con el fin de
volver a explotar las tan afamadas minas del cerro de Buriticá. Después de pasado el
caos que representó las guerras de Independencia, se produjo una afluencia de técnicos
extranjeros a los distritos mineros antioqueños, lo que fomentó la introducción de
nuevos conocimientos con los que se familiarizaron los trabajadores que explotaban las
minas de veta y de aluvión.32 La ley 60 de 1886 estableció la Escuela Nacional de
Minas, como institución de educación superior con el fin de formar académicamente a
ingenieros. Durante la Guerra de los Mil Días (1899-1901), la Escuela permaneció
cerrada, reanudando labores en 1904; en 1906 fue anexada a la Universidad de
32 Rodrigo de Jesús García Estrada, “Participación extranjera en la modernización de Antioquia, 1820-
1920”, en: Historia y sociedad, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, No. 10, 2004, pp. 69-93.
22
Antioquia hasta 1911 cuando se independizó. Con la reforma a la Universidad Nacional
en 1939, se anexó la Escuela de Minas y la Facultad Nacional de Agronomía a dicha
universidad.33 Precisamente, esta última Facultad, había nacido en 1916 con el nombre
de Escuela de Agricultura Tropical y Veterinaria, bajo la dirección de Eduardo Zuleta.
Ilustración II
Instituto Agrícola Nacional.
Fuente: Archivo Fotográfico de la Facultad de Ciencias Agropecuarias. Medellín.
2. LA PROFESIONALIZACIÓN DE LAS CIENCIAS SOCIALES
2.1. LA HISTORIA COMO DISCIPLINA: UNA APROXIMACIÓN
Dentro del conjunto de las Ciencias Sociales, la historia es una disciplina sui
generis. De su tronco primitivo, enraizado en una tradición humanística, se han ido
desprendiendo poco a poco otras disciplinas que se ocupan de la sociedad (economía,
sociología y antropología). Desde finales del siglo XVIII y durante todo el siglo XIX
estas nuevas disciplinas lucharon por alcanzar un estatuto científico, alejándose
deliberadamente de la tradición humanística de la historia. Que lo hayan logrado en
33 Hernando Restrepo Toro, “La educación superior”, en: Historia de Antioquia, (director general): Jorge
Orlando Melo, Medellín, Suramericana de Seguros, 1988, p. 370.
23
mayor o menor medida, tal vez no sea un hecho importante. Si lo es, en cambio, que
ellas constituyan reflexiones formalizadas en teorías sobre el mismo objeto que aborda
la historia: la sociedad. Para el quehacer historiográfico estas maneras sistemáticas de
aproximarse a la realidad han sido de una gran importancia al enfocar su propio objeto
de conocimiento, con una diferencia: la temporalidad que se resuelve en una cronología
y en periodizaciones que persiguen identificar los cambios sociales. El hecho de que en
la historia los fenómenos sociales estén inmersos en una temporalidad señala los limites
de la utilización de modelos y paradigmas establecidos para la interpretación de
sociedades contemporáneas o sociedades casi inmóviles. El historiador, en efecto,
persigue transformaciones sucesivas en aquellas conformaciones sociales que las otras
disciplinas sociales entregan en teorizaciones sincrónicas y a veces atemporales.
Puede afirmarse, que el vigor de ciertos trabajos historiográficos que se
consideran como ejemplares dentro de la disciplina ha dependido, desde comienzos del
siglo XX, de un diálogo permanente entre la historia y las otras ciencias sociales. Por
esta razón, no es un azar que la historia haya comenzado a constituirse como disciplina
académica universitaria en Colombia casi simultáneamente con la formalización de
otras ciencias sociales. A la profesionalización de estas disciplinas y a su
institucionalización contribuyó de manera decisiva una generación formada entre 1936
y 1952 en la Escuela Normal Superior.34
Es precisamente a partir de la década de 1930 cuando comenzó a incubarse un
proceso complejo de renovación en los estudios históricos del país. Esta renovación se
caracterizó, entre otros aspectos, por el surgimiento de los estudios de carácter
económico y social, por los nuevos enfoques de la historia política y por la presencia de
nuevas tendencias historiográficas de temáticas especificas. A la gestación de aquel
cambio concurrieron un conjunto de fenómenos, entre los que cabe mencionar: el
avance de la misma modernización capitalista del país, que puso en escena una nueva
problemática económica, social y política, lo cual de hecho se situó en el primer plano
de las preocupaciones intelectuales, para cuya comprensión exigió una nueva visión del
pasado.
Correspondiente con lo anterior, se produjo la irrupción de las clases populares
que reclamaban un papel en la historia y en la historiografía; la presencia de esos grupos
hizo que la historia empezara a mirarse con otros ojos: a observar en ella la
34 Jaime Arocha Rodríguez, “Antihéroes en la historia de la antropología en Colombia: su rescate”, en:
Nueva Historia de Colombia, Op. Cit., T. IV, pp. 249-250.
24
participación de las masas y de los líderes populares. De igual manera contribuyeron
también los nuevos postulados ideológicos-políticos y, por supuesto, el ambiente
intelectual del momento, en el cual se produjo el encuentro de la historia con las
corrientes del pensamiento social, especialmente con la sociología, la economía y el
marxismo.35
Uno de los principales historiadores en realizar aquellos intentos de renovación
investigativa fue Luis Eduardo Nieto Arteta, con su libro Economía y cultura en la
historia de Colombia (1941), estudio en el cual el autor le otorga, sin desvincularlo de
las realidades política y cultural, un papel fundamental al proceso económico y social,
enfoque en el que se evidencia una inspiración emanada de concepciones marxistas. A
partir de esta investigación y de otras, las ideas marxistas fueron adquiriendo una
progresiva influencia hasta llegar a configurar nuevas tendencias académicas y políticas.
Entre 1955 y 1965 aparecieron los trabajos pioneros de Juan Friede, Luis Ospina
Vásquez, Jaime Jaramillo Uribe, Orlando Fals Borda, entre otros, los cuales empezaron
a transformar de manera radical las preguntas y los modelos que formaban hasta
entonces las construcciones historiográficas. La historiografía colombiana había vivido
de una herencia del siglo XIX que, si bien no puede desdeñarse, estaba constituida por
una narrativa cuyas finalidades eran en gran parte extrañas a la función del saber
histórico. Se trataba de un relato ritual concebido para exaltar el patriotismo que
configuraba un canon inalterable de gestas heroicas; de allí que, el mayor esfuerzo
narrativo se concentrara en el periodo de la Independencia, de este podía deducirse el
mayor número de ejemplos y acciones dignas de ser imitadas.36
En el ámbito de la historia económica, la mayor realización correspondió,
indudablemente a Luis Ospina Vásquez, con su erudita obra Industria y protección en
Colombia (1955), considerada como una de las mejores presentaciones de conjunto
sobre la historia económica del país comprendida entre el período colonial y el proceso
de industrialización en la primera mitad del siglo XX.
Al lado de las anteriores tendencias hicieron su aparición en forma delimitada
ciertas temáticas históricas relacionadas con problemas contemporáneos muy
específicos. En éstas se destacan la concerniente al problema indígena que recobraba
actualidad. Entre los autores que desarrollaron la temática indigenista en sentido
35 Bernardo Tovar Zambrano, “La historiografía colombiana”, en: Ibíd., pp. 204-207. 36 Cf. Germán Colmenares, Convenciones contra la cultura. Ensayos sobre la historiografía
hispanoamericana del siglo XIX [1986], Santafé de Bogotá, TM Editores / Universidad del Valle / Banco
de la República / Colciencias, 1997.
25
histórico propiamente dicho sobresale Juan Friede con su libro El indio en la lucha por
la tierra (1944). A partir de entonces, se dinamizó la preocupación por reconstruir la
historia de la población indígena, y de revelar su aporte a la formación de la
nacionalidad, historia que había sido reprimida o subvalorada por las historiografías
precedentes.37 Con esta inquietud, J. Friede se introdujo en la historia del período
colonial y comenzó a producir una importante obra, que es contribución fundamental al
conocimiento del proceso de la Conquista y de la posterior configuración de la sociedad
colonial. Otra temática que comenzó a hacerse visible fue la relativa a la población
negra, también en el sentido de reconstruir su historia y su contribución a la obra de la
nacionalidad. En este orden se destaca, el trabajo pionero de Aquiles Escalante, El
negro en Colombia (1964).38
Ahora las preguntas se multiplicaban para aproximarse al conocimiento de una
totalidad social, sin preferencias por un período o por unos actores históricos. La
narrativa dejaba de ser una exposición lineal de una delgada capa de hechos
privilegiados, para proponer más bien un cuerpo de problemas que debían ser abordados
analíticamente con el apoyo de teorías y de hipótesis explicativas inspiradas en las otras
ciencias sociales. Surgían así como problemas los procesos demográficos, los ciclos
agroexportadores del siglo XIX, la estructura de la tenencia de la tierra, los conflictos
sociales y económicos, la transformación de las clases sociales o las manifestaciones
culturales de bastos sectores de la población. Con todo esto, se abría el camino hacia un
campo cada vez más amplio de interrogantes, casi siempre sugeridos por el avance de
las ciencias sociales en su conjunto. En adelante, el historiador no podía ignorar
tampoco aquellas ideas que le planteaban economistas, sociólogos, antropólogos y
politólogos.
Desde la década de 1960 surgió una nueva forma de hacer historia en Colombia,
reconocida en 1977 con el nombre de la “Nueva Historia”. Sin embargo, esta no era la
única ruptura de ese momento en las ciencias sociales: simultáneamente surgió la
sociología y se afianzaba la antropología, mientras que la economía sufrió un claro
viraje, al adoptar los paradigmas neoclásicos y matematizantes. Este proceso tuvo al
menos tres elementos:
37 Roberto Pineda Camacho, “La reivindicación del indio en el pensamiento social colombiano (1850-
1950)”, en: Un siglo de investigación social. Antropología en Colombia, (editores): Jaime Arocha y Nina
S. de Friedemann, Bogotá, Etno, 1984, pp. 197-251. 38 Eduardo Restrepo, “Los avatares del negro en la antropología de Colombia”, en: Nómadas, Bogotá,
Universidad Central, No. 9, 1998, pp. 191-199.
26
I. Era un rompimiento político, en la medida que casi la totalidad de los
historiadores recién formados tenían perspectivas políticas de izquierda.
II. Era una ruptura metodológica, en cuanto se adoptaban instrumentos de
análisis derivados de sistemas conceptuales como el marxismo, en primer término, y en
menor grado aspectos de las teorías económica y sociológica.
I. Era un quiebre temático, pues la mirada se dirigía hacia los sectores sociales
antes ignorados, como los indígenas, los campesinos o los obreros y hacia
áreas poco investigadas como la economía y el conflicto social.39
La Universidad Nacional de Colombia se convirtió en el centro de la formación
de las ciencias sociales en el país, ante la crisis de la Escuela Normal Superior, que
había sido cerrada por el gobierno conservador de Laureano Gómez, pues era
considerada un foco de corrupción y marxismo. En la Facultad de Filosofía y Letras, la
enseñanza de historia estuvo, desde finales de la década de 1950 a cargo de
historiadores de formación profesional como el español Antonio Antelo Iglesias, quien
orientó los primeros trabajos de historia de Colombia de Germán Colmenares y Jaime
Jaramillo Uribe, este último, graduado de la Escuela Normal Superior, acababa de
regresar de un período de estudio en Francia y Alemania. Las obras de los historiadores
sociales alemanes y franceses, sobre todo de la corriente de Annales, en particular de
Marc Bloch y Lucien Febvre, iban a ser parte de la lectura de sus alumnos.
Probablemente el momento fundador de la nueva orientación histórica puede datarse
con la creación en 1963 del Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura,
cuyo nombre anunciaba una orientación contra-puesta a la historia político-
administrativa tradicional.40
Bajo la orientación de Jaime Jaramillo Uribe se creó en 1964 la carrera de
Historia, independizándola de Filosofía y Letras. La existencia de una formación
profesional para historiadores, en la que los alumnos se familiarizaran con métodos
exigentes de análisis documental, utilizaran el Archivo Nacional, y conocieran la
literatura histórica contemporánea, coincidió con procesos culturales externos que
39 Jorge Orlando Melo, “La historia: la perplejidades de una disciplina consolidada”, en: Historiografía
consolidada. Realidades y perspectivas, Medellín, Colección de Autores Antioqueños, 1996, p. 125. 40 Renán Silva, “El Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura: un acontecimiento
historiográfico”, en: Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Bogotá, Universidad
Nacional de Colombia, No. 30, 2003, pp. 11-42.
27
reforzaron el impacto de las nuevas corrientes.41 La euforia por la caída de la dictadura
militar en 1958, el impacto de la Revolución Cubana (1959) sobre los sectores más
radicales del liberalismo o sobre los simpatizantes del socialismo, contribuyeron a una
radicalización acelerada de los sectores de estudiantes que estaban engrosando una
Universidad Nacional que se abría en forma amplia a clases sociales medias.42 La
misma universidad inició un proceso de desarrollo y crecimiento cuantitativo que se
expresó en la creación de los campus de las universidades regionales, como la del Valle
y la de Antioquia, y en un proceso de reforma y ampliación de la Universidad Nacional,
que elevó súbitamente el número de profesores de tiempo completo y alteró el viejo
sistema de facultades para dar prioridad a los departamentos, a los que se les atribuían
ante todo funciones de investigación.43
Desde principios de la década de 1970, la historia regional, que tenía amplios
antecedentes en la historia tradicional, comenzó a reformularse drásticamente, con base
en trabajos sólidos como los de Germán Colmenares sobre el occidente colombiano. La
existencia de un nuevo departamento de Historia en la Universidad del Valle reforzó
esta tendencia. Como lo haría desde finales de la década la existencia de las carreras de
Historia de la Universidad Nacional y de Antioquia en la ciudad de Medellín. En efecto,
desde entonces los trabajos históricos en lugares distintos a Bogotá han estado
caracterizados por una gran especialidad en el estudio de la historia regional. En los
años más recientes, algo similar se ha producido en Bucaramanga, alrededor del
Departamento de Historia de la Universidad Industrial de Santander, y en las
universidades de Cartagena y el Atlántico.
Como ya se señaló, a partir de 1965 se ha podido apreciar en Colombia la
influencia de tendencias históricas prestigiosas. En primer término, la llamada Escuela
de los Annales, la cual deriva su nombre de la revista fundada por los historiadores
franceses Marc Bloch y Lucien Febvre en 1929.44 Algunos historiadores colombianos se
han formado dentro de esta corriente, cuyo programa insistía expresamente en la
41 Hermes Tovar Pinzón, “El Departamento de Historia y la investigación histórica en el país”, en:
Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, No.
12, 1984, pp. 179-184. 42 Jorge Orlando Melo, “Medio siglo de Historia colombiana: notas para un relato inicial”, en: Discurso y
razón. Una historia de las ciencias sociales en Colombia, (editores): Francisco Leal Buitrago y Germán
Rey, Bogotá, Ediciones Uniandes / Fundación Social / TM Editores, 2000, p. 159. 43 Juan Friede, “La investigación histórica en Colombia”, en: Boletín Cultural y Bibliográfico, Bogotá,
Banco de la República, Vol. VIII, No. 2, 1964, pp. 220-222. 44 Cf. Peter Burke, La revolución historiográfica francesa. La Escuela de los Annales: 1929-1989,
Barcelona, Gedisa, 1999.
28
recepción, por parte de los historiadores, de los problemas planteados por las diversas
ciencias sociales. Esta apertura de los investigadores franceses databa de debates
sostenidos desde comienzos del siglo XX con sociólogos y economistas. La corriente de
los Annales desarrolló así un interés por la historia económica y en especial por la
aparición de una economía mundo que trajo consigo el expansionismo europeo. Los
trabajos de Pierre Chaunu sobre el tráfico trasatlántico desde el descubrimiento de
América, insistían en una metodología cuantitativa o historia seriada, muy influyente en
América Latina. La corriente de los Annales, abrió también amplias perspectivas en el
campo de la demografía histórica y de la historia social.
Recientemente, la corriente ha tenido una franca apertura hacia problemas
antropológicos y hacia la exploración de las culturas populares. Para estos campos de
estudio han acuñado conceptos como el de “mentalidades” o “imaginarios” con los
cuales se han penetrado fenómenos tales como el de las actitudes en diversos periodos
frente a la muerte, fenómenos de piedad colectiva o los rituales asociados a las fiestas
populares. También ha sido importante en la formación de los historiadores
colombianos la familiaridad con trabajos historiográficos norteamericanos; si bien en
este caso no puede hablarse con propiedad de una “escuela”, en cambio si puede
comprobarse la existencia de un estilo que hace énfasis en el manejo cuidadoso de una
bibliografía para establecer con claridad lo que se denomina el estado de la cuestión y el
uso de fuentes que se organizan en torno a un argumento central. La existencia radica en
la necesidad de una comprobación empírica adecuada de los problemas propuestos.
También ha tenido cierto impacto sobre todo en los historiadores económicos, el
ejemplo de la llamada New Economic History norteamericana. Esta escuela insiste en la
utilización de modelos construidos con la ayuda de la teoría económica y atribuye una
especial importancia a la cuantificación de dichos modelos en nuestro medio; sin
embargo, el rigor que se requiere al introducir modelos cuantificables se ve contrastado
con la pobreza de las estadísticas históricas. Debe mencionarse, finalmente, la influencia
del marxismo en los medios universitarios, sobre todo en la década de 1970. Aunque
estos debates se resentían a menudo por el hecho de ser repetitivos y teñidos de fuertes
dosis de dogmatismo, ellos contribuyeron sin embargo, a familiarizar a los historiadores
con cuestiones teóricas y a precisar problemas de periodización ligándolos con el
funcionamiento de los sistemas económicos vistos en su conjunto.45
45 Eric Hobsbawn “¿Qué deben los historiadores a Karl Marx?”, en: Sobre la Historia, Barcelona, Crítica,
1998, pp. 148-162.
29
Hoy, desarrollos más sofisticados del marxismo (como el de las escuela inglesa
de Past and Present) cuyas insignias son Eric Hobsbawm y E. P. Thompson se inclinan
más bien a la exploración de fenómenos culturales cuya autonomía se admite
abiertamente con respecto a las condiciones económicas. Curiosamente, esta tendencia
ha acercado a los historiadores de Past and Present y a los de la Escuela de los Annales
y ha desarrollado un interés común por fenómenos de la mal llamada “conciencia
colectiva”. Casi que naturalmente, un historiador inglés repele conceptos como el de
mentalidades o imaginario, pero esto no impide su acercamiento a problemas tales como
el de la religión y la magia o la invención de la tradición.
Este panorama sucinto de las influencias que obran sobre los historiadores
colombianos, indica la existencia de una gran diversidad de tendencias e intereses en
campos de investigación. No puede hablarse entonces de un paradigma único, sino de
un enfoque múltiple y simultáneo sobre diversas capas de la realidad social que
enriquece el debate académico. Algunos historiadores conciben la historia social
exclusivamente como el proceso de formación de clases sociales, otros prefieren
explorar las costumbres y los hábitos cotidianos, mientras que otros prefieren remitir
todo el proceso a su significación expresada en patrones culturales. Aunque estas
exploraciones dan cuenta de la complejidad del tejido social, es evidente que también
dificulta la elaboración de una síntesis. En esto la historiografía colombiana no es una
excepción. Muchos historiadores europeos han abandonado la vieja aspiración de la
historiografía de llegar a una síntesis o la propuesta inicial de Annales con el proyecto
de la “historia total”, para aprehender más bien la idea de que se debe trabajar con
hipótesis interpretativas de mayor o menor amplitud. En todo caso puede concluirse que
tenemos una historiografía que ha ido madurando en los últimos treinta años y que ha
adaptado con éxito a nuestras propias circunstancias, paradigmas europeos y
norteamericanos de investigación.
2.2. LOS INICIOS DE LA ECONOMÍA EN COLOMBIA
Durante la segunda mitad del siglo XIX el pensamiento económico de Colombia
estuvo imbuido en debates que ponían en discusión asuntos como el uso de la tierra y la
organización del Estado, a la vez que mostraba las tensiones que existían entre los
defensores de tendencias teóricas y políticas opuestas como el Libre Cambio, el
Proteccionismo y la pugna entablada entre quienes favorecían la moneda metálica y los
que lo hacían por el carácter fiduciario o nominalista del dinero.
30
Entrado el siglo XX, la influencia del socialismo en sus distintas facetas se hizo
notoria y los debates giraron en torno la importancia de los sistemas capitalista y
socialista, las políticas económicas y la incidencia de la planeación en el desarrollo.
Entre 1900 y 1960 se desarrollan 95 nuevas disciplinas o especialidades
académicas en el país, muchas de tipo tecnológico de marcada influencia
norteamericana, y diseñadas para una época de auge industrial. El surgimiento de la
Economía como disciplina académica en 1944, dio cuenta de la necesidad latente que
existía en el momento por formar profesionales capaces de responder a las situaciones
que el país estaba generando en sus modos y formas de producción, debido a que la
vocación económica agraria, estaba virando hacia el aprovechamiento industrial de los
productos agropecuarios; por la misma época el estudio de las ciencias agronómicas se
vio fortalecido con el surgimiento de carreras como Agronomía, Ingeniería y
Tecnología Agronómica, esto a pesar de que desde la creación de la Universidad
Nacional en 1867 se impartían cursos de Economía Política y de Agricultura en sus
Institutos de Derecho y Ciencias Naturales. Sin embargo, durante muchos años el sector
agropecuario fue manejado con grandes limitaciones por profesionales de la Zootecnia,
la Agronomía, la Administración, la Sociología, la Economía, la Ingeniería forestal y la
Jurisprudencia.46
Como se dijo, la institucionalización de los estudios de economía se inició hace
ya más de medio siglo, con la creación de los programas en Ciencias Económicas en la
Universidad Nacional y en la Universidad de Antioquia. Desde entonces, han mostrado
una rica evolución en la cual las corrientes internacionales del pensamiento, las
transformaciones de la economía nacional, los cambios institucionales y el desarrollo de
los análisis aplicados han jugado un papel de primer orden . En este proceso se pueden
distinguir varias etapas: en primer lugar, la creación de los estudios; en segundo lugar,
la transición, que cubre las décadas de 1950 y 1960; y posteriormente, la consolidación
a partir de la década de 1970.
Los primeros estudios de Economía surgieron en la segunda posguerra, en el
marco del impulso y las transformaciones que sufría la estructura económica del país, la
aceleración del crecimiento y los cambios en el orden económico internacional. En 1944
Antonio García fue encargado de crear el Instituto de Economía en la Universidad
Nacional, el cual se organizó adscrito a la Facultad de Derecho e inició labores un año
46 Enrique Low Murtra, “El pensamiento económico en Colombia”, en: Nueva Historia de Colombia, Op.
Cit., T. IV, pp. 221-224.
31
después. Por la misma época, la Universidad de Antioquia aprobó la creación de la
Escuela de Ciencias Económicas, adscrita a la Facultad de Derecho y comenzó a
funcionar a partir de 1945. En 1948 se creó la Facultad de Ciencias Económicas de la
Universidad de los Andes con el objetivo de formar “técnicos administradores” para el
sector privado y estatal.47
Dos obras fueron particularmente influyentes en ese entonces: Las Bases de la
Economía Contemporánea de Antonio García, y Economía y Cultura en la Historia de
Colombia, de Luis Eduardo Nieto Arteta, las cuales ofrecían una perspectiva de
interpretación de la historia de Colombia alejada de la historiografía tradicional,
definiendo el espacio económico como un lugar de lucha de fuerzas sociales marcadas
por las diferencias de clases y los diversos niveles de desarrollo regional y como una
zona heterogénea en la que persistían formas precapitalistas que impedían el desarrollo
nacional.
La característica dominante en la estructura de los planes de estudio, a lo largo
de las décadas de 1950 y 1960, fue la combinación de Economía, Derecho,
Administración y Contaduría. El profesional recién egresado contaba con elementos
técnicos para desenvolverse en esas profesiones con gran acogida, porque era al mismo
tiempo contador, administrador y economista y podía desempeñarse en las empresas
privadas y en las instituciones estatales. En la Universidad de Antioquia, por ejemplo,
se otorgaba el título de Economista con énfasis en administración, mientras que para
otros se enfatizaba en planeación económica. Ya el neoclasicismo pretendía una
influencia hegemónica en los estudios económicos.48
Del lado del gobierno, las necesidades de análisis fueron suplidas temporalmente
con expertos extranjeros; mientras que la presión para formar economistas con
capacidad investigativa, habilitados para desarrollar análisis aplicados y entrar a
manejar las variables macroeconómicas, se hizo sentir en la década del sesenta. Ante las
carencias de postgrados, la solución inmediata se encontró en el envío de docentes a
especializarse en universidades de Estados Unidos y Europa.
En esta etapa se organizaron los primeros centros de investigación anexos a los
programas de Economía. La labor pionera corresponde a los Andes que creó el CEDE
(Centro de Estudios para el Desarrollo Económico) en 1958 e inició líneas de
47 Jaime Zuluaga Nieto, “El estado actual de la investigación en Economía”, en: Ciencias Sociales en
Colombia en 1991, Santafé de Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, 1992, p. 140. 48 Ibíd., p. 142.
32
investigación tales como empleo y desempleo, demografía, economía urbana y regional;
y en 1963 estableció el magíster en Economía. En 1962 se creó en la Universidad de
Antioquia el CIE (Centro de Investigación Económica) y en 1968 el CIDE (Centro de
Investigaciones para el Desarrollo Económico) en la Universidad Nacional. Al margen
de las universidades se creó Fedesarrollo que, rápidamente, se convirtió en uno de los
centros más influyentes en el medio académico y difundió a través de sus estudios, la
concepción neoclásica de la década de 1960. En medio de un ambiente político
“sobreideologizado” en el que se manifestaban muy diversas corrientes, el trabajo de
Mario Arrubla, Estudios sobre el subdesarrollo colombiano (1963), introdujo el debate
sobre el subdesarrollo desde una perspectiva más cercana al marxismo. Arrubla ejerció
considerable influencia sobre los estudios históricos y económicos en la década del
1970.
Los cambios introducidos a la organización estatal, las demandas crecientes de
análisis económicos en las grandes empresas privadas y organismos del Estado, el
fortalecimiento de una serie de organismos técnicos como el DANE (Departamento
administrativo Nacional de Estadística), el DNP (Departamento Nacional de
Planeación) y el Banco de la República; además, el creciente número de estudios y
análisis aplicados que estimularon el debate económico y la presencia de un grupo de
economistas que se especializaron en el exterior y se vincularon a las universidades o a
las agencias gubernamentales, crearon un clima favorable a la reforma de los estudios
en Economía y el desarrollo de la investigación.
El impulso a las reformas curriculares estuvo atravesado por la crisis
universitaria de la década, que afectó ante todo a las universidades públicas y liquidó
por un tiempo las posibilidades de expresión del pensamiento crítico frecuentemente
identificado en la forma simplista del marxismo. Fue solamente a partir de 1974 cuando
comenzó a tomar fuerza en algunas universidades una corriente que buscaba cambiar
tanto los contenidos como los métodos en la enseñanza de la Economía. En cuanto a los
contenidos se insistía en la necesidad de avanzar en la dirección de garantizar una
formación teórica rigurosa en las diversas vertientes del pensamiento económico que,
permitiera apropiar de manera crítica los desarrollos recientes de la teoría, fortalecer el
estudio de la economía colombiana y ofrecer formación adecuada para encarar el
análisis de los factores sociopolíticos. Igualmente, se buscaba reducir al mínimo las
asignaturas correspondientes a disciplinas como la Contaduría, la Administración y el
Derecho; se trataba de conquistar una identidad propia en los estudios de Economía,
33
superar el carácter híbrido y garantizar una formación analítica y no simplemente
instrumental. De otra parte, en cuanto al método, se hizo énfasis en la reducción del
número de materias con el propósito de concentrar al estudiante en unos campos
problemáticos limitados, exigir lectura abundante y escritura, estimular el desarrollo de
habilidades para el análisis y la investigación y reducir el trabajo en el aula aumentando
el trabajo en casa con el objeto de convertir al estudiante en interlocutor.49
Con estas reformas se sentaron las bases para formar analistas, investigadores y
estudiantes capaces de interrogarse acerca de los problemas, de buscar salidas
alternativas antes que pensar en soluciones únicas. Los modelos de estructura curricular
alcanzados en la Universidad de Los Andes y la Universidad Nacional, fueron
adoptados por el ICFES como prototipo y se propiciaron reuniones nacionales para
impulsar la reforma curricular en Economía. Cambios internos en el ICFES a fines de la
década dejaron este propósito a mitad de camino; sin embargo, se produjeron reformas
importantes en las universidades de Antioquia, del Valle, Pedagógica y Tecnológica de
Colombia y en el Externado.
2.2.1. ECONOMÍA AGRÍCOLA: LA PREOCUPACIÓN POR EL MUNDO
RURAL
Durante el período colonial y buena parte del republicano la agricultura fue marginada
de los intereses de las élites del país. La minería y el comercio fueron las dos grandes
actividades económicas desempeñadas por los pobladores. No obstante, el Estado hizo
hincapié desde finales del siglo XVIII para que los hombres se dedicaran a la agricultura
-actividad que proporcionaba arraigo al terruño-, todo lo contrario a la minería. En
cierta manera, se trataba de una evolución que se encontraba en la lógica de lo
previsible, no sólo porque los ilustrados habían acumulado varias décadas de
conocimientos botánicos, sino principalmente en razón de su “descubrimiento” de la
economía política. Casi sin saberlo, los funcionarios y las élites ilustradas se acercaron a
las ideas de la fisiocracia; si los ideales de la Ilustración eran la prosperidad, la felicidad
y la riqueza, estas se conseguirían con la explotación racional de la naturaleza.50 Los
esfuerzos surtieron poco efecto. Todavía al finalizar el siglo XIX una de las mayores
49 Luis Bernardo Flórez Enciso, “Apuntes sobre el pensamiento económico colombiano en la segunda
mitad del siglo XX”, en: Discurso y razón, Op. Cit., p. 99-104. 50 Renán Silva, Los ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808. Genealogía de una comunidad de
interpretación, Medellín, Banco de la República / Fondo Editorial Universidad EAFIT, 2002, pp. 399-
406.
34
preocupaciones del gobierno estaba representada en el aumento de la productividad
agrícola nacional. Sólo hasta 1870 comenzaron a introducirse innovaciones técnicas en
algunos cultivos, principalmente el café, pero no fueron excepcionales; el resto de la
agricultura experimentó algunas modificaciones en cuanto al uso de la maquinaria, de
abonos, de control de plagas o enfermedades de plantas y animales. La situación era
preocupante, toda vez que la agricultura y la ganadería ocupaban a un gran porcentaje
de la población colombiana y al igual que algunos países latinoamericanos, ofrecían
enormes expectativas de desarrollo económico y social.
A comienzos del siglo XX, la Sociedad de Agricultores de Colombia (SAC) y el
gobierno nacional advertían algunas problemáticas que evidenciaba la agricultura;
escasez de alimentos, disminución de exportaciones y otros problemas agrícolas
ocasionaron intensos debates en el Congreso de la República, acelerando la realización
del Primer Congreso Nacional de Agricultores, en Bogotá, organizado por la SAC en
1911.51 En tal encuentro se llegó a la conclusión de que en el país era urgente la
creación de una Facultad de Agronomía, dependiente de la Universidad Nacional;
además se hicieron sugerencias a las Asambleas Departamentales para que patrocinaran
y llevaran a cabo la fundación de Escuelas de Agricultura dotadas con los elementos
necesarios para un trabajo práctico y experimental. Medellín, Bogotá, Palmira y Santa
Marta respondieron a las sugerencias y aprovecharon las indicaciones anteriores para
crear Escuelas de Agricultura. En ese contexto, la Asamblea Departamental de
Antioquia creó en 1911 la Escuela de Agricultura Tropical y Veterinaria con el objetivo
primordial de capacitar a los mayordomos para que así incorporaran nuevas técnicas en
sus cultivos y en las cría de animales, aumentando de esta manera la productividad de
sus parcelas.52
El novísimo sector agrícola empezó a modernizarse. A partir de 1937 surgieron
varias industrias alimenticias, de abonos y de insecticidas. A su vez, la industria
nacional empezó a depender cada vez más de la importación de bienes de capital y
materias primas, los cuales eran pagados con las divisas provenientes del café; se
consideró entonces que la importación debía seguir su curso para asegurar el
crecimiento industrial, recurriendo al financiamiento externo. Desde ese momento se
51 Daniel Macías Alvira, 50 años de Agronomía en Colombia, Bogotá, S.E, 1978, p. 19. 52 María Claudia Saavedra Restrepo, Juan David Montoya Guzmán y César Augusto Lenis Ballesteros,
Facultad de Ciencias Agropecuarias. 90 años sembrando futuro, Medellín, Universidad Nacional de
Colombia, 2004, p. 33.
35
intensificó la incorporación de capital extranjero en el país y de las inversiones privadas
con tecnologías importadas.
En la década de 1940 se profesionalizó la Economía y se fortaleció el estudio de
las ciencias agronómicas, conformándose las carreras de Agronomía y Tecnología
Agropecuaria. Estas profesiones fueron establecidas con el objeto de lograr una mayor
productividad en el sector agropecuario, incorporando al campo las nuevas tecnologías
en sanidad, mejoramiento y genética. Desde ese momento se abrió una brecha entre la
Ciencia Económica y la Ciencia Agronómica; la primera tenía como meta formar
profesionales capacitados para el uso y manejo racional de los recursos productivos,
comprendiendo y analizando las leyes económicas que rigen los modos de producción y
las fuerzas que actúan en ellos; la segunda, pretendía dar una capacitación en el uso y
manejo técnico de los recursos naturales y así lograr el mayor beneficio para el hombre,
sin considerar que la producción es un problema económico, además de técnico.53
El desarrollo agrícola y las medidas económicas adoptadas por el Estado
colombiano requirieron de una infraestructura ya existente, como los institutos y
entidades para el fomento del sector, tales como la Federación Nacional de Cafeteros, el
Instituto Colombiano de Agricultura, el Banco de la República y la Secretaría de la
Agricultura. En las regiones del país que adquirieron importancia agrícola, el desarrollo
del sector conllevó hacia la producción empresarial, con un alto grado de tecnología.
Fue en este momento cuando se pensó en darle al profesional del campo conocimientos
para que se enfrentara a los problemas agro-económicos y colaborara en la ejecución de
las políticas agrarias que llevarían a cabo los institutos.54
En consecuencia, entre 1957 y 1968 se sentaron las bases para la
institucionalización de la enseñanza de la Economía Agrícola en la Universidad
Nacional de Colombia, Seccional Medellín, mediante la creación de cursos de
Administración y Economía General en las carreras relacionadas de manera directa con
el sector agropecuario; de esta manera se estableció una unidad académica cuya área de
desarrollo era la Economía Agrícola y la Extensión Rural dentro de la Facultad de
Agronomía y para 1960 la Facultad estructuró el Departamento de Economía y Ciencias
Sociales bajo la asesoría de la Universidad de Michigan, al mismo tiempo que fueron
53 Helena Estrada O., “Génesis y trayectoria de la Economía Agrícola en Colombia”, en: Ciencias
Humanas. Revista de la Facultad de Ciencias Humanas, Medellín, Universidad Nacional de Colombia,
Vol. 3, No. 5, 1983, p. 6. 54 Jesús Antonio Bejarano, “Las técnicas agropecuarias en el siglo XX”, en: Nueva Historia de Colombia,
Op. Cit., T. IV, pp. 308-310.
36
contratados varios técnicos extranjeros que introdujeron en la enseñanza conocimientos
relacionados con el desarrollo económico, la geografía económica y la economía de los
recursos. En 1965 se reunió en Medellín el Primer Congreso Internacional de Profesores
de Economía Agrícola con la presencia de representantes de más de veinte países; de
allí surgió la idea de fortalecer la enseñanza de la Economía Agrícola en los países
latinoamericanos. Esta iniciativa contó para su ejecución con el apoyo de un Proyecto
del Fondo Especial de las Naciones Unidas que se estaba desarrollando en ese momento
en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad del Valle.
La Economía Agrícola se estructuró como profesión en la Universidad Nacional
de Colombia, Seccional Medellín en 1968, bajo los auspicios de la Misión de la
Universidad de Nebraska que propuso y orientó el programa y especializó el cuerpo
docente. La conformación de la nueva carrera se dio desde las ciencias agropecuarias,
dado que el desarrollo agrario del país se había orientado hacia el sector empresarial
productor de materias primas para la industria; el objetivo era crear una carrera a nivel
universitario que respondiera a la búsqueda del desarrollo agropecuario nacional. En
consecuencia, la formación del economista agrícola osciló entre las ciencias
agronómicas y la ciencia económica y apuntó más hacia la formación de
administradores de fincas. Inicialmente, el plan de estudios contemplaba cursos de
Biología, Botánica, Suelos, Química, Cultivos, Zootecnia y Maquinaria Agrícola,
además de cursos de Microeconomía, Economía de la tierra, Economía Colombiana,
fundamentados en los métodos de la Escuela Neoclásica o Marginalista.55
La consolidación de la carrera de Economía Agrícola llegó de parte de las
ciencias agropecuarias y no se originó, como aparentemente hubiese sido lógico, en la
ciencia económica. Esta procedencia se explica gracias al desarrollo agrario que se
orientó hacia el sector empresarial, productor de materias primas para la industria, y que
dispuso de capital, tierra y recursos necesarios para obtener una alta producción con
tecnologías extranjeras. En 1962 se fundó en la Universidad INNCA de Bogotá la
Escuela de Economía Agrícola con el ánimo de contribuir al cambio estructural y a la
modernización del sector agropecuario. Sin embargo, esta entidad sólo fue reconocida y
autorizada para otorgar títulos de Economista Agrario diez años después, en 1972. La
Universidad Tecnológica del Magdalena, dada la importancia agrícola y ganadera del
litoral Atlántico, también creó un programa de Economía Agrícola siguiendo los
55 H. Estrada, Op. Cit., p. 8.
37
parámetros establecidos por la carrera abierta en Medellín, y de acuerdo con las
recomendaciones del ICFES que la puso como patrón para la enseñanza.56
2.3. LA FORMACIÓN DE LA CIENCIA POLÍTICA COLOMBIANA
En la década de 1970, el país se vio afectado por la ya mencionada revolución
paradigmática que se desarrollaba en el resto del mundo, principalmente en los países
Occidentales. Se abandonó la reflexión sobre problemas basados en datos empíricos,
para dedicarse a la investigación bibliográfica. Esto se vio reflejado en el ámbito
académico, con la inclusión en los programas de ciencias sociales, de asignaturas
relacionadas con el planteamiento marxista. Este enfoque trasformó las temáticas de
estudio presentes en el momento, moviéndose hacia nuevas áreas, como las relacionadas
con los problemas del subdesarrollo o la dependencia. Sin embargo, fenómenos locales
y altamente contenciosos, por ejemplo, el de la violencia, seguían concentrando buena
parte de la atención. No sólo de las investigaciones, caracterizadas por un claro perfil
científico, sino incluso de una militancia directa tanto de algunos de sus más
renombrados autores, como de una cantidad considerable de estudiantes. Rápidamente,
se asoció el ejercicio y el estudio de la Sociología con el socialismo, el comunismo y
finalmente con la subversión, situación que llevó al cierre de las Facultades de
Sociología en la Pontificia Universidad Javeriana y en la Universidad Nacional en
Bogotá, durante la primera mitad de la década de 1970.
En este contexto, surgió la Ciencia Política en Colombia, con el ofrecimiento de
un curso de Introducción a la Ciencia Política y posteriormente con la creación de una
sección de Ciencia Política en la Facultad de Artes y Ciencias de la Universidad de los
Andes, siempre en el marco de Servicios Generales. El primer programa de pregrado
conducente al otorgamiento de una licenciatura en la disciplina, se creó en la
Universidad de los Andes en Bogotá, en 1968, después de la buena acogida recibida por
los cursos que venía ofreciendo desde 1963 esta Facultad. Los creadores del programa,
concientes de las dificultades por las que estaban atravesando las ciencias sociales,
especialmente la Sociología, debido a su identificación con las tendencias “antisistema”,
optaron por darle un perfil científico al mismo. Si bien esto era algo pretencioso, dadas
las condiciones del desarrollo científico en el país, se consideró como la única forma
para protegerlo de las dificultades anteriormente aludidas.
56 Ibíd., p. 9.
38
Un segundo momento dentro de los antecedentes estuvo determinado por la
creación del programa de Magíster en Estudios Políticos de la Universidad Javeriana en
1972, el cual perteneció inicialmente a la Facultad de Derecho, para luego, en 1975,
pasar a formar parte de la nueva Facultad de Estudios Interdisciplinarios, FEI. Se
caracterizó por la inclusión de catedráticos que en buena parte eran políticos de oficio y
no cientificistas sociales como tales, lo que hizo que su plan de estudios estuviera
enfocado más hacia el ejercicio político que a la práctica investigativa.
El tercer momento de esta misma etapa estuvo marcado por la creación del
Programa de Postgrado en el Departamento de Ciencia Política de la Universidad de los
Andes en 1975. En su desarrollo ha sido posible identificar tres períodos principales. El
primero, entre 1975 y 1980, estuvo orientado a formar investigadores y docentes en
Ciencias Sociales. Tuvo una modalidad semipresencial para adecuarse a la escasa
disponibilidad de tiempo de los estudiantes provenientes de ciudades distintas a Bogotá.
El segundo, luego de una suspensión de casi una década, se inició en 1989 y estableció
un cambio académico sustancial. Éste consistió en un nuevo currículo orientado al
análisis y evaluación de políticas públicas y teoría política, en un marco
semiescolarizado. El tercero se inició en 1997 y se ha caracterizado por la definición de
una estructura con predominio político, dentro de la cual se ha enfatizado el análisis de
las políticas públicas, y se ha introducido un componente de las relaciones
internacionales.57
La presencia de la Ciencia Política en Colombia es menor que en varios de los
países más importantes de América Latina. Por ello, no se puede pretender que haya una
profesionalización masiva similar a la existente en carreras como la Sociología. Si bien
hay un número importante de egresados en Ciencia Política de universidades del país,
sólo un pequeño grupo tiene la identidad clara de politólogo y ha desarrollado su
actividad profesional en esta área. Por otra parte, muchos profesionales de Ciencia
Política tienen postgrados obtenidos fuera del país. 58
La gran mayoría de los estudios políticos han sido aplicados y no teóricos, son
análisis directos de la realidad colombiana. Solo en 1970 se puede ubicar el despegue en
la producción de los estudios políticos; el desarrollo de las investigaciones políticas en
57 Francisco Leal Buitrago, “La profesionalización de los estudios políticos en Colombia”, en: Análisis
político, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia / Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales, No. 3, abril-junio de 1988, p. 58. 58 Francisco Leal Buitrago, “Perspectiva y prospectiva de la Ciencia Política en Colombia, 1991”, en:
Ciencias Sociales en Colombia en 1991, Op. Cit., p. 118.
39
el país no fue consecuencia de una política institucional, pues no hubo ningún plan de
avance de la investigación que incorporara los análisis políticos dentro de sus
cometidos. Ni en la universidad, ni en las instituciones privadas, ni en el Estado, se
puede destacar alguna manifestación que permita reestablecer la relación entre una
política de investigaciones y el proceso de producción de análisis políticos.
Los estudios políticos en Colombia se enmarcaron dentro de lo que se definió
como investigación aplicada. En ellos se han utilizado diferentes orientaciones teóricas;
la participación de investigaciones de distintas disciplinas ha ayudado a que no exista un
paradigma u orientación teórica determinante. Hasta ahora, las teorías han sido
aceptadas y utilizadas de diversas formas y en distintos niveles. En varios casos ha sido
notoria la influencia de autores extranjeros que han investigado sobre el país, como
Daniel Pècaut y Paul Oquist.
Igualmente, la orientación teórica de las investigaciones ha dependido de la
evolución que han sufrido las distintas áreas de investigación política. Temas como el
Estado o la violencia han sufrido transformaciones en su interpretación, lo que ha
producido cambios significativos en las teorías que rigen la comprensión de los mismos.
De interpretaciones apoyadas en el marxismo ortodoxo, en la teoría de la dependencia y
algunos pocos en el funcionalismo estructural, se pasó a concepciones neomarxistas y a
varias con contenidos un tanto eclécticos. La problemática nacional, por su parte, ha
incidido de manera determinante en la definición de los problemas de investigación y ha
llevado a que la adopción de referentes teóricos en los estudios políticos elaborados no
sea rígida.59
59 Daniel Pècaut, “La contribución del IEPRI a los estudios sobre la violencia en Colombia”, en: Análisis
Político, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia / Instituto de Estudios Políticos y Relaciones
Internacionales, No. 34, mayo-agosto de 1998, pp. 75-78.
40
SEGUNDA PARTE
I. LA REFORMA PATIÑO: LA MODERNIZACIÓN DE LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE COLOMBIA, 1964 -1974
Colombia inició la década de 1960 bajo un clima de altas expectativas sociales frente al
desarrollo, la participación y la paz en todo su territorio. En 1958, después de los crudos
años de La Violencia (1946-1953) y una dictadura militar (1953-1957), el país volvió a
un sistema democrático “limitado” de carácter civil bajo el modelo del Frente Nacional:
las élites colombianas acordaron que durante un período de 16 años (1958-1974) los dos
partidos tradicionales, el Liberal y el Conservador, se alternarían la presidencia cada
cuatro años y compartirían otros poderes gubernamentales en forma equitativa. La
década de 1960 estuvo marcada también por el ascenso de la burguesía industrial a una
posición hegemónica dentro de la clase dominante. Bajo su dirección, el Frente
Nacional llegó a ser un agente clave para la modernización y el desarrollo económico
del país.60
Bajo el nuevo acuerdo político del Frente Nacional, el Estado adelantó un
esfuerzo concertado para reorganizar y reorientar la universidad de tal forma que se
pusiera a tono con los fines y necesidades de su tiempo. Para esta tarea siguió las
directrices planteadas por la Alianza para el Progreso tomadas de los propósitos de
modernización elaborados en los Estados Unidos, para la reforma de la universidad
latinoamericana (particularmente el informe Atcon) y ligados en forma creciente a una
red internacional de instituciones que proveían la experiencia y la asistencia financiera
para el diseño y ejecución de sus programas, tuvo de 1960 a 1967 la ayuda extranjera
destinada a la educación superior un monto total de 48 millones de dólares.61
Modernizar la Universidad Nacional de Colombia significaba, en primer lugar,
ajustar sus contenidos y resultados a las demandas de la economía, con un nuevo énfasis
en las áreas técnicas y en las ciencias sociales, dicho ajuste requería establecer un
sistema de planeación que pudiera coordinar y racionalizar las actividades de la
educación superior. Los esfuerzos en esta dirección llevaron a la creación de oficinas de
planeación en todas las universidades públicas del país. Entre 1966 y 1967, se acordó un
60 Gabriel Silva Luján, “El origen del Frente Nacional y el gobierno de la Junta Militar”, en: Nueva
Historia de Colombia, Op. Cit., T. II, pp. 179-210. 61 Rosa C. Briceño, “La universidad como un microcosmos de conflicto social: la política de reforma de
la Universidad Nacional de Colombia, 1964-1974”, en: Revista Universidad Nacional, Bogotá, N. 23,
Enero – Marzo de 1990, p. 52.
41
plan nacional para la educación superior. El Plan Básico bajo el patrocinio de la AID y
con la ayuda de un grupo de expertos de la Universidad de California. Las
recomendaciones del Plan llevaron en 1968 a la creación del ICFES, una agencia estatal
descentralizada encargada de la inspección y dirección de la ecuación superior.
La modernización también significaba una reorganización académica y
administrativa de las universidades, siguiendo como modelo los centros de educación
superior norteamericanos. La rectoría de José Félix Patiño (1964-1966), en particular,
representó el intento más ambicioso de establecer una política global de renovación en
la Universidad Nacional de Colombia. La Reforma Patiño, titulada “Hacia la
universidad del desarrollo”62 incluía entre otros los siguientes objetivos: cambiar el
sistema de las veintisiete facultades semi-autónomas a nueve escuelas “integradas”;
diversificar las profesiones y crear nuevos programas de postgrado; fortalecer los
departamentos como unidades básicas de la universidad; enfatizar la noción de estudios
generales; reorganizar y racionalizar el sistema administrativo; estandarizar la admisión
y los procesos de calificación; crear un cuerpo de profesores de tiempo completo y
promover el intercambio internacional; intensificar las actividades investigativas, y
fomentar el nexo con otras instituciones productoras de conocimiento en el país y fuera
de él, así como con la red de ayuda internacional.
En contraste con la experiencia de otras universidades el rector Patiño pudo
conseguir el respaldo de los sectores más progresistas de la Universidad Nacional de
Colombia. Esto se debió a su liderazgo y a la determinación de su “política de diálogo”
para involucrar a toda la universidad con el proceso de reforma institucional. Además,
el programa de Patiño incluyó planteamientos que estaban en concordancia con las
demandas de los estudiantes, tales como la expansión y el fortalecimiento de la
Universidad y el ofrecimiento de nuevos servicios estudiantiles y comunitarios.
En cuanto al profesorado, la Reforma Patiño implicó profundas
transformaciones tanto en la vida académica como en la composición de las Facultades,
cambios que contribuyeron al surgimiento de la Facultad como una nueva fuerza
política en la universidad colombiana en la década de 1970. En primer lugar, la política
de la Reforma Patiño alteró significativamente la composición del núcleo docente de las
Facultades, que hasta entonces estaban conformadas por élites reducidas con nexos
débiles con la Universidad. No solo se aumentó considerablemente el número de
62 José Félix Patiño, “Hacia la Universidad del desarrollo”, en: Ibíd., pp. 48-51.
42
profesores sino que hubo una mayor proporción de docentes de tiempo completo y
dedicación exclusiva.63
En segundo término, los cambios institucionales que tuvieron lugar en la
Universidad por el proceso de reforma crearon un nuevo ámbito de trabajo para los
académicos, llevando a una redefinición de las funciones del profesor, de sus tareas y
expectativas. Dos tendencias comenzaron a formarse entre las Facultades en la década
de 1960 e inicios de 1970: una que pretendía una organización como un grupo con
intereses económicos y profesionales particulares y otra que tendía a su ordenación
como un grupo de intelectuales que debía participar en la reestructuración de la
Universidad y en la definición de su papel frente a la sociedad.64
Tratar de poner a la Universidad Nacional de Colombia en el primer lugar de los
centros de educación superior del país implicaba cumplir con requisitos de sobra
conocidos: personal de alta calificación, bibliotecas y laboratorios actualizados, y sobre
todo, reformar las viejas estructuras académicas, tanto en Bogotá como en las otras
sedes de la Universidad. Esto fue lo que ocurrió en Medellín. Como producto de la
Reforma Patiño, pero durante la rectoría de Luis Carlos Pérez, se creó en 1975 la
Facultad de Ciencias y la Facultad de Ciencias Humanas. La primera, estaba integrada
por los Departamentos de Matemáticas, Física, Química, Ciencias de la Tierra y
Biología; mientras que en la segunda se aglutinó a los Departamentos de Economía
Agrícola, Historia y Humanidades. Lo que le permitió a la Universidad Nacional,
Seccional Medellín, pasar de un núcleo incompleto, predominantemente técnico, a otro
más completo que incluía las Ciencias y las Humanidades.
Las nuevas Facultades de Ciencias y de Ciencias Humanas llevarían a la
integración del sector académico de la Universidad, alrededor de los Departamentos.
Como resultado de este proyecto de modernización, la Universidad Nacional de
Colombia adquirió formalmente una estructura organizativa similar a la de otros
sistemas universitarios modernos: desarrollo del sector técnico en comparación con el
tradicional; procesos de integración con la creación de Facultades y Departamentos; e
instauración de unidades académicas fundadas en las disciplinas científicas y no en las
demarcaciones ocupacionales y profesionales.
63 R. C. Briceño, Op. Cit., p. 53. 64 Ibídem.
43
1. LA FACULTAD DE CIENCIAS HUMANAS Y ECONÓMICAS: SUS INICIOS,
1975
En la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, han funcionado
tradicionalmente tres facultades: Minas, Agronomía y Arquitectura, con una orientación
práctica y tecnológica. La más antigua de ellas, la Facultad de Minas, ha preparado a los
ingenieros para desempeñarse en sectores como la minería, la construcción de
ferrocarriles y carreteras, las actividades económicas y la administración, más allá de los
campos directos de su formación académica.
Como se ha visto, a partir de la segunda mitad del siglo XX, se presentaron en
el país transformaciones estructurales de diverso orden; el fortalecimiento de los
procesos de modernización económica, social y política, así como una creciente
urbanización, condujeron a una mayor demanda educativa y a la necesidad de replantear
la formación superior de acuerdo a los avances de la ciencia y la tecnología. En 1968 se
creó el ICFES con el objetivo de ejercer vigilancia y control sobre este nivel educativo.
En este período una de las características del sector fue el crecimiento anárquico y el
fortalecimiento de las instituciones privadas, así como nuevos procesos de
diversificación profesional y de estratificación social que se acentuaron mucho más a
partir de la década de 1970. En esta década y la anterior, tomaron fuerza las disciplinas
relacionadas con las ciencias sociales y humanas, lo cual permitió la consolidación de
grupos de intelectuales que proporcionaron nuevos enfoques para el análisis de la
sociedad.
Durante años la universidad privada, de carácter confesional, elitista y un
marcado interés comercial, había venido recibiendo un apoyo absoluto de los
respectivos gobiernos de turno, en detrimento casi siempre, y a veces a costa de las
universidades públicas. El cuatrienio presidido por Misael Pastrana había sido
particularmente nefasto para la universidad pública, que vio cerradas sus puertas a los
estudiantes durante largos períodos, sometida a una fuerte militarización y colocados al
frente de ella como “rectores” a individuos como Luis Duque Gómez en la Universidad
Nacional de Colombia y Luis Fernando Duque en la Universidad de Antioquia, de
ingrata recordación para los estamentos democráticos. En su rectoría, ciencias y
científicos fueron perseguidos: la Antropología, la Economía, la Filosofía, la Historia y
la Sociología, entre otras, vieron cerrados sus programas, destituidos muchos de sus
44
docentes, limitadas sus posibilidades de desarrollo en aras del énfasis a la educación
tecnológica, más acorde con las condiciones en pro del crecimiento del país.65
Para adelantar esta conducta, tanto el ICFES, entidad oficial, como la
Asociación Colombiana de Universidades (ASCUN), controlada por las universidades
privadas, impulsaron la realización de seminarios y la publicación de textos acerca de la
enseñanza de las Humanidades en la universidad. Bajo esta denominación se presentaba
un amplio conjunto de programas académicos de denominación y contenido
“gaseosos”.66
Por desgracia, ese momento de apertura fue muy fugaz, debido a las presiones
que sobre el ejecutivo ejercían sectores conservadores de ambos partidos tradicionales,
amén del duro estamento castrense. La Universidad Nacional de Colombia vería salir al
rector Luis Carlos Pérez apenas cumplidos nueve meses de su posesión, militarizados
sus predios y cerradas sus puertas a los estudiantes.
Con el triunfo categórico y abrumador en 1974 del candidato liberal Alfonso
López Michelsen, quien pregonaba un programa liberal y de apertura, frente al
candidato del desarrollismo Álvaro Gómez Hurtado, se abrió en el país un espacio
político nuevo, de grandes esperanzas. La designación ese mismo año como rectores a
Luis Carlos Pérez en la Universidad Nacional de Colombia y a Luis Eduardo Mesa en la
Universidad de Antioquia, para sólo mencionar las dos principales universidades
oficiales, despertó en la comunidad universitaria anhelos de cambio y apertura a las
expresiones culturales, científicas y políticas, tan duramente cohibidas y perseguidas en
los años anteriores.
En la Universidad Nacional de Colombia Seccional Medellín, en cambio, aquel
breve período permitió la compresión de un viejo anhelo del sector profesoral de
avanzada: la configuración de unas facultades orientadas al desarrollo de las Ciencias
Humanas, dentro de una sede de la Universidad Nacional, tradicionalmente destacada
por su orientación tecnológica. Únicamente en apariencia la Seccional tenía ese acento
tecnológico exclusivo. Citemos entre otros al novelista Efe Gómez, al pintor Pedro Nel
Gómez, a Alejandro López, quien produjo los mejores análisis de la realidad económica
colombiana de principios del siglo XX, a Álvaro López Toro, matemático y demógrafo
65 Cf. Robert Arvone, “Políticas educativas durante el Frente Nacional, 1958-1974”, en: Revista
Colombiana de Educación, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, No. 1, junio de 1978, pp. 13-44. 66 Luis Javier Villegas Botero, “Anotaciones históricas de la Facultad de Ciencias Humanas”, en:
Ciencias Humanas. Revista de la Facultad de Ciencias Humanas, Medellín, Universidad Nacional de
Colombia, No.8, 1985, p. 12.
45
que escribió un penetrante estudio sobre la migración antioqueña, entre otros. Sin
embargo y aparte de notables excepciones, la orientación en esta y en las otras
facultades de la seccional era eminentemente tecnológica.
La creación de los “programas de Humanidades” y del Departamento de
Humanidades es relativamente reciente: data de mediados de la década de 1960; antes
se dictaban cursos sobre el tema, pero sin un plan y con el criterio de la “cultura
general” que todo profesional debía conocer. Por razones administrativas se ubicó el
Departamento dentro de la Facultad de Arquitectura y su función principal consistió en
proveer los cursos de “servicios” a las demás facultades.
Ilustración III
Facultad Nacional de Minas.
Fuente: Archivo Fotográfico de la Facultad de Ciencias Agropecuarias,
Medellín.
46
Aprovechando el proceso de apertura que se dio en la universidad estatal al
iniciarse el gobierno de López Michelsen, las tres seccionales que conformaban la
Universidad Nacional de Colombia (Medellín, Palmira y Manizales), lograron que el
Consejo Académico definiera una nueva política para el desarrollo de ellas; se buscó en
lo sucesivo sacarlas progresivamente de su estado tecnológico, desarrollando nuevas
áreas académicas que les permitirían constituirse en núcleos universitarios cada vez más
completos. En 1960, sólo existía en la Facultad Nacional de Minas, un curso que
pudiera tener alguna conexión, así fuera remota, con la enseñanza de las Humanidades
en la Universidad Nacional. Muy pintorescamente se denominaba “Cultura General”, y
su contenido era libre: en él podía dictar cátedra un profesor que se ocupara de cualquier
tema; su única condición parecía ser la de que no tuviera ninguna relación con la
Ingeniería.67
Gracias a los esfuerzos del profesor Daniel Ceballos Nieto, quien logró
comunicar su entusiasmo al decano de la Facultad de Minas, Peter Santamaría y a varios
estudiantes y profesores, se adelantaron varios cursos extra-curriculares entre los que se
distinguía Antropología Filosófica; con esto se empezó a tener conciencia en dicha
facultad sobre la importancia de las Humanidades y comenzaron a ofrecerse algunos
cursos de Humanidades con carácter electivo. Posteriormente, el profesor español
Bernardo de Nalda tuvo una participación destacada en la búsqueda de un programa
estructurado de las Humanidades, que suprimiera el carácter electivo de las asignaturas
y sentara, sobre un tronco básico y obligatorio de materias, el conocimiento crítico de la
realidad nacional.68 En el año de 1968 la Facultad de Minas adoptó un plan de
Humanidades, caracterizado por la inclusión de una asignatura por semestre y que
contemplaba, entre otras: dos Historias Universales, una Historia Económica de
Colombia, como también Sociología, Economía Política y Lenguaje.69
El plan de materias contaba con sus correspondientes pre-requisitos y tenía por
objeto poner al estudiante en contacto con la problemática científica e interesarlo en el
conocimiento de la realidad nacional. Durante algunos años, y con el concurso de los
profesores, el plan funcionó con la aceptación e interés de los estudiantes. En las otras
67 Darío Valencia Restrepo “[Discurso de instalación del primer seminario sobre la enseñanza de las
Ciencias Sociales en las universidades del Estado]”, en: Revista de Extensión Cultural, Medellín,
Universidad Nacional de Colombia, No. 2 / 3, mayo-diciembre, 1976, p. 127. 68 Ibíd., pp. 127-128. 69 Álvaro Tirado Mejía y Luis Javier Villegas Botero, “Desarrollo histórico, orientación y planeación de
la Facultad de Ciencias Humanas, Medellín”, en: Revista de Extensión Cultural, Medellín, Universidad
Nacional de Colombia, No. 2 / 3, mayo-diciembre, 1976, p. 131.
47
facultades no se logró realizar un plan como el anterior; cabe aclarar que los obstáculos
a vencer en la Facultad de Minas fueron numerosos. No obstante, a comienzos de 1970
se configuró una Sección de Humanidades e Idiomas:
…no sin antes vencer enormes resistencias entre algunos profesores
enfrascados en la técnica pura y deshumanizante y la oposición de otros más
concientes, que hoy como ayer, siguen viendo en estos estudios elementos
develadores de relaciones sociales subyacentes, así como fundamentos
críticos que puedan informar la teoría y la acción del cambio social.70
Así mismo, la Facultad de Agronomía, heredera de la tradición de la Escuela de
Agricultura Tropical y Veterinaria, había introducido en sus Planes de Estudio
asignaturas del tipo de Sociología General y Rural, Antropología e Idiomas Modernos,
además de otras asignaturas para la formación integral del profesional del campo y para
un ejercicio más moderno de su profesión, como la Contabilidad y la Economía.71
Además y como hecho de capital importancia para la futura Facultad de Ciencias
Humanas, en 1968 fue creada la carrera de Economía Agrícola, reforzada por una
Sección de Economía y Ciencias Sociales. La nueva carrera empezó a funcionar dentro
de la Facultad de Agronomía.
Ilustración IV
Predios de la Facultad Nacional de Agronomía, ca. 1970.
Fuente: Archivo de la Fotográfico Facultad de Ciencias Agropecuarias, Medellín.
70 D. Valencia Restrepo, Op. Cit., p. 3. 71 M. C. Saavedra, et.al., pp. 80-81.
48
A su vez en la Facultad de Arquitectura, los cursos de Historia del Arte y la
Construcción, de Historia de Colombia y los de otras disciplinas sociales habían
cobrado tal desarrollo que desde varios años atrás existía el Departamento de
Humanidades, dirigido a la sazón (1975) por el historiador Álvaro Tirado Mejía quien, a
riesgo de omitir otros nombres significativos, fue con el vicerrector de la Seccional
Darío Valencia Restrepo, como también Darío Ruiz, Antonio Restrepo, Jairo Montoya y
Luis Guillermo Posada, los gestores de la Facultad de Ciencias Humanas.72
Ilustración V
De izquierda a derecha: Luis Alfonso Vélez, Darío Valencia, Antonio Restrepo, Álvaro Tirado
y Darío Ruiz; durante la instalación del Primer Seminario sobre la enseñanza de las
Ciencias Sociales en las universidades del Estado. Medellín, 1976.
En octubre de 1974 fue designado vicerrector de la Universidad Nacional de
Colombia, Seccional Medellín, el ingeniero Darío Valencia Restrepo quien desde esta
posición y con el apoyo de un nuevo grupo de decanos obró como canalizador de las
mejores iniciativas de estudiantes y profesores. La idea central que planteaba desde su
posición, como se puede constatar en una revisión pormenorizada de las actas de la
Comisión de Decanos desde finales de 1974 y durante 1975, así como en las entrevistas
72 L. J. Villegas Botero, Op. Cit., p. 14.
49
a algunos de quienes entonces se encontraban en la Universidad, era la de lograr una
reestructuración académica con la consecuente reforma administrativa en Medellín.
El 7 mayo de 1975 se planteó como objetivo central de la reestructuración
académica el cualificar la docencia, y hacer énfasis en la investigación y la extensión;
en la perspectiva de una universidad abierta a la comunidad y que divulgara
adecuadamente su quehacer. Propuso también la creación de una Sección de Extensión
Cultural.73 Estas propuestas tuvieron una discusión amplia, no sólo entre los miembros
de la Comisión de Decanos, sino en la comunidad universitaria mediante seminarios,
folletos, asambleas presididas por el Vicerrector; y cada vez más, a la luz de las
sugerencias y críticas expuestas, se fue perfilando el proyecto de reestructuración
académica. Este proceso tan reconfortante por la apertura y claridad con que se
adelantó, se consignó paso a paso en las Actas de la Comisión de Decanos.74
El Vicerrector presentó a consideración de la Comisión la reestructuración
académica propuesta por la Seccional, siguiendo la observación de la Oficina de
Planeación Académica de Bogotá, acogida unánimemente por los profesores del
Departamento de Ciencias Humanas. En adelante la Seccional debía contar con cinco
Facultades y veinte y un Departamentos divididos en secciones:
Facultad Departamento
Agronomía Recursos Forestales
Recursos agrícolas
Recursos pecuarios
Tecnología agropecuaria
Arquitectura Planeación y diseño
Construcción
Artes
Ciencias Matemáticas
Física
Química
Biología
Ciencias de la tierra
73 Archivo y Correspondencia-Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín, (de ahora en adelante
se citará A.C.U.NAL.), Actas Comisión de Decanos, acta 37, pp. 2-3. 74 A.C.U.NAL, Actas Comisión de Decanos, actas 13, 15, 26, 27, 28 y 29.
50
Ciencias
Humanas
Economía Agrícola
Historia
Humanidades
Minas Ingeniería civil
Electricidad y electrónica
Tecnología mecánica
Minas y Energía
Sistemas y administración
Procesos químicos
Gráfico I
Fuente: A.C.U.NAL, Actas Comisión de Decanos, acta No. 28 de julio 31 de 1975, pp. 2-3.
A la par con el proyecto del vicerrector Darío Valencia, el profesor Alfonso
Ramírez, presentó otro proyecto que buscaba la reestructuración docente de la
Seccional:
…paralelamente a la reestructuración académica de la universidad, operar
coordinadamente en la actualización de los esquemas docentes de los cursos,
métodos de enseñanza, planes de estudios, etc. Propone también continuar
el trabajo sobre el reglamento estudiantil para así conseguir el cambio total
de la actual estructura.75
Ya maduro el proyecto del vicerrector, fue presentado al Concejo Académico en
Bogotá para su estudio. Este organismo designó una Comisión de Planeación
Académica y de la Facultad de Ciencias de la Seccional Bogotá; como resultado de su
visita a Medellín propuso, en el mes de septiembre, la creación de dos Facultades: la de
Ciencias y la de Ciencias Humanas.
Finalmente el Concejo Superior Universitario, en sección del día 23 de octubre
de 1975, aprobó la reestructuración académica de la Seccional. Vale la pena destacar
entre los puntos del acuerdo, los siguientes:
- Que es política de la Universidad dotar a las sedes de las unidades
académicas que les permitan convertirse en centros universitarios completos
[…]
- Que las directivas de la mencionada Seccional han presentado un proyecto
de reestructuración académica que es el resultado de amplias consultas a la
comunidad universitaria […]
- Que en dicho proyecto se destaca el apoyo a las Ciencias Básicas y a las
Ciencias Sociales a través de la creación de una Facultad de Ciencias y otra
de Ciencias Humanas, y también la reorganización más lógica y operativa de
todos los departamentos actualmente existentes […]
75 A.C.U.NAL, Actas Comisión de Decanos, acta, No. 28 de julio de 1975, p. 2.
51
- Que el Concejo Académico en su sesión del 15 de octubre de 1975 acordó
por unanimidad recomendar al Concejo Superior Universitario la adopción
de la nueva estructura propuesta por la Seccional de Medellín”.76
1.1. LOS PRIMEROS AÑOS DE LA FACULTAD
Muchos fueron los problemas y de muy diverso origen, que debió afrontar
simultáneamente la nueva Facultad. Al momento de ser creada estaba en vigencia la
política orientada por el presidente Alfonso López Michelsen de duplicar durante su
gobierno los cupos universitarios. Durante el período presidencial anterior la población
estudiantil de la Seccional Medellín había decrecido, como lo evidencian los datos
elaborados por la Oficina de Planeación. En los años 1975 y 1976 se amplió en esta
Seccional el cupo para estudiantes nuevos a cifras nunca antes ni después alcanzadas.
En consecuencia, el volumen de servicios docentes creció notoriamente.77
Al finalizar el período de persecución, de inestabilidad y al recobrar la
Universidad Nacional de Colombia, Seccional Medellín, su nivel académico, los
programas de Humanidades alcanzaron la importancia que les correspondía. La
aplicación efectiva de todo esto fue el reintegro y la consecución de profesores idóneos,
la nueva creación del programa de Humanidades común para todas las ingenierías
(Facultad de Minas) y la aprobación de un plan de Humanidades para la Facultad de
Arquitectura. En la Facultad de Agronomía se aprobaron programas de Humanidades
con la misma perspectiva. En un documento de febrero de 1975, el Departamento de
Humanidades resumió así sus objetivos:
El Departamento a partir de las consideraciones expuestas ha orientado su
labor hacia un objetivo general que podría definirse así: Ubicar al estudiante
en el contexto social, diseñando una programación que le de los
instrumentos teóricos y metodológicos básicos para el análisis crítico de la
sociedad colombiana. Ahora bien, para este trabajo se dispone en el marco
actual de la Universidad de un tiempo limitado que tiene que ser
aprovechado al máximo. […] La preocupación fundamental ha radicado en
no caer en la transmisión de información sino en la preparación
metodológica que ponga las bases para que una vez producida la motivación
en el estudiante, éste, eventualmente, pueda continuar la investigación por su
propia cuenta, tanto durante su preparación profesional como más allá de
ella. Además se ha pensado que es altamente positivo el que a lo largo de
toda la carrera el estudiante esté por lo menos durante dos horas semanales
en contacto con la temática social, pues la orientación estrictamente técnica
de su formación tiende a separar al estudiante de todo interés por la
problemática social que se juega tras la empresa profesional. Se ha pensado,
pues, la cátedra de humanidades, como el ámbito en el cual el técnico puede
realizar una reflexión, sobre la vida social en la que está inmerso
76 Cf. A.C.U.NAL, Actas Comisión de Decanos, acta 39. 77 L. J. Villegas Botero, Op. Cit., p. 16.
52
necesariamente y donde puede pensar la articulación de su quehacer
profesional con las determinantes sociales, articulación las más de las veces
velada por la representación que de sí misma genera la vida social. 78
El reforzamiento de las Humanidades en las carreras técnicas, tras su limitación
en los años inmediatamente anteriores, hizo que el Departamento, adscrito a la Facultad
de Arquitectura, creciera notablemente. Este desarrollo cuantitativo implicaba ventajas
y peligros, el principal era el estancamiento del profesorado si no se superaba el nivel de
los cursos de “servicio”. Además traía consigo una contradicción entre un número
crecido de profesores y un campo de acción estrecho, al carecer la Seccional de
programas de estudio en el área de las ciencias sociales.79
Al crearse en 1975 por medio del Acuerdo 80 del Consejo Superior
Universitario, la Facultad de Ciencias Humanas, el antiguo Departamento de
Humanidades adquirió un nuevo estatuto en los campos de la docencia, la investigación
y la administración. Al constituirse las nuevas Facultades de Ciencias y de Ciencias
Humanas, se cristalizó un intento de fomentar la investigación y la creación científica.
Además, la estructura de la nueva Facultad, con sus tres Departamentos, superó
con creces la precaria existencia de las unidades, un Departamento y dos Secciones, que
la antecedían en las distintas Facultades. El Departamento de Humanidades, que
preexistía ya en la Facultad de Arquitectura, se vio reforzado por los docentes de la
antigua Sección de Humanidades e Idiomas, que venía funcionando en la Facultad de
Minas; al Departamento de Historia, completamente nuevo, se adscribieron algunos
docentes de las dos unidades antes mencionadas, quienes venían desempeñándose en el
área de Historia de Colombia o de Historia de la Arquitectura; y al Departamento de
Economía Agrícola se trasladaron algunos docentes de la Sección de Economía y
Ciencias Sociales de la Facultad de Agronomía.
Al ser creada la Facultad de Ciencias Humanas le fue confiada también la
responsabilidad de administrar la carrera de Economía Agrícola que, como antes se dijo,
había sido creada ocho años en la Facultad de Agronomía (1968). Su traslado a Ciencias
Humanas estuvo acompañado por un profundo cambio en su plan de estudios. Para la
profesora Elena Estrada la formación de los estudiantes antes de 1975 no podía dotar:
78 A. Tirado Mejía y L. J. Villegas Botero, Op. Cit., p. 132. 79 Cf. Gloria Mercedes Arango de Restrepo, Guillermina Palacio T., Luis Javier Ortiz M. y León Restrepo
M., “Consideraciones acerca de la enseñanza de la historia en las Facultades de Arquitectura”, en:
Ciencias Humanas. Revista de la Facultad de Ciencias Humanas, Medellín, Universidad Nacional de
Colombia, vol. 1, No. 1, 1981, pp. 49-60.
53
…al Economista Agrícola del bagaje teórico para enfrentarse a la
investigación y al estudio del sector agropecuario, ni para el análisis de la
estructura social agraria, y en consecuencia no lo capacitaba para su
participación en el diseño y ejecución de una verdadera política agraria.80
Fruto de estos nuevos aires, la reforma en el plan de estudios se dirigió a hacer
énfasis fundamentalmente en el área de teoría económica. La fusión de los tres
Departamentos provocó el nacimiento de una Facultad inédita en la Universidad
Nacional de Colombia.
Adicionalmente, los cursos de Historia de la Arquitectura, que recibían los
alumnos de dicha Facultad, eran servidos en gran proporción y con solvencia por
arquitectos quienes, al crearse el Departamento de Historia, propusieron su retiro de
aquellos para dedicarse a otras actividades más afines a su profesión. Para completar el
cuadro, la Facultad de Minas, mediante reforma a su plan de estudios, introdujo en
todos sus programas de Ingeniería una secuencia de diez asignaturas obligatorias, de las
entonces denominadas “Humanidades”, cuyo objeto era “permitir al futuro ingeniero
entender los marcos socioeconómicos que condicionan su quehacer profesional”.81
Desde la constitución del Departamento de Historia se buscó concretar un
antiguo anhelo entre sectores amplios del profesorado, de crear una carrera de
Historia.82 De esta manera se consolidó la Facultad al administrar nuevos programas
docentes y sobre todo, se abrieron al profesorado perspectivas de investigación y
profundización, lo que contribuyó de manera indirecta al beneficio de los cursos de
servicio.
El objetivo de este programa fue formar investigadores de la Historia. Por ello se
centró en la Historia de Colombia, no exclusiva pero sí primordialmente, en cuanto sólo
en este campo se tenía acceso a las fuentes documentales consignadas en los archivos.
Este programa se elaboró en numerosas reuniones del Departamento con asesoría de
otras universidades del país y posteriormente se tramitó ante las directivas de la
Universidad Nacional para buscar su iniciación.
80 E. Estrada O., Op. Cit., p. 11. 81 D. Valencia Restrepo, Op. Cit., p. 3. 82 El primer decano de la Facultad de Ciencias Humanas, Álvaro Tirado Mejía, sostenía que en la
creación un programa en “Historia de Colombia”: “…las razones que tuvieron en cuenta en la preparación
del proyecto, la importancia que han tenido los estudios históricos en el mundo actual, hacen hincapié en
la formación de investigadores de nuestra realidad que plantea la nueva carrera y responden a las
inquietudes sobre experiencias tenidas en otras universidades.”. Cf. A.C.U.NAL., Actas de Comisión de
Decanos, Acta 07 del 4 y 12 de marzo de 1976, p. 7.
54
Para lograr que la investigación histórica pudiera acudir a fuentes primarias, y al
mismo tiempo se lograran rescatar los archivos regionales, en muchos casos en peligro
inminente de desaparición, se suscribió entre la Universidad de Antioquia y la
Universidad Nacional, Seccional Medellín, un convenio para la microfilmación de una
colección de prensa del siglo XIX, como primera fase de un proyecto más ambicioso de
microfilmación de archivos históricos. Para este programa se solicitó la colaboración
por parte de Colciencias, con miras a formar un centro de documentación histórica.
Entre tanto, el profesorado, reunido en claustros, postuló al profesor Álvaro
Tirado Mejía como su candidato a ocupar la Decanatura, y el Concejo Superior
Universitario acogió este nombre y procedió a designarlo, a finales de 1975, como el
primer Decano de la Facultad. En votación universal y secreta el profesorado eligió
como su representante ante el Concejo Directivo a la profesora Margarita Trujillo Uribe;
y los Claustros de cada uno de los Departamentos propusieron a los siguientes
candidatos para la dirección de los mismos: Economía, al profesor Guillermo Quiroz
Villa; Historia, al profesor Luis Javier Villegas Botero, y Humanidades, al profesor Luis
Alfonso Paláu Castaño. Como secretario de la Facultad fue designado el profesor Jairo
Montoya Gómez y como director de la carrera de Economía Agrícola a Luis Guillermo
Posada Londoño.83
Configurada ya la nómina de los principales cargos académico-administrativos,
se instaló el Concejo Directivo de la Facultad el 25 de marzo de 1976 y a partir de ese
momento asumió plenamente la gestión de los asuntos que estatutariamente le
competen. Entre sus primeras tareas, la Facultad abordó dos de especial significación
para su futuro desarrollo: la creación del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) y la
realización del Primer Seminario sobre la enseñanza de las Ciencias Sociales en las
universidades del Estado.
La creación del CIS respondía no sólo a la necesidad práctica de coordinar los
trabajos de grado de los estudiantes de Economía Agrícola, sino fundamentalmente a
propiciar el desarrollo de la investigación, tanto de profesores como de estudiantes, eje
de una auténtica institución universitaria y motivo fundamental esgrimido por sus
gestores en el proceso de creación. El Primer Seminario sobre la enseñanza de las
Ciencias Sociales, realizado los días 28, 29 y 30 de abril de 1976 en el Aula Máxima de
la Facultad Nacional de Minas, fue un evento que contó con la financiación y la
83 Ibídem.
55
asistencia de delegados de Colciencias y el ICFES, además de un centenar de
participantes de catorce universidades públicas; este evento fue, la presentación a la
comunidad universitaria nacional de la nueva Facultad de Humanidades. La presencia
en él de los ex rectores Luis Carlos Pérez y Gerardo Molina, del vicerrector Darío
Valencia Restrepo, de las directivas de la Facultad y de numerosos docentes de las
disciplinas sociales, así como estudiantes de la Seccional, por una parte, y la riqueza
temática y seriedad de las ponencias, discusiones, y particularmente la mesa redonda
final sobre la Universidad Pública, por otra, hicieron de éste un acontecimiento
memorable, que marcó el rumbo a la naciente Facultad.
56
TERCERA PARTE
I. LA BASE DE LA EDUCACIÓN SUPERIOR: LOS PREGRADOS
1. LA CONSOLIDACIÓN DEL PROYECTO ACADEMICO
Colombia ha dado pasos importantes para permitir la creación de nuevas instituciones
de educación superior y para incorporar a los estudiantes, como parte activa de esa área,
en la definición de qué carreras se ofrecen, con qué contenidos y en qué nivel de calidad
educacional. Esto ha permitido el desarrollo positivo de la educación superior en el país.
En la actualidad más de una centena de entidades de educación superior, incluyendo
universidades y centros de formación tecnológica, que ofrecen una amplia variedad de
oportunidades de formación.
Ilustración VI
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, 2002.
Con la reforma académica y administrativa puesta en marcha durante 1975, fue
trasladada la carrera de Economía Agrícola, que funcionaba desde 1968 en la Facultad
57
de Ciencias Agropecuarias, a la nueva Facultad de Ciencias Humanas; desde el mismo
momento en que esta comenzó a funcionar, los profesores del Departamento de Historia
emprendieron la tarea de abrir un programa de pregrado que hiciera énfasis en la
investigación en esa área. Fue así como en 1978 se dio inicio a la carrera de Historia.
Casi veinte años después, en el año 2000, se autorizó la apertura del programa
académico de Ciencia Política, como réplica del que venía funcionando en la Facultad
de Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Sede Bogotá desde 1994. El buen
desempeño académico de los egresados pertenecientes a los tres programas de la
Facultad: Economía, Historia y Ciencia Política, se ha hecho evidente en los
reconocimientos recibidos por parte de las instancias académicas en la elaboración de
los trabajos de grado, varios trabajos han sido laureados y meritorios, al aplicar los
conocimientos adquiridos durante su formación a terrenos y temáticas inexploradas o
débilmente estudiadas. Recientemente, se ha comenzado a contemplar la creación de
nuevas ofertas de pregrado en áreas como la Geografía y la Filosofía para la sede
Medellín de la Universidad Nacional de Colombia84.
2. ECONOMÍA
En 1968 la Facultad de Agronomía con el fin de proporcionar a los estudiantes los
conocimientos básicos que les permitieran incorporarse a la comunidad disciplinaria de
los economistas, a su lenguaje y a las problemáticas modernas propias de la disciplina,
creó la carrera de Economía Agrícola. El primer plan de estudios fue estructurado bajo
los parámetros de la Misión Nebraska, y se desarrolló inserto dentro del contexto de la
“Alianza para el Progreso”, plan para el desarrollo socioeconómico de Latinoamérica
firmado en Uruguay para el periodo 1961–1970, y el Pacto de Chicoral firmado en
Colombia a mediados de 1973, promovido en el marco de la Reforma Agraria que en
ese momento implementaba el gobierno nacional. Con este plan de estudios no se
lograba dotar al Economista Agrícola de las bases teóricas y técnicas necesarias para
enfrentar asuntos como: la investigación y el análisis macroeconómico del sector
agropecuario y sus relaciones intersectoriales, los planes de desarrollo, y la estructura
agraria y sus tendencias; el programa curricular tenía un marcado acento utilitarista y
84 Archivo de Gestión Decanatura Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, documento: “Propuesta
de Reestructuración Académico-Administrativa de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas”,
junio 2005, p. 7
58
pragmático, que entraba en contradicción con la formación que el mercado de trabajo
exigía en ese momento.
A mediados de 1974 un grupo de estudiantes, profesores y egresados, adelantó la
reforma del llamado “pensum Nebraska”, la cual se concretó en 1975 con la
transformación del área de Economía y la incorporación del conocimiento de las
diversas escuelas económicas; sin embargo, durante mucho tiempo estuvo orientada
hacia la tendencia marxista; el área agropecuaria también se vio transformada de manera
profunda; se adoptaron tres cursos básicos: Ciencias Naturales, Introducción a la
Ecología y Ecología, además de tres cursos avanzados en Sistemas Agrológicos. Este
cambio curricular coincidió con la reestructuración académica de la Seccional; la
carrera de Economía Agrícola fue trasladada a la naciente Facultad de Ciencias
Humanas.
Entre 1979 y 1980 se emprendió una nueva reforma curricular que definió como
objeto de estudio del Economista Agrícola, la formación social agraria y los diversos
modos y formas de producción que la integran, así mismo particularizaba sus estudios
en el sector agropecuario. Para tal efecto, el análisis de la Renta del Suelo se convirtió
en la espina dorsal de la formación impartida, haciendo posible el estudio científico del
desarrollo del agro en Colombia; a la par, se introdujeron las asignaturas de Estructuras
Agrarias y Teoría de la Renta, los cursos de Agroecología, Ecología y Productos
Agrícolas, que pretendían entregar al estudiante herramientas teóricas y prácticas para
comprender las condiciones medio ambientales, productivas y tecnológicas en las que se
realiza la producción, ya que el profesional formado en esta área debía entender el
macro funcionamiento de la naturaleza, la modificación de esta por las diversas formas
productivas y los límites que impone a la producción agropecuaria.85
En 1986 una comisión del Consejo Directivo de la Facultad elaboró una
propuesta de reforma al plan curricular de Economía Agrícola que fue presentada sin
éxito al Comité de Programas Curriculares de Medellín, y en Bogotá cuatro años
después.
En 1990 se propuso sustituir el programa de pregrado en Economía Agrícola por
uno de Economía; dicha propuesta fue aprobada al año siguiente por el Consejo
Académico. Se establecieron cuarenta y cuatro asignaturas y las áreas de Gestión y
85 Cf. Guillermo Maya, “La Formación y la práctica del economista moderno”, Ensayos de Economía,
Medellín, Universidad Nacional de Colombia, Vol. 1, No. 2, julio, 1990.
59
Finanzas, Economía Agraria y Economía Internacional, como líneas de profundización
para el nuevo plan de estudios86.
El Consejo de Sede introdujo, en el 2001, algunos cambios en los correquisitos
del programa, eliminó una materia e incluyó dos nuevas en el área de Matemáticas y,
reemplazó el Seminario de Grado por el curso Investigación Económica. Durante el
2003 y 2004 se introdujeron cambios en los prerrequisitos: las asignaturas de Historia
Social de Colombia y Medición Económica cambiaron de semestre y Computadores en
Economía fue reemplazada por el curso Filosofía de la Ciencia87, de tal manera que,
para el 2005, el plan estaba estructurado así:
PLAN DE ESTUDIOS DE LA CARRERA DE ECONOMÍA.
VIGENTE PARA 2005
Semestre 1 Semestre 2 Semestre 3 Semestre 4 Semestre 5
Matemáticas I Matemáticas II Matemáticas III Macroeconomía
I
Macroeconomía
II
Fundamentos de
Economía
Economía
Política I
Economía
Política II
Economía
Política III
Análisis
Financiero I
Pensamiento
Económico
Microeconomía
I
Microeconomía
II
Microeconomía
III
Economía
Matemática
Geometría Filosofía de la
Ciencia
Sistema de
Información
Contable
Estadística I Historia Social
de Colombia
Contexto I Álgebra Lineal Medición
Económica
Contexto III Estadística II
Contexto II
Semestre 6 Semestre 7 Semestre 8 Semestre 9 Semestre 10
Macroeconomía
III
Dinámica
Económica
Profundización
I
Profundización
III
Modalidad de
Trabajo de
Grado
Análisis
Financiero II
Economía
Publica
Profundización
II
Seminario de
Grado
86 Con motivo de la desaparición de la carrera de Economía Agrícola, fueron interrogados varios
profesores extranjeros sobre la importancia y la pertinencia de este tipo de estudios de pregrado en un país
como Colombia; en sus respuestas resaltaron la importancia de que un país como el nuestro contara con
un programa académico donde tuvieran relevancia problemas de política económica, donde se tuviera
como objeto el análisis económico del sector agropecuario. Ver: Guillermo Maya, “La desaparición de la
carrera de Economía Agrícola en la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín”, Boletín Técnico
Facultad de Ciencias Agropecuarias, Medellín, No. 2, 1993, pp. 13-16. 87 Archivo de Gestión, Departamento de Economía, Consejo Académico, Acuerdo No. 11 del 23 de
agosto de 1991; Consejo de Sede, Acuerdo No. 4 del 9 de febrero de 2001, Acuerdo No. 21 del 7 de
noviembre de 2003; Acuerdo No. 40 del 12 de noviembre de 2004.
60
Econometría Evaluación de
Proyectos-
Economía
Electiva I Profundización
IV
Gestión
Tecnológica-
Economía
Economía
Internacional
Electiva II Electiva III
Economía
colombiana I
Economía
colombiana II
Desarrollo
Económico
Gráfico II
Fuente: Acuerdo No. 40 de 2004 del Consejo de Sede, artículo 2°
De acuerdo al plan de estudios vigente, la carrera de Economía tiene como
objetivo capacitar a los estudiantes para desempeñarse con solvencia en actividades de
investigación, consultoría y proyección comunitaria propias del quehacer profesional
del economista, con responsabilidad social. Para tal fin, el pregrado en Economía cuenta
con tres líneas de profundización: Gestión y Finanzas, Economía Internacional y
Economía del Medio Ambiente.
3. HISTORIA
El Consejo Superior Universitario creó la carrera de Historia en 1978 por medio
del Acuerdo No. 38; este hecho estuvo inscrito en medio de un contexto marcado por
los debates teóricos en torno a la disciplina, la creciente influencia de la escuela
francesa de los Annales, la historiografía marxista y la consolidación de la Nueva
Historia en el país. Fue una de las primeras experiencias en la formación profesional de
historiadores con una clara orientación hacia la investigación, en contraste con otras
universidades del país, donde los estudios superiores en Historia eran impartidos desde
las facultades de Educación y buscaban la formación de licenciados en esta área. Desde
sus inicios, la carrera fue planteada para cursarse en 10 semestres. El programa
curricular constaba de 46 asignaturas que estructuraban tres áreas: una de formación,
una de investigación y una de información histórica. En el siguiente cuadro se recoge la
estructura del pensum con el que se iniciaron los estudios de Historia en la Facultad.
61
PRIMER PROGRAMA CURRICULAR DE LA CARRERA DE HISTORIA,
1978
Semestre 1 Semestre 2 Semestre 3 Semestre 4 Semestre 5
Historia
universal I
Historia
universal II
Historia
universal III
Historia
universal IV
Historia
universal V
Epistemología Prehistoria de
América y
Colombia
Historia de
Colombia I
Historia de
Colombia II
Historia de
Colombia III
Etnología Lingüística Seminario de
Investigación I
Seminario de
Investigación II
Seminario de
Investigación
III
Técnicas de la
investigación
Economía I Economía II Economía III Economía IV
Matemáticas
generales
Estadística I Estadística II Teoría de la
Historia I
Teoría de la
Historia II
Semestre 6 Semestre 7 Semestre 8 Semestre 9 Semestre 10
Geografía
Histórica de
Colombia
Seminario
Historias
Particulares I
Seminario
Historias
Particulares II
Seminario
Historias
Particulares III
Seminario
Historias
Particulares IV
Historia de
Colombia IV
Historia de
Colombia V
Historia de
América Latina
I
Historia de
América Latina
II
Historia de las
Ciencias
Seminario de
Investigación
IV
Seminario de
Investigación V
Seminario de
Investigación
VI
Seminario de
Tesis I
Seminario de
Tesis II
Historiografía Semiología Historiografía
Colombiana
Historiografía
Contemporánea
Teoría del arte Sociología
Gráfico III
Fuente: Programa curricular de Historia. Informe final de Autoevaluación, Medellín,
Universidad Nacional de Colombia, marzo de 2002.
El área de formación, integrada por asignaturas que buscaban proveer al
estudiante los elementos conceptuales de la Historia y el conocimiento básico de
disciplinas necesarias para la investigación histórica la constituían las asignaturas:
Teoría de la Historia, Historiografía, Sociología, Etnología, Epistemología, Lingüística,
Semiología, Teoría del Arte, Teoría de las Ciencias, Economía, Matemáticas Generales
y Estadística. El eje de la carrera estaba representado por el área de investigación, con la
cual se pretendía acercar al estudiante a las fuentes, su manejo y su interpretación;
62
estaba conformada por asignaturas de carácter práctico como: Técnicas de Investigación
y los Seminarios de Investigación, de Historias particulares y de Tesis. El área de
información histórica estaba conformada por asignaturas como Geografía Histórica de
Colombia, Pre-Historia Americana y Colombiana, las Historias de Colombia, de
América Latina y Universales, que ofrecían al estudiante conceptos básicos necesarios
para enfrentar el área de investigación.
En 1992 el plan de estudios de la carrera fue reestructurado y se establecieron 43
asignaturas distribuidas de la siguiente manera: 32 para el núcleo disciplinar (que
continuó conformado por las áreas de formación, de información y de investigación) y
11 para el componente flexible (seis cursos de líneas de profundización, un curso
electivo, dos contextos y dos asignaturas para el desarrollo del trabajo de grado).
Historia Social de Colombia, Fuentes Históricas y Archivística, Historia de las Prácticas
Discursivas e Historia de los Imaginarios Colectivos, fueron aprobadas como Líneas de
profundización. En 1995, el Consejo de Facultad agregó la Línea Mentalidades y
Sociedades, como consecuencia de la consolidación del grupo de trabajo profesoral en
esta área88. El plan de estudios fue reformado nuevamente en 1998 por medio del
Acuerdo 9 del Consejo de Sede; el número de asignaturas fue reducido a 40,
distribuidas así, 30 nucleares y 10 del componente flexible, fue suprimida casi la
totalidad de los prerrequisitos, el número de asignaturas de línea de profundización fue
reducido de seis a cuatro y se hizo un cambio en la denominación de las mismas.
El programa se ha caracterizado por su énfasis en investigación, producto del
vínculo entre el desarrollo de las asignaturas del plan de estudios con la experiencia de
los docentes, que permiten la vinculación de los estudiantes a los grupos que ellos
orientan. La reglamentación de los Programas Especiales de Trabajo Académico –
PETA- ha permitido a varios estudiantes pertenecer a equipos de investigación y de
extensión, desarrollar sus trabajos de grado mediante pasantías en entidades como el
Museo de Antioquia, la Universidad EAFIT, la Fundación Antioqueña para los Estudios
Sociales FAES, el Archivo Histórico Judicial de Medellín, y el Sena con su programa
Asuempresa; de igual forma, el programa tiene convenios y acuerdos de acercamiento
que permiten a estudiantes y profesores establecer relaciones efectivas con otras
comunidades académicas y con instituciones de carácter profesional y gremial nacional
e internacional, que se traducen en la participación en las Muestras Regionales de
88 Consejo Académico, Acuerdo No. 20 de 1992, Consejo de Facultad, Acuerdo 4 de 1995.
63
Historia, los Encuentros Latinoamericanos y Colombianos de Estudiantes de Historia,
los Congresos de Historia de Colombia, y la vinculación de docentes y egresados en la
Asociación de Historiadores de Colombia y algunos de los profesores en asociaciones
internacionales.
El plan de estudios vigente para 2005 busca formar historiadores competentes
para la investigación en distintos campos de la disciplina histórica y los énfasis
formativos están orientados hacia la Historia de las Sociedades y las Culturas, Historia y
Filosofía de las Ciencias, Patrimonio y Cultura, y Archivística. El programa consta de
treinta y nueve asignaturas, de las cuales veintinueve conforman el núcleo disciplinario
de la carrera que le proporciona al estudiante una formación básica sobre la disciplina y
otras afines (entre ellas están las Historias Generales, de América y de Colombia; las
Teorías de la Historia e Historiografía, Etnología, Economía, Demografía Histórica,
Semiología, Lingüística y las Teorías de la Sociedad y la Cultura); las diez asignaturas
restantes conforman el componente flexible que busca complementar la formación
humanística, técnica y científica de los estudiantes, al igual que desarrollar sus intereses
particulares y orientar su trabajo de grado; este componente consta de tres contextos,
cuatro cursos electivos y tres semestres de profundización.
PLAN DE ESTUDIOS VIGENTE PARA 2005
Nivel 1 Nivel 2 Nivel 3 Nivel 4 Nivel 5
Historia I Historia II Historia III Historia IV Historia V
Encuentro de
Mundos
Historia de
Colombia II
Historia de
Colombia III
Historia de
Colombia IV
Historia de
Colombia V
Fundamentos de
Economía
Teoría de la
Historia I
Teoría de la
Historia II
Semiología Historia
Económica
Lingüística Etnología Historia de
América Latina
II
Historia de
América Latina
III
Historia de
América Latina
IV
Paleografía y
Diplomática
Contexto I Electiva I Geografía
Histórica
Contexto II
Nivel 6 Nivel 7 Nivel 8 Nivel 9
Historia VI Historiografía I Historiografía II Electiva III
Historia de
Colombia VI
Profundización
II
Profundización
III
Electiva IV
64
Teorías de la
Sociedad y la
Cultura I
Teorías de la
Sociedad y la
Cultura II
Trabajo de
Grado
Profundización
I
Electiva II
Demografía
Histórica
Contexto III
Gráfico IV
Fuente: Plegable informativo de la Carrera de Historia.
El promedio de estudiantes que ingresan al programa de Historia pasó de 20 a 36
en el primer nivel, para el lapso comprendido entre 1995 – 1998 y 1998 – 2001 y
continúa la tendencia hasta el presente.
El programa ha contemplado una variedad de temas y modalidades para la
realización del Trabajo de Grado y provee a los estudiantes de herramientas para el
trabajo interdisciplinario. En este sentido, el Acuerdo 04 del 2000 del Consejo de
Facultad, determinó las modalidades de Trabajo de Grado en la Facultad de Ciencias
Humanas y Económicas, que comprende las siguientes opciones: Trabajo monográfico,
participación en investigación institucional, realización de una pasantía o trabajo de
extensión, y el cursar asignaturas del primer semestre de Maestría. El Acuerdo 001 de
2005, del Consejo Superior Universitario, estableció que el Trabajo de Grado podía ser
considerado como una asignatura y con ello pretende agilizar la terminación del
programa para muchos estudiantes.
El éxito de la propuesta académica del programa de Historia se ha hecho
evidente en la idoneidad de sus egresados, que desde las primeras promociones se
desempeñan de manera satisfactoria en distintas áreas como la docencia (a nivel básico
y universitario), la investigación y la gestión cultural; además los trabajos de grado de
muchos de ellos han sido merecedores de distinciones académicas, la mayoría de tesis
meritorias y laureadas en la Facultad fueron elaboradas por estudiantes de Historia,
además un buen número de ellas ha sido publicado .
4. CIENCIA POLÍTICA
La apertura de la carrera de Ciencia Política en la Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas fue autorizada por el Consejo Académico mediante el Acuerdo No. 64 de
mayo del 2000, teniendo en cuenta que la carrera había sido creada en la Facultad de
65
Derecho, Ciencias Políticas y Sociales de la Sede Bogotá de la Universidad Nacional de
Colombia en 1994;89 contó además la pertinencia y la validez de las líneas de
profundización propuestas: Teoría política, Administración Pública y Relaciones
Internacionales y el hecho de que la Facultad contara con los recursos educativos y con
la infraestructura física requeridos para su apertura. Además, existía un grupo de
investigación en Ciencia Política que se había consolidado en el departamento de
Historia; este grupo de profesores había prestado apoyo, durante varios años, en los
cursos de Historia Política, Historia Política Colombiana e Historia de las Ideas
Políticas, para la carrera de Economía y sus postgrados. Su existencia, logró fortalecer
el estudio de los problemas de políticas públicas, economía internacional y
globalización. Los vínculos del grupo con investigadores del Instituto de Estudios
Políticos y Relaciones Internacionales –IEPRI-, de la sede Bogotá, con la Escuela de
Administración Pública de Medellín –ESAP-, con los docentes investigadores de las
maestrías en Ciencia Política y Filosofía Política de la Universidad de Antioquia, de la
Especialización en Análisis Político y del Estado de la Universidad Autónoma
Latinoamericana, y de la maestría en Estudios Políticos de la Universidad Pontificia
Javeriana de Cali, y de la Universidad Pontificia Bolivariana de Medellín, contribuyeron
a la puesta en marcha del proyecto.
En la carrera se definió como objetivo la formación de politólogos profesionales
que se desempeñaran como funcionarios y asesores de Estado, con capacidad
investigativa, aptos para formular, elaborar y desarrollar proyectos de investigación en
diversos campos de la política. El plan de estudios, conformado por cuarenta materias,
se compone por un núcleo profesional que se divide en cinco áreas: Política, Jurídica,
Histórico-Económica, Apoyo Investigativo y Relaciones Internacionales; ofrece tres
líneas de profundización: Teorías políticas, Administración Pública y Relaciones
Internacionales. Con el componente flexible se complementa la formación de los
estudiantes.
89 En el año de 1994 el Consejo Académico aprobó el plan de estudios de la carrera de Ciencia Política
con el Acuerdo No. 20 del 2 de diciembre, y el Consejo Superior Universitario por medio del acuerdo No.
105 del 14 de diciembre, creó la carrera en la Sede Bogotá.
66
PLAN DE ESTUDIOS VIGENTE PARA EL AÑO 2005
Nivel 1 Nivel 2 Nivel 3 Nivel 4
Introducción a la
Ciencia Política
Teoría del Estado Teoría del Poder Sistema Político
Colombiano
Historia Político
Económica de
Colombia
Teoría de las
Relaciones
Internacionales
Sistemas Políticos Ciencias de la
Administración
Derecho
Constitucional
general
Derecho
Constitucional
Colombiano
Política Económica Seminario
Problemas de
Historia
Contemporánea
Ideas Políticas I Ideas Políticas II Historia de las
Relaciones
Internacionales
Seminario
Problemas de
Política
Internacional
Introducción a la
Economía
Economía
Colombiana
Métodos
Cuantitativos en
Ciencias Sociales
Taller de
Investigación
Contexto I Contexto II Derecho
Administrativo
Nivel 5 Nivel 6 Nivel 7 Nivel 8
Partidos Políticos y
Sistemas Electorales
Políticas Públicas Línea de
Profundización III
Línea de
Profundización IV
Seminario Cultura
Política
Seminario de la
Integración Política
y Económica
Línea de
Profundización IV
Electiva
Derecho
Internacional Publico
Línea de
Profundización I
Electiva Trabajo de Grado
Seminario Problemas
Latinoamericanos
Línea de
Profundización II
Trabajo de Grado
Electiva Electiva
Gráfico V
Fuente: Plegable informativo carrera de Ciencia Política. Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas, Sede Medellín.
Dado el poco tiempo transcurrido desde su inicio, parecería apresurado hacer un
balance de la propuesta curricular; sin embargo, los resultados obtenidos hasta el
momento han sido satisfactorios a todo nivel. El número de aspirantes en los exámenes
de admisión ha sobrepasado el tope máximo de cupos ofrecidos, lo que da cuenta de la
actualidad y pertinencia del programa; además, el promedio de los puntajes de admisión
ha sido en sucesivas ocasiones el más alto de la Sede.
67
Otros aspectos importantes están directamente relacionados con la preocupación
de los estudiantes por crear y mantener espacios de discusión complementarios a la
formación netamente académica, algo que se refleja en la calidad de los trabajos de
grado y en el desempeño mostrado por los egresados en el desarrollo de sus prácticas
académicas.
La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas en sus 30 años de vida
institucional, está empeñada en conservar lo mejor de su tradición académica y
dispuesta a consolidar su presencia en el contexto regional y nacional. Aspectos como la
articulación de la actividad investigativa con la docencia y la vinculación de estudiantes
como auxiliares de investigación en el desarrollo de proyectos dan cuenta de ello.
Además, es notable la preocupación constante por mantener un alto estándar académico,
tanto en los estudiantes como en los planes curriculares y por reducir el tiempo de
permanencia de la población estudiantil en los programas.
68
CUARTA PARTE
I. LA ESPECIALIZACIÓN DE CONOCIMIENTOS Y SU ARTICULACIÓN CON
LA SOCIEDAD: LOS POSTGRADOS EN LA FACULTAD
La investigación sistemática sobre algunas ciencias sociales en Colombia, comenzó en
la década de 1940 con la formación de investigadores en la Escuela Normal Superior y
el Instituto Etnológico Nacional, “quienes abordaron los estudios sobre cultura europea,
simultáneamente con algunos trabajos sociológicos y de historia económica bajo la
influencia de paradigmas marxistas y estructuralistas.”90 De igual manera, la
institucionalización de los estudios de Economía en el país se inició con la creación, en
1944, de los programas de Ciencias Económicas en la Universidad Nacional de
Colombia y en la Universidad de Antioquia.91
Sin embargo, sólo hasta la década de 1950 las universidades colombianas comenzaron a
institucionalizar de manera generalizada la formación profesional en Ciencias Sociales y
a establecer la investigación social sistemática empleando modelos paradigmáticos
comunes.
Los postgrados en Ciencias Sociales tienen una historia aún más reciente. Fue
sobre todo a partir de la década de 1980 que comenzaron a ser ofrecidos por las
universidades públicas y privadas, como muestra de los avances que en materia de
investigación y formación profesional habían alcanzado estas ciencias.
Este capítulo explorará la formación y consolidación de los diferentes programas
de postgrado que ofrece la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la
Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín. Ellos muestran cómo la Universidad
ha estado inmersa en los procesos de desarrollo profesional en Ciencias Sociales, no
sólo en la región, sino en el país y, al tiempo, ilustran la manera en que se han ido
posesionando en un medio en el que las Ingenierías, la Medicina y el Derecho eran las
más apetecidas opciones de formación académica.
90 Ligia Echeverri de Ferrufino y Germán Mesa Rodríguez, Op. Cit., p. 28. 91 Jaime Zuluaga Nieto, Op. Cit., p. 140.
69
1. PRINCIPIOS Y OBJETIVOS DE LOS POSTGRADOS EN LA UNIVERSIDAD
NACIONAL DE COLOMBIA
En el 2006, la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas cuenta con ocho programas
de Postgrado: las especializaciones en Economía Internacional, Estética, Ciencias
Políticas y la recién aprobada en Estudios Culturales; las Maestrías en Historia, Estética
y Ciencias Económicas; y el doctorado en Historia. Estos programas, justifican su
existencia en cinco principios fundamentales; en primer lugar se encuentra la
Universalidad, que según los parámetros de la institución:
se entiende como la coexistencia de las distintas disciplinas
profesionales así como de las diversas creencias y formas de
relacionarse con el mundo, que se interconectan por medio del diálogo
y la argumentación, otorgando prioridad a los acuerdos colegiados y
apoyándose en la adopción de los avances científicos, tecnológicos y
metodológicos que potencien los propósitos y metas de la
Universidad.92
En segundo lugar se encuentra la Investigación Integrada, que:
Busca promover la investigación como fundamento de los estudios de
postgrado generadora de conocimientos e impulsora de la
interdisciplinariedad. Igualmente pretende interactuar con el entorno
mediante la articulación de la investigación, la formación y la
extensión, así como promover el talento humano mediante el arte y la
cultura, para formar ciudadanos con responsabilidad social y
profesionalmente competentes.93
El principio del Compromiso Nacional, señala que:
Los procesos de generación, apropiación o difusión de conocimientos
deben estar vinculados a los problemas, temas e intereses de la nación
colombiana y deben articular personas, grupos e instituciones en redes
de conocimiento y aprendizaje social, en armonía con las estrategias
definidas por la Universidad de acuerdo con su misión.94
La Formación en y para la Autonomía, es el cuarto principio, defino como el
Ejercicio responsable y metódico de la autonomía académica y
administrativa para la generación de cultura y conocimiento centrada
en los fundamentos de los saberes y no solamente en los
procedimientos, para construir comunidades académicas, autónomas,
92 Archivo Oficina de Postgrados de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas (De ahora en
adelante se citará A.O.P.F.C.H.E.) Carpeta de Acuerdos - Historia, Acuerdo 020 de 2001. Acta Número
09 del 12 y 13 de diciembre, en: Reglamento de estudios de postgrado. Incluye modificaciones,
reglamentaciones y concordancias constitucionales, legales y de normatividad interna, p. 5. 93 Ibíd. 94 Ibíd.
70
íntegras y éticas y para lograr de manera autorregulada el
mejoramiento continuo y el cumplimiento de la misión y objetivos de
la universidad.95
A lo anterior se suma el principio de la Articulación, entendida “como la interacción
con las comunidades académicas nacionales e internacionales en los campos del
conocimiento pertinentes, con el fin de potenciar los recursos y el desarrollo
académico.”96 Dichos principios son el marco en el que se inscriben los objetivos de los
programas de postgrado en la Universidad; vale la pena señalar que dichos objetivos
son:
1. Ser factor de desarrollo científico, tecnológico, artístico, cultural,
socioeconómico y ético del país y sus regiones.
2. Estudiar y enriquecer el patrimonio cultural, natural y ambiental de la Nación y
contribuir a su conservación.
3. Generar nuevas formas de conocimiento y asimilar en forma crítica la ciencia, la
técnica y la tecnología, así como las distintas tendencias del arte y la filosofía.
4. Propiciar espacios de discusión con el fin de socializar el conocimiento y
analizar los problemas de relevancia tanto para el país como para los diferentes
campos del conocimiento.
5. Contribuir a la formación y al entrenamiento de personal científico, tecnológico
y artístico altamente capacitado en campos específicos del conocimiento para el
fortalecimiento de las comunidades académicas y profesionales del país.
6. Ofrecer a los profesionales la oportunidad de generar, conservar, adecuar y
mejorar conocimientos para desarrollar sabiduría y competencias en campos
específicos de la ciencia, el arte y la tecnología.
7. Difundir los resultados de las investigaciones y demás trabajos que se realicen
en el marco de los programas de postgrado mediante publicaciones,
exposiciones, conferencias, según sea adecuado al tipo de trabajo desarrollado.97
Las modificaciones de los últimos cinco años, tanto en planes de estudio como en líneas
académicas y de investigación, y la creación de nuevos programas académicos de
postgrado, se han articulado con base en estos principios y objetivos. Cabe aclarar que
no ha sido un proceso lineal; por el contrario, los debates, las discusiones, los análisis,
las propuestas y las sugerencias de profesores de la Universidad, han estado presentes a
la hora de poner en marcha proyectos académicos que respondan a las necesidades de la
sociedad.
Los postgrados en la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, se
caracterizan por los estrechos vínculos que han establecido con los programas de
95 Ibíd. 96 Ibíd., p. 6. 97 Ibíd.
71
pregrado. La investigación en cada una de las ciencias se nutre de estos vínculos, al
igual que la docencia, pues el cuerpo de profesores es el mismo. De una manera directa,
la existencia de programas de postgrado en la Facultad ha exigido una mejor formación
de los docentes que trabajan en los pregrados; esto, ha generado un proceso de
trasformación que se ve reflejado en la calidad de egresados de los diferentes
programas académicos.
2. LOS POSTGRADOS DE LA FACULTAD
2.1 LA MAESTRÍA EN HISTORIA
En el área de Historia de la Facultad de Ciencias Humanas, se creó el programa
académico de postgrado conducente al título de Magíster en Historia, el seis de abril de
1988.98 Los objetivos de este programa fueron promover y fomentar la investigación
histórica en el país para contribuir a la elaboración de nuevas interpretaciones de la
Historia e incidir en el mejoramiento de su docencia. De igual manera, se buscó crear
un ambiente propicio para la interdisciplinariedad y promover intercambios científicos
conducentes a la actualización y formación de profesores y estudiantes de la
Universidad en el campo de la Historia.99
Desde el momento de la creación de la Maestría en Historia de Colombia,
nombre inicial del programa, se planteó que los egresados estarían en capacidad de
realizar investigaciones en historia de Colombia, en conexión con la historia de América
Latina y la historia universal; y que la búsqueda, crítica, selección e interpretación de
fuentes de diversa índole, serían una de sus mayores fortalezas.100
En 1993 se reformó el plan de estudios de la maestría, que para ese momento era en
Historia, y se estableció como objetivo del programa “lograr la aprobación y
profundización de conocimiento en el ámbito de la historia, poniendo el acento en el
dominio de los instrumentos y procesos que permitan la realización de una rigurosa
98 Por recomendación del Consejo Académico de la Universidad Nacional de Colombia al Consejo
Superior Universitario, se cambió la denominación de los títulos de los programas de Magíster, regulados
por el Acuerdo 119 de 1987, por el de “programas de Maestría”. A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos -
Historia. Consejo Académico. Acuerdo Número 10. Acta Número 3 del 22 de julio de 1994. “Por el cual
se da una recomendación”, p. 1. 99A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo Superior Universitario. Acuerdo Número 24.
Acta Número 05 del 6 de abril de 1998. “Por el cual se crea el programa de Postgrado conducente al título
de Magíster en Historia de Colombia, adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas de la Seccional de
Medellín”, p. 1. 100 Ibíd., p. 2
72
investigación.”101 De igual manera, se definió la estructura del plan de estudios,
conformado por tres cursos que debían tomarse durante los tres primeros semestres, dos
de ellos versaban sobre temas propios de la disciplina y tenían el carácter de
obligatorios; y en el tercero se abordaban temas relacionados con el objeto de
investigación elegido por el estudiante, por lo cual tenía el carácter de flexible. También
se establecieron dos seminarios de tesis y dos seminarios de líneas de investigación.
Precisamente, las líneas de investigación con las que contaba la Maestría en
1993 eran: Historia de las Ciencias, Historia Regional, Historia Política e Historia de la
Cultura y las Mentalidades.102 Éstas modificaron las existentes desde 1988, que eran las
de Historia Social, Historia Política, Historia Económica e Historia de las Ideas y de la
Cultura.103 Nuevamente en el 2004, las áreas de investigación de la Maestría en Historia
cambiaron y fueron autorizadas la de Historia de las Ciencias y la de Historia Social y
de la Cultura.104
Dichas modificaciones también se han manifestado en los cursos ofrecidos en la
Maestría desde sus inicios y en las temáticas tratadas en todos y cada uno de ellos. Así,
en los cuatro semestres aprobados en el plan de estudios de l988, se dictaban los cursos
de Historiografía Contemporánea; Seminarios Temáticos I, II y III; Seminarios de
Investigación en Historia de Colombia I, II y III; Historiografía Colombiana;
Historiografía Latinoamericana; Seminario de Tesis y Tesis.105 En 1993 se modificaron
dichos cursos y se comenzaron a dictar, en los cuatro semestres de duración del
postgrado, los cursos: Problemas Contemporáneos de la Historia; Seminarios de Líneas
de Investigación I y II; La Historia y su Relación con otras Disciplinas; un Curso
Flexible; y Seminarios de Tesis I y II.
101 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo Académico. Acuerdo Número 07 de 1993.
Acta Número 4 del 17 de agosto de 1993. “Por el cual se aprueba la reforma del plan de estudios del
postgrado de Maestría en Historia, adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas, sede Medellín”, p. 1. 102 Ibíd., p. 2. 103 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo Académico. Acuerdo Número 02 de 1988.
Acta Número 02. (23 de marzo de 1988). “Por el cual se aprueba el plan de estudios del programa
académico de postgrado conducente al título de Magíster el Historia de Colombia, adscrito a la Facultad
de Ciencias Humanas, Seccional Medellín”, p. 2. 104 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo de Sede. Acuerdo 031. Acta 23 del 10 de
septiembre de 2004. “Por el cual se redefinen las Áreas de Investigación del plan de estudios de la
Maestría en Historia administrada por la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la sede
Medellín”, pp. 1 – 2. 105A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo Académico. Acuerdo Número 02 de 1988.
Acta Número 02. (23 de marzo de 1988). “Por el cual se aprueba el plan de estudios del programa
académico de postgrado conducente al título de Magíster el Historia de Colombia, adscrito a la Facultad
de Ciencias Humanas, Seccional Medellín”, p. 2.
73
Por último, en el 2004 el plan de estudios se sometió a una nueva modificación,
del programa anterior se cambió el nombre de los Seminarios de Líneas de
Investigación por Seminarios de Investigación, I y II; y se agregó: Evaluación Integral,
Proyecto de Tesis y Tesis de Maestría.106
En un breve artículo escrito por la profesora Catalina Reyes, en 1999, se hizo un
balance de los diez años de funcionamiento de la Maestría. Para ese momento, el
programa contaba con 21 graduados quienes, con excelentes tesis, mostraban los
perfiles investigativos que había adquirido el postgrado y el reconocimiento que en
ámbitos académicos poseía, con cuatro tesis laureadas, siete con mención de honor y
tres merecedoras del Premio Nacional de Historia.
Un aspecto para destacar en el postgrado ha sido la dinámica relación que se ha
establecido con la Universidad de Antioquia. Profesores del Departamento de Historia
de esa Universidad han estado vinculados a la Maestría, apoyando el crecimiento y
consolidación del programa. De igual manera, numerosos han sido los profesores
visitantes que han aportado, con sus conocimientos y nuevos enfoques sobre problemas
históricos, al fortalecimiento de las líneas de investigación del postgrado. Su presencia
le ha dado un matiz de internacionalización al programa, clave en el logro de la
excelencia y el reconocimiento que tiene en el exterior.107 Hasta el 2006, la maestría ha
graduado a 53 estudiantes.
2.2. EL DOCTORADO EN HISTORIA
El programa de Doctorado en Historia de la Universidad Nacional de Colombia fue
creado el 17 de agosto de 1995.108 Los objetivos definidos para este programa fueron:
Formar investigadores autónomos en el campo de la historia.
Profundizar, de manera consciente y sistemática, el vínculo entre la
historiografía colombiana y la historiografía internacional, mediante la
creación de canales de comunicación con escuelas historiográficas del
extranjero y con instituciones internacionales de investigación.
Fomentar en el país el desarrollo de una investigación histórica
altamente calificada; y contribuir a la consolidación de una comunidad
106 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo de Sede. Acuerdo 031. Acta 23 del 10 de
septiembre de 2004. “Por el cual se redefinen las Áreas de Investigación del plan de estudios de la
Maestría en Historia administrada por la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la sede
Medellín”, p. 2. 107 Catalina Reyes, “10 años de la Maestría en Historia”, en: Historia y Sociedad, Medellín, Universidad
Nacional de Colombia, N° 6, 1999. pp. 9 – 10. 108 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo Superior Universitario, Acuerdo Número 66
de 1995, Acta Número 12 del 17 de agosto “Por el cual se crea el programa de Doctorado en Historia en
la Universidad Nacional de Colombia”.
74
nacional de historiadores, mediante el estímulo a la cooperación
académica entre las diversas escuelas, departamentos e institutos de
historia en Colombia.109
Unos meses antes, en mayo de dicho año, el Consejo Académico aprobó el plan de
estudios del Doctorado en Historia y autorizó las áreas de investigación de tal
programa.110 Cabe aclarar que el programa se llevaba a cabo en la sede Bogotá. Las
áreas de investigación que fueron establecidas eran la de Historia colonial de América
Latina y de Colombia; y la de Historia de los siglos XIX y XX de América Latina y de
Colombia.111 El plan de estudios estaba estructurado en torno a dos cursos de historia
comparada, que se impartían en los dos primeros semestres; dos seminarios de
investigación de tesis, que también eran dictados en los dos primeros semestres; un
seminario taller de tesis, que se cursaba en el quinto semestre, y tres asignaturas de
trabajo dirigido de investigación, que comprendían un conjunto de actividades que
incluían “desde asistencia a seminarios formales hasta labores directas de investigación,
bajo la supervisión del director de tesis.”112
Pero, ¿Qué reflejó el hecho de que en la Universidad Nacional de Colombia se
estableciera un programa de Doctorado en Historia? En primer lugar el ser una
universidad líder en la formación de profesionales en ciencias humanas. De igual
manera, la madurez intelectual de su cuerpo docente y la materialización de los planes
trazados por las directivas y que apuntaban a que los profesores de la universidad
complementaran su formación con postgrados, preferiblemente en el nivel de doctorado.
De igual manera, reflejó la experiencia que un considerable número de docentes de la
Universidad adquirió en el extranjero al cursar estudios de Doctorado. Se buscó,
entonces, ofrecer una alternativa de formación en el país a la altura de las más
destacadas universidades, institutos o centros de investigación internacionales.
En la sede Medellín se llevó a cabo un proceso de especialización docente
similar al desarrollado en la sede Bogotá. Esto surtió efectos en la propuesta de apertura
del Doctorado en Historia en nuestra Facultad. Allí existían varios grupos de
investigación consolidados que, precisamente, fundamentaron la apertura del doctorado
109 Ibíd., pp. 1 – 2. 110 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo Académico, Acuerdo Número 5, Acta
Número 3 del 12 de mayo de 1995, “Por el cual se aprueba el plan de estudios del programa de Doctorado
en Historia de la Universidad nacional de Colombia, y se autorizan áreas de investigación en tal
programa”. 111 Ibíd., p. 2. 112 Ibíd., p. 3.
75
en 1999. Estos grupos estaban inscritos en dos líneas de trabajo en el pregrado y en la
maestría en Historia de la sede: la de Historia Social y la de Historia de las Ciencias.113
Así, el Consejo Superior Universitario autorizó la apertura del Doctorado en Historia en
la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la sede Medellín el 25 de octubre de
1999.114
En septiembre de 2004, fueron redefinidas las áreas de investigación del plan de
estudios del Doctorado en Historia, en la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas
de la sede Medellín; fueron autorizadas las áreas de investigación en Historia de las
Ciencias y en Historia Social y de la Cultura.115 En el plan de estudios se dispuso que en
el primer semestre los estudiantes asistieran a los cursos de Seminario Doctoral I y
Curso Doctoral I; en el segundo semestre, Seminario Doctoral II, Curso Doctoral II,
Examen de calificación y Proyecto de Tesis de Doctorado; y del tercer al sexto
semestre, Tesis de Doctorado.116
2.3. LA ESPECIALIZACIÓN EN ECONOMÍA INTERNACIONAL
En el país, la primera universidad en ofrecer cursos de postgrado en Economía fue la
Universidad de Antioquia. Allí, en 1956, se ofrecía a los egresados un curso con un año
de duración que como eje los estudios de matemáticas y economía, para lo cual se
sirvió de un equipo de profesores españoles que habían venido a prestar sus servicios en
la Facultad de Ciencias Económicas. Unos años después, en 1963, la Universidad de los
Andes estableció el programa de Magíster en Economía mediante un convenio con la
Universidad de Minnesotta.117
Desde su creación, en la Facultad de Ciencias Humanas de la Universidad
Nacional de Colombia, seccional Medellín, se fortaleció el área de Economía de una
manera progresiva. Tal fortalecimiento se vio reflejado en los resultados del pregrado y
113 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo Académico, Acuerdo Número 007 de 1999
(Acta Número 5 del 30 de junio), “Por el cual se aprueban las áreas de investigación Historia Social e
Historia de las Ciencias, que fundamentan la apertura del programa de Doctorado en Historia en la
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la sede Medellín de la Universidad Nacional de
Colombia”. 114 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo Superior Universitario, Acuerdo Número
032 de 1999 (Acta 22 del 25 de octubre), “Por el cual se autoriza la apertura del programa de Doctorado
en Historia en la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la sede Medellín de la Universidad
Nacional de Colombia”. 115 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Historia. Consejo de sede, Acuerdo 030, Acta 23 del 10 de
septiembre de 2004, “Por el cual se redefinen las áreas de investigación del plan de estudios del
Doctorado en Historia administrado por la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la sede
Medellín.” 116 Ibíd., p. 2. 117 Jaime Zuluaga Nieto, Op. Cit., p. 182.
76
la creación, a comienzos de la década de 1990, de los programas de postgrado.
Precisamente, el 2 de junio de 1993, el Consejo Superior Universitario creó la
Especialización en Economía Internacional, adscrita a la Facultad de Ciencias Humanas
de la seccional Medellín. El objetivo general del programa era “ofrecer a los
profesionales la oportunidad de profundizar conocimientos y desarrollar capacidades y
habilidades para resolver los problemas de la economía internacional.”118
Con su creación, se buscó preparar especialistas capaces de desempeñarse en
líneas tales como Comercio internacional de bienes y servicios, Mercados y procesos
financieros internacionales y Procesos de gestión y transferencia de tecnología. El título
otorgado es el de “Especialista en Economía Internacional” y hasta el 2006, han
egresado 12 estudiantes.
2.4. LA MAESTRÍA EN CIENCIAS ECONÓMICAS
Tanto la Especialización como la Maestría en Economía Internacional fueron creadas,
en la seccional Medellín, con el mismo acuerdo del Consejo Superior Universitario, el
2 de junio de 1993. Con énfasis similares pero con mayores pretensiones en la
formación, los objetivos generales de la Maestría fueron definidos de la siguiente
manera: “Promover y fomentar el estudio y la investigación en el área de la Economía
Internacional”; y “Contribuir a la formación de personal altamente calificado en el área
de la Economía Internacional”.
Se buscó preparar investigadores capaces de desempeñarse en el ámbito de la
Economía Internacional, particularmente en líneas como: Comercio Internacional de
bienes y servicios, Política económica internacional, Mercados y procesos financieros
internacionales, Relaciones económicas internacionales y Procesos de gestión y
transferencia de tecnología.119 El 20 y el 21 de mayo de 1993 se estableció el plan de
estudios de la Maestría.120
Cabe aclarar que en Bogotá ya existía un programa de Magíster en Economía
desde 1981. En él se propuso como objetivos “desarrollar rigurosa capacidad analítica e
118 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Economía, Consejo Superior Universitario, Acuerdo N° 36,
Acta N° 08 del 2 de junio de 1993, “Por el cual se crea el programa académico de Especialización en
Economía Internacional, adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas, seccional Medellín”. 119 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Economía, Consejo Superior Universitario, Acuerdo N° 36,
Acta N° 08 del 2 de junio de 1993, “Por el cual se crea el programa académico de Magíster en Economía
Internacional, adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas, seccional Medellín”. 120 A.O.P.F.C.H.E, Carpeta de Acuerdos - Economía, Consejo Académico, Acuerno n° 02, Acta N° 2 del
20 y 21 de mayo de 1993, “Por el cual se establece el plan de estudios del programa de postgrado
Maestría en Economía Internacional, adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas, sede Medellín”.
77
investigativa en campos teóricos y aplicados; capacidad de teorizar y modelar, analizar
y evaluar el proceso económico y formular políticas para los organismos públicos y
privados.”121 De igual manera, en Bogotá existía desde 1989 el programa de Magíster
en Economía Agraria, orientado hacia la formación de investigadores “con capacidad
para analizar e interpretar el papel de la agricultura en el proceso de desarrollo;
formular, manejar y evaluar políticas, programas y proyectos alternativos de desarrollo
agrario; generar investigación socio – económica a nivel teórico y aplicado y crear
elementos para formar una escuela de pensamiento latinoamericano en economía agraria
mediante un modelo interpretativo de la realidad en el marco general del desarrollo
económico social.”122 3º han sido sus egresados hasta el 2006.
2.5. LA ESPECIALIZACIÓN EN ESTÉTICA
Desde mediados de la década de 1980 en el Departamento de Humanidades se fue
consolidando un grupo de docentes que venía desarrollando trabajos específicos en las
áreas de Semiótica y Teoría del Arte. Entre los aspectos que explican tal fortalecimiento
se destacan las exigencias que algunos cursos de Artes Plásticas y de Extensión
demandaban al Departamento de Humanidades; además de los trabajos realizados desde
la Unidad de Ciencias del Lenguaje, conformada precisamente, por ese mismo grupo de
docentes.
Desde entonces se pensó en la posibilidad de crear una especialización con la
pretensión de “abrir un espacio de reflexión teórica que permitiera fundamentar una
comprensión de la experiencia estética en su conjunto, y desarrollar, en el marco de
dicha comprensión, los diversos análisis contemporáneos que se ocupaban de darle
estatuto a la práctica humana llamada arte”. 123 A través de ciclos de extensión se fue
configurando esta propuesta académica, articulando contenidos y probando
metodologías de trabajo. En 1989 el Consejo Superior Universitario aprobó la creación
del programa de postgrado con el nombre de Especialización en Semiótica y
Hermenéutica del Arte.124
121 Jaime Zuluaga Nieto, Op. Cit., p. 186. 122 Ibíd., p. 188. 123 Proyecto de Especialización en Semiótica y Estética. Departamento de Humanidades, Facultad de
Ciencias Humanas y Económicas, 1989. Buscar. 124 Informe de Autoevaluación. Programa curricular Especialización en Estética, Universidad Nacional
de Colombia sede Medellín, Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Escuela de Estudios
Filosóficos y Culturales, septiembre de 2003, p. 4.
78
Su plan de estudios comprendía las siguientes asignaturas distribuidas en tres
semestres: Teoría del Arte I y II; Estética I y II; Hermenéutica I y II; Seminario de
Semiótica; Seminario de Estética y Trabajo de Grado.125 Desde sus inicios, esta
especialización buscó el “fortalecimiento y la consolidación de una reflexión rigurosa
sobre el fenómeno estético en su conjunto”, la formación sólida en aspectos teóricos,
para propiciar la exploración, el análisis y la interpretación de las diferentes
elaboraciones en torno al fenómeno estético. De igual manera, era de vital importancia
“desarrollar la semiótica y la hermenéutica como líneas fundamentales de reflexión
contemporánea en torno al arte” para ubicar otros eventuales campos de trabajo
transdisciplinarios.126
Diez años después, en 1999, el Consejo Académico aprobó un nuevo plan de
estudios y la creación de un programa de especialización fundamentado en el que ya
venía funcionando. Este recibió el nombre de Especialización en Estética. Inicialmente
se pensó en la reforma del programa anterior pero, al final, se decidió crear otro. Esto
permitió inscribir diferentes énfasis, quedando el trabajo específico en semiótica y
hermenéutica como una de las líneas de trabajo del nuevo programa.
Los objetivos de la Especialización buscaban: cualificar a los estudiantes del
programa en una reflexión sobre el arte que les permitiera una comprensión
fundamentada del fenómeno estético en su conjunto y la formación de un pensamiento
crítico.
Además, se trató de consolidar en la Universidad un campo de trabajo
académico e investigativo que permitiera la integración real entre áreas aun dispersas de
los programas académicos de Artes, Arquitectura, Ciencias Humanas e Historia; y
contribuir a la formación de investigadores que pudieran, no solo tener incidencia en la
formulación teórica de los problemas del arte, sino también en el desarrollo de los
programas educativos oficiales.127 Hasta el 2006 han egresado 72 estudiantes de este
postgrado.
125 Ibíd, p. 4. 126 Ibíd, p.4. 127 Ibíd., pp. 8 – 9.
79
2. 6. LA MAESTRÍA EN ESTÉTICA
El 2 de febrero de 1994 el Consejo Superior Universitario creó el programa de Maestría
en Estética, adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas de la sede Medellín.128 Los
objetivos del nuevo programa de postgrado fueron definidos de la siguiente manera:
Realizar una reflexión rigurosa sobre el comportamiento estético en su conjunto; lograr
la apropiación y profundización de conocimientos en el ámbito de la estética y el
dominio de los instrumentos y procesos que permitan la realización de una rigurosa
investigación; consolidar en la Universidad un grupo de trabajo investigativo e
interdisciplinario que logre dinamizar el análisis de los fenómenos estéticos de nuestra
sociedad actual; y capacitar profesores universitarios que fortalezcan en todo el país el
trabajo docente e investigativo en el área.129
El plan de estudios inicial de la Maestría en Estética poseía dos cursos, que eran
asignaturas compartidas por todos los estudiantes del programa; dos asignaturas de
Trabajo de Grado; dos seminarios seleccionados por el consejero y con la respectiva
aprobación del Comité Asesor del Programa y dos seminarios de investigación que
eran realizados en las siguientes líneas: Semiótica y Estética, Retórica y Poética del
fenómeno estético y Semiótica de la cultura.130
En 1997 este plan fue sometido a una modificación por parte del Consejo de
Sede. En ella se autorizó la apertura de la Línea de Investigación en La Cultura de la
Metrópolis. Tal reforma fue presentada por el Grupo de Estudios Estéticos de la
Facultad, con base en su dinámica de trabajo y en la evaluación del desarrollo que hasta
ese momento había experimentado el postgrado; 40 estudiantes han egresado de la
Maestría hasta el año 2006.
2. 7. LA ESPECIALIZACIÓN EN CIENCIA POLÍTICA
La especialización en Ciencia Política, en la sede Medellín, fue creada el 19 de
diciembre de 1996. A su creación le antecedieron las discusiones y los debates de
algunos profesores de la Facultad de Ciencias Humanas y del Comité de Programas
Curriculares, que llevaron a formular su puesta en funcionamiento. En efecto, en la sede
128 A.O.P.F.C.H.E., Carpeta Acuerdos Postgrados en Estética, Acuerdo N° 004, Acta N° 02 del 2 de
febrero de 1994, “Por el cual se crea el posgrado de Maestría en Estética, adscrito a la Facultad de
Ciencias Humanas, sede Medellín”. 129 Ibíd., p. 1 130 A.O.P.F.C.H.E., Carpeta Acuerdos Postgrados en Estética, Acuerdo N° 20 de 1993, Acta N° 5 del 13
de septiembre de 1993, “Por el cual se aprueba el plan de estudios del posgrado de Maestría en Estética,
adscrito a la Facultad de Ciencias Humanas, sede Medellín”. pp, 1 – 2.
80
Medellín se abrió la especialización y se dispuso que el Consejo Académico, previo
concepto favorable del Comité de Programas Curriculares, pudiera autorizar la
iniciación de la Especialización en otras sedes de la Universidad que estuvieron en
capacidad de desarrollar el mismo programa.131
Los objetivos de la nueva Especialización buscaban profundizar y ampliar
conocimientos en el campo de la ciencia política; preparar especialistas eficientes y
competentes, capaces de diagnosticar problemas políticos en los niveles regional,
nacional e internacional y de proponer soluciones a tales problemas desde la ciencia
política; y fomentar una aproximación interdisciplinaria en el análisis político.
El título otorgado por la universidad es el de Especialista en Ciencia Política.
El Consejo Académico, a través del Acuerdo Número 8 de 1996, estableció en
plan de estudios de la especialización. En tres semestres académicos se debían aprobar
los cursos de Ciencia Política I y II, Teoría General del Derecho y del Estado,
Seminario Temático I y II, Análisis Político Colombiano y Seminario de Trabajo
Final.132 En 1998 se incluyó, en el tercer semestre, el curso Seminario de
Investigación.133
La más reciente modificación al plan de estudios de la Especialización se llevó a
cabo en el año 2004; con ella, la especialización pasó a tener dos semestres académicos
con los cursos: Ciencia Política I y II, Teoría General del Derecho y el Estado,
Seminario Temático I y II, Problemas Nacionales, Análisis Político Colombiano y
Trabajo Final.134 Hasta el 2006 han egresado 48 estudiantes de la Especialización en
Ciencia Política.
131 Archivo Escuela de Ciencia Política, Acuerdos Creación Ciencia Política, Consejo Superior
Universitario, Acuerdo Número 110 de 1996, Acta Número 26 del 19 de diciembre, “Por el cual se crea
en programa de posgrado Especialización en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia, el
cual será desarrollado inicialmente por la Facultad de Ci4encias Humanas de la sede de Medellín”, p. 2. 132 A.E.C.P., Acuerdos Creación Ciencia Política, Consejo Académico, Acuerdo Número 8, Acta Número
9 del 10 de diciembre de 1996, “Por el cual se establece el plan de estudios del programa de Postgrado
Especialización en Ciencia Política de la Universidad Nacional de Colombia, el cual se desarrollará
inicialmente en la Facultad de Ciencias Humanas de la sede de Medellín”, p.2. 133 A.E.C.P., Acuerdos Creación Ciencia Política, Consejo de Sede, Acuerdo 23, Acta 25 del 11 de
diciembre de 1998, “Por el cual se hace una modificación al plan de estudios de la Especialización en
Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, aprobado por Acuerdo 8 del 10 de
diciembre de 1996 del Consejo Académico y se autoriza su inclusión en el Archivo Maestro de
Asignaturas”, p. 1. 134 A.E.C.P., Acuerdos Creación Ciencia Política, Consejo de Sede, Acuerdo 27, Acta 12 del 25 de mayo
de 2004, “Por el cual se modifica el plan de estudios del programa de Especialización en Ciencia Política,
administrado por la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas de la Sede Medellín”, p. 2.
81
QUINTA PARTE
I. ACTIVIDADES DE EXTENSIÓN E INVESTIGACIÓN
1. ACTIVIDADES DE EXTENSIÓN
Es habitual en nuestro país pensar la universidad como una institución cuyas funciones
esenciales son la docencia, la investigación y la extensión.135 La Facultad de Ciencias
Humanas y Económicas durante sus 30 años de existencia ha desarrollado diferentes
actividades que contribuyen a fortalecer una relación directa con la comunidad
universitaria y con el medio en general. Se podría decir que las actividades de
divulgación constituyen el principal eje de la extensión desarrollada por la Facultad,
pues en su mayoría, están orientadas a permitir que el conocimiento trascienda los
ambientes académicos y sea accesible a un público amplio.
La investigación es una actividad propia de las élites, de pequeños grupos
selectos y no adecuada para todos: se puede ser un buen profesional y un estupendo
docente sin necesidad de tener aptitudes para la investigación o, incluso, interés por ella.
Efectivamente, la investigación parece introducir un factor de perturbación en la
actividad de la docencia universitaria, amenazando con exponer a la universidad misma
a ser inconsistente, al menos en apariencia, como institución.
El compromiso de la Facultad y de las diferentes Escuelas se ha hecho
manifiesto mediante actividades como: la edición y publicación de los trabajos de
investigación adelantados por profesores y estudiantes; la elaboración de artículos para
diferentes publicaciones especializadas; la presentación de sus tres revistas
institucionales –Ensayos de Economía, Historia y Sociedad y Ciencias Humanas; la
participación en eventos académicos y la organización de ciclos de conferencias, foros,
coloquios, seminarios y congresos.
Para finales de la década de 1980, la Facultad comenzó a establecer convenios
con la Secretaria de Educación del Departamento de Antioquia y la Secretaria de
Educación y Cultura del Municipio de Medellín, buscando la formación y la
135 A la crítica que sigue de dicha enumeración podría añadirse esta otra: la función más importante y
radical de la universidad, de la cual nacen todas las otras, es el estudio. Profesores y alumnos estudian en
la universidad, y la única diferencia entre ellos es que los unos ya están en posesión de sus títulos
profesionales o grados académicos, en tanto que los otros, aspirantes a los mismos, necesitan ser
orientados, guiados y estimulados por los primeros, que ya han recorrido parte del camino del saber.
Docencia, investigación y extensión constituyen formas de adquisición del saber –mediante el estudio de
lo que ya sabe o de lo que está por averiguarse –y de participación de dicho saber para que otros puedan,
a su vez, estudiar. No será superfluo recordar que el significado originario del término “estudio”, proviene
del latín studium, es decir, empeño, afán, asidua dedicación a una actividad.
82
actualización de maestros de la educación secundaria. La dirección del Departamento de
Historia, estuvo desde 1997 y por varios años, a cargo del programa “Microcurrículos
en Ciencias Sociales Integradas”, dirigido a maestros de ciencias sociales pertenecientes
al municipio de Medellín. Dentro de los objetivos de este programa, estaban familiarizar
a los educadores con los nuevos conceptos de las disciplinas sociales; mejorar su nivel
teórico y metodológico, colocándolos en contacto con las nuevas corrientes de reflexión
e introducirlos en el análisis, mostrándoles la importancia del diálogo entre diferentes
disciplinas como la historia, la geografía, la economía, la sociología, la antropología, la
sicología, y la política. El programa se implementó en dos fases, en la primera, se buscó
que los maestros asistentes tuvieran una sensibilización general sobre las ciencias
sociales por medio del desarrollo de tres módulos temáticos: “Historia y ciencias
Sociales en una perspectiva moderna”, “El espacio como una construcción histórica
social” y “La región antioqueña y la ciudad de Medellín en el proceso de modernización
social y política”; en el segundo nivel, los docentes asistentes hicieron un trabajo
sistemático de profundización en alguna de las temáticas desarrolladas en el nivel de
sensibilización. Este proyecto contó con la participación de profesores de la Facultad y
bajo su coordinación, de historiadores recién egresados y estudiantes de la Maestría en
Historia, como docentes y tutores del programa. En el 2005, la Facultad continuó
ofreciendo cursos que apuntaban a la formación de una concepción integrada de las
Ciencias Sociales para la educación básica, media y media técnica; estos cursos han
integrado áreas como Economía, Historia, Filosofía y Política. Con esta labor se han
beneficiado maestros pertenecientes al Área Metropolitana, el Bajo Cauca y el Suroeste
de Antioquia.
Durante el año 2000, la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas estuvo
vinculada de manera activa al proyecto de Universidad Virtual, con el diseño
metodológico de la parte dedicada a las Ciencias del Lenguaje; esta iniciativa estuvo
destinada a los estudiantes de grados 10 y 11 de los colegios del Valle de Aburrá.
En el 2001, la Sede Medellín implementó los Seminarios de Nivelación dirigidos
a los estudiantes de primer semestre de los distintos programas curriculares de
pregrado; la Facultad está vinculada a este programa con el desarrollo del Módulo de
Comprensión Lectora, cuya finalidad es llenar los vacíos que presentan los estudiantes
en lecto–escritura y comprensión de lectura.
“Prácticas Universitarias para la Convivencia Ciudadana” fue el programa que
se estableció en el 2003 por medio de un convenio interadministrativo establecido entre
83
la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín, el Municipio de Medellín, y el
Banco Internacional para el Desarrollo –BID-. En su ejecución participaron estudiantes
de los programas de Ciencia Política, Historia y Economía, desarrollando ejes temáticos
relacionados con la Historia del conflicto armado, la Vocación productiva de los barrios
de Medellín, Pedagogía ciudadana, Convivencia ciudadana y democrática, Derechos
Humanos y Constitución Política de Colombia. Dicho ejes temáticos se llevaron a cabo
en entidades como: Presencia Colombo-Suiza, Mesas Barriales, Comunicaciones para la
Paz, Canal U, y SocialCoop.
La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas también desarrolla su labor de
divulgación a través de programas radiales diseñados por estudiantes y docentes donde
se presentan temas relativos a la Filosofía, la Historia, la Economía y la Política;
además, ha puesto en marcha una iniciativa del Departamento de Historia que propone
la elaboración de una Historia Institucional de la Sede.
2. LOS EVENTOS ACADÉMICOS
Entre 1995 y 1998 la Facultad estuvo encargada de la programación de la Cátedra Pedro
Nel Gómez donde se desarrollaron temas como Medellín y su transformación de ciudad
a metrópoli, y las artes en el siglo XX; en 1998, en asocio con la Secretaría de
Educación del Municipio de Medellín, se llevó a cabo la cátedra de educación
Exigencias de fluidez; además, el grupo de investigación Religión Cultura y Sociedad,
programó la cátedra Religión cultura y sociedad, un debate actual, entre agosto y
diciembre de 1999. Desde el año 2004 el Departamento de Historia y la Fundación Luis
Antonio Restrepo, instituyeron la cátedra Luis Antonio Restrepo que a la fecha lleva
cuatro versiones: Historia y Literatura, Música e Historia Cultural, Miradas sobre el
Arte y Cine e Historia.
2.1. EL SEMINARIO DE GRANDES PENSADORES
El seminario Grandes Pensadores, fue instituido por la Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas en 1997 a partir de una propuesta de un grupo de profesores adscritos al
actual Departamento de Estudios Filosóficos y Culturales; este evento se constituyó en
un punto de encuentro académico para un amplio público simpatizante con el ambiente
universitario de la ciudad. Dentro de los objetivos del seminario estuvo hacer un balance
de los aportes más relevantes del pensamiento a la cultura contemporánea, así como
también sondear el impacto que han tenido las grandes ideas en las sociedades, y rendir
84
un homenaje a los pensadores cuyas contribuciones teóricas han servido para modelar el
espectro de saberes que constituyen el patrimonio actual de la humanidad. Fue diseñado
para realizarse por ciclos sucesivos y áreas disciplinarias, por medio de conferencias
rigurosas y pedagógicas, que permitieran satisfacer los intereses de las personas
iniciadas en los temas tratados, y además facilitar la comprensión de un público no tan
especializado; en sus diez ciclos contó con la presencia de destacados expositores
pertenecientes a instituciones como las Universidades de Antioquia, Pontificia
Bolivariana, EAFIT, el Instituto Colombo-Francés de Medellín y la Sede Medellín de la
Universidad Nacional de Colombia, en especial, de docentes adscritos a la Facultad de
Ciencias Humanas y Económicas. Se realizaron ciclos sobre la vida y obra de algunos
de los más destacados investigadores de las matemáticas, la física, la química, la
economía, la historia, las ciencias de la vida, la política, la filosofía, la lingüística y la
literatura.
Los cuatro primeros ciclos del seminario estuvieron dedicados a resaltar el
trabajo de grandes filósofos, físicos, economistas y matemáticos; en su quinta versión,
dedicada a grandes literatos, el Seminario hizo un recorrido por los principales autores
de la literatura universal entre los siglos XVI y XX; en el sexto y el séptimo ciclo se
destacó la significación histórica del trabajo intelectual de algunos de los precursores de
las Ciencias Exactas y de la Vida. Con el ciclo dedicado a los pensadores de la Política,
se buscó entregar al público asistente elementos teóricos fundamentales que permitieran
comprender la dimensión política del mundo contemporáneo y la realidad cultural y
política de las nuevas sociedades. La novena versión del Seminario estuvo dedicada a
mostrar y contrastar el trabajo de historiadores. El décimo ciclo, dedicado a los
pensadores del lenguaje y el signo, abordó el trabajo de autores de diferentes
orientaciones y tradiciones investigativas: gramáticos, fenomenólogos, filósofos,
hermeneutas, sicólogos, semiólogos y estudiosos de la literatura, que concentraron sus
energías en la reflexión sobre el carácter lingüístico de la inteligencia y de la vida
humana. Este evento académico fue durante siete años un sólido espacio de
complemento para la formación de los estudiantes de la Sede, y un medio de proyección
para el trabajo desarrollado, entre otras, en el área de Filosofía e Historia de las
Ciencias.
85
2.2. LAS ACTIVIDADES EN LA BIBLIOTECA PÚBLICA PILOTO DE
MEDELLÍN
Desde 1985 el auditorio de la Biblioteca Pública Piloto de Medellín se ha destacado
como espacio de numerosos ciclos de conferencias y seminarios desarrollados por la
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas.
La preocupación por la literatura ha sido reiterativa y se han desarrollado
programas que se ocupan de ella en diferentes ámbitos; algunas de las temáticas
desarrolladas fueron: literatura fantástica, la ciudad y la literatura, la literatura
antioqueña y colombiana en los siglos XIX y XX, y la literatura del siglo XX. En el área
de Historia también se han programado varias conferencias y seminarios como: Una
mirada a Medellín y al Valle de Aburrá, Cultos y creencias en Colombia, Seminario
Historia de las emociones y, La mujer en la Historia; y los ciclos de conferencias
Nuevas investigaciones del Departamento de Historia y Doce conversatorios para un
historiador que no le importaba perder el tiempo, realizados en los años 2001 y 2002
respectivamente.
Ilustración VII
De izquierda a derecha: Catalina Reyes, María Claudia Saavedra, Marta Celina Restrepo,
Óscar Almario, Orlando Flórez y Jorge Echevarria. Evento en la Biblioteca Pública Piloto,
Medellín, 1998
Los asuntos relacionados con la política y la economía también han sido materia
de interés para estas actividades de divulgación del trabajo académico, en este aspecto
han sido desarrolladas actividades que abordan diferentes temas de la problemática
nacional como los concernientes a las políticas económica, fiscal y social; entre otros,
en 1995 se llevó a cabo el Seminario-Taller de la Cátedra Unesco en Educación para la
86
Democracia, los Derechos Humanos y la Paz; en 1996, el Seminario Economía
Internacional y Medio Ambiente y los seminarios sobre el tema electoral. Así mismo,
los seminarios programados por el Postgrado en Estética y desarrollados por profesores
invitados: Trayectos y Espacios de la Memoria Urbana; En los dominios de lo
Imaginario; Ciudad liquida, ciudad interrumpida; Imágenes e Inimágenes; Estética
plural de la naturaleza; Rechazos, proyecciones, desechos y rescates; e Imitar excluir,
suplantar: lenguajes parasitarios en los confines de la estética, llevados a cabo en los
años 1994, 1995, 1997, 1999 y 2001, respectivamente. Además, se han ofrecido
distintas conferencias en las que se han abordado temas como: el pensamiento de
Estanislao Zuleta, la emergencia de lo urbano, la estética de la guerra, el arte y la cultura
en América Latina, la articulación entre arte y pedagogía, y la posmodernidad y la
Modernidad.
Igualmente, la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas se ha unido a
eventos conmemorativos de efemérides como las Jornadas conmemorativas del
bicentenario de Mozart, organizadas en 1991 por la Biblioteca Pública Piloto, el
MAMM, la Cámara de Comercio de Medellín y el Instituto Goethe; el seminario
Nietzsche Hoy-150 años programado por la Biblioteca Pública Piloto y La Universidad
Nacional de Colombia, Sede Medellín en 1994; el Centenario Nietzsche 1900-2000,
idea de las Universidades Nacional de Colombia y de Antioquia, Comfenalco y la
Biblioteca Pública Piloto, en el 2000; y el Bicentenario de la muerte del filósofo alemán
Immanuel Kant programado por la Facultad y la Biblioteca Pública Piloto, en el 2004.
2.3. LOS CONGRESOS DE HISTORIA DE COLOMBIA
En el mes de septiembre de 1977, la Universidad Nacional de Colombia, convocó en
Bogotá al “Seminario de Historia de Colombia”, como un primer intento por reunir a los
investigadores y profesionales de la Historia del país; en este evento fueron presentados
los trabajos de investigación que para el momento se desarrollaban en áreas como la
conformación política de Colombia, historia de la primera mitad del siglo XIX, Historia
Cultural, Historia Regional e Historia Colonial.
Dado el éxito de esta primera reunión de historiadores, el Seminario fue
considerado como el primer Congreso de Historia que se realizó en el país y a partir de
entonces se viene realizando con regularidad en distintas ciudades del país. Veinte
años después, entre el 26 y el 29 de agosto de 1997 se desarrolló en Medellín el Décimo
Congreso de Historia de Colombia, dedicado a la memoria del historiador Germán
87
Colmenares. El evento fue organizado por los Departamentos de Historia de la
Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín y de la Universidad de Antioquia; el
Congreso contó con la presencia de mil quinientos participantes, y ciento noventa
ponentes, entre ellos treinta y tres vinculados a prestigiosas universidades y centros de
investigación de países como Alemania, España, Inglaterra, Estados Unidos, Francia,
Italia, México, Brasil, Venezuela, Ecuador y Argentina
El Simposio Central del Congreso estuvo dedicado a la Historia comparada de
América Latina y del Caribe; en él, connotados historiadores como Malcom Deas,
Charles Berquist, Hans-Joachin Köning, Ann Twinam, Robert McCaa, Miguel Izard
Llorens, Herbert S. Klein, Eric J. Van Young, Mark D. Szuchman, Alan Knight,
Eduardo Posada Carbó, Víctor Manuel Uribe Urán, y Luis Javier Ortiz Mesa,
presentaron sus trabajos sobre problemas históricos abordados desde una perspectiva
comparativa; los coordinadores del simposio, privilegiaron la presentación de trabajos
alusivos a países diferentes de Colombia y editaron sus memorias en el año 2000 bajo el
título Naciones, gentes y territorios. Ensayos de Historia comparada de América Latina
y el Caribe. Además, las dos universidades organizadoras desarrollaron de manera
simultánea doce simposios temáticos:
- Historia Regional y de las Fronteras. Donde se presentaron trabajos como
estudios sobre poblamiento, fronteras e identidades, entre otros, que animaron la
discusión en torno a los aspectos teóricos y metodológicos sobre el desarrollo de
sociedades, economías y culturas regionales en Colombia y América Latina.
- Historia Social y de los Movimientos Sociales. En este simposio fueron
presentadas ponencias sobre diversos procesos de constitución de actores
sociales, especialmente subalternos, y de sus luchas, organizaciones y
movimientos en diversos contextos y periodos de la historia del país.
- Historia de las Violencias. El simposio se propuso colectivizar los resultados de
nuevos enfoques de investigación, sobre los conflictos de la vida pública que
han desatado fenómenos de violencia en la historia del país. Se privilegiaron las
ponencias sobre conflictos armados, sus actores y protagonistas, procesos de
paz, conflictos relacionados con los Derechos Humanos y el Derecho
Internacional Humanitario, y la guerra como fenómeno cultural y político.
- Historia de la Cultura y las Mentalidades. Su objetivo fue incentivar el debate
interdisciplinario por parte de los investigadores y especialistas en el campo de
la Historia Cultural y de las Mentalidades en Colombia. Dentro de los temas de
88
trabajo se destacaron: la vida cotidiana, los imaginarios políticos, las culturas
populares, las imágenes y los símbolos.
- Historia de las Familias y los Géneros. Fueron presentados en este simposio
trabajos que desarrollaron temáticas como: familias, etnias y razas, vida
cotidiana, infancia, mentalidades e identidades de género, sexualidad, mujeres y
trabajo, mujeres y violencia, feminismo, movimientos de protesta y derechos de
la mujer.
- Historia Política. Atendiendo a los avances de la disciplina histórica, donde se
advierte un retorno hacia lo político, el simposio hizo énfasis en las formas de
escribir y reflexionar en este campo; se presentaron investigaciones sobre
partidos y agrupaciones políticas, formación y desarrollo del Estado y procesos
electorales en la historia de Colombia.
- Historia Económica e Historia Empresarial. Los trabajos presentados en este
simposio pusieron de manifiesto la relación Historia–Economía y la tendencia
del debate en la Historia Económica, además fueron expuestos estudios sobre
empresas, empresarios y análisis histórico–económicos de procesos regionales y
nacionales.
- Historia de las Ciencias y de las Profesiones. Este simposio presentó
investigaciones sobre Historia de la Prácticas Discursivas y promovió la
discusión sobre las formas de trabajo documental, de enunciación y de análisis
presentes en este campo de saber. Se tuvieron en cuenta trabajos sobre saberes
locales y sobre el proceso de consolidación de las distintas disciplinas en el país.
- Historia Urbana. En este simposio fueron presentadas investigaciones que
daban cuenta de procesos de urbanización y poblamiento, historias de barrios y
del espacio público, política y planificación urbana, historia del transporte
urbano, historia de los servicios públicos, historia de imaginarios urbanos y de
símbolos, historias de ciudades y estudios comparados.
- Historia de la Diversidad Religiosa y Religiosidad en Colombia. Su objetivo fue
propiciar el debate en torno al problema de la diversidad religiosa y la
religiosidad en Colombia; el simposio pretendió hacer una aproximación a estos
problemas desde una perspectiva multidisciplinaria (histórica, sociológica y
antropológica). Recibió ponencias sobre temas como la diversidad confesional,
la diversidad de expresiones religiosas regionales y las transformaciones en las
corrientes del pensamiento religioso y la religiosidad.
89
- Historia de la Educación. Presentó ponencias sobre historia de la educación y la
pedagogía, con énfasis en estudios sobre enseñanza de saberes y disciplinas,
saber pedagógico, prácticas pedagógicas, sistema educativo y monografías de
instituciones educativas.
- Patrimonio, Historia y Cultura. Pretendió desde una perspectiva
multidisciplinaria, evaluar los avances de los estudios sobre patrimonio cultural;
su interés fue reflexionar sobre la incidencia de las acciones de preservación del
patrimonio en el fortalecimiento de los procesos de identidad local, regional y
nacional. El simposio además, invitó a evaluar la presencia del estudio de la
historia en la identificación y reconocimiento de los bienes de valor patrimonial
para el país.
Una de las fortalezas de este Congreso fue que involucró e incluyó en sus
actividades a la ciudad, de manera paralela a la programación académica del evento,
fueron desarrollados varios programas abiertos al público; en la Biblioteca Publica
Piloto, la Cámara de Comercio de Medellín y la Universidad Nacional de Colombia,
sede Medellín se programaron cuatro paneles: Relaciones Internacionales en Colombia,
La Enseñanza de la Historia para la integración y la Paz en América Latina, De las
Armas a la Política y, Archivos, acceso a la información y procesos de sistematización;
además se hizo el montaje de tres exposiciones: una triple exposición cartográfica
denominada Tres siglos sobre el papel: Cartografía urbana de Medellín 1900-1995,
Cartografía Histórica del Chocó y Cartografía Histórica de Antioquia; Fotógrafos
Antioqueños y, La imagen femenina en la pintura antioqueña. Débora Arango, que
pudieron ser observadas en el Museo de la Universidad de Antioquia, el Jardín
Botánico Joaquín Antonio Uribe, la sede Medellín de la Universidad Nacional de
Colombia, la Biblioteca Pública Piloto y el Museo de Arte Moderno de Medellín,
respectivamente. También se programaron conciertos y ciclos de cine, uno de cine
histórico y otro de cine italiano.
La participación de los profesores y estudiantes del Departamento de Historia de
la Facultad en las distintas versiones de este evento académico siempre ha sido
destacada; nuevamente el Departamento, en asocio con la Universidad Industrial de
Santander, está comprometido con la organización del XIII Congreso de Historia de
Colombia a desarrollarse en agosto del 2006 en la ciudad de Bucaramanga.
90
3. LAS UNIDADES DE APOYO ACADÉMICO-ADMINISTRATIVO
La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas cuenta con unidades de apoyo
académico-administrativo como: la Unidad de Informática y Comunicaciones, La
Unidad de Información y Documentación –UNID-, la Unidad de Ayudas Docentes –
UNADO -, la Unidad de Administración Documental y Microfilmación, el Archivo
Histórico Judicial de Medellín, el Centro de Idiomas y el Centro de Gestión
Empresarial-CEGE-; estas unidades realizan importantes actividades de extensión como
la venta de servicios y la prestación de asesorías de tipo académico.
3.1. LA UNIDAD DE INFORMÁTICA Y COMUNICACIONES
La Unidad de Informática y Comunicaciones tuvo su origen en el año de 1986, cuando
la Facultad de Ciencias Humanas adquirió un microcomputador tipo IBM-XT, con la
idea de crear una unidad de cómputo para su personal; este equipo fue administrado por
la Vicedecanatura Académica de la Facultad hasta 1989, año en que el Concejo
Directivo creó la Unidad de Computo –UNIC136 y se dio inicio a un proceso de
progresivo de adquisición de equipos y programas de software. El incremento en la
demanda de recursos informáticos que permitieran incorporar nuevas tecnologías como
elemento de apoyo a los desarrollos académicos e investigativos, permitió que se
comenzara a pensar en el crecimiento y el mejoramiento de la infraestructura y el
equipamiento de la Unidad; para tal fin, se ha procedido a la adquisición de
instrumentos para la modernización pedagógica como equipos de Video Beam y el
Software EVIEWS para los cursos de Econometría y Econometría Avanzada de la
escuela de Economía.
136 A.C.U.NAL., Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Actas Concejo Directivo, 1989, Acuerdo
No. 2 del 4 de abril.
91
Ilustración VIII
Centro de informática. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, 2002.
En el año 2005 la Unidad de Informática contaba con una sala dotada de 30
puestos de trabajo (equipo y punto de red), en la que se prestaba a la población
estudiantil los servicios de impresión, scanner y reproducción de discos compactos;
además estaba encargada del mantenimiento y el soporte técnico para hardware y
software de los diferentes puestos de trabajo en la Facultad.
La Unidad también dicta cursos de extensión en el manejo de los programas
Excell Financiero, Acces, Windows / Internet, Mechanical Desktop y Autocad 2D, para
estudiantes y empleados de la Sede y el público general, y apoya el trabajo docente con
talleres programados para diferentes asignaturas. Así mismo, la dirección de la Unidad
es la encargada del diseño y la actualización de la página Web de la Facultad de
Ciencias Humanas y Económicas que está ligada a la Web master de la Sede; y desde
allí se procesa la información de los programas semestrales de trabajo docente.
3.2. LA UNIDAD DE INFORMACIÓN Y DOCUMENTACIÓN –UNID- Y LA
UNIDAD DE AYUDAS DOCENTES –UNADO -
Durante varios años la Facultad contó con la Unidad de Información y Documentación
–UNID, que fue conformada como un centro de prestación de servicios bibliotecarios en
las áreas de economía, historia y humanidades, con el fin de servir de apoyo
92
investigativo y docente a sus estudiantes y profesores, aunque estaba abierta al público
en general. La Unidad reunía solamente material impreso y estaba organizada en una
Colección General donde se encontraban títulos de: semiótica, lingüística, filosofía del
lenguaje, lógica, poética, estética, historia social y de la cultura, historia económica y
política de Colombia, historia local y regional, economía y política agraria, economía
colombiana, política económica y economía internacional, entre otros; una colección
de referencia; una hemeroteca y un archivo vertical. De igual manera, allí se
recopilaban los trabajos de investigación de los docentes, además de las tesis y trabajos
de grado elaborados por los estudiantes de postgrado y pregrado de la Facultad. La
Unidad se conformó fundamentalmente a través del canje y de las donaciones hechas
por los profesores; funcionó entre los años 1988 y 2000, cuando fue abierta la
Biblioteca Efe Gómez y toda la colección de la UNID fue trasladada a esta nueva
dependencia de Sede.
Otra de las unidades de apoyo con que cuenta la Facultad es la Unidad de
Ayudas Docentes –UNADO-, que tiene a su cargo el préstamo de equipos para el
desarrollo de la actividad pedagógica. Cuenta con una adecuada dotación; posee equipos
de proyección de diapositivas, acetatos y opacos; grabadoras; reproductores de video y
televisores, además de una colección de material audiovisual educativo.
3.3. LA UNIDAD DE ADMINISTRACIÓN DOCUMENTAL Y MICROFILMACIÓN
La Unidad de Administración Documental y Microfilmación es una unidad de apoyo a
las actividades académicas y administrativas de la Facultad que dispone de una
colección histórica conformada por parte del Archivo José Manuel Restrepo; los
Periódicos Atalaya, El Catolicismo y La Religión; la serie documental de tesis de
Medicina de finales del siglo XIX y principios del XX; y algunos rollos microfilmados
del Fondo de Gobernaciones del Archivo General de la Nación.
Con el fin de darla a conocer, la unidad ha emprendido una labor de divulgación
a través de la realización de visitas guiadas para la población estudiantil de la Sede y la
publicación de información en la página web de la Facultad, en el Itinerario Cultural,
en Unimedios, y en programas de la emisora UN Radio y del Canal U.
Apoya además las labores de los estudiantes de últimos semestres de la carrera
de Historia que desarrollan pasantías con la descripción de la colección histórica y
presta atención a estudiantes, profesores y personal externo que demandan los servicios
de consulta; presta mantenimiento a equipos de microfilmación (máquinas
93
microfilmadoras, duplicadoras y lectores); y proporciona asistencia en los procesos de
digitalización y microfilmación de álbumes familiares y archivos fotográficos,
contables y administrativos de empresas de la ciudad.
Con la aprobación del Comité de Archivo de la Sede, se designó a la Unidad
como Archivo de Gestión de la Facultad, con dos líneas de acción: Conservación del
archivo semiactivo de la Facultad, y Digitalización de la correspondencia enviada y
recibida de la misma; esta última es una prueba piloto se realiza con miras al posterior
desarrollo del proyecto en la Sede.
4. EL ARCHIVO HISTÓRICO JUDICIAL DE MEDELLÍN
El Archivo Histórico Judicial de Medellín, fue creado en 1984, cuando la Universidad
Nacional de Colombia- Seccional Medellín-, recibió en comodato del Tribunal Superior
de Antioquia, 13.013 expedientes de causas civiles y criminales que dan cuenta del
funcionamiento del sistema judicial entre los siglos XVII y XX en la región antioqueña.
Desde sus inicios, las instalaciones del Archivo Histórico Judicial estuvieron ubicadas
en el aula 303 del bloque 46; en el 2003, fue trasladado a las aulas 116 y 117 del bloque
41.
Entre las riquezas del Archivo se cuentan, por el valor histórico y documental
que representan, 52 expedientes del período colonial; además de material gráfico
conformado por 700 mapas, planos, croquis, dibujos, huellas (digitales, palmares y
plantares), fotografías, billetes y monedas, que sirvieron como prueba en el juzgamiento
de los procesos.
Inicialmente, el Archivo tuvo como función brindar apoyo a la docencia, pero a
través de los años ha desarrollado diferentes líneas de trabajo, entre las cuales cabe
mencionar la consulta abierta al público, la atención a investigadores, el apoyo a
diferentes programas académicos, la ejecución de programas de extensión con
estudiantes de educación básica secundaria, las asesorías a diferentes archivos
municipales, el acompañamiento a estudiantes universitarios en trabajos de grado y los
programas de concientización sobre el patrimonio documental. Así, las labores del
Archivo están enmarcadas dentro de las políticas de conservación y preservación del
patrimonio cultural, consignadas en Ley General de Cultura, la Ley de Archivos y la
Constitución Nacional.
El Archivo, reconocido como un lugar de memoria, presta servicio a investigadores,
docentes y estudiantes de la Universidad Nacional de Colombia y de otras universidades
94
y colegios de la región; realiza muestras documentales con distintas temáticas y visitas
guiadas para los estudiantes del curso Historia de la Cultura de la Universidad Pontificia
Bolivariana, del curso de Archivística de las carreras de Historia y Bibliotecología, de
la Universidad de Antioquia, y del proyecto de Actualización y Educación Continuada
para los maestros de educación secundaria. Además, atiende a los estudiantes de los
cursos de Paleografía y Diplomática y Fuentes Históricas y Archivística de la carrera de
Historia de la Universidad Nacional, sede Medellín.
Ilustración IX
Archivo Histórico Judicial de Medellín. Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Bloque
46. 2001.
Desde el 2003, el Archivo está desarrollado dos proyectos que han permitido el
fortalecimiento de su labor: “El Archivo un Aula-Taller” y “Conservación, Difusión y
Servicio del Archivo Histórico Judicial de Medellín”. Con el primero de ellos, se busca
crear conciencia sobre la importancia de la memoria colectiva como elemento básico de
cohesión y desarrollo social; la primera etapa se ejecutó con docentes y estudiantes de
básica secundaria del colegio Bernardo Arango Macías del municipio de La Estrella, sus
95
resultados hacen posible proponer su implementación en otras regiones del
departamento de Antioquia.
Con el proyecto “Conservación, Difusión y Servicio del Archivo Histórico
Judicial de Medellín” se participó en una convocatoria para archivos latinoamericanos
del Ministerio de Cultura Española y su Programa de Apoyo al Desarrollo de los
Archivos Iberoamericanos –ADAI, resultando beneficiado con un apoyo por parte de
esta entidad. Dentro de la ejecución de este proyecto, está contemplada la digitalización
de una parte del acervo documental del Archivo y su puesta en servicio al público a
través de una red virtual.
El Archivo Histórico Judicial de Medellín brinda apoyo importante para el
desarrollo de actividades relacionadas con la organización y descripción de archivos en
instituciones de la ciudad, en este sentido, se han realizando prácticas y talleres en
entidades como FAES, la Universidad de Antioquia, la Biblioteca Pública Piloto y la
Universidad EAFIT.
Para dar a conocer las actividades del Archivo Histórico Judicial de Medellín, en
los años 2002 y 2003 se participó en los programas de televisión Interaulas e Incultura
del Canal U, y Llave Maestra de la Secretaría de Educación Departamental, donde se
mostró la riqueza documental del Archivo y las posibilidades de consulta en el mismo;
también se facilitaron sus instalaciones y algunos expedientes para la grabación de un
documental para el canal Señal Colombia. Además se han publicado artículos en la
revista Historia y Sociedad y en el periódico Impronta, órgano informativo de la
Universidad Nacional, Sede Medellín.
La Facultad, por intermedio de la dirección del Archivo, tiene representación en
el Consejo Departamental de Archivos, en el Comité de Archivos Universitarios de
Educación Superior y en el Comité de Archivos de la Universidad Nacional, Sede
Medellín.
5. EL CENTRO DE GESTIÓN EMPRESARIAL –CEGE -
El Centro de Gestión Empresarial –CEGE-, es una unidad académica de apoyo
investigativo y de extensión de la Facultad; su labor está dirigida al medio empresarial,
al sector público y a la comunidad universitaria. El CEGE presta servicios en las áreas
específicas de gestión, análisis y consultoría de asuntos gerenciales y financieros;
cuenta con profesionales calificados de dedicación exclusiva a la Universidad y dispone
96
además de una unidad de documentación y de recursos para el desarrollo de la
investigación.
Tiene como objetivos principales: establecer conectividad entre la Facultad, el
medio empresarial y el sector público; ofrecer capacitación permanente en seminarios,
cursos y otros eventos académicos relacionados con la función empresarial; sensibilizar,
dar asesoría y consultoría en lo relacionado con la creación y seguimiento de PYMES, y
efectuar convenios con entidades promotoras del desarrollo empresarial a nivel regional,
nacional e internacional.
Entre los servicios que el CEGE ha prestado a estudiantes de la Universidad y al
público en general, se cuentan las actividades de capacitación y sensibilización para la
identificación y elaboración de planes de negocios y el acompañamiento en la gestión
de incubación, emprendimiento y mejoramiento continuo de empresas. Para el sector
empresarial ha ofrecido capacitación específica y general, servicios de investigación,
estudios especializados, diagnósticos de empresas, asesoría permanente y consultoría.
Entre 2002 y 2004, el CEGE ha consolidado a través de convenios, redes y
alianzas, vínculos interinstitucionales para desarrollar programas conjuntos con
entidades como la Cámara de Comercio Aburrá Norte y Aburrá Sur, Comfenalco, Sena,
Actuar Famiempresas, Empresas Públicas de Medellín (Programa de Empresarismo),
ACOPI, Microempresas de Antioquia, Incubadora de Base Tecnológica de Antioquia –
IBTA, Universidad de Antioquia (Programa: Medellín Emprende), CARCE – Regional
Antioquia, Banco de la Mujer y PRODES.
6. EL CENTRO DE IDIOMAS
Antes de la reforma académica de 1975, la Sección de Idiomas, perteneciente al
Departamento de Humanidades de la Facultad de Minas, era la encargada de impartir
los cursos de inglés incluidos en los planes de estudios de los diferentes programas
académicos de la Seccional Medellín. Con la creación de la Facultad de Ciencias
Humanas, la enseñanza de los idiomas pasó a ser responsabilidad de la sección de
Idiomas del Departamento de Humanidades de la nueva facultad. Los idiomas se han
ido convirtiendo en punto clave dentro de la formación académica, pues permiten la
apertura hacia otras fuentes de información, el apoyo a los procesos de investigación y
fomentan la movilidad de quienes los estudian.
El Centro de Idiomas de la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas,
funciona como unidad de apoyo académico desde el 2002. Ofrece cursos de inglés,
97
francés, alemán, italiano, portugués y japonés en el programa institucional “Aprendizaje
de Lengua Extranjera -ALEX”137, al igual que en los distintos cursos de extensión que
brinda al público en general y a estudiantes, profesores y empleados de la sede
Medellín. Estos cursos funcionan bajo el principio de la integración de nuevos modelos
de enseñanza, en este sentido no sólo se nutren de las nuevas tendencias pedagógicas,
sino que integran tecnología de apoyo multimedia; para esto cuentan con una buena
cantidad de recursos bibliográficos, audiovisuales e informáticos que apoyan la
docencia y el aprendizaje de los idiomas.
Ilustración X
Laboratorio del Centro de Idiomas, 2003.
El Centro de Idiomas ofrece otros servicios como la programación y el diseño de
cursos especiales, con el fin de solucionar necesidades específicas en áreas como el
desarrollo de la comprensión oral y lectora y la expresión oral y escrita. Presta además
apoyo para la preparación de los exámenes TOEFL y Michigan, realiza las pruebas de
comprensión lectora de lengua extranjera requeridas para el ingreso a los programas de
137El Consejo Superior Universitario reglamentó por medio del acuerdo 23 de 2001 el Programa de
Aprendizaje de Lengua Extranjera –ALEX, para los estudiantes que ingresen a la Universidad a partir del
segundo semestre del 2002. Inicialmente, este programa fue ofrecido en los idiomas Inglés y Francés,
pero desde el 2003 se abrieron también cursos de Alemán, Italiano, Portugués y Japonés.
98
postgrado y las pruebas de competencia en idiomas extranjeros para las convocatorias
de personal docente y de empleados. Además, presta servicios de traducción e
interpretación en los diferentes eventos académicos que se desarrollan en la Sede.
El Centro de Idiomas realiza actividades como “Navidades y Año Nuevos del
mundo”, “La fiesta de la Música” y “Música del Japón”, que buscan acercar a la
comunidad académica a las manifestaciones culturales de otros grupos humanos.
7. LA PRODUCCIÓN ACADÉMICA: PUBLICACIONES DE LA FACULTAD
A partir de la década de 1990, la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas ha
ayudado de manera decidida a la edición de folletos y libros, resultado del trabajo de sus
docentes y estudiantes. En el año de 1990 se comenzó a publicar la serie “Textos de
Historia” con Mitos y leyendas de Yolombó, de J. Antonio Marín C.; tres años después,
fueron editados cuatro trabajos de investigación realizados por profesores de la
Facultad: El mercado internacional de los productos agropecuarios en los ochentas de
Marta Celina Restrepo Alzate, Economía internacional y economía regional. El caso
del occidente colombiano (1985-1990) de Mario Franco Hernández y La anti-apertura
del norte de Guillermo Maya Muñoz, del Departamento de Economía y, de la profesora
del Departamento de Historia Gloria Mercedes Arango, su tesis de maestría La
mentalidad religiosa de Antioquia. Prácticas y discursos 1828-1885.
En 1997 y 1999 se publicaron dos textos del profesor Edgar Garavito Pardo: La
trancursividad. Critica de la identidad psicológica y Escritos escogidos; en 1999 La
economía de Alicia en el país de las maravillas del profesor Guillermo Maya Muñoz.
Las facultades de Ciencias y de Ciencias Humanas y Económicas, en conmemoración
de sus 25 años, editaron en el 2000 El problema del tiempo, texto que recoge las
reflexiones que en torno a esta entidad, suscitan el trabajo desde distintas disciplinas (de
las ciencias humanas y exactas) como la filosofía, la historia o la física.
Desde el 2002, la Facultad estableció un convenio con la Editorial Siglo del
Hombre, con el fin de garantizar la distribución de las diferentes publicaciones, en
especial las del área de Historia. En el 2003 la Facultad y la Editorial Universidad de
Antioquia, establecieron un convenio para publicar, mediante edición y financiación
conjunta e igualitaria, los trabajos que con calidad académica y editorial traten temas
propios de la historia y disciplinas afines en el contexto local, regional, nacional y
continental, y que se consideren adecuadas para hacer parte de la “Colección Clío”; las
investigaciones de los profesores Fernando Botero Herrera Medellín 1890-1950.
99
Historia urbana y juego de intereses, Alberto Castrillón Aldana Alejandro de
Humboldt. Del catálogo al paisaje: expedición naturalista e invención del paisaje,
Orián Jiménez Meneses El Chocó un paraíso del demonio. Novita, Citará y el Baudó,
siglo XVIII y Jorge Márquez Valderrama Ciudad, miasmas y microbios, fueron
publicadas en esta colección en los años 1996, 2000, 2004 y 2005 respectivamente.
Igualmente, La Carreta Editores estableció un convenio con la Facultad, para la
publicación de trabajos de grado sobresalientes de la carrera de Historia, dentro de la
colección “Ojo de Agua”; ya hacen parte de ésta: Francisco Antonio Cano y sus
discípulos de Catalina Pérez Builes, Invisibles en Antioquia 1886-1936. Una
arqueología de los discursos sobre la homosexualidad de Walter Alonso Bustamante
Tejada y La práctica médica en el Ferrocarril de Antioquia, 1875-1930 de Libia J.
Restrepo, todos publicados en el 2004. Además, en este mismo año, se suscribió un
convenio con el Fondo Editorial de la Universidad Eafit, para la edición del tomo
dedicado al Estado de Antioquia de la serie temática sobre la Comisión Corográfica, en
este proyecto colaboraron en coautoría los profesores Oscar Almario García y Orián
Jiménez Meneses, con un artículo referido a las visiones geográficas sobre Antioquia en
los siglos XVIII y XIX.
El Grupo de Estudios Estéticos de la Facultad estableció un convenio con la
Editorial Universidad de Antioquia para la coedición y distribución de textos
producidos por los docentes invitados y de planta del postgrado, en la colección Estética
Expandida, los textos Ciudad Liquida, ciudad interrumpida y Disoluciones Urbanas del
profesor español Manuel Delgado fueron publicados en esta colección en los años 1999
y 2002, respectivamente; de igual forma, en los Cuadernos de Estética Expandida, el
grupo edita traducciones o trabajos de menor extensión como: Memorias y percepciones
del paisaje urbano de Jaime Xibillé y Jairo Montoya, Ruinas Posmodernas de Felix
Duque y, Retomar la ciudad. El espacio público como lugar de la acción de Isaac
Joseph todos publicados en 1999; además el texto de Pere Salabert El pensamiento
visible publicado en 2003.
En los últimos años, la Facultad apoyó económicamente la edición de varios
textos que recogen el trabajo investigativo de sus docentes y estudiantes:
Cambios en las relaciones economía – naturaleza (desde la Grecia antigua hasta
nuestros días) de los profesores Luis Jair Gómez Giraldo y Luis Guillermo Posada
Londoño; La Cuenta Corriente de la Balanza de Pagos de Colombia 1970-1998, de la
profesora Martha Celina Restrepo Alzate; Introducción a la Ecología Global y El
100
Sistema Agroalimentario y la Sostenibilidad Ecológica: los efectos de una diacronía,
del profesor Luis Jair Gómez Giraldo; Introducción a las relaciones energía-desarrollo
del profesor Oscar Gonzalo Manrique y la estudiante Catalina Granda Carvajal; y
Evaluación socioeconómica multicriterio de proyectos de desarrollo: una metodología
desde la pequeña minería colombiana, del profesor Camilo Ignacio Coronado, todos
pertenecientes al Departamento de Economía.
Fusiles y plegarias: guerras y guerrillas. Cundinamarca, Boyacá y Santander 1876-
1877 de Luis Javier Ortiz Mesa, y La Teoría Celular. Apropiación y circulación de
prácticas y saberes de Alberto Castrillón Aldana, ambos profesores del Departamento
de Historia.
Higienizar, medicar, gobernar: historia, medicina y sociedad en Colombia de
Jorge Márquez Valderrama, profesor del Departamento de Estudios filosóficos y
Culturales. De igual forma fueron publicadas las memorias de las distintas versiones del
Seminario Desarrollo Sostenible Energía y Paz; además, con el apoyo de otras
Facultades de la Sede, fueron publicadas las memorias del sexto y séptimo ciclo del
Seminario Grandes Pensadores desarrollados entre los años 2001 y 2002. Gracias a la
financiación de las Facultades de Minas y de Ciencias, se publicó Grandes
Matemáticos, Físicos y Químicos y en asocio con la Facultad de Ciencias, Científicos de
la Vida: Biólogos, Etólogos, Ecólogos y Médicos.
Así mismo, la Facultad ha estimulado la publicación de sus revistas
institucionales. Ciencias Humanas fue creada en 1981 por medio del Acuerdo No. 3 del
Concejo Directivo de la Facultad, su primer número se publicó en el mes diciembre del
mismo año. Inicialmente, recogió la producción académica de los Departamentos que
integraban la Facultad, pero con el tiempo, se comenzaron a publicar ediciones
monográficas dedicadas a asuntos específicos como Política, Democracia, Filosofía o
Historia de la Cultura; esta publicación fue editada hasta el 2001 y en totalidad se
publicaron 26 números.
Ensayos de Economía, fue institucionalizada por el Acuerdo No. 1 del 21 de
diciembre de 1988; desde sus inicios fue concebida como un foro abierto a todas las
tendencias teóricas existentes en la teoría económica; nació de la necesidad de contar
con un medio de expresión propio, para divulgar el trabajo académico, teórico y
aplicado, fruto de las investigaciones de profesores y estudiantes de la Facultad y de
investigadores del país y del exterior. Desde 1990 se publica de manera continua y,
hasta octubre de 2004 se han publicado 24 números.
101
La revista Historia y Sociedad fue creada por medio del Acuerdo No. 3 de 1993,
con el objetivo de propiciar un espacio para la divulgación de las investigaciones
históricas en el país; su primera edición fue hecha con el apoyo del Comité de
Investigación y Desarrollo Científico –CINDEC- de la sede Medellín. Esta publicación
se encuentra abierta a la difusión de trabajos hechos desde las diversas áreas de la
Historia y disciplinas afines, escritos por investigadores del país y del exterior; de igual
forma, abre espacio a reseñas sobre trabajos historiográficos contemporáneos. Historia y
Sociedad publica desde 1994 un número anual; hasta diciembre de 2005 se han
publicado 11 números.
A pesar de que la Revista de Extensión Cultura de la Universidad Nacional de
Colombia, sede Medellín, no pertenece a la Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas, varios de sus docentes han tenido participación en la dirección de esta
publicación, desde sus inicios en 1976; así mismo, la revista en numerosas ocasiones ha
publicado artículos de profesores y estudiantes adscritos a ella.
Por otro lado, entre 1997 y el 2004 fue publicada la serie “Traducciones Historia
de la Biología”, dedicada a poner en conocimiento de un público amplio, textos de
François Dagognet, Georges Canguilhem y André Leroi-Gourhan, que se han
constituido en puntos referenciales de gran importancia, para el estudio de la historia y
filosofía de las ciencias.
Con la autorización de François Dagognet, fue publicada la traducción de siete
de sus libros: Revoluciones verdes (en los tres primeros números de la serie), El dominio
del viviente (en los números 9 al 12), El catálogo de la vida (en los números 14, 15 y
16), El cerebro ciudadela (en las entregas 18 y 19), Desechos, detritus, lo abyecto (en
los números 20 y 21), Una epistemología del espacio concreto. Neogeografia (en las
ediciones numero 22, 23 y 24) y, Georges Canguilhem, filósofo de la vida (en los
números 25 y 26, últimos de la serie); cabe aclarar, que estas son las únicas traducciones
que se disponen para este autor en lengua española.
En los números 4 al 8, y 13 de la serie, se publicó una recopilación de ensayos
elaborados por Georges Canguilhem, donde se desarrollan asuntos de epistemología
biológica y médica. En el número 17, fueron publicados los textos del paleontólogo
André Leroi-Gourhan: “Simbólica del vestido japonés”, “Técnica y sociedad en el
animal y en el hombre”, “La ilusión tecnológica”, “Los sueños” y “Sobre las formas
primarias de la herramienta”.
102
7.1. INICIATIVAS ESTUDIANTILES
Finalizando la década de 1990, se comenzó a gestar en la Facultad un nuevo tipo de
acción y liderazgo estudiantil para generar y fortalecer espacios que animaran la
discusión, el debate y el diálogo entre las ciencias humanas; dan cuenta de esto la
existencia de grupos como GEA; El Ágora, Grupo de Estudiantes de Ciencia Política; y
FENADECO -Federación Nacional de Estudiantes de Economía -.
La Facultad de Ciencias Humanas y Económicas ha financiado a los estudiantes
para la participación en eventos académicos nacionales e internacionales; entre ellos: los
Encuentros Nacionales y Latinoamericanos de Estudiantes de Historia, los encuentros
Nacionales de Estudiantes de Ciencia Política, el Foro Social Mundial Temático y los
Congresos Nacionales de Estudiantes de Economía. Con miras a la consolidación de
una comunidad académica, en la Facultad se ha acompañado y apoyado distintas
iniciativas como: la revista Kábai, el Coloquio de Ciencia Política y el Foro de
Estudiantes de Historia.
El primer número de la revista Kábai fue publicado por estudiantes del programa
de Economía, en el mes de enero de 1998 con el apoyo económico de la Secretaría de
Sede, Bienestar Universitario y Divulgación Cultural. A partir de la edición del segundo
número, la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas asumió en su totalidad la
financiación de esta publicación. Desde sus inicios, la revista ha estado abierta a la
crítica y al debate; en ella se publican artículos de finanzas, teoría económica, y análisis
económico; de igual forma, se abordan asuntos relacionados con política, historia,
literatura y cine. En ella también se han publicado artículos de profesores y estudiantes
de otras universidades de la ciudad y de programas de la Sede, como Artes Plásticas,
Ciencia Política, Historia e Ingeniería Forestal. La revista Kábai se publica de manera
ininterrumpida desde su inicio con una frecuencia de dos números anuales; hasta
diciembre de 2005 se han publicado 16 números.
Los Coloquios de Ciencia Política se comenzaron a realizar por iniciativa de los
estudiantes de la primera cohorte de la carrera, que motivados por ampliar su formación
profesional, vieron la necesidad de conocer y escuchar las ideas y posiciones de
docentes e investigadores pertenecientes a otros centros educativos de la ciudad y del
país. La primera versión del Coloquio de Ciencia Política “Violencia y políticas de
paz”, se realizó en el mes de junio de 2002; entre los conferencistas se contó con la
presencia de docentes e investigadores de las universidades de Antioquia, Autónoma
Latinoamericana, Javeriana y Externado de Colombia. El segundo Coloquio, “Conflicto,
103
Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario”, se llevó a cabo en
noviembre de 2003; en esta oportunidad se reunieron once conferencistas pertenecientes
a instituciones educativas y organizaciones no gubernamentales como la Oficina del
Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos en Colombia –
ACNUC- y el Comité internacional de la Cruz Roja –CICR-. Las memorias del evento
fueron editadas en formato digital.
Para el tercer Coloquio, “Globalización y Geopolítica”, que se efectuó en el mes
de septiembre de 2004, se contó con la participación de catorce ponentes, entre ellos,
estudiantes de Ciencia Política y Derecho y profesores universitarios. En el cuarto
Coloquio de Ciencia Política, “Latinoamérica, Política y Sociedad", realizado en agosto
de 2005, la discusión estuvo animada desde tres enfoques: los partidos políticos en
Colombia, la integración latinoamericana y los procesos de resistencia civil.
Estos Coloquios de Ciencia Política fueron concebidos como un espacio para la
formación intelectual, la apertura de nuevos horizontes discursivos y la creación de
comunidad académica; además en poco tiempo se ha convertido en referente para la
disciplina, contribuyendo así a la consolidación del pregrado de Ciencia Política y a su
reconocimiento a nivel regional.
El Ágora, Grupo de Estudiantes de Ciencia Política, en asocio con la revista
Kabái, ha estado comprometido con la organización del evento desde el 2004.
Por iniciativa de un grupo de estudiantes de la carrera de Historia, surgió el Foro
de Estudiantes de Historia, con el propósito de poner en consideración de sus
compañeros, profesores y el público en general, los ejercicios de investigación que
elaborados en los diferentes cursos y seminarios del pregrado, así como algunos avances
de los trabajos de grado. La organización del evento ha contado desde el comienzo con
el apoyo de la Escuela de Historia y la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas,
además de la Dirección Académica de la Sede y las oficinas de Publicaciones,
Divulgación Cultural y Bienestar Universitario.
El Primer Foro de Estudiantes de Historia se realizó en el mes de abril de 2002,
con la presentación de once ponencias elaboradas por estudiantes de últimos semestres
de la carrera; el evento tuvo lugar en el Auditorio Gerardo Molina y el Auditorio de la
Biblioteca Pública Piloto; la Maestría en Estética financió la publicación de las
memorias.
En abril de 2003 se llevó a cabo el Segundo Foro de Estudiantes de Historia de
la Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín; en él se presentaron quince
104
ponencias que materializaron el trabajo investigativo de egresados y estudiantes de la
carrera y de estudiantes de la Maestría. En esta segunda versión se logró aumentar el
número de exposiciones y mejorar la calidad académica del evento. Predominaron,
como en el primero, las ponencias dedicadas al estudio del período colonial.
En junio de 2004, tuvo lugar el Tercer Foro de Estudiantes. Entre las nueve
ponencias que fueron presentadas se contó con la participación de un estudiante de la
carrera de Ciencia Política y otro de la carrera de Historia de la Universidad Industrial
de Santander. En esta versión la mayor parte de los trabajos presentados
correspondieron al estudio del siglo XIX. Las memorias de los dos últimos Foros han
sido publicadas con apoyo de la Escuela de Historia y de la Facultad de Ciencias
Humanas y Económicas.
El Cuarto Foro se realizó en noviembre de 2005 y contó con la participación de
once ponentes; entre ellos, un estudiante de la carrera de Ciencia Política de la Facultad
y una estudiante del Departamento de Historia de la Universidad de Antioquia.
8. ACTIVIDAES DE INVESTIGACIÓN
Desde el momento mismo de la creación de la Facultad de Ciencias Humanas, los
profesores adscritos a ella vieron la necesidad de dar impulso a las actividades de
investigación como soporte de su quehacer académico. De esta manera, en enero de
1976 se creó Centro de Investigaciones Sociales –CIS- de la Facultad; entre sus
funciones estuvo promover la formación de investigadores y colaborar con las
diferentes facultades, departamentos y centros de investigación de la Universidad, en
trabajos interdisciplinarios; además, se propuso la colaboración científica y técnica con
otros centros de investigación del país y del exterior y la difusión de los trabajos de
investigación adelantados en él.138
Catorce años después, en 1990, el CIS desapareció. El Concejo Directivo de la
Facultad creó el Centro de Estudios Socio-Culturales –CESCUN-.139
En CESCUN buscó propiciar la formulación de proyectos de investigación
dentro de las Ciencias Humanas; promover de manera sistemática la integración y
coordinación de los proyectos alrededor de programas de investigación; contribuir al
desarrollo y consolidación de grupos de trabajo académico; fomentar el intercambio
138 A.C.UNAL., Actas Comisión de Decanos, 1976, Acta 01 de 16 de enero, pp. 6- 8. 139 A.C.UNAL., Facultad de Ciencias Humanas, Actas Concejo Directivo 1990, Acuerdo No. 4 de 21 de
julio.
105
científico de docentes investigadores en la modalidad de profesores visitantes con otras
facultades y centros de investigación nacionales e internacionales; colaborar con las
carreras y programas de postgrado a través del apoyo a las investigaciones que allí se
realicen; y desarrollar estrategias de difusión de esas investigaciones a través de
seminarios, conferencias y publicaciones140.
Con este centro se posibilitó el desarrollo de trabajos de investigación en torno a:
el estudio del territorio, problemas contemporáneos de las ciudades, el patrimonio
cultural, las guerras civiles, las manifestaciones religiosas, entre otros. y se fortalecieron
grupos de investigación en las diferentas áreas.
Docentes del Departamento de Economía conformaron el Grupo de Trabajo en
Relaciones Económicas Internacionales –REI-, el cual inició actividades a comienzos
de la década de 1990, cuando el país atravesaba un importante momento de apertura
comercial. Su trabajo contribuyó a la apertura de los programas de Especialización y
Maestría en Economía Internacional y la Revista de Economía Interamericana publicó
los resultados investigativos del REI.
De otro lado, el grupo Economía y Medio Ambiente fue el soporte de la maestría
que ofreció el departamento de Economía hasta el año 2004, en la línea de Energía y
Recursos Naturales. Este grupo, de carácter interdisciplinario, fue constituido en 1996
por profesores del Departamento de Economía y de las Facultades de Minas y Ciencias
Agropecuarias; además, contó con la participación permanente de un grupo de
estudiantes del pregrado y el postgrado. El tema central de su trabajo fue la articulación
de los conceptos de desarrollo sostenible, energía y recursos naturales y los retos que
ellos representan para la ruralidad colombiana; la actividad del grupo trazó un puente
permanente con el Instituto de Estudios Ambientales –IDEA- de la sede, y con otras
universidades de la ciudad como: EAFIT, la Universidad de Antioquia y la Universidad
Pontificia Bolivariana. Convocó un seminario anual sobre Economía y Medio
Ambiente, que en sus seis versiones contó con la participación de ponentes de diferentes
instituciones del país.
140A.C.UNAL., Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, “Proyecto de creación del Centro de
estudios socioculturales de la Facultad” [s.f.] Dentro del Departamento de Economía se desarrollaban
trabajos en las áreas de Economía Ambiental (Recursos Naturales y Economía Pesquera) y Economía
Internacional; en el Departamento de Historia se trabajaba desde mediados de la década de 1980 en las
áreas de Historia Local, Historia Regional y Ciencia Política; y por último, en el Departamento de
Humanidades dos áreas, Teoría del Arte, Urbanismo y Arquitectura.
106
8.1. EL TALLER DEL TERRITORIO Y EL PAISAJE
Fue un grupo de trabajo conformado en 1982 por investigadores, profesores y
estudiantes de pregrado y postgrado en áreas como Economía, Historia, Sociología,
Geografía, Arquitectura, Diseño, Planeación, Ordenamiento Territorial, Ciencias
Políticas, Antropología, Ingeniería Forestal, Geología, Biología y Agronomía.
Desarrolló proyectos en cooperación con entidades públicas y privadas, asumiéndose
como escuela de formación integral en ciencias del Territorio. Inicialmente se concentró
en el estudio de asuntos relacionados con Ecología y Medio Ambiente en zonas rurales
y posteriormente se ocupó del análisis de estos problemas en zonas urbanas de Medellín
y su área metropolitana; también se ocupó de la elaboración de análisis territoriales y
de incluir en sus trabajos la crítica política y la poética territorial.
Desde su conformación adelantó un proyecto permanente de producción y
construcción social de la memoria cartográfica, visual y corográfica del territorio;
además de un gran número de proyectos de formación académica como:
En la Universidad Nacional de Colombia, sede Medellín desarrolló el Seminario
permanente en el análisis de nuevos ambientes urbanos y rurales, para la Facultad de
Ciencias Humanas y Económicas entre 1982 y 1994. De igual manera, orientó cursos de
Ordenamiento Territorial, Agroecología, Producción Agropecuaria y Estructuras
Agrarias. Para la Facultad de Ciencias Agropecuarias, ofreció cursos de Usos de la
Tierra Rural. Con el ICFES y el CEAHP de la Facultad de Arquitectura, coordinó las
versiones 19, 20, 21 y 22, del Curso Centroamericano de la OEA; y además desarrolló
nueve versiones (entre 1995 y el 2000), del curso de contexto en Ética y Percepción
Ambiental.
En la Facultad de Ingeniería Ambiental de la Universidad de Medellín y en la
Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad de Antioquia, impartió cursos de
Socioeconomía Ambiental y Ordenamiento Territorial entre 1993 y 1996; y entre 1997
y 1998, participó en los cursos de postgrado de la Facultad de Ingeniería de la
Universidad de Antioquia, y de la Especialización en Educación Ambiental de la
Universidad del Quindío.
Además de la dirección, orientación y asesoría de tesis de pregrado y postgrado,
desarrolló numerosos proyectos de cooperación técnica a través de convenios de la Sede
con distintas entidades como la Secretaría de Educación y Cultura de Medellín y
Corporaciones Autónomas Regionales. Con la primera entidad entre 1994 y 2000
adelantó el programa “Estrategias regionales de formación ambiental”; con el Instituto
107
Mi Río y las corporaciones CORANTIOQUIA y CORNARE, los proyectos: “Ética y
percepción ambiental del territorio, el hábitat y la vida local” (en el nordeste antioqueño
y el Valle de Aburrá y Medellín), “Territorio, ecología y paisaje” (en el suroeste
antioqueño, cañones del sur de Antioquia, valle de Jardín, altiplanos del norte y el
oriente antioqueños), “Ecología y paisaje” (en el Magdalena Medio y el occidente de
Antioquia), y por último, “Esquemas de ordenamiento territorial y análisis ambiental”.
El Taller también adelantó trabajos con CORPURABA, CORPOGUAJIRA y la
Corporación Autónoma Regional para los Archipiélagos de San Andrés y Santa
Catalina –CORALINA- 141.
8.2. LOS GRUPOS DE INVESTIGACIÓN
El grupos de investigación en Ciencia Política fue fundado en 1990, ha participado en
seminarios dentro y fuera del país sobre temas que competen a las Ciencias Políticas
como: Derecho Constitucional Colombiano, Historia de los Partidos Políticos en
Colombia, Apertura Democrática, Elección Popular de Alcaldes, Globalización y
Relaciones Internacionales. El grupo ha estado vinculado a cursos de postgrado en
Ciencia Política, Instituciones Jurídico Políticas, Derecho Público, Planeación Urbano
Regional, Desarrollo y Gerencia Social, ofrecidos por la Universidad de Antioquia, la
Universidad Pontificia Bolivariana y la Universidad Nacional de Colombia, Sede
Bogotá.
Además, ha desarrollado varios programas de extensión como: “Transformación
institucional y cultural de la Policía Metropolitana de Medellín”, el micro-currículo
“Escuela y Democracia” y el seminario sobre Gerencia Pública y Política, en convenio
con la Gerencia Social del Municipio de Medellín, realizados durante 1998; el convenio
“Historia y análisis político colombiano siglos XX e inicios del XXI”, establecido con
el periódico El Colombiano en el año 2000, y los Consejos de Convivencia Estudiantil
con jóvenes de grados 10 y 11 de los colegios de la ciudad, realizados en convenio con
la Secretaría de Gobierno del Municipio entre 1999 y 2000. Así mismo, publicó dos
números monográficos de la revista Ciencias Humanas: “Estado y política en
Colombia” y “Estado, modernidad y democracia”142.
141 A.C.UNAL., Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Taller del territorio y el paisaje, 1982-
2000. 142 Archivo del Departamento de Ciencia Política.
108
Por otra parte, el Grupo Patrimonio y Cultura se conformó en 1987 como grupo de
trabajo académico de carácter interdisciplinario e interinstitucional, integrado por
docentes e investigadores de las universidades Nacional de Colombia, de Antioquia y
Pontificia Bolivariana; por profesionales independientes con una amplia experiencia en
el trabajo sobre el patrimonio y vinculados a diferentes entidades privadas y públicas.
Los miembros del grupo provienen de disciplinas como: la Arquitectura, las Artes
Plásticas, el Derecho, la Economía, la Educación, los Estudios Ambientales, la Filosofía
y la Historia.
Ilustración XI
Grupo de investigación.
Entre sus objetivos se destacan: Incidir en el conocimiento, la valoración, la
protección y la apropiación colectiva de los diferentes elementos que configuran el
patrimonio cultural; realizar tareas de carácter investigativo, docente y de extensión a la
comunidad, en los campos de la reflexión teórica de la identidad y el patrimonio desde
la perspectiva de la cultura, la recuperación y la apropiación de la memoria colectiva, la
construcción de ciudadanía cultural mediante el desarrollo de una política patrimonial y
la participación en procesos de apropiación social del patrimonio.; y establecer relación
con amplios sectores de la comunidad a través de una acción de educación, respeto y
109
apropiación de los diferentes elementos que forman parte del patrimonio cultural de la
región y el país.
Combina de manera efectiva su trabajo investigativo con la prestación de servicios
de extensión, como la asesoría en planes de desarrollo cultural y de aprovechamiento y
protección del patrimonio cultural de entidades municipales y departamentales; además
proporciona formación educativa en patrimonio y cultura ciudadana, para líderes
comunitarios y maestros de la educación básica y media, bajo diferentes modalidades de
educación continua como diplomados, cursos y seminarios.
Ahora bien, el grupo de Investigación Religión, Cultura y Sociedad fue
conformado en 1998 alrededor de temas como religiones, pluralismo religioso,
conflictos sociales, sociabilidades y relaciones entre literatura e historia. Dado su
carácter interuniversitario, cuenta con profesores y estudiantes de las Universidades de
Antioquia y Nacional de Colombia y docentes de las Universidades Pontificia
Bolivariana y Eafit; y la colaboración de otras universidades colombianas,
latinoamericanas y europeas.
En el año de su creación obtuvo un premio en la categoría “Grupos semilla de
Investigación” dentro de la convocatoria CINDEC y Gestec de la Universidad Nacional
de Colombia, sede Medellín. Las actividades del grupo han sido financiadas por
Colciencias y por la Dirección de Investigaciones de la sede Medellín –DIME-; en el
2001 fue distinguido por Colciencias como grupo promisorio y en las convocatorias
GrupLAC de 2002 y 2004 apareció como grupo reconocido.
Con el ánimo de difundir el resultado de su trabajo, en el año 2000 organizó el
ciclo de conferencias “Culturas y creencias en Colombia. Una perspectiva histórica” y
realizó el montaje de la exposición fotográfica itinerante “Religión y Fotografía en
Antioquia, siglos XIX y XX”. Dentro del grupo se ha desarrollado la investigación
“Guerras civiles, religiones y religiosidades en Colombia, 1840-1902”, cuyo objeto ha
sido pensar históricamente problemas de la sociedad colombiana como conflictos
político-religiosos, sociabilidades y asociaciones católicas, pluralismo religioso, guerra
de guerrillas, educación, elecciones, vida cotidiana, literatura e iconografía, desde la
guerra de Los Supremos (1839-1842) hasta la guerra de los Mil Días (1899-1902). La
primera fase de este trabajo fue publicada en el 2005 con el título de Ganarse el cielo
defendiendo la religión.
Por último, el Grupo de Estudios Estéticos fue conformado por profesores
vinculados al postgrado en Estética del Departamento de Estudios Filosóficos y
110
Culturales en 1998. La gestión académica de sus integrantes, le ha permitido al grupo
ofrecer cada semestre cursos de contexto en la Sede y por lo menos un seminario de
extensión, al igual que la realización de varios eventos académicos de carácter regional.
Este grupo de investigación pertenece a cuatro redes académicas internacionales:
“Microsociologías de los espacios urbanos”, “Antropologías urbanas contemporáneas”,
“Tiempo, espacio y entorno en contextos urbanos” y “Problemas estéticos
contemporáneos”, que desarrollan trabajos en áreas como la Arquitectura, las Bellas
Artes y las Ciencias Sociales en un contexto interdisciplinario. A estas redes pertenecen
profesores de las universidades Autónoma de Madrid, Complutense de Madrid, París X-
Nanterre, de Barcelona, entre otras; por medio de estas relaciones el grupo ha logrado
tener participación en seminarios y congresos nacionales e internacionales.
A partir del año 2000 se ha generado un aumento en el número de grupos de
investigación en la Facultad de Ciencias Humanas y Económicas. Este hecho ha
contribuido a la consolidación de las unidades académicas, las líneas de investigación y
los postgrados. En el 2004, la Facultad contaba con 17 grupos de investigación,
reconocidos por ella, por la Dirección de Investigación de la Sede –DIME-, y por
Colciencias. De los tres grupos reconocidos por la Facultad, dos pertenecen a la
Escuela de Historia (Historia Moderna de América: dominación, resistencia y creación
cultural; y Género, Historia y Política); y uno de la Escuela de Economía (Política
Económica y Social). De los cuatro grupos reconocidos por la Dirección de
Investigaciones de la Sede –DIME-, dos pertenecen a la Escuela de Historia (Las
Independencias de Antioquia; y Etnohistoria y Estudio sobre Américas Negras); uno de
la Escuela de Ciencia Política (Ciencias Política); y uno de la Escuela de Estudios
Filosóficos y Culturales (Poéticas de la Espacialidad). Y por último, de los diez grupos
de investigación registrados y reconocidos por Colciencias, cinco son de la Escuela de
Historia (Religión, Cultura y Sociedad; Prácticas, Saberes y Representaciones en
Iberoamérica; Patrimonio y Cultura; Imaginarios Políticos Partidistas; y Configuración
Histórica de la Tropicalidad Colombiana.); tres de la Escuela de Estudios Filosóficos y
Culturales (Historia de la Salud; Estudios Estéticos; y Producción, Circulación y
Apropiación de Saberes.); y dos de la Escuela de Economía (Economía y Medio
Ambiente; y Economía Internacional)143.
143 Archivo de la Decanatura Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, Informe de Gestión 2004.
111
Con la reforma administrativa de la Facultad puesta en marcha en el 2005, se
crearon el Laboratorio de Estudios Geográficos y el Laboratorio de Ciencias Sociales y
Económicas –ambos ubicados en el aula 41-205 del núcleo El Volador–, con el fin de
centralizar e impulsar las actividades de investigación.
El Laboratorio de Estudios Geográficos tiene como objetivo desarrollar análisis
del territorio urbano y regional, mediante la ejecución de procesos investigativos y
pedagógicos de carácter experimental, a través del establecimiento de convenios de
cooperación externa y la promoción de proyectos académicos. Pretende además,
construir un saber territorial estratégico, formular procedimientos metodológicos
apropiados, e implementar tecnologías que permitan a la comunidad académica de la
Facultad y la Universidad, su integración en la ciudad y el medio regional.
El Laboratorio de Ciencias Sociales y Económicas tiene como objetivo realizar
estudios y análisis aplicados a la realidad, a las transformaciones y las dinámicas de
desarrollo del país y la región, y de sus mecanismos de integración en el ámbito
internacional. También busca contribuir al avance del conocimiento de los actuales
procesos económicos y sociales del país y diseñar metodologías y técnicas apropiadas a
la naturaleza de estos fenómenos.
Ambos Laboratorios hacen parte del Sistema Nacional de Laboratorios de la
Universidad Nacional de Colombia y están en capacidad de emprender actividades de
investigación, capacitación, asesoría y consultoría en perspectivas de trabajo como:
estudios y análisis territorial y del paisaje urbano y regional; proyectos de
regionalización, desarrollo y ordenamiento territorial; estructura y dinámica ambiental
de sistemas territoriales; actualización y restauración cartográfica; programas de
formación ambiental y cultura territorial; evaluación territorial de políticas públicas;
estudios culturales y de género; estudios demográficos y de población; evaluación de
procesos sociales y económicos; preservación, valoración y restauración del patrimonio
territorial; manejo y gestión del patrimonio; planeación estratégica y sectorial;
mediciones económicas; estudios de coyuntura y de tendencia económica y social; y
estrategias de capacitación y formación.
112
BIBLIOGRAFÍA
Archivos
- A.G.N., Archivo General de la Nación (Bogotá).
- A.C.U.NAL., Archivo Central de la Universidad Nacional (Medellín).
- Archivo de Gestión, Departamento de Economía, Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín.
- A.O.P.F.C.H.E., Archivo Oficina de Postgrados de la Facultad de Ciencias Humanas y
Económicas, Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín. - Informe de
Autoevaluación. Programa curricular Especialización en Estética, Universidad
Nacional de Colombia, Sede Medellín, Facultad de Ciencias Humanas y Económicas,
Escuela de Estudios Filosóficos y Culturales, septiembre de 2003.
- Proyecto de Especialización en Semiótica y Estética. Departamento de Humanidades,
Facultad de Ciencias Humanas y Económicas, 1989.
Fuentes secundarias
- Abel Salazar, Fray José, Los estudios eclesiásticos superiores en el Nuevo Reino de
Granada, Madrid, Concejo Superior de Investigaciones Científicas, 1946.
- Arango de Restrepo, Gloria Mercedes, Palacio, T. Guillermina., Ortiz M., Luis Javier
y Restrepo M., León., “Consideraciones acerca de la enseñanza de la historia en las
Facultades de Arquitectura”, en: Ciencias Humanas. Revista de la Facultad de Ciencias
Humanas, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, vol. 1, No. 1, 1981, pp. 49-60.
- Arocha Rodríguez, Jaime, “Antihéroes en la historia de la antropología en Colombia:
su rescate”, en: Nueva Historia de Colombia, en: Nueva Historia de Colombia, seis
tomos, (director científico y académico): Álvaro Tirado Mejía, Bogotá, Planeta, T. IV,
1989 pp. 247-256.
- Arvone, Robert, “Políticas educativas durante el Frente Nacional, 1958-1974”, en:
Revista Colombiana de Educación, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, No. 1,
junio de 1978, pp. 13-44.
- Bejarano, Jesús Antonio, “Las técnicas agropecuarias en el siglo XX”, en: Nueva
Historia de Colombia, seis tomos, (director científico y académico): Álvaro Tirado
Mejía, Bogotá, Planeta, 1989, T. IV, pp. 285-312.
113
- Brading, David, “La España de los Borbones y su imperio americano”, en: Historia de
América Latina, doce tomos, (editor): Leslie Bethell, Barcelona, Crítica, 1990, T. II, pp.
85-102.
- Briceño, Rosa C., “La universidad como un microcosmos de conflicto social: la
política de reforma de la Universidad Nacional de Colombia, 1964-1974”, en: Revista
Universidad Nacional, Bogotá, N. 23, Enero – Marzo de 1990, pp. 52-61.
- Burke, Peter, La revolución historiográfica francesa. La Escuela de los Annales:
1929-1989, Barcelona, Gedisa, 1999.
- Colmenares, Germán, Convenciones contra la cultura. Ensayos sobre la historiografía
hispanoamericana del siglo XIX [1986], Santafé de Bogotá, TM Editores / Universidad
del Valle / Banco de la República / Colciencias, 1997.
- Estrada O., Helena., “Génesis y trayectoria de la Economía Agrícola en Colombia”,
en: Ciencias Humanas. Revista de la Facultad de Ciencias Humanas, Medellín,
Universidad Nacional de Colombia, Vol. 3, No. 5, 1983, pp. 2-12.
- Flórez Enciso, Luis Bernardo, “Apuntes sobre el pensamiento económico colombiano
en la segunda mitad del siglo XX”, en: Discurso y razón. Una historia de las ciencias
sociales en Colombia, (editores): Francisco Leal Buitrago y Germán Rey, Bogotá,
Ediciones Uniandes / Fundación Social / TM Editores, 2000, pp. 99-104.
- Friede, Juan, “La investigación histórica en Colombia”, en: Boletín Cultural y
Bibliográfico, Bogotá, Banco de la República, Vol. VIII, No. 2, 1964, pp. 220-222.
- García Estrada, Rodrigo de Jesús, “Participación extranjera en la modernización de
Antioquia, 1820-1920”, en: Historia y sociedad, Medellín, Universidad Nacional de
Colombia, No. 10, 2004, pp. 69-93.
- González, Jorge Enrique, Legitimidad y cultura. Educación, cultura y política en los
Estados Unidos de Colombia 1863-1886, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia,
2005.
- Helg, Aline, “La educación en Colombia. 1958-1980”, en: Nueva Historia de
Colombia, seis tomos, (director científico y académico): Álvaro Tirado Mejía, Bogotá,
Planeta, 1989, T. IV, p. 138.
- ___________ La educación en Colombia, 1918-1957. Una Historia social, económica
y política, Bogotá, CEREC, 1987.
- Helguera, León, “La educación durante el primer gobierno de Mosquera: 1845-1849”,
en: Revista colombiana de Educación, Santafé de Bogotá, Universidad Pedagógica
Nacional, No. 26, 1993, pp. 7-30.
114
- Herrera C., Martha Cecilia., “Historia de la educación en Colombia. La República
Liberal y la modernización de la educación. 1930-1946”, en: Revista Colombiana de
Educación, Santafé de Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, No. 26, 1993. pp. 97-
124.
- _____________________ “Educación superior en el siglo XX. Expansión,
diversificación y fragmentación”, en: Revista Credencial Historia, Bogotá, Banco de la
República, N. 154, octubre de 2002, pp. 14-15.
- Hobsbawn, Eric “¿Qué deben los historiadores a Karl Marx?”, en: Sobre la Historia,
Barcelona, Crítica, 1998, pp. 148-162.
- Jaramillo Uribe, Jaime, “Esquema Histórico de la Universidad Colombiana”, en:
Revista de la Cámara de Comercio de Bogotá, Bogotá, No. 24, Septiembre de 1976, pp.
9-33.
- ___________________ “Génesis de los modernos estudios históricos en Colombia: de
la Escuela Normal Superior al Departamento de historia de la Universidad Nacional”,
en: De la Sociología a la Historia, (compilación y prólogo de): Gonzalo Cataño, Santa
Fe de Bogotá, Ediciones Uniandes, 1994, pp. 155-169.
- ___________________ “La educación durante los gobiernos liberales. 1930-1946”,
en: Nueva Historia de Colombia, Nueva Historia de Colombia, seis tomos, (director
científico y académico): Álvaro Tirado Mejía, Bogotá, Planeta, 1989, T. IV, pp. 87-
110.
- ____________________ “La reforma educativa de los años treintas”, en: Educación y
cultura. Revista del Centro de Estudios e Investigaciones Docentes de la Federación
Colombiana de Educadores, Bogotá, FECODE, julio de 1988, pp. 8-11.
- ____________________ “Observaciones al informe Atcon sobre las universidades
latinoamericanas”, en: De la Sociología a la Historia, (compilación y prólogo de):
Gonzalo Cataño, Santa Fe de Bogotá, Ediciones Uniandes, 1994, pp. 219-231.
- Leal Buitrago, Francisco, “La profesionalización de los estudios políticos en
Colombia”, en: Análisis político, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia / Instituto
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, No. 3, abril-junio de 1988, pp.49-62.
- Low Murtra, Enrique, “El pensamiento económico en Colombia”, en: Nueva Historia
de Colombia Nueva Historia de Colombia, seis tomos, (director científico y
académico): Álvaro Tirado Mejía, Bogotá, Planeta, 1989, T. IV, T. IV, pp. 221-234.
- Macías Alvira, Daniel, 50 años de Agronomía en Colombia, Bogotá, S.E, 1978.
115
- Maya, Guillermo, “La desaparición de la carrera de Economía Agrícola en la
Universidad Nacional de Colombia, Sede Medellín”, Boletín Técnico Facultad de
Ciencias Agropecuarias, Medellín, No. 2, 1993, pp. 13-16.
- ______________ “La Formación y la práctica del economista moderno”, Ensayos de
Economía, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, Vol. 1, No. 2, julio, 1990, pp.
117-134.
- Mcfarlane, Anthony, Colombia antes de la Independencia. Economía, sociedad y
política bajo el dominio Borbón, Bogotá, Banco de la República / El Áncora Editores,
1997.
- Melo, Jorge Orlando, “La historia: la perplejidades de una disciplina consolidada”, en:
Historiografía consolidada. Realidades y perspectivas, Medellín, Colección de Autores
Antioqueños, 1996, pp. 123-134.
- ________________ “Medio siglo de Historia colombiana: notas para un relato
inicial”, en: Discurso y razón. Una historia de las ciencias sociales en Colombia,
(editores): Francisco Leal Buitrago y Germán Rey, Bogotá, Ediciones Uniandes /
Fundación Social / TM Editores, 2000, pp. 153-177.
- Molano B., Alfredo., y Vera, César A., “La política educativa y el cambio social. Del
Régimen Conservador a la República Liberal”, en: Revista Colombiana de Educación,
Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, No. 11, 1983. pp. 75-108.
- Patiño, Beatriz, “Balance del Décimo Congreso de Historia de Colombia”, en:
Historia y sociedad, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, N. 4, 1997, pp. 17-
31.
- Pècaut, Daniel, “La contribución del IEPRI a los estudios sobre la violencia en
Colombia”, en: Análisis Político, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia / Instituto
de Estudios Políticos y Relaciones Internacionales, No. 34, mayo-agosto de 1998, pp.
72-78.
- Pineda Camacho, Roberto, “La reivindicación del indio en el pensamiento social
colombiano (1850-1950)”, en: Un siglo de investigación social. Antropología en
Colombia, (editores): Jaime Arocha y Nina S. de Friedemann, Bogotá, Etno, 1984, pp.
197-251.
- Restrepo, Eduardo, “Los avatares del negro en la antropología de Colombia”, en:
Nómadas, Bogotá, Universidad Central, No. 9, 1998, pp. 191-199.
116
- Restrepo Toro, Hernando, “La educación superior”, en: Historia de Antioquia,
(director general): Jorge Orlando Melo, Medellín, Suramericana de Seguros, 1988, pp.
367-372.
- ___________________ “Pensamiento político en torno a la universidad colombiana”,
en: Revista de Extensión Cultural, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, No.
16-17, abril de 1984, pp. 47-54.
- Restrepo Zea, Estela, (compiladora), La Universidad Nacional en el siglo XIX:
documentos para su historia, cinco tomos, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia,
2004.
- Reyes Cárdenas, Catalina, “10 años de la Maestría en Historia”, en: Historia y
Sociedad, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, No. 6, 1999. pp. 9 – 10.
- Saavedra Restrepo María Claudia, Montoya Guzmán, Juan David y Lenis Ballesteros,
César Augusto, Facultad de Ciencias Agropecuarias. 90 años sembrando futuro,
Medellín, Universidad Nacional de Colombia, 2004.
- Safford, Frank, El ideal de lo práctico. El desafío de formar una élite técnica y
empresarial en Colombia, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia / El Áncora
Editores, 1989.
- Santamaría, Peter, Origen, desarrollo y realizaciones de la Escuela de Minas, dos
tomos, Medellín, Ediciones Diké, 1994.
- Silva Luján, Gabriel, “El origen del Frente Nacional y el gobierno de la Junta Militar”,
en: Nueva Historia de Colombia, en: Nueva Historia de Colombia, seis tomos, (director
científico y académico): Álvaro Tirado Mejía, Bogotá, Planeta, 1989, T. II, pp. 179-210.
- Silva Olarte, Renán, “El Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura: un
acontecimiento historiográfico”, en: Anuario Colombiano de Historia Social y de la
Cultura, Bogotá, Universidad Nacional de Colombia, No. 30, 2003, pp. 11-42.
- _________________ “La educación en Colombia. 1880-1930”, en: Nueva Historia de
Colombia, seis tomos, (director científico y académico): Álvaro Tirado Mejía, Bogotá,
Planeta, 1989, T. IV, pp. 61-66.
- _________________ “La educación en Medellín durante el siglo XVIII”, en: Historia
de Medellín, dos tomos, (editor): Jorge Orlando Melo, Medellín, Compañía
Suramericana de Seguros, 1996. T. I, pp. 166-172.
- _________________ “La universidad colombiana en el siglo XIX. Entre la
precariedad, la politización y las guerras civiles”, en: Revista Credencial Historia,
Bogotá, Banco de la República, No. 154, octubre de 2002, pp. 9-11.
117
- __________________ Los ilustrados de Nueva Granada, 1760-1808. Genealogía de
una comunidad de interpretación, Medellín, Banco de la República / Fondo Editorial
Universidad EAFIT, 2002.
- __________________ República Liberal, intelectuales y cultura política, Medellín,
La Carreta Editores, 2005.
- __________________ Saber, Cultura y Sociedad en el Nuevo Reino de Granada,
siglos XVII Y XVIII, Medellín, La Carreta Editores, 2004.
- Silvestre, Francisco, “Apuntes reservados” [1789], en: Relaciones e informes de los
gobernantes de la Nueva Granada, tres tomos, (editor): Germán Colmenares, Bogotá,
Biblioteca Banco Popular, 1989, T. II, pp. 35-152.
- Tirado Mejía, Álvaro y Villegas Botero, Luis Javier, “Desarrollo histórico, orientación
y planeación de la Facultad de Ciencias Humanas, Medellín”, en: Revista de Extensión
Cultural, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, No. 2 / 3, mayo-diciembre,
1976, pp. 131-134.
- Tovar Pinzón, Hermes, “El Departamento de Historia y la investigación histórica en el
país”, en: Anuario Colombiano de Historia Social y de la Cultura, Bogotá, Universidad
Nacional de Colombia, No. 12, 1984, pp. 179-184.
- Tovar Zambrano, Bernardo, “La historiografía colombiana”, en: Nueva Historia de
Colombia, seis tomos, (director científico y académico): Álvaro Tirado Mejía, Bogotá,
Planeta, 1989, T. IV, pp. 199-210.
- Valencia Restrepo, Darío “[Discurso de instalación del primer seminario sobre la
enseñanza de las ciencias sociales en las universidades del estado]”, en: Revista de
Extensión Cultural, Medellín, Universidad Nacional de Colombia, No. 2 / 3, mayo-
diciembre, 1976, pp. 125-128.
- Vargas de, Pedro Fermín, Pensamientos políticos [ca.1789-1806], Bogotá, Nueva
Biblioteca Colombiana de Cultura, 1986.
- Vera Gil, César A., “Notas para un análisis de la política educativa de López
Michelsen 1974-1978”, en: Revista Colombiana de Educación, Bogotá, Universidad
Pedagógica Nacional, No. 17, 1986, pp. 41-57.
- Villegas Botero, Luis Javier, “Anotaciones históricas de la Facultad de Ciencias
Humanas”, en: Ciencias Humanas. Revista de la Facultad de Ciencias Humanas,
Medellín, Universidad Nacional de Colombia, No.8, 1985, pp. 9-24.
- Wallerstein, Immanuel, “Abrir las Ciencias Sociales”, en: Revista Colombiana de
Educación, Bogotá, Universidad Pedagógica Nacional, No. 32, 1996, pp. 113-125.
118
- West, Robert, La minería de aluvión en Colombia durante el período colonial [1952],
Bogotá, Imprenta Nacional, 1972.
- Zuluaga Nieto, Jaime, “El estado actual de la investigación en Economía”, en:
Ciencias Sociales en Colombia en 1991, Santafé de Bogotá, Universidad Nacional de
Colombia, 1992, pp. 137-199