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Historia General Veracruz

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Reseña Historia de Veracruz

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  • Historia general de Veracruz

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  • Historia general de Veracruz

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    Martn Aguilar Snchez

    Juan Ortiz Escamilla

    coordinadores

  • Aguilar Snchez Martn y Juan Ortiz Escamilla (coords.) Historia general de Veracruz / coord. y prl. de Martn Aguilar Snchez, Juan Ortiz Escamilla ; present. de Javier Duarte de Ochoa ; maps. de Rafael Palma Grayeb, Samuel Morales . Mxico : Gobierno del Estado de Veracruz, Secretara de Educacin del Estado de Veracruz, Universidad Veracruzana, 2011 Incluye: bibliografa comentada al final de cada captulo

    725 p. : grfs., fots., maps. ; 23 x 17 cmISBN 978-607-502-093-8

    1. Historia Mxico Veracruz-Llave I. Ortiz Escamilla, Juan, coord.II. Duarte de Ochoa, Javier, present. III. Palma Grayeb, Rafael, maps. IV. Morales, Samuel, maps. V. t.

    Library Congress F1371 Dewey 972.62 A325h

    Diseo de portada e interiores: Hctor Opochma Lpez Vzquez y Mnica Zacaras Najjar

    Ilustracin de la portada: Horace Vernet, Vista del puerto de Veracruz o Veracruz de noche Museo de Arte del Estado de Veracruz

    D. R. 2011, Secretara de Educacin-Gobierno del Estado de Veracruz; Km 4.5 carretera federal Xalapa-Veracruz, 91190

    D. R. 2011, Martn Aguilar Snchez y Juan Ortiz Escamilla

    Se prohbe la reproduccin total o parcial de esta obra, sea cual fuere el medio, sin la anuencia por escrito del titular de los derechos.

    ISBN 978-607-502-093-8

    Impreso en Mxico Printed in Mexico

  • 7Presentacin

    Con la publicacin de Historia general de Veracruz se fortalece la coleccin Veracruz siglo xxi que ofrecer una biblioteca con los co-nocimientos alcanzados hasta ahora sobre nuestra entidad, tanto en las ciencias naturales como en los mltiples campos de las ciencias so-ciales, las artes y la cultura.

    El Gobierno de Veracruz impulsa con empeo todas las empresas intelectuales encaminadas a forjar una conciencia de res-cate ecolgico, restauracin ambiental y salvaguarda del patrimo-nio histrico, cultural y artstico del estado. La tarea de acopio y anlisis crtico de todos estos conocimientos ha sido encargada a los ms destacados conocedores y ordenada en obras rigurosas; el componente grfico de esta serie de obras de muy diversos temas constituyen el corpus visual ms actualizado en la historiografa regional: mapas, fotografas, grabados, dibujos y pinturas que nos ofrecen una radiografa de los recursos naturales del estado y de su potencial aplicacin para un desarrollo equilibrado, pero tambin nos presentan los grandes retos de la agenda de poltica pblica. Cada uno de los autores de Veracruz siglo xxi se caracteriza por su claridad expositiva, alejada de los tecnicismos acadmicos, y porque combina la mxima actualizacin del conocimiento con el lenguaje ms asequible.

  • 8En este sentido, esta nueva serie de obras, que busca fungir como un elemento de identificacin y cohesin entre los veracruzanos, re-presentar un instrumento indispensable para la formacin de los jvenes universitarios y del pblico lector en general. Significa un ejercicio de recapitulacin y anlisis crtico, emprendido en una co-yuntura histrica de especial importancia, que contribuir a generar una conciencia de lo obtenido hasta el presente y de los escenarios previstos para el futuro prximo. El conjunto de esta obra podr reforzar y alentar nuevos empeos por consolidar el conocimiento, con el rigor y solidez de la nueva dcada del siglo xxi que ya he-mos comenzado.

    Dr. Javier Duarte de OchoaGobernador del Estado de Veracruz

  • 9Prlogo

    Historia general de Veracruz cumple con uno de los objetivos primor-diales del gobierno del estado, preservar la memoria y acercar a sus habitantes con su pasado y su presente. Desde 1950, cuando fue pu-blicada la Historia de Veracruz, escrita por Manuel B. Trens y Jos Luis Melgarejo Vivanco, bajo el sello de la Secretara de Educacin y Cultura, slo cincuenta aos despus Carmen Blzquez Domn-guez dio a la estampa la Breve historia de Veracruz, coeditada por El Colegio de Mxico y el Fondo de Cultura Econmica. De all la perentoria necesidad de explicar a los veracruzanos del siglo xxi el proceso de construccin y conformacin del estado desde una perspectiva lo ms completa posible, es decir, la que tiene presente la geografa, la poltica, las instituciones, los movimientos sociales y los conflictos blicos tanto nacionales como internacionales, la de-mografa, la economa, el uso y aprovechamiento de los recursos na-turales y la cultura.

    La historia aqu narrada inicia con una explicacin de los testi-monios ms remotos de las culturas mesoamericanas registrados por la arqueologa, sigue de cerca las consecuencias de la guerra de la Conquista, que inici precisamente en las costas veracruzanas con el establecimiento del orden colonial; se detiene en la guerra civil de 1810 que promovi la instauracin de un nuevo rgimen, al tiempo que deriv en una nueva guerra, ahora por la independencia de M-

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    xico, cuyo desenlace, en 1825 tuvo como escenario, de nueva cuenta, las costas de Veracruz.

    El periodo ms estudiado por la historiografa regional ha sido el de la conformacin del estado en el siglo xix. En particular, las pri-meras y ltimas dcadas de la mencionada centuria. A ese primer pe-riodo suele llamrsele Porfiriato, en su momento fue aniquilado por otra guerra civil mejor conocida como la Revolucin mexicana, y cuyas secuelas todava perviven en el discurso y la conciencia de los veracruzanos.

    La tarea no ha sido nada fcil. En primer lugar, resulta imposible incluir en una obra de divulgacin todos los eventos histricos, ms aun cuando los estudios recientes centran su atencin en localida-des, temas y periodos muy especficos, y porque algunos de ellos han sido ms estudiados que otros, lo que impide construir una visin ms o menos homognea y equilibrada que cubra todas las regiones de Veracruz. En segundo lugar, porque la geomorfologa del estado no ha sido la misma a lo largo de su historia, se ha ido modifican-do como resultado de los procesos polticos y socioculturales. Si algo distingue nuestra entidad del resto de los estados de la Repblica mexicana seala Joaqun Roberto Gonzlez son sus gradientes al-titudinales, sus numerosas cuencas hidrolgicas y nichos ecolgicos, que descienden desde las montaas nevadas hasta las llanuras cos-teras en un territorio relativamente corto. No menos importante es su diversidad cultural resultado de factores histricos y procesos so-cioeconmicos determinados por el medio natural. Por ejemplo, la pervivencia de las culturas de origen mesoamericano, en las partes serranas, con sus formas tradicionales de produccin e interaccin con el medio natural; los patrones de poblamiento urbano, mejor co-nocidos como ciudades medias, que prcticamente cubren todo el territorio, y desde las cuales se definen las relaciones econmicas y polticas con sus pueblos.

    Para una mejor compresin y articulacin de los procesos sociohis-tricos de larga duracin, desde el punto de vista metodolgico hemos

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    utilizado dos variables para su anlisis: la primera inicia con un estricto orden cronolgico para explicar las rupturas, las reformas, las muta-ciones y las continuidades que experiment la sociedad veracruzana a lo largo de su historia; la segunda variable est relacionada con el carcter regional, propio de la configuracin de su territorio, y sin el cual resulta imposible entender y explicar la conformacin y de-limitacin del estado. Desde una perspectiva histrica, la extensin de tierra que hoy conocemos con el nombre de Veracruz ha expe-rimentado su propio proceso de transformacin, condicionado por el medio natural y el aprovechamiento de sus recursos, los patro-nes de asentamiento, las relaciones socioeconmicas y los elementos culturales.

    Cada periodo histrico es estudiado a partir de cuatro ejes tem-ticos: la organizacin poltico-administrativa; la economa y los re-cursos naturales; la poblacin, la identidad y los procesos culturales. El primer apartado del segundo captulo se ocupa de la poca de esplendor de la civilizacin Olmeca, la que dio origen a las culturas mesoamericanas y cuyos testimonios datan de hace miles de aos. Los trabajos de Enrique Florescano y Sergio Vsquez nos expli-can las caractersticas de estas civilizaciones, las que antecedieron al tiempo histrico de la conquista espaola, la cual inici en 1519, pre-cisamente en las costas de lo que despus sera Veracruz.

    Luis Juventino Garca y Paulo Csar Lpez recuperan los estudios ms actualizados sobre la ruptura del antiguo orden mesoamericano y la implantacin del rgimen colonial tras la conquista espaola. Entre las modificaciones o alteraciones de dicho orden destacan: el gentico resultado de las mezclas raciales entre americanos, europeos, africanos y asiticos; la introduccin de nuevas plantas y animales; y la organizacin de la sociedad a partir del modelo castellano de pue-blo con su marco jurdico, civil y religioso. En la medida en que los espaoles se iban adaptando a las formas de vida de las sociedades con-quistadas e iban extendiendo su dominio sobre territorios y pueblos, tambin iban apareciendo las enfermedades hasta entonces des-

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    conocidas en Amrica como la viruela, el tifo y el sarampin, las cuales provocaron una de las mayores catstrofes demogrficas de la historia de la humanidad. Los demgrafos consideran que entre los siglos xvi y xvii desapareci ms del 80% de la poblacin nativa, a causa de las enfermedades y de la explotacin de la que fueron obje-to por parte de los conquistadores-encomenderos.

    Con los sobrevivientes y las nuevas migraciones de colonos y servi-dores reales se fue reconfigurando la sociedad colonial, sus institucio-nes, la organizacin social basada en el privilegio, las corporaciones y la calidad tnica. En gran medida, el desarrollo econmico adqui-ri nuevos impulsos gracias a los prdigos recursos naturales de la minera, la agricultura y el comercio. El sincretismo religioso tuvo como resultado la fusin de los referentes mesoamericanos y cristia-nos. La recuperacin demogrfica seala Silvia Mndez Man de la poblacin veracruzana fue ms lenta que otras regiones de la Nueva Espaa debido a las enfermedades endmicas de carcter infectocontagiosas como la fiebre amarilla y el paludismo en buena parte de su territorio.

    Las llamadas reformas borbnicas, las que desde mediados del siglo xviii comenzaron a aplicarse en Veracruz sealan Michael Du-cey y Juan Ortiz fueron la base de las transformaciones ms signi-ficativas en todo el territorio. En primer lugar, por la gran cantidad de estudios cientficos que de l se hicieron; y en segundo lugar, por las obras de infraestructura construidas en el puerto, en la isla de San Juan de Ula y en el pueblo de Perote; en la construccin del ca-mino real que parta del puerto de Veracruz y comunicaba a Xalapa, Perote y Puebla con la ciudad de Mxico. En tercer lugar, la regin de Orizaba-Crdoba-Zongolica fue una de las ms beneficiadas por-que en ella se monopoliz la produccin del tabaco que se consuma en toda la Nueva Espaa.

    La reforma tambin se reflej en las estructuras poltico admi-nistrativas con la creacin de la intendencia de Veracruz en 1789 y cuyo territorio qued dividido en partidos con sus respectivas ca-

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    beceras de gobierno, y stos a su vez en ayuntamientos de espaoles y en repblicas de naturales. Fue la poca en que inici el proceso de militarizacin de la poblacin civil como una medida preventiva ante un eventual ataque del exterior. Desde entonces, el fantasma de la guerra se hizo presente entre la poblacin veracruzana y, a partir de 1810, cobr la forma de una guerra civil, que despus deriv en una lucha por la independencia de Mxico. De 1829 a 1867 los vera-cruzanos debieron enfrentar cuatro agresiones de potencias extran-jeras e infinidad de guerras intestinas.

    De manera paralela a dichos fenmenos, la sociedad fue cambian-do de fisonoma. En primer lugar, con la jura de su primera Cons-titucin poltica en 1825 dej de ser una sociedad de corporaciones para dar lugar a una de ciudadanos pero con derechos polticos li-mitados; en segundo lugar, se dise una misma estructura polti-co-administrativa para todo su territorio; y finalmente, se autoriz la libertad de comercio, de industria, de cultivos, de oficios y de las artes. Se podra asegurar que el siglo xix, aun con sus momentos de crisis, fue el gran periodo de construccin y formacin de la identi-dad de los veracruzanos.

    En lo que respecta al siglo xx iniciamos con el captulo Poltica y movimientos sociales en Veracruz dentro del cual tenemos el texto El primer tercio de un corto siglo xx de Jos Gonzlez Sierra, quien analiza la coyuntura sociopoltica de inicios del siglo xx para reflexionar en torno al Porfiriato y los procesos que articulan la llamada Revolucin mexicana en Veracruz. Posteriormente, Mar-tn Aguilar Snchez hace un recorrido por las principales luchas y movimientos sociales, y establece un vnculo con los cambios socio-polticos en el estado; analiza las condiciones laborales y sociales, haciendo hincapi en los actores sociales y la accin colectiva. Vin-culado a este captulo encontramos el texto de Fernanda Nez Becerra sobre La irrupcin de las mujeres en la escena pblica veracruzana 1900-1953, el cual llama la atencin sobre la impor-tancia que tuvieron en el proceso revolucionario y resalta que las

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    mujeres han tenido un rol significativo en la construccin del es-pacio pblico.

    El texto de Leopoldo AlafitaMndez estudia los acontecimientos que dieron lugar al escenario poltico del Veracruz contemporneo a partir de tres momentos: la reconfiguracin de la poltica nacional desde el fin de la fase armada de la Revolucin mexicana, pasan-do por la formacin y consolidacin del actual sistema de partidos y de las reformas legislativas, para avanzar hacia la transicin a la democracia.

    David Alan Skerritt Gardner analiza los cambios poblaciona-les y las caractersticas de la tenencia de la tierra, su acaparamiento durante el Porfiriato y la conformacin del sistema ejidal posterior al proceso revolucionario, sin olvidar las nuevas polticas agrarias. Feliciano Garca Aguirre estudia las caractersticas de la economa veracruzana del siglo xx, la acumulacin de capital en diversos sec-tores y reflexiona en torno a la importancia del petrleo en la confi-guracin socioeconmica del estado.

    Articulado a estos temas, encontramos el captulo Historia am-biental de Veracruz de Hiplito Rodrguez Herrero, quien ofrece un panorama amplio del tema desde inicios del siglo xx hasta nues-tros das. El autor plantea que el desarrollo socioeconmico y cultu-ral va transformando el paisaje veracruzano y el medio ambiente; estudia las causas de la contaminacin de importantes cuerpos de agua, las variaciones en el uso del suelo, la prdida de bosques y el ago-tamiento de las fuentes de energa.

    En el ltimo captulo, Bernardo Garca Daz y Alfredo Delgado Caldern nos muestran la diversidad tnica y cultural de nuestro estado, al tiempo que analizan y describen la importancia de las in-migraciones internacionales en la regin de Veracruz.

    Los coordinadores y autores de esta obra nos hemos esforzado por ofrecer una lectura fluida y gil, de ah la ausencia de notas a pie de pgina. En cambio, decidimos comentar la bibliografa fundamen-tal de cada tema en un apartado que se encuentran al final de cada

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    una de las ocho secciones. Enrique Florescano, impulsor de esta em-presa, solicit a los autores la utilizacin de un lenguaje asequible que no descuidara el rigor y la solidez de las fuentes. Confiamos en que aqu se encuentran los estudios ms actualizados narrados de una manera muy didctica. Hace ms de cincuenta aos de la pri-mera historia veracruzana y once de la ltima y breve relacin sobre nuestro estado. Los historiadores tenamos una deuda con las nuevas generaciones de estudiantes y lectores, para ellos son estas pginas que a continuacin se despliegan.

    Finalmente, deseamos expresar nuestra gratitud, a nombre de los autores, al doctor Enrique Florescano por su invaluable apoyo para la publicacin de la obra; a Nelly Palafox por el cuidado de la edi-cin, a Hctor Lpez por su trabajo en el diseo, a Beatriz Morn por la correccin, y a los asistentes de investigacin Edwin Alberto Morales y Marcela Valdivieso.

  • i. Veracruz. perfiles regionales, econmicosy poblacionales

    a

    Joaqun Roberto Gonzlez Martnez

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    En cada uno de sus rasgos fundamen-

    tales, nuestro paisaje rural [en general,

    nuestra geografa], data de pocas su-

    mamente lejanas. Pero, para interpre-

    tar los escasos documentos que nos

    permiten penetrar en esa brumosa g-

    nesis, para plantear correctamente los

    problemas, incluso para tener idea de

    ellos, hubo que cumplir con una pri-

    mera condicin: observar, analizar el

    paisaje actual.

    Marc Bloch, Apologa para la historia,

    2001, p. 73.

    Introduccin

    Cundo comienza a perfilarse una geografa estrictamente vera-cruzana? A diferencia de otras entidades que conforman la Rep-blica mexicana, Veracruz surge como unidad territorial jurdica de manera un tanto tarda. Esa vertiente del Golfo cuyo lmite norte corre por debajo de la lnea del Trpico de Cncer, prolongn-dose hacia el sureste, hasta los ahualulcos del actual Tabasco fue separada de las antiguas provincias de Mxico y Puebla cuando en 1786 se cre la Intendencia de Veracruz, gracias a los afanes refor-mistas de Carlos III. El territorio en ese entonces estaba fragmenta-do. Parte de la vertiente norte estaba compartida por la Intendencia y, ms tarde, Estado de Puebla, entre la actual Misantla-Martnez de la Torre y los municipios huastecos de Cerro Azul, Temapache y parte de Tamiahua haca la sierra de Otontepec, en los lmites del actual estado de Hidalgo, para al norte de estos municipios dar de nuevo continuidad a la entidad veracruzana hasta sus lmites con

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    Tamaulipas. En 1824 la Intendencia se transform en Entidad Fe-derativa con esa misma conformacin hasta que en 1853 se integr la parte poblana para darle al estado la fisonoma que, mutatis mu-tandis, tiene en la actualidad.

    Es tal vez por esta razn que el estado se presente an dependien-te de las regiones del centro de las cuales alguna vez form parte. Una integracin este-oeste bastante evidente en las rutas que unen a estas regiones del Golfo de Mxico con la altiplanicie mexicana, situacin que en las ltimas dcadas comienza a recomponerse en un eje norte-sur-norte, siguiendo los principios de integracin eco-nmica con Amrica del Norte y la Cuenca del Golfo de Mxico y el Caribe, rea en la que nuestra entidad se inserta. A reserva de reto-mar esta cuestin al final de este captulo, aproximmonos a la geo-grafa veracruzana en sus aspectos generales tocantes a sus aspectos fsicos, regionales, poblacionales y econmicos, mismos que sern abordados en otros captulos de manera ms puntual en esta obra.

    Aspectos geogrficos generales

    La geografa del estado de Veracruz actual, a lo largo y ancho de casi 71 820 km2 de extensin territorial, sus 17 000 km de carreteras y 556 km de autopistas, se caracteriza por una gran y compleja hete-rogeneidad fsica y sociocultural. Su diversidad se traduce en conti-nuidades territoriales por sobre diferencias naturales y por rupturas culturales a pesar de la homogeneidad de los ambientes naturales.

    Los contrastes fsico geogrficos son evidentes en sus puntos ex-tremos. Desde las nieves eternas del Pico de Orizaba (Citlatpetl) hasta las clidas tierras bajas y llanuras costeras existen sociedades muy contrastantes, cuyos ritmos de dinmica histrica son tambin distintos. La tradicionalmente indgena tierra alta con sus lenguas vernculas y concepciones del mundo y de la vida, que en los aos recientes ha resentido los efectos de la globalizacin, hasta la socie-

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    dad hispano-afro-mestiza dominante en las regiones costeras, ms bien abierta y cosmopolita. Entre ambos extremos altitudinales en-contramos una riqueza en nichos ecolgicos ms acentuada en el centro y norte del estado, aunque en el sur, tales contrates los ob-servamos en niveles ms o menos planos, como lo es la vecindad de popolucas, zapotecos y nahuas de la zona stmica y las estribaciones de la sierra de Santa Marta en el sur, o los totonacas de tierra baja en Papantla.

    Este complejo espacial de rupturas y continuidades est influido a su vez por factores de orden histrico y de procesos sociales que se han manifestado en el estado. Los ritmos de ocupacin espacial y de conformacin regional han sido muy diversos. Desde los tiempos prehispnicos, lo que ahora denominamos Veracruz central tena una presencia demogrfica si no mayor, al menos mejor documen-tada por las fuentes del siglo xvi. El poder mexica abarcaba hasta los lmites de Coatzacoalcos por el oriente, de tal suerte que las rutas de comercio atestiguaban tambin relaciones de dominio poltico y eco-nmico entre los pueblos dominantes de las tierras altas y los, conse-cuentemente dominados, de la costa. Por el norte, la Huasteca, ese lugar de los mantenimientos que aparece asociado a las concepcio-nes de una geografa mtica de los pueblos de la Meseta Central, si bien dominada por sta, era a su vez una regin de frontera que se vea asolada por los grupos de cazadores, recolectores y guerreros de la Gran Chichimeca, con fronteras mviles, menos definidas y una inestabilidad que se haca ms sensible conforme los asentamientos sociales se hacan presentes en el norte.

    Sin duda, el Veracruz central ha sufrido una dinmica de trans-formaciones que no se comparan con ciertas regiones de la Huasteca veracruzana y la regin stmica, que se han integrado a los procesos de modernizacin de forma muy dispareja. Las regiones veracruza-nas han estado supeditadas e integradas, cada una de forma parti-cular, a las regiones de la Altiplanicie Mexicana, cuyos valles se han impuesto, incluso desde los tiempos prehispnicos a las regiones del

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    Golfo de Mxico, desde la Huasteca hacia el sur. Despus del siglo xvi, los caminos principales de la meseta al Golfo confluan en Vera-cruz, puerto de entrada y de salida clave en el desarrollo del Mxi-co actual. Este predominio de los altos valles ha propiciado tambin que las regiones veracruzanas hayan estado poco comunicadas entre s. De norte a sur (las Huastecas, Totonacapan, Misantla-Martnez de la Torre, Veracruz central, Sotavento, Macizo de Los Tuxtlas y el Istmo veracruzano), se han conectado de manera ms directa con la capital federal, sin tener que pasar por Xalapa, capital del estado. As pues, el estado de Veracruz presenta una invertebracin socio espacial que, hasta hace muy pocas dcadas, comienza a superarse. Las nuevas carreteras que lo atraviesan en los ejes norte-sur propi-cian una mayor integracin hacia la frontera norte, por efecto, entre otros factores del tlcan; pero las distancias y las tradiciones locales y regionales acentan la citada diversidad de pueblos de estas regiones de la vertiente del Golfo de Mxico.

    Complejidad geomorfolgica

    En una perspectiva estrictamente orogrfica, el Eje Volcnico Trans-versal constituye la divisoria entre un Veracruz norte y otro sur. En este eje montaoso, tambin conocido como Cordillera Neovolc-nica, es donde se encuentran las alturas ms grandes y emblemticas del pas en su conjunto, incluyendo los volcanes, algunos activos como el Paricutn y el Popocatepetl. En sus valles interiores se sitan las principales ciudades y concentraciones urbanas de Mxico. Consta de una longitud de 880 km de largo que de oeste a este, desde Co-lima en el Pacfico atraviesa el pas a la altura del paralelo 19 hasta casi tocar el Golfo de Mxico, al norte del puerto de Veracruz. Su parte veracruzana al este la marcan dos grandes alturas compartidas con el estado de Puebla: el Pico de Orizaba (5 750 msnm) y el Cofre de Perote (4 250 msnm). Sin negar el papel que las eminencias to-

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    pogrficas tienen en la vida de los pueblos, las alturas y cordilleras ms abruptas del oeste separan las regiones del estado del interior del pas, lo que no significa que no se desarrolle una dinmica so-cial y econmica muy intensa que articula las vertientes del Golfo de Mxico con los valles interiores, un ejemplo de esto lo tenemos en los caminos que unen al puerto de Veracruz con la ciudad de Mxi-co, cuyo papel ha sido bsico en la conformacin nacional.

    Hacia el norte del Eje Volcnico Transversal, se despliega otro complejo orogrfico: la Sierra Madre Oriental; entroncando con aqul, este conjunto de 1 350 km de longitud se prolonga hasta el extremo sur de Texas. En su parte veracruzana, la Sierra establece lmites con los estados de Puebla, Hidalgo y San Luis Potos. Al con-trario del Eje Volcnico, producto de la orognesis eruptiva, la Sie-rra Madre Oriental constituye un plegamiento surgido en el eoceno, las rocas del cretcico, de origen sedimentario, pueden alcanzar un espesor de 3 000 m poseyendo acuferos ah en donde las sales han ca-vado unidades calcreas. Sus alturas no sobrepasan los 3 000 m, exis-tiendo una, ahora ms bien escasa, vegetacin de pinos y especies de montaa alta. Conforme descendemos al mar, principalmente en los cursos de los ros Tecolutla y Pnuco, se presentan una serie de lome-ros en los que predominan las huertas de limones y naranjos, as como la actividad ganadera que en las ltimas dos dcadas tiende a desplazar a la agricultura.

    Del Eje Volcnico Transversal hacia el sureste, pasando la Caa-da que forma el ro Santo Domingo, se despliega la Sierra Norte de Oaxaca, perdiendo altura conforme avanza hacia el Oriente. Es en esta sierra por donde fluyen una serie de corrientes que, en su mayor parte, alimentan el sistema Papaloapan. Al contrario de lo que ocu-rre al norte del estado, las tierras bajas del sur carecen de elevaciones y colinas, son tierras inundables, una extensa sabana de 17 000 km2, que se extiende hacia el este hasta las vecindades de la cuenca del ro Coatzacoalcos. Predomina la actividad ganadera y caera alternada con plantos, entre otros, de pia y papaya. Un contraste geogrfico

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    y social lo constituyen el macizo volcnico de Los Tuxtlas y la Sie-rra de Santa Marta, pertenecientes al Eje Volcnico Transversal, aunque entre ste y Los Tuxtlas-Santa Marta, estn separados por las tierras de inundacin ya antes mencionadas. Hacia el oriente, y colindando con Tabasco y Chiapas, el Istmo veracruzano concentra buena parte de la petroqumica as como una reciente actividad ga-nadera, producto de la tala de las antiguas selvas tropicales.

    Finalmente est el litoral de 720 km, en que se destacan el com-plejo lagunar de Alvarado-Tlacotalpan al sur y el de Tamiahua al norte; a estas grandes unidades habra que aadir las mltiples islas e islotes que se localizan a lo largo de la plataforma continental del Golfo de Mxico.

    La accin humana est presente en cada palmo del territorio ve-racruzano. La tala de las selvas de tierra baja (ceibas, bano, jobo, etc.) ha dado lugar, como va dicho, a las sabanas dedicadas a la caa y al ganado. De los antiguos pueblos y congregaciones indgenas se ha pasado a procesos de urbanizacin que aniquilan los bosques de tierra alta y en especial en el centro del estado. Los efectos de la ac-tividad petrolera en la Huasteca baja provocaron un deterioro eco-lgico notable y el abandono de muchos pueblos y la consecuente emigracin a los centros urbanos, de la Altiplanicie primero y de los estados del norte de la Repblica, en la actualidad.

    Producto de lo anterior es la proliferacin de construcciones nue-vas. Muchas de ellas en obra negra, con castillos al aire de varilla corrugada, que anuncian los intentos de un segundo piso, eviden-tes en las cabeceras municipales y pueblos situados a lo largo de las carreteras. En muchos casos, de forma harto surrealista, las ante-nas parablicas dan fe de los procesos globalizadores a los que las personas que viven en estas construcciones estn sujetas. Una que otra mansin se deja ver en las pequeas congregaciones o bien, surgiendo en los claros de los bosques ms alejados, denunciando un incierto origen de financiamiento. Aunque las trazas ortogona-les de los antiguos pueblos y pequeas cabeceras municipales se han

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    conservado, las nuevas construcciones de tabique, cemento y techo de asbesto han desplazado a las viviendas de madera, bajareque y palma. La dinmica urbana, acompaada de la terciarizacin de las actividades econmicas ha hecho proliferar los centros comerciales, la aparicin de sucursales bancarias y empresas de diversa ndole, las ciudades perdidas en los ncleos de mayor poblacin as como un elemento cultural que ha cobrado auge notable en tiempos recientes, los templos evanglicos de corte pentecostal adems de otras profe-siones cristianas que compiten con fuerza con el catolicismo tradi-cional. Los crecimientos urbanos se han hecho sin verdaderos planes ordenadores del espacio, avanzando de manera despiadada por bos-ques y llanos. El desplazamiento del ferrocarril por los autobuses y trailers automotores y el catico incremento de vehculos privados han modificado de manera radical la geografa humana veracruza-na. Algunas ciudades pequeas han mantenido su perfil tradicional, tal es el caso, en la regin de Xalapa, de Coatepec, a pesar de su cre-cimiento poblacional con la construccin de fraccionamientos sin un orden ni arquitectura definidos. Xico, ms alejada, conserva mucho de lo que fueron los viejos pueblos tpicos de tierra templada. Algu-nas ciudades como Tlacotalpan en el Bajo Papaloapan han logrado mantener sus valores arquitectnicos, lo que le ha valido ser decla-rada patrimonio cultural de la humanidad.

    Las grandes regiones

    El Veracruz central ha constituido algo as como el ncleo duro del estado en su conjunto, habiendo tenido un fuerte protagonismo en la formacin de Mxico como unidad nacional. A pesar de esto, es la porcin territorial del estado ms difcil de caracterizar dada su complejidad espacial, en su mayor parte montaosa y por la muy amplia diversidad de sus nichos ecolgicos verticales externos, es de-cir, los declives de los puntos ms altos de los parteaguas de las sie-

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    rras y por los internos constituidos por la profusin de barrancas, habitadas por sociedades campesinas, cada una de las cuales, en su medio ambiente y sociedad, mereceran un estudio aparte.

    El Veracruz central lo constituye, por el norte, la cuenca del ro Actopan y, por el sur, la del ro Jamapa, integrando en su parte su-doriental el eje urbano industrial Crdoba-Orizaba-Ciudad Men-doza-Nogales y su respectivo hinterland de la Sierra de Zongolica. Por la costa, el puerto de Veracruz se erige como una ciudad clave en la conformacin regional y, por el centro, el eje de comunicacio-nes que une a este puerto, a travs de Cardel, con Xalapa y Perote. Una superficie aproximada de 15 000 km2, con una poblacin al ao 2010 de 3 372 300 habitantes lo que representara 27% del territo-rio y 48% de la poblacin respectivamente del total del estado y con densidades de promedio de 25 hab/km2 en sus 98 municipios, ms concentradas en las ciudades situadas a lo largo de estos ejes carreteros.

    El territorio coincide en pleno con el Eje Volcnico Transversal, comprendiendo los siguientes vrtices principales: el puerto de Ve-racruz en la costa a Orizaba-Ciudad Mendoza por el sur y del mis-mo puerto por el norte hacia Perote por la capital del estado, Xalapa. Al Veracruz central lo identifican tres caractersticas, una antropo-gnica y dos naturales. La primera se refiere a los caminos entre la costa y la Altiplanicie mexicana y las segundas, a las cuencas de los ros que bajan al mar, entre montaas y volcanes, moldeando valles, barrancas y rocas.

    Los dos grandes caminos que la unen al seguir siendo Veracruz central con la Altiplanicie mexicana han sido determinantes en su conformacin actual. Las zonas de Xalapa y Perote estuvieron en las rutas prehispnicas entre la costa y la altiplanicie. En la actualidad se observan infinidad de veredas, ahora poco transitadas, que despus del siglo xvi fueron usadas para el transporte de herradura y de carreta.

    A finales del siglo xvi, bajo el gobierno de Luis de Velasco II (1590-1595), fue trazada la ruta que pasa por Crdoba y Orizaba

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    para aligerar la densidad del primer camino, pero sobre todo, con la finalidad de conectar estas ciudades directamente con Veracruz y Mxico; con esto se tuvo un acceso mayor a las regiones montaosas y costeras del sur veracruzano.

    Tres son las cuencas hidrolgicas que recorren de oeste a este el Veracruz central, la del ro Actopan, al norte; la del ro Pescados-La Antigua, al centro; y, haca el sur, la del Jamapa.

    El ro Actopan tiene sus fuentes en el Cofre de Perote, en donde se le denomina ro Sedeo; recibe los aportes de los ros Naolinco, Tepetln, Capitn, Topiltepec y Paso de la Milpa o dolos, desembo-cando en la Barra de Chachalacas.

    A su vez el ro de Los Pescados abarca una cuenca de 2 827 km2. Tiene sus fuentes en el cerro de la Cumbre, al norte del Pico de Ori-zaba, a una altura de 3 750 msnm donde se le conoce como ro Hui-tzilapan. Al juntarse con el Magueyitos, se forma el ro de Los Pes-cados y, al unirse con el Santa Mara toma el nombre de La Antigua, antes de su desembocadura en la playa de Chalchihuecan recibe el aporte del San Juan.

    En cambio el ro Jamapa drena una cuenca de 3 658 km2 y tiene sus fuentes en el Pico de Orizaba, en la regin conocida como Altas Montaas. Sigue su curso al noreste regando las vegas de los muni-cipios de Orizaba y Crdoba para internarse en Huatusco y seguir su carrera en direccin a Boca del Ro baando las tierras bajas de Jamapa, Soledad de Doblado y municipios aledaos, permitiendo una agricultura de huertas y de cra de ganado.

    El tercer elemento que sealamos y que comparte con las zonas montaosas del estado en su conjunto, es el llamado fenmeno Foen. Esto significa que los vientos alisios, clidos y hmedos que proce-den del mar chocan con las vertientes orientales de las montaas provocando un efecto de pantalla, de tal manera que slo una par-te de tales vientos saltan a los valles occidentales interiores; las ma-sas de aire caliente que quedan en la vertiente martima, se deslizan entre los bosques en direccin a la costa, aumentando su tempera-

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    tura a medida que llegan al mar. Esto crea un paisaje de neblina, siempre verde y hmedo, produciendo una floresta muy abundante desde la montaa alta y fra con su caracterstica vegetacin de con-feras, los bosques mesfilos que combinan la flora de tierra fra con la de la tierra caliente y los de monte bajo en las zonas costeras. En invierno, otro fenmeno climtico hace bajar las temperaturas, esto es, la influencia de aires fros (nortes), que de octubre a finales de abril, provocan nevadas y heladas, en especial en las cotas superio-res a los 2 700 msnm. En los meses fros, el fenmeno Foen hace que en el descenso de los nortes al mar, mantengan una temperatu-ra relativamente benvola en comparacin con las zonas altas y valles interiores. En los litorales y llanuras costeras las temperaturas man-tienen mnimos de 16 grados en promedio, contraste evidente con las que se registran en las cotas superiores a los 1 700-2 000 msnm.

    Dos factores han influido en el ordenamiento de este vasto y com-plejo territorio. Uno lo constituye el papel de los caminos ya seala-dos. El otro lo han sido las ciudades medias-grandes de Xalapa, en su calidad de capital del estado, Veracruz, principal puerto de en-trada y de salida y las conurbaciones de Crdoba-Orizaba-Ciudad Mendoza. El resto de los municipios aparecen como unidades, en s mismas, cohesionadas a su interior, pero sin perfilar un conjunto regional definido. Ni siquiera existe un gentilicio especfico que los identifique como lo puede ser el jarocho para el Bajo Papaloapan, el huasteco, totonaco, istmeo o tuxtleco. Los graves problemas de contaminacin de los ros y la tala del bosque han generado socie-dades civiles en defensa del medio ambiente que, poco a poco, iran creando un proceso identitario, en especial en las zonas bajo presin urbana. En los ltimos aos, por iniciativas oficiales, se ha usado el vago concepto de pueblos mgicos o bien de Ruta de la Niebla para potenciar ciertas artesanas y especialidades lugareas (cueros de Naolinco, cermicas de Aguasuelos, fiambres en Perote, mole xi-queo, artesana de caf en Coatepec, etc.) o bien, valores paisajsti-cos como Jalcomulco, ribereo del ro de Los Pescados, con sus r-

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    pidos para la prctica del canotaje, sus mariscos y atractivos que sirven de recreacin a muchos xalapeos. Por otra parte, los muni-cipios del noroeste (Landero y Coss, Acalan, Chiconquiaco) aunque drenan sus aguas en la cuenca del Actopan, se mantienen lo bastante alejados para compartir sus orientaciones regionales en direccin a Martnez de la Torre y Misantla.

    Los niveles de altitud tampoco ayudan mucho en esa integracin a escala municipal. Alto Lucero tiene una zona de montaa media, en donde se localiza su cabecera, casi por completo dedicada a la ganadera, mientras que sus tierras bajas, tambin ganaderas se in-tegran a la costa que empieza a abrirse al turismo en Palma Sola (Costa Esmeralda), aunque la planta nuclear de Laguna Verde se presente como un enclave federal nico en su tipo en Mxico. Ten-drn estas zonas de transicin entre la montaa y la costa algo en co-mn con Perote, sede de las tristemente clebres granjas porccolas que tanto dao han causado en los municipios serranos?. En princi-pio, poca cosa, fuera de las necesidades de trabajo en los principales centros urbanos, ya se trate de Xalapa, puerto de Veracruz o bien las ciudades de la altiplanicie.

    Por razones de anlisis, hemos delimitado este extenso territorio en tres subregiones montaosas y una ltima costera. Veracruz cen-tral de Montaa (eje Xalapa, Perote), Altas Montaas de Oriente (eje Crdoba, Orizaba, Ciudad Mendoza, incluyendo las cumbres de Zongolica y Acultzingo) y Veracruz central de tierra baja (zonas costeras norte y sur); veamos brevemente, y en ese orden, cada una de ellas.

    En la conformacin geomorfolgica del Veracruz central de mon-taa podemos distinguir una serie de unidades de paisaje de montaa alta (bosque de conferas alternadas con pastizales, interrumpidas por ciertas discontinuidades manifiestas en los llamados malpas o sea, terrenos de piedra volcnica con muy escaso suelo frtil, en donde crece el matorral), el bosque mesfilo en la parte media y una zona baja que hemos localizado hasta la comunidad de Rinconada (mu-

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    nicipio de Emiliano Zapata). A partir de Rinconada, en direccin al mar, comenzara la influencia del puerto de Veracruz, por lo que los municipios al oriente de Emiliano Zapata los hemos clasificado como parte de las zonas costeras.

    El Veracruz central de montaa

    En la actualidad se organiza en 22 municipios situados entre los 300 msnm (Apazapan y Jalcomulco) y los que rondan los 2 000 m de altura (Las Vigas, Las Minas, Perote, Altotonga). En el ao 2010 albergaba 14% de la poblacin total del estado en una extensin equivalente a 5.5% de la superficie estatal. La vida social y econmi-ca gira en torno a Xalapa (1 460 msnm, medida en el Parque Jurez), en torno a la cual se conurban Banderilla, Tlalnehuayocan, Coatepec, Emiliano Zapata, Acajete y, de alguna manera, por los movimien-tos pendulares de poblacin, los municipios un poco ms alejados de Naolinco, Xico, Teocelo, Rafael Lucio y Tlacolulan. De hecho, los municipios y congregaciones situados a lo largo de la carretera que conduce a Perote estn, en la prctica, bajo la dinmica que da con da llega o va a Xalapa, punto tambin de enlace con los municipios costeos, en especial la conurbacin Veracruz-Boca del Ro.

    Los municipios y congregaciones de esta regin contienen nichos ecolgicos muy diversos, situacin aplicable al resto de las comuni-dades de montaa, que en ciertos casos nos puede sugerir un poten-cial de autosuficiencia ms o menos variable. El protagonismo regio-nal en sucesos de trascendencia nacional potenciaron el proceso de mestizaje, sin que esto significara la desaparicin de las viejas trazas de las unidades bsicas poblacionales prehispnicas, denominadas en plural altepeme (plural de altepetl) compuestas de cuatro secciones, que reproducan las mticas cuatro partes del mundo que a su vez codificaban en el espacio toda la cosmovisin de estos antiguos pue-blos mesoamericanos. Los reordenamientos de la Conquista trans-

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    formaron estas unidades en pueblos de indios, y las cuatro partes en barrios, cuya estructura espacial se mantuvo aunque con un conteni-do cultural cristiano, de tal forma que ste se vio interpretado en los trminos lgicos prehispnicos, coadyuvando al mestizaje cultural evidente en la actualidad. Las antiguas secciones-barrios se situaban en diversos niveles de altitud y entornos ecolgicos, por lo que po-dan complementar su produccin de forma ms o menos holgada, dependiendo del tamao y diversidad de las unidades polticas. Con la reubicacin y unificacin de los antiguos asentamientos, las posibili-dades de autosuficiencia se redujeron pero no desaparecieron, ya que las potencialidades ecolgicas de las entidades municipales actuales pueden responder a los cambios climticos y ecolgicos de diverso orden, siempre y cuando los sistemas productivos estn acordes con tales potencialidades.

    Si bien las actividades agropecuarias han dominado en esta regin, el cultivo del caf de altura (entre los 900 y 1 400 msnm) y la caa en sus partes ms bajas, han sido emblemticos. Los frutales y una pro-duccin de maz cada vez ms raqutica sigue presente, aunque en una situacin crtica por la desruralizacin que conlleva, tanto la crisis del campo como la expansin de la mancha urbana, en especial en la direccin de los municipios de Acajete, Banderilla, Xalapa y Emiliano Zapata. Hacia el sureste de la carretera se destaca un aumento urba-no ms moderado, con fines residenciales y recreativos que con xito diverso trata de mantener el bosque de niebla, otrora caracterstico de las zonas montaosas del estado en su conjunto.

    En los ltimos aos, la regin ha sufrido un notable deterioro medioambiental. La zona boscosa de Cofre de Perote ha sido agredi-da por la deforestacin, los recientes trazos carreteros han potenciado cambios en los usos del suelo, lo que se pone en evidencia en las inme-diaciones de la cabecera municipal de Perote: el aplanamiento del te-rreno y la tala preludian un cambio de fisonoma econmica regional.

    La relacin entre la distribucin y los asentamientos reflejan un notorio proceso de urbanizacin. Uno por ciento de los asentamien-

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    tos tiene una concentracin mayor a los 5 000 habitantes, lo que re-presenta 54% de la poblacin total regional, mientras que 43.3% de los asentamientos concentra 8% poblacional. Esto es una de las ma-nifestaciones de la emigracin, fenmeno que se ha agudizado en los ltimos diez aos.

    La dinmica poblacional de esta zona de Veracruz central gira en torno a Xalapa y su zona metropolitana con una densidad de pobla-cin en su ncleo central de 700 hab/km2. La ciudad, capital del es-tado, ofrece servicios administrativos, comerciales y de manera muy significativa, educativos y culturales; en este ltimo rubro Xalapa ofrece condiciones an excepcionales para una eventual transforma-cin en ciudad universitaria a escala incluso mundial. La industria se reduce al procesamiento del caf y los frutales. El aumento po-blacional y la carga de vehculos han provocado un deterioro en la calidad de vida, apenas atenuado por la ausencia de industrias con-taminantes, ms extendidas en el puerto de Veracruz.

    Altas Montaas de Oriente

    Al igual que la subregin anterior, posee una gran diversidad eco-lgica y cultural por los grupos indgenas de lengua nhuatl que la habitan. Si bien la construccin de la carretera facilit su conexin, en especial, con Puebla y el Distrito Federal, la regin en s fue de antiguo poblamiento. Sus valores climticos y naturales permitieron en sus partes medias (entre los 1 000 y 1 400 msnm de altitud) una especializacin en caa de azcar basada en un principio en mano de obra esclava que no tard en sustraerse a dicha condicin, con una primera sublevacin de africanos que deriv en la ereccin de San Lorenzo de los Negros (hoy Yanga) y el fortalecimiento de la Vi-lla de Crdoba como punto de dominio sobre estas partes de mon-taa baja. Ya en el siglo xix, el proyecto industrializador dirigido por Lucas Alamn llev a crear las primeras fbricas textiles en Ro

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    Blanco, lo que provoc considerables corrientes migratorias, sobre todo de Puebla y Tlaxcala; con todo, el impulso industrial y el auge comercial y de servicio de las principales ciudades de la regin no han alterado, al menos hasta hace una dcada, de manera sustancial el carcter indgena de las partes ms altas de la regin.

    La poblacin total (ao 2010) representa 19.1% del total estatal y su territorio 8%; distribuida en 75 municipios desde regiones muy bajas (100 m) hasta el punto mximo a 5 750 m con el Pico de Ori-zaba. El sistema urbano (de hecho conurbado) incluye desde el municipio de Yanga (530 m), Crdoba (850 m), Fortn (1 000 m), Orizaba (1 230 m), Ro Blanco (1 300 m) Ciudad Mendoza (1 350 m) y Nogales (1280 m). Estos municipios urbanos estn muy bien co-municados con un grado de urbanizacin considerable: 60.2% de la poblacin habita en localidades superiores a los 5 000 habitantes, no obstante, las localidades menores a 99 personas es una tercera parte del total, albergando apenas a casi 1% de la poblacin.

    En cambio, las zonas rurales situadas arriba de la cota de los 2 000 m, se conforman en pueblos de lengua mayoritariamente nhuatl, con grados de marginacin muy altos, muchos de ellos en proceso de revaloracin de sus elementos culturales tradicionales, incluyendo los relativos a la proteccin del medio ambiente. Esto hace que los puntos de atraccin presenten ciertas diferencias en funcin de la diversidad cultural ya citada. 34% de la poblacin se concentra en localidades mayores a 5 000 habitantes las que representan 1.2%.

    El declive de las Altas Montaas de oriente en direccin al Golfo de Mxico, siguiendo la cuenca del Jamapa, ha estado muy ligado a stas, aunque con un perfil un tanto diferente. Su vecindad orogrfi-ca se acenta al estar bajo la influencia del camino Veracruz-Crdo-ba-Orizaba hacia Puebla, aunque una carretera local lo enlaza con la capital del estado a travs de las cabeceras de Huatusco y Cos-comatepec. Su perfil es en su totalidad agrcola, principalmente en lo que se refiere al caf. Fue en esta zona de Huatusco en donde se estableci la colonia Manuel Gonzlez, habitada por italianos. Los

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    asentamientos rurales de este sector se muestran un poco ms equi-librados en cuanto a su distribucin, aunque el predominio es rural, la tercera parte de la poblacin reside en comunidades menores a 100 personas (3.8%), mientras que 27.3% vive en las ciudades con un nmero mayor a 5 000 personas, tal es el caso de Huatusco y Cos-comatepec. El resto, a lo que se ve, se distribuye en congregaciones entre 100 y 4 999 habitantes tendiendo a decrecer los rangos confor-me los asentamientos se hacen mayores.

    A los declives exteriores del conjunto del Veracruz central mon-taoso, es decir, los que sobresalen en una concepcin del paisaje visto desde los puntos ms altos, o bien, en la perspectiva de los dos ejes carreteros, se aaden los interiores, es decir, las barrancas, aparente-mente abandonadas pero con una riqueza paisajstica y vitalidad so-cial poco visible al observador forneo. stas fueron originadas por la accin combinada de la actividad volcnica y la erosin de los ros. Las grandes paredes de 600 a 800 metros estn compuestas principal-mente de conglomerado y roca caliza, permeable a la accin del agua, de tal forma que en las mesas superiores crece una raqutica flora se-cundaria de pastos y matorrales que sirven de forraje al ganado. En la medida en que se desciende a las barrancas, por antiguas veredas o, en el mejor de los casos, caminos de terracera, aparecen de nue-vo las huertas de mango y cafetales, los plantos de maz, la cra de ganado criollo y aves de corral; por lo comn, en las simas encontra-mos aldeas campesinas que a la fecha, adems de los frutos sealados, producen maz, cran ganado y animales domsticos. Los habitantes de las barrancas son posibles descendientes de soldados y rebeldes de las virulentas guerras civiles del siglo xix y xx, ms tarde asentados en las rancheras de las haciendas. A la fecha, muchos campesinos que habitan de manera cotidiana estos declives interiores acuden a las ciu-dades cercanas para emplearse en los servicios urbanos y domsticos.

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    Llanuras costeras del Veracruz central

    Se caracterizan por los suelos abundantes en areniscas; el paisaje es montono y erosionado. Al contrario de lo que se puede suponer, los suelos tropicales de tierra baja son pobres y frgiles, debido en parte a su alto grado de oxidacin. La biomasa de las selvas es en gran parte producto de la capacidad de la flora en reproducir sus propios nutrientes, aprovechando la simbiosis con el mundo animal, por lo que al destruir el bosque original, los suelos, por s mismos, pierden su vigor y sufren un proceso franco de erosin, esto provoca un pai-saje desolado de la llanura costera compuesto de una flora secunda-ria de matorral, de pastos para el ganado y el cultivo de la caa de azcar, alternando con los cultivos de huerta, sobre todo de mango y otros productos de tierra baja (cocoteros, papaya, pltano). Esa sel-va tropical lujuriosa y sofocante, como la defina Aguirre Beltrn (1992), ha desaparecido.

    Tanto los pie de monte como la faja costera estuvieron habitados por numerosos pueblos de agricultores que, al menos hasta la terce-ra dcada del siglo xvi, haban desarrollado un complejo hidrulico, compuesto por canales y bordos, cuyas huellas son apenas percepti-bles en el espacio. El manejo del agua permita la existencia de flo-recientes sociedades agrcolas que se haban situado en las riberas de los ros y que se aprovechaban de sus crecidas y los frtiles aluvio-nes que stas arrastraban. Los cambios en la economa y los nuevos ordenamientos territoriales surgidos de la conquista espaola en el siglo xvi, implicaron una gran transformacin, no slo social, sino tambin en el paisaje.

    Una caracterstica de estas zonas es que sus lmites con las zo-nas litorales de playa hayan estado difusos. De hecho la extensin de playa se extenda varios kilmetros tierra adentro a lo largo del litoral veracruzano. Asimismo, varias lagunas costeras recogan los caudales de pequeos ros que, con el crecimiento urbano, han des-aparecido sobre todo en direccin noroeste del puerto de Veracruz.

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    El paisaje de playa y palmeras inclinadas por el viento, tan caracte-rstico hace an 30 aos, ha sido sustituido por fraccionamientos, ca-minos, zonas industriales y un aeropuerto internacional que enlaza con las ciudades mexicanas, de Estados Unidos y el Caribe insular.

    En su conjunto, las llanuras costeras del Veracruz central agru-pan para el ao 2010, 13.2% de la poblacin total veracruzana y su extensin es 1.5% totalizando 16 municipios. Si tomamos como eje la conurbacin Veracruz-Boca del Ro, podemos distinguir dos sec-tores bastante diferenciados. Uno hacia el norte, a Cardel y otro al sureste, en direccin a los municipios situados en el curso inferior del ro Jamapa extendindose al oriente, a la llamada Mixtequilla en los confines occidentales de la Cuenca del Papaloapan.

    Llanura costera Central-Norte

    En sta incluimos los municipios de tierra baja cuyos lmites seran la cuenca del ro Actopan al norte y la del ro de Los Pescados al sur. Su poblacin, tomando como eje siempre a Veracruz-Boca del Ro, se concentra en Cardel, punto intermedio entre el puerto de Veracruz y Xalapa. 61.8% de los asentamientos rurales tiene menos de 99 habi-tantes los que representan apenas 0.5% del total regional. El resto se distribuye en congregaciones dedicadas al cultivo de la caa de az-car procesada en el ingenio La Gloria, situado en el vecino municipio de rsulo Galvn, y la cra de ganado principalmente. Si bien predo-mina la tierra baja, esta parte se caracteriza por ser la transicin de los contrafuertes de la montaa (la llamada por los lugareos, la parte seca) y las barrancas, mismas que desaparecen conforme nos acerca-mos a la zona hmeda, en direccin al mar. Es en esta parte de la costa en donde se encuentran las playas de Chachalacas y Chalchihuecan, principales atractivos recreativos no slo de la regin sino de las ciu-dades del interior de esta parte del Veracruz central.

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    Ochenta y cuatro porciento de la poblacin se concentra en las zonas conurbadas de Veracruz-Boca del Ro, en la cual se encuentra una de las zonas industriales ms significativas del estado. Tamsa surgi como un proyecto privado en los aos setenta, dndole gran vitalidad a un puerto que, a principios de esa dcada, an viva en las nostalgias del bolero y antiguas luchas sociales. La mancha urba-na ha crecido de manera constante, siendo a la fecha, el ramo de la construccin, quien tiene el primer lugar en el producto bruto re-gional, seguida del movimiento portuario, la industria y el turismo, en su origen regional, pero que los actuales proyectos de expansin hotelera pretenden impulsar a escala mundial. Es tambin bajo el hinterland veracruzano que opera el complejo nuclear de Laguna Verde, en la costa del Golfo, en el mbito territorial del municipio de Alto Lucero (cuya cabecera se sita a los 1 080 msnm), lo que otorga una significacin geopoltica a esta subregin en la que se in-sertan adems los municipios de Actopan (260 m), Camarn de Te-jeda (320 m), Puente Nacional (100 m) y Soledad de Doblado (100 m).

    Llanura costera Central-Sur

    Los municipios de la costa sur forman tambin parte del hinterland del puerto de Veracruz: Boca del Ro, Ignacio de la Llave, Tlalix-coyan, Jamapa, Medelln. De nuevo se observa el mismo fenmeno: apenas 3.4% de la poblacin se distribuye en 61.6% de los asenta-mientos menores a 99 personas, mientras que los de entre 100 a 500 habitantes albergan 21% de la poblacin total. Sus caractersticas socioeconmicas son similares a los municipios de la Costa Norte, aunque aqu la tierra llana y la humedad hacen de la ganadera y la actividad caera, actividades dominantes, ofreciendo todava un marcado paisaje rural.

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    Regiones del sur

    Al sur del Eje Volcnico Transversal y conforme seguimos la carre-tera de la costa hacia el oriente, o bien, bajamos de la conurbacin Crdoba-Orizaba hacia Tinajas para entroncar con la carretera del Istmo accedemos a los llanos de Sotavento. Esta inmensa llanura de aproximadamente 36 000 km2 est conformada por dos grandes cuencas; la del Papaloapan (tambin conocida como la Hoya del Pa-paloapan o simplemente la Cuenca) y en el extremo oriental, colin-dando con Tabasco y Chiapas, la del Coatzacoalcos y el Uxpanapa.

    Estas regiones se caracterizan por un paisaje plano y montono, apenas alterado por alturas de alrededor de 100 m haca los confi-nes del Istmo. Los grandes ros que las atraviesan, alimentados por mltiples afluentes que se unen a las corrientes principales en los cursos medio e inferiores, provocaban frecuentes y violentas inunda-ciones, ahora atenuadas por la regulacin de las aguas, en especial del sistema del Papaloapan. La accin humana ha sido muy intensa des-de el preclsico temprano (2500 a 1200 a. C.) y, principalmente, el medio (1200 a. C. a 400 a. C.) cuando se gesta el fenmeno olmeca. Varios cientos de montculos dan fe de la presencia humana desde hace muchos siglos, sobre los cuales viva la gente aprovechando la pesca en tiempos de inundacin y el cultivo de las tierras fertiliza-das por los aluviones en los tiempos de secas (Siemens, 1990, 1998). A las inundaciones se agregaba tambin la afluencia marina en los periodos de pleamar, introducindose en los ros creando una sim-biosis de aguas dulces y salinas, lo que permita la reproduccin de especies marinas en los estuarios. Salinidad que decreca conforme se remontaban las aguas ros arriba en que la fauna fluvial era do-minante. En la parte salina creca el mangle, planta actualmente en franco proceso de destruccin por la depredacin humana.

    A pesar del carcter llano, podemos distinguir cierta variedad paisajstica en estas regiones. Comenzando por las playas, limita-das por una serie de dunas que corren paralelas al litoral, en donde

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    predomina una vegetacin xerfita, dada la cantidad de areniscas y agua salina.

    Pasando las dunas, se extiende la llanura costera que est influen-ciada de manera directa por el mar a travs de la desembocadura de los ros. En el Papaloapan las inundaciones favorecieron la for-macin de lagunas permanentes, entre las que se destacan la Cama-ronera, Alvarado y Macuile. La flora acutica se constituye en su mayora por mangle, lirios, popales y tulares. Otras lagunas an aparecen en las cartas topogrficas, aunque muchas hayan reducido sus niveles de agua o bien, de plano, hayan desaparecido, como lo es la del Salado en las inmediaciones de Cosamaloapan.

    Conforme nos alejamos de la influencia del mar, se despliega la sa-bana propiamente dicha, la aledaa a las riberas de los ros Blanco, Acula y Papaloapan con sus tributarios principales, el San Juan, La-lana y el Obispo. Hacia el oriente, el declive se eleva hasta unos 100 m en los confines de la cuenca en Playa Vicente y San Juan Evangelista para acceder a las tierras aluviales del Coatzacoalcos, con caracters-ticas naturales muy similares a las sealadas.

    Bajo Papaloapan veracruzano

    El occidente de Sotavento, en concreto la Cuenca del Bajo Papaloa-pan (17 000 km2 de extensin, incluyendo el distrito de Tuxtepec en Oaxaca) es una de las ms grandes en escurrimiento de agua del pas. En realidad, la Hoya est cruzada por tres grandes ros, a sa-ber, el Papaloapan propiamente dicho, el Blanco (cuyas fuentes sur-gen en el Citlatepetl) y el Acula, que nace en la tierra baja, no lejos de Cosamaloapan.

    Como ya lo hemos sealado en otros trabajos (Gonzlez Mart-nez, 2002, 2006), en el paisaje social y cultural de la Cuenca baja han incidido, desde el siglo xvi, cuatro ciclos de economa y cultura: el ganado mayor, la caa de azcar, introducida bajo las rdenes de

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    Hernn Corts en esas tierras que formaron parte de sus domi-nios, la pesca, ahora circunscrita a las zonas lagunares del Alva-rado y Tlacotalpan y, hacia los lmites con Oaxaca y con cada vez ms intensidad conforme avanzamos al oeste, las huertas y cultivos de pia, mango, sanda, maz, pltano y otros frutos tropicales, cuya demanda trasciende las fronteras regionales. Un ciclo productivo de origen prehispnico, el algodn, se mantuvo hasta finales del siglo xix, siendo desplazado por el auge de la Cuenca Lagunera en el nor-te del pas.

    Un elemento en la realidad cuenquea actual, que en las ltimas dcadas alter los ritmos ecolgicos del Bajo Papaloapan, fue la construccin de las presas de Temascal y Cerro de Oro. El gobierno federal cre en 1946 la Comisin Hidrolgica que construy ambos embalses en el bajo Papaloapan oaxaqueo. Los resultados de estas obras, si bien han incrementado la produccin agrcola y ganadera, han provocado otros efectos con el uso de pesticidas e insecticidas y fertilizantes qumicos, aumentando los costos y calidad de la pro-duccin agropecuaria. Por otra parte, la reduccin de las inundacio-nes del Papaloapan ha disminuido el nivel, incluso secado, muchas lagunas, con lo que la pesca se ha visto afectada. Si a esto le agrega-mos los efectos de la industria de Tuxtepec y la de los ingenios cae-ros de la regin (el Carlos A. Carrillo es el ms grande del pas) en la contaminacin del agua, el paisaje ecolgico muestra gran deterio-ro. En las ltimas dos dcadas podemos documentar una cada de la pesca riberea (principalmente de marisco) y, en forma paralela, del incremento del hato ganadero y por tanto del pastizal a costa del mangle, alterando con ello el sistema ecolgico.

    El Bajo Papaloapan veracruzano representa 7.8% del total del es-tado, en una extensin de 16% del territorio, repartidos en 22 mu-nicipios. Una caracterstica de la regin lo constituye su alto grado de dispersin de los asentamientos en la Cuenca del Papaloapan. 40% de los habitantes se concentran en localidades mayores a 5 000 almas, por el contrario, 4.6% controla 74.3% de las localidades me-

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    nores a 99 vecinos. Una importante caracterstica de la regin es que sus principales centros de poblacin poseen funciones muy especfi-cas. Cosamaloapan sera la gran capital de la Cuenca, Otatitln, sede del Santuario que aglutina religiosamente parte de la regin, a Los Tuxtlas y al Istmo; Tlacotalpan, patrimonio de la humanidad, se presenta como el referente cultural regional, y Alvarado, la salida natural al mar, en donde desembocan los tres ros, todos navegables, ya citados: Papaloapan, Acula y Blanco. Por lo dems, es una regin de antiguo poblamiento, cuna de la cultura jarocha propiamente di-cha (Gonzlez Martnez, 2006).

    Istmo veracruzano

    Esta regin tiene ciertas similitudes con el Bajo Papaloapan. Se tra-ta de tierras ms bien bajas con algunas elevaciones conforme nos acercamos al lmite con Oaxaca. Este es un espacio de integracin relativamente reciente. Aunque el actual Coatzacoalcos fue uno de los primeros puertos habitados por los espaoles (Villa del Espritu Santo) en el siglo xvi, el conjunto regional se mantuvo en la periferia del centro del estado y del Mxico central hasta principios del siglo xx en que se detectaron los primeros yacimientos petroleros en Mina-titln. La Compaa Parsons que tena la concesin de la explotacin del crudo construy la primera va frrea que conectaba Veracruz con Coatzacoalcos. Hasta ese momento, los planes de colonizacin extranjera haban resultado infructuosos (Fossey, 1994; Charpenne, 2000). El auge petrolero propici la inmigracin de los zapotecos del Istmo oaxaqueo as como de oleadas procedentes de Espaa, Lba-no, Italia y, hasta cierto punto, de Corea. Segn los testimonios del siglo xix, la regin se presentaba muy boscosa, rica en corrientes fluvia-les y lagunas costeras, en donde las inundaciones estacionales podan constituir un riesgo para quien habitara en las riberas de los ros, navegables en sus cursos inferiores.

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    El segundo y definitivo proceso de integracin se dio con la construccin de los complejos petroqumicos. En el curso infe-rior del ro Coatzacoalcos se sita una de las zonas industriales ms importantes de Mxico, el de la petroqumica bsica nacional (Coatzacoalcos-Minatitln, y muy ligado a stas, Cosaleacaque), cuyo auge data de los aos cincuenta del siglo xx en que el gobierno federal inici su programa de Marcha al Mar, lo que implic la creacin de nuevos frentes de colonizacin en las zonas interiores del Istmo. Hacia Tabasco y Chiapas se extiende el Uxpanapa, anti-gua regin denominada como Las Selvas, de las cuales ya no queda gran cosa por la tala de los bosques de maderas preciosas y la in-troduccin de la ganadera extensiva. Las migraciones a la zona industrial se incrementaron desde el Istmo oaxaqueo y chiapaneco dndole un perfil sociocultural muy especfico a la zona industrial con un proletariado culturalmente zapoteco (Uribe, 2008). Hacia el oeste conserva otro importante conglomerado de poblacin in-dgena distribuida en la Sierra de Santa Marta.

    La gran extensin del Istmo veracruzano hace que se distingan dos zonas. El criterio de diferenciacin se ha hecho de acuerdo con los li-neamientos del Instituto Veracruzano Electoral, que coinciden con la regionalizacin econmica al uso, distinguiendo la zona indus-trial y su hinterland directo con su expansin hacia el oriente (Ta-basco) y la zona occidental, con Acayucan como centro de atraccin en direccin a la zona indgena en los contrafuertes de la sierra de Santa Marta. En ambos casos, las tendencias se mantienen siguien-do el patrn de las otras regiones: alto grado de dispersin de sus asentamientos, ms notable en la zona de Acayucan y, obviamente, con un considerable nivel de concentracin urbana en Minatitln-Coatzacoalcos. En conjunto agrupa 14.5% del total poblacional en una extensin de 21.4% distribuida en 24 municipios.

    Si del mbito rural se trata, tanto las sabanas istmeas como cuen-queas son muy similares a simple vista. En realidad son paisajes alterados que se ven sometidos a procesos ecolgicos que las deterio-

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    ran cada vez en mayor intensidad. Caa, potrero y huerta son com-partidas, el paisaje industrial del Istmo se contrapone, en cambio, al caero del Papaloapan en donde el toque industrial lo dan los inge-nios azucareros que ah funcionan. Otro contrapunto lo constituye la zona popoluca y nhuatl del occidente istmeo, sujeta a grandes presiones modernizadoras, por los efectos de la citada industrializa-cin y por las tendencias migratorias debido a las crisis actuales.

    Los Tuxtlas y la Sierra de Santa Marta

    En el extremo de la llanura costera se erige el macizo volcnico, co-nocido como Los Tuxtlas. Dos elementos geomorfolgicos se detec-tan en su formacin. Uno inicial al oriente que constituye la Sierra de Santa Marta, habitada por poblaciones de lengua nhuatl, sujetas a un ritmo de transformaciones que se agudizaron en la segunda mitad del siglo xx con la introduccin de la ganadera extensiva y de los citados procesos de industrializacin del tringulo Coatzacoal-cos, Minatitln, Cosoloeacaque, y el otro al occidente, en torno al volcn San Martn (1 700 m) y el Cerro del Viga (800 m), en donde se sitan las tres ciudades tuxtlecas por excelencia: Santiago Tuxtla, San Andrs Tuxtla y Catemaco.

    Por su vertiente oriental, la Sierra de Santa Marta tiene una so-lucin de continuidad social con la regin stmica, lo que no se hace tan evidente por el sur y el occidente. Por la vertiente norte del ma-cizo se desciende al mar en cuyo litoral, la laguna de Sontecomapan es un atractivo natural con valores tursticos potenciales.

    Los municipios mayormente serranos son San Andrs Tuxtla, Santiago Tuxtla Hueyapan de Ocampo, Catemaco, Soteapan, Meca-yapan y Pajapan. A excepcin de Catemaco, Mecayapan y Soteapan, montaosos en su casi totalidad, el resto comparte sus territorios con zonas pertenecientes al Bajo Papaloapan (San Andrs y Santiago Tuxtla) y el Istmo (Pajapan, Hueyapan); algunos municipios de la

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    sabana colindan con esta sierra en declives suaves (en especial hacia el oeste y el sur) dando solucin de continuidad entre la montaa y la sabana. Tal es el caso de los municipios de ngel R. Cabada, al oeste y Acayucan, Chinameca y Soconusco, al oriente.

    El paisaje montaoso predominante es de tipo volcnico. Al oriente hay dos conos importantes, tales son el Santa Marta (1 650 msnm) y el San Martn Pajapan (1 145 msnm); en la parte occidental se levanta el ya citado volcn San Martn que con sus 1 700 msnm se presenta como la mayor altura del macizo volcnico. Hasta hace poco se caracteriz por la abundancia de selva, predominando la vegetacin mesfila, que tiende a alterarse con un cultivo intensivo del suelo. En los ltimos diez aos se ha incrementado el cultivo de la caa de azcar en detri-mento del bosque tropical, historia que a final de cuentas, se ha veni-do repitiendo, con diverso ritmo, desde hace casi 500 aos. La regin est compuesta por suelos aptos para la actividad agrcola y un muy moderado pastoreo. Las selvas intrincadas, la irregularidad del terre-no y, sobre todo, los depsitos acuferos en los conos volcnicos le dan al paisaje un atractivo que, dadas las cotas de altitud en la zona del bosque de niebla, han creado una concepcin natural cargada de mis-ticismo y religiosidad. La laguna de Catemaco es uno de los elementos paisajsticos de mayor relevancia en la regin, sta constituye una cuen-ca endorreica formada por rocas producidas por la accin volcnica. El paisaje ganadero y hortelano se mantuvo estable hasta la primera mi-tad del siglo xx, con una poblacin mestiza enmarcada en torno a los principales centros urbanos de Santiago y San Andrs.

    En esta diversidad montaosa alternan ciertas especialidades eco-nmicas. Santiago Tuxtla es eminentemente ganadero y agricultor, San Andrs (cuya cabecera es la capital regional por excelencia) tie-ne adems el cultivo del tabaco, mientras que Catemaco aprovecha los valores tursticos derivados de la laguna del mismo nombre. La religiosidad, el chamanismo y la brujera de sus habitantes, han he-cho de esta regin un foco de atraccin de una poblacin visitante vida de experiencias esotricas y supuestamente paranormales.

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    La regin concentra apenas 4.8% de la poblacin del estado en un territorio de 6%. 38.6% se asienta en las localidades mayores a 5 000 habitantes, mientras que 65% de las localidades acoge hasta 99 habi-tantes, o sea, 2.2% del total. El resto se distribuye de una manera ms o menos equivalente en las localidades de entre 500 y 2 000 habitantes.

    Las rutas del peregrinar entre el mundo de arriba y el mundo de abajo

    Tal parece que la doble conformacin orognica de Los Tuxtlas se re-plica en las orientaciones actuales de la regin con el Istmo veracru-zano y el Bajo Papaloapan. En el primer caso, las relaciones entre el oriente de Los Tuxtlas y la Cuenca del Coatzacoalcos es mayor, la continuidad poblacional, la influencia de las zonas urbanas y el dinamismo industrial se hacen ms visibles, de tal forma que en muchos censos las zonas de sabana como Acayucan o Chinameca se identifican con la zona de montaa. No as ocurre con la parte occidental en que se hace presente un fuerte contraste cultural con los llanos del Papaloapan, con todo, los contactos existen, en un sen-tido ms bien devocional entre lo que es un mundo de arriba y un mundo de abajo.

    En cuanto al bajo Papaloapan, no slo en lo que se refiere a com-partir una cultura comn, en este caso, la jarocha, sino a travs de los caminos de peregrinacin que los han articulado desde los tiempos prehispnicos. Un sistema de redes sociales y parentescos rituales norman en la actualidad las relaciones entre ambas regiones a travs del culto al Cristo Negro en el Santuario de Otatitln respecto al practicado en Catemaco con la Virgen del Carmen. Una serie de re-laciones recprocas e inversas entre fenmenos naturales, sociales, eco-nmicos y religiosos se yuxtaponen, tanto en esos niveles verticales en-tre el llano y la montaa como en las riberas mismas del ro Papaloapan, entre sus cursos medios e inferior. Esta geografa ritual le da sentido a un paisaje aparentemente vaco pero profundamente humanizado.

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    La regin tuxtleca es montaosa, poseyendo, a pesar del deterioro ecolgico, una vegetacin exuberante al contrario del Papaloapan, llano y montono. En Los Tuxtlas predominan las pequeas estan-cias ganaderas y hortelanas explotadas por campesinos en forma ms bien intensiva, mientras que en la tierra baja los grandes potreros y caaverales dominan el paisaje socioeconmico. En Los Tuxtlas, el ser humano es visible, mientras que en el llano se pueden recorrer cientos de kilmetros sin toparse con persona alguna: slo el caballo y el ganado ceb dan testimonio de una multisecular actividad. La vida de la sociedad tuxtleca gira en torno a una parafernalia donde la magia, la hechicera y todo aquello que se define como paranor-mal se enmarca y cobra sentido en una geografa cuyas alturas, pro-montorios, caminos, lagunas y arroyos, imbuidos de espritu, aura y energa, nos dicen mucho de ese pueblo y cultura: la etnografa tuxt-leca se puede leer en sus paisajes y valores naturales.

    La vida del bajo Papaloapan gira en torno al ro y de los que des-embocan en la albufera de Alvarado, el Acula y el Blanco, adems de sus mltiples afluentes. Tierra llana, inundable, con una ausen-cia casi total de piedra, de ganadera extensiva y cultivo de caa de azcar exportable a un mercado nacional y mundial. La sociedad cuenquea se identifica a travs del son jarocho. La sabana aparen-temente carece de carcter sagrado, aunque parte de su vida espiri-tual gire en torno al Santuario del Cristo Negro de Otatitln, figura que aglutina a un mbito mayor que incluye, como va dicho, a los propios Tuxtlas y las regiones occidentales del Istmo (veracruzano y oaxaqueo).

    Los extremos culturales y naturales entre la Cuenca del Papaloa-pan y Los Tuxtlas se manifiestan en los dos cultos religiosos que nor-man sus ciclos de vida. El citado Cristo Negro, figura varonil, aso-ciada a un ro de aguas violentas y a la deidad cristiana aunque con evidentes analogas con las prehispnicas. En Los Tuxtlas domina la Virgen del Carmen, blanca, rodeada de brujos y magos, asociada a las aguas hasta cierto punto tranquilas de la laguna de Catemaco.

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    Estas oposiciones entre naturaleza y cultura se articulan a travs de peregrinaciones anuales, la ms importante, entre finales de abril hasta el cuatro de mayo (el da 3 est dedicado al seor de Otatitln. Es de mencionar otra festividad en la que los nahuas de Ixhuatlanci-llo, situado en las Altas Montaas, propician al seor de Otatitln). El eje suroeste-noreste coincide con los rumbos rituales, tambin rec-procos e inversos entre un Tlalocan y un Temoanchan. Un lado ms bien celestial y con connotaciones solares, el primero, mientras que el segundo estara asociado a lo domstico, lo material y de inter-cambios comerciales.

    No obstante lo anterior, existe otra dinmica ritual en el curso mis-mo del ro Papaloapan. Como se anot ms arriba, los movimientos de pleamar ocasionan aun subidas del nivel de las corrientes fluvia-les salinizando las aguas dulces. El grado de salinizacin se observa hasta unos 40 km aguas arriba de los ros. Su indicador es la existen-cia del mangle y la marca de humedad de sus tallos por arriba del nivel medio del agua en la poca de bajamar. La influencia salina se hizo presente hasta Cosamaloapan (recordemos la ahora seca la-guna del Salado). A partir de esta ciudad, aguas arriba, entramos decididamente en el agua dulce. Entre Alvarado (la costa), pasando por Tlacotalpan, hasta Cosamaloapan, los cultos marianos son predo-minantes. Las vrgenes del Rosario, la Candelaria y la Concepcin se presentan como las santas patronas asociadas a las aguas de in-fluencia salina, mientras que en las dulces dominan los santos varo-nes, san Juan en Chacaltianguis, el Cristo Negro en Otatitln y, de nuevo, san Juan Bautista en Tuxtepec.

    Los orgenes de los cultos femeninos nos hablan de vrgenes que deambulaban sobre las aguas salinas, aparecindose a los pescadores para que les construyeran sus santuarios (la Concepcin y la Cande-laria, mientras que en Alvarado, la Virgen del Rosario se apareci a los cristianos sobre las aguas del mar Mediterrneo en la Batalla de Lepanto), como a final de cuentas lo fue la Virgen de Guadalupe, pocos recuerdan que su aparicin ocurri en un cerro ribereo al

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    lago de Texcoco (salitroso) y que en dicho cerro el manantial de Po-citos es de agua salada. Por el contrario, un indicio del predominio masculino sobre las aguas dulces se muestra con una leyenda con-tada en Otatitln que trata de una bruja, la Llorona que camina sola, condenada, por las aguas dulces del ro. Tal vez si sta se apa-reciera en la partes saladas, en su mundo femenino, ya se le hubie-ra consagrado su santuario; lamentablemente flota por el rumbo equivocado, el dulce y varonil por excelencia.

    Regiones del norte

    El norte veracruzano, al igual que el Istmo, fue integrado tarda-mente al conjunto estatal. Los ritmos variaron en cada unidad te-rritorial. No obstante tres son los conjuntos mayores base para el anlisis, por un lado la cuenca del Nautla-Filo Bobos (en donde se sita en parte del actual Totonacapan) y ms al norte, las cuencas de los ros Tuxpan-Tecolutla y la del Pnuco que drenan la Huaste-ca veracruzana.

    Misantla-Martnez de la Torre y el Totonacapan

    Al norte del Eje Volcnico Transversal, el sistema hidrolgico Filo Bobos-Nautla moldea a este conjunto regional, desde las tierras al-tas de la Sierra de Puebla hasta la Barra de Nautla en el Golfo de Mxico. Los bosques de conferas y encino de la parte alta es el hbi-tat de los totonacas de la sierra mientras que, conforme se desciende al mar, hacia la Barra de Nautla, se extienden una serie de valles y colinas, dominio de una poblacin ms bien mestiza, de antiguo integrada a la Sierra Norte de Puebla y ahora tambin con fuertes relaciones con el Veracruz central; al norte, en cambio, Papantla, en la faja costera predominan los totonacos de la costa en torno al Tajn

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    (Velzquez, 1994). Las tierras altas han estado mejor articuladas a la sierra y el valle de Puebla, mientras que la baja se mantuvo en una marginalidad mayor respecto a Veracruz, lo que ha fortalecido mu-cho la identidad cultural indgena. En esta ltima regin el paisaje socio cultural gira en torno al cultivo de la vainilla, producto que la ha hecho emblemtica a escala nacional.

    Gran parte de esta regin hasta el sur huasteco, form parte del es-tado de Puebla hasta que en 1853 qued integrado a la entidad vera-cruzana. Todo parece indicar que aqu se concentr la poblacin to-tonaca a partir de la conquista en el siglo xvi. Los primeros ranchos y haciendas espaolas tuvieron un periodo de prosperidad con el cultivo de tabaco y caa de azcar para despus, a final del periodo virreinal vieran un proceso de decadencia que ha sido superado despus de la Independencia. El presidente Guadalupe Victoria tuvo aqu un enor-me latifundio que a lo largo del siglo xix fue, con otros propietarios, transformando los espacios a partir de Teziutln (Puebla), teniendo como eje la actual Martnez de la Torre y Misantla al sur de esta ciu-dad (Hoffmann, 1994). Al igual que las dems regiones, Martnez de la Torre y el vecino Totonacapan estuvieron articulados a la altiplani-cie y las ciudades del centro del pas siguiendo la ruta del ro Bobos, hasta que en 1940 se traz la carretera que consolid esta integracin.

    El relativo aislamiento de este complejo regional orill a intentos de colonizacin que en algunos casos fueron exitosos, sobre todo en lo referente a la presencia francesa, especialmente, en el actual mu-nicipio de San Rafael e italiana en Gutirrez Zamora. Los descen-dientes de franceses desde un principio convivieron con sus vecinos totonacos aprendiendo de stos las tcnicas de cultivo del maz y de la vainilla adems de otros productos tropicales junto a la ganadera (Skerritt, 1994). En conjunto, Martnez de la Torre y el Totonaca-pan agrupan 9.1% de la poblacin del estado en 9% de la extensin total en 30 municipios.

    Los centros urbanos de mayor importancia lo constituyen las ciudades de Martnez de la Torre y Misantla, con 37.6% de su po-

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    blacin residiendo en localidades mayores a los 5 000 habitantes, un patrn similar a otras regiones ya citadas del sur en que 3% re-side en localidades de hasta 99 personas totalizando 63.4% de los asentamientos.

    El Totonacapan se conforma de nueve municipios situados entre los 10 y 900 msnm. Su poblacin es eminentemente indgena con ndices de marginacin ms acentuados en las zonas de montaa. 50% de sus asentamientos tiene una poblacin menor a 50 habi-tantes en donde vive apenas 1.3% de sus habitantes. Papantla es la ciudad ms importante del rea, la cual, junto con Coyutla y Fi-lomeno Mata concentran 33% de la poblacin. El resto se sita en asentamientos rurales de rangos entre 50 y 4 999 habitantes.

    Las huastecas veracruzanas

    Las huastecas veracruzanas en su conjunto las hemos clasificado en tres subregiones. La Huasteca alta, que incluye los municipios y comunidades montaosas de la Sierra Madre Oriental (aqu co-nocida como de Otontepec). Su componente cultural es ms bien indgena, compartiendo el espacio el nahuatl y el tenek (huasteco propiamente dicho). El centro urbano ms importante est en Hue-jutla, en el estado de Hidalgo. Por el sur, la Huasteca alta veracruza-na tiene su prolongacin tnica hasta Chicontepec, tambin llamado Balcn de la Huasteca.

    El territorio huasteco agrupa a 18% de la poblacin veracruzana, tiene 30% del territorio estatal que se distribuye a lo largo de 37 mu-nicipios. 57.1% del total de asentamientos, alberga a slo a 8.5% de la poblacin. Su carcter es eminentemente rural ya que sus pobla-dos no superan los 5 000 habitantes. Es de notarse una concentra-cin de la poblacin (70%) en 43% restante de los asentamientos.

    Chicontepec se constituye en la cabecera veracruzana de mayor importancia regional (sede del Colegio Electoral Regional), siendo

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    notable el aislamiento de los municipios de Texcatepec y Zacualpan. La crisis agrcola actual ha provocado una reconversin de las tierras a usos ganaderos (situacin que se observa en el resto de la regin, incluso del estado). Los ndices de marginacin la sitan entre los rangos de alto y muy alto. Histricamente sus adecuaciones al medio natural tuvieron como eje el control de las corrientes por medio de pequeos canales y bordos, lo que antao permiti una agricultura muy diversa basada en el complejo milpa. Las perspectivas de de-sarrollo no son, pues, muy grandes, salvo por el hecho de estar en el entorno del llamado paleocanal de la Huasteca, zona de petrleo profundo que desde hace varias dcadas se piensa explotar, aunque sus costos sean muy altos. Vale decir que, dada la experiencia petro-lera en la antigua Faja de Oro (huastecas bajas) una inversin orien-tada en esta direccin no slo incrementara los riesgos de deterioro ecolgico, sino que incidiran negativamente en las calidades de los niveles de vida a escala local.

    Huastecas bajas Norte

    En esta zona se incluyen 16 municipios situados a una altura pro-medio de 117.5 msnm. Considerados en un rango que va entre los 10 y los 200 m (Chontla y Tantima respectivamente). Las unidades paisajsticas estn compuestas por terrenos de colinas en las que pre-domina la huerta de ctricos hacia el sur y los pastizales en el norte; en el municipio de El Higo se sita una importante zona productora de caa con su ingenio respectivo. Histricamente fue una regin de transicin entre Mesoamrica y la Gran Chichimeca. Hoy en da su poblacin es en su mayora mestiza. La poca poblacin indgena se concentra haca el oeste, en el piedemonte de la Sierra de Otontepec.

    Tantoyuca es la cabecera ms importante de esta subregin, ha-bitada por casi 25 000 habitantes, misma que concentrara, junto con El Higo y Pueblo Viejo a 31.4% de la poblacin. Es tambin en

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    Tantoyuca en donde tiene lugar un importante mercado semanal que articula a la regin, incluso con la ya no tan alejada Huejutla (Hidalgo), centro urbano de mayor jerarqua regional. Tantoyuca es tambin el sitio en donde se congregan los emigrantes del resto de las regiones veracruzanas, a partir del cual, a principios de la dca-da, el Programa Nacional con Jornaleros Agrcolas (de Sedesol) pro-curaba orientarlos a fuentes de trabajo supuestamente confiables.

    Por su parte, las huastecas bajas sur mantienen densidades de 130 hab/km2, aunque algunos municipios nos muestran altas con-centraciones, tal es el caso de Chinampa de Gorostiza, Pueblo Viejo y Platn Snchez. Aunque sus ndices de marginacin se sitan en una media baja (hay que considerar que la zona se encuentra bajo la influencia del eje carretero que une a Tampico con la Al-tiplanicie a travs de Huejutla y la Sierra de Hidalgo), a la fecha muestra una grave crisis agrcola que ha provocado, el cambio de la agricultura a la ganadera. Por lo dems, en los ltimos aos han sufrido una severa sequa, en la cual segn los productores, ha in-fluido la tala inmoderada de los bosques de la Sierra de Otontepec. El hato ganadero ha aumentado, aunque la carne no se procese en la regin ya que las reses son exportadas a Estados Unidos, de donde se importa a los mercados mexicanos (Gonzlez Martnez y Lisocka-Jaegermann, 2002; Gonzlez Martnez y Zarzycka, 2002). Un indi-cador ms de la crisis agrcola lo constituye la cada de la produccin de tabaco en el municipio de Platn Snchez. Los procesos migra-torios a las ciudades de la frontera y Estados Unidos hacen que, al menos a corto plazo, las perspectivas de los asentamientos humanos sean poco halageas.

    La Huasteca baja se conforma con los municipios situados en las zonas de colinas y valles interiores. El ro Pnuco constituye la co-rriente fluvial que aglutina por el centro a la regin. Su poblacin es ms bien mestiza, aunque sus aldeas, todava de bajareque y techos de palma, atestiguan el uso de una cultura material indgena. Al-gunos municipios como Tepetzintla conservan la lengua mexicana,

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    ltimamente potenciada por las corrientes evanglicas que se han introducido en la regin en las ltimas dcadas.

    La regin Huasteca posee uno de los valores culturales, paisajsti-co y econmicos nico en Veracruz, esto es la laguna de Tamiahua, de 110 km de longitud por 25 km en su parte ms ancha. Esta es una laguna costera, de agua salada que est separada del mar por una serie de islas en las que predomina la vegetacin de mangle. A la fecha, al menos la isla Larga ha sido afectada por la expansin ganadera, aunque por las caractersticas del suelo, obviamente areniscas, a ex-cepcin del mangle, predomina el matorral. A la fecha, la laguna da vida a comunidades de criadores de ostin, producto cuya exporta-cin trasciende los lmites regionales.

    Las riberas interiores de las islas estn bien conservadas gracias a la abundancia del mangle. Por desgracia las playas exteriores, las que son baadas directamente por el Golfo de Mxico aparecen como verdaderos basureros. Esto se debe a que los desechos que los barcos descargan en alta mar, el oleaje los lleva a las islas y tierra fir-me, fenmenos que, mutatis mutandis, se observa a lo largo de todo el litoral veracruzano, a excepcin de Laguna Verde, tal vez por la planta nuclear ah situada, y algunos lugares escogidos para el fo-mento turstico, como la Costa Esmeralda en el Veracruz central.

    Tamiahua no tiene grandes ros que la nutran; ms bien se ve una dualidad notable en su entorno municipal: el interior vive de una agri-cultura raqutica y del pastoreo de ganado criollo y ceb cuyo merca-do inmediato son las tres ciudades ms importantes de la Huasteca baja: Tuxpan, Poza Rica y, en cierta medida, Cerro Azul, todas ellas ligadas al paisaje urbano y petrolero.

    Fue precisamente en estas colinas, entre Cerro Azul, Poza Rica y Tuxpan en donde, a principios del siglo xx, se descubrieron los ricos mantos de petrleo que alteraron gran parte del paisaje rural. En 1904, Doheny el Cruel, perfor en el citado Cerro Azul, el Pozo 4 que hizo clebre a la regin. Todo un mar de hidrocarburo subyaca en las entraas del suelo huasteco, mismo que atrajo a gran canti-

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    dad de fuerza de trabajo de otras regiones e incluso de otros pases. Las compaas extranjeras detentaron el monopolio hasta 1938 en que, coincidiendo con la nacionalizacin del petrleo, la produccin empez a decaer, en la medida en que las zonas del Istmo cobraban auge en el sureste veracruzano.

    La explotacin petrolera alter de manera notable el paisaje huas-teco. Cerro Azul se convirti en un gran campamento cuyas cons-trucciones de madera tipifican el trazo urbano del llamado campo industrial en la parte baja del pueblo, mientras que el llamado cam-po comercial se sita en la parte alta donde residen los poderes mu-nicipales. A la fecha Cerro Azul extrae una produccin mnima de petrleo, nada comparable a lo que se obtena en el primer tercio del siglo pasado, notndose la reconversin econmica a la ganadera y el comercio. Junto a Cerro Azul, Zacamixtle y Potrero de Llano, son localidades que en su momento gozaron de la bonanza petrolera y que ahora estn en un muy alto grado de marginacin y abandono.

    El eje petrolero huasteco se sita ahora en Poza Rica, otra ciudad nueva, antiguo campamento que se ha erigido como uno de los puntos ms importantes de extraccin de petrleo. La contamina-cin, la quema de gas, la erosin de las tierras son la nota domi-nante en esta cabecera municipal. Con todo, la extraccin petrolera le dio, en su momento, un fuerte dinamismo a Tampico-Ciudad Madero (Huasteca tamaulipeca) as como a Tuxpan, principal puerto sobre el Pnuco, con acceso directo al Golfo de Mxico, centro urbano que junto con Poza Rica articulan a esta parte de la Huasteca baja.

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    Las regiones conurbadas

    En este breve esbozo de los perfiles regionales veracruzanos, po-demos notar un cambio de eje que se agudiza conforme los proce-sos globalizadores se acentan. De un estado integrado por caminos que conectaban las regiones con las ciudades de la Altiplanicie, en es-pecial Mxico, Distrito Federal, se aade un desarrollo ms bien endgeno con el crecimiento urbano en donde ciudades otrora pe-queas se han elevado al rango de medias y de stas, algunas a zonas conurbadas.

    El estado de Veracruz en su actual perfil no ha escapado, pues, al proceso de urbanizacin ex