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i. La autoorganizacion de la clase obrera frente a la manipulación por las autodenominadas LLvanguardiasVw

II. Experiencias de huelgas manipuladas

Standard Marconi Telefónica Construcción cmadrid Construcción tBarcelona3 Pequeíio metal CBarcelona

111. Experiencias de huelgas autbnomas

Butalco Vitoria Terpel Intelsa

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En los meses que siguieron a la muerte de Franco se produjo la ola de huelgas más importante que se ha conocido en el Estado español desde la guerra civil. Esta ola de huelgas -en la que participó más de un millón de trabajadores- no fue el resultado de ninguna consigna milagrosa de «huelga general» como la que en otras ocasiones habían lanzado, sin gran éxito, por cierto, para el conjunto del Estado los grupos dc la oposición política antifranquista. Antes al contrario, la amplitud de las huelgas sorprendió a estos grupos cuando a través de las dos instancias unitarias entonces existentes -la Junta y la Plataforma de Convergencia Democratica- estaban preocupados por llenar el Nvacío de poder» que suponían dejaría la muerte del dictador y pro- pugnaban el pacto interclasista como medio de asegurar la continuidad del Estado con la esperanza de ser admitidos en la legalidad pos- franquista. Las posiciones abiertamente pactistas de los grupos políticos integrados en estos organismos unitarios condicionarán su comportamiento en relación con las huelgas. Para reforzar su posición con vistas al pacto intentan presentarse a la burguesía como únicos «interlocutores válidos,, de la clase obrera. Para ello tenían que hacer alarde de su dominio de ulas masasB. Demostrar su capacidad de movilización y de desmovili- zación y control de los trabajadores. Asimismo tratan de aapropiarseP al máximo de las huelgas y movilizaciones que tenían lugar y ncapitali- zarlas. en provecho de sus maquinaciones políticas de altos vuelos. A traves de sus propios medios de expresión y de las publicaciones legales a las que tienen fácil acceso, ofrecen interpretaciones deformadas de los hechos, silenciando unos, ensalzando otros, y, en general, presentándose como artífices y protagonistas de las Iuchas obreras. En estas páginas intentamos contrapesar estas versiones «oficialesu y deformadas de los hechos, que son las que más han abundado, e ir más aIhi de las exposi- ciones periodísticas superficiales, mostrando el verdadero significado de estas huelgas y el papel que en ellas han desempeñado las llamadas «vanguardias».

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Cabe señalar que en este intento de supeditar las acciones obreras a los objetivos generales de la política pactista, las llamadas «Comisiones obrerasn [CCOO] han desempeñado un papel fundamental sirviendo fielmente -de acuerdo con la divisa establecida por Lenin- de acorrea de transmisión» de la política del Partido Comunista [PCE] que ha mantenido una posición hegemónica sobre las actitudes más fluctuantes de otros grupos leninistas (Movimiento Comunista [MCI, Partido del Trabajo [PTE], Organización Revolucionaria de Trabajadores [ORT]...). Un hecho que se ha revelado hoy de gran coherencia dentro de la línea trazada por el PCE ha sido la consigna dada a sus militantes de presen- tarse como candidatos a las últimas elecciones convocadas por el Sin- dicato Vertical. Pues el haber salido elegidos los miembros de CC00 en muchas empresas «enlaces» del Sindicato Vertical favorecía su deseo de dirigir la acción reivindicativa desde estos cargos «legalesu quedando en una vía muerta las antiguas ucomisiones». Con ello, aparte de hacerse con el control de un organismo «unitario. para dirigir las acciones, y aparte de conseguir unos puestos de representantes no revocables hasta las próximas elecciones, esto entrañaba la aceptacidn de llevar la lucha reivindicativa a través de los ucauces legales, y sólo cn casos excepcionales apelar a metodos de acción que, aunque se salieran de estos cauces, fueran lo más suaves y pacíficos posibles renun- ciando a priori a otros métodos de lucha más combativos y a veces más eficaces, que difícilmente hubieran podido llevarse desde el <jurado». Así, la política de «copar> los puestos elegidos del Sindicato Vertical, con la pretensión de dirigir las luchas desde ellos, ha supuesto un freno a la radicalización de las mismas (como se evidencia en los informes que se presentan a continuación) con graves consecuencias para los intereses reivindicados por los trabajadores. Ha sido una tónica general que en los casos en los que se ha logrado una mayor radicalidad en las luchas, los «jurados> han perdido su control llevándose a cabo las nego- ciaciones a través de comisiones elegidas al efecto en las asambleas.

En los casos que se estudian más adelante aparece con claridad el tipo de actuaciones tan suaves y claudicantes que se proponen desde los ajuradosn, o desde CC00 cuando éstas no controlaban el <jurado*: enviar una carta al obispo, en el caso de Terpel, enviar otras al ministro de Relaciones sindicales y al de Trabajo, en el caso de la Telefónica... En esta línea de dirigir respetuosamente peticiones suplicantes a las autoridades del régimen o a las jerarquías dc la Iglesia destaca, por su caracter insólito, el caso ocurrido con los obreros del pueblo andaluz de Los Corrales, en el que después de tratar sus problemas primero en el Sindicato Vertical, y después con el alcalde, deciden, finalmente, enviar en diciembre de 1975 una carta al gobernador civil pidiendole que les solucione la angustiosa situacion de paro prolongado en que se encuen- tran. Más insólito todavía resulta el escrito que dirigen algunos traba- jadores agrícolas a sus patronos latifundistas y que aparece reproducido

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en Mundo Ob~ew (17-111-1976): «Los trabajadores del campo de Brenes, queremos hacer saber a los patronos que nuestra petición de salarios más elevados es justa y razonable teniendo en cuenta la subida del coste de la vida [...] Por eso queremos hacer constar que nuestra exigencia de un salario digno no va en contra del patrón ni de sus intereses [ . ..] nuestro interés no es lesionar a nadie. Es más, pensamos que la solución de los problemas del campo tenemos que encontrarla uniéndonos trabajadores y campesinos» [léase «latifundistas»]. Este tipo de actuaciones responde al intento de supeditar la agudización de la lucha de clases a la política de pacto con la burguesía. Para ello se trata de compatibilizar una imagen de «dirigente» de las luchas que asegure su posición de «interlocutor válido» con vistas al pacto, con una postura conciliadora que dé amplias muestras de «buena voluntad» en las negociaciones con la patronal y asegure a la burguesía que se pretende evitar que la radicalización de las luchas conduzca a choques frontales con el Sindicato Vertical, con los cuerpos represivos... o con cualesquiera otras instituciones o manifestaciones del Estado capitalista y de la autoridad cuya continuidad se trata de asegurar con la coartada de ser tolerados hoy y admitidos mañana por el sistema. Por eso los representantes de la oposición política pactista se muestran pacíficos, amantes del orden y de las buenas costumbres, aplauden respetuosa- mente a la policía asesina y piden oficialmente permisos para mani- festarse (de esta forma pueden desconvocar una vez recibida la negativa dando muestras de docilidad y «responsabilidad» cívica). Por eso tam- bién respetan escrupulosamente a la representación sindical y llegan a pactar con representantes del gobierno la «paz» social en el primer uno de mayo después de la muerte de Franco a cambio de la liberación de sus presos políticos. A continuación se incluye una serie de documentos sobre algunos casos típicos de huelgas manejadas por la oposición política pactista que permiten ilustrar de forma muy concreta las tendencias que acabamos de exponer *. El final de estas huelgas suele acarrear, dentro de ciertas variaciones, una baja en la moral y en la combatividad de los trabajadores. La toma de conciencia de que su lucha ha sido manejada de acuerdo con fines ajenos a sus propios intereses de clase a la que se une, en la mayoría de estos casos, la no consecución de las reivindicaciones inicial- mente planteadas, hace que domine entre los trabajadores una moral de derrota. Como elemento positivo cabe apuntar que la manipulación de las huelgas por la oposición política ha sido tan burda que ha contri- buido a la toma de conciencia de este hecho y al desprestigio entre los trabajadores de una serie de «líderes» prefabricados que se erigían en

* No ha parecido necesario completar esta información con la reproducción de otros análisis de huelgas «manipuladas» que han aparecido publicados en algunas revistas clandestinas y que suscriben plenamente la tendencia expuesta. Entre éstos destaca, por su importancia, el informe publicado en el número 1 de Asamblea Obrera sobre las huelgas del Baix Llobregat.

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representantes de los trabajadores esgrimiendo su tiempo de cárcel o su calidad de represaliados políticos y que han desempeñado un papel importante en la canalización de las negociaciones a través de «jurados» y «comisiones asesoras» burocratizadas que se apresuraban a presentarse a la patronal como «interlocutores válidos». Esto ha favorecido sin duda el desarrollo de la tendencia existente en favor de la autoorganización y autonomía de la clase obrera, tendencia que como pasamos a ver segui- damente se hizo sentir con fuerza en esta última ola de huelgas. Los mismos informes sobre las huelgas «manejadas» que se presentan a conti- nuación, al estar elaborados por trabajadores que participaron en ellas, constituyen una muestra de su toma de conciencia y de su capacidad de interpretación de los hechos analizados *. La pasividad y el miedo que el franquismo se había encargado de fomen- tar en la clase obrera actuaba hasta ahora en favor del control y la mode- ración que intentaban imponer al movimiento reivindicativo los grupos de la oposición política pactista, empujando a los trabajadores a aceptar su liderazgo y a utilizar «cauces legales». Pero la amplitud de esta ola de huelgas ha desbordado estos planteamientos y hecho patente un fenómeno de gran impr>rtancia: el surgimiento de un pujante movimiento en favor de la autoorganización de la clase obrera y de su propia autono- mía en la orientación de las luchas. El enfrentamiento entre la autonomía obrera y la manipulación por los grupos de la oposición política pactista ha estado presente en la mayoría de las huelgas, dominando según los casos una u otra tendencia. Al igual que se han incluido a continuación varios informes sobre casos típicos de huelgas «manipuladas», se incluye también otro apartado con documentación sobre varios casos en los que fue dominante la tendencia autonomista. En estos casos la democracia obrera ahogó las pretensiones de liderazgo de los representantes de los grupos de la oposición política e imprimió una dirección autónoma a las luchas. En estos casos se dio todo el poder a la asamblea de los centros en lucha, y se nombraron comisiones representativas exigiéndose la dimisión de los «jurados» del Sindicato Vertical. Así ha sucedido en Vitoria donde el auténtico líder no ha sido éste u aquel grupo político sino la clase obrera alavesa que ha llevado a cabo una lucha autónoma y unitaria, constituyendo el ejemplo más importante de los que se da documentación seguidamente. Una muestra de esta falta de protagonismo de los grupos de la oposición política son las declaraciones de los dele-

* En los informes de las huelgas se ha preferido respetar el diferente estilo literario y los distintos niveles de análisis, que varían tanto en la profundidad como en el periodo de tiempo abarcado, según los criterios y capacidad de los autores. Pues aparte de que cualquier arreglo podría desvirtuar el carácter de los textos originales, su heterogeneidad ofrece tambien una mayor riqueza de expresión y puntos de vista que oscilan desde la gran vehemencia de la carta de

un obrero de la construcción que denuncia con indignacion los hechos acaecidos hasta los informes mucho más amplios y elaborados sobre Standard Pequeño metal (Barcelona), Telefónica o Bultaco.

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gados represaliados, que se presentan a continuación, señalando públi- camente que no pertenecen a ninguna partido político. Resulta paradójico que sea este caso claro de lucha autónoma, a la que se unió todo el pueblo de Vitoria, el que la propaganda oficial trató con más fuerza de desvirtuar, presentándolo como el resultado de la mani- pulación de los obreros por agitadores profesionales que actuaban al margen de sus intereses y que disponían de cuantiosas sumas de dinero procedentes del exterior, mientras que por razones fáciles de adivinar no se denunciaban los casos en los que las huelgas eran manejadas por la oposición pactista aprovechando los cargos a los que habían accedido en el Sindicato Vertical. Pero la fuerte labor desprestigiadora desencade- nada en Vitoria por la policía, por el Sindicato Vertical y la patronal utilizando todos los medios a su alcance -incluido el lanzar octavillas falsas- de nada les servía porque en las asambleas todo se discutía y se desenmascaraba. También en otras zonas del Estado español distintas de Euskadi se ha observado en las huelgas el predominio de esta tendencia en favor de la autonomía de los trabajadores. Tales han sido los casos de las huelgas de Intelsa y de Terpel (sobre las que se adjuntan informes a continua- cion) y, en general, de muchas otras acaecidas en la zona industrial de Getafe (Madrid), o de la huelga de la construcción de Barcelona, o de las huelgas de la Banca y el Metro madrileños. Una muestra del gran papel que desempeñaron las asambleas de trabajadores en las últimas huelgas ha sido la aparición casi simultanea de dos revistas clandestinas distintas que tomaron el mismo nombre de Asamblea Obrera y que declaran como objetivo el potenciar estas tendencias hacia la autoorganización y auto- nomía de la clase obrera.

Sin embargo hay que matizar que el simple recurso a la asamblea de trabajadores para aprobar el tipo de actuación a seguir no permite avalar el carácter autónomo de las luchas ni el ejercicio real de la democracia obrera. La revalorización del papel de la asamblea en la dirección de las huelgas que impuso la tcndcncia en favor de la autonomía obrera a la que nos estamos reîiriendo, hizo que los miembros de CC00 y demás representantes de la oposición política pactista intentaran también recurrir a las asambleas para respaldar sus posiciones. En estos casos, aprovechando la pasividad y la falta de experiencia autoorganizativa de los obreros, las asambleas se intentaban utilizar solamente para que después de que los «líderes» informaran, se pasaran a votación una serie de propuestas que habían sido previamente elaboradas en los grupos políticos. Con ello el papel de los participantes quedaba reducido a votar las propuestas presentadas por <cla mesar. En los informes que se presentan a continuación se analiza con claridad la función meramente refrendativa de este tipo de asambleas así como algunos de los métodos utilizados por los representantes de la oposición política pactista para evitar que la asamblea desbordara sus planteamientos, métodos que

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oscilan desde fraccionar las asambleas o evitar que sean muy mayori- tarias para que sean más fácilmente controlables por sus militantes, hasta el método más expeditivo y burdo de no dar, o de quitar, la palabra a aquellos que no defendían sus posiciones llegando incluso a desconectar el micrófono y dar por terminada la asamblea cuando ésta derivaba por caminos imprevistos.

Pero si la asamblea ocupó un lugar central en la dirección de muchas huelgas, si desempeñó un papel efectivo en el ejercicio de la democracia obrera, si sirvió para denunciar las provocaciones de la patronal y las posiciones de los representantes de la oposición política pactista contra- rias a los intereses de la clase obrera, ello no fue el resultado espon- táneo de un elevado nivel de conciencia de los trabajadores. Si bien la espontaneidad ha jugado en favor de esta tendencia, al ser la más adaptada a los intereses de los trabajadores, hay que reconocer que ha desempeñado un papel muy importante la actuación de ciertos grupos tendente a potenciar la autoorganización y la autonomía de los trabajadores en el planteamiento de sus luchas. Entre estos grupos, todavía hoy minoritarios y poco coordinados, se encuentran algunos de orientación libertaria que encajarían dentro del concepto anarquista de «grupos específicosr que, renunciando a tomar posiciones protagonistas o de liderazgo, han velado por hacer de la asamblea el órgano de decisión soberano y por fomentar la participación activa de los trabajadores en la elaboración de la política a seguir. Asimismo, el resurgimiento de la CNT ha contribuido también -dentro de los límites de su actual implan- tación- a reforzar las posiciones aautonomistas». Aunque hay que señalar que estas siglas no han servido, por el momento, para aglutinar a los ~grupos específicos» a los que acabamos de referirnos. Por otra parte esta función aglutinadora resulta difícilmente realizable si se toman como punto de partida criterios ideológicos enraizados en la clásica escisión entre «marxistas» y «anarquistas>. Pues entre los grupos que en estas últimas huelgas han llevado a cabo una práctica decidida en favor de la autonomía de la clase obrera, se encuentran grupos que SC definen como dc orientación «marxista», e incluso en algunos casos eleninista», pero que se encuentran al margen de la política pactista. En los casos de huelgas <<autónomas» sobre las que se informa a conti- nuación cl papel desempeñado por grupos que encajan en uno u otro punto de la gama que acabamos de describir, ha resultado fundamental a la hora de explicar el predominio de la tendencia en favor de la autonomía de la clase obrera. No obstante, en los informes se han evitado las referencias explícitas a los grupos «autonomistas» que han inter- venido pues, no siendo su objetivo «apropiarse» y ucapitalizar» con vistas a fines cxtcrnos las acciones cn las que han participado, tales referencias servirían en primer lugar a la represión, dado que son estos grupos los que han ocupado posiciones más avanzadas en esta última ola de huelgas *.

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También hay que tener en cuenta en la explicación del auge adquirido por la tendencia «autonomista» que ciertos grupos políticos o sindicales, cuyas direcciones centrales participan incluso en los organismos uni- tarios de la oposición pactista, han llevado a cabo una política fluctuante que ha favorecido en ocasiones el desarrollo de esta tendencia. Tal es el caso de organizaciones como ORT o MCE, que empujadas quizá por las organizaciones « abertzales » mantienen en Euskadi posiciones mucho más radicales que en el resto del Estado español. Asimismo, en otras zonas en las que estos grupos (junto con el PTE) habían contribuido al triunfo de la línea encabezada por el PCE de presentarse a las eleccio- nes sindicales, ahora, viéndose marginados por éste de la dirección de las luchas, adoptaban a veces posiciones más radicales e intentaban ganar audiencia propugnando la autoorganización y autonomía de la clase obrera. En el caso de la UGT, su escasa implantación entre los trabajadores unida a su política de boicot a las elecciones sindicales que le impedía ahora participar en los «jurados» de empresa, la empujaron a denunciar las maniobras del PCE y a tomar posiciones en favor de la autonomía de la clase obrera * *. Bien es verdad que, conociendo las características de estos grupos, tiene bastante fundamento la hipótesis formulada en uno de los informes que se adjuntan según la cual si estos grupos alcanzaran posiciones dominantes en el terreno sindical su política no se diferenciaría esencialmente de la que hoy está llevando a cabo el PCE a través de las CC00 * * *. La realiaad es que la autonomía de la clase obrera en la dirección de sus luchas difícilmente puede ser defendida más que de forma coyuntural por grupos que niegan al sindicato la capacidad de elaborar su propia línea política limitando su papel al de ser una mera «correa de transmi- sión» de las consignas elaboradas en los partidos políticos. Hoy hasta el PCE se declara formalmente partidario de la «autonomía» del sindicato. Pero mientras se siga considerando que «las masas» deben delegar la

* En algunos de los informes que se presentan a continuación se emplea indistin- tamente la palabra «vanguardias» para designar a aquellos trabajadores que destacan espontáneamente en la lucha por sus posiciones más avanzadas y para referirse a los militantes de los grupos de la oposición política aun cuando de hecho ejercían el papel de freno en el curso de la misma. Hemos tratado de paliar esta notable insuficiencia del lenguaje, heredada de la concepción leninista según la cual el partido era por definición la vanguardia del proletariado, entre- comillando la palabra vanguardia cuando respondía a la segunda de las acepciones indicadas. ** Vease en el no 1 de Asamblea Obrera el caso de la huelga de la Banca de Madrid, en la que UGT y la LCR-ETA VI apoyaron la organización autónoma de esta lucha. *** En Euskadi la unión de UGT y USO a las CC00 dominadas por el PCE -que cuentan con escasa implantación- supone un caso claro en la promoción de un sindicalismo reformista para que sea admitido en la legalidad frente a las otras organizaciones revolucionarias de carácter sindical que tienen una implantación mucho mayor entre los trabajadores.

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elaboración de la política a ciertos grupos profesionalizados en ella y, por tanto, burocráticos denominados «partidos», éstos atentarán en la práctica política diaria contra la autonomía del sindicato y de la clase obrera, y sus declaraciones en favor de estas no pasarán de ser una mera formalidad. Esta negación de la uautonomíaa de la clase obrera se hace más patente a medida que los partidos crecen, se burocratizan, se acercan al poder y entran de lleno en el terreno de la alta politica completamente ajeno a la vida de los obreros. Atendiendo, finalmente, a las motivaciones y cronología de los conflictos hay que señalar que fue en el mes de diciembre de 1975 cuando se inicia- ron las primeras huelgas importantes tras la muerte de Franco. Y que Madrid fue el primer centro industrial importante en dar el paso: Stan- dard, Intelsa, Kelvinator, Casa, los obreros de la construcción... fueron los primeros brotes importantes de estas primeras huelgas. El día 5 de enero de 1976 entraría en huelga el Metro madrileño. Esta fue una huelga bastante espontánea llevada principalmente por la asamblea, que dejó sin poder al <jurados y los «enlaces» para firmar nada sin que fuera discutido previamente en ella. Esta huelga tuvo gran importancia pues, siendo el Metro un servicio público, afectó a toda la ciudad y tuvo una repercusión mucho mayor que las huelgas habidas en las fábricas situa- das fuera del centro urbano. Por otra parte, como el proceso estaba en sus inicios, Fraga opt6 por marcarse un tanto Naperturista> y dejó que la huelga siguiera su curso normal sin hacer uso de la represión policiaca y sin militarizar este servicio público, hecho insólito en toda la historia del régimen. Esto supuso un cambio importante a la vista de los traba- jadores que empezaron a perder el miedo a la represión y a considerar que nya» se podía hacer huelgas. Todo lo cual, en un contexto de inestabilidad política y de importantes alzas de precios, hizo que, coincidiendo esta época con el momento en el que se discutía la revisión de la mayoría de los convenios, la huelga se generalizara rápidamente a la semana siguiente extendiéndose a casi todo el ramo del Metal, la Construcción, la Banca, Telefónica, Renfe, Artes Gráficas, Enseñanza..., alcanzando a casi medio millón de traba- jadores en el mes de enero. A medida que se generalizaba la huelga la represión se fue agudizando hasta desembocar en la masacre de Vitoria sobre la que se incluye documentación más adelante.

Al mismo tiempo que la huelga se extendía en Madrid y se daba a conocer en la prensa, en Vitoria tenía lugar una huelga casi general desde el 9 de enero sin que la opinion pública tuviera apenas conoci- miento de ella hasta que la violenta represión policial se saldó el 4 de marzo con cuatro obreros muertos y más de 120 heridos (uno de los cuales moriría más tarde). La clase obrera vasca respondió inme. diatamente ante tal masacre quedando prácticamente paralizadas tanto Navarra como Vizcaya y Guipúzcoa con una huelga de solidaridad que tuvo su momento culminante el día 8 de marzo.

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Anteriormente, en el mes de febrero, la huelga se había ya extendido a otras zonas y pueblos del Estado español: Andalucía, Valencia, Galicia, Asturias, Cataluña, Euskadi, Valladolid... Y a finales de febrero y princi- pios de marzo la huelga cobraba especial intensidad en los transportes, las minas asturianas, y en distintos puntos de Euskadi, especialmente en Vitoria donde después de dos meses de huelga se vivía el momento álgido de la masacre. Cabe hacer notar que la extensión de las huelgas se fue produciendo a nivel local, jugando un papel importante la solidaridad, que permitió en algunas zonas el apoyo generalizado de la población a los huelguistas. Este fue el caso de Vitoria y de otras localidades de Euskadi, en las que ya habían tenido lugar movimientos semejantes, y el de las zonas indus- triales próximas a Madrid de Getafe y Villaverde, donde esto ocurría por primera vez. Lo cual pone de manifiesto que en un sindicato de clase deberían jugar un papel dominante las organizaciones locales (que, por otra parte, son las que imprimen un mayor grado de democracia en su funcionamiento) y no las organizaciones de industria (más adaptadas a los manejos burocráticos desde la cúspide). Este bloque de trabajos y documentos tiende a acumular la experiencia que brindan estas primeras huelgas del posfranquismo en provecho de la organización de luchas posteriores. Por otra parte, las reflexiones y análisis que aparecen en estas páginas esperan favorecer una mayor consistencia y cohesión de los grupos que se colocaron en favor de la autonomía de clase y ayudar a que se cierre el paso a nuevas maniobras «manipuladoras, de las luchas obreras por parte de la oposición política pactista que redunden cn perjuicio de la unidad de los trabajadores. Pues quizá la principal conclusión que se puede extraer de estas expe- riencias es el carácter abiertamente unitario que ha presidido las luchas en las que ha dominado la tendencia «autonomistaP. Mientras que, por el contrario, la unidad SC rompe cuando se intenta lograr en torno a objetivos impuestos desde fuera. Y aun cuando en este caso se alcanza un comportamiento formalmente unitario, finalmente permanece entre los trabajadores la sensación de haber sido «manejadosa rompiéndose la cohesión que en algunos momentos pudo existir.

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y febrero) y el PTE con su incoherencia, sus bruscos bandazos y su infantilismo era incapaz de plantear alternativas de lucha. Lo único que salió de estas reunio- nes fue una encuesta que sirvió para acallar a los que pensaban que las comi- siones no estaban haciendo nada y para satisfacer y justificar a los que (como el MCE) pensaban que se estaba haciendo to- do lo que se podía. Lo cierto es que el PCE consiguió neu- tralizar cualquier actividad eficaz de las comisiones (que no estaba seguro de con- trolar, pues las personas «majas» eran capaces de ir a un pleno cada cinco, seis o más meses pero no a una reunión cada dos, tres o cuatro semanas) y mientras elaborar con gente del partido un plan de trabajo con la estrategia a seguir. Esta es la unidad de CC00 (o del movi- miento obrero, según otros) que había que mantener (eso decía el PCE) y que impidió hacer algo al MCE y demás miembros de la «tendencia», la cual, des- pués de las huelgas de enero-febrero, en Standard puede decirse que dejó de existir.

Como resultado de las encuestas y de las Asambleas legales en grupos de 500 (el jurado estaba dispuesto a agotar la lega- lidad), se «elaboró» el anteproyecto del V Convenio colectivo y se remitio a la CNS el día 12 de noviembre. El viernes, día 14 de noviembre, el Consejo de ministros, presidido por Juan Carlos, emite un decre- to por el que se pone como tope a las subidas salariales el índice de subida del coste de la vida elaborado por el INE más tres enteros. Esto supone de hecho el descenso del poder adquisitivo de los salarios respecto al año anterior, puesto que el índice del coste de la vida del INE no refleja ni mucho menos la subida de precios de los productos de consumo cotidiano.

Por otra parte, unas semanas antes ya se había visto disminuido el poder adquisi- tivo de los trabajadores al decretar el gobierno la limitacion de las horas extra- ordinarias a un máximo de dos diarias, 20 al mes y 120 al año. Con la casi supre- sión de las horas extras se priva a los trabajadores de un dinero que supone en muchos casos hasta un 35 o un 40 % de los ingresos totales. En esta situación y otras, el decreto de congelación salarial del viernes 14 de noviembre, el sábado 15 la indignación del personal es general y es la presión de la gente la que hace que salgan Asambleas realmente masivas en horas de trabajo. En estas Asambleas se decide parar media hora el lunes para mostrar nuestra deci- sión por conseguir las peticiones del con- venio, que excedían con mucho las limita- ciones legales (económicamente se pedía ll 621 pesetas de subida lineal). Posteriormente, se iniciaron las negocia- ciones con la empresa, la cual dice ha de atenerse a la legalidad (al decreto de con- gelación) si bien ofrece una paga de 22 456 pesetas brutas (19 761 pesetas ne- tas, descontando el 12 % de IRTP), con motivo de celebrarse el 50 aniversario de la compañía. El 20 había muerto Franco y todos 10s

grupos que habían estado afilando SUS armas durante la desagradable y artifi- cialmente larga enfermedad del dictador, se dispusieron a lanzar su ofensiva. A la salida del trabajo, hay Asambleas casi todos los días, y el día 5 de diciem- bre se empieza a parar dos horas diarias y se aumenta a tres horas en unos cen- tros y a cuatro en otros a partir del 13 de diciembre. Este paro de cuatro horas dura hasta el 5 de enero. El PCE durante todo el tiempo ha tratado (y conseguido) de controlar a la gente, de «agotar» la legalidad y demostrar nuestra buena vo- luntad no parando algunos días de nego-

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ciación. Su afan legalista es obvio, pues al predominar en la Junta sindical y al controlar el jurado central controla la accibn; de ahí su afán de canalizar abso- lutamente todo por el Jurado. Por otra parte consecuentes con su política de *líderesn ha potenciado al máximo la figura de Piñedo (secretario del jurado central), el cual ha conseguido una influencia (que será decisiva) en la gente (sobre todo en Ramírez del Prado, el cen- tro politicamente más importante y en el laboratorio de investigación de Barajas del cual proviene). De no haber sido por este freno se habría llegado al paro total y a la creación de piquetes para extensión dc la huelga (medidas tanto unas como otras que eran rechazadas de plano por el jurado) si bien no pueden impedir el que espontáneamente se formen piquetes para informar y pedir apoyo económico y con paros a otras fábricas: más tarde también abogaron por la formacion de pi- quetes, por una parte para tratar de con- trolarlos, por otra parte para no quedarse fuera de una forma de lucha avanzada (más tarde contribuirán con el gobierno a desprestigiar los piquetes), y porque pare- ce que el partido considera oportuno extender los paros a otras fábricas (pero sin llegar al paro total apara no provocar el desalojo que puede romper la unidad»).

Se llega así al miércoles 7 de enero, con los trabajadores del Metro parados desde el 5 por la tarde, y Madrid colapsado por la ausencia de este servicio público. A las 9 se celebran asambleas y el paro pre- visto de 9 a 13 se decide prolongarlo hasta la salida (a las 14.45). El paro total en el Metro ha cogido de sorpresa al PCE, que ya está tratando de controlarlo y vol- verlo a llevar por caminos más adialo- gantes» y «cívicosn; y en Standard, el PCE, para evitar que otros grupos se le anticipen y consigan sacar el paro total

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(varias veces impedido por él), convoca las asambleas de las 9 y propone aumen- tar cl paro en solidaridad con los del Metro. El 7 por la tarde, se hace la pri- mera manifestación en la calle, a la que el PCE en principio no apoyaba mucho pero que luego se puso a la cabeza para evitar que se gritaran cosas uinoportunas» y para disolverla oportunamente y que no llegara a la confrontación con la poli- cía pues «no teníamos nada en contra de las fuerzas del orden público sino todo lo contrario» (!?), según dijeron en una con- centración ante la dirección en la calle Ortega y Gasset, el día 19 de diciembre, bajo la vigilancia de varios jeeps de la Policía Armada.

Según parece, la policía sí que tenía algo contra nosotros y en la manifestación que salió de Ramírez del Prado, a pesar de ir ordenadamente por la acera y al llegar a Atocha empezar a disolverse a instan- cias de la gente del PCE, las brigadas antidisturbios estacionadas en Atocha mirando al paseo de las Delicias comen- zaron a avanzar y a lanzar gran cantidad de granadas lacrimógenas y a repartir palos (algunos de los más apaleados fueron antiguos y fieles líderes del PCE de los que decían «todo lo contrario>). El jueves día 8, de nuevo se paró de 9 a 14,45, pero antes de la hora de la salida la empresa comunica a los trabajadores de Ramírez del Prado que a partir de la hora de salida queda cerrada la factoría. Hay asamblea masiva en el patio de esta factoría y se decide formar piquetes para ir a todas las fAbricas y talleres de la zona industrial de Legazpi-Méndez Alvaro. Se forman muchos piquetes y muy nume- rosos (algunos de SO, 60 y más trabaja- dores). Se va a las puertas de las fábricas y talleres (muchas negociando y revisan- do convenio y algunas en conflicto) para informar de la situacion de Standard y

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de Madrid en general (en Getafe llevaban casi un mes de huelga semigeneralizada, habiendo salido ya los conflictos de las fábricas y estando ya gran parte del pueblo en lucha). En esta ocasión, el PCE no puede oponerse a los piquetes, en parte porque puede que le interesen para que extiendan la huelga, pues parece que quiere llegar a una movilización general, a una demostracion de fuerza ante el go- bierno y ante la burguesía «progresista>. Al día siguiente, los demás centros de trabajo de Standard paran desde el prin- cipio del día, comunicando la empresa que a partir de la hora de salida queda- rán cerrados todos los centros de trabajo. A partir de ese día (viernes 9 de enero) habrá en la calle siete u ocho mil obre- ros de Standard (4 000 o más en Madrid y 3 000 o más en Villaverde), que junto con los de numerosas fábricas y talleres en conflicto y la construcción irán exten- diendo la huelga por Madrid y su cintu- rón industrial hasta llegar al borde de 1s huelga generalizada, casi general. Diariamente se celebraban asambleas en las que se informaba y se tomaban deci- siones. También se distribuía la gente las tareas de informar a fábricas, facultades universitarias, asociaciones de vecinos, etc. Se iba a concentraciones en la calle, a manifestaciones en la Gran Vía y a cualquier tipo de convocatorias genera- les. Las asambleas podían haber sido el órga- no democrático, de lucha y de gran valor pedagógico que objetivamente es. Sin embargo no fue así iPor qué? Una posi- ble explicación puede ser la siguiente: Cuarenta años de fascismo y brutal repre- sidn han creado en la gente un hábito de participación pasiva (de ahí fenóme- nos como el del fútbol), o de no partici- pacidn, que hace que con no demasiadas dificultades y una cierta habilidad se pueda llegar a manipular a la gente. Ade-

mbs el que durante 40 años no hayan existido org?nizaciones masivas de clase que mantuvleran la conciencia de clase y los objetivos en los obreros ha creado una relajación en esa conciencia de clase (llegando a veces al aburguesamiento) y una opacidad de esos objetivos que refuer- zan la posibilidad de manipulación. Asi- mismo, estas condiciones son buenas para el lanzamiento de líderes.

La voz cantante en las asambleas la lleva- ba el PCE (lógico ya que era el grupo hegemónico) y su actuación era la siguien- te: Planteaba las propuestas más cómodas para la gente. Trataba de canalizar todo a través del jurado (ya que en éste podía hacer prevalecer sus posturas). En nin- gún momento trató de aprovechar las magníficas condiciones pedagógicas que la situación brindaba para que la gente se autorresponsabilizara de las tareas a realizar, de que la gente se autoorgani- zara. En todo momento se pretendió que la gente delegara la responsabilidad en la representación sindical, en el jurado (en definitiva en el aparato, en la estruc- tura). o sea lo único que el PCE preten- dia era arrancar el voto de la gente en su favor, que la gente se limitara a votar, a delegar su responsabilidad para luego «muy ‘democráticamente» y en nombre de la asamblea cumplir los planes del par- tido. Y para conseguir esto no se reparan en medios: se tergiiersa la información (a veces se miente) pues ésta al venir mu- chas veces a través del jurado llega como y cuando el secretario del jurado quiere, se alaba a la gente (venga o no a cuento) para que luego vote las propuestas del alabante, etc.

En cuanto a MCE y PTE, que solían plan- tear propuestas más avanzadas y formas de lucha más educativas, había que ver hasta qué punto esto era asi porque era

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la forma de ganarse a la gente que no admitia la propuesta del PCE, y si en una situación hegemónica no habrían actuado de igual forma que éste, teniendo en cuen- ta que los conceptos, de «partido», de «vanguardias» directoras de «las masas», etc., son análogos en todos. El primer gobierno de la monarquía se encontraba impotente para detener el mo- vimiento huelguístico, que además estaba cada vez más politizado, al que cada día se sumaban nuevas fábricas y sectores. Por otra parte la patronal habfa respon- dido con un lock-out generalizado, con lo cual muchos miles de obreros se encon- traban en la calle luchando por sus inte- reses y extendiendo la lucha. Las expe- riencias tan valiosas, la concienciación de amplios sectores de la población eran peligrosos. Asimismo se temía un ensayo (quti hubiera sido muy educativo) de lo que en un momento podía ser una huelga general revolucionaria. Ante esto, en la semana del 12 al 18, el gobierno prepara su ofensiva y pide una tregua. En las asambleas de Standard, el PCE a través de sus elementos más destacados propone iconceder la tregua al gobierno! (tiene que demostrar que es una oposición civi- lizada, válida para el diálogo) y por eso no importa que la gente no haya alcan- zado ningún objetivo por los que se lu- cha; sólo importa demostrar que no se quiwe mantener ni llegar a una situacion «peligrosa» y que vale para el diálogo, puesto que puede controlar a «las ma- sas>‘.

A partir de este momento, el objetivo del PCE es parar el movimiento huelguístico en Madrid. Así, en un principio, se había opuesto a la creación de un comité coor- dinador de la huelga a nivel de Madrid y su cinturón industrial; más tarde lo acepta y presenta sus representantes. Para fwmar este comité hay una primera

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reunión en los locales de HOAC en la calle Silva, lugar habitual de reunión de CCOO, hecho éste sobradamente conocido por la policía. En esta primera reunión, que tiene lugar el miercoles 14, los asistentes van en su mayoría a título personal y sin representatividad alguna, puesto que no se han elegido delegados en las asambleas, por este motivo se decide que se elijan al día siguiente en las asambleas de la maña- na y por la tarde reunirse allí todos los delegados elegidos para el comité. Al día siguiente, jueves 15, a última hora de la tarde se encontraban en la calle Silva alrededor de 140 delegados que son dete- nidos por la policía, pero curiosamente (sospechosamente) tan sólo habia un sim- patizante del PCE entre los 140. A esa misma hora, los delegados carrillistas (no menos de 80) se reunían en otro lugar. Con esto se consiguió evitar el avance del movimiento huelguístico.

Una vez frenado, había que conseguir volver a la normalidad. Para ello trató que alguna de las fábricas más significativas entrara al trabajo. Lo intentó con Chrys- ler (antigua Barreiros) y le fallo. Lo intentó de nuevo con Standard y esta vez le salió bien. La dirección de la empresa mandó cartas al personal para incorpo- rarse en tres grupos los días 22, 23 y 24 de enero (jueves, viernes y sábado respec- tivamente). Ll miércoles 21, hay dos propuestas en la asamblea: una que el 22 ir a las puertas de la fábrica par; que no entrará nadie y si esto no se conseguía entrar todos y parar, propuesta por el PTE; otra, pro- puesta por Piñedo, era entrar el 22 los que correspondiera y no parar; el 23, ya con más gente dentro, parar cuatro horas, y por la tarde hacer asamblea para ver si se para el sábado todo el día y ver cómo se seguía la lucha. En la asamblea del viernes, inesperada-

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mente Piñedo propone parar dos horas el sábado; por mucho carisma que tuviera, la gente había pensado demasiado en parar el sábado durante todo el día. Como dijo un representante de Chrysler, mili- tantc del PTE que había ido a informar a la asamblea, el bajar las horas de paro a dos era una traición a la clase obrera. Si no todo el día, al menos salir3 cuatro horas de paro para el sábado.

El sábado por la mañana, a la hora de empezar el paro, a las 9, hay asamblea en el patio en Ramírez del Prado, y sorpren- dentemente los mismo jefes de taller y sección son los que avisan a la gente y la animan a que vayan al patio contras- tando esta actitud con las presiones y coacciones de todo tipo para que la gente no parara. En el patio, Piñedo se dedica a atemorizar a la gente diciendo que les han dicho de personal que si paramos las cuatro horas que cerrarían la fábrica, habría muchos despedidos y la empresa no se presentaría a una reunión que había de lo que que- daba del Comité de huelga (carrillistas) con una comisión de empresarios para tomar acuerdos a nivel de Madrid. En definitiva, consiguiú asustar a la gente y que aceptaran la propuesta de <<negociar con la empresa cuánto tiempo está dis- puesta a permitir de paro sin cerrar de nuevo las fábricas». Se fue con algunos miembros más del jurado al edificio de dirección, en Ortega y Gasset, y la empresa comunicó que el sábado podíamos parar dos horas y el lunes hora y media. Antes de volver a comunicar él resultado de la «negocia- ción%, se fue a Villaverde a decir que en Ramírez del Prado se había decidido parar dos horas solamente (falso, pues estaba aún por ver si en Ramírez del Prado se aceptaría lo que proponía la empresa 0 no). De Villaverde volvió a Ramírez del

Prado y dijo que en Villaverde el paro no había salido muy bien y que se había deci- dido parar las dos horas solamente (falso pues cuando el salió de Villaverde no se había decidido qui: hacer, si bien la con- fusibn y la desmoralización que se creó con lo de que en Ramírez del Prado se había decidido parar ~610 dos horas, creó una gran división entre la gente y mucha gente empezó a trabajar). Ni que decir tiene que esto supuso el fin de la lucha en Standard y en Madrid. El golpe defi- nitivo (y previsible) fue la asamblea con- vocada en los comedores de la institución profesional Virgen de la Paloma el martes siguiente y a la que se rodeó de todas ds garantías de legalidad (como el hecho

e que fuera en unas instalaciones ofi- ciales), para asegurarse que fuera el mayor número de gente posible menos concienciada, más timorata y también la más reaccionaria (es decir toda la gente que durante los días de lucha en la calle, de asambleas en las iglesias, de manifes- taciones se había quedado en casa por motivos que iban desde el miedo hasta el darle la razón a la empresa). Los mismos carrillistas implantaron un sistema de control a la entrada exigiendo el carnet de la empresa «para que no se metiera gente de otras fábricas*.

El espectáculo ofrecido en la asamblea de la Paloma fue avergonzante, viendo como Piñedo adulaba a la gente diciendo una y mil vececes y de cien formas distintas que «Standard había sido la punta de lanza, la vanguardia en las luchas de Madrid y que por tanto no se nos podía acusar de traición a la clase obrera> (obviamente esa acusación de la traición tendría que ser dirigida al PCE). De esta asamblea no pudo salir ni siquiera una hora de paro en apoyo a los miles de compañeros que aún estaban en huelga y con las fábricas cerradas (nosotros que

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habíamos realizado una campaña muy grande para conseguir solidaridad econó- mica, de paros, minutos de silencio, etc., de todas las fabricas). Salió la propuesta de ritmo lento y boicot a las horas extras. Posteriormente en la justificación y defensa de la actuación de Standard se llegó a posturas del tipo de que al fin y al cabo lo único que nos interesa es nues- tro convenio y que nadie ha hecho nada por nuestro convenio, ni iba a hacerlo. Con fecha 26 de febrero, el ministro de Trabajo dictó una <decisión arbitral obli- gatoria* que prácticamente se reduce a un aumento salarial del 17,lO % que supone de 2 570 pesetas/mes para el peón, a 5 278 pesetas para el ingeniero (brutas). Consecuencia lógica de dirigir (manejar) a la gente, arrancar votaciones sin infor- mar adecuadamente, sin decir la verdad y a veces mintiendo; en definitiva de defender los intereses del partido (que son completamente distintos de los de la clase obrera) haciendo creer a la gente que es el camino a seguir, consecuencia lógica, repetimos es la confusión y des- moralización de la gente.

Para dar una idea de la situación de la gente baste decir que tras conocerse los graves sucesos de Vitoria, en los que murieron asesinados varios obreros el día 5 de marzo, se para un cuarto de hora en Ramírez del Prado. Más tarde, al cono- ccr con más exactitud el número de muer- tos y la forma en que se desarrollaron los hechos, los trabajadores políticamente más sensibles vieron la necesidad de res- ponder a estas actuaciones de Estado fascista, convocaron una asamblea a la salida con objeto de tratar de realizar acciones de solidaridad. La asamblea es poco numerosa (unos 500 asistentes) lo cual es índice de la apatía e insensibilidad a que había llegado la gente tras la frus- tante lucha de enero. Lo correcto hubiera 142

sido ver lo que se podia hacer para sen- sibilizar y concienciar más a la gente, haciendo paros en los días siguientes de un cuarto de hora, o media hora en los talleres y secciones que se pudiera, durante los cuales se podían celebrar asambleas, etc. El PCE mantenía la tesis de que había que conservar la unidad y que había poca fuerza para parar todo el mundo proponiendo una concentración a la salida o parar un día un cuarto de hora. Lo cierto es que no estaba dispuesto a solidarizarse con lo de Vitoria por dos motivos: la postura del PCE fue contraria totalmente a la forma en que se desarro- llaron las luchas de Vitoria (de hecho la Michelín de Vitoria, controlada por el PCE, estaba actuando como esquirol res- pecto a las otras factorias de Michelín en Aranda, Burgos y Lasarte). En segundo lugar, con una postura fuerte de solida- ridad, ante ciertos sectores reticentes de la burguesía podía aparecer el PCE iden- tificado con los «piquetes» y demás for- mas .incontroladas» de lucha, y precisa- mente el PCE está preocupado sobre todas las cosas de mantener su figura de «oposición civilizada., de « interlocutor valido)), ante la burguesía. Por otra parte, ante el mundo obrero no puede silenciar absolutamente las muer- tes y de ahí las propuestas del tipo de ula concentración a la salida>>, «un cuarto de hora dc paro un día., y análogas. Algo parecido pasó más tarde con motivo del Primero de Mayo y su propuesta de «ir a comer la tortilla a la Casa de Cam- po».

La caja de resistencia

En Standard se hacían colectas de una forma bastante regular. Se canalizaban generalmente a traves de CC00 y puede

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decirse que había varias cajas (una por centro) aunque muy coordinadas entre sí. A finales del verano, el PCE lanza una campana de formar una caja centralizada a nivel del Metal (si puede ser, incluso más amplia). Pretende que cada caja se quede con un pequeño porcentaje (el 10 o el 15 %) para gastos de papel y de fun- cionamiento de la comisión y el resto (el 85 0 el 90 %) que pase a la caja centra- lizada que estaría controlada por una de esas ncoordinadorasa de alto nivel de CC00 que nadie sabe de dónde han salido y cómo y quién las ha elegido. Otra pos- tura (minoritaria) dice que solamente pase el 10 0 el 15 % para funcionamiento de las coordinadoras y el resto lo admi- nistre cada comisión. Se trata de intensificar la recogida de dinero con miras a los previsibles con- flictos derivados del próximo convenio (los carrillistas se cabrearon bastante cuando en algunos sobres de recogida de dinero, se puso que el dinero era para poder hacer frente mejor a los posibles paros o despidos que pudiera haber durante el próximo convenio. Decían que no había que asustar a la gente).

En algunos centros, como en Méndez Alvaro y Barajas, los encargados del dinero eran seguidores del PCE y pasaron a la caja centralizada un gran porcentaje del dinero recogido. Los encargados del dinero de otros centros, como en Ramírez del Prado no eran partidarios de centra- lizar el dinero en la forma que se pre- tendía. De hecho, en Ramírez del Prado se le expuso el problema a la gente que daba dinero y casi todos eran partidarios de que el dinero se quedara en el centro de trabajo y cuando hubiera que ayudar económicamente a algún compañero de dentro o fuera de Standard, o dar dinero para una huelga, etc., que se hiciera como se había hecho hasta entonces.

Un gran porcentaje del dinero recogido cn Standard, se recogía en Ramírez del Prado por lo que el mismo Piñedo pre- sionó personalmente sobre uno de los miembros de la xcomisión de la pasta, para que se pasara el dinero de Ramírez del Prado. Sin embargo, de Ramirez del Prado no se pasó nada de dinero a la caja central. Al iniciarse el conflicto, se ve la necesidad de hacer una gran caja y mucha gente se lanza a recoger dinero, haciendo colectas en las calles, bares, mercados, rifando cosas. Las asociaciones de vecinos y algu. nas parroquias contribuyen con colectas. En montones de fábricas y talleres se reparten hojas informativas y se hacen colectas para Standard. Así se llega pronto al millón de pesetas recogidas. A pesar de haber una «comisión de la pastan dentro de las CC00 de Standard, en el jurado se designan unos responsa- bles del dinero que son fieles carrillistas y que prescinden absolutamente de la uco- misión de la pasta». Esto no es de extra- ñar, puesto que desde el día 19 de diciem- bre que hubo un pleno, puede decirse que las comisiones en Standard dejaron de funcionar hasta finales de febrero. Este es el «peso» de la lucha que han llevado las CC00 en Standard.

La cuestión del dinero fue motivo de dis- cusión durante todo el tiempo. Asf, el día 14 de enero en la asamblea se discutió cómo organizar la caja. El PCE proponía una caja centralizada en un despacho de abogados. Se argumentaba que era mejor tener todo el dinero junto que se contro- laba mejor, era más difícil que alguien malintencionadamente pidiera dinero más de una vez por el mismo motivo, etc. Otra propuesta era organizar las cajas al igual que la recogida de dinero por barrios o zonas. El que necesitara dinero iba a la caja de su barrio. No obstante, como

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podía haber gente descolgada (bien por- que en su barrio no se hubiera organizado aún la caja, bien porque no estuviera en un barrio concreto), una parte del dinero recogido cn las cajas de barrio se centra- lizaría en una caja que no tendría asig- nada zona ninguna. Para esto se argu- mentaba la mayor agilidad de las cajas (era absurdo que el dinero recogido en el barrio y que hubiera que repartir entre los obreros necesitados del barrio, saliera fuera del barrio para ir a parar a una caja central para luego volver en gran parte al mismo sitio). También por razo- nes de seguridad, pues de esta forma para desarticular la resistencia económica la policía tendría que desmontar 15 o 20 cajas de resistencia lo cual es mucho más difícil que desmontar una sola, Tam- bién en el barrio se conocía más exacta- mente la situación particular de cada persona que tuviera necesidad de recurrir a la caja. Aparte estas ventajas de tipo técnico, se aducía otra muy importante: con cada caja había un grupo de gente organizada y con unas responsabilidades muy grandes. Pero esto no le interesaba al PCE, por lo que, bashndose precisa- mente en los hábitos de participación pasiva de la gente, ofreció una alternativa cúmoda; si se votaba su propuesta la

Marconi La carestía de la vida cada vez mayor y las palabras del ministro de Hacienda diciendo que la culpa de la actual crisis la tenemos los obreros porque ganamos demasiado son las consignas que hacen brotar el conflicto latente y unifican nuestras reivindicaciones contra los topes salariales y a continuación por la readmisión de los despedidos y la libertad de los dctcnidos; mas tarde se plan. tearía también por la reapertura de las fábricas.

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gente tendría que ocuparse sólo de recoger cl dinero y no tendría que ocuparse de guardarlo, repartirlo, ver lo que se daba a cada uno, etc. Así salió votada su pro- puesta por el 70 % (contra el 30 % que votó la otra) aproximadamente. Posteriormente, la caja se vio engrosada considerablemente pues a los represen- tantes sindicales la empresa no les des- contó dinero por los días en que no se trabajó y en la Junta Sindical se acordó dar ese dinero a la caja. Dado que había varios cientos de representantes, aunque hubo algunos que no lo dieron todo, la caja de resistencia se vio incrementada en 3 o 4 millones de pesetas más. Luego se vio que «era más difícil que dieran dincro en la caja que de un banco», según decía mucha gente. Tampoco se han publicado hasta ahora (junio de 1976) cuentas de lo que se ha hecho con el dinero. Sc ha dado cantidades como cin- cuenta mil, cien mil, 0 ciento cincuenta mil pesetas a algunas fábricas en lucha, pero con muchas dificultades y se ha lle- gado a decir, para no dar dinero, que Nel dinero de Standard es de los obreros de Standard». De esta forma entienden los carrillistas la unidad, la solidaridad. Así SC esfuerzan en aumentar la conciencia dc clase.

En esta situación nos encontramos los tra- bajadores de Marconi que debido a que tambicn hemos participado en el conflicto, es hora de hacer análisis del proceso que hemos seguido y, sobre todo, de la <forman en que se cortó la lucha, ya que en el aire existe un cierto malestar por lo ocurrido. En Marconi comenzamos los conflictos el día 8 de enero en razón de las reivindica- ciones antes sehaladas, transcurriendo de la siguiente forma:

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Día 8. En razón de 3 000 pesetas de subida lineal, abajo los topes salariales, readmision de despedidos, libertad de los detenidos; paramos dos horas. Día 9. Dos horas de paro y salida andando hacia Villaverde, donde nos juntamos con otros compañeros de Standard, Boeticher, Vers, y de distintas fábricas así como veci- nos del mismo Villaverde que se unieron a la manifestación; la cifra que dio el perio- dico Ya fue de 10 000 manifestantes, aunque en la realidad se puede hablar de entre 15 000 y 20 000, sin contar los compañeros de Barreiros (Chrysler) que estaban encerra- dos. Día 10. Se producen nuevas detenciones de algunos dirigentes del Metal y aumentamos el paro a 2,30 horas. Día 12. En razón de una hora de paro pro- movida por la Union de Trabajadores y Técnicos del Sindicato Vertical (UTT) para- mos tres horas. Por la tarde sería detenido un compañero de Marconi en los alrededo- res del Ministerio de Hacienda, pero su detención pasó desapercibida al no saber la noticia prácticamente hasta su puesta en libertad.. Día 13. Se para 3.30 horas, realizándose asambleas durante el paro; a la salida, se decide ir andando a Villaverde, pero debido al despliegue policíaco se recurre a ir por nuestros propios medios sin que se pueda realizar la manifestación como tal, sino a nivel de grupo. Día 14 y 15. Continúan las asambleas duran- te el paro, siendo éste de 3,30 horas. Día 16. A la entrada nos enteramos que el día anterior ha sido detenido otro compañe- ro, por lo que se plantea la solidaridad de clase y en las asambleas del paro (3,30 horas) se decide que nos quedaremos en la fábrica hasta que salga el compañero. Este hecho fue muy importante ya que por primera vez se planteaba que había que ha- blar de unidad, porque mientras que en otros talleres se planteaba que había que esperar las 72 horas que marca la ley, en la nave de Pentaconta se planteó la solidaridad inmediata y en la Asamblea de las 3,30 se demostró que la unidad no consiste en estar juntos sino con la misma idea y que es más

valioso un grupo convencido de lo que tiene que hacer que una «masa» junta pero divi- dida interiormente; y eso fue lo que pasó: el grupo que marchamos hacia la explanada enfrente de personal sentíamos IU unidad y al grito de iunidad! se sumaron más com- pañeros hasta formar una cantidad impor- tante que aguantamos hasta las 5,30 en que abandonamos el recinto de la fábrica. Día 17. En la nave de Pentaconta, se realiza una asamblea a la entrada en la que se informa que el compañero no ha entrado y decidimos que hay que parar todo el día, pero tras la intervención de la representa- ción sindical y en aras de una falsa unidad nos ponemos a trabajar a las 8,30, pero de jando constancia de que ese día pararemos cuatro horas y si el lunes no entra el compa- ñero se parará todo el día. Día 19. Entra el compañero y se continúa el paro de 3,30 horas. Día 20. Continúa el mismo paro, pero alre- dedor de las 13,30 los compañeros de Pen- taconta deciden salir a la explanada para hacer fuerza sobre la reivindicacion de las 3 000 pesetas, cosa que no es secundada por el resto de la fábrica produciéndose cierto confusionismo, siendo aprovechado por un cierto sector de los enlaces, que viendo el peligro de las asambleas en el tiempo de paro, en las que participamos con arreglo a nuestras necesidades más inmediatas, deci- den, al margen de los trabajadores, que no se realicen dichas asambleas durante el paro en la nave de Pentaconta. Día 21. Hasta el 26 todo está estacionario y se hacen asambleas en las que se decide continuar con la misma postura. Día 27. Se entra anormal> y dispuestos a parar -10 acordado en la asamblea del día anterior- cuando al llegar las asambleas del bocadillo nos quedamos perplejos de lo que ocurre y por ser el día en que se cortó el conflicto y como ocurrieron cosas «extra- ñas» lo analizaremos despacio. La cosa empezó en el bocadillo de las 10, donde nos juntamos toda la zona de «arri- ba» con una asamblea de unos 600; también están los compañeros de forma de cable, algunos de rotar-y, etc. Allí la representa- ción sindical empezó por decir que tras

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haber tenido un pleno (aparte del del día anterior) habían acordado que se debia vol- ver a la normalidad porque los empleados no se habían sumado al conflicto y, es más, que la conflictividad del Metal estaba ce- diendo y si continuábamos así nos queda- ríamos solos: tras la polémica que levantó la reacción de la gente, no se concretó nada y cuando la asamblea terminb a las lo,30 el confusionismo era tremendo y a continua- cion se bajó a la Asamblea de Pentaconta donde asistió prácticamente toda la repre- sentación sindical y tras decir la mismo que en la asamblea anterior argumentaron que la gente de arriba estaba de acuerdo en volver a la normalidad. A la pregunta de que por qué no se respetaba la decisión tomada en la anterior asamblea de las 3,30, contestaron que era umejor, decidirlo en la de los bocadillos. Tras la polhmica que durd casi una hora salimos de la asamblea con una impresión de haber sido manejados impresionantemente porque, como se supo al día siguiente, la única empresa que había entrado a trabajar era Standard y con cier- tas maniobras por parte de algunos del jurado y enlaces como nos enteraríamos más tarde, porque Chrysler seguía cerrada y en la lucha, Casa la habían militarizado, Pegaso seguía cerrada, Kelvinator idem, John Deere idem, y así sucesivamente rela- taríamos un número considerable de empre- sas que segufan en la lucha y que no afloja- rían su situación hasta días más tarde y en algunos sitios con sus mejoras consegub das o con posturas combativas como en el caso de Intelsa.

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Así, y en razón de no terminar el conflicto sino aplnzarlo, ya que la UTT pensaba hacer un llamamiento a la huelga general para el día 3 (según los enlaces), y como ése era también el plazo dado por la empresa, volvi- mos a la *normalidad», llegando ese día sin huelga general y con una salida de la empre- sa de 4 000 pesetas en lugar de las 9 000 por las que habíamos estado luchando. Debido a la actuación de la representación sindical, debemos sacar enseñanzas de lo ocurrido y es que mientras que no nos orga- nicemos nosotros mismos los obreros para luchar por nuestras necesidades, pero al margen de la empresa y de aquellos partidos que no luchan por nuestros intereses y mien- tras que no seamos nosotros los obreros los que decidamos cuándo debe continuar un conflicto o cuándo se debe cortar, hasta que no consigamos tener nuestra propia organi- zación, estaremos a merced de determinados intereses que, si alguna vez coinciden con los nuestros, son las menos. Es curioso cómo cada vez que se ha plan- teado una reivindicaci6n a la empresa, ésta nos dice que todavía no es el convenio, y desde aquí le preguntamos, {es que nuestras necesidades sólo son en abril? Compañero, bien seas enlace sindical o no, debemos ser conscientes de que la unidad no se forja porque se diga muchas veces sino porque se lucha por ella, pero ~610 exis- tirá cuando rompamos con esa legalidad que nos quieren imponer para controlar nues- tras luchas y sdlo cuando consigamos una organización obrera, una organización que asté formada por nosotros y para nosotros.

Telefónica 1. Sobre las condiciones de trabajo en esta empresa

La conflictividad laboral en Telefónica du- rante los últimos 40 años, ha sido nula, sobre

en la conflictividad en todos los sectores

todo cara a la opinión pública, hasta prácti- debido a unas especiales condiciones eco&

camente finales de 1975 y el año 1976. Es micas (carestía de la vida, congelación de

cierto que esto coincide con un incremento salarios, etc.) y políticas (muerte de Franco, crisis política, etc.).

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Pero la baja conflictividad en este caso tam- bién viene dada por unas condiciones inter- nas, que hacen que sea más dificil todavía que los trabajadores adquieran una concien- cia de clase, y cuyo análisis puede ayudar- nos a dar toda la importancia que han tenido las dos huelgas en Telefónica y el gran paso que han supuesto, respecto a una concien- ciación en los trabajadores. Estas condiciones que determinan el ambien- te laboral! podemos analizarlas desde dos ángulos drstintos: por una parte las carac- terísticas de la empresa y su organizacibn y por otra parte el servicio prestado por esta empresa.

La CTNE tiene unas características como empresa que hacen que no sea ni privada ni un organismo del Estado. Esto lógicamente hace que la relación entre la patronal y los trabajadores sea diferente a la de una empresa privada sin que por otra parte los trabajadores sean funcionarios del Estado, con todas las características que ello pudiera conllevar. Telefónica es una empresa privada, S.A., que explota el Servicio Telefónico por un con- trato de concesión concedido por el Estado. Este tiene sin embargo una participación del 40 %, que al estar el resto dividido entre 300000 accionistas, ninguno con una parti- cipación superior al 3 %, hace que sea accionista mayoritario. Esto se refleja en la organizaci6n dentro de la empresa y asf los máximos cargos, presidente del Consejo de Administración y el consejero delegado, son nombrados directamente por el gobierno, que a su vez está representado dentro de !a empresa en la figura del delegado del go- bierno. Aunque la CTNE es una empresa privada y su objetivo debería ser obtener la máxima rentabilidad, la participación del Estado hace que la mayoría de los cargos directivos tengan un carácter político, donde la efecti- vidad de estos cargos, practicamente vitali- cios, no cuenta. Merece destacarse el papel desempeñado por los cuatro bancos, éstos tienen una par- ticipación no superior al 3 % que les per- mite obtener beneficios indirectos de Tele-

fónica (préstamos, facturación, etc.) y no les preocupa la rentabilidad real de CTNE. Tam- bién ocupa un papel importante el capital extranjero que, sin tener participación de capital en Telefónica, como proveedor obtie- ne tambicn su gran parte del pastel. En estas condiciones el papel que juega el gobierno no es diferente al que desempeña a nivel nacional: con su política favorece y colabora con el capital privado y el capital extranjero. Teniendo en cuenta lo anterior y las carac- terísticas de este régimen y de este gobierno, en Telefónica se ha creado una organización laboral que no está basada en una mayor efectividad, sino en una mayor represión y división. Existen 16 grupos diferentes, dentro de cada grupo 5 ó 6 categorías; esto junto con la proliferación de mandos intermedios hace que el sistema de autoridad en Telefó- nica esté basado en la corrupción (los man- dos intermedios no suelen ser los trabajado- res más eficaces) y en el miedo que deriva de una división. Esta divisi6n de grupos ha hecho que las reivindicaciones generales tanto económicas como sociales o políticas hayan sido susti- tuidas por unas de grupo, planteándose inclu- so la lucha entre grupos. Respecto al servicio prestado por esta em- presa, podemos distinguir cuatro grupos laborales diferentes respecto a su trabajo:

Tráfico. Este grupo lo forman las telefonis- tas que atienden el servicio telefónico ma- nual; el hecho de ser un servicio a extinguir, hace que sus condiciones de trabajo sean todavía peores. Este grupo por el tipo de trabajo y sus condiciones (trabajo en el mis- mo sitio) es el que debería tener una mayor conflictividad, ya que la jornada es dura y prueba de esto cs el alto número de enfer- medades (nervios, oídos, garganta, etc.) que da este sector, pero el hecho de ser todo mujeres hace que esta conflictividad baje mucho.

Centrales. Este grupo lo forman los mecfuni- cos, operadores técnicos, que son los que trabajan en los equipos. Este tipo de tra- bajo no es duro y aunque ha sido el sector

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donde la concienciación se ha conseguido antes, no ha sido fácil y ~410 unas condicio- nes económicas, y un nivel cultural más alto por ser obreros especializados han ayudado a conseguirla.

Brigadas - Celadores. Este grupo comprende a las brigadas de construcción, averías y los obreros que andan por las casas: en este sector que tiene el nivel cultural más bajo, las condiciones de trabajo son también du- ras, el número de accidentes es muy elevado y carecen hasta de un centro de trabajo. Pero al trabajar en la calle y carecer de este centro donde reunirse hace muy difícil su unión y por tanto su concienciaci6n.

Oficinas. Este grupo por sus condiciones cómodas de trabajo tiene una baja concien- ciación de clase y política, se consideran pequeños burgueses y esto se acentúa más

todavía en provincias, fuera de Madrid y Barcelona, donde el trabajador de Telef6. nica se considera privilegiado. A las condiciones especiales de cada grupo hay que añadir algunas generales a todos, como son la gran dispersión de centros de trabajo dentro de una misma localidad y teniendo en cuenta que esta empresa es de ámbito nacional la dispersión geográfica, hace muy difícil la coordinaciún entre los diferentes grupos de trabajo e incluso dentro del mismo grupo, de cara a la unión de los trabajadores. A esto debemos añadir lo que antes ya he señalado, respecto al sistema de autoridad, la gran proliferación de mandos intermedios dentro de los grupos laborales, facilitan una mayor represión por parte de la empresa, creando entre los trabajadores un miedo a cualquier acción reivindicativa unitaria.

2. Las elecciones síndicales y la preparacibn de la Candidatura Unitaria Democrática LCUDJ

La representación sindical en Telefónica hasta las recientes elecciones, estaba forma- da por trabajadores típicos de un sindicato vertical y por supuesto más cerca de la empresa que de los representados. Aquellos que no se encontraban en esta situación se veían obligados a dimitir. Su papel era totalmente tebrico y por parte de los traba- jadores existía una apatía total hacia ellos, incluso muchos no conocían a su enlace. Las Comisiones delegadas (vocales provincia- les) y el Jurado único de empresa cumplían un papel burocrático respecto a los proble- mas de los trabajadores, los cuales confia- ban mas en el paternalismo de la Compañía que en la combatividad de sus representan- tes. En la discusión del VI Convenio colectivo en 1973, hubo en Madrid, Barcelona y Euska- di unos conatos de conflicto por parte de la vanguardia que no tuvo repercusión ni den- tro ni fuera de Telefónica. Ante esta situación y con unas elecciones sindicales dentro del Sindicato Vertical para junio de 1975, como ocurrió a nivel de todas

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las empresas, los diferentes grupos políticos discuten la conveniencia o no de presentarse a estas elecciones. A excepción de UGT y CNT, el resto de los partidos políticos que afirmaban su presencia, y junto a éstos una vanguardia independiente, ven que la mejor forma de luchar por las reivindicaciones de los trabajadores es copando los puestos lega- les del Sindicato vertical. (La intencionalidad, pienso, es diferente, unos quieren la des- trucci6n total de toda la Organización sin- dical fascista desde dentro, otros sin embar- go, pretenden conservarla pero dominán- dola.)

Vista la conveniencia de presentarse a las elecciones, en Telefónica al igual que en el resto de los sectores se empieza a preparar la CUD, desde noviembre una amplia van- guardia de trabajadores que forman las CC00 se reunen todos los martes en los loca- les de HOAC. Las CC00 en Telefónica están formadas por trabajadores integrados en PCE, ORT, PT, MC, LCR y USO y por trabajadores indepen-

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dientes no pertenecientes a ningún grupo político. El objetivo de estas reuniones era la prepa- ración de un Programa electoral común de la candidatura unitaria de los trabajadores de Telefónica y la coordinación de toda la vanguardia en la difusión de este programa en sus centros de trabajo, de cara a la pre- paración de las elecciones sindicales. Después de muchas discusiones se llegó a un programa mínimo reivindicativo, compro- meti6ndose a defenderlo con el apoyo de te dos los compañeros, informar puntualmente de cualquier novedad, no aceptar ni firmar nada que no haya sido previamente aprobado por los trabajadores y dimitir de su cargo si no cumplen este compromiso. Este programa supone un gran avance en las reivindicaciones unitarias de los trabajadores de la CTNE que hasta ahora habían sido siempre y fundamentalmente económicas. Recoge así reivindicaciones económicas (su- bida lineal de 6 000 pesetas, IRTP y Seguri- dad Social a cargo de la empresa, revisión semestral, etc.), reivindicaciones sociales (intervención efectiva de los trabajadores en todas las cuestiones que les afecten, en Tr& fico observación de circuitos no de personas, etc.) y reivindicaciones políticas (derecho de expresión, reunión, amnistía, etc.). Efectivamente el trabajo de CC00 cara a la difusión de este programa, hablando con los trabajadores, empezando a hacer asambleas en centros de trabajo a pesar de las trabas puestas por la empresa, va creando un am- biente cara a las elecciones que con anterio- ridad no había existido.

Al igual que ocurre en Madrid, Barcelona y Bilbao preparan también de igual forma sus elecciones Y presentan su CUD. En el resto de las prox&cias, de una forma aislada apa- recen también trabajadores que asumen el programa mínimo reivindicativo de las CUD. Mientras tanto la empresa prepara también sus candidatos y lanza su propia campaña. Así cuenta con un subdirector regional casi exclusivamente (en Madrid, Barcelona, y Bilbao, totalmente) dedicado a la prepara- ción de las elecciones, en Madrid se monta una sección en el Departamento de personal

con unas 15 personas trabajando no sólo en la preparación de sus elecciones y sus can- didatos sino también poniendo toda clase de trabas a la CUD. Asi, por ejemplo, en junio, víspera de las elecciones, representantes cla- ros de esta candidatura son trasladados de Central por anecesidades de servicioa consi- guiéndose por la publicación de este hecho que la empresa se volviese atrás. Se estudia por parte de la empresa la distri- bución del número de enlaces por grupos y por centros de trabajo que más perjudique a la CUD y que lógicamente es la que en las normas electorales sale en el Sindicato. Las vísperas de las elecciones se ponen toda serie dc dificultades para informar y difun- dir el programa, haciendo marcadas diferen- cias con los representantes avalados por la empresa. En la presentación de las candidaturas el sindicato de acuerdo con la empresa, anula muchas de las presentadas por la CUD, reci- biendo fuera de plazo candidaturas de otros representantes. A pesar de todo este montaje realizado por la empresa y el sindicato, de las dificultades puestas a la vanguardia, se celebran las elecciones el 4 de junio y la CUD en Madrid gana con una mayoría aplastante, el 90 %. En Barcelona y en Bilbao ocurre igual.

Ante esta derrota y teniendo en cuenta que por su caracter nacional, Telefónica consti- tuye una agrupación, la segunda Case de las elecciones se retrasa hasta octubre, por 20 cual los antiguos representantes siguen en activo. A pesar de todo los nuevos enlaces reunidos en el Sindicato exigen al presidente de la UTT que, teniendo en cuenta al retraso de las elecciones y ante un próximo Conve- nio que urge su preparación, se acepte el nombramiento de una Comisión de enlaces con carácter oficioso que inicie la prepara- ci6n del anteproyecto del VII Convenio colectivo. Se accede a ello y sale esta Comi- sión formada por 15 miembros, elegidos de- mocráticamente por todos los nuevos enla- ces y con representantes de los diferentes grupos de trabajo. La empresa no obstante no reconoce oficialmente esta Comisión. Así los enlaces sindicales empiezan a traba-

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jar y aunque la empresa continuamente pone dificultades se van incrementando las asam- bleas en los centros y a su vez los trabaja- dores movilizados por unas elecciones en las que por primera vez han participado activa- mente, empiezan a preocuparse y a consultar a los nuevos enlaces. Se recogen propuestas de cara al próximo Convenio que la Comi- sión se encarga de centralizar. En septiem- bre se denuncia por el antiguo Jurado el VII Convenio colectivo. Ante el incremento del coste de la vida se empiezan a movilizar los trabajadores por la petición de un plus de carestía de 20000 pesetas lineales para todos, petición que hacen suya los enlaces y que se encarga la Comisión de los 15 de negociar. Se rea- lizan algunas acciones a un nivel todavía minoritario y de escasa importancia cara a conseguir esta reivindicación (brazaletes, concentraciones en la puerta, etc.). En la segunda fase de las elecciones sindi- cales celebradas a principios de noviembre, por un mancjo en las normas electorales y una distribución inapropiada y no represen- tativa por grupos (unas 6 000 telefonistas tienen un vocal provincial al igual que unos 100 delineantes), el 90 46 a favor de la CUD

3. La huelga de enero

El ambiente laboral en CTNE que hizo posible los dos días de huelga en enero vino preparándose desde la primera quincena de diciembre. Por estas fechas, una serie de circunstancias políticas (muerte de Franco) y económicas (congelación de salarios, cares- tía de la vida, etc.) provocan un amplio movimiento huelguístico que favorece tam- bién la movilización en CTNE. Durante estos días unos 12 000 trabajadores de un total de 16 000 participaron en diver- sas acciones en apoyo de una petición de 6 000 pesetas mensuales a cuenta del Conve- nio desde el 1 de enero; solicitud de amnis- tía e inmediata constitución del Jurado de empresa. Estas acciones producidas van desde treinta minutos de silencio, ritmo lento, encierros, asambleas, etc.

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en la fase anterior se convierte en un 40 %, en ésta. No obstante, en la tercera fase, elección de los vocales nacionales, que constituyen el Jurado único de empresa, un fallo de la empresa hace que en Madrid, Barcelona y Bilbao gane la CUD. Así llegamos a princi- pios de diciembre con un Jurado único que de 32 miembros 18 son de la CUD. La coordinación durante las elecciones se hacía a través de CC00 que juegan un papel muy importante en el triunfo de la CUD. El resultado cs que una mayoría de la gente que de una forma activa pertenece a Comi- siones copan los puestos legales como enlaces sindicales, pero la correlación de fuerzas de los grupos políticos pertenecientes a CC00 está clara y aparte de los independientes que carecen de una organización, la mayoría es del PCE, que se hace mayoría absoluta en el caso de los vocales nacionales, ya que es el único grupo representado en el Jurado único. A partir de aquí, todo el trabajo de CC00 se canalizará a través de los enlaces sindi- cales y del Jurado de empresa y estos se convertirán en los dirigentes de todas las acciones llevadas a cabo en Telefónica.

Ante las presiones de los trabajadores :a empresa convoca a todos los vocales nacio- nales y el Jurado toma posesión haciendo suya la peticibn de todos los trabajadores: 6000 pesetas de subida lineal a partir del 1 de enero y amnistía laboral. La empresa accede a negociar esa subida aunque no a la amnistía y concede una especie de indulto de las faltas graves, pero no de las muy graves. Después de una tregua en Navidades, en enero continúan las negociaciones. La pro- puesta definitiva de la empresa fue el abono de 5 000 pesetas lineales igual para todas las categorías durante los meses de enero, marzo y mayo, explicando su imposibilidad para acceder a las peticiones de los trabaja- dores, entre otras razones. amparhndose en

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la política de congelación salarial de Villar Mir. Esta propuesta definitiva de la empresa no es aceptada por los trabajadores, y en apoyo de su petición pararon el día 12 durante media hora. El Jurado por su parte, ese mismo día en apoyo también de la plata- forma reivindicativa, se encierra en su tota- lidad desde por la mañana y por tiempo indefinido hasta que la empresa se avenga a una nueva negociación, exigiendo tambikn garantías en el sentido de que no se apli- carán represalias como consecuencia de las últimas alteraciones registradas en diver- sos centros del país. Hacia las nueve de la noche el Jurado es desalojado violentamente por la policia. Al día siguiente el Jurado se vuelve a encerrar, hasta que la empresa llama por fin a la comisión negociadora donde se lleg6 a los siguientes acuerdos: 1) Iniciar las negociaciones con la acepta- ción previa de la empresa, para la per- cepción de una cantidad lineal y mensual, para los seis primeros meses del año, a cuenta de las mejoras económicas del VII Convenio colectivo. 2) Elevar por parte de la comisión de la empresa a la dirección la petición del Jurado único de que no haya sanciones por las acciones llevadas a cabo en defensa de esta reivindicación y que la contestación por parte de la Compañía se dará antes del 22 de enero de 1976.

El Jurado considerando que este acuerdo inicial supone un punto de partida positivo para los trabajadores da por terminado su encierro y llama a todos los compañeros a restablecer un clima de normalidad en el cual desarrollar estas negociaciones. Como consecuencia de esto en la tarde del día 13 y durante la mañana del día 14 se restablece totalmente la normalidad en Teléfónica, en espera del resultado de las negociaciones. En la tarde del día 14 se produjo un inci- dente al entrar en el vestíbulo del edificio central de la Telefónica, en la Gran Vía, un grupo de manifestantes ajenos a la Com- pafiía, lo que motivó la entrada de la fuerza

pública, cargando sobre algunos vocales nacionales y llevándose detenido al secre tario del Jurado de empresa, Mariano Cabrejas. Inmediatamente se empezaron a celebrar asambleas en numerosos centros tanto de Madrid como de otras provincias, y se llegó al acuerdo de empezar un paro mientras no se pusiese en libertad al secre- tario. La empresa agilizó sus gestiones e inmediatamente, aquella misma noche, estaba en libertad. De todas formas este hecho había exaltado y unido a todos les trabajadores con lo cual ante la nueva rup- tura de las negociaciones esa misma noche el ambiente era favorable para una huelga general y así al día siguiente 15, desde las 8 de la mañana empieza la huelga en Madrid a la que se van uniendo algunas provincias. Barcelona se une con un paro mayoritario de una hora. Así durante este dia y el día 16 se hace por primera vez desde 1931 una huelga en la que participan los trabajadores de una forma mayoritaria.

El día 16 por la noche, la empresa pide al Jurado reanudar de nuevo las negociaciones: en base a esto esa misma noche el Jurado saca un comunicado en los siguientes tér- minos: la empresa se compromete a que no habrá sanciones graves por la participación en las acciones llevadas a cabo en apoyo de la plataforma reivindicativa; la empresa hará una nueva oferta más cercana a las reivindicaciones económicas de los trabaia- dores. El Jurado así, sin contar con los trabaja- dores v en virtud de este nuevo acuerdo. llama “a la normalidad, el día 17 por lá mañana y a pesar de un general descon- cierto entre todos los trabajadores e incluso entre la vanguardia, se vuelve a la norma- lidad, exceptuando Barcelona que ese día por primera vez está en paro total. La nueva oferta de la empresa de 4 000 pese- tas es aceptada por los trabajadores y junto con la promesa de que no habrL sanciones graves, en la semana siguiente se restablece la total normalidad en toda España. Posteriormente la empresa continúa haciendo expedientes y aunque existe una llamada de atención al Jurado, éste confía en la palabra

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de la empresa. Efectivamente la empresa cumple lo pactado y no habrá sanciones graves, pero sí se consideran las faltas como graves; esto obliga al Jurado a reconocer su error en cuanto que no exigió nada por escrito de lo pactado con la empresa y a su buena fe sobre lo que ésta había prometido, poniendo sus cargos a disposición de los

trabajadores. Ante una situación de norma- lidad se pide al Jurado que negocie de nuevo lo que desde el principio se había pensado conseguir, y así este se sienta a negociar con la empresa, en una situación de inferio- ridad, consiguiéndose lo pedido pero por un acto paternalista de la empresa.

4. AnBlisis de esta primera huelga

En este análisis podemos observar dos trabajadores los hagan suyos y los defiendan, aspectos: primero, {cómo fue la participa- cosa que a veces se consigue si las circuns- ción de la mayoría de los trabajadores?, y. tancias, como en el caso de Telefónica en en segundo término, <cómo y quien llev6 la enero son favorables, pero que otras veces coordinación y dirección de esta huelga? no se consigue.

1) La participación de los trabajadores de forma mayoritaria en la huelga y en todas las acciones que llevan a ella, fue de una forma pasiva. En ningún momento tomaron parte activa en la dirección y coordinación. Se dejaron llevar y dirigir por una wanguar- dia» que aunque buscaba la defensa de sus intereses en algunos momentos se separaba de los trabajadores buscando intereses aje- nos a ellos. Durante todo este periodo efectivamente se realizan asambleas de centro e incluso mayo- ritarias en iglesias. Estas asambleas no tienen carácter decisorio, son de carácter informativo. Es poca la participación directa de los trabajadores, y no es aquí donde se acuerda la plataforma reivindicativa, ni cuáles son las acciones a llevar a cabo para defenderla, estos acuerdos en la mayoría de los casos se toman previamente, unas veces por CC00 (cuya representatividad es dudosa), otras por los representantes sindi- cales y a veces por representantes de algún grupo político con más fuerza que el resto. Existe pues, un proceso inverso al que debiera de existir, no son los trabajadores los que con un determinado nivel de con- ciencia de clase asumen unas reivindica- ciones y acuerdan unas acciones a llevar a cabo y que luego la vanguardia se encarga de orientar y defender junto con todos los trabajadores, sino que la vanguardia toma unos acuerdos que luego trata de que los

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Las circunstancias que en enero hicieron posible la participaci6n mayoritaria aunque no activa de los trabajadores son a nivel interno, la confianza depositada en la nueva representación sindical, sobre todo en el Jurado de empresa y que la reivindicación económica es asumida fácilmente por los trabajadores a pesar de una baja conciencia de clase. A nivel externo, influye en los trabajadores de Telefónica la alta conflictividad existente en el sector laboral debido sobre todo y aparte de la crisis política provocada por ra muerte de Franco, a la congelación salarial con un nivel tan alto de inflación y a los múltiples convenios colectivos que por entonces se estaban negociando: así tiene una gran importancia para Telefónica la huelga del Metm por su carkter también de servicio público.

2) Así como la preparación de la CUD y las elecciones sindicales fueron llevadas de una forma bastante unitaria por CCOO, en la huelga de enero las comisiones son desbor- dadas como tal organismo unitario, pasando la dirección de la lucha al grupo político organizado con mayor fuerza y que a su vez había copado una mayoría de los puestos legales en las elecciones sindicales. Esto viene a demostrar cómo CC00 no tiene una alternativa unitaria diferente a la de los grupos políticos integrados en ellas, ya que en los momentos de dirigir una acción

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unitaria predomina la organización y la direccidn del grupo político con más fuerza, no teniendo en cuenta al resto de los trabaja- dores integrados en Comisiones. En la coordinación que se hizo a travks de unos teléfonos atendidos constantemente y a través del Jurado de empresa, jugaron un papel muy importante los enlaces sindicales pertenecientes a la CUD, dentro de las difi- cultades existentes debido a la gran dis- persión geográfica de los trabajadores. La coordinación fue, a pesar de la falta de experiencia, bastante buena. También tuvieron un papel las asambleas que se celebraban en algunas iglesias y la coordinación en el sindicato, aunque como ya dije antes la participación de los trabaja- dores no era mayoritaria ni activa, pues en los centros al ser desalojados por la policía no se celebraban asambleas. La dirección, sin embargo, fue llevada direc- tamente por el Jurado de empresa (no todos) y por el grupo político al que representan; esto se demuestra en que las llamadas a la normalidad y a la huelga se hacen por el Jurado. Ante un comunicado que sale el día 16 a la noche, un grupo de personas unidas a algunos miembros del Jurado toman la decisión de volver a la norma-

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lidad sin contar con los trabajadores, pro- vocando a la mañana siguiente un gran desconcierto. Quizá ante unas prisas por volver a la nor- malidad y teniendo en cuenta que ya otros sectores lo habían hecho o lo estaban haciendo, se cometi el error, como ya he explicado antes, de no aclarar bien lo de las sanciones y de no exigir nada por escrito, cuando todos los trabajadores lo estaban avisando y pidiendo. El balance de la huelga es no obstante posi- tivo, se consiguió una subida lineal de 4000 pesetas y sin ningún coste, no hubo sanciones graves. Por otra parte y como más importante se había conseguido después de mucho tiempo movilizar a una gran mayoría de trabajadores, haciéndoles perder el miedo, por la defensa de sus reivindicaciones, que hasta ahora sólo confiaban para conseguir- las en el paternalismo de la empresa. Con las acciones anteriores a los dos días de huelga y con la huelga las asambleas en los centros se habían institucionalizado, con lo cual en el periodo posterior y para la preparación del VII Convenio colectivo las asambleas permanecen y se continúan asi- duamente.

5. La discusibn del convenio y la nueva huelga

Durante los meses siguientes, enero, febrero y marzo y hasta la próxima huelga, se pre- para el anteproyecto del VII Convenio colectivo, los enlaces sindicales recogen propuestas a todos los niveles y en todas las categorías; éstas, unidas a las reco- gidas por la Comisión de los 15, se centra- lizan en el Jurado, unificándose con los anteproyectos preparados en algunas pro- vincias. Durante este periodo CC00 sigue con sus luchas ideológicas de grupos y su trabajo se materializa en el trabajo de los enlaces sindicales, se trata de potenciarlos pero la realidad es que a los plenos de Comisiones nunca asisten más que trabajadores inte grados en los grupos políticos y algún que otro independiente; la representatividad de

la coordinadora que allí se elige, de los representantes de la Inter a nivel nacional y provincial es pues bastante reducida y es siempre consecuencia de la correlacibn de fuerzas que como ya dije está clara a favor de un determinado grupo político. Los trabajadores después del éxito conse guido están pendientes del Convenio y del Anteproyecto y confían totalmente en su Jurado de empresa. El Jurado elabora un anteproyecto por fin definitivo que distribuye entre los trabaja- dores y efectivamente recoge casi todas las peticiones de los diferentes grupos. Con el fin de unificar, se elabora entre las peti- ciones presentadas una plataforma unitaria reivindicativa que se intenta que los tra- bajadores en su totalidad asuman y aunque

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a muchos les parece amplia es adoptada aunque no asumida por una gran mayoría. En Madrid, durante tres dias consecutivos en asambleas de unos 600 a 1000 trabaja- dores, discutieron las condiciones en que debía ser negociado el Convenio, donde se aprobó una plataforma reivindicativa unita- ria para las deliberaciones del Convenio que incluye: amnistía en la empresa para todos los sancionados y despedidos por motivos sindicales o políticos, aumento de 7 000 pese- tas lineales, revisión semestral, IRTP y SS a cargo de la empresa hasta 450 000 pesetas de sueldo, jornada de 35 horas semanales, vacaciones de veintiséis días laborables, igualación progresiva de las percepciones por beneficios, control por los trabajadores de los fondos sociales y de algunos asuntos de vital importancia como el de Seguridad e Higiene.

Un hecho favorece las reivindicaciones de Convenio colectivo en Telefónica, la subida de tarifas aprobada el día 23 en el Consejo de ministros, subida que supera el 12 % anunciado en la prensa y que supone para Telefónica como mínimo unos ingresos netos de 12 000 millones de pesetas anuales. Hecho al que hay que añadir los beneficios obte- nidos por la Compañía por la devaluación de la peseta. Esto incrementa los ánimos y el optimismo entre los trabajadores de cara d la obtención de sus peticiones. El Jurado y la empresa con sus respectivas comisiones negociadoras y asesoras inician las negociaciones el día 4 de marzo en los locales del Sindicato Vertical. Se suceden las reuniones y por fin en la cuarta, celebrada en día 16 de marzo, la empresa hace una primera contrapropuesta a la plataforma reivindicativa presentada por la parte laboral. Respecto al primer punto su res- puesta es negativa y ambigua, a los puntos económicos contesta con la siguiente oferta: refundición de los pluses y paga de noviem. bre en 15 pagas, 63 000 pesetas anuales de aumento con el 15 % de incremento garan- tizado para los que con el aumento lineal no alcancen dicho porcentaje, extender la apor- tación de la empresa a la IRTP ala cotizaci6n de todos los empleados, aceptar la revisión

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semestral de acuerdo con el índice del coste de la vida oficial, siempre que sea igual o superior al 5 %, elevar a 24 días naturales las vacaciones. Esta propuesta no es aceptada por los tra. bajadores y en las próximas reuniones la representación social pide una nueva contra- propuesta que se adapte más a las peticiones de los trabajadores. El cambio en la dirección de la Compafiia del sefior Foncillas, se refleja según opinión del Jurado de empresa en un endurecimiento de las negociaciones. El día 23, la empresa hace su propuesta definitiva y última, añade a la oferta eco- nómica hecha otras dos que no varían sus- tancialmente nada más que en la Corma de pago. Ante el estado de las negociaciones, el día 22, las operadoras de la central de Don Ramón de la Cruz sin coordinar con nadie hacen un paro de media hora; ante esto y sin contar todavía con un ambiente apropiado, la van- guardia intenta empezar los paros de media hora en otros centros con el fin de evitar las represalias en esta central. No se con- sigue nada y los trabajadores no hacen ese paro. En la reunión celebrada el día 30, martes, a pesar de la actitud negociadora por parte del Jurado, la empresa da el ultimátum: o se acepta una de las propuestas o se va al laudo.

Esa misma tarde se celebra en Madrid una asamblea autorizada en el Palacio de Cristal. Ante la actitud de la empresa, de esa asam- blea sale un paro de una hora para el miér- coles y el jueves, que será de 2 horas el viernes. Este paro se hará en todos los turnos y así se trataba de presionar cara a la próxima reunión del viernes de la represen- tación social y la empresa y esa misma tarde, en una asamblea ya pedida, ante los resul- tados se decidiría de nuevo. A esta decisión se unen Barcelona y algunas provincias más. El jueves a la mañana con motivo de la celebración de una asamblea en el centro de Gran Vía entra la policía que ya perma- necerá en todo el edificio durante todos los días de huelga. Esa misma tarde en Barce-

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lona se celebra una asamblea donde la policía carga brutalmente, hecho que hace que a la mañana siguiente desde las ocho casi todos los centros de Barcelona vayan a la huelga por tiempo indefinido uniéndose más tarde Madrid y otras provincias. La empresa no depone su actitud, a pesar de la insistencia en negociar por parte del Jurado, que pide como cuestión previa la retirada de expedientes y respecto a la oferta económica considera y demuestra en un estu- dio que la situación financiera de la Com- pañía Telefónica es muy sana y puede hacer una oferta más cercana a la petición de los trabajadores. Así pues, se rompen las nego- ciaciones y se pasa a la Decisión arbitral obligatoria.

La Delegación de Trabajo publica en el ~oktín oficial el laudo que es superior a lo ofrecido por la empresa, debido quizá a la mediación del ministro de Trabajo pedida por el Jurado de empresa, mediación no con- seguida respecto a los expedientes en el caso del ministro de Relaciones sindicales. El laudo en principio satisface económica- mente a la mayoría de los trabajadores, pero piden para volver a la normalidad la nego- ciación de los expedientes y la incorporación a sus puestos de trabajo de los compañeros suspendidos, como medida cautelar, de empleo y sueldo por tiempo indefmido. Durante los primeros días cl Sindicato auto- rizaba asambleas mayoritarias donde se informaba de la marcha de las negociaciones que, ante una falta de asambleas de centro debido a los desalojos, los trabajadores podían utilizar para preparar una acci6n coordinada. Esto se complementaba con la coordinación a traves del teléfono y la coor- dinadora que se reunía todas las tardes en el Sindicato donde se podía ver la marcha de los distintos Centros. La empresa, a pesar de que la huelga se mantiene y no con muchas bajas, y de que el número de averías acumuladas ponía en

peligro algunas centrales de Madrid y Bar- celona, se niega a negociar los expedientes y sanciones y quiere a toda costa mantener el principio de autoridad. Los últimos días el Sindicato ya no concede asambleas, a pesar de todo los trabajadores permanecen. El día 13 por la mañana el Sindicato concede para esa misma tarde una asamblea mayoritaria (unas 3 000 personas) en el Colegio de la Paloma. En esta asamblea los miembros del Jurado y algunos trabaja- dores de una forma partidista y basándose cn las promesas verbales de algunos mandos de la empresa, en el sentido de que no habría despidos, hacen un llamamiento a la norma- lidad dando una tregua hasta el martes 20 para negociar. A pesar de que la votación en los diferentes centros era a favor de contr- nuar la huelga mientras hubiese sanciones, sale nor mavoría (no excesival el volver a la normalidad.

Tampoco se tuvo en cuenta que Barcelona v Bilbao habían decidido en asamblea cele brada el lunes continuar por unanimidad, decisión que no se podría cambiar de una forma unitaria hasta el martes 20. La vuelta de Madrid provoca la normalidad paulatina en estas dos provincias. Al día siguiente empiezan a llegar nuevas suspensiones de empleo y sueldo y nuevos expedientes que demuestran «la buena voluntadn de la empresa en la que algunos comuañeros habían basado la ruptura de una *huelga. No se respeta el plazo de tregua, porque ya nadie puede mover a los trabajadores, y el encierro de algunos de los sancionados en la iglesia de Moratalas es lo único que se hace cn anovo de una negociación de los expe- dientes: Despues de un tiempo prudencial en que la emnresa ve la imnosibilidad de movilizar de nu&o a los trabajadores, aparecen los pri- meros despidos que llegarán hasta 51 más el resto hasta 301, sanciones muy graves Y algunas menores.

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6. Análisis de la huelga

En esta huelga la participación de los trabajadores aunque no tan mayoritaria, fue mucho mas consciente debido quizá a que habían participado de una forma bastante directa en la elaboración del anteproyecto del VII Convenio colectivo. Esto permiti6 que la huelga se mantuviera 12 días, con muy pocas bajas y que de no haber mediado intereses partidistas se hubiese podido man- tener por más tiempo. Respecto a Comisiones obreras se vuelve a demostrar una vez más su falta de alterna- tiva unitaria en los momentos de lucha, pre dominando la alternativa del grupo político dominante. Así en esta huelga y por segunda vez las CC00 son desbordadas. El mayor error de esta huelga no fue tanto la dirección o coordinación que quizás tuvo los mismos defectos que la huelga anterior, sino que fue la forma en que se volvió a la normalidad y las consecuencias que esto ha tenido e incluso está teniendo y por mucho tiempo. Esta forma de romper una huelga tan parti- dista e incluso aprovechando la confianza en un Jurado de empresa, no habiendo con- seguido los objetivos más importantes para los trabajadores, demuestra: 10 la contra- dicción existente entre parte de la <<van- guardia> y la mayoría de los trabajadores ya que esta claro que el PC en CTNE ante- puso sus intereses de partido que en ese momento estaban en contradicción con los de los trabajadores. Al Partido le interesa en Telefónica, al igual que en otras empresas y sectores, demostrar su fuerza entre los trabajadores y hacer ver que no puede haber un cambio sin contar con Cl. En este mo- mento no le interesa asumir los intereses de los trabajadores de Telefónica, si estos son revolucionarios 0 al menos intransigentes. Por el contrario le interesa el pacto con la burguesía reformista que le permita acer- carse al poder político. Así ante la propuesta por parte de muchos trabajadores de radi- calizar la huelga, y por su carácter revolu- cionario y ante una opinión pública (burguesa), poniendo como disculpa el peli-

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gro de la militarización, promociona y defiende la huelga pacífica en contra de los intereses generales. No tienen en cuenta cuando llaman a la normalidad por la incor poraciún de algunos compaiieros al trabajo (cuestión tampoco muy clara) que una acti- tud mas radical que muchos trabajadores proponían podía haber hecho cambiar la actitud de la empresa consiguiéndose la retirada de las sanciones. La militarización era casi imposible no ~610 por la complejidad técnica de la Compariía, sino también por cuestiones políticas ya que algunos países europeos estaban dispuestos a través de sus sindicatos a prestar ayuda a los trabajadores de Telefónica con un boicot a las comunicaciones con España. 20. La necesidad de tener en cuenta sólo y exclusivamente las decisiones tomadas en las asambleas de los centros de trabajo. Las asambleas mayoritarias ante una parti- cipación nula de los trabajadores, permiten fácilmente todo tipo de manejos por cual- quier grupo o partido político. Así, para volver a la normalidad, se tuvo en cuenta la decisión tomada en una asamblea mayorl- taria donde el manejo fue tan claro que todos los trabajadores se dieron cuenta. No se tu- vieron en cuenta las decisiones tomadas por los trabajadores en huelga en los diferentes Centros de trabajo. La vanguardia debe ocu- parse de la coordinación de los verdaderos representantes que lleven la decisión de cada centro de trabajo y no del manejo de los trabajadores en asambleas que únicamente y por su carácter mayoritario deben ser informativas. Por otra parte existe la contradicción en la misma empresa. Ante una mayor moviliza- ción de sus trabajadores la única solución que da es un endurecimiento que se hace patente con la marcha de señor Foncillas y la entrada del señor Rodríguez Castellá, cuya personalidad como ejecutivo duro es de sobra conocida por su actuacibn en Altos Hornos, Uninsa y Ensidesa. Asf la dirección de la Compañía (con el gobierno detras) no intenta cambiar su actitud paternalista ni

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su sistema de autoridad, tratando de que haya una mayor participación. Por el contra- rio se empeña en mantenerlo, haciendo imposible toda negociación. Es necesario, por último, destacar el papel jugado por el Sin- dicato Vertical que tanto en enero como

7. Situacibn actual

Después de 12 días de huelga, los trabaja- dores de Telefónica habían conseguido 200 pesetas más de lo ofrecido por la empresa con un coste de 51 despidos y el resto hasta 301 con sanciones muy graves y algunas menores. Como cs lúgico la empresa no cumplió la promesa hecha al grupo que logró romper la huelga y que con carácter muy triunfalista ven positivo el balance de esta huelga, ase han conseguido 5000 pesetas y no nos han militarizadoa. Parece que aun así el balance es claramente negativo. A estos datos hay que añadir la situaci6n en que han quedado el movimiento obrero y los trabajadores debido a la forma partidista de volver a la normalidad. La vanguardia divi- dida y con una desconfianza total hacia el PCE. Por otra parte una apatía ante la impo- sibilidad de hacer nada por los despedidos. Los trabajadores conscientes de haber sido manejados y por falta de una forrnaci6n política no quieren saber nada de sus com- pañeros despedidos, ya que a toda la van- guardia la imputan intereses de partido. El Jurado ante su falta de tacto está total- mente desprestigiado no sólo por su actua- ción en la ruptura de la huelga sino que continuamente ha demostrado que repre- senta a un partido político en Telefónica y no a sus trabajadores y sus intereses. Después de esto se ha preocupado de restablecer la imagen del partido al que están integrados, olvidándose de hacer algo práctico por los despedidos e informar a todos los trabaja- dores de lo que estaba haciendo, que por supuesto no era nada.

ahora ha demostrado su total incapacidad para resolver los problemas de sus afiliados, por el contrario ha supuesto una serie de tra- bas a la actuación de los trabajadores en defensa de sus intereses.

Así con el VII Convenio colectivo ha que- dado demostrado el fracaso de las CUD y de cualquier intento de ruptura desde dentro de la Organización sindical. Aunque han cumplido su papel ahora deberían dimitir y ser sustituídas por verdaderos represen- tantes de centros revocables. 5610 de nuevo el interés de un partido por hacerse con una burocracia ya existente y en la que ya ha copado muhos puestos, hace que una deci- si6n como ésa que beneficiaría a los trabaja- dores no se lleve a cabo. En este momento en que la reforma sindical está a la orden del día en Telefónica, y favo- recidos por los últimos acontecimientos los trabajadores de UGT, CNT y USO, empiezan a ser conocidos. Los partidos políticos, incluido el PCE, aun- que con tendencias diferentes, se están dedi- cando a potenciar las Comisiones obreras como sindicato único y libre. {Pero es esto posible? Además teniendo en cuenta lo que ha ocurrido en Telefónica, Icuál es la alter- nativa sindical unitaria de CC00 que no sea la de los partidos que la integran? iHasta qué punto el partido con más fuerza se va a dejar atrapar por una alternativa unitaria que le va a quitar libertad de acción en las próximas luchas? (Qué significa unidad, uni- dad de acción o unidad de organización? ¿Por qué no una pluralidad sindical? Quizá lo único positivo de la última huelga es que muchos trabajadores pueden contes- tar con mucha más claridad a todas estas preguntas y a otras muchas como Bstas.

Junio de 1976.

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Construccibn CMadrid

La huelga de la construcción de Madrid ha sido un ejemplo más del enfrentamiento de las dos posturas manifestadas en el desarrollo de las últimas huelgas, dominando en este caso la amanipulaci6n. de la lucha por antíguos ulíderesr de las CCOO. Los informes que reproducimos a continuación -un artículo del número 1 de Asamblea Obrera, la carta de un obrero de la construcción y, finalmente, la interpretación de los hechos aparecida en Mundo Obrero-, además de ofrecer datos sobre la marcha de esta huelga, permiten contrastar distintas versiones de la misma, destacando el carácter deformado de la de Mundo Obrero. Un resultado bastante extendido, hoy por hoy, aparece plasmado en la carta adjunta del trabajador de la construcción que, en el curso de la huelga, descubre que lo que había dado siempre como normal y correcto ya no le sirve pero no sabe muy bien encontrar una nueva salida.

Informaciibn real sobre la Construcción publicada en el número 1 de cc Asamblea Obrera BB

Los medios de comunicación social, perió- dicos y revistas legales empiezan a dar entrada en sus páginas a informaciones de ciertos organismos de la oposici6n moderada o pactista. Está claro que las corrientes revolucio- narias, las corrientes por la autonomia 0 independencia de clase no pueden hacer oir su voz en dichas páginas legales. Un ejemplo claro de esto es la informa- ción que sobre la huelga de la cons- trucción han dado diferentes periódicos o revistas del desarrollo de la lucha de este sector en Madrid, como una huelga decidida, desarrollada y fínalizada demo- cráticamente mediante la asamblea obrera dirigida por la Comisión asesora cuyos nombres y fotos se han hecho públicos. Es esta Comisión asesora la que trata de hacer ver que la huel a ha sido desarro- llada y finalizada de f orma democrática. No todos los luchadores de la construc- ción opinan lo mismo, y por supuesto que

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no pueden dejar oir su voz en dichos periódicos. Tras la conversación e infor- mes con varios de estos luchadores hemos elaborado este informe.

Antecedentes

Cómo ha sido elaborada la plataforma reivindicativa.

Esta es la plataforma de los obreros de la construcción: 21000 pesetas de sueldo mínimo; 40 horas semanales; fijos a los 15 días de trabajo; jubilación a los 55 años; 100 % en caso de enfermedad o accidente; sindicato obrero; derecho de asociación, manifestación y huelga: que no haya despedidos ni sancionados. Esta plataforma no ha sido elaborada ni decidida en la base de los tajos, mediante asambleas, así como la decisión de iniciar la lucha no ha sido decisión asamblearia, sino que fue un acuerdo elaborado y

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adoptado por algunos mienbros de CC00 sin contar con la base. Como se sabe, los elementos de CC00 de la Construcción son fundamentalmente elementos de línea reformista PCE y algunos de línea MC, aunque este último muy de la mano del resto que domina por mayoría el sector de construcción.

¿Qué es la Comisión asesora (CA) y quién la ha elegido?

¿Ha sido sla base» de los tajos, mediante asambleas quién ha elegido a esta Comi- sión asesora? No, ni hablar. La Comisión asesora ha sido «nombrada» en una reu- nión que se celebró en los locales del Sindicato Vertical. Dado que los actuales miembros de la Comisión eran líderes ya conocidos en el sector, quienes estuvieron presentes en tal reunión (que no asamblea de Construcción) les nombraron no tanto por su representatividad (ya que algunos de ellos hace ya bastante tiempo que no trabajan en la construcción) cuanto por ser conocidos y famosos de años atrás.

¿Qué misión cumple dicha Comisidn?

La misión que cumple esta Comisión no es la de negociar directamente entre los trabajadores y la patronal, sino que es una Comisión asesora para la patronal y la Unión de Trabajadores y Técnicos (UTT) del Sindicato Vertical, con voz pero sin voto. Por tanto, no se trata de saltarse a la UTT y a la Organización Sindical e imponer una negociación directa. A nivel de trabajadores se arroga una represen- tatividad y a nivel de negociación lleva la misión de <<asesoramiento» entre la UTT y la patronal.

¿Y los delegados de obra qué pintan?

Cada obra tiene nombrado mediante asamblea un delegado. Estos son los ver-

daderos representantes de los trabaja- dores, pues además de estar trabajando como uno más en la construcción, han sido elegidos por la propia base de la obra. Por tanto, sobre la base de estos delegados es como habría que elegirse una comisión representativa para negociar con la patronal. Sin embargo la Comisión asesora se arroga la representatividad y considera a estos delegados de obra como meros informadores entre la Comisión asesora y los tajos.

Dos hechos donde se refleja la inexis- tencia de la democracia obrera

1. Por qud y cómo se decide terminar la huelga el día 17 de enero.

La plataforma reivindicativa por la que la Comisión asesora había dado la orden de huelga no había sido conquistada. Sólo promesas de un aumento de hasta 17 500 pesetas se tenían, pero el convenio no estaba firmado. Sin embargo, la CA, manipulando a los obreros de la construc- ci6n, da la orden de terminar la huelga y volver a trabajar. El dia 14 se celebró una asamblea donde era mayoritaria la opinión de continuar la huelga en tanto no se consiguieran las 21000 pesetas de aumento y no se levan- taran las sanciones y despidos. Sin embargo, al día siguiente, la CA ordena la vuelta al trabajo alegando que ya se habían roto los topes salariales y que la patronal estaba dispuesta a subir el sueldo hasta las 17 500. <Dónde está la democracia obrera? iQuien es la Comisión asesora para imponer una decisión en contra de la mayoría en una asamblea? {Por qué si se proponen unas condiciones para volver al trabajo, luego se renuncia a éstas en contra de la opinión de la mayoría en asamblea?

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No se permite hablar libremente en las asambleas del Sindicato a quienes no opi- naban como los miembros de la Comisión asesora. Una vez más se descubre aquí que los intereses del partido, es decir los intereses de los «pactos sociales» están por encima de los intereses de la clase obrera. Los intereses burocráticos por encima de los de la propia «base» obrera.

2. La orden de huelga en febrero y la vuelta al trabajo.

Tras la manifestación pacífica de la cons- trucción, no autorizada, el día 11 de febrero fueron detenidos 3 miembros de la asesora. Esta Comisión llama al paro hasta conseguir la libertad de los dete- nidos y hasta conseguir la firma del convenio. Al día siguiente se recorren las obras y se saca a la gente a la huelga; son dete- nidos 13 obreros que hacían piquetes de extensión. Dos días después son liberados los tres miembros de la Comisión asesora. Inmediatamente, dicha Comisión saltán- dose las condiciones que se habían impuesto para la reincorporación al tra- bajo (la libertad de los detenidos y la firma del convenio que aún no se había conseguido) decide la vuelta al trabajo.

¿Cómo se decidió esta vuelta al trabajo?

Se hizo una asamblea en la iglesia de la Beata Maria Ana. Había 18 delegados de obras que representaban a unos 2 000 tra- bajadores que votaron por la continuación de la lucha en cuanto no se consiguiese lo que se pedía... Sin embargo la Comisión asesora, aprovechando su incidencia y prestigio, se impuso a la asamblea y consiguió la vuelta al trabajo. iDónde esta la democracia obrera? (Cómo

es posible que por prestigio o por inte- reses de un grupo determinado se olviden de los intereses como clase?

Un ejemplo de democracia obrera.

Sin embargo hay otras obras donde la democracia obrera trata de ponerse en práctica siendo en asamblea donde los trabajadores deciden. Minco es una empresa de la construcción de Entre- canales y Tavora que está situada en la avenida del Generalísimo de Madrid con unos 450 obreros. Los obreros de esta empresa habían elaborado una plataforma propia que, similar en casi todo a la plataforma general, tiene algunos aspectos distintos. Dicha plataforma ha sido elaborada y decidida en la asamblea de tajo, esta obra estuvo unida a la huelga del sector durante el tiempo que duró la huelga general de la construcción. Después, para presionar por la consecución de sus reivindicaciones, deciden en asamblea continuar a ritmo lento y hacer boicot a las horas extras, ya que la empresa no daba ninguna contes- tación a sus propuestas y se negaba a negociar a través de la Comisión de tra- bajadores de la asamblea. Durante la huelga del sector para poner en libertad a los detenidos en la mani- festación, Minco se une a la huelga y son detenidos cinco obreros que formaban un piquete de extensión de la lucha. La detención de estos compañeros de Minco, la no firma del convenio, así como la negativa de la empresa a negociar con la comisión elegida en asamblea, hizo que los trabajadores de este tajo decidieran, mediante una asamblea, seguir adelante con su lucha, con independencia de la decisión adoptada por la Comisión ase- sora de parar la huelga.

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Una experiencia con Comisiones obreras

Carta de un obrero de la construcción publicada en la revista clandestina Nuestra Clase

Soy un obrero más que lee vuestra revista y me gustaría que recogierais en ella mi experiencia en las pasadas luchas de la construcción. Yo creía como tantos otros en la unidad de la clase obrera: en que todos los que trabajamos tenemos los mismos intereses ya que tenemos los mismos problemas, y que por tanto perseguimos los mismos fines. Por esto pensaba que la lucha de todos era la misma. Y digo pensaba porque ya no lo pienso. La experiencia que voy a relataros me ha hecho cambiar de opinión. Yo antes, como os decía, creía en las fuerzas de todos los obreros juntos; en eso tan bonito que es la unidad: pero lo que nunca me habia preocupado es en qué se apoyaba esa unidad, de dónde surgía, cómo se fomentaba o cómo se rompía. Pensaba en que como todos queremos la unidad ya la teníamos, por eso vuestra revista me parecía a veces como un poco sectaria cuando hablaba de lo que hacían otros grupos. iEstan rompiendo la unidad -pensaba yo-. cuando hablan del reformismo del PCE! Con estas ideas comenzó la lucha de la construcción y a la que yo me incorporé como uno más. Había reuniones en el sindicato y allí ibamos. Se decidió por parte de la asesora que se eligieran delegados por obra con el fin de llevar el punto de vista del tajo sobre el convenio, la lucha y todo lo demás. Pem pronto se pudo observar que los de la asesora, con el prestigio de ser tíos de Comisiones y con muchos años de lucha y cárcel, manipulaban las asam- bleas a su antojo. Por ejemplo, era muy difícil que te concedieran la palabra y si decías algo que no les gustaba te la quitaban y en paz, diciéndote jieres un provocador que quieres romper la unidad!! En cambio los que soltaban el rollo alabando a Comisiones obreras sin ton ni son, teman todo el tiempo que querían. También pasaba que cuando la asamblea no iba por el camino que ellos querían y con sus manejos no lo podían encarrilar, apagaban el micrófono y la reunión se había terminado. A mí aquello me parecia un poco raro, pero luego se me pasaba cuando tomaba la palabra el Arcadio o el Torres o cualquier otro de la Asesora y decían que si tenían más experiencia, que si habían estado en la cartel. que si Comisiones obreras debía dirigir la lucha, que si debíamos permanecer unidos ante las provocaciones de la patronal y todo eso me convencfa. Más tarde fue cuando se me fueron abriendo los ojos. Por ejemplo, el dfa 23 de febrero en otra asamblea en el sindicato, cuando tras oir a algunos dele gados, la Asesora dijo que para decidir estaban ellos y que los delegados debían solamente informar. En ese mismo día cuando la gente ya harta de palabras y de largas por parte de la comisión negociadora dijo de ir a la huelga hasta que se firmara el convenio, la Asesora dijo que eso era aventurerismo. El día 28, se volvió a plantear lo mismo y la Asesora valiéndose de palabrería propuso la decisión hasta el día 2 de marzo. Ese dia dijeron que no había condiciones, lo cual era falso ya que la construcción estaba en lucha en Alcall, Torrejón, Aranjuez y en otros sitios.

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El resultado de todo esto era que en unos sitios se paraba y en otros no. Que nadie tenía ideas claras de cómo iba la cosa y que un sentimiento de engaño y de manejo se iba extendiendo por los tajos. Recuerdo un día en una asamblea en el sindicato que un compañero de los que estaban en huelga dijo de continuar y de extenderla y la Asesora le quitó la palabra diciendo que para qué hablaba si no trabajaba; a lo que él contestó: Y Macario, idónde trabajaba? Y es que la gente empezaba a darse cuenta de que los de la Asesora no representaban a nadie y que por lo tanto no tenían derecho a dirigir. Así con todas estas cosas se ejercía una presi6n sobre la patronal pero dándole respiro en lugar de apretar cada vez más. Era un paso adelante y otro atrás. Lo mas gordo fue cuando se convoc6 la manifestaci6n del día 10 de marzo - por otra parte muy mal preparada- en que además de los palos y las carreras hubo 15 compaííeros detenidos. La respuesta fue inmediata: huelga de toda la construcción el día 12 para que los soltaran y para presionar por el convenio. iEse fue un día grande! El paro fue enorme. Se hicieron piquetes que lo extendieron. Hubo desalojos y muchos despidos, pero casi todos los detenidos fueron puestos en libertad. Lo más importante fue que después de tanto tiempo y retrocesos, de dudas y de malestar, se había dado el paro generalizado y que había tenido su victoria. La moral de lucha crecía de nuevo, pero entonces surge la sorprendente -y eso fue lo que me acabó de con- vencer- y es que en vez de aprovechar la moral de la fuerza y presionar cada vez más fuerte, la Asesora iillama al trabajo!! j iEllos que si tenían a tres de sus miembros en libertad era gracias a la huelga, llaman al trabajo!! Ese día enlaces y jurados recorrieron las obras invitando a reanudar la jornada normal de trabajo. Dicen que hay que dar un voto de confianza a la patronal. Que ya se va a firmar el convenio. Que no van a despedir a mas gente. A esto se les contesta que qué va a pasar con los que están despedidos, y cínicamente responden ique si cada vez que haya despedidos ha de haber huelga...! Después viene lo de Vitoria y en asamblea se pide volver a la huelga. La Asesora accede de mala gana dejando claro, eso sí, que sea pacífica y sin manifestación. Hay un solo día de huelga y no es general. El día 16 de marzo, hay huelga de nuevo en el barrio del Pilar, Manoteras. Alcalá, Hortaleza, avenida de la Paz y en algunas otras obras. Ese día son puestos en libertad los compañeros que quedaban y ese mismo día algunos miembros de la Asesora van a los tajos para que la gente vuelva a trabajar. Posteriormente en una asamblea dicen que la huelga es obra de provocadores. iPretenden decir que es de esquiroles el dejar de trabajar cuando hay despe- didos, en muchos casos plantillas enteras!

Ya no sabía ya dónde estaba. No creía lo que estaba viviendo, mientras la rabia me iba envenenando, viendo impotente cómo aquellos sinvergüenzas decían defender los intereses de los obreros. Mientras tanto yo había leído en Cambio 16, o en otro sitio que Camacho -que yo creía líder de la clase obrera- decía que había que huir de la huelgomanfa (ide la manía de hacer huelgas!) y que quería un Estado reconciliado con todos. Yo entonces me acordaba de Vitoria y de los siete muertos (por su * mamar de luchar) por la policía del *Estado reconciliado con todosa. Entonces comprendí que hay gente que usando el lenguaje de los obreros defiende los intereses de los patronos. Compren% entonces que la unidad se debe ir cons-

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truyendo día a día, lucha a lucha, con los elementos más avanzados, mh honrados, más conscientes de los intereses de la clase obrera. También vi más claro esto de la independencia ideológica y que hoy veo cierto; que se puede ser un obrero y pensar como un burgu6s.

La Construccibn de Madrid y la Comisibn representativa [Según -Mundo Obreros>, brgano del Partido Comunista de España3

Cien mil trabajadores de la construcción en huelga, respaldando la plataforma reivin- dicativa que habían elaborado y hecho suya en multitud de asambleas; cien mil trabaja- dores respaldando su Comisión asesora, asediando al sindicato y la UTT provincial, hasta forzarles a presentar el anteproyecto obrero de convenio. A ese anteproyecto, la patronal había opuesto la oferta de un aumento salarial del 17 %. El combate se ha saldado -por ahora, pues continúa- con la ruptura del techo salarial fijado por el gobierno: aumento de un cua- renta por ciento. Los días 8 y 9 de enero, eran 20 000 en huelga, el 12 eran ya 80000 y 90 000 el 13. En ese momento, la patronal subía ya su oferta ini- cial hasta un aumento de 4 000 pesetas (16 140 para el peón). La huelga siguió cre- ciendo, extendiéndose a la provincia y Gua- dalajara, coordinándose con las huelgas de la construcción en el resto de España y las del Metal, Banca, Químicas, etc., en la misma capital. Formando parte de la gran lucha obrera, popular, democrática que ha situado a Madrid en la ofensiva contra Za congela- ción salarial. por la amnistia, el Sindicato obrero y las libertades democráticas. Hasta que la patronal tuvo que aceptar el aumento de las 17500 pesetas, el cuarenta por ciento. La plataforma obrera. La huelga general de la construcci6n en Madrid (12 de enero) tuvo como plataforma los siguientes puntos: - Por un salario minimo de 850 pesetas

para el peón. - Contra la congelaci6n de salarios

impuesta por el gobierno.

- Por la amnistía y las libertades deme cráticas.

- Contra el sindicato vertical y por un sin- dicato obrero.

- En apoyo de la lucha de todos los traba- jadorcs de Madrid (Metro, Standard, Barreiros, Getafe, Banca, etc.).

Repliegue y continuidad. Alcanzada la victoria del 40 %, la Comisión sacó las conclusiones en estos términos: Ahora, atendiendo a las decisiones de las asambleas y al estado de ánimo pulsado en las obras, pensamos que hay que replegarse. Por eso llamamos a la vuelta al trabajo el día 19; pensamos que hay que retirarse uni- dos cn un solo bloque ordenadamente, sin agotar ni dispersar fuerzas. Es fundamental para poder continuar la lucha en cualquier momento... Hacemos explícita nuestra repulsa a ia patronal, cuyos beneficios superan en muchos miles de millones los de otros sec- tores de la producción, y que, sin embargo, tan reacia se ha mostrado a negociar... A la patronal debe quedarle muy claro que nues- tras reivindicaciones siguen en pie. Desde las 850 pesetas, hasta sindicato obrero. Algunas experiencias. La Comisión asesora ha destacado éstas: La participación en las asambleas; el desa- lojo de las obras y las manifestaciones; los piquetes de decenas y centenarse de obreros recorriendo las obras: la coordinación y la agilidad mostradas en todo momento. El éxito, la fuerza y la importancia de nues- tra lucha -subraya la comisión- no se de ben exclusivamente a nosotros mismos, a la combatividad mil veces demostrada por nues- tra rama. Hemos de reconocer que nuestra

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locales para que los trabajadores pudiéra- mos reunirnos y hacer asambleas. Y la Comisión ha llamado la atención sobre wn fenómeno absolutamente nuevo, de gran importancia para el actual movimiento obrero español: los delegados elegidos obra por obra, cuya finalidad inmediata es ponerse en contacto con la Comisión asesora, estar permanentemente informados... llevar esa información a sus obras y decidir en las asambleas de delegados las resoluciones que correspondan*.

huelga se ha dado en un ambiente de Huelga General que nos ha ayudado enormemente. Proclamamos nuestra más completa y activa solidaridad con todos los trabajadores madri- leños en lucha: los metalúrgicos, los de Banca, los del transporte, Telefónica, Artes gráficas, etc. La Comisión condena la actuación de la Organización sindical, cuya actuación de ningun modo ha estado a la altura de sus promesas. Sus ataduras son tantas y sus miedos tan profundos que ni siquiera han sido capaces de mantener abiertos los

Huelga de la Construcción C Barcelona 3

Durante 14 días cerca de 100000 trabaja- dores del ramo de la construcción, hemos sostenido una dura batalla contra el capi- tal, por conseguir nuestra plataforma reivin- dicativa de los 19 puntos. En esta lucha los trabajadores hemos desbordado al refor- mismo de manera ejemplar, sacando unas experiencias en formas de lucha y organiza- ción, de las que es necesario hacer una valo- ración política para avanzar en el camino de la autoorganización obrera.

1. La unidad. Este es el mayor logro conse- guido en la huelga. Al igual que fue todo el ramo el que paro el día 17, se pretendía que también acabara de forma unitaria, entrando todos a trabajar el mismo día, después de haberlo discutido en Asamblea y sin que hubiera ningún despedido, dete nido o sancionado. Esta unidad estuvo a punto de perderse por la labor rompehuel- gas del grupo de los veintitr&, y para man- tener la unidad, fue muy acertada la deci- sión de la Asamblea de delegados de volver al trabajo el martes día 2, a pesar de haber zonas dispuestas a continuar la lucha.

2. Las formas de lucha Han sido muy discu- tidas a lo largo de la huelga, tanto en las

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Asambleas de delegados, como en la mayo ría de los tajos y en las asambleas de las iglesias. Especial importancia tienen las conclusiones de la Asamblea de delegados en torno a los enfrentamientos con la poli- cía: nno somos provocadores y por lo tanto no buscamos los enfrentamientos con la poli- cia, pero si atacan, habra que defenderse*. Esto se llev6 a la practica en multitud de manifestaciones y con especial crudeza en la concentración del jueves en Vía Layetana, donde 40 000 trabajadores gritabamos con las gargantas enroquecidas y el puño en alto <Viva Comisiones obrerasn, aviva !a huelga de la Construcción», etc. Los gendarmes de la clase obrera, grupo de los veintitrés en este caso, salieron con decla- raciones públicas condenando las actitudes violentas, considerándolas fascistas y pro. tagonizadas por elementos extraños a la clase obrera. iDe esta forma la violencia revolucionaria se tachaba de reaccionaria y provocadora! Hay que discutir todavía mu- cho mas la necesidad de la autodefensa entre nuestros compañeros y organizarla para impedir que se tiña de sangre la clase obrera como en esta ocasión, con el asesinato de Juan Pociero. muerto a porrazos por la poli- cía, por mucho que traten de ocultarlo.

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militantes del PSUC en la Construcción ha- bían decidido la reincorporación al trabajo.

Las asambleas en los tajos y la asamblea de delegados

Al igual que los mineros asturianos y multi- tud de compañeros en otros ramos y zonas en los momentos importantes de lucha, los trabajadores de la Construcción nos hemos dotado de unas formas organizativas a tra- vés de las asambleas y los delegados, que son un ejemplo de autoorganización obrera. En la lucha es donde han confluido todas las posiciones con respecto al problema de la organización de los trabajadores, dando como resultado el triunfo de la democracia obrera a través de la autoorganización, aunque de forma confusa e incompleta. Resumiremos a continuacibn las diferentes posiciones mantenidas durante la huelga.

La Comisión de los veintitrés. El PSUC ha intentado, a traves de prestigiar sus líderes, dar una alternativa sindical basada en crear primero la cabeza dirigente para poder deci- dir y actuar a su antojo, teniendonos al resto de los trabajadores por borregos. En otras luchas ha manejado falsas asambleas de delegados y asambleas multitudinarias, que no eran tales, sino mítines perfecta- mente organizados por ellos, donde tenían controlada la mesa y las palabras, así como el orden del día de las cuestiones. Nuestra asamblea de delegados no la han podido uti- lizar porque era auténticamente represen- tativa, pero sí han controlado las asambleas de las iglesias hasta mediada la huelga, en que la actitud decidida de los delegados de zona y el desprestigio creciente ante los tra- bajadores les hizo perder una de sus más preciadas armas. Los trabajadores de la Construcci6n hemos desbordado consciente- mente al reformismo, por lo que sus alter- nativas no tienen mucho futuro en el ramo.

La asamblea de delegados como eje central del futuro sindicato. Esta es la posición de PTE. BR y ORT. Su principal impulsor ha sido el PTE, fundamentalmente en las zonas

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3. Organizacidn. Es aquí donde se han saca- do mayores experiencias y quisiéramos dete- nernos. En primer lugar, analizaremos la actitud de Comisiones obreras antes y du- rante la huelga. Desde las últimas luchas de abril y julio, en las Comisiones obreras de la construcción se había dado un proceso de autoescisi6n por parte del PSUC y del PTE. En la preparación de la huelga gene- ral se había venido mostrando dos alterna- tivas: por un lado, el trabajo legal y en asin- dicatosz de algunos militantes, y por otro lado, el trabajo en los tajos y en las zonas de los militantes de Comisiones obreras, aunque hay que aclarar que dentro de Comt- siones siempre ha existido una actitud de colaboración (sobre todo por parte de BR y ORT) con PSUC y PTE, que ha impedido lanzar la huelga al margen del reformismo legalista de esos partidos. Es ésta una acti- tud a criticar porque en la situacibn actual el PCE-PSUC esta sirviendo de auténtico apagafuegos de unas llamas que se llaman lucha de clases para quemar el pacto de clases, y hay que tener en cuenta que la iniciativa de las luchas ha de ir por otro camino distinto del reformismo.

Es también causa de crítica la actitud de Comisiones ante la preparaci6n organizativa de la huelga. Se le ha dado más importancia o se ha trabajado más en el sentido de acu- dir a las asambleas de sindicatos, al trabajo de los parados y a la propia asamblea gene- ral de Comisiones, que a potenciar las asam- bleas en los tajos, trabajar organizando las Comisiones en los tajos y potenciando la coordinación por zonas de las Comisiones. Esta actuación nos llevó a que existieran muy pocos núcleos organizados en los tajos, exceptuando las obras puntas y a que en la mayoría de los sitios, la elección de los dele- gados se diera cuando se llevaban ya 3 o 4 días de huelga. Y por último es necesario resaltar la actitud pasiva y no de denuncia que se ha tomado con respecto a la utiliza- ción del nombre de Comisiones como cor- netín de llamada a la lucha por parte del PSUC, cuando este partido se ha presen- tado, casi al finalizar la huelga, en una Asamblea de Comisiones exponiendo que Tos

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de Badalona y Hospitalet. Tanto en comi- siones como en asambleas de trabajadores esta posición ha sido denunciada como neoverticalista, ya que lo que pretende es marginar a la clase obrera de sus decisiones, para dejarlo todo en manos de los delega- dos y las decisiones de éstos depositarlas en una permanente como cima burocrática. Para implantar esta alternativa, que no se diferencia mucho de la del PSUC, el PTE se ha valido incluso de falsear hojas infor- mativas de la Asamblea de delegados, Ila- mando a los trabajadores a permanecer en sus obras, a darle el poder de decisión a los delegados, en fin, a impedir que los tra. bajadores dirijamos la lucha que protago- nizamos. Con la terminación de la huelga y el consiguiente debilitamiento de la Asam- blea de delegados, tanto en número de com- ponentes, como en su representatividad, mantener la Asamblea de Delegados sin asambleas en los tajos ejerciendo la demo- cracia obrera, puede correr el peligro de servir en bandeja toda la experiencia orga- nizativa de nuestra lucha a esta alternativa burocratizadora.

Las asambleas en los tajos y la Asamblea de delegados como forma de autoorganiza- ción y vehículo de la democracia obrera ejercida por los trabajadores. Esta alterna- tiva ha sido la triunfante de una forma par- cial durante la huelga. Sin embargo, corre el peligro de diluirse debido a la incoheren- cia de las posiciones tácticas de algunos gru- pos y a la falta de una clara visión de mu- chos militantes de Comisiones obreras. La alternativa de organización que se da es la de un sindicato único y de clase, que tiene como base las asambleas en los tajos y a los delegados como representantes. De- cimos incoherencia porque las formas orga- nizativas que se han dado en la huelga reba- san en mucho a cualquier estructura sindi- cal, tanto en su composición como en su fun- ción. En su composición porque hasta ahora los sindicatos obreros han tenido como carac- terística organizativa su voluntariedad de afiliación, cuando las asambleas en los tajos como forma organizativa no necesitan ni

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voluntariedad ni afiliación, y se está orga- nizado en la asamblea por el simple e impor- tante hecho de ser trabajador de la obra. La segunda cuestión de composición se des- prende de la anterior. Ni en Italia o Fran- cia, donde están los más potentes sindi- catos, acogen éstos a la totalidad de los tra- bajadores (50 % en Italia, 20 % en Francia) mientras que las asambleas en los tajos han acogido en su seno las posiciones y dis- cusiones de la totalidad de los trabajadores en huelga. La función del sindicato como organización de los comienzos de la historia del movimiento obrero es netamente defen- siva y jamás se ha planteado tomar una acti- tud ofensiva para avanzar en la emancipa- ción obrera.

Las asambleas y sus delegados elegidos y revocables son las formas organizativas de que se ha dotado la clase, históricamente, para formar sus organos de poder: Los Consejos obreros. Es aquí donde se necesita, de forma imperiosa, un proceso de clari- ficación porque defender una alternativa sindical, ya sea estilo PSUC, o PTE, o la de los grupos de izquierda! significa, una vez más, potenciar la creación de mecanismos integradores de las luchas. No se puede dar una alternativa sindical porque esto sea lo que piden los trabaja- dores en el Estado español. La ausencia de práctica sindical durante 40 años hace que las necesidades organizativas se identifi- quen con el sindicalismo por su trascenden- cia histórica y por la constante presión del reformismo; pero la práctica organizativa en las luchas muestra unas formas pre- consejistas de organización. Las asambleas y sus delegados (elegibles y revocables en todo momento), formas orga- nizativas propias de los momentos de lucha, tenemos que hacerlas permanentes. Para ello nuestros esfuerzos deben ir en un doble sentido:

1. Hacer permanente la lucha. El combate de la clase obrera no puede parar ni que- darse encorsetado en torno a los convenios, tenemos que lanzar la lucha en todo mo-

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mento para conseguir nuestros objetivos. Desde enero hasta marzo, practicamente en todas las provincias los trabajadores de la construcción nos hemos lanzado a la huelga, creando las condiciones para unificar las reivindicaciones y realizar un programa reivindicativo del ramo a nivel nacional, que permita echar a andar por el camino de la huelga general de la construcción en todo el Estado español. También es necesario uni- ficar reivindicaciones en todas las zonas y ramos de Barcelona en una plataforma común, que agrupe fuerzas para golpear juntos al capital y no dispersos en el terreno de los convenios, como a ellos les interesa. Haciendo constante la generalización de la lucha, traspasando nuestras experiencias organizativas a otros ramos, es como pode- mos asegurar la continuidad permanente de

la organización de todos los trabajadores.

2. Las Comisiones obreras tienen que asumir como objetivo de lucha la autoorganizaci6n de los trabajadores, haciendo ue todos los

9 acuerdos sean vinculantes y 1 evados a la práctica, ejerciendo la democracia obrera en todas sus actuaciones, para asegurar de esta forma la aparición en las luchas de las asambleas y los delegados, como punto orga- nizativo de la clase. La autoorganización de los trabajadores tendrá sus altas y bajas, dependiendo de su intensidad en las luchas, pero si desde hoy nos proponemos trabajar en este sentido, muy cercano ha de estar el momento en que la autoorganización sea el primer ladrillo de la alternativa del poder obrero, frente al capital, a través de los Consejos obreros.

Novedad Ruedo Cb&ico Gaste32

Vitoria De la huelga a la matanza

Escrito por las Comisiones representativas de las fábricas en lucha y por el pueblo de Vitoria, este libro revela el combate de más de dos meses que sostuvo a principios de 1976 la clase obrera gasteitarra y que desembocó en la jornada del 3 de marzo, con S muertos y varios centenares de heridos causados por la policía juancarhsta a las órdenes directas del *centristas Fraga Iribarne. Bajo el relato de los acontecimientos, escueto pero lleno de detalles, discurre el hilo rojo del análisis de la aparición de un nuevo movimiento obrero, que se organiza con toda la autonomía que permiten las circunstancias y que supo mantener a raya a la burguesía local y plantear a todo el pueblo de Vitoría alternativas distintas a las propiciadas por una oposición sindical y política esclerotizada. Esta descripción y este análisis de urgencia llenan el vacío impuesto por el gobierno al ordenar la censura de artículos y publicaciones sobre el 3 de marzo de 1976 en Vitoria, fecha que ha señalado con evidencia brutal los límites de la pretendida liberahzación ofrecida por la dictadura monarquica.

224 páginas 24 P

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La huelga del =Pequeño metal= en Barcelona

I. Contexto y antecedentes

La que se ha dado en llamar de forma muy significativa shuelga del Pequeño metal de Barcelona>> debe ser considerada como un paso más de la lucha práctica- mente ininterrumpida que la clase obrera de la provincia -y, en cierto aspecto más general, del Estado español- ha plan- teado desde principios de año al capital. Las contradicciones internas que han sacudido al capitalismo español en esta etapa de cambio, tras la muerte de Franco, han demostrado la debilidad del sistema. El intento del capital de hacer recaer sobre la clase obrera el peso de la crisis total que lo sacude ha topado una y otra vez con la reacción de la clase, a pesar de contar con la ayuda incondicional de las organizaciones «obreras*, defensoras ver- balmente de la necesidad del cambio «pacífico> y defensoras realmente de 10s intereses del capital. Pretender ocultar el profundo sentido de lucha total que plantea hoy en nuestro país la lucha por un aumento de salarios

r parcializarlo bajo formas de sindica-

Ismo anacrónico y trasnochado ha sido, a lo largo de todas estas luchas, el intento decidido de las «organizaciones obreras». Frente a una política represiva en cues- tión salarial, social y política protago- nizada por Fraga y Villar Mir, la clase obrera ha reaccionado con la forma de repulsa más genuinamente obrera: la huelga. En medio de ambos planteamien- tos se han intentado colocar las organi- zaciones clásicas de ese mal llamado mo- vimiento obrero autoeternizado por obra y gracia de su desfase histórico y de su nula representatividad real; sus plan- teamientos xreformistaw -la práctica lo

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ha demostrado- pertenecen a una histo- ria ya pasada. Hoy la lucha de la clase obrera ha superado el marco reformista y ha demostrado que su extensión no puede quedar encerrada en el marco de un sindicalismo decimonónico o susti- tuida por un concepto leninista de la organizaci6n y de la lucha. Intentar ser «reformistau hoy es ser claramente «con- trarrevolucionario». Defender el refor- mismo del capital es defender ya una forma de capital: el capitalismo de Esta- do. Ambos planteamientos --el oficial y el de la oposición- han pretendido en definitiva lo mismo: dominar al proleta- riado y hacerle «pagar» la crisis. Por eso, frente a un intento de generalizar el problema del Convenio provincial del Metal en la provincia de Barcelona, ambos han coincidido en su intención: evitar a toda costa el desmadre y mantener el orden; evitar la profundización de la cri- sis. Unos para mantener su poder y la marcha evolucionista del proceso de cam- bio (el gobierno); otros (la oposición diri- gente del movimiento obrero) para cues- tionar ese poder, para demostrar su fuerza utilizando a la clase obrera como ejército disciplinado y obtener en defini- tiva una parcela del poder directa o indi- rectamente. El Convenio provincial del Ramo que afecta a unos 300 000 trabajadores es, al igual que el salario mínimo interprofe- sional, una pura abstracción que nadie cumple. Los pequeños talleres que por 61 se rigen tienen normas internas, pactos personales o globales que desdibujan hasta hacer irreconocible este convenio. Pocas son las empresas que se rigen estric- tamente por él. Para el capital que conoce la situación esto es favorable: los conve-

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nios se introdujeron como medio de divi- sión en el seno del proletariado y como arma eficaz que permitía una planifica- ción de costes y una garantía de ganan- cias seguras. Las luchas por aumentos salariales han quedado no sólo divididas al marco puramente «empresan sino pla- nificadas de acuerdo con las épocas de revisión de Convenio. A estas seguridades del capital han contribuido y no poco las organizaciones clásicas del movimiento sindicalista obrero (y todas lo son salvo la propria clase) que han obtenido mejo- ras substanciales, muy superiores a los Convenios de ramo, en las empresas por ellas controladas (SEAT, MTM, ENASA, HO, Motor Ibérica, etc.). Por esto, frente a un movimiento huelguís- tico que pretendía unificar la lucha en torno a un Convenio muy superior en me- joras economicas y sociales y, sobre todo, que iba a exigir posteriormente el cumpli- miento de lo conseguido, la postura de las organizaciones obreras fue en primer lugar de abstención a nivel práctico en las zonas 0 empresas por ellas controla- das y una intervención dirigista a nivel general (gracias al control de los meca- nismos y organizaciones); cuando la reali- dad superó sus planteamientos, la postura se decantó descaradamente hacia un intento de división de la lucha para lograr definitivamente su paralización. Analizar esta huelga es analizar una vez mas la historia de un movimiento de lucha de la clase obrera y de las manipu- laciones a que ha sido sometido durante su proceso.

II. La huelga

1. Los delegados de Asamblea

Tras la huelga de la construcci6n se gene- ralizó la práctica de la eleccibn de dele-

gados de centro de trabajo como repre- sentantes de los trabajadores, Salvo raras excepciones estos delegados no tenían cargo sindical alguno. La clase obrera, reunida en asambleas de empresa, elegía sus propios delegados para la coordina- ción de la lucha. El que esto se hiciera de forma generalizada sin tener en cuenta los cargos sindicales -incluidas las famo- sas candidaturas democráticas de las últi- mas elecciones- demuestra bien a las cla- ras la realidad de esas candidaturas, el triunfalismo falso de que en su momento se las rodeó y la confianza que para los trabajadores merece el sindicalismo ofi- cial.

Sin embargo, como veremos más adelante, estos delegados fueron escogidos en su mayoría entre militantes de organizacio- nes políticas; los «líderesn obreros obtu- vieron el refrendo oficial de la clase o -hay casos concretos- se lo apropiaron sin que nadie fuese capaz de cuestionár- selo. Los delegados así elegidos se reunieron en la Asamblea de delegados que teórica- mente debería dirigir la lucha como porta- voces de las diferentes asambleas de em- presa. El que esto no fuese así; el que la elección de delegados no se generalizase sino muy avanzada la lucha; el que la gran mayoría de estos delegados fuesen militantes que aportaban a la asamblea planteamientos de sus respectivos gru- pos; el que esta organización se burocra- tizase rápidamente y se perdiese en absur- das discusiones; el hecho de que no se admitiese en su seno la posibilidad de cuestionar la representatividad de los organismos oficiales de la CNS, etc., restó eficacia y representatividad real a esta forma organizativa. Su momento de mayor auge coincidió con la extensión de la huelga y la necesidad de la realización de Asambleas de Zona.

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2. La UTT y la Comisidn deliberadora

Si algún elemento organizativo dejo bien claro a lo largo del proceso de la huelga a quién se deben los grupos de la «oposi- ción» (incluida la sindicalista) y cuáles eran sus planteamientos respecto al capi- tal y la clase, fue, sin duda alguna la UTT y su Comisión deliberadora del Convenio. Desde el principio su postura fue clara- mente dirigista y marginal respecto al movimiento real de la clase y esto, preci- samente, por reconocer -muy a su pesar- que su representatividad de la clase, tan cacareada por las diferentes organizaciones tras las elecciones pasa- das, no correspondía a la realidad o que, en algunos casos, había quedado desfa- sada respecto a la situación de la lucha de clases en el país: eran representantes de una evoluci6n burguesa y, en modo algu- no, de una revolución social. Por eso, desde antes de la huelga inicia- ron su .batallita particular», siguieron con una postura claramente pactista y acabaron por abocar la lucha (volcando todos sus efectivos en el esfuerzo y apoya- dos por su propia «izquierda») a un calle- jón sin salida: el de los pactos entre caba- lleros que nadie podía respetar: ni ellos por no ser representativos, ni el capital porque, una vez conseguido su interés (tranquilizar a la clase), no estaba inte- resado en ello.

3. La plataforma reivindicativa... y la madre qtle la parió

{Quién elaboró la plataforma reivindica- tiva del Convenio provincial del Metal? ¿De qué fuentes obreras nacieron las rei- vindicaciones que posteriormente iban a defender unos 100000 metalúrgicos? De lo que toda la clase obrera está segura es de que no nació de las Asambleas de empresa. Una plataforma que incluye

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entre sus puntos algunos como: CRelación cargos sindicales - empresa»; Derecho de reunión y de huelga»; «Sindicato obrero unitario l democrático», etc., no corres- ponde a os mtereses de los trabaJadores en su totalidad. La clase obrera es cons- ciente de que las relaciones del cargo sin- dical y la empresa se mueven en un marco ajeno totalmente al de los intereses del proletariado; que los derechos de reunión no se piden sino que se imponen; que la libertad de expresión no debe reivindi- carse sino imponerse; que los sindicatos -a pesar de los intentos de los líderes en el sentido contrario- no corresponden a la actual forma organizativa del proleta- riado que reconoce desde hace años como exponente de la clase a las asambleas y como representantes a los delegados de las mismas, etc. La plataforma fue la unificación de los planteamientos de los grupos políticos de la oposición «moderada»... y nada más. El que algunos de sus planteamientos correspondiera a las reivindicaciones de la clase no debe ser, en todo caso, impu- table a los que la elaboraron. Nada más lejos de un planteamiento pactista que defender realmente intereses obreros. Que esto no es algo planteado de forma irónica lo demuestra claramente la actua- ción de la UTT y de la Comisión delibe radora; para corroborar esta tesis basta analizar la actuación de los líderes políti- cos infiltrados -con una tarea muy con- creta- en la Asamblea de delegados.

4. La lecha polémica: el 5 de abril de 1976

El concepto de la «unidad» elevado al grado más alienador de la mitificación es una constante de la huelga. En función de la unidad era imposible cuestionar la representatividad (por otro lado inexis- tente) de la Comisión deliberadora nacida en el seno de la no menos erepresentativa,

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UTT; en función de la unidad fue impo- sible discutir la plataforma; por las mis- mas razones no se cuestionó la actitud negociadora y antilucha de los plantea- mientos de la Comisión ni las maniobras que ésta realizó a fin de conseguir sus objetivos... Y al delegado que -consciente de su papel de mero transmisor de los acuerdos de la Asamblea de su empresa- intentó hacer estas críticas y realizar pro- puestas en sentido contrario, se le masa- cró verbalmente en las Asambleas conjun- tas de delegados y miembros de la Comi- sión... en nombre de la sacrosanta unidad. Que esta tlnidad no era la que pretendía la clase (una unidad más real de lucha y menos teórica) quedó demostrado en el planteamiento de la primera acción a realizar.

Mientras que parte de la Asamblea de delegados planteaba la necesidad de ini- ciar la lucha en defensa de las rcivindi- caciones (y ya hemos hablado de qué tipo de reivindicaciones se trataba) aceptando de mala gana y en nombre de la anidad el no discutir la plataforma reivindicativa, la Comisión con el beneplácito de la UTT y la aquiescencia del PSUC y grupos afi- nes, planteaba <<<una jornada de aviso [sic] para obligar a la patronal a sentarse a la mesa de las discusiones>. No se habló de lucha por reivindicaciones. Se trataba pura y simplemente de iniciar las nego- ciaciones... y nada más.

Por si esto fuera poco, tras el cambio radical de los planteamientos, se proce- dió a modificar la fecha; del día 1 de abril se pasó al día 5. La Comisión editó por su cuenta y riesgo una hoja informativa cambiando la fecha acordada por los delc- gados de Asamblea a fin de hacer coinci- dir la lucha obrera c<por la negociacióna con el planteamiento del PSUC de una jor- nada por «ayuntamientos democráticos,.

La jugada era tan clara que repugnaba. La utilización de la lucha de la clase en defensa de planteamientos interclasistas era un hecho... que no pudo modificarse en función de la unidad. Y, por si fuera poco, a esta acción de los trabajadores, programada y decidida por otros, se le intentó quitar toda su radicalidad y mor- diente. Nada de luchas, nada de reivindi- caciones obreras: lucha por ayuntamien- tos democratices, por conseguir la nego- ciación y en plan no de «enfrentamienton sino de «aviso»: dos horas de paro... y basta.

A las empresas que desoyendo las voces prudentes de la Comisión deliberadora (eco amorfo de voces más importantes) lograron plantear una lucha más radical no se les perdonó su «traición> a la twri- dad. En el caso concreto de Bultaco, cuyos obreros tuvieron el valor y las agallas de manifestar a la prensa que su lucha (iniciada el día 5 con un paro total en Asamblea y continuado después du- rante casi 50 días) no correspondía al llamamiento de la Asamblea de Catalunya o de otro grupo sino en solidaridad con cl Ramo, con los despedidos, con los obreros en lucha y por sus propias reivin- dicaciones, el boicot total de la vanguar- dia «consciente» y la cerrazón de parte de la prensa «democrática» fueron el trato que les fue otorgado. Lo curioso del caso es que esos trabaja- dores conocían el día 5 por la mañana que la patronal había citado ya a los miembros de la Comisión para iniciar las negociaciones el mismo día, hecho que anulaba totalmente el planteamiento del paro: el conseguir que la patronal se sen- tara a la mesa de negociaciones. Si ya estaba dispuesta a hacerlo, zpara qué el paro de dos horas? ¿Dónde estaba la trai- ción? {Por qué se hizo coincidir la pri- mera acción general con un llamamiento

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interclasista proayuntamientos democráti- cos?

5. La «Semana Santan

Mientras en algunas empresas (MTM, Bultaco...) la lucha se prolongaba más allá de las dos horas y en determinadas zonas (San Adrián principalmente) se iniciaba una conflictividad que duraría varios días; mientras se iniciaban desalojos de empresas por la FP y había los primeros despidos, la Comisión deliberadora y los presidentes y vicepresidentes de Agrupa- ción editaban triunfalmente una hoja informativa en la que quedaban reseñadas las empresas que habían aatendido a su Ilamamientox. La patronal se sentó a la mesa de nego- ciaciones -hacía tiempo que estaba dis- puesta a ello- y mantuvo una postura intransigente desde el primer momento. {Cuál fue la reacción de la Comisión y de la Asamblea de delegados? Conseguido su primer objetivo y a pesar de la continui- dad de algunas luchas y de numerosos despidos, el planteamiento fue de esperar.

Las negociaciones seguían su curso y no era cosa de echarlas a rodar por plan- teamientos radicales. Las asambleas de delegados se convirtieron en una mera rutina informativa y las salas del sindi- cato en muros de lamentaciones: la patro nal se mantenía intransigente y no que ría ceder... La «Semana Santax sirvió a que estos planteamientos de espera se impusiesen.

De nada sirvieron los planteamientos he- chos en la Asamblea de delegados en el sentido de que no se esperase al final de las negociaciones para iniciar la lucha. Ya el día 8 de abril apareció una hoja informativa en que se posponia el inicio de la huelga para el día 22.

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Las posturas más radicales (uno de los delegados llegó a afirmar que para los trabajadores no existen uSemanas San- taw porque todas son muy #putas») fue- ron bloqueadas y anuladas. Había que esperar al final de las negociaciones... y así se hizo. La clase obrera -por lo menos la mayoría de ella- era considerada como una masa disciplinada a la que se podía mover de acuerdo con las necesi- dades o los planes de sus líderes. El «toque de sirena» de la fábrica se repetía en la lucha. La sustitución de la clase fue consumada en la Asamblea de delegados de acuerdo con los planteamientos de la Comisión deliberadora, de la UTT y, en definitiva, de todas las fuerzas progresis- tas (contrarrevolucionarias) del mundillo político de la oposición.

6. La huelga del «PequeCo metal»

Al llamamiento hecho para iniciar la huelga el día 22, respondió la patronal enviando el Convenio a laudo, y el gobier- no firmando éste en un plazo récord. Antes de iniciarse la huelga ya estaba todo atado y bien atado. Ni una de las reivindicaciones se había obtenido; ni siquiera la primera, la de no admitir des- pidos, sanciones o detenciones. Había compañeros despedidos, otros sanciona- dos, se habían producido cierres de em- presas... y se había concedido un ridículo aumento salarial. La huelga se inició el día 22, se extendió rápidamente gracias a la combatividad de los piquetes, se man- tuvo durante varios días, se logró que la patronal, ante la presión obrera, se deci- diese a iniciar ciertas renegociaciones (sin garantías algunas de cumplimiento) y, una vez conseguido esto se volvió a la postura liquidacionista de acabar la huel- ga, esperar el resultado de las nuevas conversaciones... y plantearse el reiniciar

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la huelga «cuando pareciese conveniente». que proporcionó abundantemente. Más ES inútil intentar recordar paso a paso interesante parece recoger un análisis de 10s días de huelga. Salvo en la cifra de aquellos días realizado por militantes que huelguistas, la prensa recogió información participaron en la lucha:

«Es de suponer que tanto la asamblea de Catalunya como el Consell de forces polítiques de Catalunya habrán pedido responsabilidades sobre sus compromisos al PSUC (PCE en Catahmya) y garantías del mantenimiento del orden. Una vez que el gobierno había asumido la responsabilidad al dictar el laudo de obligado cumplimiento, está claro que además del enfrentamiento con el capital existía un enfrentamiento directo con el gobierno lo que politizaba enormemente la lucha. Ante el miedo que esta situación daba a las fuerzas «democráticas», «paci- fistas» y, en definitiva «de orden», las CC00 empiezan a trabajar para la ruptura de la huelga. Sus feudos (algunas de las empresas más grandes, entre ellas SEAT, así como las comarcas del Bajo Llobregat y Tarrasa) permanecen trabajando mientras cientos de pequeíías y medianas empresas están en la calle. La palabra orden es la consigna del PSUC, consigna que será llevada a rajatabla por sus militantes... Consecuencia de la postura liquidadora es que, a través de los cargos sindi- cales, consiguieron limitar la huelga a unos 50 o 70 000 trabajadores llegando en los momentos de máxima extensión a los 100 000 huelguistas pero sin llegar a ser, ni con mucho, la «huelga del metal» que anteriormente se preco- nizaba. Frente a a combatividad de los trabajadores, demostrada en la formación de piquetes, en los enfrentamientos con la policía, manifestaciones muy nume- rosas, asambleas en la calle o iglesias, etc. los «líderes» no hacían más que preconizar orden y calma y esto a pesar de que las manifestaciones eran ata- cadas por la policía con apaleamientos, lanzamientos de gases y pelotas de goma y además con docenas de detenciones (en un solo día hubieron 50 dete- nidos por actuar en piquetes). Frente a los intentos de gritar sloguns relativos a la huelga se imponía silencio: cuando se trataba de cortar el tráfico se impedía el que se hiciera para «no provocar», permitiendo que la policía llegase y atacara a los manifestantes; tan pronto el capital aceptó el sentarse en una mesa con ellos ya preconizaban la vuelta al trabajo a pesar de no existir ningún tipo de garantías para ello con sancionados, detenidos, despedidos y sin conseguirse ninguna reivindi- cación» l. Efectivamente, así fue como se desarrolló la huelga del Metal y así fue, en las condiciones señaladas, como se decidió la vuelta al trabajo. Ni una de las reivindicaciones planteadas al inicio de la huelga ni de las que en su transcurso fccron adquiriendo primacía (despedidos, sancionados y detenidos) se consi- guieron. La simple vuelta a las negociaciones significó la vuelta a la norma- lidad. A la clase obrera se le obligó a acabar la huelga y así lo hizo. A toque de sirena, derrotada, con una experiencia aprovechable [...] y entre los gritos triunfales de los líderes que cantaban a la unidad, la clase obrera reanudó el trabajo consciente de que nada había conseguido.

1. Huelgtlistas y esquiroles. Análisis de la huelga por un grupo aproautonomía de clasen.

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Los gritos de victoria de las vanguardias y de los partidos se unían a las oromesas de reanudar la huelga en cuanto «se viese necesario, dentro de ;n mes, de dos quizás...».

Es difícil que la clase obrera caiga de nuevo en la trampa. Una experencia tan negativa, una derrota tan total no se olvi- dan fácilmente. Para la próxima vez la clase deberá adoptar formas organizati- vas propias, deberá dar a la lucha de cla- ses un cariz totalmente obrero sin caer en la trampa de la democracia, de la miti- ficación de la unidad, del interclasismo, de la sustitución de sus intereses por otros más ambiguos. Debemos evitar el que -como diría Marx- la historia se repita. La comedia de esta huelga del «Pequeño metal», protagonizada por las «vanguardias» de la contrarrevolución, no puede repetirse en forma de tragedia. La lucha de clases, hoy ya, no está para bro- mas.

III. Valoración general de la huelga

Muchos de los aspectos de la huelga ya han quedado reseñados anteriormente, lo mismo que las actuaciones de los dife- rentes estamentos (UTT, Comisión delibe- radora), militantes políticos (en las asam- bleas de delegados) e incluso de las for- mas organizativas que la clase obrera se dio (las asambleas de delegados, las asambleas generales, etc.). Intentaremos ahora, de forma más esquemática, realizar una valoración general de la huelga que, necesariamente, deberá recoger más siste- matizados los aspectos ya señalados.

1. ¿La clase obrera ha sido sujeto de la huelga?

No. Decididamente, no. Salvo parte de la clase, más consciente de las reivindicacio- nes reales del proletariado como tal (parte en la que por descontado es impo- sible admitir a las vanguardias políticas

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de los partidos «obreros»), la mayoría de obreros que han participado en la huelga lo han hecho forzados por los piquetes. Otra cosa es que a lo largo de la misma se haya ido adquiriendo, a través de una práctica y de una amarga experiencia, la consciencia de clase necesaria para parti- cipar en ella activamente y, sobre todo, «conscientemente». Son numerosos los casos de pequeñas em- presas en las que, por la acción de los piquetes que impedía la normalidad labo- ral, se llegó a un acuerdo con el patrón: cobrar normalmente y recuperar después los días de huelga. Este hecho parece ser ignorado por ciertos compañeros que ana- lizan la huelga diciendo: «A estas alturas de la huelga [día 271 los piquetes son prácticamente innecesarios pues los tra- bajadores previo realizar una asamblea ante la puerta de la fábrica se dirigen a la asamblea de la zona» a. Cierto es que la afirmación de los acuer- dos patrón-obrero no es generalizable a las medianas empresas o a las grandes que participaron en la huelga (MTM, Motor Ibérica...); pero sí lo es para los pequeños talleres. iCuál es la causa de este desinterés de los trabajadores por una huelga genera- lizada en la que se defendían sus reivin- dicaciones? « [...] no basta con acusar a un partido o a varios de ellos para explicar el relativo fracaso de la huelga. En el fondo, lo que en realidad se ha demostrado es el bajo grado de conciencia de los trabajadores que se han mostrado incapaces de enfren- tarse a esta manipulación política». ’

2. Huelga del Metal, Asamblea de delegados de Pueblo Nuevo. 3. Huelguistas y esquiroles, op. cit.

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En las asambleas generales, en las concen- traciones, en las manifestaciones, el nú- mero de obreros que participaron no era, en el mejor de los casos, superior a los 3 o 4 000. De este número al global de trabajadores en paro (se llegó a 100 000), media un abismo: una falta de conciencia de clase y, consecuentemente, una capaci- dad organizativa para defender las reivin- dicaciones. iDónde se demuestra esto? ¿Cómo probar que este análisis no es fruto de una visión pesimista de la huelga? No es válido el acudir a los tópicos obreristas de la mani- pulación de los partidos -la clásica divi- sión entre «buenos y malos». La mani- pulación es posible porque falta la con- ciencia, porque falta una práctica autén- tica de clase. Y es precisamente en la prác- tica de la clase en lo que basamos nuestra afirmación. Las asambleas de empresa, práctica ya muy extendida, van adquiriendo paso a paso su auténtico carácter de participa- ción colectiva y abandonando el cariz de dirigismo de que durante mucho tiempo han adolecido. Pero esto no es ni total ni excesivamente generalizado. Lo normal, desdichadamente, es que todavía muchas de las asambleas de empresa sean campo abonado para que los líderes impongan sus criterios. Falta conciencia de la res- ponsabilidad de cada uno, de la necesi- dad de la participación en las decisiones, de la intervención en las discusiones y planteamientos, y esto ya permite la apa- rición del liderismo, de la sustitución de la clase, de la falta de carácter auténtica- mente obrero en las asambleas. Por lo mismo la elección de delegados adolece, a mayor escala, de los mismos defectos. Allí -en las Asambleas de dele- gados- la participación se reduce más aún a los «líderes políticos» reconocidos que plantean las líneas directrices de sus grupos. Concretamente, en algunas asam-

bleas de delegados ha existido una autén- tica pugna por el uso de la palabra; en otras, un boicot sistemático a determina- dos compañeros por parte de la «mesa y de los permanentes» y, en todas ellas, una lucha sorda por el «poder» entre gru- pos más o menos reconocidos. Baste citar como ejemplos: el que no se admitiese la discusión sobre la validez de la platafor- ma reivindicativa ni sobre su elabora- ción; el que no se pudiese cuestionar la representatividad de la UTT o de la Comi- sión deliberadora; el que se tuviese que aceptar que un acuerdo de la asamblea fuese revocado (traslado de la lucha del día 1 al día 5 de abril); el que prevale- ciesen los acuerdos de la Comisión sobre los acuerdos de la Asamblea como en el caso de la vuelta al trabajo, pactada ya por la Comisión a espaldas de la Asam- blea y a cambio de una vaga promesa de la Patronal de intentar discutir de nuevo <<algunos aspectos del laudo», etc. «A través de la problemática de quién tenía que estar presente en la Asamblea de Delegados y quién debía tomar acuer- dos se provocaron interminables discu- siones que cumplieron el papel de vaciar de contenido a la Asamblea que sólo ser- vía para centralizar información pero que careció de capacidad ejecutiva, con lo que la iniciativa en la orientación de la lucha la llevaban los cargos sindicales de la UTT, mientras que la Asamblea (de de- legados) se perdía por su incapacidad para tomar las riendas» ‘. Consecuentemente con esta situación, la participación de los obreros (antes hemos señalado cifras) ha sido minoritaria: ha faltado una conciencia capaz de asumir como algo realmente de la clase la lucha por el Convenio. Las Asambleas de em- presa no han sido generalizadas ni con participación real de los trabajadores;

4. Ibid.

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por eso se han desentendido éstos de la lucha y no la han hecho suya. La elección de delegados no se generalizó, consecuen- temente, ni siquiera en los momentos de auge de la huelga (un máximo de doscien- tos entre delegados, cargos sindicales y compañeros a título personal no repre- sentan el número de empresas y talleres que participaron en la huelga, máxime si se tiene en cuenta que lo normal eran dos delegados por empresa). Ademas la Asam- blea de delegados, en su mayor parte cons- tituída por los líderes reconocidos, adole- ció de los defectos inherentes a su escasa representatividad y a su carácter político. Las luchas internas favorecieron el que la UTT dirigiera la lucha en nombre de la unidad y esta realidad era fruto nece- sario de la composición, del carácter per- manente de los delegados, en definitiva, de esa falta de conciencia general que mantuvo a la clase en un plano de expec- tativa. iQuiere esto decir que los trabajadores no estaban interesados en las reivindica- ciones planteadas? Sí lo estaban; pero de forma indirecta. Un convenio colectivo de Ramo es algo puramente nominal. En los pequeños talleres no se cumple (existen pactos adicionales: puntualidad, primas directas, fijas, salarios superiores no declarados, posibilidad de horas extras...) y. por lo tanto, no es algo que sea admi- tido como xpropio». A la falta de concien- cia de clase general -10s años del régi- men pesan ideológicamente lo suyo- debe añadirse la ideología consumista, el temor a la crisis, la situación insegura del país y la ideología sindicalista de las luchas empresariales favorecida por los planteamientos de lucha que han carac- terizado hasta ahora al movimiento obre- ro tradicional de las diferentes CC.00. No es de extrañar, pues, que frente al pri- mer intento de generalizar la lucha, los trabajadores reaccionen de forma absen-

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tista, máxime cuando no se les ha consul- tado antes de iniciarla ni se les ha tenido en cuenta a la hora de elaborar las reivin- diIiociones que se deberían haber defen-

1 .

2. La clase obrera objeto de la huelga

Esta falta de conciencia de clase que se manifiesta en la participación pasiva de los trabajadores, permite la utilizacion de la clase como objeto manipulable por parte de las diferentes organizaciones y partidos c< del proletariado.. Cierto que ambos conceptos --«falta de conciencian y amanipulaciónn- están relacionados y que la falta de conciencia permite la sus- titución y utilización del proletariado; pero no cabe duda de que esta manipula- ción tiende a perpetuar la situación de ufalta de conciencias y, por lo tanto a autoperpetuarse a su vez. Si la elaboración de la plataforma reivin- dicativa hubiese sido hecha por los trabajadores en asambleas; si la defensa y negociación de la plataforma hubiese sido realizada por los delegados de asam- blea (revocables y controlados continua- mente), la huelga del metal, del CPequeño metalu hubiese sido muy diferente tanto en sus planteamientos como en su evo- lución. Esto hubiese precisado como contrapar- tida un grado de conciencia determinado y una capacidad organizativa del proleta- riado. Sin dejarnos llevar por voluntaris- mos debemos reconocer que no ha sido así, que la clase obrera no ha luchado por sus reivindicaciones sino por algo im- puesto, por unos planteamientos ajenos a sus intereses. Una huelga general por un convenio de Ramo es algo que ni el capital ni los par- tidos obreros pueden permitir en la actual situación. La profundización de la crisis que hubiese comportado esta lucha era

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un riesgo que no se podía correr. De que los planteamientos de lucha radical en defensa de mejoras económicas y sociales importantes quedasen abortados se encar- garon al unísono el gobierno (represión, detenciones, obstaculización a las asam- bleas, firma precipitada del laudo...) y los grupos de la «oposición)> (dirigismo, abstención de las grandes empresas, mani- pulación de las asambleas, tácticas pactis- tas, boicot de las iniciativas obreras y pacto con la patronal...). La lucha del aPeque metal de Barce- lona* ha sido, indudablemente. un triunfo de la oposición que ha podido, a pesar de todo, mostrar al gobierno cierto control de la clase obrera como base de sus aspi- raciones a una parcela del poder.

3. El triunfalismo de las izquierdas

Ni una sola de las reivindicaciones obre- ras se ha visto satisfecha: el aumento es irrisorio y no ha sido concedido de forma lineal; las reivindicaciones sociales han pasado al plano nebuloso de «cosas a conseguir en un futuro próximo»; ni siquiera se ha conseguido la reivindica- ción que de forma demagógica fue presen- tada como «la no negociable»: los despi- dos, las sanciones, las detcncioncs. La clase obrera ha vuelto al trabajo des- pués de una experiencia de lucha en la que no ha participado de forma activa mayoritariamente y sin conseguir sus reivindicaciones; y, a pesar de esto, los grupos de izquierdas, los partidos, los sin- dicatos semilegales o ilegales, los grupos de apodern, han proclamado (desafiando a la realidad) a los cuatro vientos del país que la huelga ha sido un éxito. Y es cierto: ha sido un éxito para ellos, que han logra- do dominar al proletariado, que han sabido boicotear continuamente sus plan- teamientos de lucha, que han salido for- talecidos de la prueba y que han impe-

dido en la práctica la extensión de formas organizativas y dc lucha auténticamente obreras. Se ha repetido, en gran parte, la situaci6n de la pasada huelga de la Cons- trucción. El plantearse la huelga no como ataque al capital sino como forma <<europea» de presión para conseguir el diálogo, el acep- tar acabar la lucha ante la simple pro- mesa del diálogo, el hacerlo sin haber conseguido reivindicación alguna, el for- zar un «pacto entre caballeros* y, empe- ñando la palabra, aceptar la vuelta a la normalidad han sido rasgos característi- cos de la actuación de la UTT y prefigu- ran ya el nuevo tipo de sindicalismo espa- ñol. Por su parte, los grupos de izquierda, enzarzados en disputas absurdas, inca- paces por principios, de oponerse a la di- rección de la UTT ante el temor de caer en una lucha radical contraria a sus pre- supuestos actuales, se han limitado a actuar de comparsas en la función (muy a su pesar en algunos casos) y aceptando el papel de segundones para, en nombre de la unidad, cantar victoria una vez aca- bada la huelga. El papel contrarrevolucionario que han jugado, tanto en esta huelga como en la de la Construcción, se presta, bien anali- zado, a extraer un precioso aManual para futuros dirigentes», cuyo título idóneo podría ser el de «Cómo destrozar una huelga en 15 días».

IV. Conclusión

Se han señalado detalladamente los erre res en que ha incurrido la clase obrera, fruto de su situación actual, de su falta de conciencia. La experiencia de la huel- ga del Pequeño metal sería desmoraliza- dora para aquel que no estuviese conven- cido de que la clase obrera sólo puede aprender a través de una práctica, aun-

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que, como en este caso, sea una práctica impuesta. Señalar que después de 40 años es ésta la primera huelga generalizada que a nivel de Ramo del Metal se produce en Barce- lona es importante. La experiencia ya está pasada y de ella se pueden y deben extraer muchas lecciones para el futuro. La pri- mera es que la huelga generalizada es necesaria y, ya, posible. Que no debemos limitarla al ramo sino que debe ser gene- ralizada a toda la clase obrera a fin de eliminar el corporativismo nefasto de las experiencias sindicalistas de las CC00 y de los grupos políticos. Que, como indi- can unos compañeros 5, la lucha debe ser extendida a los barrios obreros como un aspecto más de la explotación global a que el capitalismo nos somete. Que la lucha es total y dirigida por la clase o no es una lucha obrera y que no tenemos otra arma los trabajadores para conse- guir no sólo nuestros intereses finales como clase sino también los del momento: arrancar del capital unas condiciones me- jores de vida. Pero para ello debe el proletariado ser consciente de su papel de clase revolucio- naria. Y el único camino para lograrlo es la práctica de la lucha y el análisis no triunfalista sino crítico de esa lucha para no incurrir en los errores pasados. u [...] esta huelga ha servido a miles de obreros para aprender a luchar, para comprender el significado de la solidari- dad de clase, para organizarse en asam- bleas y elegir sus delegados, para exten- der la lucha a través de su actuación en piquetes, en manifestaciones 0 recla- mando solidaridad por calles y mercados. Han aprendido política (ciertamente la mayor parte burguesa) y a discutir de política. Se han interesado por los pro- blemas generales sin cerrarse únicamente en sus propios problemas individuales y han adquirido conciencia de la fuerza

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latente que existe en la unión de los tra- bajadores [...] Han aprendido en la prác- tica que sólo el enfrentamiento decidido con el capital puede solucionar de verdad los problemas planteados» 6. La generalización a la clase de estos aspectos positivos de la huelga del pe- queño metal de Barcelona pasa necesa- riamente por una extensión de la concien- cia de clase y unas formas organizativas que fomenten su desarrollo: -Asambleas de empresa en las que la participación sea generalizada tanto a nivel de plan- teamientos como de decisiones; -Elec- ción de delegados de asamblea, revoca- bles y controlados continuamente a fin de que nunca puedan anteponer a los intereses de la clase los de su grupo o partido; -Asamblea de delegados que asuma las funciones de coordinación, información y orientación de la lucha; -Discusión en las Asambleas de empresa de las reivindicaciones comunes a toda la clase obrera; -Eliminación del corpora- tivismo, de las divisiones de ramos, del espíritu pactista; -Extensión de la lucha a todos los aspectos de la vida cotidiana; -Erradicación del seno de la clase de los conceptos que puedan dar lugar a formas organizativas que suplanten a la clase y puedan manipularla. Sólo por este camino se podrá consolidar esa clase obrera que, como decían unos compañeros en lucha, «no sólo es inter- nacional sino que tiene -ella y sólo ella-, en su consolidación como clase y en su conciencia de lucha, el futuro de un mundo que hoy, en manos del capital, es para toda la humanidad un mundo de miseria y opresión» ‘.

Barcelona, junio de 1976.

5. Huelga del Metal, op. cit. 6. Huelguistas y esquiroles, op. cit. 7. A toda la clase obrera, Asamblea de Traba- jadores de Bultaco.

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II. Exueriencias de huelgas autónomas

Bultaco en lucha Bultaco es una empresa sita en San Adrián de Besós. Su plantilla total es de unos 485 trabajadores distribuidos en tres centros de trabajo: la fábrica de la Mina (el mayor), la sección de recambios y Promolider (fá- brica comprada por la empresa y a la que, en corto plazo, se supone pretenden trasla- dar los otros dos centros). Con diferente nombre -Moysu- y figu- rando como otra empresa se ha constituido últimamente otro nuevo centro de trabajo en el que se montan las motos necesarias para el mercado nacional. Bultaco nace hace unos 16 años como esci- sión de Montesa. Desde una minúscula empresa de tipo casi familiar (siempre se nos habla de la «gran familia Bultaco» a los trabajadores) se ha transformado en su corto tiempo de existencia en el primer exportador de motocicletas de España. El año pasado -según los datos oficiales publi- cados en TeleJExprés- su volumen de fac- turación fue de 1 172 000 000 pesetas. Frente a esta cifra, los salarios totales representan escasamente el «pico» de millones. La ren- tabilidad de la firma está fuera de toda duda. Sin embargo la política salarial de la dirección es represiva. Desde hace unos tres años se ha limitado a incrementar esca- samente el % que marca el aumento del coste de la vida y aun esto sobre salarios sensiblemente inferiores a los normales en el sector.

Antecedentes Agosto de 1975. Finaliza el Convenio de em- presa. Aprovechando las elecciones sindica- les y las vacaciones, la dirección plantea posponer la discusión del nuevo Convenio al mes de septiembre. Ante la plataforma reivindicativa de los trabajadores la Direc- ción plantea la necesidad de un estudio del mercado y propone: aplazar el inicio del

nuevo Convenio a enero de 1976 ya que entonces podrá responder a las peticiones de los trabajadores con más realismo y más de acorde con las posibilidades reales. Ofrece entre tanto un aumento del 10 % no absorbible. El jurado de empresa, a pesar de la voluntad mayoritaria de los traba- jadores de remitir el Convenio a laudo, firma el pacto con la Dirección. En enero, la situación se repite: una oferta total de 2 000 pesetas; negativa total a mejo- ras sociales (reducción de horario, 30 días de vacaciones, etc.), obligan a remitir el Convenio a laudo tras acuerdo de la Asam- blea de trabajadores.

Situación actual

Ante esta situación se decide en Asamblea discutir y apoyar masivamente la plataforma reivindicativa del Convenio provincial del Ramo. En Asambleas celebradas diariamente en los vestuarios, los trabajadores adopta- mos como propios 14 de los 27 puntos en ella establecidos; se eligen dos delegados de Asamblea para que asistan a la coordi- nación general del Ramo y existe el compro- miso de apoyar la lucha del Ramo por el Convenio provincial. Estos acuden a Barcelona a la coordinación general e informan a los trabajadores del sentido que la UTT y la Comisión delibera- dora quieren imprimir al simbólico paro de dos horas programado para el día 5: «obli- gar a la patronal a sentarse a la mesa de negociación,. Conscientes de que este paro es absurdo en su intención (la comisión ya estaba invitada a la negociación desde el sábado por medio de telegramas) y corto ante la represión que la patronal ha ejer- cido en las últimas luchas del Ramo, se plantea el paro total durante el día 5. Así se inicia la lucha de Bultaco por dos mo- tivos muy importantes: solidaridad con los compañeros de otras empresas despedidos o sancionados y como defensa del Convenio

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provincial. En el transcurso del día (primer día de huelga total en los 16 anos de histo- ria de la empresa) se celebran varias asam- bleas y para demostrar claramente que el paro es postura mayoritaria de los traba- jadores, se procede a una votación cuyo resultado es de 131 votos a favor del paro total y 76 a favor del paro de dos horas. En los locales de Recambios y Promolider la votación no es preciso ni realizarla: al paro total. En su intento de desvirtuar la lucha y mini- mizar su importancia, la Dirección celebra una reunión extraordinaria de Jurado de empresa a la que, a pesar de lo manifes- tado por la Asamblea de trabajadores, no se permite la entrada a los dos delegados de la Asamblea. Al final de dicha reunión la empresa entrega un acta de la misma a cada trabajador. Es tal la sarta de embustes que en ese acta existe que los trabajadores en Asamblea denuncian a la empresa y rom- pen publicamente el acta, con el acuerdo del jurado que se niega a ratificar lo allí escrito. Ante estas maniobras de la empresa la Asamblea acuerda plantearse la lucha inde- finida si la Dirección no concede como pun- tos mínimos para volver al trabajo: lo) no a sanciones ni despidos; 20) 5 000 pesetas de aumento lineal al mes y 30) treinta días de vacaciones.

Día 6. Desde primera hora de la jornada se mantiene la actitud de paro total. En Asam- blea se aprueba un documento en que, ade- más de señalarse estos puntos se especifica, ante los rumores de Dirección que quiere frenar la lucha que: «la actitud de paro ini- ciada ayer no responde a llamada alguna de la Asamblea de Catalunya o cualquier otro grupo político sino que es fruto de: a) una postura de solidaridad con el resto de tra- bajadores del Metal, b) en repulsa por los despidos y sanciones que se han producido en los últimos conflictos laborales y c) en defensa de nuestras propias reivindicacio- nes». A las lo,45 la fuerza pública con gran des- pliegue de la brigada antidisturbios nos desaloja de la empresa sin que sea nece-

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saria, sin embargo su intervención. Reunida frente a los locales sindicales de San Adrián, la Asamblea se plantea seguir la lucha al día siguiente y espontáneamente se forman grupos de trabajadores que recor- ren la zona explicando al resto de los com- paneros la situación. Así se obtiene la soli- daridad de Moysu para media jornada por Bultaco; Tagra que desde primera hora esta en paro y a sus reivindicaciones añade la solidaridad con nosotros; Capresa para dos horas al igual que Herber.

Día 7. Paro en Asamblea. La Dirección, sin concretar, parece dispuesta a conceder los tres puntos pero condiciona’su respuesta a la normalidad y pide un plazo de 48 horas para dar una respuesta definitiva. La Asam- blea acuerda conceder este plazo pero man- teniendo la actitud de paro. La fuerza pú- blica desaloja nuevamente la factoría. Asam- blea en el mismo lugar del día anterior y ratificación de todos en la postura unitaria y de lucha. Paros de solidaridad en la zona: todo el día en Moysu y Tagra y de dos horas en Capresa y Herber.

Dia 8. Al llegar a la empresa las puertas están cerradas. La Dirección ha procedido a! cierre provisional de la factoría. Se inicia una marcha pacífica por el sector y se cele- bra una Asamblea en la que se acuerda: explicación y extensión de la lucha; concen- tración y marcha diaria desde la empresa y ratificación una vez más de las condiciones para reanudar el trabajo: -Ninguna sanción ni despido; -30 días de vacaciones; -5 000 pesetas de aumento lineal al mes. Sigue el paro total en Tagra y Moysu; esta última es desalojada al mediodía y sus tra- bajadores sancionados con suspensión de empleo y sueldo hasta el día 20 de abril. En la Asamblea que diariamente se celebra con los trabajadores de la zona, la solidaridad con Bultaco y Moysu, que han unificado su lucha, es total.

Dia 9. Se realizan marchas pacíficas por los barrios de Besós, LaMina, La Verneda y por el polígono industrial de San Adrián, donde

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algunas empresas hacen Asambleas y paros en solidaridad. Continúa el paro total en Tagra. Delegación de trabajo dicta el laudo, en el cual se concede un aumento del 8 %, lo cual repre- senta unas 1000 pesetas escasas. La Asam-

blea decide continuar la lucha imponiendo como condición para la vuelta al trabajo los tres puntos antes mencionados.

Trabajadores de Bultaco. Abril de 1976

Desde el día 5 de abril los trabajadores de Bultaco permanecemos en huelga. La iniciamos en defensa del Convenio provincial del Metal y, frente a la postura despótica de la Dirección de la Empresa, hemos mantenido unani- memente unas reivindicaciones mínimas: No a despidos ni sanciones; aumento de 5 000 pesetas al mes, igual para todos y 30 días de vacaciones. Esto, como condiciones mínimas para iniciar el trabajo y discutir posteriormente el resto de reivindicaciones de la plataforma del Convenio del Metal. Bultaco, con solo 250 trabajadores productivos de un total de 485 es la primera empresa exportadora de motos y la primera fabricante a nivel nacio- nal. Sus ventas -segtín datos oficiales- correspondientes al año 1975 fueron 1 172 000 000 pesetas. Frente a esto, el salario medio es de 16 000 pesetas al mes, y teniendo en cuenta que hay sueldazos de 80 a 150 000 pesetas al mes, precisamente entre los que no trabajan. Ante nuestras justas reivindicaciones la Dirección, acostumbrada a una total sumisión de los trabajadores y a una explotación cada vez más acentuada, ha respondido siempre con negativas, ofreciendo escasamente el % de aumento de nivel de vida y obligando a remitir los convenios al laudo. Nuestra situación económica desesperada, la postura intransigente de la empresa y su negativa a todo tipo de mejoras (economicas o sociales) nos han llevado a esta situación. Desde hace 4 semanas 250 padres de familia luchan por las reivindicaciones grnerales del ramo del metal y en negativa a todo tipo de sanciones (en Bultaco actualmente ha,v 12 despedidos) y no han cobrado una peseta. La lucha sigue. Sus mas firmes apoyos son la unidad del Ramo del Metal en lucha y la solidaridad de la clase obrera. Compañero: Por la lucha de la clase obrera. Solidaridad con Bultaco. Extiende nuestra lucha. Ayúdanos. Viva la clase obrera en lucha.

Trabajadores de Bultaco.

Los obreros de Bultaco. mantenemos desde el día 5 la primera huelga de la historia de la empresa; la iniciamos en defensa del Convenio del Metal y en solidaridad con los despedidos: dfa a dia y a pesar de las manio- bras de la empresa y de la situación de aislamiento en que nos hemos encontrado, nuestra unidad ha quedado patente y nues- tra lucha sólo ha servido para reforzarnos.

Día 9. Tras una reuni6n del jurado de em- presa con la Dirección, se nos notifica que

existe una lista de 300 despedidos: la tota- lidad de la plantilla de producción y parte del personal de oficinas que desde el prin- cipio participa en la lucha.

Días 10 y ll. Considerados afestivosa en el supuesto calendario laboral (en Bultaco no tenemos todavía en pleno mes de abril un calendario para este ano) fueron aprove- chados por todos nosotros para extender nuestra lucha y conseguir la solidaridad del resto de la clase obrera.

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Día 12. Unidos Tagra, Moysu y Bultaco hace- mos una manifestación con pancartas por la zona industrial de San Adrián y por el centro de la población a fin de informar y extender nuestra lucha. En este mismo día la empresa inicia las coacciones entre noso- tros; algunos encargados y jefes de equipo dan muestra de su total sumisión a la em- presa y se dedican a una tarea denigrante: por teléfono 0 personalment9 avisan a algu- nos de nosotros para que, abandonando la lucha por nuestras reivindicaciones, volva- mos al trabajo y rompamos la unidad que desde el primer día nos ha caracterizado. Estas llamadas o avisos van acompañados de telegramas instando a que los días 13 y 14 a diferentes horas nos presentemos en la empresa «a fin de normalizar nuestra situacióno. Estas coacciones son denuncia- das públicamente en la Asamblea por los mismos que las han recibido y para con- trarrestar su efecto se adopta la postura de suprimir por el momento las marchas por el sector y permanecer ante las puertas de la empresa como protesta por los mitodos que la Dirección utiliza para <<normalizar nuestra situación..

Día 13. Permanecemos en Asamblea durante toda la jornada laboral frente a las puertas de la empresa; se denuncian los métodos coactivos de la empresa y nos reafirmamos unánimemente en nuestra postura de solida- ridad total.

Día 14. La prensa, que se ha mostrado reacia a publicar nuestras informaciones, nos ofrece la sorpresa de una larga nota en la que desde su punto de vista la DireccMn atribuye nuestra lucha a turbios manejos extralaborales negándose a reconocer que han sido su postura autoritaria y la explotación a que nos somete las causas que nos han lle- vado a la lucha. Por la tarde hay otra reunión del jurado con la Dirección en la que esta hace una nueva propuesta: lo) Mantener su oferta inicial de 2 000 pesetas de aumento al mes, superior a la cifra ridícula que dictó el laudo; 2’) Una prima trimestral de 3 000 pesetas en concepto de nno conflictividad~ laboral; 3O Reanudación de las actividades

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de la empresa a partir del día 20 <<sin pér- dida de los derechos adquiridos)). Esto venía condicionado a la aceptación por parte de nosotros, los trabajadores, de 30 despedidos. La Asamblea se niega a aceptar estas condi- ciones; nos ratificamos en que el primer punto de las reivindicaciones del Metal es el no a los despidos y sanciones y que por lo tanto no es negociable cualquier pro- puesta de la empresa que se base en la exis- tencia de despedidos.

Día 19. A pesar de ser festivo, celebramos una Asamblea frente al local de Sindicatos de San Adrián: acudimos unos 200 trabaja- dores. En ella se aprueba por unanimidad mantener la postura acordada en Asamblea el día 14:-No a despidos o sanciones -o todos o ninguno-: -5000 pesetas de aumento lineal para todos: -30 dias de vaca- ciones; -integración de Moysu a Bultaco. Y esto sólo como condiciones mínimas para volver a trabajar, conscientes de que nues- tro problema no es algo aislado sino del conjunto de la clase y dispuestos a seguir luchando por el convenio provincial del Ramo del Metal.

Día 20. Vamos cn marcha hasta la puerta de la empresa. Allí nos esperan coches de la Brigada antidisturbios y de la policía. A la Dirección cl jurado le notifica nuestros acuerdos. Ante la amenaza de la fuerza pública y al conocer que la Dirección invita al jurado a una reunión extraordinaria, nos retiramos al descamnado de sindicatos Y celebramos una Asamblea. La respuesta de la Direcci6n (12 despedidos Y las mismas condiciones económicas) es de huevo rechazada por la Asamblea. Entre jefes, mandos y técnicos, la empresa puede especular con una cifra y utilizarla para intentar desunirnos. En Asamblea SC denuncia tambikn esta postura de la empresa y se constata que los trabajadores directa- mente productivos permanecemos en huelga. Por su parte los compañeros de Moysu que se han reincorporado al trabajo tras la san- ción de suspensión de empleo y sueldo qud

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les fue impuesta, permanecen en actitud de paro y en Asamblea en apoyo de nuestras mismas reivindicaciones.

Dia 21. A primera hora concentración en sindicatos y marcha hasta la empresa, al negarnos la entrada al trabajo, a causa de nuestra condición de o todos o ninguno, abandonamos la zona y en marcha nos diri- gimos ante los locales de sindicatos, donde celebramos como cada día una Asamblea. En ella se refirma la postura de mantener la huelga por tiempo indefinido en defensa de nuestras reivindicaciones y se informa de la actitud solidaria de los compañeros de Moysu. El planteamiento de la huelga general del Metal y las informaciones recogidas en la Asamblea de delegados de Barcelona son también analizados. Al terminar la jornada laboral y por mantener la postura de paro en solidaridad con nosotros, los compañeros de Moysu son de nuevo sancionados con varios días de suspensión de empleo y sueldo.

Día 22. Por primera vez cn la historia de Bultaco, una lucha general nos encuentra ya en defensa precisamente de un Convenio provincial y en apoyo de todos nuestros com- pañeros de ramo. Marcha por el sector de San Adrián-Buen Pastor, difundiendo en las empresas la necesidad de la lucha conjunta en delensa de nuestros intereses represen- tados por el Convenio del Metal. Asamblea de trabajadores, marcha hacia la empresa y concentración ante ella. Nuestra postura obliga a la Direccion a desalojar la empresa. Los esquiroles -4 traidores- son abucheados al salir. Concentración por la tarde en San AdriLn y denuncia de la prensa (en especial La Vanguardia Espmiola) y radio por difundir noticias falsas respecto a nuestra lucha. No somos 100 sino 300 obre- ros en huelga.

Día 23. Concentración ante la empresa, mar- cha por el sector y Asamblea, donde se nos unen compañeros del Metal y hacemos una Asamblea general del sector. Reunibn del jurado con dirección donde esta además de llamamos borregos se mantiene en su pos-

tura ya conocida: fija como máximo el día 26 para la reanudación del trabajo. La Asam- blea se menifiesta unánimemente por la con- tinuidad de fa huelga.

Día 26. Concentración ante la empresa. Asam- blea se manifiesta unánimemente por la con- 23 y se decide unirnos a la zona. Asamblea general de la zona donde se lee una carta de la Asociación de Vecinos de la Mina soli- darizándose con la lucha de Bultaco. Orga- nización de piquetes de extensión de huelga: nueva Asamblea y la Guardia civil actúa represivamente y varios compañeros de Bul- taco son detenidos y otros golpeados. Las concentraciones son disueltas una y otra vez por la Guardia civil. Los compañeros dete- nidos son puestos en libertad (Bultaco. Tagra, Capresa, Ibérica, BD. Pedro, B. Caba- llero).

Día 27. Asamblea ante la empresa. Votación por la que se decide continuar la huelga indefinidamente hasta el logro total de nues- tras reivindicaciones. Concentración ante la cmpresa en donde está reunido el consejo de administración, Reunión del jurado con la Dirección. Al salir los esquiroles son abu- cheados y contra lo que afirma la empresa en su intento de dividirnos, podemos com- probar que no son tantos y que además todo cl personal productivo permanecemos uni- dos. Asamblea de información del jurado que tras la reunión con la Direcci6n nos comunica que el día 28 tendremos respuesta de la empresa. Apoyo moral, con su presen cia de los vecinos de la Mina. Moysu sigue en paro total.

Asamblea de trabajadores. 28 abril de 1976.

El final de la huelga

Coincide esta época con el final de la huelga general del Pequeño metal de Barcelona, que constituye para nosotros una decepción. Reanudar el trabajo sin conseguir las reivin-

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dicaciones planteadas y permitiendo que se mantengan despidos y sanciones es algo que, de momento, no entra en nuestros cálculos. Por ello, al margen del Convenio del Metal y de las negociaciones tendentes a eliminar los despidos, decidimos mantener nuestra postura de huelga. Debe señalarse que el haberse incluido a los despedidos de Bultaco entre los despedidos a negociar con la patronal a nivel provincial nos da nuevos arrimos. Los días 5 y 7. Se acude a Radio Barcelona donde en el programa en directo de las 12 del mediodía se plantean los problemas de la empresa y se extiende una información directa sobre nuestra lucha. El día 10 de mayo. Reunión del jurado con la dirección; esta se mantiene en su postura. La asamblea se ratifica en la postura de huelga. Se lee y aprueba en Asamblea un comunicado a la clase obrera firmado por la Asamblea. Día 12. Se escriben dos cartas: una al rey y otra al presidente del gobierno. La Asam- blea es consciente de que nada puede esperar de ellos, pero lo utiliza corno arma de prc- sión ante la empresa. Día 13. Se soluciona el conflicto en Moysu: les conceden la totalidad de las reivindica- ciones que piden y se plantea la reanuda- ción del trabajo para el lunes. Esto hace mella entre los trabajadores ya que en Moysu podrá montar la empresa algunas motos. Día 14. Asamblea en el sindicato de Barce- lona, paralela a una reunión de dirección con el delegado de Sindicatos y el jurado de empresa. Ante la oferta de la dirección (6 despidos y las mismas condiciones), vota- ciún secreta en que por abrumadora mayor-la se mantiene la huelga. Día 15 y 16. Notas en los diarios. Día 17. Se comenta la aparici6n en las casas de los esquiroles de tarjetas de denuncia enviadas a los vecinos. Día 18. En la asamblea va tomando arraigo una postura negociadora, favorecida por los bulos y las informaciones que pretenden que en la empresa se producen diariamente 80 motos. Esta postura negociadora se plan- tea aceptar sanciones de empleo pero no de

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sueldo, sin concretar el número de compa- ñeros sancionados. Asamblea de cargos sin- dicales de San Adrián en Pomar, en la que se plantea el apoyo a nuestra lucha. Día 19. Asamblea y marcha por el sector. Se gritan slogans de «Despidos no)>, «Que salgan los de dentro*, etc. Asambleas por secciones en las que se advierte un cierto temor al próximo lunes y planteamientos de cara a una posible «entrada masiva». Desconfianza mutua entre los trabajadores. Día 20. Marcha por el camino que conduce a la empresa y enfrentamiento con 10s que están trabajando. Dirección acude y se pro- ducen enfrentamientos verbales. Direcciún acepta iniciar negociaciones para solucionar el conflicto y acepta tambien la propuesta de que además del jurado sean represen- tantes de los trabajadores tres delegados de la Asamblea. La única condición que impone (y que es aceptada) es la de que entre los delegados no haya ningún despedido. Sin llegar a ningún acuerdo, Dirección retira seis despidos y plantea la posibilidad de sus- pender de empleo pero no sueldo a seis compañeros más o el buscar una solución tipo uIngrar (creación de un taller depen- diente de Bultaco para los seis). Día 21. Asamblea general en la que se expone el planteamiento de Dirección. La huelga ya llega a su fin. La Asamblea tímidamente se manifiesta (salvo el personal de oficinas) partidaria de admitir algún despido. La empresa plantea que cuatro compañeros firmen la liquidación a cambio de un año de salarios y el carnet de desempleo y san- ciún de dos meses a varios compañeros mas (hasta los doce que inicialmente había despe- dido). Se acepta por fin el negociar bajo las condiciones de que los cuatro despedidos queden pendientes de Magistratura y que SL: anulen las restantes sanciones. Mientras se realiza la negociación que se alarga hasta mas de las seis de la tarde, intento de Asamblea en la que se plantea el no aceptar los despidos, Enfrentamientos que obligan a suspender la Asamblea en espera del resultado de la negociacibn. Los delegados de la Asamblea aparecen por fin con el pacto ya firmado. Se aceptan las condiciones propuestas respecto a sanciones

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-Una división de los trabajadores en múl- tiples secciones prácticamente incomunica- das entre sí. Con estos precedentes, en esta situación brevemente expuesta, la lucha por el Convenio provincial del Metal significó para los trabajadores de Bultaco la posibili- dad de unificar sus esfuerzos con el resto de compañeros del Ramo y obtener así las mejoras que la Dirección de la firma se negaba sistemáticamente a ofrecerles. La huelga iniciada el día 5 de abril acabó el día 21 de mayo, produciéndose la reincor- poración al trabajo de los obreros el lunes siguiente, día 24. Duró 50 días. Los éxitos conseguidos y el precio que costaron que- darán reflejados en este análisis. De mo- mento quede constancia de que una huelga de SO días en Bultaco, por lo expuesto (inex- periencia, trabajadores mayores y de cate- goría de especialistas con largos años en la empresa...) ha sido un éxito de la solida- ridad de los trabajadores y una muestra de su conciencia de clase, máxime en las cir- cunstancias en que se produjo y desarrolló la lucha.

Formas organizativas adoptadas

Se ha señalado antes -y es muy impor- tante- que entre los trabajadores de Bul- taco la práctica de efectuar asambleas (por sección, por turno, totales...) está muy arrai- gada. Las asambleas no se reducen a una simple exposición 0 a unos planteamientos perso- nales; la discusión es bastante generalizada. Ya a finales de 1974, los trabajadores de Bultaco consiguieron una reducción de hora- rio que les colocaba en cabeza del sector (a excepción de Motor Ibkrica) gracias a la realización de asambleas en las que lograron imponer a la empresa su reivindicación de tiempo libre: los sábados. fiesta. Igualmente, para determinados casos, la asamblea ha elegido representantes a fin de realizar tareas concretas: asesoramiento del jurado en las discusiones de Convenio, con- tacto con empresas o con el Ramo, etc. Durante la huelga esta tónica se mantuvo. La huelga y su continuación se decidieron en asamblea. La votación efectuada en deter-

y despidos y la empresa plantea: 4 700 pesc- tas de aumento al mes hasta enero de 1977; obligación de hacer horas extras siempre que la empresa lo necesite para poder co- brar el 18 de julio entero (sin descontar el periodo de huelga); prolongación de la jor- nada de trabajo diez minutos más cada día para lograr los treinta días de vacaciones; y reincorporación al trabajo de forma esca- lonada. Asamblea violenta en la que se enfrentan los delegados y un amplio sector de traba- jadores a otro que no acepta ni el pacto que implica cuatro despidos a cambio de nin- guna mejora ni la forma en que éste ha sido flrmado. Fin de la huelga.

Valoración de la huelga de Bultaco

La relación de los hechos que condujeron a que en Bultaco se produjese la primera huel- ga de sus 16 alíos de funcionamiento apa- rece claramente reflejada en las hojas infor- mativas que la asamblea de trabajadores ha editado para extender su lucha. Básicamente podemos resumirlos, de forma esquemática, así: -Salarios de miseria frente a una rentabilidad de la empresa asombrosa (16 000 pesetas al mes para un peón con varios años de antigüedad, frente al hecho de ser la primera firma exporta- dora de motos a nivel nacional y frente a la cifra de ventas en 1975 de 1 172 000 000 pese- tas). -Un Convenio caducado en agosto de 1975 y prolongado hasta enero de 1976. -Una plataforma reivindicativa obrera rechazada de plano por la empresa. En enero el convenio no es firmado: tras largas deli- beraciones en que la empresa se niega a negociar, se remite el Convenio a laudo. -Una postura intransigente de la Dirección más característica de los negreros del siglo XVII que de empresarios actuales. -La falta de experiencia en luchas prolongadas. Lo máximo que se había hecho eran paros. -Una práctica muy desarrollada de asam- bleas y la elección de delegados para fun- ciones concretas. -Una clase obrera de edad media muy alta, de procedencia de la inmi- gración, en su mayoría especialistas y con largos años de permanencia en la empresa.

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minados locales sólo sirvió de prueba pal- pable de la voluntad de los trabajadores frente a la empresa y ciertos sectores (ofi- cinas tknicas). Una vez fuera de la fabrica, se introdujo una nueva modalidad en las asambleas. A fin de conseguir el máximo de participación de todos los compañeros en las discusiones y considerando que esta participación sería más fácil si las asambleas se realizaban por secciones (lugar natural de contacto de los trabajadores) se procedió a establecer el siguiente esquema organizativo: -Asamblea general en la que se exponían los problemas y la situación. -Discusión por secciones de las propuestas anteriores. -Elección de un delegado por sección (rotativo) para infor- mar a la Asamblea. -Discusión general de las posturas aparecidas en las diferentes secciones y adopción conjunta de acuerdos. Así, la participación mayoritaria de todos los trabajadores estaba asegurada. La lucha era algo asumido por todos y cada uno de los componentes de la Asamblea que veían expuestas allí sus posturas y propuestas.

La extensión de la huelga

Varias han sido las formas de extensión de la huelga. Las mas importantes por la reso- nancia que le han conferido -sobre todo en el sector de San Adrián- han sido: -Mar- chas por los sectores industriales y por el centro de la población con pancartas rela- tivas a la huelga. -Asambleas de trabaja- dores del sector frente a los locales de la Organización Sindical. -Apoyo y colabora- ci6n de Asociaciones de vecinos. Merecen destacarse: las vecinas de la Mina, las aso- ciaciones de Maresma, Besós, Sagrera. Buen Pastor, etc. -Difusión de noticias por me- dio de Radio Barcelona. -Notas a los peri6 dices (Tele/Expr&, Diario de Barcelona, etc.). -Hojas informativas, pegatinas, rifas, tarjetas de solidaridad... Han aparecido pin- tadas referentes a nuestra huelga en los barrios próximos: La Mina, Besós y Mares- ma. Se han encontrado pegatinas en las esta- ciones de Metro y en los vagones y en la Organización Sindical. Como aspectos negativos deben destacarse

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las actuaciones de periódicos como La Van- gtlardia que no ~610 se ha negado a publicar nuestras notas al par que publicaba todas las de la empresa, sino que ha publicado noticias a todas luces falsas. En líneas generales, nuestra huelga ha encon- trado más eco en el sector de San Adrián (donde en solidaridad con nosotros han pa- rado varias empresas) que en las asambleas dn delegados de Barcelona. Enumerar todas las formas en que hemos potenciado el que nuestra huelga se cono- ciese es prácticamente imposible. Además de las señaladas, se han utilizado festivales, proyecciones de películas, charlas, reunio- nes; se ha acudido a las puertas de las em- presas; se ha escrito una nota a <toda la clase obrera>, de la que se han enviado copias al extranjero; en fin, todos hemos procurado dar a conocer nuestra lucha. Hasta el mismísimo A. Nieto nos ha hecho propaganda en sus declaraciones ante TVE que, a no ser por ese intento del corredor de justificar sus actuaciones, hubiese igno- rado olímpicamente una huelga de 50 días.

Consolidación de la huelga

Uno de los errores que cometimos los tra- bajadores de Bultaco fue el permitir que tras el que la policla nos desalojara de Ia empresa quedasen las puertas abiertas para los jefes de equipo, los mandos intermedios y el personal de oficinas. Tras ellos, los esquiroles se fueron colando en la empresa. A nadie se coaccionó para que abandonase el trabajo. Se habló con todos y cada uno de los obreros, pero sin que en ningún mo- mento se empleasen metodos coercitivos para conseguir su adhesión. Hubo compa- ñeros que, en un momento de debilidad, entraron en la empresa y que al día siguiente salieron, se unieron a nosotros y permane- cieron en huelga hasta el final. Si algo puede afirmarse de la huelga de Bul. taco, es que ha sido una huelga mantenida nor conciencia Y en solidaridad con los des- pedidos. - Sin embargo esta postura de sabernos fuer- tes, de saber que se contaba con todo el personal directamente productivo, de per-

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Las prirncras huelgas del posfranquismo

mitir sin violencia alguna la entrada al tra- bajo de los esquiroles o de los débiles, ha sido en definitiva una de las causas de nues- tra derrota. Los bulos, la tendencia a la negociaci&, las notas de la empresa, el temor al despido fueron creando un am- biente de desconfianza en las propias fuer- zas que culminó el día 21 de mayo con la vuelta al trabajo.

Las negociaciones

Desde el principio, se advirtieron en la Asam- blea de los trabajadores de Bultaco dos ten- dencias. Ambas eran conscientes de que la huelga debería acabar con una negociación. Una planteaba la negociación final como último recurso; mientras tanto, la huelga debería mantenerse y extenderse al máximo. Otra, planteaba continuamente la necesidad de negociar con la empresa. Si de algo se ha pecado en la huelga, ha sido de un exceso de negociaciones que han llegado a extremos ridículos. Negociaciún en la Organización Sindical; negociaciún con la Dirccci6n; espera de la negociación sobre los despedidos en el Convenio provincial: espera de los resultados de la negociación dc... Siempre se ha planteado la negociación. en todo momento, como algo inherente a 1, huelga. Esta tendencia negociadora culminó con algunas intervenciones de determinados trabajadores en el sentido de la necesidad ineludible de acabar la huelga para el lunes día 24 o de cambiar su sentido, pasando a la represión y a los enfrentamientos direc- tos (iY esto se hacía con un coche de policía al lado de la asamblea!). Paradójicamente, el viernes dia 14, en Sin- dicatos de Barcelona se había votado por seguir la huelga y no aceptar las ofertas de la empresa... y estas afirmaciones se plan- tearon a la Asamblea general y en las asam- bleas por secciones, a partir del lunes día 17, sin ninguna modificación en la situaci6n. La prolongación de la huelga, el hecho de que a la empresa filial Moysu se le hubiesen concedido todas las reivindicaciones, el can- sancio que entre los trabajadores se había extendido tras cuarenta días de lucha, el saber que los más jóvenes (carreras, talleres

auxiliares, oficinas técnicas, etc.) estaban trabajando, la propagación de bulos y la machaconería con que una y otra vez se plan- teaba la necesidad de acabar la huelga por medio de una negociación, culminaron el día 21 con la aceptación de una nueva nego- ciación con la empresa. El que los más acérrimos defensores de acabar la huelga formasen parte de la comisión negociadora (parte del jurado, algún enlace y otros com- pafieros) ~610 sirvió para remachar el clavo. La huelga había finalizado prkticamente por la mañana al aceptar la Asamblea nego- ciar los despidos. De nada sirvieron los esfuerzos de algunos compañeros de oficinas para intentar variar la situación y lograr que la Asamblea modi- ficase sus acuerdos rechazando la negocia- ción basada en los despidos. La asamblea estaba ya destrozada, convencida de que el lunes debía volver al trabajo (así se lo ha- bían inculcado algunos), al precio que fuese y en las condiciones que fuese. Y que esto era cierto lo demostró el hecho de que el pacto con la empresa fue traído a la Asamblea firmado ya por la comisión (cpactistax... y la mayoría no reaccionó en contra. El pacto -además del acuerdo de la Asam- blea de aceptar reincorporarse al trabajo, dejando a cuatro compaiíeros pendientes de juicio en Magistratura (28 de julio&, conte- nía las siguientes cláusulas: -Aumento bruto de unas 4700 pesetas hasta enero de 1977. -Aumento de la jornada laboral en diez minutos a fin de poder hacer 30 días de vacaciones. -0bligaci6n de hacer horas extras si la empresa lo necesitaba a cambio de no descontar de la paga extra del 18 de julio los días correspondientes a la huelga. -Reincorporación escalonada de los traba- jadores (lunes, martes, miércoles). La huelga se cerraba a nivel amaterial* con una derrota total de los trabajadores.

Conclusión

Pero una huelga que, como en el caso de Bultaco se mantiene durante 50 dfas sin me- diar violencias, basándose tan ~610 en la con-

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ciencia y la solidaridad nunca es una derrota total. Las asambleas han creado un vínculo de unión entre los trabajadores que ya la em- presa no podrá destruir; la práctica de asam- bleas por secciones, la elecciún de delegados y una lucha ejemplar hacen de Bultaco una empresa importante en la lucha del Metal. Se ha demostrado que el obrero consciente es capaz de luchar a pesar de la edad, de las circunstancias personales... Se ha demos- trado también que el pactismo a ultranza solo sirve a la empresa, y los obreros de

Bultaco lo han comprendido. Han asimilado tan perfectamente esta conciencia de lucha que ya desde el primer día de su vuelta al trabajo, el pasado día 24, han planteado a la empresa su más importante reivindica- ción: la readmisi6n de los despedidos, y la han planteado de la forma que su expe- riencia les ha demostrado más positiva: con la lucha.

En Bultaco, compañeros, la lucha sigue.

Junio de 1976.

Vitoria

Informe de las Comisiones representativas

A) Antecedentes

Unos meses antes de fin de año, se empe- zaron a preparar las condiciones para el momento de la revisión de salarios, que casi en todas las fábricas, coincidía con la entrada del año. Los puntos centrales que se desarro- llaron para la renovación del convenio, fueron tres:

Planeado entre las 5 000 o 6000 pesetas, igual para todos, y en base a las necesidades de la carestía de la vida para esos momentos. Se rechazaba la petición del %, porque aumentaba las diferencias y nos dividía y se rechazaba la petición conformista de pedir lo que el patrón podía dar.

Jornada laboral

Se pedían 40 o 42 horas semanales, además de un mes de vacaciones, puentes, media hora para el bocadillo, etc.

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Se insistió bastante en este punto por consi- derarlo uno de los aspectos fundamentales de la alienación de la clase, que debido a la jornada de ocho horas, más las horas extra o pluriempleo, el obrero es un robot, que no puede pensar y esta a merced de lo que el sistema quiere que piense,

Mejoras sociales

El tercer punto, lo incluían, una serie de mejoras sociales, como eran: jubilación a los 60 años con pleno sueldo y renovable igual que la elevación de salarios, 100 % en caso de accidente y enfermedad, reducción de escalones, etc. Esta plataforma reivindicativa se planteó de forma casi unificada, aunque no uniforme, en todas las empresas. Durante dos meses antes de fin de atío, las comisiones o comités de fábrica, hicieron multitud de mini-asambleas, con la gente mas combativa de cada fábrica; se tiraron

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ho,jas que intentaban hacer tomar conciencia a la clase obrera y pidiendo que los jurados y enlaces se pusieran al frente de esta plata- forma o en caso contrario dimitieran. Pocos días antes de lanzar esta plataforma conjunta, se hizo una asamblea de lucha- dores de todas las fábricas, para lanzar una ofensiva de conjunto. Es de advertir que toda esta preparación de la lucha, estaba dirigida por la Coordinadora obrera de Vitoria, que está compuesta por representantes de los Comités o Comisiones de fábricas, donde están elementos de los distintos grupos políticos, y por gente inde- pendiente. También hay que resaltar que unos días antes de saltar la lucha apenas veíamos condiciones para que pudiera surgir la huelga, debido a dos causas fundamentales, que eran:

- L.a despolitización y casi nula experiencia de lucha de la clase obrera de Vitoria, compuesta por obreros emigrados del campo alavés y de todo el campesinado español, como: Castilla, Andalucía, Extre- madura, etc.

- La integración de la clase, en el Sindicato vertical, con motivo de las últimas elec- ciones sindicales, donde hubo bastante porcentaje de votantes (entre un 60 o 70 %), excepto en la empresa Gabilondo $typ la participación fue prácticamente

Como las luchas que hoy está viviendo el proletariado español, tienen raíces o antece- dentes en el intento de integración de la clase obrera, llevado a cabo por la burguesía con motivo de las elecciones pasadas, con- viene resaltar que en Vitoria, hubo bastante votación a pesar de que toda la vanguardia (excepto algunas organizaciones concretas), estuvo y trabajó por el boicot. Este dato nos lleva a conclusiones profundas, y aparentemente contradictorias pero ciertas, como es que en el momento de las elecciones y ante la ofensiva de la burguesía, el boicot total de la vanguardia no cristaliza en el boicot de la clase, sino todo lo contrario, tal vez por falta de implantaciones, es el motivo

por el que la clase participó en las elec- ciones, y a su vez, la contradicción consta- tada en esta lucha y es que en una ofensiva de la clase y en momentos de lucha, la clase sigue a sus vanguardias, y rompe en pocos días toda la integración y manipulación de la burguesía. Lo cierto es que días antes de la lucha, muy pocos veíamos posibilidades de que saltara la lucha, y una lucha con tanta profundidad y contenido de clase.

B) Desarrollo del conflicto

El conflicto surgió el día 9 de enero, por la Empresa Forjas Alavesas, y siguieron des- pués el resto de las empresas, sobre las que descansó todo el conflicto, que fueron: Mevosa, Aranzábal, Gabilondo, Ugo, Apellá- niz, Areitio, Orbegozo, Cablenor, Talleres Velasco, 1. Gálicas. A estas empresas, se sumaban otras que duraban unos días en conflicto y luego se solucionaban. Pero las verdaderamente pro- tagonistas de esta lucha fueron las que aca- bamos de enumerar. Vamos a explicar el desarrollo del conflicto por semanas que corresponden a los perío- dos más o menos largos, pero que equivalen en síntesis a la duración de una semana, porque además las patronales lanzaban la ofensiva de semana en semana.

Primera semana: la batalla contra el sindi- cato. Las Comisiones representativas

Después de dos días de huelga dentro de fábrica, con paros totales y asambleas, las empresas cerraban por orden gubernativa. En esta primera semana tuvo lugar la batalla contra el sindicato, con la dimisión de enla- ces y jurados, si la Asamblea los elegía, y consideraba luchadores y representativos de su Sección, pero tenían el voto y apoyo de la Asamblea, no del Sindicato y contra el cual estaban todos, incluso los jurados y enlaces de Aranzábal y Ugo. Es cierto que estas dos concepciones plan- teaban algunos problemas y contradicciones que se notaban y chocaban en el conjunto de

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las Asambleas, que mantenía posiciones muy claras con respecto al Sindicato. La batalla contra el sindicato fue muy dura, pues apelaba a todos los métodos, y utilizaba a muchos enlaces y jurados que actuaban de buena fe, pero que eran instrumentos de la patronal y sindicatos.

Segunda semana: rrnificación de las consig- nas

Es de notar que ya en esta semana se uni- ficaron plenamente las consignas centrales del proceso de lucha y que tueron totalmente asumidas por las Asambleas. Estas eran: a) romper la congelación sala- rial; b) contra el Sindicato, por la negocia- ción con los auténticos representantes: c) ningún despedido, ni detenido, ni repre- saliado.

Tcrccra semana: la guerra de hojas negras desprestigiadoras

Esta semana fue la de la guerra de hojas negras, que todas las mañanas plagaban los barrios de Vitoria. El contenido de las hojas, era casi siempre el mismo: que determinados elementos reci- bían dinero del partido, que tenían otros intereses, que allí habla política y otros insultos contra sus vidas particulares y sus familias. Las hojas aparecían firmadas por: Movi- miento Obrero de Vitoria, o de una fábrica en concreto; otras por la HOAC, y algunas hasta por Sindicatos extranjeros. Todas estas hojas se leían en las asam- bleas, y se desenmascaraban públicamente haciendo ver lo que intentaban, y cómo utili- zaban todos los métodos y todas las institu- ciones, como: el movimiento obrero, la Ielesia. las muieres de los obreros. los sin- dkatos, etc. . Lo cierto es que estas hojas fortalecían la asamblea y la confirmaban en su lucha y robustecían sus posiciones.

Cuarta semana: la lucha contra la legalidad

Esta semana se caracteriza por la lucha contra Za legalidad.

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A las Comisiones no las reciben porque no son legales; en cambio los enlaces y jura- dos, a los que expulsamos, son los que nos lraen «buenas ofertasa de la patronal; entonces volvamos atrás, y volvamos a bus- car a los que en su día echamos y la presión de posibles multas a los patronos, si dialo- gaban con las Comisiones. En las Asambleas se desarrollaba el tema de la ley, y cómo ésta siempre está hecha por los ricos para encadenarnos y aplastar- nos. Cuando una ley favorece al obrero, no es porque los patronos sean buenos, sino por- que la clase obrera, la ha conquistado con muertos, sangre, sufrimientos y sudores. La huelga, la Asamblea, la Comisión repre- sentativa, la plataforma reivindicativa, etc., todos son ilegales para los patronos, pero nosotros las hemos impuesto con nuestra lucha, porque son derechos del obrero. Hemos de indicar tambien que este fin de semana, todos los obreros en huelga salimos a la calle con nuestros buzos, con la inten- ción de sensibilizar a la opinión pública y como forma de presión hacia la negociación, tratando de este modo de tener un contacto más directo con el pueblo trabajador, que a nuestro entender tuvo su impacto positivo.

Quinta semana: la olensiva de la patronal y respuesta de Ia clase

Es importante señalar cómo en estas fechas SC realiza la primera manifestación conjunta de las fábricas en lucha hacia el Consejo de empresarios que más tarde lo explicamos más detalladamente. Los objetivos de esta manifestación pasaban por: - La lucha contra la congelación salarial. - Por la defensa de los auténticos repre- sentantes. - Protestar por la política intran- sigentc de la patronal. - Por la negociación. En esta semana, todas las patronales, lanzan la ofensiva conjunta de abrir las fábricas, para dividimos. Con esto parte dc los esquiroles y algunos empleados entran a trabajar. Esto da pie a que las respuestas de las Asambleas, que en conjunto están muy firmes y unidas, formen piquetes para ir a las paradas de los auto-

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bieses y a las puertas de las fábricas a invitar a los empleados a que no entren a trabajar, pues la causa es común. También se visita a los esquiroles en sus propias casas y se habla con su familia. Al mismo tiempo que las empresas abren las puertas, lanzan una ofensiva cn dos diiecciones. Por una parte, algunas empresas reciben a las comisiones elegidas para dia- logar y otras empresas, apoyándose en los esquiroles, que se quejan de coacción, empiezan a detener a compañeros. Antc esto, las fábricas en lucha pasan a la olensiva de cortar toda negociaciún mientras exista un solo compañero detenido, y por otra parte, llamando al resto de la clase obrera y el pueblo a una huelga general, por la liberación de los detenidos. La respuesta de la clase es bastante grande: sábado y domingo se realizan grandes mani- festaciones por todo Vitoria, dándose enfren- tamientos con la policía. En el mismo lunes dc la huelga general, paran unas 20 empre- sas, paran todos los estudiantes y universi- tarios, y cierran multitud de bares y comercios, sobre todo en los barrios que son más obreros y escenario de la mayoría de las Asambleas. Otras fábricas paran algunas horas por soli- daridad, y existen algunas más que van parando en los días sucesivos por solidaridad y por sus propias reivindicaciones, perma- neciendo en huelga, hasta que se solucionen sus propios problemas, pero sin tener un frente común con las que vienen dirigiendo la lucha.

Sexta semana: liberación de los detenidos

El principio de esta semana, coincide con la libertad de todos los detenidos, lo cual es considerado, corno UFI gvan triunfo de IU ch-e obrera. También coincide con la amenaza de la poli- cía de clausurar las Asambleas en caso de seguir haciendo manifestaciones por la calle. Ante esta ofensiva de la policía de intentar cortar las Asambleas, se responde con la medida de cortar las negociaciones si se suprimen las Asambleas y se convoca el lunes de la séptima semana otra huelga

~.cncral, para hacerse fuertes en las nego- ciacioxs: de hecho esta semana supone un rclax o descenso en la lucha.

Séptima semana: descenso de fa ofensiva obrera. Algunos errores

Esta semana recoge el descenso en la ofen- siva obrera con el fracaso de la huelga general programada para el principio de semana. Son muy pocas las fábricas que salen a la lucha y ninguna respuesta a nivel del pueblo. Se insiste más en la generalización de la lucha, por una negociación con más fuerza, que cn el problema de los despedidos teniendo que haber resaltado, la importancia que tienen los despedidos en la lucha del movimiento obrero, situándolo cn el mismo nivel que el problema de los detenidos. Siempre que el movimiento obrero salta a la lucha, la burguesía intenta eliminar y descabezar sus vanguardias. Otro de los errores que se cometen en la llamada a esta huelga general es no apoyar en el conjunto de las asambleas, la necesidad de la generalización, con lo cual se da que solamente las Comisiones representativas y pocos más de vanguardias, participan en los piquetes, pintadas, regadas de hojas, etc., dándose una separación de las vanguardias y conjunto o grueso de las Asambleas.

Octava semana: la ofensir*a por los despr- didos

Esta semana se caracteriza por la toma de conciencia de los errores cometidos en la llamada a la última huelga general, y se plantean claramente en todas las asambleas, pasando a la ofensiva en el problema de los despedidos. Aunque este problema estaba claro desde el principio, no se había asumido correcta- mente, desde el principio, pues el plantea- miento que existía por casi todas las Asam- bleas era el siguiente: si a una de las empresas en lucha le solucionan todo lo que pide, y no existe ningún despedido ni detenido, esta empresa entraría a trabajar, con el compromiso de volver a salir o parar

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cuando se viera que quedaba alguna empresa con despedidos. En este momento SC descubre que este planteamiento era pobre y evasivo y, a partir de ese momento, se corrige planteando que, aunque se solucionen todas las peticiones, ninguna empresa volverá a trabajar mien- tras exista un solo despedido. Este planteamiento de ofensiva es asumido, por todas las Asambleas a estas alturas de la lucha, excepto Aranzábal y Ugo, que para entonces ya habían resuelto sus problemas y habían comenzado a trabajar. Pero además, y esto es muy importante y es el eje de la tercera convocatoria a la huelga general, se plantea lo siguiente: A estas alturas de la lucha y casi a los dos meses de huelga, todas las patronales unidas con su Estado al frente, con su policía-sindicato- alcaldía-diputación y todos los medios de difusión y legislación en sus manos, nos lanzan cl siguiente reto: Aquí yo no sólo existe un problema de sueldo ni de 40 horas semanales. Lo que está en juego es un pro- blema de poder a poder, el poder obrero frente al poder burgués. Este reto es asumido perfectamente por todas las Asambleas, y sucede lo increíble, y es que casi a los dos meses cuando creía- mos que el movimiento obrero estaba débil surge con más fuerza que nunca. Este nivel de conciencia de la clase es el eje para convocar a toda la clase obrera v al pueblo de Vitoria a una huelga general bajo los principios citados, señalando como fecha el día 3.

Día 2 de marzo: Za masacre organizada: los asesinatos

Desde las primeras horas de la mañana, las Asambleas están en las calles. Los obreros que estaban trabajando van a sus fábricas, hacen Asamblea, y salen inmediatamente en manifestación por los barrios o al centro de la ciudad. Para las diez de la mañana todo Vitoria, está paralizada y además está en la calle. Por todas partes, grupos de obreros, amas de casa, estudiantes, cte.. grandes marchas pidiendo *readmisii>n de despedidos>, nque-

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remos negociaru y nsornos obreros úneten. ‘Todo bar, mercado, comercio, taller, cons- trucción, fábrica, banco, oficinas, estu- diantes, todo está paralizado y todo el pue. blo en la calle. Esto es lo que al gobierno le hace temblar. Después de las Asambleas de cada fábrica en lucha, que ese dia son muy breves, se sale en manifestación por todos los barrios de Vitoria, para unirse al resto de los obre- ros y de todo el pueblo que está en la calle. En estas manifestaciones, ya empieza a reprimir la policía con balas de pistola y comienzan los heridos. Como respuesta a esto, el ambiente se va poniendo tenso y comienzan las barricadas, pedradas y carreras ante los ataques de la policía. Hay que hacer notar que nunca los manifestantes han atacado a la policía ni la han insultado, hasta que la policía no empezó a disparar: esto debe quedar claro ante cl intento del gobierno de deformar los hechos y hacer ver que la policia actuaba en defensa personal. Es exactamente al contrario. Todas nuestras manifestaciones han sido pacíficas. Siempre la gente contesto para defenderse de los ataques de la policía; ya se había explicado mil vcccs que el único violento y terrorista es ei gobierno y su policía. En medio de este clima, se llegó al drama v asesinato de la tarde. Para las cinco de la tarde, se habia convo- cado una Asamblea general de toda la clase obrera de Vitoria. Cuando estaban dentro de la iglesia 5 000 personas, la policía rodea el edificio e impide entrar al resto de la gente, que por todas partes se acercaba a la iglesia. Es entonces cuando se produce la tensión; la gente que estaba dentro no podía salir, p los que estábamos fuera no podíamos entrar. La policía, empieza a tirar bombas de humo, a los que están dentro y tiros de pelotas de goma y bombas lacrimógenas a los que estabamas fuera; intentábamos con insultos y pedradas que no llegaban porque no podíamos acercarnos, que la policía se retirara, pero imposible. La gente que estaba dentro de la iglesia se ahoga. Todos tirados en cl SUCIO y con pañuelos en la boca hasta

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que no pueden más y deciden salir por las puertas y ventanas que para ese momento ya había roto la policía con pedradas y tiros. Según va saliendo la gente, la policía les aporrea; otros se desmayan solos por el efecto de los gases; otros corren sin saber a dónde y al final es cuando la policía, con pistola y metralleta en mano, empieza a tirar a pocos metros de distancia. La gente va cayendo al suelo y todos conocemos el resul- tado: cuatro muertos y más de 100 heridos, más de 20 muy graves y todos con heridas de bala. En cinta grabada estan recogidas las orde- nes del jefe de la policía de tirar a matar. Este es el resultado de la «democracia a la españolaa de Fraga y su gobierno. Después de esto, la policía ciega sigue persiguiendo a la gente por todas partes usando pistolas y metralletas. Este espectáculo continúa hasta las 12 de la noche y al día siguiente. Más de 100 detenidos, y la ciudad sitiada con policía-Guardia cwil. Helicópteros vo landa y los militares acuartelados y a punto de salir a la calle. Grupos de soldados hicieron notar su disconformidad ante la actitud de sus superiores de quererlos sacar a la calle. El pueblo aterrorizado, pero también indi- gnado y sin creer lo que está viendo, sigue haciendo barricadas e insultando a la policía desde todos los balcones. Pero es de destacar que quienes hacían las barricadas no eran solamente gente joven, sino hombres y mujeres de 50 años, que jamás habían comprendido hasta qué punto cl capitalismo es asesino. Todos los destrozos de cabinas teletómcas, señales de tráfico lunas de Bancos, faro- las, etc., tuvieron lugar después dc la masacre de la policía. Despues de todo, con un pueblo asustado y aplastado, con un odio y llanto en su interior que jamás se ha conocido en Vitoria. La manifestación de repulsa se manifiesta en los dos funerales donde participa todo ei pueblo de Vitoria y de la provincia. Todas las autoridades hacen declaraciones respon- sabilizando al gobierno de esta masacre, pero

el gobierno, por orden de Fraga, sigue dete. nicndo a los miembros de las comisiones, con un afán ciego, como símbolo de quién es cl responsable por si hay alguien que aún no lo ha comprendido.

La posturn terrorista de la patronal y su gobierno

Despues de varios días de duelo, indignación y prolesta, las fábricas en lucha se niegan a entrar a trabajar mientras existan detenidos, pero cada día hay más. Es en estos últimos días cuando auténticamente aparece con toda su crudeza la clara postura terrorista de la patronal y su Estado. Ante la masacre del día 3, con el correspon- diente resultado y la firme decisión por parte del gobierno de terminar con el con- flicto de Vitoria, que había creado sus pro- blemas al propio gobierno, pone en práctica los medios a su alcance para impedir la contkntidad, tratando en lo posible de quitar todo el contenido anterior a la lucha, tra- tando dc situar la lucha en un contexto legal. Así impiden la realización de las Asambleas diciendo que habrá posibilidad de Asambleas legales. Persiguen y detienen a los obreros más representatwos. debilitando de ese modo las Comisiones representativas. Vitoria est8 sitiada militarmente, con impo- sibilidad de cualquier tipo de concentración, excepto las « permitidas>. Ante la imposibilidad de poder reunirse las íábricas y ante el cierto descontrol creado por la falta de Asambleas, las Comisiones representativas (CR) acuden a sus fábricas exigiendo a la dirección un lugar de Asam- hlea, como condición para poder negociar o hablar en todo caso de la vuelta al trabajo. h Forjas no se le permite este tipo de Asam- bleas y tampoco a Gabilondo. Al resto de las fábricas en lucha que las hacen en sus empresas se les somete a una censura en cuanto a temas a tratar y modos dc participar, que en SU mayoría no se le hizo caso y fueron desbordadas. De este modo y siguiendo adelante con los objetivos que teníamos planteados en la lucha, hay intentos de generalizacion cuyo

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bleas en las fábricas, hacer el vacío a los esquiroles, no meter horas, no cobrar incen- tivos, trabajar a bajo rendimiento (Mevosa), con el firme interés de seguir luchando por los compañeros detenidos y perseguidos y con el firme interés de ampliar nuestra orga- nización de las fábricas y del conjunto del movimiento obrero. El claro intento de integraci6n por parte de las patronales, que han cambiado de táctica obligadas por la firmeza de los trabajadores, es rechazado continuamente por ser recono- cidos como intentos maniobreristas de la dirección.

lema central es la libertad de los detenidos, intento que queda frustrado fundamental- mente por el ambiente altamente represivo que existe y por la situación que imposibilita una práctica abierta. Ante esta situación y con mucho rencor y mucha indignación, se va creando un clima de impotencia y nerviosismo ante la amplia presencia de las fuerzas policiales. Las Comisiones representativas se reúnen para analizar la situación, en base a su Asamblea correspondiente, en los cuales hay un interés atroz de querer mantener la lucha, pero por otra parte se ve el peligro de una ruptura de las Asambleas. Ante esto se decide que, en los primeros días de la semana, se convoque en todas las fábricas a una Asamblea para todos los trabajadores, para discutir ampliamente la situación y hacer una valoración del futuro, tratando de situar bien el problema de los detenidos y despedidos y exigir a las direc- ciones la seguridad en sus puestos de trabajo.

La vuelta al trabajo. Condiciones

La conciencia desarrollada en los días de huelga ha valido para que los obreros no entremos en nuestras fábricas, aunque en la mayoría de las fábricas se decida la vuelta al trabajo (menos Gabilondo y Orbegozo), convencidos de nuestra gran victoria, que se concretaba en: - la ruptura de la conge- lación salarial; - imponer la comisión representativa. Desbordamiento de la CNS; - la readmisión dc los despedidos; - la lucha por la libertad de los detenidos; - desmoronamiento de los planes integra- dores de la burguesía; - afianzamiento de la organización obrera más alla del marco de la Asamblea (Asamblea de las Comisiones representativas y delegaciones del pueblo trabajador); - imposición del derecho de huelga y de asamblea... y con una vuelta al trabajo a punta de metralleta. Las condiciones de la vuelta al trabajo han sido varias. Entre las comunes, la exigencia a la dirección de guardar los puestos de trabajo, el seguir fortaleciendo las Cajas de resistencia, el seguir manteniendo nuestras formas dc organización, realizando Asam-

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De todos modos, todavía la situación sigue siendo tensa en las fábricas con bajos ren- dimientos en la producción y el correspon- diente cabreo e indignación de una clase obrera que no ha podido cumplir con sus objetivos y que por otra parte, no puede aceptar la vuelta al trabajo en semejantes condiciones.

C) Otros métodos de lucha

1. Asambleas de mujeres de obreros en pro

Pronto se vio la necesidad de que la lucha fuera asumida por la familia en conjunto Y no sólo por el marido. Entonces, se planteó la necesidad de hacer Asambleas de mujeres, que al principio se hacían por separado pero pronto pasaron a ser de conjunto, que tam- bién se hacían dos en semana. Nada más empezar estas asambleas de mujeres, se descubrió que la sola acción de apoyo al marido en la lucha era muy pobre y que ellas tenían por delante más tareas que desbordaban con mucho esta lucha. Pronto apareció el problema de barrios, de viviendas, dc guarderías y colegios, de Sanidad, de la Seguridad social, del trabajo de la mujer en la sociedad actual, etc. Las tareas que las mujeres realizaron como apoyo a esta lucha se concretaron en recoger dinero para mantenimiento de la huelga, en marchas y manifestaciones públicas con las bolsas vacías, sensibilizando a la población, y ante las empresas, y sobre todo en marchas hacia las fábricas en lucha, contra los esqui-

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roles. Las mujeres han dado muestra de una gran fortaleza en su lucha y han tenido enfrentamientos muy serios con la policía, que en lugar de retroceder, se crecían más cada día.

2. Asambleas de barrios

Al final de la lucha, se descubrió la necesidad de hacer Asambleas por barrios, donde se pudiera llegar a todos los sectores sensibi- lizados con esta lucha tan fuerte y dura que estábamos viviendo. A estas Asambleas se invitaba a comer- ciantes y tenderos, amas de casa, pequeños talleres, taberneros, sectores de clase media, en fin a todo el pueblo en general. En realidad sólo se pudo celebrar una, dos días antes de la huelga general del día 3, siendo un éxito total. Cada Comisibn de las fábricas en lucha se repartió un barrio, para informar de lo que pedíamos. La participación de la gente ya nos permitió calibrar que a nivel del pueblo, la huelga general sería total. También es cierto que a estas alturas ya estaba muy sensibilizado el pueblo, pero el éxito de estas Asambleas fue aplastante.

3. Fondo de ayuda a la huelga

El fondo era común y centralizaba el dinero a través de la Comisión representativa que llegaba de muy diversas formas. También dio un resultado muy positivo unas pegatinas que se ponían en la solapa, con algunas frases alusivas a la lucha y que ademas servían de propaganda. También, a través de Cáritas, se recogió mucho dinero para la huelga, que era controlado por las Comisiones representativas. Como siempre, el problema era de menta- lidad obrera y no de dinero, y los esquiroles

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que hubo no eran de la gente más necesi- tada sino de la menos necesitada y de la gente que más ganaba. Todo el dinero que se recogió fue de la propia clase obrera y del pueblo exceptuando 200000 pesetas que envió la FITIN, pero siendo totalmente falsa la cantidad de 14 000 000 pesetas, enviadas por la CGT fran- cesa y Sindicatos de Polonia. Este dato último que difundió la prensa, radio y TV, respondía a una maniobra del sindicato y policía, para desprestigiar a algunos dirigentes de la huelga. Pero hay que añadir que fundamentalmente por los trágicos sucesos del 3 de marzo lle. gaba dinero de todas las partes del resto del Estado, recogido por los propios traba- jadores, y como dato importante, algunas fábricas de Vizcaya aportaban su jornal integro de un día. Este dinero, recaudado en las cajas de Resistencia, aparte de servir de ayuda para los obreros necesitados, será distribuido a las familias de los comparieros muertos y heridos. Toda esta exposición de los diversos méto- dos de lucha aplicados en estos intensos días de huelga son la clara demostración de la posibilidad por parte de la clase obrera, y el pueblo trabajador de desarrollar su propria organización independiente de un modo directamente democrático, que en muy poco tiempo se ha convertido en dirigente del conjunto de las luchas de Vitoria, lo cual les ha llevado a adoptar medidas extre- madamentc violentas, a la patronal y su Estado. Es de resaltar la postura adoptada por las vanguardias en esta lucha. que en todo momento han respetado el grado de organi- zación y conciencia de las masas, tratando de prever el peligro o los peligros de la lucha que en sí tenía, sin ánimo de imprimir un ritmo ajeno a la lucha.

Lecciones de la huelga. Los obreros de Vitoria opinan Muchas son las lecciones que los obreros de Vitoria hemos descubierto en esta huelga. Aunque no teníamos experiencia de combates anteriores, ni líderes obreros encarcelados y perseguidos, y, debido a la reciente

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industrialización de Alava, con gente proveniente del campo y que ignora la historia de la lucha obrera por su liberación con sus líderes asesinados, perseguidos, exilados y encarcelados; a pesar de todo esto, esta huelga ha supuesto un gran avance. Hemos dado un salto de gigante, situándo- nos a la cabeza de las luchas obreras de Estado español. Pero muchas de estas lecciones sólo las hemos descubierto de una forma incipiente y embrionaria. Por eso, ahora despacio y después de la lucha queremos volver sobre ellas,

Primera lección. «La trampa de la ley»

Nuestra mentalidad antes de la huelga era: tiene que haber un orden

i+ una ley a la que todos debemos obedecer. Por eso aceptábamos todas

as leyes como algo sagrado y como unas normas de juego a las cuales había que ajustarse para impedir el caos y la anarquía. Durante toda la vida nos habían inculcado lo mismo. Desde que nacemos nos han predicado que lo más sagrado es la ley y que la honradez está en vivir de acuerdo con la ley. En la escuela, en la iglesia, en la fAbrica, en el campo y en la ciudad, todo el mundo nos hablaba del respeto a la ley, pero muy poco nos hablaban de la verdad y la razón. Durante la huelga hemos comprendido que la ley es una trampa hecha por la patronal y su Estado; que la ley es la venda que nos impide ver la realidad tal cual es; que la ley es la forma de la que se sirve la patronal para justificar nuestra situación y la apropiación del robo al que a diario nos somete. Hemos comprendido y comprobado que las leyes las hacen los patronos a través del Estado y los gobernantes para aplastarnos: para explotarnos en las fábricas, engañarnos en el sindicato; para atarnos ante cualquier reclamación, ante el problema de la vivienda o de la enseñanza o de la seguridad social, o de los convenios, o de los préstamos, o de lo que sea; ante un sin fin de cosas que nunca terminaríamos de enumerar. Por eso no nos extraña, que cuando en esta huelga reclamábamos lo justo y lo nuestro, todos los que nos oprimen nos contestaban siempre con lo mismo: que era ilegal todo lo que hacíamos y pedíamos: la huelga, la Asamblea, la Comisión elegida, la manifestación y todo lo que pedíamos, todo era ilegal. ¿Y quikn nos lo decía? La empresa, el sindicato, el gobierno, la policía, la diputación, el ayuntamiento. Justamente todos los que nos oprimen y dominan y que son precisamente los que hacen las leyes. Pero además hemos descubierto que los mismos que nos decían que todo era ilegal, eran los primeros en saltarse la ley cuando les convenía. El gobierno decretaba cierre de empresa, pero ésta seguía abierta para empleados y esquiroles. La empresa estafa los impuestos al fisco, roba al propio gobierno y saca el capital a los Bancos extranjeros. El gobierno dijo después de la matanza del día 3 «que todos éramos

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responsables y que el gobierno asumía su responsabilidad», pero nosotros vemos que todo es mentira, que a nadie se le pide cuentas de lo que pasó, porque los muertos son obreros, los heridos son obreros, los detenidos son obreros, las Asambleas se prohiben a los obreros y los sufrimientos siempre son para los obreros. iSe tomaron medidas contra el gobernador, la policía y los empresarios? La Diputación y el Ayunta- miento, ya dijeron bien claro que el gobierno era culpable. {Hicieron algo efectivo para que se tomaran medidas? Y si no, ipor qué no dimi- tieron? ¿No decía la misma Diputación, unos días antes, que la huelga era obra de cuatro agitadores que querían hundir la industria y que Vitoria no podía convertirse en un campo de experimentación? ¿No cono- cemos todos cómo los ricos roban millones y millones y nadie les aplica la ley? iNo conocemos todos el caso Matesa, donde participó Fraga, como ministro de Información entonces, y el caso del aceite de Redondela, por poner algunos ejemplos entre tantos? ¿No tenía Vila Reyes más de mil años de cárcel, por el desfalco de más de 14 000 millones de pesetas en el caso Matesa, y está ya en libertad y sin ningún problema? El comprobar cómo los ricos se saltan sus propias leyes, nos demuestra cómo la ley está hecha para aplastar al pueblo, y es el arma que ellos utilizan para aplastarnos y reventarnos. Precisamente esta huelga nos ha enseñando a no caer en sus trampas legales del Sindicato, de los convenios, de la huelga legal, de la asamblea legal, de los jurados legales, de las votaciones legales, etc. Porque hemos roto con unos cauces legales que ellos nos imponen, por eso esta huelga ha durado tanto y a pesar de los problemas y angustias que esta huelga nos ha ocasionado, nos sentimos orgullosos porque no nos han podido engañar ni dominar, les hemos demostrado nuestra fuerza, hemos tenido a raya a nuestros patronos y todas sus fuerzas. La clase obrera debe guiarse siempre por los intereses que ella tiene, y por la verdad y la razón, no por la ley que ellos nos quieran aplicar.

Segunda lección. La fuerza de la unidad y la lucha

Hemos descubierto, además de la trampa del enemigo, dónde está nuestra fuerza: la unión y la lucha. Desde niños también nos fueron educando en la impotencia y el miedo. Así han hecho de nosotros seres dóciles y humildes, incapaces de nada, como no sea poner el lomo para trabajar. Eso explica que siendo millones estemos dominados por una minoría. Primero nos aplastan y después cuando queremos levantarnos, nos dicen que no podemos, que no hay nada que hacer, que nosotros nacimos para ser pobres y trabajar, que la vida siempre fue así, que siempre hubo ricos y pobres, que siempre hubo unos que piensan y dirigen y otros que obedecen y trabajan; que además nosotros no nos ponemos de acuerdo nunca, que no somos capaces de unirnos, que lo único que nos queda es

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obedecer, pedir por las buenas al patrón, al gobierno o mandar escritos, firmas, e instancias, aquf y allí, a las cuales jamás contestan ni hacen caso y cuando contestan es para decirnos que, según la ley tal, no hay nada que hacer. La clase obrera arrastra desde siempre una sensación de impotencia, de aplastamiento, de inutilidad y de fustración, que es la que nos impide levantarnos, unirnos y luchar. En estos meses de huelga hemos descubierto que el único camino verdadero para el obrero es la unión y la lucha. Y precisamente porque hemos roto con el miedo, por eso nos han dado el escarmiento de los asesinados, heridos, despedidos y detenidos. Es muy peligroso que 10s obreros pierdan el miedo, porque el mundo sería nuestro en cuatro días, ésta es la explicación de la masacre de Vitoria. No conviene que los esclavos se revelen y rompan las cadenas, porque entonces peligra la situación de los ricos, de los que viven bien, de los que amontonan millones sin trabajar, de los que gobiernan apoyados en los fusiles, en los tanques y en la fuerza. La experiencia de estos meses nos ha demostrado que podemos triunfar, que debemos tener confianza en nosotros mismos, que todos los obreros unidos somos una fuerza tremenda que hace temblar a los ricos y sus gobiernos. En todos los periódicos y revistas que siguieron esos días, hemos leído que los «sucesos de Vitoria han puesto en crisis al gobiernoa. En España, durante más de 40 años. no ha habido otro lenguaje que el de las bayonetas, los palos, las cárceles, las torturas y los fusiiamientos. Ya lo hemos comprobado muy bien, con todos los comunicados y cartas de las empresas. Todas eran igual y todas con las mismas armas: amenazas, despidos, sanciones, expedientes de crisis, detenciones, etc. Como no fueron capaces de engañarnos con todo eso y seguíamos firmes y unidos, tuvieron que echar mano de las armas, a la policía, a la Guardia civil y Fe;zo al ejército. Esta es la explicacion de la masacre que nos han

Pero nosotros hemos conseguido en esos meses, mucho más que el aumento de 5 000 pesetas, o la consecución de 40 horas semanales. Hemos perdido un poco el miedo y hemos vuelto a recobrar la confianza en nosotros mismos y en nuestras fuerzas. Y gracias a nuestro ejemplo y heroísmo, todo el movimiento obrero de Euskadi y de España, se levantó también sin miedo y como protesta. Durante varios días medio millón de obreros en huelga, en todo el País vasco, como protesta al gobierno y apoyo a los obreros de Vitoria. La huelga más importante registrada en el País vasco, desde el tiempo de la guerra civil. Y en toda España paros, manifestaciones, protestas y enfrentamientos, con la policía y el poder de los patronos. Lo que hemos hecho en Vitoria ha tenido eco en el mundo entero, Pero ademas esto pasará a la historia. El dia de mañana, cuando se

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impongan las 40 horas semanales y la jubilación a los 60 años, y el 100 % en caso de accidente y enfermedad, etc., no sera porque un gobierno y unas cortes, sean buenas y lo legislen, sino porque nuestros muertos, nuestros presos, nuestros sufrimientos y luchas, lo han conse- guido. iTan importante es que los obreros perdamos el miedo y reco- bremos la confianza en nuestras fuerzas! Tenemos por delante la tarea de construir un mundo sobre la libertad y no sobre el miedo. Si durante años hemos vivido sobre la filosoffa del miedo y la coacción, a nosotros los obreros nos está reservada la tarea de construir una sociedad basada en la libertad y la justicia, toda una gran tarea para el futuro. Es triste que tenga que ser con muertos, sufrimientos hay otro camino y no podemos echarnos atras. Todo o que hasta ahora T

cárceles, pero no

se ha conseguido, como la jornada de 8 horas, la jubilación, las vaca- ciones, la seguridad social, etc., ha sido gracias a nuestros campaneros muertos y encarcelados. Ellos son nuestros líderes. Los mártires de Chicago murieron para que en adelante, toda la humanidad pudiera dis- frutar de la jornada de 8 horas. Desde ahora también la clase obrera de Vitoria tiene sus mártires que son los compañeros muertos. Gracias a ellos, tendremos en el futuro 40 horas semanales, jubilación a los 60 años, 100 % en caso de accidente o enfermedad y, sobre todo, la clase obrera disfrutará de más respeto, libertad e independencia. Pero hemos ganado solamente una primera batalla. Esta lucha nos ha descubierto la tarea ardua y difícil que nos espera. Pero hemos vislumbrado un nuevo estilo de sociedad en el que empezamos a soñar y sabemos que su reali- zación depende de nosotros.

Tercera lección. La violencia de los ricos

Cuando empezamos esta huelga, creíamos que los patronos eran buenos, pero un poco egoístas. Pensábamos que el gobierno era nuestro gobierno y que con ir al gobernador civil, o al Consejo de empresarios o al presi- dente de la Diputación, se iban a poner de parte nuestra, porque teníamos la razón. Creíamos que la policía no era tan mala, y estaba para velar por el orden público, y que incluso había policía secreta que estaba con nosotros y que era bueno que nos acompañaran en las Asambleas. Pero a través de la huelga y con el balance final, todos hemos descubierto que *ellos* son nuestros enemigos y que están dispuestos a reventarnos a todos si pueden, con tal de aplastarnos, engañarnos y explotamos. Si algo hemos visto claro es que el pueblo ~610 puede confiar en sí mismo y que al pueblo nadie le defiende: pero que el pueblo unido es una fuerza terrible, incluso mucho mas que la fuerza de todos ellos juntos. Eso lo comprobamos el día del funeral. Alli estaba todo el pueblo de Vitoria lleno de emoción y de rabia. Jamás se nos olvidará, porque lo hemos descubierto con sangre y con palos: que este gobierno, los patronos, el

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sindicato y la policía son nuestros enemigos, pero además son asesinos y violentos. Ellos que nos acusan de violencia y subversión en las calles, saben que no nos engañan, que todas nuestras manifestaciones eran pacíficas, que jamás insultamos y tiramos una piedra, hasta que ellos no empezaban a darnos palos o tirarnos bombas. El gobierno decía, para justificarse, que hubo enfrentamientos. Que eso era mentira, la prueba está en que apenas si hubo un policía herido el día en que hubo 5 muertos y más de 70 heridos de bala. Era ridículo ver a los obreros, tirar piedras a la policía, con un tiragomas mientras ellos usaban las metralletas y las pistolas. Ellos tratan de demostrar que hubo enfrentamientos para justificar la masacre: pero la clase obrera sabe muy bien que ni en Vitoria, en Elda, ni en Tarragona ni en Basauri, hubo enfrentamientos contra la policía o la Guardia civil. ¿Quién tiene las armas? iCómo se puede decir, que una masa obrera, con las manos en los bolsillos, se enfrentó con una masa policial armada hasta los dientes? ¿A quién pretenden engañar? Pero esto sucede para que apren- damos. A los militantes de ETA o del FRAP los fusilan porque hacen terrorismo, violencia o subversión. A la clase obrera también la fusilan por subversión y violencia. <Cómo podemos seguir confiando en sus trampas, calumnias y mentiras? Quede bien claro que el único y primer terrorista violento y subversivo en este país es el gobierno de los patronos, con su Estado y policía al frente. Pero aprendamos también la lección nosotros. Frente a un enemigo armado hasta los dientes no podemos ir con las manos en los bolsillos, con una piedra en la mano, o con un tiragomas. Ellos nos han demostrado que jamás cederán y que morirán matando. Esto nos descubre que el triunfo total vendrá el dia que todo el pueblo luche y luche unido, pero también armado. Las armas que tiene el enemigo son nuestras y deben pasar a nuestras manos, a las manos del pueblo. No hay ningún triunfo pacífico, el enemigo jamás se entregará por las buenas. Es necesario que lo descubramos.

Cuarta lección. Nuestra organización

Nosotros hemos experimentado durante dos meses que la lucha estaba fundamentada sobre los obreros que estaban en lucha. Y hemos visto que la dirección de la lucha estaba montada sobre las Asambleas y las Comisiones elegidas. Hemos visto que había intentos de injerencia por algunos grupos políticos, pero siempre la Asamblea era la que se imponía. Es cierto que el reformismo intentaba siempre manipular las luchas y hacer concesiones a la burguesía. Lo hacía tanto en los objetivos de negociar, rebajándose, como de poner fin a la huelga, cuando a él le parecía y el margen de la Asamblea. Lo hacía cuando intentaba decir que la lucha era solamente laboral y sindical, y que no se podía atacar al Estado y sindicato, como cuando pedía votos de confianza a los jurados y enlaces. Lo hacfa cuando inten-

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taba apoyarse en los sectores más retrasados de la clase, rebajando los objetivos de la clase obrera. Lo hacía cuando no buscaba la solidaridad de la clase ni la generalizacibn de la lucha. Por eso al principio se negaba a que fueran a informar a sus asambleas los compañeros de otras fábricas. LO hacía cuando no planteaba de entrada la solidaridad con los despedidos de otras fábricas, cuando planteaba la Asamblea legal, cuando se estaban haciendo todas ilegales, cuando planteaba la necesidad de un jurado central y ya se había eliminado al sindicato, Cuando se negaba a pedir el paro (caso Michelín), mientras todo estaba parado. Cuando mendigaba soluciones a la UTT, al gobernador y Consejo de empresarios en lugar de apoyarse en la solidaridad de la clase y en la generalización de las luchas, etc.

Pero lo hacía también a través de los mktodos, cuando planteaba: no a la Comisión representativa, y sí a los enlaces y jurados. Reformar al sindicato desde dentro, cuando todo el mundo lo estaba tumbando desde fuera. Cuando reducía sus asambleas a simple información y problemas personales, en lugar de convertirlas en centro de discusión y decisión. Cuando pedía a la Asamblea que le diera el voto de confianza a la Comisión representativa (que en su caso eran los enlaces y jurados), para ellos, por su cuenta, entablar las negociaciones con la empresa. No es por tanto casual que fueran ellos los que en principio se oponían a las asambleas de mujeres y a las asambleas de conjunto. Después que se imponían por aceptación de todos, aparecían ellos utili- zándolas. No es por tanto casual que, en los momentos más fuertes de lucha, los grupos reformistas no tenían nada que decir, y en cambio en los momentos de estancamiento de las luchas, aparecían ellos y sus consignas de claudicación, de moderación, y de negociación abajándose los pantalones,, ante la imposición del sindicato y los patronos.

Pero a pesar de estas maniobras y claudicaciones permanentes del reformismo, que queremos denunciar, hemos luchado y evitado la mani- pulación de injerencia del sindicato, de la patronal y de los partidos politices. Hemos descubierto que los cambios y las conquistas de los obreros las íbamos a pelear y dirigir los propios obreros. Esta indepen- dencia y autonomía de la clase obrera permitió que esta lucha no la tumbara nadie, que después de tantos ataques pudiéramos salir triun- fantes y que nosotros solos decidiéramos lo que debíamos hacer, cudndo debíamos dar pasos adelante o atrás, cuándo debíamos negociar, ir a trabajar y por qué. Muchos se preguntaban: ¿Y en el futuro qué, como nos vamos a organizar? Pues, sencillamente, igual que durante la huelga: asamblea y comisión elegida. Esta es la verdadera organización de la clase. Este tipo de organización es el que permitirá que nosotros los obreros, seamos los dueños de nuestros destinos, que nadie nos utilice y nos manipule porque la liberación de los obreros será obra de los propios obreros o no será de nadie. Este derecho a las Asambleas, es el

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que tenemos que defender como una conquista y un derecho de la clase obrera y que nadie nos puede arrebatar. Esto nos permitirá ser indepen- dientes y protagonistas del cambio.

Terpel Terpel est una fábrica situada en Madrid, en la zona industrial de Vallecas (en la zona también estan Metal Mazda, Metales Preciosos, Otema, Butren, Ripolín...), con 650 trabajadores, dedicada a la elaboración y curtido de pieles. Nunca había habido una lucha en esta fabrica. Al calor de la huelga general de enero los obreros empiezan a comentar y discutir los topes salariales que el gobierno capitalista habla impuesto, las constantes subidas de los precios y las luchas que los obreros de Madrid estaban manteniendo. Estas discusiones (en la hora del bocadillo), poten- ciadas por los elementos más avanzados de la fábrica se cristalizan en una tabla reivindicativa, cuyo punto central son 6000 pesetas de aumento lineal para todos. En Asambica se decide parar cuatro horas y media para apoyar las reivindicaciones. El día que comenzó la huelga todo cl mundo estaba esperando con el reloj en la mano que llegara la hora convenida. Se para, y la empresa esta descon- certada: es la primera vez que hay una huelga en Terpel. Al día siguiente SC paran seis horas y media; los patronos llaman a la Guardia civil y Policía armada que desalojan la fábrica. Cuando todavía no habían salido todos los obreros ya estaba puesta la nota del cierre de la empresa y las sanciones a los obreros: 453 despedidos. Ante la represión patronal, los obreros de Terpel no se asustaron y, más unidos y radicalizados, emprenden una fuerte lucha, que ha durado más de dos meses, en la que el punto central pasó a ser la lucha contra la represión: iNi un despedido, ni un detenido! En estos dos meses de huelga, los obreros de Terpel han aprendido muchas cosas, han utilizado unos métodos de lucha que les ha llevado a la victoria; 1 una importante victoria sobre la patronal, con la readmision de todos los despedidos y la puesta en libertad de todos los detenidos. Pero esta victoria no les ha caído del cielo, la han conseguido todos unidos despues de dos meses de dura lucha. a veces sin qué llevar de comer a sus casas, algunos pasando unas vacaciones en la cárcel de Carabanchel, con multas de 100 000 pesetas sobre unos bolsillos vacíos: pero todos los días iban a las 7 a la puerta de la fábrica y organizaban Asambleas en donde decidían las tareas a realizar: ayuda económica, información. extensión de la lucha, etc. En Terpel se habían boicoteado las elecciones sindicales del año pasado y los enlaces que habían salido eran unos traidores, que seguían trabajando. Los obreros pidiendo la dimisi6n de enlaces y jurados y en Asamblea eligieron a una Comisión representativa que era la encargada de negociar con la empresa: se dejaron a un lado los ncauces legales. de los capitalistas y se basaron en los metodos mas correctos: las asambleas, y la comisi6n elegida en asamblea para una mision concreta: la negociación. También han compren- dido para qué sirve el Sindicato vertical: cuando iban allí a reunirse les echaban, cuando querían hablar con algún jefecillo no les hacfan ni puto caso. Por eso hicieron lo que mejor se puede hacer con sindicatos: rompieron

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los cristales, volcaron mesas, gritaron su repulsa a esa trampa patronal y salieron a la calle manifestando sus peticiones en donde los demás obreros les iban a escuchar y les iban a apoyar. Ante el juicio que tuvieron en Magistratura para ver los despidos, los obreros no se tragaron eso de los <jueces imparciales y justos*, «la ley es igual para todos», etc. Sabían que la ley está hecha por los capitalistas y que los jueces son esbirros pagados por los patronos. Por ello la postura de los obreros fue el boicotear el juicio, denunciar esa farsa, destruir los papeles del sumario y los banquillos en donde a los obreros se les sienta para hacerles saber que la ley burguesa ampara que se queden en la calle sin trabajo. La última fase de la lucha fue la más dura y la que exigió la mayor entrega. Se acercaba el «juiciou en magistratura y se sabía la postura intransigente de la empresa (además de a quién sirve la ley). Los obreros de Terpel se encerraron tres días antes en una parroquia y se constituyeron en asamblea permanente.

El día del juicio se juntaron en magistratura unas 1000 personas con la idea clara de conseguir la readmisión total. Ante la farsa que se iba a representar, se boicoteó el juicio, se pegó a los representantes de la empresa y se salió en manifestación y yéndose en Metro hasta Vallecas para continuar con la asamblea; allí se acordó que había que seguir reuniendose a las puertas de la empresa como todas las mañanas. La moral estaba alta despues de dos meses de lucha y de todos los incidentes ocurridos, pues los obreros de Terpel se vieron apoyados por su barrio. La empresa no sabía que hacer y recurrió a la agresión directa. Cuando los trabajadores estaban concentrados en la puerta de la fábrica como todas las mañanas salieron los jefes, encargados y esquiroles armados de escopetas de caza, hachas, palos, etc., y atacaron a los obreros despedidos. Cuando éstos se defendieron de la agresi6n, la Guardia civil, que hasta ese momento perma- necía inmovil, intervino deteniendo a 10 de los obreros despedidos. Era el intento de liquidar una lucha por el 6nico medio que les quedaba: la más bestial represión. Se demostró una vez más la íntima unión entre los patronos y sus cuerpos represivos, Guardia civil y policía. A los 10 obreros les metieron en Carabanchel con 100 000 pesetas de multa, sin juicio ni nada, por el delito de defenderse de los palos y tiros de los patronos y de sus esbirros.’ Los obreros de Terpel y de todo el barrio de Vallecas estaban indignados; era el intento de acabar con la lucha por la fuerza bruta. Pero la respuesta fue inmediata, la Asamblea de obreros de Terpel llamó a la lucha general en Vallecas el día 31 de marzo. Se hizo una intensa agitacibn, se hicieron asambleas y mitines informativos, se organizaron varias manifestaciones. Ante esta respuesta, al no haber destruido la unidad de los obreros y dado que el

1. Nos ha llegado la noticia de que miembros de la Guardia civil del pueblo de Vallecas han recibido el ofrecimiento de la empresa Terpel de regalos consis- tentes en valiosos abrigos de pieles para sus señoras o cubrecamas de pieles en agradecimiento a sus servicios prestados (artículos producidos en dicha empresa). Al parecer no se pueden subir los salarios de los obreros porque la ueconomia anda malx Pero a la hora de pagar a los asesinos a sueldo (Guardia civil, Policfa Armada) no basta con las casi 3OooO pesetas por dar palos y ametrallar obreros sino que tambikn se merecen por 10 bien que cumplen con sus funciones los productos que a los obreros les cuesta sudor producir y que nunca podr8n consumir.

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problema de Terpel empezaba a serles un problema de «orden público,, en la mañana del día 31 de marzo la empresa presionada por abajo (la lucha obrera) y por arriba (la «jerarquíaa del Sindicato vertical), concedía la readmisión de los 453 despedidos, pagaba las multas de los obreros encar- celados y daba satisfacción a las exigencias económicas de los trabajadores. La victoria era realidad.

Después de todo esto cabe destacar el papel de las distintas fuerzas políticas de la zona. Al principio de la lucha se convocó una asamblea de fuerzas a la que asistieron representantes de las CC00 de la zona (controladas por el partido de Carrillo) y algunos sectores del barrio (clubs, asociaciones, insti- tutos, etc.). Enseguida se formaron dos bloques: uno el formado por las CC00 de la zona y algún otro grupo político (ORT), que con la coartada de que había que enviar cartas a los periódicos, ir a ver al obispo, conseguir el apoyo de las Asociaciones de vecinos, etc., se negaba a hacer nada práctico, ni agitación ni movilización. Dentro de este bloque, el sector controlado por el PCE apoyaba esta postura argumentando que no se podía hacer otra cosa cuando sólo faltaba algo más de una semana para que se celebrara el «juicio» en la Magistratura del Trabajo. Curiosamente, estos grupos tan habituados a lanzar consignas y convocatorias sin la más mínima preparación previa, trataban ahora de defender su postura diciendo que no se podía hacer una llamada a la soli- daridad sin que se hubiera producido un periodo de información previa con reuniones en las otras fábricas de la zona, lo cual no era posible hacer dentro del plazo previsto. Los representantes de CC00 decían que estaban por las movilizaciones de masas -«miles»- y como en este caso no era posible no hacían nada. Ante las críticas radicales de la mayoría de la asamblea y viendo que no podían controlar la situación, terminaron por marcharse, haciendo algunas promesas de apoyo que los obreros de Terpel todavía están esperando. El otro bloque estaba constituido por personas y grupos cuyo primer objetivo común era sacar adelante con éxito la acción en la que estaban empeñados, sin renunciar a ninguna de las posibles formas de lucha, potenciando para ello la autoorganización de los trabajadores que aseguraría su participación activa en el conflicto. Este bloque, aglutinado en torno a lo que más tarde se llamaría comité de apoyo a Terpel (CAT), se planteó no esperar a las ayudas prometidas para, basándose en las fuerzas allí presentes, informar y extender la lucha a las fábricas y barrios de la zona, sacar el problema a la calle y movilizar la mayor cantidad posible de gente. Para el CAT los despedidos no podían esperar a que el obispo les ayudase, sino que era la lucha unida y solidaria de los obreros lo que podía ayudarles. Después de que los representantes de CC00 - tras el enfrentamiento antes citado- abandonaran la asamblea, ésta animada por su verdadera vanguardia natural que se aglutinaría en el CAT, se puso a organizar acciones concretas que sirvieran de apoyo a los obreros de Terpel y que acabarían dándoles la victoria en el conflicto. En esta asamblea se vio con claridad la postura de las CCOO, dirigidas por el PCE y sus adeptos, de traicionar los intereses de los obreros, de no potenciar sus acciones para defenderlos, de utilizar métodos tan inoperantes como el envío de cartas a personalidades rechazando otras formas de acción más combativas y, en una palabra, de constituir un freno a. la accibn revolucionaria.

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Intelsa ’

Introducción

A la vuelta de vacaciones del verano de 1975 y ante el hecho de que las elecciones sindicales las había ganado la ucandidatura democráticaw, parte de los trabajadores piensan que va a ser el jurado el que va a resolver todos nuestros problemas. Poterior- mente, en las asambleas que se empiezan a hacer a la salida del comedor, nos vamos dando cuenta de que la representación sin- dical no va a actuar si no es como mero intermediario y que vamos a ser nosotros, todos los trabajadores, los que únicamente rcsolvcremos nuestros problemas, y entre ellos el convenio.

Proceso de preparación

En el mes de octubre en las asambleas que se realizan a la salida de los comedores, se inicia la elaboración del anteproyecto del convenio. Estas asambleas no son dirigidas por nadie. La representación sindical se limita a ser animadora de alguna. En estas asambleas se discuten todos los puntos por todos los trabajadores y son votados y apro- bados mayoritariamente. Asimismo se crearon Comisiones de trabajo para buscar datos que aclararian los hechos. De la discusión dc las asambleas de sección se pasa a unas asambleas más amplias para unificar los anteproyectos. En esta fase se observa un cierto grado de intcrfs por participar, ya que se entiende que las cuestiones que se van a negociar, nos afectan a todos. También se observó una serie de altibajos en la participación, fruto de la falta de conciencia y por la ausencia de cauces sindicales necesarios. Las asambleas van a posibilitar el aumentar el nivel de conciencia y tambien el que pos- teriormente la huelga sea una acción general, ya que habíamos participado en su elabo- ración y nos sentíamos aconstructoress del

anteproyecto. Las reivindicaciones eran: - 7 000 pesetas, igual para todas las cate. gorías; - 1741 horas al año (parte de los trabajadores de oficinas disfrutan ya de este horario); - IRTP a cargo de la empresa; - congelación de las primas en dinero y actividad; - pleno empleo (no a los des- pidos), etc.

¿Por qué surge la huelga?

Queríamos empezar las negociaciones pronto, para acabarlas cuanto antes. Pero la empresa. por una parte, tomando como pre- texto las normas establecidas por la Organi- zación sindical verticalista, se niega a comenzar las negociaciones con la represen- tación surgida de las últimas eleccionas y de las asambleas de fábrica, y por otra, afirma que sólo negociará dentro de lo que ha establecido el gobierno en el Decreto de congelación salarial. Como consecuencia de esto, y en una asam- blea a la salida de la fábrica, se decidió iniciar el paro al día siguiente y hacer este día una asamblea, para discutir la línea de actuación que íbamos a seguir y tomar las decisiones al respecto. Pese a ser la primera vez que en Intelsa se hacía esto, la respuesta fue altamente posi- tiva. No hubo coacción hacia nadie y la par- ticipación fue, se puede decir, total en talleres e importante en oficinas. Desde el primer momento, la asamblea es asumida por todos los trabajadores, enten- diendo que en ella se pueden dar diversidad de opiniones, que éstas deben ser discutidas por todos los trabajadores, ya que éramos participantes activos y no espectadores, y que estas opiniones, después de ser discu-

1. Este informe de un grupo de trabajadores aut0nomos dc INTELSA ha sido reproducido en parte cn el 11’ 1 de Asumblea Obrera.

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tidas, deberían ser propuestas a votacion y finalmente aceptadas por todos.

Cómo se plantea la lucha

En los días que siguen a esta primera asam- blea, se suceden más paros-asamblea con las mismas características, delimitando en todo momento la línea a seguir como consecuencia de la respuesta de la empresa de no aceptar nuestro anteproyecto, y de hacernos, por su ~$~k,.ofertas totalmente ridículas e inacep

A partir de este momento, se desarrollan al máximo de sus posibilidades las formas de democracia directa, que ya venían ejercién- dose desde días anles. Se crean delegados -elegidos y revocables- de sección, que tendrán la función de coordinar todo tipo de actividades que plantee la lucha: prever el posible -y posteriormente confirmado- cierre de la empresa, coordinar las activim dades de todas las secciones dentro y fuera de la fábrica -según las circustancias-, y conectar la lucha de nuestra empresa con otras fábricas y talleres. Esta práctica autónoma de la propia clasc es la única Iorma de posibilitar la restau- racion de una toma de conciencia real de los trabajadores, que aprenden así a resolver sus problemas por sí mismos. En resumen: en Intelsa se pasa de la consigna a la parti- cipacián directa.

Cierre de la factoría

El hecho de cómo y cuándo se da el cierre, demuestra de forma clara la política de la casa matriz. Durante semana y media, la dirección soportó paros progresivos y sin pedir la intervención de la policía; pero en vista de que la huelga continúa, se decide cerrar la tactoría. {Por qué cierra y no desaloja? Creemos que se debe a que, J nivel internacional, el desalojo podría ser considerado como una medida fascista, cn tanto que el cierre podría entenderse como la respuesta a la actitud Gntransi- gentes de los trabajadores. Sólo tenían que esperar unos días para uti-

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lizar el momento oportuno, y lo encontraron en el día cn que no trabajamos, el sábado. Ante esla actitud, de algo nos iba a servir el haber previsto la posibilidad del cierre. Rápidamente, y según se iban recibiendo los telegramas, que notificaban el cierre, los tra- bajadores nos fuimos poniendo en contacto con nuestros delegados de sección para ver qué hacer, con lo que el sábado por la tarde y el domingo por la mañana, según los casos, la mayoría de los trabajadores ya nos había- mos coordinado y decidido qué hacer. El lunes fuimos a la puerta de la fábrica, donde hicimos una asamblea, formamos piquetes, fuimos hacia la extensión de la lucha y empezamos a hacer las primeras reu- niones de secciones fuera de la fábrica. El haber previsto la posibilidad de cierre nos posibilitó tener la misma organización que dentro de la fábrica, y con la misma efec- tividad: todos cstabamos conectados, todos podiamos seguir participando en las decl. siones que se tomasen. Pero no todos asis- tieron a las reuniones de sección, no todos participaron en los piquetes. En este último aspecto sólo participó una pequena parte. Pero estos hechos eran lógicos. No en vano era la primera vez que en Intelsa entrábamos a actuar en un proceso de lucha como el que estábamos desarrollando, no en vano las características de la propia fábrica lo impi- dieron en parte, no en vano estamos viviendo cn España bajo un régimen de dictadura; pero, a pesar de todo, a las Asambleas de sección asistió un número importante de trabajadores, y en ellas decidimos todos los días cuál era la actitud a tomar al día siguiente. Estas decisiones se llevaban a tra- vés de delegados que, igualmente que las asambleas de secciones, se reunían diaria- mente y que eran el órgano maximo y fun- damental fuera de la fábrica, sustituto de las asambleas generales como centro de coordi- nación y decisión. Esta etapa de lucha es fundamental, pues ha hecho que parte de los trabajadores se dé cuenta realmente de la importancia de la lucha que estábamos desarrollando. Como consecuencia de no saber la repercu- sión que nos iban a traer los hechos que estaban sucediendo, SC piensa crear una caja

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Las primeras huelgas del posfranquismo

cle resisterzcia que nos pueda ayudar en momentos determinantes. El hecho de crearla, y que ésta en principio haya sido asumida por la mayoría de los trabajadores, puede indicar que se entendió la necesidad de un cierto grado de organización a nivel general. Estaba planificado llegar a todas las zonas de Madrid, pero donde fundamentalmente se volcó esta acción fue en la nuestra. Las características que reunía la zona de Getafe eran aptas para desarrollar la acci6n de los piquetes. La mayoría de las fábricas estaban en negociaciones o iban a iniciarlas. Algunas de ellas ya estaban en conflicto, pero por ser la forma de llevar la lucha en Intelsa, de alguna manera diferente a la que se estaba llevando en otras, era especialmente nece- sario que éstas la conociesen. Pensamos que este hecho (el funcionamiento de los piquetes) fue lo que provocó, entre otras cosas, que la zona de Getafe se encontrara durante varios días en huelga general. Como consecuencia del nivel de lucha y dado el nuevo nivel de conciencia adquirido, se plantean una nueva serie de acciones en unión de otras fábricas en base a la solida- ridad. La situación de huelga general pro- vocada, trajo como consecuencia una represión brutal desconocida en Gctafe donde ya se habían dado situaciones simi- lares. Si por una parte la policía a la puerta de nueslra fábrica nos invitaba a disolvernos, de forma más o menos amable, cuando nos encontrábamos en Getafe con los compañe- ros de otras empresas, la misma policía cargaba con la mayor brutalidad, produ- ciendo heridos muy graves. Estos hechos hicieron que los trabajadores de Intelsa tomaran conciencia política de la situación que se vivía.

Apertura de la fábrica

Se abre una nueva etapa de conflicto. El primer día de trabajo se vio la necesidad de volver a la acci6n, ya que por un lado el convenio continuaba sin resolverse, y por otro lado había fábricas que seguían desa- lojadas como consecuencia de haber ido al

paro en nuestra solidaridad. Se había deci- dido fijar el paro que se hiciera, en cuanto a la hora, en las asambleas de comedor. El primer turno decidió entrar en paro nada más terminar de comer. Para que los demás grupos tambi6n lo hicieran, se fue por las secciones pidiendo que se parase. Hubo gente que lo apoyó, otros estuvieron ambiguos, pero todos desconcertados. Nadie esperaba una acción como aquélla. El desconcierto lo aprovecha la dirección para intentar desunir- nos, y empieza a dar permisos particulares. Para los trabajadores que habían participado en el paro, lo más importante era la unidad, y en consecuencia todos aceptamos el per- mlso particular, con la cual la dirección no logró su prop6sito.

A la vuelta de vacaciones

A la vuelta de vacaciones nos encontramos con que la situación en la fábrica no se ha modificado en absoluto. Las negociaciones del convenio permanecen estancadas, pero la situación a nivel general de la zona se ha agravado con más de cien despedidos y varias kíbricas cerradas por decisión de los empresarios. En asamblea general decidimos ir al paro en apoyo de nuestras reivindicaciones y en soli- daridad con las otras fábricas en lucha. Al día siguiente y ante la rigidez. de la dirección de la empresa que se mantiene en su postura inicial, se aprueba ir al paro total de forma indetinida. Tres días despuks la dirección cierra la empresa. La lucha continúa con los mismos métodos utilizados anteriormente: asambleas de sec- ción y asambleas generales.

Durante este tiempo, la lucha se extiende a todo Getafc, con la participación masiva de toda la población mediante manifestaciones, apoyo económico y cierre de comercios. Simultáneamente, diversos sectores de la producción en Madrid, van a la huelga: Metro, Construcción, Telefónica, Seguros, Banca, Renfe, Correos, etc., y el resto de las Cábricas del Metal que todavía perma- necían activas.

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El contexto político

Todo lo hasta aquí expuesto no podría entenderse sin conocer los factores políticos en los que queda enmarcada esta lucha:

10.

20,

30.

La situación de crisis abierta tras la muerte de Franco, las medidas guberna- mentales del primer gobierno de la mo- narqufa juancarlista en torno a la congelación salarial y la lucha por la democracia impulsada por la oposición.

La necesidad de elevar el nivel de con- ciencia hasta el punto de hacer insepa- rable la lucha reivindicativa de la lucha por la democracia.

Finalmente someter a la opinión de todos los trabajadores la necesidad de articular en un sólo frente a todas las fuerzas de la oposición -estructuradas políticamente 0 no- que actúan opera- tivamente en el desarrollo de las luchas. Somos conscientes de que en muchas empresas, y la nuestra no es ninguna excepción, distintas fuerzas políticas se agrupan en bloques separados -Comi- siones, Plataformas, Grupos anticapita- listas...-. Esta división no puede servir

Las primeras huelgas del posfranquismo

más que a la política que arbitran los grupos en el poder. No llamamos ingenuamente a una fusión mecánica de estos bloques, sino a la articulación de un programa mínimo que haga posible la creación de un frente común- en la preparación y en el desarrollo de las luchas presentes res- petando la personalidad y la identidad de las distintas fuerzas dentro de ese frente como dentro de cada bloque. Un acuerdo de este tipo, no 610 redun- daría en beneficio del progreso de la lucha sino que evitaría el mayor de los estragos que pueden filtrarse en el movi- miento obrero. Y no lo citamos exclusi- vamente a manera de aviso para el futuro, sino como algo que puede estar ocurriendo en la situación actual: que una de las fuerzas en la lucha pacte con la representación del poder oficial arro- gándose el derecho a ser el único inter- locutor válido del movimiento obrero, ignorando a las demas fuerzas obreras, despreciando y traicionando las energías y ambiciones de la inmensa mayoría de los trabajadores.

Madrid, 17 de enero de 1976.

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