Hugo Zemelman - De La Historia a La Politica

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  • Biblioteca Amrica Latina: actualidad y perspectivas

    No es comn que en Amrica Latina se trabaje en ia construccin de soiucio metodolgicas rigurosas para analizar la realidad histrica desde la perspect^ de io poltico. Zememan lo hace mediante una doble discusin. Iva

    Polemiza con las concepciones evolucionistas de la historia y con las que i conciben como un orden dado, en ei que las determinaciones predominaran s bre las "voluntades sociales . Frente a ellas, defiende una concepcin dinmica de los procesos histricos, cuyo desenvolvimiento constante no implica necesariamente progreso. "Las transformaciones sociales dice son el producto de luchas coyunturaies entre fuerzas con concepciones antagnicas sobre el futuro . Su resultado no puede se.r anticipado por las ciencias sociales mediante un simple conocimiento de las determinaciones objetivas que van configurando el paso del presente al porvenir.

    Propone revisar las teoras de lo poltico que lo restringen a la esfera del poder. Trata de entender la poltica como conciencia de ia historicidad, proceso de construccin de proyectos en el contexto de las contradicciones sociales. Lo poltico es definido entonces como la "articulacin dinmica entre sujetos, prcticas sociales y proyectos, cuyo contenido especfico es la lucha por dar una direccin a la realidad en el marco de opciones viables .

    Con e! objeto de facilitar una mejor comprensin de la perspectiva epistemolgica planteada se ha dividido este trabajo en dos partes: una primera que contiene los supuestos epistemolgicos y metodolgicos en los que se ha basado esta reflexin poltica sobre la historia; y una segunda que destaca la importancia del ensayo y del discurso poltico y su funcin para ei conocimiento social. En esta segunda parte se analizan escritos de autores latinoamericanos pertenecientes a diversas pocas y pases, de tal manera que su anlisis nos permita comprender los distintos modos de concrecin de a realidad histrica, de forma que posibilite ampliar la capacidad de diagnstico de las ciencias sociales sobre io virtual o potencial en situaciones histricas, esto es, que conduzca a producir un nuevo tipo de conocimiento.

    968-23-1551-4

    V W ls iq lo /C ~ ^ \ universidadveintiuno (LNJ) de as

    * editores \ / naciones unidas

    Biblioteca Amrica Latina: actualidad y perspectivas

    Hugo ZemelmanDe la historia a la poltica

    La experiencia de Amrica Latina

    JA78Z4.6

    ojoiQ / \ universidadverrtwno (LNj) cie laseditores V / naciones unidas

    9789682315510

  • COORDINADA POR

    PABLO GONZLEZ CASANOVA

    biblioteca amrica latina:actualidad y perspectivas

  • PALABRAS PRELIMINARES

    La Biblioteca Amrica Latina: actualidad y perspectivas resume todo un proceso de trabajo realizado en forma coordinada por investigadores de aproximadamente treinta pases de Sur y Centroamrica, el Caribe y Mxico. Este proyecto continental y sus respectivos programas regionales se organiz en el marco del proyecto Perspectivas de Amrica Latina" de la Universidad de las Naciones Unidas (unu).

    Los lectores de esta coleccin, interesados en los esfuerzos que la iwu hace para organizar a los investigadores de las regiones del Tercer Mundo comprendern su importancia en el estudio de las diversas realidades regionales, a partir de prioridades, marcos tericos y metodolgicos propios a cada una de estas regiones.

    En estrecha relacin con proyectos hermanos de Asia, frica y el mundo rabe, el proyecto Perspectivas del desarrollo humano y social de Amrica Latina", apunta al anlisis cientfico de la crisis mundial contempornea, vista desde el Tercer Mundo, dicho de otro modo, desde la ptica de la periferia del sistema mundial, en vez de hacerlo con la de las regiones centrales, como usualmente ocurre.

    El proyecto convoca a investigadores que representan las varias escuelas de pensamiento propias de la regin. Se trata de cientficos sociales con plena conciencia de la necesidad de superar las teoras de tipo eurocntrico y las metodologas desarrolladas en el Norte, las cuales frecuentemente son demasiado sim plistas para lograr captar la com plejidad del proceso de transformacin social que tiene lugar en el Tercer Mundo.

    Comparada con otras regiones, Latinoamrica es un continente donde los paradigmas europeos y norteamericanos pueden ser eficazmente reconsiderados. Entre otras razones basta mencionar que los cientficos sociales latinoamericanos no slo poseen un dominio preciso de las teoras y metodologas europeas y norteamericanas, sino tambin han estado expuestos a distintos proyectos regionales e internacionales que aplicaron mecnicamente los marcos conceptuales diseados en otras latitudes, extraas a las complejas realidades continentales. Como consecuencia de esto, no es sorprendente que exista un intento sistem tico por parte de un gran nmero de investigadores latinoamericanos para reconsiderar los distin tos conceptos y metodologas establecidas, pero impropias. Esta coleccin es un ejemplo en el que estudios empricos, de caso, de realidades, acompaados por un anlisis profundo de las estructuras subyacentes, proporcionan los medios para ir ms all de la superficialidad de la investigacin positivista inspirada en teoras y modelos ajenos.

    Es dentro de esta bsqueda de lo pertinente, y de la creatividad cientfica, que la presente coleccin trata de hacer un aporte sustantivo. A travs de la lectura de esta coleccin, los lectores son invitados a participar intelectual-

    [5

  • 6 PALABRAS PRELIMINARES

    mente en el proceso de reflexin colectiva y de investigacin organizado por el proyecto de a u n u , Perspectivas del desarrollo humano y social de Am- rica Latina". Se les invita a prolongar y extender los esfuerzos de quienes han contribuido en distintas obras, a observar y reflexionar sobre la crisis m undial contempornea desde los lugares mismos donde sta se manifiesta con mayor dramatismo, es decir, desde la propia realidad del Tercer Mundo.

    KINHIDE MUSHAKO.fi

    VicerrectorUniversidad de las Naciones Unidas

    PRLOGO

    La B IB L IO T E C A A M R IC A L A T IN A : A C T U A L ID A D Y P E R S P E C T IV A S publica las obras del proyecto ms amplio y complejo que en materia de ciencias sociales se haya llevado a cabo en Amrica Latina. Este proyecto, auspiciado por la Universidad de las Naciones Unidas y por la Universidad Nacional Autnoma de Mxico a travs de su Instituto de Investigaciones Sociales y de su Centro de Investigaciones Interdisciplinarias en Humanidades, forma parte de un proyecto global sobre las perspectivas del tercer mundo y cuenta con la cooperacin de instituciones y organizaciones regionales como la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales ( f l a c s o ), el Consejo Latinoamericano de Ciencias Sociales (C L a c s o ) y la Asociacin Latinoamericana de Sociologa (a l a s ) , asi como de otras universidades y centros de educacin superior de la regin, tanto nacionales como provinciales.

    Desde el punto de vista de la investigacin, la Biblioteca publicar estudios acerca del estado actual de Amrica Latina y sobre sus perspectivas y tendencias.

    La publicacin de una biblioteca sobre la actualidad de Amrica Latina, es particularmente significativa en m om entos de crisis como los que ahora vivim os. Las dificultades se plantean no slo como un problema de conocimiento-ignorancia o de verdad-error. Constituyen para nuestras sociedades un problema de triunfo o derrota. La viabilidad del triunfo y la posibilidad de alcanzar objetivos concretos dependen del conocimiento de las tendencias y las estructuras. Los estudios y conocimientos respecto a las alternativas ms o menos viables, posibles o probables y sobre los medios disponibles que tienen nuestras sociedades para alcanzar objetivos concretos revisten por ello gran importancia. Aumentar el conocimiento al respecto significa contribuir a la conciencia cientfica, tcnica y poltica de nuestros pases, y es esto lo que se propone la b i b l i o t e c a a m r i c a l a t i n a : a c t u a l i d a d y p e r s p e c t i v a s .

    La Biblioteca considera las distintas problemticas o aspectos del complejo fenmeno. Los temas principales corresponden al anlisis de:

    7] El conocimiento actual sobre la crisis y el futuro de Amrica Latina Que analiza la forma en que la crisis est afectando al Estado y a la sociedad a v il latinoamericana. Comprende no slo las interpretaciones y polticas vigentes, sino las alternativas de la sociedad civil frente a la poltica y las prcticas actuales del Estado ante la crisis, analizando las principales propuestas empresariales, obreras, de partidos polticos y de m ovimientos sociales.

    2] Los estados-nacin en Amrica Latina: sus tendencias histricas recientes y sus perspectivas futuras

    Que estudia la evolucin de los estados-nacin en los ltimos aos y analiza no slo la teora sino la prctica de la teora de la democracia, del Estado

    [71

  • 8 PRLOGO

    y de la Revolucin. La reestructuracin del Estado y la sociedad civil y de sus mutuas relaciones es objeto particular de estudio.

    3} Los sistemas y partidos polticos en Amrica Latina Que contiene estudios sobre las formaciones polticas existentes en los pases latinoamericanos y sobre los principales sistem as de partidos. Busca dar a conocer el alcance y la influencia que podran tener los partidos en el futuro inm ediato del proceso poltico y social latinoamericano.

    4] Los movimientos populares en Amrica LatinaQue contiene estudios sobre la sociedad civil latinoamericana en su relacin con el Estado. Considera sobre todo a los m ovim ientos populares ms significativos, en especial aquellos que representan a contingentes de dimensin nacional. Se incluyen estudios sobre cuatro grandes reas: Mxico, Amrica Central, el Caribe y Amrica del Sur.

    5] La historia y la polticaQue considera la evolucin de la filosofa de la historia, de las utopas, de los planes y programas polticos, de las constituciones en su carcter programtico, de los modelos de desarrollo, de los planes y programas tcnicos, de las reivindicaciones populares, de la interpretacin de coyunturas y tendencias. Incluye la problemtica que corresponde a la vinculacin del anlisis utpico y el histrico, del histrico y el poltico.

    En un futuro cercano la b i b l i o t e c a a m r ic a l a t i n a : a c t u a l i d a d y p e r s p e c t i v a s se propone incluir tem as com o la cultura del poder y de la poltica, los fenmenos de democracia emergente, los procesos polticos y los principales conflictos y luchas. - >

    Los autores .que-foaornen esta vasfh ob rk_ s'citeffia n entre los ms distinguidos de la regin .pn a.epordipflcin de sus esfb^ zos han trabajado Daniel Camacko y Rafael Menftvr, coordinadores de los estudios de Centro- am rica; Grard Picrre-Charles, coordinador de los estudios del Caribe; Fernando Caldern, coordinador de los estudios de Amrica del Sur, y muchos coordinadores ms a nivel nacional y provincial, asi com o otros que a nivel continental han organizado seminarios y grupos de trabajo com o Jos Luis Reyna, Lorenzo Meyer, Pedro Vuskpyicz Hugo Zemelman, Eduardo Ridz. Su esfuerzo ha sido posible gracias =dl Opoyody !s ibertad acadmica de la Universidad de las Naciones Unidas, y de las universidades y centros de cultura superior de la regin. Obra de la exclusiva responsabilidad de sus autores es tambin expresin del alto nivel alcanzado por las ciencias sociales en esta parte del mundo. -

    PABLO GONZALEZ CASANOVA

    DE LA HISTORIA A LA POLTICAla experiencia de Amrica Latina

    por

    HUGO^ZEMELMAN

    siglo veintiuno editores universidad de las naciones unidas @

  • m _______

    siglo xxi editores, s.a. de c.v.CERRO DEL AGUA 248, ROMERO DE TERREROS, 04310. MXICO, D. E.

    s i g l o x x i e d i t o r e s , s . a .TUCUMN 1621, 7 N, C1050AAG, BUENOS AIRES, ARGENTINA

    siglo xxi de espaa editores, s.a.M E N N D E Z P I D A U 3 B I S , 2 8 0 3 6 , M A D R I D , E S P A A

    portada de maria luisa martinez passarge

    primera edicin, 1989 cuarta edicin, 2007 universidad de las naciones unidas, 1989en coedicin consiglo xxi editores, s.a, de c.v,isbnlO: 968-23-1551-4isbn 13: 978-968-23-1551-0la preparacin de este libro fueposible gracias a la inapreciable ayudade la universidad nacional autnoma de mxico

    derechos reservados conforme a la leyimpreso y hecho en mxico/printed and made in mexico

    NDICE

    PREFACIO, p o r NSTOR GARCA CANCLINI 13

    INTRODUCCIN GENERAL 18

    PRIM ERA PARTE: ESTRUCTURA Y SIGNIFICACIN DE LO POLTICO

    1. HISTORIA Y RACIONALIDAD EN EL CONOCIMIENTO SOCIAL 27i. Estructura conceptual de lo poltico, 34; n. Sobre la utopa,50; III. El pensar poltico: la exigencia de la prctica, 64; iv. Teora y sujetos sociales, 79

    2. RACIONALIDAD Y TOMA DE DECISIONES 87

    SEGUNDA PARTE: EL DISCURSO POLTICO: SU SIGNIFICADO PARA EL CONOCIMIENTO SOCIAL

    3- ENSEANZAS DEL ENSAYO PARA EL ANLISIS POLTICO 95i. La urgencia del futuro, 98; n. Teora y coyuntura, 110; ni. Verdad y proyecto, 129; iv. El rescate de los sujetos sociales, Poder de clases y nacin, 156; v. En torno del pensar histrico, 176; vi. A manera de recapitulacin, 190; vil. En torno de decisiones sobre el futuro, 191

    BIBLIOGRAFA 194

    [H 3

  • PREFACIO

    Los prefacios escritos por otros suelen ser artefactos intiles. Si acept que estas lneas, redactadas como comentario a una prim era versin del libro de Zemelman, demoren la llegada al texto, es porque me interes la intervencin filosfica que el autor realiza en un campo donde la ideologiza- cin de los problemas suele entorpecer tanto el pensamiento como la accin poltica.

    No es comn que en Amrica Latina se trabaje en la construccin de soluciones metodolgicas rigurosas para analizar la realidad histrica desde la perspectiva de lo poltico. Zemelman lo hace a travs de una doble discusin. Por una parte, polemiza con las concepciones evolucionistas de la historia y con las que la conciben como un orden dado, en el que las determinaciones predom inaran sobre las voluntades sociales . Frente a ellas, defiende una concepcin dinmica de los procesos histricos, cuyo desenvolvimiento constante no implica necesariamente progreso. Las transformaciones sociales, dice, son el producto de luchas co- yunturales entre fuerzas con concepciones antagnicas sobre el futuro". Su resultado no puede ser anticipado por las ciencias sociales mediante un simple conocimiento de las determinaciones objetivas que van configurando el paso del presente al porvenir.

    Al mismo tiempo, propone revisar las teoras de lo poltico que lo restringen a la esfera del poder. Trata de entender la poltica como conciencia de la historicidad, proceso de construccin de proyectos en el contexto de las contradicciones sociales. Lo poltico es definido entonces como "la articulacin dinmica entre sujetos, prcticas sociales y proyectos, cuyo contenido especfico es la lucha por dar una direccin a la realidad en el marco de opciones viables.

    El lugar central asignado a la poltica en la conceptualiza- cin de la realidad social cambia la m anera positivista de estudiarla. Al considerar la accin de los sujetos como parte

    [13]

  • 1 4 NSTOR GARCA CANCLINI

    protagnica de lo real, lo fundamental no es conocer sus regularidades sino las formas en que las voluntades colectivas lo construyen y modifican. Si bien reconoce que el problema de la objetividad se presenta en dos planos el de la objetividad estructurada", susceptible de explicaciones histrico- genticas, y el de la objetivacin de lo potencial, que obliga a distinguir entre lo que es la prueba de una proposicin terica y lo que se entiende por su viabilidad" indica que su trabajo se concentra preferentemente en la segunda de esas opciones. Por lo tanto, ms que la cuestin de la verdad o falsedad del conocimiento, de la observacin correcta o incorrecta de lo existente, le interesa la posibilidad objetiva de potenciar un contenido no realizado .

    Tal concepcin del quehacer cientfico busca am pliar la capacidad de diagnstico de las ciencias sociales". El saber de un investigador que coloca lo poltico en el ncleo del acontecer social no se reduce a explicar las relaciones necesarias entre fenmenos; intenta, adems, construir un tipo de razonamiento capaz de identificar las direccionalidades objetivamente posibles de los procesos reales. Se trata de un terreno "fronterizo entre lo que propiamente corresponde al quehacer de la conciencia terico-cientfica con lo que es el mbito de la conciencia histrico-crtica".

    Estas preocupaciones tericas hacen de la prim era parte, casi la m itad del texto, un trabajo filosfico, de alto nivel de abstraccin. Se apoya en las contribuciones de Gramsci, Ag- nes Heller y algunos historiadores marxistas, especialmente E.P. Thompson, pero hace un uso libre de sus obras y edifica una argumentacin propia. En varios momentos, va ms all que dichos autores y que lo que es habitual en la sociologa y la filosofa polticas. Aunque dem uestra una preocupacin prolongada por la refundamentacin terica del conocimiento de lo social, es claro que su pregunta clave es cmo m irar a la realidad histrica desde un concepto utpico del mundo".

    La segunda parte del libro est dedicada a descubrir desarrollos germinales de esta perspectiva de anlisis en las obras de cinco pensadores latinoamericanos: el ensayista mexicano Andrs Molina Enrquez, el socilogo poltico peruano Julio Cotler, un idelogo del nacionalismo boliviano,

    PREFACIO 15

    Sergio Almaraz, el ensayista peruano Jos Carlos Marite- gui, y el socilogo boliviano-Ren Zavaleta.

    Por qu el captulo sobre Maritegui va despus del que analiza el discurso de Cotler, contradiciendo su orden de aparicin en la sociedad peruana? La mayor extensin del captulo destinado al primero que al segundo, y la mayor profun- dizacin de la obra de Maritegui, sugieren la hiptesis de que Zemelman encontr mayores recursos en la interpretacin de la historia peruana de los Siete ensayos para elaborar y justificar su concepcin de lo poltico. Efectivamente, dichos autores son elegidos y sus obras citadas en funcin de su valor ejemplar en relacin con las tesis y la metodologa desplegadas en la prim era seccin del volumen.

    Tambin encontramos en esta alteracin" del orden histrico un sntoma de la posicin antievolucionista defendida por Zemelman: el pensamiento, lo mismo que la sociedad, no progresan lineamente hacia posiciones mejores, sino que avanzan retomando el pasado, deshacindolo a veces, negando conquistas o reelaborndolas en una direccin distinta, o en varias simultneas, que no pueden ser juzgadas simplemente como superacin o retroceso.

    Hay an otra explicacin que justifica la seleccin y es reveladora de la estrategia discursiva del texto. El autor seala que una caracterstica de la actual crisis latinoamericana es la falta de nuevos actores sociales capaces de remplazar antiguos proyectos, modelos y estilos" de accin poltica. Esta debilidad tiene consecuencias filosficas en la vivencia de la historia: equivale a mantenerse en un presente continuo, sin salidas, que se resuelve en un perpetuo statu quo que niega el futuro y que queda aprisionado en el escepticismo de la voluntad y en la incredulidad de la inteligencia". Los pensadores convocados a este libro, si bien proceden de contextos distintos, representan un vnculo orgnico entre lucidez intelectual y voluntad prctica".

    El anlisis de sus obras es riguroso. Aunque no lleva la finalidad de ofrecer interpretaciones originales de esos autores, extrae acertadam ente de sus textos lo necesario para incorporarlos a una reflexin general que los enaltece sin traicionarlos. Tambin hay que decir que, pese a la brevedad con que pasa a veces por ncleos conceptuales importantes

  • 1 6 NSTOR GARCIA CANCLIN

    de tales pensadores, tiene la virtud de reconocer la complejidad histrico-social en que se insertaron. Ms an: encontramos en esta segunda parte del libro una elaboracin ms rica que en la prim era sobre el sentido contradictorio que tiene la interaccin entre las fuerzas sociales. Quiz el mejor ejemplo es el captulo dedicado a Almaraz, pues debe examinar al ocuparse de Boivia cmo una sociedad puede "constituir la expresin de una verdadera articulacin de historias frustradas, que no alcanzaron su realizacin porque los sujetos se anularon unos a o tros.

    Las obras de estos autores, al confrontar sus paradigmas tericos e ideolgicos con las condiciones efectivas de realizacin histrica, revelan que el conocimiento de la estructura social y de su dinmica objetiva slo perm ite una previsin muy parcial del futuro. Al incorporar las particularidades de las fuerzas que actan en cada sociedad, los modos diversos en que concretan sus proyectos, se advierte por qu un sistem a social puede seguir cursos diferentes. "En este sentido, sostenemos que la explicacin de una tendencia histrica requiere completarse con su potenciacin en circunstancias particulares, las cuales, en una secuencia temporal, van configurando a la historia como construccin de sujetos sociales. Ello obliga, como hemos sealado, a captarlos en toda su complejidad (psicolgica, ideolgica, cultural y econmica) para no incurrir en un reduccionismo mecnico de la h istoria.

    Los pensadores elegidos m uestran tambin que el conocimiento cientfico de la sociedad se ampla al abarcar como parte de la problem tica el proyecto de cambio. Cuando Ma- ritegui incluye en su anlisis de la realidad peruana la cuestin de la m arginalidad de los indgenas, se le abre "un horizonte de problemas mucho ms vasto y una jerarquizacin de la im portancia de cada uno de ellos ms sofisticada que si hubiera efectuado nicamente una descripcin de la estruc tu ra aparente.

    Es evidente que algunos de estos autores* sobre todo los menos contemporneos, no cumplen siempre con las reglas de cientificidad exigidas en nuestros das. Su pertinencia y su validez, sin embargo, derivan en palabras de Zemel- m an de que indican una va para superar el empobreci

    PREFACIO 1 7

    miento de las ciencias sociales cuando se atienen slo a describir y explicar la estructura presente de la sociedad. Al elegirlos, el autor de este libro quiere propiciar una relacin distinta entre teora y prctica, segn la cual la teora debe contribuir a "evidenciar la existencia de un horizonte histrico en el que las prcticas son posibles. Se tratara, entonces, de "una teora concebida ms como visin crtica que como un conjunto de proposiciones hipotticas.

    En un tiempo en el que las determinaciones casi idnticas impuestas a los pases latinoamericanos por la crisis econmica y financiera (recesin, deuda externa, reconversin industrial) colocan lmites severos a todo proyecto de transformacin, revalorar el pensamiento utpico junto con los desafos del prsente es una tarea cardinal. Im porta ms cuando no es simple tenacidad voluntarista, sino parte de un trabajo filosfico sobre las condiciones histricas de los proyectos de cambio y d sus condiciones de credibilidad.

    NSTOR GARCIA CANCLIN

  • INTRODUCCION GENERAL

    El propsito del presente trabajo es el anlisis de la realidad histrica desde la perspectiva de lo poltico- Pensar la historia partiendo desde un ngulo poltico, nos obliga a pensar de nuevo y a cuestionar los parmetros de tiempo, espacio, de conocimiento cientfico y el papel de la ideologa, que trad icionalmente han estado presentes en el anlisis histrico.

    ' Pensar la historia desde un ngulo poltico significa sentar nuevas bases para el anlisis y am pliar tanto nuestra visin de la historia, como de la poltica; esto es, dejar de ver a la historia como una serie de situaciones lineales que se suceden progresivamente con algunas disrupciones (dentro de una dinmica que conduce necesariamente hacia el progreso) para entenderla como un proceso complejo de construccin de voluntades sociales, como un horizonte abierto de posibilidades hacia el futuro.

    Significa tambin un esfuerzo por comprender a la poltica ms all del quehacer operativo que la confina a la esfera del poder, para aprehenderla como conciencia de la historicidad del momento, como construccin de proyectos resolutivos en el plano de las contradicciones inmediatas.

    Este tipo de reflexin exige un esfuerzo de apertura del razonamiento para captar la dinmica compleja y multidi- reccional del movimiento que constituye a la realidad.

    Lo anterior supone la organizacin del conocimiento histrico a p artir de las exigencias determinadas por los proyectos de construccin social. Ello da como resultado la subordinacin del pensamiento terico e ideolgico al momento histrico que contiene esas potencialidades de futuros posibles, lo que nos lleva a la apropiacin de la realidad a travs del anlisis de acciones y proyectos ubicados en el interior de un horizonte histrico y no de un esquema terico.

    Una ptica del razonamiento explicativo estrictam ente histrico-gentico conduce fcilmente al escepticismo, en razn de una excesiva proliferacin de condicionantes y posibilidades alternativas que no se pueden m aterializar en

    183

    INTRODUCCIN GENERAL 1 9

    acciones. De ah la necesidad de buscar una forma de razonamiento abierta hacia el reconocimiento de las potencialidades de una situacin histrica determinada.

    La perspectiva de este cambio est en la incorporacin al conocimiento de la problemtica de la constitucin y prcticas de las voluntades sociales objetivas, de los esfuerzos para darle a la realidad una organizacin segn distintas visiones de futuro. Esfuerzo que implica reivindicar al prodceme" sobre el producido", la construccin sobre lo construido.

    Una de las caractersticas del pensamiento utpico de todas las pocas ha sido no poder m ostrar la forma cmo construir una sociedad justa y humana, ya que no atiende al anlisis de la direccin en que se mueve la propia sociedad. Esto ha ocurrido desde los tiempos de Moro, Andreae, Bacon y Campanella,' pasando por Smith, Ricardo, Mili, hasta los que en nuestros das creen que el futuro es construido por un proceso histrico natural, regido por leyes econmicas objetivas, en una direccin progresiva ineluctable.

    El planteamiento de no pensar ms con base en causas o determinaciones sino de potencialidades, requiere de ser capaces de traspasar los prejuicios de que este esfuerzo pueda estar reflejando una actitud voluntarista. Ms bien nos situamos en el contexto que Rudolf Bahro caracteriza como a really massive surplus conscousness, an energetic mental capacity that is no longer of human existnce and can thus orient itself to more distant problem s".1 0 sea, en el marco de una revolucin cultural que est implicando una transformacin de las formas subjetivas de vida de las masas. Pero este surplus conscousness",2 a que han podido llegar sociedades que han sido capaces de resolver el problema de las necesidades bsicas, constituye tambin un aspecto de la posibilidad de desarrollar la racionalidad del hombre ms all de lo que impone el paradigma cientfico dominante, centrado en la formulacin de leyes con capacidad explicativa. En este sentido, el surplus conscousness" de la racio-

    1 Rudolf Bahro, The alternative in Eastern Europe, n l b , Lowe and Brydone Prnter Ltd, Thetford, NorfoJ, 1978, pp. 256-257.

    2 Que podra traducirse como supervit de la conciencia.

  • 20 INTRODUCCIN GENERAL

    nalidad humana, exige cambios en la estructura de las categoras del pensamiento.

    En efecto, esta disponibilidad de mayor conciencia y la complejidad de los problemas sociohistricos (que es creciente a medida que nos damos cuenta de que su desenvolvimiento no se puede entender exhaustivamente con base en regularidades), obliga a buscar nuevas categoras. Categoras que perm itan que el razonamiento tenga como referente la exigencia de potencialidad de lo real y la apertura hacia el futuro, ms que restringirse a estructuras que representan la cristalizacin de procesos ya acabados.

    Vivimos en una poca que cuestiona la idea de progreso como un desarrollo lineal de la historia. Ya desde los comienzos de la dcada de los treinta se haba puesto de relieve por W alter Benjamn al denunciar lo que llam el mito de la historia como cambio progresista. En realidad, la historia ha mostrado que puede ser impulsada en varias direcciones posibles, por lo que es necesario enfrentarse con la realidad mediante la perspectiva de lo que se quiere hacer con ella. Esto es, mediante una actitud de conquista, no precisamente en la acepcin cartesiana de "seor y dueo", que se aplica a la naturaleza, sino como actor, como observa Heller "que se vea a s mismo como agente creador y como controlador potencial de su propia vida al forjar su propia historia".

    Un ejemplo de lo anterior es el caso de J.M. Keynes quien, con su Teora general, permiti darle a la crisis capitalista un curso de desarrollo distinto al previsto por Marx. Curso de desenvolvimiento que impidi, o posterg, la alternativa de cam biar lo que se podra haber cambiado radicalmente. La llamada Larga Marcha a Yenn de Mao Tse-tung tambin puede ilu strar una situacin en la que claramente se aprecia un cambio de rumbo a procesos que se haban generado en o tra direccin.

    Por este tipo de circunstancias, que caracterizan a la materia histrica, es que el conocimiento social debe tom ar en cuenta esta problemtica, de la direccionalidad de la historia, cuya implicacin ms im portante es que no se puede construir un conocimiento que no contenga entre sus supuestos una idea de futuro. El conocimiento de la sociedad se organiza y opera en el seno de horizontes histricos que

    INTRODUCCIN GENERAL 21

    no son partes de su contenido. M ientras en las ciencias naturales el problema del conocimiento se circunscribe a las formas de observar una misma realidad, en las ciencias sociales sta se construye. Las diferencias que puedan plantearse entre cientficos sociales, obedecen en ltim a instancia a opciones de sociedades futuras que se excluyen mutuamente.

    As cmo es posible encontrar program as de investigacin que se orienten en el marco de las estructuras de poder y control establecidos, tambin se pueden encontrar programas que se ubican en el contexto de una transformacin de estas estructuras consideradas como parm etros de anlisis. Es por ello por lo que lo que se considera un problema en ciencias sociales no es slo aquel fenmeno que resulte inexplicable, de acuerdo con el paradigma disponible, sino tambin aquel que no calza con el concepto de futuro que mueve al investigador; esto es, con su proyecto de orden social.

    Un ejemplo muy esclarecedor lo constituye el caso de los economistas clsicos. Como observa Easlea stos crean que su paradigma "continuara siendo una descripcin vlida de la realidad si los obreros se com portaban de una forma diferente y aceptaban una disminucin de sus salarios. Se podra hacer un llamado a los trabajadores, el gobierno podra utilizar la fuerza en contra de los sindicatos: se poda mantener el paradigma vigente a base de cam biar la realidad social mediante el recurso a la persuasin o a la fuerza. Los fsicos no pueden salvar su paradigma de esta form a".3 O sea, la realidad social no es un objeto posible slo de observarse correcta o incorrectamente, sino que es una construccin social de acuerdo con un proyecto futuro. Idea que puede vincularse con la preocupacin de P. Vilar acerca del funcionamiento global de la sociedad y como se da la incubacin de los acontecimientos en su contexto. El problema que se plantea es lo que pueda considerarse como articulable, esto es, que sea potencial en el interior de lo histricamente dado.

    De ah, entonces, por qu el problema de la objetividad se

    3 Briant Easlea, La liberacin social y el objetivo de la ciencia, Mxico, Siglo XXI, 1981, p. 231.

  • 2 2 INTRODUCCIN GENERAL

    tenga que plantear en dos planos de relacin: el de la objetividad estructurada, en un corte de tiempo y de espacio, susceptible de explicacin histrico-gentica, y el plano de la objetivacin, de lo potencial que obliga a distinguir entre lo que es la prueba de una proposicin terica y lo que se entiende por su viabilidad. La primera, hace parte del problema de la verdad o falsedad; la segunda, de la posibilidad objetiva de potenciar un contenido no realizado, o bien de construir una realidad nueva. Es indudable que nuestro inters se centra ms en la segunda de estas opciones que en la prim era.

    Con el propsito de ilustrar esta distincin, vale citar el siguiente ejemplo que nos proporciona el propio Easlea. La prim era situacin tiene lugar cuando "el fenmeno A se produce a causa de B... A puede soslayarse mediante una accin con respecto a B. Si la autoridad establecida tiene posibilidad (o al investigador se le facilita crear las condiciones pertinentes para el logro del fin) de actuar con relacin a B, entonces el diagnstico puede ser verificado. La segunda situacin ocurre cuando "el fenmeno A puede y debe evitarse mediante la organizacin de la sociedad S, cualitativamente distinta de la existente S [pero donde la] constitucin de S impide la construccin S \ En este caso las especulaciones [. ..] no podrn verificarse en la prctica, ya que la autoridad establecida [o el investigador es obstaculizado para im pulsar sus planteamientos e influir en las decisiones] utilizar su fuerza superior para impedir que Sf se lleve a cabo. Ello, sin embargo, difcilmente puede significar que las predicciones relativas a la factibilidad de S' son de carcter acientfico[.. .] Desde cundo las predicciones pierden su carcter cientfico simplemente en funcin de que la autoridad establecida impida que se lleven a la prctica los experimentos adecuados.4

    La relacin entre teora y construccin social plantea el problema acerca de cmo es concebido el futuro. Si el futuro es concebido en trm inos de una teora, vendra a ser en el caso de Marx una anticipacin fundada en la teora de la crisis inevitable del capitalismo; pero, simultneamente, ve

    4 B. Easlea op. cit., p. 237.

    INTRODUCCIN GENERAL 2 3

    mos cmo en trminos de historia concreta el futuro viene a ser el producto de una compleja construccin desde situaciones estructuradas particulares. El futuro que se pueda tericamente anticipar es tambin el producto de una construccin que lucha por ser viable.

    En efecto, aun situados en ei marco terico de la crisis inevitable del capitalismo, se pueden form ular preguntas como las siguientes: podrn los actores sociales del cambio reconocer las coyunturas de crisis en las que pueda imponerse el nuevo proyecto de sociedad?, tendrn la conciencia y la organizacin suficientes para actuar?, sabrn alcanzar y controlar ios mecanismos de poder indispensables para m aterializar la idea de una sociedad que sea alternativa a la existente? Mientras que toricam ente se puede pensar en una posibilidad objetiva de transformaciones sociales, no se pueden anticipar sus contenidos, los que siempre sern el producto de luchas coyunturales entre fuerzas con concepciones antagnicas sobre el futuro.

    El contenido del cambio social es la concrecin de la tendencia histrica que, a su vez, es el objeto mismo de la construccin del hombre.

    Lo anterior nos impulsa a buscar la forma de organizar la reflexin sobre lo inacabado del mundo, en forma de poder reconocer los momentos en los que la historia pudo ser diferente. Pero hacerlo no como una aoranza, como especulacin sobre un mundo mejor, pero inexistente, sino como ejercicio para com prender en profundidad el momento en que estamos. Pues, as como la bsqueda de la belleza y de la simplicidad de las m atem ticas ha sido una gua orientadora en el desarrollo de la fsica terica, debemos volver a apoyar la construccin del conocimiento histrico en criterios que se refieran a la bsqueda de la justicia y autodeterminacin del hombre. No basta con explicar, es necesario trabajar con visiones de lo que es posible.

    Con el objeto de facilitar una mejor comprensin de la perspectiva epistemolgica aqu planteada, hemos organizado este trabajo en dos partes: una prim era que contiene los supuestos epistemolgicos y metodolgicos en los que hemos basado esta reflexin poltica sobre la historia; y una segunda que destaca la im portancia del ensayo y del discurso

  • 2 4 INTRODUCCIN GENERAL

    poltico y su funcin para el conocimiento social.5 En sta segunda parte se analizan escritos de autores latinoam ericanos pertenecientes a diversas pocas y pases, de tal manera que su anlisis nos perm ita com prender los distintos modos de concrecin de la realidad histrica, en forma que nos posibilite am pliar la capacidad de diagnstico de las ciencias sociales sobre lo virtual o potencial en situaciones histricas; esto es, que nos conduzca a aprehender y a producir un nuevo tipo de conocimiento.

    Un conocimiento donde la lucidez de la inteligencia no nos gue hacia el escepticismo, ya sea por debilidad de la voluntad para comprometerse en la construccin de opciones sociales, ya como se ha dicho, por una excesiva afirmacin libresca que se relaciona mejor con los objetos cuando stos estn inmovilizados en el lenguaje; un conocimiento que nos conduzca hacia la construccin del futuro.

    Por ltimo, deseo expresar mi agradecimiento por la colaboracin de la maestra Julia Isabel Flores Dvila que con dedicacin y profesionalismo contribuy a la revisin del texto y a la ordenacin de la bibliografa.

    5 Esta reflexin ser complementad posteriormente con una publicacin en la cual se sugieren los desarrollos metodolgicos adecuados para este tipo de anlisis.

    PRIMERA PARTE

    ESTRUCTURA Y SIGNIFICACION DE LO POLTICO

  • 1 HISTORIA Y RACIONALIDAD EN EL CONOCIMIENTO

    SOCIAL

    El pensam iento no se puede d e ten e r cu an d o la h is to r ia ensancha sus horizontes y com plica las d isyun tivas. Es un a ta rea d esen tra arla m ed ian te el esfuerzo del p en sam ien to lib e r a d o de trab as y p re ju ic ios p a ra e v ita r c a e r en la ilu sin de ideas que son del pasado , las cua les, m s que o rien ta rn o s hacia su com prensin, nos d e le itan en u n a au tocom placen- cia in telectual cuando no en la vana erud ic in . Hoy com o s ie m p r e nos en fren tam os con in te rro g a n te s clave d ifciles de ac larar, pero cuya so lucin es p a r te esencia l de n u e s tra responsabilidad poltico-in te lectual.

    Los procesos revo luc ionarios que han ag itado al co n tin en te desde la Revolucin cubana, han dejado un acervo de enseanzas no siem pre conocidas o e rr n ea m e n te asim ilad as. A pesar de ello, se observa que el d e sa rro llo te rico-acadm ico ha continuado su rum bo ab a rca n d o u n a m u ltip lic id ad de temas {dominacin bu rg u esa , fo rm as de p en e trac i n im peria l, im portancia de los m ecan ism os de leg itim acin , m ovim ientos sociales, etc.), que, a p e sa r de todo, no nos han p e rm itid o afirm ar que la cap ac id ad de tran sfo rm ac i n de la rea lid ad haya alcanzado estad ios su p erio res .

    Por el con trario , se ap rec ia un d esen can to b a s ta n te generalizado en el lm ite del escep tic ism o y en a lgunos casos ya num erosos, trasp asn d o lo , acerca de que e s ta p o sib ilid ad tenga xito, s im u ltn eam en te con que se co n sta te que los procesos de cam bio se suceden con u n a velocidad y com plejidad crecientes. No p uede desconocerse , yendo m s a ll de las experiencias m ilita res, qu e se e n fren ta la re im p lan tac i n de un proyecto neo co n serv ad o r qu e re sp o n d e a u n a am p lia ofensiva ideolgica y p o ltica de las b u rg u e s a s en el p lano m undial y a la que se h an su m ad o sec to res del m ovim iento socialista la tinoam ericano .

    En este contexto se tiene que a su m ir la ta re a de c o n s tru ir un conocim iento que sea til p a ra ap o y ar las a lte rn a tiv a s

    [27]

  • 2 8 ESTRUCTURA'Y SIGNIFICACION DE LO POLTICO

    populares de desarrollo, rompiendo con las convenciones del rigorismo epistemolgico y torico de las siempre renovadas novedades en las ciencias sociales, en forma de avanzar con una inteligencia creativa en el plano terico que no subestime a la no siempre bien perfilada voluntad de hacer.

    Estamos situados en el lmite a que ha permitido llegar un paradigm a terico, como el marxista, y ante la irrupcin de nuevos fenmenos y situaciones problemticas, cuya aprehensin requiere de ajustes en las estructuras catego- riales, en el marco bsico que exige com prender a la realidad para transform arla?

    El conocimiento social se ha desenvuelto en el interior de un arquetipo de racionalidad cientfica. A pesar de sus variaciones, este tipo de conocimiento ha mantenido una lnea de aproximacin a la racionalidad de las ciencias naturales, en cuanto a legitimar sus pretensiones de cientifici- dad. Desde la ilustracin hasta las grandes innovaciones tcnico-metodolgicas, surgidas despus de la segunda guerra mundial, pasando por todas las variantes del racionalismo crtico, pero principalmente por el marxismo, el conocimiento social se ha mantenido en el interior de esta estructura, aunque, por cierto, con sus diferencias especficas, que, no obstante, no han roto con aqulla en forma sistemtica.

    El conocimiento ha buscado teorizar y explicar, ir ms all de la apariencia catica de los hechos en su afn por encontrar regularidades y determ inar tendencias que nos capaciten para predecir los acontecimientos.

    Sin considerar la medida en que hayan alcanzado estas alturas com paradas con las ciencias naturales, se han respetado, en una u o tra forma, por el conocimiento social las exigencias del mtodo cientfico. Entre ambas estructuras de conocimiento sobresale un rasgo que comparten, como es pretender dar cuenta de fenmenos que han acaecido y, por lo mismo, que pueden analizarse desde la distancia temporal que facilita la relacin entre presente, momento del investigador, y pasado, momento en que tuvo lugar el fenmeno. Sin embargo, si partim os desde las exigencias planteadas por el quehacer poltico, orientado a captar al presente sus

    HISTORIA Y RACIONALIDAD EN EL CONOCIMIENTO SOCIAL 2 9

    ceptible de potenciarse por la prctica social, nos enfrentamos a lo que Ernst Bloch denominara la transferencia en el punto ''arqum edeo" del conocimiento.

    La base que ha servido de apoyo a la construccin del conocimiento en trminos tradicionales ha sido la relacin presente-pasado; no obstante, en la perspectiva del anlisis poltico esta base es remplazada por la relacin presente- futuro. El conocimiento no se plantea ya como reconstruccin de lo devenido, sino como la apropiacin del futuro, esto es, de aquello no devenido, lo virtual de la realidad. Si lo que se persigue es la apropiacin del futuro, lo que no ha sucedido, la nica racionalidad posible de reconocer se expresa en la lgica de potenciar algo, lo existente y dado. La relacin presente-futuro conforma de este modo el mbito de realidad en el cual tiene lugar la activacin de lo real- dado por el hombre, ya no simplemente su explicacin.

    Esta activacin o transformacin se m aterializa en las distintas capacidades de reactuacin del hombre sobre la realidad, segn se atienda a los diferentes mrgenes de autonoma que tenga respecto de sus determinaciones econmicas. De esta m anera llegamos a delim itar a lo poltico como la capacidad social de re-actuacin sobre circunstancias determinadas para imponer una direccin al desenvolvimiento sociohistrico. Es por esto por lo que lo poltico nos coloca ante la necesidad de recuperar la dimensin utpica de la realidad, constituyendo un desafo que debe afrontarse debido a que conceptualiza la realidad en trminos del dndose del momento dado. En el plano estricto de la racionalidad cogni- tiva equivale a la asuncin de lo no acabado.

    Nos enfrentamos a una urgencia de futuro que nos obliga a concebir lo que es un producto del pasado como una situacin abierta a posibilidades no previstas, en virtud de las potencialidades que contiene. En este sentido, la realidad solamente alcanza su plenitud, es decir, se completa, en el propio proyecto de construir el futuro buscado como realidad posible de vivirse como experiencia. Aunque ocurre tambin que se puede transform ar al pasado en el contenido de la utopa.1

    5 En el caso de Uruguay la tradicin fue durante muchos aos un ele-

  • 3 0 ESTRUCTURA Y SIGNIFICACIN DE LO POLITICO

    Por toda esta complejidad es que lo poltico no puede identificarse con un objeto real en particular, sino que constituye un campo problemtico. Lo pertinente a lo poltico es la determinacin de lo que es posible de ser transform ado por medio de las prcticas en el interior de este campo; por eso su contenido especfico es la realidad objetiva como contenido de la direccin de cambio que se imprime a ella por las fuerzas actuantes segn la naturaleza propia de stas. Qu entendemos por construir y por direccin?

    Construir una realidad es la capacidad social para determinar un curso viable a los procesos de cambio; m ientras que la direccionalidad.es el esfuerzo constante por asegurar

    ment estructural constitutivo del discurso poltico de la clase dominante. En el nivel simblico, la tradicin se proyectaba en el manejo ideolgico como un verdadero sistema de valores que articulaba las distintas instancias identificadoras a nivel cultural. Estas instancias tendan los puentes del uruguayo (sin distincin de clase, intereses ni filiacin poltica o ideolgica) con determinados hitos {y mitos) ubicados casi siempre en el pasado (Fernando Burazzoni, "Una visin cultural del Uruguay de los 80, noviembre de 1986, mecanografiado, p. 3). Por otra parte, si se analiza el perodo iniciado en 1984 con la llamada Concertacin Nacional Programtica (co- n a p r o ), como el instrumento de las fuerzas democrticas para buscar soluciones a los problemas nacionales, a partir de marzo de 1985 (fecha en que asumen sus cargos las autoridades elegidas), junto con constituir una experiencia nueva en el pas (por primera vez se renen para buscar acuerdos sectores y partidos representativos de diversos estratos sociales, clases e intereses polticos), "hecho novedoso que pudiera suponer una capacidad de imaginacin por parte de los actores sociales" que llegue a plasmarse en una solucin original, pensada en funcin del futuro, ms bien, por el contrario, destaca que las resoluciones adoptadas (con el consenso de sus participantes) es el carcter restaurador de las mismas. Son resoluciones pensadas como mecanismos de retorno a la situacin previa de 1973 [ibid., pp. 10-11). En Per el inters por la democracia parece cada vez ms vinculado a expectativas de satisfaccin de aspiraciones personales y colectivas tiempo postergadas (Mirko Lauer, Cultura poltica y democracia representativa, mecanografiado, p. 15). Por su parte, en Colombia la experiencia de la violencia y la imagen del 9 de abril, que adquiri proporciones de mito, constituyen a partir de entonces uno de los elementos esenciales de la visin poltica de las clases dominantes. Por eso no es de extraar que el programa del Frente Nacional pusiera todo su acento en los elem entos de restauracin del orden liberal y dejara en la penumbra toda perspectiva de cambio democrtico del pas (J. Martn-Barbero y Margarita Garrido, Notas sobre cultura poltica y discursos sociales en Colombia", mecanografiado, 1986, p. 3). Documentos del Programa de Amrica Latina ( p a l ) de la Universidad Nacional Autnoma y de la Universidad de las Naciones Unidas.

    HISTORIA Y RACIONALIDAD EN EL CONOCIMIENTO SOCIAL 31

    que lo que es viable se traduzca en realidades concretas. Desde estas dos exigencias, podemos decir que nos enfrentamos a la tarea de transform ar el tipo de razonamiento sobre regularidades (propio del marco definido por las relaciones necesarias entre fenmenos), a un tipo de razonamiento que se dirige a reconocer las direccionalidades objetivamente posibles dedos procesos reales, que es el modo de razonar propio de lo poltico. Cabe preguntarse si este tipo de razonamiento requiere o no de teora y, en caso de requerirlo, cul es la naturaleza de sta.

    En verdad el concepto de construccin se refiere al producto social que cristaliza, de conformidad con los proyectos que apoyan e impulsan los diferentes sujetos sociales que coexisten en la sociedad. Cada proyecto constituye una forma particular de articular los elementos econmicos, sociales y culturales de la realidad; por lo tanto representa una exigencia para la teorizacin, ya que si una teora sobre la realidad histrica prescinde del reconocimiento de estos proyectos puede ser inocua, o bien banal, para definir prcticas sociales, aunque simultneamente la teora sea til para dar una explicacin de los procesos sociales.2

    La realidad de la que nos ocupamos es difusa en sus con-

    2 Una ilustracin histrica acerca de cmo ei pensamiento terico est influido por la circunstancia de que la realidad constituye un entramado de proyectos, es la reflexin de Gramsci sobre Bodin y Maquiavelo: "Durante las guerras civiles en Francia, Bodin es el exponente del tercer partido, llamado de los polticos' que se coloca en el punto de vista del inters nacional, o sea, de un equilibrio interno de las clases en donde la hegemona pertenece al Tercer Estado a travs del monarca. Me parece evidente que clasificar a Bodin entre los 'antimaquiaviicos' es una cuestin absolutamente extrnseca y superficial. Bodin funda la ciencia poltica en Francia en un terreno mucho ms avanzado y complejo que el que Italia haba ofrecido a Maquiavelo. Para Bodin no se trata de fundar el Estado unitario-territorial (nacional), es decir, de retornar a la poca de Luis XI, sino de equilibrar las fuerzas sociales en lucha en el interior de este Estado ya fuerte y enraizado: no es el momento de la fuerza el que interesa a Bodin sino el momento del consenso. Con Bodin se tiende a desarrollar la monarqua absoluta: el Tercer Estado es tan consciente de su fuerza y dignidad, conoce tambin que el xito de la monarqua absoluta est ligado a su propio xito y desarrollo que pone condiciones para su consenso, presta exigencias, tiende a limitar ai absolutismo (Antonio Gramsci, Notas sobre Maquiavelo, sobre poltica y sobre el Estado moderno, Mxico, Juan Pablos, 1975, p. 39).

  • 3 2 ESTRUCTURA Y SIGNIFICACION DE LO POLITICO

    tornos, ya que se define solamente en la medida misma del esfuerzo por construirla. De ah que la realidad en que pensamos se concreta en nudos desde los que se pueda potenciar. Poi eso, la relacin que se establece no puede ser considerada terica, sino, ms bien, propia de una voluntad de accin que plantea sus propios criterios de operacin.3

    Desde esta perspectiva, ms relevante que las teoras (conjunto articulado de proposiciones) son las visiones de realidad que perm itan delinear horizontes histricos suscepti-

    3 Ilustraciones concretas sobre la complejidad que puede caracterizar a estos nudos problemticos, son las situaciones que transcribimos a continuacin:

    "En Guatemala el terremoto de 1976 permiti evidenciar las terribles desigualdades existentes en el pas. Todo el mundo se da cuenta de que las clases destruidas son las de los dbiles, los ms pobres, y que mayoritarmente son los que moran en ellas quienes mueren. En los pueblos del altiplano, toda la ayuda internacional fue acaparada hasta cierto punto por el ejrcito, el cual se enriqueci revendindola. Mientras tanto, el que no poda pagar los precios arbitrariamente fijados por ellos se moran de hambre y fro. Todo eso abri los ojos de la poblacin. A partir de ese momento el trabajo de alfabetizacin, el trabajo de las comunidades cristianas, el trabajo de la discusin poltica, comienza a transformarse en un verdadero trabajo de organizacin con ciertas perspectivas. El conocimiento de la realidad en la cual vivan era ya un hecho para amplios sectores de la poblacin indgena. La crisis de valores, la falta de coherencia de una nueva cosmovisin persistan, Pero en respuesta a ambos fenmenos comenzaba a darse un inters explcito de sumarse a un esfuerzo que pudiera desembocar en 'algo', que sirviera para cambiar esa situacin existente (Arturo Arias, "La cultura, la poltica y el poder en Guatemala, mecanografiado, 1986).

    Puede darse el caso de que las limitaciones de una conciencia democrtica, como conjunto de ideas comunes, hacen a la democracia misma in- vable, especialmente s las ideas comunes en tom o de algunas metas, como la democracia, no reflejan las circunstancias histricas en que hayan podido cristalizar (Mirko Lauer, op. c it , p. 2).

    En un sentido ms terico, se pueden considerar las reflexiones de Gramsci sobre el anlisis concreto de las relaciones de fuerzas. Es impor-, tane la diferencia que se tiene que establecer entre el anlisis historiogrfi- co y el anlisis poltico. Mientras que para el primer tipo de anlisis puede justificarse transformar el anlisis de las relaciones de fuerza en un fin en s mismo, en el segundo caso slo se justifica para fundamentar una accin prctica, una voluntad que pueda ser aplicada de manera ms fructfera, sugiere las operaciones tcticas inmediatas, indica- cmo se puede lanzar mejor una campaa de agitacin pblica, qu lenguaje ser el mejor comprendido por las multitudes, etc . (Antonio Gramsci, op. cit., pp. 75-76).

    HISTORIA Y RACIONALIDAD EN EL CONOCIMIENTO SOCIAL 3 3

    bles de transform arse en objetos de una apropiacin por el hombre y, en esa medida, incorporarlos a la historia en forma de proyectos de sociedad que sean viables. Por esta razn, en la discusin es de particular im portancia la nocin de experiencia histrica, en comparacin con la contribucin limitada que puede esperarse de una construccin terica cerrada en su lgica de reduccin de la complejidad real.

    La nocin de experiencia histrica es una conquista reciente de la conciencia, pues se ha tenido que llegar al actual estado de posibilidades tecnolgicas para la ampliacin del mundo controlado por el hombre. Constituye la experiencia una ampliacin de la conciencia hacia el horizonte histrico que es el contexto del hombre, pero convertido ahora en objeto de una intencionalidad. Circunstancia que no puede confundirse con la simple apropiacin terica, sino que ms bien se expresa en la bsqueda de caminos que faciliten avanzar hacia la conquista de la sociedad futura: de ah que tenga predominancia el reconocimiento de los horizontes histricos que resultan de la compleja y variable articulacin de los procesos sociales, en cuyo mbito se descubren las alternativas posibles.

    Cuando el pensamiento terico impide el desarrollo de esta capacidad de reconocimiento, se convierte en un obstculo pues no permite que m aduren visiones posibles desde el interior de una situacin histrica, circunscribindose a los lmites fijados por la propia estructura terico-conceptual. En este plano debera desplegarse el anlisis de las grandes revoluciones, como uno de los grandes desafos para el conocimiento social; as como de las numerosas coyunturas en que los desarrollos histricos experimentaron rupturas como procesos, en virtud de contener mltiples direcciones posibles, antes que encuadrar dichas situaciones histricas en estrechos modelos ideolgicos.4

    4 Qu tipo de rescate pretende e conjunto de la sociedad uruguaya con el proceso de retom o hacia el pasado? Algunos observadores sealan que lo que busca es, simplemente, una vuelta a la situacin previa al golpe de Estado. Pero todos los sectores de la concertacin saben que en los aos previos a la dictadura fue donde se gest el "proceso militar. Por lo tanto, todos saben, tambin, que un hipottico regreso al pasado no podra efectuarse hacia "cualquier punto" de ese pasado, sino necesariamente haca

  • 3 4 ESTRUCTURA Y SIGNIFICACIN DE LO POLTICO

    l ESTRUCTURA CONCEPTUAL DE LO POLTICO

    La reconstruccin de las situaciones histricas debe apoyarse en conceptos capaces de articular elementos de la realidad, de forma en que sta pueda ser objeto de una visin que, adems de ser una captacin de conjunto, no pierda la riqueza de sus potenciales alternativos. Estamos en presencia de una dialctica configurada, por una parte, por el sujeto social, sus provectos y prcticas,y de otra, por la realidad como campo de estructuras sociales, instituciones y relaciones entre fuerzas en pugna por hacer realidad sus utopas. Desde esta perspectiva, debemos enfrentar la cuestin de los conceptos que sirvan para dar cuenta del nudo problemtico.

    Sin pretender fijar un esquema (que reduzca la variedad de conceptos analticos disponible en el conocimiento histrico- potico) se puede considerar al par clase-poder como capaces de reflejar esencialmente la especificidad de lo poltico, en cuanto apuntan a las condiciones que activan la transformacin de lo social. Pero tambin porque los dems conceptos representan derivaciones de stos, en la medida en que reflejan la concrecin histrica, o bien las distintas modalidades de especificacin de sus contenidos.

    Poder y ciase no los utilizamos como elementos propios de una teora general de la sociedad y de la historia, pues en este contexto, su funcin no es la que se desprende de una

    un tugaren el tiempo que permita "corregir" las desviaciones que proporcionaron el quiebre institucional (F. Bulazzoni, op. d t., pp. ! -12).

    Una vez consolidado el liderazgo del general Ornar Torrijas sobre el nuevo rgimen, en diciembre de 1969, se inicia un proceso de apertura v bsqueda de alianzas hacia los sectores populares, en particular la clase ubrera y el campesinado, junto con un espectro amplio y diverso de fracciones nacionalistas de capas medias cuyos voceros intelectuales se expresaban a travs de un abanico de discursos ideolgicos que iba desde el liberalismo relorniista hasta el marxismo-leninismo (Guillermo Castro, "Cultura, poltica v poder en Panam: los aos SO", mecanografiado, *986, p. 7).

    La quema de la embajada de Espaa en Guatemala (enero de 1980) fue como el parteaguas definitivo para la gran mayora de la poblacin indgena. Para ellos ya no quedaban ms opciones que la de incorporarse a la guerra popular en contra del rgimen reaccionario. Y, a partir de esa lecha, tanto el altiplano central como el norocedental empezarun a vivir un estado latente de insurreccin en contra del Estado (A. Arias, op. d i., p. 40).

    HISTORIA Y RACIONALIDAD EN EL CONOCIMIENTO SOCIAL 3 5

    explicacin de la dinmica social con base en la lucha de clases. Ms bien son utilizados como instrum entos de construccin de opciones, lo que implica centrarse en el problema del ejercicio del poder para imponer a los procesos sociales una direccin. La direccin es la realidad que se contiene en un sujeto social como potencialidad, cuya realizacin depender de su relacin con otros sujetos sociales.

    La realidad del actor consiste en su propia capacidad de transform arse en proyecto, esto es, de convertir a la utopia en historia.

    Es difcil potenciar un futuro, en trminos de una utopa que no sea una proyeccin de la misma naturaleza del sujeto. Es la realidad de ste la que hace posible dicha utopa, o bien que se transforme en el principal obstculo para la realizacin de otras que contravengan su naturaleza. El caso de los sindicatos, como actores sociales, es un buen ejemplo. Una organizacin centrada en la defensa del salario puede no ser capaz de imponer un proyecto alternativo al orden establecido, ni consolidar y desarrollar un modelo de organizacin que rompa con la relacin empleador-empleado; de ah que los sindicatos "hayan tomado buena distancia de la idea utpica de autogestin.5 Por eso el poder para impulsar una visin de la sociedad no puede violentar la propia naturaleza del sujeto, aun cuando el actor particip en alianzas que aparenten orientarse en una direccin opuesta a sus propias posibilidades. El poder es en principio la capacidad para reproducirse como sujeto, predominando esta lgica sobre la de su transformacin. Es por ello por lo que el poder es la posibilidad de que la utopa del actor (su ndole particular desarrollada en su plenitud) se convierta en un modelo de sociedad mediante una direccin o su desenvolvimiento congruente con la mxima potencialidad del actor particular.

    Clase y poder devienen en elementos constituyentes de realidad, aunque sus contenidos dependern de la posibilidad misma de que la utopa se convierta en realidad social, a travs de la prctica de los sujetos sociales; lo que nos remite al problema.de la am plitud que puede asum ir la utopa.

    3 Agnes Heller y Perene Feher, Anatoma de la izquierda ocddenial, Barcelona, Ed. Pennsula, 1985, p. 210.

  • 3 6 ESTRUCTURA Y SIGNIFICACIN DE LO POLITICO

    En efecto, no necesariamente tenemos que pensar en una visin global sobre el futuro, ya que bien puede tra tarse de simples prcticas rupturistas de las formas de hacer las cosas, como son, por ejemplo, las prcticas orientadas a resolver el problem a de las necesidades cotidianas.

    Pero la utopa puede tambin consistir en la ruptura de la identidad nacional impuesta por la h istoria oficial a los sectores subalternos. En este caso, reclaman su presencia, como utopa alternativa, las historias forjadas por los sectores subalternos.

    Clase y poder sirven para delim itar situaciones en las que se pueda diferenciar lo que es el producto de acciones pasadas de lo que son las potencialidades en las que apoyarse para imponer una nueva direccin al cambio social. Por eso lo especficamente poltico del conocimiento consiste en destacar lo dndose sobre lo dado de la realidad dominante. As es como al abordar el estudio de la historia observamos que sta reconoce dos dimensiones fundamentales: lo que es producto de procesos y acontecimientos anteriores, y segundo, lo que es propio de la situacin en cuanto contiene varias posibilidades de desenvolvimiento, susceptibles de activarse por las prcticas de los sujetos sociales.

    De esta manera, la vida poltica en un pas (en un momento cualquiera de su desarrollo) es a la vez el producto de la form a en que han podido sus fuerzas sociales transform arse en fuerzas polticas, y de cmo stas pueden ser capaces de crear condiciones inditas para la emergencia de nuevas fuerzas sociales. Una exploracin desde la perspectiva de la dialctica producto-potencialidad, permite delinear problemticas que rompan con la tendencia a la cristalizacin del pensamiento. Por ejemplo, la naturaleza del rgimen poltico, las caractersticas ideolgicas y orgnicas de los partidos polticos, as como la dinmica del aparato estatal, son el resultado de largos y complejos procesos de construccin de los diferentes sujetos sociales; pero, a la vez, cada uno de estos "productos histricos" se caracteriza por contener diversas potencialidades de transformacin que se manifiestan, muchas veces, en sntomas empricos no siempre fciles de in terpretar.6

    6 Es as como los partidos polticos pueden ser multiplicadores sociales

    HISTORIA Y RACIONALIDAD EN EL CONOCIMIENTO SOCIAL 3 7

    Puede colegirse de lo nterior que lo poltico constituye una forma de pensar la realidad histrica segn el modo como se ha ido estructurando la conciencia social, antes que desde cmo se m uestra la morfologa de la realidad social, o bien, restringirse el conjunto de tendencias que ya han cristalizado histricamente. Por el contrario, es una forma de pensar situada en la perspectiva de una exigencia de futuro que se quiere transform ar en realidad concreta, de ah que requiera de conceptos como proyecto y viabilidad por reflejar stos una visin de la realidad como construccin. Efectivamente, la idea de la estructuracin de la conciencia social involucra como dimensiones de la realidad a elementos que cumplen una funcin activadora o constructora de sta. Por eso es que conceptos como clase y poder sean fundamentales en una concepcin de la realidad como construccin de los sujetos sociales. No es ajeno lo que decimos a lo expresado por Habermas de que las actividades sociales no son concebibles ms que a p artir del conjunto objetivo constituido por el lenguaje, el trabajo y el poder. Pero, ms an,

    si las acciones que despliegan son adecuadas para movilizar los intereses que representan, lo que de ocurrir generar nuevas situaciones; pero tambin pueden limitarse los partidos a reproducir las condiciones de statu quo en que surgieron y se desenvuelven, en el caso de que sus acciones se disocien del carcter particular de los intereses representados.

    Otro ejemplo puede ser el de los movimientos sociales cuya capacidad de impulsar transformaciones sociales reconoce diferentes dinamismos, segn si se articulan con organizaciones polticas ya existentes, o bien, en el extremo opuesto, crean en remplazo de stas nuevas formas de conduccin poltica. La capacidad de la propia lite poltica para desencadenar procesos nuevos depender de que tenga o no la posibilidad de cooptacin, o que es consecuencia de su constitucin histrica. Si pensamos en la burocracia, revistir un carcter particular definir polticas frente a ella para el caso de limitarse a la funcin de administradora del Estado, que s, adems, cumple el papel de clase poltica.

    Respecto de los mecanismos que sirvan para organizar el consenso, debemos considerar si stos son parte de formas tradicionales ligadas con patrones culturales de raigambre vernacular, o bien se delimitan a ser expresin de normas jurdicas o administrativas, pues, en un caso y otro plantean situaciones problemticas diferentes respecto de las posibilidades que den lugar a mecanismos alternativos para resolver los problemas de negociacin entre fuerzas. De predominar el aspecto jurdico-formal, ser una situacin ms flexible de transformarse que si los mecanismos de negociacin se encuentran enraizados en la tradicin cultural de un pueblo.

  • 3 8 ESTRUCTURA Y SIGNIFICACIN DE LO POLTICO

    lo anterior significa que son parte de la objetividad cuando sta se concibe como construccin. Lo que plantea el problema de la demarcacin entre realidad objetiva e ideologa por ser sta componente de aqulla. La objetividad desde el punto de vista de la subjetividad social se tiene que replantear como viabilidad.

    En realidad, si lo que importa es la capacidad de reconocer horizontes histricos (de manera de ver la potencialidad de la realidad) nos obligamos a incorporar la dimensin voli- tivo-social en el estudio de las dinmicas sociohistrcas. El anlisis de las situaciones histricas incorpora la voluntad, ya que la conciencia deja de ser el reflejo de las tendencias histricas para transform arse en la capacidad para reactuar sobre lo inmediato, Se puede afirm ar que la voluntad para construir la realidad equivale a una prediccin, en cuanto contribuye a potenciar la realidad para acelerar su desarrollo en el tiempo, como tambin a hacer ms complejos sus contenidos sociopolticos, en la medida en que contribuye a am pliar el espacio de las prcticas posibles.:

    En este sentido, la globalidad de la realidad se descompone en situaciones que contienen diferentes alternativas de construccin. Esto nos coloca ante la necesidad de concebir a la realidad, no sujeta a regularidades, sino como una construccin permanente de la utopa por los sujetos sociales, a partir de situaciones m icroestructurales no sujetas a regularidades, o a tendencias; pero en las que es posible determ inar la posibilidad para avanzar segn diferentes opciones. Desde esta multiplicidad de situaciones tiene lugar la reproduccin de las estructuras globales, aunque tambin los esfuerzos por im pulsar la construccin de la realidad.

    La posibilidad de organizar un cuadro global de la realidad, depender de la capacidad para articular estas microsi- tuaciones sometidas a procesos asimtricos de cambio. Lo cual no quiere decir, como piensa Foucault, que haya que fragm entar el objeto y el tiempo. No es que se precise un tiempo para cada formacin cultural. El problema es cmo se articulan estos diferentes tiempos y procesos entre s. Consideramos que la articulacin no consiste en determ inar las estructuras que subyacen a la diversidad de lo emprico, sino en reconocer a los sujetos sociales y a sus prcticas que

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    cumplen con una funcin de articulacin. Son las prcticas sociales las que permiten avanzar en la direccin de un proyecto en el que cristaliza un orden poltico, creado desde una multiplicidad de situaciones microsociales.7

    Limitacin del mtodo Histrico-gentico

    La exposicin anterior contiene una crtica ai mtodo histrico gentico, en el sentido de privilegiar un principio de razonamiento basado en el imperativo histrico antes que en la determinacin y extrapolacin de regularidades. Con ello se pretende avanzar en un esfuerzo por encontrar una forma diferente de articulacin entre lo necesario y lo aleatorio, entre lo reversible y lo irreversible.

    El problema de la aleatoriedad, o del azar, en la realidad

    7 Ejemplifiquemos algunas de estas situaciones:t) Una situacin se puede caracterizar por el control de los sindicatos

    por los partidos polticos, mientras que otra se distinga por una falta de control de los sindicatos por los partidos. En la primera situacin, los sindi- catos pueden ser el producto de polticas de movilizacin, lo que determina una situacin en la que las prcticas de los partidos son determinantes de la poltica sindical y, en consecuencia, stas ejercen una influencia especfica sobre el movimiento social que reconozca como su base a los sindicatos.

    b) Otra situacin estructural es la que resulta de un contexto en el que existe una alianza orgnica entre partidos polticos, en oposicin a otro donde se observa la dispersin entre organismos. Si lo que se observa es una situacin de dispersin/que se acompae por una falta de control de los sindicatos por las organizaciones partidistas, la prctica sindical es determinante para la elaboracin de cualquier proyecto, sin .desconocer que los obstculos para su implantacin aparecen claramente identificables. Pero, si el contexto se caracteriza por la existencia de una alianza entre partidos polticos, acompaada de un control sindical por stos, la posibilidad de formular un proyecto poltico con participacin del movimiento sindical no reconocer las trabas de. la situacin anterior.

    c) Por ltimo, otra situacin es la que se caracteriza por la presencia de grupos empresariales vinculados con partidos, pero donde tambin se observa la existencia de una alianza entre partidos que ejercen control sobre el nacimiento sindical. Se plantea, entonces, una situacin conflictiva si los partidos que controlan al movimiento sindical no son los mismos que ejercen control sobre los grupos empresariales. En este caso, resultar evidente la pugna entre partidos. Pero, en cambio, si se establece una alianza entre

    .partidos, en el contexto de un control sobre el movimiento sindical y los

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    es un problem a general de la ciencia que, especialmente en los ltimos aos, se ha convertido en un tpico de gran discusin. No solamente se ha rescatado la idea de que el deter- minismo es expresin de un sutil antropom orfismo, sino, adems, la "idea de las fluctuaciones o azar y su relacin con la idea de evolucin, o de irreversibilidad, han llevado a considerar que la propia vida es u accidente, una fluctuacin, que por razones que no s conocen ha sido capaz de mantenerse. Lo que antes era considerado excepcin, como son los procesos que implican azar o irreversibilidad, hoy se observa por doquier el papel de los procesos irreversibles, de las fluctuaciones, en forma que cada vez menos se puede hablar de leyes inmutables, especialmente para una realidad que parece pertenecer a esos complejos sistemas de azar intrnsecos para los que la irreversibilidad es significativa, determinando una limitacin para la prediccin del futuro.8

    Sin embargo, en el tipo de anlisis que nos preocupa la aleatoriedad asume una im portancia particular, especial-

    grupos empresariales, se puede anticipar la conformacin de un gran movimiento social cuyas posibilidades dependen de que alcancen un cierto grado de consenso el movimiento sindical y los empresarios.

    En una perspectiva menos conceptual y ms histrica, se pueden encontrar ilustraciones de estas situaciones microestructuraes como las siguientes:

    En Colombia se puede constatar que la gente de izquierda, acostumbrada a un monopolio de la poltica de los sectores populares sostenida sobre una concepcin de la poltica separada de la yida cotidiana, y dedicada exclusivamente a la lucha por la toma del Estado, desconfiara de movimientos que, como los barriales, luchan por los servicios de agua y de energa elctrica, de vivienda o transporte, solidaridades que vienen de sus mridos familiares, vecinales, tnicas, religiosas y que desembocan en la construccin de una nueva identidad cultural... Vistas desde e^s movimientos barriales algunas formas de conservacin de su memoria y su m oralad- quieren una significacin nada anacrnica y tampoco meramente folclrica, como la supervivencia de un sentido para la fiesta que, de la celebracin familiar a la verbena del barrio, integra sabores culturales que subyacen en la llamada economa informal", la que para los economistas es slo un efecto del subdesarrolo, pero que, sin embargo, deja entrever todo lo que en las clases populares queda an de rechazo a una organizacin del trabajo incompatible con un cierto modo de vida" (Martn Barbero y Margarita Garrido, op. cit.).

    8 IIya Prigogine, Tan slo una ilusin? Una exploracin del caos al orden, Tusquets Editores, 1983, pp. 18, 22 y 31.

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    mente por la idea de que la realidad es construida por los sujetos sociales.9 En la historia (ms an en las ciencias naturales) no slo se obedece sino que tambin se construye la realidad; esto es, se puede llegar a objetivar lo que es potencial. Desde este marco nos preocupa rescatar el carcter medular de conceptos como poder y clase.

    El poder para influir refleja los modos de concrecin histrica de la realidad social, por lo que debe descomponerse en dos dimensiones fundamentales: i) el poder como acceso a las instancias de decisin institucionalizadas; como espacio claramente demarcado desde donde los diferentes grupos sociales definen sus relaciones recprocas, y ii) el poder como capacidad de creacin de nuevas instancias de decisin; esto es, como rompimiento de las structuras de dominacin existentes.

    Lo anterior guarda relacin con diversos tipos de experiencias organizativas. El partido poltico y el sindicato son formas de poder mucho ms compatibles con el orden social dominante, en tanto que los consejos obreros no lo son, ni siquiera normativamente; de ah que su surgimiento pueda reflejar una crisis del Estado, marcando, adems, un cambio de rumbo de las fuerzas polticas. M ientras que el partido y el sindicato equivalen a instancias de decisin que facilitan el acceso a centros de poder institucionalizados, los consejos son claras expresiones de creacin de instancias de decisin antes inexistentes; por lo mismo, son manifestaciones de contrapoder m ientras que el partido y el sindicato constituyen mecanismos de poder para hacer viable la participacin en el marco del orden social establecido.

    Desde otro ngulo, se puede decir que el poder que encarnan los sindicatos es expresin de una relacin de fuerzas existente, m ientras que los consejos expresan la potencialidad de nuevas fuerzas, an no cristalizadas. Los partidos, por su parte, representan una situacin de poder de carcter intermedio entre consejos y sindicatos, ya que su potencialidad de rompimiento de la estructura de fuerzas, consagrada en el orden poltico, puede agotarse en virtud de su propia

    9 Volveremos ms adelante sobre el tenia cuando tratemos la relacin entre necesidad y aleatoriedad.

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    lgica burocrtica interna que tiende a arraigarlo con este mismo orden.10

    Pero ya sea como capacidad de utilizar o bien de crear instancias de decisin, el poder est condicionado por la existencia o ausencia de una voluntad colectiva, entendida sta como articulacin de prcticas en funcin de una finalidad que se comparta en el largo tiempo, la cual puede impulsarse- mediante la presencia de un liderazgo, por la definicin de una identidad cultural, o a partir del inters surgido de una situacin compartida en el plano de la estructura productiva.

    Conformada por voluntades colectivas, la realidad deviene en un conjunto de prcticas que se corresponden con la idea de construccin de fines colectivos, o sea, con la existencia de proyectos. Por lo tanto si pretendemos relacionar poder con case, podramos concluir que la realidad poltica equivale a una realidad potenciada en oposicin a la realidad dada o cristalizada. La realidad se reduce a la posibilidad de que una fuerza se transform e mediante sus proyectos en una realidad com partida por todos los otros sujetos sociales. Ello es viable slo si el proyecto es producto de un poder, que, a su vez, resulta de una voluntad colectiva. De esta manera la realidad deviene en una determinada articulacin entre poder y voluntad colectiva.

    La praxis y sus implicaciones epistemolgicas

    Fundam entar el anlisis de la realidad histrico-social en el supuesto de que est sujeta a un progreso ineluctable perm ite .que se pueda argum entar que la objetividad del conocimiento depende de que se construya desde la perspectiva de las fuerzas que empujan el progreso, donde el concepto de realidad objetiva se identifica con desarrollo progresivo. Cualquier intelectual que se diga portavoz de una fuerza so

    10 Un ejemplo: la tendencia de los partidos (y en general de las alianzas polticas) encuadrados en la lucha por el gobierno, por los cargos parlamentarios, a atemperar su discurso poltico, sacrificando su vocacin de cambio por la vocacin de gobierno, lo que pudiendo justificarse por consideraciones tcticas, supone una prdida de la capacidad para impulsar cambios debido a la menor convocatoria para la movilizacin social.

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    cial progresiva, ms an si estima que es de carcter orgnico, pensar que el conocimiento que construya desde esta ptica ser forzosamente objetivo.

    Pero si en oposicin a lo anterior, el conocimiento se elabora desde el supuesto de que el desarrollo de la realidad no experimenta un desenvolvimiento que pueda predeterm inarse, sino que constituye un campo abierto en el que coexisten varias posibilidades con la misma legitimidad (como lo son las tendencias evolutivas con otras de carcter involutivo), no ser posible restringir el concepto de objetividad a la ptica de un nico tipo de fuerza. En esta situacin es decisivo el papel de la voluntad (social e individual) que se requiera para fijar el rumbo que tom ar el desenvolvimiento de las cosas. Ya que negar la idea de progreso no significa la fragmentacin de la sociedad en proyectos que en su disputa se puedan llegar a anular. Ms bien significa colocar en el primer plano del debate la capacidad de reconocer horizontes histricos, de actuar sobre aquello de ms potencial que se contiene en la realidad, la cual es reconocida desde la ptica de la direccin que se quiere im primir a los procesos reales. De ah que en sustitucin de la idea de progreso cabe plantear la relacin que se establece por los sujetos sociales entre opciones y campo de posibilidades en las que se pueda intervenir en favor de la opcin preferida.

    Por no ser el progreso una tendencia proyectable, sino en el mejor de los casos, una potencialidad, se plantea la necesidad de impulsar, no ya un determinado ritmo para el logro de una meta, sino el resurgimiento de una direccionalidad determinada, lo que exige un cambio en las formas de abordar la realidad. Ello no es sencillo de llevar a cabo, pues requiere, como ha sostenido W alter Benjamn en su Tesis sobre a filosofa de la historia, desarticular el mito de la historia como

    , cambio progresista, posicin que aunque expresa el acto de conciencia de tener que enfrentarse con una realidad, rebelde, indcil, no m uestra claramente una marcha fluida hacia estadios superiores de desarrollo.

    Cuestionar la idea de progreso (como supuesto del razonamiento) significa hacerse cargo de la crtica a la concepcin lineal de la historia, de modo de recuperar a la realidad como campo constituido por los sujetos sociales en su desen

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    volvimiento concreto. No se tra ta de llevar a cabo una exaltacin de la praxis, ni reducir la historia a sta, pero s de rescatar a la historia como construccin. Por lo mismo, los conceptos de poder y clase deben ser concebidos como instrum entos para transform ar las potencialidades de opciones en una realidad sujeta a direccionalidades objetivamente posibles.

    Desde la formulacin de las Tesis sbre Feuerbach la discusin sobre la praxis se ha reducido l marco consignado en la X I Tesis, sin avances suficientes en la exploracin de sus implicaciones gnoseolgicas. El nfasis puesto en que la construccin del conocimiento debe tener lugar en el interior de los parm etros que impone la prctica social, no ha sido desarrollado, a pesar de estar implicando la idea de una construccin poltica del conocimiento. O sea, que ste no se circunscriba a la lgica de la explicacin.

    El tipo de conocimiento que buscamos es el adecuado para la construccin de la historia; por consigiente est orientado a detectar los puntos desde los que se puede activar a lo social. De ah que la aprehensin de lo real a que da lugar consiste en captar a la realidad en sus articulaciones sucesivas a lo largo del tiempo longitudinal y en la escala en que tiene lugar la intervencin de la praxis. Ms que circunscribirnos a la explicacin, el conocimiento desde lo poltico nos remite a la problemtica de la apertura hacia nuevos horizontes histricos, lo que requiere de una capacidad de pensar histrica ms que de teorizacin, strictu sensu.

    El pensar histrico se orienta hacia el reconocimiento de horizontes histricos (por lo que trasciende a los marcos de una elaboracin conceptual orientada a reconocer en la realidad contenidos determinados), ya sea en trm inos de una teora, o bien en funcin del carcter de la meta que se persigue, por lo que el signo ideolgico (o valrico) de sta define lo que se entiende como avance o retroceso. Planteamiento que refuerza el acto de potenciacin de la realidad de forma en que em erjan de ella nuevos espacios para el despliegue de otras prcticas sociales. De ah que el pensar histrico sea la capacidad terica, pero adems, volitiva, ideolgica y emocional, para ubicarnos en una situacin de creacin his

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    trica, que por s misma constituya una respuesta para enfrentarse, cotidianamente y con eficacia, y los procesos de reificacin de la realidad, o bien de las estructuras tericas que sirven para abordarla.

    La potenciacin de la realidad se cumple en los espacios de las microsituaciones, sin que ello signifique tom ar a stas como explicacin del proceso general, pues ello equivaldra a una nueva fragmentacin de la realidad. Lo que se plantea es determ inar cmo la realidad se articula, o, de m anera ms particular, cmo los fragmentos son articulables en el todo constituido por la realidad histrica. Es ms fcil elaborar un conocimiento que est por encima de las limitaciones de lo cotidiano (de manera que lo percibido como dado pueda reubicarse en un contexto ms amplio) que, a la inversa, hacerlo desde el interior de las microsituaciones, para as cum plir con la funcin de transform ar lo percibido como dado, con base en la comprensin de sus mutaciones menores, no siempre aprendiles con claridad conceptual. ste es un terreno de anlisis fronterizo entre lo que propiamente corresponde al quehacer de la conciencia terico-cientfica con lo que es el mbito de la conciencia histrico-crtica.

    Por consiguiente, afirm ar que el conocimiento poltico pretende captar a la realidad en sus articulaciones sucesivas, a lo largo del transcurso histrico y a escala de la prctica, significa por ejemplo en el caso del estudio del Estado, atender a los procesos de articulacin entre sus diversas formas burocrticas con las necesidades ideolgicas, o entre estas ltimas y las capacidades vinculadas con actividades econmicas particulares, pero sin p artir de una teora general de la dominacin sino desde las instancias en las que se m aterializan las prcticas sociales. Cabe preguntarse cmo el ejercicio de la funcin adm inistrativo-burocrtica se asocia con la elaboracin (o rechazo) de visiones ideolgicas, o en qu forma se establecen las relaciones para ejercer influencia con intereses econmicos o sociales determinados, o bien, de qu manera en el ejercicio de un cargo poltico (diputado, senador) se conjuga la posicin que se detenta con las prcticas asociadas a estructuras informales de poder, etc. En esta lnea de reflexiones es im portante reafirm ar la exigencia de que todos los anlisis deben llevarse a cabo en

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    el marco de las microsituaciones delimitadas por las prcticas sociales determinadas, que en general responden a los tipos bsicos de exigencias: las de insercin en el proceso productivo o trabajo y las de poder o de proyectos de sociedad.

    El remplazo de la idea de progreso

    Cuando se rompe con la idea de progreso, el conocimiento requiere ser capaz de situarse en ese punto de inflexin creadora de las rup tu ras con lo devenido, en la lnea divisoria entre el 'ahora' y la posibilidad de un futuro radicalmente diferente'', En esta circunstancia el conocimiento es parte del esfuerzo por incorporar una voluntad de hacer, asimilando lo potencial de la realidad aunque slo sea como esperanza, sin caer en la aceptacin de lo dado como lo real, de lo viable como lo posible, dejando de lado la construccin de lo posible. El futuro, entonces, es un indeterminado que se lucha por determ inar segn la concepcin que se tenga del mismo y de las prcticas en que esta concepcin se traduzca.

    Transformados los conceptos de poder y clase en instrumentos para construir opciones viables, se plantea la exigencia de determ inar a la realidad mediante prcticas y rom per con la regularidad unilineal de la historia, abriendo en cambio su desarrollo en varias direcciones, lo que no puede interpretarse como sinnimo de que sea una porosidad am orfa, pues se tra ta solamente de destacar el predominio de lo posible sobre lo dado.

    El planteamiento de la regularidad histrica cuando es llevado hasta extremos reduccionistas implica limitacin como espacio para los sujetos sociales. Por el contrario, cuando se conceptualiza la historia, desde la perspectiva de los sujetos; por la idea de regularidad, se enfatiza la de potencialidad, que, en: tanto, referida a una recuperacin del horizonte histrico posible, no es contradictoria con el planteamiento de la historia como regularidad. La idea de un espacio en el que los sujetos sociales desplieguen sus capacidades constructoras, se corresponde con ei planteamiento de las opciones mediante las cuales tiene lugar la construccin de los sujetos. Opciones que no son posibles de una fcil teo

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    rizacin por estar ubicadas en el um bral de los valores y de la ideologa.,Lo que puede teorizarse es la transformacin que resulta de las prcticas de los sujetos, en cuanto se plasma en proyectos que imponen una direccin a la realidad.

    En consecuencia, la construccin de los sujetos no puede enm arcarse en el concepto de verdad, posible de aplicarse a estructuras conceptuales segn sea su correspondencia con una realidad externa. Ms bien se plantea que la correspondencia" con la realidad reconoce una compleja variedad segn el nmero y naturaleza de los sujetos existentes.11 La multiplicidad de proyectos, que se contienen en la realidad, se relaciona con una potencialidad de construcciones posibles, desplazando la idea de que la historia es la versin de un solo sujeto dominante. Pero colocarse ante una multiplicidad de direcciones no significa que las utopas de los sujetos particulares carezcan de un contenido concreto. El problema reside en la construccin misma, no en la opcin ideolgica. Por eso mismo, es im portante hacer esta distincin, ya que es frecuente que partiendo de la premisa de que hay multiplicidad de proyectos se concluya con la ambigedad de los mismos, hecho que se debe al error de confundir lo que es la definicin ideolgica de una opcin con la problemtica de su construccin.

    La opcin es una versin de la verdad en trminos de la lgica de la viabilidad; implica por lo tanto un concepto abierto de la realidad y, en consecuencia, una pretensin plural de lo que es verdadero. Mientras que en las ciencias naturales una teora nueva confirma s pretensin de verdad descartando e invalidando todas las teoras anteriores, cuando se trata de comprender a la sociedad este proceso de descarte e invalidacin dista mucho de ser tan ntico."12

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