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Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018, 21-43 e-ISSN: 1885-1088 Fecha de recepción: 8- XI- 2018 Fecha de aceptación: 12- XII- 2018 ¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO? EL CUERPO PROPIOEN IDEEN II Y PHÉNOMÉNOLOGIE DE LA PERCEPTION IN WHAT SENSE IS MY BODY MINE? THE BODY PROPERIN IDEEN II AND PHÉNOMÉNOLOGIE DE LA PERCEPTION Esteban A. García Universidad de Buenos Aires - Consejo Nac. de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina) [email protected] Resumen: El artículo confronta el análisis mer- leau-pontiano de los cuatro caracteres del “cuerpo propio” en Phénoménologie de la Per- ception (I.2) con el tratamiento original que Husserl realizó de los mismos puntos en Ideen II (II.3). Se examinan sus respectivos análisis de la permanencia absoluta, las sensaciones do- bles, las cenestesias y las cinestesias para de- terminar el diferente significado que comporta el “cuerpo propio” para cada autor. Se observa así que las “ubiestesias” no desempeñan para Mer- leau-Ponty el rol constitutivo del cuerpo propio que tienen para Husserl. Esto conduce a distin- guir, siguiendo a Husserl, dos sentidos diferen- tes de propiedad. Mientras que Husserl asocia el cuerpo propio con un sentido secundario de pro- piedad, derivado de un sentido yoico originario, para Merleau-Ponty la experiencia más básica del yo y de lo propio es vivida por un sujeto cor- poral al percibir y moverse. Abstract: The article confronts the Merleau- Pontyan analyses of the four features of the “body proper” in Phénoménologie de la Percep- tion (I.2) with the original Husserlian considera- tion of the same issues in Ideen II (II.3). I ex- amine their analyses of absolute permanency, double sensations, cenesthesis and kinesthesis, to determine the different meaning that the “body proper” acquires for each author. It is thus observed that “localized sensations” do not play for Merleau-Ponty as they do for Husserlthe constitutive role of the body proper. This leads to distinguish, following Husserl, two different senses of ownership. Whereas Husserl associ- ates the “body proper” with a secondary sense of ownership deriving from an originary sense of self, for Merleau-Ponty the most basic experi- ence of myself and of ownership is lived by a corporeal subject in perception and movement. Palabras clave: Husserl, Merleau-Ponty, cor- poralidad, constitución. Palabras clave: Husserl, Merleau-Ponty, cor- poreality, constitution.

IDEEN II Y PHÉNOMÉNOLOGIE DE LA PERCEPTION

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Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018, 21-43

e-ISSN: 1885-1088

Fecha de recepción: 8- XI- 2018 Fecha de aceptación: 12- XII- 2018

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO? EL “CUERPO PROPIO” EN

IDEEN II Y PHÉNOMÉNOLOGIE DE LA PERCEPTION

IN WHAT SENSE IS MY BODY MINE? THE “BODY PROPER” IN

IDEEN II AND PHÉNOMÉNOLOGIE DE LA PERCEPTION

Esteban A. García

Universidad de Buenos Aires - Consejo Nac. de Investigaciones Científicas y Técnicas (Argentina)

[email protected]

Resumen: El artículo confronta el análisis mer-leau-pontiano de los cuatro caracteres del “cuerpo propio” en Phénoménologie de la Per-ception (I.2) con el tratamiento original que Husserl realizó de los mismos puntos en Ideen II (II.3). Se examinan sus respectivos análisis de la permanencia absoluta, las sensaciones do-bles, las cenestesias y las cinestesias para de-terminar el diferente significado que comporta el “cuerpo propio” para cada autor. Se observa así que las “ubiestesias” no desempeñan para Mer-leau-Ponty el rol constitutivo del cuerpo propio que tienen para Husserl. Esto conduce a distin-guir, siguiendo a Husserl, dos sentidos diferen-tes de propiedad. Mientras que Husserl asocia el cuerpo propio con un sentido secundario de pro-piedad, derivado de un sentido yoico originario, para Merleau-Ponty la experiencia más básica del yo y de lo propio es vivida por un sujeto cor-poral al percibir y moverse.

Abstract: The article confronts the Merleau-Pontyan analyses of the four features of the “body proper” in Phénoménologie de la Percep-tion (I.2) with the original Husserlian considera-tion of the same issues in Ideen II (II.3). I ex-amine their analyses of absolute permanency, double sensations, cenesthesis and kinesthesis, to determine the different meaning that the “body proper” acquires for each author. It is thus observed that “localized sensations” do not play for Merleau-Ponty —as they do for Husserl— the constitutive role of the body proper. This leads to distinguish, following Husserl, two different senses of ownership. Whereas Husserl associ-ates the “body proper” with a secondary sense of ownership deriving from an originary sense of self, for Merleau-Ponty the most basic experi-ence of myself and of ownership is lived by a corporeal subject in perception and movement.

Palabras clave: Husserl, Merleau-Ponty, cor-poralidad, constitución.

Palabras clave: Husserl, Merleau-Ponty, cor-poreality, constitution.

22 ESTEBAN A. GARCÍA

22 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

Merleau-Ponty fue el primer investigador extranjero en consultar los Archivos

Husserl de Louvain en 19391. Durante su visita, uno de los escritos entonces

inéditos que más le interesaron fueron los correspondientes al segundo volumen

de Ideen, cuya lectura le provocó, en sus palabras, “una experiencia casi volup-

tuosa”2. Los análisis acerca del Leib que recorren toda esa obra, pero se concen-

tran particularmente en el capítulo 3 de la Sección II (“La constitución de la reali-

dad anímica a través del cuerpo”3), son una fuente capital en la que Merleau-

Ponty abrevó para forjar el concepto de “cuerpo propio” o “cuerpo vivido” que

desarrolló en su Phénoménologie de la perception (PP), donde puede leerse: “He-

mos aprendido de nuevo a sentir nuestro cuerpo, hemos reencontrado bajo el

saber objetivo y distante del cuerpo este otro saber que tenemos de él, porque

está siempre con nosotros y porque somos cuerpo”4.

El capítulo I.2 de la Phénoménologie de la perception, titulado “La experiencia

del cuerpo y la psicología clásica”, aborda punto por punto cada uno de los ca-

racteres del Leib señalados por Husserl en el recién mentado capítulo de Ideen

II (II.3)5. Merleau-Ponty incluso utiliza reiteradamente los mismos términos que

Husserl, si bien sólo refiere a Ideen II en una breve nota al pie, agradeciendo en

particular a Van Breda “el haber podido consultar ciertos inéditos”6. El objetivo

del capítulo de PP parece claro: se trata de mostrar que el cuerpo propio consi-

derado como objeto de la percepción reviste ciertos caracteres privativamente

suyos que lo distinguen de cualquier otro objeto, y más aún, lo hacen

1 Cfr. Herman Leo Van Breda, "Maurice Merleau-Ponty et les Archives-Husserl à Louvain", Revue de

Métaphysique et de Morale, 4, 1962, pp. 410-430. 2 Richard Rojcewicz-André Schuwer, “Translator’s Introduction”, en Ideas Pertaining to a Pure Phe-

nomenology and to a Phenomenological Philosophy. Second Book: Studies in the Phenomenology of Con-stitution, Dordrecht: Kluwer Academic Publishers, 1989, p. xvi.

3 Edmund Husserl, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenologischen Philosophie. Zweites Buch. Phänomenologische Untersuchungen zur Konstitution, Husserliana IV, Den Haag: Martinus Nijhoff, 1952 (en adelante Husserliana IV), pp. 143-161 / Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica. Libro Segundo. Investigaciones fenomenológicas sobre la constitución, trad. de Antonio Zirión Q., México, UNAM, 1997 (en adelante Z), pp. 183-201.

4 Maurice Merleau-Ponty, Phénoménologie de la perception, París: Gallimard, 1945 (en adelante PP), p. 239. En todas las citas de esta obra la traducción es propia. Para la traducción se tomó como referencia la versión de J. Cabanes (Fenomenología de la percepción, Barcelona: Planeta-Agostini, 1993), la cual fue reiteradamente modificada.

5 Luego de esta primera presentación sistemática de PP I.2, Merleau-Ponty volverá a referirse a esta sección de Ideen II acerca del Leib en diversos trabajos posteriores, tales como “Le philosophe et son ombre”, en Signes, París: Gallimard, 1960, pp. 201-228; “L’entrelacs-le chiasme”, en Le visible et l’Invi-sible, París: Gallimard, 1964, pp. 172-204; La Nature. Notes. Cours du Collège de France, París: Éd. du Seuil, 1995, pp. 106-109.

6 PP, p. 108, nota 1.

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

23

Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 23

“incompatible con el estatuto de objeto”7. Según el orden de exposición en el

capítulo y en sus propios términos, estos rasgos son su “permanencia absoluta”

en el campo perceptivo, las “sensaciones dobles”, su carácter de “objeto afectivo”

y las “sensaciones cinestésicas”.

El hecho de que Merleau-Ponty atribuya desde el título del capítulo esta ca-

racterización del cuerpo a “la psicología clásica”, mientras que como es evidente

(y él mismo indica en una nota) la recoja directamente de Ideen II, resulta un

tanto curioso y puede dar lugar a ciertos equívocos. Los “análisis constitutivos”

desarrollados originalmente por Husserl en Ideen II son propiamente fenomeno-

lógicos, si bien se encaminan en cada una de las tres secciones que articulan la

obra a determinar los rasgos esenciales de regiones restringidas de la experien-

cia, en el caso del capítulo que nos ocupa (II.3), la región relativa a los seres

vivos o “animados” y entre ellos el ser humano8. Esta “ontología regional” de la

naturaleza viviente que es tarea de la fenomenología elucidar estaría, para Hus-

serl, a la base de las investigaciones empíricas biológicas y psicológicas, pero no

se identifica con ellas, si bien Merleau-Ponty no se detiene en esta distinción y

reseña los análisis husserlianos asociándolos sin aclaraciones con “la psicología

clásica”. Este modo un tanto vago o general de referir los análisis husserlianos

en PP, I.2 le es útil para desarrollar, en la segunda parte del capítulo, una refle-

xión acerca de la relación entre la psicología y la filosofía, cuestión que este tra-

bajo no abordará.

Mi propósito aquí, en cambio, es considerar cada uno de los cuatro caracteres

distintivos del “cuerpo propio” tal como Merleau-Ponty los expone en PP (I.2)

lado a lado con la fuente de donde los recoge, es decir, con la exposición que

Husserl realizara de cada uno de ellos en Ideen II (II.3), para precisar así ciertas

convergencias y divergencias entre los dos abordajes. Será posible de este modo

determinar si Merleau-Ponty, aun bajo los mismos títulos y con la misma termi-

nología que Husserl acuñó para aludir a estos rasgos, no transformó sustancial-

mente su sentido de modo tal que el “cuerpo propio” designa, en última instancia,

7 PP. 106. 8 “En estas consideraciones hemos hecho uso del derecho de la reducción fenomenológica” (Husser-

liana IV, p. 179 / Z, p. 225). El presente trabajo se enfoca particularmente en el capítulo señalado de la Sección II de Ideen II, al ser éste la fuente principal de la caracterización merleau-pontiana del cuerpo en el capítulo puntualmente analizado aquí de PP. Sin embargo, estos análisis parciales podrían ser ampliados y enriquecidos teniendo en cuenta la reconsideración husserliana de la corporalidad en su relación con el yo personal o espiritual abordado en la Sección III de Ideen II.

24 ESTEBAN A. GARCÍA

24 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

algo sustancialmente diferente para cada uno de los filósofos. Si estos caracteres

definen para ambos autores la especificidad de mi cuerpo como “cuerpo propio”

y singularizan aquel Leib que Husserl refiere como “lo más originariamente mío,

lo originariamente propio mío y propio de manera permanente”9, podremos a

partir de este análisis preguntarnos, entonces: ¿en qué sentido preciso com-

prende cada uno de los filósofos esta relación de pertenencia, cercanía o inhe-

rencia de “mi cuerpo” respecto de “mí”?

El presente análisis no se propone tomar partido directamente en las actuales

discusiones acerca de la relación de continuidad o ruptura entre ambas filosofías,

o acerca de la mayor o menor fidelidad de la lectura merleau-pontiana de Husserl.

Es sabido que mientras que algunos intérpretes acentúan las diferencias10 y las

“deformaciones”11, otros en cambio resaltan la fidelidad de Merleau-Ponty al “au-

téntico Husserl” y la continuidad de sus filosofías12. Intervenir en tal discusión

más amplia requeriría referirse a un espectro mucho más vasto de temas comu-

nes a ambos autores que el que este trabajo se propone abordar, espectro que

debería incluir cuestiones tan diversas como las de la reducción, las síntesis pa-

sivas, la intencionalidad operante, la naturaleza, la historia, la intersubjetividad

o la institución, entre muchas otras. Sin embargo, un estudio como el aquí pro-

puesto, estrechamente acotado textual y temáticamente, puede aportar ciertos

elementos útiles para quienes emprenden tales análisis de alcance más general

que el presente.

9 Edmund Husserl, Zur Phänomenologie der Intersubjektivität. Zweiter Teil: 1921-1928,

Husserliana XIV, Den Haag: Martinus Nijhoff, 1973, pp. 58 s. Adoptamos aquí la traducción de A. Serrano de Haro en “Fundamentos del análisis fenomenológico del cuerpo”, en La posibilidad de la Fenomenología, Madrid: Ed. Complutense, 1997, p. 185.

10 Cfr. Thomas M. Seebohm, “The Phenomenological Movement: A Tradition Without a Method? Merleau-Ponty and Husserl”, en T. Toadvine-L. Embree (eds.), Merleau-Ponty’s Read-ing of Husserl, Netherlands: Kluwer, 2002, pp. 51-68.

11 Elizabeth Behnke, “Merleau-Ponty’s Ontological Reading of Constitution in Phénoméno-logie de la Perception”, en Merleau-Ponty’s Reading …, p. 31.

12 Cfr. Dan Zahavi, “Merleau-Ponty on Husserl: A Reappraisal”, en Merleau-Ponty’s Read-ing …, pp. 3-30; Sara Heinämaa, “From Decisions to Passions: Merleau-Ponty’s Interpretation of Husserl’s Reduction”, en Merleau-Ponty’s Reading …, pp. 127-148.

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

25

Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 25

1. MI CUERPO Y SU PERMANENCIA ABSOLUTA “DE MI LADO”

En primer lugar, Merleau-Ponty observa que el cuerpo propio es percibido

constantemente, es decir, que tiene una permanencia absoluta en mi campo per-

ceptivo, a diferencia de la permanencia relativa de cualquier otro objeto del que

puedo apartarme o que incluso puede desaparecer. Esta permanencia, que no es

una permanencia “en el mundo” o “delante de mí” sino “de mi lado” (de mon

côté), es correlativa de una limitación absoluta de la posibilidad de variar de

punto de vista respecto suyo: el cuerpo “se me presenta siempre bajo el mismo

ángulo” y tiene escorzos definitivamente inaccesibles a mi percepción13. Esto

hace que nunca pueda estar “completamente constituido”, escribe entre comillas

Merleau-Ponty refiriendo en nota a pie de página a Ideen II14. Por su parte, Hus-

serl caracterizaba en el §41 de esa obra al cuerpo como “punto cero de todas las

orientaciones” con las que se me presenta cualquier objeto y como “aquí central

último” —como “estando siempre aquí”—, ligando estas determinaciones al he-

cho de que “no tengo la posibilidad de alejarme de mi cuerpo o de alejarlo a él

de mí”15. Como dice A. Serrano de Haro al comentar estos párrafos, mi cuerpo

es permanente “objeto de coatención, esto es, de una atención paralela a la pri-

maria que recae sobre las cosas”16. En correspondencia con esta situación, afirma

Husserl,

las multiplicidades de aparición del Leib están en determinada manera restringidas:

ciertas partes del Körper sólo puedo verlas en un peculiar acortamiento perspectivo, y

otras […] son invisibles para mí. El mismo Leib que me sirve como medio de toda

percepción me estorba en la percepción de sí mismo y es una cosa constituida de modo

curiosamente imperfecto.17

13 PP, pp. 106-108. 14 PP, p. 108. Merleau-Ponty reitera que Husserl habló del cuerpo como “nunca comple-

tamente constituido” en PP, p. 465 (esta vez sin referencias), y extrapola la misma caracteri-zación —“jamais complètement constitué”— al mundo (PP, p. 517) y al tiempo (PP, p. 474).

15 Husserliana IV, pp. 158-159 / Z, pp. 198-199. 16 Agustín Serrano de Haro, “Fundamentos …”, p. 188. 17 Husserliana IV, p. 159 / Z, p. 199. Sigo la traducción de Zirión Q., con la diferencia de que conservo

en alemán los términos Körper y Leib (que Zirión Q. traduce como “cuerpo” y “cuerpo” respectivamente), para facilitar la lectura. Es sabido que Husserl utiliza Körper como “cuerpo físico”, y Leib tanto en el sentido del “cuerpo vivo” o “viviente”, objeto de investigación biológica y psicológica, como en el sentido más originalmente fenomenológico del “cuerpo vivido”, “subjetivo” o “propio” (que algunos optan por traducir como “soma” o “carne”), lo que hace necesario precisar su significado en función del contexto. Acerca de

26 ESTEBAN A. GARCÍA

26 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

Si bien la exposición merleau-pontiana parece a primera vista simplemente

parafrasear la caracterización husserliana, el significado que Merleau-Ponty

otorga a estos dos rasgos interconectados del cuerpo (la “permanencia” y la

“constitución incompleta”) se aleja del que les atribuye Husserl. Husserl califica

estos caracteres como “peculiaridades del cuerpo” e incluso “extrañezas” o “cu-

riosidades” que hacen que se presente “como una cosa de especie peculiar” y lo

distinguen de todo otro “miembro de la naturaleza” sin que deje de ser uno de

ellos18. Merleau-Ponty, por el contrario, enfatiza que su permanencia absoluta y

la imposibilidad de ser constituido completamente le impiden “ser jamás un ob-

jeto”19 y, más aun, son condiciones necesarias y esenciales para la percepción

de cualquier objeto, de tal modo que lo tornan inescindible del yo y lo hacen

formar parte de la esfera de lo subjetivo y trascendental: “mi cuerpo es aquello

gracias a lo que existen objetos”20. Así, critica explícitamente el que se las con-

sidere como “curiosidades psicológicas” o “‘caracteres distintivos’ de ciertos con-

tenidos de conciencia”, términos en los que resuenan los utilizados por Husserl

en Ideen II21. Como ha mostrado E. Behnke, lejos de ser una mera paráfrasis, el

modo en que Merleau-Ponty retoma el tema husserliano implica, cuanto menos,

una “transformación” de sentido: “Merleau-Ponty se apropia del motivo del

cuerpo vivido como una «cosa constituida de modo incompleto» de Ideas II […]

[y] lo transforma en el motivo de aquello que nunca puede ser «objeto» porque

nunca puede ser «completamente constituido»”22. En suma, si Husserl señala

una singularidad del cuerpo propio que lo distingue entre los cuerpos, Merleau-

Ponty realza el rol de esta singularidad hasta el punto de extraer al cuerpo del

ámbito objetivo y otorgarle el rol de sujeto de la percepción.

este problema cfr. Elizabeth Behnke, “Edmund Husserl’s Contribution to Phenomenology of the Body in Ideas II”, en Thomas Nenon-Lester Embree (eds.), Issues in Husserl’s Ideas II, Dordrecht/Boston/London, Kluwer, 1996, p. 139.

18 Husserliana IV, pp. 158-159 / Z, pp. 197, 199. 19 PP, p. 108. 20 Idem. 21 PP, p. 111. 22 Elizabeth Benke, “Merleau-Ponty’s Ontological Reading …”, pp. 35, 36.

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

27

Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 27

2. “UBIESTESIAS” Y SENSACIONES DOBLES

Merleau-Ponty consigna como un segundo “carácter” (entrecomillado en el

original) el que el cuerpo provee “sensaciones dobles”: al tocar mi mano derecha

con la izquierda, la mano tocada también siente. Si bien nunca ambas manos se

sienten al mismo tiempo tocadas y tocantes sino que alternan sus funciones, “en

el paso de una función a la otra puedo reconocer la mano tocada como la misma

que luego será tocante”: el cuerpo “trata de tocarse tocando, bosqueja «una

especie de reflexión» y esto bastaría para distinguirlo de los objetos”23. Husserl

efectivamente daba cuenta de esta misma situación en los §§35-37 de Ideen II,

así como en el § 44 de Meditaciones Cartesianas, de donde proviene la referencia

de Merleau-Ponty al “esbozo de reflexión”: la corporalidad, dice Husserl allí, “está

referida retroactivamente a sí misma”24. Sin embargo, es necesario resumir el

contexto en que Husserl aborda este punto en Ideen II para advertir las diver-

gencias con la refundición merleau-pontiana.

Husserl comienza el §36 observando que el cuerpo aparece (parcialmente)

como un objeto percibido, más restringidamente a la vista y más ampliamente al

tacto. A continuación, advierte que cuando una mano toca la otra, la parte tocada

“se vuelve Leib, siente” (es wird Leib, es empfindet)25, dando lugar a lo que

Husserl denomina “sensaciones dobles” (Doppelempfindungen)26. Pero continúa

observando que lo mismo se advierte cuando una parte de mi cuerpo es tocada

por otros cuerpos, esto es: no sólo tiene sensaciones referidas a aquel cuerpo

que lo presiona, golpea o pincha sino que también tiene sus sensaciones de to-

que, pinchadura, etc.27 Para mencionar otros ejemplos husserlianos: al sentir el

frío de una habitación, siento simultáneamente el frío en mis pies; al sentir las

determinaciones cósicas de la ropa que uso tengo simultáneamente sensaciones

de presión o tirantez en mi cuerpo; al levantar algo y sentir su peso, siento a la

23 PP, p. 109. Merleau-Ponty volverá a examinar más extensamente esta “reversibilidad” acentuando

su carácter siempre “inminente” o “elusivo” en Le Visible et l’Invisible, pp. 194 ss. 24 Edmund Husserl, Cartesianische Meditationen und Pariser Vorträge, Husserliana, La Haya: Martinus

Nijhoff, 1950, p. 128 (traducción de J. Gaos y M. García-Baró, Meditaciones Cartesianas, México: Fondo de Cultura Económica, 1996, p. 158).

25 Husserliana IV, p. 145 / Z, p. 184. 26 “Y en el caso de que una parte del cuerpo es a la vez objeto externo para la otra, tenemos las

sensaciones dobles” (Husserliana IV, p. 147 / Z, p. 187). 27 Husserliana IV, p. 145 / Z, p. 185.

28 ESTEBAN A. GARCÍA

28 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

vez la presión en mi brazo; al deslizar un dedo sobre la mesa tengo a la vez y en

paralelo una serie de sensaciones que refiero a la lisura de la mesa y otra serie

de sensaciones táctiles en mi dedo, exactamente correspondientes. Al segundo

tipo de “sucesos corporales específicos” que se presentan “ahí donde” el cuerpo

siente Husserl los denomina Empfindnisse, “sensaciones localizadas” o “ubieste-

sias”, para distinguirlos de Empfindungen, “sensaciones” que referimos a notas

de las cosas sentidas28. El § 37 señala que las sensaciones dobles y más amplia-

mente las ubiestesias —de las que las primeras constituyen en este análisis hus-

serliano un caso particular— son exclusivamente propias de la “región táctil”, y

no se dan en la “región visual” ni en las demás. Esta constatación sirve a la

conclusión de que “el Leib sólo puede constituirse primigeniamente como tal en

la tactualidad y todo lo que se localiza con las sensaciones táctiles, como calor,

frío, dolor y similares”29. Husserl afirma que un sujeto que sólo tuviera capacidad

ocular no vería “su cuerpo”, ya que el cuerpo visto sólo adquiere su carácter de

“propio” por las ubiestesias, y tampoco movería “su cuerpo” alguien que moviera

inmediatamente y a voluntad un cuerpo sin sensaciones localizadas30.

Atendiendo ahora a los contrastes entre los análisis de uno y otro filósofo

acerca de este punto, se observa en primer lugar que Husserl encuadra su refle-

xión acerca de las sensaciones dobles en el contexto más amplio del abordaje de

las sensaciones táctiles localizadas (Empfindnisse o ubiestesias). Si bien estas

últimas no son mencionadas como tales por Merleau-Ponty en el capítulo de PP

aquí en cuestión, es claro que las conclusiones que él extrae del análisis de las

sensaciones dobles se extiende en general a las ubiestesias, de las que las pri-

meras son sólo un caso particular: que el cuerpo “trata de tocarse tocando” o

“esboza una especie de reflexión”, como dice Merleau-Ponty, se comprueba no

sólo cuando el cuerpo se toca a sí mismo, sino cuando, al tocar otra cosa (o ser

tocado por ella) se siente a sí mismo. En cambio, una diferencia relevante en el

modo en que Merleau-Ponty retoma los análisis husserlianos acerca de las ubies-

tesias y las sensaciones dobles, estriba en que él no cifra en ellas la clave de “la

constitución del cuerpo propio”, como hacía Husserl, sino que las consigna como

28 Husserliana IV, p. 146 / Z, p. 186. “Ubiestesia” es un neologismo acuñado por Zirión Q. para

traducir Empfindniss, arcaísmo originalmente sinónimo de Empfindung al que Husserl dota aquí de un significado específico.

29 Husserliana IV, p. 150 / Z, p. 190. 30 “No se dirá que quien sólo ve, ve su cuerpo” (Idem).

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

29

Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 29

una evidencia más sumada a las antes consideradas de que el cuerpo es, antes

que un objeto percibido peculiarmente, el sujeto percipiente mismo, algo que

Husserl nunca afirma. Para que esta divergencia se haga evidente será necesario

precisar el significado que tienen en el contexto de Ideen II los términos de

“constitución” y de “cuerpo propio”.

3. ¿QUÉ SIGNIFICA ANALIZAR LA “CONSTITUCIÓN” DEL “CUERPO PROPIO”?

En primer lugar, hay que recordar que en las “investigaciones fenomenológi-

cas sobre la constitución” desarrolladas en Ideen II el término “constitución” no

tiene el sentido genético o dinámico de cómo algo llegó temporalmente a ser lo

que es, aun si Husserl apela circunstancialmente a términos genéticos para llevar

luz a algún punto del análisis constitutivo31. En segundo lugar, la “constitución”

tampoco tiene para Husserl el sentido de una creación puramente activa que

realizara el yo desde sí mismo, construyendo realidades con recursos propios

“extraídos desde su propio centro”32. (El capítulo que dedica Ideen II al yo puro

señala que, si el yo “se dirige” a los objetos intencionados, también se puede

afirmar sin contradicción que es “objetivamente atraído” por ellos, habiendo “casi

siempre radiaciones dobles” desde el centro hacia afuera “y rayos en marcha

atrás desde los objetos”33). Un tercer sentido de la “constitución”, el que efecti-

vamente opera en Ideen II, es el que Husserl ya especificaba en el primer volu-

men de Ideen al afirmar que analizar los problemas de la “constitución de las

objetividades de la conciencia” equivale a “mostrar sistemáticamente cómo están

diseñadas por su esencia todas las relaciones de una real y posible conciencia de

ellas”34. Como señala Ludwig Landgrebe, en Ideen II predomina este sentido

“metodológico” de “constitución” que alude a la estructura del objeto y sus

31 Husserl aclara este punto en parágrafos como el concerniente al sonido y la espacialidad, en Hus-

serliana IV, pp. 21-24 / Z, p. 51-54. 32 Cfr. Elizabeth Behnke, “Merleau-Ponty’s Ontological Reading …”, p. 40. En este sentido la autora

sostiene con razón que Merleau-Ponty en algunas de sus afirmaciones más críticas “reescribe” el signifi-cado del término husserliano “constitución” en un sentido tan fuertemente idealista que difícilmente se encuentre en Husserl.

33 Husserliana IV, pp. 97, 105 / Z, pp. 133, 142. 34 Edmund Husserl, Ideen zu einer reinen Phänomenologie und phänomenologischen Philosophie.

Erstes Buch, Husserliana III, La Haya: Martinus Nijhoff, 1950, §86, p. 214. (Traducción de J. Gaos, Ideas relativas a una fenomenología pura y una filosofía fenomenológica, México: Fondo de Cultura Económica, 1986, p. 208).

30 ESTEBAN A. GARCÍA

30 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

correlativos modos de conciencia, y que debe distinguirse del concepto “idea-

lista”, aun si “esta distinción no fue marcada con claridad desde un comienzo por

el mismo Husserl”35. En los términos de Paul Ricoeur, analizar la constitución en

Ideen II significa “silabear” el sentido de un objeto, “deshaciendo las múltiples

intenciones que en él se entrecruzan”36. En la misma línea, Javier San Martín

observa que el sentido predominante de “constitución” en la obra es el de “con-

figuración”: se trata de exponer el entramado de que está hecha una realidad o

entidad, la posición de los elementos que la componen en el conjunto. Así, por

ejemplo, “cuando Husserl se pregunta por la constitución de la carne [Leib] alude

a cuáles son los elementos que integran el cuerpo y en qué medida esos elemen-

tos tienen alguna unidad, o qué unidad tienen”37. ¿Qué significa entonces, en

estos términos, analizar la constitución del “cuerpo propio”, es decir, de un

cuerpo “mío”, propio del yo?

Si bien asociamos el “cuerpo propio” con el bagaje conceptual y los términos

técnicos propios de la fenomenología, es necesario recordar que no se trata pri-

meramente de un concepto filosófico, ni siquiera de una acuñación terminológica

inédita de una escuela particular: los fenómenos, y en este caso también los

términos que a ellos se refieren, preceden a la fenomenología que los pretende

describir y analizar. Como afirma Husserl al iniciar sus análisis constitutivos en

la Sección Segunda acerca de la “naturaleza viviente” (i.e., de los seres vivos):

se trata de “«extraer de la experiencia» el concepto genuino” del fenómeno de

que se trate38. Por ello, para comenzar a analizar el fenómeno del cuerpo propio

como dimensión del “yo-hombre” se refiere al “concepto cotidiano” y al “discurso

normal en primera persona” que enuncia que “yo tengo mi cuerpo”39, relación de

propiedad del yo respecto del cuerpo que está presente también al decir que “yo

veo con mis ojos”, “yo toco las cosas con mis manos” o “yo muevo mis pies”. El

lenguaje corriente llama “mi cuerpo” a este cuerpo único que tiene en la

35 Ludwig Landgrebe, “Regiones del ser y ontologías regionales en la fenomenología de Husserl”, en

El camino de la fenomenología. El problema de una experiencia originaria, trad. M. Presas, Buenos Aires: Sudamericana, 1968, pp. 224-225.

36 Paul Ricoeur, “Analyses et problèmes dans ‘Ideen II’ de Husserl”, Revue de Métaphysique et de Morale, 4, 1951, pp. 358-359.

37 Javier San Martín, “Apuntes para una teoría fenomenológica del cuerpo”, en Jacinto Rivera de Rosales- María Carmen López Sáenz (eds.), El cuerpo. Perspectivas filosóficas, Madrid: UNED, 2002, pp. 152-153.

38 Husserliana IV, p. 91 / Z, p. 126. 39 Husserliana IV, p. 94 / Z, p. 129.

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

31

Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 31

experiencia perceptiva y motriz una relación inmediata y permanente conmigo,

a diferencia de la relación con otros cuerpos que es intermitente y siempre me-

diada por este único cuerpo. A esta experiencia común apelaba ya Husserl en la

Sección Primera de Ideen II —sobre la constitución de la “naturaleza material”

(i.e., de los entes físicos)— cuando afirmaba que “todo lo real-cósico del mundo

circundante del yo tiene su referencia al Leib”40. Ahora bien, en la Sección II

Husserl analiza la constitución de este cuerpo único para el yo, “desde el cual el

yo puro intuye el espacio y el mundo entero de los sentidos”41, y propone, como

vimos, como clave de esta constitución a las sensaciones localizadas del tacto:

el que yo mueva “mi cuerpo” o vea “mi cuerpo” supone la conciencia de un único

cuerpo como “mío”, y esa conciencia se funda en que las sensaciones táctiles

referidas a cualquier objeto son acompañadas de sensaciones táctiles localizadas

en este único objeto que se deslinda así de todos los demás cuerpos como “mío”

por su permanente lazo con el yo. En suma, en el fenómeno que designamos

como “mi cuerpo”, Husserl distingue diversos componentes constitutivos (la per-

manencia absoluta, el movimiento libre, el centramiento de la perspectiva visual,

etc.) y señala uno de ellos (y no el más comúnmente evidente), las ubiestesias,

como el fundante e imprescindible para experimentarlo como “mío”, y como aquel

sobre el cual los otros caracteres se articulan enriqueciendo el sentido del cuerpo

“propio” que sólo el primer elemento le concede.

Ya observamos que Merleau-Ponty al retomar estos análisis no prioriza las

ubiestesias ni ningún otro “elemento constitutivo” en particular, ni se refiere por

lo demás a la “constitución” del cuerpo propio, sino que pasa revista a estos

diversos caracteres del cuerpo propio que lo desplazan de su rol de objeto y lo

revelan como sujeto de la percepción. Desde el primer punto abordado en PP I.2

(la permanencia absoluta) el análisis muestra una notable divergencia respecto

de la dirección que siguen los análisis husserlianos. Como vimos, Merleau-Ponty

subraya que la permanencia del cuerpo no es una permanencia “en el mundo”

sino una permanencia “del lado del yo”, y para hacer patente esta diferencia

alude al ejemplo de un prisionero que sólo viera el mundo exterior por medio de

una ventana42. Ciertamente toda su percepción visual del mundo estaría mediada

40 Husserliana IV, p. 56 / Z, p. 88. 41 Idem. 42 PP, p. 107.

32 ESTEBAN A. GARCÍA

32 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

por la ventana —v. gr. un marco y unos barrotes— y toda sensación referida a

cualquier cuerpo del mundo exterior estaría acompañada por sensaciones referi-

das a esa ventana, un cuerpo único y permanente. Pero esto no bastaría para

hacer de ese cuerpo (la ventana) un cuerpo “mío”, “mi cuerpo”. Similarmente

podría afirmarse que el que todas nuestras sensaciones táctiles objetivas estén

acompañadas por sensaciones referidas a un único cuerpo (ubiestesias) sólo hace

que este cuerpo se distinga de todos los otros, pero no hacen de él “mi cuerpo”,

como pretende Husserl. Taylor Carman acertadamente señala:

Supongamos que este cuerpo no tenga para mí el sentido de ser mi cuerpo. Ahora

supongamos que yo localizo mis sensaciones en este mismo cuerpo. Sigue siendo una

cuestión abierta por principio de quién es este cuerpo en el que localizo mis sensacio-

nes […] Si yo no tengo ya un sentido de propiedad del cuerpo, o más bien de autoi-

dentificación corporal, no es claro qué diferencia podría hacer la localización de mis

sensaciones en este cuerpo. […] Si yo ya identifico mi cuerpo, en el que localizo las

sensaciones, como mío, entonces la localización de las sensaciones entra en escena

demasiado tarde para jugar el rol fundante que Husserl le reserva43.

En esta línea, podría afirmarse que Merleau-Ponty no analiza la “constitución

del cuerpo propio” en términos de un cuerpo al que atribuimos sensaciones loca-

lizadas, en primer lugar porque ello no sería suficiente para hacer de un cuerpo

“mi cuerpo”, y en segundo lugar porque tampoco es necesario analizar qué lo

hace “propio”, puesto que no hay experiencia perceptiva de algún objeto en que

no conste como sujeto que los percibe: “está del lado del yo”, como decía el

autor, y en ese sentido consta primitivamente como “mi cuerpo”44. Más aun,

intentaré mostrar que, desde una visión merleau-pontiana, si nada es necesario

43 Taylor Carman, “The Body in Husserl and Merleau-Ponty”, Philosophical Topics, 27, 2, 1999, pp.

213-214. 44 Merleau-Ponty parece considerar que esta autopercatación del yo-cuerpo no es exclusiva del tacto

sino más generalmente propia de todo percibir y moverse. De ahí que su análisis no priorice como lo hace Husserl las ubiestesias táctiles y las considere en cambio en el contexto más amplio del modo en que toda relación con objetos señala a la vez “el lugar del yo” en el campo perceptivo: no sólo al tocar me siento tocado, sino que al ver algo lo visto indica mi lugar (cfr. Merleau-Ponty, Le Visible et l’Invisible, p. 188) y al mover objetos “me muevo” (no muevo un objeto-cuerpo y por medio suyo otros objetos). No sólo en la experiencia táctil sino en la experiencia en general “tengo conciencia de mi cuerpo a través del mundo”, en la medida en que mi cuerpo “es, en el centro del mundo, el término no advertido hacia el cual todos los objetos vuelven su rostro” (PP, p. 97).

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

33

Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 33

para hacerlo propio es porque el significado más primario de lo propio y del yo

deriva justamente de mi experiencia corporal.

4. DOS SENTIDOS DE “PROPIEDAD” DEL “CUERPO PROPIO”

El “cuerpo propio” del yo, entonces, tiene distintos sentidos para Husserl y

para Merleau-Ponty. Que algo sea “propio” o “mío” puede significar al menos dos

cosas bien distintas, como Husserl mismo señala: la expresión tiene un sentido

fuerte, propio u originario, y un sentido débil, “figurado” o “por transferencia”,

que admite graduaciones de mayor o menor inherencia al yo, pero en ningún

caso es “propio” o “yoico” en el sentido primario del que los demás sentidos

derivan. Precisemos esta diferencia. La conciencia es para Husserl una corriente

temporal de vivencias intencionales (actos) y no intencionales (sensaciones)45, y

el “yo” designa la unidad de este curso: es el polo desde donde irradian los actos

que dan sentido o forma al material sensible, intencionando por medio de sensa-

ciones un objeto trascendente a la conciencia. Las vivencias son “propias” del yo,

entonces, en el sentido propio u originario de que el yo no es más que la unidad

de su curso y no es nada sin ellas o aparte de ellas: “El yo puro es, para subra-

yarlo expresamente, un yo numéricamente único con respecto a «su» corriente

de conciencia”46, dice Ideen II. En el Libro I Husserl ya había afirmado en igual

sentido que “con todo este peculiar estar entretejido con todas «sus» vivencias,

no es el yo que las vive nada que pueda tomarse por sí”. Prescindiendo de sus

vivencias el yo “está perfectamente vacío de componentes esenciales, no tiene

absolutamente ningún contenido desplegable […]”47.

Ahora bien, de los dos tipos mentados de vivencias sólo los actos tienen el

sentido más propio de ser “míos”, puesto que las sensaciones por medio de las

que percibimos objetos espaciales se localizan en un cuerpo, por lo que ellas y el

cuerpo al que están referidas sólo pueden ser “propios” en sentido secundario o

“figurado”. Veamos cómo expresa esto mismo Husserl:

a. Las sensaciones están localizadas en el cuerpo, pero no lo están los actos

intencionales que por medio de ellas perciben un objeto. En otras palabras, para

45 Cfr. por ejemplo Husserliana IV, p. 178; pp. 97 ss. / Z, p. 224; pp. 133 ss. 46 Husserliana IV, p. 110 / Z, p. 147. 47 Husserliana III, §80, p. 195 (trad. de J. Gaos, p. 190).

34 ESTEBAN A. GARCÍA

34 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

Husserl el análisis fenomenológico muestra que las expresiones “toco con mis

dedos” o “veo con mis ojos” no aluden a una experiencia en la que “mis ojos ven”

o “mis dedos palpan” (lo que supondría una identificación del yo con el cuerpo),

sino más bien a una en la que “el yo palpa por medio de «sus» dedos” o “el yo

ve por medio de «sus» ojos”:

[…] la conciencia total de un hombre está enlazada en cierta manera con su Leib me-

diante su soporte hylético; pero está claro que las vivencias intencionales mismas ya

no están directa y propiamente localizadas, ni forman un estrato en el cuerpo. La per-

cepción en cuanto aprehender táctil de la figura no se asienta en el dedo que palpa,

en el cual está localizada la sensación de tacto. […] Que con frecuencia hablemos como

si así fuera no es prueba alguna de que realmente lo aprehendamos así en la intuición.

Los contenidos de sensación entretejidos tienen realmente localización intuitiva dada,

no las intencionalidades, y solamente por transferencia (in Übertragung) hablamos de

ellas como referidas al cuerpo o incluso como existentes en el cuerpo48.

b. En consecuencia, lo “propio del yo” o “lo subjetivo” en sentido primario o

propio, y no figurado o “por transferencia”, son sólo los actos intencionales, y no

las sensaciones ni el cuerpo “propio” en que se localizan:

Así, pues, las sensaciones son subjetivas, pero en un sentido enteramente distinto que

los actos. Yo tengo sensaciones de una manera enteramente distinta yo ejecuto actos. El

Leibkörper como portador de datos de sensación que están «localizados» en él, como

sustrato de campos de sensación, es subjetivo en sentido figurado (in übertragenem

Sinn).49

Precisando este sentido “figurado” de propiedad del cuerpo, Husserl añade

que si

el cuerpo es “subjetivo”, “propio” o “yoico” como portador de sensaciones, órgano de

movimientos libres y centro de orientación, todo ello son yoidades merced a las yoida-

des primigenias […] porque yo ya soy y en cierta manera le confiero a él las virtudes

particulares […]. Encontramos, pues como lo primigenia y específicamente subjetivo

48 Husserliana IV, p. 153 / Z, p. 193. 49 Husserliana IV, p. 317 (“Beilage VI”) / Z, p. 368 (“Anexo VI”). Zirión Q. traduce Leibkörper como

“cuerpo corporal”. J. Gaos y M. G. Baró lo traducen como “cuerpo físico-vivo” en Meditaciones Cartesianas, México FCE, 1996.

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

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Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 35

al yo en sentido propio, el yo de la «libertad», el que presta atención, considera, com-

para, distingue, […, etc.]. […] Queda entonces el sujeto de la intencionalidad, de los

actos, como lo subjetivo en el sentido primigenio y propio50.

En suma, Husserl distingue lo “propio” o “subjetivo” primigenio como “ser y

comportamiento del yo: el sujeto y sus actos o estados”, y lo “propio” en sentido

derivado o por transferencia como “ser para el sujeto: el haber del yo”, ámbito

en el cual Husserl incluye las sensaciones y el Leib, el cual tiene a diferencia de

todo otro objeto “una particular inherencia al yo”, sin por ello ser “propio del yo”

en el sentido primigenio.51

A la luz de estas netas distinciones husserlianas puede advertirse ahora la

crítica implícita en el modo en que Merleau-Ponty reseña y retoma los análisis de

Ideen II, cuando enfatiza que el cuerpo no es un objeto con ciertas características

peculiares que lo ligan al yo, sino que está en cambio “del lado de mí”, y que esta

inherencia al yo no es una cuestión de hecho, sino una “necesidad metafísica” en

la medida en que mi cuerpo es “una primera apertura a las cosas sin la cual no

habría conocimiento objetivo”52. Para Merleau-Ponty, a diferencia de Husserl, mi

cuerpo es propio en sentido primario y no derivado, es decir que es “mi cuerpo”

en el sentido de que “yo soy mi cuerpo”, como se reitera de diversos modos a lo

largo de la entera PP: “yo no estoy delante de mi cuerpo, yo estoy en mi cuerpo,

o mejor, yo soy mi cuerpo”53. En efecto, “si percibimos con nuestro cuerpo, el

cuerpo es un yo natural, y como el sujeto de la percepción”54. Otras secciones

de la obra confirman que “si el sujeto es en situación, si incluso él no es nada

más que una posibilidad de situaciones, es que él no realiza su ipseidad más que

siendo efectivamente cuerpo. […] El sujeto que yo soy […] es inseparable de este

cuerpo”55. También manifiesta: “yo soy un cuerpo tendido hacia el mundo”56. Si

50 Husserliana IV, pp. 212-215 / Z, pp. 260-262. 51 Husserliana IV, pp. 214-215 / Z, p. 262. Sí, en cambio, Husserl podría afirmar que el cuerpo es

“propio”, en sentido propio, del alma o del yo empírico que compone con ella, es decir, que “las vivencias anímicas” -como él mismo afirma- “son uno con el cuerpo” (Husserliana IV, p. 121/Z, p. 160). Pero Husserl distingue claramente el “yo anímico real, o sea, el empírico, el sujeto inherente al alma, donde el alma está constituida como una realidad enlazada con la realidad del cuerpo o entretejida con ella” del yo puro, polo de vivencias intencionales (Husserliana IV, pp. 92-93 / Z, p. 127).

52 PP, pp. 106, 107, 108, 113. El subrayado es mío. 53 PP, p. 175. 54 PP, p. 239. 55 PP, p. 467. 56 PP, p. 90.

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36 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

el “cuerpo propio” mienta para Merleau-Ponty la relación más primaria y fuerte

de propiedad, a saber, la de identificación del yo y “su” cuerpo, la expresión

“percibir con mi cuerpo” (con mis dedos, mis ojos, etc.) expresa, como él mismo

lo indica, la experiencia de ser un cuerpo-sujeto que percibe. Si, en cambio, ob-

serva Merleau-Ponty, un yo incorporal “pasa a ser el sujeto de la percepción […]

la noción de «sentido» [i.e., la noción de un órgano corporal que siente] se vuelve

impensable”57. En efecto, si el ver o el oír no tuvieran su sede en un yo corporal

percipiente entonces “sería absurdo decir que veo con mis ojos o que oigo con

mis oídos, ya que mis ojos, mis oídos, serían aún seres-del-mundo, incapaces,

en cuanto tales, de disponer ante el mundo la zona de subjetividad desde la cual

será visto u oído”58.

5. CENESTESIAS Y CINESTESIAS

El análisis de los dos puntos restantes del capítulo I.2 de PP será útil para

confirmar y precisar la interpretación hasta aquí esbozada. Es claro que conside-

rar al cuerpo como sujeto percipiente o consciente, equivale a declarar corporal

a la conciencia, como Merleau-Ponty advierte al examinar el tercer carácter del

cuerpo propio mencionado, bajo el título del “cuerpo como objeto afectivo”59. En

la experiencia del dolor que podemos sentir, por ejemplo, en un pie, el cuerpo

no consta como objeto exterior que causa el dolor, sino como sujeto que siente

el dolor: el pie está del lado del sujeto o de la conciencia, y no del objeto. Sin

embargo, el dolor “indica su ubicación, es constitutivo de un «espacio doloroso»”,

por lo que revela una conciencia situada o corporal60. Husserl, por su parte, efec-

tivamente aborda los “sentimientos sensibles” o las “sensaciones de placer y do-

lor” —comúnmente denominados “cenestesias”61 — en el §39 de Ideen II, pero

sus análisis sobre este punto difieren francamente en su sentido y función del

modo en que Merleau-Ponty los retoma. Por un lado, el que estas sensaciones

57 PP, p. 246. 58 Idem. 59 También en La Nature establece el mismo punto al referirse a Ideen II: “Así, yo me toco tocando,

realizo una especie de reflexión, de cogito, de aprehensión de sí por sí. En otros términos, mi cuerpo deviene sujeto: él se siente. Pero se trata de un sujeto que ocupa espacio […]”(p. 107).

60 PP, p. 110. 61 Cfr. Javier San Martín, “Apuntes …”, p. 150.

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

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Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 37

cenestésicas sean ubiestésicas las hace participar de la constitución del Leib, es

decir que “pertenecen de modo inmediatamente intuitivo al Leib en cuanto su

Leib mismo, como una objetividad subjetiva que se diferencia de la mera cosa

material Leib [materiellen Ding Leib] por todo este estrato de las sensaciones

localizadas”62. Sin embargo, por otro lado, Husserl enfoca su análisis en el hecho

de que, así como las “sensaciones sensibles” sirven como materia por medio de

la cual son aprehendidas las cosas sensibles, los “sentimientos sensibles” sirven

como materia por medio de la cual son aprehendidos los valores como correlatos

intencionales. Esto le es útil para enfatizar explícitamente que —como ya citamos

in extenso más arriba— las vivencias intencionales que dan sentido a estos ma-

teriales sensibles no están localizadas en el cuerpo, a pesar de que con frecuencia

nos expresemos de ese modo que él considera equívoco63. En suma, si para Mer-

leau-Ponty el dolor niega al cuerpo el carácter de mera cosa, lo muestra como

sujeto consciente, y a la vez señala una “corporización” de la conciencia, para

Husserl el dolor distingue al cuerpo de las demás cosas tornándolo “subjetivo”

(propio en sentido derivado o secundario), pero no sujeto (propio en sentido

propio o primario), por lo que subraya que la conciencia intencional que da sen-

tido no es corporal: el cuerpo no percibe, sino que la conciencia percibe a través

de sensaciones ligadas al cuerpo. En otros términos, para Husserl no cabe hablar,

como sí para Merleau-Ponty, de un cuerpo percipiente o, lo que es igual, de una

“intencionalidad corporal”, tema que nos conduce al último carácter del cuerpo

que PP retoma de Ideen II en el capítulo aquí analizado.

En efecto, en cuarto lugar, Merleau-Ponty menciona en un breve párrafo las

“sensaciones cinestésicas” como un rasgo que habría sido atribuido al cuerpo

para distinguir su movimiento del de los objetos exteriores. Bajo este título, se

refiere al hecho de que muevo directamente mi cuerpo: “no preciso buscarlo,

está ya conmigo”, mientras que sólo indirectamente y por medio de los movi-

mientos de mi cuerpo muevo otros objetos64. Menciona asimismo el movimiento

libre o voluntario: “las relaciones de mi decisión y de mi cuerpo en el movimiento

son unas relaciones mágicas”, pero enfatiza que lo que anteriormente se expre-

saba equívocamente bajo este título de “sensaciones cinestésicas” era el hecho

62 Husserliana IV, p. 153 / Z, p. 192. 63 Husserliana IV, p. 153 / Z, p. 193. 64 PP, p. 110.

38 ESTEBAN A. GARCÍA

38 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

de que el movimiento corporal apunta en todo su recorrido a un objetivo o situa-

ción final que lo estructura internamente65. Como es patente, Merleau-Ponty se

refiere en un párrafo, de modo más bien embrollado, a tres ítems que el análisis

husserliano de Ideen II diferencia con más precisión: el movimiento libre, las

sensaciones de movimiento, y la relación entre estas series de sensaciones ci-

nestésicas con su referencia objetiva, punto este último que el filósofo francés

pone en primer plano66. En Ideen II Husserl menciona —también como último

punto de sus análisis sobre el cuerpo propio— “la peculiaridad del Leib (en cuanto

Leib) de ser movido «espontánea» o «libremente» por la voluntad del yo”67. Sin

embargo, inmediatamente su análisis subraya que esta “peculiaridad” no significa

que el cuerpo escape absolutamente de su carácter cósico, el cual lo liga causal-

mente con las demás cosas físicas: el cuerpo puede también ser transportado,

presionado, arrojado, etc. y por un mero “cambio de aprehensión” puedo percibir

mi cuerpo “como una cosa que produce efectos en otras y en la cual otras pro-

ducen efectos”68. No es llamativo que Husserl sólo dedique aquí una sección muy

breve a esta cuestión. Por un lado, como ya observamos, para Husserl el movi-

miento libre por sí mismo no participaría directamente de la constitución del Leib

de no mediar las sensaciones ubiestésicas que acompañan tal movimiento. Por

otro lado, en la Sección Primera de la obra Husserl ya se había detenido larga-

mente en el hecho de que la serie de estas sensaciones cinestésicas o “motivan-

tes” (que son por sí mismas ubiestésicas) es paralela a una serie de sensaciones

de propiedades o “notas” objetivas (“motivadas” por las primeras): al mover li-

bremente la cabeza, por ejemplo, a cada trayecto corresponde una determinada

serie de sensaciones objetivas, “y esta libertad en la conciencia del transcurrir es

una pieza esencial de la constitución de la espacialidad” y de los objetos espacia-

les69. Al comentar más largamente este punto en uno de sus últimos cursos Mer-

leau-Ponty precisa la diferencia entre su visión y la de Husserl. Ciertamente,

afirma, como mostraba Husserl en Ideen II, “la cosa se me aparece como función

65 Idem. 66 Acerca del concepto husserliano de cinestesias, su origen y significado preciso, cfr. A. Serrano de

Haro, “Fundamentos …”, p. 195. 67 Husserliana IV, p. 160/ Z, p. 199. 68 Husserliana IV, p. 160 / Z, p. 200. 69 Husserliana IV, pp. 57-58 / Z, pp. 80-90.

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

39

Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 39

de los movimientos de mi cuerpo”70. Sin embargo, agrega Merleau-Ponty, “la

relación con mi cuerpo no es la de un Yo puro, que tendría sucesivamente dos

objetos, mi cuerpo y la cosa, sino que yo habito mi cuerpo y por él habito las

cosas”71. En suma, “para que haya una cosa, es necesario que ella se presente a

un sujeto encarnado, un Subjektleib”72. El concepto de “intencionalidad motriz”

que recorre las páginas de PP no apunta a otra cosa más que a esta identificación

del cuerpo con el yo percipiente: “El movimiento del cuerpo sólo puede desem-

peñar un papel en la percepción del mundo si él mismo es una intencionalidad

original”73. Es necesario, afirma así, considerar “la motricidad como intencionali-

dad original. La conciencia es originariamente no un «yo pienso que» sino un «yo

puedo»”74.

6. CONSIDERACIONES FINALES

Retomando los términos de Husserl citados supra, todo lo que reconocemos

como más o menos “propio” o “subjetivo”, en mayor y menor grado de cercanía

o de inherencia al yo, deriva tal sentido relativo de un sentido primario de “pro-

piedad” como identificación subjetiva, o, como también podría decirse, de una

experiencia primaria del yo. Este sentido o esta experiencia son, para Husserl,

los de la unidad o polarización de mis vivencias:

El yo es el sujeto idéntico de la función en todos los actos de la misma corriente de

conciencia; es el centro de irradiación o centro de recepción de radiación de toda vida

de conciencia, de todas las afecciones y acciones […]. Con otras palabras, todas las

polimorfas particularidades de la referencia intencional a objetos que se denominan

actos, tienen su necesario terminus a quo, el punto-yo, del cual irradian.75

Como vimos, de este sentido primario del yo no participa sino mediatamente

o “por transferencia” la corporalidad “propia”, en la medida en que algunos actos

70 Merleau-Ponty, La Nature, p. 106. 71 Ibidem, p. 107. 72 Ibidem, p. 106. 73 PP, p. 444. 74 PP, p. 160. Cfr. también por ejemplo PP, p. 128 (acerca de la “intencionalidad motriz”) y PP, p.

281 (acerca de una “nueva concepción de la intencionalidad”). 75 Husserliana IV, p. 105 / Z, p. 141-142.

40 ESTEBAN A. GARCÍA

40 Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018

intencionales (perceptivos), ellos sí propiamente “propios” o “yoicos”, se dirigen

a objetos por intermediación de ciertas vivencias (sensaciones) que se localizan

en el cuerpo, por lo que el cuerpo adquiere un carácter relativamente “propio”

de modo derivado.

Para Husserl, en suma, la conciencia intencional o el yo que percibe no es el

cuerpo. La perspectiva merleau-pontiana, en cambio, propone dar mayor crédito

a la experiencia de que “veo con mis ojos” en el sentido de que “mis ojos ven”,

de modo que el sujeto percipiente es “mi cuerpo”, o lo que es igual, el cuerpo

propio se identifica con el yo, es “propio” en sentido primario, y es él mismo

intencional. Desde esta perspectiva, no existe conciencia del yo más básica que

nuestra identificación con nuestro cuerpo, es decir que, como afirma Carman,

“para el momento mismo en que estamos en posición de adscribir experiencias

a sujetos, ya los entendemos primitivamente en términos corporales”76. Desde

una visión merleau-pontiana, en síntesis, nuestro sentido del yo es primitiva-

mente corporal mientras que, en contraste, como lo resume claramente Land-

grebe, para Husserl el cuerpo sentiente y cinestésico, en cuyo análisis Ideen II

se detiene tan extensa y lúcidamente, “es considerado luego como no relevante

en lo que respecta a la determinación de lo que yo mismo soy en cuanto un yo y

al modo en que soy consciente de ello”77.

En torno a esta última conclusión, puede agregarse el dato llamativo de que

Husserl mismo reconoció una curiosa analogía entre la “polarización” o “centra-

lización” de las vivencias en el yo (polarización que es la definición misma del yo

puro), y la polarización del espacio percibido en el cuerpo propio: “La estructura

de los actos que irradian del centro-yo, o el yo mismo, es una forma que encuen-

tra una analogía en la centralización de todos los fenómenos sensibles en la re-

ferencia al cuerpo”78. Husserl reconoce, aún más, que es lo “espacial” o lo “cor-

poral” aquello que “da origen a la imagen” de la centralización, la polarización, la

irradiación y “la dirección que parte de un punto”, imagen a la que recurrió para

definir el yo puro79. Sin embargo, tras esta observación, Husserl deja abierto un

76 T. Carman, “The Body in Husserl …”, p. 223. 77 L. Landgrebe, “Regiones del ser …”, p. 246. 78 Husserliana IV, p. 105 / Z, p. 142. 79 Husserliana IV, p. 106 / Z, p. 142 (“espacial” consta en la versión establecida para la publicación

mientras que “corporal” consta en la versión de Landgrebe, como se indica en nota: cfr. Z, p. 468, nota 77).

¿EN QUÉ SENTIDO MI CUERPO ES MÍO?

41

Investigaciones Fenomenológicas, n. 15, 2018 41

interrogante: “La cuestión es si estas imágenes tienen un significado primigenio

y expresan una analogía primigenia”. Y añade: “La aclaración más precisa de la

analogía señalada requeriríra consideraciones sistemáticas propias. […] Habría

que considerar cuán lejos se llega por esta vía”80. Continuando por esta vía, acaso

podría considerarse que si el concepto del yo como polo de irradiación de viven-

cias sólo se concibe por analogía con el del cuerpo propio como centro de orien-

tación espacial, esto es a causa de que el sentido primario del yo reside precisa-

mente en este último. Pero es evidente que esta no es la dirección que Husserl

habría seguido en el análisis de esta analogía, a riesgo de tener que reformular

profundamente su concepción más básica y persistente de la subjetividad.

BIBLIOGRAFÍA

BEHNKE, Elizabeth, “Edmund Husserl’s Contribution to Phenomenology of the Body

in Ideas II”, en Thomas Nenon-Lester Embree (eds.), Issues in Husserl’s

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