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Historia del Movimiento Obrero y la Sindicalización 1850 - 1925 Apuntes de Clases Prof. Pablo Muñoz Muñoz Prof. Historia y Geografía Dpdo en Historia Política Siglo XX Universidad de Toulouse Introducción: No se pretende, de ninguna manera, en este breve ensayo, poder establecer una verdad absoluta sobre la construcción del movimiento sindical chileno y el desarrollo paulatino de los obreros y su lucha por la obtención de sus derechos. Intento rescatar de una forma lo más objetiva posible, algunos elementos que son significativos de la realidad puntual de lo acontecido en esos años, y sobre todo los diversos frentes de comprensión ideológica para la que en Chile, hubiese una chance, de poder generar espacios a la reclamación social, que condujo al movimiento obrero. Si bien muchas de sus influencias estuvieron radicadas principalmente en la experiencia internacional, hay elementos que son estructurales para nuestro país y que es necesario valorar, para poder, sobre la base de esa experiencia, poder aprender de esta lucha de antaño y canalizar los propios requerimientos actuales, en función de lograr las metas de las mejores condiciones laborales para los trabajadores. Trataré de ser lo menos ideológico posible, en función a la interpretación de algunas conclusiones en este apunte, la idea fundamental es construir algo significativo para el desarrollo propio de su opinión histórica y sobretodo, social. Primera Parte: Origen de la Mano de Obra en Chile a) Encomienda, Inquilinaje y Peonaje Rural Si bien he de reconocer que prefiero el concepto “trabajador” y no “mano de obra”, he de remitirme necesariamente a la literatura fundamental. Durante el periodo colonial, las necesidades propias de la colonia y sobretodo el afán y deseo del español de poder vivir bajo la concepción del lujo y ostentación como símbolo de riqueza material, se idearon estructuras de trabajo que se inspiraron en la mentalidad de la servidumbre medieval y el sistema de mita incásica. Así, la fuerza laboral que los españoles tuvieron fue sin duda alguna la indígena. Amplia es la

Historia del Movimiento Obrero y la Sindicalización 1850 ...escuelasindical.org/blog/wp-content/uploads... · generar espacios a la reclamación social, que condujo al movimiento

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Historia del Movimiento Obrero y la Sindicalización 1850 - 1925 Apuntes de Clases

Prof. Pablo Muñoz Muñoz Prof. Historia y Geografía Dpdo en Historia Política Siglo XX Universidad de Toulouse

Introducción:

No se pretende, de ninguna manera, en este breve ensayo, poder establecer una verdad

absoluta sobre la construcción del movimiento sindical chileno y el desarrollo paulatino de los obreros y

su lucha por la obtención de sus derechos. Intento rescatar de una forma lo más objetiva posible,

algunos elementos que son significativos de la realidad puntual de lo acontecido en esos años, y sobre

todo los diversos frentes de comprensión ideológica para la que en Chile, hubiese una chance, de poder

generar espacios a la reclamación social, que condujo al movimiento obrero. Si bien muchas de sus

influencias estuvieron radicadas principalmente en la experiencia internacional, hay elementos que son

estructurales para nuestro país y que es necesario valorar, para poder, sobre la base de esa experiencia,

poder aprender de esta lucha de antaño y canalizar los propios requerimientos actuales, en función de

lograr las metas de las mejores condiciones laborales para los trabajadores.

Trataré de ser lo menos ideológico posible, en función a la interpretación de algunas

conclusiones en este apunte, la idea fundamental es construir algo significativo para el desarrollo propio

de su opinión histórica y sobretodo, social.

Primera Parte: Origen de la Mano de Obra en Chile

a) Encomienda, Inquilinaje y Peonaje Rural

Si bien he de reconocer que prefiero el concepto “trabajador” y no

“mano de obra”, he de remitirme necesariamente a la literatura

fundamental. Durante el periodo colonial, las necesidades propias de la

colonia y sobretodo el afán y deseo del español de poder vivir bajo la

concepción del lujo y ostentación como símbolo de riqueza material, se

idearon estructuras de trabajo que se inspiraron en la mentalidad de la

servidumbre medieval y el sistema de mita incásica. Así, la fuerza laboral

que los españoles tuvieron fue sin duda alguna la indígena. Amplia es la

literatura de los abusos cometidos y de lo que significó para la demografía

indígena. El sistema ideado fue la llamada ENCOMIENDA, que en una

explicación sencilla, se traduce como la forma que el indio debía pagar su

tributo por ser considerado súbdito del rey. Esto instauró entonces la

lógica del servicio personal, como forma de trabajo

La segunda evolución de la mano de obra en Chile, durante el siglo XVII

se estructuró bajo la idea del inquilinaje y peonaje rurales. Esto significa,

que dada la gran cantidad de mestizos que nacieron a partir del contacto

biológico entre españoles e indios, lo que tradujo que, al no estar

jurídicamente reconocidos, el mestizo no quedo adscrito al sistema de

encomiendas que era exclusivo para los indígenas. Al ser considerado

inferior, por el hecho de ser mestizo y no español, en la gran mayoría de

los casos, éste se vio obligado a emplearse como mano de obra rural en

faenas mineras y del campo. Este sistema, el INQUILINAJE RURAL,

consistió en la convivencia del inquilino, en una relación de subordinación

al patrón, donde el servicio personal se mantuvo. El hombre mestizo

fundamentalmente, vivía dentro y a usufructo de la hacienda, lo que

condiciono en mayor medida la consolidación de la estructura de su

pérdida de libertad de movimiento y la convivencia obligada del inquilino

en la hacienda.

Otro sistema, fue el PEONAJE, que se trataba de mestizos y españoles

empobrecidos que se empleaban como temporeros en distintas faenas,

siempre a razón de pago en especies que se producían en el campo, los

cuales les daba una cierta libertad para intercambiar productos. Las

estructuras del peonaje, lo hacían en este sentido, un poco distintas al

inquilinaje tradicional, pero sin duda fue de menor impacto social,

generando en mayor medida algunos de los oficios ambulantes necesarios

para el abastecimiento urbano colonial: así nacen algunos de los oficios

como el aguatero, el motero, lechero entre otros, que deambulaban por la

ciudad ofreciendo sus respectivos productos. Pero, en lo que concierne al

trabajo o la modalidad de trabajo, esta fue sin duda, más o menos similar

al trato recibido por parte del inquilino.

Estas estructuras laborales, Inquilinaje, Peonaje y Encomienda, se

trasladaron bastante adentrado el siglo XIX y XX, con excepción de la

encomienda, que fue abolida durante el siglo XVIII debido a que los

indígenas ya no contaban con un gran numero para desempeñarse en las

faenas, dada la gran crisis demográfica ocurrida en los siglos anteriores, y

también su reemplazo natural por mano de obra mestiza. Como

estructura, e inquilinaje propiamente tal, lo encontramos hasta la Reforma

Agraria en la década el 60 y el peonaje, se mantiene, con diferencias,

hasta el día de hoy con la actividad de los temporeros rurales.

b) Las Primeras Regulaciones Laborales

Las condiciones de abusos cometidos por los españoles hacia el

indígena, generaron las reclamaciones de algunos personeros de la Iglesia,

que denunciaron el no cumplimiento por parte del conquistador de la

obligación de “proteger al indio”. Si bien existió una tolerancia hacia el

abuso, sobre todo por la crítica situación del país en relación a la guerra de

Arauco, y se veía que los castigos y perjuicios en contra de los indios eran

una forma de “pacificación”, hubo algunas pequeñas modificaciones que

regularon el trabajo indígena. Estas, durante el periodo colonial, fueron

llamadas Tasas.

Existieron 4 tasas en Chile, dictadas a lo largo de la colonia. Estas

fueron la de Santillán, la de Gamboa, la de Laso de Vega y la de Esquilache,

que proponían algunas regulaciones importantes sobre todo en lo que

concierne al estado del trato y a la edad. Algunas disposiciones generales

fueron:

Tasa de Santillán: 1557

a) El pago del Sesmo o la sexta parte de lo que el indígena extrajera de

la faena minera en la que estaba encomendado

b) La regulación de la edad de encomendado del Indio, mayor de 18

años y hasta los 50

c) La obligatoriedad del encomendero a evangelizar y a proteger al

indio

d) Eximición del trabajo en encomienda de las mujeres y niños

Tasa de Gamboa: 1580

a) Abolición del servicio personal y asignación de salario para el indio

en oro y especies

Tasa de Esquilache 1620

a) Fijación de un tributo variable

b) Abolición del sistema de Servicio Personal

b) El indio solo debía trabajar 207 días al año

Tasa de Laso de Vega 1635

a) Libertad para el indígena sobre la forma de pago de su tributo, sea

en especie, oro o trabajo personal

Casi todas estas disposiciones quedaron en el papel, lamentablemente

para los indígenas, siendo la más practicada el reglamento de Santillán.

Este sistema como ya habíamos dicho antes, constituyo la primera forma

de regulación de trabajo indígena, hasta la abolición de la encomienda

que abolió definitivamente el servicio personal como forma de

tributación. Cabe destacar que para ninguna de estas disposiciones se

tomó parecer de los indígenas, y siempre fueron reglamentos emitidos

principalmente desde los funcionarios de la Corona y con apoyo de la

iglesia, teniendo en consideración el atisbo moral y religioso imperante en

la época. Sobre el inquilinaje, como este se estructuró como una forma de

trabajo casi espontaneo y desarrollado por la necesidad el mestizo y el

reemplazo de la mano de obra indígena, este no fue muy regulado por

parte de las autoridades coloniales, teniendo esta suerte de libertad en lo

que respecta al trato, profundizando así las relaciones de subordinación

por costumbre y herencia. En la mayoría de los casos, los hijos de

inquilinos terminaban trabajando para el mismo terrateniente, lo que

configuró esta suerte de consolidación de los lazos culturales en el campo

por generaciones.

Segunda Parte: La Problemática de la Cuestión Social

Durante el periodo de independencia y organización primaria de la

Republica (1810-1830), el desarrollo de la estructura laboral como forma

económica varió poco y nada con respecto a la colonia. Si bien se

abolieron las prácticas en contra de los indígenas (O’Higgins en 1823 los

consideró ciudadanos en la propia constitución) el inquilinaje como forma

de producción agrícola se mantuvo a gran escala, trasladándose el

peonaje hacia la faena minera, que tímidamente comenzaba a tener una

mayor importancia en el concierto económico nacional. La guerra de

Independencia, mas algunos procesos como la Guerra a Muerte y la

Consolidación de los territorios del sur, ocuparon como soldadesca a

muchos inquilinos que vieron en el ejército también una forma de

mantenerse, el enrolarse significaba que tendrían derecho a 3 comidas

diarias y a salario, lo cual lo hizo una atractiva oferta. EL inquilino y peón,

indistintamente, pelearon por ambos bandos sin tener una conciencia real

de la estructura política de la época, dado a que recibían ordenes del

patrón más que movidos por una idea nacional. No es tan así con el caso

indígena, que se motivó a pelear mas por el español, dada las importantes

concesiones que durante la colonia habían obtenido de ellos con el correr

de los años.

Volviendo a la particularidad económica y social, hubo factores

determinantes en el concierto general de la estructura productiva, que

insistiendo que si bien mantuvo la producción basada en el inquilinaje, el

modelo económico post independencia genero ciertos cambios que

gatillaron una ambivalencia en la estructura social. El Liberalismo político

que garantizaba libertades públicas, también traía consigo las prácticas del

capitalismo liberal muy en boga en el concierto europeo, que permearon

en las clases dominantes en Chile producto del nuevo cambio en la

dependencia económica.

A la antigua Aristocracia terrateniente, de las épocas coloniales, le

siguió la llamada Oligarquía, que tiene su origen en la fusión de los

elementos propietarios de la tierra con los emigrantes europeos,

inversionistas, mercaderes y capitalistas, que vieron en estos países

recientemente independizados una oportunidad para hacer negocios

rentables sobre la base de explotar materias primas a bajo costo y poder

introducir sus productos manufacturados, transformándolos así en nuevos

mercados y presionando las economías para obtener concesiones. Así

nuestro primer ciclo económico, respondió a la lógica minera de

Chañarcillo, y al auge agrícola triguero donde se exportaba hacia

mercados nacientes como California y Australia, que vivían la famosas

Fiebres del Oro y se transformación en núcleos importantes de flujo de

población. En este concierto, no sin dificultades, Chile comienza a

desarrollar una naciente industria, ligada a los alimentos y a estructuras

de maestranzas de herramientas, que se generaron producto de la misma

necesidad de las faenas agrícolas y mineras. El mismo foco de atención lo

genero la industria del carbón y del cobre que a mediados del siglo XIX

comenzaron a explotarse bajo la lógica del capitalismo financiero

imperante, que trajeron jugosos dividendos para la oligarquía de la época.

La mano de obra, principalmente, sale de este peonaje rural que, al

tener una mayor libertad de movimiento, se emplea en las faenas mineras

por un salario determinado.

El mundo urbano empezó a desarrollar focos de extracción popular

que tenía amplia influencia de la vida rural. El naciente obrero urbano,

migra hacia la ciudad o hacia la faena buscando mejores expectativas de

vida, la ciudad así se convierte en un polo de atracción de personas que

paulatinamente van ocupando espacios en la periferia urbana, generado

las primeras estructuras de problemática social, denominadas en genérico

la cuestión social.

a) La Cuestión Social

Si bien, la mayoría de los historiadores concluye que el auge salitrero

entre 1880 y 1930 en nuestro país es una de las mayores oportunidades

que tuvo Chile para lograr el desarrollo, este se diluyó debido a la

caracterización del sistema económico que generó que la riqueza quedara

o en pocas manos, o en manos extranjeras. La explicación a esto es sin

duda que las lógicas del liberalismo económico. En una explicación simple,

la forma de operación libre, por parte de los particulares, hizo que las

relaciones de inquilinaje aun persistentes en Chile, les facilitara el

desarrollo de prácticas que estaban más interesadas en la producción que

en el desarrollo social. Para el particular, la regla es producir, al más bajo

costo posible, pagando lo máximo posible, pero dentro de su propia

interpretación, lo que generaba que los tratos de salarios estaban ligados

necesariamente a la voluntad del inversionista. Pero, al pagarse en dinero

en una primera parte, permite que el inquilino rural vea una oportunidad

de libertad de adquisición de bienes materiales, lo que sin duda trae el

interés de migrar a la faena minera, empleándose en condiciones muy

similares a las existentes en el concierto rural.

La migración campo ciudad sin duda que trajo aparejados un

sinnúmero de problemáticas que vale la pena rescatar. El hacinamiento y

proliferación de cites y conventillos sin agua potable ni baño, los cuartos

redondos y las rancherías en la periferia, fueron focos de proliferación de

pobreza a gran escala, dadas las pésimas condiciones de habitabilidad.

Más del 50% de la vivienda en Santiago para 1915 era considerada no

higiénica. La insalubridad y el poco accionar del Estado en esta materia,

generó la propagación de enfermedades que se transformaron en

verdaderas epidemias que mantuvieron al país en una condición de baja

calidad y esperanza de vida. Según la Sociedad de Naciones para 1920,

Chile poseía una esperanza de vida de no más de 25 años, no había

muchos hospitales públicos ni menos programas de salud. Chile, era un

país donde nacer era muy fácil y morir también. 1 de cada 250 niños

lograba llegar a edad adulta.

Estas condiciones sumados a los índices de alcoholismo y

delincuencia, focos de prostitución, tienen su origen en las malas

condiciones de estructura de protección social. Si bien durante el siglo XIX

se avanzó en materia de educación, a través de legislaciones de Educación

Primaria gratuita (1865) y Educación Primaria Obligatoria (1920), y los

avances en obras públicas (sobre todo en el desarrollo ferroviario e

infraestructura urbana como tranvías y pavimentación de calles,

alumbrado público, entre otras), no hubo un mayor interés de la clase

dominante por promover estrategias que fueran en beneficio de la

protección social, lo que irremediablemente generó la agudización del

problema. El gasto fiscal, en su mayoría, estuvo orientado al ideal de

progreso material, no social. En cambio, la oligarquía, invirtió sus

ganancias en la construcción de ostentosas mansiones y palacios,

elementos de lujo, viajes a Europa, paseos entre otras, generando poco y

nada, estrategias para el bienestar social.

b) Los Primeros Pensamientos y Visión de la Cuestión Social.

Es difícil determinar a ciencia cierta, cuales fueron los primeros

pensadores que empezaron a emitir sus juicios en contra del sistema

liberal imperante y a reclamar por el negligente accionar del estado en

materia de solucionar o dar ideas de solución a la problemática de la

cuestión social. A los problemas de salubridad e infraestructura urbana, se

deben sumarse también las condiciones laborales del proletariado urbano

y minero, que carecía completamente de derechos sociales y laborales. La

libertad con la cual se operaba en las faenas salitreras, permitió que

muchas de las condiciones de abuso, se agudizaran tanto como el auge

mismo de las faenas. El pago en fichas, y el monopolio de las pulperías, la

no existencia de contrato de trabajo ni de previsión social, permitió que

las condiciones obreras estuvieran a bastante mal traer sobre todo para

finales del siglo XIX. Pero, el auge de la educación pública, y la creación de

entidades como la Escuela Normal, la Universidad de Chile, la Escuela de

Artes y Oficios, el Instituto Pedagógico, las Escuelas proletarias de la

Sociedad de Instrucción primaria, entre otras, permitieron que se

comenzara a desarrollar en Chile, una clase media intelectual que tuvo su

cúspide en la llamada Crisis del Centenario, donde a través de la literatura,

reclaman por las condiciones sociales y de los obreros.

Para mediados del siglo XIX, Francisco Bilbao y Santiago Arcos,

fueron los primeros en denunciar las prácticas oligárquicas de las clases

dominantes de la sociedad chilena. Bilbao, comienza con la difusión de

ideas socialistas a través de su periódico “Amigo del Pueblo” (1850) donde

comentaban ideas de Marx, Le Blanc, Proudhon, Saint Simon entre otros.

Esto dio pie para la creación de la Sociedad de la Igualdad, donde muchos

jóvenes provenientes de la oligarquía, creyeron en la idea de una sociedad

con más derechos y con mayor participación. Fue tal vez, la punta de lanza

para las posteriores reclamaciones de la clase media, a favor de la clase

obrera.

Si bien estas ideas intelectuales estuvieron muy ligadas a las ideas

románticas de la construcción de pueblo durante el siglo XIX, muchas de

ellas provenientes de Europa, el liberalismo político, fue uno de los

grandes gestores de la mayor participación en la construcción de la

sociedad a través de la defensa férrea de los ideales como libertad de

expresión, de reunión, libertades individuales etc. Pero faltaba mucho

para que estas ideas se transformaran en la vanguardia para la protección

social. Mientras Chile vivía un auge económico que solo beneficiaba a la

clase dominante, que comenzó a ocupar y copar los puestos en la

burocracia estatal, convirtiéndose en la clase dirigente, las clases obreras

mantenían una segregación económico y social que vendría a ser

denunciada y tomada como problema muy adentrado el siglo XIX

Uno de los primeros intelectuales en usar el término Cuestión Social

fue Augusto Orrego Luco, que en 1884, en el periodo la Patria de

Valparaíso, publico un artículo llamado “Cuestión Social” en donde

denunciaba los problemas de analfabetismo, prostitución, alcoholismo,

hacinamiento, enfermedades y otros que afectaban a las clases más bajas

de la población. EL mismo Orrego Luco, definía la situación de las

rancherías y conventillos como una atmósfera “mal sana y moralmente

disolvente” con lo cual genero la primera preocupación de la autoridad

por darle una solución al problema: El intendente de Santiago, don

Benjamín Vicuña Mackenna, intento transformar la periferia, realizando

obras de salubridad y hermoseamiento, pero dividiendo la “ciudad

decente” de la ciudad popular, construyendo algunos tramos del antiguo

Camino de la Cintura (que abarca las actuales Vicuña Mackenna, Matta,

Panamericana y Mapocho) que dividía sectorialmente la ciudad. A pesar

de eso, la solución al problema de la habitación fue el conventillo, a razón

de que las ordenanzas municipales de 1883 y 1891, incentivaron con

beneficios económicos a quienes construyeran conventillos. Así el centro

de Santiago, albergó barrios enteros con conventillos y cites. Otras

soluciones fueron por parte de la Iglesia como el programa de Melchor

Concha y Toro sobre vivienda obrera, el patronato de la infancia, entre

otros.

c) El Proletariado Urbano, Asalariado Campesino y Proletariado

Minero

En el campo, se mantenía como ya hemos dicho la situación del inquilinaje

y peonaje como sistema productivo. El inquilino, realizaba las faenas

propias de la hacienda a cambio de especies que se producían en ésta. El

peón, recibía en cambio una porción mínima de su salario en dinero y

muchas veces este no existía como tal. Se desempeñaba como temporero,

y su condición de errante producto del empleo por temporadas, lo hacía

tener una condición aun más vulnerable, condicionándolo a la pobreza. El

trabajo femenino rural, consistía en labores esencialmente domesticas y

bajo el sistema de inquilinaje, ejerciendo oficios funcionales a la dinámica

de la hacienda, como cocinería, costura, lavandería, nodrizas y

servidumbre. Estos oficios siempre fueron bastante poco valorados y sin

ningún respeto social, ya que se estructuraba bajo la lógica de una función

secundaria en comparación al trabajo del hombre.

El proletariado urbano, encontramos algunas variables mas

transversales. El artesanado, (sastres, zapateros, peluqueros, relojeros)

era sin duda el sector más acomodado de la clase obrera, dado que

desempeñaban oficios independientes y recibían tratos económicos

distintos, no teniendo una relación de subordinación. Poseían pequeños

talleres y estaban un peldaño más abajo que las profesiones liberales en la

escala social. Pero el grueso del proletariado urbano, estaba sin duda

asociado a los obreros asalariados, quienes recibían un pecunio por su

trabajo, y que este era variable según la valoración social que se le

otorgaba a la función que desempeñaba. Los ferrocarrileros ganaban 1,5

pesos en 1905 y 4,8 en 1914. Un portuario, ganaba 4 pesos en 1892 un

obrero industrial entre 3 a 4 pesos diarios, en 1908. Los técnicos y

calificados, especialmente extranjeros, lograban remuneraciones de 10

pesos diarios en 1908.

El costo de la vida aproximada, consistía en una pensión diaria, de 2,5

pesos. (Una comida como porotos con longaniza en el barrio Chuchunco,

actual Estación Central). Pero, las continuas crisis hicieron que los

alimentos triplicaran su valor en 1905, mientras que los salarios solamente

en un 50%.

El trabajo infantil y femenino urbano, constituyo el 33% de la fuerza

laboral chilena para 1914, y de por sí, estaba subvalorado lo que trae

aparejada la idea de mano de obra barata. En la mayoría de los casos, se

empleaban en oficios y faenas industriales, destacándose la textil y de

vestidos, con más de un 85% de la mano de obra total, ocupada por niños

y mujeres

El proletariado minero, que se consolido sobretodo con la industria

salitrera, se desarrollo en base a la oficina, que era un frente de

habitaciones obreras construidas como cuadras, con habitaciones de un

solo ambiente con un patio trasero que servía de cocina, lavadero,

gallinero y porqueriza. La remuneración en estas oficinas podía llegar a las

6 a 7 pesos diarios, pero pagados en el sistema de fichas, que no permitía

la compra en otro lugar más que en la pulpería de la misma oficina, que

pertenecía al mismo dueño de la oficina. Este sistema aseguro entonces

que el obrero quedo subordinado a la oficina salitrera, asegurando así

para el patrón, una mano de obra permanente que no migraría hacia otra

oficina. A esto hay que agregar, que el patrón, actuaba como autoridad

policial y judicial, aplicando multas y cárceles e incluso castigos físicos a

quienes se rebelaban contra la autoridad. El trato entonces, si lo

relacionamos con una comparativa fundamental, es sin duda alguna muy

similar al de los inquilinos y peones del siglo XVIII.

Tercera Parte: La Organización Obrera y las Luchas Populares

a) La Organización Obrera.

Durante el desarrollo de la problemática obrera, hubo variadas formulas

de diferente inspiración, que abordaron el tema de poder establecer

estrategias que fueran a favor de los trabajadores. Así se organizaron

diversas instancias que forman parte del origen de la organización obrera

como lo fueron la Mutual, La Cooperativa, Las Sociedades en Resistencia,

Las Mancomunales, para dar paso posteriormente a la Foch y a la Cut.

a.1) Las Mutuales

Las Mutales se desarrollaron en Chile entre 1860 y 1890, donde se

desarrollo como la primera fase de organización obrera. En las ciudades

del Chile Central, se crearon sociedades de Artesanos y Obreros, sin

discriminación de Oficios (multigremial).

Destacada es la participación de Fermín Vivaceta, quien creó la Sociedad

de Artesanos la Unión en 1861, cuyos fines, determinaron el valor de las

mutuales siguientes: instalar una caja de socorros para los artesanos

enfermos, para las familias en caso de fallecimiento de algún asociado y

realizar clases de carpintería, arquitectura, albañilería entre otros oficios

de manera vespertina.

De la mano de esta mutual, nace la Escuela Nocturna de Artesanos, en

cuya inauguración se encontró la presencia del mismísimo Presidente de

la Republica don José Joaquín Pérez, y de varios de sus ministros. En 1887,

se fundaría la primera mutual femenina, la Sociedad de obraras de

Valparaíso, promovida por las costureras.

a.2) la Cooperativa.

Nacieron paralelas a las mutuales y se desarrollaron con fines más

económicos. La idea del cooperativismo, correspondió a los artesanos y

consistía en promover talleres y almacenes para la venta de los productos

de manera independiente. Una de las primeras cooperativas fue la

Sociedad de Zapateros de 1863, y la Asociación de trabajadores de

Valparaíso. La idea que dio origen a la cooperativa, fue la participación

económica y no el enfrentamiento de clases. La idea era crear una

instancia de colaboración y mayor participación económica de los

artesanos en la venta final de sus productos y en el control de los precios.

Lamentablemente, su prédica no tuvo mayor acogida ni entre

trabajadores ni capitalistas, y no lograron sobrevivir más allá de 1910.

a.3) Las Sociedades en Resistencia

Se desarrollaron como competencia a las mutuales y patrocinaban más la

idea de la acción directa como método de lucha y de alcanzar objetivos

claros en relación a las demandas obreras. Sus principales dirigentes

tuvieron un marcado corte anarquista como Escobar Carvallo, Luis Olea y

Magno Espinoza. La primera organización de este tipo fue la Sociedad

Protectora de Cigarreros en 1890’ y la Sociedad Protectora de Zapateros

en 1892. También hubo algunos intentos multigremiales como la Liga

General de Arte de la Imprenta y la Liga Marítima Internacional. La idea

fundamental de las sociedades en Resistencia era la representación y

conducción de los intereses de los trabajadores frente a los empresarios y

a las autoridades estatales.

a.4) Las Mancomunales

Constituyeron sin duda los primeros sindicatos. Se organizaron por

gremios y por rama de producción, a escala provincial y nacional. Tenían

estatutos y su acción estaba orientada a representar a la clase obrera.

Contaban con disposiciones de asociación como pertenecer a la clase

obrera, tener más de 16 años, pagar una cuota mensual para ahorro y

asistir a las reuniones. Eran organizaciones muy influenciadas por el

anarquismo y propiciaron la acción directa, la huelga y el paro como

herramientas de lucha.

La primera mancomunal fue fundada en Iquique y albergo a los

obreros portuarios, en 1900 y ya en 1902 contaba con más de siete mil

afiliados. Publicaron sus postulados a través del diario el trabajo al mando

de don Luis Varela y Abdón Díaz. Entre 1903 y 1905 se fundaron

mancomunales en Santiago, Copiapó, Antofagasta, Lota y Coronel,

llegando a realizar la primera convención nacional de mancomunales a la

que asistieron delegados que representaban a más de 25.000 afiliados.

Tuvo una amplia participación y representatividad de los obreros en la

época más cruda de la movilización obrera.

a.5) La Foch

La Federación Obrera de Chile, nace bajo el alero del conservador Marín

Pinuer, quien integró a sindicatos y círculos obreros de orientación

católica en esta primera multigremial nacional. Entre 1909 y 1915, la Foch

se transformo en la organización obrera más importante del país y

comenzó a atraer a sectores ligados a la izquierda y anarquistas. Del seno

de la Foch, nace bajo la idea de don Enrique Díaz Varela, el Partido

Socialista Obrero, articulando la multigremial un modelo más

revolucionario con alta influencia de la revolución Rusa de 1917.

La principal figura de la Foch, fue sin duda don Luis Emilio Recabarren,

el que en 1920, se convirtió en el primer diputado obrero de la nación,

quien se transformo en el alma mater de la defensa de los derechos de los

trabajadores. La Foch, tendría un quiebre importante producto de las

diferencias entre anarquistas y socialistas por la legalización y regulación

de la sindicalización obrera en 1922.

b) La Lucha Popular

La organización obrera, y la poca particularidad del estado por resolver la

problemática social y laboral, generaron las oleadas de huelgas, motines,

paros y violencia que tuvo su punto peak en la Matanza de la Escuela

Santa María de Iquique en 1907. Pero las problemáticas ya venían

sucediéndose de antes.

A partir de 1890, estallaron las primeras huelgas por reivindicaciones

laborales, salarios en moneda y sobre todo el fin del monopolio de las

pulperías. Si bien estas primeras huelgas fueron pacíficas, hubo igual

enfrentamientos y desmanes durante el proceso de desarrollo de las

manifestaciones.

Pero a partir de esta época, la agudización de la problemática

obrera, generó también el aumento en la escalada de huelgas y paros. La

matanza de la Escuela Santa María de Iquique donde según las cifras los

fallecidos llegan hasta incluso los 3000, fue una manifestación no solo de

obreros salitreros, ya que se plegaron a ella trabajadores portuarios,

comerciantes y profesores, es sin duda la mayor representación de la

actitud de los gobiernos de la época frente a la problemática social: la

represión de los trabajadores. El ministro Sotomayor declara al periódico

local después de los sucesos: “Los obreros quieren trabajar menos y ganar

más, y eso es intolerable en una sociedad del progreso. Si no hemos de

tener clases privilegiadas, que no lo sean los obreros tampoco”.

En lo que respecta al mundo urbano, predominante fue el desarrollo

de protestas y rebeldías espontáneas, pero no por eso menos organizado.

Ya a partir de 1880, encontramos mayor organización y manifestaciones

con un marcado acento ideológico, lo que permite observar la influencia

de corrientes anarquistas y socialistas en el seno de la organización y de la

lucha obrera. Es así que la Huelga General de 1890, tras su inicio en

Tarapacá, de propagó rápidamente hacia el centro del país, lo que trajo

una escalada de protestas y huelgas a nivel nacional. En Valparaíso estalló

la huelga de la Compañía Sudamericana de Vapores, sumándose los

trabajadores portuarios, los panaderos y profesores de Valparaíso y Viña

del Mar. En Santiago, Quillota, Talca, Lota y Coronel, se vivieron

situaciones similares, las que fueron reprimidas duramente por el

gobierno con la participación de la policía, el ejército y personal de la

Armada, lo que trajo como consecuencia un recrudecimiento de la

violencia y la muerte de a lo menos 10 manifestantes.

El desarrollo de la ideologización por parte del movimiento obrero,

generó que el proceso de desarrollo de las luchas por las reivindicaciones

laborales fueran tomando un mayor cariz e importancia en la política

nacional, en mayor medida, catapultada por la cada vez mejor

organización obrera en las mancomunales, lo que provocó que se

endurecieran las posturas más ligadas a la “acción directa”. En 1903, la

huelga general de Valparaíso, que convocó a portuarios, terminó con

graves incidentes como el incendio de las oficinas generales de la

Compañía Sudamericana de Vapores: la represión fue nuevamente

desproporcionada, lo que se traduzco en más de 20 manifestantes

muertos más 140 heridos. En 1905, la Huelga de la Carne, llevo a las masas

populares a protestar a la calle, producto del encarecimiento de este

producto, y por primera vez, la muchedumbre tomó el control el centro de

Santiago: el llamado “martes Rojo” terminó con la huelga con más de 40

personas fallecidas.

Después de 1915, se inició una nueva etapa de enfrentamientos,

teniendo como punto clímax el levantamiento de la zona magallánica y el

alzamiento popular en Puerto Natales, promovido por los obreros de la

Sociedad Frigorífica de Tierra del Fuego. Los obreros movilizados

reclamaban por las malas condiciones laborales, que trajo como colación

que la revuelta se transformara en una rebelión popular que tomo el

control del pueblo durante 2 días. El ejercito enviado desde Punta Arenas,

logro finalmente tomar el control de la ciudad a costa de más de 25

obreros fallecidos producto de la represión.

c) Las Organizaciones Políticas Obreras: el desarrollo ideológico.

El movimiento obrero, como ya hemos desarrollado a lo largo de este

documento, sin duda tuvo influenciado por corrientes políticas

contrarias al capitalismo financiero y al liberalismo económico

impuesto bajo la doctrina del “lazziez faire”. En este sentido, el éxito de

las ideas revolucionarias en Francia (1830-1848) y la Revolución Rusa

(1917), y las promociones de los ideales socialistas, marxistas y

anarquistas, van a proponer nuevas estrategias ideológicas que

posibilitaron la organización del movimiento obrero, haciendo que este

fuese menos espontaneo y más efectivo en sus reivindicaciones

laborales y sociales.

En este sentido, a partir de 1850, en nuestro país se vive un

importante ingreso de ideas provenientes de Europa, que a la par con

las ideas liberales que estuvieron muy en boga en la primera mitad del

siglo XIX, permearon en la naciente sociedad de clase media,

promoviendo así la organización de otros referentes políticos que al

margen de los existentes partidos conservador y liberal, propusieron

soluciones distintas a las existentes en el plano político.

Variados fueron los referentes de la acción política que

promovieron la propagación de estas nuevas ideas. A los ya

mencionados Francisco Bilbao, Pedro León Gallo y Santiago Arcos,

debemos sumar a ilustres intelectuales que con sus obras, permitieron

generar debate sobre la cuestión social y el problema obrero. Es así

como Valentín Letelier, Malaquías Concha, Augusto Orrego y el mismo

Luis Emilio Recabarren, fueron promotores de la izquierdización del

movimiento obrero, formando parte de la base ideológica que parte a

finales del siglo XIX y que se consolida en la primera mitad del siglo XX.

c.1) El Anarquismo

El anarquismo proviene de Europa, donde sus ideólogos más

importantes fueron Bakunin, Proudhom y Malatesta. Fue sin duda una

de las primeras corrientes políticas que organizaron las reivindicaciones

de los obreros y tuvieron fuerte influencia en las mancomunales y

sociedades en resistencia. Promovían la lucha en contra todo poder

que oprimiese a los obreros, incluyendo al Estado, que lo comprenden

como una herramienta de la clase dirigente, con la cual se subyuga a la

clase obrera. Formaron diversas iniciativas tendientes a generar

educación obrera y organización con el fin de promoción de sus ideales

de justicia social y estuvieron muy vinculados al desarrollo de las

Sociedades en Resistencia y Mancomunales. Destacan en la

organización anarquista, Mario Centore, Sergio Martínez y Luis Peña,

quienes promovieron sus ideales a través de columnas periodísticas en

los diarios el Jornal y el Pueblo.

A principios del siglo XX, se expande el movimiento anarquista hacia

el norte grande, donde la presencia ideológica se puede observar en la

huelga de 1906 y en la huelga de Alto San Antonio, que termino con la

matanza de la Escuela Santa María de Iquique.

También promovieron el desarrollo de federaciones que tuvieron

corta duración, como la Federación de Trabajadores de Chile en 1906,

la Federación Obrera Regional en 1913, siendo la de mayor importancia

la IWW (International World Workers) que funcionó en Valparaíso y

cobro relevancia como multigremial entre portuarios, albañiles,

panaderos, estucadores, tipógrafos entre otras, teniendo influencia en

Iquique, Antofagasta, Valparaíso, Viña del Mar, Santiago, Valdivia,

Corral, Talca y Concepción.

c.2) Las Corrientes Democráticas.

El partido democrático, fundado por Malaquías Concha en 1887, fue

el primero de los que pretendieron una reforma sustancial al sistema,

pero influenciados por corrientes políticas más moderadas. En sus

inicios, la mayor parte de sus integrantes proviene de las clases medias

que reclamaban por la estructura de cambios a la constitución que

generaran mayor participación política de las clases populares, con el

fin de poder promover mayores y mejores condiciones de igualdad. A

partir de 1890, desarrollaron vínculos con la clase obrera, promovieron

el desarrollo de periódicos como El Pueblo y El Despertar de Iquique,

donde propagaron sus ideales de reformas.

Si bien consiguieron algunos puestos políticos de importancia como

algunos escaños en la Cámara de Diputados, prontamente el partido

Democrático, por su variadas fuentes de origen e ideologización, se

fracciono en corrientes que fueron absorbidas por el partido Radical y

posteriormente por el partido Socialista.

c.3) Marxistas y Socialistas.

El marxismo como ideología, que promueve una sociedad sin clases,

donde se logre el ideal del control del Estado de los medios de la

producción a través del gobierno del proletariado, tuvo sus primaros

raigambres en el seno de la clase obrera a partir de 1890. Entre 1898 y

1903, se desarrollo el Partido Obrero Socialista, dirigido por Ricardo

Guerrero. Uno de sus éxitos más importantes, fue sin duda la elección

de su principal dirigente, don Luis Emilio Recabarren como el primer

Diputado obrero de la historia nacional, en 1906, pero que no llego a

ejercer su cargo, debido a la aplicación del voto de censura por parte

de radicales y liberales que lo veían como un peligro por la posibilidad

de la proletarización de la clase política. Recabarren fue exiliado y al

volver fue apresado y condenado, en 1910 y en la cárcel, escribe su

“Ricos y Pobres” donde analiza la situación obrera desde el período de

la independencia, siendo uno de los principales referentes de su

periodo.

La figura de Recabarren, cobró bastante importancia a partir de

1910, y la corriente socialista se fortaleció dado el pragmatismo de la

organización obrera: esto permitió que en conjunto con la lucha

callejera y la huelga, y la organización en mancomunales, también se

propiciaba la lucha electoral, por el control político lo que generó sin

duda el quiebre con los anarquistas de la época. Así Recabarren

propicia la fundación del Partido Socialista y posteriormente del

Partido Comunista.

Cuarta Parte: Las Soluciones Propuestas: Normativas de Cambio hacia la

Búsqueda de una Solución al problema Obrero y la Cuestión Social

Las movilizaciones obreras, sin duda acusaron dentro de la

panorámica de la historia de principios del siglo XX, las graves

problemáticas que atravesaba el poder político en general. Como ya

hemos explicado, el sistema liberal y su filosofía del “dejar hacer, dejar

pasar”, permite que la clase dirigente, que procedía de la más rancia

aristocracia criolla conductora de los procesos políticos durante el siglo

XIX y su fusión con la burguesía acomodada de de la segunda mitad del

siglo XX, permite que la clase dominante dentro del patrón económico,

pasase también a formar parte de la clase política. Si bien a lo largo del

texto hemos desarrollado el fortalecimiento de la clase media como actriz

principal de estos nuevos movimientos como referentes intelectuales, en

lo que respecta a la disposición política para actuar a favor de la clase

obrera y lograr modificaciones estructurales, la clase política hizo poco y

nada.

El desarrollo de la estructura política nacional, sobre la base de los

frentes partidarios tradicionales, derivo hacia estructuras muy moderadas

con lo que respeta al tratamiento obrero y política social, en función de

mejorar la calidad de vida de los trabajadores y dar una pronta salida a las

graves condiciones de vida urbana, dada la “Cuestión Social”. Los primeros

intentos, estuvieron más orientados a la segregación social (la idea de

Vicuña Mackenna de separar la cuidad pobre de la ciudad “decente”), a la

represión por parte del estado (el Estado de Emergencia como facultad del

Presidente de la República, que consistía principalmente en la suspensión

de las libertades públicas) y en lo que respecta al marco jurídico, una

despreocupación dada la “no clausura del debate” y “la falta de quórum

legislativo”. Los partidos políticos de la época, carecieron de mucho rigor

doctrinario y actuaron en mayor medida por sus intereses particulares.

Ya hacia 1884, la existencia de intelectuales que criticaban la

cuestión social y el negligente actuar del Estado en materia legislativa,

hizo que el tema se tratara por lo menos en corrientes de información

pública. Esto, sobretodo, sustentado bajo la luz de periódicos del mismo

proletariado, que actuaban a la vez como pasquín político, y que permitían

no solo la difusión de las nuevas ideas si no que también, denunciar y

criticar fuertemente el origen de la cuestión social y la problemática

obrera, culpando en gran medida al modelo económico y a la

consolidación del capitalismo financiero, los monopolios de las pulperías,

el pago en fichas, y la falta de conciencia por parte del estado y de la clase

dirigente.

Pero, ¿cuál era el principal reclamo de los obreros? La línea central

de las reclamaciones es sin duda alguna la problemática del pago en

fichas, los bajos salarios, la extensa jornada laboral, la no existencia de

descanso dominical pagado, las malas condiciones de habitabilidad en las

oficinas salitreras, el monopolio de las pulperías y sobretodo el trato de

los patrones y la indiferencia de parte de las autoridades gubernamentales

sobre sus reclamaciones, hicieron que la situación a mediados de 1920 ya

se hiciera insostenible.

El proceso de toma de conciencia por parte de las clases dirigentes,

fue paulatino. Muchas de las disposiciones e ideas de solución provinieron

principalmente de la clase media y de los sectores de la oligarquía ligados

a la Iglesia Católica, debido a la influencia de la Rerum Novarum de León

XII. Grande fue el aporte también de los sectores universitarios, que

independiente de la posición política, concordaban en sus diagnósticos y

propuestas era que el fortalecimiento de las huelgas y motines se daba

principalmente producto de la indiferencia de las autoridades por dar

solución a la cuestión social y a la problemática obrera. Creían firmemente

en la razón de las demandas obreras y proponían la relación de que el

Estado, debía hacerse responsable de la protección obrera y actuar como

un agente regulador del proceso económico, dándole así un cariz más

interventor de la relación capital-trabajo. Fue así, entonces que, entre los

años 1896 y 1924 se aplicaron y desarrollaron algunas reformas

importantes para la paliar la cuestión social y mejorar la situación obrera.

La ley de 1896 que creó el Consejo de Higiene Pública y el Instituto de

Higiene, fue una de las primeras en desarrollar una iniciativa estatal hacia

la problemática de la salubridad. En 1903, la Inspección de Obras

Hidráulicas tomo el control del abastecimiento de agua con lo cual se

comenzaron a desarrollar las primeras obras de alcantarillado en Santiago

hacia 1906. En 1902, se estableció la prohibición de la venta y expendio de

alcoholes en espectáculos, hospitales, iglesias, cárceles, estaciones

ferroviarias y se reguló el horario de venta. Se crearon los asilos de

“Temperancia” en 1906, donde podían recogerse los bebedores

arrepentidos y se penalizó con cárcel el estado de ebriedad en la vía

publica. En 1906 se desarrollo la Ley de Habitación Obrera, que creó el

Consejo de Habitación obrera, organismo responsable de declarar

insalubre la vivienda y enviar a demolerla o clausurarla, otorgando a la

vea, beneficios tributarios y rebajas de impuestos a quienes mantuvieran y

construyeran viviendas higiénicas, con un mínimo estándar de pavimento,

alcantarillado, luz eléctrica y agua potable. Se otorgó por primera vez un

presupuesto de 600.000 pesos de la época para construir viviendas

obreras, que lamentablemente, solo duró un año como financiamiento

por parte del Estado.

En 1912 se intentó regular el trabajo, con un proyecto de ley de

prohibición de trabajo infantil, que no prospero mucho dada la alta

demanda de mano de obra en la industria textil. En 1914, se promulgó la

afamada “ley de la Silla” que proponía que los trabajadores del comercio

que estuvieran más de cuatro horas o más de pie, conseguían el derecho

de tener una silla para su descanso. Hacia 1916, el Congreso aprobó una

regulación a las condiciones de seguridad, que los empleadores debían

entregar a sus trabajadores, y al año siguiente, se estableció la

obligatoriedad de las salas cuna en las industrias que tuvieran más del

50% de su planta integrada por mujeres. Se instituyeron también los

tribunales de arbitraje, destinados a dirimir e intermediar los posibles

conflictos entre los sindicatos de los trabajadores y el patrón, sobretodo

en caso de conflictos salariales.

Pero, si bien hemos puesto énfasis en la problemática de la

esterilidad del sistema parlamentario para dar una solución pronta al

problema obrero, este, vino de la mano con el cambio del modelo

económico y sobre todo, por la unidad de diversos actores sociales que

promovieron esta evolución desde el punto de vista político y social, si

bien condicionados por la crisis de la industria del salitre en general, esta

idea de pacto social, más que a la figura de una sola persona: Los actores

sociales, provenientes principalmente de la clase media y obrera,

determinaron que los cambios al sistema económico imperante y buscar

soluciones amparadas bajo la responsabilidad del Estado.

En 1920, fue electo Arturo Alessandri Palma, y el corte progresista

de su gobierno le llevó a formular proyectos tan importante como el

Código del Trabajo, que después de tres años de reposo en el Congreso y

solo gracias a la presión de la oficialidad joven del Ejercito (El intento de

golpe de Estado llamado Ruido de Sables), permitió la aprobación hacia

1924 de leyes importantes en orientación a la solución de las demandas

obreras:

a) La Ley 4053: Establece la creación del contrato de Trabajo, que

reguló la jornada laboral en 8 horas máximo, protección del

trabajo de las mujeres y los niños, creo la Inspección del Trabajo

y se reglamentaron contratos colectivos y caso especial, se

concedió principal privilegio a la mujer, de administrar el salario

del marido declarado alcohólico

b) Ley 4054: Establece la creación del Seguro Obrero, obligatorio

contra enfermedades, accidentes e invalidez, y la caja de

seguros, que se formo con aporte triestamental (obrero, patrón

y Estado). También regula la protección por Accidentes de

Trabajo, estableciendo indemnizaciones a los accidentados, y se

equipararon a la vez las enfermedades profesionales al rango

igualitario con el accidente laboral

c) Ley 4058: Se crearon los tribunales de conciliación, que

permitieron establecer una instancia justa de lograr acuerdos

entre patrón y los representantes de los trabajadores, sea en

materia salarial u otros beneficios

d) Ley 4059: Se crea la Caja de Empleados Particulares, por la cual

se reconoce el derecho libre de asociación y la obligación a los

patrones de la creación de un fondo de pensiones y ahorro para

cada empleado y la gratificación y feriado anual obligatorios.

Quinta Parte: Reflexiones Finales

La idea del proceso obrero, sin duda, no termina en 1925. Por

motivos de tiempo fundamental y sobre todo por volumen, el movimiento

obrero sigue vivo durante este nuevo cambio de modelo social y

económico, donde el estado se hace más participativo y presente en

temas de protección social. El llamado Estado de Bienestar, que se

establece en Chile a partir del cambio de la constitución de 1925 y puesto

en marcha efectivamente en 1932, promueve una mayor participación de

sectores que se configuraron como nuevos referentes sociales: Este

proceso, sin duda alguna, llevo a concebir que el aprendizaje en las

libertades durante el siglo XIX, se pudo combinar con la toma de

conciencia social por parte de un grupo nuevo, que llevó a cabo,

reclamaciones profunda y se hizo escuchar, por medio de la reclamación

justa de sus demandas. Esta clase obrera, trabajadora, consciente de su

valor económico tanto para el estado como para las clases dominantes,

logro conseguir, solo bajo el impulso de cuna coordinación con la clase

media intelectual, de un pacto social que marcó profundamente el devenir

histórico y el acontecer social: un nuevo modelo económico, una nueva

forma política, un nuevo sistema de participación donde, si bien, no fue

del todo exitoso, si nos hace reflexionar sobre que la organización social es

la clave para poder conseguir de forma exitosa, la solución a la demanda

social y colectiva. Es el sentir mismo del concepto pueblo, una idea a la

cual decimos todos pertenecer, pero que pocos en el día de hoy, estamos

dispuestos a hacernos responsables de lo que ello indica.

El gran objetivo de estas humildes ponencias, fue sin duda valorar,

aspectos de la vida histórica nacional que se han tratado más de la arena

política y de la ideología, más que de un sentir de aprendizaje de una

formula de cómo desarrollar alternativas que promuevan la solución de

los problemas sociales, que hasta el día de hoy se mantienen, si bien no

con la envergadura de esos años, pero que el mismo modelo y sistema ha

tendido a perpetuar en el tiempo, generando un aletargamiento social e

intelectual que no nos permite llevar a cabo un adecuado pacto social, que

termine, modificando el modelo y hacerlo más amable, menos desigual y

sobretodo mucho mas justiciero para todos los que pertenecemos a esta

sociedad en constante transformación y cambio.

Tal vez la opinión generalizada es sin duda, que muchos de los

problemas, con distinto tinte y cariz, se han ido trasladando de época en

época histórica, con lo cual, vemos que la gran cantidad de herramientas

de lucha en contra de la desigualdad, se va entrampando en intereses

personales e ideales colectivos de minorías de nuestra población. El

recuerdo de la conformación social como pertenencia, nos debería

enseñar, a como determinar y crear, espacios que aúnen criterios más que

segregarlos. El valor es sin duda alguna, la forma y capacidad de la

organización de la clase trabajadora en virtud a solución de sus demandas

actuales y por que no, prevenir de alguna manera las posibles.

Por último, todo pacto social inclusivo, debe tener un asidero

democrático que la respalde. Para nosotros, se nos hace necesario una

verdadera representatividad política, donde los proyectos sociales

emanen no solo del interés político, si no que de un ideal de nación que

queremos construir y proyectar hacia el futuro. Y eso no es obra de un

gobierno en particular, es obra sin duda de una mayor capacidad de

organización social y ciudadana que busque esos cambios. Una nueva

constitución, un nuevo rol del Estado, una nueva forma de reinventarnos

como sociedad, mas inclusiva, más tolerante, menos desigual y sobretodo

más justa.

Espero que estas charlas y la lectura de este texto, con tintes de

historicidad, sean de vuestro agrado en general y permita motivarlos a

buscar nuevas herramientas, nuevas perspectivas, nuevos conocimientos

y estrategias que permitan defender los derechos de los trabajadores y

sobre todo, a formar parte de esta nueva sociedad.